El Hombre de Juan Rulfo
El Hombre de Juan Rulfo
El Hombre de Juan Rulfo
1. Orden
Genette hace una división entre el tiempo de la historia que es lineal y el tiempo
del relato en lo que sucede dentro de la diégesis de texto, se llega a la conclusión
que no hay una sincronía sino una anacronía entre ambas porque la historia no
puede coincidir al mismo tiempo que el relato, a menos que sea un monólogo o
soliloquio. Así señala:
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Un anacronía puede orientarse hacia el pasado o el porvenir, más o menos
lejos del momento presente, es decir, el momento en que sea interrumpido
el relato para hacer sitio: llamaremos alcance a la anacrónica, a esta
distancia temporal. Y también puede abarcar una duración de historia
más o menos larga: es lo que llamaremos amplitud. (Genette 1989:103).
1.2 Analepsis
1.3 Prolepsis
Analepsis
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la vida en manos de la noche con el cansancio del cuerpo raspa las
cuerdas de la desconfianza y las rompe”. (Rulfo 2002:132).
En esta cita, él que persigue, vendría a ser el señor Urquidi quien recuerda la
noche del asesinato cuando José Alcancía asesinó a su familia. Lo interesante
es que recrea la escena a partir de un hecho pasado. En este caso la analepsis
es interna y reiterativa, vendría a ser heterodiegética. No puede decirse que sea
completiva porque mas adelante se explicará este suceso una y otra vez, termina
por ser reiterativa.
En esta analepsis, está la voz del Señor Urquidi que está recordando el entierro
de su hijo muerto a manos de Alcancía. Otra vez vuelve la idea de recrearlo que
hizo este luego de haber asesinado a su familia, una hipodiégesis podríamos
estar hablando. Esta es una analepsis interna, heterodiegética y completiva ya
que nos enteramos que el entierro del hijo del señor Urquidi será el momento por
el cual, Alcancía atacará.
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No debí haberme salido de la vereda —pensó el hombre. Por allá hubiera
llegado. Pero es peligroso caminar por donde todos caminan, sobre todo
llevando este peso que yo llevo. Este peso se ha de ver por cualquier ojo
que me mire; se ha de ver como si fuera una hinchazón rara. Yo así lo
siento. Cuando sentí que me había cortado un dedo, la gente lo vio y yo
no, hasta después. Así ahora, aunque no quiera, tengo que tener alguna
señal. Así lo siento, por el peso, o tal vez el esfuerzo me cansó”. Luego
añadió: “No debí matarlos a todos; me hubiera conformado con el que
tenía que matar; pero estaba oscuro y los bultos eran iguales...
Después de todo, así de a muchos les costará menos el entierro.
(Rulfo 2002:133).
Alcancía cuenta como se cortó el dedo gordo del pie, y luego vuelve a la
analepsis del volver a recordar la culpa por haber matado a todos los familiares
con un actitud más indiferente que compasiva ya que los asesino por el
momento. En un párrafo se menciona como el trabajillo pendiente que puede ser
sinónimo de venganza sobre la muerte de su hermano, el trabajo pendiente. Esta
analepsis es interna, está entre heterodiegética y reiterativa.
¿Por qué habría dicho aquello? Ahora su hijo se estaría burlando de él.
O tal vez no. “Tal vez esté lleno de rencor conmigo por haberlo
dejado solo en nuestra última hora”. Porque era también la mía; era
únicamente la mía. Él vino por mí. No los buscaba a ustedes,
simplemente era yo el final de su viaje, la cara que él soñaba ver
muerta, restregada contra el lodo, pateada y pisoteada hasta la
desfiguración. Igual que lo que yo hice con su hermano; pero lo hice
cara a cara, José Alcancía, frente a él y frente a ti y tú nomás llorabas
y temblabas de miedo. Desde entonces supe quién eras y cómo vendrías
a buscarme. Te esperé un mes, despierto de día y de noche, sabiendo
que llegarías a rastras, escondido como una mala víbora. Y llegaste tarde.
Y yo también llegué tarde. Llegué detrás de ti. Me entretuvo el entierro del
recién nacido. Ahora entiendo. Ahora entiendo por qué se me marchitaron
las flores en la mano. (Rulfo 2002:134).
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La analepsis está en evocar el pasado, por segunda vez, el señor Urquidi
menciona el entierro de su hijo El remordimiento está en que si se habría
demorado menos, pudo haber salvado a su familia. Pero ambos llegaron tarde,
señala. Esta frase puede ser una prolepsis porque, al final, ninguno de los dos
llegó a encontrarse. También es completiva porque nos enteramos el motivo por
el cual se han originado este ciclo de venganzas, y es con el asesinato del
hermano de José, del que fue testigo a manos del jefe de los Urquidi. Este lo
dejo vivo por una cuestión de pacto, una convención entre ellos ya que José
deberá asesinarlo en cualquier momento porque es su objetivo.
“Hijo —dijo el que estaba sentado esperando—: no tiene caso que te diga
que el que te mató está muerto desde ahora”. ¿Acaso yo ganaré algo con
eso? La cosa es que yo no estuve contigo. ¿De qué sirve explicar nada?
No estaba contigo. Eso es todo. Ni con ella. Ni con él. “No estaba con
nadie; porque el recién nacido no me dejó ninguna señal de
recuerdo.”(Rulfo 2002:135).
Esta analepsis parte de la voz del señor Urquidi le promete a su hijo, quien fue
asesinado por José Alcancía, promete matar al asesino que ya está muerto .Pero
esta venganza ,de alguna manera, no justifica ni le devolverá a su hijo de la
muerte ,se demuestra con esta pregunta:
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¿Acaso yo ganaré algo con eso? La cosa es que yo no estuve
contigo. ¿De qué sirve explicar nada? No estaba contigo. Eso es
todo. Ni con ella. Ni con él. (Rulfo 2002:135).
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Prolepsis
Esta es la voz del señor Urquidi, más adelante se demostrará. Esta descripción
el personaje se adelanta en predecir lo que le sucederá a José Alcancía, cuando
lo encuentre, describiendo su muerte en sus propias manos y la reacción de
este, recreando la situación según su plan .Y así sucede aunque el tema del
perdón no lo menciona José sino más bien el de la culpa y la huida. Es una
prolepsis interna, heterodiegético y completiva.
Esta es la voz de José. Una vez que ha cometido el asesinato, decide huir
cruzando el río, se proyecta hacia el futuro, en el cual se refugiará en otro lado,
en otro espacio donde supuestamente nadie sabrá quién es él. Esta huida se
debe al miedo por ser encontrado por su perseguidor, y ser asesinado .Es una
prolepsis heterodiegético interna.
“Estás atrapado —dijo el que iba detrás de él y que ahora estaba sentado
a la orilla del río—. Te has metido en un atolladero. Primero haciendo tu
fechoría y ahora yendo hacia los cajones, hacia tu propio cajón. No tiene
caso que te siga hasta allá. Tendrás que regresar en cuanto te veas
encañonado. Te esperaré aquí. Aprovecharé el tiempo para medir la
puntería, para saber dónde te voy a colocar la bala. Tengo paciencia y tú
no la tienes, así que ésa es mi ventaja. Tengo mi corazón que resbala y
da vueltas en su propia sangre, y el tuyo está desbaratado, revenido y
lleno de pudrición. Esa es también mi ventaja. Mañana estarás muerto, o
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tal vez pasado mañana o dentro de ocho días. No importa el tiempo.
Tengo paciencia.”(Rulfo 2002:135).
3. Duración
Genette lo llama anisocronías que parte del tiempo del relato. Señala:
¿Por qué habría dicho aquello? Ahora su hijo se estaría burlando de él. O tal vez
no. “Tal vez esté lleno de rencor conmigo por haberlo dejado solo en nuestra
última hora”. Porque era también la mía; era únicamente la mía. É1 vino por mí.
No los buscaba a ustedes, simplemente era yo el final de su viaje, la cara que él
soñaba ver muerta, restregada contra el lodo, pateada y pisoteada hasta la
desfiguración. Igual que lo que yo hice con su hermano; pero lo hice cara a cara,
José Alcancía, frente a él y frente a ti y tú nomás llorabas y temblabas de miedo.
Desde entonces supe quién eras y cómo vendrías a buscarme. Te esperé un
mes, despierto de día y de noche, sabiendo que llegarías a rastras, escondido
como una mala víbora. Y llegaste tarde. Y yo también llegué tarde. Llegué detrás
de ti. Me entretuvo el entierro del recién nacido. Ahora entiendo. Ahora entiendo
por qué se me marchitaron las flores en la mano.”(Rulfo 2002:132).
Esta es una elipsis ya que se nos menciona por primera y última vez, el motivo
por el cual ha surgido esta rivalidad entre ambos personajes, sobre todo el motivo
que llevo a Urquidi matar al hermano de José .No se comenta más, solo se
menciona.
Por otra parte, hay una elipsis indeterminada explícita ya que Urquidi confiesa
esperar su venganza no le importa cuanto tiempo tome. En el relato no se nos
dice en que laso del tiempo Urquidi encontró a Alcancía, incluso señala
referencias al tiempo:
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“Estás atrapado —dijo el que iba detrás de él y que ahora estaba sentado a la
orilla del río—. Te has metido en un atolladero. Primero haciendo tu fechoría y
ahora yendo hacia los cajones, hacia tu propio cajón. No tiene caso que te siga
hasta allá. Tendrás que regresar en cuanto te veas encañonado. Te esperaré
aquí. Aprovecharé el tiempo para medir la puntería, para saber dónde te voy a
colocar la bala. Tengo paciencia y tú no la tienes, así que ésa es mi ventaja.
Tengo mi corazón que resbala y da vueltas en su propia sangre, y el tuyo está
desbaratado, revenido y lleno de pudrición. Esa es también mi ventaja. Mañana
estarás muerto, o tal vez pasado mañana o dentro de ocho días. No importa
el tiempo. Tengo paciencia.”
4. Frecuencia
Singulativo/iterativo
En el cuento se cumple que se cuenta n veces lo que ha ocurrido una sola vez.
Ejemplos:
Los pies del hombre se hundieron en la arena dejando una huella sin
forma, como si fuera la pezuña de algún animal. Treparon sobre las
piedras, engarruñándose al sentir la inclinación de la subida; luego
caminaron hacia arriba, buscando el horizonte.
En este caso, se describe los pies de Alcancía, ya que tiene una importancia
dentro de la diégesis para poder reconocerlo a diferencia de Urquidi. Se
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animaliza, en este caso sus atributos del hombre-animal que trepa las piedras,
buscando el horizonte, el límite.
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Alcancía busca ir a un sitio determinado con la cuestión de vengarse del señor
Urquidi, en camino hacia su casa. Esta decidido tras sus pasos.
Llegó al final. Sólo el puro cielo, cenizo, medio quemado por la nublazón
de la noche. La tierra se había caído para el otro lado. Miró la casa
enfrente de él, de la que salía el último humo del rescoldo. Se enterró en
la tierra blanda, recién removida. Tocó la puerta sin querer, con el mango
del machete. Un perro llegó y le lamió las rodillas, otro más corrió a su
alrededor moviendo la cola. Entonces empujó la puerta sólo cerrada a la
noche.
La madrugada estaba gris, llena de aire frío. Bajó hacia el otro lado,
resbalándose por el zacatal. Soltó el machete que llevaba todavía
apretado en la mano cuando el frío le entumeció las manos. Lo dejó allí.
Lo vio brillar como un pedazo de culebra sin vida, entre las espigas secas.
El hombre bajó buscando el río, abriendo una nueva brecha entre el
monte.
Muy abajo el río corre mullendo sus aguas entre sabinos florecidos;
meciendo su espesa corriente en silencio. Camina y da vuelta sobre sí
mismo. Va y viene como una serpentina enroscada sobre la tierra verde.
No hace ruido. Uno podría dormir allí, junto a él, y alguien oiría la
respiración de uno, pero no la del río. La hiedra baja desde los altos
sabinos y se hunde en el agua, junta sus manos y forma telarañas que el
río no deshace en ningún tiempo.
El hombre encontró la línea del río por el color amarillo de los sabinos.
No lo oía. Sólo lo veía retorcerse bajo las sombras. Vio venir las
chachalacas. La tarde anterior se habían ido siguiendo, el sol, volando en
parvadas detrás de la luz. Ahora el sol estaba por salir y ellas regresaban
de nuevo.
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Se persignó hasta tres veces. “Discúlpenme”, les dijo. Y comenzó su
tarea. Cuando llegó al tercero, le salían chorretes de lágrimas. O tal vez
era sudor. Cuesta trabajo matar. El cuero es correoso. Se defiende
aunque se haga a la resignación y el machete estaba mellado: “Ustedes
me han de perdonar”, volvió a decirles.
Esta analepsis donde se menciona las disculpas, se repetirá tantos veces debido
a que José se da cuenta del error que ha cometido al matar a la familia y no al
señor Urquidi:
“No debí haberme salido de la vereda —pensó el hombre. Por allá hubiera
llegado. Pero es peligroso caminar por donde todos caminan, sobre todo
llevando este peso que yo llevo. Este peso se ha de ver por cualquier ojo
que me mire; se ha de ver como si fuera una hinchazón rara. Yo así lo
siento. Cuando sentí que me había cortado un dedo, la gente lo vio y yo
no, hasta después. Así ahora, aunque no quiera, tengo que tener alguna
señal. Así lo siento, por el peso, o tal vez el esfuerzo me cansó”. Luego
añadió: “No debí matarlos a todos; me hubiera conformado con el que
tenía que matar; pero estaba oscuro y los bultos eran iguales... Después
de todo, así de a muchos les costará menos el entierro.”
Otra vez, el arrepentimiento por cometer una misma acción se repite con los
muertos que ha asesinado por no distinguir al bigote.
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El hombre entró a la angostura del río por la tarde. El sol no había salido
en todo el día, pero la luz se había borneado, volteando las sombras; por
eso supo que era después del mediodía.
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En este caso, Urquidi recrea la escena, la anticipa ya que sabe que tarde o
temprano tendrá que matar a Alcancía. Y por eso lo espera y persigue mientras
piensa en el pasado (analepsis), en la muerte de su familia.
“El hombre ese se quedó aquí, esperando. Allí estaban sus huellas: el nido
que hizo junto a los matorrales; el calor de su cuerpo abriendo un pozo en
la tierra húmeda.” (Rulfo 2002: 133).
5. Modo
La función más importante es afirmar una historia refiriéndose entre los hechos
reales y ficticios. Lo que el modo le interesa es más que contar una historia
según tal punto de vista. En esta representación puede mantenerse a partir de
dos elementos o grados: la distancia y la perspectiva en la información narrativa.
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El discurso narrativizado o contado.- Es el discurso más distante y
reductor
El discurso transpuesto en discurso interior.
Y la forma más mimética es en la que el narrador finge ceder la palabra al
personaje que se llama restituido.
5.1 Focalización
5.2 Alteraciones
El segundo tipo es la Paralipsis que funciona en dar una mayor información, que
en principio, permite la focalización que rige en todo el relato. En todo caso,
resalta que cuando hay un exceso de información implícita se denomina indicios.
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el cual el perseguidor persigue al perseguido. Además del uso del monólogo
interior, del cual no permite que se cuente la historia en un orden lineal sino que
hay variaciones temporales y espaciales entre las focalizaciones de las voces de
los personajes ya que se alternan entre Alcancía y Urquidi, quienes brindan un
mínimo de información, omiten el motivo de la venganza del segundo dado por
una disputa familiar pero, ya un poco más de la mitad del relato, nos enteramos
el escape de Alcancía luego de asesinar a los Urquidi que será perseguido por
el jefe de familia, y este nos cuenta el motivo ,casi al final, del ciclo de venganzas.
Obviamente que la historia presenta indicios pero no lo suficiente como para
saber los motivos además que tampoco corresponde a una linealidad ni que el
perseguido fuera perseguido, dado que las voces están alternadas ,ofreciendo
poco información al principio, y queda claro con el final aunque incompleto. En
cuanto al segundo relato, sí hay una linealidad al igual que tampoco hay
alteraciones ya que el borreguero intenta aclarar lo que paso después de la huida
de Alcancía y su refugio en la casa del borreguero hasta su muerte, que se
menciona con el hallazgo del cadáver de parte de este .Ya se había mencionado
en el relato anterior , complementando de alguna manera, el sentido del primero
y repitiendo información que nos confirma los indicios del primer relato: Alcancía
asesinó a la familia Urquidi y en venganza, será asesinado por la patriarca.
6. Voz
Primero se debe diferenciar entre la voz del narrador y del autor real. El segundo
es el responsable social de producir el texto, es el autor escritural que tiene un
estilo o estilema, una manera particular del lenguaje. Este tiene existencia real.
Mientras que el narrador es un ser ficcional ontológicamente, no es una
proyección total del autor. Muchas veces juega con la enajenación y el
extrañamiento que son juegos para confundir el autor con el narrador. Así pues,
funciona para la economía del relato.
Por otra parte, entre el lector y autor se establece un pacto ficcional del como si,
hay que creer. Muchas veces hay un narrador no fidedigno, este no cumple con
el pacto ficcional, ya que no te dice la verdad, que puede ser un caso.
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En cuanto a la pregunta planteada al principio, quien enuncia sería la persona,
es decir, el narrador. La segunda pregunta vendría a ser el nivel narrativo en
relación con la historia. Y la tercera en cuanto al tiempo, es el momento en el
cual se narra la historia.
Por otra parte, se puede hablar que también en el segundo relato hay una
narración intercalada ya que, borreguero cuenta en simultáneo al licenciado
como conoció a José, lo observo durante cierto tiempo hasta su muerte, ya que
encuentra su cadáver en el río con disparos y por eso, notifica a las autoridades
su hallazgo sin saber el motivo que hay detrás, porque solo conoce lo que vio
externamente del personaje.
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En el nivel narrativo, se tiene:
Los pies del hombre se hundieron en la arena dejando una huella sin
forma, como si fuera la pezuña de algún animal. Treparon sobre las
piedras, engarruñándose al sentir la inclinación de la subida; luego
caminaron hacia arriba, buscando el horizonte.
“Pies planos —dijo el que lo seguía—. Y un dedo de menos. Le falta el
dedo gordo en el pie izquierdo. No abundan fulanos con estas señas. Así
que será fácil.”
La vereda subía, entre yerbas, llena de espinas y de malas mujeres.
Parecía un camino de hormigas de tan angosta. Subía sin rodeos hacia
el cielo. Se perdía allí y luego volvía a aparecer más lejos, bajo un
cielo más lejano. (Rulfo 2002:131).
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Y homodiegético testigo como es el caso del Borreguero.
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Bibliografía
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