Cap. 3 Termodinamica Aplicada PDF
Cap. 3 Termodinamica Aplicada PDF
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Tras establecer en el primer capítulo las distintas maneras que tiene un sistema
de almacenar energía, se estudian a continuación las formas que tiene el sistema de
cambiar su energía mediante intercambios energéticos con el exterior. Al igual que para
el almacenamiento de energía, se distinguen diferentes maneras de intercambios
energéticos. En principio, podemos establecer una primera distinción: transferencia de
energía en forma de trabajo o en forma de calor, se verá la diferencia en los próximos
apartados. Estos intercambios quedan especificados no sólo por su cuantía, sino por el
sentido en que se producen, pudiendo ser aportaciones de energía del exterior al
sistema, o en sentido contrario.
Por convenio, tomaremos como positivos los intercambios energéticos cuando
aporten energía al sistema y negativo cuando sea el sistema quien ceda la energía al
exterior. No todos los textos utilizan este criterio, algunos libros con orientación a la
generación de energía, definen como positivo el trabajo si lo realiza el sistema (la
máquina) y al calor como positivo cuando se entrega al sistema. Pero, en este caso se
utiliza un criterio de signo para el intercambio energético que no es único, sino que es
diferente para la realización de trabajo (positivo cuando reduce la energía del sistema)
que para el intercambio de calor (positivo cuando aumenta la energía del sistema). Dada
la equivalencia de ambos procesos (calor y trabajo) como modos de transferencia de
energía, aquí se utilizará el convenio de asociar el signo positivo a la transferencia de
energía hacia el sistema (independientemente de cómo se produce la transferencia de
energía).
El intercambio de energía entre el sistema y el exterior se realiza a través de la
superficie de separación del sistema con el exterior, pudiendo distinguirse dos tipos
• Trabajo, como resultado de la acción de una fuerza.
• Calor, energía transferida debido a una diferencia de temperatura o por
procesos radiativos.
3.1.1 Trabajo
donde tanto F como dr son magnitudes vectoriales, que pueden caracterizarse bien por
una intensidad (su módulo; F y dr, respectivamente) y una dirección en el espacio para
1
Denotaremos al trabajo con la letra W del inglés work (dejando la letra T para la temperatura) y
utilizaremos la letra P para denotar un trabajo por unidad de tiempo (una potencia, del inglés power).
cada vector (siendo θ el ángulo que forman ambas direcciones al cortarse), o bien, cada
vector puede caracterizarse por tres magnitudes escalares (números reales que pueden
ser positivos o negativos) que corresponden a las proyecciones del vector sobre cada
eje, tal que en coordenadas cartesianas
F = Fx i + Fy j + Fz k ; dr = dx i + dy j + dz k (3.1.b)
Exterior
Gas
patm pint
g
M M
pint patm
g
Gas
Exterior
Figura 3.1. Presión y fuerzas sobre un gas encerrado en un recipiente con un pistón
móvil y sustentando una masa. Izquierda (a), Derecha (b)
Para estudiar este trabajo mecánico, consideramos como sistema modelo: un gas
(la discusión que sigue es general y podría igualmente aplicarse a un líquido) encerrado
en un cilindro con un pistón móvil (véanse las dos figuras en 3.1), siendo A el área del
pistón. El pistón está en reposo cuando se anula la resultante de todas las fuerzas que se
ejercen sobre él. Analizando separadamente el pistón de la figura, sobre él actúa el peso
del pistón y del objeto que soporta (denotaremos por P = M g a este peso total, siendo M
la masa total, suma de las del pistón y del objeto sustentado), la presión de la atmósfera
exterior (que genera una fuerza Fatm = patm A ) dirigida hacia el interior del pistón y la
fuerza debida a la presión ejercida por el gas sobre el pistón (generando una fuerza
dirigida hacia el exterior e igual a Fint = pint A ). En el equilibrio, la suma de estas tres
fuerzas debe ser nula para que el pistón permanezca en reposo.
Agrupando las fuerzas ejercidas por agentes exteriores al sistema (la debida a la
presión atmosférica más el peso del pistón y de la masa soportada) como una presión
exterior ejercida sobre el pistón, para el gas de la figura 3.1.a, esta presión exterior total
está dada por
Mg
pext = patm + (3.4)
A
mientras que para la configuración indicada en la figura 3.1.b, la presión exterior global
es
Mg
pext = patm −
A (3.5)
Las expresiones anteriores proporcionan la presión exterior efectiva sobre el gas,
debido a todas las fuerzas que actúan sobre su contorno. En el equilibrio esta presión pext
ejercida por todo el exterior del sistema sobre el pistón móvil (suma de las
contribuciones de la presión atmosférica y del peso del pistón) es igual a la presión en el
interior del gas pint pero actúan en sentido contrario sobre el pistón (la presión pext
dirigida hacia el gas y la presión pint ejercida por el gas hacia el exterior del gas
pint = pext (3.6)
sólo cuando el pistón está en equilibrio.
Cuando se produce un desplazamiento dx de la posición del pistón (tomado dx
positivo cuando produce un aumento positivo del volumen del gas), el trabajo mecánico
para provocar este movimiento está dado por
δW = − pext A dx
Nótese que el signo menos se debe exclusivamente a nuestro criterio de signos, pues el
trabajo será positivo (realizado sobre el sistema) cuando el volumen disminuya (dx sea
negativo). En la geometría de las figuras anteriores, el producto A dx es el cambio en el
volumen del gas
dV = A dx
de manera que el trabajo ejercido por el exterior está dado por
δW = − pext dV
es decir, el trabajo realizado sobre el sistema produce un desplazamiento de la superficie
que delimita el sistema y un cambio en el volumen ocupado por el gas. El trabajo total
cuando el volumen varía desde un valor inicial Vi, a un volumen final Vf, será
final Vf
W = −∫ δW = − ∫ pext dV (3.7)
inicial Vi
Para poder calcular el valor de esta integral se precisa conocer cómo varía la presión a
lo largo del tiempo durante el proceso (esto es, cómo varía esta presión exterior según se
va modificando el volumen del sistema), teniendo en cuenta que la presión que aparece
en la relación anterior es la resultante por la acción de todas las fuerzas del exterior
sobre el sistema.
Para que se produzca un desplazamiento del pistón en el cilindro que contiene el
gas, se tiene que producir un cambio bien en la presión exterior total o en la presión
interior del gas para que deje de verificarse la condición (3.6) de equilibrio entre
presiones totales. Como ejemplos asociados a cambios en la presión exterior, podemos
tomar dos situaciones límite, un cambio brusco en el valor de la presión exterior (que
asociamos a una compresión muy rápida) y un cambio lento y paulatino de la presión
exterior (una compresión muy lenta).
La diferencia entre las ecuaciones (3.7) y (3.8) reside en que en esta última todos los
términos que aparecen en la ecuación son magnitudes del sistema, mientras que en la
primera aparecen mezcladas propiedades del sistema (el volumen) con magnitudes
externas (la presión total ejercida por el exterior).
un trabajo positivo para una compresión del sistema (cuando el volumen final Vf es
menor que el volumen inicial Vi) y negativo en el caso contrario (en la expansión brusca
del sistema al retirar súbitamente una masa que estuviera soportada por el pistón).
(figura 3.2) y analizamos el fluido que entra y sale en un volumen de control (el
punteado en la figura 3.2). En este volumen de control, las fuerzas debidas a la presión
actúan perpendicularmente a las superficies que delimitan el volumen de control, y
están siempre dirigidas hacia el interior del volumen (al considerar al resto como
ambiente exterior). Nos fijamos en las áreas de entrada y salida al volumen de control
que denotamos por secciones 1 y 2, respectivamente. Suponiendo que las presiones son
uniformes en cada una de estas secciones, la fuerza en cada plano es simplemente el
producto de la presión local por la superficie de la sección. Haciendo uso la relación
(3.3), puede calcularse el trabajo realizado por unidad de tiempo (potencia) sobre el
fluido que entra en el volumen a través de la sección 1. En esta sección, la velocidad del
fluido tiene la misma dirección y sentido que las fuerzas de presión, de manera que
P1 = p1 A1 v1
donde para simplificar, consideramos que la velocidad del fluido v1 es la misma en
todos los puntos de la sección de entrada. Multiplicando y dividiendo por la densidad, y
teniendo en cuenta que
J m,1 = ρ1 A1 v1
Volumen Corriente
de control fluida
1 2
1 2
Figura 3.2. Fuerzas sobre un volumen de control fijo para un fluido en movimiento en
un conducto
volumen específico sean los mismos en todos los puntos de la sección 1, pues la
relación (3.10) se verificaría por unidad de superficie en cada punto de la sección 1 con
el flujo de masa por unidad de superficie jm,1 = ρ1 v1 , e integrando sobre toda la
sección saldrían fuera de la integral tanto la presión como el volumen específico, y la
integral del flujo de masa por unidad de superficie daría el flujo de masa total Jm.1 que
atraviesa la sección 1.
Aplicando este mismo razonamiento a la sección de salida 2, pero teniendo en
cuenta que aquí la presión ejercida por el exterior p2 está dirigida hacia el interior del
volumen de control mientras que la velocidad del fluido es hacia el exterior, se obtiene
el trabajo ejercido por unidad de tiempo sobre el fluido que sale del volumen de control
P2 = − J m,2 p2 v e,2 (3.11)
Así, el trabajo de flujo está ligado a la existencia de un flujo de masa que cruza la
superficie que delimita el volumen de control. Adelantándonos a la aplicación posterior
del principio de conservación de energía, podemos indicar que en numerosas situaciones
de interés práctico, nos interesará utilizar como magnitud característica no la energía
interna de un sistema, sino su entalpía, que es igual a la energía interna más el producto
de la presión por el volumen. Aplicado a la unidad de masa del fluido, la entalpía está
dada por
h = u + p ve
dA
Sobre una superficie así caracterizada se ejercen fuerzas que tienen carácter
vectorial. Cuando el fluido está en reposo, la única fuerza ejercida por el fluido se debe
a la presión que causa una fuerza por unidad de superficie dirigida según la dirección
normal y con sentido hacia el exterior del fluido. Pero cuando el fluido está en
movimiento, aparecen otros términos que contribuyen a la fuerza ejercida por el fluido
sobre una superficie. Un fluido en movimiento ejerce unas fuerzas viscosas, con una
componente normal a la superficie que se añade a la presión y una componente
fvis v=0
y
Volumen Corriente
de control fluida
y
Volumen
de control
1 Corriente
x fluida
fvis v
Figura 3.4 Fuerzas viscosas sobre un volumen de control en una corriente fluida.
Arriba, sobre un volumen de control que está limitado por las superficies
del conducto. Abajo, sobre un elemento de fluido lejos de las superficies
del conducto.
proporcionalidad, como es el caso de los fluidos viscoelásticos, pero en lo que sigue nos
limitaremos al comportamiento de fluidos newtonianos). Consideremos el caso de un
fluido newtoniano moviéndose en un conducto, siendo la única componente de la
velocidad no nula la dirigida a lo largo del conducto (figura 3.4). Tomemos la dirección
x según el movimiento del fluido con la dirección y según la normal a la pared. La
mecánica de fluidos establece que el fluido justo sobre la pared debe tener la misma
velocidad que la pared (para evitar discontinuidades en las velocidades dentro del fluido
que darían lugar a fuerzas viscosas de intensidad infinita). Cuando la pared está en
reposo y el fluido en movimiento, se establece una distribución de velocidades en el
fluido caracterizada porque la velocidad se anula en la pared, pero su derivada respecto
a la dirección normal es distinta de cero. La fuerza viscosa tangencial sobre la pared es
proporcional a esta derivada de la velocidad respecto a la normal
dv x
f vis, x = η (3.13)
dy
siendo η la viscosidad cinemática, una propiedad característica de cada fluido. Pero
como la velocidad sobre la pared es nula, el trabajo viscoso (3.12) sobre una pared en
reposo es nulo. En cambio, si nos fijamos en un elemento de control en el interior del
fluido (parte inferior de la figura 3.4), la fuerza tangencial sobre la superficie 1 está
dada por (3.13), con el valor de la derivada de la velocidad calculado en los puntos de la
superficie 1. Así, el trabajo viscoso por unidad de tiempo sobre la superficie 1 está dado
por
⎛ dv ⎞
Pvis = ⎜⎜η x ⎟⎟ vx A (3.14)
⎝ dy ⎠
que será una cantidad positiva cuando la componente de la velocidad vx aumente en el
fluido al alejarse de la superficie en cuestión (derivada positiva). Es decir, si las
regiones exteriores al volumen de control (pero cercanas a la superficie) se mueven a
velocidad mayor que el fluido en el volumen de control, las fuerzas viscosas producen
un arrastre sobre el fluido en el volumen de control que intenta aumentar la velocidad
del fluido en el volumen de control. La viscosidad provoca que las regiones rápidas en
el fluido aceleren a las lentas y las lentas frenen a las rápidas, de modo que las fuerzas
viscosas tienden a igualar las velocidades de las distintas regiones de un fluido.
Determinar las fuerzas viscosas para movimientos no tan simples de un fluido es
una tarea compleja y queda fuera del temario un estudio detallado aquí, bastando con
indicar algunas características generales. En la mayoría de las aplicaciones, pueden
despreciarse las fuerzas viscosas (tanto las componentes normales como las
tangenciales) cuando el fluido se mueve perpendicularmente a la superficie de control y
utilizarse, para la fuerza por unidad de tiempo, expresiones del tipo (3.14) cuando el
fluido se mueve paralelo a la superficie de control.
Prot = M F ω
siendo MF el momento de las fuerzas (o torque) sobre los distintos elementos respecto al
eje y ω la velocidad angular de rotación. Normalmente, la determinación del valor de
MF es complicada y no puede calcularse fácilmente la potencia de manera directa. Pero
la potencia de la máquina es una magnitud que o bien se da por conocida, ligada a las
características y régimen de funcionamiento de la máquina en cuestión o bien se podrá
obtener haciendo un balance de energía, sin que nos preocupemos por los valores
concretos de MF o ω , sino sólo en la potencia suministrada o absorbida por los
elementos que giran en la máquina.
P e = ie Ve = ie2 Re (3.17)
una fórmula clásica del electromagnetismo.
Apliquemos estas relaciones a un circuito eléctrico alimentado por una batería.
Si definimos como nuestro sistema a estudiar un volumen de control que contiene sólo
la batería (con el resto del circuito constituyendo el exterior), la corriente eléctrica sale
del sistema (la batería) hacia el exterior, desde el borne de mayor potencial al de menor
potencial; es decir, la corriente eléctrica entra en el sistema por la zona de menor
potencial, de modo que Ve es negativo. En definitiva, el trabajo eléctrico realizado sobre
el sistema (la batería) es negativo; el trabajo para el movimiento de las cargas eléctricas
es realizado por el sistema y por tanto tiene signo negativo. En cambio, si consideramos
como sistema una resistencia del circuito (una bombilla o cualquier otro elemento que
ofrezca resistencia al paso de la corriente), este elemento provoca una caída de potencial
en el circuito en la dirección de la corriente y el trabajo eléctrico realizado por el paso
de la corriente por la resistencia es positivo (en este caso, la relación (3.17) proporciona
la potencia que consume o disipa la resistencia). Por último, si consideramos un
volumen de control que engloba todo el circuito, incluyendo la batería, no existiría flujo
3.1.2 Calor
En el lenguaje de la vida diaria utilizamos la palabra calor en contraposición a
frío, estando ambas ligadas a la temperatura de los objetos. En ciencia, el calor tiene un
significado que no está ligado a una percepción sensorial y que conviene establecer de
manera precisa sin ambigüedades 2 . Así, definimos calor como la energía transferida
debido a una diferencia de temperatura o por procesos radiativos. Por tanto, el calor no
es una temperatura, ni una energía propia de los cuerpos, sino una energía en tránsito
ligada a procesos físicos como transferencia de energía entre objetos a diferente
temperatura, presencia de gradientes de temperatura en las superficies de separación de
distintos sistemas (o volúmenes de control), o procesos de emisión o absorción de
radiación. Un sistema no contiene calor (tampoco se puede decir que contenga trabajo),
sino que debido a su temperatura, el sistema tiene la posibilidad de transferir energía en
forma de calor cuando se pone en contacto térmico con otro sistema que se encuentra a
menor temperatura. La temperatura de los sistemas en contacto térmico determina el
sentido de la transferencia de calor, pues siempre cede energía en forma de calor el
cuerpo a mayor temperatura y la recibe el cuerpo que se encuentra a temperatura
inferior. Manteniendo el mismo criterio de signos que para el trabajo, definimos una
transferencia de calor a un sistema como positiva cuando la energía es recibida por el
sistema y una transferencia de calor negativa cuando el sistema cede esta energía.
Existen diferentes mecanismos físicos para la transferencia de calor:
• Conducción, transferencia de calor debida a la interacción a nivel molecular
de cuerpos a diferente temperatura.
• Convección, transferencia de calor entre regiones de un fluido a distinta
temperatura, debido al movimiento del fluido.
• Radiación, transferencia de energía por absorción o por emisión de energía
electromagnética (fotones).
2
Esta confusión se da en castellano, pero no en otros idiomas. En inglés se utilizan dos vocablos
diferentes, hot para calor de caliente y heat para un tipo de energía. En francés, también existen dos
palabras diferentes, chaud y chaleur. En castellano, ambas palabras podrían traducirse como distintas
acepciones de la palabra calor.
fijas sino que están en un continuo movimiento de agitación térmica. Para un sólido, las
moléculas ocupan unas posiciones medias, pero están oscilando entorno a estas
posiciones y la amplitud media de estas oscilaciones aumenta con la temperatura del
cuerpo. De la misma manera las moléculas de un gas se mueven a gran velocidad
colisionando entre ellas y con las paredes del recipiente. La velocidad media de las
moléculas es nula (al promediar en masa sobre todas las moléculas y en un sistema de
referencia en que el gas globalmente esté en reposo), pero la energía cinética media de
traslación de las moléculas no es nula, sino que es directamente proporcional a la
temperatura del gas. Análogamente, en un líquido las moléculas están en permanente
movimiento, sin ocupar posiciones fijas sino con un movimiento que puede
considerarse una mezcla del comportamiento de las moléculas de un sólido y de un gas;
a tiempos cortos las moléculas permanecen oscilando alrededor de unas posiciones
relativas con sus vecinas, pero estas posiciones relativas cambian a lo largo del tiempo,
de modo que no siempre son las mismas moléculas las vecinas de otras. En cualquier
caso, independientemente de la fase de un material (sólida, líquida o gaseosa) las
moléculas se encuentran en permanente agitación y la intensidad de esta agitación (y
por tanto, la energía asociada a la agitación) aumenta con la temperatura.
Cuando en un mismo cuerpo existen diferentes temperaturas en diferentes
regiones, las interacciones a nivel molecular de las moléculas de una región con las de
la otra tienden a igualar las temperaturas de ambas regiones. Este proceso de tendencia
al equilibrio térmico conlleva una transferencia de energía en forma de calor desde las
regiones calientes a las regiones frías del cuerpo. De la misma manera, cuando se ponen
en contacto dos cuerpos que tienen una temperatura diferente (se introduce un objeto
sólido frío en una bañera de agua a mayor temperatura, o se ponen en contacto dos
sólidos a diferente temperatura) las moléculas en la superficie de cada objeto
interaccionan con las del otro, de modo que las moléculas del cuerpo a mayor
temperatura tienden a aumentar la agitación térmica de las del cuerpo a menor
temperatura; se produce así una transferencia de energía en forma de calor (a través de
la superficie de contacto entre ambos cuerpos) desde el cuerpo a mayor temperatura al
cuerpo más frío. Esta transferencia cesa cuando dejan de existir diferencias de
temperatura entre regiones o entre cuerpos en contacto. Los sistemas en contacto
tienden pues a un equilibrio térmico en el que sus temperaturas se igualan (principio
cero de la termodinámica).
Esta forma de transferir energía en forma de calor se denomina conducción.
Como se ha indicado, la conducción es debida a las interacciones moleculares que
inducen una transferencia de energía en el sentido contrario al gradiente de temperatura.
Cuando en un material en reposo existe una diferencia de temperatura a lo largo de una
dirección x, el flujo de calor Jq,x (la cantidad de calor que se transfiere a lo largo de esa
dirección, por unidad de tiempo y unidad de superficie) está dado por la ley que Fourier
dT
J q , x = −λ (3.18)
dx
siendo λ una propiedad del material conocida como conductividad térmica. El calor
transferido por unidad de tiempo a través de una superficie está dado por 3
3
Utilizaremos la notación de un punto sobre una variable para indicar que se refiere al valor por unidad
de tiempo. En este sentido, en los apartados anteriores donde utilizamos la notación W y P para trabajo y
potencia, respectivamente, podemos identificar P = W& . No es tan habitual tratar de la potencia calorífica
& , en este caso.
y por ello utilizamos la notación Q
dT
Q& x = −λ A (3.19)
dx
donde A es el área de la proyección de la superficie en la perpendicular al eje x. El punto
sobre la Q en la relación anterior indica que es calor transferido por unidad de tiempo.
El calor total transferido en un intervalo de tiempo se calcula integrando la relación
anterior (3.19) entre los instantes inicial ti y final tf,
tf tf dT
Qx = − ∫ Q& x dt = − ∫ λ A dt (3.20)
ti ti dx
En general, el flujo de energía es una magnitud vectorial, cuyo módulo indica la
magnitud de la transferencia energética por unidad de superficie y unidad de tiempo y
cuya dirección indica la dirección en que se produce la transferencia. Así, el flujo de
calor por conducción está dado por
J q = −λ ∇T (3.21)
El signo menos de esta relación indica que el flujo de energía es de sentido contrario al
gradiente de temperatura ∇T (es decir, hacia donde disminuye T). En coordenadas
cartesiasnas, el gradiente de temperaturas es un vector cuya componente en cada
dirección coincide con la derivada de la temperatura según esa dirección; es decir,
∂T ∂T ∂T
∇T = i+ j+ k (3.22)
∂x ∂y ∂z
con i, j, k los vectores unitarios según los ejes x, y, z respectivamente. De modo que el
calor transferido por unidad de tiempo, a través de una superficie, está dado por
∂T
Q& n = −λ ∇T ⋅ ( An ) = −λ A (3.23)
∂n
siendo A el área de la superficie y n el vector unitario normal a la superficie. El
producto escalar del gradiente de temperatura por la normal proporciona el valor de la
derivada de la temperatura según la dirección normal a la superficie
∂T ∂T ∂T ∂T
= ∇T ⋅ n = nx + ny + nz (3.24)
∂n ∂x ∂y ∂z
donde nx, ny, nz son las tres componentes del vector unitario normal a la superficie
n = nx i + n y j + nz k (3.25)
T = T(r, t)
Figura 3.5 Geometría cilíndrica, que debe utilizarse cuando la única dependencia
espacial de la temperatura es respecto a la distancia a un eje.
T = T(r, t)
r
Figura 3.6 Geometría esférica, que debe utilizarse cuando la única dependencia
espacial de la temperatura es respecto a la distancia a un punto central.
J q, n = k (Ts − T∞ ) (3.28)
que establece que el calor transferido al fluido, por unidad de superficie y unidad de
tiempo, es proporcional a la diferencia entre la temperatura de la superficie Ts y la
temperatura característica del fluido lejos de la pared, T∞. La relación anterior,
introduce un parámetro, k, el coeficiente de transferencia de calor, que no es una
propiedad del fluido en cuestión, pues depende de factores como la forma de la
superficie, del campo de velocidades en el fluido o de que el movimiento sea laminar o
turbulento. De manera que la relación (3.28) puede verse básicamente como una
definición de k. Se mide en unidades de energía por unidad de superficie, unidad de
tiempo y unidad de grado (W/m2 K) y dependiendo de las características del
movimiento fluido varía entre valores del orden de la unidad y las decenas de miles.
Una vez conocido el flujo de calor por unidad de superficie y unidad de tiempo,
el calor total transferido al fluido se obtiene integrando sobre toda la superficie de
contacto entre el fluido y el sólido (en la relación anterior Ts puede ser diferente en
distintos puntos de la superficie) e integrando en el intervalo de tiempo (pudiendo tanto
Ts como T∞ ser dependientes del tiempo). Cuando los distintos parámetros son
independientes de la posición sobre la superficie, el flujo total de calor por unidad de
tiempo sobre una superficie de área A, resulta
Q& n = k A (Ts − T∞ ) (3.29)
Siendo A el área de la superficie de contacto entre el sólido y el fluido. Y el calor total
transferido al fluido, en un intervalo de tiempo, está dado por
Q& n dt = k A∫ (Ts − T∞ ) dt
tf tf
Q=∫ (3.30)
ti ti
3) Esta radiación emitida está distribuida en todas las longitudes de onda, según
la ley de Planck
2π h c02
J rad ,λ =
(
λ5 e h c0 / λ k BT − 1) (3.35)
Materiales de la superficie
Emisividad, ε
terrestre y de la piel
Agua 0,96
Nieve (a T=273 K) 0,8 – 0,9
Rocas 0,88 – 0,95
Tierra 0,93 – 0,97
Vegetación 0,92 – 0,96
Material Emisividad, ε
Aluminio pulido 0,04
Cromo pulido 0,01
Cobre pulido 0,03
Acero inoxidable pulido 0,17
Tungsteno (a T=1000 K) 0,1
Ladrillo de aluminio
0,33
refractario (a T=1000 K)
Ladrillo de magnesio
0,36
refractario (a T=1000 K)
Tabla 3.7. Emisividad de metales y materiales refractarios, (a temperatura ambiente
T=300 K, salvo en los casos indicados)
Jrad,in
Jrad,ref=γ Jrad,in
Jrad,trans(h, t)
h
q&rad , abs (h, t )
Figura 3.7 Esquema de la radiación incidente sobre un cuerpo, con las fracciones de
radiación reflejada y fracción transmitida. La energía trasmitida se absorbe
paulatinamente en el volumen al propagarse a través del cuerpo.
Este valor del albedo, depende de los coeficientes de reflexión de los distintos
objetos y materiales que componen el cuerpo. Así, en el caso de la Tierra, respecto a la
radiación procedente del Sol, reflejan la radiación incidente en la atmósfera sobre todo
las nubes, partículas de aerosoles y gotas (en un porcentaje igual al 22,5 % de la
radiación incidente del Sol) y también contribuye la superficie terrestre (agua de los
mares, tierra, nieve) en un porcentaje total aproximado del 15% de la radiación que se
trasmite por la atmósfera y llega a la superficie terrestre. De modo que el albedo total de
la Tierra respecto a la energía incidente del Sol es del orden del 30%.
En resumen, para estudiar el calor trasmitido por radiación a un objeto, deben
considerarse varias contribuciones
• La energía incidente que da lugar a distintas contribuciones:
− una fracción de energía incidente reflejada, dada por (3.40).
− una energía absorbida en el volumen del cuerpo (3.41).
− el resto, como una energía trasmitida a través del cuerpo.
• Además, las pérdidas por radiación, debidas a la energía emitida por radiación a
la temperatura de la superficie del objeto, dada por (3.39).
NOTAS:
ν (r , t ) =
1
(3.49)
v e (r , t )
En estos casos, de sistemas no uniformes, las propiedades extensivas se obtienen
sumando los valores de las propiedades de las magnitudes intensivas sobre todo el
espacio ocupado por el sistema. En sistemas continuos, esta suma se transforma en una
integral de volumen. De manera que
M=
∫
V
ρ (r , t ) dV ; U (t ) =
∫ ν (r, t ) u(r , t ) dV
V
(3.50)
V (t ) =
∫ ν (r , t ) v (r , t ) dV = ∫
V
e
V
dV (3.51)
De la misma manera, para comparar los cambios que tienen lugar en dos
sistemas similares, pero de distinto tamaño, definimos el trabajo realizado sobre el
sistema por mol (δ w=δ W/ n) y el intercambio de energía por mol (δ q=δ Q/ n). De modo
que cuando la energía global del sistema no juega un papel relevante y el sistema es
uniforme, el primer principio de la termodinámica (3.45) podemos expresarlo en la
forma
du = δw + δq (3.52)
En cada pequeño cambio provocado por intercambios de energía del sistema con los
alrededores. De manera que tras una sucesión se pequeños cambios, también se verifica
que
Δu = w + q (3.53)
siendo w y q los intercambios totales de energía en forma de trabajo y en forma de calor
entre el sistema y los alrededores (por unidad de mol del sistema), en todo el proceso.
realizar una evaluación detallada de estos intercambios de energía. Pero, debe guardarse
en mente que estos sistemas son modelos simplificados que dejan de tener validez en
algunos rangos de parámetros por lo que para utilizarlos en una situación práctica,
primero, debe analizarse la validez de las aproximaciones que sustentan el modelo.
Como sistema prototipo, se utiliza frecuentemente el modelo de gas ideal,
caracterizado por la ecuación de estado (1.20) que relaciona el volumen ocupado por el
gas con la presión y la temperatura. Implícitamente, salvo mención en contrario, se
utiliza conjuntamente con la condición de gas perfecto (1.31), de manera que su energía
interna depende linealmente de la temperatura del gas. Es decir, como modelo
simplificado de un gas podemos utilizar las relaciones de un gas perfecto ideal
pV = n R T ; U = n cV (T − T0 ) + U 0 (3.54)
Estas relaciones pueden considerarse una buena primera aproximación para la
mayoría de los gases en condiciones normales, dejando de tener validez a presiones
elevadas (donde la mayor proximidad entre las moléculas del gas hace que la energía
potencial de interacción entre ellas, Up, deba ser tenida en cuenta). En algunos casos, la
aproximación de calor específico constante debe relajarse y considerar que el calor
específico depende de la temperatura, utilizando para la energía interna la ecuación
(1.30).
Por otra parte, las relaciones del sistema con el ambiente exterior determinan los
intercambios energéticos. En un buen número de aplicaciones, interesa mantener la
temperatura del sistema constantemente fija en un determinado valor. Para ello se
sumerge el sistema en un gran baño de agua o se rodea de tubos con un líquido
circulando a una temperatura determinada. En estos casos, se utiliza el concepto del
foco térmico que corresponde a un sistema con una muy elevada capacidad térmica, de
manera que su temperatura no cambia al intercambiar energía en forma de calor con
otros sistemas. Así, un sistema en contacto con un foco térmico alcanza el equilibrio
cuando su temperatura se iguala con la del foco y si en los distintos procesos que sufre
el sistema se le aporta energía a un ritmo lento comparado con el ritmo al que puede
intercambiar calor con el foco, la temperatura del sistema se mantiene en todo instante
igual a la del foco.
Otra situación habitual es la de un sistema afectado por la atmósfera circundante
con la que puede intercambiar energía en forma de trabajo, como sería el caso de un gas
encerrado en un cilindro con un pistón móvil que separa el volumen del gas de la
atmósfera exterior (figura 3.1). En este caso, la presión en el interior del gas debe
equilibrar la fuerza ejercida por el exterior sobre el disco móvil que cierra el cilindro.
Cuando se aporta energía por otros medios al gas interior, debe ajustar su estado a una
nueva configuración que corresponda al mismo valor de la presión (para seguir
manteniendo en equilibrio al disco). De manera que para un sistema en contacto con la
atmósfera como los indicados en la figura (3.1), la condición que debe cumplirse es que
se mantenga una presión constante en el sistema.
Así, podemos establecer una analogía entre foco térmico y atmósfera, cada uno
para un caso diferente. El primero (el foco térmico) intercambia energía en forma de
calor con el sistema y le impone que su temperatura se mantenga constante. El segundo
(la atmósfera) intercambia energía en forma de trabajo con el sistema y le obliga a
mantener su presión constante.
Cuando el sistema (además de su posible contacto con una atmósfera o con un
foco) también intercambia energía con otros sistemas (que denominamos el resto del
universo que se encuentra en la otra cara del pistón. De manera que por esa superficie el
sistema no puede intercambiar calor con el otro lado, pero si puede intercambiar energía
en forma de trabajo desplazando la posición del pistón y cambiando el volumen
ocupado por el gas, V.
Nos preguntamos por los cambios inducidos en el volumen del gas cuando se
aporta al gas una cantidad de energía en forma de calor por otros medios (por ejemplo,
mediante una corriente eléctrica que pasa por una resistencia inmersa en el gas o por
absorción de una radiación externa). El volumen del gas puede cambiar por el aporte de
esta energía desde el valor inicial Vi al volumen final Vf (figura 3.8).
I I
Vf
Vi
R R
Figura 3.8 Gas en equilibrio con un baño térmico al que se le aporta energía por otros
medios (calor mediante una resistencia y trabajo con el exterior), pasando
de un volumen inicial Vi a un volumen final Vf.
Q +W = 0 ; Q = QR + QF (3.55)
Siendo Q el calor neto transferido al sistema. Según el criterio de signos utilizado, los
valores de Q y W son positivos cuando suponen un aporte de energía al sistema y
negativos cuando corresponden a una cesión de energía por parte del sistema. La
relación anterior no permite determinar cuánta energía aportada por la resistencia (QR)
pasa al foco (la que pasa al foco es –QF) y cuánta se utiliza para realizar el trabajo (W)
requerido para aumentar el volumen del sistema.
(Nótese que en general, para poder determinar la cantidad de energía aportada al sistema en forma de
calor QR que se cede al foco (−QF) y el resto que se utiliza para realizar un trabajo sobre el exterior, W, se
requiere proceder a una análisis detallado de la distribución de temperaturas en el interior del gas en cada
instante que en general no será uniforme, sino que será mayor en las cercanías de la resistencia que disipa
calor e igual a la del foco en la superficie de la pared con el foco, generándose así un flujo de calor por
conducción y convección en el gas desde la región cercana de la resistencia hacia las paredes. Pero sin
necesidad de realizar este cálculo tan complejo, pueden analizarse globalmente los dos casos extremos).
1.- En un caso extremo (expansión isoterma cuasiestática), la energía QR se
aporta de manera muy lenta (el proceso es cuasiestático) de modo que la temperatura en
todo el gas no difiere sensiblemente de la del foco y además, el universo al otro lado del
pistón ajusta su presión a la que precise el gas que se mantiene a temperatura
constante. Como en todo instante el gas está en equilibrio, la presión exterior coincide
con la presión interior (véase la figura 3.1) y se verifica la ecuación de estado
n RT
p= (3.56)
V
En este caso, el trabajo W puede calcularse a partir de (3.8) (eliminamos el
subíndice int cuando nos refiramos al gas en el cilindro). De manera que
Vf Vf Vf Vf
∫ ∫ ∫
n RT dV
W =− p dV = − dV = − n R T = − n R T ln (3.57)
Vi Vi V Vi V Vi
Los cambios que se producen en el sistema quedan esquematizados en una
gráfica que muestre la evolución de la presión con la temperatura (un diagrama p−T), o
bien la evolución de la temperatura con el volumen (diagrama T−V) o la presión con el
volumen (diagrama p−V). Cualquiera de ellas es indicativa de los cambios en el gas,
pues la evolución de la tercera variable (V, p o T, respectivamente en cada caso) se
obtiene directamente de la ecuación de estado (3.56) una vez conocidas las dos que se
representan en cada diagrama. En la figura 3.9 se muestran estos tres diagramas para la
expansión isoterma de un gas ideal.
p T p
1
pi 1 pi
1 2
pf 2 pf 2
T Vi Vf V Vi Vf V
Figura 3.9. Diagramas para la expansión isoterma de un gas ideal, desde el estado
inicial 1 al estado final 2.
El estado final del gas coincide con el inicial y en cualquiera de los diagramas indicados
anteriormente, el sistema permanece constantemente en el mismo punto. De manera que
de (3.54) se obtiene
QF = − QR
Todo el calor QR suministrado por la resistencia al gas es transferido por el gas al foco,
actuando el gas en el cilindro simplemente como el medio para la transmisión de la
energía desde la resistencia al foco. QR y QF tienen signos contrarios, QR positivo
(cedido al foco) y QF negativo (cedido por el foco).
Así, en los dos casos extremos indicados, la energía comunicada al gas por la
resistencia en forma de calor se utiliza para realizar un trabajo contra el exterior y
transferir energía en forma de calor al foco (el primer caso), o se transfiere totalmente al
foco (el segundo). Salvo en este último caso, la obtención de QF y W, requiere que de
antemano se conozca la evolución de la presión en el gas para poder realizar la integral
(3.8) que permite determinar W.
2
Q=ΔH
1
ΔT
Es decir,
cp R
c p = cV + R γ= = 1+ para un gas ideal (3.65)
cV cV
Granos
de arena
p T p
2 Tf 2 2
pf pf
1
1 Ti 1
pi pi
Ti Tf T Vf Vi V Vf Vi V
W=
cV
( p2V2 − p1V1 ) = n cV (T2 − T1 ) (3.71)
R
La última relación se obtiene haciendo uso de la ecuación de estado de los gases
ideales. También se podía haber obtenido directamente esta relación, sin necesidad de
integrar para determinar el trabajo, aplicando directamente el primer principio de la
termodinámica (3.45) a un gas ideal en un proceso adiabático, en que Q=0.
trayectoria del proceso adiabático (figura 3.12, de 1 a 2), partiendo del mismo estado
inicial 1, y llegando al mismo volumen final, Vf. En el proceso isotermo, el producto pV
se mantiene constante, mientras que en el adiabático se verifica la relación (3.68).
Puesto que el coeficiente adiabático γ es mayor que la unidad (véase la relación 3.65), el
cambio en presión es mayor en el proceso adiabático que en el isotermo para un mismo
cambio de volumen. En todos los casos, el trabajo (en valor absoluto) coincide con el
área bajo la trayectoria en el diagrama p−V, que en la figura 3.13 representamos por
áreas rayadas.
Para una compresión (diagrama de la izquierda en la figura 3.13), partiendo del
mismo estado inicial 1 y llegando al mismo volumen final Vf, la presión aumenta más
rápidamente en el proceso adiabático que en el isotermo y el área bajo la curva es menor
para el proceso isotermo (área rayada verticalmente) que para el adiabático, siendo la
diferencia entre ambos el área de la superficie rayada horizontalmente. En ambos casos,
al disminuir el volumen del gas, el trabajo realizado sobre el gas es positivo.
En cambio, para una expansión (diagrama de la derecha en la figura 3.13),
igualmente partiendo de un mismo estado 1 y alcanzando un volumen final Vf (mayor en
este caso que el volumen inicial Vi), al aumentar el volumen la presión disminuye en el
proceso adiabático más rápidamente que en el isotermo y el área bajo la curva es menor
para el proceso adiabático (área rayada horizontalmente) que para el proceso isotermo,
siendo la diferencia entre ambos el área de la superficie rayada verticalmente. En
cualquier caso, el trabajo realizado sobre el gas es negativo (pues su volumen aumenta),
de modo que es el gas el que debe realizar un trabajo sobre sus alrededores para poder
expandirse, siendo este trabajo realizado por el gas mayor en el proceso isotermo que en
el adiabático.
p p
pf, adiab 1
pi
Vf Vi V Vi Vf V
Compresión Expansión
Fluido
supercrítico
(Sólido)
(Punto crítico)
(Líquido)
(Punto triple)
(Gas)
T
Figura 3.14. Diagrama p−T de una sustancia pura, mostrando las regiones donde la
sustancia se encuentra en una sola fase (sólida, líquida o gas), las líneas
de coexistencia de dos fases, el punto triple (coexistencia de las tres
fases) y el punto crítico (final de la línea de coexistencia líquido-gas).
Fluido
supercrítico
T > Tc
T = Tc
T < Tc
V
Figura 3.15. Diagrama p−V de una sustancia pura. Las líneas finas muestran isotermas
de la sustancia y las líneas gruesas las líneas de separación entre regiones
donde sólo puede estar en una fase (sólida, líquida o gas) y regiones de
coexistencia de dos fases distintas.
Las isotermas presentan dos comportamientos cualitativamente diferentes. Para
temperaturas bajas (isotermas T < Tc) cuando el volumen accesible a la sustancia es muy
pequeño, ésta se encuentra en fase sólida ( ). Un aumento en el volumen disponible,
manteniendo constante la temperatura, conduce a una disminución de la presión (un
desplazamiento vertical hacia abajo en el primer diagrama p−T) hasta que la isoterma
(Sólido)
p0 1
2
(Gas)
T
T1 TS TV T2
Figura 3.16. Proceso a presión constante p0 en una sustancia pura, desde el estado
inicial 1 al estado final 2, con cambios de fase.
El calor latente coincide con la diferencia entre las entalpías molares de las dos fases y
es el calor necesario para transformar un mol de sustancia de fase sólida a fase líquida, a
presión constante. Para transformar toda la sustancia desde la fase sólida a fase líquida a
presión constante, se requiere, por tanto, aportar una energía en forma de calor dada por
QS = n LS = n (hL − hS ) (3.76)
Esta energía en forma de calor es utilizada, tal como indica (3.72) en aumentar la
energía interna de las moléculas y en realizar un trabajo para aumentar el volumen
ocupado por el sistema. La energía interna tiene varias contribuciones, en este cambio
de fase son relevantes la energía cinética de las moléculas y la energía potencial
asociada a la interacción entre las moléculas. La interacción entre las moléculas es más
intensa en fase sólida que en fase líquida, provocando que las moléculas queden ligadas
unas a otras. Esta mayor interacción de las moléculas ligadas en el sólido corresponde
con una energía potencial negativa y de valor absoluto mayor que la correspondiente a
las moléculas en la fase líquida. De manera que la energía potencial de interacción entre
las moléculas aumenta al pasar las moléculas de fase sólida a fase líquida, aunque se
mantenga inalterada la energía cinética de las moléculas (pues la temperatura no varía).
Es decir, al pasar de sólido a líquido la energía interna del sistema aumenta al aumentar
la energía potencial de interacción entre las moléculas, aunque se mantenga constante la
energía cinética. El calor latente se debe a dos contribuciones diferentes: este aumento
en la energía potencial interna del sistema y el trabajo que debe realizarse para aumentar
el volumen al pasar de una fase a otra. Así, siempre que coexistan las dos fases, la
sustancia se mantiene en el mismo punto en el diagrama, pero su volumen total cambia
según varía el número de moles en cada fase.
Una vez que toda la sustancia se encuentra en fase líquida, un aporte adicional
de calor lleva a que el sistema se aparte de la línea de coexistencia. La sustancia se
adentra en la región donde la única fase en equilibrio es la fase líquida y su temperatura
aumenta según se añade calor. El calor suministrado al líquido verifica una relación
similar a (3.73), pero ahora para la fase líquida
⎛ ∂ vL ⎞
δQ = n du L + n p ⎜ ⎟ dT
⎝ ∂T ⎠
Siendo uL la energía interna molar de la sustancia en fase líquida (función de la
temperatura y del volumen molar vL). Aumenta así la temperatura del sistema hasta
alcanzar la línea de coexistencia entre las fases líquida y gas (esto es, la temperatura de
vaporización TV).
Cuando el sistema alcanza la línea de coexistencia líquido-vapor, desde la fase
líquida, toda la sustancia está en ese momento en fase líquida. Una aportación adicional
de calor lleva al cambio de fase de una cierta cantidad de sustancia. Según se aporta
calor, más y más sustancia se convierte de fase líquida a fase vapor (gas), hasta un
momento en que toda la sustancia se encuentra en fase vapor. Durante todo este
intervalo del proceso, el estado de la sustancia sigue estando en el mismo punto del
diagrama p−T (el punto sobre la línea de coexistencia líquido-vapor a la presión p0). El
aporte de calor con la sustancia en ese punto se utiliza para el cambio de fase, de manera
que
δQ = dH = LV dnV (3.77)
siendo dnV el aumento en el número de moles en fase vapor que se produce al aportar el
calor δQ. LV es el calor latente de vaporización molar de la sustancia para la
transformación de líquido a vapor. De manera que
LV = hV − hL (3.78)
Al igual que para el cambio de fase sólido-líquido, en este caso de cambio líquido a
vapor, el calor latente coincide con la diferencia entre las entalpías molares de las dos
fases y es el calor necesario para transformar un mol de sustancia de fase líquido a fase
vapor, a presión constante. Para transformar toda la sustancia desde la fase líquida a fase
vapor a presión constante, se requiere, por tanto, aportar una energía en forma de calor
dada por
QV = n LV = n (hV − hL ) (3.79)
De nuevo, esta energía en forma de calor es utilizada, tal como indica (3.72) en
aumentar la energía interna de las moléculas y en realizar un trabajo para aumentar el
volumen ocupado por el sistema. La interacción entre las moléculas es más intensa en
fase líquida que en fase vapor, donde esta interacción es débil. Esta mayor interacción
de las moléculas en el líquido corresponde con una energía potencial negativa y de valor
absoluto mayor que la correspondiente a las moléculas en la fase vapor. De manera que
la energía potencial de interacción entre las moléculas aumenta al pasar las moléculas
de fase líquida a fase vapor, aunque se mantenga inalterada la energía cinética de las
moléculas (pues la temperatura no varía). Es decir, al pasar de líquido a vapor, la
energía interna del sistema aumenta al aumentar la energía potencial de interacción
entre las moléculas, aunque se mantenga constante la energía cinética. El calor latente
se debe a dos contribuciones diferentes: este aumento en la energía potencial interna del
sistema y el trabajo que debe realizarse para aumentar el volumen al pasar de una fase a
otra. Así, siempre que coexistan las dos fases, la sustancia se mantiene en el mismo
punto en el diagrama, pero su volumen total cambia según varía el número de moles en
cada fase.
Una vez que toda la sustancia se transforma en fase vapor, los aportes
adicionales de calor al sistema inducen un aumento de la temperatura del sistema, de
modo que su estado se separa de la línea de coexistencia líquido-vapor y penetra en la
región gas, donde el sistema se presenta de nuevo en una única fase, la fase gaseosa y la
temperatura del gas aumenta cuando se le aporta energía en forma de calor.
NOTAS:
( )
referencia estándar o entalpía de formación, ∆h 0f Tref , pref , y el cambio de entalpía
∆hs (T ) desde el estado estándar hasta el estado a la temperatura T. Se utiliza como
presión de referencia la presión atmosférica, pref = patm. En lo que sigue, tomaremos la
presión siempre igual a la presión atmosférica y tendremos en consideración únicamente
los cambios en la entalpía debidos a cambios en la temperatura. En estos casos, de
presión constantemente igual a la atmosférica, la entalpía estándar molar h(T) está dada
por
Combustible ∆h 0f (kJ/mol)
constituyente y el porcentaje molar. Así de cada 100 moles de aire seco, unos 21 son de
oxígeno. Como el porcentaje en oxígeno es el factor crucial en las reacciones químicas
de oxidación, no es preciso en una primera estimación, mantener una composición
detallada del aire en los procesos de combustión, de manera que se utiliza una
composición aproximada del aire seco que se especifica en la tabla 3.11. Según esta
composición aproximada (que será la que se deba utilizar en los ejercicios y problemas
de este capítulo, salvo que se especifique una composición diferente), 100 moles de aire
contienen 21 moles de O2 (de masa molar 32 g/mol) y 79 moles de N2 atmosférico (de
masa molar equivalente igual a 28,174 g/mol). Nótese que al poder utilizarse la
ecuación de estado de gases ideales para cada componente gaseoso del aire, el
porcentaje molar coincide con el porcentaje en volumen de cada componente.
En las reacciones químicas que se analizarán en este capítulo se considera que el
nitrógeno es un gas inerte que no interviene en la reacción química, jugando el papel de
un diluyente cuya entalpía cambia por el cambio en la temperatura del gas. Pero, en
realidad, debido a las elevadas temperaturas alcanzadas en los procesos de combustión,
la molécula de nitrógeno se rompe y reacciona con el oxígeno, dando lugar a óxidos de
nitrógeno que causan una contaminación importante, pues al reaccionar con el vapor de
agua en el aire, dan lugar a ácido nítrico que es arrastrado disuelto en el agua de
lluvia y es uno de los causantes de la lluvia ácida. Pero, de momento, no tendremos en
cuenta estos procesos y consideraremos al nitrógeno como un componente inerte del
aire seco. Véase la nota insertada en la tabla 3.12.
Tabla 3.11 Composición simplificada del aire seco atmosférico como una mezcla de
nitrógeno equivalente y oxígeno
donde los coeficientes ni indican el número de moles de cada compuesto que interviene
o se produce en la reacción. Los valores de estos coeficientes de reacción son tales que
por conservación, el número de átomos de cada elemento, a cada lado de la reacción,
debe ser el mismo. El ajuste de la reacción consiste en calcular los valores de estos
coeficientes para que se conserve el número de átomos de cada elemento y de manera
que todos los coeficientes sean números enteros (aunque a veces, por extensión se
pueden usar números fraccionarios sencillos, 1/2, 1/3,..). La conservación del número de
átomos de carbono en la reacción anterior, impone la relación
nCH 4 = nCO 2
2 nO 2 = nH 2O + 2 nCO 2
Estas tres ecuaciones forman un sistema algebraico de tres ecuaciones con cuatro
incógnitas que permite calcular tres de ellas en función de una de ellas. La solución con
los números enteros más pequeños es
nCO 2 = nCH 4 = 1 ; nH 2O = nO 2 = 2
oxígeno ni combustible sin reaccionar. Así, una mezcla estequiométrica de gas natural
con oxígeno está formada por dos volúmenes de oxígeno por cada volumen de gas
natural (dos moles de oxígeno por cada mol de gas natural). Una mezcla con una
proporción de combustible menor a la estequiométrica se denomina mezcla pobre (en
combustible, aunque sea rica en oxígeno) y se denomina mezcla rica a una mezcla con
una proporción de combustible mayor que la requerida por la estequiometría. En el caso
de mezclas pobres, el oxígeno en exceso queda como componente de los gases de
combustión. Para mezclas ricas, la falta de oxígeno impide que la reacción se complete
y provoca que los gases de combustión contengan combustible sin quemar o productos
intermedios debidos a la combustión parcial del combustible.
Elemento Producto
Carbono, C CO2
Hidrógeno, H H2O
Nitrógeno, N N2 (véase la nota 1)
Azufre, S SO2
1
A efectos del balance energético, para el estudio de las reacciones globales y de la determinación de la
temperatura adiabática de combustión que se estudian en este apartado, no es preciso incluir aquí la
formación de óxidos de nitrógeno (a partir del nitrógeno contenido en el combustible o del nitrógeno en el
aire). Pero, como se verá más adelante, en estos procesos de combustión se generan además otros
compuestos minoritarios; entre ellos distintos óxidos de nitrógeno, NO, NO2 (o N2O a temperaturas más
bajas como las que se dan en lechos fluidizados) que se denotan de manera genérica como NOx. Estos
gases constituyen una pequeña fracción del total de los gases emitidos (por eso su contribución al balance
es poco significativa), pero participan posteriormente en reacciones fotoquímicas que son en gran medida
responsables de la contaminación en ciudades y de la formación de ozono troposférico, mientras que el
N2O es uno de los gases que contribuye al efecto invernadero.
100 m p
est
naire = nO 2 + n N 2 = n + + s − (3.90)
21 4 2
Este es el número mínimo de moles de aire requerido para producir la combustión
completa de un mol del combustible indicado de manera genérica por la fórmula
CnHmOpNqSs.
nO 2 =
21
100
naire ; nN 2 =
79
21
nO 2 =
79
100
naire ; r = nO 2 − nOest2 =
21
100
( )
naire − naire
est
(3.91)
Con la cantidad de aire estequiométrico dada por (3.90). Para medir el exceso de
oxígeno se suele utilizar el cociente r / nOest2 , expresado en porcentaje, que proporciona el
exceso relativo de oxígeno respecto a su valor estequiométrico.
n nCnHm
n nCnHm C + O 2 → n nCnHmCO (3.92)
2
n
nCO CO + CO O 2 → nCO C O2
2
Es decir, en primer lugar los átomos de hidrógeno (de la molécula de
combustible) reaccionan con el oxígeno para formar agua. Para consumir todo el
hidrógeno se requieren (m nCnHm/4) moles de O2. Una vez completada la reacción de
todo el hidrógeno, el carbono reacciona con el oxígeno remanente y formaría monóxido
carbónico (CO). Por último, el CO reaccionaría con el oxígeno para dar CO2. Con
defecto de oxígeno estas etapas se detendrían en el momento en que todo el oxígeno
hubiera sido consumido.
Normalmente, el defecto de oxígeno es pequeño y sólo la oxidación de CO en
CO2 queda por completar. De todas formas, a continuación, se hace un análisis
exhaustivo de todos los casos posibles.
Si el número de moles de O2 fuera menor que (m ncnHm/4) el necesario para
completar la reacción de todo el hidrógeno, sólo reaccionarían los átomos de hidrógeno
precisos para consumir el oxígeno. Es decir, en este caso la reacción del combustible
con el defecto de oxígeno podría esquematizarse como
4n 4 n nO 2
nCnHm Cn H m + nO 2 O 2 → nCnHm − O 2 Cn H m + C + 2 nO 2 H 2O (3.93)
m m
Consumiéndose así todo el oxígeno si nO2 es menor que m ncnHm/4.
En cambio, si nO2 es mayor que m ncnHm/4, la primera reacción en (3.92) se
produce completa agotando todo el hidrógeno en el combustible y comienza a
producirse la segunda reacción de (3.92). Si el oxígeno restante tras la reacción del
hidrógeno no es suficiente para hacer que todo el carbono reaccione para dar CO, la
reacción se congela sin que se complete la segunda reacción de (3.92) y el proceso
global puede esquematizarse como
m nCnHm m nCnHm
nCnHm Cn H m + nO 2 O 2 → n nCnHm C + H 2O + nO 2 − O2
2 4
m nCnHm
n nCnHm C + nO 2 − O2 → (3.94)
4
m nCnHm m nCnHm
n nCnHm − 2 nO 2 − 4
C + 2 nO 2 −
4
CO
Si nO2 es menor que el valor que anula el coeficiente delante del carbono en la segunda
reacción de (3.94). El esquema de (3.94) indica que en la primera reacción todo el
hidrógeno reacciona con oxígeno para dar vapor de agua y en la segunda el carbono en
el combustible reacciona hasta consumir el resto de oxígeno. La suma de ambas
reacciones corresponde con una reacción global equivalente
nCnHm Cn H m + nO 2 O 2 → (3.95)
Consumiéndose según (3.95) todo el oxígeno sin que se complete la segunda reacción
de (3.92).
Por otra parte, si el número de moles de oxígeno es superior y pueden
completarse tanto la primera como la segunda reacción en (3.92), se inicia la tercera de
las reacciones en que interviene el CO producido en la segunda reacción con el resto del
oxígeno para producir CO2 hasta que se consume todo el oxígeno. Es decir, en este
caso, la reacción del combustible puede esquematizarse por tres etapas
m nCnHm m nCnHm
nCnHm Cn H m + nO 2 O 2 → n nCnHm C + H 2O + nO 2 − O2
2 4
m nCnHm m n
n nCnHm C + nO 2 − O2 → n nCnHm CO + nO 2 − nCnHm + O2 (3.96)
4 4 2
m n
n nCnHm CO + nO 2 − nCnHm + O2 → nCO CO + nCO 2 CO2
4 2
Las tres reacciones (3.96) pueden sustituirse por una reacción global que
consume todo el oxígeno disponible, cuando el número de moles de oxígeno es
suficiente para llegar a completar las dos primeras etapas de (3.92), pero no la tercera
etapa de (3.92). Esta reacción global puede esquematizarse en este caso como
m nCnHm
nCnHm Cn H m + nO 2 O 2 → H 2O + nCO CO + nCO 2 CO2 (3.97)
2
Siendo
m n m n
nCO 2 = 2 nO 2 − nCnHm + ; nCO = n nCnHm − 2 nO 2 − nCnHm +
4 2 4 2
Cuando el número de moles de oxígeno nO2 es tal que se anula el coeficiente nCO
indicado anteriormente, la mezcla no es rica sino estequiométrica y para valores
superiores de nO2 en la mezcla, esta mezcla es pobre en combustible.
Hreac(T), Hprod(T),
H Mezcla Mezcla
reactiva quemada
Hreac(Tinicial)
Hr(Tinicial)=H
= Hq(Tfinal
prod(T) )final
Tinicial Tfinal T
∆Hcom
Entalpía de
Masa
Fórmula combustión
Combustible molecular
química específica, ∆h
g/mol
kJ/mol
Metano CH4 16,04 −74,83
Etano C2H6 30,07 −84,67
Eteno C2H4 28,05 52,28
Acetileno C2H2 26,04 226,75
Octano C8H18 114,23 −208,45
Por otra parte, cada una de las entalpías molares se puede expresar en la forma indicada
por (3.82). Teniendo en cuenta (3.85), se puede escribir la entalpía debida a las especies
reactivas en la mezcla
r r
H r (T ) = ∑
sr =1
nsr ∆h 0f ,sr + ∑nsr =1
sr c p ,sr (T − T0 )
H prod (T ) = H p (T ) + H i (T )
siendo
p p
H p (T ) = ∑
s p =1
ns p ∆h 0f ,s p + ∑n
s p =1
sp c p ,s p (T − T0 )
Estando dada la entalpía de las especies inertes Hi(T) por la misma expresión que para la
mezcla reactiva.
La entalpía de combustión, está dada por
∆H comb (T ) = H p (T ) − H r (T )
Es decir, en el valor de la entalpía de combustión no aparecen las especies inertes, al
tener la misma contribución en la entalpía de la mezcla reactiva que en la de la mezcla
quemada (cuando se considera la misma temperatura en ambas). Nótese que en una
combustión los reactantes tienen una entalpía mayor que los productos a la misma
temperatura (véase la Figura 3.17), de manera que la entalpía de combustión es una
cantidad negativa. Esta entalpía de combustión puede ponerse como
p r
∆H comb (T ) = ∆H comb (T0 ) + ∑n
s p =1
sp c p ,s p (T − T0 ) − ∑n
sr =1
sr c p ,sr (T − T0 )
p i
n= ∑ ns p + ∑ ns i
s p =1 s i =1
Si nos olvidamos del proceso reactivo y se considera la mezcla final (de productos e
inertes) a la temperatura inicial y que se transfiere una cantidad de energía en forma de
calor Q a esta mezcla, mantenida a presión constante, el primer principio de la
termodinámica aplicado a este proceso conduce a
( )
H prod T final − H prod (Tinicial ) = Q (3.103)
La analogía entre la ecuación (3.101) para una reacción a presión constante con
la relación (3.103) para una adición de calor a un sistema a presión constante lleva a
denominar a Q = −∆Hcom(Tinicial) como el calor desprendido en la reacción. Debe
tenerse en cuenta que el calor de reacción no es una energía aportada desde el exterior
del sistema, sino que procede de la energía química del sistema Uquim que ha sido
liberada en la reacción química. Parte de esta energía se ha utilizado para realizar un
trabajo frente al exterior y aumentar el volumen del sistema y el resto ha sido utilizado
para aumentar otros términos de la energía interna del sistema (y de ahí el aumento de
temperatura). En conjunto la energía interna total del sistema disminuye en la
combustión, pues ha realizado un trabajo de expansión frente a la presión exterior para
aumentar su volumen y no ha intercambiado energía en forma de calor con el exterior;
luego en el intercambio total de energía con sus alrededores, el sistema ha perdido
energía. Se ha utilizado la energía química para realizar este trabajo y aumentar otros
términos de la energía interna.
W1
W1 Q2
A B
A B B C
C D D E
Cuando un sistema realiza varios procesos diferentes, uno tras otro, a cada
proceso se le denomina una etapa. Un ciclo es una consecución de diversas etapas,
cuando el estado final E se hace coincidir con el estado de partida A (véase el esquema
del ciclo a la derecha de la figura 3.18). Las etapas indicadas (dos procesos adiabáticos
intercalados con dos procesos a volumen constante) forman el conocido como ciclo de
Otto.
p
2
3
B
1 4
Vmin Vmax V
Vmin
W1 = −
∫ Vmax
p dV
Una cantidad positiva que coincide con el área comprendida entre la curva 1 y el
eje V, entre los valores Vmax y Vmin (véase la figura 3.12 para la compresión adiabática de
un gas ideal). Por otra parte, el trabajo realizado sobre el sistema en la expansión
adiabática de la etapa, 3 ha sido
Vmax
W3 = −
∫ Vmin
p dV
En este caso, una cantidad negativa (al aumentar el volumen del sistema) pero
que en valor absoluto coincide con el área comprendida entre la curva 3 y el eje V, entre
los valores Vmax y Vmin. Al ser una adiabática a mayor presión para el mismo volumen
que la adiabática de la etapa 1, en valor absoluto W3 es mayor que W1. De manera que el
trabajo neto realizado por el sistema sobre el exterior en el ciclo
Wext = −W1 − W3
es una cantidad positiva y su valor coincide con la diferencia entre las dos áreas; esto es,
el trabajo realizado por la máquina, en cada ciclo, coincide con el área de la superficie
cerrada formada por el ciclo en el diagrama p−V (área marcada en la figura 3.19).
La máquina térmica funciona porque se añade una cantidad de calor Q2 al
sistema en la etapa 2 de calentamiento a volumen constante (Vmin). Este calor recibido es
la energía recibida. Con esta energía, el sistema realiza el trabajo exterior Wext y, para
volver a su estado inicial, tiene que ceder el calor Q4 enfriándose a volumen constante
(Vmax) hasta recuperar la presión inicial y su misma energía inicial. La fuente energética
del ciclo es, por tanto, la etapa 2, donde se aporta la energía térmica al sistema. Se
define el rendimiento (o eficiencia) de un ciclo termodinámico, η, como el cociente
entre la energía útil y la requerida para que funcione la máquina, en el caso de una
máquina térmica el rendimiento térmico es el trabajo neto realizado sobre el exterior,
dividido por el calor aportado por la fuente energética
Wext
η= (3.103)
Q fuente
una cantidad positiva y menor que la unidad. Cuanto mayor sea este rendimiento
térmico, mejor es el funcionamiento energético de la máquina en cuestión, pues se hace
relativamente menor el término Q4 que representa la energía perdida en el proceso; la
energía que el sistema debe soltar para recuperar su estado inicial y poder empezar un
nuevo ciclo. En el ciclo de Otto, Wext = −W1 − W3 , y Qfuente=Q2. Debe destacarse que el
segundo principio de la termodinámica (página 3.25) establece que no puede existir un
proceso cíclico que consista simplemente en transformar calor en trabajo; luego la
energía no utilizada (Q4 en este caso) es siempre positiva y, en una máquina térmica, η
es estrictamente menor que la unidad.
Aunque se ha utilizado el ciclo de Otto para definir estas propiedades (Wext,
Qfuente, η), los mismos conceptos pueden ser utilizados en cualquier proceso cíclico.
Cualquier proceso cíclico lleva al sistema a recuperar su mismo estado inicial al
terminar el ciclo, de modo que la evolución del sistema sigue una trayectoria cerrada en
un diagrama p−V. El trabajo realizado por el sistema sobre el exterior en un ciclo es
Wext =
∫ p dV (3.104)
En los siguientes apartados se analizarán algunos de los ciclos más simples que
constituyen la base del funcionamiento de la mayoría de las máquinas térmicas. Por otra
parte, para mostrar unos cálculos sencillos, se tomará como sistema un gas ideal con
propiedades (cp, cV) constantes. La extensión de los cálculos a sistemas con propiedades
dependientes de la temperatura o con ecuaciones de estado más complejas sería directa,
sin complicaciones conceptuales, aunque conllevaría el cálculo de integrales (3.104) que
pueden llevar a expresiones analíticas difíciles de manejar o incluso no tener una
solución analítica, requiriéndose el uso de cálculos numéricos o soluciones
aproximadas.
En algunos casos, se indicarán las diferencias entre el ciclo idealizado estudiado
y la máquina térmica real que puede ajustarse a este ciclo.
γ γ −1
⎛V ⎞ ⎛V ⎞
p B = p A ⎜⎜ max ⎟⎟ ; TB = T A ⎜⎜ max ⎟⎟
⎝ Vmin ⎠ ⎝ Vmin ⎠
En la segunda etapa, de B a C, se transfiere al sistema una energía en forma de
calor Q2 para aumentar la presión del gas desde el valor pB al valor pC, a volumen
constante Vmin. De manera que
W2 = 0 ; EC − E B = Q2 ; Q2 = n cV (TC − TB ) = ( pC − pB ) Vmin
cV
R
Esta última relación permite determinar la presión al final de la etapa, en función
del calor recibido
γ
RQ ⎛V ⎞ RQ
pC = p B + = p A ⎜⎜ max ⎟⎟ +
cV Vmin ⎝ Vmin ⎠ cV Vmin
En la tercera etapa, de C a D, el trabajo realizado sobre el gas en la expansión
adiabática se calcula, de nuevo como en (3.70) y puede escribirse en la forma
p V ⎡⎛ V ⎞γ −1 ⎤ p V ⎡⎛ V ⎞
γ −1 ⎤
W3 = C min ⎢⎜⎜ min ⎟⎟ − 1⎥ = − D max ⎢⎜⎜ max ⎟⎟ − 1⎥
γ −1 ⎢⎝ Vmax ⎠ ⎥ γ −1 ⎢⎝ Vmin ⎠ ⎥
⎣ ⎦ ⎣ ⎦
Al final de esta etapa 3, la presión del gas en D está relacionada con la presión en C por
(3.68) y (3.67), de modo que
γ γ
⎛V ⎞ RQ ⎛ Vmin ⎞
pD = pC ⎜⎜ min ⎟⎟ = p A + ⎜⎜ ⎟⎟
⎝ Vmax ⎠ cV Vmin ⎝ Vmax ⎠
En la cuarta etapa se recuperan las condiciones iniciales, mediante una cesión de
calor del sistema hacia el exterior que reduce su temperatura y presión, manteniéndose
el volumen constante.
El trabajo neto realizado por el sistema sobre el exterior, en el ciclo, ha sido
γ −1 ⎤
Wext = −W1 − W3
( p − p A )Vmax ⎡⎢⎛⎜ Vmax ⎞⎟
= D − 1⎥
γ −1 ⎢⎜⎝ Vmin ⎟⎠ ⎥
⎣ ⎦
Que teniendo en cuenta las relaciones obtenidas anteriormente, puede escribirse
como
γ −1
⎡ ⎛V
min ⎞ ⎤
Wext = Q2 ⎢1 − ⎜⎜ ⎟ ⎥
⎢ ⎝ Vmax ⎟⎠ ⎥
⎣ ⎦
En definitiva, el rendimiento térmico (eficiencia) del ciclo de Otto es
γ −1
W W ⎛V ⎞
η = ext = ext = 1 − ⎜⎜ min ⎟⎟
Q fuente Q2 ⎝ Vmax ⎠
menor que la unidad. Si se considera el aire como un gas ideal diatómico, pues en su
mayor parte está formado por nitrógeno, N2, los calores específicos y el coeficiente
adiabático son
5R 7R cp 7
cV , diatomico = ; c p, diatomico = ; γ diatomico = = = 1,4
2 2 cV 5
Así, la eficiencia (rendimiento térmico) de una máquina térmica que funciona
siguiendo un ciclo Otto depende sólo de la relación de compresión (cociente entre el
volumen máximo y el volumen mínimo) y del coeficiente adiabático del gas. Esta
relación de compresión es la característica de funcionamiento de un motor de
combustión interna, basado en este ciclo, con estos volúmenes máximo y mínimo
permitidos a la mezcla reactiva al desplazarse el pistón en el interior del cilindro. Es
fácil comprobar que la temperatura máxima se alcanza en el punto C, mientras que el
estado A corresponde a la temperatura mínima durante el ciclo
Tmax = TC ; Tmin = TA
Y haciendo uso de la relación entre la temperatura y el volumen (3.67) en el
proceso adiabático de la etapa 3, se obtiene
γ −1 γ −1
⎛ Vmin ⎞ ⎛V ⎞ T T T
⎜⎜ ⎟⎟ = ⎜⎜ C ⎟⎟ = D = D > min
⎝ Vmax ⎠ ⎝ VD ⎠ TC Tmax Tmax
En definitiva, para el rendimiento térmico del ciclo, se tiene
γ −1
⎛V ⎞ TD T
η = 1 − ⎜⎜ min ⎟⎟ = 1− < 1 − min
⎝ Vmax ⎠ TC Tmax
De modo que, dada una temperatura mínima TA, fijada por la temperatura de
entrada de la mezcla reactiva en el cilindro (normalmente la temperatura ambiente), un
aumento de la relación de compresión para mejorar el rendimiento del motor conlleva a
un aumento de la temperatura máxima que se alcanza en el ciclo. Los materiales del
motor están sometidos a fuertes diferencias de temperatura durante el funcionamiento
que causan dilataciones y compresiones del material. Estos cambios de volumen,
inducidos por cambios de temperatura, provocan tensiones en los sólidos tanto más
intensas cuanto mayores sean las diferencias de temperatura. La resistencia del material
a estas tensiones condiciona la durabilidad del motor y por ende el valor máximo de la
relación de compresión en el ciclo. En los motores de automóviles la relación de
compresión es del orden de 8 (Vmax/Vmin = 8) y la eficiencia de un motor real es siempre
menor que la del ciclo ideal, debido a otras pérdidas térmicas no consideradas en el
ciclo modelo (pues los procesos de cambios de presión que son adiabáticos en el
modelo ideal llevan asociados unas pérdidas térmicas ineludibles en el motor real), de
modo que la eficiencia máxima de un motor con esa relación de compresión es del
orden de 0,43. Es decir, el motor de un automóvil es una máquina que transforma un
máximo del 43% de la energía química del combustible en energía mecánica.
En un motor de cuatro tiempos (admisión, compresión, expansión y escape),
estas cuatro fases no corresponden a las cuatro etapas del ciclo Otto. Para completar los
cuatro tiempos, el pistón realiza dos oscilaciones completas en el cilindro.
1.1 Estado A del ciclo. El pistón se encuentra en la parte más atrasada con el
volumen máximo y lleno de mezcla reactiva de aire con gasolina vaporizada. Empieza
la etapa 1 del ciclo de Otto y el pistón comprime la mezcla hasta el volumen mínimo
(estado B), aumentando la presión y la temperatura de la mezcla. Así, el tiempo de
compresión del motor coincide con la etapa 1 del ciclo de Otto
1.2 Etapa 2 del ciclo de Otto. Poco antes de terminar la fase 1.1 la chispa de la
bujía provoca la ignición de la mezcla. La reacción química progresa muy rápidamente
de manera que durante la combustión el pistón se mueve muy poco y el volumen se
mantiene prácticamente constante durante todo el proceso de combustión. La presión
aumenta debido al aumento de temperatura en el gas. Esta etapa se produce muy
rápidamente y corresponde a una fase intermedia entre la compresión y la expansión del
motor.
1.3 El aumento de presión en el gas empuja al pistón en su retroceso y se
comunica a otros elementos del motor la energía en forma de trabajo precisa para el
funcionamiento del motor. Tiempo de expansión del motor que coincide con la etapa 3
del ciclo de Otto. El pistón retrocede hasta dejar el máximo volumen permitido. El
conjunto de estas tres fases 1.1, 1.2 y 1.3 se realiza mientras el pistón realiza una
oscilación completa volviendo el pistón tras la fase 1.3, a la posición que tenía al inicio
de la fase 1.1
2.1 Así, al final de la fase 1.3, en el cilindro, el pistón se encuentra en su
posición más baja y en su interior se encuentra un gas quemado ya utilizado y que debe
ser expulsado de la cámara. El pistón empuja el gas en su avance y se abre la válvula de
escape por donde se expulsa el aire quemado al sistema de escape. Esta fase
corresponde con el tiempo de escape del motor de cuatro tiempos. Cuando el pistón
alcanza su posición más elevada y el volumen ha quedado reducido al mínimo se ha
expulsado el gas quemado. Se cierra la válvula de escape.
2.2 Cuando el pistón comienza a retroceder, se abre la válvula de admisión para
permitir la entrada de una nueva cantidad de aire del exterior y se inyecta la gasolina (en
los motores actuales, la inyección de gasolina se produce en una zona anterior, antes de
la entrada del motor y en el motor entra ya una mezcla reactiva de aire y gasolina). La
mezcla entra en el cilindro según retrocede el pistón y aumenta el volumen permitido.
Poco antes de alcanzar el volumen máximo, se cierra la válvula de admisión,
completándose así el tiempo de admisión del motor, de manera que al llegar el pistón a
la posición más baja, se recupera la situación del inicio de la fase 1.1. De nuevo, el
conjunto de estas tres fases 2.1, 2.2 y 2.3 tiene lugar mientras el pistón realiza una
oscilación completa. Estas tres fases y esta oscilación completa del pistón sirven para
renovar la mezcla y, en el ciclo de Otto equivalente, corresponden las tres fases a la
etapa 4 para recuperar el estado inicial tras la realización del trabajo.
En definitiva, en el transcurso de las fases indicadas, el pistón completa dos
oscilaciones, la primera con los tiempos de compresión y expansión del motor (con el
proceso de combustión entre medias de ambos tiempos del motor) y la segunda con los
tiempos de expulsión y admisión. Sólo en una de cada dos oscilaciones se produce la
combustión, necesitándose una segunda para recuperar el estado inicial, expulsando el
gas quemado e introduciendo un nuevo gas reactivo.
W1
A B
p
B
Tmax
Q2 2
Q4
1 C
W2
W4 3
A
Tmin
4 D
D C
W3
Vmin Vmax V
Ciclo de Carnot Diagrama p−V
Wext W T
η= = ext = 1 − min
Q fuente Q2 Tmax
reducir los riesgos de escapes radiactivos, suele diseñarse un ciclo primario que recibe
el calor directamente de la energía nuclear desprendida y un ciclo secundario de vapor
de agua que recibe el calor del fluido en el ciclo primario. El vapor de este ciclo
secundario es el que mueve la turbina de vapor conectada al generador eléctrico.
W1
A B
p
2
B C
Q2 3
Q4
D
W2
1 4
A
D C
W3 V
Q1
A B
p
B 2 Tmax
Q2
Q4
1 C
W2
W4
A 3
Tmin 4 D
D C
Q3
Vmin Vmax V
Ciclo Stirling Diagrama p−V
W1
A B
p
2
B C
Q2 3
Q4
1
W2 D
W4 A 4
D C
W3 V
Foco a alta
temperatura
Qfuente
Wext
Qperdido
Foco frío
Foco a alta
temperatura
QC
Win
QF
Foco frío
Figura 3.25 Intercambios de energía en una máquina térmica inversa (bomba de calor
o refrigerador).
QC Q
β bomba de calor = = 1+ F
Win Win
Una cantidad superior a la unidad. Si se utiliza un ciclo de Carnot inverso (con
las flechas de evolución del estado del sistema en el diagrama p−V en sentido contrario
a las indicadas en la figura 3.20; esto es, en el sentido contrario al giro de las agujas de
un reloj con lo que el trabajo sobre el sistema es positivo), el rendimiento de una bomba
de calor basado en este ciclo de Carnot inverso sería
Tmax / Tmin
β bomba de calor , Carnot =
Tmax / Tmin − 1
Por otra parte, un refrigerador es una máquina que extrae energía en forma de
calor de un recinto frío y entrega energía en forma de calor a un reciento más caliente,
para ello requiere la aportación de un trabajo desde el exterior. El motor del refrigerador
enfría el interior y calienta la habitación donde se encuentra, aún cuando el interior esté
más frío que la habitación. La energía útil en el refrigerador es el calor retirado del foco
frío, QF y la fuente energética es el trabajo realizado por el exterior, Win, así el
rendimiento de un refrigerador es
QF
β refrigerador =
Win
Para un refrigerador basado en un ciclo de Carnot inverso, el rendimiento sería
1
β refrigerador , Carnot =
Tmax / Tmin − 1
Wreal
η relativa =
Wext
Siendo un factor que varía entre cero y uno, tendiendo como valor límite la
unidad que corresponde al límite reversible de la máquina ideal sin pérdidas energéticas.
Los avances en el diseño de máquinas y la utilización de nuevos materiales van
dirigidos a aumentar el valor de esta eficiencia relativa, reduciendo el consumo
mediante la minimización de las pérdidas energéticas.
Análogamente, también para una bomba de calor real o para un refrigerador, la
eficiencia relativa es el trabajo que necesitaría el ciclo ideal dividido por el trabajo
realmente consumido por la máquina; esto es
Win
η relativa =
Wreal
Siendo igualmente un factor menor que la unidad.
Los rendimientos ideales calculados en los ciclos teóricos establecen los
máximos alcanzables por la máquina. En la figura 3.26 se indica el rendimiento ideal
máximo para cada tipo de máquina, en función de las temperaturas máxima y mínima
que se alcanzan durante el ciclo. En una máquina ideal, el rendimiento efectivo es
siempre menor que el representado en la figura, debido a la eficiencia relativa que tiene
en cuenta el consumo energético asociado a todos los procesos no ideales que ocurren
durante el funcionamiento de la máquina.
η, β
Refrigeradores ideales
1 Tmax/Tmin