La Consolidación de Un Actor Político Gabriel Di Meglio
La Consolidación de Un Actor Político Gabriel Di Meglio
La Consolidación de Un Actor Político Gabriel Di Meglio
El termino plebe era empleado por la elite de Buenos Aires para denominar a los
sectores bajos de la sociedad porteña, un conjunto heterogéneo de personas que compartían
su condición social subalterna.
En este contexto, otra vez, como había ocurrido en la primera mitad de la década
que se cerraba, la plebe – principal proveedora de milicianos-ocupaba un lugar en la escena
política en una coyuntura de conflicto intraelite. La movilización de una parte de la plebe
resultó decisiva para resolver la suerte de la política en esos momentos críticos, dada la
falta de poder de respuesta de los sectores dominantes.
Cabe señalar que entre los lideres y sus seguidores plebeyos se ubicaba un sector de
dirigentes “intermedios” de gran ascendencia, como algunos capitanes del segundo tercio
cívico que participaron en todos los acontecimientos políticos de 1820: José Bares, Epitacio
del Campo, etc. que fueron llamados “tribunos de la plebe” No eran plebeyos, eran
llamados “don” y sabían escribir, pero no estaban en las esferas de la alta sociedad. Muchos
de ellos eran empleados del Estado. El papel de estos individuos se percibe con rapidez en
todos los movimientos en los que la plebe actuó políticamente siguiendo a algún sector de
la elite (en 1820 a los lideres mencionados arriba).
El Cabildo de Buenos Aires no sólo sobrevivió a la ruptura del vínculo colonial sino
que afianzó su poder tras la revolución. Continuó siendo el órgano de representación de los
vecinos de Buenos Aires y fue el brigadier de las milicias de la ciudad; conservó y ejerció
la capacidad de ocupar el gobierno en caso de acefalia y de convocar a Cabildo abierto,
además de lograr otras atribuciones inéditas. Aunque lo integraba únicamente un sector de
los porteños, se basaba, a diferencia de otras corporaciones, en el supuesto de que se
ocupaba del “bien común”, es decir, que velaba por todos los habitantes de su territorio y
no sólo por aquel sector. Esto hacia que para la plebe urbana, y para el resto de la sociedad,
el ayuntamiento fuera una autoridad legítima, que se encargaba también de ella.
De esta posición de “padre”, de encargado del “bien común”, provino la lealtad que
la plebe mostró al Cabildo mientras éste existió. La novedosa participación de los plebeyos
en una política también nueva, surgida con la revolución, se articuló con una de las
instituciones más tradicionales de Buenos Aires.
El levantamiento de Octubre
Mientras tanto, Rodríguez organizaba extramuros fuerzas con las que avanzó sobre
Buenos Aires secundado por las tropas que conducía el comandante de milicias de la
campaña, Juan Manuel de Rosas. Entraron en la ciudad y se dispusieron a asaltar la Plaza
de la Victoria, único punto controlado efectivamente por los cívicos. En un principio los
dirigentes del levantamiento buscaron pactar pero luego, se reanudo el violento combate
que finalizó con el triunfo de las tropas de Rodríguez, cuya columna vertebral eran los
colorados de Rosas. Concluía así el último episodio violento de 1820; Rodríguez afianzó su
autoridad y, poco después, se le retiró al Cabildo la conducción de las milicias cívicas, las
que a su vez pronto serian reformadas.
A pesar de los recorridos y las diversas preguntas que se realizan las distintas
corrientes historiográficas es indudable que se trataba de vencer a esa facción,
fundamentalmente porque el resquemor que los militares y publicistas que la integraban
causaban en la elite económica y en el viejo grupo centralista provenía, más que de una
propuesta de modelo político, de su posibilidad de generar inestabilidad a partir de su
capacidad de movilizar a parte de la plebe.
Los sectores dominantes de la economía, que necesitaban la paz para intentar una
prosperidad que les parecía posible, y los integrantes de la facción directoral buscaron
eliminar toda posibilidad de desorden y en su enfrentamiento con el sector más capacitado
para producirlo atacaron a lo que lo volvía peligroso: la plebe. Basada en estos dos
elementos –el objetivo político y la breve histeria de temor social-partió la decisión de un
ataque que desembocó en un combate de llamativa ferocidad.
Conclusiones:
Es necesario tener en cuenta que los plebeyos que participaron en los conflictos de
1820 no actuaron defendiendo intereses en tanto plebe. Lo que los movilizó fueron
solidaridades políticas: una tradicional hacia el Cabildo y otras nuevas construidas
fundamentalmente en el ejército y la milicia. La tropa de las milicias eran entonces
plebeyos armados. El levantamiento de octubre únicamente fue posible por la organización
que daban las milicias, pero datos fragmentados permiten apreciar un alcance mayor de la
participación que incorporaba al ejército regular, la “chusma” y los esclavos fugitivos.