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TEXTO REPRODUCIDO EN EL BLOG “SOCIOLOGÍA DEL TERCER MUNDO”.


Miércoles 20 de febrero de 2008

Universidad y peronismo, hacia una superación histórica


de la Reforma
Aritz Recalde

La irrupción de los sectores populares y la apertura de democracia de masas en el


país de la mano del programa político peronista, traería aparejada no pocas
dificultades al gobierno entrante. Por un lado, la nueva fuerza política se
enfrentaría con los grupos de poder económico tradicionales ligados al sector
agroexportador o al capital extranjero, ya sea aquellos como la Sociedad Rural o
la UIA. Asimismo y por otro lado, el peronismo generaría un fuerte rechazo en
muchas de las instituciones políticas y culturales típicas del proyecto de país
liberal consolidadas desde hacía varias décadas tras las figuras presidenciales de
Rivadavia, Mitre, Roca o Justo. La universidad argentina en este marco, oficiaría
como una palanca de ingreso de las ideas y teorías liberales favorables al capital
extranjero y además, operaría como una escuela de funcionarios para hacer girar
el engranaje de producción y reproducción del esquema neocolonial dependiente y
pastoril argentino.
A partir de aquí, que dicha institución a la hora de la aparición del peronismo
conservaría fuertemente su perfil e idiosincrasia tradicionalmente aristocrática,
renuente al cambio social y económico industrial nacional y generalmente sus
docentes eran de ideología liberal y desde aquí e históricamente, poseedores de
una concepción anti popular. Previo al año 1945, dicha característica sería
cuestionada, por lo menos en parte, por la reforma de 1918 que, tras la
decadencia del partido radical pasaría a los anaqueles del olvido bajo las cátedras
de docentes estrechamente ligadas al capital extranjero y los negocios de país
agrícola dependiente. De aquel ímpetu reformista poco quedaría concretamente
en muchas facultades de aquellas 6 universidades argentinas que llegaban al año
1946 (1) tras una “primavera docente” durante la década infame, caracterizada por
la complicidad universitaria con el esquema político de la “concordancia” bajo los
acuerdos de sectores de los partidos socialistas y radicales con el régimen militar.
Esta desconexión entre la universidad y el país real y profundo, tendría varias
dimensiones. Por un lado, existirían problemas de índole cultural o ideológico de
los docentes y alumnos, cuestión que los llevaría a mantener un fuerte rechazo a
las expresiones organizadas del movimiento obrero. A partir de aquí, muchos de
ellos se comprometerían orgánicamente en la Unión Democrática, posteriormente
algunos docentes renunciarían de la universidad en 1946 y finalmente y además,
jóvenes y profesores formarían parte de las acciones militares y terroristas de junio
y septiembre del año 1955 y posteriores de los “comandos civiles”. Pero más allá
de la acción individual en cada caso, lo que era innegable además para definir la
“desconexión” universitaria, era el perfil de las investigaciones y la formación de la
educación superior, tradicionalmente liberales e europeístas en su ideología, como
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asimismo, renuentes a textualizar o desarrollar los temas y las carreras
industriales acordes al país de las décadas del cuarenta. Era la universidad de un
país soñado para ser una granja inglesa, económica y políticamente dependiente y
socialmente desigual anhelado por una aristocracia o clase media de espaldas a la
argentina trabajadora y sufriente.
El peronismo a partir de aquí, tuvo que enfrentar esta desconexión de la
universidad con el país, cuestión que implicaba un complejo proceso de
negociación y de paulatino avance con cada uno de los claustros en pos de
articular la universidad al programa de la revolución. Pese a las resistencias
encontradas, dos golpes militares de por medio, podemos decir que el peronismo
legaría a la universidad varios hechos de suma importancia para la educación
superior vigentes hasta la fecha. Incluso, podemos afirmar, que el peronismo sería
el protagonista de la ejecución concreta de los planteos de la reforma del 18
actualizándola y superándola dialécticamente para ajustarla a la democracia de
masas (2).
Por un lado y solo con Perón en el gobierno, se sancionarían tres leyes
universitarias, oficiando a partir de aquí como el primer gobierno en sancionar una
ley desde 1885 pero, además, como el gobierno democrático que mayor cantidad
de leyes de educación superior sancionaría en la historia del país: 13031/47,
14297/54 y 20654/74. Estas tres leyes expresarían en un esquema jurídico
normativo todos y cada uno de los fines de los verdaderos reformadores del 18,
superándolos ampliamente. Por un lado y para expresarlo concretamente, durante
los primeros diez años de gobierno y por citar algunas cuestiones:
a- Ampliación de las matriculas y democratización del ingreso (3): se suprimen
gran parte de los exámenes de ingreso, se eliminarían todo tipo de aranceles (4),
se desarrollaría un sistema de becas –cuestión que tendría sanción constitucional
en 1949–, aparecerían los horarios nocturnos para trabajadores y la Universidad
Obrera, etc.
b- Extensión Universitaria: por primera vez se la menciona en la legislación
universitaria en 1954 y se iniciarían las prácticas rentadas en el Estado. La
Universidad Obrera articulaba directamente el conocimiento y la acción práctica en
fábrica.
c- Promoción de carreras prioritarias: por primera vez el Estado establecería
Regiones Universitarias y se daría una política de planificación del gasto y la
uniformidad nacional de los programas. Se crearía un Consejo de Universidades
como ámbito de articulación de políticas públicas. Se desarrollarían (5) las
técnicas agrarias, la ingeniería del petróleo o la investigación oceanográfica, etc.
Aparecerían los grupos de investigación antecedentes del CONICET.
d- Ingreso de estudiantes latinoamericanos (6): se avanzaría en el reconocimiento
de títulos, en la formulación de congresos científicos internacionales de primer
nivel y en el desarrollo de intercambio estudiantil.
e- Vinculación obrero-estudiantil: por primera vez se tenderían los puentes
concretos para esta unidad. Tanto dentro del aula al democratizar el ingreso, como
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asimismo a partir del fomento de las agrupaciones estudiantiles como la CGU o la
UES.
f- Defensa de la cultura nacional: por primera vez aparecería como objetivo de la
universidad la divulgación de los valores y tradiciones de nuestro país. Asimismo,
se introduciría en la legislación universitaria la importancia de la defensa del
patrimonio no solo espiritual, sino además, económico y político de la nación.
En definitiva, el peronismo en sus diez años de gobierno nos legaría la gratuidad,
los primeros pasos en la articulación concreta obrero-estudiantil, la existencia de
carreras prioritarias para la industrialización, el aumento inmenso del presupuesto,
la creación del Ministerio de Educación, el fomento del latinoamericanismo y el
antiimperialismo de la juventud y varios proyectos de universidades y carreras.
Estos profundos cambios serían desarrollados por un gobierno popular y
democrático que, entre otras cuestiones, daría a la autonomía universitaria
sanción constitucional en 1949. En definitiva y para sintetizarlo, con el peronismo
en sus primeros diez años aparecería la noción del “derecho social a la educación
superior” y la “cultura de la industrialización y el pleno empleo” como fines
culturales y políticos estratégicos nacionales.
Asimismo, el peronismo nos dejaría como legado varias innovaciones en diversos
ámbitos de la universidad, muchas de ellas aún vigentes. Por ejemplo, la ley
20654 de 1974 introdujo la participación en el gobierno de la universidad de los
trabajadores no docentes. Asimismo, dicha ley permitía el ingreso a la universidad
–previo examen– a los trabajadores que no hayan cursado el ciclo educativo
secundario. Por otro lado, esta norma planteaba la implementación concreta del
nacionalismo revolucionario al prohibir la práctica docente a aquellos profesores
vinculados a las empresas trasnacionales. En este sentido, no podemos dejar de
mencionar la inmensa lista de actividades de articulación universidad y sociedad
(7). Por un lado, la universidad durante el peronismo avanzaría en la gestión
abierta en año 1973 en la articulación con las políticas públicas desde la firma de
convenios con el gobierno nacional y provincial. Por otro lado, desarrollaría
mecanismos institucionales internos para la articulación con el medio como serían
en la UBA los Centros Piloto de Investigación Aplicada (CEPIA), el Centro de
Estudio del Trabajo o los programas de los consultorios barriales, la fabricación de
medicamentos, de alfabetización o de vivienda social. No viene mal recordar que
en el plano docente y durante la década de los años sesenta y setenta se
desarrollarían las Cátedras Nacionales que oficiarían como los ámbitos de
formación de muchos dirigentes políticos del país.
Más allá de la gran cantidad de medidas implementadas, lo que el peronismo
universitario nos legaría fue un intento de articular la educación superior a la
democracia de masas en una nación a medio camino y en el tránsito a su
emancipación política, económica, social y cultural. En este sentido, las décadas
del sesenta y setenta verían por primera vez en la historia nacional una
articulación masiva entre las organizaciones libres del pueblo y los universitarios.
Las dos dictaduras, la de los años 1955 y 1976, cortarían este ímpetu democrático
y liberador y muchas universidades regresarían en el tiempo y llegarían al siglo
XXI tras una concepción anacrónica y conservadora de la autonomía, más propia
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del siglo anterior que de los desafíos y anhelos que está demandando actualmente
el pueblo argentino
(1) Las Universidades eran la de Córdoba, la UBA, La Plata, Cuyo, Litoral y
Tucumán.
(2) El peronismo actualiza la reforma del año 1918 al articular la universidad a una
revolución de obreros industriales dejando atrás las concepciones vanguardistas
de los universitarios ya caducas hacía décadas. El punto de partida de tal epopeya
política y cultural nacería de priorizar los “fines” de la universidad (la emancipación
de un pueblo y la participación juvenil en ese proyecto) y no los “medios” (el
gobierno interno de la isla democrática). Los universitarios levantaron los “medios”
como bandera tras una desviación del concepto de “autonomía, para enfrentar la
revolución y los verdaderos y únicos fines de la juventud que es ver liberado a su
pueblo de la violencia social, económica, cultura y política.
(3) Además de la gratuidad al eliminar aranceles, el gobierno desarrollaría una
economía de bonanza, único medio para el ingreso concreto de los trabajadores a
la universidad.
(4) Decretos 29.337/49 y 4.493/52.
(5) Se inició la Ciudad Universitaria, la obra del Hospital Escuela, la Facultad de
farmacia (antes Escuela) y se formularían los proyectos de las universidades
nacionales del Sur y la Mesopotamia. Jorge A. Taiana, “La Universidad Peronista”,
Primera Plana N° 498 15/VIII/72.
(6) Debemos decir además, que los antecedentes del Mercosur se pueden buscar
en el pacto ABC firmado por Perón entre Argentina, Brasil y Chile. Asimismo, a
nivel sindical se desarrollaría el ATLAS.
(7) Universidad y Liberación nacional, Ed. Nuevos Tiempos, Mayo de 2007.

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