Bauhaus, Estapas, Teorías y Maestros, Legado Influencia PDF
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Del mismo modo, las estrategias de la Bauhaus a lo largo de esos quince años tienen mucho que
ver con las transformaciones y necesidades de la población y de los propios artistas. Por ella
pasaron vanguardistas fundamentales a quienes, en principio, Gropius buscó y llamó para que
colaborasen con él en un experimento que se autoafirmaba como democrático y que aspiraba a que
los jóvenes creadores se formasen en un clima distinto al de las escuelas de arte convencionales.
Queriendo precisamente ofrecerles una formación única, buscó autores de personalidades distintas
entre sí que pudieran transmitir, más que enseñar canónicamente, el oficio de artista y lo que este
implicaba; abogaba por un modelo de maestros y aprendices, más que de alumnos y profesores. Si la
unión de personalidades divergentes explica la riqueza de planteamientos en la Bauhaus, también
se encuentra en el origen de sus problemas.
Hay que recordar que Gropius, arquitecto fundamental desde su treintena, buscaba insuflar aliento
a una tradición medievalizante cercana a William Morris y en sus ideas influían tanto su formación
en el Werkbund como su compromiso político, aunque quisiera que la Bauhaus fuese una
comunidad apolítica en la que los aprendices aprendieran, antes de hacer arte, a pensarlo. Por
recomendación de Alma Mahler, su mujer de 1915 a 1920, pidió a Johannes Itten que colaborara
con él solo un año después de la fundación de la escuela.
Esas ideas chocaban parcialmente con las de Gropius y sus fricciones pudieron ralentizar los
progresos de la Bauhaus en esta primera época. Schlemmer se dio cuenta de esa polarización: Por
un lado, la influencia de la cultura oriental, el culto a la India y la vuelta a la naturaleza; comunas, dietas
vegetarianas, tolstoyanismo, reacción contra la guerra; por el otro, el Amerikanismus, el progreso, las
maravillas de la tecnología y la invención, el entorno urbano. Él tenía clara su postura: En lugar de
catedrales, la máquina para habitar. Abandonad el medievalismo.
Finalmente, Gropius pidió la dimisión a Itten, pero hacia 1921-1922 aún no estaba dispuesto a
introducir cambios profundos en la escuela en favor del pragmatismo y la eficacia frente a la pura
creatividad personal, de ahí su negativa a invitar a la Bauhaus, tras mucho dudarlo, a Van Doesburg.
Sí acabaría llamando a Klee y Kandinsky, en un ejercicio de ambigüedad en sus posturas.
Uno de los cuadernos de clase de Paul Klee en la Bauhaus
Pronto se interesó por el teatro y sobre este campo daría clase en la Bauhaus. Fue una de las
actividades elegidas como proyección de la escuela al exterior y, en ese marco, creó el artista su
Ballet Triádico, en el que dos figuras de mujer y una de hombre, vestidos con ropa de corte
geométrico, ejecutan con una coreografía que también parece obedecer a patrones aritméticos.
Las aportaciones de Kandinsky y Klee fueron, sobre todo, teóricas. El primero, preciso y estricto; el
segundo, antidogmático, aportaron a la escuela dos posturas básicas en la vanguardia. Klee
proponía a los aprendices que experimentaran con formas, imágenes y colores y que meditaran
sobre el proceso artístico desde un enfoque personal. Impartió un taller textil, pero exigía a los
estudiantes conocimientos de pintura y teoría del arte y se refería a menudo a la música y los
presupuestos armónicos de las composiciones.
Kandinsky, por su parte, entró en la Bauhaus a principios de 1922, tras abandonar Rusia al
comprobar que la vanguardia no podría abrirse allí camino. Contaba con un sólido prestigio – once
años antes había publicado De lo espiritual en el arte – y sus modos de trabajo, sometiendo formas y
líneas a un estudio serio y casi científico, establecía esa tercera vía entre el arte emocional y el arte
intelectual entre los que siempre pareció debatirse la escuela.
La transformación definitiva de esta llegó con la entrada del húngaro Moholy-Nagy, cuya
proximidad al constructivismo, y su visión del artista como parte de una maquinaria de producción y
no como un ser inspirado, le convirtieron en la figura innovadora que empezaba a ser necesaria.
Él diseñó el anuncio de los libros de la Bauhaus en 1926, con un uso contenido de formas y colores
y su sabiduría como diseñador y tipógrafo. Sus clases familiarizaban a los aprendices con el uso
racional de los materiales, en contraste con las propuestas teóricas de Klee y Kandinsky.
Lo asistió Joseph Albers, muy interesado también por las propiedades de los materiales y sus
posibilidades constructivas. Frente a las formas extrañas de Itten, los objetos salidos ahora de la
Bauhaus se caracterizan por su diseño limpio.
El cosmopolitismo de la escuela, sin embargo, seguía generando sospechas: los artesanos locales
no miraban bien los lazos que se estrechaban entre la Bauhaus y la industria, y por esta y otras
causas variopintas el Ministerio de Educación redujo, en 1924, su presupuesto a la mitad. Gropius
anunció el cierre en marzo de 1925, pero finalmente no llegó: la escuela se trasladó a Dessau para
mezclarse con la Escuela de Artes y Oficios de esta ciudad.
En buena medida gracias a él, la Bauhaus recibió entonces importantes encargos en los que
participaría el mismo Gropius, autor de la misma sede de la escuela en Dessau y del proyecto del
Teatro Local para Piscator, en el que concede a los espectadores un rol muy activo.
Por su parte, entre las obras fundamentales de Meyer podemos citar el complejo de viviendas de
Törten, con estructura modular y partes estandarizadas, que permitió a población humilde adquirir
una vivienda con jardín a bajo precio. No obstante, sus problemas de mantenimiento le valieron
muchas críticas hacia 1929.
Fue en 1928 cuando Gropius decidió dejar la Bauhaus, seguramente inseguro ante un camino en el
que lo industrial desplazaba poco a poco el espíritu de arte total manejado en los primeros años.
Meyer pasó a ser director ante las críticas y dimisiones de algunos, y en el breve periodo en que
estuvo al frente de la escuela se potenciaron, de hecho, los nexos con la industria y las ventas.
También se creó un departamento de fotografía que dejó claro que los anteriores métodos de Klee
y Kandinsky, que defendían ser pintor ante todo, no tenían cabida en la modernidad naciente.
En 1930 lo sustituyó Mies van der Rohe, que dirigió la escuela en sus tres últimos años. Ya era un
reputado arquitecto internacional que experimentaba con el cristal en sus investigaciones formales
y que entendía que los rascacielos eran el futuro del mundo, un mundo en el que la naturaleza y las
relaciones de la sociedad con ella no tendrían repercusiones en la creación artística. Apolítico y
pragmático, la Bauhaus se hizo con él más eficaz y centró en la arquitectura sus actividades.
En 1932, acusada de projudía, la escuela tuvo que cerrar en Dessau y se trasladó a Berlín, donde se
convirtió en una escuela privada. Su disolución llegó, entre problemas económicos, en 1933.
ESTILO ›
El legado de la Bauhaus
Una muestra sobre la famosa escuela alemana hace que
un puñado de creadores revisiten su legado casi un siglo
después
Anatxu Zabalbeascoa
Rincón de la exposición que acoge el Vitra Design Museum de Weil am Rhein (Alemania). / MARK NIEDERMANN
Y BETTINA MATTHIESEN
Tal vez porque la muestra busca más reivindicar la mítica
escuela como laboratorio que como estilo, autores de obra en
las antípodas estéticas de esa modernidad, como el egipcio
Karim Rashid, aseguran sentirse cercanos a ella por su
defensa de la “democratización del diseño”.
elpaissemanal@elpais.es
Klee – Kandinsky
En 1925 la Bauhaus se mudó de Weimar a Dessau donde el propio Gropius diseñó un
nuevo edificio para la escuela. Muchas características de este edificio se convertirían en
distintivos de la arquitectura moderna como las paredes acristaladas o
las construcciones con marcos de acero.
Bauhaus Weimar diseñada por Henry van de Velde – Bauhaus Dessau diseñada por Walter Gropius
Pabellón Barcelona (Ludwig Mies van der Rohe en colaboración con Lily Reich) – Casa Tugendhat (Ludwig Mies van der Rohe en
de la Bauhaus?
-En una época en la que se temía que la producción en masa arrancara a los productos
su alma y parecía que el arte perdía su propósito en la sociedad, la Bauhaus se esforzó
por unir creatividad y producción para crear un diseño para el día a día.
¿Y qué hay de los principales diseños de la
Bauhaus?
Silla Bibendum.
1926. Eileen Gray.
Otro de los diseños de la Bauhaus es la silla Bibendum de Eileen Gray.
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MR 10. 1927.
Mies van der
Rohe.
Existe bastante polémica sobre quién fue el primer diseñador en proyectar una silla
sin patas. Una de las versiones más aceptadas
es que fue Mart Stam quien dió esta idea a Mies.
MR 10 por Mies van der Rohe B 64 o Silla Cesca por Marcel Breuer
Silla
Cesca Chair. 1928.
Basculante. 1928.
Marcel Breuer.
Le Corbusier.
Silla Barcelona (modelo MR90) diseñada por Mies van der Rohe y Lily Reich
Un año después, Mies diseñó el diván Barcelona para la casa del arquitecto Philip
Johnson.
MESAS DE LA BAUHAUS
Mesa plegable. 1924. Erich Brendel.
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Nesting Tables (o mesas nido). 1926-27. Josef Albers.
Muchos de los diseños de la Bauhaus integraban el color. Siguiendo los principios de
teoría del color enseñados en el curso preliminar, los diseñadores creaban diseños
funcionales que también podían ser visto como composiciones abstractas en tres
dimensiones. Una de las grandes enseñanzas de la Bauhaus fue que siempre debe
haber conexión entre la forma y el color.
Josef Albers, especialmente conocido por sus pinturas geométricas, aplicó esta lógica
al diseño de estas mesas versátiles, diseñadas para funcionar tanto
“independientemente como interdependientemente”.
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E1027. 1927. Eileen Gray.
Fiel a su interés por la multifuncionalidad de los objetos, Gray propuso una mesa
auxiliar que podía ser utilizada tanto como mesita de noche como mesa de café que
permitía ser colocada sobre las rodillas mientras se estaba sentado en el sofá.
Mesa E1027 por Eileen Gray
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Cuna Bauhaus. 1922. Peter Keler.
Keler, con solo 20 años, se inspiró en su profesor Wassily Kandinsky para diseñar la
que se llegó a conocer como la cuna Bauhaus. Utilizó los colores primarios amarillo,
rojo y azul otorgando al tríangulo, cuadrado y círculo los colores que Kandinsky les
asignaba.
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Futura es una
tipografía sans serif de tipo palo seco y bases racionalistas influida por la estética de
la Bauhaus. Se fundamenta en formas geométricas y se ha convertido en uno de los
tipos clásicos de la tipografía universal.
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Hasta aquí algunos de los mejores diseños de la Bauhaus que nos permiten conocer
mejor esta gran escuela de diseño con tantos años de historia.