Que Es La Audiometria
Que Es La Audiometria
Que Es La Audiometria
Monografía
“AUDIOMETRIA”
Por:
Docente:
Wilson Apaza Apaza
Todos los que trabajamos utilizamos pruebas, medias o comprobaciones de la audicio n que no siempre las hacemos igual
que el resto de colegas. Introducimos variables personales, de utensilio o metodolo gicas no siempre controlables que
pueden producir al menos dos consecuencias indeseables. En primer lugar, podemos considerar correctos resultados que no
lo son. En segundo lugar, necesitamos saber en qué condiciones mínimas trabajamos todos. La Asociación Española de
Audiología (AEDA) presenta con este texto una sugerencia de normalización n de la Audiometría Tonal Liminar, está de
acuerdo con la normativa ISO y pretende ser una aportación más a la necesidad que tenemos en España de poner en común
este tipo de protocolos.
INTRODUCCION:
La audiometría tonal liminal es la que se utiliza con más frecuencia y aun cuando se analicen cuidadosamente sus resultados,
en ocasiones se requiere la práctica de otras exploraciones, como los potenciales evocados auditivos, la resonancia
magnética, etc.
La audiometría es la exploración del nivel de audición. Es una prueba absolutamente exenta de complicaciones y riesgos,
no tiene contraindicaciones y solamente requiere un ambiente insonorizado (ausencia de ruido) y la colaboración del
paciente.
La audiometría es una prueba que permite medir la audición, para determinar la capacidad auditiva del paciente, indicando
también posibles causantes de la pérdida auditiva en los casos en los que se detecte.
1. Modo de utilización
Audición normal: cuando se reflejan por encima de los 25 decibelios, valor que muestra que no tienes
problemas para oír y entender.
Pérdida de audición mediana: cuando se obtienen valores entre 26 y 45 decibelios. Si obtienes estas cifras en
el audiograma es que tienes algunos problemas para escuchar y entender si te hablan a cierta distancia, en un
tono bajo o cuando hay ruido.
Pérdida de audición moderada: cuando se registran valores entre 46 y 65 decibelios, lo que señala que tienes
problemas para entender conversaciones, aunque no haya ruido de fondo y te resulta casi imposible escuchar
conversaciones en lugares ruidosos.
Pérdida de audición severa: el audiograma refleja entre 66 y 85 decibelios. Este margen indica dificultades
para escuchar siempre y percibir sonidos sólo cuando tu interlocutor te habla muy alto y muy cerca.
Pérdida de audición profunda: más de 85 decibelios. Si tu audiograma registra este valor no oyes aunque te
griten o no haya ruidos muy fuertes cerca de ti
.
Sin embargo, para obtener unos resultados fiables es muy importante que el médico colabore con el paciente, que
preste gran atención durante la prueba y responda con sinceridad. Por lo tanto, los resultados de una audiometría
estarán distorsionados en niños pequeños, no siendo válida la prueba en menores de cuatro años ni en personas muy
nerviosas o con déficit de atención.
El audiómetro es un equipo electrónico que genera ondas sonoras de diferente frecuencia, en forma de tonos puros
entre los 62 Hz (frecuencia baja) y los 8.000 Hz (frecuencia alta). El Hz (Hertzio) es la unidad de frecuencia de una
onda sonora en este caso, es decir el número de ciclos por segundo que tiene esa onda. Gracias a un potenciómetro se
puede incrementar la intensidad de los tonos en saltos de 5 dB hasta que el paciente informa de que oye el sonido. El
dB (decibelio) es la unidad de intensidad de las ondas sonoras, a mayor intensidad más alto se oye el volumen del
sonido. La intensidad de los tonos puede aumentarse desde el umbral mínimo de audición hasta el umbral de malestar
o "umbral doloroso", aunque hay que evitar el trauma sonoro que un aumento adicional de la intensidad podría
ocasionar. El paciente percibe los sonidos primero por un oído y luego por el otro, primero por el auricular para estudiar
la conducción aérea y luego por un vibrador óseo para estudiar la conducción ósea de la audición. La intensidad sonora
del lenguaje de las conversaciones normales se sitúa entre los 60 y 70 dB. El umbral doloroso se sitúa en los 120 dB.
El audiograma es la representación gráfica en forma de curva de la anotación de los diferentes umbrales auditivos (en
dB) para cada una de las frecuencias sonoras exploradas (en Hz), para cada oído por separado y tanto para la
conducción aérea como la ósea. Gracias a estas curvas de audición se pueden diferenciar dos tipos de pérdida de
audición o hipoacusia: la hipoacusia o sordera de transmisión y la hipoacusia o sordera de percepción.
En la hipoacusia de transmisión se afecta la vía aérea más que la ósea. La curva de conducción aérea del oído enfermo
estará a niveles más elevados de intensidad sonora (más dB) que la del oído normal. Y más elevada también que las
curvas de conducción ósea de ambos oídos. La lesión suele estar en el oído externo o en el oído medio.
En la hipoacusia de percepción se afecta la audición de los sonidos más agudos o con frecuencias más elevadas (en
Hz). La lesión suele estar en el oído interno lo que se denomina sordera sensorial, en el nervio auditivo lo que se
denomina sordera nerviosa o neurosensorial, o en la vía auditiva interna del sistema nervioso central.
El paciente no necesita una preparación especial antes de someterse a esta prueba, que es un procedimiento
relativamente simple, rápido ya que dura unos 20-30 minutos y que proporciona buenos resultados acerca de la
capacidad auditiva del paciente. Tras una mínima exploración física general, se explora el oído para descartar
enfermedades reversibles como los tapones de cerumen, las otitis, etc., y se explica al paciente la técnica de manera
que entienda que su colaboración es la base de esta prueba diagnóstica.
Si se realiza correctamente, la audiometría es un procedimiento que no tiene ninguna complicación ni contraindicación.
Su principal limitación es la falta de colaboración del paciente, como puede ocurrir en niños de corta edad o ancianos
de edad avanzada.
También puede ser de utilidad como técnica de control periódico de la contaminación por ruido ambiental en las
industrias, para los individuos con riesgo o con sospecha de enfermedades otológicas o auditivas como el neurinoma
del acústico o la enfermedad de Meniére, por ejemplo, y como control periódico de la prevención de la sordera durante
tratamientos a largo plazo con medicamentos que producen toxicidad sobre al área auditiva.