Trabajo Stanislavski
Trabajo Stanislavski
Trabajo Stanislavski
DICCIÓN
Todo el trabajo del actor durante el tiempo de preparación, toma sentido
cuando se añade el factor “público”. Si bien es cierto que el texto y las vivencias
con las que trabaja lo hacen disfrutar de una manera única, no hay que olvidar
al público. El público tiene que tener la oportunidad de captar y entender todo.
Hay que llevar a los oídos de los espectadores lo que queremos comunicar.
Stanislavski en su libro nos habla de cómo es importante “sentir la
palabra”, una habilidad donde se da la sensación de que las palabras resuenan,
cantan; otorgando al habla una cierta nobleza y musicalidad. El habla es música,
podemos comparar los textos de una obra de teatro con una partitura de una
pieza musical, que debe ejecutarse con cierta técnica, entonar nota a nota de
una manera correcta, en los tonos indicados, teniendo una pronunciación y
ejecución lo mejor posible. En ambos ámbitos, el canto y el habla, la
pronunciación es igual de difícil, se requiere una gran preparación y constancia
para obtener resultados óptimos. Ambas pueden brillar y ser muy virtuosas,
cuando escuchas a un cantante que tiene el regalo de una buena voz, y que
además la sabe utilizar de una manera increíble, usando la técnica a su favor,
puede lograr en uno sensaciones inexplicables. Lo mismo ocurre con un actor
cuando tiene una voz bien ejercitada, una buena técnica vocal, dice su texto
correctamente, es maravilloso escucharlo. Pero si además de esto a cada letra,
palabra, frase, idea, las pasa por sí mismo, las disfruta, las lleva a su alma, puede
transportar al espectador a dónde él quiera, a ese universo que el autor creo y a
ese mundo que el actor construye poco a poco. Si a todo esto le añadimos un
movimiento corporal que es dominado por al actor, obtenemos un armonioso
acompañamiento.
Es por eso que Stanislavski en su libro dedica un apartado al estudio de
este proceso. Habla de cómo cada letra tiene su particular sonido, como los
instrumentos musicales. Compara todo el tiempo a estas letras con la música,
como uniendo dos letras se forma un dueto, añadiendo otra letra se escuchan
los tambores, teniendo un trio y así sucesivamente. Compara el habla con una
orquesta que cada vez va añadiendo más y más sonidos, letras, llegando a
formar frases.
Uno de los ejercicios que Stanislavski utilizó para el estudio de este tema era
unir una consonante y una vocal, formando así una sílaba. A continuación se
tiene que intentar decir esta sílaba de todas las diferentes maneras posibles,
dándoles diferentes colores, matices. Lo importante es que al hacer esto hay que
tener en cuenta la articulación, es decir la manera en la que los labios, lengua, y
todas las partes que están involucradas, estén en correcta posición dependiendo
del tipo de consonante y vocal con la que trabajamos. Una vez se tiene control
con esta sílaba de dos letras, se pueden ir añadiendo más letras hasta formar
palabras.
2.2. Colocación y proyección.
Uno de los errores que Stanislavski señala en su libro es, que en muchas
personas las vocales se originan en un lugar del aparato vocal, y las consonantes
en otro distinto. Es por eso que el menciona que las consonantes deben
producirse hacia arriba, para unirse con las vocales en un sonido común.
Decía que el murmullo de las consonantes debe acumularse y resonar en
el mismo lugar donde nacen las vocales, ahí es donde deben de mezclarse,
fundirse, para que después los sonidos estallen en los labios, salgan volando de
la boca, resonando en los mismos resonadores que las vocales.
En este trabajo de colocar la voz consiste esencialmente en ejercitar la
respiración y hacer vibrar las notas sostenidas. Esto es esencial para la
sonoridad, fuerza, y amplitud de la voz; sin amplitud, una voz no puede proyectar
plenamente la vida de un ser humano. Stanislavski cuenta de aquella vez que
preguntaron a un gran actor italiano, Tommaso Silvina, ¿qué cualidades hay que
tener para ser un trágico? Y el contesto: “¡Hay que tener voz, voz, y más voz!”.
Hay dos conceptos que se mencionan en el libro: “estar en voz” y “no estar
en voz” y básicamente hace referencia a esa sensación de poder controlar tu voz
en todo momento, de ser el dueño de los matices y las modulaciones que quieras
utilizar con tu voz, la dirección de tu sonido, el volumen, etc. Contra todo lo
contrario, no ser capaz de controlar nada de lo antes mencionado, no llenar la
sala con tu voz.
Cuando un actor “no está en voz” es una tortura, puesto que solo las
primeras filas lo escuchan y el al darse cuenta lo único que hace si quiere
remediarlo es verse obligado a forzar su hermosa voz, y este forzamiento no
solo daña su sonoridad, su pronunciación y su dicción, sino también la propia
vivencia, lo desconcentra. Cualquier tipo de forzamiento destruye el timbre de
una voz y un cambio de cinco notas impide toda expresividad.
Es por eso que para comenzar a hablar bien en escena, es necesario que
reconozcamos cuales son los defectos que tenemos en nuestra habla, el
reconocimiento es una manera de ir liberándose de esos fallos, de esas malas
costumbres.
¿Qué es el subtexto?
Una vez logrado esto, estas palabras que en un principio eran del autor,
pasaran a convertirse en tuyas, propias, necesarias e imprescindibles. Seremos
capaces de ver con nuestros propios ojos, donde, como y con quién vive nuestro
personaje. Es importante no olvidarse de ningún detalle, por más pequeño que
parezca.
3.2 Imágenes.
Stanislavski afirma que la voz fuerte como tal, en escena, no es tan necesaria.
Confunden potencia con volumen, y si lo que quieren es potencia, no hay que
centrarse en hablar alto, hay que centrarse en la entonación y en las pausas. De
hecho el volumen alto, es tomado como último recurso.
Aunque la entonación es uno de los elementos clave del habla escénica,
Stanislavski nos recuerda que “mientras la naturaleza misma de la palabra actúa
desde fuera, a través de la entonación, la vivencia lo hace sobre la memoria
emotiva, sobre el sentimiento”, por lo que tanto la una como la otra son
necesarias.
3.4 Compases del habla y pausas.
Las pausas cambian el sentido de las frases. Las pausas tienen dos
funciones opuestas entre sí: unir las palabras en grupos (o compases del
discurso), y separar los grupos entre sí.
Como primer paso hay que tomar el texto y leerlo una vez más. Una vez
leído hay que señalar las pausas y volverlo a leer. De manera podremos
entender su contenido. Cuando tenemos pausas lógicas, el texto entre dos de
estas pausas debe recitarse de una manera lo más ligada posible, casi como si
fusionáramos todas las palabras en una misma, respetando la dicción y que se
entiendan todas. Los fragmentos no se deben escupir ni trocear.