Movimiento Social Campesino
Movimiento Social Campesino
Movimiento Social Campesino
Un
panorama amplio de su organización, demandas y repertorios de
acción.
Asesor
Universidad de Antioquia
Departamento de Sociología
El Carmen de Viboral
2019
Resumen:
ejercicio de estado del arte. Diferentes etapas socio-históricas claves son analizadas,
de 1936; pasando por la época de La Violencia entre los años 1940-1950 y su papel en
de Usuarios Campesinos –ANUC; y culminando con los años comprendidos entre 1980-
Abstract:
This work is a documentary study focused on understanding the role of the peasant
movement and social protest in Colombia during the twentieth century, this throughout
an exhaustive state of the art research. Different key socio-historical stages are
analyzed, beginning in the decades of 1920s to 1930s, with the beginning of the first
small and medium peasant organizations and the conjuncture of the Land Law 200 of
1936; moving through the “The Violence Era” between the years of 1940-1950 and its
role in the crisis and war in the Colombian countryside; subsequently re-evaluating the
Frente Nacional in the 1960s and 1970s and the important role of the Asociación
Nacional de Usuarios Campesinos -ANUC; and culminating with the years between
1980-1990 and the transformations in the demands and action repertoires of the
A mi madre María Eugenia y mi padre Jorge, por ser no solo mi apoyo material sino
de la existencia. A mi hermano, mi abuela y mi tía, por ser parte de ese reducido grupo
de seres humanos a los que puedo llamar familia. A Meli, por ser aquella persona que
durante muchos años de recíproco cariño. A mis colegas y profesores, que, entre tinto,
lo desconocido y por lo que sabemos que puede cambiar. A mis amigos de estudio y
andanzas, que me sacaron en muchos momentos de las monotonías a las que nos somete
inmenso interés por un cúmulo de conocimientos que no sabía ni lo que eran cuando
Pág.
Introducción 1
1. Estado del arte sobre estudios referentes al movimiento agrario en Colombia:
antecedentes, momentos y coyunturas claves del movimiento social
campesino 4
1.1. El movimiento campesino antes de 1920 4
1.2. Primeros alzamientos campesinos: 1920, la década de la crisis económica
mundial. 8
1.3. ¿Reforma agraria fallida? 1930-1940: reformismo liberal y ley 200 de 1936. 15
1.4. La Violencia y crisis del Movimiento Social Campesino: 1950-1960, guerra
en el campo colombiano. 27
2. El Frente Nacional y las décadas de 1980 y 1990: un nuevo escenario de la
sublevación campesina 35
2.1 La ANUC y la organización campesina desde arriba. Las décadas de 1960 y
1970. 35
2.1.1 La caída de la “dictadura”, los nuevos focos de violencia armada y la nueva
reforma agraria: 1958-1966. 36
2.1.2 La década de la reforma agraria y la Asociación Nacional de Usuarios
Campesinos –ANUC- ¿un movimiento campesino del Estado?: 1966-1974. 39
2.1.3 El fin del Frente Nacional y el resquebrajamiento de la Asociación Nacional
de Usuarios Campesinos -ANUC. Un nuevo desmonte de la reforma social
agraria: 1974 a inicios de los años 1980. 57
2.2 Las décadas de 1980 y 1990: nuevas demandas y nuevos repertorios. ¿El fin
de los viejos movimientos sociales? 64
3. Conclusiones bajo una mirada sociológica general sobre los estudios del
movimiento agrario en Colombia durante el siglo xx. 80
3.1. Principales discusiones, puntos de encuentro y oposiciones académicas. 81
3.2. Crítica a fuentes y metodologías de análisis. 87
3.3. ¿Qué queda por hacer? Algunos vacíos investigativos. 90
Bibliografía 93
Introducción
culturales de diferentes sectores subalternos, en este caso, del sector campesino. Es por
esto que se busca aquí realizar un ejercicio de estado del arte sobre dicha cuestión a
fuentes.
Cualquier ejercicio de estado del arte se debe preocupar por mostrar las diferentes
este trabajo rondará entre generalizaciones teórico-prácticas que han abordado los
El periodo que será abordado estará comprendido por diferentes momentos y etapas
desde la discusión y aplicación de la ley 200 de tierras, a otras formas más complejas de
1
se quedarían en reivindicaciones regionales. También se dará relevancia en los finales
énfasis en el Frente Nacional dado entre los años 1958-1974, coyuntura que, a pesar de
histórico más trascendental del movimiento agrario en el país con la ANUC, el cual es
tal vez el único movimiento social campesino de talante nacional en Colombia. Para
finalizar, los años 1980 y 1990, junto con la entrada del siglo XXI, serán un último
clásicas por la tierra, a unas mucho más identitarias, culturales y jurídicas como los DD.
otros aspectos, que permitan comprender cómo se han entendido, desde el ejercicio del
rigor científico, las diversas formas de expresión que históricamente han transcurrido en
nacional, como regional y local, en etapas específicas como los años 1920 y la crisis
económica mundial, los años 1930 con la ley 200 de tierras y la décadas de 1940 y 1950
colombiano. El segundo momento comprenderá la segunda mitad del siglo XX, es decir,
el transcurso histórico del Frente Nacional y las dos décadas previas a la entrada del
2
con el naciente enfoque de Nuevos Movimientos Sociales, el cual también tocaría a las
los autores retomados, además de una breve, pero importante crítica a fuentes y
Cabe aclarar que este trabajo no pretende establecerse como una labor acabada y
totalizante de la forma en como se ha abordado el fenómeno social tratado, sino que, por
específicos de todo aquel que se interese por comprender el papel del campesino como
mejor y casi única manera de hacer notar o manifestar sus intenciones, tanto históricas
3
1. Estado del arte sobre estudios referentes al movimiento agrario en
Si bien este trabajo parte de hipótesis que es desde la década de 1920 que se pueden
se puede hallar en Legrand, C (1988), una importante referente para retomar y plantear
diversos medios tanto jurídicos como físicos para reclamar al Estado colombiano de
finales de siglo XIX su acceso a la tierra, configurando estas circunstancias que desde
1874 hasta 1920, la determinación del colono por preservar su independencia diera
“Antes de 1874 eran pocas las opciones de que disponían los colonos independientes
amenazados por los grandes empresarios. O bien aceptaban contratos de arrendamiento,
con lo cual podrían seguir trabajando las tierras que habían abierto, aunque en
4
condiciones desfavorables, o bien rehusaban los contratos y se iban a otra parte. La
decisión de quedarse o de emigrar, adoptada individualmente por cada familia,
implicaba la inexistencia de una organización colectiva. Sólo en las poblaciones
antioqueñas hubo oposición abierta a los grandes terratenientes que reafirmaban sus
derechos al territorio donde se habían establecido las poblaciones” (Legrand.
1988, p.92-93)
Se puede partir entonces que desde 1974, cómo lo expone Legrand, C (1988), colonos
empresarios agrícolas en muchas regiones del país, aprovechando estos primeros que
entre 1974 y 1982 el gobierno nacional expidió dos leyes nacionales que respaldaban
sus derechos. “De acuerdo con las reformas contenidas en las leyes de 1874 y 1882,
propietarios rurales que tenían problemas con colonos debían iniciar un juicio plenario
de propiedad contra ellos. Para ganarlo, el demandante debería presentar títulos escritos
a ocurrir que, si tales títulos de los empresarios eran válidos -asunto que ocurría pocas
veces- no se podía desahuciar legalmente a los colonos sin haberles pagado su trabajo
tuvo un efecto profundo en la manera como los colonos percibían su propia situación.
Muestra Legrand, C (1988) citando al Archivo nacional de Colombia -ANC-, que “entre
1874 Y 1920, los colonos enviaron centenares de peticiones a las autoridades de Bogotá
del gobierno” (p.93). En este mismo archivo en la sección Baldíos, existen más de
cuatrocientas de esas peticiones durante el mismo periodo, cada una firmada por entre
5
por lo tanto debían pedirles a sus vecinos que si supieran que firmaran por ellos usando
otras formas o canales institucionales como era el de inscribirse en las listas municipales
que los inscribieran en dichas listas, con la esperanza de reforzar así sus aspiraciones a
cómo lo era el caso de algunos -pocos- colonos que apelaron a hojas sueltas, panfletos y
mejor manera las leyes que los favorecían, comenzaron a quedarse en las parcelas que
investigaba el caso, configurando esta acción que los “propietarios” entraran en contacto
con las autoridades locales para desalojarlos, pero las familias de colonos hacían todo lo
autoridades locales al regresar a trabajar sus tierras, una vez que la policía se había
retirado. Ejemplos de estos la autora retoma varios archivados en el ANC; estos son
En algunas áreas, grupos de colonos desafiaban abierta y persistente mente los atentados
hechos por los terratenientes y autoridades para desalojarlos. En 1906 en Garzón (Huila)
los colonos que ocupaban parte de la Hacienda Laboyos se negaron a reconocer los
títulos de los presuntos propietarios, los cuales fueron confirmados varias veces en los
tribunales. El alcalde tuvo que efectuar sucesivos desahucios. Un año después, un tal
Ricardo Vejarano de Cajibío y El Tambo (Cauca) solicitó protección contra más de
cincuenta familias indígenas quienes, según él, estaban usurpando a guisa de colonos
6
sus tierras de "Dinde", y quienes pedían que se les adjudicaran sus parcelas e incitaban
en contra suya a los arrendatarios. Incluso tras destruirles sus chozas y obligarlos a
depositar fianzas, no logró hacerles admitir que tenía derecho legal a la tierra.
(Legrand.1988, p.97-98).
Otra característica notable de este periodo fue el papel que jugó un sector de la clase
media colombiana de finales de siglo XIX en este conflicto agrario: los tinterillos.
de una escritura o lectura del asunto, y en este contexto cultural personajes familiares de
hicieron el papel importante en algunas de las disputas de informar de sus derechos a los
de finales del siglo XIX que introdujo la sociología en la década de 1980 en el plano
nacional, es citado por Legrand, C (1988) y expresa la concepción que se tenía en este
siglo sobre estos tinterillos cómo “juristas autodidactas cuando los definió como
"Ieguleyo(s) ignorante(s) que defiende(n) causas justas pero que enreda(n) los pleitos"
(p.99). Dando a entender que algunos de estos “hombres de buena fe” trataban de
procurarse ingresos al informar a los colonos llevados por un interés personal. Sin
acá durante este periodo, retomando la tesis de Legrand (1988), “formaron base en un
7
combinación es históricamente específica de Colombia” (p.99). Este esbozo muy
importante porque evidencia que no solo a partir de 1920 hace ebullición un primer
momento de movilización campesina. Los procesos más complejos que inician durante
gran extensión rural colombiana de finales de siglo XIX y principios del XX, a las
cuales al parecer nunca se les prestó mucha atención y tampoco mucho fue su efecto
práctico, pero ahí estuvieron y su mención son importantes para complementar los
mundial.
Hacia los años 1918-1930, Colombia continuó siendo un país predominantemente rural,
país. En 1918 la población rural era de 4.625.000 habitantes, que equivalía al 79 por
ciento del total de habitantes del país, y la urbana era de 1.231.000 personas que sólo
representaban el 21 por ciento (Vega, R. 2004, p.11). Para los años 30 esta brecha
un poco más de 10 años la población urbana había pasara del 21 al 24 por ciento, no
asunto que solo iniciaría a materializarse entre la mitad del siglo XX y el Frente
Nacional.
8
Al mismo tiempo, cómo lo desarrolla también Vega, R (2004), la estructura agraria
la Costa Atlántica y en algunos lugares de los Llanos Orientales, las haciendas cafeteras
Nariño y algunas de las zonas de colonización que se habían abierto desde el siglo XIX
con el papel del colono expuesto en el sub-capítulo anterior. ¿Qué plantean algunos
autores leídos entonces sobre la aceptada tesis de que el inicio del movimiento social
Gilhodes, P (1974) defiende que desde mediados de 1917 y sobre todo en 1918,
acciones de disturbios en las zonas urbanas del país. Dos serían los epicentros de esta
agitación rural: primero, las plantaciones bananeras de la United Fruit Company cerca
Una huelga explotó en las plantaciones de banano y café; los campesinos quemaron los
edificios públicos de Viotá y se negaron a trabajar sin un alza de salarios y una mejora
en las condiciones de vida y vivienda. La huelga provocó gran alarma a los propietarios,
que vivían usualmente en Bogotá y fueron capaces de presionar al gobierno para que
enviara tropas (Gilhodes. 1974, p.32)
Según este autor, aunque el gobierno reaccionó ante estas primeras movilizaciones
9
año 1919 se concediera a el derecho a la huelga para los trabajadores a nivel nacional
Por otra parte, Bohórquez, J; Alturo, G & Peña, L (2011) consideran que en la década
de los años veinte, luego de la fundación del Partido Socialista Utópico en 1922, se
las que surgirían en Colombia las primeras organizaciones sociales populares, entre
estructura agraria, que, cómo se mencionó anteriormente, estaba compuesta por diversas
expandirse extralegalmente sobre las tierras campesinas sino que reclutaba mano de
“proletarización campesina”, que se dará en una primera fase durante las décadas de los
1920 y 1930, pero que será una lógica recurrente durante el futuro proceso agrario del
país.
latifundios ganaderos en la Costa Atlántica, donde, según Vega, C (2004) desde finales
del siglo XIX, la ganadería fue desplazando a las actividades agrícolas mediante la
10
compartido el suelo con los ganaderos (p.11-12). Esto implicaría una subordinación de
los campesinos a la siembra de pastos, actividad que era prioridad los grandes
a la economía campesina.
zonas del país como Santander, Cundinamarca, Tolima, Antioquia y Caldas, se había
consolidado durante la segunda mitad del siglo XIX, pero tenía variantes regionales
diferente por Vega, R (2004), ya que este autor considera que “el conflicto agrario en
Colombia en este período se extiende más allá (…), pues en realidad se prolonga hasta
la promulgación de la Ley 200 de 1936, cobrando fuerza tras la crisis económica que se
inicia en 1929 (p.19), aunque también reconoce que las luchas agrarias empezaron a
1
Término designado para un lote de cafetos
11
trascender por el impacto de otras luchas populares durante los 1920, fenómeno
respecto que:
Tanto el impacto ideológico de las luchas adelantadas por otros sectores como el
aumento de los precios del café a comienzos de esa década desataron las luchas
agrarias. En Viotá se presentó una primera manifestación de esa lucha en 1918, cuando
un grupo de trabajadores de algunas haciendas protestaron contra los bajos salarios y las
condiciones de trabajo y de vida. Ese fue sólo el preámbulo de la lucha de las haciendas
cafeteras en el centro del país, donde 36 de las más grandes fueron el epicentro del
conflicto agrario entre 1925 y 1933 (Vega. 2004, p.22)
Regresando a Bohórquez, J; Alturo, G & Peña, L (2011), estos plantean que el contexto
entrante de las luchas sociales de los años 20 del siglo XX se agudiza a mediados de
12
Y estas primeras reivindicaciones campesina organizadas, aliadas con el también
cuales lograron para 1926 conformar con ingentes esfuerzos el Partido Socialista
campesino boyacense Juan de la Cruz Varela. Pero la tal vez lucha agraria más
compañía United Fruit Company había configurado en la zona del Magdalena durante la
en un factor emotivo, que unido a la depresión de 1929, produciría la caída del régimen
los bajos precios del producto, protagonizaron una insurrección que quedó enmarcada
la insurrección tuvo lugar, pero fue inmediata y duramente reprimida y buena parte de
13
los sublevados fueron masacrados por las fuerzas de seguridad del Estado. (Bohórquez,
Estos ejemplos citados anteriormente son solo para mostrar algunos de los más
relevantes escenarios de las protestas campesinas de los años 20, pero no son los únicos.
Según datos oficiales, recogidos por la Oficina General del Trabajo, entre 1925 y 1930
Haciendo hincapié en las zonas cafeteras, pero sin olvidar las zonas de gran tenencia
latifundista, puede verse desde el punto de vista cuantitativo que el conflicto rural
aparentemente no tuvo mucha fuerza durante esta época; pero lo que se le debe prestar
lo interpretan los autores, por conflictos de cohorte regional, ya que las variantes de la
estructura agraria colombiana son diversas, a pesar de que la gran propiedad latifundista
es predominante. Por esto las luchas campesinas de esta década se centraron en muy
epicentros regionales de estas dinámicas del MSC mas incipiente de los años 20, que
rural colombiana como de las iniciativas campesinas, motivadas por las mismas
demandas históricas hasta la época, principalmente el acceso legal a “la tierra para el
que la trabaje”
14
1.3. ¿Reforma agraria fallida? 1930-1940: reformismo liberal y ley 200 de 1936.
La década de los años 1930 se caracterizó por un antecedente económico que no puede
ser obviado por ningún análisis sobre cualquier tema referente a la época: la crisis o
Esta crisis representó un retroceso en políticas económicas realizadas por el país años
antes, afectando estas claramente tanto al sector urbano como al rural. La principal
incidencia, para efectos de este trabajo, se puede hallar en que esta parálisis económica
nacional causó una desocupación de los principales centros urbanos (en inicial
crecimiento demográfico) del país, haciendo esto que se diera un regreso al campo por
gran parte de “trabajadores sin oficio” que vegetaban en dichos centros poblados. El
Estado colombiano, comandado por la nueva élite liberal que tomaba el poder luego de
más de 30 años sin estar en él, se vio obligado a buscar soluciones a estos problemas de
para este periodo, iniciando así un periodo de modernización preocupado por parcelar
agrícola del país, provocaría una sobreproducción que traería consigo una disminución
15
Lo más importante de la constante mención del desplazamiento de lo urbano hacia lo
rural por parte de muchos trabajadores radica en que el obrerismo de los años 20 ya se
cómo se hizo referencia en el subcapítulo anterior; haciendo esto que para los 30 estas
masas obreras llevaran dichas ideas e ideologizaran mucho más las luchas
Lo que sí es claro es que la década de los años 30 significó para los campesinos del país
Gilhodes, P (1974) plantea que, para los primeros años del gobierno de Enrique Olaya
cuestión indígena en zonas marginales del país como el sur del Tolima, el norte del
Cuca y la sierra nevada de Santa Marta. Este último conflicto no será abordado ni
Por otra parte, los dos primeros factores son fundamentales para entender el papel del
campesino durante los años 30s y 40s, como años previos a La Violencia. El primer
huelgas y manifestaciones en zonas del bajo rio Bogotá como Viotá, El Colegio y
2
Para este periodo los principales referentes ideológicos de estas ideas comunistas se encontraban en
el marxismo-leninismo ubicado geopolíticamente en la revolución del 17 de octubre en la URRS, pero
para periodos posteriores cómo en la mitad del siglo XX, estos referentes se expanden también a
influencias de la China maoísta y la cuba revolucionaria guevarista.
16
Anolaima y otras acciones campesinas en el departamento del Valle. Los segundos
conflictos por la propiedad de la tierra se vieron enmarcados durante los primeros años
de la década de los 30s sobre todo en la zona del Sumapaz, donde terratenientes y
primeros. Según Gilhodes, P (1974) se puede identificar que “en el primer tipo de
joven abogado Jorge Eliecer Gaitán”. En ambos casos los campesinos de las regiones de
más conflicto agrario por esos años fundaron sindicatos o ligas campesinas, pero lo más
común fue ver la figura del sindicato en el primer tipo de conflicto y las ligas en el
comunista (de incidencia soviética marcada) por un lado y el naciente gaitanismo por el
Estas dos fuerzas políticas, como lo indica Archila, M (2004), muestran para este
cumplieron, generando una frustración popular que sería recogida por estas dos
Para 1933 el parlamentario Jorge Eliecer Gaitán, hasta ese momento militante de un ala
UNIR, la cual hasta 1935 agruparía la mayoría de sectores rurales de diversas zonas del
Magdalena o Bolívar), el cual sería un partido creado a imagen del APRA3 en el Perú.
3
Alianza Popular Revolucionaria Americana o conocido también como el Partido del Pueblo o el Partido
de la Estrella. Fue un partido político peruano inicialmente proyectado a escala continental (APRA), de
17
Ambos movimientos, los comunistas y los uniristas, chocaban con bastante frecuencia
en zonas rurales del país y se consideraban enemigos, ambos queriendo llevar por
en 1934 significaría entonces un hito histórico para muchos sectores del país, pero sobre
todo para el sector rural colombiano. Este llegaba al poder en un contexto de conflictos
campesina durante la primera mitad de la década de los 30s a nivel nacional, enmarcada
sobretodo en regiones donde se dieron ocupaciones y tomas de tierras4 por parte de ligas
postura afín a la centroizquierda y miembro de la Internacional Socialista fundado por Víctor Raúl Haya
de la Torre en 1924 con la finalidad de formar una red de movimientos sociales y políticos
antiimperialistas en América Latina.
4
Durante las décadas de los años 20s y 30s, esta fue repertorio de acción principalmente usado por los
campesinos colombianos, enmarcada esta forma de acción en una lucha directa, como lo teorizaría el
sociólogo Sídney Tarrow posteriormente.
18
Económica Nacional: APEN, como una asociación gremial y política de latifundistas
mando, el cual tenía toda la intención de emprender dicha reforma agraria, la cual se
daría a conocer como ley 200 de tierras tan solo un año después en 1936.
Esta reforma, es la primera de este tipo llevada a cabo en la historia del país, incluyó
sobre las tierras de los patronos, así como el mejoramiento de las condiciones laborales
para los jornaleros (Mora, O. 2010, p. 161). La cuestión que en apariencia pretendía
sus rentas.
terratenientes, la forma en la que se pensó para hacer esto, era mediante la posibilidad
territorios que no les pertenecían. Igualmente, prohibió los desalojos de los campesinos
que invadían territorios ajenos y facultó al Estado para expropiar tierras en caso de que
5
Fals Borda, O (1975) muestra como el sector terrateniente temeroso de que la ley 200 de tierras
favoreciera al campesino colombiano con los lemas “revolución en marcha” y “la tierra para el que la
trabaje” se organizaron bajo esta asociación e incluso llegarían a expulsar arrendatarios y aparceros en
diferentes haciendas, siendo el caso más conocido el de Fusagasugá entre los años 1933-1938 (p.119-
120)
19
fuera necesario. Además, decretó la extinción del dominio a los 10 años, es decir, que, si
de la ley, podía ser expropiada por el Estado y entregada a campesinos sin tierra; ardua
y utópica labor era la que se debatía en el congreso desde 1933. (Mesa, 1972, pág. 88).
capitalistas, para lo cual era de suma importancia sanear los títulos de propiedad a fin de
que pudieran acceder al crédito los hacendados, y con esto poder tecnificar las
Resumidamente la ley 200 tocaba 4 ejes vertebradores del conflicto agrario que
acontecía por eso años, pero que debía verse como un problema histórico del campo
privada y la estatal, 2). El problema de las parcelaciones, 3). La cuestión con los
problema se puede ver básicamente como la cuestión azarosa de los títulos de propiedad
que desde la corona hasta la república de Colombia se había consolidado, donde para
los años 20s y 30s del siglo XX los colonos y arrendatarios habían tenido cantidad de
problemas con propietarios de inmensas tierras por negarles el derecho a la parcela que
trabajaban, pasando en conflicto de una primera instancia jurídica a una física. Para
privada por medio del cual se buscaba separar la propiedad privada de los baldíos
nacionales para evitar las confusiones existentes entre una y otra” (Tovar, H. 1975,
20
p.40), pero hasta 1936, 5 años después, el Estado había sido incapaz de solucionar
dichos conflictos6.
Ocurrido esto, la ley 200 de 1936 vio como solución a esta falta de concertación entre
este segundo punto el Estado colombiano compró a muchos hacendados parte de sus
Por ejemplo las tierras de Dindo y Ortega en el departamento del Cauca, las adquirió el
gobierno en 5.000 pesos y las de Doa en Tolima en 20.000, con el fin de dar término a
los múltiples conflictos entre propietarios y colonos (…) Es decir, el gobierno
legalizaría una situación de hecho y pagaría a la compañía dueña de la hacienda (la
sociedad Francisco Vargas y Hermanos) lo que le exigía por la tierra (…) Por la
resolución Nº 31 de marzo 17 de 1934 se adquirió la hacienda, destinándose sus tierras a
ser parceladas y adjudicadas a los cultivadores, preferencialmente a los que ya
trabajaban en ella (Tovar. 1975, p.42)
hectáreas a 50 familias de colonos cultivadores, es decir, que esta ley 77 de 1931 solo
había entregado 2 hectáreas de tierra a cada colono “para que siguiera reinando su
miseria (Tovar, H. 1975, p.43). Y esta situación fue la que intentó atender la ley 200 de
1936 como segunda problemática, la cual despertaría a la par el conflicto por diferenciar
entre las demandas entre colonos y arrendatarios, las cuales variaban en algunos
aspectos.
6
En ese estudio jurídico de títulos de propiedad se encontraron 3 tipos de situaciones: a). Título
originario del Estado con condición de trabajo por un tiempo determinado, b). Título originario de la
Corona Española difíciles de identificar, y c). Falta absoluta de título originario (Tovar, H. 1975, p.40)
21
Por último, la colonización marginal fue el cuarto punto al que la reforma agraria de
1936 tuvo que enfrentarse, puesto a que desde 1930 el Estado estimulaba colonizaciones
emigraban a estas zonas, era poco lo que podían hacer los campesinos colombianos por
agrarios, en Fusagasugá, el oriente del Tolima y el Alto Sumapaz de los años 30, los
cuales tuvieron relación no solo jurídica sino también política con la ley 200 de 1936,
son descritos fríamente por Palacios, M (2011) “como minorías ruidosas que se
movilizaron por la tierra en Colombia en los años treinta. Las protestas campesinas de
esta década formaban pequeñas manchas en la historia social llevadas a cabo por
Este análisis es común entre los académicos expertos en el tema debido a que el
república liberal mencionada desde el inicio de este capítulo. Las propuestas de los
campesinos dieron paso a que la clase política propusiera cambios, gracias a esto fue
posible que la clase política modificara su percepción sobre la vida rural, pero, aunque
22
la desigualdad social, atraso técnico y concentración de la propiedad agraria en el país.
otro lado, los campesinos del Tequendama y Sumapaz no se movilizaron por miedo al
acoso capitalista o a las instituciones nacionales del Estado, no condujeron a una gran
individualista, más que arrancar el cerco capitalista. Se puede decir entonces que los
moral” sino que lucharon para ingresar, por decisión propia y como ciudadanos iguales,
a la compleja sociedad nacional. Querían alcanzar las ventajas del sistema de pequeños
Este breve resumen de la ley 200 de reforma agraria en 1936, que es el principal
las concesiones laborales, comenzando por el estímulo a una organización nacional, que
el sector agrario, se vieron cobijados por un breve lapso de tiempo por el Gobierno
nacional, hasta el punto que la forma de gobernar de López Pumarejo unificaría a las
23
en crecimiento en algunas regiones del país y el partido comunista (enemigo en el
campo del gaitanismo) que difícilmente podía pasar a las vías de hecho, como
claramente ocurrió, “De ahí que el mismo López haya declarado una “pausa” al final de
su mandato, interludio que intentó mantener el centrista Eduardo Santos en los difíciles
haciendas en el municipio de Yaguará, situadas en lo que había sido alguna vez tierras
cuales murieron en peleas posteriores con los propietarios dela finca La Palma.
Fals Borda, O (1975) plantea también que en general, el MSC se fue aquietando, fuera
por la represión del Estado, las ventas y créditos de lotes que se habían hecho a los
antiguos luchadores a través de la ley 200 o por su desplazamiento a zonas aún más
marginales, “pero la experiencia fue importante: en solo 18 sitios estudiados del país se
número total debió ser mucho mayor en todo el país” (Fals Borda, O. 1975, p.120).
como lo defienden Gilhodes, P (1974) & Fals Borda, O (1974). El movimiento comenzó
trató de reducirlo. También ocurrió lo mismo con la división entre las tendencias
gaitanistas y comunistas que se dio a la par del auge del MSC. Como conclusiones
generales de estas dos décadas de movilización campesina (las décadas de los 20s y 30s)
24
se pueden discutir las tesis de Gilhodes, P (1974), para el cual estas dos etapas del MSC
que otra lección dejada por estas dos décadas de movilización dejaron claro que los
movimientos campesinos colombianos de estos años7 están sincronizados con las fases
del ciclo económico de cada país en su contexto determinado, el cual Bejarano (1983),
siguiente forma:
Wolf ha propuesto un esquema que permite relacionar las formas de protesta rural con
las fases de la hacienda en el contexto de una economía agro-exportadora, lo que
muestra claramente como la experiencia colombiana en términos generales no difiere
mucho de la experiencia de aquellos países latinoamericanos que han experimentado
movimientos campesinos (…) Una primera fase de expansión en la que la hacienda
domina la estructura económica, social y política de las zonas rurales, la hacienda tiene
un apetito voraz por la tierra, ampliando sus fronteras no tanto para aumentar la
producción cuanto para someter a los hombres a trabajar para ella; su ampliación se
apoya en la absorción de la "franja de pioneros" que abren la frontera pero que más
tarde serán expulsados (…) En la segunda fase, la de consolidación y estabilización,
la hacienda coexiste con otras formas de producción, con nuevas empresas agrícolas y
no agrícolas más intensivas en capital y con una mayor ocupación de mano de obra
asalariada en vez de trabajo servil no remunerado, creándose sobre las haciendas una
presión del mercado de trabajo recién constituido (…) Pero cuando las elites comercial
e industrial tratan de ampliar el mercado interno de mana de obra y de mercancías,
tienen que confrontar el hecho de que la prolongación del dominio de la hacienda
perpetua patrones de producción y consumo muy restringidos. Esta confrontación
inicia la tercera fase, la de declinación de la hacienda, o bien porque ella cambia su
“modus operandi” a la forma de capital intensivo o porque desde fuera se rompen los
sistemas de trabajo, por factores políticos o económicos, o por la apertura de
oportunidades en otros sectores. (Bejarano. 1983, p. 273-274)
7
Y la discusión se puede extender a las características que veremos luego del MSC en Colombia
25
Analizando más detenidamente lo planteado por Bejarano, J (1983), se puede entender
que la primera fase propuesta por Wolf, en el caso colombiano, se pueden ubicar en las
luchas o pequeños grados de resistencia se dan durante la colonia española por los
terrenos baldíos o zonas abiertas de frontera agrícola, donde son algunos indígenas y
expansión de la hacienda. En la segunda fase, por otra parte, estas luchas no provienen
de los indígenas o campesinos desplazados sino de los jornaleros y peones agrícolas que
tercera fase, inicia una disolución del sistema de la hacienda, proceso el cual presencia
de nuevo los contratos laborales y se estipulen las condiciones de trabajo y las tasas de
salario que han de regir para operaciones específicas (Bejarano, J. 1983, p.274).
Es evidente que la primera fase es apenas mencionada en este trabajo, ya que el objeto
segunda y la tercera fase propuestas por Wolf parecen explicar de una manera más o
menos acertada dos momentos del MSC en Colombia: las décadas de los años 20s y 30s
posteriormente conocido como la ANUC. Pero entre estas dos coyunturas claves del
prácticamente todas sus dimensiones, fenómeno conocido por todos como la época de
La Violencia.
26
1.4. La Violencia y crisis del Movimiento Social Campesino: 1950-1960, guerra
en el campo colombiano.
Santos un campo en una tranquilidad no vista en muchos años. Bajo esta premisa,
Gilhodes, P (1975) plantea que “los campesinos adoptaron una actitud de espera,
creyendo que después de los 10 años establecidos por la ley 200 sus problemas estarían
resueltos” (p.47). Durante la década de los años 30s, sobre todo y casi por completo en
campesina con una clara intención; legitimar los nuevos y liberales procesos reformistas
que quería llevar a cabo esta naciente élite de liberales que el país vería de aquí en
adelante con más frecuencia. Pero al mismo tiempo, cuando ya no era necesario el
apoyo popular para llevar a cabo legislaciones, este era olvidado y hasta relegado de la
la alta exportación de café a través del establecimiento de precios bastante altos para
8
Esta expresión proviene del senador estadounidense Joseph MacArthur y se refiere a la
estigmatización y señalamiento de los comunistas en el país norteamericano. Dicho discurso se difundió
y e hizo popular durante la guerra fría
9
1938-1945
27
Claro es que la intención de Pumarejo nunca fue la que la imaginación popular
inconformidades sociales -principalmente las campesinas- del país: nada más alejado,
ya que en últimas este gobierno ha sido uno de los más relevantes en la historia
entre 1942-1945, pero en este mandato, aunque regresaron algunas tomas de tierras
esporádicas, el partido liberal ya no fue tan proactivo a favor del sector campesino,
mientras a la par en las grandes ciudades del país el conservatismo tomaba más y más
fuerza. Sumado a esto, “a mediados de los cuarenta, Jorge Eliécer Gaitán comenzaba a
agrupar a las crecientes masas urbanas y a sectores agrarios descontentos con la gestión
(Archila, M. 2004, p.10), permitiendo este cúmulo de eventos políticos que para las
Tovar, H (1975) propone 4 coyunturas claves dentro del gran periodo político
lapso entre 1946-1953, época de las dictaduras civiles conservadoras del ya mencionado
campesina a centros de resistencia armada; segundo, los años comprendidos entre 1953-
28
mientras en el campo se iniciaba a descomponer del MSC los famosos grupos de
campesina revolucionaria, y por último, entre 1964 y finales del desmonte oficial del
Frente Nacional (en 1974), contexto en el que se crean ahora si la aparición de guerrillas
Guevarismo en Cuba: Las FARC (1966), el EPL(1967) y el ELN (1965), pero también,
De esta delimitación propuesta por el autor, una breve síntesis para este capítulo
MSC colombiano de los años 20s y 30s al de los años 60s y 70s (lo cual se verá en el
segundo capítulo de esta monografía) y también al de los 80s y 90s (en el tercer capítulo
también de esta)
gran incremento (tanto en zonas rurales como urbanas) de violencias políticas en el país,
no olvidando que estas ya se venían cristalizando desde décadas anteriores. Lo que más
10
Asociación Nacional de Usuarios Campesinos
29
llama la atención de este periodo es que en este se presentó el contraste entre un
entre el 55 y 60% del total del país (Gilhodes, P. 1974, p.52). Estos años de posguerra
pública como un acto de violencia. La estructura agraria del momento vivió una serie de
proceso racional llevado desde las esferas del Estado y grupos paraestatales (los
famosos Pájaros y Chulavitas legalizados durante las dictaduras civiles) con el fin de
generar una persecución y neutralizar a los miembros aun restantes de las ligas y
sindicatos campesinos constituidos entre las décadas de los 20s y 30s en el país.
Esta represión llevó a una nueva respuesta del MSC, la cual Bejarano, J (1983),
30
que acabo degenerando en una guerra civil anárquica y desorientada que a diferencia de
otros movimientos campesinos, de un modo muy intenso combine simultanearnente el
agrarismo reformista, el agrarismo revolucionario y el bandidismo político y que al
mismo tiempo llevo sus manifestaciones a un grado extremo de ferocidad y
apasionamiento, del que no hay ejemplo en otra parte (Bejarano. 1983, p. 284)
El ejemplo más claro de todo este contexto de violencia indiscriminada, por poner un
ejemplo de los muchos regionales que se podrían dar, se dio en los primeros años de La
focos de resistencia militar por toda la región. Pero como lo defiende Tovar, H (1975),
estos conflictos siempre parecieron ser partidistas, en los que muchos campesinos
conservadores en el que tuvieron que tomar uno u otro bando. En otras zonas como el
vinieron al suelo por la represión del Frente Nacional (ataques de las fuerzas armadas de
a deponer las armas (los Llanos y Tolima), y por programas desarrollistas del gobierno
11
Estos grupos armados son teóricamente muy diferentes a los que se presentarán años después a
finales del siglo XX en el país, ya que no representaban paraestatalmente el poder hegemónico de la
época, sino que eran grupos armados en defensa física por el contexto violento en el que cayó el campo
colombiano a mediados del siglo XX
31
(por acción cívico militar, créditos de rehabilitación y acción comunal) (Fals Borda, O.
1975, p.123).
espontáneos que el gobierno llamó “bandidos” como Dumar Aljure en los Llanos,
Jorge Eliecer Gaitán; estos hombres, aunque hicieron desafueros, no fueron criminales
Tampoco se puede pasar por alto un reducto revolucionario, inspirado en la guerra fría,
que empezó a dejar este periodo y que se consolidaría posteriormente a mediados del
32
conservadores moderados (bajo la dirección de Ospina Pérez) y liberales. El ejército
asumiría el control durante el periodo de transición (Gilhodes. 1974, p.60)
Años después, en 1953, se lleva a cabo un particular e histórico derribo del jefe del
ejército Gustavo Rojas Pinilla a Laureano Gómez el 13 de junio de dicho año, y aunque
parecía que este no quería asumir personalmente el poder, fue recibido de buena manera
por los conservadores moderados y los liberales. El papel clave jugado por este jefe
militar, ahora presidente, fue que casi de inmediato que asumió el poder envió jefes
militares de alto mando a negociar amnistía con los principales comandos guerrilleros
de autodefensa entre junio y octubre de 1953. Varios de estos grupos influenciados por
lo que quedaba del partido comunista, entregaron las armas en regiones como
Antioquia, los Llanos y Santander, pero en otras como Cundinamarca y Tolima solo
bajo mando de Juan de la Cruz Varela, así como también se replicaría un caso similar en
Tolima. Para 1956 el ejército nacional ya había orquestado varios asaltos a esta
desideologizado en su gran mayoría, haciendo esto que la violencia fuera aún más
cruenta. Toda lucha campesina por la tierra fue desvirtuada durante este periodo, siendo
esta etapa socio-política del país las horas más duras para el campesino y el MSC
colombiano, el cual solo hasta iniciado el Frente Nacional en los años 60s tuvo un
33
resurgir, pero ya no armado como la mayoría de este en la época de La violencia, sino
34
2. El Frente Nacional y las décadas de 1980 y 1990: un nuevo
1970.
Rojas Pinilla”, y, en el mismo sentido, una nueva etapa de la Violencia colombiana del
siglo XX. En mayo de este año el presidente y general militar es derribado de sus
labores ejecutivas por una junta militar que entregaría posteriormente el poder en 1958 a
una nueva coalición entre los partidos tradicionales, liderada esta vez, por un lado, por
el expresidente conservador Laureano Gómez, y del otro, por el liberal Alberto Lleras
para dar inicio al Frente Nacional 2 años después, en el cual los partidos se turnarían la
iguales hasta 1974, es decir cuatro períodos presidenciales: dos liberales y dos
Pero a la par de esto la violencia social y política no cesó, sino que por el contrario el
periodo en el que se fraguarían las bases previas y configurativas para las primeras
35
En lo referente al problema agrario, esta coyuntura trae consigo un cúmulo de
campesinos que habían optado por la autodefensa, ubicados en el oriente del Tolima
abarcando muchos otros lugares, pero su símbolo lo constituyó también una región
de Tolima solo es uno de muchos ejemplos que podrían darse, pero en general los
siempre materia de debate. Sin duda, las pérdidas humanas y materiales fueron enormes,
sociedad rural.
Los años 60s, con el inicio del Frente Nacional, no escaparían a esta constante aparición
36
mencionó anteriormente este fue la década en que surgen la gran mayoría de
insurgencias colombianas, pero estas no serán el foco de atención (aunque claro siempre
serán de necesaria referencia para entender el contexto general del MSC en el país) de
este trabajo, sino los primeros, es decir, la movilización campesina sin armas, tal vez
con algunas similares demandas, pero claramente con repertorios de acción diferentes.
Fajardo, D (1986) sostiene que a pesar de las altas tasas de violencia social y política
que precedieron a la década de los 60s, esta entró con condiciones económicas del
capital altamente favorables para el país, a diferencia de muchos otros países del cono
una producción física que pasó de 13.449 toneladas en 1950, sin incluir el café, a 16.039
internacional del fenómeno de la Revolución cubana, la cual sería de gran atractivo para
campas sociales de estudiantes, obreros y campesino, lo cual hizo que las clases
América. Así en 1961 se daría la famosa conferencia de Punta del Este, donde se
dentro de la cual, las Reformas Agrarias constituían una pieza clave (Fajardo, D. 1986,
p, 103). Colombia no fue para nada ajeno de este contexto global, por el contrario, fue
uno de los países donde esta directiva regional tuvo mucho más impacto, el cual tendría
Durante esa década fueron constantes los intentos de Reforma Agraria inscritas dentro
de la lógica del Frente Nacional. Con ese interés se aprobó la Ley 135 de 1961 de
37
“Reforma Social Agraria” que buscaba disminuir los conflictos entre los pequeños
campesinos y los grandes terratenientes; conflictos que se habían intensificado después
de la época de La Violencia. Con el gobierno de Guillermo León Valencia el INCORA,
encargado de la distribución de la tierra en Colombia -ahora llamada INCODER-,
funcionó más como un “sofocador de incendios” que como una institución que aportara
realmente al problema de la tenencia de la tierra. (Soto. 2008, p.3).
Parecido a lo que plantea Soto, L (2008), Cubides, F (2006) dice que esta reforma
donde el riego y la adecuación de las tierras fueran el obstáculo para su uso. El autor
sostiene a su vez que, según el Informe del Comité Evaluador de la Reforma Agraria a
afectables, y sólo había alcanzado al 1,8% de familias catalogadas como “muy pobres”
a las que debería llegar (Cubides, F. 2006, p. 139), haciendo que en balance las
más modestas.
Archila, M (1997), por otra parte, no solo sostiene que los alcances desde un principio
planteados por la reforma agraria de 1961 eran limitados, sino que también seguía
Hartlyn para plantear que los trabajadores y los campesinos tuvieron una incidencia
marginal en esta reforma pues no fueron consultados, aunque eran los supuestos
dinamizarla de nuevo y creó la ANUC, se generó una actitud de rechazo en los mismos
38
terratenientes que culminó en el Pacto de Chicoral durante el gobierno de Pastrana, que
le puso un freno definitivo a la reforma de las estructuras agrarias (…) Por la misma vía
Los diferentes autores plantean entonces que los inicios del Frente Nacional se dan a la
par de un nuevo reformismo, pero muy limitado, que además poco involucra a los
ello, se puede afirmar que el régimen de coalición exhibió un reformismo frustrado que,
promesa democrática, aunque en forma excluyente por lo cerrado del pacto bipartidista
(…) hechas las matizaciones sobre el supuesto carácter autoritario del Frente Nacional,
no podemos olvidar que de hecho hubo un manejo excesivo del Estado de Sitio y de los
entonces que en el Frente Nacional se consolida por parte de la clase dirigente de nuevo
y una crisis económica y política estructural. Las leyes de Reforma Agraria, como la
39
200 de 1936 y la 135 de 1961, al igual que la conformación de las instituciones del
& Bohórquez, J. 2011, p.72). Para finales de la década de 1960 parecía entonces que la
ANUC sería esa nueva organización que volcaría los errores históricos, en cuanto al
reformismo agrario colombiano se refiere, al olvido. En las décadas de 1960 y 1970, las
contra una reforma agraria que legalizaba el monopolio de los recursos excluyendo a los
la distribución de los recursos sociales, coyuntura en la que los campesinos serían uno –
1974- de los actores sociales con más incidencia política, junto con los estudiantes12
Pero primero parece importante detenerse un momento aquí y rescatar un análisis que
hace Archila, M (2006), retomando al sociólogo catalán Manuel Castell, donde plantea
conflictos de una u otra sociedad. En ese sentido, él afirma que los movimientos
sociales, “no son ni buenos ni malos, no son ni reformistas ni revolucionarios, sino que
expresan los conflictos existentes en una sociedad concreta (...) y estas relaciones entre
12
Respecto a esto, Archila, M. (2008), en su libro Idas y venidas, vueltas y revueltas 1958-1990. Bogotá:
CINEP, hace un importante recorrido por las principales demandas, repertorios e identidades de la
protesta social en Colombia en un periodo de 32 años, en el cual el Campesinado, junto con el
Estudiantado, y en menor medida el Obrerismo, las Mujeres y las Minorías Étnicas -los cuales se le
conocen para la época como movimientos Cívicos-, presentan diferentes periodos y picos estadísticos de
incidencia y visibilización importantes de ser profundizados para entender la realidad que vivió cada
actor colectivo durante la segunda mitad del siglo XX en el país.
40
movimientos sociales y Estado en América Latina han oscilado entre el antagonismo y
entender por qué este trabajo se centra en un análisis del movimiento social y no del
Ahora ya, con estas claridades dadas por los profesores Archila, M (2006) y Cubides, F
ANUC desde finales de los años 1960 y principios de 1970. Como es sabido, en este
beneficios a amplios sectores de la sociedad, entre ellos al sector agrícola con la ley 135
41
producción agrícola y, sobre todo, de principal importancia para este capítulo; la
Son dos razones fundamentales por las que este periodo es de suma trascendencia tanto
puede tener cierta similitud con la movilización agraria anterior y posterior a la reforma
por un gobierno –el de Carlos Lleras Restrepo entre 1966-1970- en colaboración con
gran parte del sector agrario colombiano, no solo de forma constitucional como lo hizo
tuvo acogida en el siguiente gobierno del Frente Nacional que fue de talante
su objetivo principal, enfrentando con mano dura a todo aquel que considerara violento.
42
militares", haciendo constante uso de la figura del “Estado de sitio”, siendo este un
periodo donde tuvieron más importancia otros actores sociales como los estudiantes, por
ejemplo, principalmente durante el año de 1965. Durante este cuatrienio los campesinos
colombianos los pasaron sin mucha incidencia, pero sería esta la antesala del fuerte
campesina se financió y se realizó por medio del Ministerio de Agricultura, teniendo por
iniciado y dirigido por los mismos campesinos. El motivo principal del gobierno para
principales culpables de la casi nula efectividad de la ley 135 de 1961, ya que disponían
logro de las metas, modestas de por sí, de esta. El gobierno se vio obligado a organizar a
Es importante mencionar que esta lucha, que comenzó desde finales de la década de los
sesenta, obedeció a tres factores fundamentales: (Primero) Propósitos económicos,
43
sociales y políticos de la gran burguesía industrial y comercial colombiana, que
necesitaba ampliar la franja del campesinado propietario para evitar su migración a las
ciudades, pero manteniendo la propiedad privada sobre la tierra, base del sistema
capitalista, al igual que de su control político. (Segundo) El interés por parte de los
campesinos de aumentar la producción y la productividad para disponer de las
utilidades necesarias para mantener y ampliar su participación en el mercado de
exportación. Esto generaría, a su vez, cierto número de empleos nuevos para disminuir
la presión por la tierra y la generación de nuevos conflictos sociales en el campo.
(Tercero) Buscar que la franja de campesinos beneficiados con esas medidas fueran
buenos amigos y fieles seguidores de la política de la burguesía, pues no tenía otro fin
que el de desarrollar las relaciones de producción capitalista en el campo, en lugar de
romper el monopolio de la propiedad de la tierra en manos de los terratenientes. Pero
me parece necesario adelantar un análisis mucho más radical frente al papel histórico
que cumplió la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos y caracterizarla desde el
contexto de la Alianza para el Progreso. En ningún momento se quería que la ANUC
buscara la transformación política, económica, social y cultural. La Asociación no era
un aparato revolucionario, sino que operó como un instrumento para la aplicación de las
políticas de la Alianza para el Progreso desde el punto de vista de una concepción
liberal (Pérez. 2010, p.13-14)
Estos tres elementos rescatados por Pérez, J.M (2010) son claves para entender la
posterior división que sufrió la ANUC a principios de la década de 1970, pero primero
social de este actor, demandas del mismo y alcances socio-políticos de este movimiento
contrario, lo entendió como el principal actor aliado y subordinado para llevar a cabo
Decreto 755 de mayo de 1967 la fundación de la ANUC, la cual iniciaría sus funciones
organizativas y reales hasta 1968. Fue tanto la acogida del campesinado colombiano a
44
esta política gobiernista, que, según cifras planteadas por el ministerio de agricultura,
llegó a superar con creces el millón de usuarios campesino en todo el territorio nacional
en su mejor momento, esto solo para vislumbrar a grandes rasgos el alcance macro que
Se definió como usuario a cada campesino que hubiera utilizado, estaba utilizando o iba
a utilizar los servicios del Estado ofrecidos dentro del sector rural. Esta definición dio
todos los campesinos la posibilidad de afiliarse a las asociaciones locales de la nueva
organización. La organización se vio fortalecida por el hecho de que las instituciones
estatales para el agro, por decisión del gobierno, tuvieron que incluir representantes de
la ANUC como participantes en sus procesos de planeamiento y decisión. Se estableció
que la participación campesina seria voluntaria, gratuita y apolítica. (Rudqvist. 1983,
p.2)
Toluviejo, San Onofre y una pequeña parte de Colosó. Fue tal la acogida por las
unieron a la iniciativa, estas zonas fueron escogidas, entre otras razones, porque aún
45
décadas antes en la región. Para los meses entre febrero y abril de 1968 entonces ya se
habrían creado las primeras asociaciones municipales de campesinos en San Pedro, Tolú
Estado desde su propio surgimiento, esta logró que desde los años 1968 y 1969, los
radicales en su situación. Tanto así que para el año 1968 se radica en el congreso la Ley
aparceros, que tenían a su cargo lotes de hasta 15 hectáreas. Dicha Ley contenía
asimismo otros artículos, pero el mencionado fue el que creó las tensiones y conflictos
entre los terratenientes y aparceros, arrendatarios y campesinos sin tierras. Esta figura
jurídica que facilitaba la toma de tierras por parte de arrendatarios o aparceros en todo el
país, tuvo principal auge en diferentes departamentos de la Costa Atlántica como Sucre,
Bolívar, Córdoba o Cesar, lugares donde desde la promulgación de la Ley, en sus vastas
zonas rurales, tuvo lugar un gran aumento de las tensiones entre los propietarios y los
los terratenientes costeños en esa época, eran del tipo tradicional dedicado a la
áreas, los campesinos recibieron un apoyo cauteloso del gobierno a través del INCORA
y la propia ANUC.
46
Sánchez, G (2010) plantea que estas recuperaciones no pueden ser analizadas solamente
como luchas por el acceso a la tierra, pues si bien miles de campesinos en todo el
territorio nacional pudieron tener tierra gracias a estas acciones, detrás de ello estaba la
creación del campesinado colombiano como sujeto político y actor transformador del
sector rural del país (p.202). Las tomas de tierras fueron entonces la principal modalidad
más adelante.
Durante la década de los setenta y la primera mitad de los ochenta, las recuperaciones
de tierras13 se dieron con mucho mayor fuerza y consistencia en la costa atlántica, tanto
así que entre 1964 y 1969, la costa atlántica registró 45 de los 72 conflictos locales de
tierras registrados por el INCORA en todo el país. En la mayor parte de los casos se
evidencian que son en los departamentos de Sucre y Córdoba donde se presentan más
13
El término recuperaciones se debe entender como el conjunto de acciones realizadas por los Usuarios
Campesinos para apoderarse de tierras mediante medidas de hecho. Vale la pena aclarar que las luchas
por la tierra también fueron conocidas como “invasiones” o ·tomas” con el objetivo de ilegalizar dichas
acciones por ser «comunistas». Al respecto, se puede ver Escobar, H (1972) Las invasiones en Colombia,
Bogotá, Tercer Mundo Editores.
47
contrario, en otras regiones como en la Ciénaga Grande de Lorica y el Alto Sinú,
también se dieron, pero fueron reducidas debido, entre otras razones, a la existencia de
represión ejercida por parte de terratenientes como en San Bernardo del Viento, San
Pelayo, Cotorra, Tierralta, y San Antero. Sumadas todas estas, calcula el CNMH,
llegaron a ser más de 800 tomas a fincas solo en las sabanas cordobesas y sucreñas.
sur constaba del Amazonas, Caquetá, Cauca, Huila, Nariño, Valle del Cauca y
Mojana entre Bolívar y Sucre, en la zona norte. Tanto las asambleas municipales,
14
Cuando el autor dice otros, se refiera a exdirigentes y usuarios campesinos entrevistados por él y el
equipo del CNMH durante años anteriores a la publicación de su trabajo en el año 2010.
48
departamentales, la junta directiva nacional y el comité ejecutivo nacional se elegían por
largo y ancho del país, teniendo en cuenta que la respuesta costeña, es decir, la de la
Zona norte, fue particularmente más entusiasta que en ningún otro lado. Cuando se
además de 380 dirigentes campesinos de diferentes partes del país participaron junto
agrarias del gobierno. Según la información oficial, había en ese momento 845.000
asociaciones que alcanzaron el número de 450, habiendo atendido a los cursos 6.800
Declaración de Principios:
49
propuso el establecimiento de explotaciones agrarias colectivas15 (Rudqvist. 1983,
p.3)
Es interesante, y sobre todo importante rescatar algunas de estas consignas dadas por los
no solo reflejó las reivindicaciones de los campesinos, sino también, en gran medida, la
campesinos, por medio del reparto de los latifundios de baja productividad, así como el
Pero a partir de 1970 la ANUC, sus usuarios, las tomas de tierras, y en últimas la
coyuntura política nacional, dan un radical giro que generaría nuevas dinámicas tanto
dentro como fuera del MSC de las décadas de 1970 y 1980. El cambio de gobierno
significó una nueva y compleja fase en el proceso del MSC. Durante los cuatro años de
gobierno de Lleras Restrepo, además del apoyo dado por arrendatarios y aparceros a su
gobierno reformista, también encontró este una fuerte resistencia y oposición de los
estos recogidos por la nueva apuesta política del presidente conservador Misael
15
Ver Declaración de Principios del Primer Congreso Nacional de la ANUC, Ministerio de Agricultura,
Bogotá 1970.
50
generación de empleo urbano, proporcionó un marco nuevo para la evolución de la
ANUC (Fajardo, D. 1986, p.112). Permitiendo esto que los opositores a la reforma
aliado para el sofocamiento de las organizaciones agrarias; esto haciendo que incluso las
habían dado años anteriores. Tobasura, I (2005), plantea, por ejemplo, en consonancia
no sólo aprovechan, crean o amplían las oportunidades políticas: también las crean o las
amplían para los oponentes y las elites. Los gobernantes y los terratenientes responden
con contrarreformas, represión o una combinación de las dos” (p.60). Y eso fue
agrícolas por parte de Misael Pastrana, y el descuido a su vez del apoyo estatal a la
reforma agraria y a la ANUC, el año 1971 fue uno de trascendental impacto para el
pero con especial énfasis en el año de 1971 y el disparo que tuvieron los índices de
51
El año de 1971 fue muy combativo en términos de protestas sociales, el de más registros
durante el Frente Nacional. Y no fue precisamente el sector laboral el que marcó la
pauta, a pesar del paro nacional convocado por las centrales obreras el 8 de marzo,
acción que fue precedida por una huelga nacional del magisterio (…) A todas luces los
eventos más destacados de este año fueron la impresionante oleada de invasiones de
predios rurales desatada en febrero, marzo y octubre (…) Las invasiones de tierras
fueron coordinadas por las directivas de la ANUC como una forma de presionar la
reforma agraria. El gobierno de Pastrana respondió con una doble táctica de represión y
estudio por el INCORA de las situaciones más conflictivas, mientras planeaba medidas
menos coyunturales para frenar la movilización campesina (Archila. 2008, p.142).
Fue tanta y tan importante la incidencia de esta modalidad de protesta durante este año
que, en base a la categorización que hace Archila, M (2008), a través de los datos que
de acción colectiva más utilizadas por los diferentes movimientos sociales durante los
32 años que analiza, las invasiones o tomas de tierras representan el segundo escalón de
importancia con el 20,2% del total de modalidades de protesta registradas entre el inicio
del Frente Nacional y el año de 1990, solo por debajo de las huelgas-paros con el 49% y
por encima de las movilizaciones con el 16,2%, los bloqueos con el 8% y los disturbios
urbanos con el 6,5%. Pero el año 1971 fue bastante especial, ya que las invasiones casi
movilizaciones cívicas.
Magdalena y Huila. Este fenómeno recogió en muchas de las regiones que enmarcaron
su surgimiento, la simiente dejada por las ligas y sindicatos agrarios vistos capítulos
atrás; “una de las expresiones más características de este proceso fue la presencia
52
rojo” de Lomagrande, toma organizada de una gran hacienda de la región, que perduró
que ordenaba a los campesinos ignorar a las autoridades y ejecutar por su cuenta una
izquierdistas de los usuarios, el documento definía las batallas campesinas como parte
revolución agraria (Zamosc, L. 1990, p.156). Entendiendo que, desde el punto de vista
analítico, es importante recalcar que las invasiones solo afectaban a porciones de las
colombiano.
Pero, además, este pico de movilizaciones agrarias activó mucho más el “temor” de las
que verían estas invasiones como una transgresión ilegítima de los principios de la
53
En el mismo congreso –en 1972 en la ciudad de Sincelejo- se tomó la decisión de crear
organización paralela fomentada y controlada por el gobierno, que desde del Ministerio
Todo este fraccionamiento se dio posterior a un momento clave del que se desglosaron
decisiones allí tomadas, en últimas, fueron las que causaron malestar en la ANUC, ya
agraria y la ANUC-Línea Armenia que propendía por una reforma liderada desde la
entonces.
54
Se demostró entonces de manera tajante que con los campesinos no podían esperar
imperante en Colombia. Por esto, la ANUC, ahora ANUC Línea Sincelejo, no vio otra
forma de responder a la política agraria del gobierno de Pastrana que con una serie de
tierras que continuaron hasta el final de la administración Pastrana. “Aparte de las tomas
campesinas y de ocupaciones de las oficinas del INCORA, como medidas para dejar
p.7).
social agraria, solo entre 1974 y 1975 resurgió levemente, nunca se alcanzaría el auge
que tuvo entre 1970 y 1972, a pesar de que en la década 1980, sobre todo a mediados y
finales de esta, vuelve a aumentar bajo otro contexto socio político a nivel nacional.
Archila, M (2008) desarrolla unos valiosos gráficos que muestran la evolución histórica
que sirven para esclarecer y finalizar este subcapítulo de una manera más concreta. En
el primer gráfico reseña los actores colectivos en orden a su incidencia durante este
acciones colectivas, los movimientos cívicos el 22,6% y el tercer lugar es ocupado por
los sectores campesinos del país con el 20,1%, por encima de los estudiantes, que
16
Ver gráficos 4 y 5 en las páginas 182 y 183 respectivamente de su libro “Idas y venidas, vueltas y
revueltas: 1958-1990.
55
llevarían bajo su hombro el 18,3% de las protestas sociales y de otros de menor
Pero estas cifras pueden ser engañosas si no se interpretan de la manera correcta, ya que
pueden hacer ver al sector agrario como un actor muy homogéneo a través del tiempo
en términos de protesta social, y la realidad es que estuvo muy lejos de serlo. El otro
gráfico al que se hace referencia de Archila, M (2008), evidencia que, de los cuatro
actores colectivos con más repercusión durante la segunda mitad del siglo XX, el
campesinado fue el menos constante de todos, a pesar de ser el tercero con más
repertorio. Los asalariados, por ejemplo, presentaron picos medios desde inicios de la
década de 1960 hasta 1970, bajando un poco entre 1970 y 1975, para subir
considerablemente entre 1976 y 1978 y ser muy estable hasta 1990. Los cívicos, por
otro lado, prácticamente no aparecen hasta inicios de los años 1970, pero a partir de
Los campesinos son un caso muy particular comparado con los ciclos de protesta de los
asalariados y los cívicos17. Toda la década de 1960 fue de poca incidencia; las primeros
dos años, a pesar de haberse formulado la ley 135 de 1961 de reforma agraria en el
gobierno de Lleras Camargo, pasaron sin casi ninguna acción emprendida por los
campesinos, y esta inactividad se notaría aún más durante el gobierno del conservador
Guillermo León Valencia que reprimió más fuerte las demandas agrarias con el pie de
fuerza militar. No sería hasta finales de los años 1968, 1969 y 1970 que el MSC, a
través de la ya creada ANUC, sería realmente visible, pero ese relieve solo se vería tan
17
Los estudiantes, al igual que los campesinos, fueron muy inestables y tuvieron un solo pico fuerte en
sus demandas y repertorios de acción, que sería entre los años 1974-1978 durante el gobierno de
Alfonso López Michelsen, del cual fueron sus principales contradictores junto a los movimientos cívicos,
que llevaron a cabo el paro cívico más grande de la historia en el país en el año 1977, con apoyo de los
asalariados y los estudiantes y un poco del campesino y otros menos visibles como las mujeres e
indígenas.
56
mencionó, entre 1974 y 1975, quedando con muy poca incidencia hasta el primer lustro
de los años 1980, volviendo a bajar en 1990, pero esto ya se verá groso modo, en el
siguiente subcapítulo. Lo que sí es claro es que la inestabilidad del MSC es tan clara
como el importante pero corto papel de fuerte ocurrencia de la ANUC –desde 1972
ANUC Línea Sincelejo- la cual jugaría un nuevo papel a partir del fin del Frente
organización campesina, periodo el cual inicia con muy notorios ataques contra el
movimiento por parte del Estado y los terratenientes por un lado, y las diferencias
la ANUC en las diferentes etapas del desarrollo del movimiento. El periodista Germán
represión contra el MSC, más específicamente con la ANUC línea Sincelejo, continuó
bajo la administración del primer presidente luego del final del largo Frente Nacional; el
57
liberal Alfonso López Michelsen, el cual sería presidente entre 1974-1978. Durante este
periodo el gobierno de turno se dedicó a enfriar de manera muy instrumental los ánimos
campesinos. Zamosc, L & Chiriboga, M. (1996) plantean que fueron varios factores los
que contribuyeron al receso que vivió el MSC durante la segunda mitad de la década de
(…) El hecho de que los grupos más radicales lograron algún acceso a la tierra gracias
al impulso inicial de las luchas, la expansión del empleo como resultado del auge de la
economía y del despliegue de la agricultura capitalista y los programas asistenciales y
de desarrollo rural integrado que comenzaron a implementarse durante el gobierno de
López Michelsen y que eran vistos como complacencia entre algunos sectores
campesinos (…) A nivel de movimiento mismo, uno de los factores claves fue el
divisionismo interno de la ANUC radical, provocado por las pugnas entre las fuerzas de
izquierda que trataban de ganar capital político cabalgando sobre las luchas campesinas.
Eventualmente se impuso una línea de independencia política frente a esos sectores,
pero la ANUC ya había quedado muy debilitada y acabó por desinflarse cuando el
intento de crear un partido propio se tradujo en un completo fracaso en las elecciones de
1978 (Zamosc & Chiriboga, M. 1996, p.109)
De dicha forma es que López Michelsen pone su grano de arena para la venidera
que sería dictada globalmente por el Banco mundial. Esta política transnacional buscó
definir al campesino como “población objetivo” de una serie de acciones del Estado que
explotación agrícola en el país, además del ingreso de los ingresos netos a los
de vida. El gobierno de Alfonso López Michelsen, puso al país dentro de este plan de
58
desarrollo, y además le sumó la realización de una ambiciosa política alimentaria
p.131). En últimas, el plan del DRI no fue otra cosa que la búsqueda gubernamental por
la integración del sector de los pequeños y medianos propietarios al control del Estado,
Bajo este contexto político nacional comenzó el año de 1974 con la realización de la
López Michelsen. Después se trazaron las tareas para la reorganización de las juntas
delegados plenos que debían asistir al III Congreso, programado para el 31 de agosto al
distanciamiento con la línea gobiernista años atrás, salió también a flote una gran crisis
política e ideológica que se gestaba dentro de la organización desde hacía algún tiempo.
59
Esta crisis se expresó en las posiciones contrapuestas de diferentes corrientes respecto
fue el III Congreso de la ANUC uno de los más interesantes, porque allí florecieron
todas las nuevas tendencias de acción y pensamiento de la organización. En
comparación, puedo decir que en el II Congreso hubo debates, pero éstos siempre
fueron reflexivos, mientras que en el III Congreso surgió la fuerza de las distintas
tendencias políticas que estaban en la ANUC. El problema fue que hubo una anarquía
18
Organizaciones de países como Holanda, Alemania y Suecia, querían aportar ayuda económica a la
ANUC. Entidades no gubernamentales de talante religioso o voluntarias sin ánimo de lucro, entregaron
fondos sin condiciones políticas e ideo1ógicas, pero esta cuestión financiera acentuó aún más las
diferencias internas que se estaban dando dentro de la línea radical de la ANUC durante la segunda
mitad de la década de 1970.
60
tremenda; si nos salvamos del caos fue gracias a nuestra habilidad para limar asperezas,
hecho al que yo contribuí bastante. Nunca me salí de casillas; sin embargo, la gente de
la Liga, el Partido Comunista Marxista Leninista –PCML-, los de la Tendencia, y los
Elenos fueron los más interesados en sabotear el III Congreso Campesino (Pérez.
2010, p.63).
Estas disputas políticas internas hicieron que el último tema a tocar durante el congreso,
y tal vez el más importante de ellos, fuera el debate de si la ANUC línea Sincelejo
discusión radicaba para diversos sectores dentro del movimiento en que, hasta ahora, la
políticas globales y de largo plazo para las masas campesinas, la organización se había
quedado solo en la denuncia y la crítica frente a las políticas lanzadas por el gobierno,
tierras. Por esta razón es entonces que la presencia de los grupos políticos dentro de la
partidos de izquierda que fueron los que, por lo menos en Córdoba y Sucre -que son los
61
intelectuales colombianos que participaron en el proceso. Esto autores sostienen que la
construcción del partido, era fundamentalmente una búsqueda estratégica por controlar
polaco-lituano Teodor Shanin, se conoce como una "acción política guiada”, en la que
política que no le pertenece, con fines que tampoco le son suyos, en este caso, los del
campesinado colombiano.
los campesinos en una de las regiones donde los terratenientes eran más fuertes; se
buscó reafirmar el poder de las masas frente a los terratenientes del departamento”
dirigentes, que lo que sucedió en Tomala fue la desaparición de la ANUC, por el punto
sectores se expresaran, para otros Tomala se convirtió en la excusa para crear nuevas
62
política del imperialismo personificada en el PAN y el DRI durante el tercer año de
gobierno de López Michelsen. Se concluyó, como era obvio, que el principal propósito
medida en que todos los campesinos parceleros se fueron pasando al DRI a través del
campesinos, sin darse cuenta de que la política de fondo de esta organización pretendía
ANUC alrededor de una plataforma única a nivel nacional para todos los sectores que
aún la conformaban (Pérez, J.M. 2010, p.102). En Tomala se presentó además un relevo
lapso de diez meses después de realizado el cuarto Congreso. El error que dejó este
relevo fue que estos nuevos jóvenes campesinos intentaron comunicarse con la línea
oficial para unírseles, hecho que le quitó mucha, o casi toda legitimidad, al comité
ejecutivo. Después de esto, sólo sobrevivieron diferentes sectores por separado: “el
Sincelejo (CUC), y el sector que, haciéndose pasar por línea Sincelejo con el Juvenil
Comité Ejecutivo, se fusionó con el sector oficial línea armenia” (Pérez, J.M. 2010,
p.103). hecho que le dio inicio a un nuevo proceso de la vida y las luchas del MSC a lo
63
Se puede concluir entonces, a partir de todo lo anterior, que fueron básicamente 3 las
entrando los años 1980: la primera, fue el intento por convertir a la ANUC en un partido
campesino, el cual fracasó en las elecciones de 1978 por sus propias rupturas internas;
por parte de la izquierda armada desde el tercer congreso en 1774; y la tercera y última,
la selección del nuevo, joven e inexperto Comité Ejecutivo en Tomala, que fusionó el
pequeño reducto campesino que quedaba con la línea independiente de Sincelejo con la
línea Armenia, la oficial y perteneciente al Estado. Sumado a esto, la elección del nuevo
presidente Turbay Ayala –entre 1978-1982-, trajo consigo, como primer acto de
aplicadas a las pocas invasiones campesinas dadas los dos últimos años de la década de
1970, haciendo que toda la lógica de las demandas campesinas den un viraje histórico
agitación campesina que no se relaciona tanto con las demandas por la tierra como tal,
(p.189)
2.2 Las décadas de 1980 y 1990: nuevas demandas y nuevos repertorios. ¿El fin
Este capítulo contará con una forma narrativa un tanto diferente a todos los anteriores,
puesto que no dispondrá de una cronológica y periódica escritura, sino que se buscará
64
cuáles y cómo son los cambios que se dan en las demandas y repertorios de acción del
MSC, que, luego de una amplia proyección y participación nacional que tuvieron
retos, exigidos por una nueva coyuntura, durante las décadas de 1980 y 1990.
Con esta aclaración hecha, ayuda a iniciar la nueva vista panorámica que genera la
En cuanto a los motivos manifiestos de las luchas sociales colombianas de los últimos
28 años -1975-2002- se nota un cambio relativo en el peso de las demandas más
materiales (tierra, vivienda, salario, empleo, servicios públicos domiciliarios, transporte
e infraestructura), en relación a aquellas más políticas y “culturales” (vigencia de los
derechos humanos, negociación política del conflicto armado, políticas nacionales y
sectoriales, y respeto a las minorías étnicas y a las diferencias de género). Si bien en la
trayectoria histórica las primeras siguen totalizando casi dos terceras partes de las
protestas, las segundas cobran creciente importancia (…) La otra mutación importante
gira en torno a los protagonistas de las luchas sociales en Colombia. La trayectoria
histórica a partir de los años ochenta muestran que los pobladores urbanos registran
crecientemente protestas, especialmente en el ámbito local y regional (…) En este
mismo terreno llama la atención la disminución relativa del peso de los campesinos en
el total de las protestas. En los últimos años, ellos pasaron de ser el tradicional aliado
del proletariado en las luchas sociales a ocupar un lugar secundario en las mismas, por
debajo de los estudiantes y casi a la par de los gremios empresariales (Archila &
García. 2003, p. 96).
aunque estas hayan dejado de ser principalmente la tierra; Bohórquez, J & O’Connor, D.
(2012) plantean, por ejemplo, que estos nuevos retos menos materiales y más políticos y
culturales para los campesinos durante las últimas dos décadas del siglo XX en
65
Colombia se debe a los campesinos se vieron obligados a menguar sus exigencias por la
grupos paramilitares.
Sumado a esto, con el Estatuto de Seguridad del gobierno de Turbay Ayala- presidente
entre 1978 y 1982- que inició desde finales de la década de 1970, empezó la verdadera
represión en las diferentes regiones de más fuerte MSC, especialmente a la ANUC línea
Sincelejo, o lo que quedaba de ella, en la Costa Caribe. De esta manera la acción de los
campesina golpeada por las primeras políticas neoliberales de finales de los años 1970 y
Al respecto también defienden Tobasura, I & Rincón, L. (2007) que en los años que
19
se conoce como “apertura económica” a las políticas económicas y comerciales emprendidas por el
estado desde 1980, las cuales se caracterizaron por la desregulación del mercado y la especialización
para la producción de bienes de exportación, sustituyendo al modelo anterior de “sustitución de
importaciones” que se desarrollaría desde la década de 1930 unos 50 años. Desde la década de 1980 se
evidencian crecimientos inusitados de los intereses de la deuda externa en la mayoría de los países
latinoamericanos, los cuales acuden a organismos financieros como el FMI y el BM, para obtener
créditos que le permitiesen realizar ajustes a los desequilibrios financieros y poner en marcha medidas
de estabilización estructurales. En Colombia, las políticas se orientaron a la promoción de las
exportaciones, lo cual deprimió las importaciones y llevó el ingreso por habitante y la inversión a niveles
inferiores a los de la década del 70; también se incrementó la inflación, aumentó el desempleo y el
subempleo, se deterioró el salario real y se aumentó la pobreza y la indigencia, tanto urbana como rural.
La CEPAL caracterizó este período como la “década perdida” para el desarrollo. Ver al respecto Piñeiro,
Diego. 2005. “La construcción de la identidad de la acción colectiva en el campo Latinoamericano”.
ALASRU. Movimientos sociales en América Latina 2: 21-41
66
década de 1980, la movilización social se caracterizó por su activa visibilización,
políticas económicas de este periodo tuvieron como objeto preparar el escenario para la
implementación del nuevo régimen comercial que se desarrollaría a partir de 1990; para
militantes de base como destacados líderes sociales” (Tobasura, I & Rincón, L. 2007, p.
45).
Surge entonces el interrogante por saber ¿qué sucede con la ANUC, o con que quedaba
inmediatamente reinició la lucha por la reforma agraria integral, es decir, aquella que
sociales. Después del Congreso de Tomala, el cual dejó también como uno de sus
nefastos resultados una alianza con ciertos sectores del Partido liberal, en especial con el
67
incidencia, aunque en menor proporción, en sus zonas históricas costeñas del sector “21
Los Palmitos, San Pedro, San Onofre, Sucre y Majagual. Y fue precisamente a través
del CUC donde estos sectores siguieron realizando sus acciones hasta 1987, cuando
ANUC-UR.
Pero la ANUC-UR no fue el único proceso campesino que tomó rumbo durante la
década de 1980, la cual se caracterizó por una fuerte e importante descentralización del
MSC, que había sido aglutinado los años anteriores por el proceso de la ANUC:
(…) De igual forma se fortaleció el Comité Agrario Nacional -CONA- bajo la batuta de
FENSA, la cual se transformó en 1984 en la Coordinadora Nacional de Organizaciones
Agrarias. En el mismo año (1987) la Central Unitaria de Trabajadores –CUT– impulsó
en su Secretaría de Asuntos Agrarios, otro proceso unitario que reunió en un solo
bloque a la Coordinadora Nacional de Organizaciones Agrarias, y a la Asociación
Nacional de Trabajadores Agrícolas –ANTA-, para constituirse en la Federación
Sindical Agropecuaria –FENSUAGRO- (…) Para esta década ya no predominaba
solamente la ANUC; su escisión hizo que organizaciones que tenían peso en el pasado
volvieran a tener representatividad, especialmente en los municipios de la Ciénaga
Grande de Lorica al norte de Córdoba, como FANAL. Por su parte FENSA, bajo su
Coordinadora Nacional de Organizaciones Agrarias, pero principalmente con
FENSUAGRO, tuvo una fuerte incidencia en las sabanas cordobesas con la Alianza de
la Asociación de Maestros de Córdoba -ADEMACOR -, y con la representatividad en
concejos municipales en los municipios de Valencia, Montelíbano, Puerto Libertador y
Tierralta (Sánchez. 2010, p.230).
De este abanico de organizaciones sociales rurales, las que más se destacaron desde
inicios de los años ochenta y durante el final del siglo XX fueron las ya mencionadas
20
Partido Comunista, Marxista, Leninista
68
continuum con la vieja ANUC, especialmente con la línea radical. La Federación
Nariño, Meta, Quindío, Boyacá y Bolívar. Dicha federación se fundó en 1974 bajo el
Valle del Cauca y Nariño y el Macizo colombiano. Su propuesta de lucha engloba temas
de tierras, tanto en beneficio de los campesinos sin tierra como de los pequeños y
través de la negociación política (Seoane, J & Taddei, E. 2005) , asunto que había
tenido sus fallas desde los primeros intentos de negociación del presidente Belisario
69
Por último, La Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias -Fenacoa- inició
O’Connor, D. 2012).
Estas organizaciones fueron las que lideraron las principales movilizaciones campesinas
en el periodo comprendido por las dos últimas décadas en Colombia, e incluso durante
los primeros años del siglo XXI. Reyes, A (2016) plantea que las movilizaciones
agrarias más intensas de los años 1980 y 1990 ocurrieron en tres diferentes contextos
improductivos como Sucre, Córdoba, el sur de Bolívar el sur del Atlántico, Magdalena
y Cesar en la Costa Caribe colombiana, y en otras regiones del centro y sur del país
Así pues, durante los años ochenta la ANUC y los sectores y organizaciones campesinas
tuvieron nuevos retos, para los cuales ya no se trataba únicamente de recuperar tierras
sino de legalizar las logradas en años anteriores. Para entonces, si bien no se había
perdido de vista recuperar dichas tierras, las tomas de carreteras y los bloqueos a
70
acciones de hecho cambiaron. Además de esto, la otra gran característica de este
región; y esta fue la principal causa del debilitamiento del MSC de finales del siglo XX
en Colombia, pues sus demandas se hicieron cada vez más locales, con escasa
trascendencia regional.
Pero las disputas internas, las formas de organización y las demandas y repertorios de
acción no serían los únicos problemas en los que se verían encausados los campesinos
desde la década de los setenta, sus acciones eran esporádicas en las zonas neurálgicas
del movimiento campesino. “El EPL en las montañas del nudo de Paramillo y en los
alrededores del municipio de San Jacinto, las FARC en el sur de Córdoba hacia Urabá,
p.248). Pero desde los años ochenta ciertas regiones se convirtieron en escenarios de
encuentra entre los departamentos de Bolívar y Sucre, son un buen ejemplo del
Reyes, A (2016), sostiene en su trabajo la tesis según la cual pueden establecerse tres
es que la llegada de las guerrillas provocó una fuerte extorsión a los grandes
71
departamentos del sur del país, que con la poca presencia del Estado en estos lugares,
drogas ilícitas; y por último, el potencial poder político que poseían dichas zonas.
Con la destrucción del movimiento nacional de la ANUC, a finales de los setenta, las
guerrillas ganaron terreno en grandes regiones de la costa atlántica, el Magdalena medio
y el piedemonte oriental. En los años ochenta todas las regiones donde el movimiento
campesino disputó el monopolio de la tierra fueron ocupadas por ejércitos irregulares de
guerrillas y paramilitares, y fueron objetivo de tareas de contrainsurgencia por parte de
la fuerza pública (…) Durante 1987 y 1988 las guerrillas impulsaron éxodos y
movilizaciones campesinas en algunas regiones, como en nororiente, el magdalena
medio y el Meta, y desde 1995 también apoyaron las movilizaciones de los campesinos
cultivadores de coca en el piedemonte amazónico, que protestaban por la erradicación
de cultivos impulsada por el gobierno (Reyes. 2016, p.58).
Este escenario generalizado de guerra y más guerra en el campo colombiano durante los
años ochenta y noventa, con sus variables claras de proliferación del Narcotráfico,
acción nacional para presionar cambios estructurales, como lo habían intentado a finales
de los sesenta y durante los años setenta. Por esta razón es que Archila, M & García M
(2003) analizan que, durante los años 1980 y 1990, más de la mitad de movilizaciones
la protección de la vida por el Estado. Según estos autores, las bases de datos de
violaciones de derechos humanos acuñadas por el CINEP muestran que “las principales
víctimas son los campesinos, seguidos de lejos por los obreros, empleados e indígenas.
Lo preocupante es que cada vez la violencia fue más selectiva y se dirigió contra líderes
sociales con el claro objetivo de destruir las organizaciones con más capacidad de
presión” (p.98).
72
Por estas múltiples razones es que la academia latinoamericana, con influencia de
autores norteamericanos y europeos como Charles Tilly, Sídney Tarrow, Alain Tourine
o John Scott, inicia desde la década de los ochenta a hablar de los Nuevos Movimientos
Sociales -NMS-, cuando se empieza a vislumbrar los problemas de la crisis del Estado
razón misma por la cual la ANUC fue creada en primera instancia antes de haberse
dividido en una vertiente oficial y otra radical. Estos cambios, dan lugar a nuevas
expectativas, nuevos conflictos y diferente organización social, de tal forma que los
conflictos de clase ya no son los únicos problemas visibles. A partir de entonces, y con
que la clase obrera no sólo no era aquel actor dominante y propietario de la acción
social colectiva e Latinoamérica, sino que incluso era desafiada por algunos de estos
nuevos actores, como lo fue por el movimiento estudiantil o también nuevas identidades
En estas nuevas identidades se pudieron incluir personas de diversa índole que quisieran
ser solidarias con el objetivo del movimiento y no necesariamente debían ser indígenas,
particularidad de los NMS se construye entorno a las identidades culturales más que a
movimiento se le pudieran sumar personas tan diversas, sobre todo desde finales de los
73
Políticas (EOP), esto es Acción Colectiva (AC) (...) Plantean causas macro que pueden
ser genéricas para varios movimientos de este tipo alrededor del mundo, cada
movimiento lucha por causas locales o específicas y tiene una gran diversidad de
miembros. Sin embargo, cada movimiento tiene su propio repertorio de acción, y éste
generalmente es de tres tipos: la violencia contra otros, la manifestación pública
organizada o la acción directa disruptiva, en el caso del NM campesino, hay grupos que
nos pueden graficar los tres tipos de AC aunque el más común es acción directa
disruptiva (...) Otro elemento fundamental en la estabilidad y construcción de la AC es
la simbología, pues ayuda a que el movimiento permanezca en el tiempo y permite
acceder a un público más amplio que se sienta identificado con esa lucha simbólica.
Así, por ejemplo, los NM campesinos en la actualidad han expandido la idea de la tierra
como “territorio” y que por lo tanto, no es sólo el espacio físico en el que se vive, sino
que se habita un espacio que incluye la tradición, lo medioambiental, lo cultural, lo
económico, lo cotidiano, etc. Lo que simboliza el “territorio” permite entonces que se
sumen al movimiento campesino ecologistas, antropólogos, jóvenes, personas urbanas,
microempresarios, entre otros. (Soto. 2008, p.6).
Bajo este marco social general, a principios de la década de 1990, parte de la sociedad
interno que ha marcado el devenir histórico del país, en el cual los campesinos
claramente habían quedado en medio del fuego cruzado. Estos mecanismos, así como
las concepciones sobre el conflicto mismo, los problemas que se requería solucionar y
gobierno del presidente César Gaviria -máximo dirigente entre 1990 y 1994- y en la
cual estuvieron presentes los representantes de todos aquellos sectores sociales que,
supuestamente, podrían determinar los derroteros del devenir social estableciendo las
74
configurando entonces a través de la nueva carta política, primero, la consagración del
desde aquel momento. Cubides, F. (2006) además agrega que esta constitución se
de derecho que establece los límites de la acción estatal y un ideal para ser alcanzado
términos de igualdad social, política y cultural. Pero, por otro lado, durante el decurso
negras se trataron como temas separados21, asunto que tiene marcado aún a día de hoy al
Pero esto no evitaría que lo largo de la década de los noventa, siguieron perviviendo
21
Este nuevo panorama para afros e indígenas generó ciertos choques entre estos actores sociales y el
campesino mestizo colombiano durante la década de 1990 y la entrada al siglo XXI. Esto se puede
entender más en uno de los departamentos más diversos de todo el país; Cauca. Respecto a esto, se
puede ver Lugo, D. (2010). Movilizaciones sociales y formas de lucha campesina. Municipio de Cajibío
(Cauca): 1990-2006. Sociedad y economía, 19, 305-332.
22
Respecto a esta problemática jurídica, se puede ver para más profundidad analítica a: Hernández, M.J
(2013) ¿Los Campesinos como sujeto especial de protección constitucional? Pontificia Universidad
Javeriana, Facultad de ciencias jurídicas.
75
Latina y el Caribe. Se empezó a vivir el inicio de un nuevo ciclo de protestas sociales
gran medida por movimientos sociales y populares distintos de aquellos que habían
persecución contra sus dirigentes campesinos, proceso durante el cual perdió a muchos
enrumbarse hacia una nueva dinámica nacional organizativa, política y social que le
permita multiplicar sus bases y su dirigencia (Osorio, F. 2016, p.45)..Sin embargo, hasta
porque desde su fundación hasta hoy, tanto de su propio seno como de sus vertientes,
Como lo muestran Seoane, J & Taddei, E. (2005) entre 1990 y 1998 se desarrolla el
76
ingobernabilidad y deslegitimación política, debido a los supuestos nexos con el
narcotráfico, en lo que se conoció como el proceso 8000, y a los efectos generados por
el modelo aperturista.
El caso más importante de rescatar durante esta década de 1990 puede ser el que
configuró una de los nuevos actores rurales con sus nuevas demandas campesinas: los
campesinos cocaleros En septiembre de 1996, en dos de los departamentos del Sur del
como productores de coca. Un mundo social que era desconocido hasta ese momento
por la Colombia urbana, aquel mundo compuesto por los cultivadores y procesadores de
la hoja de coca, salió a la luz con sus tensiones y sus reivindicaciones, mostrando que
las luchas campesinas claramente iban ya mucho más allá de las luchas clásicas por la
tierra.
Finalizando el siglo XX, entre los años de 1998 y 2005, la protesta social campesina
sufre su periodo de reflujo, que coincide con los gobiernos de Andrés Pastrana - entre
1998 y 2002- y el primer mandato de los dos liderados por Álvaro Uribe Vélez - entre
Democrática, los cuales bajo el lema de la lucha contra las drogas y la eliminación de
77
los grupos insurgentes, crearon un ambiente de persecución, polarización política y
movimiento campesino. Tobasura, I & Rincón, L. (2007) estudian que, fue tal esta
reducción de la protesta social campesina que “sólo representó el 13% del total de las
durante este periodo mencionado, como lo fue la formación del Consejo Nacional
Campesino en 1999, que agrupó nueve organizaciones independientes así como una
últimos veinte años, con el fin de identificar nuevas alternativas políticas y sociales que
Pero es claro que para estos primeros años del siglo XXI la situación del MSC no es la
armado, algo más de 5% del total de población el país (Archila, M & García, M. 2003,
p.98). Esto refleja precisamente que muchas de las asociaciones que se configuraron a
ligas campesinas de los años treinta y cuarenta, fueron exterminadas o tienen restringida
su actividad. Si bien no se puede decir que los éxodos sean una forma de protesta
78
explícita, incluso en el caso de desplazamientos masivos, sin duda reflejan las duras
Hasta aquí nos permite llegar la bibliografía trabajada en búsqueda por entender el
país. Prácticamente cualquier trabajo se queda corto al intentar dar respuestas claras y
únicas al papel que ha jugado el campesino desde el siglo XX hasta hoy en Colombia,
ya que su diversidad es tan amplia como el valor que tiene su trabajo para cualquier
sociedad humana en el mundo. Se puede decir que los actores sociales pueden aparecer
autoritario que impera en el país. Pero esa es la apariencia. Parafraseando a James Scott
de su libro Weapons of the Weak, New Haven, Yale University, 1985, cuando se habla
de las armas de los débiles, podemos decir que los sectores subalternos en Colombia no
integral, los servicios públicos y la infraestructura, entre otros. Esto solo será posible si
y solo sí, como lo dice el economista e investigador colombiano, asesor del movimiento
de régimen social, que termine la explotación capitalista en el país, que rompamos las
79
cadenas de la dependencia a las transnacionales, y establezcamos una sociedad sin
medios de producción.
Solo tal vez de esta manera los movimientos sociales rurales colombianos podrán
modelo de desarrollo y una cultura política, que con formas de resistencia positivas y
trabajada, y que de ser otra la estudiada podrían variar mucho las interpretaciones, se
pretende establecer aquí que son básicamente cinco principales discusiones generadoras
relación con los gobiernos de turno en cada coyuntura política; una segunda, que puede
políticas dominantes en el país, en gran parte debido a su alcance solo regional y hasta
local, no logrando casi nunca ser un movimiento de talante nacional; una tercera, la cual
se puede plantear como la discusión entre la poca o mucha crítica y oposición real del
80
colombiano; otra cuarta, de corte más teórico, que deja la discusión entre viejos y
La primera discusión parece ser de un análisis homogéneo por parte de los diferentes
autores citados. La hipótesis de la cual partió este trabajo, que es motivada por el trabajo
de Legrand, K, consiste en que desde la década de 1920 se pueden ubicar las primeras
de 1886, por lo cual el movimiento campesino encontró que iniciar una alianza con los
sectores obreros-industriales de tendencia comunista era algo bueno para ellos, asunto
que deja como ejemplo la famosa masacre de las bananeras en 1928. Autores como
Vega, R, Gilhodes, P y Tovar, H, plantean de manera muy similar que durante esta
Durante la década de 1930 hasta mediados de 1940 esto cambiaría. El paso de una
ascenso de Olaya Herrera en 1930, configuraría una nueva relación de los sectores
agrarios con el Estado. La ley 200 de 1936 fue el primer proceso de reforma agraria que
1945- su principal artífice fue visto como un aliado de las demandas campesinas por la
81
tierra y mejores condiciones laborales en el campo; esto a pesar de en realidad esta ley
no pasara en gran medida al papel y trámites jurídicos. De dicha forma, los campesinos
vieron en este liberal sus banderas, a diferencia de los obreros que se dividieron entre
los comunistas y los gaitanistas durante la década de 1940 hasta la muerte de Jorge
Laureano Gómez en 1950 y el dictador general Gustavo Rojas Pinilla en 1954, inicia y
campo colombiano es el más afectado de todos. Los campesinos se pierden aquí entre
los fusiles y no tienen más opción por optar entre ser liberales o conservadores en tal
No sería hasta el Frente Nacional que resurgirían las luchas y consignas campesinas,
pero se darían de dos diferentes formas: las civiles y las armadas. En la década de 1960
autores como Archila, M, Alturo, G; Peña, L & Bohórquez, J, entre otros más, muestran
como surgen las principales guerrillas colombianas como las FARC, el EPL y el ELN,
cada una estableciendo representar los problemas rurales a través de las armas; pero a la
concentrarían casi todas desde finales de los años 1960 en el más grande movimiento
ponen sobre la mesa su inicial dependencia del gobierno de Carlos Lleras Restrepo –
penúltimo presidente del Frente Nacional entre 1966 y 1970- y su posterior partición en
82
dos líneas, una radical y otra oficial, bajo el mandato de Misael Pastrana -último
presidente del Frente Nacional entre 1970 y 1974- evidenciando así que el movimientos
social campesino más grande de la historia nacional fue una creación misma del Estado,
para luego separarse años después de este por sus iniciativas nada revolucionarias de la
Las dos últimas décadas del siglo XX volvieron a estar marcadas por una intensificación
del conflicto armado, pero esta vez no de corte bipartidista sino de insurgencias y
humanos en las zonas rurales del país, la problemática de las masivas migraciones por el
Se puede concluir entonces de la relación del movimiento campesino con los diferentes
gobiernos y coyunturas políticas durante el siglo XX, que es una relación de ida y
relación con el gobierno, lo cual le costó su independencia por momentos, pero también
Frente a la segunda discusión también hay puntos de encuentro entre los autores en las
diversas coyunturas analizadas. Es claro que el movimiento campesino solo alcanzó una
muestran autores como Fals Borda, O (1975), Rudqvist, A, Zamosc, L, Estela, M &
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Manuel, C. En años anteriores a la ANUC las demandas y los alcances de las ligas y
siquiera la ley 200 de 1936 y su reforma agraria alcanzó a tener una aceptación nacional
por parte del campesinado, sino que tuvo mayor recibimiento en regiones como el
Sumapaz, el sur de Tolima y Huila o el norte del Cauca, entre otros pocos más, pero no
proletariado; esta postura es sustentada por autores que analizan la primera mitad del
siglo XX como Mesa, D, Gilhodes, P o Tovar, H, e inclusive por otros que realizan un
los movimientos y protestas campesinas desde la década de 1920 hasta finalizar el siglo
XX, han sido de clase, no estructurales. Esto permite comprender que para dichos
momentos que se ha aliado con otros como los obreros, estudiantes o indígenas, no ha
sabido congeniar sus demandas con las de estos, logrando que en últimas las demandas
campesinas se hayan convertido en peticiones cerradas que dan poco margen a una
Esta postura se enmarca en que las diferentes reformas agrarias como la de los años
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liberales y neoliberales que en nada configuraban la concentración de la tierra ni el
soberanía alimentaria, el medio ambiente y los DD. HH. Para el fin del conflicto
armado, como una nueva vía, es decir, una alternativa cultural al neoliberalismo y a la
globalización que se expandirían desde esas décadas hasta el día de hoy; para esta
mirada se pueden rescatar autores más contemporáneos como Osorio, F, Reyes, A, Soto,
trabajos de teóricos norteamericanos y europeos, entre los que destacan sobre todos
Charles Tilly, Sídney Tarrow y Alain Tourine, para diferenciar una ruptura histórica y
Esta diferenciación permitiría entender que durante las dos últimas décadas del siglo
postura, ya que considera es sus diferentes trabajos que, si bien es cierto que durante los
años ochenta y noventa si se visibilizan otras demandas diferentes a las clásicas por la
tierra por parte del campesinado, estas viejas luchas aún perviven en las protestas
agrarias y siguen manteniendo una vigencia que no puede permear la real necesidad del
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El último punto de discusión es mucho más general y transversal a la configuración
la insurgencia, que no es otra cosa que la radicalización discursiva que han tenido
aquí nos compete, se puede ver como la estigmatización política ha sido el pan diario de
las diferentes organizaciones campesinas a lo largo del siglo XX, y los diferentes
autores retomados para este estudio documental, al menos en su gran mayoría, parecen
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3.2. Crítica a fuentes y metodologías de análisis.
Tanto las fuentes de la que bebe una investigación, como las metodologías de las que
hace uso, son pieza clave y fundamental de un estudio académico, y para este caso,
aumenta más su importancia al saber que se refiere a un tema tan dinámico como lo es
la movilización y protesta social, la cual, al ser una forma acción humana y colectiva,
cambiantes a lo largo del tiempo, por lo cual, toda investigación que busque una
y fuentes, pero al mismo tiempo muestra ciertas tendencias preferenciales por parte de
Fundamentalmente son dos tipos de fuentes a las que los académicos acuden para tratar
principalmente desde la coyuntura de la ANUC hasta finales del siglo XX, y la prensa
para momentos anteriores como los años veinte y treinta y La Violencia; las fuentes
Por otro lado, las metodologías de las que disponen los trabajos estudiados se basan en
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y libros referentes a la cuestión del movimiento agrario, los cuales son los que
con Colombia, y entre regiones mismas del país; y por último, los análisis complejos,
los cuales relacionan fuentes primarias como prensa, entrevistas y archivos académicos
Autores como Archila. M y Tobasura, I & Rincón, L, son los que más fundamentan sus
manera unos estudios de corte más cuantitativo que cualitativo, pero permitiendo esta
desde el Frente Nacional hasta los años 1990 a través de gráficas y categorización de
durante más de cuatro décadas que estos autores estudian. Al mismo tiempo se puede
más profunda y sintética del fenómeno, ya que se dejan cuestiones importantes de lado
como las motivaciones, las coyunturas o las variantes humanas de todo proceso
organizativo.
Desde otro punto de vista, el de aquellos que descuidan casi por completo cualquier
del tema estudiado, podemos hallar un autor tan clásico como Fals Borda, O, otro
uno especialmente significativo como Pérez, J.M, el cual fue miembro y dirigente de la
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ANUC en Sincelejo, Sucre, y analiza dicho movimiento campesino desde su propia
Los Análisis comparados, aunque son pocos los estudiados, nutren de vital forma la
comprensión de las coyunturas agrarias colombianas al cotejarse con otros países del
continente, e internamente entre tan diferentes estructuras agrarias de las regiones del
país. Palacios, M, Fajardo, D y Mesa, D permite una mirada del papel que tuvieron las
pocas manos. Zamosc, L, Estela, M & Manuel, C. realizan análisis comparados entre
Colombia y otros países, entre los que destaca su equiparación entre la sierra
disímiles entra ambas, los cuales fortalecen una comprensión e interpretación más
Colombia.
proletarización campesina, proceso el cual inicia en Colombia desde los años veinte, la
cincuenta. Por último, también nuevos analistas y académicos como Cubides, F, Osorio,
F, Reyes, A y Alturo, G; Peña, L & Bohórquez, J, dan una nueva visión a través de
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fenómenos vividos en las décadas de 1980 y 1990, que exigen un nuevo nivel
Los vacíos investigativos no son una crítica negativa, como algunos lo piensan, de los
Pueden ser muchos los vacíos que se encuentren en cada trabajo de la bibliografía
estudiada, pero como se dejó claro desde la introducción que este trabajo buscaba sentar
campesino, se hallan tres grandes vacíos, de manera muy general, que quedan
pendientes a mira, bien sea desde otra bibliografía ya existente que se escapó de la
seleccionada por este trabajo –la cual es mucho más que la que aquí se referenció- o,
por otra parte, tres vacíos que pueden ser génesis de futuras investigaciones que
La primera que se logra ubicar, como se intentó mostrar en el subcapítulo 2.4, es el gran
comprendido según los expertos entre 1948-1964, coyuntura la cual dejó grandes
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estragos a lo largo y ancho del país, con una mayor meya en el campo. Esto hiso que,
de este tema sea escasa, ya que la extrema censura a la prensa y la gran cantidad de
invisibilidad tal que es difícil trabajar con registros fiables y buenos, dejando este
complejo periodo una alta deuda de memoria histórica por reconstruir, para de dicha
manera comprender el real papel jugado por el movimiento campesino durante estos
años.
Por otra parte, se pueden hallar estos vacíos no solo a una periodicidad específica, sino
también a una espacialidad determinada. Esto hace referencia a que la gran mayoría, por
no decir que prácticamente todos los libros y artículos revisados, presentan una
básicamente dos trabajos que profundizan en cuestiones más locales, como lo son los
el segundo, que enfatiza en las diferencias y puntos de continuidad entre las exigencias
cual es de suma importancia analítica para entender, desde las dinámicas locales, el
subordinados.
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En este mismo sentido, queda por mencionar el tercer y último gran vacío hallado, el
cual puede entenderse como la predominancia regional que tienen unos departamentos y
zonas del país sobre otras a la hora de entender la relación entre el movimiento
campesino y el territorio. Regiones como la Caribe o la Andina son las que demandan
coyunturas del movimiento campesino, pero que no permiten que se pueda profundizar
Pueden ser muchas más las cosas que queden por analizar. Hoy por hoy los
ser abordados; las viejas demandas por la tierra y las condiciones laborales diferenciales
colombiano como lo es el campesino, por lo cual este asunto requiere no solo un mayor
compromiso de la academia con lo rural, sino también una mayor responsabilidad del
Estado mismo por cumplir su deuda histórica con sus raíces: los campesinos.
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Bibliografía
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Palacio, M. (2011). ¿De quién es la tierra? Bogotá: Fondo de cultura económica Ltda.
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Soto, L. (2008). Del movimiento social campesino a los nuevos movimientos sociales
Tobasura, I. (2005). Las luchas campesinas en Colombia en los albores del siglo XXI:
Tovar, H (1975). El movimiento campesino en Colombia durante los siglos XIX y XX.
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Zamosc, L. (1990). Luchas campesinas y reforma agraria: la sierra ecuatoriana y la
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