Arquitectura de La Antigua Roma

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Arquitectura de la Antigua Roma

El Anfiteatro Flavio, más conocido como Coliseo (Colosseum) de Roma, una de las obras de
arquitectura romana más conocidas.
Detalle de un modelo a escala de una reconstrucción de los alrededores del Coliseo durante la
época de Constantino I.
Acueducto de Segovia, uno de los acueductos romanos mejor conservados en la actualidad.
La Maison Carrée, templo romano consagrado al culto imperial en la ciudad francesa de Nimes.
Puente romano de Córdoba (España).

La arquitectura de la Antigua Roma es probablemente uno de los testimonios más significativos de


la cultura romana. Se caracteriza por haber adoptado el lenguaje externo de la arquitectura griega
clásica, a la que le agregó varias innovaciones originales. Los dos estilos a menudo se consideran
un cuerpo, lo que se conoce como arquitectura clásica. La arquitectura romana floreció en la
República romana y más aún bajo el Imperio, cuando se construyó la gran mayoría de los edificios
supervivientes. Usó nuevos materiales, particularmente el hormigón romano, y tecnologías como
el arco de medio punto, la arcada, la bóveda y la cúpula para hacer edificios que normalmente
eran fuertes y bien diseñados.

La arquitectura romana abarca el período comprendido entre el establecimiento de la República


romana en el año 509 a. C. hasta aproximadamente el siglo IV d. C., después de lo cual hace
presencia la arquitectura tardía antigua o bizantina. Casi ningún ejemplo sustancial sobrevive
desde antes del año 100 a. C., y la mayoría de las supervivencias más importantes provienen del
Imperio posterior, después de aproximadamente 100 d. C. El estilo arquitectónico romano siguió
influyendo en la construcción durante muchos siglos, y el estilo utilizado en Europa occidental a
partir del año 1000 se llama arquitectura románica en referencia a la dependencia de las formas
romanas básicas.

Los romanos comenzaron a lograr una originalidad significativa en la arquitectura alrededor del
comienzo del período imperial, después de que combinaron aspectos de su arquitectura original
etrusca con otros tomados de Grecia, incluyendo la mayoría de los elementos del estilo que ahora
llamamos arquitectura clásica. Pasaron de la construcción basada principalmente en columnas y
dinteles a una basada en paredes masivas, puntuadas por arcos y cúpulas posteriores. Los órdenes
clásicos ahora se volvieron más decorativos que estructurales, excepto en las columnatas.
Desarrollos estilísticos incluyen el toscano y órdenes compuestos; el primero es una variante
abreviada y simplificada del orden dórico, y el compuesto es un orden elevado con la decoración
floral del corintio y las volutas del jónico. El período comprendido aproximadamente entre el 40 a.
C. y el 230 d. C. tuvo los mayores logros, antes de la crisis del siglo III y los problemas posteriores
que redujeron la riqueza y el poder organizador del gobierno central.

Los romanos produjeron edificios públicos masivos y obras de ingeniería civil, y fueron
responsables de desarrollos significativos en la vivienda y la higiene pública, por ejemplo, sus
baños y letrinas públicos y privados, calefacción por suelo radiante en forma de hipocausto,
acristalamiento de mica (ejemplos en Ostia Antica), y agua caliente y fría entubada (ejemplos en
Pompeya y Ostia).
Arquitectura Romana
El mundo griego fue fundamental para el desarrollo del arte romano junto a las aportaciones de la
cultura etrusca. Sin embargo, también tuvo una indiscutible personalidad, manifestada
principalmente en la arquitectura.

Posteriormente el arte romano repercutió enormemente en las culturas occidentales, siendo la


base cultural de Occidente hasta nuestros días.

Arquitectura romana en España: Templo romano de Córdoba

El arte en Roma se puso al servicio de nuevas necesidades. Esto explica el nacimiento de nuevas
manifestaciones y también la aparición de un arte con gran centralización y unitarismo, no sólo en
Roma sino también en el resto del Imperio.

Las principales características que aporta el arte romano como novedad son:
Preocupación, en la arquitectura, por el juego de masas que viene por los elementos usados en la
construcción.
Arquitectura mucho más colosal.
Como elemento arquitectónico básico, se van a utilizar el arco, la bóveda y, por tanto, la cúpula.
Se va a crear el retrato en la escultura.
Roma fue la creadora del relieve histórico, continuo y narrativo.

El arte romano se puede dividir de forma similar a la historia del Imperio en tres periodos:

Periodo de la República: s. VI (hacia el 510) - 27 a.C.


Periodo de Augusto: la época clásica: 27 a.C. - 14 d.C.
Periodo imperial: dividido a su vez en:
De Tiberio a Trajano: 14 - 117
De Adriano a Alejandro Severo: 117 - 235
De Maximino a Constantino: 235 - 315

Arquitectura Romana
Las principales características de la arquitectura romana son:

Es una arquitectura caracterizada por la monumentalidad, no sólo por el espacio que ocupa sino
también por su significado. Esto viene dado también por la idea de la inmortalidad del Imperio.
Es una arquitectura utilitaria, práctica, funcional. Por esto y también por la propia estructura del
Estado, aparecen nuevas construcciones, con un gran desarrollo de la arquitectura civil y militar:
basílicas, termas, etc.
Es una arquitectura dinámica., como consecuencia del empleo de algunos elementos
constructivos como el arco y la bóveda.
Los materiales utilizados son muy variados: piedra cortada en sillares regulares y dispuesta a
soga y tizón, hormigón, ladrillo, mampuesto, madera... Cuando el material era pobre se solía
revestir con estucado, placas de mármol o con ornamentación de mosaicos o pintura.
Se usa el orden toscano y también el jónico y el corintio. Aunque lo más significativo fue el uso
del elegante orden compuesto. También fue muy frecuente la superposición de órdenes en
edificios muy altos. Normalmente en el piso bajo se empleaba el orden toscano, en el medio el
jónico y en el superior el corintio. Los capiteles, en general, presentan motivos con mayor libertad
que en Grecia y hay algunos con figuración.
Aparecen las guirnaldas y los bucranios como elementos decorativos.
También la arquitectura romana empleó la superposición en el mismo vano del arco y el dintel.

En la arquitectura romana se empleó especialmente el elegante capitel compuesto.

Principales diferencias entre la Arquitectura Romana y la Griega

Las principales diferencias entre la arquitectura romana y la arquitectura griega son:

La romana es una arquitectura más ornamentada.


Hay novedad de los temas decorativos.
Mayor perfección de los monumentos.
Los edificios tienen un gran utilitarismo.
La arquitectura es fundamentalmente civil y militar, frente a la arquitectura básicamente
religiosa de Grecia.
Se trata de una arquitectura más dinámica frente a la griega, más estática.
El arco, la bóveda y la cúpula son más utilizados frente al dintel de Grecia.

Pese a estas diferencias, existen muchas semejanzas con el arte griego ya que Roma asimiló
numerosos elementos artísticos y arquitectónicos de los países que incorporaba a su imperio.
También fue frecuente emplear artistas nacidos y formados en otros territorios, siendo los
principales originarios de Grecia.

Los Templos Romanos

El templo romano se conformó en base a la tradición de dos mundos: el etrusco y el griego.


Estaban atendidos por sacerdotes adscritos que administraban el templo y todo lo concerniente a
los ritos con sus dioses.

TEMPLO ROMANO

En el Imperio Romano existió una gran relación entre el mundo religioso y el político, de manera
que el Sumo Pontífice será el propio emperador.

Otras figuras destacadas en el templo fueron las vestales, figuras femeninas dedicadas a los
templos, especialmente a aquellos que estaban dedicados a diosas femeninas.

El templo romano se levanta sobre un podio y para acceder a la cella existía un escalinata en la
parte delantera. La cella se desarrollaba en sentido longitudinal y podía ser única o triple.
En los templos se utilizaban especialmente los órdenes compuesto y corintio. Los frontones solían
ser lisos con inscripciones en la parte delantera del entablamento.

Progresivamente se fue imponiendo la bóveda para la cubrición interior de la cella. También hubo
templos circulares, generalmente dedicados a Vesta. En etapas tardías se construyeron templos de
estructura más complicada, como templos dobles, de planta poligonal, etc.
Acueductos de Roma
Restos de acueducto Aqua Claudia en el Parque de los Acueductos de Roma.

Los romanos construyeron numerosos acueductos (latín aquaeductūs, sing. aquaeductus) para
proporcionar agua a las ciudades y lugares industriales en su imperio. Estos acueductos estaban
entre los mayores logros de ingeniería del mundo antiguo y establecieron un estándar no igualado
durante más de mil años tras la caída de Roma. Hoy en día muchas ciudades mantienen y usan los
antiguos acueductos aunque los canales abiertos han sido, normalmente, reemplazados por
tuberías.
La misma ciudad de Roma, por ser la ciudad más grande, tenía la mayor concentración de
acueductos, con agua proporcionada por once acueductos construidos a lo largo de un período de
quinientos años. Los estudiosos han llegado a predecir el tamaño de la ciudad por su
abastecimiento de agua.

Proporcionaban agua potable, numerosos baños y fuentes en la ciudad y, finalmente, se vaciaban


en serrerías, donde desempeñaban su última función, la de remover los desperdicios. Los métodos
para la construcción fueron bien descritos por Vitruvio en su obra De Architectura, escrita en el
siglo I a. C. Su libro fue de gran ayuda para Frontino, un general que fue nombrado, a finales del
siglo I, para administrar los muchos acueductos de Roma. Descubrió una clara diferencia entre la
toma de agua y la suministrada, que era causada por las tuberías ilegales insertadas en los canales
para distraer el agua; dio cuenta al emperador Nerva, en su obra De aquae ductu Urbis Romae
(que recoge a los nueve acueductos existentes por aquel entonces) de finales del siglo I, de sus
esfuerzos para mejorar y regular el sistema.

Un acueducto arrancaba en un sistema de captación del agua. El agua pasaba, de forma


controlada, a la conducción desde un depósito de cabecera (caput aquae). La construcción de un
acueducto exigía el estudio minucioso del terreno que permitiría escoger el trazado más
económico para permitir una pendiente suave y sostenida, sin alargar demasiado el recorrido de la
obra. Se usaban canales abiertos (riui) siempre que resultaba posible y únicamente en contadas
ocasiones se recurría a la conducción bajo presión.

El canal se acomodaba al terreno por distintos procedimientos. Cuando era posible, transcurría
sobre el suelo apoyado en un muro (substructio) en el que se practicaban alcantarillas para
facilitar el tránsito normal de las aguas de superficie. Si el terreno se elevaba, el canal quedaba
enterrado (riuus subterraneus) y formaba una galería subterránea (specus) excavada directamente
en la roca o construida dentro de una zanja. Cuando había que vencer una fuerte depresión, se
recurría a la construcción de complicados sistemas de arcos (arcuationes) que sostienían el canal y
lo mantenían al nivel adecuado.

En todo caso, siempre que el agua se destinaba al consumo humano, el canal estaba cubierto por
bóvedas, falsas bóvedas, placas de piedra o tégulas.

Según Isabel Rodà, catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma de Barcelona, se


construyeron 507 kilómetros de acueductos, de los cuales 434 km eran subterráneos, 15 km de
superficie y solo 59 km, es decir, el 12 %, discurría por arquerías.

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