Caño Cristales

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

CAÑO CRISTALES, “EL RÍO QUE SE ESCAPÓ DEL PARAÍSO”….

Para cualquier colombian@ de a pié, de los comunes y corrientes que como usted
o como yo, caminamos por nuestros campos y ciudades; hasta hace poco menos
de una década era impensable programar o aventurarse a visitar un paraje como
este, de la exótica y hermosa Colombia. Seguro que sí. Porque es que esta área
toda su vida ha estado custodiada, resguardada y cautelosamente esquiva por
cualquier cantidad de presuntos dueños que en el nombre de “La Patria”, a los
colombianos de generaciones nos negaron la posibilidad de si quiera poder soñar
con ella, menos de conocerla. Hoy, por uno de esos avatares de los que la
historia de la amada patria está llamando a rendir cuentas, el acceso resulta
menos restringido y más generoso en sus bondades al ojo del que
respetuosamente desee conocerla.

Una vez allí, el llamado es a emanciparse en medio de un banquete


geomorfológico y de fauna y flora. Cuenta la leyenda que La Macarena es una
prolongación hacia el occidente del Escudo Guyanés de Venezuela, Guayana y
Brasil, cuyas rocas son consideradas las más antiguas del planeta. No por nada
sostiene algún científico que La Serranía de la Macarena es el lugar más rico en el
mundo en formas de vida animales y vegetales. Existe desde antes de que
existiera nuestra gran Cordillera de Los Andes. Es conocida como "la semilla de la
biodiversidad del país" porque a partir de allí, hace millones de años empezaron a
distribuirse las especies.

Es decir, mis pies y los pies de todos los que por allí pasaron, caminaron sobre lo
que queda de la evidencia de las primeras formaciones de nuestros inicios
planetarios. Para completar el banquete, La Macarena sigue teniendo una
singular importancia biológica a nivel mundial ya que intercambia biodiversidad
con tres ecosistemas estratégicos por lo ricos en su diversidad de flora y fauna
que los obtiene de la Cordillera de los Andes, los Llanos Orientales y la Selva
Amazónica.

En las entrañas de este ecosistema estratégico se encuentran una diversidad de


ríos llamados “Caños” como el "Río de los Dioses"; o Caño Cristales. Un río corto,
de lecho rocoso, con una belleza indescriptible que en alguna oportunidad algún
viajero le llamó “el río que se escapó del paraíso”, y un poeta le llamó “el arco iris
que se derritió”. Del Arco Iris tomó el Amarillo, azul, verde, negro y rojo, pues son
sus cinco colores mágicos y emblemáticos. Pero lo más maravilloso fue descubrir
que allí existen otros caños como “Caño Canoas”, “Caño Siete Machos”, “Caño El
Indio”, tan hermosos o quizá hasta de mayor magia que el primero.

Los pequeños pozos circulares o marmitas vestidos con las plantas acuáticas de
color rojo lo toman de una especie de planta endémica llamada Macarenia
clavigera. Lo que hace que el Arco Iris se vuelva río en todos estos Caños, es un
mágico ciclo natural que en el planeta sólo se ve en este lugar. Este fenómeno es
permitido gracias a unas plantas acuáticas conocidas científicamente como
"podostemonaceas". Estas plantas, no algas; tienen un ciclo natural
absolutamente hermoso. Y es gracias a ser penetradas por el agua y el sol, a las
condiciones biogeográficas de los ríos, a las composiciones físico-químicas de sus
aguas, a las formaciones rocosas guyanenses del suelo y bueno a los mágicos
milagros de la Madre Tierra que toman estos colores y destellan manantiales de
belleza natural y visual.
Cuando se está allí, hay que entrar en armonía con la energía del lugar para que
se pueda apreciar en su máximo esplendor. Importante cuidarse de no pisar las
plantas, son únicas en el mundo y no queremos que por la carga de visitantes se
nos acaben.

Para llegar a Caño Cristales, es necesario viajar al área urbana del municipio
de La Macarena (Meta) por tierra o por aire en rutas comerciales, desde donde el
caño dista a 10k. Alguna moto o camioneta por tarifa negociada, te acerca a la
sede de CorMacarena la autoridad ambiental del área protegida, en donde se
tramita un permiso, se paga el impuesto de derecho de entrada y guía, se recibe
una charla ambiental y finalmente se hace el recorrido que puede variar de dos a
cinco o más horas, dependiendo de la oferta ambiental del día y de las
necesidades del visitante. En La Macarena se consigue lo necesario para la
estadía: Hotel, comida, servicio de internet etc.

También podría gustarte