OTROS
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EN EL PERÚ Y AMÉRICA
La unión revolucionaria.- fue el partido político popular fundado por Luis Miguel
Sánchez Cerro después de derrocar al oncenio a fin de mantenerse en el poder y lo
conformaban mayormente gente de clase madia cansada de la dictadura leguísta, por
la crisis económica que vivían el país como consecuencia de la crisis mundial declarada
en Nueva Cork en 1929, crisis a lo que los partidos tradicionales no pueden hacer frente
por estar en desorganización. Hizo frente al aprismo y socialismo emergente,
imponiéndose en las elecciones de 1931.
Como gobierno representa el tercer militarismo, intentó solucionar, la crisis económica
y social con medidas aportadas por la “Comisión Kemmerer” y la “Ley de Emergencia”
para castigar severamente la violencia y otros desórdenes sociales; apoyó el
levantamiento de los pobladores del Trapecio de Leticia para seguir siendo peruanos,
preparándose para la guerra con Colombia.
Sánchez Cerro muere asesinado el 30 de abril de 1933, por lo que la
Unión Revolucionaria continuó bajo la conducción de Luis A. Flores sin mayor éxito en
la política por declararse opositor al General Oscar R. Benavides.
EN EL MUNDO
INGLATERRA:
En el Parlamento inglés aparecieron los whigs y los tories, los primeros más partidarios
del mismo, frente a los segundos más vinculados a la Corona.
En 1832 se aprobó la Reform Act en Gran Bretaña, que fue la primera gran extensión
del sufragio en dicho país, incorporando al sistema político a toda la burguesía. Este
hecho generó que los viejos whigs tuvieran que organizarse de forma distinta,
transformándose en el Partido Liberal, con algunas reglas de disciplina interna y cierta
coherencia ideológica, para organizar las elecciones y generar adhesiones personales
hacia los líderes. Ese fue el espíritu que terminó por triunfar en los partidos políticos en
los Estados liberales europeos: organizaciones de cuadros, élites y comités, donde
primaban las fidelidades personales. En realidad, solamente funcionaban en los
períodos electorales y no estaban muy cohesionados.
FRANCIA:
El siguiente paso se dio en la Revolución Francesa, surgiendo grupos, destacando entre
ellos, los monárquicos constitucionales, los girondinos y los jacobinos, entre otros.
EUROPA:
La transformación de los sistemas políticos liberales en democráticos a finales del siglo
XIX, es decir, con el triunfo del sufragio universal, provocó un cambio radical en la
estructura de los partidos, porque el derecho a participar en política se había extendido
a todas las capas sociales, por lo que los partidos si querían acceder a cuotas de poder
ya no podían organizarse como antaño. En este sentido, es muy importante la llegada
de los partidos socialistas, profundamente interesados en incorporar a los obreros a la
vida política, dado el triunfo de las tesis reformistas sobre las revolucionarias en el
socialismo occidental. Estas formaciones fomentaron la educación política de las
masas, empleando los mítines, las casas del pueblo, la prensa y promoviendo la
afiliación. Al crecer de forma considerable, se estructuraron de manera distinta a como
lo habían hecho los partidos liberales. Se crearon estructuras burocráticas estables
frente a los cuadros y comités episódicos de los partidos liberales. Era el momento en
el que nacían los políticos profesionales frente al político liberal burgués que no recibía
remuneración por su trabajo político, dada su riqueza personal basada en la propiedad.
Los partidos socialistas primigenios eran de aparato, es decir, con una estructura
piramidal, basada en secciones o agrupaciones que conformaban un primer nivel.
Después, estaban en un segundo nivel las federaciones territoriales hasta el tercer nivel
o vértice, que estaba constituido por una comisión ejecutiva con una secretaría general,
elegidas por delegados de los niveles inferiores en los congresos.
El éxito organizativo y electoral de los partidos socialistas europeos generó una reacción
en los sectores políticos burgueses, conservadores, católicos y nacionalistas,
promoviendo la creación de partidos de masas, con estructuras parecidas a los de
aparato pero que no se dirigían a una clase social determinada. Este fenómeno
comenzó en el período de entreguerras, pero terminó por consagrarse después de la
Segunda Guerra Mundial Con el tiempo, los partidos socialistas terminaron por conjugar
el modelo de partido de aparato con el de masas, al dirigirse no sólo a la clase obrera.
Conviene tener en cuenta la existencia de los partidos únicos en los Estados totalitarios,
con estructuras rígidas, sin democracia interna, y con un líder indiscutible al que se rinde
culto y obediencia ciega. Aunque las ideologías que defendían eran distintas, en esta
categoría estarían los partidos fascistas y los comunistas de las dictaduras del
proletariado. Estos partidos generarían un gran aparato burocrático paralelo al del
Estado, aunque con claras interferencias del primero sobre el segundo.