Circo Madrugada
Circo Madrugada
Circo Madrugada
El circo de la madrugada
JERMÁN ARGUETA
1
© Jermán Argueta, EL CIRCO DE LA MADRUGADA
NÚMERO ESPECIAL DE LA REVISTA
CRÓNICAS Y LEYENDAS MEXICANAS
Poesía y fotografías
Jermán Argueta
Corrección de pruebas
David Elías Briseño
Impresión y consultoría
IMPRESÓPOLIS
Manuel M. Flores No. 63, Col. Obrera, México D.F.
Tel. 55781491 / 55880057
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2
Prólogo de Andrés Cardo 4
Los polvos son viejos polvos 7
Mayahuel 12
El cautiverio del sueño 15
Nocturno 19
El puerto en la ciudad 21
Soledad 23
Las llaves del Cielo 26
El circo de la madrugada 29
Ahí están los mismos hombres 36
Virgen 41
El muro de la iglesia de Regina 44
Las azoteas 47
La visión del viento 52
Ciudad impoluta 55
3
El circo de piedra
4
ahí, nos mira como un iracundo (tentado al descenso sobre el quicio
de una iglesia), invocando la plegaria del suicida antes de sostenerse
para no caer de la “torre latino” sobre pleno Eje Central. Aquí es
donde “el tiempo no regresa al mismo tiempo y se muda de ropa”,
escribe, y así, sale a caminar con su traje nuevo y sorprende cómo
tanta estatua y tanto rostro puede ser cubierto con las gotas blan-
quecinas de las palomas. Es imposible borrar esta Ciudad. Cómo
asesinar a un muerto de piedra. Cómo arrancarle el alma a esta
ciudad sin ojos: sólo los que la caminan miran poseídos por ella,
desde la ventanilla del baño en un hotel que se volverá ruina en el
próximo terremoto.
Pero no es la tierra, son los tambores, escribe Argueta para
festejar esta lluvia en medio de la pista, son los truenos que anun-
cian la llegada del barco invisible de la historia al Zócalo, con su
enorme mástil de una sola vela, sucia de tanto aire, de tanto rojo
y verde, de tanto aletazo. Sopla este pájaro que sostiene a la mítica
serpiente tratando de abrirle los ojos. El circo es una marcha de
flores, transeúntes melancólicos de siglos, que caminan directo al
cadalso cotidiano, y aunque la lluvia lave sus pisadas, no borra el
llanto de estos peatones extraviados en busca de sus hijos muertos
hace ya 42 años. Este circo que reconstruye Jermán Argueta, es la
historia táctil de una ciudad que permanece intacta, con las cons-
trucciones monumentales en el equilibrio perfecto de los malaba-
ristas eternos, donde a los niños, el diablo los guarda en sus brazos
de trenes subterráneos.
El circo de la madrugada es un poemario de versos tan largos
como los cabellos mismos de la Ciudad, donde se trasluce a manera
de radiografía esa lista de pecados mortales que dan sosiego a sus
morosos habitantes. Cuántos fantasmas caben en un solo cuerpo,
sólo tú lo sabes, Ciudad enferma de vacío. Aquí la caravana se man-
tiene aferrada a la mortaja del tiempo, y las campanas levantan su
falda para mostrar su oro sonoro, su lengua de viento, para avisar
que ya es hora de que los habitantes de la noche se vuelvan ceniza
en el cenit de la luz, y desaparezcan en el blanco de la hoja, al tocar
tierra el primer rayo del sol.
Andrés Cardo
En la Ciudad de México, año 2010
5
YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
7
Prostituta de orinar sereno canta
tus ratos de monedas borrachas
y crucifijos sordos.
Novenario es el cliente del camastro.
A la casa de la Alhóndiga
hay que quitarle
la tiara papal,
un enfermo alcoholizado le puso cruz
y mierda a la bondad.
De la cantera querubines quieren vomitar
y volar la falda fastuosa de la virgen.
8
La mascada duerme hijos noctámbulos,
apergolla su primer nacimiento,
corolario de camas en la calle y alfombras purulentas.
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de una ciudad que añora sus humedades tibias
en los presagios de una isla extinta.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
Camino al cielo
Calle de República de El Salvador, 2001.
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Mayahuel
Y de ahí a la plaza de Garibaldi.
Pulquería de agave:
un litro de curado de limón.
Y la adolecente mira espejos adormecidos.
Afuera la marquesina de neón
es escaparate de un Chulo sin alcurnia.
Es de lino la manta
donde me besa la jovencita muda,
limpia mi mejilla del rubor sonriente.
¿A dónde vas sin habla besando sedientos duendes?
12
La luz roja para el tiempo en las nalgas desnudas
del tiempo.
Habla el alquimista,
ebrio de amor y vino,
y dice que ha caído un diluvio de estrellas
y que de la vida trasnochada
sólo necesita los cuatrocientos pechos
de Mayahuel para dormir.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
14
El cautiverio
del sueño
Sueña aquelarres,
le llama la vieja.
Lo quiere jalar al cautiverio.
Ella alza su cristo y lo ofrenda al deseo.
Noches de aquelarres.
Noches secas sin sal y sin cuerpo;
en el alba la vieja sigue en ayunas.
Quiere descender a los años húmedos,
quiere encender el musgo de su vientre.
15
Le llama la vieja.
Lo quiere jalar al cautiverio.
Misa Negra.
Paren a la vieja y díganle que no puede tatuar
siniestras noches para lacerar martirios,
ni letanías para la pasión
ni ansias desdentadas del sexo.
16
Quiere revolcar sueños y peces muertos.
Levántenle el velo y empótrenla.
Ya es hora de decirle
que de las cuencas de sus ojos
se fugaron los soles.
Lo llama la vieja.
Lo quiere jalar al cautiverio.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
Cuarto menguante
Azotea de El Salvador Núm. 3, 1999.
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Nocturno
En mis párpados ya está la neblina,
luces de neón del viejo hotel Madrid.
San Pablo mira su portón de madera.
Deja la transpiración
de su próximo sepelio.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
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El puerto
en la ciudad
Nadie llama.
La ciudad es un puerto
donde encallan navajas memoriosas.
Ha dejado la lluvia un lamento
en su franciscana huida.
Todos se van.
La ciudad se marea.
Despejen el embarcadero;
la ciudad vuelve a parir tormentas.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
Soledad,
Soledad aguarda, espera.
No cabe con su vestido de santa en la caja blanca.
23
¿Por qué las flores acompañan a la vida
y a la muerte?
24
Y la reverencia me crece con el coraje del cumpleaños
y la huida me lleva a la calle de siempre,
vuela su tarde.
25
Las llaves
del Cielo
Exudada en un eclipse
miras pasar las sombras en la sábana.
Se va la sorpresa y la mano se tiñe de profecías,
de palomas muertas.
26
Una mujer va contigo. Las dos son ya viejos pasos,
se hunden en la arquería de la Plaza Mayor.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
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El circo
de la madrugada
La ciudad los atrapa en su circo,
duermen infortunios y despiertan pesadillas.
A las entrañas de concreto le piden calor,
un viaje somnoliento de espejos silentes.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
Presagio, tormenta
Azotea en la calle de Madero, D.F. 1998.
30
Malabares, equilibrios del asfalto;
raudo llega el lanzafuegos,
raudos llegan otros malabares.
Payasitos nalgas de globos,
una mano suplicante, una mirada al insensible.
Ángeles y demonios
relumbran en la tierra negra,
en muñones del recuerdo.
Trastabilla el santo.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
El sol en la Moneda
Centro Histórico, 2007.
32
Unas luchas del enmascarado viandante espiritual,
la taza de café humea huesos en el muro.
Es la noche promiscuidad,
una suripanta busca cliente en el vino de colores.
El beso lleva labios enlutados y ternura tibia.
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Y DE
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PLAZA GA
Jermán Argueta
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Ahí están
los mismos
hombres
El olvido nos ayuda a sobrevivir,
nos aleja del dolor, me lo dijeron,
pero prefiero vivir
enterrando pasiones,
angustias.
Y si al llegar la luz
no encuentro mis huellas,
no puedo salir a la ciudad.
Mis pasos se tienen que hundir
en calles con rostro,
en sombras que recorren
los mismos sitios.
36
A la fuente llega la paloma,
bebe... y la anciana lleva un cliente
al nicho de sábanas y ruidos.
37
Ellas están de suerte,
es día de bonanza erótica.
Sí, sí sienten
los cuerpos acumulados sobre su piel.
Se quedan con olores de hombres
del campo, exiliados del amor.
Un interludio
en las espirales mitigadoras
y fantásticas del humo de marihuana.
Robarle al tiempo su otro tiempo,
el mágico.
38
Ya son las diez.
Hoy quiero caminar por Loreto,
no quiero ver a los viejos
de siempre charlar
y piropear a prostitutas
alrededor de la fuente.
Mejor me voy al mercado de La Merced
a comer quesadillas de flores.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
PLAZA GA
Jermán Argueta
PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
Luna suripanta
Calle de 5 de Mayo, 2005.
40
Virgen
Para mis amigas, las Damas de la Caricia.
Eres tú la virgen,
nicho donde el fuego
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se alimenta de día y de noche
para que algunos de tus fieles
—negándote mil veces—
te sean infieles.
Eres tú la virgen
que levantas a Lázaro
y lo llevas a vivir
la luz de la vida.
Vida de inválidos,
válidos en el amor.
El que les brindas
como acto de unción sacramental.
Porque a ti llegan
después del cautiverio,
de la oscuridad alimentadora
de deseos inconclusos.
Ellos son, en el tiempo
los que abrevan en tu manantial
y juegan atrapando tus aromas,
los que apretujan en su piel.
Es el retorno al paraíso.
Eres tú la virgen
transfigurada en mantas, mantos:
sudario de rostros
bañando tus senos a diario.
42
Tú, lo dicen, no duermes
y en el desvelo abrigas
a los sobrevivientes de las sombras;
a los olvidados del amor;
a los que ayunan en soledades,
para llegar a ti depositando,
ardorosamente sus fantasías
acumuladas en vela.
Tú, lo dicen,
eres exhalación de peces,
fragancia de luna llena
que fenece y vuelve a nacer
en la piel de tus devotos.
43
El muro de la iglesia
de Regina
Ella ahoga, ríe vino en su boca.
La bocanada de aire se me va
en las transparencias de esa mujer.
Al caminar, distingue
los tiempos de una revista;
la madrugada del domingo despunta.
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En un rincón se despierta la nostalgia;
susurro y canto.
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Las azoteas
Las azoteas son el follaje más alto de las ciudades
donde secretos y voces se escuchan y serenan
la calma del pensamiento.
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Alcahuetas de ángeles y demonios son rendija
de la noche por donde se miran constelaciones
al alcance de la mano y un Dios escudriña
lo que hacen sus finitos hijos. Mirador
por donde se atisba la vida que se mueve
lenta para descansar el trajinar y los gozos.
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PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
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una luna —desvelada y en cuclillas—
otea el encaje negro de una braga:
es bandera, duerme en lo más alto del mástil.
51
La visión
del viento
En una ciudad desnuda,
hiedra de los siglos,
brotan fantasías de la palabra
deseo y oración.
En el alba renace la herencia
ecos de imágenes.
Subterfugios y oquedades
para volver a vivir.
Y ahí están
como amantes furtivos
de los pliegues de la memoria.
Y ahí están
bajo la bruma sacramental,
mirándose
en el espejo negro
de obsidiana.
Son nobles,
aman visiones y huellas.
Y orgullosos,
no dejan morir a sus muertos.
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
Y DE
AHÍ A LA
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Jermán Argueta
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y de las mujeres muertas en el parto,
del Colibrí a la izquierda del corazón y de Tonatiuh,
de los concheros y de los mexicatiahuis,
de las lumbreras y las olfacciones vomitivas,
de la mujer desnuda caminando por la calle,
y de la Mujer Dormida cobijada por la nieve,
del estertor de la muerte y el alquimista del alcohol,
y del grito del niño que nace y se suma
a la promiscuidad urbana.
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Y DE
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Jermán Argueta
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Ciudad ramera, sicalíptica,
de los políticos ventrílocuos y la purificación
del pecado en el púlpito,
de la penitencia del presidente y la seguridad
de sus miedos,
de los cercos militares en el Zócalo y la ausencia
de progenitoras,
de los jueces millonarios que se untan el dinero
del erario y de los ladrones de cuello blanco,
de los dinosaurios Priístas y de sus asesinatos
en los archivos muertos,
de los líderes sindicales charros y de las infamias
en las ubres del poder,
de la izquierda que gobierna con el pensamiento gris
y de la mano derecha que se oculta de la izquierda,
del PAN hecho partido y de los tacos de lengua
de sus niños discapacitados,
de la desecación de una laguna y el orgullo
de San Salvador Atenco,
de la digna Marcha Indígena y la dignidad
que no se vende,
de la Cámara de Diputados y la cueva de ladrones
y algún inocente,
de la parodia de la política y la prostitución
de los políticos,
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YA ES HORA DE PREGONAR A LOS CUATRO RUMBOS QUE ESTA CIU
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AHÍ A LA
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Jermán Argueta
Ciudad parlante,
de los milagros guadalupanos y de los amuletos
que llegan de Catemaco,
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PULQUERÍA DE AGAVE: UN LITRO DE CURADO DE LIMÓN. RIBALDI.
63
EL CIRC O DE LA MADRU GADA
se terminó de editar el viernes
5 de febrero del año 2010, fecha
en que festejamos a San
Felipe de Jesús, primer
santo mexicano.
Año de Dios
2010
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