La Química de Las Emociones
La Química de Las Emociones
La Química de Las Emociones
En este artículo vamos a tratar las sustancias químicas, pero con un significado bastante diferente. Vamos a tratar de la
química de las emociones, de los compuestos que intervienen en las sensaciones relacionadas con ellas. Como emociones
sentimos muchas, y de todas a la vez no se puede hablar, pues para empezar “hablemos del amor”, que no es mal tema.
¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Qué le pasa a la química de nuestros sistemas y
tejidos cuando nos ocurre algo, tan sencillo como maravilloso, que suele sucedernos a todos.
Los poetas nos han deleitado cantando al más maravilloso de los sentimientos desde todos los ángulos, con palabras
bellísimas y con infinitos matices, pero los químicos también tenemos cosas que decir al respecto, quizás menos
seductoras, pero no por ello menos importantes y realistas.
La química del amor es expresión acertada para intentar explicar, desde el punto de vista biológico, las reacciones químicas
que subyacen y motivan el mundo de sensaciones que se desencadena en nuestro cuerpo cuando nos enamoramos,
aunque para los más románticos sea difícil de aceptar una explicación bioquímica del amor. En la cascada de reacciones
que ocasionan las emociones hay electricidad - descargas de pequeño voltaje entre las neuronas para comunicarse entre
ellas y comunicar unos sistemas con otros y así coordinar las respuestas a los estímulos- y hay química -hormonas y otras
sustancias que salen de los nervios y de las glándulas, y viajan por la sangre para participar en esa comunicación entre los
órganos y las células-. Ellas son las que hacen que un amor descontrole nuestra vida y ellas son las que causan buena parte
de los comportamientos que identificamos con el estado de enamoramiento.
Los síntomas del enamoramiento, que muchas personas hemos percibido alguna vez, son el resultado de complejas
reacciones químicas en el organismo, que nos hacen sentir aproximadamente lo mismo a todos, aunque a nuestro amor
lo sintamos como único en el mundo. Si alguien nos gusta mucho, cuando hablamos con él o ella nuestras rodillas flaquean,
sentimos mariposas en el estómago y apenas podemos balbucear algunas frases incoherentes, si dormimos poco y
pensamos constantemente en él o ella. Todo lo anterior se mezcla creando una revolución interna que convierte lo
racional en irracional, la prudencia en torpeza y la serenidad en nerviosismo, hay euforia cuando las cosas van bien, y
bruscos cambios de humor cuando van mal. Todo esto se debe a compuestos químicos llamados monoaminas, que
aparecen en el cerebro. Cuando uno siente amor por alguien, varias regiones del cerebrales se activan, pero en especial
una pequeña zona, que es parte del sistema de recompensa del cerebro". Y la capacidad de mantener un vínculo a largo
plazo es una característica de sólo el 3 % de los mamíferos.
Pero ¿qué pasa cuando encontramos a la persona deseada? Se dispara la señal de alarma y de acuerdo a algunos
investigadores, el amor equivale a una sobredosis hormonal, que es la que dispara las reacciones visibles y las sensaciones
percibidas. A través del sistema nervioso, el hipotálamo – una glándula pequeñita en la base del cerebro - envía mensajes
a diferentes sistemas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción
de adrenalina y noradrenalina – compuestos transmisores que comunican entre sí a las células nerviosas y a éstas con
otros órganos - . La adrenalina incrementa la presión sanguínea, acelera el ritmo cardíaco (130 pulsaciones por minuto) y
hace que respiremos más pesadamente. La alta presión sanguínea provoca el síntoma de las palmas sudorosas y de los
rubores de las primeras etapas del enamoramiento, mientras que la respiración más profunda lleva a oxigenar más el
cuerpo, dándole más energía y provocando a veces una “sobredosis de oxígeno”, uno de esos momentos donde nos
sentimos flotar. ¿O era eso lo que llamábamos estar enamorados?
*La existencia elevada de noradrenalina en el cuerpo provoca una elevación del humor y hace que nos sintamos seguros
y a gusto cuando compartimos momentos con la persona que consideramos especial.
Los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que
llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan los orígenes de
un montón de emociones: el miedo, el orgullo, los celos, y, por supuesto, el llamado enamoramiento. A través de nervios
microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El
organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas. Las órdenes se
suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, … Todo es urgente, impelente... Aquí apenas
manda el intelecto, ni la fuerza de voluntad. Es el reino del “siento, luego existo”, de las atracciones y repulsiones
primarias..., es el territorio donde la razón es una intrusa.
De la emoción al enamoramiento
Los hombres, son los que parecen ser más susceptibles a la acción de las sustancias asociadas al amor. Ellos se enamoran
más rápida y fácilmente que las mujeres.
El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto
orgánico, estimulante natural, similar a una anfetamina que tiene la capacidad de aumentar la energía física y la lucidez
mental. Según estudios se afirma que la producción de feniletilamina en el cerebro puede ser disparada por cosas tan
básicas como una profunda mirada a los ojos o un simple rozar de manos, al igual que el rubor, la transpiración excesiva
en la palma de las manos, el pulso acelerado y la respiración agitada son explicadas clínicamente como un caso de
sobredosis de FEA. No es una explicación muy romántica, ¿cierto?; El cerebro responde a tal compuesto con la secreción
de dopamina (inhibe el apetito), norepinefrina y oxitocina, provocando que los enamorados puedan permanecer horas
coqueteándose o conversando sin sensación alguna de cansancio o sueño.
Estos compuestos ayudan a forjar lazos permanentes entre la pareja tras la primera oleada de emoción y por si fuera poco
hasta fortalecen el sistema inmunológico. En caso contrario, a las personas que tienen menos receptores cerebrales de
los que se necesitan para recibir la oxitocina, se les dificulta establecer lazos permanentes con su pareja.
Lamentablemente el período de enamoramiento no es eterno, perdura de 2 a 3 años, incluso a veces más, pero al final la
atracción bioquímica decae. Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias.
Es entonces cuando comienza una segunda fase donde están presentes otro tipo de sustancias químicas como las
endorfinas de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos; los que confieren la sensación común de seguridad,
comodidad y paz, dando lugar a la etapa del apego.
Tras la bajada de FEA, las personas pueden sentirse cada vez menos enamoradas, pero si a esto le agregamos que se han
dejado llevar por el sentimiento sin darle el espacio que se merece al raciocinio, seguramente experimentarán
insatisfacción, frustración, separación e incluso el odio.
Cuando la relación de pareja se rompe, se involucra ciertas sustancias químicas; el nivel de feniletilamina se derrumba y
el cuerpo experimenta una especie de "síndrome de abstinencia" que coincide con el ansia de comer chocolate (rico en
feniletilamina) que sienten muchas personas tras una ruptura.
Sin embargo, si queremos conservar aquella pareja que nos ha hecho liberar una gran cantidad sustancias químicas y ha
provocado que nos comportemos y sintamos de manera diferente, es necesario buscar formas efectivas de convivencia y
luchar para que el proceso deje de ser meramente químico.
LA FENILETILAMINA: La feniletilamina controla el paso de la fase del gusto a la fase del amor. Es un compuesto químico
con un efecto poderoso, tan poderoso que puede tornarse adictivo. Los dependientes de feniletilamina tienden a saltar
de un romance a otro, abandonando su pareja tan pronto como el coctel químico inicial se desvanezca.
Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de:
• LA DOPAMINA
Comúnmente se asocia con el sistema de gusto del cerebro, dando lugar a sentimientos de atracción y refuerzo que nos
motivan a hacer ciertas actividades. Se libera a través de experiencias naturales placenteras, tales como el juego o la
comida. Algunos estudios indican que cuando se inyecta dopamina a roedores hembra en presencia de un roedor macho,
la hembra lo escogerá más tarde entre una multitud.
• LA NOREPINEFRINA
Otro neurotransmisor que induce euforia en el cerebro, dándole una dosis refuerzo de adrenalina natural. Esto causa que
el corazón lata más fuerte y la presión sanguínea aumente. Por ello parece que se nos sale el corazón o nos sudan las
manos cuando vemos a alguien por quién nos sentimos atraídos.
• LA OXITOCINA
Se la conoce en ocasiones como "la sustancia química del abrazo". Esta hormona puede ser la responsable del último
estadio del amor: el nacimiento de los lazos afectivos en una pareja. Se sabe que es liberada por el cuerpo principalmente
durante los momentos del parto estimulando las contracciones y el amamantamiento de los recién nacidos. Por otra parte,
la oxitocina promueve las conductas maternales, que son la razón por la que nos mantenemos unidos a nuestra pareja
después de que los signos de las primeras etapas del enamoramiento ya no sean tan evidentes. Pero recientemente se ha
observado que puede influenciar además en nuestra habilidad para unirnos a otros, dado que ambos géneros liberan esta
hormona cuando se tocan y se abrazan, teniendo lugar un aumento máximo del nivel de oxitocina.
*Se ha observado que las personas que vivieron una desilusión amorosa, buscarían compensar la disminución de
feniletilamina a través del consumo de chocolate, golosina especialmente rica en ésta sustancia.
• FASE DE PERTENENCIA
Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura se desvanece
gradualmente, la fase de atracción no dura para siempre y comienza entonces una segunda fase que algunos llaman de
pertenencia, dando paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz.
Dicho estado está asociado a otra DUCHA QUÍMICA. En este caso son las endorfinas -compuestos químicos naturales de
estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos- los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una
nueva etapa, la del apego. En conclusión, esta clase de amor está dirigida por las siguientes hormonas:
OXITOCINA: Que como lo decíamos anteriormente s conocida como "la sustancia del abrazo de la química del amor ".
VASOPRESINA: También llamada "la sustancia química de la monogamia". Ciertos investigadores han observado que la
supresión de vasopresina puede provocar que los machos abandonen su nido de amor y busquen nuevas compañeras.
ENDORFINAS: Son compuestos bioquímicos que potencian nuestro sistema inmunitario, bloquean la lesión de los vasos
sanguíneos, tienen propiedades anti-estrés y anti-envejecimiento, alivian el dolor y también ayudan a mejorar
la memoria.
*
Niveles altos de oxitocina y vasopresina pueden interferir con los caminos de la dopamina y la norepinefrina, lo cual
puede explicar por qué con el tiempo la sensación de apego crece mientras que la locura del amor decae.
Fenil-Etil-Amina (FEA).