MAQUILLAJE

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

HISTORIA DEL MAQUILLAJE 1920

Este periodo, considerado por muchos como “Los locos años 20”,
estuvo protagonizado por la reactivación de la economía mundial
postguerra. Dicha estabilización generó un ambiente propicio para la
propagación de la vida bohemia y el encuentro social. Los ideales de
belleza femenina mutan, y se deja atrás el look natural de la Belle
Époque, para pasar a propuestas más audaces, inspiradas en las
estrellas de cine y teatro, y por cierto en las reconocidas bailarinas de
charlestón.
Este atrevimiento y empoderamiento no es aleatorio: responde a la
incorporación de las mujeres al mercado laboral, lenta, pero
progresiva, y a cómo deciden llevar sus vidas, luego de haber
sobrevivido a la primera guerra. Con ello nace el estilo Flipar, a través
del cual las mujeres se atreven a utilizar atuendos más relajados,
dejan la opresión del cortes y por cierto, también se deciden a
preparar su maquillaje con looks más innovadores, intentando
mantener una imagen rupturista y atrevida.
Por ello, ésta es la década en que el mercado del maquillaje estalla, y
se convierte en toda una industria con infinita proyección.
Como muestra de esta mujer más audaz, nada más reconocible que
el pelo corto tipo “Garson”, hairlook que se transformó en primera
tendencia; todas quienes frecuentaban espectáculos de baile solían
llevarlo acompañado de accesorios aterciopelados o plumas.
En cuanto al maquillaje, son muchos los atributos reconocibles de esta
época, por lo que los categoricé en rostro, ojos y labios y a
continuación iré describiéndolos, junto con algunos tips sobre
productos para reproducirlos en la actualidad. ¡Espero les guste!

Rostro
La piel se llevaba clara e incluso blanquecina, de acabado
aterciopelado. Para ello, recomiendo aplicar una base libre de aceite
como All About Matt de Essence, que permitirá buena cobertura y
piel de terciopelo. Para poder definir las dimensiones del rostro, se
utilizaban rubores rosados o rojos, en el centro de las mejillas, o bien
intentando lograr una cara más redondeada. El rubor Exhibit A de
NARS, podría ser una excelente opción.

Ojos
Para conseguir un look full años 20’s los ojos son parte elemental, ya
que son los responsables de la melancolía e intensidad propia de las
miradas de las mujeres Flappers de la época.
En primer lugar las cejas, solían usarse delgadas pero tupidas,
para lo cual muchas mujeres optaban por depilarlas (incluso por
completo) y luego trazar una línea marcada con delineador, la cual
decaía hacia el extremo exterior del ojo. Como resultado se obtenía
una ceja arqueada, de forma redondeada, que aportaba un efecto
melancólico a la mirada.
El famosísimo Goof Proof Eyebrow Pencil de Benefit, puede resultar
muy cómodo para rellenarlas y definirlas en este estilo.
Las sombras más usadas eran en tonos negros y grises. Les sugiero
probar la sombra Black Leather de Color Tattoo de Maybelline y
Gunmetal de Urban Decay.

En cuanto al delineado, solía ser negro y grueso, aportando más


dramatismo al look. Para conseguir el eyeliner ideal, sugiero utilizar
el delineador gel de MAC Cosmetics en el tono Blacktrack, el cual,
aplicado con un pequeño pincel biselado, permite hacer trazos
gruesos sin que se corran durante horas. Relativo a las pestañas se
utilizaban negras, largas y con volumen, tanto superiores como
inferiores. Para replicarlo, recomiendo la máscara Miss Manga de
L’Oréal Paris, la cual sin duda puede otorgar un efecto similar.

Labios
El uso de labial altamente pigmentado y de preferencia rojo o
burdeo, es un clásico de toda época. Sin embargo, el modo en que se
utilizaba el labial, es único en los años 20’s.
Contrario a las modas actuales, en esta década se privilegiaba lucir
labios pequeños y sinuosos, de arcos definidos y límites claros, para
ello, los labios se maquillaban más pequeños que su forma natural,
marcando con especial énfasis las comisuras y el arco de cupido.
La Color Riche Lip Palette de L’Oreal Paris en su tono Red,
contiene una selección genial para recrear este look en muchas versiones
de rojos.

Finalmente, el resultado es un look dramático e incluso teatral, del cual se


infiere de manera evidente, la directa referencia con que contaban las mujeres
de la época, proveniente desde el mundo del espectáculo y la vida nocturna.
Sin embargo, por atrevido que parezca, ciertos atributos de esta época se
volvieron reales clásicos que podemos observar fácilmente en looks actuales y
vigentes, como los ojos ahumados y dramáticos o los labios en tonos rojos e
intensos.
HIOSTORIA DEL MAQUILLAJE 1940

En 1942 la producción de cosméticos se detuvo en EEUU durante dos


meses, lo que provocó un alboroto tal que los mandatarios del país
comenzaron a plantearse la siguiente cuestión: ¿Tan importantes son los
cuidados de belleza para la supervivencia nacional? La respuesta caía por
su propio peso y los productos cosméticos se incluyeron en la categoría de
necesidades básicas. La conclusión fue: “El maquillaje es para las mujeres
lo que el tabaco para los hombres”, y efectivamente, ambas cosas eran
imprescindibles para mantener la moral de la población en tiempos
difíciles.
A los cosméticos se le atribuyó gran importancia, puesto que una nación
sólo podía ganar la guerra si sus mujeres no se abandonaban, cumpliendo
sus tareas de guerra con un aspecto cuidado, y si alegraban la vista de los
soldados de permiso. A las mujeres se les exigía que fueran enérgicas y
competentes en el trabajo, pero femeninas y comprensivas en la vida
privada. Así, la imagen adecuada era adulta y sensual; y no frívola y
provocativa. Vogue definió esta situación perfectamente: “En estos días, la
belleza debe calentar el corazón, no romperlo”.
La forma de las cejas, que se perfilaban con cuidado, debía ser
ligeramente curva. Se huía de los extremos, por lo que se evitaban las
cejas muy depiladas o excesivamente pobladas. Las norteamericanas eran
afortunadas, pues podían recurrir a los polvos compactos de Max Factor
para dar a la piel un aspecto mate al tiempo que disimulaban las
impurezas, un lujo del que las europeas no disfrutarían hasta que acabase
la guerra. De momento, éstas se las arreglaban con los polvos de toda la
vida. Lo más importante era el lápiz de labios, se maquillaban la boca de
rojo hasta darle un aspecto incitador.
n Norteamérica Elizabeth Arden lanzó una caja de maquillaje para la
crecinte comunidad de mujeres trabajadoras: “The Busy Woman´s Beauty
Box”, contenía desde un espejo hasta cremas limpiadoras, pasando por
polvos, sombras de ojos y barra de labios, es decir, todo lo que una mujer
ocupada podía necesitar para afrontar sus compromisos en cualquier
momento.
A pesar de la guerra, los beneficios de la industria cosmética no dejaron
de aumentar, ya que por primera vez un gran número de mujeres disponía
de dinero propio, que invertía básicamente en su aspecto.
A pesar de la guerra, los beneficios de la industria cosmética no dejaron
de aumentar, ya que por primera vez un gran número de mujeres disponía
de dinero propio, que invertía básicamente en su aspecto.
Durante la segunda guerra el maquillaje se volvió un arma secreta. Los
desarrollos tecnológicos estuvieron al servicio de las tácticas militares: por
pedido del gobierno norteamericano Max Factor debió desarrollar bases de
maquillaje que imitaran los colores de la nieve, la jungla y el desierto para
distribuir entre las tropas.
La economía de guerra también se trasladó a la belleza. Ante el racionamiento de
materiales como el nailon, el vidrio y el aluminio, las mujeres hacían cola frente
a los laboratorios de belleza de Champs Elysées, en París, para conseguir rellenar
con perfume sus frascos vacíos.
La escasez de nailon hizo que las medias fueran reemplazadas por maquillaje
para piernas y que las revistas de moda dedicaran varias páginas a las
instrucciones para aplicarlos.

En las peluquerías se recogía el pelo cortado para la fabricación de hilo.


Sin embargo, pocas mujeres podían permitirse ir al peluquero. Hacía
mucho que el corte a lo varón había pasado de moda. Las que no podían
pagar un sombrero, se ataban un pañuelo como si fuera un turbante. El
turbante se reveló como un complemento extraordinariamente
favorecedor para muchas mujeres, como por ejemplo la escritora y
feminista francesa Simone de Beauvoir, que no lo abandonó en toda su
vida. Además, era muy práctico, ya que disimulaba aquellos cabellos
descuidados por culpa de la necesidad.
El peinado de ensueño de Veronica Lake no era más que una melena que
empieza a crecer tras haber sufrido una permanente, lo que es fácil de
adivinar si se observa la raíz prácticamente lisa y con un par de
ondulaciones. Por cierto, Rita Hayworth también llevó este peinado en
Gilda. Era prácticamente imposible arreglar el pelo de esta manera si no
se tenía ondulado natural o artificialmente. Los mejores resultados se
obtenían poniéndose rulos de gran tamaño tras lavarse el pelo, con lo que
después presentaba suaves ondulaciones regulares, como era también el
caso de Lauren Bacall, cuyo pelo natural ya presentaba de por sí mucho
volumen. Tras secarlo, normalmente recogido en una redecilla, el pelo se
cepillaba. En las puntas, secas en la mayoría de los casos, se aplicaba
aceite al tiempo que con la mano se orientaban hacia adentro.
Con este anillo te doy mi corazón, prometo que desde este día en adelante
nunca estará solo, que mi corazón será tu refugio y mis brazos tu hogar.

También podría gustarte