El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria.
El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria.
El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria.
VEGETAL EN EL CARIBE.
(El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria. II Época – nº 14 abril 2003- pp.
144- 147)
Cuando los españoles llegaron al Caribe los indios Taínos vivían agrupados en
pequeños pueblos a los que llamaban yucayeques, esparcidos por las islas, aunque casi
siempre situados junto a los ríos y a las costas del mar. Así podían obtener fácilmente el
agua, bañarse, pescar y cazar animales. El estar cerca de las aguas les permitía
trasladarse de un lugar a otro en pequeñas embarcaciones o canoas. Las casas de los
yucayaques formaban agrupaciones urbanas llamadas bateys, a modo de plazas
rodeadas de cabañas. Las construcciones eran de dos tipos diferentes, los bohíos y los
caneys. Ambas se fabricaban con cañas o ramas muy unidas y amarradas con bejucos.
Las techaban con guano, la hoja de la palma y los suelos eran de tierra apisonada1.
Las informaciones más antiguas que conocemos sobre las viviendas indígenas de
construcción vegetal en el Caribe, se remontan al primer viaje de Colón y más
exactamente a los primeros días del descubrimiento. La curiosidad por saber las
condiciones de vida de los nativos de las islas y su actitud ante los españoles, lleva al
almirante a describir en su diario y luego en sus cartas a los Reyes detalles
aparentemente insignificantes, pero que suponen las primeras noticias que se tuvo en
occidente del tipo de arquitectura del Nuevo Mundo. Al menos de la arquitectura más
primitiva de aquellas tierras recién descubiertas.
Así, el día 17 de octubre Colón, al llegar a una de las múltiples islas que visitaron, envió
a varios de sus hombre a recoger alimentos a una aldea, que estos describen así: “... sus
casas eran de adentro muy barridas y limpias, y sus camas y paramentos de cosas que
son como redes de algodón; ellas, las casas son todas a manera de alfaneques y muy
altas y buenas chimeneas, mas no vide entre muchas poblaciones que yo vide que
ninguna pasase de doce hasta quince casas” 3. Las referencias a los alfaneques,
denominación musulmana de las grandes tiendas de campaña, debe referirse a
construcciones con grandes cubiertas de techo vegetal que llegaban hasta el suelo.
También identifican las hamacas colgadas y los huecos superiores de salida de humos,
que reconoceremos en los caneys.
El día 29 de octubre, se desembarcó en la isla de Cuba de la que se aportan noticias
interesantes: “...las casas diz que eran ya más hermosas que las que había visto, y
creía que cuanto más se allegase a la tierra firme serían mejores. Eran hechas a
manera de alfaneques, muy grandes, y parecían tiendas en real, sin concierto de
calles, sino una acá y otra acullá y dentro muy barridas y limpias y sus aderezos muy
compuestos. Todas son de ramas de palma muy hermosas. Hallaron muchas estatuas
en figuras de mujeres y muchas cabezas en manera de caratona muy bien labradas.
No sé si esto tienen por hermosura o adoran en ellas.” 4. Vuelve la referencia a los
alfaneques, pero especificando su gran tamaño, lo que hace suponer que se trata de
cabañas colectivas, cubiertas con hojas de palma, primera referencia conocida al sistema
de cubrición con guano. También refiere las estatuillas, ídolos o amuletos posiblemente,
igualmente se trata de la primera referencia a unas esculturas indígenas americanas.
La inspección de sus hombre el martes 6 de noviembre, confirma que las cabañas eran
construcciones colectivas, que llaman su atención a los españoles por su tamaño: “...
vinieron los dos hombres que había enviado a ver a la tierra adentro, y le dijeron
cómo habían andado doce leguas que había hasta una población de cincuenta casas,
donde diz que había hasta mil vecinos porque viven muchos en una casa. Estas casas
son de manera de alfaneques grandísimos.” 5
Años después encontramos en los escritos del Padre Las Casas, considerados
exagerados por algunos, la descripción de las construcciones indígenas y de sus
poblados, aunque lo único que hacen es confirmar las primeras impresiones anotadas en
los diarios de Colón. Fray Bartolomé de Las Casas escribía al respecto sobre la vivienda
indígena del Caribe: “Las casas son de madera y paja muy luengas y delgadas, hechas
del modo de una campana, por lo alto angostas y a lo bajo anchas y para mucha
gente bien capaces, dejan en lo alto un respiradero por donde salga el humo y encima
unos caballetes o coronas muy bien labrados y proporcionados” 6. Esta descripción de
un Caney circular resume las anotaciones de Colón, permitiendo intuir como en las islas
del Caribe las construcciones eran colectivas, de gran tamaño, circulares con forma
troncocónica y abiertas arriba con caballetes para la salida del humo, lo que significa
que, además de dormir en hamacas, en su interior se cocinaba.
La fundación de la ciudad de la Isabela por Colón es relatada por Las Casas, dejando
constancia de como los españoles no tuvieron reparos en construirse cabañas de cubierta
vegetal para sus primeras residencias: “...hubo por allí muy buena piedra de cantería y
para hacer cal, y tierra buena para ladrillo y teja, y todos muy buenos
materiales...repartió solares, ordenando sus calles y plazas... y manda que cada uno
haga su casa como mejor pudiese. Las casas públicas se hicieron de piedra; las
demás, cada uno hacía de madera y paja y como hacerse podía.” 7
Parece, según los documentos de la época, que el poco espíritu colonizador de las
primeras oleadas de españoles les llevaba a construir cabañas o, simplemente, a
comprárselas a los indios dada su poca estabilidad residencial, ya que las primeras
fundaciones debieron ser meros lugares de paso para aventureros y soldados. Por ello y
como medida para mantener estables las ciudades recién fundadas, se llegó a prohibir la
venta de viviendas e incluso de las mismas chozas hasta cuatro años después de
construirlas.
Con respecto a los poblados indígenas, hacia 1550 se inicia la agrupación de los indios
en “poblados de indios”, para evitar el hábitat disperso. Un ejemplo de esta política de
concentración de la población nativa la encontramos en Santo Domingo de Guatemala,
fundada en 1549:“...Porque como las casas de los indios son de poca costa y
embarazo, cuatro horcones hincados en tierra, el tejado de paja, las paredes de caña
cubiertas con lodo, puertas, ni ventanas no las ocupan, ni menos escaleras para los
altos, que todas están en tierra, en cuatro horas se hacían una casa, y en dos días
todo un pueblo.” 9
No debe extrañarnos, que los españoles utilizaran a los mismos indios como
constructores de viviendas provisionales, chozas o bohíos, a la vista de la aparente
facilidad con que procedían a su ejecución.
Los primeros cincuenta años del siglo XVI, son los de la aventura, la búsqueda de oro y
el escaso interés colonizador, sin intención de mantener una vida en asentamientos
estables. No se producen materiales de construcción y se reside en bohíos, a los que se
les hacen algunas reformas. Les ponen ventanas y puertas de madera, se sacan las
cocinas a otro lugar adosado y se dividen en habitaciones. Se generaliza el bohío
rectangular, unifamiliar, con paredes de madera o tablas de la misma palma. Es más que
probable que se produzca algún cambio formal en estas construcciones, que se haya
mantenido hasta nuestros días.
Baracoa fue la primera capital de Cuba fundada por Diego Velázquez. Allí se construyó
la primera catedral de la isla entre 1511 y 1518, de tapial y madera pero con la cubierta
de guano. Luego se abandonaría para pasar a Santiago. Igualmente, hasta 1556 la iglesia
de Santo Domingo de La Habana estuvo cubierta de paja, así como las casas reales,
donde se alojaba el gobernador de la Isla D. Diego de Mazariegos, que eran también de
tabla y guano. Una descripción de la Habana en 1560 la presenta como: “Una
población de casas de paja y tablas de cedro, cercada por una doble muralla de tunas
brava, provistas del mueblaje más rudimentario y alumbradas con velas de sebo.” 10
En Santa Clara – Las Villas, se asentaron los españoles en el siglo XVI, levantando un
poblado de cabañas, según el historiador local Rafael Altunaga: “El asiento de la
población parece que fue el lugar que se llamó después, y aun hoy, loma del Carmen,
vecino al río que rodea la ciudad por esa dirección, y fue allí donde levantaron sus
chozas que no eran otra cosa sus casas primeras... mientras el guano imperó en
nuestras comunidades, la verdadera civilización estuvo en pañales” 11. Pero la ciudad
ardió en 1798, siendo luego asolada por un ciclón en 1837. Estos dos tipos de siniestros
han sido desde siempre los mayores enemigos de las cabañas y viviendas con cubiertas
vegetales. El fuego, fácilmente propagable, será la causa del insistente interés por
desterrar los bohíos y las construcciones con cubiertas de guano de las ciudades
cubanas, pero también los ciclones acabarán con ellas. La solidez frente a los
temporales solo se conseguirá con los embarrados, sistemas de cierres sólidos para las
cabañas, formados por cañas y varas entrelazados recubiertos con barro amasado con
paja.
Concretando, podríamos plantear una evolución del bohío cubano desde las primitivas
cabañas de puntales de madera con ramas como cierre (yaguas) y guano en la cubierta,
que evolucionarían tras la conquista al incorporarse los cierres de tablas de madera con
huecos, para puertas y ventanas, incluso con divisiones interiores. Finalmente se
extendería durante la colonia, la casa de embarrado, cuyo origen desconozco, aunque
hay referencias de su utilización por los indios en la misma época de la conquista.
NOTAS
1.-No son demasiadas las referencias a la arquitectura y el urbanismo precolonial en los textos de
arquitectos contemporáneos, SEGRE, Roberto, CARDENAS, Eliana y ARUCA, Lohania, Historia de la
arquitectura y del urbanismo: América latina y Cuba. La Habana 1981. Un texto universitario que solo
recoge una discreta cita sobre el bohío; “De la misma forma que en el continente, la arquitectura en Cuba
depende de modelos importados, a excepción de una arquitectura transitoria en los primeros momentos,
posteriormente marginada geográficamente respecto de la ciudad y socialmente, donde perviven las
características del bohío de origen indígena” p. 71.
2.- SORALUCE, J. Ramón, “La casa cubana: de lo vernáculo a lo colonial”, en Arquitectura de la casa
cubana. A Coruña 2001- p. 10.
3.- COLÓN, Cristobal, Los cuatro viajes del almirante y su testamento. Madrid 1964 – p. 39.
4.- COLÓN - p. 49
5.- COLÓN - p. 55
6.- DE LAS CASAS, Bartolomé, Historia de Indias (1517). Edicc. Caracas 1956.
7.- SOLANO, Fco. de. Normas y Leyes de la Ciudad Hispanoamericana. Madrid 1996, p. 10.
8.- SOLANO, Fco. de. p. 17.
9.- SOLANO, Fco. de. p. 145.
10.- CUEVAS, Juan de las, 500 años de construcciones en Cuba. La Habana 2001, p.3. Menciona al S.
XVI como el siglo de los bohíos, describiendo a La Habana primitiva: “…en 1587 la iglesia del que luego
fue hermoso convento de Santo Domingo era de paja y se llovía (cabildo 16/1271556); las casas de SM.
En La Habana que habían servido de alojamiento al gobernador D. Diego de Mazariegos y sus
sucesores, era de tabla y guano (Cabildo 18/4/1556). También una crónica de Hernando de Parra,
criado del Gobernador Maldonado describía así la Capital: una población de casas de paja y tablas de
cedro, cercada por una doble muralla de tunas bravas, provistas del mueblaje más rudimentario y
alumbradas con velas de sebo”.
11.- RODRIGUEZ ALTUNAGA, Rafael. Las Villas - Biografía de una Provincia. Santa Clara 1955.
Pies de figuras
Fig. 1.- Plano de La Habana en el siglo XVI. Detalle de casas y bohíos.
Fig. 2.- Poblado de indios Tainos, con bohíos y caneys.
Fig. 3.- Bohíos caribeños de construcción vegetal con ramas y guano.
Fig. 4.- Bohío cubano cubierto con guano (hojas de palma).
Fig. 5.- Bohío construido con tablas. Aparición de ventanas y puertas.
Fig. 6.- Interior de un bohío cubano. Detalle de la cocina.
Fig. 7.- Ilustración colegial cubana sobre el aprovechamiento de la palma real.
Fig. 8.- Interior de una casa de embarrado, dividida en habitaciones y con cubierta de guano.
Figs. 1 - 2
Figs. 3-4
Figs. 5,6, 7
Fig. 8