Revista Cubana
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Revista de la
Biblioteca Nacional José Martí
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Di:REcroR: J UAN PEREZ DE LA RrvA
de la Revista
Biblioteca Nacional ,.José Ma;r.ti
Año 63 3ra. época-vol XIV Número 2:
Mayo-Agosto ·1972
La Hab.anl!,, _Cuba
TABLA DE CON'fENIDO
•
Octavio S1nith
líans-Otto Dill
De la exposición periodística a .Ja rep resentación artística.
(Estudio crítico sobre Nicolás Guillén) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
PÁo.
Sidroc Ramos
Resumen del trabajo realizado por la Biblioteca Nacional
en 1971 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
CRÓNICA
1. Aventura
"Aquel nombre tan bello que al pie ·de los versos tristes y joyantes
parecía invenci6n romántica más que realidad, no es ya el nombre de
un vivo". Escribe Martí, enterado de la muerte de Julián del Casal.
H ay nombres bien cortados. ¿Afinidades rec6nditas, señales y desti-
nos? . . . Pero siempre ha de hablarse de estas cosas como Martí lo
hacía: con una delicad.a sonrisa interior. La fineza más ajustada es
aquélla que no recusa la ilusi6n. Bajo tal signo corramos la aventura
con el nombre de este otro poeta muerto, alzándolo y apartándolo un
poco en la luz. Triste y joyante pareci6 el de Casal. Las aguas de este
otro son más recogidas. Suave y soturno .le llamaríamos: Acercándolo,
traslada precisiones tal vez no descarriadas. Su comienzo es literalmente
el cerner, el cernerse, lo cernido. Su terminaci6n, ex6tica en el idioma,
dice singularidad y hurañía.
2. Figura
5
Querríamos hallar la unidad, la figura. Procedamos con rigor, acu-
damos a testigos oculares.
Los hay inmejorables. Han escrito sus recuerdos de él. Juan Ramón
.
Jiménez, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre. . . Sólo
.
que, no obstante . escribir desde distinta fecha y con motivación diversa,
todos van a buscar la ·misma imagen en el tiempo: el Luis Cernuda de
1920 a 1928, el veinteañero y más joven que sus jóvenes años. ¿Ten-
dremos que contentarnos con una visión incompleta?
6
,
3. El joven Cernuda
, Lo vemos en los poemas de Perfil del aire ambular de la casa al jar- .
din, del jardín a la estancia solitaria, deseante en maduración lenta o
soñador demorando al deseante :
• En su paz la ventana
Restituye a diario.
Las estrellas, el aire
Y el que estaba soñando
Este joven verdadero es a la par un genuino poeta lírico. Quiere
decir que reú11e en sí infierno y fausto: al tiempo que oye y ve, sin que ·
pueda rehuirlo, se mira ver. y se escucha oir, lo cual atrae combinato-
rios inmediatos -mirarse oir, escucharse ver- y otras fiestas o acosos
de mayor laberinto. En estos comienzos, por lo pronto, de su juventud
van quedando registradas así mociones como decepciones:
L os sentidos tan jóvenes
frente a un mundo se abren . . .
. ... . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .
. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .
Tu juventud nula, en pena
de un blanco papel vacío.
Son fuertemente sugestivas, dentro de un primer libro poético,
muestras como la siguiente:
Escondido en los 1nuros
Este jardín me brinda
Sus ramas y sus aguas
De secreta delicia.
¿ Q uién dudará de que en ·el destierro de ámbito tal hunda sus raí-
ces una poesía advocada, toda ella, al conflicto entre "la realidad y el
deseo"? Sin que valga que el poeta mismo, en su postrer libro, -le salga
al paso a la exégesis:
Cuando allá dicen unos
Que mis versos nacieron
De la separación y lti nostalgia .
Por la que fue mi tierra,
¿Sólo la más remota oyen entre mis voces?
Hablan en el poeta voces varias. . . · ·
7
Conviene, en relación con Cernuda, disuadir de una sugestión que
sopla incluso la palabra "edén", desvirtuando así el signo de su infan-
cia y juventud sevillanas, y el de su mirada y reflexión sobre ellas y
sobre la juventud en general.
Por lo demás, el jardín con aguas de Perfil del aire --que vuelve
en el "jardín antiguo" de un poema de Las nubes y de una prosa de
Ocnos -es un muy localizable jardín sevillano (lo cual, concedamos,
podría ser un modo de arquetipo). Ciudad de antiquísimo asiento, Sevi-
lla, jardines inclusive, no aparece en verdad tan virginal o edénica
como sabia y refinada. Legados y demonios -pavores y acechos-
son sensibles en sus aires de indolente transparencia. Es arte, gracia por
linaje la suya, como es "exquisita maestría" -califica Octavio Paz-
lo revelado por esta poesía primera de Cernuda, considerada, por él
y por Paz, "de adolescencia". Un refinamiento incluye el tiempo y con
él el gusto de la pesadumbre. La inocencia ha perdido el suyo: ha sido
ilustrada.
y no es una dulzura cordial sino la cala hundida por sus sentidos la que
habla. Entre los ensayos y artículos de Poesía y literatura 11 - tentados
a menudo por una rijosa volición que confunde llaneza con sequedad-
se. encuentra una página, "Aire de la Habana", cuyo sitio visiblemente
no es ése pues debió dársele entre la húmeda transparencia de las pró-
sas de Ocnos. La comparación del habanero con otros aires, su cualidad .
registrada no en lo cimero, ligero o luminoso sino por cómo en el vés-
pero "se ahonda", revelan al buen catador de corporeidades sutiles
- pesquisas de los sentidos sobre los filos mismos donde el ser se les
escapa.
9
arranque de agrio ascetismo estético, parece acto simbólico, una suerte
de manifiesto conciso y drástico. Sería un repudio, otro más, del ámbito
que habitó el joven Cernuda.
· 10
dos. secretaIT!ente por una misma intensidad cultual. Atiende a ciclos .Y
majestades giratorias, aspas de equinoécios y solsticios. . Cada cuerpo. ·
joven que esplende y caduca -viene a decir- repite en sí la aparición
del joven dios, su victoria por aclamación y, siempre demasiado presta,
su abolición, victoria de las sombras. Se ha entrado en los insolubles_rit7
mos paganos de muerte y resurrección, de los que el profeso no sabrá
decir qué ·es lo más voluptuoso, si los "frescos racimos" a pleno sol o los
"fúnebres ramos" en la noche suntu<¡>sa, si el cántico o el plañido. El
aspirar inflexible,. en cambio, es sólo vida, afirmación sin negación com-
pensatoria, pues si, aceptada su ofrenda, la· juventud se inmola, lo hace
bajo signo redentor, como acto libre, único y fértil, de espaldas a la se-
ductora predestinación trágica y a los ciclos infecundos.
La juventud, bajo ·otro signo, reclama libaciones. ¿ Por qué no si ella .
nada tiene de cualidad ni adjetivo, si, a semejanza de aquel deseo que
escapaba hacia la noche, ella autónomamente asiste o desasiste a un
cuerpo? El cuerpo joven no es por juego retórico o nostálgico el• joveri
dios. Tampoco lo es por desvarío. Juego, alucinación, sospecha supers-
ticiosa desaparece en la profundidad .y la imaginaría de un culto profe-
sado en obra y vida. "Como, un dios, ibas al encuentro de la jornada",
se dice, en Ocnos, el recordante de una mañana de verano, y toda la
página respira veracidad desnuda. De igual modo intenso y llano se hace
uso del acervo presocrático, ·el de los mitos no negados sino asumidos por
la razón· que se estrenaba. Otra mañaná, tendido el joven bajo el cielo,
la luz hacía sentir "los poderes elementales de que el cuerpo es cifra, él
agua, el aire, la tierra, el fuego, abrazados entonces en proporción y armo-
nía perfectas", y el cuerpo en reposo "escuchaba la luz", a Jo que sigue
una especulación religioso-poética del cariz más sensorial: luz capaz de
"atestiguar en~esta tierra la existencia de un poder divino", luz de par-
tículas atesorables. por el cuerpo para "iluminar con ellas la muerte".
Se explica por qué no hay en Cernuda verdadera nostalgia de sus años
jóvenes: la ju\Tentud ha sido objeto de una idolización -no idolatría,
que es sólo un efecto-;- y el culto, renovados siempre su~ ídolos, se sobre-
pone a la añoranza.
Múltiples riesgos aguardarán a tales paganías. Rondarán extravíos
fáusticos, andarán cerca los pasos hipnotizados de_Narciso. Podrá desca-
minarse el eros hacia el idéntico en vez de impulsar hacia el contrario-
complementario. Y aquí se mostrará, por encima de todo, una opción
contra la vida: ¿ pertenece~á por ventura.,
a su árbol incoercible un eros
11
• . .
5. D ioses y cuerpos
.
Será bueno ir siguiendo, a lo largo de La realidad y el deseo y con
apoyaturas en Ocnos y otros escritos, la imaginería de Cernuda sobre
el tema i:ie la juventud.
13-.
•
14
..
--·
6. Fuerzas, daimones . .
.. . . . . . . . . . . ...• . : ·'
, Para que _el lector que quisiera . remediarse de estas tentativas· pu_cda
hacerle> con prontitud, indico al final la bibliografía atinente, aci.fv.á y
pasiva, de que he podido disponer. De la pasiva, el ens~yo· de Octavio
Paz "La palabra edificante", incluido en Cuadrivio, me parece lo d~
mayor amplitud y tensión -de Ínteligencia y de verbo- que he leído
sobrtf Cernuda. Nada menos elusivo ni 1nás estimulante. Diría. casi ·que
r.or ese ·ensayo -en deuda crasa y en acuerdo·• 0 en pugna con él-
nacen estas líneas.
Tenía que venir Octavio Pa-: a decirnos por qué los poemas de
amor de Cernudá son "poemas para un cuerpo"; por qué, en d~v.eJ'$o
trance, tampoco
- es un nombre o tal criatura lo que el. olvido . o . la
caducidad abaten, sino "el antigt.o candor, la fe ~ucsta en un CUCIJ!O'\
por qué, en fil), cuando un incorpóreo aroma recogido al paso atrae
otr.o, más ince>rpórco aún, del recuerdo, la analogía es
15
rango de su autor en ·la poesía de nuestra. I.engua-, las imágrirres-;
hablando con propiedad, no descorporizan sino que flamean. l,os; en,..
cantamientos y sutilezas son los propios del fuego. E.., el momento, de:
la pasión --o el de su sueño equivalente.
Cuando la mitología poética de Cernuda se despeja -visiblemente a.
partir de las citadas Invocaciones-, la contemplación gana terreno, la:
pasión deja paso al entusiasmo, entendido éste en su preciso sentido
etimológico ( enthosiasmós} de rapto inspirado por los dioses, con la.e;.
notas de permanencia, amplitud y videncia de que la pasión carece.
El objeto de esa exaltación profesada no es otro que el cuerpo joven,
y el significado especial de éste y la razón nada f.rívola, deportiva ni
-pragmática de aquel fervor sostenido, parecen expresarse del mejor
modo afirmando, con Octavio Paz, que, en la concepción que presu-
ponen, "la criatura no es una persona sino una momentá nea conden-
sación de los poderes inhumanos: juventud, hermosura y otras fonnas
magnéticas en que el tiempo o la energía se manifiestan". Se diluyen
en la criatura las señas y elementos personalizadorcs - rostro único,
alma irrcmplazable-; ella es, sustancialmente, su cuerpo, que con-
siste a su vez en una encarnación, "un surtidor de energía, una fuente
de 'materia psíquica' o 1nana, sustancia que· no es ni espiritual ni física,
fuerza que mueve al mundo según los primitivos". A los ri tmos de
efusión y magnetismo de tales energías encarnadas obedece el n1ovi-
miento de amor y deseo. En sus poéticas ocasionales, con verbo n1enos.
antropológico y más tradicional, Cernuda no desmentirá )as versiones
anteriores. En la citada página "Palabras antes de una lectura" y en el
prólogo a su traducción de poemas de Holderlin, hablará, allá, "del'
elemento misterioso inseparable de la vida" y que al poeta no Je está
permitido eludir, "de un poder demoníaco, o mejor dicho, daimónico,
que actúa sobre los hombres"; acá, de "fuerzas paganas", de "fuerzas
secretas de la •tierra" que tuvieron esplénd!da e~presión en vie,ios mitos
y que en eras pobres reencuentran e iluminan seres como I·Iolderlin,
pudiendo con todo derecho alguna "vida perdida entre el mundo mo-
derno" hacerlas eje suyo y tenerlas por "las solas realidades" .
.
Cernuda opone esas "realidades" a las "otras convencionales por
las que se rige la sociedad". En general, ya se sabe, fue siempre un .sub-
versivo. Pero se pulverizarán por igual matices y esencias si se piensa
que habla en términos de instinto y represión, o incluso en l~s de fuer- .,
zas naturales - germinación, fecundación, estaciones, órbitas- ide
16
majestad opaca a la mirada mediocre. Esos términos no están excluidos .
pero sí trascendidos en el aura de religiosidad pagana que atraviesa el
citado prólogo y de la que Cernuda está lejos de excusarse: "Tal vez
al lector español parezca extraña la defensa del paganismo latente en
estas líneas; piénsese que en nuestra poesía, como en la francesa, a
excepción tal vez de André Chénier, los mitos griegos son únicamente
un recurso decorativo".
La misma naturalidad exaltada, con tejido mejor y mayor defini-
ción, reitera sus motivos en la otra página o breve poética que hemos
invocado. El daim6n, el demonio griego no maligno sino intermediario
entre dioses y hombres, tiene, obviamente, mayor y más específica enti-
dad que la / uerza. La poesía es expresión de los poderes daimónicos
pero también ella es poder. Ella "fija a la belleza efímera" y por . su
acción "lo sobrenatural y lo humano se unen en bodas espirituales, en-
gendrando celestes criaturas, como en los mitos griegos del amor de un•
dios hacia un mortal nacieron seres semidivinos": La palabra "sobre-
natural" permanece irrestringida. Líneas después se habla del "mundo .
invisible que presiente" el poeta y al cual refiere la belleza transitoria
que intenta fijar. ¿Nostalgia literaria de Grecia? ¿Extraña fe anacróni-..
ca, especie de exotismo en el tiempo? Estos y otros aires "fin de siglo"
nada tienen que ver con el hondo romanticismo de Cernuda. La aseen-
dencia romántica está en la raíz_ de su paganismo y de su creencia en '
los poderes trascendentes de la palabra poética. La arborescencia en 1
una sola y en ella quiso fundir obra y vida. Opone expresa1nente al
cristiano su trasmundo, sea éste el que fuere. Paz aventura una deno-
minación: "ateísmo religioso". Este Cernuda de hacia 1935 es el autor
del •poema "A las estatuas de los dioses". No habla por hablar cuando
les dice a aquéllas o a éstos ( es lo mismo) :
. .. desfilan a lo lejos muchedumbres
Que antaño impíamente desertaron
Vuestros marmóreos altares,
Santificados en la memoria del poeta.
Tal vez su fe os devuelva el cielo.
El poeta queda confiadamente soñando con !-!l "trono de oro" y
la "faz cegadora" de los dioses, "lejos de los hombres, ali~ en la ·altura
impenetrable". Trasunto aquí algo o mucho de la fe del romanticismo
germánico en el sueño: en su mayor realidad sobre la vigilia y aún en
17
su virtud realIBadora. Este sucedáneo de la re-ligación creyente encuen-
tra sus festivales y . exigencias.
7. Tiempo humano •
18
Todo surrealismo es romántico pero en Cernuda el viejo sabor llega
con rara pureza y vida. Basta, para convencernos, un fragmento del
poema "Destierro" :
19
.
reduce a •loS' divinales a noble fondo escénico, decaída estatuaria de
viejo parque:
De qué país eres tú,
. bocas sedientas,
Dormido entre realidades como
Vida de sueños azuzados,
Y ese duelo que exhibes por la avenida de los monumentos
Donde dioses y diosas olvidados
Levantan brazos inexistentes o miradas marmóreas,
En el estado de Nevada
Los caminos de hierro tienen nombres de pájar.o,
Son de nieve los campos
Y de nieve las horas.
20
8. El niito en su carne ,. '. .
21
•
la energía o sustancia de aquéllos habitando a tal. o cual criatura ·.joven
concreta, ésta que ahora surge "tras la colina .ocre, entre -pinos antiguos
de .perenne alegría". Es a un tiempo .real y clásico ese marco sureño,
marino y solar, como es auténtico el clasicismo de expresión y tono ..que
a su hora vio Pedro Salinas en estos poemas, diversos así con nitidez de
los precedentes; pero no se ha de olvidar que tal clasicismo se recibe
a través del romanticismo m_ás insobornable. Mqmento del Cernuda
que h~ leído o está a punto de leer a·Holderlin, y· que- sigue llevando ·
en sí a Béi:quer con sus otros padres poéticos, sevillanos y· germá'nicos.
La incursión vivificante a lo trasnochado, usual por aquellas fechas,
con pinta de juego en Alberti y de ironía en Aleixandre, en Cernuxfa .
se hace seria del todo. El poema "No es nada; es un suspiro" ilustra
sólo como un ejemplo entre muchos posibles.
9. Videncias
Esa grave figura q~e vuelve el rostro compadé<;iendo y reprochando,
querría tal vez llevarnos directamente a otra del libx:o inmediato, Las
nubes; mas, por lo que ella tiene de singular y de ruptura, conviene
de momento saltarla y que, con el hilo del tema de la juventud, pasemos
a los libros de entrada madurez, cuando ya el exilio y la soledad son
hábito asentado y muchos van hablando ' de -una óptica de la nostalgia
en Cernuda. Hemos visto que él la niega, o la reconoce S<:>lo co:,:'no una
entre sus "voces _varias" de poeta, acaso "la más remota". Y ciertamente,
en vida y obras suyas se ve a la disponibilidad sobreponerse sin fatiga
22
al desarraigo. Parece lo •más coherente que su libro postrero lo cierre
ei poema "Peregrino" :
En plazuela a la tarde
Cuando la luz decae
23
Y ues que es lo más hondo.
De tu uiuir un poco
De eso que llaman nada
Tantas gentes sensatas:
Un olor de azahar,
Aire.. ¿Hubo algo más?
Una acentuación de lo visionario insinuado: hay sitios impregnados
de numen; capaces de suscitar el cuerpo que por ellos discurrió. El
poema "Jardíh antiguo", de Las nubes, es un preludio vago:
. .
Sentir otra uez, como entonces,
La espina agµda del deseo,
Mientras la juuentud pasada
Vuelue, ¡Sueño de un dios sin tiempo!
La excursión imaginada no es nada sentimental: es rito. Si no, ¿ por
qué esa certeza de que "la espina aguda"· será la del deseo, y no la de
la extrañeza o la nostalgia, esos dos brutales saldos del retorno al sitio
abandonado desde ~uá.ndo? El regreso ideado en "Viendo volver", de
Viuir sin estar uiuiendo, contiene mayor y má;¡ precisa carga alucinante:
Así, con pasmo indiferente,
Como llevado de una mano,
. Llegarías al mundo
Que fue tuyo otro tiempo,
Y allí le encontrarías
Al tú de ayer, que es otro hoy.
I mpotente, extasiado
Y solo, como
. .- un ábol,
Le verías, el futuro
Soñando . ..
Tan perfectamente suscitado se contemplaría a ese uno de ayer, tan
otro, tan él se le miraría, que enseguida querría el uno actual alejarse
.
Sin nada que decirle,
Pensando que la vida
Era una burla delicada.
Y que debe ignorarlo el mozo hoy.
24
Prefiere, las futuras
Criaturas divinas
. . .. . . . . . . . . . .. .. . . . . .
No el arco triunfante
De meta C07!seguida:
La inicial misteriósa,
Y eterna de la vida.
Pero queda u.na imagen que escapa de todo este culto. Hállase en
un poema del libro Las nubes. ••
.
Hacia el centro -i;le La. realidad .Y el -deseo y en el umbral de la
madurez del poeta, este libro no desmi~nte su situaciói:i. : tiene arista y
mesura como el fiel· 9e una balanza. Está escrito durante la guerra civil
española, parte en España, parte en Francia y parte -1~· mayor_:_ en
Iriglaterra. Al inicio de ·ta·contienda Cernuda desempeña un cargo diplo-
mático auxiliar para· el . gobierno republicáno; desde 1938; ··eh que·
marcha a Inglaterra, se convierte en - el exiliado y el errante qüe fue
hasta su muerte. "Ninguna otra vez el). mi vida he sentido como enton-
ces el deseo de ser útil; de· servir". ·_E sto _rememora en 1958, y del ·libró
aparece claro el despertar de tal cqncien.cia: .
26-
.
Nada más antitético del nihilista que en 1931·, para la primera .
Antología de Gerardo Diego, escribió: "La detesto (la realidad) como
detesto todo lo que a ella pertenece: · mis amigos, mi familia, mi país'.'.
Ahora preséntase insospechadamente desarmado frente . al desªrraigo:·
.. .
Porque me he perdido
.. .
En el tiempo lo mismo que en la vida,
Sin cosa propia, fe ni gloria,
Entre gentes ajenas . -
Y sobre ajeno suelo
Cuyo polvo no es el de mi cuerpo . ..
Es la hora del requiem por García Lorca, de las dos "Elegías espa-
ñolas'', del' vindicativo _"A Larra, con unas viole tas", del .casi militante
"Lamento y esperanza". Se descubre que la salu.d puede hallarse 1,n
modo opuesto al. r;ito orgiástico: "Si con dolor el alma se ha te~plado
es invencible". Y alguna vez irrumpe el tono profético:
1
27
Si hacia los cielos anchos te alz as duro
Sobre el agua serena del estanque
Hecho gracia sonríes.
Parece que nunca hubiera estado Cernuda tan libre de sus demo-
nios, pensados éstos ahora no como los juveniles e impetuosos daimo-
nes griegos, sino del género macluro y filoso de los visitantes de Fausto,
Adrián Leverkúhn o Iván Karamázov. Creo también que la expresión
poética en este libro --dependa ello o no de su clima anímico- es la
más conseguida de su autor, siquiera sea en el sentido de logro feliz de
un propósito. El Cernuda ya formado quiso siempre, siguiendo el con-
sejo de Joan Ramón Ji ménez, "escribir como se habla y no como se
escribe". Para esa aspiración, común a casi toda la poesía moderna,
semeja fórmula técnicamente acabada ésta de Octavio Paz: que sea
"materia prima de la transmutación poética no el lenguaje de los libros
sino el de la conversación". Aunque quizás ya lo había dicho todo
Maese Pedro: "Llaneza, muchacho: no te encumbres". El aviso -cris-
tal ya, él mismo de la lengua- fue, como se sabe, malentendido por el
siglo XIX, que respondió con eso campechano suficiente de que don
Ramón de Campoamor es ejemplo insigne. .·
Ni en prosa ni verso de Cernuda trasluce la escritura nerviosa de
nuestros días. Su párrafo y su estrofa -que se van pareciendo cada vez
más- preséntanse añejos. ¿ No va a serlo ese largo período con inci-
dentales calmosas en que uno y otra consisten? Nada hay de malo en
ello, mas la naturalidad puede volverse prurito (aquello, gala o manía,
de no levantar la pluma del papel), y esto es insidia y acechanza del
siglo xrx, a la que sucumbió alguna vez Cernuda:
Hay en la vida quienes dejan que la vida les viva
Y quienes imponen a la vida dirección_ y sentido,
Mas son excepcionales los unos y los otros ...
Pero de esta bastedad -nada excepcional en Desolación de la qui-
mera ni en muchas antipoesías y coloquialismos de hoy - no se encuen-
tra rastro en Las Nubes. La expresión subrayable en la fórmula de Paz,
"transmutación poética", implica un recinto preexistente donde ésta se
cumple y cuyo umbral - invisible e inequívoco- ha de cruzar el len-
guaje de todos los días para ser salvo. La poesía vela pero no sale de
casa; no es una buscona. En ese recinto pulcro, detrás del milagroso,
28
•
•
indefinible cristal de .la lengua mantiénense las palabras y sus enlaces
a todo lo largo de este libro de Cernuda.
.
¿ Será significativa la escasa predilección manifestada por esta sección
VII de La realidad ,j el deseo? Los encomios suelen bifurcarse, ignorán-
dola: tinos, como el de Paz, se dirigen a lo anterior, a la inflamada
"poesía de juventud (Los placeres prohibidos, Un río, un amor, Donde
habite el olvido, I nvocaciones)"; otros, a lo posterior, donde, ya en
Como quien espera el alba, la rememoración más benigna juzga "cuán
bella fue la vida y cuán inútil" J ¿ No se trat~rá de preferencias por la
pasión en sí o la desolación en sí, por una u otra de esas dos despose-
siones de sí mismo?- Las nubes, no es, ciertamente, el libro de un poseído,
pero esto no le impide ~er, sin desmayos, un libto inspirado.
29
..Cuando la blanca verdad veo · traicionada
,
Por manos ambiciosas y bocas elocuentes; .
Cuando la blanca inspiración siento perdida
A:n te lds duros siglos en el dolor pasados;
Sólo en ti entonces creo, vasta sombra,
Tras los sombríos mirtos de tu pórtico,
Unica realidad clara del mundo.
·H e aquí el poema menor que sólo puede escribir un gran poeta (si
es que existe cosa tal como un poema menor). No dejamos de adver-
tir la,5 tres estrofas simétricas, la exposición acompasada y límpida, v.er-
sos· de milagro quedo como ·"por el día solitario y ·la noche callada" . .· .
Pero la cita obedece a otros fines. •
Los abuelos decimonónicos sabían de la gra'-'.e sombra inmarcecible
y .de cómo su blancura se obtiene, por trasunto o evaporación delicadí- .
simos, de la piedra de las criptas. Mas ellos, puestos a la .obra, vieron
sus brazos a menudo estorbados. Tetricidad y grandilocuencia, som.b ras ,
espurias, los asediaban. Se adivina su· errante sonrisa nostálgica ante
esta plasticidad austera.
H ay tan to silencio en el poema que, a primera lectura; la apacible
reiteración que lo e~tructura se diluye, el muy mediato . "sueño de la
muerte" puede opacar la inmediata contemplación de 1~ augusta blan-
cura unitiva. -E s una ver.dad pl~stica, mostrada con el. índice; mudo el
labio: libre de lazos lá b[anca sornbra que :c_a da rea_l_idad lleva dentro,
y alzada y superpuesta a la sombra enigmática del fondo, se observa
que las dos siluetas coinciden exactam~nte_ y ,que. su blancura cortés y
mate es la misma.
La juventud no aparece siempre, pues, como ·' 1el apasionado alba-
tros" dei poema de Invocaciones, insuflado .de numen en sí invulnera-
. . .
ble, y cuya· muerte marina es orquestado acto nupcial. ·¿Se reconocerá
aquel triunfo - fulgor que el fin trágico . justamente atiza, consagra-
en esta blanca sombra· abatible? Cernuda no responde; pero acaso ·sólo
haya variado el foco de Sü atención; pasando de lo sobrehumano a lo
humano; del cuerpo investido de _poderes a la criatura joven y, bien
. .
mirado, inerme, pues ¿ qué mayor desamparo que el de aquello que
ha de ser protegido de sí mismo, d.e su propio esplendor delirante y
arrojado?
:3()
"Y ya nada podría ampararte de su juventud", piensa de-"la joveu
en el teatro" su contemplador -'-en cierto poema de Eliseo Diego-,
viéndola volcada sobre el palco, fijos en "la polvorienta púrpura" los
"ojos serios y veloces, el liviano pelo lacio al desgaire, oh cazadora".
Una robusta emoción donde caben ironía delicada, "terror de lo tre-
·. mendo" y ese estoicismo que sabe lo inútil de tender ·los brazos: he aquí
lo que suscita en noble pecho la visión de un momento de agudo v1v1r
del ser que lleva en sí la _fuente de la vida.
La sólita respuesta de Cernuda a la belleza joven es oscilante, va
del _enthousiasmós al repliegue soturno del deseo. Pero no ocurre así en
este poema "Soñando la muerte", poblado de blancas sombras que el
idioma entrega femenina, plenas de húmedo misterio; señoreado en su
silencio por la piedad. Para esa "blanca juventud"
. ¿ adónde· acudir ..pi-
diend9 gracia? Fundirla a la inquebrantable sombra del dedo en los
labios· -alta mujer, niadre alta.:_ es un· modo ·de protección, u·n modo
de amparo.
·.
l 2. ··.Linaje . y libertad
La sombra, milenario hallazgo poético, efunde dignidad y blanco
aroma de éspin_os. La sombra, lo incorpóreo con figura --esto es, tra-
table y a la pat inmune-, es el existente ideal caro al sueño romántico:
su compañia cura d<! la vida.
•.
. Tal vez no haya que -curarse de la vida, tal vez .lo hidalgo sea rea-
lizar con ella, de toda ella, "la obra bien hecha" que entregar a su
hora. Pero el dintel de resistencia, como dicen los psicólogos, varía con
cada quien. Y la suma · de · "grises horas", "manos ambiciosas", "bocas
elocuentes", "duros siglos", "dolor", ·"fiebre," '·'sueño y locura" puede
ll veces resultar abrumadora .
31
Se despeja el linaje de estos versos. l{emóntase -no podía ser me-
nos- a las Coplas n1anriqueñas con su meditación de las postrimerías
que es lección de vida (pues no paraliza sino encauza el brazo del gue-
rrero) ; pero antes de llegar ha pasado por regiones menos adustas,
donde la austeridad no recusa, antes convoca el sentimiento, alivián-
. <lose con la visión de la tumba dormida entre follajes como cabelleras.
A quien preside este ancestro más próximo, de menos esteparia y más
umbrosa apoyatura, se le conmemora con la recreación ·depurada de
una atmósfera afín y con la mención de un ademán y una expresión
que Je eran caros. El gesto del dedo en los labios recuerda el de los
ángeles junto a la "gótica tumba" de la rima LXXVI; la orladura en
fuego de la ''blanca nube" es familiar adorno de exaltación discreta,
que recoge la rima xrv. Sabemos ya de estos puntuales homenajes de
Cernuda a la influencia en él más benéfica.
El tono general de libertad de espíritu y la Ílnpresión de que habla
otro Cernuda se fortifican con un contraste sencillo. Este "blanco de-
seo", sombra o afinación alzada del amor extinto, no ofrece ningún
aire de familia con aquel afán cárdeno cie un poema de Invocaciones:
Quiero vivir cuando el amor muere; .
Mt,ere, muere pronto, amor mío.
Abre como una cola la victoria purpúrea del deseo . ..
A su final el poema ( Dans ma péniche, de título) da razón • de su
alegría ''cuando el amor muere": es "porque oscura y cruel la libertad
entonces ha nacido", y gracias a ella
32
promesa de una vida personal, auténtica y plena, si eluden los marja!e~
de la gratuidad, si no paran en sustituir prisiones caducas por otras
flamantes.
Del Cernuda 1noralista --"uno de los poquísi1nos que ha dado
España", según Octavio Faz- sólo sé decir que edificó para sí la soledad
más acabada, una desolación orgullosa que aridece su misrna expresión
poética postrera. La sensibilidad intelectualizada, la costurnbre de la
vida disonante no son la arn1onía que pron1ctieron las enseñas de la
rebelión.
Cernuda pone en cuestión más de lo justo. ''La gloria del poeta",
también de Invocaciones, es una su1nma diversa de la del poema al
Escorial. Quisiéramos ver opuesto al neopaganismo ideal que allí se
, ejemplifica, no un adversario harto · cómodo, no una forma degradada,
en el otro orden, como ésta:
33
Santo sencillo de la barba blanca.
N i a sangre inútil llama tu hijo,
Ni servirá en su patria al extranjero:-
Mi padre era español: era s1i gloria,
Rendida la sernana, irse el Doniingo,
Conniiao de la rnano.
'
De la n1isma tensión de las voluntades - -sin cubrefuego sobre diver-
gencias ni propias ideas, y porque el rnandato de la sangre se hace
también del honor y del espíritu- se elevó la intensidad hialina de un
hogar conseguido, el hogar paterno <le José Martí.
J)ijimos de una opción que, aún incluyendo el holocaus'to, es vo-
luntad de vida. Contraria elección cifrará la gloria del poeta en que
"flamígero puñal" se hunda
Í'.n este pecho sonoro r vibrante, idéntico
a un laúdr
Donde la muerte iínicainente,
La 1nuerte única1nente,
Puede hacer re.tonar la 1nelodía ¡;ron1etida.
'fánatos -la fábula yerra- no es varón, frío señor enlu tado.
'f ánatos es la Cortesana. No ofrece el enigma sino el lujo felino
y nocturno ( o el elixir vertiginoso dt: tal o cual criatura, pues siempre
actúa encarnada). Sobra preguntarse si tiene algo que ver con la otra
figura -alta y solitaria- que hemos visto, con la noble Sombra edi-
ficante. La misteriosa lección de vida y la disipación orgiástica.. Luis
Cernuda honró verazmente a las dos a· través de su obra. No nos toca
decidir cuánto fue más él mismo. En ambos cultos halló alta calidad
poética, si bien hay cierta dignidad inseparable del tono conseguido
en el libro Las nubes, y no sé de nada que nos vede la preferencia.
De un modo u otro, al final cncontran1os los comienzos. Fue auténtica-
1nente el joven que configuró a ojos de otros y fue siempre más joven
que sus años; temprano traslució en él, inequívocamente, el poeta, y
también el halo trágico <le ciertos grandes huraños.
BIBLIOGRAFIA
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SALLNAS, PEDRO. Literatura española del siglo XX. 2a. cd. México, Robredo, 19•19.
36
El diálogo creador
de José Martí
!sis M. de Galindo
37
donde la poesía era un refugió y el verso, un compañero fiel. Cumplido
el deber, decía: "G~nado tengo el pan: hágase el verso,-" 1 y el verso
escuchaba y recogía confidencias y angustias abismales de su existencia,
su agotamiento, o la visión confortadora de un mundo ideal.
38
tiano bien pudiera principiar con el siguiente artículo: "Un grano de
poesía sazona un siglo."G Otra dimensión de ese concepto alcanzaba
el plano c6smico de la naturaleza estableciendo como indispensable la
correspondencia del poeta con el universo visible y tangible visto como
por- primera vez con ojos nuevos, ansiosos de maravillas. ¿ Quién que
conoce-a
. . Martí no se anonada .ante el río desbordante ele símiles, metá-
.foras, símbolos y .sinestesias ·en ese coloquio con la naturaleza que vita-
liza su obra entera?
. .
¿-Qué soy, quién
. es, sino Memnón
. en donde
Toda la luz del Universo canta,
Y cauce humilde en el que van revueltas
Las eternas. .corrientes de la vida?6
39
donde Sócrates declara: "for the poet is a light and winged holy thing,_
and there is no invention in him until he has beén inspired and is out
·of his senses, and the mind is no longer in him: when he has not attained
this state, he is powerless and is unable to utter his oracles."1º
Por experiencia propia, como lo indica en su obra, sabía que sin sop!o
divino no arde jamás la llama que enciende el verso. Martí podía vivir
cara -a cara con el ángel visitador "sin caer quemado por el reverbero
tremendo", como dice Gabriela Mistral, pero la 1nisma convivencia lo
incitaba a querer definir la esencia misma de esa gracia y en toda su
obra se repite el afán de definirla: "la poesía es lo vago; es más bello
lo que de ella se aspira que lo que ella es en sí."11 Misterio huidizo,
aroma evanescente, presencia indefinible, por lo que fue más fácil des-
cribir el estado emotivo que produce: ''sacudimiento del instante, y brisa
o terremoto en las entrañas." 12 Es decir, brisas o soplo diyino que des-
pierta la emoción, toca la fantasía, aviva la imaginación y fecunda la
intuición creadora; iluminación instantánea de la imagen fugaz que
el lenguaje debe eternizar en verso.
40
Ese "no pude",. esa impotencia dolorosa,' casi trágica, que impide
la perfecta adecuación de los hallazgos y vislumbres del poeta a los
moldes verbales, deja al descubierto una lucha desesperada con el
devenir psíquico irrepetible, el ftuir poético, y la palabra insuficiente,
torpe y rebelde. El estado poético y el arte poético son dos realidades
indivisibles. La primera, por sublime que sea, no se basta a sí misma
si la segunda no acude presta a darle corporeidad digna con la palabra
justa. Si el poeta triunfa, nacerá "el verso natural"; si cae producirá
".el verso retórico" sin hallazgos y sin fuego interior.
15 Jbid., V. p. 191.
16 Ibid., XVI, p. 200.
41
de un Tú-Yo, el poeta y la poesía van siendo consubstancialn1ente. Sus
formas respectivas de actividad complementaria dan la clave de la
creación y estructuración dialogada del poema. Una actividad parte
de la inspiración operante, gracia o fuerza desconocida que mueve al
ser poético y él acepta como tal; otra, la del ser poético cooperante,
contribuyente y creadora. La primera fecunda la materia prima; la se-
gunda crea, esculpe y da forma.
El primer verso nos habla de un momento de claridad. Martí ·dejó
establecido que "El Sol es padre de la poesía, y madre de ella la natu-
raleza."17 lo cual explica la diafanidad espiritual en que se destacan
las imágenes. Su luz primaria, al herir la sensibilidad poética, hace que
de ella dimane la idea hecha sensible al espíritu por la instrumentación
del lenguaje analógico: "ave" siendo igual a "pensamiento", el germen
impartido por la Musa. La imagen alada se aclara en una crónica sobre
crítica y arte enviada a La Opinión Nacional de Venezuela en abril
de 1882, al hablar Martí de los poetas de Francia, muy en particular
dé Sully-Prudhomme calificado de ''poeta puro": ''El poeta es apo-
sento de un ser divino, luminoso y alado, que rompe el pecho del poeta
cada vez que abre en su cárcel las alas."18 Alas inmensas que expanden
un aposento humano y finito; no obstante, morada digna de lo divino
hecha con el finísimo vellón de una sensibilidad acogedora.
En el siguiente verso se hace referencia a un temblor de ramas es
el impacto y reacción anímica causada por esa presencia ultraterrena,
seguida de una afinación espiritual y sintonía con el ritmo universal.
42
Cuchichean las hojas; tal parecen
lenguaraces obreras envidiosas,
A la doncella de la casa rica
En preparar el tálamo ocupadas.
43
Hay que recordar que Martí sabe sufrir la larga ausencia de la
Musa y padecer con paciencia un período de prolongada esterilidad.
Así lo indican "las hojas secas", y "el polvo" y ''las derruidas ramas" ;
todo como consecuencia de una sequía que ha llegado a su fin. En
otro poema, "Mi Poesía", de Versos libres, aparece la misma obsesión
de asepsia que debe caracterizar la creación poética, pero añade el
detalle significativo de cuidar unos ''1nusicales ... rasos" que amparan
el sueño de la poesía. 20 Martí alude a la melodía espiritual, el ritmo
interior que imanta la imagen y la palabra feliz en que "nazca ya
afado y sonante" el verso. Bruñir y tallar las hojas sanas es afinar el
lenguaje para una correspondencia lúcida con el huésped invisible.
Los gusanos y pétalos comidos deben ser apartados como símbolos de
muerte, insensibilidad y ceguera.
El preparativo final es un "orear el césped en contorno". Abierta ,
de par en par el alma floreciente, se hace la ventilación de un recinto
con aire empobrecido. En el hondón del alma penetra y circula un aire
puro, extraño, aspirado con ansiedad y gozo. Este cambio de aire por
otro mejor hace recordar "el cierzo muerto" y el "Austro" amoroso y
dilecto de San Juan de la Cruz en El cántico espir.itual. 21 Los dos si-
guientes versos de clausura contienen la ofrenda de un ser ya purificado
dándose en amorosa entre_ga. El estado poético es de lucidez extrema,
de trance inevitable, en que la mente intelectual se aquieta y se activa
la receptivid~d intuitiva.
,44
,
Testamentaria de pardos
y morenos libres eri la
Ilabana del siglo X1x·
. 45
Invocando pues, el nombre de Dios, ·el dios católico, impuesto por
el colQnizador, el negro o mulato libres, iniciaba el dictado de su última
voluntad consignando su fe en una deidad suprema, que sin duda
alguna, no r~pondía a la concepción religiosa de su tierra natal; sin
embargo, el testamento comenzaba: "En nombre de Dios todopoderoso,
amén. Sépase que yo ..."
Así, bajo el manto del catolicismo, quedaba cubierta, indudable-
mente, la deidad ancestral, vetada por el régimen esclavista, que no
obstante, permitía la organización de cabildos, donde el otorgante, de
acuerdo con su origen nacional, se reunía para cantar y bailar en honor
de Olofí, Abasí o N'Zambi, supremas deidades de .yorubas, carabalís y
congos.
De esta dualidad religiosa se deduce, que
Los nombres
. En 1$28, en la relación de
. las 15 parteras autorizadas para ejercer
. en
La Habana, las dos de raza blanca, respondían a los nombres de Ubalda
y Benita; de las 13 restantes, de color, con una excepción, todas las
. 46
demás llevaban en su primer nombre, el de María: María de la Lu'l.,
María del Carmen, iVfaría de Jesús y así sucesivamente.
Con respecto a los ! 4 flebotomianos o dentistas registrados en 1836,
por la Guía de Forasteros, el nombre de José, aparece en primer tér-
mino en 8 de ellos: José de la Encarnación, José Benigno, en el testo:
Tomás José, Manuel J osé; con dos excepciones: Macario y Celestino
Antonio. 2
Nacionalidades y matrimonios
En lo concerniente a la nacionalidad del testador, éste bacía cons-
tar que pertenecía a la nación carabalí, lucumí, congo, arará o man-
dinga, con algunas excepciones de la vasta comunidad conga: congo
real, congo, congo mondongo, pero generalmente no se _agregaban más
• •
detalles sobre el origen. En lo referente a los nacidos en la Isla y cono-
cidos como negros criollos, declaraban la localidad o provincia de su
nacimiento.
En este aspecto de la nacionalidad, los datos ofrecidos por los ca-
bildos~ al solicitarse de las autoridades el correspondiente penniso para
su establecimiento y los partes oficiales de las fugas de esclavos, pub)i-
cados en la prensa de la época, aportan más detalles sobre la naciona-
lidad de los africanos traídos a la Isla por los traficantes del ébano
humano. Los primeros declaraban al constituirse que los formaban indi-
viduos de la nac-ión mina guagui, gangá quirí, mandinga lumba aloga-
sapí, arará magino o congo musundi, entre otros; mientras · que en los
segundos, se participaba la fuga de un negro congo muriaca, lucumí
masé, lucü1ní eyo, carabalí bané o mandinga bembara.
El testamento revela también las relaciones entre los individuos de
una misma procedencia o de un orígen común, lo que queda estable-
cido, no sólo en los matrimonios, sino en la designación de herederos,
albaceas y curadores o tutores. En este aspecto, parecen sobresalir los
carabalís. En 1833, el · negro libre, Benigno Garrid~, perteneciente a la
nación carabal-í, ''casado y velado según ordena nuestra Señora Santa
·Madre Iglesia con la morena Rosalía Valladares . .. " hija legítima de
47
Ciriaco Peñalver y Concepción Villegas, ambos carabalís; designó como
curador o tutor de sus menores hijos, al. negro libre, de igual naciona-
lidad, Antonio Guevara ;8 ~echo que se repite frecuentemente entre
los integrantes de la población de origen o_descendencia carabalí.
En los matrimonios, muchos se efectuaban entre individuos de una
misma nacionalidad, otros se r~alizaban entre los c,le nacionalidades dife-
rentes, que si bien en la patria lejana, eran imposibles de efectuar, a
veces por la distancia territorial que los separaba o por las incesantes
rivalidades tribales, en Cuba, el denominador común, el régimen escla-
vista, borraba distancias y orígenes, y un nuevo tipo etnológico surgía
para fundirse en el crisol cubano. Así nos encontramos con matrimonios
entre carabalí y mina,4 Carabalí
'
y gangá, 6 carabalí isuama y lucumí,6
. .
Lucumí y arará,1 y muchos más que harían interminable su relación,
sin contar los ~levados a cabo entre africanos y criollos.
Relaciones sociales
. Otro interesante aspecto qµe revelan los testamentos, son las rela-
ciones sociales del testador, que
. se manifiestan en las designaciones de.
los albaceas, que en muchas ocasiones, correspondían a personal' desta-.
cadas en la ·sociedad esclavista. '
por sus actividades socio-económicas;
. .
de ahí que fueran escogidos como tales, alguna que otra vez, individuos
como Don Antonio Mendo~, nombrado por Francisco Abrahau"ie~;
teniente del .batallón de M◊-renos Leales de La Habaná, africano, de
oficio pefuq~ero, fallecido d'ú.t ante el proceso de la conspiración de la
Escalera en 1844, que lo desígno heredero de todos sus bienes, al in_o rir
su· legítima esposa María de .ia 'Concepción Hernández, pues'' ... es mi
voluntad que al faÍlecimien·to ..de ésta lo sea de todos mis bienes el señor
Dn. Antonio Mendoza,.: en prueba de gratitud, por los servicios que de
~l ·he recibido ; .. " 8• • ·· · -
. .: ..
. .· .
Cohesi6n nacional
Otros muestran la cohesión existente entre el otorgante y sus con-
nacionales, en forma tal, que sus bienes pasaban a ser propiedad colec-
tiva de su nación, representada por el cabildo al cual pertenecía. Ilustra
esta voluntad, la disposición dictada en la Habana, el 19 de enero de
1830, en el barrio de J esús María, por María Josefa de Cárdenas, negra'
libre, de nación congo real, quien ordenó que sus bienes ' pasasen al
dominio de
Sobre la esclavitud
• · Consta tam~ién en los testamentos; en lo referente a las propiedades,
la disposición en que se ordenaba la libertad o coartación de los esclavos,
~ los que se otorgaba tal benef_icio ". . . en pago de los buenos servicios
que de él he recibido . .. "
Esta disposición del testador, nos revela además, que la institución
esclavista no era mantenida solamente por la burguesía colonial, sino
49
.
que el régimen imperante, consentía la participación en la mis1na, a
·aquellos que habiendo sido esclavos, al alcanzar su libertad y permitír-
selo su economía, se convertían a su vez en esclavistas de menor cuantía,
y adquirían la "pieza", que corno una cruel contradicción, podía perte-
necer a la misma nación del comprador.
La posesión de esclavos por blancos empleados en el serv1c10 del
comercio o la administración colonial o por negros y mulatos artesanos,
era posible " ... por la relativa facilidad de adquirir a bajo costo esclavos
en el primer cuarto del siglo XIX .•. ",11 operación que realizaban aque-
llos que lograban reunir, mediante su labor artesanal o burocrática, la
cantidad necesaria, con el propósito de ponerlo '' ... a su servicio o para
a1Tendarla y mejorar sus ingresos."12
Disposiciones finales
Finalmente, ordenaba: el otorgante, el amortajarnientó de su cadáver
bien con el hábito del santo de su devoción o el uniforme militar que le
correspondi_era, por pertenecer al batallón de pardos o de morenos, sin
olvigar las treinta misas de San Gregorio, el pago de las mandas forzosas
y las pías patrióticas, cuyo pago iba a engrosar los fondos dé la iglesia
parroquial de su barrio o partido.
Como ejemplos, baste presentar lo dispuesto por el matrimonio for-
mado por Anastasio de Moya, moreno libre, de nación niandinga y
María de los Angeles Palomino, de nación carabalí, vecinos del barrio
extramuros de Jesús María, los cuales, por testamento dictado el 29 de
abril de 1818, encargaron a sus herederos se les amortajase, él, con el
hábito de San Francisco y ella, con el de Nuestra Señora de la Merced;13
y lo ordenado para igual ocasión, por el negro libre José Rafael del Rey,
vecino del barrio extramuros de San Nicolás, sargento que fuera del
batallón de Morenos Leales de la Habana, quien en testamento otorgado
en 5 de Marzo de 1816, ·estipuló " . .. cuanéfo acaezca mi fallecimiento
quiero se me amortaje con el traje militar de sargento que fui de la
50
,. •, z: ' i l:~•'l'~/ ;~ _,
Infantería voluntaria de morenos y se me dé sepultura en el lugar des-
· ·, .,.
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_ci~e-.~ 1
' <!,
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Aspectos varios
Una investigación profunda, a través de los numerosos testamentos
otorgados por los pardos y morenos libres, así como la doc_umentación
sobre los intestados, existentes en nuestro Archivo Nacional, enriquecería
la "historia de la gente sin historia", aclarando dudas y deshaciendo viejas
y prejuiciosas leyendas sobre las costumbres de la "gente de color", como
se conocen, .dice de las Barras '':. ~ los negros y mestizos que abundan en
la Isla, y constituyen quizás las tres cuartas partes de la población ... " 16
Una de las creencias más arraigadas a través de los tiempos, es sin
duda, la negativa o indiferencia que se atribuye al negro, hacia la inS-
titución del matrimonio, sin embargo, innumerables testamentos expre-
s~ que el otorgante es hijo legítimo .y a su vez casado y velado como lo
ordena la ''Santa Madre Iglesia". Así lo .hace constar José Rafael del
Rey, quien declara en su testamento ya citado " ... declaro que fui casado
y velado con María de los Remedios Pérez en primeras y en segunda
con Antonia Abad ambas criollas ... "
51
Sin: embargo, despÚés de alabar_ "el buen cálculo de los ainoS'.' · y
. exponer los vicios de la población de color, La Sagra señala, que en
1828, se celebraron en la Habana 6,238 matrimonios de blancos y 3,283
de color, haciendo resaltar que '' ... entre la gente de color, el barrio
de Jesús María, que contiene muchas familias acomodadas de esta
clase, presenta una p~oposici6n favorable a los. nacimientos legítimos,
lo mismo que el de la Salud y la Catedral . .. " 16 .
TESTAMENTO
54
España en cinco esperanzas.
( Comentarios a 1,n poema
· de}_:Níc&lás Guillén)
Adolfo Martí-Fuentes
El subtítulo que escoge Guillén para este libro no nos parece el más
adecuado porque, en rigor, no se trata de "cuatro angustias y una espe-
ranza", sino de cinco esperanzas que cantan la fe sin desmayo en el
triunfo de la causa popular. El poeta, por otra parte, en su vertical opti-
mismo, se encuentra por lo regular bastante alejado, a lo largo de toda
su obra anterior y posterior y, como es natural, en el libro que coment_a•
mos, del sentimiento de angustia, sentimiento romántico por excelencia,
nada cercano de su estilo. Es su voz la del artista, llena de vigorosas reso-
nancias vindicadoras, con puños enardecidos, ojos coléricos y gritos que
asoman a las bocas.
S5
·España es un gran poema mural1 en el que las partes no se contradi-
cen, por estar integradas a un todo aglutinante, tanto en el aspecto temá-
tico como en el formal. Es, sin embargo, de tener en cuenta, la voluntad
del escritor quien, después del uso de una versificación conscientemente
embridada en las cuatro "angustias", se desborda en ''La voz esperan-
zada" de la última parte del poema, como si quisiera impregnar a dicho
final de la grandilocuencia épico-lírica que armonice, en un gran acorde
sinfónico, con la aurora que vislumbra. Pero, como ·ya h.emos anotado,
si lo que se propuso el poeta fue esto: un contraste entre las cuatro ''an-
gustias" iniciales y la hermosa cantata, llena de violencia, con la que
termina el poema, no logra plenamente su objetivo porque hay en el
conjunto la misma factura de optimismo sin angustia, de combate "in
crescendo", no siendo la parte final más que la culminación del clima
general que anteceqe. Sólo en la "Angustia cuarta", dedicada a Federico
García Lorca, hay una quiebra momentánea del tono vigoroso que es
característico en el resto del poema y la congoja se asoma al verso ante
la irremediable pérdida del amigo muerfo; aun así, la solución que se da
én este fragmento, a través de los tercetos eón que concluye, es también
un canto de resurrección esperanzadora, como veremos más adelante.
·57
,
•
lírica culta, una gama de formas en la búsqueda exigentísima de un
mayor potencial expresivo. En efecto, España, en la obra del poeta, es
una nueva ascensión hacia la perfección formal que, en aprendizaje sin
tregua, lo conducirá por temas en los cuales sus vivencias parecen más
profundas, hacia la difícil sencillez de sus Elegías. Están presentes ya
aquí ciertos recursos de muy noble calidad que veremos luego ejecuta-
dos por mano maestra en las elegías dedicadas, por ejemplo, a Jacques
Roumain y a J esús Menéndez.. No obstante, la escasez de vivencias exac-
tas en España2 hace que, en general, el poema no logre siempre el clima
lírico capaz de comunicar a su lector · la emoción que el tema requiere,
apreciándose, en los momentos menos felices, cierto artificio retórico en
la materia poética que hubiera necesitado -':-nos parece- un mayor
caudal de efusión. Obsérvese cuánta ternura de buena ley hay ·en los ver-
sos dedicados a García Lorca, con quien el poeta tuvo gran amistad
desde los días en que aquél visitó La Habana, en 1930. Aquí las vive~cias
legítimas de Guillén contribuyen a una más amplia. comunicación afec-
tiva. De ahí que nos parezca ese fragmento el mejor del poema, porque
hasta la fuente lorquiana que podemos detectar en . los octosílabos del
romance que incluye está justificada por la dedicatoria temática. Ade-
más, existe cierto emparentamiento espiritual entre Lorca y Guillén que
se trasluce a través de la obra de ambos -exquisitos poetas populares,
no populistas-'- lo cual también coadyuva a la impresión de sinceridad
lírica que nos deja esta parte del poema; mientras que la otra línea pre-
sente en España, la mesiánica y colosal de Whitman, no resulta instru-
rnento tan idóneo en la pluma del poeta.
2 Re-~uérdese que cuando Guillén hizo este poema aún no había visitado
- España.
58
¡ Con vpsotros, mulero, cantinero!
¡ Contigo, sí, minero!
Con vosotros, andando,
disparando, matando
¡ Eh, mulero, niinero, cantinero
juntos aquí, cantando!
59
Yo la siento, .'
la ra!z de mi árbol, de tu árbol,
ae todos nuestros árboles,
la siento
clavada en lo más hondo de rni tierra,
clavada allí, clavada,.
arrastrándome y alzándome y hablándome,
gritándorne.
.
. . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
y floreciendo en lenguas ardorosas,
y alimentando ramas donde colgar los pájaros cansados,
y elevando
. . sus venas, nuestras venas,
tus venas, la raiz de nuestros árboles.
"La voz esperanzada" se abre con una silva en la que algún mino-
ritario eneasílabo va intercalado, sin que apenas sintamos esta variante
métrica. I,os adjetivos, que con tanta maestría usa Guillén, se encuen-
tran aquí en yuxtaposiciones de poderoso valor plástico. Otro tanto po-
demos decir en cuanto a los sustantivos:
Ardiendo, España, estás! Ardiendo
con largas · uñas rojas encendidas;
'• .. a balas matricidas
.• :
pecho, bronce oponiendo,
y en ojos, boca, car;ie de traidores hundiendo
las rojas uñas largas encendidas.
Alta, de abajo vienes, .
a raíces volcánicas sujeta;
lentos, azules cables con que tu voz sostienes,
tu voz de abajo, fuerte, de pastor y fioeta.
61
hijo de ti y de Africa;
esclavo ayer de mayorales blancos dueños de látigos
[sangrientos;
hoy, esclavo de rojos yanquis despreciativos y v0races
yo, chapoteando en la oscura sangre en que se mojan
[mis Antillas
ahogado en el humo agriverde de los cañaverales;
sepultado en el fango de las cárceles;
cercat!,o día y noche por insaciables bayonetas;
.. . .
. .... . . . .. . .. . .. . . . . .. . .. . . . . . .. . ' . . . ..
corro hacia ti, muero por ti.
62
a) Se trata de un poema social con el que Nicolás Guillén da el
salto desde las cuestiones nacionales y posteriormente antillanas y con-
tinentales, hacia un tema de carácter universal en su vo7.: España.
b) En realidad este poen1a está bastante lejos de un sentimiento
de angustia ( con la excepción que hemos anotado en cuanto a la sec-
ción dedicada a García Lorca), en primer lugar, porque ésta no es la
cuerda propia del poeta, ajena a todo rornanticisn10; y en segundo
lugar, por la falta de vivencias que hubieran podido conmoverlo más
hondamente en cuanto a la tragedia española, por lo cual a veces
sentimos presente cierto artificio retórico, pese a la gran maestría d el
poeta,. lo cual hace que la comunicación afcc:tiv~1. decaiga en algunos
momentos.
63
..
'
•
De la exposición periodística a
la representación artística.
(Estudio crítico sobre
Nicolás Gt,illén.)
H ans-Otto Dill
o ..
La influencia recíproca entre el periodismo y la poesía, verificable
en la obra del . poeta y periodista cubano Guillén, p\!rmite formular
algunos enunciados acerca de las tangencias y las diferencias de ambos
géneros, y fijar el punto en el cual la exposición extra-estética pase a
ser representación artística. Partiendo de este enfoque · se estudiarán
a continuación un artículo y un poema que versen sobre el mismo
tema.1
El núcleo del artículo ''Cualquier tiempo pasado . . . fue peor" 2 lo
constituyen la "respuesta del gobierno revolucionario, por boca, de Raúl
Roa, a la nota del Embajador Bonsal". El canciller Roa había recha-
zado, la víspera, un intento de ingerencia por parte del gobierno de
Estados Unidos. El acontecimiento señalado es de "actualidad" en el
sentido de "autenticidad", pero igualmente en el de ''presencia en
el espacio y el tiempo". El interca1nbio de notas patentiza los antago-
66
El suceso determina la estructura tripartita del drtículo. Se inicia
con el apunte acerca del devastador efecto que causaban antes las notas
de Estados Unidos en Cuba. Prosigue evocando el pasado imperialista
"malo". En la parte central describe la lucha contra el imperialismo
y la dictadura. El final presenta el hecho que se comenta, "la respuesta
del gobierno revolucionario, por boca de llaúl Roa", y la conclusión
de que, contrariamente a la opinión de Jorge J\1anrique, el presente es
"mejor".
El propio Guillén aparece co1no un elemento de la realidad autén-
tica. En la frase inicial, "cuando yo era muchacho ... una nota ame-
_ricana tenía el prestigio dernoledor de un hachazo", Guillén funge mera-
mente como un medio para situar el suceso en el tiempo y para atesti-
guarlo. Guillén como individuo no ocupa un lugar central.
De otra forma está aún Guillén presente .en el texto:
67
Junto a esta referencia al material y al contenido, ~e presenta una
segunda: ~l plantear Guillén la pregunta retórica: "¿ Fuimos más
libres?", está evocando a un interlocutor, a un destinatario, que está
presente no sólo como un elemento . de contenido representado, sino
también como auditor o lector. Esta variante del texto indica explíci-
tamente el contacto con el público y, con ello, una situación de comu-
nicación. La referencia al público está formulada incluso gramatical-
mente: "fuimos" no es un pluralis modestiae como en ''hemos evocado",
sino que abarca al público. Este público es denominado "el pueblo
cubano" o por sinónimos. El tránsito de la referencia temática al pueblo
como colectividad socíal, a la referencia al mismo como público, lo
subraya Guillén por medio del cambio de la tercera person~ que deno-
mina y describe por la primera persona del plural, que incluye al pú-
blico: ''A pe\ar de todo, la masa popular fue levantándose trabajosa- .
mente [ ... ] La Enmienda Platt fue arrancada de nuestra Constitu-
ción ..." 9 El . retrato de la realidad deviene retrato para el lector. El
único propósito del comentario es convencerlo del significado del acon-
teeer auténtico que consistiría en lo que sigue: "sí; están lejos t... ] los
' días que hemos evocado [ .. . ] cualquier tiempo pasado . . . fue peor. " 1º
o GUILLÉN: Ibid.
10 GutLLÍtN: art. cit., ps. 298-97.
11 Esto no es válido de una manera absoluta, en particular para la prensa
socialista, sino solamente si ,e compara· con el arte. Ver la distinción hegeliana
entre la Retórica (Agitación) y el Arte: "En este aspecto los oyentes no deben
ser movidos por ellos mismos, sino que su agitación y convenci1niento han de
emplearse también :: orno un medio para el alcance del propósito cuya consecu-
ción se haya propuesto el orador". GHORO WtLHELM FRIEDRICH 1-IEOEL: Asthetik,
Berlín, p. 895.
68
En ~l plano lingüístico-estilístico salta a la vista, además del empleo
de los pronomina y verba dicendi, la frecuente mención de nombres y
designaciones verdaderamente existentes (Róa, Machado, Enmienda
Platt). Ellos establecen una referencia sencilla y unívoca a la realidad,
ya que todos significan el objeto que designan. En '' ... luego de leer
la respuesta del gobierno ·provisional [ ... ] a la nota del Embajador
· Bonsal"12, éste tan sólo se m enciona relacionado con el suceso autén-
tico, pero no se plasma co1no individuo. Mas sólo con10 tal hubiera
podido evocar otros significados no establecidos inequívocamente por el
contexto. Aunque la mención de este nombre asocie significados dife-
rentes en lectores diferentes, el texto está limitado a designar. 13
Esta reducción de determinados elementos del texto a la función
designativa, que excluye en gran medida aquellas denotativa y conno-
tativa, demandan que los hechos mencionados y su conexión sean ex-
puestos exp!ícitamente en una forma conceptual abstracta: ';... la es-
tructura de nuestra economía siguió siendo la misma." 14 Lo que produce
·una
'
ruptura, característica del periodismo guilleniano, entre la mención
.
dé elem~ntos auténticos de la realidad y la exposición conceptual-abs-
iracta.
Además, Guillén e1nplea, a un nivel secundario, elementos plásticos
imaginativos: ''Como un pulpo gigantesco el imperialismo movió sin
dificultad sus tentáculos"15 ; con lo cual logra repercusiones emocionales
que intensifican el efecto pragmático al que aspira. La imagen del
pulpo, en sí ambigua, es fijada sin equívoco · mediante su acoplamiento
con términos del campo político, tales como "imperialismo". O bien
Guillén emplea imágenes que provienen, incluso en su sentido figurado,
de un acopio de siinbolos inequívocos y comunes al autor y al público
12 GUILLÉN: !bid. •
69
y que, por lo tanto, ya no necesitan del acoplamiento con elementos
auténticos o con términos abstractos. Cuando dice: ''¿ Qué va a decir
el Tío Sam, que no sabemos gobernarnos?"16, no hay equivocación
posible de que el tío es los .Estados Unidos.
El poema homónimo "Cualquier· tiempo pas~do fue peor" 17 co-
mienza y termina con una paráfrasis y refutación del conocido poema
de Manrique:
¡ Qué de_ cosas lejanas
aún tan cerca;
pero ya definitiuamente muertas!18
¿No es cierto que hay muchas cosas
lejanas que
aún se uen cerca,
pero que ya están definitiuamente muertas?19
Otro ·paralelismo es :
El Embajador
Donkey dej6 al presidente
una Nota por
el incidente
de Mr. Long
con Pelo, el estibador.
(Mr. Long sigue mejor).21
70
'
Las estrofas restantes tratan los "buenos tie1npos pasados" de Cuba,
y corresponden a la observación del artículo: ''Hay un corte profundo
entre dos épocas qu~ ningún puente logrará unir. Vivimos en otra
ciudad . .. " 22 No se encuentran otros paralelismos de contenido.
. En otro poema, en "Allá lejos .. ." 28 , volvemos a encon trar casi lite-
ralmente el comienzo del artículo. El poema empieza :
Y en el artículo:
----
21\ GIJILLÉN: art. cit., p. 296.
28 GUILLÉN: op. cit., ps. 259-262.
2~ GIJILLÉN: op. cit., p. 259.
26 GÜ1LLÉN: art. cit., p. 294.
26 GIJILLÉN op. cit., ps. 259, 260, 261.
71
cogía a los altos dirigentes de la política al uso. ¡ Aquí van
a venir los americanos! 27
Mas en contraste con el artículo, el poema no menciona ni centra
la cita de Manrique, la controversia Bonsal-Roa, o elemento de auten-
ticidad alguno relacionado con ellos. En cambio, imágenes secundarias
que aparecen en el articulo, pertenecientes a la serie muchacho-niño-
gentes-grandes-tío (Tío Sam) se desplazan hacia el centro.
El ''muchacho" del inicio del artículo ya no sirve meramente para
determinar el tiempo; él deja de estar subordinado al hecho puro, para
expandirse y llegar a ser la imagen central, y cobrar, como tal, auto-
nomía. El campo de significaciones de que forma parte el "muchacho",
incluye palabras como "niño" y "gentes grandes", mas también denomi-
naciones de parentesco como ''tío", las cuales sin embargo, no se suman
simplemente, sino que se emplean, en una línea ascendente, para la
representación de un proceso.
En un lugar destacado de la parte central se diée:
... un días nos vimos como los niños cuando se hacen hombres
y se enteran de que aquel honorab 1e tío que los sentaba en sus
rodillas estuvo en presidio por falsificador. 28
72
como presidiario y falsificador. El final "hemos crecido" es igualmente
una conclusión lógica que redunda la imagen y la consuma. Así son
aprovechadas· al máximo, por así decirlo, todas las posibilidades conte-
nidas en la imagen. La paráfrasis de Jorge Manrique no hubiera. cua-
drado a esta imagen: ella hubiera desencadenado una fuga de imágenes,
haciendo saltar la unidad del poema. En el marco del desarrollo meta-
fórico en "Allá lejos" hubiera producido un mensaje disparatado:
hubiera querido decir que toda niñez es mala. Los propósitos lógicos
objetivos del articulo, en cambio, conducían en éste a la cita de Man-
rique. A partir de ese segundo elemento del artículo, ·compuso Guillén
el otro poema mencionado "Cualquier tiempo pasado fue peor", en el
que, a su vez, la estructura y la lógica de las imágenes están tan
. unitarias y plenamente agotadas como en ''allá lejos".
Los tres niveles de imágenes estructuran el poema en dos partes de
igual exterisión y complementarias en cuanto al contenido: la primera
plasma el antiguo poder de Estados Unidos y su prestigio, su image
en Cuba y va acoplada con el elemento metafórico "muchacho" ("niño").
La segunda parte muestra la derrota de ese poder y de esa image, y v¡a
acoplada con el ulterior desarrollo de la metáfora "muchacho" al
· "hombre" y con el verbo "saber" en el sentido de "llegar a conocer":
Un día supimos
lo peor . .
Un día supimos todo esto.80
73
2. · Después de cierto distanciamiento en el tiempo, el nexo con . el
intercambio de notas Bonsal-Roa dejaba de ser comprensible, puesto
que el propio evento no se plasmaba en el poema y existía tan sólo
en la memoria del lector. Al no configurar ese nexo auténtico en ei
texto, el poema conserva su validez más allá de la causa momep-
tánea: muestra el proceso de maduración política de la nación, al
fungir de modo denotativo. ..
Supimos ...
Cómo y por qué ...
no son ya de México la viña ni el pomar de California.
Cómo y -por qué: ..
vio Dessalines arriada su bandera en todos los mástiles de
Haití81 •
3. i,a imagen también revela una relación con la. persona del autor.
Guillén nació en 1902, el año de la fundación de la República.
Su infancia coincidió con la del país. Desde ese puntó de vista, el
poema es una continuación de índole autobiográfica del "Cuando yo
era muchacho" con que empieza el artículo. Igual que su país,
él se hizo adulto, reconoció la peligrosidad del imperialismo que se
las daba de buen ''Tío Sam", y se incorporó ·a la lucha de su pueblo
por despojarse de. esa tutela. El mismo Guillén vio un símbolo en
esta concordancia entre el desarrollo temporal de su país y el suyo
propio, coincidencia que abarcó hasta las fechas.
a1 Gu1LLÉN: lbid.
74
Bi poema es una síntesis de su propia madurez mental y política
que lo llevó a ser revolucionario: Sólo entonces fue capaz de des-
cubrir en el hecho político contemporáneo semejante riqueza de
relaciones. Por estar relacionado el poema con i1n sujeto humano,
la referencia a la realidad i:io queda liinitada ni a ]a autenticidad
ni al -campo político, sino que se hace universal. El designado y el
denotado se transforman en el connotado .
.
Esta polisemia se hace posible gracias a la imagen central, que ya
no ~te sino en un plano secundario al suceso auténtico y al con-
.-.•~exto
., . político, y, ante todo, al desarrollo individual de Guillén.
De estas .tres variantes de significado entrelazadas entre sí, resultan
otrás ·variantes del efecto posible:
l. Si el poema es entendido como un comentario lírico al intercambio
de notas, convence al lector, en primer lugar, de la importancia de
este único hecho y lo estimula a apoyar esta única acción del go-
bierno.
2. Al dejar de realizarse esta variante del significado, también deja de
efectuarse aquel único estímulo. El pretendido efecto retroactivo
wbre el suceso único se hace imposible, el influjo en la realidad se
mediatiza; el influjo en el lector, en cambio, será más directo y
·perdurable: ya no se le hace consciente la relevancia de un acon-
tecimiento político sino la del planteamiento político conectado con
aquél. Por esta vía se moviliza al lector a apoyar la Revolución y su
gobierno.
Además, y al igual que en el artículo, Guillén se vale, para su
fin, del tránsito del Yo -que distingue al protagonista lírico del
público- al Nosotros que identifica al lector con el punto de vista
de aquél y que lo convence: "cuando yo era muchacho ... nos
vimos como los niños cuando se hacen hombres." 32 El final es
gramaticalmente una afirmación, pero en cuanto a su función
resulta un imperativo, una exhortación al lector : "Hemos crecido,
pero no olvidamos. " 33
75
:s.· En ·caso de que el poema, debido al olvido de la congruencia temá-
tica y de la eventual autoidentificación del lector con el Nosotros,
se interprete ya sólo como el "caso ~ndiv.idual" Guillén, será en pri-
mer lugar el individuo Guillén, transformado en protagonista lírico,
·el que actúa sobre el lecto! como ejemplo de un hombre política-
mente consciente. El lector reproduce, conforme al ejemplo dado
por el sujeto lírico, el despojo de la tutela de una. potencia ajena
entorpecedora ·del desarrolio propio, y el descubrimiento del ene-
migo enmascarado como hombre de bien.
76
Al producirse cierto distanciamiento temporal y especi::i.t con rela-
ción al suceso señalado, esta asociación inequívoca se pierde, puesto que
el suceso y los .nombres están sólo mencionados, no plenan1ente confi-
gurados en el _texto, y que en la memoria del iector ya no están o no
se encuentran ·enteramente presentes. En la oración que sigue, entre
cuatro element~s auténticos, al menos los nombres "Munson I.,ine" y
''Southem Pacific" ya no son plenamente experimentables por la ,:nen te:
84 GUILLf:'.N
' ·. op. cit.,
· p. 260 .
35 Citado por ANGEL Aucu,R : Nicolás Guillén; n otas para 1<11 estudio bio-
gráfico-crítico, La I·Tabana, ed. Un;versidad de Las Villas, 1964, t. II, p. 24.
77
,
78
a la valiosa vivencia hu1nana de un v1a.1c marí ti1no; por 1an10 pueden....
producir .asociaciones universales connota1·iva1nente.
Mas esta intercainbiabilidad no es absoluLa ni ili111itada. Guil!{·n
escoge lo e_lementos auténticos de acuerdo con su rea! capacidad repre-
sentativa: la mayoría señala el campo económico-comercial (Fruil }uicé .
Company, Cuban Company, Cuban T elejJhon11 ) porq,,e esa d epen-
dencia a Estados Unidos era total y fundamental. Salt;;i a la vist;1, ;.idc-
más, el uso de slogans ("pelota marca Reich", ",apatos vValk 0,·1-r"
"la Castoria de Fletcher . .. " el remedio indicado en los caso,. . . de
enteritis) así como de términos deportivos ("El Cincinnati le ganó al
Pittsburg'') . El deporte y la publicidad descmpeíían un gran papel •; n
los Estados Unidos y, por consiguiente, estaban entre los p rimeros i-t•,1-
glones de exportación a Cuba. En cambio, faltan (\jcn1plo, del a rte y
de la moda: lo que también corresponde a la representación objetiva,
puesto que ahí existía cierta independencia, o sea, que otros p,iíscs ta!cs
como Francia ejercían n1ayor influencia que los Estados '() nidos. (:ui-
llén se limita al campo afín del cine y de la literatura trivial que sufrían,
como es fácil comprobar, un fortísimo influjo nort.ean1cn cano, !-' ciLa
a Nick Carter y a Buffalo Bill.
Guillén, por cierto, hubiera podido sustituir tal v<>z a Nick Cartcr
por James Bond, pero no por la Cuban Telcphonc : esto hubiera alterado
el mensaje. Frente a una docena más o menos de elemen tos econónlicos,
hay sólo dos ejemplos tomados de la literatura trivial: una inve!·sión
cuantitativa de ésta relación hubiera también falsificado el rncnsajc.
Otro límite a la intercarr1biabilidad resulta de l carácter rítrnico y
sonoro de los signos, prescindible Clll el periodismo de Guillén.~7
Con la reducción de la intcrcan1biabilidacl y, con ella, de la pro-
ducción d e ficción_, se limitan a la vez las posibilidades interpretativas
individuales del lector a l nivel de los signos. tste no puede creer nue-
vos significados independientes, sino sólo variant.c:s. 'fambién en el
79
'
'
80
•
INTRODUCCliON
. .
.Bill J. !{arras
TRADUCCION
Celso Morán
Hay en la New York Public Library una copia manuscrita del clia-
·rio redactado por un oficial inglés que tornó parte en la guerra de J 81. 2
en Estados Unidos. El diario abarca un período que va del 27 de octu-
bre de 1814 hasta el 10 de mayo de 1815; describe el viaje desde Ingla-
terra, dando un informe detallado de la derrota britá nica en Nueva Or-
Jeans y otras operaciones subsiguientes contra Mobile; incluye una breve
-descripción de las Bermudas y una serie de observaciones sobre la vida
:Social y política de La I-Iabana, y concluye con el regreso a Inglaterra.
E s lo referente a La flabana -que ocupa veinte páginas de las 136
-con que cuenta el manuscrito- lo que aquí nos interesa. Esta clescrip-
,ción no está incluida en la obra de Rudolfo Tro, Cuba, viajes y descrip-
ciones (Habana, 1950). El autor del diario es Sir John Maxv,ell 'fyldcn,
capitán del 43 Regimiento y senior oficial del departamento del General
.Ayudante en las oficinas del General Mayor Pakenham, en Nueva
Orleans.
Es interesante la cuestión cómo la N ew York Public L ibrar)' adquirió
l á copia del manuscrito. Con la ayuda de Jean R.. McNiece, de la división
81
de manuscritos, ha sido posible reconstruir la mayor parte de la historia
del texto. Tylden tenía veintisiete años cuando, en 1814, embarcó en la
· expedición a Nueva Orleans. Un año más tarde era ya un soldado ven-
cido que se dirigía a Cuba para aguardar allí las noticias de Ja p:iz que
le permitiera volver a Inglaterra. En La Habana permaneció un mes, y
allí añadió al diario sus impi:esiones sobre la Isla. No era su primer
contacto con el mundo hispánico. Había estado con su tío, .el General
Samuel Auchmuty, en la toma de Montevid~o,. en 1807, y también en
la derrota al intentar ·la reconquista de Buenos Aires: Tylden también
había estado en España y Portugal, durante las campañas contra los
•
franceses, en 1813-1814. El diario nos informa de que regresó a Ingla-
terra el 10 de mayo ;de 1815. Se retiró del ejército a la edad de treinta
y ocho años, y se estableció en la residencia de los Tylden en Milstead,
Kent. Los Tylden eran terratenientes, y la familia había estado tradicio- 1
nalmente vinculada al clero y al ejército. Tylden se convirtió en uno de
los líderes del partido liberal de East Kent. Casado dos veces, sólo tuvo
una hija. Murió en Milstead, el 18 de mayo de 1866.1 E!'manuscrito del
diario permaneció en el castillo de los Tylden hasta que un renombrado
miembro de la rama familiar en América, Samuel J. _T ilden, fue á visi-_
tar a sus antepasados y dio con dicho manuscrito.
Samuel J . Tilden era gobernador de Nueva York_y acababa de per-
der unas elecciones a la Presidencia de los . Estados Unidos, tras una
disputada campaña contra Rutherford B. Hayes. En 1877, acompañado
de su Secretario• de Estado John Bigelow, fue . a Inglaterra y Europa, y
se detuvo una semana en Kent al objeto· de visitar el país de sus ante-
pasados. El primer Tilden establecido en América había venido desde
.
Kent en 1630. Segúu los datos proporcionadps por un pariente, el gober-.
nador supo que había tres ramas_de la familia Tilden .. Una de ellas se
estableció en Ifield Court, otra vino a América, y la otra permaneció en
Milstead. La rama de Milstead había modificado el nombre _original
substituyéndolo por el de Tylden. Esta era la rama familiar a la que
pertenecía Sir John Tylden, nuestro autor. 2 Samuel J. Tilden tuvo oca-
a Alexander Clarence Flick, Su,n uel ] ones Tilden, A Study in i'olitical Saga-
city ( Port '\,Vashington, N. Y., Kc1,r, :ki1t Prcss, Inc., 1963), p. 420.
4 Escrito al frente de la copia ,na nuscri ta que está en la New York Public
Librar,,.
G Flick, p . 420.
83
be Tylden "con _tal de disipar el tedio que nos ha invadido después de tan-
tos desastres sufridos por nuestro ejército. Y como empiezo a pensar que
. nada sabremos sobre las últimas negociaciones de paz hasta bien entrado
ei mes próximo, creo que me voy a hacer actor." Al día siguiente escri-
be que realmente teme la posibilidad de que "el Presidente no ratifique
el tratado.'' El tiempo iba empeorando, no llegaban barcos y la alterna-
tiva era "ayunar o comerse los caballos." Cuatro días más tarde, Tylden
viajaba rumbo a La Habana.
.
Sinti6 alivio al contemplar ''el curioso perfil ·de las montañas" cuan-
do detuvo su mirada sobre Cuba por primera vez. La Habana, compa-
rada con el oeste de Florida era "un para'iso perfecto.'' Tylden repite
. > .
lo que todos lo~ visitantes de todos los países han dicho del puerto: que
era muy hermoso y único. Su primera impresión de la ciudad fue que
ésta parecía ser la mejor de todas las ciudades españolas de América.
Con experta mirada de militar, Tylden observó el terreno, los puntos
fuertes y débiles de la situación de la ciudad. Cómo la mayoría de los
ingleses de su tieµipo, ansiaba comprobar la resistencia de los fuertes
-La Cabaña, Morro y El Príncipe- que observó con t_a nta minuciosi-
dad. Inglaterra había tomado La Habana en 1762, y la había conservado
por diez meses haciendo frente a las enfermedades, al clima y a la resis-
tencia española. Después se la devolvió a España
. a. cambio de las Flori-
das. Tylden, recién llegado de allí, de las llanas y estériles Floridas se
refiere dos veces a los acontecimientos de 1762. El espectáculo de La ..
Habana, civilizada y bien construida, probabiemente hizo que reviviera
en él el rencor que siempre abrigaron los ingleses por la pé~dida de Cuba. ·
Gran parte de las descripciones de Tylden han sido redactadas con el
.estilo de un informe, y (quizá) hay en ellas un posible plan de ataque
a La Habana. · ·
La actitud de Tylden y el punto de vi_sta inglés son interesantes. Con-
sidera a ·las mujeres superiores a los hombres. Los balcones que agracian
la ciudad son; simplemente, saías de ·estar donde las mujeres pueden
mostrar mejor su atractivo. Mucho ele lo que vio en las tiendas le pa-
recieron "baratijas". Tylden subraya el atraso de los españoles, quienes
no se ocupaban de explotar los recursos naturales de la isla con fines co-
merciales.' Encuentra que el soborno está muy extendido, y comenta que
era muy raro dar con un español que rehusara una propina. Conoció al
Capitán General.Juan Ruiz de Apodaca, y Jo describe como persona poco •
84
amable (por no_decir algo peor). No pudo entender esto; porque• Apo-
daca había estado en Inglaterra y había hab,lado bien de los ingleses. .
· Tylden señala que el pueblo era alegre y que la ópera y el teatro eran
excelentes. La ciudad no estaba ''muy'~ sucia, y las calles eran amplias.
En-algunos lugares estaban pavimentadas. El agua potable era buena, y
muchas casas exhibían una construcción recia y elegante. El volante,
, medio de transporte característico de Cuba, era cómodo y ligero; el
.ganado era de buena calidad, y la cría de caballos excelente. Le sorpren-
dió que no hubiese mendigos, y reconoce que los cubanos solían tratar
bien a )os esclavos negros. La belleza y fertilidad de los cultivos de la
isla, ·especialmente las plantaciones de café, llegaron a· fascinarlo. Pensó
-que la isla era quizá la más rica del mundo. "Debería ser nue~~ra", dice,
''Si
. .
no la poseemos nosotros, acabará por ser de los americanos".
'
Este es el diario escrito ppr un soldado cuyo país, sólo siete años antes,
había sido el ·enemigo de España .en el campo de batalla y muy bien
podía serlo otra vez. Además de su carácter de espionaje, el texto revela
el punto de vista de un inglés observando desde d entro una i~la q~e, hasta
el día de hoy, h a suscitado el mayor interés más allá del mundo H is-
, .
pan1co.
Lunes, 27. A bordo del Sea Horse, con el Capitán Gordon, ru111bo a
La Habana. Me había enterado unos días antes de que el Sea Horse iba
a zarpar para La Habana con el objeto de dar un descanso a su tripula-
ción. Y también sabía que, en el caso de la paz fuese ratificada, sería el
primer barco que emprendiese el camino ele vuelta a Inglaterra. · Esto
hizo que yo quisiera embarcar con el Capitán Gordon, máxime cuando
él parecía desear en extremo que yo lo acompañara. Pero como yo sabía
que al General Lamb.ert no le gustaba prescindir de ningún oficial hasta
tener noticia cierta de la Ratificación, no quería actuar en contra ele sus
inclinaciones. Por lo tanto, no le pedí que me dejara marchar. Pero ayer
por la mañana, el General supo, a través
. de mi arriigo, el Almirante
. Mal-
colm, que yo deseaba salir con Gordon. Inmediatamente me concedió
e! permiso y me dijo que, si llegaba a mi conocimiento la Ratificación,
podía continuar_ el viaje a Inglaterra. La verdad es que me aproveché
inmediatamente de su favor, y en un momento estaba listo para embar-
car. Subí a bordo ayer por. la tarde. Esta mañana, a las cuat~o, ef barco
85
levó anclas y salió del puerto empujado por una suave brisa del Noroeste.
A pesar de vivir en un ambiente de la mayor amabilidad bajo las 'órdenes
del Almirante Malcolm, debo reconocer que estoy mµy contento de ha-
ber dejado la. isla Dauphin. Allí no tenía nada que hacer. El trabajo de
la oficina apenas si daba para ocupar a una sola persona. Pero, con el
fin de guardar las formas, había que permanecer en la oficina <;!el Gene-
ral Ayudante unas cuantas horas al día. Aunque nadie podría compor-
tarse con mayor cortesía que el Almirante, siempre me sentí como un
intruso. Y aunque no pude dejarlo tras su amabilidad durante el tiempo
posterior a nuestro primer desembarco, tampoco quería continuar con
aquel sentimiento de obligación. ·Además, la idea de que estoy en el
camino que con mayor rapidez puede llevarme a Inglaterra aumenta la
alegría que ahora siento. Porque una vez que me decido a hacer una
cosa, siempre tengo ganas de terminarla. Caso -de que la guerra continúe,
por lo menos habré hecho un viaje agradable, habré visto La Habana
y habré ocupado el tiempo en lugar de perderlo, tal y ccimo sucedía en
la isla. ·Gordon es un tipo excelente. Me siento a bordo perfectamente
cómodo, y me llevo inuy bien con él.
Martes, 28. Latitud, 27. Longitud 85.53. Viento favoFable del Nor-
oeste. Tiempo claro y agradable. Probablemente llegaremos a La Ha-
bana el jueves.
86
mos a las cinco, por la parte alta llamada Cabeza ele Delfín y (:olin:is de
la Silla. Después de habernos acostumbrado a ver tanta planicic, este
curioso perfil de las montañas no sólo es algo con1pleta1nente nuevo.
sino también muy agradable a la mirada. La Cabeza de Delfín es alta_:
y la tierra que se extiende· al oeste se configura en formas curiosas de
pan de azúcllcl" y montículos redondos. A las cuatro de la n1aíiana vi1nos
un velero ·navegando hacia el N.O. Pensamos que no merecía la pena
ir· tras él. A las ocho de la mañana avistamos el Fox y el Vengearice .
. Él primero se dirige a Jamaica, y debe haber sido arrastrado hasta
aquí-por la· corriente: _el segundo está patrullando. Ayer una corriente
nos desvió considerablemente hacia el oeste. No alcanzamos la Corriente
del Golfo hasta la noche pasada. El tiempo es cálido y delicioso.
87
Domingo, 5. La Habana, comparada con el país en el que hemos
estado, es un paraíso perfecto. Uno se siente de nuevo cerca de la
civilización al ver una ciudad bien construida, un hermoso puerto
lleno de barcos de todos los países, un campo aparentement~ bien cul-
tivado, numerosos veleros navegando en todas direcciones, los muelles
llenos de gente: nativos de todos los colores, y vestidos con toda clase
de indumentarias. Por lo que hasta ahora llevo visto, La H abana es
la mejor ciudad española en sus posesiones americanas. La entrada del
puerto es muy hermosa ( es muy estrecha, no más de 200 yardas de .
anchura) . A la izquierda está el castillo del Morro, construido · sobre
roca. Tiene unos 50 pies de altura. Las aguas que lo rodean son tan
profunda,, que los barcos de guerr,i, pueden aproximar la proa hasta
la misma roca. El castillo es viejo y tiene un aire especialmente román-
tico. El ala derecha es baja, y está también defendida por un fuerte.
Sería imposible forzar esa entrada. Poco después· de atravesar la barra,
el puerto se ensancha y aparece fa ciudad, a mano _derecha, con sus
numerosas igle~ias y sus casas de balcones. A la izquierda el terreno
continúa ascendiendo. En lo alto se halla la fortaleza La Cabaña, domi-
nando completamente la ciudad, que está construida _sobre tierra baja.
Una ~iudad española es igual en todas partes: las calles estrechas,
sucias y mal pavimentadas; las casas, con tiendas en el piso de abajo y
yiviendas en el de arriba; balcones para descansar, donde· las mujeres
pueden mejor mostrar su atractivo (porque uno siempre asocia alguna
idea interesante al hecho de ver una mujer hermosa en un balcón).
La ciudad parece grande, y debe contener, incluyendo los alrededores,
unos 150,000 h¡i.bitantes. Al otro lado del puerto hay algunos pueblos.
En conjunto tiene la forma de un pequeño anfiteatro, al irse el terreno .
elevando en todas las dir(}cciones con bancales poco p_ronunciados. En
esta ~poc¡¡. del año todo está verde y tiene buen aspecto.
Gordon y yo fuimos a visitar al Gobernador, Almirante Apodaca, un
personaje con aspecto de mal genio. Después fuimos en un cabriolet
que aquí los llaman volantas, hasta el Paseo: .el I-lyde Park de La
Habana. ·Era tarde y no tuve mucha oportunidad de ver a las mujeres
ni el paisaje. Después fui presentado a dos familias cuya amistad quiero
cultivar, pues, como voy a estar aquí por lo menos dos semanas, quier'>
pasar este tiempo Jo más agradablemente que pueda. Probablement-:!
mañana podré decir mucho más acerca de La Habana.
88
Sábado, 11 de marzo. Después de estar una semana con la expec-
taci6n de oír noticias de América -semana que he pasado con la mayor
ansiedad que es posible imaginar- · apenas si he hecho otra cosa ' que
remar del barco al muelle y del muelle al barco. Por fin hemos recibido
algunas noticias que insinúan que el Tratado ha sido ratificado. Un
bergantín español que había dejado la Isla de Amelia hace sólo cuatro
. días ha llegado aquí esta mañana. Trae la noticia de que, 10 días antes
de partir, el Almirante Cockburn había quitado el embargo, y que el
Presidente había ratificado el Tratado hacia el 20 de febrero. Todavía
no he visto ningunos papeles o cartas. Sólo algunas privadas que han
llegado y que asumen que la noticia h'a llegado ya aquí hace algún
tiempo. Ahora no hay nada que me impida proseguir mi viaje a Ingla-
terra; pero en este 1nomento no veo una buena oportunidad; y como
me gustaría esperar un poco hasta ver si puedo partir a bordo del Sea
Horse, no me voy a precipitar y embarcarn1e en un merc·a nte.
89
pitalarias. En cuanto a los españoles, lo que ocurre en toda sociedad
española: las mujeres encantadoras, y los hombres muy brutos. Hay
una familia inglesa de la que debo hablar y a la que debe- conocerse.
He recibido de ellos la 1náxima atención y
Lunes. Sociedad de I,a flabana . 3 de abril. Sentí n1ucho dejarlos.
Son !11r. y Mrs. Moss. No tienen hijos. Disfrutan de una gran fortun,1
y residen aquí para estar al cuidado de algunas plantaciones de azúcar y
café. Con ellos visité una de estas últimas. Está a unas 15 millas de la
ciudad, y se halla magníficamente situada sobre un terreno alto, COJl
vistas de La Habana y sus alrededores. Desde una colina cercana se
.puede ver el mar; al otro lado de la isla. Un cafetal es la cosa más
bonita, tiene el aspecto de un jardín. Las matas tienen las hojas verdes
y brillantes. Los capullos y las moras rojas son de una belleza fuera de
lo común. Pasé allí tres días, con gran p lacer. No forrnúban10s un grupo
grande pero en ningún momento sentí tedio o aburrin1iento. Porqu<'
cuando unos pocos están dispuestos a estar felices y tranquilos, pueden
fácilmente conseguirlo. La última semana estuvo más anÍJnada que de
costumbre por la llegada ele varios barcos desde Mobile, con tropa.,,
en busca de provisiones. Además, con el final de la Cuares1na, los cspa-
_ñoles organizan toda clase de diversiones. Una anciana Marquesa dio
un baile; los Oficiales de la Armada organi::aron otros dos. (El l{egi-
miento) 35 quería también dar uno. Pero el Gobernador (Dios sabe
por q1:(:) · no permitió que se celebrase en tierra. El Gobernador parece
haber estado invadido por la envidia y el recelo mayores que uno puede
i,naginar desde que llegaron las tropas. .A.. los barcos de guc·rra y los
de transporte que las trajeron no se les perrnitió entrar en el puerto,
y tuvieron que echar las anclas en la entrada, cerca del Morro. El Go-
bernador ha rnostrado una extremada irnpaciencia por verlos marchar.
Se ha portado, invariablemente, con modales poco gratos. Esto es muy
extraño, porque estuvo en Inglaterra por algún tiempo y sie1npre habló
m11y bien del trato que allí había recibido. QuizA pensaba que inten-
tábamos tomar La Habana por sorpresa, aunque es seguro que no podría
haber supuesto que íbamos a intentarlo de una manera tan peculiar y
tan abierta. Aunque es cierto que, según están ahora las cosas, no sería
difícil, porque ellos no tienen más tropas que las precisas para proteger
la ciudad y el Morro. Harían falta, por lo menos, 20.000 hombres para
abastecer todos los fuertes, y ellos no tienen en servicio más de 3.000.
Bien defendida, La Habana sería difícil de tomar, porque se ha forta-
90
lecido mucho desde que nosotros la tomamos en el 62. Se han cons-
truido dos nuevos fuertes. El más grande y más importante está sit1.1ad0
en un alto, frente a la ciudad, en el n1ismo sitio donde nosotros insta-
lamos nuestras baterías. Domina el Morro, y la citidad está a su merced.
No está permitido mostrarlo a los extranjeros, pero yo, de casualidad,
he visto gran parte. Está extraordinariamente bien protegido y tiene
almenas para 10'.000 hombres. Está construido con todas sus defensas
orientadas hacia el interior. Tiene forma irregular. Una torreta, sepa-
·rada de la construcción principal, se eleva en un promontorio, dominando
la fortaleza. Pero por el lado del puerto, aunque el corte de la roca
~ casi pe.pendicular, no sería difícil escalar el fuerte, ya que toda esta
parte carece de defensa. Sin embargo, sería enormemente difícil ro-
dearlo. El Morro domina la entrada; es una construcción antigua,
irregular, y debe caer junto con la Cabaña. La obra más perfecta, e,
indudablemente, la más recia, es un Fuerte al otro lado de la ciudad,
llamado El Príncipe. Su situación es privilegiada, y sería muy difícil
hacerse de él. Pero, tal y como ahora está 20 hombres podrían tomarlo
por sorpresa. Los ·fosos, como en la Cabaña, están hechos en la roca
viva. Y la curvá natural de la colina forma una hermosa .. .
La ciudad está amurallada, pero los muros están deteriorados por
todas partes, y parece que nadie se ocupa en repararlos. En la actua-
lidad, una fuerza muy reducida podría tomar La Habana. Pero si
estuvíesen preparados, harían falta por lo menos de 12 a 15.000 hom-
bres y un apoyo masivo de la artillería. Las fuerzas de ataque deberían
dividirse en dos partes; una parte debería dese1nbarcar en el lado Este,
y la otra bajo la fortaleza El Príncipe, en el Oeste. La primera debería
dividirse, a su vez, en otras dos. Una de ellas debería hacerse fuerte
en algún lugar bien protegido, aproximadamente a una milla de los
suburbios, con el objeto de impedir que llegasen provisiones a la ciudad
y de cortar el agua. Con sólo esta operación, la ciudad se rendiría· ?.n
unas 3 semanas. Las tropas deberían desembarcar en diciembre o enero.
La ciudad es grande y no niuy sucia. Algunas casas son muy buenas.
Las calles son bastante anchas, y algunas están pavimentadas. Hay en
la ciudad una ventaja, única en su género: a cualquier hora y ocasión
una persona puede . alquilar por poco dinero un coche, c¡ue aquí los
llaman volantes. Van tirados por un caballo o mula, y el cochero
cabalga sobre el animal. Y aunque el coche va sólo sujeto por unas
tiras de cuero, resulta cón1odo y conveniente. Los volantes son coches
·9[
ligeros, y tienen cabida para dos o tres personas. Aunque todas las
familias tienen el suyo pz:opio, el número de volantes de alquiler qué
hay en la ciudad y en los suburbios debe ser de algunos centenares.
El teatro es bueno, y el canto mucho mejor de lo que yo esperaba.
Tienen óperas y comedias, alternativamente. La ciudad está bien abas-
tecida de agua, que es traída desde -una distancia de 3 millas por
medio de un canal. Pero la mayor parte de La Habana la constituyen los
suburbios, que se extienden por la llanura en dirección al sur, por más
d~ dos millas, y que parecen estar enormemente poblados. Varias fa-
. _mili<!,s españolas prefieren _vivir a:quí, aunque conservan una casa en el
,-..interior para presumir. Los españoles de aquí tienen modos que no
igualan a los de Montevideo, y las mujeres no son tan hermosas. Casi
. todas fuman y se maquillan la cara de rojo y blanco -y son poco
. liqipias. Como a todas las ·mujeres españolas, les encanta la intriga.
: :~penas si usan el vestido _español. Lo han cambi;ido por la. chillona
. indumentaria francesa, . una moda que detesto. Son alegres e ignorantes,
.afii::ionadas al baile y al arrior. Pero son cortés y afables; y, como. acr1.is-
. tades pasajeras, re~ultan suficientemente amables.
93
calles, en todas las direcciones, que están llenas de tiendas. Cada tienda
tiene un cartel, designado con no muy buen gusto. Esto es algo propio
de La Habana, porque no lo había visto antes en ninguna otra ciudad
española. Los españoles tratan bien a los negros casi siempre, y aquí
parece que ocurre lo mismo. Se ven bastantes negros libres, y, lo que es
extraordinario, apenas si hay mendigos. Los can1inos cercanos a la ciudad
están en buenas condiciones. Pero tan pronto se aleja uno de los subur-
bios, son peores y se hacen difícilmente transitables cuando llueve. Hay
varias vistas hermosas en los alrededores de la ciudad. Desde el Fuerte
Príncipe puede verse la Iglesia de Jesús del Monte. El panorama más
bonito se ve desde las murallas de La Cabaña, cerca de la casa del Co-
mandante.
Martes. Lat. El 4 de abril dejamos Cuba. Contento de navegar
rumbo a Inglaterra ...
94
-
95
•
Calderón, de Alarcón o de Rojas Zorrilla, las que anunciaban como
"comedias nuevas", bien por ser obras de contemporáneos aún no t 0.,0-
cidos del público habanero ( se dio el caso de una obra de Mcratín,
"El sí de las niñás", estrenada el mismo año · en la Habana que en la
Península) , bien por tratarse de obras ·de las qúe se especificaba que
habían sido escritas por un "ingenio" americano, mexicano o haba-
nero, como los casos de "Las damas chasquiadas" (número 97,
Dic. 4, 1791), "pieza nueva por ·un ingenio de esta ciudad", "La con-
quista de San Agustín de la Florida", hecha por un ingenio znexicano,
residente en esta ciudad, el de la "pieza crítica" "Elegir con discreción:
y amante privilegiado" hecha por el habanero Miguel González según,
consta en el número 8, Enero 26 de 1792, o "El cortejo subteniente, er
marido más paciente, la dan1a impertinente" del también habanero.
Buenaventura Pascual Ferrer · (No. 24, Oct. 1790) .1
En el Periódico poden1os ver un artículo crítico sobre lo que llainan
ya "nuestro teatro actual" en que se le hacen reparos a "El Príncipe
Jardinero y Fingido Cloridano" (número 54, Julio 7, 1791 ) , firmados
por "El Viajero" y en donde se señala que la comedia hab1a sido ccle-
.brada en España, las Indias y "la Havana, de donde fue natural su,
autor". ¿ Es que existía algún motivo para hablar ya por esta época de·
"nuestro teatro"? Por lo pronto vemos entre los reparos que hace "El
Viajero" á nuestro Fingido Cloridano la excesiva liberalidad del len-
guaje y conducta de la <lama enamorada. Y echa de ver también en
"El D'iablo Predicador" (número 56, Julio 14, 1791) lo que llama "la
monstruosa mezcla de los personajes introducidos en esta comedia",
haciéndonos sospet;:h~r en estas dos nota,s de liberalidad y niezcla la po-
sible presencia ya de lo criollo incipiente. La .elección misma de los
temas, la preferencia del público por unos sobre otros, revela ya mn<·ho
_del gusto local, aún tratándos.e de obras extranjeras. Por lo pronto
vemos, al rep~sar estos repertorios, una afición seria que ya puede
tomarse en cuenta, pues no se sabe hasta qué punto pueda hablarse
de teatro hasta entonces. Las primeras manifestaciones dramáticas de
que dan cuenta las Actas del Cabildo habanero y que no eran sin0
meros auxiliares de las festividades religiosas1 . como la del C:orpu~
97
a instancias del Marqués de la Torre. Arrom recoge, con respecto a la
construcción de este Coliseo, algunos datos curiosos. Parece ser que el
Obispo estaba interesado en hacer una Casa de Recogidas, no· un Teatro,
·y que el pueblo quería l'eatro, no Casa de Recogidas, a lo que intervino
el diplomático Marqués proponiendo hacer el Teatro para con sus fun-
ciones recaudar fondos con que sostener la Casa de Recogidas. Salo-
mónica decisión que fue celebrada por Obispo, Pueblo y Marqués.
La Habana se benefició con un hermoso edificio cuyo buen g_usto elogió
Humboldt y del que decía Bachiller y Morales que parecía, por su
curiosa forma, "un buque con la quilla al ciclo" ( Paseo Pintoresco jJOr
la Isla de Cuba) . ·
La revisión del Paj)el fJeriódico, de su sección fija "Noticias parti-
·cularcs de la Havana", refleja de un modo fiel e inesperado todo el
movimiento de la ciudad en su fin de siglo: las noticias de teatro vienen
1nezcladas a los anuncios de ventas de esclavos, la pérdida de un:a ex-
quisita sortija "del tamaño de un huevo de paloma, fondo azul turqú!,
con un círculo de brillantes" aparece junto a la pérdida de un negro
· de nación gangá o de nación Mina con ·horribles .cicatrices en la cara
o en la espalda. Junto a la romana para pesar el ~zúcar o. el anuncio
de la venta de dl)S bueyes bermejos, el exquisito clave o los "reloxes"
de 'sobremesa con 1núsica de ·órgano. \ Ternos que en el teatro anunciaban
también óperas como "Zemire y Azor", en cuatro actos, traducida al
castellano. "La música es de Creteri, será adornada de varias· mutaciones
y vuelos, y particularmente en el tercer aGto se verá úna mutación de
Espejo Mágico dentro del cual habrá tres personas que cantarán un trío
Se adorna,á esta función con un bayle grotesco. En el primer intermedio
se tocará el armónico instrumento de vasos, y en el segundo un con-
cierto de fuerte piano intitulado Los enre_dos de los denionios compuesto
por Mr. Fallotico." · ·
Este Mr. Fallotico puede ser el Joseph Fallotico q ue aparece men-
cionado en números posteriores ejecutando ~n la Plaza de Toros fuegos
artificiales, al parecer hombre de bien variados méritos. 2 No sabemos
si se trata de un nombre real o ficticio pues en él Papel Periódico
. ~ En el No. 86, Oct. 27, 1791 aparece anunciada "una famosa zarzuela por
e.l Maestro D. Joseph Fallotico". En el No. 93, Nov. 20, 1791, aparece el nombre
de "la grande Sarzuela": "El Alcalde de Mairena".
98 ·
·,.
99
an\lnrian en la misma página fa '\'C:'113 de UN! \U'IU oon una irr..agen
de b Con«pción y la , ·ctita de ltC$ tq'f()I Qk&er05. ¿C6mo uplic..'\r
el eo:'ltrapu:,to del editorial punti~ en i:i~tcrl:t de retórica o latine-,,
el a:tíwlo motalrtador in!?cxiblc en .i:natr1ia de costumbres y C!Sl:u
•~oti6.u ¡>2r1icnl11.re.. de la Ha'\·ana'' en qt,ic st vwdcn dos 1tegro, y
vario,.,mueb:.cs "a p'n,ci0$ cómodOJ:" y "todo cor: equidn.d" )' c-n q,u,·
-ptOmC$a.inaudica- se oos dioc qllc "Oorlll ~farb. JoJCfina de la RO;Sll.
viuda de Dricm P«lro Bntcrrtt.hea, dar.i r:lió11''. (_Qu6 "r;ilté,n" ,e podría
da.r de todos estos hechos paniwlam de fa Hab:uu de! 18, en donde
oturrllln ~ un a.trabillariu c·omo q11c $C ptrdiC$Cll, como qu.icn
pictde m1 lllíllf".r, d05 ba.rriícs de. h/Uin,11. o dos buC')'CS, o un calesero,
o un rop6n de cs:topiU¡l en plena (A.Ue o dos cudtar.u de pl;ua? (.Cól~
.,dar ruó:,'', como $C dccfa a pf'()¡)6sito de \"(!IIW, alqui.lerts y pérdidas,
de e,.•aluar el\ la niisma $um;1 un negro ' 'sa.iio )' sin tnchll.$'' y wt da,·e
ffÍuy cxci:11isjto? cQué de r~tr.uio podia. lcner ene amor a ht reptutn•
u.C.6."I y :l la fan:a, cita riql.lC~ de vid:i. tc.Ural en ~io dt tuia 9ocied:11d
como Wa? Los cont!nl)()S icud6nimos del Papd Pe,iódko ya da.n idea
de eta cspec:ic 4e• gt1)e:ral Cr\Jl)M(:.Sr:uniento, Po, moment08 se tiene l.1
im~ leyendo C$1ti r~lieas y c1>n lr,u-réplieu por mi:xi~ ~no.In,
firmnd.u por &l POOf'e Pcrq:rino <> por Ftwonio de Lan.u, o a\ln con
simples in!:cia~, de un enorme 00.ilc de diffraccs C1> d que nadie
p~ n ~ m '\'cnl.ade.ro ros1ro.
l .a rc.laci6 n de bs obr2.J tt:pres.t.nt.1.CUS en l.:t Habana J\'SÚ:l'l c.:10t
a.ooncios del Po~I Pui&di-to nos l'C'\·ela que el movimiento tcatnl foe
decreciendo de lo, :i.ñol 94 a} 1800, volviendo a inc.rementarse después.
ea,.¡ todos lo, dwlo,, acom¡>3ño.dos de 1ui f« hu (v&..~ la rd.11ci6n de
c.,bnl~ al fioál d e ote tnbaj,o) J'C\•elan que el 90, 91, 92, ÍlM:ron 1uiót
de m,ich:i mayor a1,im.1ei6n 1c., 1raL &a el 9-t hay ¡)ooo. En el 99 cMi
nada. MuebM ni-U mJ1,oa,:u., ~pccukukK cirQC~ ootridt1. Y ~m
gwco muy i;g:10 18 por ma.c!:u· am y mtt..linica, reloj y c.."j;t. de (él(1iS<:.,.
gusto pOT Cl10$ ingenuos tr.onbjes mew'nicot: ..una má.qui~ péric-2
qu,e imi1.a u 11 fuego rutu.ml Un pólvora r sin !lu!oro y ttprc:stn12 100:u
W L'"m:1.$ 4e bs Monarqub, de ~11op:1 <»t1 ~IS J11utacionci de color",
gusto por !Of fu~ de 2rtifie:O y por 10$ "fuegos m:uemA1icos"• .&a el
9+, u:1 gr,m acontceimitnto: el TQ1ro M cotl1i<» (nú1nt:To 2.5, M:u,eo 27,
179+) que ll~a a la H1t~na con gran e1.trépito de anuncio,, $(' t~taba
jle-un teatro _e n que, sobre un:1. p!:a1a!orma de 36 pies 4c lugo $oC movb:n
mb de 3,~ fiP™· El número 26 de MatW 30 dcl 9J·:uu.1nti~ su
11)()
ap~rtura Y. el número 29. del mismo afio se· nos dan todos los· de~lles:.
la representación sería "en la casa de Don Bias Vázquez, esquina· opuesta
. a la. del .
Monasterio.
de Santa Clara que mira a Belén" y se nos da la
_perspectiva del Teatro que ofrecía a los ojos "un pórtico de orden
éo~inthio con columnas torcidas o salomónicas guarnecidas de fÓllajes
..
de. .
oro"
'
y bajo los pe~estales cuatro figuras alegóricas en medio de las
'
•amias
.: . . de San Juan de Jerusalem. . .
Después de· la· Obertura, la éo'rt¡na
:se. levantaba y el orador anunciaba el Acto primero_. Contamos pues
. cori ·Ja minuciosa descripción de ·todos los actos de esta curiosa ·obra
·qu:e no~ deja ver de pronto, .como a través. de un agujero de telóri, una
· representación habanera de · finales del 18. La pobreza e ingenuidad
de los recursos e~cénicos era. s6lo comparable a su arrojo y ambición.
La pieza abarcaba clesde el valle de· Josaphat hasta los movimientos
'del ·sol "corriendo sobre su esfera", haciéndo su curso tras los ·vapores
/ ¡~e exhal~ la tierra. Se percibe '. 'en..el leja_no''. a unos peregrini>s visi- ·
·tanélo Íos parajes santos y, de pronto, toda una bo~rasca con espantoso
ruido de truenos
. . . - y rebrillar de relfunpagos . .El anuncio prosigue: "Los.
astrónomos vienen a examinar estos fenómenos. El valle . parece en
tiniébÍas. Una lluvia de fuego cae sobre la ciudad desdichada.de Jeru-
salem que la destruye. Vacila, haciendo un ruido horrible, y se hunde
en el abismo". Se ven sus destrózos humeantes y a la vista aparece la
, '
ciudad cayendo ·bajo sus ruinas mientras uno de los astrónomos co-
•mienza; «Triste Jerusalem, madre de las Naciones, otra vez tan cele:
b:rada ..." Parece se·r que. esto de la ruina de · Jerusalem era un tema
·a:1 que se resistían mal los "ingenios" de toda época pues ya hay° otra
ruina o auto de !a "Destrucción de Jerusalem" representa-da allá por el
'1678, suponemos que con menos e.;trépito, y una "Ruina e incendio de
Jerusalem" puesta en un teatro de madera que poseía el Hospital· Real
.de Indios de México de un tal Eusebio Vela en cuyo estreno en _1722,
-nos cuenta Arrom en su estudio E( teatro de Hispanoamérica en la
época colonial que fue acompañado por la. obra "Aquí fue Troya" y
que el teatro ardió también el día de esta representación uniendo por Jo
visto sus ruinas menos venerables a las de Troya y Jerusalem.
El acto segundo de esta obra cuyo argumento nos cuenta el Papel
Peri6dico, no cede en nada al primero en cuanto a desconocimiento de
todos los obstáculos imaginables en obra de complicación semejante.
"Aquí se representa la visión del. Profeta Ezequiel. .. " dice tranquila-
101
mente el anuncio, no arredrándose ni en presentar el ángel de la trom-
peta del Juicio, mar y viento embravecidos, horrorosa tempestad, caño-
nazos de socorro, marineros devorados por monstruos marinos o ani-
quilados por el rayo. El anuncio advierte que esta escena ha tenido
mucha aceptación por el público "por lo natural que ha hallado la
imitación del naufragio y la tempestad".
En los números 32 y 34 de Abril de 1794 aparece la descripción
de los actos tercero, cuarto y quinto. El tercero es ya el frenesí: "El
cielo se abre. Una gloria inmensa baja de los cielos. En el medio, y
sobre el Arco-Iris aparece sentado el Divino Juez acompañado de la
Corte Celestial y de los Doce Apóstoles destinados para juzgar a las Doce
Tribus de Israel. Aquí se distinguen todas las Naciones no sólo por
los vestidos sino también por su rango y dignidad." No imaginamos que
pudieran bastar ni siquiera las 3,500 figuras para semejante espectáculo
que no excluía ni a las "celestiales inteligencias" separando a los malditos
de los predestinados a la gloria. Al final el Papel reproduce parte del
diálogo de la escena del mal hijo que se queja de su progenitor: "Ay
Padre mío, que me huyes" ¿ Cuando he perdido a Dios debo perder a
vos también?" mientras un espíritu celeste se acerca al viejo, lo corona,
y se lo lleva "al seno de la Gloria". ·
'El acto cuarto va, si es posible, más lejos: "La gloria vuelve a subir, . .
la mar se descubre en el fondo del teatro" y aparecen monstruos
marinos transportando a los condenados y aún una escena extraña en
que las serpientes, saliendo de sus cavernas y de los peñascos, se arrojan
sobre varias mariposas. El Papel vuelve a afirmar que la mecánica de
las serpientes está "executada con tal equilibrio y precisión" que el
espectador ha' estado muchas veces en la duda de si se trataba de
cuerpos artificiales.
Por último, en el acto quinto, una curiosa Escena de los injustos
en que aparecen la impía Jezabel, el rico avariento y el pobre Lázaro
y sus respectivos castigos, con esta anotación: "Después de estas últimas
escenas, el _Todo vuelve a su primer Chaos al fin de la tragedia". Del
caos a la gloria, nada como se ve, eludía la ingenuidad . de este teatro
cuyo anuncio terminaba con una exhortación· a la piedad y caridad con
los ·semejantes y el anuncio de la venta de una negra ladina en 320 pesos.
Al final, la aclaración desconcertante : "En casa de Doña Josepha
Ai;itonia _Barea darán razón".
102
..
103
Hay a veces en los títulos de todas estas obras la misma s~til in-
consecuencia entre uno y otro extremo. "La conquista de Florida y
más dichoso español", "Ponerse hábito sin prueba y guapo Julián
Romero", "Acrisolar la lealtad a la vista del vigor por fama, · padre
y amor'', o éste: "No ·hay traidor sin . castigo ni' lealtad sin lograr
premi9, Mescenio y Flaminio en Roma" o "Para acrisolar su honor
competidor, hijo y padre". Junto a las fábulas y cuentós del Papel
Periódico, sus "anécdotas inglesas" o "noticia extraña de una Mujer.
.moza que envejeció de pronto y volvió a rejuvenecer" que recuerdan
los "exemplos" del Infante Juan Manuel, esta cruda realidad de una
Habana primitiva, con calles que se llamaban del Atahud o del Horcón,
calle del Compás ·de Santa Clara o Callejón de la Pólvora, por donde
podía transitar una volanta pintada de azul; "dorada la caxa y _el
juego- de encarnado" o una calesa "vestida de terciopelo carmesí con
fleco blanco". Calesas fem~ninas pintadas a todo costo, "con países
muy finos en las conchas y guarniciones de oro bruñido". Teatral'
Habana como de telón 'pintado, con esclavos de verdad, negros .de
nación bibí con un agujero en la oreja para arete y rayas en la frente
-¡ los carrillos, esclavos que no saben decir sino que él se llama Joseph
y ella, "negrita ladina", se- llama Escolástica, que no pueden decir
"quien es su amo" porque nadie puede saber semejante cosa, y a los
que hay que identificar más bien porque uno va vestido de cañamazo,
roto el calzón por las rodillas, o ella lleva saya listada azul y blanca,
mantilla verde con guarnición de tafetán encarnado y siempre el ·detalle
horrible, revelador: "un dedo del pié izquierdo cortado". Vemos los
pesados y sólidos muebles coloniales, alacenas y cómodas_con herrajes
de plata, escribanías "grandes y hermosas" junto al objeto-joya, el
relicario con su "lazo de tumbaga" o los zapatos de Jamé de plata
"con hebillas guarique~as". Y vemos en el de1;ajuste e irrealidad de
este escenario pequeño importado y la vasta y desamparada realidad
antillana algo como teatral o fantasmagórico, como una mutación de
Espejo Mágico. Nos enteramos que las mismas corridas eran tambjén
un poco espectáculos circenses, y que de un toro se dice que lo lidiarán
"con caballos burlescos", así como que a ·aquellos habaneros podía
anunciársé!es, como •diversión suma, que un'. viejo limeño de 81 años
con un par de grillos en los pies subiera la soga· al palo ensebado.,y
"por .el mismo orden la. baxara". Nos enteramos que los "havanos;'
no ..4ecjan ya bufonada ~que los bufones_ lo eran <,le los _re~~ sino
104
chirigota, término más deliberadamente burlón e intrascend~nte.
Vemos que al artículo sobre la utilidad de la "Chímica" y los pro-
gresos científicos sigue el imperturbable: "T oros mañana viernes".
Vemos que una palaciega araña de ocho luces de primorosos cristal~
abrillantados podía comprarse pagándola en azúcar de bueria calidad
"dos tercios blancos y uno quebrado". Y junto a la venta de un niño
•
bozal de 8 años "con un cañamazo nuevo y una oreja mocha" vemos
la flamante · máquina périca que dejaba ver "el gran puerto de Vene-
cia", "una hermosa Alameda de mucha vista", "el Palacio iluminado
del Gran Emperador de China". "Dos estatuas, paradas sobre una
• mesa, contextaran a quanto se les pregunte".
l 79O '
105
NÚMERO 7, DICIEMBRE 7:
179 1
NÚMERO 2, ENERO 6:
1. Loca, cuerda, enamorada, y acertar dónde hay error. [Benavides]
2. Lograr el mayor imperio por un feliz desengaño. [Moncín)
NÚMERO 9, ENERO 30 :
6. El Monstruo de la foºr tuna y lauandera de Nápoles Felipa Catanea. [Calde-
rón, Montalbán y Rojas Zorrilla]
106
13. Las Vivanderas ilustres. [Valladares]
1'k El Ciego burlado.
15. Segunda parte del Conde de Sal daña. [Cubillo)
107
NÚMERO 39, MAYO 15:
32. L11 Batalla de Pavía. [Monroy]
{()8 .
50. La Más heroi.~a piedad más noblemente pagada. :[Mondnl ·
51. Elector de Saxonia.
59 . L a J acoba. [Comella]
63. Las Glorias del Rey Fernando y conquista de: . : fUn IngenioJ
109
NÚMERO 78, SEPTIEMBRE 29·:·
·67. El Encanto por los zelos )' Fuente de la Judía. [Monroy]
11.0
..
NÚMERO 96, DICIEM BR E 1O.: •
86. La Opera Z emire y Azar o el amor de un padre )' deber · de una hija, ·
música de Creteri. [Grétry]
1 79 2
NÚMERO 1, ENERO 1:
NÚMERO 3, ENERO 8:
4. Andrómac.a y Pirro. [Cuznplido)
NÚMERO 6, ENERO J 9:
8. Herodes Ascalo11ista. [Lozano]
111
9. La Viufl·a ,gadita,ui. [A.]
•
NÚMJ/.RO,
,
40,
. ,
MAYO
.
17: . ..
34. Gusios y disgustos son no máf qÜe i1naginaci6n. ·¡calderón]
114
NÚMERO 81: OCTUBRE 7:
.
58. A el amor de madre no hay _quien lo iguale, An¡lr~maca. y-.Pirio ..
[Cumplido]
1 7 9 3
NÚMERO 26, MARZO 31:
· · 1. Los Encantos de Medea. (Comedia) {Rojas Zorrilla]
115
2. Resucitar con . el ag_ua. [Lanini 'Sagredo, José Ruiz y,. Jacinto Hurtad9 -·,de
Mendoza) ·
3. El Robo de las Sábínas. [Juan Coello Arias]
1 7 9 4
Nota:· En los años 1795 y 1799 no se anuncian ·obras de teatro en el Papf.l Pe--1
ri6dico.
1800
. . . .
NúMERo ·89, Nov1E!IIBRE 30:
.
1. ~¡ Casamiento po, fuerza. Coinedia:. · [Diez González]
2. El Dormil6n,· Sainete. [A.)
3. A riadna. Opera fran•:esa.
NÚMERO 90, DICIEMBRE 4:
.
+. El Casamiento. . . (~epetición.) [Die:¡: González]
5. El Page dormilón.
1.17
1 8 O1
118
1802
NÚMERO 3, ENERO 9:
1. El Severo dictador y vencedor delinquente, Lucio Papirio )' Quinto Fabio.
(Comedia heroyca en tres 3.'; tos.) [Ramón de J:1 Cru1.]
2. El SeñMito enamorado. Sayncte.
3. La Gran Cenobia. Comedia. [Calderón]
1·. La Muger i1npertinente, el marido más paciente )' el cortejo subteniente.
Saynete, [Buenaventura Pascual
• • Ferrer]
5. Marques de 1'ulipano. ( Opera en dos actos.}
6. El Despecho anHJroso. ( Comedia en dos actos.)
119
.. NÚMERO 63, AGOSTO 8:
20. La Moscobita sensible. (Comedia heroica en tres actos·. ) · (Comella]
21. El Abate· y el albañil. Sainete.
.
NÚHERO 64, AGOSTO 15:
22. Un Montañ, z sabe bien donde ·61· za;ato le «'Jlrieta. (Comedia de ,figurón
en tres actos ..) [Moncín]
•
23. El Caballero de Medina. Sainete. [Ramón qe la Cruz]
· 120
•
NÚMllllO 82, OCTUBRE 21 :
39. Raz6n, Justicia y Honor triunfan del tnayor valc>r, Alexandro en Escutaió.
Comedia. [Calvo de Barrionuevo)
40. El Perlático fingido. Sainete.
41. Carlos Doce Rey de Suecia, Tercera Parte. (Comedia en tres actos.i
[Zabala]
42 . . El Amor patriótico.
4 3. La Sir ene de Tina.~ria. (Comedia de canto o Comedia de Besamano.)
[Diego de Figueroa y Córdob,i]
44. Los Pages golos~.t. Sainete. [León Marchante]
12!
57. El Mariscal de vzron. Con1edia. [Montalban}
58. El Asaeteado. Sainete. [A.}
1 8 O3
;'iÚMERO 2, l\NERO 6:
1. Koulica.11, Rey de Persia, segu.11da parte. Comed ia. [Moratín la da co,no
anónima o no identificada]
2. Los Cortejos burlados. Sainete.
3. ,Vo hay con la Patria venganza, y Tem.!stocle., en Persia. (Corncdia en tres
actos.) [Cañizares]
4. Los Locos. Sainete. [A.]
~ÚMllRO 4, llNERO 13 :
NÚMERO 1 J, fETlRGRO 6:
12 . 1:/ a,nor de n1aclre no hay afecto que le ig11a/e, Andrónlica ? Pirro. ( Co-
1nedia en tres actos.) [Cumplido)
13. El E., a,nen de hurtar y Bisconde de la honibll . (Repetición, pero se lm
al ter ad o el tí tu lo.)
NÚMERO J2, fEB R'ERO 10:
14. Numa11cia destruida. (Tragedia en cinco actos .) [López de Aya!~]
15. El Señorito e11amora.do. Sainete.
16. La Fingida enferma por amor. ( Opera en castellano, moderna ¡occsa,
en dos actos.)
17. El Gorrión, ó Polilla de las casas de café. Sainete.
123
43. A mo y criado en la casa de 1•inos generosos. Sainete.
44. Los Pages de Federico, Augtuto y Teodoro. (Pieza n1odern·a en dos . actos. )
[Rodríguez de Arellano]
45. Los Esclavos feli,ces. (Opera en un acto.)
46. Las Q 'u atro naciones o Viuda sutil. Comedia. [Valladares)
47. El Payo de la carta. Sainete. Uuan González del Castillo]
1 8 O 4
NÚllUlRO 2, EN ERO 5:
1. El Hombre agradecido. Comedia. [Comella]
..2. . El' Almacén de novias. Sainete. [Ramón de la Cruz]
3. La Florentina. Comedia.
4. El Chasco del sillero o segunda part e de La Loterla.
{24
'
22 . No hay burlas cori el amor. (Comedia de gracioso y graciosa.) [Calderón]
23. El Hidalgo de Baraja;. Sainete.
NÚMERO 34, ABRIL 25:
24. La Jacoba. (Comedia ·moderna en •: uatro actos. ) [Comella]
25. El Marido sofocado. Sainete. [Ramón de la Cruz]
1 8 O5
125
'
127
. .
propia manigua, perdiéndose todos rastro de ellos" ,2 sin contar los que
cayeron en manos del enemigo, se hizo muy difícil recopilar · 1os nom-
bres de todos aquellos abnegados y ·anónimos combatientes, desapare-
cidos en el curso de la contienda.. Es por esto que en el "Escalafón del
Ejército Libertador d.e Cuba hecho por el General Carlos Roioff", sólo
aparecen 4,786 muertos comprobados, contra 69,782 hombres en filas.3·
La desproporción entre ambas cifras salta a la vista .. .
··--
2 LE Rov y GÁLVEZ, Luis F. "Diario de campaña del comandante del
ejército libertador Herminió Gar:ía .Alemán". En: ·R-evista de la · Bibliot, ca
Nacional'·"]osé Martl"; · enera-abril 1969, p. 160. · · ·, · · ·
.
3 COLLAZO, ENRIQUE. L11 r.,urra en Cuba, La Habana, 1926, • p. 49.
.
4 l bldem, p. 50.
. .
A_ Ibldt m; p. 51.
.J 28
De acuerdo con este estimado del General Collazo, el E~rcito. Liber-.
tador, perdió en tres años y medio de guerra, aproximadamente . el 50% .
de sus efectivos, lo que creemos inás ajustados a la realidad. ·
El Dr. Benigno Souza ·-uno de nuestros historiadores que mejor
dominó ·el tema de la_guerra de 1895- opinaba que el Ejército Liber-
tador contaba · con "mucho más de cien mil hombres" ar terminar la
Invasión, lo que explica, que "después de _más de tres años de guerra
incesante, después d~ las muertes en el campo de batalla, o fallecidos
en los sórdidos ranchos, pomposamente bautizados como hospitales, 1-d\:
las presentaciones de enfermos, de caquécticos, de inútiles, de pusiláni-
mes ( todo el mundo-'no es héroe), al cabo de esos tres años, aún con-
taba el Ejército Libertador, tal como aparecen en sus listas en ese Libro,
con más de sesenta y nueve mil hombres".º
En otra de sus obras, el Dr. Souza entra a comparar las pérdidas de
' .
la oficialidad del Regimiento "Calixto García", con las que presenta
Roloff en su "Indice" -aunque aclara que éste dé "una cifra de muer-
tos inferior a la real"....:... y encu~ntra- que dicha unid¡td perdió entre mar-
zo de 1897 y el final de la guerra casi el 79% de ~u oficialidad, mien-
tras que la totalidad del ejército en toda la contienda sólo aparece per-
diendo el 19.5% de la misma.7
. Si recurrimos a las cifras de la Comisión Liquidadora, con el propó-
sito de conciliar estas diferencias, se complica aún más la situación.
Según la Comisión, el cuerpo de oficiales del Ejército Libertador estuvo
compuesto por 5,736 hombres, de los cuales murier,on en campaña 938 .
-de la exactitud de estas cifras hablaremos posteriormente- los que
representan un 16% de dicho cuerpo de o1iciales.
Las cifras referentes al "Calixto García" están bien sustanciadas por
el Dr. Souza, pero nos parece lógicamente imposible que la oficialidad de
esta unidad, en el sólo transcurso de 17 meses, •haya tenido un promedio
I
129
habanera, así lo explican, pero sí creemos que ese 19.5% que refleja el
"Indice" d~ Roloff - y x.nás aún el 16o/o de la Comisión- es muy infe-.
. rior a la realidad, que debe hallarse en un punto intermedio. qué, como
ya clijimos, debe ser el 50%, ya que es lógico que sean semejantes las;
pérdidas del cuerpo de oficiales a las de la totalidad del· Ejé~·citó.
• Para quien esté familiarizado cori nuestra Guerra d~ Independencia,
el estudio. del Indice de Defunciones de Roloff, le colma ·de sorpresas;
en el no aparecen figuras conocidas y destacadas por una razón u otra.
Sistemáticamente se eliminó a los que sufr_ieron el ·castigo de la justicia
mambisa, como si aquellos hombres no hubiesen l?ertenecido al ejérci'to
hasta el día de su ejecución y así ... numerosos casos más.
Todo lo anterior nos llevó· a. realizar un ligero sondeo, con el objeto
de ver hasta qué punto era incorrecto el tantas veces citado Indice y obte- ·
ner -de paso- algunas cifras, que por lo reducido de la muestra, no
serán indicativas, pero sí un elemento más a la disposición de los fúturos
historiadores de aquella guerra.
•
Con este p_ropósito hicimos una búsquéda en diversas obras, no de las
más voluminosas y documentadas, para que no nos abrumase la cantidad
de mambises "desconocidos" que. seguro encontraríamos. Así obtuvimos ·
las cien fichas siguientes:
- - - , ANDRÉS. Mulato, soldado de las fuerzas del 4to. Cuerpo¡
8
murió en la acción de la "Loma de Lobatón",
. el
. 25 de julio de 1896.
AcHoN, Lurs. Natural de China. Sargento en el Regimiento "Calix-
tc García", (4ta. Brigada, 2da. Divjsión del Sto. Cuerpo) . Murió en el
·combate de "Flor de Mayo'', el 14 d·e mayo de 1898.9 •
130
AouIAR, L. Teniente en el Regimiento "Calixto García", ( 4ta. Bri-
gada, 2da. División del 5to. Cuerpo). Murió en el combate de "El Brujo"·,
el 31 de marzo de 1897.11
AouILAR, ANTONIO (Maceíto). Subteniente en· las fuerzas del ler.
Cuerpo . Murió en el combate dé "Jobito", el 13 de mayo de 1895.12
13i
BENAVIDES, FLORENCIO (El Mayaricero). Pertenecía a la Brigada de
Alto Songo, mandada por el Coronel Benigno Ferié, y murió en el com-
bate de "Los Pasos", Mayarí, el 28 de febrero de 1895. 19
.. -BERMÚDEZ Y LÓPEZ RAMOS, ROBERTO. Hijo de Juan Bautista y Ma-
ría de los Dolores, casado, blanco, de 26 años. Brigadier General. Fusi-
lado el 12 de agosto de 1898, por sentencia de Consejo de Guerra de
Generales, que le condenó por asesinato. 20
BoLÍVAR, ARTURO. Capitán Ayudante _del L ugarteniente General
Antonio Maceo. Murió en el fuego de "Loma Redonda", P. del Río,
el lro. de mayo de 1896.21
132
CLARO, LÁZARO. Capitán en la 2da. División del 4to. Cuerpo, fue
fusilado por traición, a mediados de 1898, por sentencia de Consejo -
de Guerra que le mandó a formar el General Monteagud9.27 · ··
133
DEPESTRE, JusTo. Murió a manos de la guerrilla de "La Sabana",
Camajuaní.85
. DÍAz, ARTURO. Pertenecía a las fuerzas del 4~o. Cuerpo y murió en
la aéción··de º"Loma de Lobatón", el 25 de julio dé 1896.3 º
. .
DÍAz, DESIDERIO. Soldado en el Regimiento ·"Calixto García" (4ta.
Brigada, 2da. División· del 5to. Cuerpo) . Fusilado en cumplimiento de
sentencia de Cqnsejo de Guerra, que le condenó por robo, en julio de
1897.87
DÍA2:, SIMÓN. Cabo en el Regimiento "Calixto García" ( 4ta. Briga-
da, 2da. División del 5to. Cuerpo-). Murió en la acción _de "La Cunda''
el 8 de mayo de 1896.ªs
División
.
dei
.
2do. Cuerpo
. .
y murió en. la acción
' .
de "Solís", Bayamo, el
19 de marzo de 1895.89 ·
D"uVERGER, ARc10. Coronel veterano de las anteriores contiendas lle-
gó a Cuba e~ la expedición Maceo-Crombet. _Murió en ef. reñido com-
bate de "Arroyo Hondo", Guantánamo, el 25 de al:irii de 1895.4º
E?HEVARR,~A, RAM6N .. Ahorcado _por_ sentenci~ . del Consejo de Gue-
rra · que le formó el Coronel Leoncio· Vida), por asalto y róbo. 41 .
EcHEVARRÍA_, TEoooRo. Hermano del anterior, fue ahorcado, tam-
bién por sentencia del mismo Consejo de Guer~a. 42
EsTIVE, LEONCio , (El Congo) . Capitán, Corneta de · Ordenes · del
Lugarteniente General Antonio Maceo. Incorporado el 24 de febrero
134
•
....
43 Op. cit. (12), p. 106.
44 Ibídem, p. 146.
4G O p. cit. (8),p.173y203.
46 O p. cit. (12), p. 85.
47 LAvÍN,ARTURO G. "Ascendientes y Parientes de Figarola Caneda". En:
Revista de la Biblioteca Nacional, La Habana, ener:o-~ano 1~52, p. 153.
•s Op .. cit. (8), p. 243.
•9 Op. ,cit. (12)
135
GÓMEZ, JosÉ. Capitán Ayudante del Regimiento de Infantería "Mon_
cada" (2da. Brigada, 2da. División del ler. Cuerpo) ; murió en la batalla,
de "Peralejo", el 13 de julio de 1895.5º
GóMEZ TORRES, FÉLIX. Pertenecía al 4to. Cuerpo, hecho prisionero
por los españoles, a principios de 1897, fue fusilado en Reme dios.ú 1
GoNZÁLEZ, ANGEL. Sargento Herrador en el 4to. Cuerpo, murió de
fiebres en el hospital de "Guajén" el 12 de febrero de 1897.52
--
lbidem, p. 29.
'º
Gl Op. cit . ( 8}' p. 199.
.
12 Ibídem, p. 219.
,. O p. cit. ( 12}.
li4 Ibídem, p. 29.
66 Op. cit. (8), p. 247.
5& Op. cit. ( 7)' p. 152.
li7 Op. cit. ( 12) p. 46.
136
HuNTINGTON, CHARLES.· Canadiense, vino en la éxpedición· del Co-
ronel Raf11-el Cabrera, desembarcada en Nuevas Grandes, Camagüey.
Incorporado a la artillería del 4to. Cuerpo, murió en Las Villas, en com-
bate con los guerrilleros. GS
IvoNET, RAMÓN. Teniente del Estado Mayor del Lugarteniente Ge-
neral Antonio :tvfaceo. ?vfuri6 en el combate de "Tumbas de Estorino,"_
el_26 de septiembre de 1896.59_
LAGO, CELEDONIO. Murió en la acción de "Piñero".60
137
MAR'rÍNEz, JACINTO. Murió en la acción -de "Piñero"•·"
66 Ibldem, p. 265.
67 Ibldem, p. 217.
68 Op. cit. ( 7)' p. 101.
69 Op. cit. ( 8)' p. 224.
70 lb.ídem, p. 227.
71 Op. cit. ( 12).
72 Ibídem, p. 29.
18 Op. cit. (8)' p. 220.
138
Osoruo, ANTONIO. Soldado en el Regimiento "Calixto García" ( 4ta. .
:Brigada, 2da. División del 5to. Cuerpo). Murió en el fuego de "Pe-
ñalver'', el 10 de febrero de 1898.74
PACHECO, MANUEL. Capitán en el Regimiento "Figueredo", Divi-
sión de Bayamo, murió en la acción de "Valenzuela" el 18 de marzo de
1895.75
PADRÓN, MANUEL. Comandante en el Regimiento 1'Calixto García"
{4ta. Brigada, 2da. División del 5to. Cuerpo) . Murió e~ el combate de
"El Brujo", el 31 de 'marzo de 1897.76 ·
13 9
PINO, EuLOGIO. Natural de Canarias, Teniente en las fuerzas del
4to. Cuerpo._ Sorprendido y maeheieado en "Purpulí", Camajuaní.8z
PINO Y DÍA.z, RAFAEL DEL. HiJo de Félix José y María Josefa, casado,
blanco,
. hacendado, de. 77 años de edad. Coronel de las fuerzas del 6to.
Cuerpo; mul.'ió, de enfermedad, en Limones, término de Los Palacios,
el 17 de noviembre de 1896.83
a_
· Río .y ~ ! JESÚS DEL. Pertenecí~ las f1,1erzas del . 4to. Cue:i:~
y murió de •enfer;nedad en el hospitai de Santa Clarita, el 15 de di-
ciembre de 1896.87
82 lbldem, p. 200.
83 PINO, CÉSAR. "Diario de un deportado a Fernando Poo en
GARCÍA DEL
1869: Viaje de Femando Poo a Mahon en el vapor·San Antonio". Eri: Revista:.
de la Biblioteca NacioKal "Josl Mart!"; enero-abril, 1969, p. _59.
• ª" Op. cit. (8), p . .253.
a& Op: cit. (12), p. 85.
as Op. cit. (8), p. 2-4-5.
87 lbldem, p. 226 .
• ,
88 lbldem, p. 262.
•
ao Op, cit. (7), p. 13-4-. ·
140
RonRÍOUEZ,
. SANTIAGO. Soldado en la 3ra. Compañía del Regimiento
. . .
"Calixto García" (4ta. Brigada, 2da. División del Sto. Cuerpo). Murio
..·
·en el fuego de "Sandoval" el 25 de marzo de 1898.90 :·
'
90 Ibídem, p. 103.
91 Op. cif. (8), p. 2i1.
...
92 Ibídem, p. 131.
~8 Ibídem, p. 226.
9~ Ibídem, p. 264.
05 Ibidem, p. 265.
9G CóRDOVA, FEDERICO DE. Flor Crombet ( el Sucre cubano) . La Habana,
1939, p. 226.
97 Op. cit. (8), p. 248.
141
SERRA, RAFAEL. 'feniente en el R.egimiento "Calixto García" ( 4ta.
Brigada, 2da. División del 5to. Cuerpo). tifurió en el fuego de "Pe-
. .
ñalver", en febrero 1O de 1898.00
142
VIDAL, VÍCTOR. Cabo en el Regimiento '.'Calixto García" ( 4ta. · Bri-
gada, 2da: Divisi6n dei Sto. Cuerpo) . Muri6 e·n el' fuego de "Peñalver'' ·
el 1O de febrero de 1898. 1º7
. .
La graduación de los anteriormente relacionados, se descompone. del
modo siguiente: · ·
Brigadieres 1
Teniente Coroneles 2
Coroneles 5
Comandantes 5
Capitanes 11
Teniéntes 15
Alféreces 2
Sargentos lro_. 1
Sargento 2do. 8
Cabos 4
SQldados 45
Grado desconocido 110s
.,. .. ·100
Lo primero que salta a la vista en la -relación anterior, es que jefes
y oficiales constituyen el 42% del total, · cifra inaceptable por lo des-
proporcionada. Esta diferencia es de fácil explicación; en las obras que
ma:nejamos a veces se encuentra la referencia a la muerte del oficial X
y · a un número de hombres cuya identidad no se establece, se salvó
· así la memoria del oficial amigo, · pero no la de los anónimos hombre5
de fila. . ,
Pero . volvamos al "Cali_xto García". E_ste Regimiento en marzo de
)897, .tenía en filas 852 hombres ~e los cuales 5.Z eran oficiales-;.
y en. 1898,
. terminada la· guerra, s6lc;, le qµedan 338.1 º9 Es decir, . que
en ·los ya mencionados 17 meses, ha perdido poco más del 60% de sus
efectivos, y si vamos a la proporción exi~tente entre _las pérdidas tot.ales
143
y las de oficiales - •aún -aceptando la tesis de Souza de que éstas fueran
excepcionalmente altas- encontraremos qu~ éstas constituyen poco
menos del 11 % de las bajas del Regimiento.
Ahora bien, según las cifras de Roloff, el Ejército Libertador tuvo
4,786 bajas, de las cuales 929 eran oficiales. Esto nos da que la de
oficiales, con relaci6n al total de bajas, excede un poco al 19%. ·
Si volvemos a las cifras de la Comisi6n Liquidadora encontramos que
de las 10,665 bajas comprobadas por la nusma, 938 corresponden a ofi-
ciales (la poca fiabilidad en el trabajo de la Comisi6n - ya expresada
por el General Collazo- se manifiesta en estas cifras. La Comisión, a
pesar del "tiempo transcurrido", s6lo localizó 9 oficiales no citados por
Roloff, y en nuestra lista anterior aparecen 42) lo que da una propor-
ción de oficiales, en relación con el total, inferior al 9%. Desde luego
que esta última cifra no podemos aceptarla, puesto que de entrada
hemos visto que aquéllas que la generan· no son fidedignas, pero no:.
puede servir como .un límite inferior. Es decir, que l_a proporci6n de
pérdidas de oficiales en relación con el total de bajas del ejército, nunca
puede haber sido menor del 9%. Por otra parte, este 9% está más
próximo del promedio del- "Calixto _García", que del 19% de Roloff.
Todo lo que antecede hace pensar que las cifras referentes al com-
bativo Regimiento habanero son las más cercanas a la realidad y, con
ciertas reservas, pueden tomarse como típicas. Creemos que Souza, det-
pistado por las cifras excesivamente bajas de Roloff, creyó honestamente
que las péi;didas del "Calixto" excedían notablemente a las del resto
del ejército. Por nuestra parte pensarnos que las misrnas pueden estar
ligeramente por encima del promedio, pero que mientras se realicen
ulteriores estudios deben tomarse como base.
Se evidencia a todas luces qué jamás se ha realizado un esfuerzo
por recopilar las listas de los caídos en el curso. de la guerra;
. trabajo
engorroso, pero no difícil. Basta recorrer diarios, memorias, hi_storias
locales, revistas, etc. e ir confrontando los datos que allí aparezca_n
con el Indice de Roloff, y relacionar a los que éste no mencione. .
Que este trabajo no se hiciese durante las . primeras seis décadas
de vida republicana se explica, porque durante aquella "República",
se ha procurado ocultar el número de las víctimas de la "Revqlución"11º
144
. -
y no por razones económicas, como ingenuamente creyese el general
Collazo; pero más aún se convirtió en versión oficial, "que sólo una
mínima parte de la población cubana se alistó para aquella guerra".
Esta afirmación, que el Dr. Souza, indignado, calificaba como calum-
nia,111 era premeditada. Constituía la base de la leyenda que presentaba.-
a los norteamericanos liberando a Cuba, la leyenda que pretendía hacer .
olvidar que "Mal Tiempo" había sido la batalla decisiva de aquella ··
guerra, después de la cual el gobierno colonial podía demorar más o ·
menos tiempo en reconocer su derrota, pero no tendría el' modo .de ·
evitar la decisión final.
145
/
,
'
. .
Sidroc Ramos
Director
147
y sobre Mart~, bibliografía selectiva e introducción), el ensayo La Obra
literaria de Ciriló V-iilaverde, la I ntroducción y las Notas para
,
el Diario
del Rancheador, de Cirilo Villaverde, transcrito por primera vez, el
ensayo Genealogía de Santiago Pita, el primer tomo de La Historia del
grabado en Cuba, así como nu1nerosos ensayos y artículos (sobre Cer-
nuda y Bellow, por ejemplo) para la R evista de la Biblioteca Nacional,
y presentaciones, seminarios y COJ'\ferencias sobre distintos temas de la
cultura nacional,
Están en proceso la Bibliografía de la Guerra Chiquita, la Biblio-
grafía de la Guerra de Independencia, la Bibliografía cubana 1971, el
Anuario Mat·tiano número cinco y otros. •
Se han terminado las cartobib)iografías sobre América Latina y sobre
Cuba en el Ilritish Museum. .
Al mismo tiempo, otras investigaciones o bibliografías empezadas se ·
han interrumpido por traslado de sus autores ( Viajeros en Cuba; Anto-
nio Guiteras y sobre el ¡';¡'dice de Roloff), o poi: asignarse a persona
no idónea ( Cronología de la Guerra de los Diez Años) o por necesidad
de dedicar el esfu~rzo de los· autores a trabajos más apremiantes (Martí
en México, M artí y Goethe y Bibliografía del Diez de Marzo) y, en
fin, la Bibliografía de la poesia cubana en el siglo xvur, por carencia de
rt1ateriales.
Se h;ln preparado y .editado los tres números correspondientes al año
de la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí.
•
1.48
: · I I
149
vicios) lo que constituye_ cerca de 300 usuarios menos que en 1970
v, 500 servicios más. De más en más las condiciones ele admisión de los
usuarios están determinadas por el carácter de reserva· valiosa ele los
fondos del departamento.
El Depa rtamento de Información de Ciencia y Técnica ha: satisfecho .
necesidades de 4 087 usuarios individuales
. y colectivos, prestando
.
17 946
servicios de información diversa en su campo. Esto constituye un au-
mento de cerca de 500 usuarios y una disminución de cerca de 2 000
..
serv1c10s.
,
I II
JS()
de pe·riódicos y revistas (Hemeroteca) . ..... , . . . . . . .. . 2 285
de manuscritos ( Col. Cubana) .... .......... . . . . .. : .. 1 765
de mapas (Col. Cubana) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 1034
de partituras (l'Yfúsica) . . . . ·: .. . ... .. . . .... .. .. . ... .
de discos (Mú~ica) . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. .. . .. 1204
de láminas (Juvenil) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1518
( montar, clas., cat. . . . . 458)
•
(sólo clas. y cat. . ... 1 060)
Autores investigados .. . , . ........... .. .. . .. . ....... . . 7 849
(Cat. Hem.)
7 524 325
Títulos clasificados (Catalogación) . . . . . . ' . . . . . . . . . . . 12 752
Publicaciones periódicas anotadas en kárdex 158 469
(Hem. Col. Cubana)
158 405 61·
Colecciones cubanas puestas al público 460
151
(2 164 en 1971), pagados con publicaciones cubanas, pueden crecer a
pesar de los obstáculos que opone el correo de Estados Unidos. En 1971
se confeccionaron las listas de canje números 18 y 19 de libros y la
número dos de discos, así como los catálogos de autores cubanos y de
autores extranjeros en la época revolucionaria. No se ha podido iniciar
el canje de mapas por no proporcionárserros los 24 que han aparecido
en Cuba. No se ha hecho la lista de partituras para canje.
Al disminuir el personal en el Departamento de Catalogación las
cifftl.s de libros catalogados y clasificados disminuyeron respecto de 1970
(no así la de autores investigados, que aumentó), aungue debido a un
esfuerzo superior de varios compañeros se sobrepasaron ampliamente
las metas del año.
.
Problemas de personal han impedido el procesamiento del número
de periódicos programado por Hemeroteca, si bien se superó el de
revistas. 1\I poner 460 ·colecciones de revistas cubanas al p6blico se ha
avanzado considerablemente. H ay que formar todas las nuevas colec-
ciones duplicadas que aparezcan. Se ha logrado organizar con nuevas
funciones el piso 11 o.
Pese a problemas similares de fuerza de trabajo el J)epartamento
de Información de Ciencia y Técnica ha mantenido al día el Catálogo
.• C olectivo y otros trabajos e introducido .palabras-claves para la eventual
localización. de los documentos.
'
En el Departamento de Fondos Bibliográficos se realizó la corrida
del piso 5o. y comenzó la de _los pisos 60. y 7o.
. .
152
De las_visi~ dirigidas programadas sólo se han efectuado dos. Se han
mantenido al día el Registro de. Información y la colección de grabados.
Se organizó el curso por correspondencia sobre Artes para los trabaja-
dores de los correspondientes departamentos de la Red. Quedó sin
~rganizar la colección de cuadros de pintura contemporánea. Ha co-
menzado la bibliografía sobre cine cubano, afiches cubanos y catálogos
de exposiciones.
El Departamento
, de Distribución Técnica ha recibido 39 747 libros
y 64 664 publicaciones periódicas, enviando a la Red 41 280 y 64 664,
:respectivamente (las diferencias de libros a cuenta de {ondos recupe-
!1'dos). El número de libros recibidos este año es inferior al del año
·p_r~dente. Se han preparado colecciones para catorce nuevas bibliotecas
153
planificadas y para cuatro que se planearon en 1970, aunque ninguna .
abierta todavía. El trabajo se ha tenido que hacer con bastante menos
personal.
IV
.
Las actividades• de extensión se han continúado haciendo en 197 J.
Estas comprenden las del Departamento Circulante y Extensión
Bibliotecaria, en lo que respecta a la atención de minibibliotecas de los
barcos, las visitas instructivas, y la prestación de ayuda técnica a biblio-
tecas de otros organismos; la celebración de cursos de mínimo técnico
bibliotecario, culminados por 90 compañeros que trabajan en biblioteca.~
de más de 50 organismos, el Cursillo sobre Narrativa Hispanoam-ericana
Contemporánea, con asistencia de 50 person¡is, etc.
Pero se cuentan asimismo las 16 exposiciones bibliográficas, fotográ-
ficas, de autógrafos y otras, organizadas sobre todo por Colección Cu-
bana, pero también por Artes Visuales y Música.
De todos los actos del año el más destacado ha sido el Microclin1a
Cubano número tres, en el que se combinó el esfuerzo de compañeros
de los departamentos de Música, Artes Visuales y Colección Cubana,
principalmente, para realizar un · notable montaje plástico-musical-poé-
tico sobre la cultura cubana de la revolución, en homenaje al 26 de Julio.
Se han organizado 23 visitas dirigidas a la Biblioteca, las más de
las veces en beneficio de delegaciones o visitantes extranjeros
En relación con el público infantil y adolescente este año el Departa-
mento Juvenil ha iniciado o desarrollado un número excepcional de ac-
tividades de carácter permanente, como las relativas al Grupo de Teatro
Tejubín, el Coro Infantil, las clases de apreciación musical, los cine-
debates, el Concurso Cuentos de Niños para Niños, el círculo de
artesanía, los círculos de lectores, así como las más tradicionales: narra-
ciones, círculo filatélico, concursos · de dibujo, tiza y plastilina, clases
de ajedrez, etc., sin descuidar las exposiciones bibliográficas, de dibujo
y otras. Merece mención aparte el Concurso de la Canción Infantil,
la actividad más mentada del año. Además, ahora los pequeños dibu-
jantes del Departamento han convertido a la Biblioteca Nacional en
participante de las exposiciones de dibujos infantiles de la UNESCO,
154
lo que enfatiza la necesidad de mejores materiales para la presentaci6n
de obras tan sugerentes. ·
No se nos escapa que las dificultades materiales y, en primer término,
la falta de · transporte, tienden a reducir y rebajar calidad a ·1as acti-
vidades y dcrriás trabajos de la Biblioteca. Pero lo importante e_s que
esa~ dificultades no nos detienen y no permitimos que el esfuerzo
decaiga.
· La suma de todos los empeños arriba mencionados permite esta- .
blecer ·que en 1971 el número de usuarios de la Biblioteca Nacional
' .es superior a 310 100 personas, que han recibido más de 303 142 ser-
vicios, lo que supera los resultados del año anterior (277 478 y 298 544) .
En otro orden de cosas, la Biblioteca Nacional ha participado deci-
sivamente en la organización y el desarrollo del III Encuentro Nacional
de Bibliotecas Públicas ; conforme a lo acordado en el primer semestre
en ella se ha desenvuelto con resultados positivos el Día Sanitario,
pero las medidas de conservación en amplia escala no se han podido
aplicar aú~ por dificultades materiales; se ha emprendido el estudio
de materiales técnicos sobre problemas actuales de la Bibliotecología;
se han estrechado las relaciones con los colegas de los países socialistas,
este año particularmente con Polonia, RDA y Rumania, que fueron
visitados. Fue recibida, además para conocer sus experiencias, lá res-
ponsable de la Biblioteca de la ONU en México.
Sin que deje de haber deficiencias, que ·se han hecho patentes en
la lectura de este informe, se puede afirmar cjue la Biblioteca Nacional
ha hecho una labor positiva en el año en que ha llegado a ser Centro
de Tradición Heroica, y que esto sólo puede obtenerse combinando dos
virtudes para nosotros preciosas: un espíritu de trabajo revolucionario
que cada vez se hace más consciente y. una infatigable pasión biblio-
tecaria.
155
Crónica
Algo más sobre una historia integral de Cuba
l Es posible una nueva historia de Cuba?
Glosa a una polémica no concluida
157
'
Es un hecho evidente que Historia de Cuba no es en absoluto
un manual [ ... ] el plan del libro, a veces poco claro, la ma-
nera de presentar la bibliografía, la au;;encia de resúmenes
[ ... ] no permiten considerar la obra como un libro adecuado
para un curso metódico de historia de Cuba.
En todo este úlimo libro no hay una sola referencia bibliográfica. Tene-
mos que reconocer que en un trabajo más reciente pdblicado en la
R evista Casa de las Américas,7 sí, !barra sustenta todo lo que él afirma
en notas bibliográficas completas y precisas. El· interés que tiene ·insistir
sobre todo esto, no es el de polemizar con J. ! barra sobre lo que él
hizo o dejó de hacer, sobre su propio estilo de trabajo, sino el de
enunciar algunas ideas sobre la metodología -de la investigación histórica.
· Hay historiadores que al terminar su obra, buscan · desesperada~ente
las referencias bibliográficas que se olvidaron de apuntar, perdiendo
158
así un tiempo infinito. Los hay que acumulan fichas sobre fichas bibli~
gráficas, y no acaban nunca de escribir la obra en sí. Otros citan libros .
que nunca han consultado, o bien obras muy generales que no tienen
relación directa con el tema tratado. La bibliografía no es algo que se
añade con más o menos apuro y cuidado al pie de páginas o al final ·
de la obra, forma parte del propio trabajo rutinario de todos los instantes
se va acumulando al mismo tiempo que adelanta la investigación cuando
ésta llega a su término, ·rio queda más que ordenar las notas 'biblio-
gráficas. . ,
Entrando más seriamente en la materia misma de la polémica,
escribe Lepkowski:
159
He aquí el verdadero "milagro Michelet"1 º No se puede reprochar a
!barra el haberse limitado a escribir una nueva interpretación de la
'
historia de la burguesía cubana. Si el "milagro Michelet" pudo ser
posible es porque todavía estaba viva para él y parte de sus contem-
poráneos la imagen del pueblo de la revolución, la del puebl'o de París;
la de un barrio de París, del "Faubourg Saint Antoine", del pueblo
que. asaltó la Bastilla, que fue a reclamar pan a Versailles, del pueblo
presente en las Asambleas de la "Convention". La voz del pueblo cubano
es más silenciosa, en parte por la presencia de una enorme · masa de
esclavos que muchas veces murieron sin llegar a hablar español,. voz
que sin embargo hay que saber buscar y oir con paciencia y tenacidad.
Llegamos a otra crítica de Lepkowski, la afirmación · de que "el
autor estaba muy lejos de . pensar en la posibilidad de una amplia
utilización de las fuentes estadísticas, pues ni siquiera reseña adecuada-
mente lo qu·e ya exi'ste en la tradición científica cubana".11 La crítica
es exacta, nadie y un marxista menos que nadie puede ignorar la im-
portancia de los datos económicos, de los datos demográficos, del número
de los hombres. No es posible entender la política de Luis XIV si no
se sabe que Francia era entonces con·sus 20 millones de habitantes el país
más poblado de Europa.12 Nadie puede comprender la epopeya .napo-
leónica si ignora que Francia con sus 27 millones de habitantes estaba
en segundo lugar en Europa después de Rusia. Es bien conocida la
respuesta de ·Napoleón I después de la di;rrota de la campaña de Rusia
a uno de sus mariscales que se lamentaba de las pérdidas en vidas
humanas: "Yo tengo 300 mil hombres de renta".
Si pensamQs en el presente ¿ por qué el imperialismo yanqui tiene
puesto los ojos sobre Brasil: ¿ Por qué el hecho de que el gobierno de
Brasil sea el_más reaccionario de toda América Latina? No; sino porque
Brasil con sus 100 millones
,
de habitantes, sus 8 400 000 Km2, sus enor- .
mes riquezas naturales, es decir la relación hombre-tierra-recurso ofre-ce
la mejor posibilidad de desarrollo económico.
160
Pero no basta <;on dar cifras, hay que situarlas en su c0ntexto histórico
y sacarles provecho y aquí quisiéramos hacer a Lepkowski en parte la
misma crítica que le hace a Ibarra. En su libro sobre Haití13 ofrece
numerosos datos económicos, por ejemplo, én el tomo 114 hay un cuadro
que resume la exportación de "Santo Domingo" en los añqs 1789 y ·
1794-1796; no se dice el porciento que eso representa de la producción
del_resto de las Antillas, y si comparamos. la producción con el nún,~i·o
de esclavos que existía entonces en la Isla nos quedamos sorprendidos
de la baja productividad ; ¿ de dónde salía entonces la riqueza de "Santo
Domingo"?
161
tura!. Creo que sobre este punto !barra y Lepkov,ski se han acercado
bastante.
Llegamos a uno de los puntos ·claves de la polémica: el de la for-
rnación de la nacionalidad. Aquí hare1nos · referencia a las conferencias
ya citadas de Lepko\vski en el Instituto <le H istoria, conferencias de las
cuales fue coordinador el propio !barra. Lepkowski empieza por decir
que antes de pasar al estudio de la formación de la nación hay que
recordar brevemente las distintas definiciones que se han dado de Jo
que es una nación. Son muchas, entre ellas la de Stalin que es la que
se cita. con mayor frecuencia entre nosotros. Lepkowski no le resta
validez pero añade, y en eso cree1nos que !barra estará de acuerdo
con él, que no se puede aplicar a todas las naciones en cualquier tiempo
o lugar. ¿ Cómo y cuándo aparecen los distintos elementos de la nacio-
nalidad que llegarán un día a formar una nación? Lepko'"•ski e !barra
coinciden bastante: no hay, ni puede haber una fórmula única, no es
lo mismo por ejemplo la formación de la nacionalidad en un estado
independiente que en otros, como los de América Latina, Africa y Asia
Oriental, que han sufrido el yugo del colonialisrr~o.
¿A partir de qué momento se puede hablar de una "Nación Cubana",
no ya de los elementos que contribuyeron a la formación de la nacio-
nalidad? !barra dice que no se puede pensar en una nación cubana
antes de la Guerra de los Diez Años. Otros historiadores sugieren que
no podía existir una nación cubana antes de la supresión . total de la
esclavitud. Lepkowski va más lejos, estima que la "Nación Cubana"
no se logra plenamente antes del ·triunfo de la Rebelión el primero
de enero de 1959.
En cuanto a la periodicidad en la historia, es evidente que Lepkowski
e !barra siguen en desacuerdo sobre la periodicidad de la Historia de
Cuba, pero sí coinciden en el hecho de que no se puede sustituir mecá-
nicamente la periodicidad tradicional por la propuesta por los histo-
riadores soviéticos: sociedad primitiva, sociedad esclavista, formación
p¡ecapitalista, capitalismo, socialismo. Hay que insertar estos nuevos
conceptos en la historia n\cional de cada pueblo. Volviendo a Cuba,
otros historiadores, aludiendo a "la larga duración en la historia", dirán
que el siglo xrx cubano se prolonga hasta los años 1925-29. La discusión
queda abierta.
162
Pero volvemos a uno de los ternas 1nús candentes de la "Poié1nica
en torno a una historia de C uba", el de la con1paración entre las insu-
rrecciones polacas de 1794--186+ y la, guerras de independencia de Cuba.
Lepko\vski subraya la irnportancia de las guerrillas en las insurrecciones
polacas.16 lbarra parece negar la eficiencia de la guerra de g11crri\las
· en la Europa del siglo xrx17 y halrla del carácter 1n{1s bien de guerra
convencional de tales insurrecciones, tanto la de España contra Napo-
león como la de los poloneses contra Rusia. Lepko\vski comete un error
de generalización al subrayar únican1ente los puntos comunes a las dos
grandes· "gestas" del siglo XIX. Por otra parte hay también un sincro-
nisrno entre la supresión de la servidunibre dentro del· "Reino de Polo-_.
nia" 1ll y la supresión de la esclavitud en Cuba.1n Pero en el ca,o ele
Polonia se trata de una nacionalidad ya afirmada desde siglo; atrás,
de una nación que fue independiente y lucha por la reconqui, ta de
·--- -.
to LErKo,vs KJ, ·r. Síntesis de Historü\ de Cuba ... p. 54-55.
17 InARRA, J. Sobre las posibilidades de u11a síntesis ... p. 86, 97 y 8C..
' 1s Los "Rcgla1ncntos" consagrando la abolición de la scrvidun1hre en
Rusia fueron firmados por Alej andro II el 19 de febrero de 1861 , pero tllrdaron
en aplicarse al "Reino de Polonia" . El 22 de enero de 1862 el "Con1ité Nacio-
nal provisional revolucionario de \Tarsovia" ton1ó el título de "Gobierno nacio-
nal provisional" y apeló a toda la nación a tomar las armas contra el zarismo,
promulgando al mismo tiempo un n1anifiesto y un decreto sobre la expropiación
de la tierra en favor de los ca1npesinos. El éxito de la insurre:ción dependía en
gran parte de la 1noviliiación de todos los campesinos. En realidad fueron pocos
los comandantes revolucionarios que lograron ganarse la confianza de los cam-
pesinos. Sin embargo en la "Poladchie" los rebeldes fueron en su ,nayoría peque•
ños terratenientes y campesinos. Es sólo en ,narzo de 1864 que el gobierno del
zar promulga un "Kase" dándole la tierra a los ca,npesinos; en realidad no
buscaba otra cosa que substraerlos a la influencia de los insurrectos. Según
ARNOLD, S. (y] ZvcHO\VSKI, M. Précis d'}li.<toire de Polog11e, des origines a nos
jours. Varsovia, Editions "Polonia", 1963. p. 124-128.
19 En 1869, un decreto del "Gobierno en Al'mas" pro: lama la abolición
gradual de la esclavitud. En 1870, la Ley l'v[orct, llamada de vientres libl'es,
declara en1ancipados a todos los negros que nacieron de~pués del 17 de septiem_
bre de 1868 y a todos los esclavos mayores de 60 años. Lo que significaba, dada
las tasas de mortalidad <le los bozales, el fin próximo de la esclavitud. Esta ley
no se <lió entonces a conocer en Cuba pero sí en Puerto Rito. En 1874 el Pacto
de Zanjón que puso fin a la Guerra de los Diez Años, liberó a 16,000 chinos y
negros que habían participado en la. h,cha al lado de los cubanos. En l 880 se
proclama oficialmente la abolición de la esclavitud en Cuba,. pero no se le da
tierra al antiguo esclavo. Citado según Pí:REZ DE LA R1vA, J UAN. Cuadro sinóp-
tico de la esclavitud en Cuba y de la cultura occidental. Suplemento de Actas
del Folklore. Boletín mensual del Centro de Estudios del Folklore del año t,
no. 5, 1nayo 1960.
163
una independencia perdida; en el caso de Cuba, de una población
heterogénea, de una naciente nacionalidad y de la conquista de una
independencia nunca alcanzada ni soñada hasta entonces.
No conozco la historiografía polaca, no sé de la historia de Polonia
más de lo que aparece en las historias universales. Pero creo conocer
algo a los poloneses, por mi padre, emigrado político polonés de los
años 1907-1908, por los compañeros poloneses de mi adolescencia, por
mis amistades con los camaradas poloneses de hoy en día, y sobre todo
por la lectura de la literatura polaca del siglo xxx. besde Mickiewicz,
Sienkiewicz, hasta Reymont, junto al patriotismo de la clase dirigente
está siempre presente el del pueblo más humilde; está presente aun en la
obra de Reymont Los Campesinos20 cuyo principal mérito es el haber
eternizado la clase social más numerosa de Europa y del mundo entero :
los campesinos, así como también su apego a la tierra y la religón
polaca. Si hubo guerra convencional, también hubo guerra de guerrillas.
En su obra La Guerra 'Y la paz21 Tolstoi señala la importancia· de la
guerrilla en la campaña de Rusia de 1812. ¿ Qué venció a Napoleón I,
la guerrilla, la inmensidad de Rusia, la técnica de arrasar la tierra -la
misma que aplicara Máximo Gómez- o e\ genio militar de Kutuzov?
¿Qué historiador puede contestar esta pregunta? Como bien dice Tolstoi
en esta misma obra, los generales quizás ganan las batallas, pero el
pueblo es el que hace la guerra.
'1.64
ciudad, creada por Al~jandro para desafiar la eternidad, gozó de una
biblioteca, más célebre por su incendio que por los tesoros que acumu-
laba. E n Cuba no tuvimos una ·Biblioteca similar, pero en ca1nbio nuestras
bibliografías sirven para mostrar no sólo lo que poseemos sino también,
lamentablemente, lo que perdimos a lo largo de siglos de tenaz des-
trucción y abandono. Si la situación es triste en la literatura, en el teatro
es angustiosa al ofrecerse como una selva oscura donde debemos abrir
sendas a base de machetazos. Faltan periódicos, programas, críticas,
referencias, anales, grabados, fotos, reglamentos, affiches y obras, todo
lo. imprescindible para trabajar sobre una base sólida y científica. Y
nada digamos de libros que han desaparecido como por enca~to de
M erlín, dejándonos una imagen sin contenido y obligándonos a historiar
los restos del mismo modo que el etnólogo debe contentarse con los
residuarios. Porque más que con supervivientes, el crítico o historiador
teatral debe trabajar con espectros. Si las llamas de la biblioteca de
Alejandría fueron la venganza de una eternidad ultrajada, la ignorancia,
el olvido y el silencio son los pecados originales que nuestra escena
arrastra de generación en generación a pesar de unos pocos investi-
gadores.
165
El Príncipe jardinero y fingido Cloridano, de Pita, edición de 1820;
El Conde Alarcos, de Milanés, 1938; y las piezas de Foxá (Pedro de
•
Castilla, El Templario, El Condestable de Castilla) y Andueza ( Gui-
llermo y María de Padilla) . Estos dos últimos, aunque dominicano y
vizcaíno respectivamente, tienen el mérito de ser los iniciadores de la
dramaturgia romántica en Cuba, y por lo tanto nos pertenecen. Además,
Pedro de Castilla provocó en su estreno la primera de nuestras batalla,¡
a la Hernani con un espectador muerto, abriendo de ese modo la escena
a la política, lo que culminaría años después en los sucesos de Villanueva.
.
3 ANDUEZA, JosÉ MARÍA Isla de Cuba pintoresca, hist6rica, j,o/ftica, lite-
DB.
raria, mercantil e industrial. Recuerdos, apuntes, impresiones de dos • Pocas.
Madrid, Boix, 1841 p. 83, nora 2 . .
4
• Para Bachiller y Morales como historiador del teatro cubano, ver su oh.
cit. t. 11, I,,a Habana, Imp. del Tiempo. p. 47-55.
~Ver especialmente,El Regañón de La. Habana, no. 6, noviembre 4, 1800,
y El Nuevo regañón, nos. 40, 41, 65 y .66, correspondientes a agosto 2 y 9 de
1831 y enero 24 y 31 de 1832.
GVer en su Estudio sobre el movimiento cientlfico y literario, La Habana,
Imp. de A. Alvarez, 1890, las páginas 32, 103-104, 169-181 y 317-365.
1El Palenque literario. La Habana, 1883. t. III, p. 26-27, 49-57, 73-81,
121-1~6. y 145-150.
8 La Habana artística ( Imp. del E.M. de la Capitanía general1 '!-a Habana,
1891 ), recoge abundantes datos y notas biográfr:as sobre el teatro hnco. En este
aspecto, ver La Música en Cuba, de Alejo Carpentier (Fondo de Cultura Eco-
nómica, México, 1946; hay edición cubana de 1961 ) capítulo XIII sobre los
.Bufos, así como Operas cubanas y sus autores de Edwin T. -Tolón y Jorge A.
González (La Habana, 1943) y Las A rtes en Santiago de Cuba, de L'.'-ureano
Fuente Matons (Establejmiento tipográfico de Juan E. Ravelo, Santiago de
Cuba, 1893). T ambién las notas y curiosidades de Pérez Beato en El Curioso
americano, Sergio Cuevas Zequeira el) la Revista Las Antillas,. Antonio Gon-
zález Curquejo, .y los papeles de Escoto en la Cole:ci6n Cubana de. la Biblio-
teca Nacional
167
Carranza abre el sendero para buscar nuestros orígenes no a base <le!
magister dixit sino del estudio y la investigaci6n pacientes.
168
·sólo es nuestra primera ( y hasta el momento la más completa) historia
dramática a pesar de su brevedad -se trata de una tesis de grader-
sino que al mismo tiempo ofrece una extensa bibliografía, unificando
fondos existentes en Cuba ( del autor, Biblioteca Nacional, Sociedad
Económica de Amigos del País, colección Paula Coronado y Eligio de
la Puente) sino también en los Estados Unidos (Universidades de Yale
y Harvard, Bibliotecas del Congreso y Pública de Nueva. York,). Si .
Perrier edita en Nueva York, Ford y Raphael lo harán en Cambridge
y Arrom en New Haven, convirtiendo estas obras en rarezas y trofeos
de elegidos y obligándonos a buscar nuestras .fuentes en el extranjero.
Poco ·pudo el esfuerzo de Fermín Per¡¡.za Sarausa con sus Anuarios18
pues en lo que toca al teatro, los años entre 1937 y 1958 son de una
pobreza tal que muy pocos títulos añaden a nuestra bibliografía..
Habría que espera!' catorce años para que los estudios tea~rales se
animaran con las obras de Natividad González Freire, 14 Edwin. T. Tolón
y Jorge Antonio González,16 Eduardo Robreño,16 Yolanda Aguirre17 y
algunos ensayos míos,18 con lo que va creando la base histórica y crítica
de nuestra escena. Pero ninguno de estos estudios realizó aportes biblio-
169
gráficos, por lo que debemos remitirnos a José Rivero Muñiz,1 9 cuya
compilación de manuscritos de la Biblioteca de Paula Coronado cubre
el período de los bufos posteriores a 1879 e inicios del Alhambra, dos
aspectos muy ~oco analizados y que son imprescindibles para comprender
el teatro actual. Complementario del trabajo anterior es el publicado
eri la revista Islas 20 igualmente sobre la colección manuscrita de la
Coronado, actualmente el fondo más valioso y virgen de la Biblioteca
de la Universidad Central de Las Villas, y que ha servido para nutrir
las páginas de Islas, así como la edición .en 1961 del tomo I (y único)
de teatro bufo, compilado por Samuel Feijóo y que incluye siete obras.
Tap importante colección de originales, más de 140, bien merece
un estudio científico para deter1;1.1inar autores y fechas, analizar su im-
portancia, enjuiciarlos críticamente y muy especialmente publicar las
mejores piezas que cubren una sustancial laguna en nuestra historia
teatral, obligándonos siempre a referencias de segunda mano. H ay en
esa envidiada colección textos inéditos de Luaces, ej mejor comedi6-
grafo del XIX, de "Pancho" Fernández, el creador de los "negritos cate-
dráticos", de Ignacio Sarachaga, de los hermanos Anckermann, de Gus-
tavo y Joaquín Robreño, Miguel Salas, Federico Villoch, Francisco
Valerio, Mellado, Olalle y Díaz, Barreiro, Franci"sco Valdés Ramírez,
y tantas posibles sorpresas que esperan por su lector y divulgador. En
realidad, sin un examen exhaustivo de estas fuentes manuscritas, es
imposible historiar y entender nuestra escena a partir de los Bufos
de Salas de 1879, ni analizar las raíces del teatro cubano, que, a partir
de 1868, con los Bufos habaneros, se definen como un movimiento de
autores esencialmente nacionales en c9ntraposición al melodrama his-
pano, la zarzuela o la ópera italiana o bufa francesa.
-170
se ocupa sólo de la dramática existente en la Biblioteca Nacional, rec-
tifica y completa las anteriores bibliografías, y salva el vacío que Arrom
dejó ¡ hace 28 años!, al incluir las numerosas ediciones teatrales poste-
riores a la Revolución. El número de entradas (775 en total) sorpren-
derá a más de un -extraño pues demuestra que es un falso lugar común
la afirmación que carecemos de tradición teatral, sin contar que esta
Bibliografía no incluye los manuscritos de los que hay numerosos ejem-
plos en la Colección Cubana de la Biblioteca, elimina algunos autores y
títulos al no considerarlos cubanos, no incluye traducciones, libretos de
ópera y baile, y por supuesto, no toca la bibliografía pasiva de nuestra_
escena. 21 Si todo esto se unificara, así como los fondos de otras biblio-
tecas y colecciones, el teatro cubano ofrecería una d~ las fuentes más
ricas y fundamentales de nuestra cultura y se demostraría que sólo la
poesía le aventaja en práctica e historia. Por otra ·1ado, si alguna expre-
sión recoge el desarrollo de nuestra nacionalidad es el teatro, con su
muchedumbre de actores, compañías, organización de temporadas, pre-
cios de localidades, reglamentos, leyes y censura, contratos, 1nodas,
arquitectura y, por ·supuesto, repertorio y críticas. Porque la dimensión
real del fenómeno teatral va más allá del texto publicado, de la litera-
tura, hasta alcanzar la resonancia de un hecho eminentemente social
donde puede pesar más el grito de un .espec~ador que la belleza per se
de un verso extraído del contexto de su época y su momento. De ahí
que es necesario dar a conocer los papeles de Pérez Beato y José Manuel
Escoto, así como vários expedientes de la Sociedad Económica de Amigos
del País, del Archivo Nacional, y el material publicado en revistas de
todo tipo donde deséansa la otra imagen del teatro. De esta forma,
la bibliografía se convertiría en una verdadera suma, en un resu1nen
de la trayectoria de un pueblo, en el reflejo de la angustiosa batalla del
cubano por ganar su identidad. Y comprenderemos
. .cuán necesario es
establecer con seriedad y· carácter cien(úico los estudios teatrales,
difundir sus mejores ejemplos, publicar las obras olvidadas o menos-
171
preciadas por una crítica estéril, analizar las relaciones entre la escena
y la nacionalidad, llenar lagunas lamentables, rectificar juicios empol- .
vados . que se repiten desde el siglo pasado, y contemplarnos en ese
espejo multiforme de nuestra vida pasada y presente que es el , teatro
cubano, · ·
-A tan bello trabajo nos invita esta Bibliografía con la que la Biblioteca
Nacional José Martí revela, sin pudores, sus secretos más centenarios,
· RINE LEAL
172
'
SALVADOR. BUENO
173
' Miscelánea
Ernulación en la Biblioteca ¡
175
de la Escuela Dodecafónica vienesa en la música contemporánea; el lo.
de febrero dio comienzo el Curso de Apreciación Musical, que se desa-
rrolla con muy buenos resultados; se iniciaron también, con entusiasta
acogida las actividadés del Coro de la Biblioteca, así como los Miércoles
Lfricos, _en los cuales se brinda música operática y de zarzuela, alter-
nando las audiciones comentadas de música grabadas con conciertos en
vivo, en los cuales ya han participado solistas del Teatro Lírico Nacional
Gonzalo Roig; otro ciclo importante fue el de música cubana, en el que
actuó el Gn1po Folklórico Nacional; en los conciertos de este último se
ofrecieron charlas· sobi:e las raíces de nuestra música vernácula, siempre
a cargo de especialistas en la materia. También este departamento pre-
sentó una curiosa exposición de los_discos y objetos ( tocadiscos antiguos,
discos raros, programas, versiones diversas de las principales óperas, etc.)
de la espléndida colección de Frank García Montes donada a nuestro
Gobierno Revolucionario por su viuda y que está en la Biblioteca a la
disposición del público y se utiliza en las audiciones comentadas. .
.
Muchas fueron las actividades y poco el espacio para reseñarlas en
toda su magnitud, durante este primer trimestre del Año de la Emula-
ción Socialista. Dos . exposiciones hubo, con la cooperación de las respec-
tivas Embajadas extranjeras, a cargo del Departamento de Colección ·
Cubana: la del pintor alemán Georg Worth, (R. D. A.) y "El Libro
agrícola británico'' . El mismo Departa111cnto Colección Cubana se en-
cargó ( con la colaboración del Instituto Julio Antonio Mella ele Cuba),
de la c'onmemoración del natalicio del inolvidable luchador revoluciona-
rio asesinado a los 26 años de edad, Julio Antonio Mella: Una impor-
tante exposición con fotografías y documentos originales de las grandes
campañas por la R eforma Universitaria a partir de 1924, ele la Univer-
sidad Popular, de la constitución ele l::i J,iga Antimperialista y del Par-
tido Comunista de Cuba; de las luchas contra la dictadura rnachadista
y otras en que participara el joven líder, así como recuerdos de su visita
al primer barco soviético que pasó por nuestro país; su participación en
reuniones y congresos internacionales, su vida en el exilio mexicano, has-
ta donde lo alcanzaron las balas asesinas de la dictadura machadista,
y los numerosos escritos que dejara el eterno joven dirigente, entre los
que destaca su folleto Glosando los pensamientos de José Martí. Tam-
bién pudieron verse en esta exposición libros y artículos de prensa sobre
la vida y la obra de Mella. A la vez, se ofrecieron conferencias por la
doctora Sarah Pascual, "Julio Antonio Mella, su ideología y su acción
176
revolucionaria", el 29 de febrero a las 4: 30 de la tarde y el compañero
Ladislao González Carbajal disert6 sobre "Mella y el movimiento estu-
diantil".
En cuanto al Departamento Juvenil,-sería difícil dar una reseña com-
pleta de sus numerosas actividades. Este Departamento es una colmena,
siempre atareada en ayudar a formar generaciones de cubanos _como los
quería Martí. Fuera de la función normal
.. de 'facilitar libros, discos, gra-
hados, a los pequeños lectores, casi no hay día de la semana que no t~n-
gan dedicado a actividades especiales.: círculo filatélico, clases de aje-
dres, clases de apreciación musical, clases de dibujo, narraciones · infan-
tiles y los correspondientes ensayos del Coro Infantil y del TEJUBIN,
sigla ésta que corresponde al Teatro Juvenil de la Biblioteca Nacional.
Los pequeños artistas representaron en el mes de enero ( o la llevaron a
algunas escuelas) la adaptación teatral de La Muñe ca negra, e_l cuento
de Martí; y en. 1narzo
. representaron El Circulito
. chino, obra del drama-
turgo español Alfonso Sastre. Gran entusiasmo despierta el TEJUBIN
entre los más jóvenes asiduos a la Biblioteca. Dato curioso, lo dirige la
compañera María .Elena Espinosa, lectorcita c;le la década del 60. ·
Las . clases mencionadas den sus frutos: cqncursos de ajedres, dibu-
jos y modelado para todas las exposiciones, Y· éstas son permanente.s y
renovadas constantemente, con una gran contribución ·de los trabajos
d.e los niños ; tienen también el Mural Semanal del Dibujo, más cinco
exposiciones mensuales de efemérides patrias y .dos bibliográficas. 1-\ éstas
'
nunca le faltan ilustraciones de trabajos hechos por los pequeños creado.
res. Y en las vitrinas del pasillo central, todo el que pasa hacia la cafe-
tería tiene que detenerse para admirar las creaciones juveniles que allí
se exponen día tras dí.a. Un concurso de cuento se celebr6 ya, y los pri-
'
meros premios se publicaron en la publicación mensual que hacen los
niños, LA POLILLIT A, que además obsequió este año de 1972 un lindo
• aimanaque en el cual están señaladas las principales efemérides. Otras
actividades mensuales consisten en conferencias que ofrecen escritores .
especializados en literatura infantil. Las de este trimestre fueron las de
An:isia Miranda, Dora Alonso -que les habló sobre su libro Aventuras
de Guill(- y Salvador Bueno. También salen los asiduos a excursiones
al Bosque de la H abana, al Parque Lenin y a otros lugares pintorescos
en los cuales se inspiran los niños para hacer sus dibujos y relatos. Y tie•
nen, además, cine-debates mensualmente: en el ~es de ener_o vieron
177
y comentaron dos hermosas películas: Los J.~iempos del joven Martí y
El Joven rebelde, facilitadas por el ICAIC. Ya fuera de las actividades
de los niños, el Departamento Juvenil publica folletos con adaptaciones
de cuentos para niños; en este año se han distribuido de estos textos
para narradores ( que prepara un equipo del Departamento), un folleto
con adaptaciones de cuentos para niños de lo. y 2o. grado, y dos para
los de 3o. y 4o. Esta es una contribución de la Biblioteca para todas las
escuelas y Bibliotecas del país.
Otros equipos del Departamento Juvenil visitan los Círculos Infan-
tiles y los Jardines de la Infancia, para ofrecer narraciones a los niños,
todos los miércoles. Y los viernes llevan las narraciones a los niños
recluidos en hospitales infantiles.
Finalmente, en vísperas del II Congreso Nacional de la Unión de
Jóvenes Comunistas y como homenaje al misn10, se efectuó un concur-
so literario convocado por los organismos revolucionarios entre todos
los trabajadores de la Biblioteca interesados en el desarrollo de la litera-
tura .. Muchos compañeros participaron en el mismo, aunque no todos los
trabajos, sobresalientes muchos de ellos, se ajustaban a las bases del con-
curso ( La juventud cubana en los Cien Años de Lucha por la Libertad).
Obtuvo mención la compañera Clara Gómez, con su relato El Milagro
de la fuente. Igualmente como homenaje al II Congreso de la U.J.C.
todos los departamentos de la Biblioteca se engalanaron especialmente,
descollando por su arreglo el tranquilo y laborioso Departamento de
Catalogación. La Sala 1\l!artí presentó, en su vitrina central, una expo-
sición sobre EL JOVEN MARTI.
Así comenzó, recordado a grandes rasgos este primer trin1estre en la
Biblioteca. Ya para fines de marzo, se preparaban con entusi~smo una
serie de actos, algunos de los cuales van a resultar memorables en la
.historia de la cultura cubana, como la reanudación del ciclo VIDA Y
OBRA DE LOS POETAS CUBANOS. Por lo pronto, se preparaban
sendos homenajes a dos grandes poetas, cuya presencia en estas fiestas
de la Biblioteca marcará fechas: Regino Pedroso y Nicolás Guillén. Otros
proyectos se mencionaban ya, al cierre de este número, como l,a intere-
sante iniciativa del Departa1nento Colección Cubana de presentar sesio-
nes_A la mesa, teatro leído de obras cubanas por los mejores grupos de
intérpretes del Consejo Nacional de Cultura.
178
INDICE DE ILUSTRACIONES
,_
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181 Unidad Productor11 04, "Urseli11
Dl11z B6ez", la H11b11n11, Cub11.
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