La Prueba Del Amor para Jovenes
La Prueba Del Amor para Jovenes
La Prueba Del Amor para Jovenes
DEL
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LA PRUEBA DEL AMOR
e625 - 2018
Dallas, Texas
e625 ©2018 por Itiel Arroyo
Todas las citas Bíblicas son de la Nueva Traducción Viviente (NTV) a menos que se
indique lo contrario.
ISBN: 978-1-946707-96-3
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A LOS AMANTES QUE RESISTEN LAS PRUEBAS
Y A DÁMARIS, EL ALMA INFINITA CUYAS
PROFUNDIDADES SOLO COMIENZO A DESCUBRIR.
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
O “¿Qué es el amor?”
. . . . . . . 14
O “Dios se cuela en las bodas incluso
aunque no le inviten”
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
O “Un fuego capaz de fundir dos almas”
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
O “Es más importante tener potencia en
tu corazón que en tus genitales”
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
O “Cómo colaborar con Dios en la
restauración de las personas”
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O «¿QUÉ ES EL AMOR?»
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¿QUÉ ES EL AMOR?
Me cuesta imaginar una generación que haya estado más confun-
dida acerca de lo que es el amor que la nuestra. Constantemente
somos influenciados con mensajes confusos acerca de lo que signi-
fica el amor.
¿Será que el amor es realmente el argumento de esa canción, la
escena de aquella película o la imagen en esa valla publicitaria?
Los adolescentes suelen creer o al menos dicen que amar es ena-
morarse, las madres dicen que es lo que sintieron cuando olieron
por primera vez la piel de su bebé sobre su pecho y los padres dicen
que es asegurarse de que sus hijos tengan las cosas que necesitan.
Algunos esposos cuando hablan de amor hablan de respeto, las
esposas hablan de tiempo. Los jóvenes parece que hablan de besos
y caricias y los ancianos de compañía y protección.
Entonces, ¿qué forma tiene el amor? ¿Puede significar distintas
cosas para distintas personas?
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O «DIOS SE CUELA EN LAS
BODAS INCLUSO AUNQUE NO
LE INVITEN»
ADÁN Y EVA
Con la costilla hizo a la mujer y se la llevó al hombre. Al verla, el
hombre exclamó: «¡Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi
carne! Se llamará «mujer» porque fue sacada del hombre».
Es por eso que el hombre deja a su padre y a su madre y se casa
con su mujer, y los dos llegan a ser como una sola persona.
Aunque en ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, no
se sentían avergonzados.
Génesis 2:22-25
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BODAS
Cuando estoy en una boda siempre tengo la misma sensación, la
sensación de estar presenciando algo sagrado.
Es fácil distraerse con lo secundario, como si todo eso se tratase
de un encuentro social más, donde la gente se viste con su mejor
traje, come mucha comida y hace sus mejores intentos para salir
guapa en las fotos.
Corbatas, tacones, flores, manteles y bailes.
Solo una excusa para lucirse y ver cómo otros se lucen.
Espera, no olvidemos a los novios.
Es fácil perder el enfoque y no percibir el misterio, lo que está a
punto de ocurrir entre él y ella, en ese lugar, en ese momento, con
esos testigos, dos almas se van a fundir como una sola.
Es por eso que el hombre deja a su padre y a su madre y
se casa con su mujer, y los dos llegan a ser como una sola
persona.
[Génesis 2:24]
Eso es más que dos personas compartiendo su firma en un docu-
mento legal, esa es una conexión profunda y transcendente. Una
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DEBAJO DE LA CHUPPAH
En los tiempos de Jesús, cuando un hombre judío amaba a una mu-
jer judía, se casaba con ella debajo de una Chuppah. La Chuppah
era una especie de dosel sujeto por sus esquinas por cuatro palos,
que se sostenía sobre los novios durante la ceremonia nupcial. Esa
tela sobre sus cabezas, no era una tela cualquiera, era un Tallit,
un manto de oración que los judíos ponían sobre sus cabezas para
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UNIÓN EXCLUSIVA
Es interesante notar que, en la ceremonia nupcial, solo la pareja y
nadie más que ellos permanecían bajo el dosel, porque el matrimo-
nio es una zona de exclusividad para dos y no hay lugar para tres. El
matrimonio es una unión sagrada porque es una unión exclusiva.
¿Te has dado cuenta de que incluso aquellos que dicen no creer
en el matrimonio se emocionan en la boda de una pareja que sí
cree? Hay lágrimas en el ambiente, vellos de punta, nostalgia. ¿Sa-
bes por qué? Porque pueden percibir la belleza, el valor y la pureza
de lo que está ocurriendo: un hombre y una mujer caminando por
el pasillo para encontrarse con su amado en el altar, diciendo «No»
a todas las demás personas para decir «Sí» a una sola para siempre.
Rechazando todas las demás opciones posibles. Apostándolo todo a
una sola carta.
«De entre los siete mil millones de personas que hay en el plane-
ta, te elijo a ti para darme de una manera única que no haré con
nadie más».
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Todos podemos percibir el poder de ese acto, por eso nos con-
mueve, porque estamos siendo testigos de la creación de algo sin
igual que solo les pertenecerá a ellos. Exclusivamente a ellos. Lo
sagrado de ese vínculo deriva de su exclusividad.
Mientras escribo estas líneas, en la televisión emiten un Reali-
ty Show basado en casar a dos personas y seguirlos con cámaras
durante el primer mes de su matrimonio concertado, captar los
momentos de la pareja en su luna de miel, aprendiendo a convivir
en su nueva casa y realizando las compras.
Acariciándose y besándose.
Peleándose y gritándose.
Pidiéndose perdón y reconciliándose.
Tengo que ser honesto, quedé enganchado cuando los vi discu-
tir acerca de cómo colocar la ropa en el armario. Eso es televisión
cautivante y estoy seguro de que a ti también te hubiese cautivado
si lo hubieses visto. Porque en cierto modo nuestra alma sabe que
estamos haciendo algo prohibido, estamos violando la exclusividad
de un matrimonio.
Obviamente la cadena paga un precio elevado a la pareja para
emitir públicamente su vida matrimonial, pero, aunque en ese
momento no lo crean, es la pareja quien paga un precio mayor.
Entregan su confidencialidad, el secreto de su intimidad, el miste-
rio de su unión, a cambio de dinero. Y cuando han entregado eso
que era solo suyo, deja de ser de ellos solos para siempre. Pierde su
valor. Han metido mucha gente debajo de la Chuppah y la conse-
cuencia probable será que ellos terminarán afuera. Tienen dinero,
pero ya no tienen exclusividad. Han profanado ese lugar sagrado
irremediablemente y lo notarán en conversaciones de todo tipo por
el resto de sus vidas.
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Cuando los novios salían del Tálamo nupcial, los padres de ellos
entraban en busca de las marcas de sangre virginal de la mujer
sobre la cama para validar el matrimonio. Entiende esto, aunque
te resulte incómodo. A pesar de que la verdadera virginidad está
más relacionada con el alma que con el cuerpo, el derramamiento
de sangre está involucrado en el acto sexual de la pareja virgen.
Porque para Dios, el matrimonio no es un contrato humano que
se firma con tinta, es un pacto espiritual que se sella con sangre.
Porque en el mundo de Dios todo pacto se confirma con sangre.
Eso es espiritual.
Me atrevería a decir que no hay nada más exclusivo en la pa-
reja que sus encuentros sexuales. Les pertenece a ellos y no debe
compartirse con nadie más. Sin embargo, en una sociedad donde el
sexo se proyecta por las pantallas, se vende por internet y se practi-
ca sin compromiso, es fácil olvidar que el sexo es espiritual.
Nos han hecho creer que es solo carne.
Nos han hecho pensar que solo es intercambio de fluidos.
Nos han convencido de que solo es instinto.
Los medios masivos de comunicación lo han presentado como
simple apareamiento, como en un documental de National Geo-
graphic. De hecho, muchos de los encuentros sexuales en nuestra
cultura se parecen demasiado a eso.
Solo hay que escuchar cómo hablamos para saber cómo
pensamos:
No te fíes de ese zorro.
Es una loba en la cama.
Fui presa de sus encantos.
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Pero Dios dice que el sexo es espiritual, de hecho, pocas cosas son
tan espirituales como el sexo y por eso debemos protegerlo. Es una
unión misteriosa donde las almas se funden mientras los cuerpos se
unen.
Los dos llegan a ser como una sola persona.
[Génesis 2:24]
Esta unión misteriosa de dos personas que siguen preservando
su identidad individual, pero al mismo tiempo se convierten en un
solo ser, apunta a algo que trasciende de la realidad visible. Vale la
pena luchar por preservar ese vínculo espiritual y pocas cosas son
más atacadas en nuestra sociedad que esa conexión especial.
ECHAD
«Echad» es la palabra en hebreo que se utiliza en Génesis 2:24 para
decir que Adán y Eva se hacen «Uno» y es la misma palabra en
hebreo que se utiliza en Deuteronomio 6:4 para decir que Dios es
«Uno».
¿Puedes captar a dónde quiero llegar?
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DESNUDOS
Pero, ¿hasta qué profundidad puede llegar esa conexión?
Hasta que como Adán y Eva puedan «estar desnudos sin sentir
vergüenza». Y no me estoy refiriendo solo a mostrar la piel, sino a
mostrar aquello que está debajo de ella. Porque desnudar el alma
es más difícil que desnudar el cuerpo. Pero el matrimonio ha de ser
esa atmosfera segura para quedar totalmente expuesto delante de
otro ser humano, donde abrir todas las puertas y ventanas de su
corazón.
Sin mascaras.
Sin secretos.
Sin mentiras.
Hasta que te enfrentes con esa aterradora pregunta:
¿Podrá amarme cuando me vea totalmente desnudo?
Hasta quedar conectados sin ninguna capa de protección.
Absolutamente vulnerables, pero absolutamente seguros.
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Hasta que puedas sentir que «Ella es hueso de mis huesos y carne
de mi carne». En la Biblia, los huesos se refieren a la fortaleza y la
carne a la debilidad, por lo que podría traducirse así: «En lo que yo
soy débil ella es fuerte, en lo que ella es débil yo soy fuerte».
Hasta quedar comprometidos con la desnudez del otro, no para
juzgar sino para que sea ser «su ayuda ideal». Complementarlo.
Hasta que unidos reflejen a Dios.
Eso no te lo puede dar una relación fugaz.
Esa es la recompensa de un pacto.
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EL COSTO DE LA BODA
Pero sinceramente, el costo para Jesús de esta Gran Boda ha sido
muy alto y creo que esto nos enseña algo acerca de lo que cuesta
un matrimonio.
Adán fue sometido a un sueño placentero para recibir a Eva, pero
Jesús fue sometido a una muerte terrible para recibir a la Iglesia.
Adán fue abierto en su costado y el precio que pagó para obtener
a su esposa fue una simple costilla; Jesús fue abierto en su costado
y el precio que pagó para obtener a su esposa fue cada gota de su
sangre.
No podemos quedarnos con la primera señal del agua convertida
en vino y olvidarnos de la señal de la cruz. La primera apuntaba a
la esperanza, pero la última apuntaba al costo.
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O «UN FUEGO CAPAZ DE
FUNDIR DOS ALMAS»
LA SULAMITA Y EL PASTOR
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UN POEMA DIVINO
Cantar de los Cantares, a diferencia de la pornografía, busca la
exaltación de la belleza y no la mera excitación. La libertad y no la
esclavitud.
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SE ABRE EL TELÓN
Esta gran obra tiene una composición que podría asemejarse a una
ópera de nuestros días y fue escrito para ser interpretado y canta-
do, probablemente en la fiesta de las bodas judías.
No es un texto que narra una historia lineal, sino una colección
de cantos románticos que describe la belleza del amor entre una
campesina de Sulem y un pastor de su región, su fascinación el uno
por el otro y sus encuentros sexuales apasionados. Aunque no es
sencillo descubrir la historia que se encuentra detrás de la poesía,
hay versos sueltos que, como piezas de un rompecabezas, al conec-
tarlos unos con otros forman un cuadro impresionante del amor
fiel de la Sulamita por su amado pastor, un amor tan real que ven-
ce a la tentación más grande y que no se rinde ante los obstáculos.
En realidad, esta no es una historia de dos, sino de tres. De dos
enamorados y un tercero que intenta capturar el corazón de la pro-
tagonista. Aunque algunos interpretan la historia de otra manera,
yo estoy convencido de que el Cantar de los Cantares está dedicado
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MI VIÑA NO SE VENDE
Hacia el final del poema, la Sulamita hace una declaración desa-
fiante al Rey Salomón, que estaba acostumbrado a comprarlo todo
con dinero, diciéndole «Yo soy la dueña de mi viña y yo decido
a quien dársela, quédate con las mil monedas de plata» [8:12]
hablando metafóricamente de su sexualidad y añade «Si un hombre
trata de comprar amor con toda su fortuna, su oferta será total-
mente rechazada» [8:7].
Ni toda la gloria que poseía el Rey Salomón pudo convencer a la
joven campesina para que se entregara a él, porque ella ya había
decidido a quien se iba a entregar.
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EL SEXO ES BUENO
En el romance descrito en Cantar de los Cantares, los encuentros
sexuales de la pareja son descritos como la máxima expresión de su
amor, lo que refleja el pensamiento de Dios acerca del sexo.
Desde las primeras páginas de la Biblia, desde el momento que
Dios ordenó a Adán y a Eva: «Tengan muchos hijos» [Génesis 1:28],
queda evidenciado que Dios no solo es el creador del sexo sino
también su principal promotor.
El sexo fue idea de Dios.
El diseño de acople del pene y la vagina fue idea de Dios.
El intercambio de fluidos fue idea de Dios.
El orgasmo fue idea de Dios.
Sí, una gran idea.
Algunas mentes pueden escandalizarse con la afirmación de que
Dios aprueba el placer, pero no solo lo aprueba, sino que diseñó
concienzudamente el cuerpo humano para disfrutarlo.
¿No fue Dios quien diseñó nuestra lengua con papilas gustativas
para percibir los miles de sabores que creó para nuestro placer? ¿No
fue Dios quien diseñó nuestro cuerpo para percibir olores, sonidos
y sensaciones que producen en nosotros todo tipo de placer? Esta
sensibilidad no es por mera supervivencia, es un derroche de crea-
tividad a favor nuestro, solo para darnos placer. Y ese es el mismo
Dios que diseñó el glande y el clítoris en nuestros cuerpos con la
única finalidad de que disfrutásemos del placer sexual. Y añadió
que era bueno en gran manera.
Dios está tan comprometido con nuestro placer, que cuando creó
a Adán y Eva los puso en un jardín conocido como «Eden», que en
hebreo significa «Lugar de delicias».
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SEXO SEGURO
Recuerdo una conversación que tuve con una pareja cristiana unas
semanas antes de su boda. En ese momento tenían unos días libres
y la posibilidad de hacer un viaje juntos al extranjero, pero querían
saber mi opinión respecto a ese viaje. Para que entiendas el contex-
to, tienes que saber que esa pareja tenía el lugar de la ceremonia
reservado, las invitaciones entregadas y hasta habían acordado el
menú del restaurante. La boda era algo seguro y todos lo sabíamos.
- ¿Me están preguntando si me parece prudente que hagan
un viaje solos al extranjero antes de casarse con los riesgos
que eso supone? – les pregunté.
- Es una gran oportunidad que no se volverá a repetir – me
contestaron ellos casi como una súplica.
- ¿Se dan cuenta de que un viaje como ese implica expo-
nerse a la posibilidad de tener contacto sexual antes de
que se casen? – les volví a preguntar con asombro sabiendo
que era una pareja que conocía el diseño de Dios para el
sexo. Seguidamente les expuse la realidad de la tentación
a la cual se iban a exponer estando solos en otro país, en
un hotel y en la misma habitación. A lo que finalmente me
contestaron:
- Si nos amamos, ya hemos decidido que vamos a casarnos
y tenemos todo listo para la ceremonia, ¿qué hay de malo en
mantener relaciones sexuales unas semanas antes de la boda?
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Por esa razón, Dios estableció que el sexo debe ser algo reservado
para dos personas que se comprometan a proteger el alma de la
otra persona para siempre, porque en el acto sexual se produce una
unión tan profunda, que sin un pacto que la proteja, puede destruir
profundamente.
Ese pacto de protección se llama matrimonio.
Recuerdo que, en nuestra luna de miel, cuando mi esposa y yo
hicimos el amor por primera vez, una lágrima de deslizó por su
mejilla. Pensando que quizá la había hecho daño, que no había sido
lo suficientemente cuidadoso, la pedí perdón. Pero ella, mirándome
a los ojos con su alma más desnuda de lo que estaba su cuerpo, me
dijo unas palabras que jamás olvidaré: «No lloro de dolor, sino de
emoción. Estoy asombrada por lo que siento, aunque no sé cómo
explicártelo. Por primera vez he sentido como alguien entraba
en mi alma. Te siento más cerca, más dentro, más mío, de lo que
jamás te he sentido. Me siento vulnerable como nunca, pero a la
vez me siento segura».
No tienes derecho de entrar en un lugar tan sagrado como el
alma de una persona si no te comprometes a cuidar su alma para
siempre.
Aunque anualmente el gobierno español haga una campaña
publicitaria animando a los jóvenes a usar el preservativo en sus
relaciones sexuales para evitar embarazos no deseados o el conta-
gio de enfermedades de transmisión sexual con el slogan: «Practica
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Por ejemplo, una aventura son dos personas que han encendido
una llama de pasión, pero sin amistad y sin compromiso. Por mucho
que intentan que esa llama les caliente, es insuficiente. Les deja
insatisfechos. Fríos.
Una de nuestras amigas, hablando honestamente de su pasado de
promiscuidad, nos contó lo fría que se sentía cada fin de semana
cuando se acostaba con el hombre que acababa de conocer en el
bar: «Ahí estábamos dos desconocidos sobre la cama, actuando
como si tuviésemos una verdadera relación, pero era una farsa,
estaba vacío y yo lo sabía. No hay cosa más insatisfactoria que
sentir como ese hombre entra dentro de tu cuerpo y te penetra
hasta el alma y cuando todo termina saber que no hay conexión
real. Mirarlo y preguntarse: ¿quién es este al que le he entregado
algo tan mío?
O piensa en un matrimonio que se ha conformado con cuidar
la llama del compromiso, pero que ha descuidado su amistad y su
pasión. Igualmente, esa llama no es suficiente para calentarlos. Les
deja insatisfechos. Fríos.
Cuando separas las llamas, quedas insatisfecho.
En una fría oscuridad.
Y créeme, no fuiste creado para eso.
SIN VERGÜENZA
Aunque en ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnu-
dos, no se sentían avergonzados.
[Génesis 2:25]
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O «ES MÁS IMPORTANTE
TENER POTENCIA EN TU
CORAZÓN QUE EN TUS
GENITALES»
AMNÓN Y TAMAR
El príncipe Absalón, hijo de David, tenía una hermosa hermana
llamada Tamar. Amnón, su medio hermano, se enamoró intensa-
mente de ella. Tanta angustia sufrió Amnón por aquel amor que
se sintió enfermo. No encontraba la manera de estar a solas con
ella, pues ella era virgen. Pero Amnón tenía un amigo muy astuto,
su primo Jonadab hijo de Simá, hermano de David. Un día Jonadab
dijo a Amnón:
—¿Qué te pasa, pues cada día te ves más desmejorado? ¡No
pareciera que fueras hijo del rey!
—Estoy enamorado de Tamar, mi medio hermana —le respondió
Amnón.
—Bien —dijo Jonadab—, te diré qué debes hacer. Anda, acuéstate
y simula estar enfermo. Cuando tu padre venga a verte, pídele que
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deje venir a Tamar para que te prepare algo de comer. Dile que te
sentirás mejor si ella te da la comida.
Así lo hizo Amnón. Cuando el rey fue a verlo, Amnón le pidió que
su hermana Tamar le preparara dos tortas y se las sirviera.
(Entonces Amnón) le dijo a Tamar:
—Ahora tráeme la comida a mi habitación, y dame tú misma de
comer.
Tamar le llevó las tortas que le había preparado. Pero cuando se
acercó para darle de comer, Amnón la agarró y le exigió:
—Acuéstate conmigo, hermana mía.
—¡Amnón! —gritó ella—. ¡No seas necio! ¡No me hagas esto! Tú
sabes cuán grave es este delito en Israel. ¿A dónde podría ir con
mi vergüenza? Y tú serías conocido como el más grande perverso
de Israel. Mejor habla con el rey, que de seguro él dejará que nos
casemos.
Pero Amnón no atendió a sus ruegos, sino que, como era más
fuerte que ella, la agarró por la fuerza y la violó. Luego, repentina-
mente su amor se convirtió en odio, y la odió mucho más de lo que
la había amado.
—¡Largo de aquí! —le gritó.
—¡No, no! —lloró ella—. Rechazarme ahora es un crimen peor que
el que ya has cometido.
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AMOR O DESEO
Alguien le preguntó a un sabio: ¿Cuál es la diferencia entre desear
o amar?
Y el sabio contestó con esta metáfora: Cuando deseas una flor,
simplemente la arrancas para usarla en tu beneficio, pero cuando
amas una flor, la riegas y la proteges velando por su beneficio. Si
comprendes esto, comprenderás la diferencia.
Desear es tomar posesión de alguien y esperar que satisfaga tus
necesidades, a pesar de la terrible consecuencia de que termine
marchitándose como una flor cortada.
Amar es buscar el bienestar máximo de la otra persona, incluso
por encima del bienestar personal. Es derramarte sobre el ser ama-
do como agua que se derrama sobre una flor.
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Entonces,
¿Cómo puede ser amor si no respeta a la otra persona?,
¿Cómo puede ser amor si avergüenza a la otra persona?,
¿Cómo puede ser amor si destruye a la otra persona?
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Sin respuestas.
Solo una insoportable sensación de estar incompleto.
Realmente hay pocas cosas más decepcionantes que conseguir lo
que queremos y descubrir que lo que realmente queríamos era otra
cosa.
Entonces Amnon volvió a mirar a Tamar y sintió ira.
Porque la expectativa no cumplida siempre conduce a la ira.
Aborreces el objeto que tanto habías deseado porque te
decepciona.
Lo que Amnón no entendió es que el sentido de su vida, la pleni-
tud de su alma, las respuestas a las preguntas de su corazón, no se
encontraban en Tamar, sino en el Rey. En su Padre.
Nuestro significado se encuentra en la bendición del Padre.
No hay otro lugar donde un hijo puedo encontrar significado
PELIGROSAMENTE NECIOS
Desconocer el poder que tiene el sexo para crear o destruir en la
vida de las personas es la evidencia de una generación necia.
El sexo mal usado puede convertir el amor en odio.
Como pastor recibo constantemente mensajes de jóvenes que
creyeron que dar sexo a sus parejas antes de casarse les uniría más
y los impulsaría hacia el matrimonio, pero que descubrieron con
dolor que el sexo en el momento incorrecto los separó y anuló
todos sus planes de futuro.
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Te lo prometo.
Pero honestamente, siendo alguien que he sufrido en la lucha
contra mis deseos sexuales, le pregunté a Dios: ¿Por qué desarro-
llamos nuestro deseo sexual antes de tener tu aprobación para
utilizarlo?
A los catorce años, la mayoría de hombres y mujeres ya estamos
físicamente listos para mantener relaciones sexuales y con el im-
pulso para hacerlo: somos una bomba de hormonas en ebullición.
Sin embargo, Dios no nos permite mantener relaciones sexuales
con nuestra pareja hasta el matrimonio, que puede tardar años en
llegar.
¿No sería más fácil que el despertar sexual se produjese el día de
la boda?
¿Por qué Dios nos ha diseñado de tal manera que tengamos que
ejercer una lucha tan feroz contra nuestros deseos sexuales para
llegar vírgenes al matrimonio?
La respuesta de Dios le dio un sentido a mi batalla sexual:
Al activar tu deseo sexual antes de tener permiso para utilizarlo
te estoy dando la oportunidad de llevar el tesoro de tu conquista a
tu amado en la noche de bodas.
Cuando un soldado de la antigüedad conquistaba una ciudad,
tenía derecho a tomar una parte de su tesoro para llevarlo como
obsequio a su amada, para honrarla por estar esperándole fiel-
mente en su hogar. Una joya pulida, una figura tallada o una tela
bordada era lo común. Lo importante de ese tesoro, no era su valor
cuantitativo sino su valor simbólico. Cuanto más difícil, peligrosa
y violenta había sido la batalla para conquistar esa ciudad, mayor
valor representaba el tesoro que le llevaba a su amada. Ese objeto
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O «CÓMO COLABORAR CON
DIOS EN LA RESTAURACIÓN
DE LAS PERSONAS»
OSEAS Y GÓMER
Aquí está el primer mensaje: El SEÑOR le dijo a Oseas: «Ve y cásate
con una prostituta, y ten hijos con ella. Esto ilustrará la forma en
que mi pueblo me ha sido infiel, cometiendo abiertamente adulte-
rio contra mí al rendir homenaje a otros dioses».
Así que Oseas se casó con Gómer, hija de Diblayin, la cual quedó
embarazada y le dio un hijo.
Entonces el SEÑOR me habló por segunda vez, y me dijo: «Ve y bus-
ca a tu esposa de nuevo, y tráela de vuelta contigo y ámala, aunque
ella ame a otro hombre. ¡Porque así es como el SEÑOR ama a los
israelitas, aunque ellos han preferido rendir homenaje a otros dioses y
participan de las comidas especiales que les ofrecen!»
Así que la compré por ciento ochenta gramos de plata y tres-
cientos sesenta litros de cebada,
Oseas 1:2-3; 3:1-2
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describe cómo los seres humanos que Dios creó para amar usaron
su libertad para traicionarle y destruir su creación, el autor describe
lo que ocurrió en el centro mismo de la divinidad:
Entonces el Señor lamentó haber creado al ser humano y
haberlo puesto sobre la tierra. Se le partió el corazón.
[Génesis 6:6 NTV]
Otras traducciones lo expresan diciendo que «le dolió el corazón
como si se lo estuviesen rasgando».
¡A Dios se le partió el corazón! Fueron las personas a la que tomó
el riesgo de amar, a las que les dio poder sobre su corazón, las que
tomaron ese regalo precioso y lo hicieron pedazos. Quizá las gotas
que cayeron del cielo en el diluvio fueron las lágrimas de un Dios
con el corazón desgarrado.
¿Qué nos dice esto acerca de Dios? Quizá para algunos esta sea
una perspectiva totalmente nueva. Estamos tan acostumbrados a
imaginar la divinidad como una fuerza impersonal o como un con-
junto de leyes que gobierna el cosmos, que nos cuesta imaginarlo
como un ser emocional. Nos es sencillo percibirlo como creador,
como juez supremo, como conjunto de verdades, como sistema
religioso, pero… ¿cómo un amante? ¿Como alguien que toma el
riesgo de hacer una declaración de amor a gente con libre albe-
drío? ¿Cómo alguien que se hace vulnerable al dolor del rechazo
por parte de su ser amado?
Esta es una visión muy comprometedora para todos aquellos que
nos llamamos sus seguidores.
Pensar en esto me hace replantearme de qué se trata la Biblia,
cuál es la historia que cuenta, cuál es el argumento central de
este drama del universo. ¿Se trata de una lista de reglamentos
o dogmas de fe? ¿Es una exposición de la moral? ¿Es el manual
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SED
Probablemente el profeta se quedó muy sorprendido ante la extra-
ña encomienda de su Señor, pero obedeció. Se casó con Gómer, una
preciosa mujer, pero con una oculta debilidad por las joyas, la ropa
y los lujos. Al principio, parecía que el matrimonio funcionaba a la
perfección, hasta tuvieron dos hijos que llenaron de vida el hogar,
pero con el paso del tiempo empezó a revelarse la ambición oculta
en el alma de Gómer. Insatisfecha con la provisión de Oseas, que en
vez de dedicar más tiempo a los negocios que les permitirían mejo-
rar su estilo de vida, pasaba las horas orando a su Dios y predicando
el mensaje divino al pueblo, Gómer comenzó a desconectar su alma
de su esposo y a mirar a otros hombres pudientes. Otros hombres
que según ella podrían saciar la sed de su alma. Porque realmente
estaba sedienta por algo que no sabía identificar muy bien, pero
que creía que, con unos caprichos, unos zapatos nuevos o quizá
unos pendientes sería satisfecha.
A pesar de haber tenido dos embarazos, Gómer conservaba una
figura atractiva y un rostro hermoso adornado con dos ojos capaces
de prender el corazón de los hombres lascivos. Así que, impulsada
por su sed, fue a beber de la boca de otros hombres en secreto, al
principio eran hombres solteros que después de acostarse con ella
la recompensaban con un vestido, una joya u otro artículo lujoso;
pero la sed de Gómer la llevó a acostarse con hombres casados
que le pagaban bien por su silencio. Durante unos meses fue capaz
de ocultar su doble vida a Oseas, hasta que ocurrió algo que ya
no pudo ocultar, se quedó embarazada de otro hombre, aunque
ni siquiera estaba segura de cuál de ellos. Oseas sospechaba que
aquello que su Dios le había dicho hace años estaba cumpliéndose,
ya que su mujer había evitado acostarse con él durante meses y sus
encuentros sexuales habían sido contados, pero ella insistió que
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ese bebé era de él. Hasta que después de dar a luz, Gómer decidió
que no quería dedicar su vida a ser la esposa de un profeta pobre,
ni la madre de unos hijos demandantes, y tomando toda su riqueza
acumulada abandonó a su familia dejando una nota sobre la cama
que decía: «Tengo sed de algo que tú no me puedes dar. Me merez-
co una vida mejor que esta y voy a salir a buscarla hasta quedar
satisfecha».
Llegados a este punto del relato, sería fácil ponernos sobre una
plataforma de superioridad moral y juzgar a Gómer por su acción,
pero ¿somos nosotros mejores que ella? Creo que no. Al menos yo me
he encontrado muchas veces bajo los efectos de lo que voy a llamar
aquí el «Síndrome de Gómer». ¿De qué se trata este síndrome? De
algo que probablemente hayas podido identificar en algún momento
de tu vida: se trata de tener una sed profunda en tu alma por algo
que te haga sentir completo y buscar ser satisfecho en los lugares
equivocados. En otras palabras, intentar saciar tu sed con el agua
equivocada, que, como el agua del mar, no solo no te quita la sed,
sino que te provoca más y termina envenenándote. La mayoría nos
decimos a nosotros mismos que la razón por la cual permanecemos
constantemente insatisfechos es porque sencillamente aún no hemos
sido capaces de dar un buen sorbo. De esta manera seguimos bus-
cando desesperadamente más agua en otros lugares. Como Gómer,
incluso podemos vender cosas importantes por un sorbo que nos
prometa la satisfacción que nuestra alma sedienta anhela.
El «Síndrome de Gómer» me recuerda una conversación que Jesús
tuvo con una mujer profundamente sedienta, en un pozo de la ciu-
dad de Samaria bajo el sol abrasador de Israel. Esta mujer debía ser
tan guapa como lo era Gómer, porque contaba en su historial con
cinco maridos (y no creo que fuesen los cinco ciegos de Samaria),
pero sin duda tenía serios problemas emocionales.
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LA SUBASTA
Regresando al relato de Oseas, no sabemos con seguridad cuánto
tiempo estuvo Gómer entregando su cuerpo a cambio de dinero,
pero lo que sí sabemos es que la que comenzó siendo una prosti-
tuta de lujo terminó siendo una simple ramera despreciada por sus
clientes. Probablemente Gómer envejeció, se enfermó o simple-
mente dejó de tener interés para los hombres, y la que había sido
tan bien cotizada en el pasado, ahora rogaba a los hombres por un
servicio más que le permitiese cubrir sus gastos. La deuda de Gómer
fue creciendo hasta que la situación se hizo insostenible y sus
acreedores tomaron posesión de ella. Literalmente se convirtió en
una esclava, terminó poseída por aquello que creía poseer.
En algún momento le llegó la noticia a Oseas de que la mujer que
legalmente aún era su esposa, iba a ser subastada como esclava en
el mercado de la ciudad vecina. El profeta, con el corazón destroza-
do y un torbellino de emociones, no sabía qué hacer. ¿Debía aban-
donarla a su suerte? Al fin y al cabo, era justo el castigo que estaba
recibiendo. Confundido, acudió a Dios llorando para exponerle su
caso y obtuvo su respuesta: «Oseas, ¿recuerdas que hace años te
dije que serías mi mensaje viviente, que encarnarías mi amor por
este pueblo infiel y sentirías todo lo que yo siento? Ahora ama a
esta mujer, paga su deuda y tráela de vuelta a ti, para que Israel
entienda qué significa el verdadero amor».
No me atrevo a afirmar que obedecer a la voz de Dios fue una
decisión fácil, pero lo que sí sé con seguridad es cuando alguien
responde al desafío del amor, el Espíritu divino le da poder para
hacer lo que parece humanamente imposible. De eso no tengo
ninguna duda.
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REDENTORES
La Biblia usa una palabra muy poderosa para describir lo que hizo
Oseas con Gómer: «Redención».
Si has leído la Biblia, te habrás dado cuenta de que esa palabra
aparece varias veces para referirse a lo que Jesús hizo por nosotros
en la cruz. Redención es una palabra que surgió en una atmosfera
infernal, dentro de los mercados de esclavos de los imperios, donde
se exhibían a hombres, mujeres y niños como si fuesen cosas que
comprar, donde se les denigraba como si fuesen animales, donde se
les maltrataba como bestias. Esta palabra representa traer algo del
Cielo al centro mismo del Infierno, porque redimir significa libe-
rar a una persona de la esclavitud mediante el pago de un precio.
Cuando alguien redimía a un esclavo, se hacía cargo de su deuda
y lo liberaba. No solo eso, sino que además le devolvía su dignidad
perdida. Por lo que me atrevería a decir que un redentor es alguien
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que hace que el Cielo invada la vida de otra persona cuya realidad
podría considerarse un auténtico infierno. En otras palabras, un
redentor es alguien que arremete contra las fuerzas que destruyen
al ser humano y se compromete a ser un restaurador de vidas rotas
por el Pecado.
Eso es lo que Oseas hizo con Gómer, y ¿no fue eso lo que Jesús
hizo por nosotros en la cruz? Ella se había endeudado a causa de
sus errores, hasta convertirse en una esclava de sus pasiones, pero
él, para traerla de vuelta a casa, estuvo dispuesto a pagar el precio.
Penetró en las entrañas del Infierno para liberarla, se atrevió a ser
un portador del Cielo sobre una vida arruinada. Eso representa un
amor redentor, una clase de amor que está dispuesto a pagar el
precio para traer de vuelta al otro a la relación. Un amor que res-
taura en el otro la dignidad perdida.
Y eso es exactamente lo que Dios nos desafía a través del ejemplo
del profeta Oseas, a ser redentores en nuestras relaciones.
¿Qué haces cuando la relación se está convirtiendo en un
Infierno?
Y ¿Cuándo se acumulan ofensas el uno contra el otro?
¿Qué hacer cuando los reclamos ganan terreno, las palabras sue-
nan a gritos y las miradas representan reproches?
¿Qué haces cuando se acumulan deudas en la relación y están a
punto de convertirse en esclavos de sus pasiones?
Puedes dejar que el Infierno tome el control o puedes arreme-
ter contra él con las fuerzas del cielo, con el perdón, la honra, la
paciencia, la compasión o cualquiera de esas acciones que hacen
temblar a las fuerzas del mal. Puedes convertirte en un redentor,
me estoy refiriendo a pagar el precio de las deudas de nuestra
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los seres humanos, no solo los modeló a partir del polvo de la tierra
como un artista moldea su obra a partir de la arcilla, sino que besó
el polvo, sopló en él su esencia. El ser humano, desde el principio es
portador de la imagen divina.
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BIBLIOGRAFÍA
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ITIEL ARROYO
Es un predicador español, nacido en Bilbao, y está casado con Dámaris
Gallo con quien impulsa el Ministerio Pasión, que existe para encender
los corazones de esta generación de pasión por Jesús.
Itiel se tituló en Ingeniería Informática en la UPV, pero su pasión
siempre fue la teología y la predicación del Evangelio. Desde muy
temprano se involucró en la pastoral juvenil, demostrando un talento
genuino para la comunicación que lo ha hecho capaz de transmitir el
mensaje de Jesús de una manera relevante en su cultura y sin perder el
enfoque bíblico en los temas que trata. Su experiencia en un Sindicato
Estudiantil le dotó de sensibilidad hacia las causas sociales, por lo que su
mensaje desafía a los cristianos a convertirse en agentes de restauración
en un mundo roto por el pecado.
Siempre al servicio de la Iglesia y comprometido con su comunidad
local, sirve en conferencias, campañas evangelísticas y escuelas bíblicas.
mensaje importante
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países, distintas denominaciones, distintos tamaños y estilos de iglesia
que amamos a Cristo y a las nuevas generaciones.
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