Tito Ballesteros López Solo para Lectores
Tito Ballesteros López Solo para Lectores
Tito Ballesteros López Solo para Lectores
Ya que vivimos en una cultura de la imagen debemos ser audaces para utilizar los medios
que la técnica y la ciencia nos proporcionan, sin poner en ellos toda nuestra confianza.
Juan Pablo II. 4ª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Santo Domingo.
Los fieles laicos se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ello la
Iglesia es el principio vital de la sociedad. Por tanto ellos, especialmente, deben tener
conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; es
decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del Jefe común, el Papa, y de los
Obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia. Pío XII, discurso 20 Febrero 1946; citado
por Juan Pablo II.
Capítulo I
Algunas dificultades
Poca preparación. Templos ruidosos. Falta de religiosidad. Desconocimiento del lenguaje
bíblico. Nerviosismo. Desconocimiento de normas litúrgicas. Dificultades de vocalización,
dicción, manejo del volumen, inflexiones en la voz, etc. Poca concentración. Falta mayor
habilidad para hacer una excelente lectura pública. Falta mayor espiritualidad. Escasa
formación en Biblia. Poca preparación en manejo de recursos técnicos. No ser asiduo lector
de las escrituras. No preguntar, responder o indagar sobre las sagradas Escrituras. Desconocer
la fuerza y apoyo de la oración. Desconocer técnicas de lectura. Deficiente ilustración sobre
sus verdaderas funciones. Tener una visión reduccionista de su ministerio. Lecturas
mecánicas. Sin análisis, comprensión. Vocalización y pronunciación equivocadas.
PROCLAMAR ES ANUNCIAR. ANTES DE HACERLO SE RECOMIENDA
Meditar en silencio. Dejar problemas personales fuera. Pensar ideas positivas para obtener
seguridad. Hacer lectura preliminar o paneo de texto. Conocer la forma como está escrito el
texto: títulos, intertitulos, subrayados, negritas, etc. Leer dos veces el texto para evitar errores
en pronunciación. Emaús, Emaus. Antioquía, Antioquia. Poner en escena los personajes y
describir sus principales rasgos. Buscar la estructura dominante. Identificar ¿Cuál es la
acción que da inicio al argumento? ¿Cuál es el momento más crítico del relato? ¿Qué va a
pasar? ¿Cómo se resolverá? Conocer palabras que resulten nuevas para el vocabulario.
Conocer el sentido permite mayor apropiación de los contenidos. Que las lecturas
correspondan al día y el leccionario esté en el sitio que le corresponde: El ambón. Saber si
tendrá que pasar a una nueva página para leer. Preparar este movimiento. Ensayar la
proclamación. Ha de ser espiritual con sentido de Oración y reflexión. No se está leyendo un
periódico, revista. Si está meditando, en ese momento se establece una comunicación con
Dios.
Familiarizarse con el lugar. Si se es nuevo en la parroquia o al menos no un lector habitual
del lugar, es bueno reconocer el lugar desde el cual se va a proclamar. Evitar sorpresas con
cables, tipo de micrófono, encendido del mismo, etc.
Identificar elementos distractores y si es posible, retirarlos.
Establecer contacto visual con la asamblea.
Si hay ruido en la asamblea, esperar unos segundos hasta encontrar un ambiente de silencio
ideal para empezar la Lectura.
Capitulo II
POSTURAS
Ser natural, no se notará. Mostrarse seguro. Lo que se siente se transmite a la asamblea.
Recostarse denota desinterés. El cuerpo contraído expresa decaimiento y falta de confianza
en sí mismo; y un cuerpo expandido, todo lo contrario. Leer erguido. Que el peso del cuerpo
esté distribuido en las dos piernas. Que el ambón no lo tape. Que se vea la cara. La boca es
un punto de referencia. En la cara y la boca se encuentra el centro de impacto visual (es lo
que la asamblea mira). La posición en el ambón debe ser decidida; es decir, no estar
balanceándose, moviendo las manos. Cuando por razones de espacio no pueda hacerse y
cerca del sitio de proclamación, entonces es bueno sentarse en la primera banca. Nunca atrás.
Después de la primera lectura o el salmo, el servidor regresa despacio (despacio) a su sitio
inicial. Guarda silencio y procura una postura silente sin distracción. Una postura silente para
el lector está determinada por su fraseo corporal y manejo de la mirada. Se mira a quien está
proclamando. Así, si la asamblea mira a quien acaba de hacerlo, observará su alto nivel de
atención y hará lo mismo o cuando menos no se distraerá.
LA MIRADA
Se consideran más cercanas las personas que miran a su interlocutor; hacerlo de manera
amable. Mirar poco puede ser signo de timidez o falta de seguridad en lo que se lee. La
mirada acompaña las conversaciones y anima a la otra persona a comunicarse. Mirar a la
asamblea cuando se lee hace que la lectura sea más convincente. Levantar las cejas puede
significar sorpresa y el fruncimiento de ellas falta de comprensión, sorpresa o disgusto. No
hacer gestos si se cometen errores. Mirar el piso, techo o paredes no acerca la lectura. Por el
contrario distrae. Los ojos reflejan el estado interior. Los movimientos de los ojos desarrollan
una función muy importante en el transcurso de la interacción social. Algunos autores hablan
de la “dirección de la mirada”, “el movimiento de los ojos” o el “contacto visual”. Se miran
los ojos, no las cabezas. Cuando el auditorio es masivo, entonces se miran las cabezas de
quienes se encuentran al final del templo. Sentirán que son vistos, tenidos en cuenta. La
comunicación visual compromete al receptor. Se mira la gente para hacerla participe. Se mira
la asamblea después de punto seguido o punto y aparte. Se mira de manera decidida. Se puede
memorizar palabras finales del párrafo. Así, se puede levantar la cabeza, hacer paneo sobre
el auditorio y pronunciar estas palabras. La asamblea notará preparación por parte del lector.
Ejercicio:
Reunirse con lectores de la parroquia para hacer realimentación de las intervenciones.
Reunirse con lectores de la parroquia para estudiar la Palabra de Dios.
Reunirse con lectores de la parroquia para hacer un estudio de las condiciones técnicas en
que se lee (micrófonos, iluminación, etc.)
GENERALIDADES I
No cambiar las palabras. Leer tal y como aparece en el leccionario. Lo escrito en ROJO no
se debe leer. El ambón es el sitio propio del lector. El ambón es para ser utilizado para la
Palabra proclamada. (Introducción al Leccionario para la Misa #31, 33). Hacer pausa o
disminuir la velocidad es válido si se quiere resaltar alguna expresión. No todo se dice a la
misma velocidad. Los registros de voz están asociados con lo que se dice o con la intención
comunicativa. Las pausas sirven como espacio de meditación y para respirar. La Palabra se
proclama. El primero en escuchar y entender el mensaje leído es el lector. Él es emisor y
receptor a la vez. Evitar bajar el tono al final de las frases. Al contrario, subir un poco el tono
al final evita que se pierdan las últimas sílabas. Los lectores deben ser hombres y mujeres
católicos con testimonio de vida cristiana. Llegar temprano. Así se podrán ubicar y repasar
las lecturas.
El Leccionario no se debe levantar. Permanece sobre el ambón. Mientras el lector cumple su
función, la asamblea debe respetar la silla del lector que ha estado vacía. Conocer muy bien
la estructura del leccionario. No se trata de un simple acto de lectura pública. Se trata del
paso de un mensaje sagrado al pueblo de Dios. Desde el ambón no se debe leer ningún otro
mensaje: cantos, avisos parroquiales, invitaciones a la comunidad, colectas, rifas, etc. Las
lecturas se deben tomar del leccionario y no de hojas sueltas. Según OLM 20-21 el salmo
debería ser cantado. Al terminar la lectura. Hacer paneo de grupo. Y después de una pausa
decir palabra de Dios. Esperar la respuesta de la asamblea y retornar despacio al sitio de
origen. Un buen lector de textos o artículos académicos no necesariamente es un buen lector
de la palabra. En el segundo prima la vivencia del Evangelio, pues él conoce las verdades
reveladas. Se lee por un compromiso personal con Dios. El lector de la Palabra no nace en la
vida académica. Nace en su experiencia de fe. Leer con calma. Despacio, pausado.
Capitulo III
Consideraciones sobre la lectura, el vestido, lo técnico, la respiración, generalidades II,
lenguaje corporal
CONSIDERACIONES SOBRE LA LECTUR
No leer todo a la misma velocidad. Tener un movimiento adecuado de los ojos. Evitar
regresiones. Cuando se pasa de una línea a otra se debe ir directamente a la primera palabra
de la siguiente línea. Leer frases completas y no palabras. No ir hablando mientras se lee.
Mal hábito: preocuparse por manejar bien el castellano y no por una vida cristiana. Se deben
distribuir las palabras en unidades de tal manera que el sentido del texto sea accesible al
oyente y así evitar el cancaneo. Saber leer es recordar que el lector ve los signos de
puntuación, pero el oyente no. No omitir sílabas ni terminaciones. Tener conocimiento de la
Palabra de Dios. Tener buen conocimiento sobre la doctrina de la Iglesia. Sentir y vivir la
Palabra como un Misterio Revelado. Dar el tono adecuado. Este se logra cuando se conoce
el tipo de lectura que se hace. Histórica, meditativa, exclamativa, etc. Géneros literarios para
el lectorado: histórico, moral, dogmático, profético y lírico.
EL VESTIDO
El vestuario debe ser apropiado pero modesto, para demostrar el carácter de dignidad del
ministerio. Que sea decoroso. No usar camisetas con textos, dibujos, etc. Que la ropa no
moleste, de lo contrario, podría distraerle y también a la asamblea. Bien planchado. Zapatos
embolados. Presentación personal que denote frescura. Valorar la figura corporal. Buena
presentación personal (bien afeitado). Sin minifaldas. Sin escotes. No se asiste a un desfile,
se asiste a la sagrada eucaristía. Camisa por dentro No subir al presbiterio con aparatos
eléctricos.
LO TÉCNICO
Que el micrófono esté a la altura indicada. Si no lo está puede moverse siempre y cuanto esté
apagado. Moverlo encendido genera ruido e incomoda a la asamblea. Prestar atención al
golpe de micrófono “popeo”, o al seseo. Para evitarlos abra más la boca. Se ganará en
volumen y eliminarán esos incómodos sonidos. Reconocer el micrófono. Unidireccional u
Omnidireccional. A mayor sonido, mayor amplitud del error, del defecto. A veces, el
problema no está en el sonido, está en la distancia que se toma del micrófono. Ensayar la
distancia personal. Conocerla, recordarla y practicarla. Revisar micrófonos, recursos
técnicos, baterías (inalambricos), luces.
LA RESPIRACIÓN
Cuatro condiciones para respirar bien. Libertad, lentitud, finura, equilibrio.
Si falta el aire, la voz será débil, temblorosa, sin firmeza, cansada.
La respiración es una herramienta básica para el trabajo psicofísico. Porque es la función
donde hay un mayor acercamiento entre los sistemas nerviosos involuntario y voluntario. Es
la única función vegetativa que es fácil de hacer sin ningún tipo de entrenamiento. Esto hace
que la respiración tenga una influencia tanto en nuestro yo consiente como en nuestro yo no
consiente.
Realizar un ejercicio de relajación, sencillo, breve, como por ejemplo realizar una inspiración
profunda, retener el aire cinco segundos y dejarlo salir después lentamente. Repetir 5 veces.
GENERALIDADES I
Hablar pausadamente. No precipitarse, pues no se trata de terminar pronto, sino de comunicar
un mensaje. Tener en cuenta a las personas más lejanas. Cerciorarse que estén oyendo bien.
Emplear un tono más elevado que el timbre natural de voz que se tiene. Leer en presencia
de un amigo - amiga y permitir la corrección fraterna.
GENERALIDADES II
Mantenerse en el ambón. Escuchar la respuesta de la asamblea. Luego, retirarse despacio.
Cultivar el deseo por querer conocer siempre las escrituras Si se cambian las palabras que
están en el leccionario y estas cambian el contexto de la oración entonces es mejor corregir.
Hacerlo sin detenerse demasiado tiempo, sin gesticular y sin pedir excusas. La acción debilita
y hace desaparecer el miedo ante nuevos escenarios o asambleas. ¿Cómo sentirse ante la
mirada de los demás? seguros. Si se ha preparado y se tiene una estructura ensayada, lo más
posible es que todo salga bien. El buen lector tiene a mano y consulta con frecuencia el
diccionario. El miedo es común a todo orador. Para controlarlo, hay que aprender a respirar
y mirar a la asamblea antes de pronunciar las primeras palabras. Los gestos, especialmente
aquellos inadvertidos de la cara y en general del cuerpo, delatan ante el interlocutor, como
por ejemplo, la forma de ser, pensar o sentir. Respirar antes de empezar a leer, genera
tranquilidad. Regula la velocidad. No decir salmo responsorial o al salmo respondemos. No.
Se inicia con la antífona. Para la realización de sus funciones, el lector debe estudiar con
regularidad la Palabra de Dios. La asamblea es activa. No cambiar de registro o impostar la
voz.
LENGUAJE CORPORAL
Frotarse las manos: impaciencia. Golpear ligeramente los dedos: Impaciencia. Cruzar los
brazos denota actitud defensiva. ¿Cuál es la posición de las manos y ocupación del espacio?.
No es bueno mantener las manos en los bolsillos, entrelazarlas sobre la espalda, mantener los
brazos en la cintura. Las señales corporales muestran un depósito de emociones y creencias.
El que no puede ser consciente de sus propias señales corporales, tampoco podrá reconocer
las señales de los otros. Las manos forman parte del lenguaje paralingüístico. La práctica del
fraseo corporal consiste en lograr una flexibilidad expresiva suficiente para que se armen las
frases para generar el discurso corporal. Procurar un adecuado uso de técnicas no verbales
(eje. expresiones faciales, gestos, movimientos corporales, dominio del escenario). El lector
se acerca al ambón lentamente y con reverencia. Moverse despacio. Que no distraiga a la
asamblea. Los movimientos litúrgicos son pausados. No correr para llegar al ambón y
tampoco hacerlo al salir de él.
Capitulo IV
Recomendaciones, el Leccionario, glosario de términos.
Recomendaciones
Problemas Frecuentes. Posibles Solución
Seseo. Abrir la cavidad bocal
Hacer gestos al equivocarse. Mantener economía gestual
Desconocimiento de la liturgia. Cursos y talleres de formación
Evasión de la mirada. Paneos de grupo y sostenimiento
Errores en la lectura. Evitar subvocalización y regresión
Falta de comprensión. Buscar estructura dominante
Altura y ajustes de micrófonos. Llegar temprano y revisar equipos
Pronunciación equivocada. Ensayar, preguntar al sacerdote
Desconocer como le escuchan. Grabarse. Realimentación.
ETC.
LECCIONARIO
Desde el comienzo de la Iglesia, se acostumbró leer las Sagradas Escrituras en la primera
parte de la celebración de la eucaristía. Al principio, los libros del Antiguo Testamento. Y en
seguida, también los libros del Nuevo, a medida que éstos se iban escribiendo (+1Tes 5,27;
Col 4,16).
Al paso de los siglos, se fueron formando leccionarios para ser usados en la Eucaristía. El
leccionario actual, formado según las instrucciones del Vaticano II (SC 51), es el más
completo que la Iglesia ha tenido, pues, distribuido en tres ciclos de lecturas, incluye casi un
90 por ciento de la Biblia, y respeta normalmente el uso tradicional de ciertos libros en
determinados momentos del año litúrgico.
-El salmo responsorial da una respuesta meditativa a la lectura -a la lectura primera, si hay
dos-. La Iglesia, con todo cuidado, ha elegido ese salmo con una clara intención cristológica.
Así es como fueron empleados los salmos frecuentemente en la predicación de los apóstoles
(+Hch 1,20; 2,25-28.34-35; 4,25-26). Y ya en el siglo IV, en Roma, se usaba en la misa el
salmo responsorial, como también el Aleluya -es decir, «alabad al Señor»-, que precede al
Evangelio.
Los leccionarios editados últimamente tienen una introducción general llamada "Ordenación
de las Lecturas de la Misa" (OLM). En ella está la doctrina de la Iglesia sobre la Palabra de
Dios.
Contiene las lecturas para los domingos y fiestas del Señor. Año A.
Contiene las lecturas para los domingos y fiestas del Señor. Año B.
Contiene las lecturas para los domingos y fiestas del Señor. Año C
PARA RECORDAR
Lectura continuada cuando se lee todo el libro de la Biblia de seguido, de continuo. Un día
se lee un texto y al día siguiente se sigue sin dejar nada. Cuando se dejan partes se dice que
es Lectura semi-continua.
Para los días feriales (Días feriales o ferias, se llama a los días que no es fiesta en la Iglesia).
Fiesta en la Iglesia, no es lo mismo que fiesta en lo civil. Hay muchos días de santos que son
fiesta.
Lecturas del propio (Propio de santos. Algunos santos y santas tienen para la celebración de
la misa textos propios de ellos. Por esto se dice Lecturas del propio.) y del común (Del común.
Se dice porque hay unas lecturas que valen para todos los santos.) De los santos.
Lecturas para las misas en diversas circunstancias y misas votivas (Misas votivas son aquellas
misas que algunos días se pueden celebrar por alguna necesidad).
Rituales. Lecturas para las celebraciones de los sacramentos, Profesión religiosa,
consagración de vírgenes y exequias de adultos y niños.
Ambón: lugar del anuncio profético y apostólico, pascual e iluminante. MGR 83 - CAP.V c.
272. La dignidad de la Palabra de Dios exige que en la Iglesia haya un sitio reservado para
su anuncio, hacia el que, durante la liturgia de la palabra, se vuelva espontáneamente la
atención de los fieles.
Leccionario: La palabra leccionario, en su sentido amplio, es un término el cual se puede
aplicar correctamente a cualquier escrito litúrgico que contenga los pasajes a ser leídos en
voz alta durante los servicios de la Iglesia.
El libro-signo de la presencia de la palabra de Dios en la liturgia es el Leccionario, recuperado
como libro litúrgico propio por la reforma litúrgica ordenada por el Vaticano II.
Misal: Al celebrar la Misa, se coloca sobre el Altar, el Misal que como ya sabemos es un
libro de oraciones y lecturas, que son necesarias para celebrar la Santa Misa; también se usa
sin atril, aunque en algunas parroquias acostumbran ponerlo sobre un cojín.
Glosario
Oficio Divino: Esta expresión significa etimológicamente una obligación para con Dios, en
virtud a un precepto Divino. En lenguaje eclesiástico, significa ciertas oraciones a ser rezadas
a determinadas horas del día o de la noche por sacerdotes, religiosos o clérigos, y, en general,
por todos aquellos obligados por su vocación a cumplir con este deber; incluyendo a los fieles
laicos.
Salmos: El Salterio, o Libro de los Salmos, es el primer libro de las “escrituras” (Kethubhim
o Hagiographa), es decir la tercera sección de la Biblia Hebrea de hoy día. En esta sección
de la Biblia Hebrea, el orden canónico de los libros ha variado substancialmente, mientras
que en la primera y segunda sección, en la Ley en los Profetas, los libros han tratado de
mantener siempre el mismo orden.
Año litúrgico: el año civil comienza el primero de enero. El año litúrgico cristiano comienza
con el primer domingo de Adviento (fines de noviembre comienzos de diciembre) y está
formado por “tiempos litúrgicos” que son: Adviento, navidad, cuaresma, pascua, tiempo
ordinario.
Tiempo Ordinario: El término "tiempo ordinario" tiende a mal interpretarse. En el contexto
del año litúrgico, "ordinario" no significa "común, corriente". Tiempo Ordinario es la parte
del Año litúrgico que se encuentra entre los tiempos de Navidad y Cuaresma y entre Pascua
y Adviento. Durante el Tiempo Ordinario la Iglesia celebra el misterio en todos sus aspectos.
Las Lecturas durante este tiempo ayudan a instruir en cómo vivir la fe cristiana diariamente.
Antiguo testamento: conjunto de libros de la Biblia redactados antes de Cristo. Corresponde
a la antigua Alianza entre Dios y el pueblo de Israel. Son cuarenta y siete libros. Breviario:
libro cuyo nombre tenía comúnmente hasta la reforma litúrgica posconciliar lo que ahora se
llama liturgia de las Horas u Oficio Divino. Cuaresma: periodo del año litúrgico que va desde
el miércoles de Ceniza hasta el sábado santo (cuarenta días) durante el cual los cristianos se
preparan para celebrar la pascua de resurrección. Ministros laicos: designación específica
para cuando un ministerio es atendido por un laico, no clérigo.
Presbiterio: lugar del templo en torno al altar, reservado a los ministros durante la
celebración.
Doctrina Social de la Iglesia: desarrollo de la enseñanza social del Evangelio, aplicada a los
problemas típicamente modernos de la vida común.
Principales documentos de la Doctrina Social de la Iglesia Rerum Novarum (sobre las cosas
nuevas), primer gran documento social de la Iglesia. Mater et Magistra (madre y maestra de
la iglesia). Pacem in Terris (la paz en la tierra). Populorum Progressio (el desarrollo de los
Pueblos) Laborem Exercens (al realizar el trabajo) Solicitudo Rei Sociales (la preocupación
de la Iglesia por la cuestión social Centesimus Annus. Cien años. Sobre la dignidad del
hombre