Castle of Kings (Saga Kings MC)

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Sinopsis

Jake jodido Castle


Cuando entra en una habitación, la posee. Él consume mi aliento y
derrite mis delicadas braguitas. Desde el momento en que puso sus ojos
en mí, decidió que yo era suya. Nadie, ni siquiera mi hermano, Nix, iba a
decirle lo contrario. No importa que Nix sea el presidente de los Kings
MC. Jake quiere lo que quiere y se dispuso a conseguirlo, cueste lo que
cueste.
Jake puede ser un gilipollas arrogante, pero no se puede negar el
control que tiene sobre mí. Su feroz y carnal necesidad de hacerme suya,
y solo suya, es una trampa de la que no puedo escapar. Y la verdad sea
dicha, no quiero.
Pero cuando mi vida se ve amenazada, Jake Castle es el único
hombre en el que mi hermano confía para protegerme. Sabe que Jake
hará cualquier cosa para mantenerme a salvo.
Cualquier cosa.
Tabla de contenido:
SINOPSIS CAPITULO DIESCISEIS
CREDITOS CAPITULO DIECISIETE
CAPÍTULO UNO CAPITULO DIECIOCHO
CAPITULO DOS CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO TRES CAPITULO VEINTE

CAPÍTULO CUATRO CAPITULO VEINTE UNO


CAPÍTULO CINCO CAPITULO VEINTIDOS

CAPÍTULO SEIS CAPITULO VEINTITRÉS


CAPITULO SIETE CAPITULO VEINTICUATRO
CAPITULO OCHO CAPITULO VEINTICINCO

CAPITULO NUEVE CAPÍTULO VEINTISEIS


CAPITULO DIEZ CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO ONCE CAPITULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO DOCE CAPITULO VEINTINUEVE
CAPITULO TRECE CAPITULO TREINTA

CAPITULO CATORCE PROXIMO LIBRO


CAPÍTULO QUINCE SOBRE LA AUTORA
CRÉDITOS
Traductoras

Katherine Nicole Yareth


Carli Hamdy Juli
CAPÍTULO UNO
LIZ

CUANDO ME ACERQUÉ a la vieja casa de los Kings MC1, con los


lados de madera, sentía como si los últimos cuatro años no hubieran
cambiado nada. Harleys se alineaban en el lado de la calle debido al
estacionamiento desbordado. El sonido de la música y las voces se
extendió mucho más allá de las paredes, enviando una sensación de
nostalgia directamente a través de mí.
Miré a mi hermano, Nix, y observé su aspecto. Cuatro años le habían
dado algunas arrugas adicionales alrededor de sus vibrantes ojos verdes,
pero seguía estando tan guapo y en forma como la última vez que lo vi.
Mientras estaba en la escuela de enfermería, él mantuvo la tienda de
bicicletas y el bar, ayudándome a pagar mi matrícula. Si no fuera por él,
no hubiera podido volver a casa con mi licenciatura en enfermería.
Estar completamente fuera de contacto con los miembros actuales
del club tenía mi estómago luchando contra un lento remolino de
mariposas nerviosas. Mis pies comenzaron a retrasarse en mi camino por
las escaleras.
—¿Por qué demonios acepté venir aquí? —
Nix apoyó su mano en mi hombro y me condujo hacia la entrada,
con una sonrisa entre los labios.
—Será divertido—, me aseguró.
—Sabes que no me van tus fiestas—.
—Confía en mí, lo pasarás bien. Mis hermanos se comportarán
mejor que nunca contigo aquí. Además, hay un par de ellos que me
gustaría que conozcas. Podría verte conectando—.
—Debo haber estado desesperada para aceptar esto—.
—Liz, siempre piensas que mis hermanos son salvajes
inadaptados—, se rió Nix. —Bueno, lo son, pero eso no es todo lo que
somos. Hay mucho más del club y los hombres que pertenecen a él—.

1
MC (club de motociclistas)
—¿Quieres decir cervezas, motooicletas y mujeres?— Reí, girándome
para mirarlo.
La cara de Nix se torció en un ceño fruncido. —¿Qué hay de los
paseos y eventos de caridad?—
Dejo escapar un suspiro de resignación. —Lo suficientemente justo.
¿Y cuál es el evento de esta noche? —
—Una subasta de caridad y es una noche de lucha—.
—¿Una noche de lucha?—
— Si, lo verás después. Los muchachos harán ofertas y quien gane
tendrá la opción de elegir lo que quiera. La mayoría toma efectivo,
algunos escogen algo de la tienda para sus motos, algunos tienen
pedidos especiales. Lo que sea que ellos quieran. Esas son las reglas—
—Esto debería ser interesante—.
Cuando llegamos a las puertas, una cacofonía de voces, gafas
tintineantes y botas arrastrándose mezclados con la música ruidosa y
conmovedora de fondo. Nix abrió las puertas y colocó su mano en mi
espalda, guiándome entre la multitud. Rostros conocidos, vistiendo los
habituales chalecos negros o chaquetas con el cráneo y la corona
plateados, detuvieron sus conversaciones y nos saludaron.
Nix se detuvo en la primera mesa y comenzó su noche de anfitrión.
Siendo naturalmente social y un hombre tan temido como venerado, se
ajusta perfectamente al papel. Cuando nuestro tío Dallas, que
prácticamente nos crió, falleció, dejó la tienda de motocicletas y el bar a
Nix. Nix no podría haber sido más feliz de asumir el control. Nix era la
imagen de Dallas en todos los sentidos: apariencia y personalidad. La
discusión sobre si Nix era o no realmente el hijo de Dallas había surgido
en una conversación varias veces entre los miembros del club, pero ese
rumor nunca fue probado. Nuestra madre nos dejó cuando éramos niños
y no la habíamos visto desde entonces. Nuestro padre murió de cáncer
un par de años después, dejando a su hermano, Dallas, la
responsabilidad de criar a dos preadolescentes rebeldes. Para sorpresa
de todos, nos convertimos en seres humanos bien educados, la mayoría
del tiempo.
—Te ves hermosa esta noche—, mi tía May canturreó en mi oído.
Encontrando su mirada, observé la longitud de su largo cabello y las
nuevas rayas grises que acentuaban sus ojos ámbar. Ella torció uno de
mis largos y sueltos rizos oscuros alrededor de su dedo y lo tiró tras mi
hombro. —Nix tendrá que vigilarte. Todos los hombres de aquí van a
querer tu atención—.
—Bueno, tía May—, chasqueé mi lengua contra mi mejilla, —sabes
que es difícil captar mi atención—.
—Esa es mi chica. Haz que esos hombres suden tinta—. Con una
rápida cachetada, su mano cruzó mi culo.
—Eres demasiado—. Sacudiendo mi cabeza, le sonreí a mi animada
tía. Señalé hacia la barra, llamando la atención de Nix. —Quiero una
bebida—.
Él asintió y continuó con su acto de bienvenida . La tía May caminó
conmigo hacia la barra de madera, el emblema de los Kings montado
orgullosamente en la pared detrás de él. Me apoyé en el taburete y le
sonreí al camarero de hace tiempo, Jeff.
—Dos tragos de blackberry bird y una cerveza para bajarlo—.
—La casa invita, Liz—. Pone las bebidas en el mostrador y las desliza
hacia nosotros. —Me alegro de verte. Ha pasado un tiempo—.
—Gracias, Jeff. Es bueno verlos a todos—.
Tía May golpeó mi pierna y levantó su vaso de chupito, esperando
que yo tomara el mío. Lo levanté y tintinee el de ella antes de inclinar el
vaso a mis labios.
—Te extrañamos por aquí—. Jeff apoyó los codos en la barra y se
inclinó hacia delante. —Es bueno tener tu cara brillante de vuelta—.
—Era demasiado lista para quedarse—. Tía May empujó su vaso
vacío hacia Jeff. —Se fue y se consiguió una educación. Estoy orgullosa
de ti, muñeca—.
—Gracias May. Disfruté de la escuela de enfermería, pero me alegro
de estar en casa. No es lo mismo en ningún otro lugar—.
—Por supuesto que no—. Jeff levantó el vaso vacío y desapareció
debajo del mostrador. —Aquí es donde está tu familia. Esta es tu casa—
.
Levanté la cerveza del mostrador, giré el taburete y miré a la
multitud de miembros del club y a quienes los acompañaban.
—Sí, lo es—.
Había crecido en este entorno. Un lugar donde todos se cuidaban y
se trataban como familia, incluso si no fueras sangre. Conocía a casi
todos los que estaban en la sala, excepto algunos miembros nuevos que
se unieron cuando yo no estaba. Estas personas eran mi familia y era
bueno estar en casa.
Al otro lado de la barra, un hombre entró, vestido con una chaqueta
negra de cuero con los parches familiares del club y una gorra
desgastada. No pude ver su cara, pero noté la forma en que otros
reaccionaron ante él. Varias mujeres ajustaron su escote antes de
seguirlo como si fueran perritos enamorados. Un grupo de muchachos
que estaban junto a la mesa de billar asintieron con la cabeza y él se
movió en su dirección, ignorando a las mujeres, como si no existieran.
Hicieron un puchero en sus labios rojos rubí y se escabulleron de vuelta
a sus mesas.
Señalando mi cerveza en su dirección, le pregunté a tía May quién
era. Miró a través de la multitud al hombre al que estaba mirando. Se
sacó la chaqueta y no pude dejar de ver el espectáculo. Las luces sobre
la mesa de billar destacaban capas sobre capas de músculos duros como
piedras cubiertos con tinta negra desde las muñecas hasta los hombros.
Su pecho estiró chaqueta negra que llevaba metido en sus oscuros,
vaqueros, rotos y cinturón tachonado.
—Ese es Jake Castle. Se unió a los Kings poco después de que te
fueras—.
—¿Cuál es su historia? —
—Es de Georgia, pero de alguna manera terminó aquí en Nashville.
Rapidamente se hizo amigo de Nix y Trevor. Se convirtió en miembro
bastante rápido después de eso —.
—Huh—. Miré a Nix que todavía estaba haciendo sus rondas. —
Debería llevarle una cerveza a Nix. Parece que no puede alejarse de sus
fanáticos—. Me volví hacia Jeff. —¿Puedo tener otra? —, Le pregunté,
agitando mi cerveza hacia él.
Con una palmadita en mi pierna, la tía May devolvió mi atención a
ella.
—Nix lo ha hecho bien mientras estabas lejos. El Club se ha
beneficiado de su liderazgo. A la tienda y al bar les está yendo bien, e
incluso ha establecido una relación con las autoridades locales. Los Kings
ayudan a vigilar las cosas, ya sabes, en lugares donde no pueden—.
—¿Qué pasa con el otro grupo? ¿Los Wild Royals todavía existen?—
—Desafortunadamente, sí. Abrieron un bar al otro lado de la ciudad.
Han sido competencia. Se dice que están pasando drogas a través de la
barra—.
—Por supuesto. No esperaría nada menos de ellos. Corrección, sí, lo
haría—.
Jeff trajo la otra cerveza y dejé a tía May para llevársela a Nix. Me
dio un profundo agradecimiento y envolvió su brazo alrededor de mí.
—Liz, quiero que conozcas a Dillon—, Nix asintió con la cabeza a un
chico guapo con el cabello rubio desordenado, ojos azules y un gran
tatuaje tribal rojo y negro en espiral alrededor de su brazo derecho.
—Nix dice que acabas de regresar de la escuela de enfermería.
Felicitaciones—.
—Lo hice, gracias. Es bueno estar en casa—.
—¿Te quedas para siempre? —
—Sí, he enviado algunas solicitudes en los hospitales locales. Con
suerte, algo saldrá de ello—.
—Voy a poner la subasta en marcha. Estaré contigo más tarde, Liz—
.
Dejándome con Dillon dejó claro que era uno de los tipos con los que
esperaba que conectara. Hasta ahora, Nix no se había equivocado. Dillon
era atractivo con una voz profunda y un sexy acento australiano.
—¿Quieres otra antes de que todo se descontrole? — Dillon señaló
mi cerveza casi vacía.
—Claro, gracias—. Caminé con Dillon a la barra y me senté en el
mismo taburete que antes, mientras que Dillon nos pidió otro par de
cervezas.
—Nix dice que te gusta ir a montar—.
—Sí, me gusta—.
—¿Quieres ir conmigo alguna vez? —.
—Podría—, ladeé mi cabeza y sonreí.
Dillon se rió entre dientes. —Nix me advirtió que no serías fácil de
ganar—.
—Tal vez puedas convencerme con una cena y un paseo—, sonreí
detrás de mi nueva botella de cerveza.
—Definitivamente estoy preparado para eso. ¿Qué te gusta comer?—
— Italiano—.
—Conozco un lugar. ¿Qué te parece mañana a las siete?—
—No pierdes el tiempo, ¿verdad, *Aussie?—
—No, en un lugar como este, no—, Dillon me guiñó un ojo y sonrió
con descaro, —y no cuando la mujer es tan atractiva como tú. Habrá
chicos haciendo fila para invitarte a salir—.
—Hasta ahora, estás al frente de esa fila inexistente—.
La sonrisa de Dillon se convirtió en un ceño fruncido. Seguí sus ojos
y giré mi taburete para ver a quién estaba mirando. El hombre con la
gorra y la chaqueta negra sin mangas estaba parado a mi lado pidiendo
una cerveza. Me miró y me guiñó un ojo, luego mostró una sonrisa blanca
perlada con hoyuelos bajo unos ojos oscuros y marrones en una cara que
derretiría las bragas de cualquier mujer. No podía apartar mis ojos del
musculo rasgado, tatuado, imponente que me humedecía solo de mirálo.
—¿Eres la hermana de Nix?—
Tomó su cerveza y se apoyó en el mostrador.
—Sí, Liz—.
—Él no me dijo que eras tan hermosa—.
—Bueno, él no me dijo nada sobre ti, en absoluto. Debe haberlo
pasado por alto—.
Jake dejó escapar una risita, y observé sus labios carnosos y
besables volver a sonreír. Incluso su risa era atractiva.
—¿Estarás aquí para rato?—
—Probablemente toda la noche?—.
—Bien. Más tarde te atraparé, melocotón—.
—¿Melocotón? —Le dije a Jake mientras se alejaba. Miró por encima
del hombro y me guiñó un ojo dándome esa misma sonrisa ridículamente
encantadora que provocó un anhelo sexual entre mis muslos.
Dillon me tocó el brazo y lo miré, avergonzada de haber olvidado su
existencia.
—Entonces, ¿mañana a las siete está bien?—
—Oh, sí. Sí, siete es bueno. Puedes recogerme aquí—.
Sonreí cuando vi a Nix acercarse a la barra. Me rodeó con el brazo y
me apartó de Dillon.
—La traeré de vuelta. Solo la necesito un momento—.
Nix me guió hasta el rincón más alejado de la habitación, lejos de
los oídos y la música.
—¿Qué pasa? —, Le pregunté, encontrándome con su seria mirada.
—Veo que conociste a Jake—.
—¿Es uno de los otros con los que pensaste que iba a conectar?—
—No—. Dijo Nix fríamente. —Es uno de los que quiero que te
mantengas alejada. Jake es un gilipollas y un mujeriego. No te quiero
cerca de él. Cualquiera, excepto él—.
Oírle decir eso con tanta pasión, me trajo decepción a mi pecho.
—Todo bien. Me mantendré alejada de él. Dillon me invitó a salir
mañana por la noche. ¿Está bien?—
Nix se pasó la mano por su pelo largo y negro, y dejó escapar un
suspiro de alivio.
—Sí, Dillon es un buen tipo, pero aún así, no dejes que intente
llevarte a casa—.
— De acuerdo Jefe, ¿Cuándo comienza la subasta?—
—Ahora. Vamos a tomar asiento—.
CAPITULO DOS
LIZ

UNA HORA MÁS TARDE, cuando todos estaban llenos de alcohol y


llevaban diferentes posesiones a sus mesas, estaba haciendo todo lo
posible por no notar que la mirada vigilante de Jake me atrapaba al otro
lado de la habitación. Cuando se dirigió a mi dirección, giré mi taburete
hacia la barra, poniéndome de espaldas a él.
Unos brazos macizos y sólidos se envolvieron alrededor de mí,
encerrándome entre ellos. Sus labios rozaron mi oreja mientras
susurraba solo para que yo escuchara.
—Te ves sola, melocotón. Puedo remediar eso—.
Giré mi taburete para mirarlo, todavía entre sus brazos y solo a
unos centímetros de su hermoso rostro.
—Oh, sí, ¿cómo?—
—Ven a casa conmigo esta noche—.
Este tipo definitivamente se traía algo entre manos. Incluso con la
atracción inmediata por su cuerpo sexy como el infierno y su deliciosa
colonia asaltando mis sentidos, no iba a facilitarle las cosas.
—Déjame adivinar. ¿Estás acostumbrada a que las mujeres se
quiten las bragas a tu pedido? —
Sus labios se torcieron en una sonrisa diabólica. Presionando su
rodilla contra la mía, extendió mis piernas y se movió entre ellas.
—Me gustaría verte dejar caer las tuyas—.
El olor a whisky y cerveza se quedó en el aire mientras él lamía sus
labios y esperaba mi respuesta. El brillo en sus ojos me dijo que esperaba
que dijera que sí. Estaba acostumbrado a conseguir lo que quería.
Inclinándome hacia adelante, rozé mis labios contra su oreja. Su mano
fue a mi muslo, ya seguro de que era mi dueño.
—Tendrás que esforzarte mucho más, playboy—. Colocando mi
mano en su cintura, me levanté del taburete y lo moví hacia atrás. La
sorpresa se extendió por su rostro, pero un hombre como este no se rinde
tan fácilmente.
Su mano tomó la mía cuando pasé junto a él. Con mi mano en la
suya, giró bruscamente mi cuerpo para mirarlo. Con su mano libre, me
mantuvo en su lugar, contra su cuerpo. Se inclinó, acariciando su mejilla
contra la mia.
—Cuando cambies de opinión, disfrutaré viendo esos perfectos y
pequeños labios suplicándome que te folle—.
—Deberías encontrate un nuevo juguete con el que jugar. No hago
lo de las aventuras de una noche ni me acuesto con playboys engreídos—
Su arrogancia era demasiado para un solo hombre. Puse mi mano
en su pecho y me regañé a mí misma por disfrutar de la forma en que se
sentía debajo de él.
Justo cuando esperaba que una nueva línea saliera de su boca,
ajustó su mano y me frotó la espalda con el pulgar.
—Me gustas, melocotón. Quiero llegar a conocerte. No puedo hacer
eso aquí—.
—¿Qué pasa con el apodo?— Mis cejas se cerraron hacia adentro.
Su mano levantó mi barbilla, acercándome a sus labios. Mi cuerpo
se estremeció, sintiéndome necesitada por su toque. Sabía que el beso de
este hombre sería fenomenal, pero tenía que controlar mis deseos
anhelantes. Nix me había advertido que era un mujeriego, y hasta ahora,
había demostrado ser solo eso.
—Parece que estarías igual de dulce en mi boca—.
Miré sus audaces ojos marrones mirándome, metiéndome más en
su red y maldita sea, si no sabía que me tenía en el punto de mira. Sus
labios se separaron en una sonrisa.
—Creo que te gustaría eso, ¿verdad, melocotón?—
Ajusté mi equilibrio mientras me humedecía bajo su penetrante
mirada. El movimiento que nos rodeaba me sacó de nuestra tensión
acalorada. Miré en dirección a Nix y sus ojos verdes y oscuros se
estrecharon sobre nosotros.
Jake se apoyó en mi oído cuando su pulgar se hundió en mis jeans
y me dio un tirón en la cadera, tirando de mí contra el firme nudo en sus
jeans.
—Continuaremos con esto más tarde—.
Se alejó de mí, dejándome allí con el aliento pesado y un anhelo
sexual no deseado que dolía entre mis piernas. Me acerqué a la barra y
pedí otro trago. El líquido suave y cálido acababa de bajar cuando Nix se
acercó. Puso su mano en mi brazo y le dio un apretón.
—¿Qué te dijo?—
Miré su mano. Su agarre era inusualmente apretado. Retiré su
mano, miró hacia abajo y su rostro se enrojeció al darse cuenta de que
había dejado una marca.
—Lo siento. No quise hacerlo—.
—Sé que no lo hiciste. ¿Qué te pasa?—
—Nada, no te preocupes por eso. La pelea va a comenzar pronto.
Quédate cerca de mí, ¿de acuerdo?—
Los miembros del club estaban moviendo las mesas, despejando el
área del centro. Algunos chicos se desnudaron, quitándose las
chaquetas, chalecos o camisetas. Se intercambiaron dinero de manos y
se hicieron apuestas. Vi a Jake moviéndose entre la multitud hacia Nix.
Sosteniendo varios billetes, extendió su mano.
Nix miró el dinero. —¿Para quién es?—
—Para mi—, respondió Jake con frialdad.
—Nunca peleas. ¿Qué cambió?— Nix lo miró con los ojos
entrecerrados.
Jake me miró, volvió a mirar a Nix y se mantuvo sin epresión.
—Esta noche, tengo una razón para hacerlo—.
Nix arrebató el dinero de la mano de Jake y se inclinó hacia él,
diciendo algo privado, así que no pude escuchar. Justo cuando Nix
terminó lo que tenía que decir, Jake se alejó con una arrogante sonrisa
burlona en su rostro. El genio de Nix estaba a punto de estallar. La vena
en su sien estaba abultada, y su mandíbula estaba rígida. Toqué su
brazo, y sus ojos fríos se suavizaron cuando me miraron.
—¿Qué fue eso?—
—Nada de lo que debas preocuparte—. Nix puso su brazo alrededor
de mi espalda. —Sólo un asunto del club. ¿Estás lista para esto?—
—¿Qué tan sangriento se va a poner?—
—Oh, vamos, eres una enfermera, deberías estar acostumbrada a
ver sangre—.
—Sí, de accidentes, no de personas que se golpean intencionalmente
las caras—.
—Es bueno para la moral del club, y somos hombres, disfrutamos
esta mierda—. Un profundo retumbar de risa escapó del pecho de Nix.
Dos hombres ya se estaban moviendo hacia el centro. Reconocí a
uno de ellos como Wesley, uno de los miembros mayores que corrieron
con mi tío Dallas. Un hombre más joven, alto, calvo, con tinta cubriéndole
la espalda y viajando por el cuello, levantó los puños frente a Wesley. Uno
de los miembros del club en la línea lateral levantó su teléfono celular y
sonó un timbre.
El chico más joven con el tatuaje en el cuello se lanzó al instante,
pero Wesley levantó el brazo y bloqueó el puño dirigido hacia su cara.
Wesley se agachó y golpeó su puño contra las costillas del chico más
joven. Se dobló, se puso de costado y de inmediato puso espacio entre él
y Wesley. Wesley entró por otro tiro, pero el chico más joven se giró y giró
su cuerpo. El brazo de Wesley giró en el aire, y el chico más joven tomó
la ventaja y puso un gancho de izquierda en la mandíbula de Wesley. Los
ojos de Wesley se oscurecieron. El hombre recibió el golpe como un
campeón. Sin duda había recibido algunos en sus años. Con dos
movimientos más, Wesley tenía al hombre más joven encorvado,
escupiendo sangre. El timbre sonó y el dinero cambió de manos. Wesley
había ganado esa ronda.
Esta muestra de testosterona alimentada por la primera pelea
continuó durante otra ronda antes de que llegara el turno de Jake. Se
quitó la chaqueta negra y reveló un intrincado rompecabezas de tatuajes
que cubrían sus hombros, costillas y espalda baja. Nix me dio un codazo
y me aseguré de que no estaba babeando. El hombre que se enfrentó a
Jake era Lucas, un miembro veterano del club y casi tan grande como
Jake. Se miraron con atención, luego Jake levantó sus brazos como rocas
en el aire.
El timbre sonó, Lucas dio un paso y se balanceó. Jake echó su
cuerpo hacia atrás y esquivó el puño de Lucas. Movió sus pies,
atrayendolo en un círculo, pareciendo estudiar su lenguaje corporal. La
irritación embargó a Lucas, y él se balanceó, poniendo peso en su
puñetazo. Jake bloqueó el movimiento y golpeó con un puñetazo la cara
de Lucas. Este tropezó hacia atrás, y algunos miembros del club lo
atraparon, luego lo arrojaron de vuelta al improvisado ring.
Lucas se acercó a Jake de nuevo y le dió en la mandíbula. Este se
sacudió y lanzó un puño en el pecho de Lucas. Lucas retrocedió, el aire
claramente expulsado de sus pulmones. Jake se detuvo, mostrando
moderación, dejando que su oponente se recuperara. Momentos más
tarde, Lucas volvió a atacarlo, y Jake lo agarró del brazo, lo encerró en
su sitio, rápidamente giró su cuerpo y le dio la espalda a Lucas. Lucas
aterrizó en el suelo y no se molestó en levantarse. El timbre se disparó, y
Jake se agachó y le dio la mano a Lucas. Lucas se puso de pie, dando
respiraciones cortas y agitadas.
Mis instintos de enfermería se activaron y me dirigí hacia Lucas. Nix
me agarró de la muñeca y me detuvo.
—Déjalo salir del ring primero. Él no necesita que todos te vean
atendiéndolo. Le avergonzará—.
Asentí, sabiendo que Nix tenía razón. A estos muchachos no les
gustaba mostrar debilidad, incluso cuando estaban heridos. Caminé por
el exterior de la multitud hasta donde estaba Lucas sentado. Alguien le
dio un trago y él lo tomó. Con el rostro entrecerrado, intentó sentarse
derecho.
Tomé asiento junto a él y le di una sonrisa compasiva. —Ha pasado
mucho tiempo, Lucas—. Él asintió y reprimió una mueca. —Déjame
mirarte—. Levanté su camisa y vi que los moretones ya estaban
ocurriendo. —Tienes una costilla rota o magullada. Necesitarás
descansar y toser cuando sientas que lo necesitas, aunque sea doloroso.
Si no toses, corres el riesgo de contraer una infección en el pecho—.
—Necesito otro maldito trago, es lo que necesito—. Tocó su tierno
pecho e hizo una mueca.
—Escúchame—, le fruncí el ceño, —Sé de lo que estoy hablando—.
—Sí ... Nix dijo que acabas de regresar de la escuela de enfermería—
—Si—.
—Lo siento ... no tuve la oportunidad ... de darte la bienvenida—.
—Todo está bien. Vi que estabas ocupado con la rubia. ¿A dónde fue
ella?—
—Esa es mi chica, Crystal. Ella se fue ... para ir a trabajar ... turno
de noche—.
—Ah. Bueno, ella es observadora—.
Lucas trató de reírse, pero no pudo.
—¿Quieres otro trago?—
Él asintió.
—Te conseguiré uno, amigo. Siéntate tranquilo—.
Cuando regresé de la barra, elegían al ganador de la noche de la
pelea de esta noche. Los tres ganadores fueron colocados en el centro,
Nix levantó cada uno de sus brazos y la multitud aplaudió a cada uno.
Cuando llegaron a Jake los vítores se intensificaron. La decepción de Nix
fue obvia. Jake tomó un paquete de dinero de la mano de Nix, luego lo
detuvo para decir algo. Nix se echó hacia atrás y sus ojos se oscurecieron.
Su mirada era mortal; estaba claramente enojado por lo que Jake había
dicho.
Nix negó con la cabeza y el vicepresidente del club, Pat, intervino.
Hubo algún tipo de discusión entre los tres. Finalmente, Pat hizo una
declaración y tanto Nix como Jake dejaron de discutir. Jake mostró la
misma sonrisa que había visto antes cuando había hablado con Nix, y
parecía que estaba listo para poner otra ronda a la noche de pelea.
Parte de la multitud se calmó cuando le di a Lucas su trago. —Jake
ha elegido lo que quiere— Pat habló sobre el resto de la multitud.
Los ojos de Nix y Jake permanecieron fijos el uno en el otro. Pat me
miró y sonrió, luego habló lo suficientemente fuerte como para que todos
la oyeran.
—Jake ha elegido a Liz—.
CAPÍTULO TRES
LIZ

PARADA FUERA de la puerta de la oficina de Nix, pude escuchar su


puño golpear el escritorio antes de que él ladrara con ira.
—Maldita sea, Pat, ¡debería haberlo visto venir!, ¿Qué diablos está
pensando para reclamarla así?, ¿Frente a todo el maldito club?.
—Se está asegurando de que obtiene lo que quiere. Sabes que él es
un cabrón inteligente. ¿Qué vas a hacer al respecto? Las reglas son las
reglas. Además, es solo una noche, y Liz es una mujer adulta—.
—No es suficiente que se folle a todas las mujeres que entran al club,
ahora él también quiere a mi hermana. Ella no es una puta de mierda
con la que puede hacer lo que le plazca. ¡Voy a aclarar esa mierda ahora
mismo!— Las pesadas botas de Nix se dirigieron hacia la puerta y luego
se detuvieron ante el sonido de la voz de Pat.
—No hagas nada estúpido, hijo. Estas reglas están en su lugar por
una razón. Liz puede cuidar de sí misma muy bien—.
Nix dejó escapar un resoplido y salió corriendo por la puerta. Me
mantuve fuera de vista, contra la pared, hasta que desapareció por la
esquina. Pat salió y dí un paso adelante, captando su atención.
—¿Qué está pasando entre Jake y Nix? Hay más de lo que me está
diciendo. Está demasiado enojado—.
—Has estado allí todo el tiempo, ¿verdad?— Una sonrisa se dibujó
en el rostro de Pat. —Hacías lo mismo cuando eras niña también.
Recuerdo que Dallas te atrapó en innumerables ocasiones y te decía que
no escuches los asuntos de los hombres. Bueno, nada ha cambiado,
cariño. Deja que Nix se encargue de sus asuntos—.
—No me trates como a una niña solo porque no tengo una polla,
Pat—. Mirándolo a los ojos, me encogí de hombros. —Deberías saberlo
mejor. No recibo órdenes de nadie—.
Enfurecida y harta del drama de la noche, volví a la sala para
despedirme de mi tía May y decirle a Dillon que lo vería mañana. Entré
en el bar para encontrar a Jake, Dillon y mi hermano teniendo una
conversación acalorada. Olvídalo, la cita con Dillon era lo suficientemente
importante como para interrumpir esa conversación. Me despedí de la tía
May y saludé con la mano a otros con los que había charlado durante
toda la noche.
Varios ojos me siguieron por la habitación y me vieron caminar hacia
la salida del bar. Alguien silbó detrás de mí y miré hacia atrás para ver a
alguien asintiendo con la cabeza a Jake y a mi hermano, alertándolos de
que me iba.
Jake se dirigió hacia mí y Nix lo agarró del brazo. Con una mirada
amenazadora y unas pocas palabras, Jake se quedó atrás y Nix vino
detrás de mí. Al acercarme a mi auto, podía escuchar las botas de Nix
golpeando el suelo detrás de mí.
—Tenemos que hablar—, dijo Nix cuando abrí la puerta de mi auto.
—¿Sobre qué?—
—Esa cita con Dillon no va a suceder—.
—¿Por qué?— Crucé mis brazos, mi ira ya estaba creciendo a través
de mí.
—Jake vendrá mañana para recogerte—.
Su comentario me tomó por sorpresa. Admito que me atraía Jake,
pero había visto lo que Nix me había advertido. Jake era un playboy
arrogante, y no estaba interesada en tener que ver con eso.
—¿Pensé que no me querías cerca de él? —.
—Lo que quiero no importa. Él ganó la pelea. El te eligio. No hay
nada más de qué hablar. Él vendrá mañana a las siete para recogerte.
Tendrás que estar lista. Después de la cita, puedes decirle que se pierda,
pero tendrás que ir a la cita—.
—Jesús, Nix. no soy una maldita niña o cachorro para el que debas
arreglar las citas de juego—.
—No quiero esto más que tú, pero las reglas son las reglas—.
—No pertenezco a tu Club. No tengo que seguir ninguna regla—.
—Maldita sea, Liz, eres parte de esta familia tanto como yo. No me
hagas esto más difícil. Ve a la maldita cita, luego dile a Jake que se vaya
a la mierda—.
—Bien, pero me lo debes, y sabes que lo cobraré—.
—Has hecho las cosas mucho más fáciles para mí al hacer esto—,
Nix se pasó la mano por el pelo y dejó escapar un suspiro, —y sí, te debo
una grande, porque no tengo dudas de que Jake será un dolor en el culo
con el que tratar. Y tampoco te rindas a sus juegos—.
—¿Algo más?—
Nix se volvió hacia la entrada del bar.
—Sí, no te vistas sexy—.

Faltaba diez minutos paea la hora a la que se suponía que Jake iba
a recogerme para nuestra cita, y todavía estaba luchando para
prepararme. Me puse mi delineador oscuro, una ligera capa de brillo, y
me puse mis jeans negros de cuero en mis botas negras. Mi camiseta gris
tenía una escritura cursiva en forma de escritura a mano que decía: No
está a la venta. No pude evitar sentir que la camisa era apropiada para
una cita con Jake Castle. Una última mirada en el espejo a mis largos y
oscuros rizos sueltos y mis ahumados ojos verdes, y estaba lista para
irme. Metí mi billetera en el bolsillo de atrás y me dirigí escaleras abajo.
Nix entró por la puerta principal de nuestra casa, con una cerveza en la
mano.
—¿Qué estás haciendo aquí?, ¿Pensé que estabas trabajando?—
—Vine a revisarte—.
—¿De verdad?, Puedo manejar una cita—. Agarré mi chaqueta de
cuero y me la puse.
Nix me miró de arriba abajo y frunció el ceño.
—Te ves muy bien—.
—Supéralo, no me voy a cambiar—.
—Ten cuidado esta noche—.
—Dios, actúas como si estuviera saliendo con un criminal. Espera,
¿es eso?, ¿tiene un historial criminal?—
Nix negó con la cabeza. —Él está limpio. nada más que multas por
exceso de velocidad y una conducta desordenada que se abandonó—.
—Está bien. ¿Hay algo más que deba saber?— Esperaba que
compartiera lo que fuera que parecía haber entre los dos.
—Nada. Diviértete, pero no le dejes meterse en tus pantalones—.
—Me puse el cinturón de castidad y tiré la llave—, me reí y le di una
sonrisa tranquilizadora. —Nada de que preocuparse—.
El ruido de una Harley hizo vibrar las paredes cuando se detuvo en
nuestra casa. Mi estómago se revolvió de emoción. La emoción de un
nuevo viaje siempre me hacía sentir un zumbido lo que sea que estaba
conduciendo sonaba como si pudiera satisfacer.
Le di una palmadita a Nix en el hombro y me despedí. Se paró en la
puerta y me vio acercarme a la moto de Jake como un padre viendo a su
hija en su primera cita. Incluso estaba equipado con una expresión
mezclada entre la decepción y el miedo. Jake no pareció notar la
presencia de Nix. Me vio caminar hacia su moto, luego se echó a reír y
sacudió la cabeza.
—¿Que es tan gracioso? —.
—Bonita camisa—, dijo, entregándome su casco.
—Pensé que te gustaría—.
Abroché la hebilla de la barbilla mientras me deslizaba detrás de él.
Después de poner mis brazos alrededor de su cintura, miré a Nix que
había desaparecido en el interior.
—¿Hacia dónde nos dirigimos?—
—A algún lugar privado—.
El ruido de su Harley hizo vibrar mi cuerpo cuando lo arrancó y
salió del camino.
Pronto nos movimos a través del tráfico, dirigiéndonos hacia el
centro de la avenida principal. La noche oscura hizo de las luces de la
ciudad una hermosa cúpula de paisajes mientras conducíamos. Jake se
detuvo en un semáforo y, mientras esperábamos, apoyó una mano en mi
pierna. El calor de su toque era agradable en una noche fresca como esta.
Cuando la luz se puso verde, acarició mi pierna, luego tomó el asa y
acelero llevándononos por el resto de la avenida.
Justo afuera de la franja principal, se detuvo a un lado de la
carretera y estacionó. Me quité el casco y miré el cartel del restaurante.
Estábamos parados afuera de un restaurante italiano que me encantaba.
—¿Cómo lo has sabido?— Le sonreí a Jake, sorprendida por el gesto.
—Tu tía May—.
—Bien hecho, playboy—. El chico seguro que tenía habilidades. Sin
duda lo hizo antes de cada cita.
Una sonrisa se extendió por su rostro cuando me quitó el casco y lo
puso en su moto. Caminando hacia el restaurante, su mano fué a mi
espalda baja, sosteniéndome cerca de él y guiándome hacia la puerta.
Para mi sorpresa, extendió su brazo y me abrió la puerta.
El podio en la parte delantera decía: Siéntate, como siempre hacía.
Señalé una cabina y me deslicé en el asiento, tirando mi chaqueta en la
esquina. Jake se deslizó hacia el mismo lado, atrapándome entre él y la
pared. Me reí e intenté empujarlo, pero su enorme cuerpo no se movió.
Me miró y sonrió, luego agarró un lado de mi culo y tiró de mí hacia él.
Su brazo se estiró a mi alrededor y se acomodó en el respaldo del asiento.
Se inclinó y rozó su barba de tres días en mi mejilla. Su aliento me hizo
cosquillas en la oreja, enviando un escalofrío sobre mi cuerpo.
—Me gustas cerca de mí, melocotón. Acostúmbrate—.
Se inclinó hacia atrás y levantó su mano, colocando su pulgar en
mi labio inferior y lo presionó. Pude ver el hambre e sus ojos. Se inclinó,
listo para reemplazar su dedo con su lengua, pero la camarera
interrumpió el plan.
—Bienvenidos a Illano. ¿Qué les gustaría beber?—
Después de que la camarera se fuera, Jake se volvió hacia mí. No
pude evitar sentir que cada vez que me miraba me estaba hipnotizando.
Su mirada era sensual y peligrosa y me encontré preguntándome cómo
sería ser besada por él. Luego me acordé de cuántas mujeres, sin duda,
se habían enamorado de esos cálidos ojos color chocolate y esa sonrisa
seductora.
—¿Qué debería pedir?— Sus palabras eran suaves como la seda,
saliendo de sus labios perfectos, llenos y recubiertos de masculinidad. Se
lamió el labio inferior y esperó a que respondiera. Verlo estudiarme me
dijo que era inteligente. Las ruedas siempre giraban en la cabeza de este
hombre. Tendría que estar alerta al máximo para esquivar sus sútiles
movimientos, o terminaría como masilla en sus manos.
—¿Qué te gusta?— Le pregunté.
—Esa es una pregunta cuestionable. Me gustan muchas cosas—. La
connotación sexual era clara. ¿Todo con él era sobre sexo?
—Ve con la lasaña—. Cerré el menú y tomé mi bebida recién
entregada, bebiendo mientras miraba cualquier cosa que no fueran los
ojos color chocolate. La camarera regresó y tomó nuestro pedido, y volví
a mirar todo lo demás, excepto a él.
Su mano cálida se deslizó entre mis muslos y apretó suavemente
mi pierna. Sorprendida, giré mi cabeza bruscamente y lo fulminé con la
mirada.
—Pensé que eso podría llamar tu atención—, su sonrisa se
ensanchó. —Te traje a tu lugar favorito, pero parece que no estás
disfrutando. No soy tan mala compañía, ¿verdad?—
—No, Jake—, me reí del abatimiento en su voz, —no es tan terrible
tenerte cerca, pero no estoy buscando ser otra muesca en tu cinturón.
Estuve de acuerdo con esta cita, eso es todo, después tu y yo iremos por
caminos separados. Hay muchas otras mujeres que vienen al club para
que juegues con ellas—.
—¿Eso es lo que piensas?— Su mandíbula se tensó cuando retiró su
mano. —¿Que eres un juguete nuevo?—
—Sí—.
—Bueno, no voy a mentir. Me gustaría ver esto—, inclinó su cabeza
hacia mi cuerpo, —desnudo en mi cama, pero no tengo ninguna intención
de que esta noche sea la única noche en que nos veamos—.
—Hmm, bueno, eso es desafortunado para ti porque ese es
exactamente mi plan—.
—Ya lo veremos—, las camisuras de su boca se arrugaron.
La cena llegó y Jake me elogió por mi elección de comida. Incluso
mantuvo la conversación y me hizo reír incontrolablemente. Cuando
ofrecieron postre, dijo que sí y nos pidió pastel de queso cubierto de
fresas. Cuando llegó, me sorprendió tomando el tenedor, cortando una
astilla y llevándolo a la boca.
El tenedor se deslizó de mis labios, y él me miró con los mismos ojos
hambrientos que había visto antes. Su mano se deslizó entre mis muslos
y esta vez, no salté. Se inclinó y puso su cálido aliento en mi oído. Su
mano se deslizó hacia arriba y amasó mi muslo interno.
—Quiero que vengas a casa conmigo. Di que lo harás—. Sus labios
sacaron mi oreja entre sus dientes.
—No puedo—. La excitación corría por mis venas como el aceite
caliente. Mi cabeza estaba mareada por la lujuria.
—Pero quieres—.
Levanté la vista hacia el deseo feroz en sus ojos y aparté su mano de
mis piernas antes de perder el control total de mi salud mental.
—Incluso si lo hago, no va a suceder—.
Jake me sonrió burlonamente antes de tomar el cheque y dejar la
mesa para pagar. Inmediatamente, extrañaba el calor y la presencia de
su cuerpo. Agarré mi chaqueta y me dirigí al baño. Después de reunir mi
ingenio, salí para encontrarlo apoyado en su moto, con las piernas
estiradas y cruzadas a los pies. Se veía delicioso sentado allí en su
motocicleta, chaqueta negra de cuero y una sonrisa sexy como el infierno.
Cuando me acerqué, me entregó su casco.
—¿Estás lista para el siguiente lugar?—
—¿Siguiente lugar?— Me reí. —Claro, siempre y cuando no sea tu
lugar—.
Miró hacia atrás, con la comisura de su boca levantada. Salté y él
nos llevó a un bar en la avenida principal.
Cuando me bajé, él envolvió su brazo alrededor de mi espalda y me
guió dentro. Mientras caminábamos hacia el bar, su mano se deslizó en
el bolsillo de mis jeans y se quedó allí mientras nos pedía bebidas.
—No soy solo un juguete, ¿eh?—
—Eres mejor que eso—. Su mirada me recorrió, capturándome y
encerrándome con su mirada acalorada.
—Tienes razón. Lo soy—. El orgullo me hizo cosquillas en la barriga,
pero el recordatorio de la advertencia de Nix lo aplastó rápidamente. —
Perdiste tu premio—.
—No lo creo—.
—¿Es por eso que me trajiste aquí al bar?. Unos cuantos tragos no
me van a hacer cambiar de opinión—.
El calor en sus ojos no ayudó a la necesidad abrasadora entre mis
piernas. Luchar constantemente contra mi deseo se estaba convirtiendo
en una tortura. Como si lo sintiera, su mano se apretó en mi culo y con
un movimiento rápido, me atrajo hacia él y me besó. El beso fue
repentino, inesperado, y mi cuerpo respondió instantáneamente. Su boca
era una mezcla de labios suaves y necesidades duras y dominantes. No
podía tener suficiente de él, y él claramente sentía lo mismo. Sus manos
se apretaron en mi cintura, sujetándome a él mientras sus labios seguían
haciéndome estragos. El barman deslizó nuestras bebidas hacia
nosotros, haciendo un sonido para llamar la atención de Jake. Gruñó en
mi boca y miró al cantinero como si quisiera cruzar el mostrador y
golpearlo por interrumpir. Jake recogió el trago y bebió rápidamente. Hice
lo mismo, todavía recuperándome del beso. Jake hizo un gesto para otros
dos tragos, luego me miró, estudiándome de cerca. Sus penetrantes ojos
habían cautivado mis emociones. Mi cuerpo y mi mente se perdieron en
este momento. Tomó mi cadera y me jaló hacia él, levantando mi barbilla,
presionando su pulgar en mi labio.
—Me haces algo, melocotón—. Su pulgar se hundió en mi boca y lo
reclamé, chupando la punta. Me miró con secretos peligrosos en sus ojos.
Secretos de lo que quería hacerme, secretos que me moría por conocer.
Quitando su mano de mi cintura, enrolló mi cabello alrededor de su mano
y tiró.
—Dime, ¿qué te hago?— Mi cabeza se inclinó hacia él, mis labios se
separaron.
—Esto es lo que me haces—. Tomó mi mano y la colocó sobre el nudo
apretado en sus pantalones vaqueros.
Frotó mi mano sobre él mientras seguía observando mi reacción. —
Deberíamos salir de aquí—.
Jake derribó el segundo trago y pagó la cuenta. Su palma
permaneció pegada a mi trasero mientras salíamos del bar a su
motocicleta. Alcanzó el casco, luego lo sujetó bajo mi barbilla. Subió,
esperó a que me pusiera cómoda, luego me apretó mis manos a su
cintura y me miró antes de arrancar el motor.

El olor de su colonia y la calidez de su cuerpo me provocaron todo el


viaje fuera de la ciudad. A medida que las luces del centro de la ciudad
se desvanecían en la distancia, el recordatorio de las palabras de Nix
volvió a mi mente. Estaba haciendo exactamente lo que Nix me dijo que
no hiciera. Me estaba enamorando de los juegos de Jake y probablemente
estaba a menos de una hora de ser otra muesca en su cinturón, otra
chica del club que usaría y tiraría a un lado sin remordimientos. Cuando
nos detuvimos en el siguiente semáforo, me incliné para que él me
escuchara.
—Tengo que ir a casa esta noche. No puedo quedarme contigo—.
No dijo nada, pero sabía que lo entendía cuando dio el giro que
llevaba a mi casa. Después de detenerme en el camino y apagar el motor,
se bajó y me quitó el casco de la mano extendida.
No sabía por qué, pero sentí un peso presionado contra mi pecho.
Era una tonta por sentirlo, pero me sentía culpable por haberle hecho
llevarme a casa.
—Lo pasé mejor de lo que esperaba—. No podía leerle. Si estaba
molesto, no sentía nada o estaba confundido, no lo sabía, su rostro no
mostraba emoción.
—Buenas noches, Jake. Te veré alrededor—.
Cuando me di la vuelta para alejarme, me agarró de la muñeca y me
atrajo hacia él. Sus labios se apretaron contra los míos, ásperos y
codiciosos, tirando de mi lujuria hacia la superficie, humedeciendo cada
parte de mí. Cuando me soltó, mi cuerpo casi volvió a caer en él. Él me
atrapó, me miró, y me acarició la mejilla con el pulgar antes de volverse
hacia su bicicleta.
—Buenas noches, melocotón. Te veré mañana—.
CAPÍTULO CUATRO
LIZ

EL DÍA SIGUIENTE fue duro. No había dormido bien después de


nuestra cita. Los giros y vueltas no me ayudaron con mi entrevista en el
Centro Médico de Nashville. Después de la entrevista, pasé por la oficina
de Nix para darle una sesión informativa sobre la noche anterior. No lo
había visto desde que me fui a nuestra cita y sabía que estaría ansioso
por conocer los detalles.
Siendo la hora del almuerzo, el bar estaba tranquilo, con solo un par
de miembros y un pequeño grupo de clientes bebiendo y jugando al billar.
Cuando me acerqué a la oficina de Nix, escuché a Pat entrar con él. Apoyé
la espalda contra la pared y escuché.
—¿Puedes creer esta mierda? Ahora quieren que hagamos un trato
con los Wild Royals . ¿No saben que no funciona así?, somos rivales. No
podemos poner un pie en su territorio sin armas de fuego disparando—.
—Por supuesto, ellos lo saben. Pero no les importa. Esperan que se
nos ocurra algo. Yo digo que lo hagamos—.
Trae a terceros. Págalos para comprar de los Wild Royals. A ver si la
agencia nos da billetes marcados—.
—Es demasiado arriesgado, y si los Royals lo descubrieran, seríamos
vistos como traidores—.
—Piénsalo, Nix. Es una gran oportunidad para eliminarlos. Les
debemos lo que le hicieron a Bear y May—.
—No compartas nada de esto con los hermanos hasta que tenga
tiempo para pensar en ello—.
Me apresuré por el pasillo al oír que dejaban sus sillas. Para cuando
Nix llegó al bar, yo estaba allí sentada con una bebida en la mano.
—¿Qué estás haciendo aquí?—
Giré mi taburete hacia él mientras él tomaba el que estaba a mi lado.
—Vine a contarte sobre la cita—.
—¿Y?— Nix se frotó el pulgar sobre el otro como siempre hacía
cuando estaba nervioso.
—No me acosté con él. Cenamos y bebimos, luego le pedí que me
llevara a casa—.
El brazo de Nix extendió la mano y me agarró del cuello,
acercándome más, para que pudiera besarme en la frente.
—Estoy orgulloso de ti—. Cuando se bajó del taburete, volvió la
cabeza hacia mí. —¿Por qué no vuelves esta noche? Hay una fiesta. Dillon
estará aquí. Puedes reprogramar tu cita ahora que el trato con Jake ha
terminado—.
—Lo pensaré. Antes de que te vayas, quiero hablar contigo—.
—¿Sobre qué?— Nix se volvió hacia mí con preocupación en sus ojos.
—Vamos a tu oficina—. Nix apoyó los pies en su escritorio y se
recostó en su silla de oficina cuando me acomodé en el asiento frente a
él.
—Entonces, ¿cuál es la necesidad de secretismo? escúpelo—.
—Te escuché a ti y a Pat. No me gustó lo que oí—.
—No deberías estar escuchando nuestros asuntos—.
—No fue intencional. Vine a hablar contigo y te escuché—.
—Uh eh, te conozco mejor que eso. Además, no quiero que te
preocupes por el Club o mis asuntos. Soy un hombre, Liz. Puedo
cuidarme, y haré lo que creo que es mejor. Tú lo sabes—.
—Involucrarse con los Wild Royals es peligroso, y lo sabes—.
Los ojos de Nix se desviaron hacia la ventana que daba al bosque y
a nuestra casa, justo al final de la calle. —Esto no está abierto a
discusión—. Su mirada cayó sobre mí. —No le digas a nadie lo que
escuchaste aquí y tampoco hagas preguntas al respecto—. El teléfono de
Nix sonó, lo sacó del bolsillo y miró la pantalla. —Tengo que tomar esto.
Es un proveedor. ¿Te veré más tarde?—
—Sí, voy a hacer una aparición. Sin embargo, esta conversación no
ha terminado—.
Nix sonrió antes de responder a su llamada.
Regresé a nuestro rancho de dos pisos, con revestimiento blanco, y
me metí a la ducha. El agua caliente y calmante alivió un poco la
preocupación y la tensión que tenía en el cuello y los hombros. Parecía
que Nix estaba considerando el acuerdo con cualquiera que fuera la
agencia de investigación con la que estaba trabajando. El pensamiento
de eso me aterrorizaba. Los Wild Royals eran proscritos e impredecibles.
Las consecuencias de tratar con ellos podrían ser perjudiciales para todos
los involucrados.
Una vez fuera, envolví la toalla a mi alrededor y me dirigí hacia el
armario para ponerme algo fresco y casual. Tiré de la cuerda de la
bombilla y comencé a seleccionar mi ropa. El viejo suelo de madera crujió
detrás de mí, y salté al ver al delicioso hombre parado en la puerta del
armario, sosteniendo el marco mientras se inclinaba y me miraba, una
sonrisa burlona en su rostro. Sus ojos hambrientos quemaron
lentamente mis piernas, hacia la toalla, luego se detuvieron en mis
pechos antes de acomodarse en mi cara.
—No dejes la puerta principal sin cerrar. No quiero que ningún
hombre se te acerque como acabo de hacer—.
—¿Por qué estás aquí, Jake?—
—Vístete y reúnete conmigo abajo. Te llevo afuera—.
—No, y no tienes derecho a entrar a mi casa y a mi habitación. ¿Y si
estuviera desnuda?—
—Hubiera sido un bastardo con suerte—. Jake se apoyó contra el
marco de la puerta. Una sonrisa diabólica se extendía por su rostro. —Si
tan solo hubiera llegado unos segundos después—.
—Eres imposible—. Dejo escapar un suspiro frustrado. —Sal de mi
habitacion—.
—Nos vemos abajo—. Se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta de
mi habitación.
Cuando entré a la sala de juntas, Jake estaba sentado en mi sofá
esmeralda oscuro con las piernas abiertas, los codos sobre las rodillas y
una cerveza en la mano. Su chaqueta negra reveló los intrincados diseños
de tinta a lo largo de sus brazos. Una parte de mí quería mirar más de
cerca y descubrir cada detalle de la obra. Aplasté esos pensamientos
inmediatamente cuando un revoloteo de mariposas dio un vuelco en mi
estómago.
—Veo que te has puesto cómodo—. Levantó la cabeza y sus ojos se
posaron en mí debajo de su desgastada y desgarrada gorra negra.
—Te ves bien—.
—Sí, realmente me veo bien en mis jeans, mi camiseta y mi cola de
caballo—.
Jake colocó la cerveza en la mesa lateral de vidrio y se paró en sus
seis pies de estatura. Tuve que mirar sus cálidos ojos color chocolate.
Levantó la mano y tocó mi labio con su pulgar, un hábito que noté que
estaba desarrollando.
—Creo que te verías bien en cualquier cosa, pero mucho mejor sin
nada—.
Me acerqué y puse mis manos en sus caderas mientras hablaba a la
distancia de un beso.
—Realmente te gustaría eso, ¿verdad?—
Su mano tomó mi culo y lo apretó mientras me jalaba contra él.
—Ya sabes que si—.
Antes de que pudiera decir una palabra más, su boca se estrelló
contra la mía, haciendo que mi lujuria saliera a la superficie. Su lengua
invadió mi boca con una necesidad desenfrenada y sus manos firmes me
mantuvieron firme mientras él palmeaba mi trasero y agarraba mi cabello
y cuello con la otra mano. Sus besos eran como pequeños sabores de
fuego en mis labios, ardiendo hasta el centro de mí que anhelaba tener
todo deseo sexual saciado.
Su mano se introdujo bajo de mi camisa. Su agarre cálido y firme
me atrajo hacia él, pegándome a él, para que pudiera sentir su excitación
presionándome.
Sus labios dejaron los míos, y me quedé allí aturdida, tratando de
recuperar la lógica y controlar la lujuria ardiente que pulsaba entre mis
piernas.
—Vamos arriba—.
Esas dos palabras me sacaron de mi aturdimiento. Me deslicé de sus
brazos y me dirigí hacia la puerta.
—Adiós, Jake—.
Abrí la puerta del auto a mi viejo Camaro rojo, sin mirarlo. Salí de
mi camino tan rápido como pude y me dirigí al restaurante donde me
encontraba con mis amigos.

Mientras estaba sentada en la cabina del restaurante, no pude evitar


sentir una sensación molesta. Quería más que el beso de Jake, pero me
negaba a ser otra chica del club que él había dejado de lado depués de
jugar con ella.
—Liz—.
Mi cabeza se volvió hacia la voz alegre de Jenna.
—Lo siento, estaba perdida en mis pensamientos—.
—Sí, lo estabas. Entonces, ¿a qué hora es la fiesta de esta noche?
Suena divertido—. Los grandes ojos marrones de Jenna se fijaron en los
míos, obviamente ansiosos por conocer los detalles.
—Es a las siete y media. Habrá muchos chicos lindos. Me alegro de
que ambas quieran venir. No es divertido ir sola.
—Por supuesto, vamos a ir—. Ashley pasó sus largos brazos
alrededor de mí. —Estamos tan felices de que hayas vuelto. Te
extrañamos. Su largo cabello rubio caía sobre sus hombros y sobre los
míos.
—Las extrañé a ustedes también—. Le quité el cabello de la cara y
le di un beso en la mejilla. —Ha pasado demasiado tiempo desde que
tenemos que hacer algo juntos—.
—Ahora que estás de vuelta, tendremos que recuperar el tiempo
perdido—. Jenna se movió en su asiento. —Estoy pensando en una noche
de chicas: fiesta de pijamas en tu casa—.
—Solo quieres otra oportunidad para besar a Nix—. Ashley miró a
Jenna y sonrió.
—Oh, Dios mío—, los grandes ojos marrones de Jenna se
ensancharon, —cállate, eso fue hace años. Éramos adolescentes—.
—Te gustó, J—, me reí de la falsa mirada traumática en su cara. —
No lo niegues. Te volverías totalmente loca si él quisiera besarte otra vez—
—Va a estar en la fiesta esta noche, ¿verdad?— Jenna se mordió el
labio y sonrió mientras sus mejillas adquirían un tono rosa.
—Claro que va a estar. Él es el presidente del club ahora—.
—Eso es realmente caliente—. Jenna se abanicó. Ella dejó escapar
un suspiro y arrugó la cara. —¿Por qué tu hermano tiene que ser tan
sexy?—
Mi té dulce casi salió por mi nariz cuando me reí.
Ashley se rió a mi lado y luego volvió la cabeza hacia mí. —¿Qué hay
de ti, Liz?, ¿Conociste a alguien en la escuela?—
—Sí, lo hice, pero no funcionó—.
—¿Por qué no?— Preguntó Ashley, chupando su labio inferior.
—No era..., no lo sé—
—¿Lo sufucientemente chico malo para ti?— terminó Jenna.
—Ok, sí, él era demasiado bueno para mí. Después de crecer con un
montón de tipos rudos y duros, no puedo evitarlo. Él no era dueño de
una motocicleta, y sabes que eso es un factor decisivo para mí—.
—¿Cuándo vas a conseguir la tuya?— Preguntó Jenna.
—Realmente no quiero una propia, quiero un hombre que me lleve
a montar en ella. Hay un tipo en el que estoy interesada que estará allí
esta noche. Su nombre es Dillon. Tiene acento australiano—.
Los ojos de Jenna y Ashley se ensancharon.
—¡Yum! No puedo esperar para conocerlo—, dijo Ashley.
—Lo harás esta noche—.
CAPÍTULO CINCO
LIZ

DESPUÉS DE DEJAR los bolsos de Ashley y Jenna en mi habitación


y un poco de agitación con el cabello y el maquillaje, las tres nos dirigimos
a la casa de los Kings MC. Tan pronto como entramos al bar, mis ojos
escanearon instantáneamente a los miembros del club en busca de Jake.
Mis nervios se asentaron cuando no lo encontré. Tal vez tendría suerte,
y él no vendría esta noche. La mano de Jenna tomó mi brazo, y dejó
escapar un chillido silencioso.
—Allí está Nix. Voy a ir a hablar con él—.
Ashley y yo nos miramos y nos reímos.
—Tendremos un trago mientras te esperamos en la barra—, grité.
—Uh huh—, su voz se apagó mientras maniobraba a través de las
mesas ocupadas a donde Nix estaba sentado. Arrojó sus rizos rojos tras
su hombro, para Ashley y yo, eso significaba que estaba a punto de
activar su encanto.
—Tu hermano no sabe lo que viene, ¿lo sabe?—
—És ajeno a ello—, me reí y sacudí la cabeza, —no tiene idea de que
ella esté enamorada de él—.
—Lástima, harían una linda pareja—.
—Estaría feliz de tener a Jenna como cuñada—.
Ashley y yo nos movimos hacia la barra. Nos acomodamos en los
taburetes y charlamos con Jeff mientras él nos hacía bebidas. Después
de un brindis y echando hacia atrás los tragos, los ojos de Ashley
escudriñaron a los miembros del club.
—¿Dónde está este chico, Dillon?—
—Es el que tiene el cabello rubio oscuro el que juega al póquer—.
Miré alrededor y lo encontré sentado en la mesa junto a Nix con varios
otros miembros del club. —El que tiene el tatuaje envolviéndose alrededor
de su brazo—. Justo cuando señalaba su dirección, me miró, con la
comisura de la boca levantándose mientras me saludaba con la cabeza.
—Él es un bombón—.
—No está nada mal, ¿a que si?—
—Oh, sí, es totalmente tu tipo—.
—Creo que le llevaré una cerveza—.
—Buena jugada—.
Me volví hacia Jeff y pedí dos cervezas. Le guiñé un ojo a Ashley
mientras me dirigía a la mesa donde estaba Dillon. Cuando me acerqué
a él, coloqué la cerveza junto a la que estaba casi vacía, sin mostrar
ninguna emoción por la clase de cuatro que tenía en la mano—Buena
mano—, me incliné y susurré.
Él me guiñó un ojo y se dio una palmada en la pierna. Me deslicé, y
él envolvió su brazo alrededor de mí, apoyando su mano en mi muslo. A
lo largo de varios juegos, el dinero cambió de manos y nuestro flirteo
aumentó. Su mano se movió más arriba en mi muslo, luego se acomodó
en mi cadera y mi trasero. Me acercó más a él, perdiendo completamente
el interés en el juego.
—¿Por qué no se van arriba—, Ladró Max.
—Vamos a la barra—, Dillon me susurró al oído. —Son jugadores
serios aquí—.
Dillon me tomó de la mano y me llevó al bar. Cuando nos
acercamos, mi sonrisa dejó mi cara. Jake estaba de pie junto a Ashley
con su mano cariñosamente en su brazo, pero sus ojos estaban fijos en
mí. Había estado tan distraída por Dillon, que no lo vi llegar al club. Sus
ojos viajaron a Dillon sosteniendo mi mano, luego se estrecharon, antes
de mirar a Ashley. Dijo algo gracioso, y ella se echó a reír, acercándose
más a él. Los celos estallaron, causando estragos en mis emociones.
Dillon no pareció darse cuenta. Me llevó hasta la barra y envolvió su brazo
alrededor de mi cintura mientras nos pedía más bebidas.
—Liz—.
Escuché la voz de Ashley gritando mi nombre; Temía mirar a su
dirección. Mi mano agarró el trago de Jeff, y lo bebí rápidamente antes
de mirar.
Ella saludó con la mano, indicando que se iba y articuló con la boca:
—Me voy—. Jake no dijo nada, puso su mano en su espalda y la guió
entre la multitud. Me quedé allí en shock, enojada porque el día anterior
me estaba besando y ahora estaba llevando a mi amiga a casa para tener
sexo con ella. El alivio me inundó por no haberme enamorado con sus
juegos. Pude ver con qué facilidad me hubieran echado a un lado.
De repente, la presencia de Dillon no era distracción suficiente. Traté
de mantener la conversación, pero mi mente seguía vagando, pensando
en Jake y Ashley y lo que seguramente estaba pasando entre ellos. Estaba
furiosa y, sin embargo, no tenía derecho a estarlo. Había rechazado a
Jake dos veces y ni siquiera le había mencionado a Jake a Ashley, pero
los celos seguían cavando un profundo agujero en mi pecho.
Dillon debió haber notado el cambio en mi estado de ánimo. Me dijo
que iría a por otra partida de póquer y me abandonó momentos después.
Me senté en el bar sola, molesta y lista para irme a casa.
—¿Por qué tan triste, botón de oro?— Jenna me encontró y me dio
una palmadita en la espalda.
—¿Te estás divirtiendo?— Pregunté. Su alegría no era algo para lo
que estaba de humor.
—Sí, pero no te ves como si te divirtieras. ¿Qué le pasó al lindo rubio
con el que estabas?—
—Volvió a jugar al poker. No era una compañía divertida—.
—En realidad estoy avanzando con Nix. ¿Te importa si nos
quedamos un rato más?—
—Sí, claro—. Mi estado de ánimo instantáneamente se fue de mal
en peor.
No estaba dispuesta a ser agradable y charlar con nadie con mi mal
humor. Prefería estar sola para meditar sobre lo jodida que iba mi noche.
Después de pedir un par de cervezas más, las llevé al porche trasero,
detrás de la oficina de Nix. Arrastré una silla cerca de la barandilla y
apoyé las piernas en ella mientras me sentaba y bebía mi mal humor.
Veinte minutos más tarde, el licor y la cerveza me golpearon, y me
apresuré directo al baño. En el camino de regreso, noté que Jenna todavía
estaba sentada en la mesa con Nix, que parecía que la estaba pasando
muy bien. Ver eso solo agitó mi irritación aún más. Estaba demasiado
lista para irme a casa, pero no estaba dispuesta a arruinar su noche.
Regresé al porche y me incliné para agarrar mis cervezas vacías. Pasos
detrás de mí me hicieron dar la vuelta rápidamente para ver quién se
unía a mí.
—¿Qué quieres?—
Jake tenía su rodilla doblada, y su espalda y bota contra la pared.
—¿Cuánto has bebido?—
—¿Que te importa?—
—¿Por qué estás enojada?, ¿Dillon te molestó?—
—No es tu problema, Jake. ¿Por qué has vuelto de todos modos?
Ashley no fue suficiente para ti?, ¿O te aburrió y estás buscando más
entretenimiento?—
—¿Estás molesto de que me fuí con ella?—
—¡No! Puedes hacer lo que quieras. Simplemente no te entiendo.
Antes, hoy me besabas en la sala de juntas y, unas horas más tarde,
llevas a mi amiga a casa para tener relaciones sexuales—.
—Estás celosa—. Una sonrisa maliciosa se extendió por sus labios.
—No estoy celosa—, resoplé y rodé los ojos.
—Parecías feliz con Dillon. ¿Por qué te molesta que me vaya con
Ashley?—
—¿En serio?—. El escuchar su nombre escapar de sus labios, puso
mi ira a toda marcha. —¿Necesitas preguntar?. Estaba coqueteando con
Dillon. Te acostaste con Ashley—.
—¿Lo hice?—
—Lo hiciste, ¿verdad?—
—¿Y si lo hice?—
—Basta de juegos, Jake. No estoy de humor—. Pasé por encima de
él y él estiró el brazo y me cogió por la cintura. Con facilidad, me tomó en
sus brazos. Sus cálidos ojos color chocolate me miraron, y vi que el
mismo hambre los llenaba antes de besarme.
—¡En serio!— Levanté mi mano hacia su pecho y lo empujé. —
Acabas de tener relaciones sexuales con mi amiga y ahora, estás tratando
de besarme. Vete a la mierda, Jake. Mantente alejado de mí—.
—Has bebido demasiado—. Su mano tomó mi muñeca, tirando de
mí hacia él.
—Jake, mi paciencia se está agotando. Déjamo ir—.
—Tranquilízate—. Su agarre se apretó y giró mi cuerpo hacia la
pared, sujetándome entre ella y él.
—No voy a calmarme. Eres un gilipollas y quiero que te mantengas
alejado de mí—.
—Bien, pero necesitas que te lleven a casa—.
—No serás tú—, escupí.
—Maldita sea, melocotón—.
Mi espalda fue a la pared y sus labios se estrellaron contra los míos.
Eché la cabeza hacia atrás y le di una bofetada en la mejilla. Su mano
tomó mi muñeca.
—No me acosté con ella—.
—¿Qué?—
Soltó mi muñeca.
—¿Por qué no?—
—¿Importa?—
—Sí—.
Los ojos de Jake se estrecharon sobre los míos. —Verte con Dillon,
no me gustó. Te quiero para mi solo, pero si haces un truco como ese otra
vez, haré más que solo llevar a tu amiga a casa—.
Me quedé boquiabierta y luché por formar palabras en mi estado de
embriaguez. Cogío mis manos y levantó mis brazos por encima de mi
cabeza y puso sus labios a un susurrode los míos. Sus audaces ojos
marrones estudiaron mi rostro.
—No juego limpio. No soy un buen chico—.
Su beso llegó rápido y feroz, haciendo estragos en mi boca y
reclamándola en la suya. Dejó mis labios y cubrió mi cuello, dejando un
rastro de besos húmedos hacia arriba y luego nuevamente hacia abajo.
Mi cabeza se inclinó hacia atrás mientras mi cuerpo me traicionaba,
arqueándose hacia adelante, deseando que me tocara, deseando que su
boca y sus manos reclamaran cada parte de mí.
—Pero no creo que quieras a un buen chico. ¿verdad melocotón?—
Su aliento caliente me quemó la oreja, enviando chispas por todo mi
cuerpo.
—No—.
—Me quieres, ¿no?—
Soltó mis manos y tomó mi cintura mientras sus labios volvían a los
míos. Su lengua se aventuró dentro y fuera, haciendo que mi respiración
fuera pesada y dejándome con ganas de él. Su mano acarició mi cadera
antes de que ambas manos desabotonaran mis jeans. Cada sentimiento
de frustración, entre las advertencias de mi hermano y mi mierda de
emociones confusas, se evaporó en el momento en que sus dedos me
tocaron. Mi cabeza se inclinó hacia atrás, y gemí de alivio.
—Joder, melocotón. Estás empapada por mí—, gruñó en mi boca
cuando la reclamó con una necesidad agresiva, empujándome al borde.
Añadió otro dedo y presionó contra mi clítoris, volviendome loca mientras
giraba mis caderas contra su mano y gemía de placer.
—Dime lo que quieres, melocotón. Dilo, para que pueda oírte—.
—Hazme venir, Jake. Por favor, hazme venir—.
—Eso es lo que quiero escuchar—.
Su boca se dirigió a mi cuello entre besos húmedos y mordisquitos,
luego volvió a besarme suavemente, sus dedos me convirtieron en una
muñeca de trapo que se apoyaba contra la pared. Envolví mis brazos
alrededor de él para apoyarme mientras mis rodillas se debilitaban,
gimiendo a través de mi orgasmo.
Su brazo sostuvo la pared a mi lado cuando se inclinó íntimamente.
—Me gusta la forma en que suenas cuando te corres en mi mano,
melocotón. Quiero volver a escucharlo, pero solo que la próxima vez, más
fuerte—. Su beso fue suave y cariñoso. Retiró su mano y me tomó por la
cintura, sosteniéndome cerca de él. —Te llevaré a casa conmigo. No hay
manera en el infierno en que te deje sola, borracha, y ansiosa por tener
una polla dentro de ti—.
CAPITULO SEIS
LIZ

JAKE froto mi muslo cuando apagó el motor fuera de su pequeño


rancho en casa.
—Revisa tu teléfono, Melocotón.
Después de quitarme el casco, saqué mi celular del bolsillo y miré la
pantalla. Me había preocupado antes de que incluso dejáramos el bar por
dejar a Jenna atrás. Ella respondió con muchos emojis y me agradeció
por dejarla con Nix, quien la había llevado a casa en su motocicleta.
Dejé escapar un suspiro de alivio, y Jake se rió de mí antes de tomar
mi mano, llevándome a la puerta de su casa. Al otro lado de la puerta, se
oían gemidos excitados y garras que rascaron una caja. Jake abrió la
puerta y colocó su casco en un soporte de metal negro debajo de un
soporte de pared con clavijas para chaquetas. Al otro lado de la sala de
estar de soltero, había un cachorro de boxer esperando ansiosamente que
lo dejaran salir. Jake abrió la caja y el cachorro grande casi se tropezó
con sus gigantescos pies para alcanzarme. Cuando fue a saltar, Jake lo
regañó y el cachorro se sentó, con la cola rebotando en el suelo,
esperando atención.
—No puedo creerlo. El duro Jake tiene un cachorro.
La comisura de su boca se alzó. —Su nombre es Rocky. Boxer de
diez meses.
Rasqué detrás de la oreja de Rocky y su pierna comenzó a golpear el
piso.
—¿Ya lo entrenaste?
—Por supuesto. Ningún perro mío será ingobernable—. Jake soltó
un silbido, Rocky se puso en acción y siguió a Jake a una puerta trasera.
Desaparecieron afuera, y caminé alrededor de la casa de Jake, revisando
todo lo que estaba a la vista. Tenía un pequeño sofá de cuero marrón en
el centro de la sala de estar con un viejo y pesado baúl de metal como
mesa de café. Delante de eso había un mueble de televisión hecho de
algún tipo de madera gruesa y de calidad con un televisor de pantalla
plana grande encima.
Al frente había una cocina con electrodomésticos bastante nuevos y
una isla con taburetes que atravesaban el centro Detrás de la cocina
había un guardarropa con la puerta para salir. A la derecha de la cocina,
un pasillo conducía a un dormitorio y un baño en el lado izquierdo y otro
dormitorio más pequeño a la derecha. La habitación de Jake estaba
limpia, con muebles oscuros de madera, y una gran foto enmarcada en
blanco y negro de una motocicleta Harley en la pared.
Mirar la mesita de noche junto a la cama me hizo preguntarme qué
encontraría dentro. Una caja de condones fue mi primera suposición. Me
deslicé en su habitación y encendí la lámpara. Mi mano estaba en el pomo
del cajón cuando escuché que se abría la puerta trasera. Apagué la
lámpara, salí corriendo de la habitación y regresé por el pasillo. Jake puso
a Rocky de nuevo en su caja, luego me observó mientras se quitaba la
chaqueta y la arrojaba a la isla. Él me miró con una sonrisa maliciosa
antes de girarse y caminar hacia mí. Me reí por la provocativa mirada en
sus ojos y corrí hacia su habitación.
A los pocos pasos, me tenía atrapada en sus brazos. Su aliento
caliente en mi oído.
—Te gusta la persecución tanto como a mí, ¿verdad, Melocotón? Las
yemas de sus dedos se arrastraban por mi abdomen mientras tiraba de
mi oreja entre los dientes. Su mano se hundió en mis pantalones y me
frotó hasta que estaba mojada de necesidad.
—Sí, lo hago—, respiré.
Su mano izquierda tomó mi pecho y lo amasó mientras sus dedos se
hundían más, sus besos ardientes dejaron huellas en mi cuello.
—Quiero que te desvistas para mí. Quiero verlo todo.
—¿Qué te hace pensar que lo haré?— Su mano experta ya me tenía
débil en las rodillas.
—Porque quieres. Su dedo pulsó contra mi clítoris y el aliento se me
escapó.
Cuando su mano me dejó y se sentó, frente a mí en la cama, casi me
lancé sobre su regazo y nos desnudé a ambos, pero cuando sus ojos se
posaron en mí, la obvia anticipación y excitación hizo que mi cuerpo
vibrase de emoción. Quería darle exactamente lo que quería porque tenía
razón, yo también lo quería. Jake se acercó y encendió la lámpara
mientras levantaba lentamente mi camisa sobre mi cabeza. Inclinándome
con el culo en el aire, desaté las cuerdas de mis botas y me deslicé fuera
de ellas. Luego vino una tira de sostén, luego la otra antes de
desabrocharla y dejarla caer al suelo.
Jake se pasó la mano por la barbilla y se lamió los labios mientras
sus ojos permanecían fijos en mi cuerpo, observando cada movimiento
con esa mirada depredadora que tenía cada vez que lo miraba.
Poco a poco, me desabotoné los vaqueros y los deslicé sobre mis
caderas, revelando la tanga de encaje negra a juego. Se mordió el labio
inferior, sus ojos descansando en la forma de V de mi ropa interior. Con
los pulgares enganchados en las correas, me los quité y los dejé caer al
suelo antes de salir de ellos.
Jake se levantó de su cama y puso sus manos en mis caderas,
lentamente trazando las curvas de mi cuerpo. Con esos ojos marrones
oscuros fijos en mí, me palmeó el culo y levantó mis piernas,
envolviéndolas alrededor de su cintura. Me giró hacia la cama y me
recostó sobre ella.
—Grita tan fuerte como quieras. Quiero escuchar que te desarmes
debajo de mí.
Una mano agarró el exterior de mi muslo mientras su cabeza bajaba
hasta mi cintura. Lentamente, su lengua recorrió mi ombligo, luego dejó
un rastro húmedo en la parte más húmeda de mí. Cuando su boca me
reclamó, mi espalda se arqueó. Apenas podía contener la sensación de
euforia que corría a través de mí, y ni siquiera había alcanzado mi
orgasmo. Su lengua malvada se zambulló y acarició mi clítoris solo para
repetir. Mis palmas apretaron su edredón mientras gemía y rogaba por
más. Me estaba perdiendo al control de este hombre y no quería que
terminara. Sus dedos me llenaron el coño y el culo, y me convirtieron en
una bola de temblores y gemidos hasta que finalmente me deshice.
Sus labios dieron besos suaves a lo largo de mi muslo, luego
continuaron hasta mi estómago hasta que estuvo encima de mí. Su
erección presionó en mí, y levanté mis caderas, poniéndolo en la posición
más placentera. Tomando mi muslo, me encerró contra él mientras
empujaba contra mí.
—¿Puedes sentir eso? ¿Cuánto quiero enterrarme en ti ahora
mismo?— Su empuje se hizo más fuerte y dejé escapar un suspiro de
placer cuando el bulto duro en sus pantalones vaqueros frotó mi clítoris.
—Sí—, gemí.
—¿Me quieres dentro de ti?— Sus labios se movieron contra los
míos. Él empujó de nuevo y yo incliné mi cabeza hacia atrás, montando
la ola del placer que flotaba a través de mi cuerpo.
—Jake... por favor.
Un sonido de satisfacción escapó de sus labios. La presión de su
erección me dejó y fue seguido por el sonido de su cinturón
deshaciéndose. Palmeó la tela de su camisa, rápidamente lo ayudé a
quitársela. Su camisa flotó en el aire, su boca golpeó la mía. Una mano
se envolvió en mi apretada coleta y la soltó. Espirales oscuros cayeron
alrededor de las palmas de sus manos. Al instante, apretó los mechones
sueltos mientras sus labios seguían haciéndome estragos.
Un golpeteo en la puerta principal, seguido de la voz quebrada de
una mujer que llamaba a Jake, me sacó de mi viaje de alegría. Jake gruñó
en mi boca, claramente irritado por la interrupción.
—Quédate aquí—, me dijo mientras salía de la cama. De espaldas a
mí, pude ver que sus músculos se habían tensado. Con una rápida
mirada hacia mí, ajustó sus jeans y desapareció alrededor de la puerta.
El sonido de la meneada cola de Rocky golpeando la caja fue seguido
por Jake abriendo la puerta de su casa. Me vestí tan rápido como pude y
salí al pasillo para escuchar. La mujer estaba angustiada y le rogaba a
Jake que la ayudara. Entre lágrimas, se disculpó por no tener a dónde ir.
Tan silenciosamente como pude, me moví al final del pasillo para verla.
La espalda de Jake daba hacia mí, sus brazos alrededor de la mujer,
calmándola y susurrándole algo al oído. Ella me miró, y vi el daño
alrededor de su ojo.
—Lo siento... no sabía que tenías a alguien aquí.
Jake me miró por encima del hombro. Su expresión cambió de afecto
a irritación. Avergonzada, me volví hacia su habitación para buscar mis
zapatos y marcharme lo antes posible. Terminé de atarme mi segunda
bota cuando entró.
—No te vayas—.
—¿Quién es ella?
—Una amiga.
—¿El tipo de amiga con el que tienes sexo?
—No importa, está en el pasado. Necesito irme por un rato. La voy a
llevar al Club, así que tiene un lugar seguro para pasar la noche. Te
quiero aquí cuando regrese.
—Creo que es mejor que me vaya a casa—. Me levanté de su cama.
—Sea lo que sea—, señalé a la mujer en su sala de estar, —no parece
estar en el pasado. Había algo allí. Lo vi. Traté de moverme más allá de
él, pero él agarró mi brazo y me atrajo hacia él. Un brazo envuelto
alrededor de mi espalda baja, el otro sostuvo mi cara en su palma.
—No me iré mucho tiempo. Quédate aquí ... por mí—.
Sus ojos se habían vuelto blandos. Era claramente importante para
él que me quedara. Eso rompió la pared que había construido al verlo
abrazar a la mujer en su sala de estar. Una parte de mí quería salir y no
mirar atrás, pero sabía que me arrepentiría si lo hiciera. La emoción en
sus ojos era un imán, tirando de mi corazón, manteniéndome en mi lugar,
mi curiosidad al límite. Asentí, y él levantó mi barbilla y me dio un
cariñoso y lento beso.
—Cualquier cosa que necesites, úsala. Regresaré tan pronto como
pueda—.
El pulgar de Jake acarició mi mejilla, luego su calor me abandonó.
Lo vi salir de la habitación y me quedé allí hasta que escuché que se
cerraba la puerta principal.
CAPITULO SIETE
JAKE

FUERA de mi casa, mis músculos se tensaron cuando mis botas


golpearon el suelo camino a mi Harley. —¿Dónde está él?—
Detrás de mí, los pasos de Angela se apresuraron a ponerse al día.
—No te preocupes por eso—.
—Aparentemente, quieres que me preocupe por eso—, dejé de
caminar hacia mi motocicleta y me fijé directamente en Angela, —o no
habrías aparecido en mi casa.
—Jake, lo siento. No quise arruinar tu noche. Fuiste el único en el
que podía pensar que ayudaría y no me rechazaría—.
Cuando las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, me volví
hacia mi motocicleta. Dejé de ser un tonto por las lágrimas hace años, y
Angela estaba demasiado acostumbrada a usarlos en su beneficio.
—Dime dónde está él—.
—Él es un Wild Royal. No puedes tomar esta, Jakec—.
Le di mi casco y le hice un gesto con la cabeza para que se subiera.
—Si quieres mi ayuda, dime dónde está él—. A horcajadas sobre la moto,
esperé a que ella se subiera y me agarrara de la cintura. Miré hacia atrás
esperando su respuesta. Mi viaje no iba a ninguna parte hasta que me
dijo dónde estaba el pedazo de mierda que rompió su cara.
—Se fue a casa de Spitzer, fuera de la ciudad—.
—¿Él solo o con sus hermanos?—
—No lo sé. Él podría tener un par de ellos con él—.
Mi bota golpeó el embrague, y la encendí. Conduje a Angela al Kings
Club. La fiesta se había extinguido, a excepción de un par de rezagados
demasiado borrachos para darse cuenta de algo inusual acerca de que yo
caminara con ella. Mantuve a Ángela fuera de sus vistas y la conduje
escaleras arriba a una de las oficinas donde estaban los cuartos para
dormir.
—Voy a tener que decirle a Nix que estás aquí—.
—Por favor—, no. Los ojos de Angela se abrieron y dejó escapar un
gemido. —Puedo estar fuera de aquí antes de que él entre. Sólo necesito
un lugar para dormir esta noche hasta que Rex se enfríe. Llamaré a un
amigo para que venga a buscarme por la mañana—.

Mis ojos se estrecharon sobre los de ella. —Ese amigo será mejor
que no sea tu hombre, porque él no podrá montar cuando termine con
él.
—No, Jake. Él no quiso hacer esto—.
—Eso es lo que todos dicen—. Mi mandíbula se apretó. Le di la
espalda y salí. Su cara negra y azul era razón suficiente para cazar al
bastardo. Me subí a mi motocicleta y me dirigí a Spitzer. Cuando me
acerqué al bar, asumí que todavía estaba allí cuando vi a un par de
Harleys asentadas afuera. Miré mi reloj, eran la una cincuenta y siete de
la mañana. La barra se cerraría a las dos.
Me apoyé en mi moto y esperé a que saliera el cobarde. Su culo
borracho salió caminando seis minutos después con su brazo alrededor
de una mujer vestida como una aventura de una noche. Su amigo salió
detrás de él, tropezando con una cerveza en una mano y la otra tocando
a tientas a la mujer que Rex tenía alrededor del brazo. Sus intenciones
con ella eran evidentes. Lástima por ellos que estaba a punto de
arruinarlo.
—¿Tu eres Rex? —
Los ojos oscuros del hombre se levantaron hacia los míos. La
molestia y la curiosidad los llenaron. —¿Quién diablos quiere saber?—
—Quién soy no importa, pero el nombre de la mujer a la que golpeas
como un saco de boxeo sí lo hace—.
Levantó la barbilla. —¿Cómo diablos conoces a Angela?
—Viejo amigo—.
Rex retiró su brazo de alrededor de la mujer y cuadró sus hombros.
Tal como esperaba, él quería una pelea. —¿Te estás tirando a mi
señora?—
Una sonrisa levantó la comisura de mi boca. Ser un idiota y un
borracho era demasiado fácil de antagonizar. —No, pero solía hacerlo—.
Su brazo se balanceó y rápidamente me moví de mi motocicleta y
esquivé su puño. Sus movimientos fueron más rápidos de lo que
esperaba. Beber repetidamente lo había convertido en un alcohólico en
funcionamiento. Su amigo decidió saltar a la diversión, solo que su
trasero estaba demasiado borracho para una buena pelea. Golpeé mi
puño contra su cara y él cayó al suelo como un saco de papas.
El clic de un cuchillo volvió mi atención a Rex. Fue muy tarde. La
hoja ya estaba cortando a través de mi chaqueta, dividiendo mi piel en
dos. Un dolor sordo y la humedad llenaron el área. El olor a cobre llegó a
mi nariz cuando la hoja llegó a mi cara. Agarré su mano y la usé como
palanca para girar su brazo y empujarla hacia abajo hasta que su hombro
se salía de lugar, luego golpeé el costado de mi palma sobre su codo con
la intención de romperlo. Gritó y se retorció debajo de mí. La mujer
comenzó a gritarme que iba a llamar a la policía.
—Si lo vas a hacer, hazlo—.
Enterré mi puño en la cara de Rex y la sangre de su labio reventado
salpicó la acera y probablemente tenía dientes rotos. Mi puño agarró la
camisa y la chaqueta de Rex y lo arrastré hacia mí, para poder mirarlo a
los ojos.
—No me gustan los cabrones que se lanzan a golpear a las mujeres.
Agradéceme no haberte matado. Golpea a Angela otra vez y la próxima
vez, lo haré—.
Antes de empujarlo al suelo, golpeé mi puño contra su cara, dándole
el mismo ojo negro que le dio a Angela. Cayó al suelo y pateé la hoja por
la acera, fuera de su alcance. Miré a la mujer cuyos ojos estaban muy
abiertos con una mezcla de conmoción y terror.
—¿Necesitas que te llame un taxi? —
Ella sacudió lentamente la cabeza. —Yo misma conduje—.
—De acuerdo, entonces—. Le di la espalda, todavía con mucha
adrenalina, y necesitaba la carretera bajo mis ruedas para refrescarme.
Después de subirme a mi motocicleta, eché un vistazo a la mujer y me
sentí aliviado al verla subirse a un automóvil estacionado fuera de la
barra. Esperé hasta que ella se retiró, luego hice lo mismo.
La baja de adrenalina tuvo su efecto en el camino de regreso a mi
casa. Las palpitaciones implacables me recordaron el corte en mi costado.
La sangre se había empapado en mi camisa y jeans y la piel de mis
nudillos estaba abierta y cubierta de sangre seca.
Al entrar en mi camino, Liz fue lo primero en mi mente. Esperaba
que no se asustara cuando me viera. Su confianza en mí ya era delgada,
pero si alguna vez realmente quería estar conmigo, tendría que aprender
que era impulsivo.
Cuando entré por la puerta, todas las luces estaban apagadas. Con
solo un poco de la luz de la luna entrando por la ventana de la sala, fui a
la caja de Rocky y calmé sus gemidos, para que no despertara a Liz, quien
asumí que estaba durmiendo. Caminé a mi habitación y, efectivamente,
ella estaba acostada en mi cama, envuelta debajo de la manta,
profundamente dormida. Verla acostada en mi cama, esperándome me
llenó de más satisfacción de lo que esperaba.
Con la necesidad de remendar la herida de mi cuchillo, fui al baño
y me desnude hasta mis boxers. Después de limpiar la herida y rociarla
con alcohol, la tapé con una gasa y cinta adhesiva. Me limpié los nudillos
y la cara, tomé algunas aspirinas y luego volví a mi habitación. Cuando
levanté la manta, mi polla saltó al ver a Liz en su tanga y una de mis
camisetas. Su culo era perfectamente redondo y tenía la curva suficiente
para poder apretar sus mejillas firmemente en mis manos. Maldita sea,
si no quería despertarla y terminar lo que empezamos. La palpitante
herida en mi costado me recordó que tendría que esperar. Me deslicé
detrás de ella, envolviendo mi brazo a su alrededor.
Murmuró mientras dormía, y el sonido de su dulce y somnolienta
voz que salía de esos labios rosados y llenos hacía que la dura mierda
alrededor de mi corazón se desmoronara. Metí su cuerpo en mi pecho,
apoyando mi mano en la parte más suave de ella, justo entre sus muslos.
Dejó escapar un gemido somnoliento y acarició su culo en mi polla antes
de caer en un sueño rápido. Besé su cuello, luego dejé que el sueño
rodara una vez que mi cabeza golpeó la almohada.
CAPITULO OCHO
LIZ

ME DESPERTÉ CON el calor del pesado brazo de Jake enjaulándome


contra su cuerpo. Levanté su mano y noté sus nudillos rotos. Me giré en
sus brazos para mirarlo, pero su cara estaba bien. Parecía tranquilo,
contento y tan sexy dormido como despierto. Pasé mi mano por sus
hombros y su pecho, admirando su rompecabezas de tatuajes. Mis ojos
captaron algo blanco brillante. Mirando hacia abajo, vi el vendaje.
Inmediatamente lo sacudí para despertarlo.
—Jake, ¿qué te ha pasado? ¿Estuviste en una pelea?
Sus ojos se abrieron lentamente y sonrió mientras me miraba a los
ojos. —Pareces preocupada—.
—Lo estoy. ¿Qué te ha pasado? —
Su mano se acercó a mi cintura y levantó su camiseta del camino,
para que pudiera pasar sus manos por mi estómago antes de meter su
mano dentro de mi tanga. Sus dedos acariciaron suavemente hacia arriba
y hacia abajo, deslizándome en un aturdimiento.
—Jake—, gemí, antes de poner mi mano sobre la suya, deteniéndolo.
—¿Qué pasó?—
Se inclinó hacia mí, colocando su mano alrededor de mi cintura,
empujándome el resto del camino hacia él. —Vamos a hablar de eso más
tarde—. Tomó mi mano, deslizándola dentro de sus calzoncillos. Estaba
duro como una roca y claramente ansioso por ser liberado. Mi curiosidad
consiguió lo mejor de mí. Puse mi mano alrededor de su eje, sorprendida
por la longitud y el ancho de la misma.
—Estoy bastante segura de que estas obligado a registrar este tipo
de arma—.
La esquina de su boca se levantó en una sonrisa sexy y traviesa. —
Ya pasó el registro. Está completamente cargada, y estoy listo para
usarla—.
Me reí tanto que mis costados empezaron a doler. Jake también se
rió, luego se detuvo cuando su costado le causó un dolor evidente.
—Tal vez no tan listo como crees que estás—. Miré hacia abajo y vi
que la sangre había comenzado a empaparse a través del vendaje. —
Déjame mirarlo—.
Él se recostó y puso sus brazos detrás de su cabeza, dándome acceso
completo a su herida. Retiré el vendaje para encontrar un cuchillo que lo
había abierto varias pulgadas.
—Se necesitan puntos de sutura para cerrar esto—.
—¿Puedes hacerlo?
Lo miré, sorprendida. —Sí, pero no tengo las herramientas.
Necesitas ir al doctor—.
—Tengo lo que necesitas.
Recolecté alcohol y vendajes frescos mientras Jake sacaba una caja
de su gabinete llena de hilo quirúrgico, una aguja curva, soporte y
fórceps.
—¿Debería preocuparme que tengas herramientas quirúrgicas a
mano como un botiquín de primeros auxilios?—
Jake se encogió de hombros. —Es más fácil tener el mío—. Sin
explicación alguna, salió del baño y entró en su dormitorio. Lo seguí,
colocando el alcohol y las vendas en la mesita de noche junto a las
herramientas de costura.
—¿Tienes alguna crema para adormecer?
—No lo necesito—. Jake se recostó y puso sus brazos detrás de su
cabeza de nuevo.
—Por supuesto que no. Aparentemente, esta no fue la primera vez
que obtuvo puntos de sutura. Después de limpiar su herida, preparé la
aguja y el hilo y comencé el primer punto. Miré a Jake para asegurarme
de que no lo estaba lastimando. Se quedó allí sin inmutarse.
—¿Me vas a decir cómo sucedió esto y quién era esa mujer? —
—Probablemente no lo dejes pasar si no lo hago, ¿verdad?
—Ya me estás descubriendo—.
Mientras esperaba que él compartiera la información que no quería,
noté varias cicatrices en su torso. Se perdían fácilmente cuando tus ojos
son atraídos por sus tatuajes. Me cuestione cuántas cicatrices tendría,
pero no podía preguntarle por algo tan personal.
—Hay trece de ellas—.
—¿Qué?—
—Trece cicatrices.
Mi estómago se hundió. Me había notado mirándolos.
—Mi padre era un alcohólico abusivo. Le pegaba a mi mamá
regularmente. Cuando tenía unos once años, empecé a defenderla, a
recibir los golpes, para que ella no lo haga. No le gustaba que su hijo se
interpusiera en su camino, así que me ató a una silla y me cortó once
veces, una por cada año de mi nacimiento, dijo. Mi madre logró llamar al
911. Si no lo hubiera hecho, probablemente no estaría vivo—.
Dejé de suturar su herida cuando mi cuerpo se adormeció. —¿Que
le sucedió? —
—Fue a la cárcel—.
—¿Y las otras dos cicatrices? —
—Ambas fueron por peleas. Una era una botella rota, la otra un
cuchillo.
Sosteniendo el portaagujas y las pinzas en mis manos, lo miré
fijamente, aun absorbiendo lo que acababa de compartir.
—Nunca le he dicho a otra mujer cómo obtuve las cicatrices—
—¿Por qué me lo dijiste? —
—Anoche, dejé a un hombre con huesos rotos por lo que le hizo a la
mujer que viste en mi sala de estar.
—¿Así es como conseguiste esto? —
El asintió.
Volví a mirar su herida y terminé las últimas suturas.
—¿Y la mujer de anoche, ella significa algo para ti? — Tragué el nudo
en mi garganta y esperé a que él respondiera.
—Un poco más de lo que normalmente me importa una mujer—.
—¿La amabas? — Miré los puntos de sutura, enfocándome en el
último nudo, evitando sus ojos. Hubo una pausa y mi pecho se apretó.
—No.
Una sorprendente cantidad de alivio me llenó. No es que hubiera
nada malo en que Jake la amara, pero una parte egoísta de mí quería
saber cómo era ser la única mujer que tenía el amor de Jake.
—Necesito limpiar esto—. Puse las herramientas de nuevo en la caja.
La mirada de Jake me siguió fuera de la habitación. Podía sentir sus
ojos quemando mis nalgas asomándose por debajo de su camiseta.
Cuando desinfecté las herramientas en el baño, pasó y, segundos
después, lo oí dejar que Rocky saliera de su jaula, seguidas de grandes
patas que golpeaban el suelo, luego se abrió y cerró la puerta trasera.
Regresé a la habitación después de guardar la caja para revisar mi
teléfono. Los nervios se amontonaron en mis entrañas cuando vi una lista
de mensajes de texto de Nix. Cada texto estaba más enojado que el
anterior. Inmediatamente lo marqué.
—¿Que esta pasando? ¿Por qué estás explotando mi teléfono? —
—¿Estás con Jake? Su tono era enojado y desaprobador.
—Lo estoy—.
—Haz que te traiga al club. ¡Ahora! — Nix me colgó sin una
explicación. Me apresuré a vestirme y encontré a Jake en la cocina. Rocky
corrió hacia mí y se sentó, meneando la cola con tembloroso entusiasmo.
Le di una palmadita en la cabeza y le rasque la oreja, haciendo que su
pierna pateara como lo hizo la noche anterior.
—Acabo de hablar con Nix. Quiere que me lleves al club. Está
enojado por algo—.
—Llegaremos allí cuando lo hagamos—. Jake estiró el brazo y se
frotó la parte de atrás de la cabeza mientras dejaba escapar un suspiro.
—Quiero cuidarte primero. ¿Estas hambrienta?—
—Lo estoy, pero no debemos dejarlo esperando—.
Jake abrió el refrigerador y sacó jugo de naranja. Después de abrir
la tapa, bebió durante unos segundos antes de cerrar la jarra y colocarla
de nuevo en la nevera.
—Por lo que sea que tu hermano esté enojado no va a desaparecer.
Sería mejor si tienes tiempo para refrescarte. Tomar una ducha. Nos
conseguiré algo.
No tenía sentido discutir, la expresión de Jake había sido
inexpresiva. Tendría que irme por mi cuenta, y sabía que eso solo lo
molestaría.
—Voy a oler como cualquier lavado de cuerpo que tengas en la
ducha. Espero que te guste—.
—Quiero más que solo el olor de mi cuerpo en ti—. La esquina de su
boca se levantó.
No pude evitar sonreír ante esa insinuación mientras caminaba
hacia su baño.
Escuché su motocicleta retumbar afuera varios minutos después.
Para cuando salí de la ducha, me vestí y terminé de usar su pasta de
dientes y mi dedo para frotarme los dientes, el sé estacionó. El olor a
salchicha flotaba en la casa cuando entró. Me reuní con él en la isla y me
puse de puntillas para ver qué había en la bolsa. Mi estómago gruñía y
agradecí que me hubiera hecho comer antes de ir a ver a Nix. Envolvió
un brazo alrededor de mí, acercándome a su costado. Se inclinó y me
besó en la sien.
—Lo hiciste bien curándome. No te lo agradecí antes y debería
haberlo hecho—.
Mirándolo mientras sacaba los contenedores de la bolsa con una
mano y me sostenía con la otra, estaba causando que mi afecto creciera.
—Gracias por el desayuno.
Su mano pasó por los mechones sueltos de mi cabello, luego me
acarició la espalda.
—Comamos.
Jake había ido a un pequeño comedor local. Yo conocía el lugar.
Hacian los mejores panqueques, y al parecer, Jake también lo sabía. Él
ordenó un poco para los dos.
—¿Puedo darle un pedazo? — Miré a los ojos de cachorro de Rocky
mirándome comer mi salchicha.
Jake se rió entre dientes. —No, Melocotón. No lo malcríes—.
—Aww, pero Jake, mira esos ojos—.
—Me gusta cómo suenas cuando me suplicas, Melocotón, Jake pasó
su mano por mi muslo y me miró con su autoridad masculina, —pero la
respuesta sigue siendo no.
—Bien. — Levanté mi labio inferior hacia él.
Una sonrisa se extendió por sus labios. —¿Te gusta él?—
—Sí, es adorable y muy bien educado—.
—También le gustas—. Jake apretó mi muslo antes de agarrar su
contenedor vacío y tirarlo a la basura. —¿Estás lista para descubrir qué
se atoró en el culo de Nix?
Deje escapar un suspiro. —Creo que ya lo sé—.
Jake se cruzó de brazos y se apoyó en la nevera, esperando que yo
explicara.
—Me dijo que me mantuviera alejada de ti. No regresé a casa anoche,
luego le dije que estaba contigo. Él está obviamente enojado por eso—.
—¿Por eso no viniste a casa conmigo la primera noche? —
—No es la única razón—.
—Nix te dijo que te mantuvieras alejada de mí?—
Lentamente, asentí.
Jake se quedó mirando pensativamente, su rostro sin emociones.
—Vámonos—.

Veinte minutos más tarde, nos detuvimos en la casa Kings Club. Un


par de motocicletas estaban afuera, incluyendo las de Nix; mi estomago
se apretó ¿Nix iba a amenazar a Jake para que se mantuviera alejado de
mí? ¿Estaba siendo demasiado protector o había algo entre ellos que
ninguno de los dos me estaba diciendo? Una parte de mí no quería entrar
al club. Sentí que se avecinaba una tormenta, y yo era el ojo de esa
tormenta.
Me bajé de la moto de Jake y me puse el casco en la parte de atrás.
Jake me agarró del brazo y me sentó en su regazo. Su mano agarró mi
cadera y la otra me envolvió mientras sus labios se apretaban contra los
míos. Su lengua se deslizó dentro, provocando nuestra excitación matinal
de regreso a la superficie. La mano en mi cadera se movió gradualmente
entre mis muslos y me acarició, haciéndome mojar de necesidad.
—Te quiero de vuelta en mi cama esta noche—. Su mano experta
acarició con más fuerza. —Sabes dulce, Melocotón, pero necesito algo
más que un sabor.
Por mucho que quisiera lo mismo, no iba a ir en contra de mi propio
hermano sin saber más detalles. Puse mi mano sobre la suya para
detenerlo antes de que perdiera todos mis sentidos.
—Vamos a ver qué está sucediendo—.
Jake se lamió los labios; Pude ver su mandíbula tensa. Me sacó de
su regazo y se bajó de su motocicleta. Caminamos hacia la entrada, su
mano descansó en mi espalda baja, y abrió la puerta para que yo entrara.
Cuando entré vi a un par de caras familiares jugando al billar, y Jeff
estaba detrás del bar, surtiendo licor fresco para más tarde ese día.
—Jeff, ¿dónde está Nix? —
Jeff miró a Jake y yo juntos, luego hizo un gesto con la mano hacia
las oficinas. —Le haré saber que estás aquí—.
Jeff no necesitaba ir muy lejos. Cuando dobló la esquina, casi chocó
con el cuerpo gigante de Nix. Contuve el aliento cuando vi a la misma
mujer de anoche seguirlo. La cara de Nix estaba enrojecida, sus ojos fríos
como la piedra. Miró a Jake mientras caminaba hacia nosotros como un
depredador a punto de atacar.
—Maldita sea, ella no se fue—, escuché a Jake decir en voz alta.
Jake me empujó detrás de él cuando Nix se acercó. El golpeteo de
las botas de Nix no fue lento. Nix giró y su puño aterrizó en la cara de
Jake. Jake se levantó y miró a Nix. Tenía la sensación de que la única
razón por la que no estaba atacando a mi hermano era porque estaba allí
de pie.
—Nix, ¿qué diablos te pasa? — Grité.
Los ojos de Nix permanecieron fijos en Jake como si yo no existiera.
—Mantente alejado de mi hermana. No necesitas seducir a Liz, también.
Ella no es algo para que te entretengas—.
—Jake, ¿de qué está hablando? —
—Por supuesto, no se lo dijiste—, resopló Nix.
—¿Qué demonios está pasando? — Exigí.
Los otros miembros del club se estaban acercando en ese punto.
Jake escupió sangre de su labio reventado y siguió mirando a Nix, usando
lo que parecía ser cada onza de su autocontrol para no tomar represalias.
—Señoras, suban las escaleras—, dijo Max cuando él y Trevor se
unieron a nosotros.
—¡No! Quiero saber qué demonios está pasando!—
—Sube las escaleras, Melocotón—, dijo Jake sin mirarme. Su tono
no aceptó ningún argumento.
—Bien. Vamos—, le dije a la mujer detrás de Nix. Ella caminó
conmigo, y la guié al porche trasero de la Casa Club. En el camino por el
pasillo, escuché sus voces elevarse y arrastrarse de vuelta en la sala
delantera, luego el sonido de gruñidos y alguien siendo golpeado en una
mesa. No me molesté en volver. Sabía lo que estaba pasando. Estaban
luchando contra sus problemas.
—No nos quedaremos aquí. Nuestra casa está en el camino—, señalé
hacia ella. —No voy a quedarme y lidiar con toda esa sobrecarga de
testosterona.

—¿Eres la hermana pequeña de Nix, Liz? — Preguntó mientras me


seguía por el patio.
Miré a la voluptuosa pelirroja. Incluso con las marcas negras y
azules que rodeaban sus grandes ojos marrones y el rasguño en su
barbilla, se podía ver que su cara era bonita—.
—Sí. ¿Cuál es tu nombre?
—Soy Angela—. Ella me miró con sorpresa en sus ojos.
—¿Debería conocerte?—
—No, supongo que no—. La decepción barrió su cara. —Lo siento
por lo de anoche. No quise aparecer sin avisar. ¿Eres la mujer de Jake?—
Me reí del término. Siempre pensé que sonaba ridículo a menos que
fueras la esposa de un motociclista y tuvieras más de cuarenta y cinco
años. —No, no soy su mujer.
—¿Eres su chica?—
La pregunta se quedó en el aire. No sabía cómo responder.
Sinceramente, no sabía lo que era para Jake.
—Lo siento. Estoy siendo entrometida Realmente no es de mi
incumbencia—. Angela debe haber notado el incómodo silencio después
de su pregunta. La miré y le di una media sonrisa.
—Tienes razón. No lo es—.
Llegamos a nuestra casa y abrí la puerta, indicándole que entrara.
—Supongo que todas tus cosas están en la casa del imbécil que te
hizo eso en la cara?
Ella me miró con vergüenza en sus ojos. Ella asintió.
—Tengo ropa arriba que puedo prestarte. Puedes usar la ducha
también. Después de eso, podemos ir a la tienda para conseguirte
algunas de tus propias cosas—.
—No tienes que hacer eso—.
—Tienes a alguien a quien puedas llamar?—
Ella sacudió su cabeza. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos.
—Entonces, sí, eso es lo que vamos a hacer. Vamos—, hice un gesto
hacia arriba, —Mi habitación está aquí arriba—.
Caminé hasta mi armario y elegí algunas opciones diferentes para
ella. Ella eligió un conjunto completamente negro, creando un look aún
más afilado que mi propio estilo.
—Gracias por dejarme tomar estos. Voy a tomar una ducha rápida—
—No hay problema—.
Me puse ropa limpia, luego le envié un mensaje de texto a Ashley y
Jenna para ver si ellas también querían ir de compras. Después de que
aceptaran ir, esperé a que Angela terminara. La idea de que había estado
ayudando a la ex de Jake no me había dejado durante la última hora.
Afortunadamente, mi buena voluntad estaba superando mis celos porque
no solo era la ex de Jake, era una mujer ante todo, una que necesitaba
ayuda. Ella obviamente se enamoró del tipo equivocado y pagó el precio
por ello.
Después de que el secador funcionara por unos minutos, salió,
luciendo asesina en mi ropa. Los celos hicieron un salto mortal en mi
estómago, y tuve que derribarlos.
—¿Quieres un poco de corrector?—, Le pregunté.
—Si, eso está bien
La ayudé a cubrir los moretones lo mejor que pude. Apenas se
notaba ahora, a menos que supieras lo que estabas mirando. Ella me
sonrió; Me fijé bien en lo bonita que era. No era de extrañar que Jake se
sintiera atraído por ella. Su cuerpo fue construido como el mío, pero era
un poco más corto, lo que hacía que sus curvas fueran un poco más
voluptuosas. Mis senos no podían compararse, los suyos eran mucho
más grandes y claramente le gustaba poner a esos cachorros ahí fuera.
Ella eligió una camisa mía escotada que los mostraba bien. Con su
ardiente cabello rojo y escote, ella tendría fácilmente un nuevo hombre al
final del día. Volví a poner la bolsa de maquillaje en el cajón.
—¿Estás lista?—
—Sí—.
Cuando nos acercamos a mi coche, Angela se mostró sorprendida.
—¿Esto es tuyo? —
Asentí. —Un camaro 69. Fue de mi tío; Me lo dejó a mí y Nix
reconstruyó el motor. Soy una fanática del músculo americano, hombre
y máquina—.
—No es de extrañar que Jake tenga las ganas de ti—, se rió mientras
abría la puerta y se deslizaba.
No sonreí ante la declaración. No quería que ella supiera lo mucho
que realmente disfrutaba al escuchar eso.
—Vamos a recoger a un par de amigas mías, luego nos dirigiremos
a la farmacia y al centro comercial.
CAPITULO NUEVE
LIZ

NOS detuvimos en un restaurante para almorzar tarde después de


ir de compras. Angela y Ashley se fueron al baño, y Jenna se acercó más,
así que solo yo la oiría.
—¿Cuál es el trato con esta chica Angela? ¿Y qué te pasó anoche?
Te fuiste a casa con uno de los miembros del club, ¿verdad?—
—Ugh, Jenna. Estoy en un lío. Me fui a casa con Jake Castle—.
—¡Oh Dios mío! ¡Yo lo vi! Él es muy caliente Entonces, ¿lo hiciste?—
Ella me dio un codazo y me guiñó un ojo.
—No, fuimos interrumpidos... por ella—. Señalé hacia el asiento
vacante de Angela.
—¿Qué quieres decir?— Las cejas de Jenna se clavaron hacia
adentro.
—Ella es su ex novia, creo. O ex compañera para follar. No lo sé. De
cualquier manera, había algo entre ellos. Ella necesitaba su ayuda
anoche, así que él se fue en medio de la noche para ayudarla, pero me
pidió que me quedara y lo esperara—.
—¿Y tú lo hiciste?—
Asentí.
—¿Por qué?—
—No lo sé. Parecía importante para él que este allí cuando regresara.
Dice que todo lo que había entre ellos está en el pasado. La llamó amiga,
una amiga que necesitaba su ayuda. Nix lo perdió cuando se enteró de
que me quedé a pasar la noche con Jake. Se pelearon por eso esta
mañana. Hay algo entre ellos que ninguno de los dos me está diciendo—
—Bueno, no me gusta esta chica. Ella parece ser un problema—.
—¿Estás segura de que no es un poco de celos de competencia?
Estiré uno de sus rizos rojos y sueltos. —A Nix le gustan las pelirrojas—
—Lo sé. La esquina de la boca de Jenna se torció. —Quiero que le
guste esta pelirroja, no esa pelirroja, señaló a Angela saliendo del baño,
pero lo suficientemente baja como que Angela no podía ver.
—Cuando regresemos a mi casa, hablaré con Nix y descubriré dónde
llevarla. Ella debe tener familia o un amigo en algún lugar.
—Nix dijo que los miembros van a estar en el club otra vez esta
noche. ¿Te importa si nos vamos?—
—Por supuesto, vamos. Una sonrisa levantó mis labios mientras
miraba a Jenna y le guiñaba un ojo. —Puedo decir cuánto te gusta él.
Haré lo que pueda para ayudarv.
—Te quiero, hermana—. Jenna se inclinó y me besó en la mejilla.
Después de que la camarera tomó nuestra orden, Jenna puso sus
ojos en Angela.
—¿Así que de dónde eres?
Los ojos de Angela estudiaron a Jenna con disgusto antes de captar
mi mirada y cambiar su expresión. —Soy de Jersey—.
—¿Cómo terminaste en Nashville?—
—Seguí a un ex novio—.
Era obvio que Angela no quería jugar el juego de veinte preguntas
de Jenna, pero seguía mirando a mi ojo vigilante y respondiendo a cada
una.
—¿Cómo conociste a los Kings?— Preguntó Ashley, interviniendo.
—Mi ex los estaba buscando por un tiempo antes de irse de la
ciudad—, el tono de Angela se suavizó al responder a Ashley.
—¿Así es como conociste a Jake?— Pregunté, tragándome el nudo
en la garganta.
Angela me miró y me dio una media sonrisa mientras asentía.
Afortunadamente, la camarera trajo nuestros platos y terminó con la
incómoda tensión.
Jenna y Ashley le hicieron algunas preguntas más y noté que cuanto
más intentaban excavar, más incómoda se sentía Angela. Ella evitó
cualquier conversación sobre Jake o los Kings. Supuse que era para
hacer las cosas menos difíciles para mí. Después del almuerzo, todas se
amontonaron en mi Camaro y dejé a Jenna y Ashley en casa de Jenna.
—Las veré a las dos esta noche. Pasen por mi casa. Podemos
caminar juntas—.
Una vez que las dos salieron del auto, Angela y yo montamos en un
incómodo silencio durante varios minutos antes de que ella hablara.
—Tus amigas son amables—. Su tono poco entusiasta me dijo que
no eran su tipo de amigas.
—Son buenas amigas, pero puedo decir que no te sientes cómoda.
Me está dando la impresión de que te gusta vivir al límite. Mi primer
indicio fue que estabas saliendo con un idiota, luego con la ropa, y luego
intentaste morderte la lengua todo el día. Puedes ser real conmigo. Te
respetaré más si lo eres—.
—Me gusta la sinceridad de no hacer tonterías—, Angela dejó
escapar un suspiro de humor. —Eres mi clase de chica Liz, pero botón
de oro y diente de león son demasiado dulces para mí. No salgo con chicas
con frecuencia. Soy una chica de andar en mi propia clase.
Finalmente, la verdadera Ángela estaba saliendo, el fuego que tenía
estaba burbujeando bajo la superficie, esperando ansiosamente la
libertad.
—Pareces inteligente. ¿Cómo terminaste con el imbécil que marcó tu
cara?—
—Igual que tú—. Sus ojos llenos de humo y sombra se inclinaron
hacia mí. —Me gustan los altos, tatuados y ásperos en los bordes—.
Escuchando las palabras escapar de sus labios, las sirenas se
dispararon dentro de mi cabeza. No confiaba en esta mujer en absoluto.
Ella pudo haber sido la víctima maltratada anoche, pero ¿cuántas
lágrimas fueron las que provocaron una reacción de Jake? La mujer con
la que había pasado el día hoy no mostraba ningún efecto residual del
trauma. Parecía demasiado calma, fresca y tranquila. Mi curiosidad sobre
lo que sucedió entre ella y el novio que la golpeó me estaba comiendo,
mordiéndome pequeños dientes afilados directamente en el pecho, pero
los temas personales estaban claramente fuera de la mesa entre
nosotras.
—¿Algún plan de a dónde te diriges ahora?—
—Estaba pensando en quedarme por un tiempo, pasar un tiempo
con los Kings—. Una sonrisa astuta se levantó en sus labios.
Con mi estómago torcido en un nudo, di vuelta en el camino de
entrada de nuestra casa. Las motocicletas de Nix y Jake estaban
estacionadas una al lado de la otra en el camino de entrada.

Cuando me acerqué a la puerta, los oí discutir. Entré y ambos se


quedaron en silencio. Sus ojos iban y venían entre Angela y yo.
—¿Ustedes dos todavía están peleando? Pensé que ya lo habían
resuelto— Irritada, cambié mi peso sobre el talón derecho y crucé los
brazos.
—¿Has estado con ella todo el día?— Preguntó Nix.
—Sí—. Miré a Angela que parecía divertida.
Los pesados pies de Jake golpearon el suelo directamente hacia mí.
La hinchazón en su labio superior se había reducido, pero Nix había
añadido un moretón en la mandíbula.
—Andando, Melocotón. Nos vamos—.
La cara de Nix estaba enrojecida y sus ojos clavaban dardos en la
espalda de Jake. Su lucha lo había dejado con heridas de batalla
también. Tenía una herida en la mejilla, la piel circundante aún estaba
roja e hinchada.
—No vayas con él, Liz. Necesitamos hablar—.
Jake tomó mi mano y me jaló hacia la puerta. Metí mis pies en el
suelo y lo detuve.
—No iré a ningún lado hasta que uno de ustedes comience a decirme
qué diablos está pasando.
Miré de Jake a Nix, a Angela, que estaba recostada casualmente
contra la pared con una expresión de levedad que me pareció extraña.
—Si lo hubiera sabido, no te hubiera dejado irte con Angela. Nix se
adelantó y se pasó la mano por el pelo. —Ella no es alguien con quien te
quiero cerca—.
—Tenemos que irnos—. El brazo de Jake me envolvió.
Tensión nerviosa se construía en mi pecho. Lo ignoré y devolví mi
mirada a Nix.
—¿Por qué no me quieres cerca de ella?—
—Ella solía ser mi chica hasta que encontré a Jake, follando con
ella.
Me deslicé del brazo de Jake y me aparté de él mientras la ira se
acumulaba en mis entrañas. Mis ojos se dirigieron primero a Jake y su
expresión inexpresiva, ni siquiera me miró a los ojos. Miré a Angela y ella
se encogió de hombros, como diciendo, es lo que es.
—Vete. Llévate a Angela contigo—.
Jake se levantó el sombrero y se frotó la nuca. —Joder, escúchame,
Melocotón—.
—¡Vete!
Jake miró a Angela y asintió con la cabeza hacia la puerta. Ella lo
siguió detrás.
Cerré la puerta una vez que salieron y miré a Nix.
—La próxima vez será mejor que me digas lo que necesito saber
antes de irme y desarrollar mis sentimientos—. Lo esquivé yendo hacia
las escaleras.
—¡Liz!— El sonido de pesadas botas me siguió por los escalones. —
Lo siento. ¡Liz!—
Me detuve justo dentro de mi puerta. Se quedó en el exterior con la
mano en la puerta, impidiéndome golpearlo en la cara.
—Si hubiera sabido que ella había regresado, te lo habría dicho.
Nunca esperé volver a verla. Se fue después de la ruptura, y no la he visto
desde entonces—.
—¿Por qué no lo echaste fuera del club?— Rompió uno de los códigos
más grandes y tu confianza.
—Si lo echara, tendría que decirles a todos por qué lo iba a votar.
Debería admitir que un hermano estaba durmiendo con mi chica sin que
yo lo supiera. ¿Cómo me hace ver eso, como el presidente, no saber que
mi propia mujer está haciendo trampa a mis espaldas?—
Abrí la puerta más ancha.
—¿Entiendes por qué no te lo dije ahora?— Nix me dio sus brillantes
ojos verdes de cachorrito. —Estaba desgarrado por toda la situación. Al
menos cuando ella se fue, Jake y yo pudimos ser civilizados hasta que él
decidió que también quería seducirte. Eso cruzó la línea para mí. Estallé
Lamento haberte involucrado así. Te advertí sobre Jake, pero no me
escuchaste—.
—Pensé que había visto algo en él, pero claramente, estaba
equivocada—.
CAPITULO DIEZ
LIZ

LA NOCHE que expulsé a Jake y a Angela de nuestra casa. No asistí


a la fiesta en el club. Quería recostarme y evitar a Jake lo más posible.
Afortunadamente, dos días después, el lunes, recibí una llamada del
gerente que me había entrevistado. Me habían ofrecido el puesto de RN 2
en Centro medico de Nashville.
Después de una semana en el trabajo, ya estaba agotada, pero
amando cada minuto. La mejor parte es que mantenía mi mente fuera de
Jake. Por mucho que no quisiera admitirlo, los pensamientos sobre él
llenaban mi mente con demasiada frecuencia. Había algo entre nosotros,
más que una atracción intensa, momentos de algo más profundo que no
eran fáciles de olvidar.
Cuando llegó el próximo viernes, me tiré en el sofá con una camiseta
y un pantalón de chándal con un cuenco de palomitas de maíz y una
buena película de Netflix que había esperado ansiosamente para que
estuviera disponible. Nix bajó los escalones con sus habituales botas
negras, jeans desgastados y los colores de su Club.
—¿Tienen una fiesta esta noche?
—Sí, deberías venir.
—Preferiría no ir.
—¿Adivina quién preguntó por ti ayer?— Nix levantó mis pies, se
sentó debajo de ellos, luego los colocó en su regazo.
—¿Dillon?
—Jake—. Nix dejó escapar una risa divertida. —Tuvo el descaro de
preguntarme cómo te va—.

2
RN (Registered nurse) Enfernera certificada es una enfermera que se graduó de un programa
de enfermería y cumplió con los requisitos establecidos por un país, estado, provincia u organismo similar
para obtener una licencia de enfermería . El alcance de la práctica de un RN está determinado por la
legislación y está regulado por un cuerpo profesional o consejo.
El afecto que provoco se encendió en mis entrañas. Inmediatamente
empapé esa sensación y seguí mirando la pantalla. —Eso es bueno. ¿Le
has dicho que se vaya a la mierda?—
—Claro que sí. Luego preguntó si Angela podía quedarse en la Casa
Club—.
—¿Ha estado viviendo con él toda la semana?— Mi estómago se
torció, y me tragué el nudo que subía por mi garganta.
—Lo ha estado—.
Me quedé mirando la pantalla, pero no tenía idea de qué vista previa
se mostraba en ella. Mi mente estaba pensando en que Angela estaba en
la casa de Jake durante toda la semana y todas las posibilidades para
que su relación sexual volviera a la vida.
—¿Liz?—
—¿Hmm?— Volví la cabeza para mirarlo.
—Tu teléfono está sonando—. Nix lo señaló en la mesa final.
Miré la pantalla. —Es Jenna. La llamaré de vuelta—.
—Probablemente quiere que vayas a la fiesta con ella.
—¿Cómo sabe ella de la fiesta?—
—Yo se lo dije—.
—¿Cuándo le dijiste? — Lo miré con mi sospecha de hermana, una
sonrisa arrastrándose por mis labios, hinchando mis mejillas.
—La invité cuando llegó el sábado por la noche—.
—Hmm, ¿supongo que querías salir con ella otra vez? —
Nix sonrió. —Ella está bien—.
Le di una patada en la pierna y sonreí. —Está más que bien si la
invitas a tu fiesta—.
Nix palmeó mis tobillos antes de pararse para alejarse de la
conversación sobre los sentimientos. —Deberías venir a pasar el rato.
Has estado trabajando duro toda la semana. Te mereces una noche
libre—.
—Lo pensare—.
Se dirigió a la puerta.
—¿Nix? —
—¿Sí? —
—¿Dejaste que Angela se quedara en el club? —
—No. En el momento en que Jake decidió meter su polla en ella, se
convirtió en su problema no en el mio.
Ese era mi hermano, frío y duro por fuera porque dentro tenía un
núcleo sensible que tenía que proteger. Nunca mostró emoción por nada,
excepto cuando se trataba de mí. Yo era la debilidad de mi hermano. Se
remonta a cuando nuestra madre se había escapado y nuestro padre le
dijo a Nix que iba a tener que convertirse en un hombre. Papá le dijo que
era su trabajo ayudarme a protegerme. Después de que papá falleció, Nix
tomó en serio las palabras de nuestro padre y me protegió como si su
vida dependiera de ello. Golpeó a la mierda de cualquier matón en la
escuela que puso una mano sobre mí y amenazó a cada chico que me
gustaba.
Cuando nuestro tío Dallas nos llevó, esa protección creció. A nadie
se le permitió decirme qué hacer, excepto Nix. Cuando tenía catorce años,
ya no era solo mi hermano, sino también mi padre. Finalmente, cuando
Nix vio lo mucho que Dallas me amaba, se suavizó, tomó asiento trasero
como padre y comenzó a disfrutar de su joven vida adulta. Después de
que Dallas falleció, sus instintos paternales volvieron a entrar. Él fue
quien se aseguró de que obtuviera una educación después de graduarme
de la preparatoria y arreglar el Camaro de Dallas para que yo manejara.
Angela no se merecía a un hombre como mi hermano, pero Jenna sí. Cogí
mi celular y le devolví la llamada.
—Disculpa por no contestar tu llamada. Nix y yo estábamos
hablando. ¿Qué piensas hacer? —
—Esperaba que vinieras al club conmigo esta noche. Ashley no
puede hacerlo. Tiene que trabajar y no quiero ir sola. Por favor, ven
conmigo—.
—Sí, voy. Puedo decir que Nix está deseando que vengas. Puedo
estar lista en cuarenta minutos—.
Corrí escaleras arriba para prepararme y estaba bajando los
escalones con una camisa negra ajustada, de un hombro, jeans ajustados
y botas negras hasta la rodilla cuando Jenna llamó a la puerta.
—Adelante—.
Sus ojos se ensancharon al verme. —Maldita sea mujer. Te ves
caliente. ¿Tratando de conseguir una cita esta noche?—
Me encogí de hombros. —Quería verme bien.
—¿Bien? Parece que deberías venir con una etiqueta llamada sexo
embotellado. Todos los hombres van a querer tomar un trago de eso—,
me señaló con el dedo e hizo un gesto hacia arriba y hacia abajo.
Una sonrisa extendió mis labios. —¡Tú también te ves bien! Me
encanta el pelo lacio. ¿Cuánto tiempo tomó?—
—Demasiado. ¿Estás lista? —
—Sí. Agarré mis llaves y le indiqué que saliera por la puerta.

Cuando llegamos a la Casa Club, me di cuenta de que ya estaba


activa la moche. La música era alta y el estacionamiento estaba lleno de
motocicletas. Entramos y no pude evitar escanear el lugar de Jake.
Estaba en una de las mesas de billar de espaldas a mí. Giré en la
dirección opuesta y comencé a buscar a Nix y a mi tía May, pero no me
había movido lo suficientemente rápido. Trevor señaló mi dirección y
Jake volvió la cabeza para mirarme. Sus ojos se clavaron en los míos
desde varias mesas de distancia, y, sin embargo, todavía sentía el calor
de ellos en mi cuerpo. Rápidamente evité su mirada y seguí a Jenna a
través de la multitud—.
Mi tía May estaba en la misma mesa que Nix. Besé su mejilla,
tomando asiento junto a ella. Nix levantó una silla de otra mesa e hizo
espacio para que Jenna se uniera a nosotros. Cuando puso la silla a su
lado, le guiñé un ojo a Jenna. Ella trató de contener su sonrisa.
La tía May me dio unas palmaditas en la pierna. —Nix dice que
obtuviste el trabajo en NMC3—.
—Sí. Me encanta—.

3
Centro medico de Nashville
—Lo hace—. Levantó su botella de cerveza y se detuvo antes de
beber. —Te ha mantenido ocupada. No te hemos visto en toda la semana.
—El trabajo no es lo único que me ha mantenido alejada—.
—Escuché sobre eso—, tía May frunció el ceño.
—¿Qué escuchaste? —
—Esa ex de Nix decidió mostrar su cara de nuevo, pero esta vez ella
está detrás de Jake. Ella vino con él esta noche—. Tía May asintió con la
cabeza hacia Angela, que caminaba hacia Jake con una botella de cerveza
en la mano. Jake lo tomó, y ella le susurró algo al oído, luego le puso la
mano en el culo y lo apretó.
Mi estómago se retorció al verlo. —Te veré más tarde. Voy a tomar
una bebida—. En el bar, conversé un poco con Jeff y me tomé un trago
antes de seguirlo con una cerveza. Dillon se deslizó en el taburete a mi
lado y me guiñó un ojo. Su amable sonrisa fue refrescante a pesar de que
me había abandonado la última vez que lo vi.
—Lamento haberte dejado la última vez. Parecías que no querías
compañía, así que salí de allí antes de que te sintieras incómoda—.
Le di una sonrisa tranquilizadora. —Tenías razón, no quería
compañía, pero esta noche sí—.
—Bien. Su mano fue a mi rodilla. —¿Estás lista para reprogramar la
cena? —
—Sí, lo estoy. Pero no hagamos lo del italiano. ¿Por qué no me llevas
a un lugar que te gusta? —
—Sé exactamente cual—.
—Estoy libre el martes si eso te funciona—.
—Es perfecto—. La sonrisa de Dillon se ensanchó. Nos pidió a los
dos otra cerveza y pasamos un rato charlando sobre cómo terminó en
Nashville, un poco sobre su motocicleta, mi nuevo trabajo y su acento
sexy.
Una hora más tarde, mis piernas estaban entre las suyas y su mano
estaba más arriba de mi muslo. Salí de su cálida mano para usar el baño
y lo miré, sabiendo que estaba observando mi trasero. Dio una sonrisa
sin vergüenza y volvió a beber su cerveza. Salí del baño para encontrar a
Dillon esperándome en el pasillo. Me puso contra la pared y puso sus
ojos en los míos.
—He querido besarte por un tiempo—. La palma de su mano tomó
mi barbilla y llevo mis labios a los suyos. Sus labios eran suaves, hábiles
y cariñosos. Era un buen besador, pero no me entusiasmó. Estaba
decepcionada. Apenas sentí nada con su beso. Sus labios fueron
repentinamente arrancados de los míos. Abrí mis ojos y Jake golpeó a
Dillon en la pared opuesta.
—Joder, la tocas así otra vez, y te daré una paliza, hermano o no—.
—¿Qué demonios te pasa, Jake? Tu chica está ahí fuera—. Dillon
señaló hacia la sala delantera.
—Jake, necesitas irte—.
Los oscuros ojos marrones de Jake se posaron en mí. Agarró mi
mano y me llevó por el pasillo con él. Su agarre no se aflojó.

No había manera de que me dejara ir, aunque lo intentara. Se volvió


en la intersección y me condujo hacia las oficinas y la sala de juntas
donde los miembros del club celebraban sus reuniones. Abrió la puerta
y la cerró detrás de nosotros. Mi espalda estaba apoyada en la pared más
cercana, su imponente cuerpo me sujetaba.
Con una mirada en sus ojos hambrientos, mi frustración y deseo
instantáneamente estuvieron guerra. —¿Qué estás haciendo, Jake? —
Su mano se apoyó en la pared, evitando que me saliera. Su otra
mano se deslizó entre mis muslos y me frotó hacia adelante y hacia atrás.
Mi aliento me dejó y mi cuerpo se inclinó hacia él.
—Jake—, su nombre dejó mis labios en un aliento caliente y
necesitado, completamente traicionándome.
—Esto—, me acarició con más fuerza, —Es mío. No dejes que otro
hombre te toque, Melocotón. Lo pondré en el hospital y no creo que
quieras eso—.
—Qué hay de…—
—Qué hay de nadie— Sus labios se frotaron a lo largo de mi oreja,
seguidos de pellizcos y luego chupando. —He pensado en ti y solo en ti,
toda la semana, Melocotón. Me acostaba en la cama acariciando mi polla,
pensando en cómo te abriste para mí esa noche—.
Escuchar esas palabras me encendió. Como un fuego abrasador, mi
cuerpo ardía con una necesidad latente de su toque. —Yo tampoco he
dejado de pensar en ti—.
Besos ardientes viajaban por mi cuello hasta mi clavícula. Su mano
tomó mi camisa y la sacó de mi brazo y pecho, exponiendolo. —Dime que
quieres. Quiero hacértelo todo a ti—.
Su mano desabotonó mis jeans mientras sus besos corrían por mi
pecho y me pellizcaban la parte superior de mi seno. Deslizando su mano
en mis vaqueros, sus dedos tomaron mis bragas empapadas y las
frotaron contra mi clítoris antes de apartarlas y deslizar sus dedos en mí.
En el momento en que me tocó, mi cuerpo lo recibió, moviéndose
instantáneamente contra su mano, desesperado por más de él. Con
movimientos rápidos y ansiosos de sus dedos, me frotó hasta que mis
rodillas se debilitaron y mis gemidos aumentaron. Liberando mi seno de
mi sostén, su lengua devastó mi pezón mientras su mano áspera lo
amasaba en su palma.
—No sabes lo que me haces—, su voz sonó grave.
Cuando sus dedos se zambulleron y acariciaron, su lengua mordió
y chupó. Mi cabeza se inclinó hacia atrás contra la pared. Fui inútil,
completamente bajo el control de este hombre y me odiaba por lo mucho
que lo deseaba.
—Jake ...
—Dilo, Melocotón. Quiero escuchar las palabras sucias de tu dulce
boca.
—Hazme venir, Jake. Quiero que me hagas venir.
—Me encanta escuchar esas palabras de tus labios.
Retiró sus dedos de mí, agarró mis caderas y levantó mis piernas
alrededor de su cintura. Su erección empujó directamente hacia mí, y
apreté mis caderas contra él mientras sus labios cubrían los míos,
invadiendo mi boca y sacándome gemidos cada vez que respiraba.
Mi espalda golpeó la mesa de la sala de juntas y sus manos estaban
rápidamente agarrando mis jeans, deslizándolos de mis caderas. Su boca
se abrió en mi abertura, y con una lamida de su lengua, comenzó desde
la parte superior, lentamente lamió hacia abajo, luego volvió a subir,
antes de deslizar su lengua, convirtiéndome en un revoltoso desastre.
—Esto tiene que ser como se siente estar en el cielo.
—Esto no es el cielo Melocotón. No hay manera de que un hombre
como yo pueda entrar—.
Sus dedos se deslizaron y me acariciaron con avidez mientras el otro
desabotonaba sus pantalones. Se puso de pie y bajó los vaqueros sobre
las caderas. Su erección saltó hacia adelante dura, apretada y larga. Lo
alcancé, acariciándolo en mi mano. Puso ambas manos sobre la mesa,
me besó y me chupó el cuello mientras se metía en mi mano.
—Dime a quién perteneces—.
Sus palabras me detuvieron, congelando cada parte de mi excitación
como el hielo. Quería decir que le pertenecía a él, pero ¿lo hago? O lo que
es más importante, ¿me pertenecía? Angela tenía que significar algo para
él, la había tenido en su casa toda la semana y la había traído con él esta
noche. Por mucho que mi cuerpo anhelaba ser reclamado y devorado por
Jake, tenía que proteger mi corazón. Irritada, lo empujé fuera de mí.
—No puedo pertenecerte. Parece que ya tienes a alguien—. Me
levanté y me puse los vaqueros sobre las caderas. —Creo que esto fue un
error—.
—Melocotón, no te vayas—. Rápidamente se coloco los vaqueros
sobre las caderas y se los abotonó.
—Incluso si quisieras llevarme a casa, Jake—, me di la vuelta y puse
mis ojos en él, —no puedes. Ya hay una mujer en tu casa. Una con la que
dormías detrás de la espalda de mi hermano y con la que probablemente
has estado durmiendo toda la semana—.
—Sólo sucedió esa vez, antes de que te conociera—. Se movió entre
la puerta y yo.
—¿En serio? —
—Escúchame—. Tomó mi brazo y lo tiré de su agarre. —Estaba
borracho, Melocotón. No estaba pensando. Estábamos en una fiesta. Ella
vino hacia mí. Estaba demasiado borracho para rechazarla—.
—Me das asco. Aléjate de mí—. Traté de moverme más allá de él,
pero él ajustó su equilibrio, todavía me bloqueaba.
—Estás enojada. No quieres decir eso—.
—Lo digo en serio. Mi hermano tenía razón—. Podía sentir las
lágrimas calientes que picaban mis ojos. —Eres un idiota. No te importa
un comino lo que lastimas—.
—Melocotón, no te vayas—.
La puerta detrás de él se abrió. Mi mirada recorrió a la pelirroja
detrás de él, luego de regreso a él.
—Disculpa, Jake. Tu novia está aquí—.
CAPÍTULO ONCE
LIZ

AL DÍA SIGUIENTE, sostengo el teléfono en mi oreja, mirando la luz


adelante y acelerando pasando a amarillo antes de volverse rojo.

¿Qué paso contigo anoche?  pregunta Jenna mientras me doy


prisa desde casa hacia el trabajo.
Me fui temprano. Tuve un encuentro con Jake. Tuvimos una
especie de malentendido. No quise salir después de eso.
Un fuerte pop suena fuera de mi vehículo y mi volante vira a la
derecha. Dejo caer el teléfono, pongo ambas manos en el volante, y
lentamente estaciono el vehículo al lado de la carretera.
Maldición rebusco con mis manos alrededor del piso del coche,
buscando mi teléfono.  Jenna, voy a tener que devolverte la llamada
luego, acabo de obtener una rueda pinchada. 
Marco a Nix enseguida.
¿Qué está mal? 

Se me pincho una rueda. Puedes venir a ayudarme a cambiarla?—

No puedo. Estoy en una reunión importante. Le pediré a Pat que


envié uno de los miembros. ¿Dónde estás?—
Le di la dirección de la calle más cercana. Treinta minutos más
tarde, oí el retumbar de un Harley viniendo detrás de mi coche. Salí y mi
cuerpo tensó. Jake se bajó de su moto y se acercó a mi coche, luciendo
demasiado-sexy con una camisa negra metida en sus jeans desgarrados
de las rodillas, lentes de sol oscuros, su sombrero gastado y botas negras.

¿Pat te envió? 

Yo me ofrecí voluntario. 

¿Nadie más estaba disponible? 

No después que les dije que se malditamente sentaran, no. 


Deberías regresar. Envía alguien más. A cualquiera. Esperaré. 

Me estoy quedando aquí mismo.  Una sonrisa se asomó en los


labios de Jake y esa lengua malvada corrió a través de su labio inferior.

Abre la cajuela. 
Miro los masisos brazos de Jake flexionarse cuando se estira por el
neumático de repuesto y el gato hidráulico, los jala fuera de la cajuela y
me tiene mirando hacia otro lado en agonía. Me atrapa mirandolo, dejo
salir un suspiro, y me guiña un ojo.

Detente

¿Detener qué? 

Deja de intentar ser lindo y sexy. 


Pone el neumático en el suelo junto a la rueda desinflada, luego
desliza el gato hidráulico bajo el coche y comienza a levantarlo.

No estoy haciendo nada, Melocotón. No puedo ayudarte si me


encuentras irresistible. 

¡Correcto! Rodé mis ojos y me recosté contra el coche. —Si te


encontrara irresistible, ya habríamos tenido sexo. 

Lo habríamos hecho si Ángela no lo hubiera arruinado la noche


que llego—
¿Y cómo está tu novia? Solo el sonido de su nombre envía fuego
a mis huesos.

Tú y yo sabemos que ella no es mi novia. Jake pone la llave


inglesa encima.

Hice que empacara su mierda anoche y la deje en un hotel, como


debí haber hecho el día que dejé tu casa. 

¿Por qué no lo hiciste? 

Pensé que se lo debía, el ayudarle a salir. 

¿Por qué? 

 Fue mi culpa que terminara con el pedazo de mierda que la golpeó.


Arruiné su relación con Nix, porque tienes razón, soy un idiota. Pensé
que era lo minimo que podría hacer por ella, pero quería las cosas como
solían ser,
Jake tiro del neumático desinflado y lo tiro a un lado.
Yo no. 
Al escucharlo decir eso y saber que él se aseguró de ser el que viniera
a arreglar mi departamento, estaba derritiendo parte del hielo de la noche
anterior. Alineo el neumático nuevo y empezó a poner las tuercas. La
grasa y la suciedad habían ensuciados sus manos y brazos. Me miro y
sonrió cuándo me atrapo mordiendo mi labio mientras lo miraba.
¿Vines a cenar conmigo esta noche? 

No. Que llevaras a Ángela a un hotel no arregla todo, Jake. 


Las palabras quedan atrapadas en mi garganta cuando tensión se
arremolina en mis tripas.
Traicionaste a mi hermano. Si no hay confianza, Jake, no hay
nada. Sabes eso. Jake apretó la última tuerca, se levantó del piso, y
llevó la llave inglesa atrás a la cajuela. Él agarro un trapo de su bolsa en
la silla y limpio sus manos antes de ponerlo de regreso. Camino hacia el
gato hidráulico, pero se detuvo delante de mí primero. Colocando sus
manos en el coche, me encerró entre sus brazos con mi espalda contra la
puerta del pasajero. El bello en mis brazos levantó. Cada sensor en mi
cuerpo estuvo incendiado con su dominante presencia.

No voy a parar hasta que me supliques que te folle, Melocotón. Te


lo dije, no soy un buen tipo, pero haré lo que sea necesario para tenerte—
Levanta su mano y toca mi labio inferior mientras sus ojos me miran
inquieta debajo de él. Creo que ambos sabemos que tú quieres que te
tenga.
Mi cuerpo no puede mentirle. Él sabe cómo dibujar la necesidad
justo sobre la superficie y hacerme débil de deseo. Me inclino hacia sus
labios como si fura a darle un beso.
Puedes empezar por disculparte con mi hermano. 
La mandíbula de Jake se contrae.

No me disculpo con cualquiera, por ninguna cosa.

Entonces disfrutar tu cena… sólo.


Un gruñido escapo de sus labios. Su mano rozo mi costado, se
deslizo y tomó un pedazo de mi trasero, acercándome a él.
¿Si lo hago, cenaras conmigo?.
Lo consideraré. 
Roza su frente a través de mi mejilla cuando susurra:
Usa algo sexy para mí. Te recogeré a las ocho. 
Le da a mi trasero un pequeño apretón antes de alejarse. Se inclina
agarrando el gato hidráulico y lo guarda de regreso en la cajuela. Después
de cerrarla, me da un guiño. Vuelve a su motocicleta y espera a que yo
suba a mi auto y me vaya antes de que él lo haga. En el paseo de regreso
a casa, no podría parar de morder mi labio mientras las mariposas
estúpidas aleteaban en mi estómago. Había algo sobre Jake Castle. Se
había metido debajo de mi piel y me había marcado permanentemente
como un hermoso tatuaje.

Estoy saliendo de la ducha y envolviéndome en una toalla cuándo


Nix golpea en mi puerta.
Entra. 

¿Qué le hiciste a Jake?  Nix se apoya contra el marco de la


puerta con sus brazos cruzados.

¿Por qué?

Vino a mi oficina hoy y se ha disculpado conmigo. Me ha dicho


que es un idiota y que nunca debió faltarme al respeto al dormir con mi
chica. La llamo por unas cuantas palabras y dijo que ella fue a él, pero
admitió haberla jodido cuándo no la detuvo. 

¿Y, tu qué dijiste?  Tomo asiento en mi cama, miro arriba hacia


Nix, que está un poco demasiado complacido con la noticia.
Podría haber sido un poco blando. Acepté su disculpa. El hijo de
puta de hecho sonaba genuino. 

Guau. 
Entonces, ¿qué hiciste?. Las cejas de Nix se elevaron hacia
arriba.

Aquello no es típico de Jake, el disculparse por cualquier cosa. 


Me encogí de hombros.

El vino a ayudarme con mi rueda pinchada hoy y dijo que envió a
Ángela a un hotel, lo tendría que haber hecho mucho más pronto, pero
intentaba ayudarla a salir. Dijo que haría cualquier cosa para conseguir
mi confianza, le dije que lo primero a hacer era disculparse contigo.
Nix chasqueo su lengua, claramente sorprendió.

Seré sincero, Liz. Es obvio que se preocupa por ti de alguna


manera. En los cuatro años que he conocido a Jake, nunca lo he visto
trabajar por el afecto de una mujer. Normalmente se están echando sobre
él, no al revés.
Mis ojos caen a la toalla mientras lucho con un hilo suelto,
sintiéndome insegura sobre mis pensamientos. Nix aclara su garganta y
yo regreso mi mirada hacia él.
¿Piensas que tendría que ir a la cita con él esta noche? Aquello era
parte del trato. Dije que consideraría la cita si se disculpaba.
Los ojos de Nix se estrecharon mientras me estudia.

Se sincera conmigo. ¿Quieres ir?

Una parte de mi quiere. 


Pasando su mano por sus oscuros mechones, su mirada vaga
alrededor de la habitación mientras reflexionaba sobre sus
pensamientos. Con un nudo apretado en mi vientre, finalmente me mira.

No me siento emocionado al respecto, pero si es lo qué quieres,


entonces no te voy a detener. Ve a la cita, pero se prudente. No se lo
pongas fácil. Necesita ganar su camino a tu corazón y tus pantalones.

Gracias, hermano mayor,  rio fuerte, mi sonrisa extendiéndose


ampliamente.
Ahora largo, así me puedo preparar. 
Empieza a cerrar la puerta entonces lo abre otra vez.
¿Está bien contigo si llevo a Jenna a dar una vuelta, quizás a
cenar?
Mi corazón se hincha en aquel momento.

 Sí. Definitivamente. Llévala

A las 8:01pm, el sonido de la motocicleta de Jake retumba en


nuestro camino de entrada. Un revoloteo de emoción se extiende en mi
vientre. Abro la puerta para encontrármelo luciendo delicioso con su
camisa negra con las mangas enrolladas y jeans que lo contorneaban
perfectamente. Me mira y lame sus labios antes de reír.

Debería haberlo sabido.

¿Qué está mal con esto?  Agito mi mano sobre mi sudadera y


pantalones de chándal holgados.
No podremos entrar contigo luciendo así. 

¿Entrar dónde?  Estaba intrigada.

Ya verás.  Me mira de arriba a abajo y ríe otra vez.

¿Realmente usaras eso? 

No.  Sonrió. Deslizo la sudadera sobre mi cabeza para revelar


una camisa entallada con encaje negro con laterales peek-a-boo. Sus ojos
se iluminan y miran mi pecho descaradamente. Su mirada permanece
fija en mi cuando me quito los pantalones deportivos para revelar unos
pantalones pitillo granate. Tiro la sudadera y el pantalón deportivo en el
sofá mientras tomo mis botas altas hasta la rodilla de la puerta. Me
agacho y meto cada pierna en cada bota, lentamente levantandola. Jake
se ajusta sus jeans, nunca quitando sus ojos fuera mi por un segundo.

Maldición, Melocotón. Estas matándome. 


Cuando me levanto del sofá, se dirige hacia mí y me acomodo en sus
brazos. Su mano me toma de la nuca y sus dedos se pierden en mi cabello
cuando me acerco y me da un beso duro y apasionado. Su lengua se
desliza fuera y dentro solo para volver otra vez con incluso una necesidad
más fuerte.

Dime que me quieres, Sus palabras llenan mi boca. Tomando


control de mi mano, la coloca encima del bulto en su jeans.
Te deseo, Melocotón. Quiero enterrarme tan duro en ti, tan
profundo, que te deshagas y me suplique que te tome otra vez. Las
sensaciones del agudo pellizco en mi labio inferior y su callosa palma
amasando mi pecho encienden mi cuerpo. Podía sentirme deslizarme en
su red, cayendo en una trampa de la que no podría ser capaz de huir.

Jake.  Pongo mi mano en su pecho para retrasar su avance.


Tomo una respiración y mordisqueo mis hinchados labiosNecesitamos
ir… a cenar. 
Deja salir una respiración.

Correcto. Cena.
Tomando mi mano en la suya, me dirige hacia la puerta.
Salimos hacia su motocicleta, me entrega su casco antes de subir
encima, y yo me deslizo detrás él. Envuelve mis brazos alrededor de su
cintura antes de encender el motor. En cada luz roja, coloca su mano en
mi pierna y la acaricia hasta que el semáforo cambia a verde. Estos pocos
momentos de dulzura me dejan sin respiración.
Bajo mi mano, froto su muslo, entonces deslizo mi mano abajo a
entre su jeans y lo acaricio. Coloca su mano sobre la mía y la mueve de
la manera que quiere. Sigo su instrucción y continúo acariciándolo hasta
unos momentos más tarde cuando llegamos al restaurante. Después de
aparcar, bajo de la moto me quito el casco y lo coloco en la parte trasera
del asiento. Jake me mira de reojo, me toma de la mano y me lleva a un
lado de la moto. Palmea su regazo, indicándome que quiere que lo monte
a horcajadas. Subo sobre él, y me jala contra su erección, moviéndome
sobre ella mientras reclama mi boca, devastándome con sus manos y
lengua.
Quizás tendríamos que haber ido a otro lugar más privado. No
puedo mantener mis malditas manos fuera de ti. 
Me siento sobre mi trasero mientras pongo distancia entre nosotros.

Vas a tener que. 


No Melocotón, mis manos permanecerán sobre ti, solo intentare
que sea en lugares menos riesgosos.

Si te comportas, quizás te recompensare más tarde. 

Vayamos al infierno allí y comamos entonces. Quiero mi


recompensa. 
Cuando bajo de su moto, su palma viene a mi trasero y lo aprieta.
Su mano se desliza dentro de mi bolsillo trasero cuando caminamos hacia
Salmon Cajun Bistec y Ostra, un sitio al que yo sólo había ido un par de
ocasiones porque el restaurante es caro. Mientras mirábamos el menú
puso su brazo alrededor del respaldo de mi silla y dio un beso en mi sien.

Eres la mujer más sexy aquí. Estaba demasiado distraído más


temprano para decirte lo hermosa que luces. 

Mantente hablando playboy. Esta funcionando. 


Muerde su labio y lo deja deslizarse entre sus dientes antes de
sonreír.

Estoy bastante seguro huelo a loción de melocotones y crema o


algo parecido. ¿Tú lo hiciste para mí, cierto? 

Quizás bromeo, acercando mi silla a la suya.

Es un recordatorio constante de cuánto quiero poner mi lengua en


aquel dulce coñito.
Una sensación de placer comenzó con el susurro de sus labios en mi
oído y viajó a la parte húmeda de mí. Puso un beso suave en mi oreja,
entonces se hecho hacia atrás para leer el menú, luego se inclinó hacia
atrás para leer el menú. Lo miré de reojo y él me guiñó un ojo sobre su
menú.
Estoy temerosa de estar sola con Jake. Mi auto-control y fuerza de
voluntad se estaba reduciendo a una delgada lamina a medida que
avanzaba la noche. Me dijo que podía ordenar cualquier cosa que
quisiera del menu, que ignorara los precios, y otra vez, el ordeno postre.
Me reí cuándo levanto el tenedor lleno de natillas caramelizadas a mis
labios, tomando turnos para darme un bocado a mí y tomando uno para
él. El gesto era íntimo y dulce, y no pude evitar mover mi silla junto a él
y colocar mi mano en su pierna, acariciando los músculos firmes.

La he pasado bien contigo.


Envuelve su brazo alrededor del respaldo de mi silla.
Quiero que vengas a casa conmigo. 

Jake, ambos sabemos qué va a pasar si lo hago. 

Estas temerosa de que voy a perder el interés en ti una vez


tengamos sexo, ¿no es así?
Su franqueza me tomo fuera de guardia.

Lo siento, Jake. Una cena no es suficiente para que te de mi


confianza.

¿Qué lo es?

Tiempo, para que puedas probar que significo algo a ti, más que
solamente un cuerpo tibio en tu cama. 

No quiero ir casa sin ti.  Sus ojos miraban a los míos y juro que
algo se suaviza en ellos.
CAPÍTULO DOCE
LIZ

LO DIJE EN SERIO, Jake, Le advertí cuando me llevo a través


de la puerta delantera de su casa con él.
Inténtalo, y llamare a Nix para que venga por mí y le dejaré que te
golpee otra vez. 

Lo prometo, Melocotón. Dame esta noche para probarme a mí


mismo. 
Jake deja salir a Rocky fuera de su jaula, y el inmediatamente corre
hacia mí, esperando a que lo acaricie. Después de rascarlo y darle un
beso, sigue a Jake a la parte trasera. Camino detrás de ellos, y consigo
una buena mirada de la valla del patio trasero, el porche, y la parrilla.
Cuándo regresamos dentro Jake me pide que lo encuentre en su
habitación, que estaría allí en un momento.
Jake entró en la habitación con una botella de cerveza en una mano,
sosteniendo algo detrás de su espalda con la otra.

¿Qué tienes ahí?

Voy a necesitar que confíes en mí, Melocotón, responde


entregándome la cerveza.
Espero mientras bebo algunos tragos de la cerveza, entonces reveló
qué tenía detrás de su espalda.
Su mano vino adelante con un cubre ojos de seda negra y un cuenco
cubierto. Levanto la vista hacia él, sorprendida.
¿Para qué son esos?

Ponte en pie para mí. 


Me puse de pie, y él suavemente me apartó de él, el sonido del
cuenco siendo colocado en algún lugar fue seguido por él deslizando la
seda sobre mis ojos
Sus manos movieron mi cabello a un lado y beso suavemente mi
hombro.
¿Prometes que confiaras en mí?

Lo prometo.
Sus manos continuaron bajando hacia mis brazos y se movieron a
mi cintura. Sus dedos se deslizaron bajo mi camisa, suavemente
retirándola sobre mi cabeza. Sus besos continuaron a lo largo de mi
cuello mientras sus manos se adentraban en mis jeans.
Jake

Lo prometiste. 
Mientras sus besos continuaban, me desabrochó los vaqueros y los
deslizó sobre mis caderas. Su cuerpo me dejó por un momento, luego me
levantó en sus brazos y me acostó en la cama. Cada bota fue
desabrochada y deslizada fuera, luego mis jeans. Me recosté en su cama,
mientras mi corazón latía con anticipación.
Su toque volvió y pasó su mano lentamente por el interior de mi
muslo, siguiéndolo con suaves lamidas y besos. La calidez de sus labios
llegó a mi ropa interior y su beso llegó dulcemente antes de que su mano
la apartara, dejando paso a su suave beso.
Su tacto tibio me dejo y oí el movimiento del bol. Mi estómago se
flexiono con el primer tacto del cubo de hielo en mi piel. Lo deslizo a lo
largo de mi ombligo, siguiendo la estela de agua con su lengua, cubriendo
el frío con su calor. Puso el cubo de hielo en mis labios, chupé antes de
que lo retirara y sus labios lo reemplazaron. Suavemente estira mi labio
inferior entre sus dientes y pone su pulgar en mis labios.
Tienes labios hermosos, Melocotón. Labios que quiero sentir a mi
alrededor. 
Tomo una respiración profunda cuándo el cubo de hielo toca entre
mis piernas. Lo arremolina alrededor de mi clítoris, siguiendolo con sus
labios.
Con facilidad, tomo el control de mis piernas y me giro sobre su
cama. Sus manos agarraron mis caderas, levantando mi trasero hacia él.
Su palma cayó sobre mí y me sacudo hacia adelante por la sorpresa y el
placer de la misma.
Muerdo mi labio cuándo otro cubo de hielo aterriza en mi desde
atrás, trazando a lo largo del centro. El calor de su boca sigue el cubo de
hielo y acaba con él alcanzando entre mis piernas y frotándolo contra mi
clítoris. El cubo de hielo se desvanece y mis caderas se mecen contra su
mano mientras lo frota sobre mí.
Un beso suave es colocado en mi cadera antes de que él la agarrara
y me meciera más fuerte mientras deslizaba sus dedos dentro y fuera,
frotándose contra mí, sacando gemidos desesperados de mis labios

Eso es, Melocotón. Déjalo ir para mí.


Él estabilizó su mano y me jaló más fuerte contra sus dedos
acariciando. Me deshice, golpeando su mano, apretando las mantas en
mis palmas.
Jake…

Vente para mí, Melocotón. 


Temblé cuando sus manos continuaron acariciándome y mi
orgasmo ondulo a través de mi cuerpo. Colapsé en su cama, gimiendo
de placer.
Me giro sobre mi espalda, su boca bajando sobre mis pliegues
húmedos, lamiéndome y chupándome febrilmente.
Un segundo orgasmo me deja mareada y jadeando. Estaba a punto
de suplicarle piedad cuándo retira la seda de mis ojos. Su expresión era
satisfacción pura.
Puedo sentir mi propio sabor en mis labios cuando su boca reclama
la mía. Con una mano, me agarra por el cuello mientras que con la otra
me agarra por la cadera y me pone de lado.
Me mira a los ojos con tal deseo feroz, estoy nerviosa, no seré capaz
de aguantar más.
Necesito que me toques, Melocotón. 
Mi mano va a sus jeans mientras su boca cubre la mía. Abro la
cremallera y busco por él. Esta hinchado y duro como una roca y se
siente increíble en mi mano.
Lo acaricio varias veces antes de bajar, llevándolo a mi boca. Su
cabeza va hacia atrás y él sujeta mi cabello en un puño con su mano y
empuja sus caderas, bombeando con entusiasmo en mi boca. Un gruñido
escapa de su pecho cuando alcanza su clímax. Trago y lamo la punta,
limpiándolo. Se estremece ante mi última lamida y me atrae a sus brazos.

Esos labios, Melocotón


Su yema corre a través de mi labio inferior.
Tus labios son mios. Esto,  él suavemente acaricia entre mis
piernas, Es mío.  Su mano se mueve a mi trasero y lo
aprieta.También, es mío. Lo lamí, Melocotón. Todo me pertenece
ahora.

Me rio por su declaración. ¿Funciona en ambos sentidos? 


Me atrae hacia él y enlaza sus dedos en mi cabello.

Si, lo hace

Veremos si es cierto. 

¿No crees que sólo te quiero a ti? 


Tiempo, Jake. Te dije que mi confianza no va a venir fácilmente.
Sin fuerza Jake me hace rodar fuera de él y se levanta de la cama.

Vístete. 

¿Qué?

Estoy llevándote a casa. 

¿Por qué? Mi corazón se hunde hasta mi estómago.

Es tiempo de llevarte de regreso.


Su repentino cambio de actitud me hace sentir incomoda.
Rápidamente me visto en silencio. La tensión crece entre nosotros, había
pasado de sentir que habíamos progresado a sentir que el imbécil había
regresado.
No le dije nada cuando salí de su casa hacia su motocicleta.
Siguiendome, se sube a su motocicleta y espera a que me ponga el casco.
La tensión continúa todo el paseo de regreso a casa. Durante el
tiempo que tardamos en llegar a mi casa, había pasado por varias
emociones y resolví quedarme con ligeramente confundida y mayormente
enojada. Doy un paso fuera de su moto, empujo el casco hacia él.

No te molestes bajándote. Caminare hacia la puerta sola. 


Me quita el casco y, cuando llegué a la puerta principal, ya tenía su
motocicleta en la carretera.
Al entrar en mi casa, al principio todo está tranquilo, luego escucho
a Jenna riendo escaleras arriba.
Fui a mi habitación tan silenciosamente como pude, tratando de no
interrumpirlos. Las escaleras crujieron y Nix abrió la puerta de su
habitación un momento después. Con mejillas enrojecidas y cabello
desordenado, sonríe, pero se desvanece rápidamente cuando ve mi
expresión.

¿Como te fue? 

Jake es un idiota,  Espete, antes de cerrar la puerta detrás de


mí.
Nix irrumpe con su cara de hermano mayor.

¿Te hizo daño? 

No físicamente me quite los zapatos mientras deambulaba hacia


a la cama, Pero emocionalmente me dio un puñetazo en el maldito
estómago. 

Pienso que es tiempo de que pongas oficialmente fin a las cosas.


De pie en la puerta, se cruza de brazos, su expresión mostraba su
decepción.

Está jugando contigo, y entre más tiempo te involucres con él, va


ser capaz de hacerte más daño

Tienes razón Me recosté en mi cama, luchando con las


lágrimas.Siempre tienes razón. Vuelve con Jenna. Estoy yendo a
dormir.
CAPÍTULO TRECE
JAKE

ME RECUESTO en la silla y escucho a Nix y Pat parlotear sobre


negocios de club, pero sus voces se ahogan en el fondo. No puedo
mantener a Melocotón fuera de mi cabeza. Todavía estoy molesto con ella
por no confiar en mí, pero esos pensamientos están eclipsados por la
memoria de sus labios envueltos alrededor de mi polla, chupándome la
noche anterior. Estaba consiguiendo una semi erección recordando y no
me avergonzaba ni un poco que su hermano me estuviera mirando.
Mis labios se levantan en una sonrisa. Asi es. Tu hermana chupo mi
polla como una profesional.

¿Jake, qué piensas? ¿Puedes manejar la cobertura como Sargento


de Armas el 15 para el Riders Relay for Life? 

Estaré allí. 

Eso es todo lo relacionado a los negocios. Se levanta la sesión. 


Me reclino en mi silla y levanto mis botas sobre la mesa mientras
Trevor me mete en una conversación sobre si debía actualizar su
motocicleta o no.
Una conversación a través de la mesa entre Dillon y Max captura mi
atención fuera de la conversación de Trevor. Dillon mira hacia mí y sonríe
como un imbécil, entonces oígo el nombre de Melocotón. En ese punto,
la discusión de Trevor es un ruido de fondo cuando trataba de sintonizar
lo que Dillon tenía que decir.

Estoy invitándola a salir la noche de martes. Ese trasero que tiene.


Jodeme, por favor.
Bajando mis botas me incline sobre la mesa.

Dime idiota, no estás hablando sobre mi chica, ¿cierto?.

¿Tu chica?  Un sonido de diversión salió de su boca. Si fuera


tu chica, no estaría saliendo conmigo la noche del martes. Fue ella quien
pregunto Castle, así que no debes estar dándoselo correctamente. 
Sé que me di a entender bastante malditamente claro.  La ira
surgió de mis entrañas, a través de mi pecho, y salió de mi brazo cuando
alcanzó la mesa y agarró a Dillon por la camisa, levantándolo de su silla.
Ella es mi chica, y si pones una maldita mano sobre ella, cortaré
la maldita cosa fuera. 

Tu mejor consigues quitar tu mano fuera de mí, hermano. 

¡Jake! Nix ladra, su voz apenas registrandose a través de mi


rabia.
No voy a retroceder hasta que lo atravieses por ese grueso cráneo.
Ella me pertenece. Es mi chica. Mantenen tus malditas manos fuera.
Mi puño explota a través del aire y aterriza en su cara más rápido de lo
que cualquiera podría detenerme.
Dillon cae hacia atrás en su silla, colocando su mano en su nariz
sangrienta.

Rompiste mi nariz, tu hijo de puta.

¡Jake! Entra a mi oficina, ahora!


Nix cierra de golpe la puerta detrás de mí.
Ese fue tu primer strike. Sabes malditamente bien que no hay
peleas a no ser que sea noche de peleas. 
Mi adrenalina y medidor de idiotez esta por el cielo de alto.

¿Cómo está tu mejilla? 

Eso es diferente, imbécil. Yo golpee primero, y sabes que ya está


en el pasado. ¿Qué en el infierno fue eso de allí? EL pulgar de Nix se
mueve sobre su hombro.

Eso fui yo dando Dillon una corrección mental. 

¿Una corrección mental?, ¿Qué jodida mierda es eso? 

Parece creer que está llevando fuera a Liz la noche de martes.

Si él así lo piensa, entonces probablemente así sea. No la culpo


tampoco. Tú la echaste fuera de tu casa anoche. Es posible que mi
hermana no se apresure a mostrarlo porque lo esconde bien, pero lo que
sea que le hiciste la molestó. De hecho, déjame darte una corrección
mental. Escuché a mi hermana llorando anoche… por tu trasero idiota.
Así que, si mi hermana quiere salir en una cita con Dillon, ella hará lo
que malditamente le plazca. ¡Yo que tu no sería tan rápido en llamarla tu
chica cuando no te he visto mostrarle el respeto y la atención que merece!
¡Sé un buen hombre, dile cómo te sientes y reclámala delante de todo el
mundo en vez de esconder su relación en tu maldito dormitorio! 

Nix gira hacia la puerta. Y deja tus malditos colores en mi


escritorio, estás suspendido de llevarlos durante una semana. 
Con Nix fuera de la puerta, me deja en ninguna parte para liberar
mi agresión.
Necesito golpear algo, pasear a algún lado, o joder algo, y lo necesito
ahora. Después de lanzar mi chaqueta a su silla, salgo fuera de la
habitación y sonrió al ver la cara hinchada y jodida de Dillon. Eso le
enseñara al idiota. Salto a mi Harley y me dirijo a la casa de Melocotón.
Mis nudillos tocan la puerta, pero no hay ninguna respuesta. Debe estar
aun en el trabajo, y todavía necesito una liberación. Vuelvo a mi Harley
y me dirijo al centro.
CAPÍTULO CATORCE
LIZ

TODO EL DÍA en el trabajo, no pude conseguir sacar a Jake fuera


de mi cabeza, no importa cuan duro lo intenté. El hecho de que no me
haya contactado o pasara por mi casa sólo añadió mas a mi frustración.
No podía entender por qué el cambio la noche anterior. Necesito
respuestas. Empujo para abrir la puerta de frente y escucho el final de
la conversación telefónica de Nix.
Los arreglos han sido hechos. Esta todo en el email. Me notificaras
cuándo este hecho.  Nix acaba la llamada y mira hacia mí luciendo
incómodo.
¿Era de la agencia?  Pregunté, preocupada.

Solo negocios. Nada por lo cual debas preocuparte.  Nix coloca


en su bolsillo el teléfono.

¿Cómo fue el trabajo? 

Estuvo bien. 
Pongo mi bolsa en el asiento del sofá y me siento en el brazo.
¿Oíste de Jake? 

Nop. No sé que en el infierno es su problema

Tuve que suspender sus colores hoy. 

¿Por qué? 

Golpeo a Dillon después de que este dijo que tendra una cita
contigo.

¡Oh Mi Dios!, Lo olvidé por completo. ¿Jake estaba tan molesto?

Rompió su nariz. 

Ugh, Nix, esto es un desastre. Necesito ir a su casa y averiguar


qué está pasando. Un minuto me quiere, entonces está echándome fuera,
entonces está golpeando a Dillon. Es una maldita montaña rusa y estoy
empezando a tener mareos. 

Ve entonces. Descúbrelo. Ustedes dos necesitan hablar. 

Después de una ducha y tomar algo para comer, me visto con algo
semi - sexy y subo a mi Camaro. Mi estómago bailaba con mariposas por
ver a Jake a pesar de que todavía estoy confundida acerca de dónde
estábamos parados y lo que significó para él. Cuando me detuve en su
camino de entrada, me senté por un momento, reuniendo mis nervios.
Cuando me acerqué a la puerta, vi una luz dentro, pero ningún
movimiento.
Toqué en la puerta y no hubo ninguna respuesta incluso aunque su
moto estaba aparcada en la entrada. Golpeé con mis nudillos un poco
más fuerte la puerta, y finalmente, escuché a Rocky arrastrarse de su
cajón mientras pesados pasos se acercaban a la puerta. Jake abrió con
párpados pesados y un olor penetrante a alcohol.

¿Melocotón?  Fue evidente que estaba sorprendido de verme en


su puerta.

¿Puede entrar? Pensé que podríamos hablar. 

Ahora no es un bueno momento. 


La decepción me acoge.

Oh, um, bien, está bien.  Oigo pasos detrás de él. Jake intenta
bloquear mi vista en la puerta abierta.

Volveré por la mañana. 


El sonido de la voz de una mujer detrás trae una explosión de furia
que se apresura a través de mí. Abro la puerta y veo a una mujer rubia
en lencería detenerse bruscamente.
Mis ojos aterrizaron en Jake cuando la rabia hace erupción como un
volcán.
¡Wua! Realmente eres una pieza de trabajo, Jake.

Maldición, espera.  Jake alcanza mi brazo cuando giré para


irme. Levanté mi brazo de su agarre mientras las lágrimas brotaban de
mis ojos
No sé qué éramos, pero cualquier cosa fuimos se acabo. Eres un
maldito bastardo. 
Me agarra y jala hacia él.

¡No me toques! 

Melocotón, escúchame. Ella no significa una maldita cosa para mí,


no pasó nada.

¿No pasó nada? ¡Estabas a punto de joderla si no hubiera


aparecido! 
Los ojos de Jake se estrechan sobre mí.

¿De repente te importo? No parecía importarte cuándo hacías


planes para dar paseo en el asiento de Dillon y chupar su polla. 

¿Qué en el infierno acabas de decir? 

¿No pensaste que lo descubriría? Quieres mi confianza, pero está


bien para ti dormir con uno de mis hermanos? 

Hice la cito con Dillon el viernes, cuándo pensé que dormías con
Ángela. Lo olvidé completamente porque eso es cuánto significa para mí.
Apenas Nix me recordó, tuve toda la intención de cancelarlo porque
quería estar contigo. ¡Pero soy una maldita tonta por pensar por un
segundo que podríamos tener algo!
Entonces, eso es todo. ¿Terminaste? 

Lo hice Con lágrimas en mis ojos y mi pecho palpitando con


alfileres y agujas, giré y camine de vuelta a mi coche. No miré hacia él
porque supe que lo perdería ahí mismo y necesitaba al menos esperar
hasta que estuviera en casa.
Tan pronto como entré en mi camino de entrada, lo perdí. Lloré tan
duro, estaba llorando en mis manos y las lágrimas empapaban mi
camisa. Ni siquiera escuché abrirse la puerta principal, pero sí oí los
nudillos que golpeaban mi ventana. Nix se quedó fuera, indicándome que
saliera. Intenté recomponerme y abrí la puerta. La abrió el resto del
camino y suavemente me sacó.

Ven aquí. 
Me doble en sus brazos y pecho y lloré. Él palmeo mi cabello,
envolvió un brazo alrededor de mí, y me guio a la casa.

Has terminado con él. Le diré a él y Dillon que se mantengan


jodidamente lejos de ti. 

¿Puedes llamar a Jenna? 

Si, lo hare. Abrió la puerta y me guío a través de la escalera. Las


subí con lo que sentí como ladrillos de cemento en mis pies. Cuando
llegué a mi habitación, me metí en mi cama y lloré en mi almohada.

Treinta minutos más tarde, Jenna entro a mi habitación con dos


potes de helado de Ben y Jerry, una botella de vino, y una bolsa de lona.

Nix me dejo entrar. Vamos a emborracharnos y enterrar nuestras


caras en un helado. 
Dejó caer la bolsa de lona en el suelo y se metió en la cama conmigo
antes de darme una cuchara y uno de los potes.
Estaba a la mitad de mi pote y mi segunda copa de vino cuando
escuché fuertes golpes en la puerta principal. Los golpes se detuvieron
cuando Nix abrió la puerta, y la voz de Jake bramó a través de la casa.

¡Quiero verla maldita sea! 

Oh Mi Dios, Liz, esta aquí. 


Jake, estas borracho. ¡Ella no está bajando! 
La voz dominante de Nix ladra de vuelta.
¡Melocotón! 

Jake! Junta tu mierda hombre. No te quiere ver. Encontró otra


mujer en tu casa. ¿Qué demonios estabas pensando? 
Me paro en la puerta de mi habitación escuchando.

No estaba pensando. Solo quiero hablar con ella. Maldición, Nix,
sal de mi camino

¡Jake, es mi hermana! Y estoy diciéndote que no estás entrando.


Ella no te quiere ver. 
Esperaré aquí afuera toda la maldita noche si tengo que hacerlo.
¡Melocotón, ven aquí abajo! 
Mis pies comenzaron a moverse hacia las escaleras. Una parte de mí
quería escuchar lo que tenía que decir, pero luego oí a Nix recoger mis
llaves del final de la mesa.

Estoy llevándote a casa. Estas demasiado bebido para ser


sensato. 
La puerta de frente se cerró y sus voces fueron a la deriva a la
distancia. Jenna envolvió su brazo a mi alrededor y secó la lágrima
perdida de mi mejilla.

¿Qué piensas que quería? 

No lo sé. Quizás disculparse por ser un idiota, por joder todo, de
cualquier manera, es demasiado tarde para una disculpa. 
CAPÍTULO QUINCE
LIZ

LAS SIGUIENTES TRES semanas fueron difíciles. Sentí que la pelea


había creado una brecha entre en el club y mi vida. Debido a Jake, evité
ir a la Casa Club. Mientras Jenna y Ashley continuaban yendo y pasando
el tiempo con mi familia y amigos, trabajé en el hospital, salí con unos
cuantos compañeros de trabajado, o me quedaba en casa. Cuándo Jenna
y Ashley se acercaban, las interrumpía cuándo hablaban sobre las
actividades del club King', haciendo el ambiente incómodo para todos
nosotros.
No ayudo que la relación de Jenna y Nix hubiera crecido. Me sentia
feliz de verles juntos, pero era igualmente doloroso de mirar. Cada vez
que Nix robaba un beso o cariñosamente le tocaba, me rompía en
pedazos. Extrañaba el tacto de Jake; no, no lo extrañaba, lo ansiaba. Me
acostaba en la cama pensando en lo que habría sido tener sus dedos
dentro de mí o su lengua trazando las curvas de mi cuerpo, y me dolía la
necesidad de él.
Tocarme mientras imaginaba cómo se sentiría dentro de mí fue el
único alivio que pude obtener.
Me preguntaba si alguna vez pensaba en mí, y entonces recordaba
la cara de la mujer mirándome desde su salón. Sin duda habia seguido
adelante y enterrado su polla en incontables mujeres.
Después del almuerzo, me mantuve ocupada con los gráficos, los
resultados de las pruebas y la atención al paciente y, antes de darme
cuenta, el día había terminado.
Llegué a casa, me duché y pensé en lo que quería hacer. Era viernes
y la Casa Club tenía su noche de lucha mensual.
Quise ir, pero todavía tenía un miedo subyacente de ver Jake en
persona. En cambio, ordené pizza y elegí una película. Una hora más
tarde, había pasado por un tercio de la pizza y estaba dormitando
perdiendo interés en la película. Una llamada repentina a mi celular me
tuvo despertando de un salto. Me acerque y lo agarre. La voz de Nix llegó
a mi oreja.
Necesito que vengas aquí y mires a Max. Tuvo un golpe muy
fuerte.

Haz que vaya al hospital. Él probablemente tiene una conmoción


cerebral. 

Sabes cómo son estos tipos. No ira. Te necesito para comprobarlo.


Solo dale el visto bueno o haz que vaya al hospital. Él podría escucharte

Bien. 
Todo era ruidoso y caótico cuando entré en el club. Todos rodearon
el centro de la sala principal, y traté de mirar a través de la multitud para
encontrar a Max. Nix me encontró y anduve hacia dónde Max estaba
sentado, tenía su cabeza en sus manos y sus codos en sus rodillas. Estiré
una silla de la mesa y la puse delante de él.

Max, ¿puedes oírme?

Si, puedo oírte.  Él despacio levanto su cabeza. ¿Cuántos


dedos estoy sosteniendo?

Tres. 

Bueno. ¿Has vomitado? 

Nah, escupí algo de sangre. Me mordí la lengua con mis dientes.

¿Cuánto has bebido? 

Demasiado. 
¿Te sientes enfermo o mareado ahora?

Si. 

¿Te sentías enfermo o mareado antes de la lucha? 

Quizás un poco. 

Voy a iluminar con una luz tus ojos, ¿vale? 


Max se quedó quieto mientras brillaba la luz. Sus pupilas tenían un
tamaño uniforme y no estaban agrandadas.
¿Qué tuviste para el almuerzo? 

Huevo McMuffin. 
No pareces tener una contusión, pero siento que todavía debes ser
revisado. Sobre todo, porque todavía te sientes mareado. 

Nah, si piensas que estoy bien, entonces lo estoy. 

No bebas más. Si tienes una contusión el alcohol lo hará peor.


¿Tienes alguien que pueda recogerte?

Si, haré una llamada si continúo sintiéndome como una mierda.

Bien sonreí hacia él.

¿Entonces, contra quien luchaste? 

Jake. 
Mi corazón sube a mi garganta.

¿Esta aquí todavía aquí?

Si, está luchando con uno de nuestros prospectos nuevos ahora


mismo. El niño probablemente no lograra salir vivo. 
Me puse de pie y di un paso alrededor de la silla para ver el ring.
Efectivamente, Jake estaba en el ring, sin camisa, con los nudillos
ensangrentados y una expresión peligrosa y calculadora en su rostro.
Otro golpe de su colosal brazo y el chico nuevo cayó y no volvió a
levantarse. Verlo limpiando el sudor de su frente y ver la flexión de sus
músculos tatuados hizo que mi corazón se acelerara y que mi cuerpo
respondiera visceralmente.
Rápidamente doy un paso atrás antes de que él me viera. Con la
multitud tan espesa, me sentí lo suficientemente segura como para
golpear la barra y obtener un trago para calmar la sensación de calor que
se extendía por mi cuerpo. Tomando un taburete frente a Jeff, me senté
y conversé con él por un rato. Un par de novias de otros miembros se
unieron a mí para tomar una copa. Se sintió bien volver a ver a la familia
de mi club y volver a conectar con algunos de los miembros. Después de
otro trago, me moví entre la multitud y me mezclé antes de unirme a Nix
en su mesa.
La multitud se había desvanecido, y Jake debió haber tomado su
dinero porque no se hicieron anuncios. Los miembros del club volvieron
a beber, socializar y jugar al billar. Hice un escaneo rápido y cuando mis
ojos se posaron en Jake en una mesa al otro lado de la habitación, mi
pecho se apretó. Me levanté de la silla y le di unas palmaditas a Nix en la
espalda.
Me voy. Te veré en casa
Serpenteando hacia la salida, me movi deprisa a través de la
habitación. Justo cuando salía, sentí una mano tomando la mía.

Melocotón, espera. 
El sonido de su masculina voz envió un escalofrió a través de mi
espalda. No quería voltearme y mirar esos ojos acogedores, cálidos y
marrones

Jake, lo siento, no puedo.  Retire mi mano de la suya y salí por


la puerta.

De regreso a casa, Me quedé bajo la ducha caliente, llorando. El


tacto suave de su mano y el sonido de su voz dejo mi mente
completamente destrozada. Pensamientos sobre la forma en que se sentía
su toque, calentándome y torturándome, todo al mismo tiempo. Desearía
que no hubiera arruinado lo que teníamos con sus decisiones impulsivas
y estúpidas porque, aunque no quería admitirlo, aún lo quería.
Después de tres semanas de analizar todo lo que sucedió, sentí que
no era culpa de Jake. No debería haber corrido hacia Dillon cada vez que
Jake me ponía celosa. Nunca debí haber pedido esa cita a Dillon en
primer lugar; él nunca fue a quien realmente quería. No debería haber
asumido que Jake estaba durmiendo con Angela mientras ella se
quedaba con él. Nunca le había dado a Jake una oportunidad justa.
Desde el momento en que Nix me dijo que no confiara en Jake, eso
fue lo que hice. Nunca decidí por mí misma si Jake era alguien en quien
podía confiar mi corazón.
La última noche que estuvimos juntos, Jake me estaba pidiendo, a
su manera, que me abriera a él, pero yo permanecí cerrada, sin querer
dejarlo entrar y confiar en él. Si le hubiera dado un pedazo de mí, él no
se habría salido del carril sobre Dillon, y luego voltearse hacia otra mujer.
No lo perdoné por lo que hizo, ni pensé que estaba bien, pero al menos
ahora entendí cómo llegó allí. Jake era mucho más complejo de lo que me
había dado cuenta. No era el tipo de persona para decirte cómo se sentía.
Él habló con acción, y en sus acciones, me había estado diciendo que
significaba algo para él.
Doy un paso fuera de la ducha y envuelvo una toalla sobre mi cabello
para secarlo, entonces envolví otra a mi alrededor y cepillo mis dientes.
Ante el chirrido del piso de mi habitación, rápidamente escupo en el
fregadero y me limpio la boca. Mi pecho se aprieta y abro la puerta un
poco para ver quién esta en mi habitación. Mi mandíbula casi cae el piso
al ver a Jake sentado en mi cama. Abro la puerta y cruzo los brazos.
¿Qué estás haciendo en mi casa, en mi habitación, en mi cama?
Jake descansa sus codos en sus rodillas.

Necesitamos hablar. Sus ojos brillantes siguieron bajando hasta


donde mi toalla terminaba en mis muslos superiores
No estoy segura si estoy lista para escuchar.  Camine hacia mi
armario y me deslizo dentro.

Maldición, Melocotón. Sus pesadas botas golpean el piso detrás


de mí. Sé que arruine las cosas, quiero arreglarlas.  Sus ojos se posan
en mí antes de que me jale a sus brazos.

Te necesito, he sido una maldita ruina sin ti.  Su mano se alzó
y tomó mi cara mientras su pulgar presionaba mi labio.

Jake, por favor.  Susurro, mi excitación resbalando a través de


mi voz.
He pensado en estos labios cada día por las últimas tres
semanas.
Sus labios chocan con los míos con tal necesidad feroz, mi cuerpo
zumbando a la vida. No se rindió y yo no pude alejarme. Nos separamos
para tomar aire, mis párpados pesados, mi cuerpo mareado de lujuria.
Con un movimiento rápido, toma mi culo, levanta mis piernas, las
envuelve alrededor de su cintura y me lleva de regreso a mi cama con
unos pocos pasos.
Me coloca debajo de él, presionando su creciente erección contra mí
mientras gruñe en mi boca y reclama mis labios.
Necesito tenerte, Melocotón. Dime que me quieres. Su mano
resbala debajo de la toalla y acaricia entre mis piernas.
Dios, maldición, estás empapada para mí.  Sus dedos se
deslizan y mi cabeza se arquea hacia atrás contra la cama, mientras mi
aliento me abandonaba.
Jake. 

Déjame mostrarte cuánto te extrañe. Sus dedos me acarician


con un deseo desatado, llenando mi cabeza con niebla, haciendo que mi
fuerza de voluntad se debilite.
Su mano me ahuecó mientras sus dedos se movían sobre mi clítoris,
frotándome mientras yo gemía, me retorcía, y me aturdía sexualmente.

Eso es, Melocotón. Vente para mí. 


Una vez más, me había perdido en él. Su control sobre mí era
innegable. Mi cuerpo le dio exactamente lo que ambos queríamos Me
deshice en su mano y gemí a través de mi orgasmo
Dime que me quieres. Sus labios perfumados de whisky
encontraron los míos y los reclamaron. Su mano rozó mi costado,
acariciándome gentilmente.

Dime que me has perdonado. 

Jake, no puedo seguir con esto.  Lágrimas pican en mis


ojos.No puedes hacerme daño y luego pensar que lo puedes arreglar
con sexo. 
Sus ojos me miran, manteniéndome con su magnetismo.
Lo perdí cuándo pensé que querías salir con Dillon. Pensamientos
de él teniéndote de la manera que yo quiero, quise matarlo Melocotón. 
Puso su cabeza en la mía.Nunca quiero a otro hombre tocarte de la
forma que yo quiero tocarte.

Lo qué hiciste. No puedo perdonarlo fácilmente. Tienes que


ganarte mi confianza, Jake, y no puedes desmoronarte cuándo no lo hago
a tu paso. 

Soy un idiota impulsivo. No puedo ser un buen tipo para ti,


Melocotón, pero quiero ser el único hombre para ti. 

Siempre es de esta forma contigo. Lo que tú quieres cuándo tú lo


quieres. Estas listo para que nosotros volvamos a estar juntos, así que yo
necesito aceptar que ibas a dormir con otra mujer porque estabas celoso
y cabreado. Si yo no hubiera aparecido, habrías dormido con ella. No
habrías tomado en consideración cómo aquello me habría hecho daño,
cuánto me hizo daño verla dónde yo tendría que haber estado. 
Lo aparté de mí y me puse de pie, apretando la toalla a mi alrededor.

No estoy lista para perdonar y olvidar. He perdido completamente


la confianza en ti. Te extraño cada maldito día, Jake, pero aun no estoy
lista para dejarte entrar de nuevo.
Sus manos tomaron mi cintura y me jalaron entre sus piernas. Su
mano se deslizó debajo de mi toalla y acarició la parte externa de mi
muslo cuando sus ojos se encontraron con los míos.

 Es solo cuestión de tiempo antes de que te tenga, Melocotón. No


me voy a rendir hasta que lo haga.
CAPITULO DIECISÉIS
JAKE

MI MANO LLEGÓ a la puerta de la oficina de Nix, pero se detuvo


cuando escuché el grueso barítono de las voces de Pat y Nix, y en cambio
me quedé afuera y escuché. Nix, al estar más lejos de la puerta, era más
difícil de escuchar.
—Todo en su lugar. El trato está ocurriendo el martes por la noche.
Las facturas están marcadas y cuando se realice el arresto, llevarán a
Tolito y a cada Wild Royal con él.—
—Estoy deseando que estos bastardos sean sacados de la calle. Me
siento bien por esto, Nix. Hiciste la elección correcta para hacerlo.—
—Espero que tengas razón al respecto,— la aprensión en el tono de
Nix era clara,— no me siento bien por no haberle dicho esto a los otros
hermanos.—
Una silla raspó el piso, seguida por la voz de Pats.
—Cuanto menos sepan, mejor estarán. Será menor la posibilidad de
que se corra la voz sobre el trato.—
—Cuanto antes se acabe esta mierda, mejor me sentiré— respondió
Nix, con tono preocupado.
El arrastrar de pies me hizo correr por el pasillo, para poder darme
la vuelta y hacer que pareciera que estaba llegando. Asentí con la cabeza
a Pat mientras salía de la oficina de Nix y tomaba asiento.
—Tenemos mierda en la que trabajar.—
Nix se recostó en su silla y apoyó los pies en su escritorio. —Vamos
a escucharlo, entonces.—
—La quiero de vuelta, y necesito aclarar las cosas. Necesitamos dejar
ir el pasado entre nosotros. No quiero que nada se interponga en el
camino. Quiero que ella sepa que lo apruebas. Si lo haces, ella confíara
en mí.—
—¿Por qué debería aprobarlo?—
—Tú jodidamente sabes por qué—
—La amas.—
—Cada maldito pedacito de ella.—
—¿Dejarás de actuar como un imbécil y la tratarás como se
merece?—
—Guardemos la charla padre-hijo. Sabes como me siento. No he
visto ni tocado a otra mujer en tres malditas semanas. Ella es la única
que quiero, y tú lo sabes.—
—No estoy seguro de que la merezcas.—
—Ya no es tu hermanita, Nix. Ella es mi chica. Es mía para cuidar.—
Los pies de Nix cayeron al suelo y su pecho se adelantó sobre el
escritorio. —Ella nunca dejará de ser mi hermanita. Vamos a aclarar esa
mierda ahora. La cagas incluso una vez, y te cortaré las malditas bolas.—
—No lo voy a joder.—
—Mejor que así sea. Si quieres mi aprobación para estar con ella,
será mejor que mantengas tu mierda junta.—
—Mi mierda junta. La quiero y no hay nada que se interponga en mi
camino para tenerla.—
—Será mejor que te prepares para besar culos seriamente, hermano.
Has hecho un mal trabajo hasta ahora.—
—Ahora que eso está resuelto, tenemos otra mierda que discutir.—
—¿Qué más?— Preguntó Nix, recostándose en su silla.
—Como Sargento de Armas, deberían tenerme involucrado en este
trato en el que están trabajando.—
—¿Cómo diablos te has enterado?—
—Momento justo, lugar correcto. Ahora dime que demonios está
pasando—
—Después del asesinato de Bear y el asalto de May, comencé una
relación laboral con la Oficina de Investigación de Tennessee. Hace unos
tres meses, se me acercaron y me ofrecieron un trato. Quieren acabar
con los Wild Royal y querían que nuestra experiencia los ayudara en los
arrestos. Sus intentos de negociar han fracasado y los agentes
encubiertos no han logrado infiltrarse en el Club. Tú sabes cuán
selectivos son los Royal sobre solo miembros de la familia, por lo que
éramos una solución desesperada de TBI4 a una investigación de larga
data de los crímenes de Wild Royal.—
—Al principio era escéptico para hacer el trato, pero Pat insistió. Él
siente que se lo debemos a Bear y May. Está guardando rencor contra los
Royal por la muerte de su mejor amigo, y no es el único. A mi tía le tomó
años recuperarse de su violación y la muerte de Bear. Liz ni siquiera lo
sabe. Mi tío Dallas quería que Liz estuviera protegida de saber que ese
tipo de escoria era parte de la comunidad de MC. Él pagó por la terapia
de su hermana y la ayudó a recuperarse lo mejor que pudo mientras
mantenía el asalto de May en secreto, tal como le había pedido. Tengo
que admitir que quiero verlos derribados también.—
—¿Sabes quién violó a May?—
—El anterior presidente, el padre de tolito.—
—Esto es más profundo de lo que esperaba, Nix.— Levanté mi
sombrero y me froté la parte de atrás de la cabeza mientras dejaba
escapar un suspiro para aflojar el nudo apretado en mi pecho. —Tus
familias tienen una larga historia de mala sangre. ¿Has pensado que si
éste trato con los Royal sale mal querrán tomar represalias, y quién crees
que querrían tener en sus manos primero?—
Nix tragó, pude ver las ruedas girando.
—Sí, Nix, eso es correcto. Liz es preciosa. Sé que la han visto crecer
alrededor de la casa club de los Kings. Debes estar jodidamente ciego
para no notarla y todos saben lo protector que eres con ella. Ella es la
manera perfecta de llegar a ti.—
—Jesucristo.—
—¿Es demasiado tarde para cancelar este acuerdo?—
—Lo es. Todo ha sido arreglado. No podemos retroceder ahora.—
—Vendre más tarde a recogerla. Ella estará conmigo hasta después
de que se haga este trato, y hasta que ambos sintamos que no hay
ninguna posibilidad de represalia.—
Nix asintió. —Si te rechaza, hablaré con ella.—

4
TBI (Tennessee Bureau of Investigation) Oficina de Investigación de Tennessee
—Quiero entrar en este acuerdo. Quiero saber cada parte de ello, así
sé cómo manejar lo que viene. No me arriesgaré a que le pase algo.—
CAPÍTULO DIECISIETE
LIZ

FUE MI día libre, Jenna y yo pasamos el rato la mayor parte del día
hasta que me abandonó en el momento en que Nix entró por la puerta.
Ella lo trepó como un maldito mono araña antes de que desaparecieran
arriba. Subí las escaleras unos minutos después para agarrar la siguiente
carga de ropa sucia y luego volví a bajar al baño. Sonó mi celular y lo
saqué del bolsillo de mi pantalón corto.
—Hola, Ash.—
—Recibí tu texto. No puedo creer que se haya presentado en tu casa
y estuviera esperando en tu cama.—
—Parecía tan malditamente irresistible también. Me tomó toda la
fuerza que tenía para no rendirme y follarlo sin sentido.—
—No sé por qué ustedes dos no terminan con esto ya.—
Escuché pasos pesados detrás de mí. Miré por encima de mi hombro
para ver a Jake mirarme fijamente. Con solo verlo, mi libido cobró vida.
—Me tengo que ir. Él está aquí.— Colgué y coloqué mi teléfono en la
secadora mientras le daba una expresión a Jake de 'sé por qué estás
aquí.'
Se pasó la lengua por los labios, torciendo su boca en una sonrisa
arrogante. —Te lo dije, algún día querrías follarme.—
—Tu arrogancia es asombrosa.—
La sonrisa maliciosa de Jake se ensanchó cuando me miró como un
delicioso pedazo de dulce que estaba a punto de desenvolver.
—Encontrarte aquí, sin una manera de escapar, no podría ser más
dulce.—
Levanté mi mano hacia su pecho, empujando hacia atrás a la bestia
tatuada y rasgada de un hombre que rápidamente estaba llenando los
centímetros entre nosotros.
—¿Por qué negarlo, melocotón? La mirada hambrienta en tus ojos
me dice que quieres que mi polla quede enterrada profundamente dentro
de ti, rogándome que te haga venir.—
Joder, tenía razón. Pero eso no significaba que tuviera que admitirlo.
Al menos no a él, de todos modos.
Levantó su brazo, y su mano tomó un mechón suelto de mi cabello,
doblándolo alrededor de sus dedos antes de darle un tirón, poniendo mis
labios al alcance de los suyos. Su aliento dejando susurros como plumas
en mis labios.
—Creo que si te toco aquí,— sus dedos trazaron mi muslo interno,
causando un escalofrío en mi cuerpo y en mi espalda, recordándome lo
que me hizo su toque, —te encontraré mojada y dolorida por mí.—
Maldita sea, este hombre. Él sabe exactamente lo que me hace.
Alejando su mano, me dirigí hacia la puerta de la lavandería, mi único
escape de la pequeña habitación que se había convertido en una sauna
sexual.
—Espera un minuto, melocotón,— la mano de Jake me agarró de la
muñeca, deteniéndome en mi camino. —No te vayas— Me volví para ver
auténtica agonía en sus ojos. No me importa una mierda ninguna otra
mujer. Quiero que seas mía y esa es la puta verdad.—
—No soy tuya para reclamar.—
La expresión en sus ojos cambió, oscureciéndose, revelando la bestia
enjaulada en su interior. —A la mierda que no eres—. Su agarre en mi
muñeca se apretó, tirando de mí hacia su sólido pecho, encerrándome en
brazos de acero. —Eres mía, maldita sea, y me aseguraré de que todos
en esta casa lo sepan.—
Mi camiseta suelta se apretó en su puño y me fue arrancada de mi
tan rápido como me quedaba sin aliento. Su boca se estrelló contra la
mía mientras me levantaba por las caderas y me sujetaba contra la pared.
Su erección rígida presionó mi corto short, la única pieza de ropa que me
impedía saber lo que sabía que sería el paraíso. Su gruñido llenó mi oreja
mientras su lengua deslizaba besos húmedos a través de mi cuello. —No
sabes lo que me haces, melocotón, pero estás a punto de averiguarlo.—
Mi espalda dejó de la pared y mi trasero aterrizó en la lavadora. Su
camisa se desprendió en segundos y mis ojos estaban pegados a su pecho
desnudo y a sus manos aflojando sus jeans, quitando los calzoncillos
negros de abajo. Su pene saltó hacia adelante y mis ojos siguieron su
enorme longitud hasta la base afeitada, su cinturón de Adonis bien
definido y de vuelta a la punta. Este hombre estaba hecho de combustible
para motocicletas, tinta y músculo duro, un cruel castigo para las
mujeres, y yo quería pecar como nunca antes.
Sus enormes manos sacudieron mi culo hacia adelante. Me
tambaleé en el borde de la lavadora y mi propia cordura. Sus rápidas
manos soltaron mi botón y la cremallera mientras su lengua se
aventuraba dentro y fuera de mi boca, conduciendo mi excitación hacia
una necesidad angustiosa y desesperada.
Mis pantalones cortos de jean desaparecieron en el suelo cuando
mis ojos se encontraron con su feroz y depredadora mirada. Con sus
manos en mis rodillas, abrió mis piernas y me miró antes de bajar. Sus
audaces ojos marrones me miraron, hipnotizándome con su mirada.
—Te vas a venir por mí, melocotón. Quiero oírte gritar mi nombre.—
Tomando mi pierna, Jake la envolvió sobre su hombro y mantuvo su
promesa. Con su dedo profundo hasta el nudillo y su lengua azotando mi
clítoris como un motor de fuego rápido, apreté su cabello con un puño y
suplique por venirme.
—Oh mi Dios, por favor, no te detengas.— Mi cuerpo tembló cuando
el orgasmo se sacudió a través de mi cuerpo. Jake bajó mi pierna y se
puso de pie, sus ojos fijos en los míos.
—No hemos terminado, melocotón. Todavía no has gritado mi
nombre.—
El sabor de mí placer se encontró con mis labios cuando tomó mis
muslos y se metió dentro de mis húmedos pliegues. Levantándome con
facilidad, me clavó contra la pared. Con una necesidad febril y una furia
desencadenada, me empujó una y otra vez, me folló profundamente y me
llevó al límite hacia un completo y absoluto delirio. Un profundo gruñido
escapó de su pecho cuando nos acercamos a nuestro clímax.
—Dilo, melocotón. ¿A quién le perteneces?—
—Te pertenezco.—
Jake me folló con fuerza, luego me cuidó con suaves besos a lo largo
de la mejilla, la oreja y el cuello mientras todavía me sostenía contra la
pared. Puso su cabeza contra la mía y dejó escapar un suspiro.
—Estas malditamente destrozandome, melocotón.—
Me mordí el labio y lo dejé ir entre mis dientes, todavía
tambaleándome por el paseo.
—Me perteneces. Te quiero conmigo todos los días. Quiero
enterrarme en ti cada maldita noche.— Su mano ahuecó mi cara y su
pulgar presionó mi labio mientras sus ojos se suavizaban. —Quiero que
te quedes conmigo, solo por un tiempo. No te estoy pidiendo que te mudes
conmigo.—
Esta era la forma en que Jake se ponía de nuevo allí y no estaba
dispuesta a arruinarlo por segunda vez.
—Sí, me quedaré contigo.—
Una sonrisa extendió sus labios antes de que su boca se encontrara
con la mía, dulce y amorosa, un beso de gratitud y afecto. Salió de mí y
bajó mis piernas.
—Te ayudaré a empacar. Quiero tenerte al menos tres veces más
antes de dejarte dormir esta noche.—
Me reí mientras recogía mi ropa faltante y rasgada. —¿A quién estás
engañando? No voy a dormir esta noche.—

Jake dejó caer mis dos bolsas junto a su cama y me tomó en sus
brazos. —Mi casa es tu casa. Quiero que estés tan cómoda aquí como en
la tuya.— Miré a su cama y le iba a decir que necesitaba cambiar las
sábanas, pero para mi sorpresa, Jake ya lo había hecho. Tenía un juego
de sábanas y un edredón completamente nuevos en la cama. Una sonrisa
se extendió por mis labios y me besó la sien.
—De ninguna manera en el infierno te tenía de vuelta en mi cama
con las mismas sábanas. Lo digo en serio, melocotón.— Su mano alzó mi
barbilla hacia él. —No pasó nada con ella. Estaba borracho, enojado, y
celoso. Nunca lo joderé así de nuevo. Te lo prometo.—
—Bien,— lo tomé de las manos y lo jalé hacia la cama, —puedes
comenzar a compensarlo ahora.—
—Con placer.— Jake se levantó la camisa por encima de la cabeza,
luego deslizó las manos por debajo de la mía y la quitó. Me deslicé de mis
pantalones cortos y me subí a su cama. Sentada sobre mis rodillas, lo
miré por encima de mi hombro. Se quitó los pantalones y los calzoncillos
antes de unirse a mí en la cama. Envolvió su brazo alrededor de mi
cintura y el otro brazo tomó mi cuello mientras lamía y chupaba mi oreja.
Sus dedos se deslizaron en mis bragas, acariciándome.
—Lo que quieras, solo dilo, melocotón. Te lo daré.—
Apoyé mi cabeza en su hombro mientras acariciaba mi clítoris y me
chupaba el cuello. —Quiero que me tomes en todos los sentidos.—
Presionó su erección en mis nalgas. —¿Todos los sentidos?—
—Sí.—
Su mano dejó mi cuello y apretó mi cabello, tirando de mi cabeza
hacia atrás para que él reclamara mi boca. Su beso llegó lleno de una
necesidad desatada y peligrosa.
—Quiero hacer algo más que reclamarte, melocotón.— Su lengua
viajó a lo largo de mi cuello y mordió la parte sensible de mi hombro. —
Quiero ser dueño de cada orgasmo que viene de este dulce coño.—
Sus dedos se zambulleron y giraron, haciéndome jadear de placer.
Con mi cabello en la mano, me empujó hacia adelante sobre mis manos
y rodillas. Sus manos me dejaron y se engancharon a mis bragas,
quitándolas de mis caderas, dejándolas alrededor de mis rodillas. Miré
hacia atrás cuando él agarró su polla y la frotó sobre mí, haciendo que la
punta se humedeciera antes de enterrarse en mí. Una mano me agarró
la cadera mientras empujaba profundo y fuerte, golpeando dentro de mí,
mientras que la otra envolvía mi cabello alrededor de su puño y la
apretaba mientras trabajaba para poseer el orgasmo que se iba
construyendo en mí.
CAPITULO DIECIOCHO
LIZ

MI ALARMA SONO en mi teléfono celular y me acerqué y la borré.


El brazo de Jake se apretó contra mí, arrastrándome de regreso a él.
Mientras se apretaba contra mi espalda, su aliento caliente me calentó la
oreja.
—¿Tienes tiempo?—
—Si te unes a mí en la ducha.—
Jake se acercó al borde de la cama y me levantó de la cama en sus
brazos. Me reí mientras él me llevaba a su baño. Me bajó, y cuando giré
la perilla para comenzar la ducha, su mano cayó sobre mi culo. Chillé y
me sacudí hacia adelante, mirando hacia atrás para ver su sonrisa
diabólica ampliamente extendida.
—Ese trasero, melocotón, hará de un hombre adulto un idiota
azotado.—
—Estás jodido entonces, ¿verdad?—
—Ese soy yo—, estuvo de acuerdo, apretando mi mejilla.
Me metí debajo del agua y Jake entró detrás de mí, colocando sus
manos en mi cintura, moviéndome lentamente contra la pared. Su boca
se encontró con la mía mientras su mano bajaba y me acariciaba
suavemente. Esta ternura era lo opuesto a lo que nos habíamos dado la
noche anterior. Su espalda todavía llevaba las marcas de mis uñas y
seguramente tenía marcas de mordidas para cubrir con maquillaje. Con
sus dedos deslizándose lentamente en mis pliegues húmedos, mi cabeza
retrocedió mientras una lenta respiración se me escapaba. Besos suaves
se arrastraban a lo largo de mi mejilla mientras sus dedos pasaban por
mi cabello y se apretaban contra la nuca de mi cuello.
Ahora lleno de necesidad, retiró su mano y la colocó en mi trasero
antes de levantarme del suelo. Mis piernas se envolvieron alrededor de
su cintura cuando sus dos manos me agarraron y presionaron su peso
contra mí, clavándome a la pared. Se agachó, levantó su hinchada
erección y se deslizó dentro de mí, cubriendo mi boca con la suya.
Metiendo su lengua dentro y fuera, aplastó su eje contra mi clítoris,
enviando descargas de placer a través de mí. Su agarre en mi culo se
apretó mientras me jalaba hacia adelante y hacia atrás, apretándome con
fuerza contra él.
—Vente por mí, melocotón. Quiero oírte gemir por mí.—
Mi agarré se inclinó hacia atrás y mis labios se separaron cuando la
sensación de euforia me invadió. Se me escapó un gemido y mi espalda
golpeó la pared cuando Jake dio un último empujón fuerte antes de que
su propio orgasmo lo reclamara. Su cabeza se apoyó contra la mía
mientras su respiración se calmaba.
—Quiero perderme en ti cada maldito día.—
Mi palma se dirigió a su mejilla para acariciarlo. —Estaré en casa
esta noche. Puedes pensar en todas las cosas que quieres hacerme entre
ahora y entonces.—
Jake bajó mis piernas y me besó con sus hábiles labios. —¿Segura
que no puedes saltarte el trabajo y quedarte en la cama conmigo?—
—No,— me reí y alcancé el jabón. —Tengo pacientes que me
necesitan.—
Tomó el jabón de mi mano y lo puso sobre mi hombro, brazo y pecho.
—Te llevaré al trabajo. ¿A qué hora debo estar allí para recogerte?—
—Seis. Traeré un cambio de ropa, así que si queremos ir a cualquier
lugar, podemos hacerlo.—
—Ya tengo un lugar en mente.—
Asegurándose de que desayunara antes de irme, Jake me dio un
paseo hasta el trabajo en su Harley. Un par de compañeros de trabajo
observaron con sonrisas de reojo cuando me llevó a su regazo y me besó
antes de palmearme mientras me alejaba. Cuando se fue, Sarah y Tracy
esperaron a que me uniera a ellos. Tracy señaló a Jake por el camino.
—¿Quién era ese trozo de carne?—
Una sonrisa de niña hinchó mis mejillas.— Ese es Jake.—
—¿Novio?— Sarah preguntó.
—Sí.—
Tracy abanicó su cara redonda y pecosa.— Eres una mujer con
suerte.—
—Lo soy. Él mece mi mundo, un beso alucinante a la vez.—
—¿Tiene algún amigo?— Sarah preguntó mientras nos dirigíamos en
sincronía hacia la entrada del hospital.
—En realidad lo tiene. Jake es miembro del Kings MC. ¿Has oído
hablar de ellos?—
—Lo hago—, Sarah asintió. —¿No están los moteros de carrera por
la vida?
—Sí, eso es todo. Mi hermano es el presidente del club. Si realmente
quieres conocer a alguno de ellos, puedo llevarte a la próxima fiesta
conmigo.—
—No yo, cariño— Tracy levantó la mano y meneó los dedos. — Se
está quedando calvo, pero lo amo.—
Sarah y yo nos reímos.
—Me gustaría ir. ¿Cuándo es la próxima fiesta?—
—Casi cualquier viernes o sábado.—
—Estoy dentro,—me mostró sus dientes blancos perlados y sus ojos
azules brillaron. —Revisaré mi agenda para mi próximo fin de semana
libre.—
—¡Genial! Llámame cuando estés libre y puedo encontrarte allí.—
Después de un largo día de lectura de gráficos, resultados de
pruebas, preguntas y atención de pacientes, mis pies me estaban
matando y estaba lista para ver a Jake. Cuando dejé mi turno, él estaba
justo afuera del hospital, apoyado contra su motocicleta, su brazo
apoyado en el manubrio.
Mientras me acercaba, se enderezó y me alcanzó, sus manos se
envolvieron alrededor de mi cintura y me tiraron para besarme. No me
había dado cuenta de cuánto extrañaba esos labios o de lo reconfortantes
que eran hasta que me lanzaron la electricidad.
—¿Lista para ir a cenar?—
—Sí por favor. Estoy hambrienta. No conseguí el almuerzo hoy.—
Jake me entregó su casco. —Te llevo de vuelta a tu lugar favorito.—
—Mientras me prometas alimentarme de postre.—
—Te gusta cuando pongo las cosas en tu boca, ¿verdad?— Los labios
de Jake se curvaron hacia arriba en una sonrisa diabólica.
—Eres terrible.— Mi estómago se agitó de risa. Se subió a su
motocicleta y miró hacia atrás, mostrándome esa misma sonrisa.
—No me tendrías de otra manera.—
La moto retumbó a la vida. Tenía toda la razón, y me estaba
enamorando del impulsivo, inteligente culo, sexy y duro caparazón de un
hombre.
Cuando nos acercamos a Illanos, sentí que los músculos de Jake se
tensaron. Miró a un par de motociclistas con tatuajes que vestían los
colores de Wild Royal que salían de la sala de tatuajes al otro lado de la
calle, y luego evitó mirar en su dirección. Escuché un silbido y alguien
gritaba. Mirándolos, pude ver que estaban llamando a Jake y cruzando
la calle.
—Entra, melocotón.—
—¿Que esta mal?—
—Ve adentro.—
Reconocí ese tono. Era el mismo que escuché antes de que él y Nix
se pelearan. Mi estómago se hizo un nudo. Rápidamente puse su casco
en la motocicleta y me dirigí hacia el restaurante. Alguien me tiro de la
espalda jalando mi chaqueta. En mi periférico, vi a Jake darle un golpe
en la cara. Se bajó de su motocicleta en segundos y luchó contra el tipo
que golpeó al suelo.
Grandes manos tomaron mi cintura y me hicieron girar. Mi espalda
se estrelló contra un letrero, enviando dolor a través de mi columna
vertebral y en mi cuello.
—Debes ser su dama,— dijo una voz de fumador ronca, poniendo el
olor a cigarrillo rancio demasiado cerca de mi cara. —Apuesto a que eres
un buen pedazo de culo.— Su mano tocó mi muslo interno, y lo empujé
lejos.
—¡No me toques!—
El puño de Jake se estrelló contra la cara del hombre. Se dobló y
Jake se dio la vuelta y le dio una patada al tipo, dejándolo caer, de cara
al cemento. Poner al chico en el suelo no detuvo a Jake. Él estuvo sobre
él en un instante, golpeando su puño en cualquier cosa que pudiera
contactar. La sangre salpicaba la acera y la gente empezaba a notar la
pelea.
—¡Jake, para!—
En su ira llena de adrenalina no me escuchó. Sus puños seguían
golpeando al chico. Me acerqué y lo toqué. —Jake—
El contacto lo sacó de su furia. Él se echó hacia atrás y trabajó para
reducir la velocidad de su respiración. Me miró, examinó mi cara antes
de abrazarme y aferrarme con fuerza contra él.
—¿Te lastimó?—
—Estoy bien.—
Puso su mano ensangrentada en mi cara y levantó mi barbilla antes
de aceptar que estaba bien. Observó nuestros alrededores, luego me miró.
—Tenemos que irnos. Los policías estarán aquí pronto.—
Él me ayudó a subir a la motocicleta y nos fuimos a casa. De vuelta
dentro de la casa de Jake, se dirigió a la cocina y tomó una cerveza,
tomando la mayor parte de ella antes de ponerla en el mostrador. Se lavó
la sangre de los nudillos mientras yo pedía comida. Cuando coloqué mi
teléfono en el mostrador, se acercó a mí y me acercó. Su toque envió un
dolor sordo a través de mi espalda.
—Auch—. Alcancé mi espalda y lentamente me solté de su agarre.
Sus ojos se oscurecieron.— Estás herida.—
Me quité la chaqueta y la puse en el taburete antes de darle la
espalda a Jake. Él levantó cuidadosamente mi camisa.
—Ese cabrón.—
—¿Qué tan malo es?—
—Quítate la camisa.—
Me quité la camisa y Jake me tomó de la mano y me llevó al baño.
En el espejo pude ver la herida en la espalda y los moretones del tejido
circundante. Jake sacó el alcohol y la gasa de su gabinete y vertió el
alcohol en la gasa antes de frotarla con cuidado sobre la herida. Después
de una buena limpieza, colocó una gasa fresca y la tapó. Su ira no se
había calmado. Todavía humeaba cuando tiró de mi espalda contra su
pecho y me besó a lo largo de mi cuello y hombro.
—Si alguien intenta lastimarte de esa manera otra vez, melocotón,
los mataré. No lo pensare dos veces.—
El calor de su cuerpo en mi dolor de espalda era relajante, al igual
que sus palabras protectoras. —Confío en ti, Jake, con mi corazón y mi
vida.— Me giré en sus brazos y su mano tomó mi cara antes de inclinarme
para besarme con una ardiente necesidad a fuego lento justo debajo de
sus labios.
Sus manos ahuecaron mi trasero y me llevaron las piernas alrededor
de la cintura antes de llevarme a su habitación. Me recostó en su cama y
mantuvo sus ojos en mí mientras se quitaba cada prenda que llevaba
puesta.
Me quedé mirando el rostro del hombre más guapo que había visto,
uno que sabía que haría cualquier cosa para protegerme. Mis ojos se
quedaron en los suyos mientras me desnudaba. Su beso llegó con una
necesidad apasionada y acalorada mientras pasaba su mano por mi
muslo hasta que alcanzó mi culo y lo apretó con fuerza. Su erección se
aflojó en mí cuando se recostó sobre mí. Sus empujes eran lentos y
sensuales, sus labios se arrastraban por mi piel, mordiendo y chupando,
terminando con suaves ampollas en sus labios.
La intensidad de su toque y la sensación de cada golpe de él
llenándome estaba consumiendo mi corazón. Este hombre me había
reclamado desde el momento en que puso sus ojos en mí. Nunca estuve
en control. Le pertenecía desde el principio.
CAPÍTULO DIECINUEVE
LIZ

JAKE levantó el último trozo de pizza en el aire y me indicó que lo


tomara. Me recosté contra la almohada y sacudí la cabeza. —Tu puedes
tenerlo.—
Jake se metió la última pieza en la boca y cerró la caja de pizza vacía
antes de salir de la habitación con ella. Tan pronto como se abrió la
puerta del dormitorio, Rocky entró corriendo en la habitación y se acercó
a la cama. Esperé hasta que Jake estuvo fuera de la vista y levanté a
Rocky en la cama. Él nerviosamente me dio una patada y se movió más
cerca. Jake dobló la esquina y entró en la habitación. Sus pasos se
detuvieron y se cruzó de brazos mientras se apoyaba contra el marco de
la puerta.
—Sabes que se supone que no debe estar en la cama.—
Me mordí el labio y solté una risita cuando Rocky me acarició la
nariz con el brazo. —Lo dejaré aquí arriba.—
—Melocotón—, su tono era autoritario pero juguetón, —no puedes
mimarlo.—
—Pero es tan lindo—. Hice un puchero.
Jake aterrizó en la cama junto a nosotros y le dio una palmada a
Rocky.
—Tenemos que seguir siendo un equipo, Rocky. No dejes que ella te
robe de mí.—
Sonreí cuando me apoyé en su brazo abierto y me acurruqué contra
su pecho.
—¿Por qué fueron esos royals después de ti esta noche?—
—El que me reconoció. Él era el amigo del chico que me dio esto.—
Señaló el corte curado en su abdomen. La identificación estaba cosida
para él.
—Eso me preocupa. No necesitamos mala sangre con ellos.—
Jake estaba en silencio, claramente en sus pensamientos. Me apretó
más contra él y besó mi sien. —Solo por un tiempo, quiero que estés en
el hospital, en la casa club o conmigo.—
—Estás preocupado por las represalias por lo que le hiciste a ese
tipo, ¿Verdad?—
Sus dedos se amontonaron en mi cabello y me acariciaron la cabeza.
—Nunca te preocupes por mi. Puedo hacerme cargo de mí mismo. Es a ti
a quien quiero mantener a salvo.—
La preocupación de Jake no era injustificada. Sabía que los Royals
eran peligrosos. Había escuchado lo suficiente de las conversaciones de
Dallas a través de los años para saberlo.
—Me quedaré cerca.—
Jake le indicó a Rocky que se levantara de la cama. Rápidamente
saltó y siguió a Jake fuera de la habitación. Después de lavarme los
dientes, me acurruqué debajo de la manta y esperé a que regresara. El
sonido de la caja de Rocky al cerrarse fue seguido por Jake entrando al
baño, y momentos después regresó a su habitación. Apagando la
lámpara, levantó la manta y se deslizó detrás de mí. Su brazo me envolvió
y me jaló contra él. Mi respiración se hizo más profunda cuando me relajé
contra su calor.

Al día siguiente, después del trabajo, Jake me estaba esperando


fuera del hospital, sentado en su motocicleta con los tobillos cruzados a
los pies, con los brazos cruzados sobre el pecho. Su camiseta negra
estaba estirada y metida en la parte delantera de sus pantalones rotos.
Mis ojos estaban pegados a las montañas y valles de sus brazos. Cuando
sus ojos me vieron, todo lo que lo tenía sumido en sus pensamientos se
evaporó. Su expresión se suavizó, y estiró esos enormes brazos
protectores y me atrajo hacia ellos.
—¿Te he dicho lo bien que te ves en las batas? Mis labios captaron
los suyos y un —mmmm— se le escapó. —¿Que es eso? ¿Algún tipo de
sabor a baya?—
—Lo es.—
Inclinó su cabeza hacia mi oreja mientras apretaba mi culo,
moldeándome hacia él. —Ese no es el único sabor tuyo que quiero en mis
labios.—
Una sensación de hormigueo nadó desde mi abdomen, hacia abajo
y hacia atrás, despertando mi excitación.
Su cabeza se inclinó hacia atrás y una sonrisa se arrastró por su
rostro. —Puede que nunca te deje volver a casa, melocotón.— Su palma
en mi culo se apretó, presionándome en el nudo de sus jeans. Levantó su
mano y tomó mi mejilla mientras su pulgar presionaba mi labio. Sus ojos
sostuvieron mi mirada, calentando mi cuerpo de pies a cabeza antes de
que su boca cayera sobre la mía.
Gemí en su boca cuando su mano abandonó mi culo, me deslicé
debajo de mi camisa y me presioné la cadera, trabajando lentamente en
mis pantalones. Me tomó todo de mí para controlar mi libido. No podía
perderme con él en un estacionamiento público justo afuera de mi lugar
de trabajo. Respiré y me aparté, dándole una mirada aguda. Su sonrisa
se ensanchó.
—¿Trajiste un cambio de ropa?—
—Si.—
—Esperaré mientras te cambias. Tengo un lugar privado al que
quiero llevarte esta noche.—
Cuando regresé a él, sus ojos empezaron a mis pies y siguieron mis
piernas hasta mi cintura, el pecho y luego la cara. Alcanzándome, me
apretó el pelo con el puño y me besó la cabeza. —Te ves preciosa.— Me
entregó su casco y contuve una sonrisa.
Me subí detrás de él y miró hacia atrás para ver cómo estaba antes
de encender el motor y despegar. Nuestra primera parada fue una de las
mejores hamburgueserias y frituras en la ciudad, donde cargó la comida
en una de sus alforjas antes de volver a la carretera.
La tarde había pasado a la noche y curiosamente esperé a ver a
dónde nos llevaba. Las carreteras se volvieron menos concurridas y más
curvas cuando viajábamos cuesta arriba. Alcanzó una curva y nos llevó
por un camino vacío y estrecho. Sus faros y la luz de la luna eran la única
iluminación de luz. Llegamos al final y él arrancó y dejó caer el pie de
apoyo. Delante de nosotros había una vista increíble del centro de la
ciudad con luces brillantes dispersas por todo el cielo oscuro con la luna
plateada en lo alto de la ciudad.
—Es hermoso.—
Jake tomó mi mano entre las suyas y me giró para enfrentarlo. Su
boca se posó en la mía con una necesidad y pasión carnal que enviaron
descargas de asombrosa conmoción a través de mi cuerpo. Su mano
palmeó mi trasero y me jaló contra su creciente erección mientras gruñía
en mi boca y devastaba mis labios.
Con un movimiento rápido, tomó mi culo y levantó mis piernas,
envolviéndolas alrededor de su cintura y me llevó de regreso a su
motocicleta. Se sentó en ella conmigo a horcajadas sobre él y sus manos
recorrieron mi cintura mientras me tiraba sobre él, desatando ese mismo
deseo que hacía que mi cabeza se llenara de niebla. Manos firmes me
acariciaron la espalda, la cintura y los muslos mientras la sed de más de
él me consumía.
Me quitó la camisa y sus labios se estrellaron contra los míos
mientras apretaba el botón de la cremallera de mis pantalones. Mi
respiración ya era pesada cuando me moví hacia adelante y hacia atrás
sobre su erección. Un gruñido llenó mi boca, y él agarró mis caderas y
me apretó más fuerte.
—Lo quiero, melocotón. Quiero jodidamente enterrarme en tí.—
Me levantó de su motocicleta y me dio la espalda antes de quitarme
los vaqueros de las caderas. Su mano envolvió mi cabello y me inclinó
hacia adelante. Mis manos se aferraron a su motocicleta mientras él me
apretaba el pelo, inclinando mi cabeza hacia atrás. Bajó la boca,
mordiéndome la cadera cuando su mano se deslizó de mi ropa interior y
alcanzó dentro de mí. Me quedé sin aliento cuando él me acarició y frotó,
haciéndome frenar con rodillas temblorosas y fuertes gemidos
desesperados. Más besos y mordiscos se arrastraron a lo largo de mi
hombro cuando su erección presionó mis nalgas y su mano sacó un
orgasmo de mí.
—Quiero escucharlo, melocotón. Vente por mí.—
Un gemido quejumbroso vino de mis labios temblorosos cuando se
liberó el placer de mi orgasmo. Detrás de mí, su cremallera se deshizo y
momentos después, su punta se frotó contra mí, provocándome.
—Dime que lo quieres.— Su mano se apretó en mi cabello y tiró de
mi cabeza hacia atrás cuando se deslizó hacia adentro y luego se salió,
sacando mi agonía.
—Fóllame, Jake. Lo quiero ahora.—
Con un movimiento rápido, me llenó profundamente y me agarró la
cadera mientras me empujaba repetidamente, golpeando mis nalgas
contra su hueso pélvico. Se le escapó un gemido cuando se hinchó dentro
de mí.
—Este apretado coño, melocotón. Me estas destruyendo.— Con un
profundo empujón, su orgasmo explotó y su apretado agarre en mi
cabello se soltó cuando dejó escapar un gemido. Los suaves toques fueron
seguidos por sus labios besándome a lo largo de mi hombro.
Levantándome de la motocicleta, envolvió sus brazos alrededor de mí,
tomando mis pechos en sus manos, amasándolos mientras lamía y
besaba mi cuello.
—Nunca he querido tanto a una mujer en mi vida. Tú lo posees,
Melocotón. Es tuyo.—
La ternura en esas palabras me llenó con una intensidad que nunca
antes había sentido. Volví la cabeza hacia él y encontré sus labios. Su
mano sostuvo mi cabello y cuello mientras su boca se movía
apasionadamente contra la mía. Mi marea de emociones viajó a mi
corazón y se detuvo allí, pulsando intensamente.
—Posees todo de mi, Jake. Estoy completamente enamorada de ti.—
Su cabeza cayó contra la mía. —No tomo esas palabras a la ligera.—
Tomó aliento y su mandíbula se tensó. Sus dedos rasguearon mi cabello
y lo rozaron sobre mi hombro, apartándolo de su camino. Dulces besos
suaves, rozaban mi hombro.
—Lo que se siente tener a alguien que es mía. Nunca pensé que lo
necesitaba.— Su mano acarició mi cintura y acarició mi cadera mientras
sus besos viajaban desde mi cuello hasta mi mejilla. —Pero ahora que te
tengo, sé lo que me he estado perdiendo.—
Dejé caer una manta pequeña que Jake había guardado en su
mochila mientras él traía nuestra comida. Cuando se acomodó en la
manta a mi lado, me acerqué a él lo más que pude. Me miró y me guiñó
un ojo antes de poner una papa frita en mi boca. Lo mordí de su mano,
haciéndolo reír.
—Mientras estoy sentada aquí pensando, me di cuenta de que me
he enamorado de un hombre, y ni siquiera sé a qué te dedicas.—
La sonrisa de Jake levantó la comisura de su boca. —Soy un
acompañante—
Mi mandíbula cayó y lo miré boquiabierta. —¿En serio?—
—¿Me querrías menos si lo fuera?—
Las náuseas se agitaban en mi estómago mientras mis emociones
giraban en agitación.
—Relájate, Melocotón,— Jake se rió y negó con la cabeza, —no soy
una acompañante.—
Un suspiro de alivio se me escapó.— Eres un asno.—
—Es parte de mi encanto.— Jake me acarició el muslo mientras me
daba otra papa frita.
Me reí y me apoyé en él. —¿Qué haces?—
—Soy dueño de la tienda de jujitsu en Seventh.—
Tenía perfecto sentido ahora por qué era un músculo sólido y podía
luchar como un guerrero.
—¿Cuánto tiempo lo has estado haciendo?—
—Ocho años. Comence cuando tenía veintiún años. Me mudé aquí
desde Georgia para comenzar de nuevo y el lugar estaba en alquiler.
Pagué los primeros meses de anticipación y puse en marcha la tienda.
Tengo un gerente que maneja las cosas por mí ahora. Hago un
entrenamiento uno a uno los martes y los jueves y me detengo cuando
tengo ganas de revisar cosas o hacer ejercicio.—
—He conducido por ese lugar. Siempre está lleno.—
—Tengo un gimnasio ahí también. Mucha gente lo usa para hacer
ejercicio.—
—Cuando dices un nuevo comienzo, ¿estás hablando de lo que pasó
con tu familia?—
—No solo ellos.— Los ojos de Jake se oscurecieron. —Una familia
diferente. Solía ir con una pandilla al margen de la ley hasta que vi a un
amigo mío ser asesinado. Después de eso, me fui. No sabía a dónde
diablos iba, pero necesitaba salir. Quería dejar todo atrás y averiguar qué
estaba haciendo con mi vida. Cuando vine aquí, me encontré con Nix y
Trevor en un show de motos y me ofrecieron prospectar para ellos.
Aunque tomé a mi nueva familia por sentado. Hasta ti.—
Envolviendo sus brazos alrededor de mí, Jake me puso en su regazo.
Su mano sostuvo mi cara cuando sus ojos se posaron en los míos. Su
beso llegó con una ardiente necesidad que no había sentido antes, como
si hubiera dejado que sus emociones se perdieran de un lugar en el que
habían estado enjaulados hasta ahora. Recostado en la manta, me tiró
con él. Sus manos sostuvieron mi culo apretado contra él, moviéndome
sobre él mientras él gemía en mi boca.
—Quiero que me montes—
—Con placer.— Una sonrisa maliciosa cruzó mis labios mientras
levantaba mi camisa sobre mi cabeza.
CAPÍTULO VEINTE
JAKE

DESPUÉS DE DEJAR A MELOCOTÓN en el hospital a la mañana


siguiente, fui a mi tienda para firmar los cheques de pago, recibir
actualizaciones sobre las operaciones y para la capacitación
personalizada. Después, me dirigí a la Casa Club para ver a Nix. Estaba
en su oficina terminando una llamada cuando entré.
Aterricé en la silla frente a él. —Recibí tu mensaje de texto anoche.
¿El trato está pasando esta noche?—
—Sí, en el estacionamiento de un almacén abandonado en la Quinta.
¿Cómo está Liz?—
—Está bien—. Una sonrisa se extendió por mis labios cuando los
recuerdos de la noche anterior pasaron por mi mente. —Está conmigo en
todo momento cuando no está en el hospital. Necesitas saberlo, no tengo
ninguna intención de traerla de vuelta a casa contigo.—
Los ojos de Nix se ensancharon antes de que sus labios se abrieran
con humor. —Parece que mi hermana te tiene envuelto alrededor de su
dedo meñique.—
—Maldita sea, ella lo hace. Pensé en que le pidieras una camisa de
propiedad.—
—Sabes que ella no usará esa mierda,— se rió Nix.
—Lo sé. Hice una broma acerca de que ella era mi dama. Me dio una
bofetada y me dijo que el título es para esposas de motociclista, casadas
y viejas.—
—Jenna siente lo mismo.—
—¿Ustedes dos estan juntos?—
—Sí, pero ella sabe que algo pasa.—
—¿Cuáles son los planes para esta noche?—
— La actividad de costumbre. No quiero ninguna posibilidad de
sospecha.—
—¿Quién está haciendo el trato?—
— Los Devil Slayers están comprando los medicamentos en nombre
de un comprador anónimo.—
—¿Y fue el comprador anónimo?—
— Si. Los billetes están marcados. A los Devil se les ha dado una
ubicación para dejar caer el dinero a cambio de las drogas. Se les dará
su pago y ellos no serán más sabios. TBI tiene puestos de control
establecidos en cada salida posible. Cuando los Royals sean arrestados,
los billetes marcados serán confiscados.—
—¿Cómo supiste que los Devil aceptarían la oferta del comprador
anónimo?—
—Pat sabía que el presidente, Otto, está a punto de perder su
negocio. Está desesperado por el dinero.—
—¿No pensarán los Royals que los Devils rodaron sobre ellos?—
—Es por eso que están los puntos de control. No están entrando en
un negocio de drogas como si lo supieran. Es un mayor riesgo para el
TBI, pero es la única forma en que estoy de acuerdo en establecer este
acuerdo para ellos.—
—Este maldito trato debe hacerse.— Me recosté en la silla, estirando
el nudo apretando mi pecho. Levanté mi sombrero y me froté la nuca. —
Maldita sea, Nix. Si esto falla, si los Royals descubren que tú fuiste el
comprador anónimo, habrá que pagar por ello.—
—Lo sé, Jake. Solo haz lo que prometiste y mantén a mi hermana a
salvo. Me encargaré del resto.—
—Este trato no es el único problema potencial que tenemos con los
Royals.—
Nixs apretó la mandíbula. —¿Qué diablos hiciste?—
—Llevé a melocotón a Illanos. El amigo del bastardo que golpeó a
Angela me reconoció. Él y su hermano me asaltaron.—
Los ojos verdes de Nix se oscurecieron. —¿Tocaron a Liz?—
—El hijo de puta puso sus manos sobre ella por un momento antes
de que le rompiera la cara.—
—La puta de Angela. Ella no ha sido más que un problema desde
que se metió con Mick. Entiendo por qué pusiste a su hombre en el
hospital, pero ahora esto.— Nix se pasó la mano por el pelo. —Espero que
cada una de esas mierdas sea arrestada esta noche. No necesitamos estar
mirando por encima de nuestros hombros esperando a que tomen
represalias—.
—La mantendré en casa conmigo esta noche.— Me puse de pie para
irme. —Quiero saber todo lo que sabes, justo después de escucharlo.—
Nix asintió y pude ver el estrés de esta situación en sus ojos
cansados. —Te mantendré informado.—
Salí de la casa club y me dirigí al hospital para recoger a melocotón.

Esperé los pocos minutos que usualmente le llevaban salir; los


nervios en mi estómago comenzaron a martillear cuando ella no vino.
Revisé mi teléfono. Me perdí una llamada de ella. Pasando la pantalla, le
devolví la llamada.
—Hola, Jake.—
—Melocontón, ¿donde estas?—
—Intenté llamarte. Jenna me recogió del hospital temprano. Fuimos
a la ciudad.—
—Me dijiste que te mantendrias cerca. ¿Que haces en el pueblo?—
Se le escapó una risita, luego escuché el zumbido de una aguja de
tatuaje. —Debes venir a Ink and Ice y averiguarlo.—
Colgué y me monté en la Harley, llegando allí en veinte minutos.
Entré y dos tipos tatuados estaban sentados en la recepción.
—¿Dónde está mi chica? Una morena preciosa, haciendose un
tatuaje.—
El calvo con expansiones en sus orejas apuntó a su espalda. —El
tercero a la izquierda.—
Doblé la esquina y encontré a melocotón tendida en la cama con la
cadera descubierta y el artista terminando el contorno. Ella lo estaba
tomando como una campeona. Sin duda, las endorfinas habían pateado
en este punto. Solo se estremeció cuando él golpeó las áreas más tiernas.
Ella y Jenna me miraron con sonrisas orgullosas.
—Un tatuaje, ¿eh?—
El artista miró por encima del hombro y asintió. —Hey hombre.—
Asentí antes de moverme a la habitación para ver más de cerca.
Melocotón se mordió el labio, sus mejillas se volvieron rosadas. —He
querido otro por un tiempo y ahora parecía el momento adecuado.—
A medida que me acercaba, noté los detalles de los remolinos,
puntos y flores. Ocultas en los detalles estaban las letras JC. Una sonrisa
me partió los labios. Este sentimiento permanente que siempre veré en
su cuerpo me llenó de más orgullo y ardor que el que jamás haya
experimentado.
—Se verá sexy como una puta mierda, Melocotón. Me encanta.—
Su sonrisa se extendió ampliamente bajo sus brillantes ojos verdes.
Le guiñé un ojo antes de girarme hacia la salida de la habitación.—
Vuelvo enseguida. Cuida de ella, Jenna.—
Volviendo a la recepción, me apoyé en el mostrador. —¿Alguno de
ustedes está disponible para hacer un tatuaje?—
El tipo calvo, tatuado con expansiones levantó la cabeza de su
teléfono. —Claro amigo. ¿Qué necesitas?—
—En cursiva, quiero el nombre, melocotón.—
—Suficientemente fácil.— Agarró una hoja de papel y un bolígrafo y
los puso en el mostrador. —Ponga sus iniciales en cada línea, luego firme
en la parte inferior.— El tipo tomó mi hoja firmada, la guardó en un
archivo y se levantó de su asiento. —Soy Louis. Mi habitación es la
primera puerta a la izquierda.—
Louis entró detrás de mí cuando me senté en la cama. —¿Dónde lo
quieres?—
Levanté mi camisa y señalé el lado derecho de mis abdominales justo
debajo de mis tatuajes actuales.
Su mirada recorrió mi tinta actual. —¿Lo quieres en negro?—
—Sí.—
Veinte minutos después se hizo el tatuaje. Pagué en el mostrador y
volví a la habitación en la que estaba Melocotón. Ella se retorcía un poco
más ahora que él estaba rellenando el sombreado.
—¿Como estas? —Me moví alrededor de Jenna y acerqué una silla
al lado de Melocotón.
—Mejor ahora que estás aquí.—
Pasé mis dedos sobre su estómago desnudo y observé cómo la
excitación llenaba sus ojos.
—¿A dónde fuiste?—
—Tenía que cuidar de algo importante. Estaré aquí por el resto de
esto. Todavía tienes un tiempo antes de que haya terminado.—
Una hora y media después, Melocotón se levantó de la cama y estiró
sus músculos rígidos antes de pararse frente al espejo y revisar su
tatuaje. La vi girar su culo y ya la estaba imaginando desnuda con el
nuevo tatuaje.
—¡Se ve increíble!— Jenna elogió.
Las mejillas de melocotón se sonrojaron mientras lo miraba en el
espejo. —¿Te gusta?—Sus ojos atraparon los míos.
—Mas que gustar. No pensé que pudieras ponerte más hermosa de
lo que eras, pero ese tatuaje me prueba que estoy equivocado.—
Se movió a través de la habitación y se deslizó en mi regazo. Mi semi-
ereccion quedo presionado en su culo y ella me dio una mirada de
complicidad.
Su tatuador repasó el discurso habitual sobre lo que tenía que hacer
para cuidarlo. Amasé mi pulgar alrededor del tatuaje mientras escuchaba
atentamente. Salió de la habitación y ella se apoyó en mi pecho.
—Voy a llamar a Nix.— Jenna se levantó y sacó su teléfono de su
bolso. —Te veo en el lobby.—
Salió, acercé a melocotón y devoré sus dulces labios con los míos.
Alcanzandola abajo, la tomé entre sus piernas y la froté. Ella gimió en mi
boca y me detuve antes de que lo llevara demasiado lejos.
—Tan pronto como estemos en casa, quiero mostrarte cuánto
significa para mí tener mis iniciales en tu cuerpo—.
—Estoy deseando que llegue.— Sus brillantes ojos verdes se
iluminaron. Frotó su palma sobre mi verga, expulsando un gruñido de
mi pecho.
—Maldita sea, melocotón. Necesito llevarte a casa, ahora.—
—¿Podemos recoger algo en el camino a casa primero? Estoy
hambrienta.—
—Sí. Vamonos.—
Mi palma cayó sobre su culo mientras estaba de pie. Sin duda todos
la oyeron gritar. Ella me miró por encima del hombro con una sonrisa
lasciva mientras se frotaba la nalga con la mano. Mi mano tomó el lugar
de la suya cuando salimos al vestíbulo. Saqué mi billetera y arrojé mi
tarjeta al mostrador.
—Jake, no te llamé para pagar mi tatuaje.—
—Silencio, melocotón. Entiendo.—
Ella relajó su cuerpo bajo mi brazo y me acarició la espalda,
enviando escalofríos agradables a través de mi piel. —¿Me vas a frotar así
más tarde?—
Ella me miró con afecto en los ojos y sonrió. —Sí.—
Firmé el recibo y guardé mi tarjeta. Jenna se unió a nosotros en el
mostrador justo cuando terminamos.
—Nix dijo que quiere ver tu tatuaje. Un grupo de miembros irá a la
casa club mañana por la noche. Quiere que ambos vengan.—
—Pues estaremos allí,— le aseguré.
Jenna se fue para ir a la casa de Nix y llevé a melocotón a casa en
mi motocicleta. En el camino, recogimos comida de un local asiático que
le gustaba. Ella sacó la comida mientras yo sacaba a Rocky. Cuando volví
a entrar, mis ojos vieron que su camisa se enrollaba y sus pantalones se
doblaban de sus caderas. Ver la tinta oscura grabada en su piel, viajando
en remolinos hipnóticos alrededor de sus curvas, era intoxicante. Sus
oscuras y sueltas olas cayeron en cascada por su espalda, y me encontré
golpeando la suave longitud de la misma en mi mano mientras tiraba. Su
cabeza cayó hacia atrás cuando mis labios reclamaron los de ella.
—La comida puede esperar, melocotón. Yo no—
Tomé la mano de su muslo y la giré para mirarme. Ambas manos
agarraron su culo y la sacaron del taburete a mis brazos. Sus muslos
tonificados agarraron mi cintura mientras deslizaba su lengua entre mis
labios. Mis dedos se engancharon en su ropa interior, bajándolos con sus
jeans. Senté su culo desnudo en el mostrador y saqué cada pierna de sus
pantalones. Su camisa desapareció en el aire cuando quité la mía. Con
impaciencia, sus manos tomaron mi cinturón mientras mi polla rígida
presionaba contra mis pantalones vaqueros. Su mano bajo mi bragueta,
desapareciendo dentro de mis calzoncillos. Su cálida mano se cerró a mi
alrededor y me acarició antes de liberar mi palpitante erección.
Con su puño envuelto alrededor de mi longitud, empujé su mano
mientras saqueaba sus labios con sabor a bayas. Bombearme con fuerza
en su mano me estaba acercando demasiado al borde. Tomé su mano en
la mía.
—Todavía no, melocotón. Necesito el sabor de ti en mis labios.—
La coloqué sobre el mostrador, observando sus ojos verdes brillar de
deseo. Tomando sus piernas, las envolví sobre mis hombros mientras
colocaba mi boca en el coño más dulce que había probado en mi vida.
Un parche pequeño y oscuro me dejó mucho espacio para ver lo que
me gustaba, los labios hinchados y el dolor por reclamarlos. Mi lengua se
hundió en sus tiernos pliegues y un gemido necesitado se le escapó.
—¿Quieres más?—
—Por favor, Jake, hazme venir.—
—Eso es correcto, melocotón. Hago que este coño se venga, solo
yo.—
Mi lengua se hundió en ella y cayó en un ritmo de movimientos y
giros cuando sus caderas se movieron y su puño apretó mi cabello.
Deslizando mi dedo medio profundo, encontré su centro suave y lo
acaricié, dándole el impulso necesario para inclinarla sobre el borde. Un
suspiro, gemidos desesperados sonaron en mis oídos, luego con una
breve exhalación el calor de ella llenó mi boca.
Dejé caer sus piernas y limpié su sabor de mis labios. Tomando mi
palpitante polla en mi mano, la froté a lo largo de su clítoris húmedo
antes de empujarla en sus apretados pliegues. Sus paredes se apretaron
a mi alrededor y un gemido salió de mi pecho. Nada se había sentido tan
bien como estar dentro de ella. Nunca podría parecer suficiente. Tomando
la parte externa de su muslo, salí lentamente y luego empujé
profundamente, llenándola hasta la base.
Sus ansiosos gemidos se hicieron más fuertes a medida que
aumentaba el ritmo de mis golpes. Enterré mi polla profundamente en su
cavidad y con cada empuje, sus músculos se apretaron a mi alrededor,
apretando mi ingle mientras mi propio orgasmo se disparaba a través de
mí.
—Te sientes muy bien.—
Sus caderas bajaron cuando dejó escapar un suspiro y el calor de
su orgasmo se derramó sobre mí. Continué moviéndome contra ella,
dándole todo el placer que pude. Una sonrisa satisfecha se hinchó en sus
mejillas, y se levantó a mis labios. Sus manos tomaron mi cara mientras
colocaba su cabeza contra la mía.
—Jodidamente Te amo, Jake Castle.—
Una sonrisa extendió mis labios. —Será mejor que jodidamente me
ames. Porque jodidamente Te amo, Melocotón.—
Reclamé sus labios y la apreté contra mí, sin querer perder este
momento o la tibia y borrosa mierda que giraba alrededor de mi corazón.
Levantó su cabeza de la mía, sus manos rozaron mi pecho mientras
se inclinaba hacia atrás para admirarme. No pude evitar sonreír de oreja
a oreja cuando sus ojos se abrieron de par en par y miró boquiabierta la
nueva adición a mi tinta.
—Jake ¿Cuándo hiciste eso?—
—Cuando salí durante unos treinta minutos durante la tuya, eso es
lo que estaba haciendo.—
—Oh Dios mío.—
Las lágrimas se juntaron en sus ojos cuando me miró con esos ojos
verdes suaves y seductores. Los mismos ojos que me habían capturado
desde el primer momento en que los vi.
—¿Te alegra que lo tenga?—
—Me encanta. — Sus brazos se lanzaron a mi alrededor y enterró su
cara en mi cuello. —En serio te amo—
Levanté mi mano y levanté su barbilla hacia mí. —La mierda que me
haces, melocotón.— Pasó una lágrima rodando por su mejilla. —Haría
cualquier cosa por ti.—

Más tarde en la noche, después de que termináramos nuestra


comida recalentada, y le pusiese loción en su tatuaje, me tendí en la cama
junto a ella, abrazándola contra mí, escuchándola respirar mientras
dormía. La tensión me apretó el pecho mientras esperaba escuchar de
Nix. Este acuerdo debía ir como estaba previsto para los Royals tras las
rejas. La mujer que yacía a mi lado finalmente me había dado algo por lo
que vivir, y me condenaría si dejaba que alguien la lastimara. La luz de
mi teléfono finalmente se encendió, indicando que había entrado un
mensaje de texto. Me levanté de la cama en silencio y llevé el teléfono a
la habitación de invitados, cerrando la puerta detrás de mí.
—¿Que sabes?—
—El trato se realizó como estaba previsto y los Devils recibieron su
dinero. Hay un problema.—
—¿Qué?— Apreté mi puño mientras apretaba mi mandíbula.
—La banda de Tolito ha sido arrestada, pero Tolito y dos de sus
miembros desaparecieron. TBI dice que deben haber tomado una ruta
que no conocían o que están escondidos en algún lugar.—
—Hijos de puta.—
—Mantén esta mierda en secreto, Jake. Hasta donde Tolito sabe, su
equipo fue arrestado en un punto de control estándar por la posesión de
armas robadas y drogas ilegales.—
—Negocio como de costumbre, ¿entonces?—
—Sí. Trae a Liz a la casa club mañana. Quiero verla ¿Y de quién fue
esa idea para este tatuaje?—
—Suya.— Una risa se me escapó cuando sonreí. —Tiene mis
iniciales sobre ella ahora.—
—Limpia la puta sonrisa de tu cara. Te veo mañana.—
CAPÍTULO VEINTiUNO
LIZ

SENTADA EN LA CAMA DE JAKE, levanté dos camisas diferentes.


— ¿Cuál debería usar? — De pie en su armario, solo con sus calzoncillos,
Jake miró por encima del hombro. — La más corta, muestra el tatuaje —
Me mordí el labio y sonreí. — ¿No te importa que tus hermanos vean
algo de piel?—Agarrando un par de jeans rotos y una chaqueta se giró
para mirarme y se echó a reír. — Demonios, no, no me importa. Quiero
que vean lo que es mío —
Entré en el armario justo cuando él se ponía los vaqueros sobre las
caderas. Me moví a su espacio y deslicé mi mano en sus calzoncillos. Mis
labios rozaron los suyos. —Y esto es mío— Mi mano se deslizó a lo largo
de él, bombeando con mi puño. Sus manos tomaron mis brazos,
agarrando con fuerza mientras se perdía al sentir mi toque. — Si alguna
chica trata de tomar lo que es mío, voy a sacarle los putos ojos —
Un silbido escapó de su boca mientras se mordía el labio inferior.
Retiré la mano para quitarle calzonzillos y los pantalones de las caderas.
Su mano apreto mi cabello y con la otra mano me agarró del hombro y
me bajó en mis rodillas. Con su erección en la mano, lo llevé a mi boca y
lamí la punta. Apretando su mano sobre mi cabello, se apretó contra mis
labios. Mi lengua se burlaba de la punta.
— Dime lo que quieres —
Él tiró de mi cabello hacia atrás y levantó mi barbilla. Sus intensos
ojos marrones me miraron fijamente. — Pon esos bonitos labios en mi
polla, Melocotón, y muéstrame cuánto te gusta —
Abrí la boca y lo sostuve en la base mientras lo llevaba dentro y
fuera, chupando con fuerza. Su agarre se apretó y su cabeza rodó hacia
atrás cuando se metió en mi boca y deslizó su polla en la parte de atrás
de mi garganta.
—Joder, Melocotón —
Varios empujones más en mi boca le hicieron perder el control. Me
agarré fuerte, gimiendo y chupando, devorándolo una pulgada a la vez.
El sabor de él se derramó en mi boca cuando dejó escapar un gemido de
satisfacción. Sus ojos se encontraron con los míos mientras tragaba. Su
mano se alzó y se posó en mi mejilla. — Esa boca, Melocotón —Me puse
de pie y él me atrajo a sus brazos. Su barba rozó mi mejilla mientras sus
labios me mordían la oreja. — Quiero estar dentro de este culo o de tu
coño—
Una mano acarició entre mis piernas mientras que su otra apretaba
mi trasero. Sus dientes rasparon mi cuello antes de morder y chupar un
rastro en mi hombro. Mi cuerpo estaba debilitado, la excitación
abrasadora ya ardía entre mis muslos. Sus labios cepillaron por toda mi
piel.
—¿Dónde lo quieres? —
— ¿Sabes dónde? —
Un gemido bajo y sensual llenó mi oído. —Ahí es donde pensé — Su
agarre en mi culo se tensó. — Sube a la cama y abrete. Quiero ver ese
trasero antes de enterrarme en el—

Una hora más tarde, Jake abrió la puerta de la casa club y me guió
hacia adentro. Su brazo se apretó alrededor de mí, sosteniéndome cerca.
Cuando varias miradas cambiaron a nuestra dirección, Jake colocó su
mano en mi mejilla y giró mi cabeza para mirarlo. Sus labios se
encontraron con los míos, dándome un beso que le dijo a todos que era
suya.
Cuando nuestros labios se separaron, me agarre contra él hasta que
la sensación de mareo pasó y me llevó con él a la mesa de Nix. Nix se
puso de pie y extendió sus brazos, robándome de Jake.
— Te vas con Jake y ahora nunca te veo—
Mis mejillas enrojecieron. — Hemos estado ocupados —
Los ojos de Nix barren a Jake y los estrecha antes de volver a mi. —
Déjame ver el tatuaje—
Bajé los vaqueros, revelando la mitad inferior del tatuaje. Los ojos
de Nix lo recorrieron. Lo estudió detenidamente y estaba segura de que
vio las iniciales Sus ojos se posaron en Jake de nuevo y la sonrisa de
Jake se extendió. Nix puso los ojos en blanco y volvió a mirarme. — Se ve
bien —
El brazo de Jake se envolvió alrededor de mí y me atrajo hacia él,
dándome un beso en mi sien. Todos observaron el afecto con expresiones
de asombro.
— Traere cerveza para los dos —
Cuando Jake desapareció entre la multitud, los ojos de todos en la
mesa se posaron en mí. La boca de Trevor se torció en una sonrisa pícara.
— ¿Qué le hiciste a él, Liz? Nunca lo había visto así con una mujer—
Nix giró la cabeza sobre su hombro y disparó su mirada como dagas
en la dirección de Trevor. La sonrisa pícara de Trevor se extendió cuando
se llevó la cerveza a los labios. Max le dio una palmada a Trevor en la
espalda.
—Vamos a buscar a Jake y jugar un poco al billar antes de que Nix
golpee tu culo—
Los muchachos dejaron la mesa y, un momento después, Jake vino
y me dejó la cerveza antes de unirse a ellos.
— Él realmente esta siendo atento contigo —La sonrisa de Jenna se
amplió cuando me senté a su lado. Mis mejillas se calentaron mientras
mi sonrisa estiraba mis labios.
— Ambos dijimos la palabra A—
Jenna se movió en su asiento.
— ¡Estoy muy feliz por ti! —
— Siento lo mismo. ¿Tú y Nix? —
Moví mi pulgar sobre mi hombro en su dirección. La mano de Jenna
me agarró del brazo y apretó cuando sus mejillas se pusieron rosadas.
— Estoy loca por él —
— Puedo decir que él también está realmente en ti —
— ¿De Verdad?—
— Sí. Te lo prometo. Sé que Nix no es el mejor para mostrar
emociones, pero conozco a mi hermano, y está enamorado—
Los grandes ojos marrones de Jenna se iluminaron—No sabes lo feliz
que me haces sentir—
Extendí la mano y le acaricié su hombro. — Lo se—
Los ojos de Jenna dejaron los míos y se congelaron en alguien detrás
de mí. Miré por encima del hombro para ver a Dillon entrar. Mirando a
través de la multitud, capté el saludo de Trevor a Jake, y luego Jake miró
a Dillon.
— Nix dijo que se pelearon. Aparentemente, todavía están enojados
el uno con el otro—Jenna dirigió su atención a Jake. —Está mirando a
Dillon como un halcón—
—Espero que no venga a hablar conmigo. Jake se enojaria—
—No, te está mirando ahora, pero se dirige hacia la barra. Hay un
par de tipos que lo saludan—
—Bien —
—Jake viene — se rió Jenna.
Un momento después, Jake giró mi silla, colocó sus manos en mis
caderas y me levantó. Envolví mis piernas alrededor de su cintura
mientras mi risa escapaba.
—¿Qué estás haciendo?—
—Dejando en claro a quién perteneces—Jake me llevó más allá de
las pocas mesas hasta la barra. Puso mi trasero en el mostrador y saludó
a Jeff. — Necesito un trago de whisky, un poco de sal, y una limon —
Atrape a Dillon mirando en mi dirección y evité su mirada.—
¿Estamos haciendo body shots5, ahora?—
Las manos de Jake acariciaron mis muslos, luego se movieron hacia
arriba y alrededor de mi trasero jalandome cerrando el espacio entre
nosotros.
—Joder, sí, lo estamos haciendo ahora—

5
body shots (tragos que se beben desde un cuerpo)
Jeff puso el trago, el salero y la lima en el mostrador. —Será mejor
que te fijes, Jake. Nix te está mirando—
Eso solo encendió la audacia de Jake. Con una sonrisa en su rostro,
me guiñó un ojo.
— Pon ese dulce trasero sobre el mostrador—Agarré la lima y puse
los ojos en blanco antes de acostarme sobre mi espalda. Jake me echó
sal en el estómago, tomó el trago. La punta de su lengua tocó mi estómago
y con un movimiento lento del líquido, recogió la sal, dejando un
recordatorio de lo que esa lengua podía hacer. La lima salió de mis labios,
sustituida por un beso indecente. El puño de Jake se deslizó por mi
cabello, su otra mano recorrió mi muslo interno, agarrándome con fuerza
mientras sus labios devoraban los míos.
Cuando me dejó respirar, mi cara estaba enrojecida, mis pezones
duros contra mi camisa. Me senté en el mostrador, y él tiró de mi culo
hacia adelante, cerrando su boca sobre la mía. Tirando de mi centro
contra sus caderas, se apretó contra mí. Mis manos se envolvieron
alrededor de su cuello y sostuve su rostro mientras su beso áspero y
apasionado continuaba. Se apartó de mis labios con pesados párpados
y una necesidad hambrienta en sus ojos.
—Tengo la tentación de inclinarte y tomarte aquí delante de todos —
Mis ojos estaban puestos en él, pero mi persona podía ver que
habíamos captado la atención de los miembros del club.
—Por muy tentador que sea, no quiero que mi hermano vea eso—
—Todavía te voy a doblar sobre algo —
Jake me jaló contra él, y apreté mis piernas alrededor de él mientras
me sacaba de la barra.
Jake me bajó al suelo y tomó mi mano entre las suyas. Sus ojos se
encontraron con los de Dillon; Pude ver la hostilidad entre ellos. La
mirada de Jake no se rompió hasta que lo pasamos. Jake me condujo
entre varias puertas hasta que llegamos a la sala de juntas. Él me detuvo
y cerró la puerta detrás de nosotros.
—Contra la pared—
Le puse la espalda, viéndolo caminar hacia mí. Me agarró de la
muñeca y me giró para mirar hacia la pared. Su aliento caliente ardía
contra mi oído mientras sus manos se deslizaban sobre las mías.
Apoyándose en mi parte trasera, colocó mis manos en la pared que estaba
encima de mí, sosteniéndolas con una mano.
Su lengua se deslizó sobre mi oreja, enviando escalofríos a través de
mi piel. El botón superior de mis vaqueros se desabrochó y su áspera y
callosa mano se deslizó dentro. Se frotó contra mi clítoris presionando
mi ropa interior en mí. Un suave beso en mi cuello fue seguido con un
mordisco excitante, luego otro mientras viajaba por mi cuello y hacia
atrás. Moviendo mi ropa interior hacia un lado, se deslizó en mis pliegues
húmedos. Un siseo escapó de sus labios.
— Siempre tan húmeda para mí —
Con sus movimientos circulares y rítmicos, hizo que mis caderas
avanzaran en un intento de correr contra su mano.
—Te encanta cuando toco aquí, ¿verdad, Melocotón?—
Me quedé sin aliento cuando sus dedos se sumergieron dentro y me
acariciaron con una fuerza voraz. Mi cuerpo se estremeció con una ola
de excitación mientras su lengua se deslizaba por mi oreja, deslizándola
entre sus dientes.
—Creo que estás lista para esto—
Sus manos deslizaron mis vaqueros y me los quito de las caderas,
facilitando cada pierna. El toque de sus dedos rozó mi piel mientras
lentamente subía sus manos por mis piernas.
— Separalas—
Sus manos se tocaron entre mis muslos, extendiendo mis piernas
más amplias. Por un momento, me puse de pie con el trasero
descubierto, las manos contra la pared, esperando ansiosamente el
placer que vendría a continuación. Cuando su boca toco mi centro y sus
manos sostuvieron mi culo firmemente en su agarre, sabía lo que había
estado esperando. Sentado debajo de mí, Jake levantó la vista con esos
malvados ojos marrones antes de deslizar su lengua dentro y fuera,
penetrándome profundamente. Un gemido se me escapó, mis caderas se
restregaron contra su boca codiciosa.
CAPÍTULO VEINTIDOS
JAKE

TREINTA MINUTOS DESPUÉS, la palma de mi mano apretó el


trasero de Melocotón cuando entramos a la sala principal. Casi toda la
atención estaba en nosotros. Mi mirada se encontró primero con Dillon.
Con el reconocimiento de la punta de su cerveza y una expresión de enojo
en su rostro, sabía que para él era claro a quién pertenecía Melocotón.
La esquina de mi boca se levantó cuando Nix me miró desde el otro lado
de la habitación con su mirada de desaprobación. Puse a Melocotón en
mi brazo y reclamé su boca.
—Voy a jugar al billar con los chicos. No dejes que ninguno de mis
hermanos te toque al menos que quieras una puta masacre aqui—Sus
ojos verdes se pusieron en blanco. —Me mantendré alejada de Dillon—
Mientras me deslizaba entre la multitud, miré por encima del
hombro para ver a Melocotón sentada en la mesa con Jenna y algunas
otras chicas de motociclistas. Con un taco de billar, me uní a Nix, Trevor
y Max en la mesa de billar.
La mirada ártica de Nix se elevó a la mía.
—Cuando dije que la reclamaras delante de todos, no era eso lo que
tenía en mente—
—Mejor acostúmbrate a eso— La parte de atrás de mi mano limpió
los labios que estuvieron alrededor del coño de Melocotón hace treinta
minutos. —Ella es mi chica. La tomare en cualquier parte, en cualquier
momento, siempre que me vaya bien —
La mandíbula de Nix se tensó. Puso su palo de billar contra la mesa
y, con pasos deliberados, se acercó a mi lado. Se cruzó de brazos y se
inclinó hacia atrás. Sus frios ojos verdes se estrecharon en los mios.
—Voy a dejarlo muy claro. Ahora no estoy pateando tu culo porque
no quiero avergonzar a Liz, pero si le faltas al respeto otra vez a mi
hermana en este club, te tirare los dientes. Ella no es una de tus putas,
pero la hiciste lucir como una esta noche. Sé que todos los hermanos
aquí se preguntan por qué no te he asesinado, y ambos sabemos las dos
razones por las que no lo haré; mi hermana te quiere, y tú eres el unico
en el que confío para protegerla —
Mi agarre en la mesa de billar se apretó. Mi ego acababa de ser
golpeado, pero no estaba a punto de igualar la puntuación cuando una
parte de mí sabía que el estaba en lo correcto.
— Me asegurare de que todos sepan que ella significa algo para mí—
— Bien. Puedes empezar ahora —
— ¿Qué? —
Me volví para ver qué había llamado la atención de Nix. Mi estómago
se retorció cuando vi a quien estaba de pie junto a la puerta. El cabello
rojo ardiente caía en cascada sobre los hombros delgados y la tela negra
de pies a cabeza abrazaba cada curva vivaz.
— Tomas a Liz, yo tomo a Angela — ordenó Nix.
Mi mirada se deslizó entre ellos. Melocotón tenía sus ojos fijos en
Angela y estaba parada de su silla. Con los puños apretados, se abría
paso a través de la multitud hacia ella.
— Deja que esa expresión se te meta en la memoria, Jake. Ese es el
aspecto de Liz de voy a malditamente matarte —
— Puede que lo haya visto una o dos veces—
Nix se rió entre dientes antes de navegar a través de las mesas.
Acelere mi paso hacia Melocotón y la atrapé en mis brazos.
—Te ves jodidamente sexy cuando estás enojada, pero no quiero que
te lastimes, Melocotón —
De pie sobre sus dedos, miró por encima de mi hombro. Sus mejillas
estaban enrojecidas y la adrenalina estaba claramente bombeando a
través de su cuerpo nervioso.
— Puedo con ella, Jake —
— No tengo ninguna duda de que puedes pero necesitamos saber
por qué está aquí —
Miré por encima del hombro para ver a Nix señalando su oficina.
— Ella debe tener algo que decirle —
Pasé mi pulgar por su mejilla y traté de calmar a la gata salvaje
dentro de ella.
— Melocotón quédate aquí. Necesito ver qué pasa —
— Jake —
Mi mirada se endureció. —Melocotón, confía en mí. Necesito estar
en la oficina de Nix para esta conversación —
— Bien — Sus hombros cayeron hacia atrás y alivio atravezo en mi.
Besé sus labios y rápidamente me moví para alcanzar a Nix y Angela.

Abri la puerta de la oficina, justo antes de que Nix la cerrara. Me


asintió, indicando su aprobación, luego se apoyó en su escritorio, con los
brazos cruzados. Su mirada severa se posó en Ángela.
— Tienes muchas agallas para venir a nuestra casa club—
—Después de todo lo que sucedió entre nosotros pense que te lo
debia—
—Entonces, escuchémoslo —
—Tolito no estaba dispuesto a aceptar que la mayoría de su banda
terminara en la cárcel por accidente. Persiguió a uno de los muchachos
de Otto. Lo golpearon casi hasta la muerte antes de encontrar el acuerdo
de Otto. Tolito corrio la voz. Buscan al comprador anónimo. Siete de los
grandes a la persona que los nombre. Si sabe quién es el comprador
anonimo, tienen la oportunidad de cobrar siete grandes o es el momento
de establecer un plan para asegurarse de que Tolito no encuentre quién
es el comprador—
Los ojos de Nix se desviaron momentáneamente hacia mí, luego
regresaron a Angela. La tensión se sintio como una soga alrededor de mi
cuello y se extendió a mi pecho. Juega bien, Nix
— Voy a correr la voz. Si escuchamos algo, me aseguraré de
contactarlo—
Angela se movió sobre sus talones. — Si el comprador es alguien que
conoces, no los protejas, Nix. Tolito no es alguien con quien jodas. Lo
sabes —
—¿Volviste con Rex? — Ángela se volvió a enfrentarme ante el sonido
de mi voz aguda.
— Aprecio lo que hiciste, Jake, pero se cuidarme a mi misma—
—Puedes mentirte a tí misma todo lo que quiera, pero sabe como yo,
que estás caminando sobre hielo delgado. Los hombres como Rex no
cambian. Él te seguirá golpeando y continuarás tomándolo hasta que uno
de los dos está muerto o en la carcel —
Sus ojos se suavizaron como si estuviera teniendo un momento de
claridad, luego desapareció, reemplazado por su habitual mirada
calculada.— Tengo que irme. ¿Crees que puedes mantener a tu hermana
alejada de mi espalda para que pueda salir de aquí?—
Miró por encima del hombro a Nix
—Sal por ahí — Nix hizo un gesto hacia la puerta de atrás. —Todos
te vieron entrar y eso aumentará las suficientes preguntas —
Sus caderas se balancearon, dándonos un espectáculo mientras
salía. Volví mi atención a Nixx después de cerrar la puerta detrás de ella.
—¿Qué demonios? ¡Siete grandes! —
Nix se pasó la mano por el pelo.
—¡Maldita sea! Mantente con Liz. Donde quiera que vaya, Jake. En
todas partes —
— Lo haré. ¿Qué hay de darle a Tolito una pista falsa?—
—No. Necesitamos evitar ser parte de ello. Necesitamos actuar
como si no supiéramos una mierda. Ve a buscar a Pat. Tenemos que
decirle que Tolito está cazando a las personas que encarcelaron a su
banda—
CAPÍTULO VEINTiTRES
Liz

MI DEDO TERMINÓ en la punta del ala de la espada en el pecho de


Jake. Observé cómo subía y bajaba mi mano con cada respiración que
tomaba. Acostada junto a él en su cama, me acerqué a su cuerpo y él
me abrazó con más fuerza.
—¿Qué pasa? Has estado callado desde que te reuniste con Nix y
Angela. Todavía me molesta que no me digas de qué hablaron—
La mano caliente de Jake se cerró sobre la mía, sosteniéndola contra
su pecho.
—Melocotón, necesito que confíes en mí en esto. Es más seguro para
ti que no sepas—
—Estoy preocupada por ti y Nix. Se lo del trato—
—¿Cómo?—El agarre de Jake se apretó y el se volvio hacia mi. —
¿como lo sabes?—
—Escuché a Nix y Pat hablando de el trato—
—El hijo de puta —Su cabeza presionó contra la almohada. —Si has
escuchado sus conversaciones, alguien más seguro podría haberlo
hecho—
—¿No confías en todos tus hermanos?—
—No, no lo creo. Confío en tu hermano, Trevor y Max. Cada hombre
tiene sus propios intereses y ganar siete de los grandes es un gran
incentivo—
—¿Siete de los grandes para qué?—
—Tolito está ofreciendo siete de los grandes para cualquiera que le
dé el nombre de quiénes arreglaron el trato de la droga—
Me senté al instante cuando el miedo y el dolor me presionaron el
pecho.
— ¡Nadie puede descubrir que mi hermano entrego a los Royals!—
— Melocotón escúchame — Las manos de Jake sostuvieron mi cara
mientras las lágrimas se juntaban en mis ojos. — Incluso si Tolito se
entera, es él y solo dos o tres de su banda. Somos suficientes Kings para
manejar lo que se nos presente, pero tú eres la que necesita protección.
Eres la herramienta perfecta para que Tolito la use para llegar a Nix.
Quiero que estés conmigo en todo momento hasta que se arregle este
negocio con Tolito. Lo digo en serio, Melocotón. Quiero saber dónde estás
cada maldito minuto del día —
El teléfono de Jake zumbó en la mesita de noche y giramos la cabeza
para ver quién llamaba. El número de Nix aparecio en la pantalla. Jake
lo buscó instantáneamente y respondió. Preocupacion se deslizó dentro
de mi pecho, se engancho y causó un nudo en mi garganta.
— ¿Qué es?— El tono de Jake reveló su preocupación. — ¿Está
vivo? Hijo de puta—Sus ojos se ensancharon y me sostuvo en su mirada
fija. — Lo sabe. No, no la voy a perder de vista. Necesitas recostarte. No
vayas solo a ninguna parte. Te veré allí mañana—
Jake avento su teléfono en la mesita de noche — ¡Maldita sea!—
— ¿Qué está pasando?—Mi corazón latía con fuerza en mis oidos. —
¿Esta bien Nix?—
— La casa de Pat se incendió en algún momento después de que
llegó a casa esta noche. No lo logró salir —
Mi mano se fue a mi boca mientras las lágrimas corrían por mis
mejillas. Jake me puso en su regazo y presionó sus labios contra mi
cabeza mientras me frotaba la espalda.
—Joder, Melocotón, lo siento mucho. Sé que creciste con él en tu
familia—
— Era como un tío para mí — A través de d sollozos, levanté mi
cabeza, mi labio tembloroso. — ¿Tolito le hizo esto?—
— Esto no fue un accidente, pero estoy seguro de que lo hicieron
lucir así. Mañana descubriré más—
— Jake, tengo miedo por Nix—
Jake se recostó en la cama y me acostó con él. Sus labios me dieron
un tierno beso en la frente. —No te preocupes por Nix mañana haremos
un plan para tratar con Tolito —
—¿Puedo ir contigo?—
—No, Melocotón. Estás a salvo en el hospital Nix y yo tenemos una
mierda seria con la que tenemos que lidiar. No te quiero ahí por eso. Te
quiero lo más lejos posible de este jodido desastre—
Mis lágrimas gotearon sobre su pecho y sus dedos se enredaron en
mi cabello, acariciándome la cabeza, me giró de costado y continuó
recorriendo su mano sobre mí limpiándome las lágrimas de la cara,
besándome con suavidad en las mejillas y la frente. Tomó suavemente mi
cabello y lo usó para acercar mi mirada a la suya. Sus ojos audaces y
marrones se habían oscurecido por la emoción.
— No hay nada que no haria para protegerte. Nunca tengas miedo
de nadie —
CAPÍTULO VEINTiCUATRO
JAKE

ABRIENDO LA PUERTA de la oficina de Nix, era obvio que apenas


había dormido. Me senté frente a él. —Te ves como una mierda.
¿Dormiste en absoluto?—
—No, no lo hice—
Nix levantó sus cansados ojos de su escritorio. —He estado
hablando por teléfono con los oficiales locales de LE6 y TBI toda la
mañana. Se encontró el cuerpo de Pat y lo que quedaba de él se operará
automáticamente. El investigador no cree que sea un accidente, pero
sabes que no pueden confirmar hasta que reciban el informe—
—Sabemos muy bien quién hizo esto. Dijiste que Otto y Pat eran
hermanos en el pasado. ¿Crees que Tolito golpeo hasta casi matar a uno
de los miembros del club de Otto y le hizo comenzar a señalar? ¿Crees
que Otto tuvo una pista de quién fue el comprador anónimo —
— Tenía que tenerla. Es la única explicación que se me ocurrió que
tenía sentido. Y Tolito no solo persiguió a uno de los miembros del club
de Otto. Hice algunas llamadas. Era el sobrino de Otto, Richard. Está en
el hospital en condición critica. Otto ama a Richard como a su propio
hijo. Por supuesto, Otto le habría contado a Rich sus propias sospechas,
y Tolito obtuvo lo que necesitaba de Richard—
— Habría habido solo unas pocas personas que conocían la
situación de Otto. Sin duda, Otto lo compartió con Richard, y Tolito
comenzó con esa lista corta. Sé que Pat no entregaría ninguna
información a Tolito, y el maldito lo asesinó por eso — El puño de Nix
golpeó el escritorio. — ¡Quiero encontrar al maldito, Jake! ¡Otro hombre
bueno tuvo su vida cortada a manos de los Royals! ¡Pat no se merecía
esto!— Los ojos de Nix brillaron con lágrimas contenidas. Su voz bajó
mientras recuperaba su compostura.
—¿Donde esta mi hermana?—

6
LE (Law Enforcement) Fuerza del orden.-La aplicación de la ley es cualquier sistema mediante el
cual algunos miembros de la sociedad actúan de manera organizada para hacer cumplir la ley al descubrir,
disuadir, rehabilitar o castigar a las personas que violan las reglas y normas que gobiernan esa sociedad
— En el hospital. La dejé antes de venir aquí. Tienen a dos policías
trabajando en todo momento. Ella está a salvo allí. Los dos sabemos que
Tolito no la perseguiría allí—
—¿Cómo tomó la noticia?—
—Lloró por un rato y no podia quedarse dormida. Tiene miedo de
que algo te pueda suceder. Hice que bebiera un poco de whisky para que
pudiera dormir—
—Debería ser yo quien la cuide— La preocupación se mostro más
profundamente en su ceño fruncido.
—Te lo debo —
— No me debes una mierda. La amo. Ella me pertenece. Es tanto mi
responsabilidad ahora como la tuya —
—Todavía te lo debo. Debajo de todo esa capa de imbecil, hay un
buen hombre —
— Sé que estás dolido, pero no te pongas sentimental y esa mierda—
Nix se rio entre dientes. Fue bueno ver sus ojos aligerar el duro peso
de su estrés. Eso solo duró unos segundos antes de que sus
pensamientos cambiaran y habló de nuevo.
—Necesito que llames a todos los Kings. Necesitamos decirles lo que
le pasó a Pat—
—Cuando les digas, necesitamos observar sus reacciones— Me puse
de pie y saqué mi teléfono de mi bolsillo. Existe la posibilidad de que
alguien haya escuchado tus conversaciones y supiera del trato. Tolito
pudo haberse enterado de ellas y no a través de Richard. Melocotón dijo
que escuchó que hablas y yo también. Eso significa que otro miembro
podría haber escuchado y siete de los grandes son un incentivo suficiente
para entregar un hermano.
Nix se pasó la mano por el pelo y sus ojos escudriñaron el escritorio
pensando antes de encontrarme con la mirada.
— Llámalos —
Todos los miembros de Kings se sentaron a la mesa de juicio
esperando lo que Nix tenía que decir. Mientras explicaba la muerte de
Pat, observé las reacciones de cada uno de ellos. Sólo dos me
preocuparon; El nuevo prospecto, William, y Lucas. Las ojos de Lucas
cayeron a la mesa y sus mejillas ardieron de rojo. William no mostró
ninguna emoción en absoluto. Su falta de emoción era razonable por ser
un nuevo miembro del club, que aún no tenía ese vínculo. De cualquier
manera, ambos comportamientos fueron extraños, poniéndolos en mi
radar.
— ¿Crees que Tolito hizo esto?— Preguntó Max. Su gran estatura
se reclinó en su silla. La tinta oscura que subía por su cuello se
flexionaba con sus tensos músculos.
La cansada voz de Nix se encontro con la de Max. — Sí, la banda de
Tolito fue arrestada el martes por la noche por posesion ilegal de drogas,
armas de fuego y varios otros cargos. Tolito cree que fue una cazeria a su
banda y está en una persecución. Creo que alguien señaló a Pat y Tolito
tomo el asunto en sus propias manos —
— ¿Por qué demonios el nombre de Pat sería mencionado— preguntó
Trevor, con tono agudo.
Nix me miró incómodamente antes de devolverle la atención a
Trevor. — Otto Macari participó en un negocio de drogas con los Wild
Royals antes de que la banda de Tolito estuviera arrestada. Pat y Otto
corrieron en el mismo club en el pasado. Pat era una conexión. Una
conexión que creo que Tolito probó—
—¿Qué piensan los policías?— Wesley presiono.
— Están haciendo una autopsia. Cuando el reporte venga se tendra
mas respuestas—Dillon se inclinó hacia adelante, colocando sus codos
sobre la mesa. — Entonces, ¿no sabemos si Tolito realmente tuvo algo
que ver con el fuego?—
Nix dejó escapar un suspiro. — No, no tengo ninguna prueba. Es
una corazonada—
—¿Necesitamos estar preocupados? ¿Tolito vendrá por de alguien
más?— William preguntó con nerviosismo:
— Si él persiguiera a alguien, sería yo —
Nix se pasó la mano por el pelo, sus nervios y su agotamiento lo
estaban superando, — Pero quiero que todos ustedes estén alertas y no
viajen a cualquier parte solos hasta que sepamos más—
Axel, el calvo con el tatuaje de tela de araña grabado en el cuello y
el hombro, ladeo la cabeza. —¿Cuando es el funeral?—
Los labios de Nix se torcieron, claramente tratando de controlar sus
emociones.
—Dependiendo de cuándo entreguen su cuerpo, pero estoy
planeando para el Domingo. Haremos un viaje en su memoria y
regresaremos aquí a la casa club para cenar después del servicio. Quiero
a todos en sus colores para el viaje—
Los miembros se desviaron a discusiones acaloradas, y yo le di un
codazo a Nix por el brazo, alejándolo del grupo.
—¿Notaste algún comportamiento inusual?—La mirada de Nix
recorrió el grupo.
— Nuestro prospecto, William, y Lucas parecían nerviosos —
— Lo mismo digo —
Nix cambió el peso de sus botas.
— No voy a cuestionar la lealtad de ningún miembro con una
sospecha injustificada. Cada uno de esos hombres es leal, a menos que
se pruebe lo contrario—
—Cuando se vayan, tenemos que hablar—
Nix y yo nos reunimos con los demás. Ya se estaban planteando
preguntas sobre la seguridad de los miembros y quién reemplazaría la
posición de Pat. Nix se tomó el tiempo de tranquilizar a todos los
miembros y explicó el apoyo que recibiríamos del TBI. Para el momento
que se levantó la sesión. Max había anunciado que haría campaña para
el puesto de vicepresidente. Varios miembros acordaron que sus
aptitudes beneficiarían a los Kings.
Después de una hora, el grupo se dispersó, dejandonos solos a Nix
y a mí. Seguí sus pesados y cargados pasos hasta su oficina. Su cabeza
se levantó cuando entré
— ¿De qué necesitamos hablar?—
—Vamos más allá en este agujero de mierda y hay cosas que debes
saber antes de que se profundice—
Nix se cruzo de brazos y se reclino sobre sus talones. —Vamos a
escucharlo entonces—
— Hay una razón por la que nunca compartí mi pasado contigo o
cualquier otro hermano—
— No sé cuánta más mierda puedo tomar ahora — Nix sacó su silla
y se sentó con un golpe pesado. — ¿Estás seguro de que es un buen
momento para aclarar algo?—
—Es mejor que lo sepas, para que podamos avanzar—
Saqué la silla frente a él. Estaba a punto de traer viejos recuerdos,
no era algo que me gustara hacer. Me froté la parte de atrás de mi cabeza,
luego me encontré con su mirada fija.
— Antes de mudarme a Nashville, corrí con una banda fuera de la
ley. Eran delincuentes peligrosos e impredecibles. Igual que los Royals,
pero no lo hice voluntariamente. Yo era un agente encubierto. Estaba en
lo profundo y fui testigo de que un compañero mío, un buen amigo, fue
asesinado por sus propios hermanos. Hermanos que penso que eran
leales entre sí, pero la falta de dinero llevó a la desconfianza, la
desconfianza condujo a la sospecha, y no había lugar para la sospecha
en los Silent Skulls. Después de su muerte, quemé mis colores y me fui.
Dejé todo atrás. El trabajo, el año que había invertido en recolectar
evidencias. Todo. Entregué mi placa y fui en busca de un nuevo
comienzo. No pude hacerlo más. Ser parte de esa pandilla me cambió.
No me importaba nada y estaba vagando por la vida, tratando de
averiguar a qué diablos pertenecía— Me incliné sobre mis codos,
evaluando su reacción. Su mirada fija me esperaba para continuar.
— Me ofreciste ser un prospecto, y vi potencial para una vida aquí,
pero todavía no me importaba nada hasta Melocotón. Siendo el
presidente de los Kings, hay que mirar el panorama general; La
seguridad de tu hermana, los miembros del club, la tienda y el bar, pero
yo no. Lo único que me importa es mantenerla a salvo. Entiendo que no
quieres creer que alguno de los Kings sea capaz de venderte, pero los dos
sabemos que los hombres son capaces de hacerlo mucho peor por muy
poco. Tienes que asumir que cada miembro es una rata potencial.
Necesitamos comenzar a hacer las preguntas correctas. Siete grandes es
motivo suficiente para que cualquiera de ellos se vuelva contra ti—
— Un encubierto, ¿eh?— Los ojos de Nix se estrecharon mientras
miraba el escritorio y luego lentamente se acercó a mi.
— Esto explica mucha mierda sobre ti. Los Silent Skulls, he oído
hablar de ellos. Tienen una gran reputación. Es mejor que salieras
cuando podias antes de estar demasiado adentro—
— Ellos exigían lealtad, y estaba empezando a sentir que mi trabajo
encubierto les estaba traicionando, pero ver a tu amigo destripado y su
cuerpo quemado puede hacer cosas a un hombre. Sabía que tenía que
salir, o nunca lo haría. No vivo, de todos modos. Te lo digo porque
tenemos que asumir todas las posibilidades. No pongas mas alla a
ninguno de los miembros para cerrar un trato con Tolito por el dinero.
Es mejor que le digas a Jenna que se mantenga alejada por un tiempo, y
te prometo que a Melocotón no la perdere de vista—
Con una inclinación de cabeza y pensamientos silenciosos, frotó los
dedos sobre la barba sin afeitar. —Contándome sobre tu pasado; Estoy
seguro de que no es fácil. Lo respeto y estoy escuchando lo que dices.
Después de esta noche, le diré a Jenna que evite mi casa y el club por un
tiempo. A ella no le va a gustar, pero va a tratar. No le estoy diciendo
esto a nadie más, sino a ti; Me voy a mudar al club. Es más seguro aquí
con todos de entrada y salida. Lo último que necesito es despertarme
con un cuchillo o una pistola en la cara—
— Eso es inteligente. Traeré a Melocotón esta noche para que recoja
más de sus cosas—
Nix asintió, sus ojos sombríos ocultaban emociones más profundas
de lo que estaba revelando.
— Díle que lo siento. Mi error nos pone a todos en riesgo. No sabes
cuánto significa para mí. Ella es todo lo que me queda. Confío en que
no dejes que le pase nada—
— Mataría a un hombre antes de dejar que la lastimaran—
— Te creo —
CAPITULO VEINTICINCO
LIZ

ME DETUVE EN MI ARMARIO, reuniendo más ropa para cargar en


mi bolsa de lona. Jake estaba en la puerta de mi habitación con sus
gigantescos brazos cruzados, con una mirada atenta en mí.
—Me gusta esto.—
—¿Te gusta qué?— Pregunté por encima de mi hombro.
—Estás empacando para quedarte conmigo—.
—Ya me estoy quedando contigo—.
Pasos pesados acolchados por el suelo y su cálida y masculina
presencia invadió mi espacio, los brazos fuertes se envolvieron alrededor
de mi estómago mientras su frente se apoyaba en mi espalda.
—Sabes que haremos un viaje de regreso aquí para obtener todo lo
tuyo, ¿no?—
—Lo hago—. Labios húmedos se arrastraban a lo largo de mi cuello,
enviando pequeñas descargas de placer a mis brazos.
—¿Quieres eso? Quedarte conmigo, para siempre?
—Sí.—
Levantando mi camisa con su pulgar, pasó sus dedos por mi vientre
y lentamente viajó hacia mis pantalones cortos. —Hay un lugar donde no
te he tenido todavía.—
Movimientos lentos frotaban mi ropa interior, humedeciéndome
debajo, mientras su voz baja y sensual llenaba mi oído.
—Te quiero en tu cama, extendida para mí—.
Mi ropa interior fue arrojada a un lado y con un rápido empuje, dos
dedos me llenaron. Jake volvió la cabeza y contuvo el aliento con su
boca. Sus labios dominaron los míos con necesidad carnal. El placer me
recorrió en oleadas mientras sus dedos acariciaban y empujaban de
nuevo. Su mano dejó mi cuello y envolvió mi cintura. Me levantaron con
un brazo y el otro me dejó para agarrarme del culo.
Mi trasero golpeó el colchón y me miró fijamente. Su mirada
irradiaba dominio y deseo. Su mano se agitó en el aire.
—Todo esto... fuera—.
Sentándome, lentamente me quité la camisa. Sus ojos se posaron en
mis pechos y esperaron a que me abriera el sujetador. Cuando la tela
cayó al suelo, su lengua corrió por sus labios. Se quitó la camisa y se
desabotonó los vaqueros. Cuando los dobló, pude ver el bulto duro en
sus calzoncillos.
—Tus pantalones cortos—, su orden me sacó de mi trance.
Desabrochadolo, los deslicé fuera de mis caderas y enganché mis
dedos en mis bragas, quitándome la última pieza de ropa.
Su mano alcanzó dentro de sus pantalones vaqueros, agarrándose
a sí mismo. Sacando su erección, la acarició repetidamente. Mis ojos se
posaron en su mano moviéndose a lo largo de su erección mientras la
necesidad desenfrenada se quemaba entre mis piernas.
—¿Quieres esta polla, melocotón?—
—Sí.—
—Trabaja para ello—. Sus manos extendieron mis rodillas y me
recosté en el colchón. Dedos ásperos rozaron mi abertura. —Quiero
verte.— Sus dedos me dejaron y tomaron mi mano y la colocaron donde
había estado la suya. —Muéstrame cuánto lo quieres—.
Dio un paso atrás y agarró su eje, acariciándolo en su puño mientras
yo frotaba a lo largo de mi abertura. Deslizando un dedo, lentamente pasé
mi dedo por mi clítoris. Su mirada permaneció en mí, sus ojos brillaban
de hambre, continuando sus firmes movimientos. Mi cabeza se inclinó
hacia atrás cuando el placer se apoderó de mi cuerpo. Tomando mi pecho
en mi mano, lo amasé mientras gemidos y jadeos escapaban de mis
labios.
—Joder, Melocotón, dime que quieres mi polla en ti—. Su bombeo
se volvió febril a medida que mis gemidos y golpesse hacían más fuertes.
—Lo quiero, Jake. Quiero que me folles —.
—Maldición, necesito este coñito—.
Manos fuertes tomaron mis muslos y los empujaron hacia abajo,
abriendo mis piernas para él. Con un movimiento rápido, tomó su
erección y se lanzó hacia mí. Mis paredes se apretaron a su alrededor
mientras sus pesados párpados caían y su cabeza se inclinaba hacia
atrás. Con cada empuje duro, mis nalgas chocaron contra él. Con una
necesidad implacable, me golpeó, atrayendo mi orgasmo hasta la cima.
—Eso es, Melocotón. Vente por mí. Empapa mi puta polla —.
Mis manos apretaron el edredón mientras mi cuerpo temblaba y una
ola de liberación se disparó a través de mí. Retirándose, luego
hundiéndose de nuevo en mí, dio un fuerte empujón, y su cabeza se
hundió cuando un gruñido escapó de su pecho.
Su agarre en mis muslos se alivió, y se apoyó en mí. Envolví mis
piernas alrededor de él mientras pasaba su mano por mi
cabello, colocándolo en la nuca de mi cuello. Besos suaves fueron
rozados en mi pecho, hasta mi cuello, y terminaron en mis labios.
—No hay nada mejor que estar dentro de ti—. Otro beso se encontró
con mis labios. —Te amo.—
—Yo también te amo.—
La risa se me escapó cuando enterró su cara en mi cuello y lamió y
mordió mi piel. Levantó la cabeza y una sonrisa le partió los labios.
—Será mejor que jodidamente me ames—.

Después de vestirme, Jake me ayudó a terminar de empacar y


mientras cargaba mis maletas en mi auto, Nix se detuvo en el camino. Mi
alivio y el entusiasmo por verlo no pudieron ser contenidos. Me lanze a
sus brazos y él me palmeó el pelo.
—Lo siento, Liz, por todo. —
Podía escuchar la emoción en su voz. Se puso las gafas de sol en el
pelo y vi la autocondena en sus ojos.
—Esto no es tu culpa, Nix. Tú y Pat hicieron una elección
juntos. Sabía en qué te metías con este trato, y decidió hacerlo de todos
modos. Valió la pena el riesgo para él —.
—Tenía dudas para hacer el trato. Nunca debí haber
aceptado. Ahora todos están en riesgo —.
—Pat no le habría dado ninguna información a Tolito, lo
sabes. Tolito no tiene nada de ti—.
La mirada de Nix se encontró con la de Jake. Se intercambiaron
palabras silenciosas antes de que su mirada volviera a mí. —Espero que
no lo haya hecho, pero siete de los grandes son incentivos suficientes
para hacer que cualquier hombre haga algo estúpido—.
—No cualquier hombre—. Negué con la cabeza mientras el brazo de
Jake me envolvía. —Ninguno de ustedes lo haría, y tampoco creo que
ninguno de los Kings lo haga—.
Nix dejó escapar un suspiro. —Uno siempre ve lo bueno en todos, es
un error que ambos compartimos—.
Jake me besó la cabeza antes de asentir con la cabeza a Nix. —Toma
lo que necesites. Nos iremos juntos—.
Treinta minutos más tarde, Jake y yo nos fuimos en mi Camaro, y
Nix se fue a ver a Jenna. Pasamos por la tienda de comestibles antes de
ir a casa. Jake llevó a Rocky a jugar antes de ayudarme a descargar todo
en la casa. Mientras él y Rocky se acurrucaban en el sofá y miraban la
televisión, yo preparaba la cena.
—¿Qué estás haciendo allí? Huele bien.—
—Pollo al Alfredo.—
Las manos de Jake se deslizaron alrededor de mi cintura mientras
agitaba los fideos. Su barbilla descansaba sobre mi hombro mientras su
mano rozaba la parte superior de mis pantalones cortos.
—Tú, en mi cocina, cocinando en estos pequeños shorts, me pones
duro—.
—Tendrás que mantenerlo controlado, playboy. La cena está lista.—
—Entonces te tendré de postre.— Una ola de placer se apresuró a
través de mí mientras mordisqueaba mi oreja. Su palma apretó mi
trasero antes de extenderse sobre mí hacia el gabinete, agarrando y
colocando dos platos en el mostrador para llenarlos con pasta.
—Esto es muy bueno, Melocotón.— La mano de Jake frotó mi pierna
mientras comíamos. —¿En qué hemos estado comiendo cuando podrías
haber estado cocinando para mí ? —
—¿Realmente te gusta?— Una sonrisa manchó mi cara.
—Demonios si.—
El estruendo de las motocicletas detuvo a Jake a media
mordida. Bajó el tenedor y se dirigió hacia la puerta principal, con los
hombros tensos. — Rocky. Aquí. Jake señaló a su lado y Rocky llegó de
inmediato.
Jake miró por la ventanilla lateral mientras el ruido de los motores
se detenía fuera de la casa. Un choque explotó a través de la ventana
delantera de Jake, extendiendo fragmentos de vidrio a través de los
muebles y la alfombra. Salté del taburete y corrí hacia Jake.
Su mano me agarró. —¡Ve al pasillo y baja!—
Después de correr a través de la habitación, puse mi espalda contra
la pared y me deslicé hacia mis pies.
Jake se movio a la cocina y bajó un cajón falso. Pegado al interior
había un calibre 40. Lo sacó de la cinta y se dirigió a la puerta
principal. El retumbar de las motocicletas hizo eco a través de la ventana
rota. Podía escuchar voces afuera, cada vez más fuerte a medida que se
acercaban. Al sonido de un cristal haciendo crujir bajo el peso de las
botas de Jake fue seguido por el armado de su pistola.
—Mi arma está cargada y apuntada directamente hacia ti. No tomes
otro maldito paso —.
Rocky gruñó y luego un disparo sono a través de la casa. Mi cuerpo
se tensó por el fuerte auge. Las voces se gritaban unas a otras, luego se
desvanecían en la distancia, el sonido de sus motores se apagaba
mientras se apresuraban por la carretera.
Jake dobló la esquina, me atrajo hacia sus brazos y me besó la
cabeza. —Tenemos que irnos, ahora. Agarra tus cosas tan rápido como
puedas —.
—Jake, ¿qué está pasando?—
—Fueron los Royals, aquí para resolver el puntaje de Rex o por orden
de Tolito. Nos vamos a quedar en la casa club. Empaca tus cosas.—
Tomando solo los elementos esenciales más importantes, me apuré
a llenar mis maletas y seguí a Jake con una carga hacia el auto. Tan
pronto como vio su motocicleta, vimos que los neumáticos habían sido
recortados.
—Hijo de puta—. Jake apretó la mandíbula y metió las bolsas en el
Camaro. Después de empujar a su Harley en el garaje, la cerró y volvió a
entrar por Rocky y su perrera.
Marqué a Nix cuando Jake nos llevó a la casa club. —¿Qué está
pasando?— Preguntó Nix, su voz tensa.
—Los Wild Royals vinieron a la casa de Jake. Tiraron un ladrillo a
través de su ventana y cortaron los neumáticos de su motocicleta. Tuvo
que disparar un disparo de advertencia para que se fueran. Nos dirigimos
a la casa club para pasar la noche allí —.
—¿Estás bien?—
—Sí, conmocionada, pero bien—.
—Estaré en la casa club en treinta minutos—.
Jake y yo terminamos de llevar nuestras maletas a una de las
oficinas que habíamos habitado y acomodamos a Rocky en su
jaula. Bajamos las escaleras tan pronto como oímos movimiento. Jake
me empujó contra la pared, manteniendo su mano sobre mí mientras se
arrastraba por el pasillo, con su arma levantada y lista para disparar. Nix
nos llamó y Jake bajó su arma. Doblamos la esquina y Nix y Jenna nos
saludaron. Nix me abrazó con fuerza, acariciando su mano sobre mi
cabello.
—¿Estás seguro de que estás bien?— Sus ojos cansados buscaron
mi cara, leyendo mis emociones.
—Estoy bien. Lo prometo.—
Jenna me abrazó a continuación y me apretó en sus largos
brazos. —¿Por qué estaban los Royals en tu casa?—, Le preguntó a Jake.
—Tomaré la primera vigilancia—, asintió Jake a Nix. —Necesitas
dormir.—
—Vamos, nena—, Nix tomó la mano de Jenna, —tiene razón—.
Jenna besó mi mejilla, girándose para seguir a Nix arriba.
Jake se apoyó en una mesa, tirándome entre sus piernas. Puso el
arma sobre la mesa y envolvió sus brazos alrededor de mí. —Tu también
necesita dormir.Tienes que trabajar mañana—.
—No te estoy dejando.—
La mandíbula de Jake se tensó como si quisiera discutir, luego su
agarre se apretó y me atrajo para besarme. —Bajare las mantas y las
almohadas—.
Mi cama improvisada hacía soportable el suelo duro, pero no
importaba lo incómoda que estuviera, no estaba dejando el lado de
Jake. Él colocó la manta sobre mi hombro y me sostuvo firmemente
contra él.
—¿Crees que fue Rex o Tolito quien envió a los Royals a tu casa esta
noche?—
—Ambos.— Los dedos de Jake acariciaron mi cabello. —Creo que
Tolito sabe que los Kings están involucrados en el trato de alguna manera
y que al eliminarme serían dos pájaros de un tiro. Sin duda, quieren
joderme por lo que le hice a Rex y al otro tipo —.
—Jake, tengo miedo de lo que va a pasar. Lo que le hicieron a Pat,
todavía estoy luchando con eso. El hecho de que nunca regresará a la
casa club. Ya he perdido a muchos de mi familia. No puedo manejarlo si
algo te sucede a ti o a Nix —.
—No tengas miedo, Nunca. —Los labios de Jake presionaron contra
mi frente. —Todo estará bien. Nix y yo nos encargaremos de ello. Intenta
dormir algo. Tienes trabajo mañana.—
Los movimientos repetidos de sus dedos a través de mi cabello
calmaron la tensión en mi cuerpo. Mis parpados pesados y la comodidad
de su toque me obligaron a dormir.
CAPÍTULO VEINTiSEIS
LIZ

TRES DÍAS MÁS TARDE, después de que Jake arreglara su ventana


y reemplazara sus llantas, todos los miembros de los Kings y sus novias
esperaron la señal para comenzar el paseo conmemorativo en honor de
Pat. Era un día cálido, el calor del sol sobre mi piel. Ajusté las sombras
sobre mis ojos y puse mis pies en las estriberas. Jake me frotó la pierna
y me miró.
—¿Estas bien?—
Colocando mis manos alrededor de su cintura, asentí. —Sí.—
Su mano apretó mi pierna, luego encendió el motor. Axel, el capitán
de la ruta de los Kings comenzó primero, luego cada motocicleta avanzó
para seguirlo. Nix y Jenna se fueron detrás de Axel, luego nosotros y el
resto de la pandilla.
Cortar a través de la brisa en el cálido día hizo que el viaje fuera
agradable dadas las circunstancias del viaje. Aunque todos
necesitábamos esto. Los últimos días habían sido duros. Todos estaban
al borde, preguntándose si Tolito y su equipo irían en pos de alguien
más. Nix y Jake le dijeron a la pandilla que los Royals probablemente
iban después de Jake por lo que le hizo a Rex y al otro tipo que me atacó,
y hasta ahora no teníamos ninguna razón para creer lo contrario. Nix
explicó que Rex había golpeado a Angela y eso solo era suficiente
justificación para las acciones de Jake.
El viaje conmemorativo terminó en la funeraria donde se estaba
llevando a cabo el servicio de Pat. Sus restos fueron incinerados y
entregados a la hermana de Pat, Louise. Nix la había ayudado a organizar
el funeral e incluso había pagado algo.
A medida que el cálido sol enviaba sudor a mi espalda, una
sensación hosca descansaba en la boca de mi estómago. Temía nuestra
llegada a la funeraria. Pat era el tercer hombre en mi vida que había sido
arrancado de este mundo, y mi miedo a lo que Tolito estaba haciendo
detrás de las escenas me atormentaba cada día.Todavía no sabíamos si
Tolito sabía más sobre el trato de lo que pensábamos.
Nix y Jake se habían vuelto cautelosos con el resto de los miembros
de los Kings. No es suficiente para que se den cuenta, pero lo hice. Sus
conversaciones se mantuvieron en privado, lejos de los demás, y parecían
vigilar a cada miembro y sus actividades. Jake estaba en alerta máxima,
manteniéndome con él en todo momento, él y Nix continuaron
turnándose para quedarse despiertos por la noche en la casa club.
Axel fue el primero en ingresar a la funeraria y cada uno de nosotros
nos alineamos a lo largo del estacionamiento junto a él. La familia y
amigos de Pat y Louise nos dieron la bienvenida cuando entramos. Jake
me abrazó con fuerza y me besó la cabeza antes de tomar asiento.
Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras Nix y otros se
turnaban para hablar sobre Pat y los buenos recuerdos que tenían de
él. Los dedos de Jake se enredaron en mi cabello y me jaló contra él. Su
suave beso presionó contra mi sien.
—Está bien, Melocotón. Déjalo salir. —Su mano se frotó a lo largo
de mi muslo mientras que la otra recorría mi cabello.
Cuando terminó el servicio, Nix y Louise estaban junto a la salida,
escuchando sus condolencias y agradeciendo a todos por asistir. Axel
llevó a los Kings MC y a los asistentes al funeral de regreso a la casa club
para una cena temprana. Jake y yo nos quedamos atrás, esperando a
que Nix se encargara de los detalles finales de la funeraria. El personal
comenzó a retirar sillas y rosas, y me quedé en el arco mirando la urna
de plata de Pat. Jake envolvió sus brazos alrededor de mí y apoyó su
barbilla en mi hombro.
—¿Estás bien?—
—Este es nuestro hogar, y estamos viviendo nuestras vidas
cuidándonos por encima del hombro. No está bien. No está bien lo que le
hicieron a él. Quiero que se vayan —.
Jake besó mi cuello y mejilla. —Déjame estas cosas a mí. Nada de
esto es tu problema —.
—Pero lo es.— Me giré en sus brazos. —Me preocupo por ustedes
dos todos los días y ahora Jenna está involucrada. Ella es la chica de Nix,
lo que también la pone en riesgo —.
Jake sostuvo mi cara en sus manos. —Es solo una cuestión de
tiempo antes de que Tolito se jale y cometa un error que haga que le
maten el culo o en la cárcel.Mientras tanto, déjame encargarme de las
cosas. Mi trabajo es llevar la carga, no la tuya. —Su mano tomó la mía. —
Nix está terminando. ¿Estás lista?—
Miré por encima de mi hombro para ver a Louise recoger la urna de
Pat. Mi atención volvió a Jake con lágrimas en mis ojos. —Sí.—
Jake y yo seguimos a Nix y Jenna fuera. Cuando levanté mi pierna
sobre el asiento del pasajero de la Harley de Jake, noté tres motocicletas
estacionadas en el otro lado de la calle, con colores reales visibles en los
chalecos, sus miradas fijas en nosotros mientras montábamos nuestras
motocicletas. Golpeé el brazo de Jake mientras la tensión se enroscaba
en mis entrañas.
—¿Los ves?—
—Los veo.—
—¿Qué hacen aquí?—
—Es una advertencia. Quieren que sepamos que nos están
observando —.
Jake retiró su chaleco, revelando la Glock atada dentro, luego
encendió el motor. Los tres moteros salieron a la calle y se marcharon.
La mirada de Nix cayó sobre Jake. —Él lo sabe.—
—Simplemente lo dejaron bastante claro—.
Llegamos a la casa club y la comida que Nix había preparado ya
estaba siendo servida. Nos pusimos en la línea de buffet, luego nos
unimos a los demás en las mesas.
La tía May me dio un codazo y sonrió antes de inclinarse para que
solo yo escuchara. —¿Cómo estás, muñeca?—
—Sabes que es difícil ver a otro miembro de la familia ser tomado—
Su brazo se frotó a lo largo de mi espalda. —Escuché que Tolito
podría ser responsable—.
—Nix no tiene ninguna prueba, pero sé que tiene razón—.
Una expresión de dolor llenó su rostro. —Por supuesto, tiene
razón—.
Nix sacó su zumbante teléfono de su bolsillo y nos dejó para ir a su
oficina. Jake se levantó y lo siguió. Varios miembros los vieron salir.
—¿De qué se trata?— Preguntó Lucas, sonando preocupado.
Me encogí de hombros. —Soy la persona equivocada para
preguntar—.
Golpeé el hombro de Jenna. —Voy al baño.—
Ella asintió y volvió a su conversación con Crystal.
Cuando salí del baño, Dillon estaba apoyado contra la pared
esperándome.
—¿Dónde está Jake?— Le pregunté.
—Todavía en la oficina con Nix—.
Intenté moverme más allá de él y él me bloqueó. —¿De verdad
quieres estar con un chico como él?—
—Obviamente no lo conoces bien o no me lo estarías preguntando—
—Lo conozco lo suficiente como para ver cómo te trata, como si
fueras otro de sus jodidos juguetes—.
—¿Estás hablando en serio ahora?— Mis brazos se cruzaron y mis
caderas cambiaron mi peso. —No es así como me trata—.
—Desde mi punto de vista, lo es. Te mereces a alguien mejor que
Jake.
—Supongo que te refieres a ti—.
—Yo o alguien más. Cualquiera, pero no ese imbécil.
—Puede que sea un imbécil para ti, pero es increíble para mí—.
Empujé a Dillon y me moví por el pasillo. Me detuve y me volví hacia él. —
Y no dejes que Jake te atrape arrinconándome así otra vez. No si quieres
mantener esa buena apariencia —.
Volviendo a la sala delantera, agarré mi plato y lo tiré. Había perdido
el apetito y necesitaba aire. Puse mis manos sobre los hombros de Jenna.
—Voy a salir.—
—Iré contigo.—
Salimos por la puerta principal y la brisa del atardecer me golpeó,
liberando algo de la tensión de mis hombros. Me apoyé contra la pared y
eché un vistazo al sol poniente, descendiendo hacia el cielo naranja y
rosa.
—¿Qué pasa?— Preguntó Jenna.
—Dillon tuvo el descaro de arrinconarme en el pasillo y decirme que
me merecía algo mejor que Jake. Es un gilipollas no sabe una mierda
sobre Jake. Si lo hiciera, no estaría diciendo eso —.
—¿Por qué dejar que algo que ese idiota dijo te moleste?—
—Es todo; La muerte de Pat, la amenaza que hicieron hoy los
hombres de Tolito, el ladrillo a través de la ventana. Estoy al límite todos
los días, me preocupa constantemente cuándo sucederá la próxima
huelga y qué tan grave será —.
—También estoy muy preocupada por ellos—. Jenna se mordió el
labio y se unió a mí contra la pared. —Nix no está durmiendo bien. Está
realmente preocupado por todos. Tu en particular. Está agradecido por
Jake. Con cuan protector es de ti; Ha quitado algo de presión a Nix —.
Mi cabeza se levantó al oír las Harleys viniendo por la carretera.
—Tenemos algunas llegadas tarde—.
Saludé a los chicos en las motocicletas y ladeé la cabeza ante la falta
de colores. —No los reconozco—.
Me aparté de la pared para ver mejor. Sus motocicletas tiraron a lo
largo de la calle, pero no apagaron los motores: dos hombres, uno calvo
y corpulento con un tatuaje de dados en el cuello. El otro motorista Con
el pelo oscuro y grueso, y una cara bonita asintió con la cabeza hacia mí
—¿Nix esta alrededor?—
—Él está dentro—. Señalé mi pulgar sobre mi hombro. —Puedes
aparcar aquí y entrar—.
El brazo del hombre extendió la mano y tomó el mío, agarrándolo
con dolor. —Subete a la motocicleta.—
—¡Déjala ir!—
Un chillido vino de Jenna y giré la cabeza para ver que el hombre de
cabello oscuro había dejado su motocicleta y ahora estaba cubriendo su
boca mientras su otro brazo la apretaba contra él. Unos brazos gigantes
me envolvieron, levantándome en el aire. Pateé mis piernas y golpeé al
hombre de pelo oscuro en la cara. Su agarre se aflojó sobre Jenna.
—¡Corre, Jenna! ¡Consigue a Jake!—
Las manos y los brazos me apretaron con fuerza, obligándome a
subirme a la motocicleta mientras Jenna corría hacia adentro. Mi mano
se metió en los puños y se trabó en la barra de metal detrás del asiento
del pasajero. Mi corazón latía con fuerza en mis oídos mientras los
pateaba y los golpeaba. Un puño golpeó mi cara y sacudió mi cuerpo. Me
dejé caer contra la espalda del hombre calvo cuando las imágenes y los
sonidos a mi alrededor se alejaron.
CAPÍTULO VEINTiSIETE
JAKE

—¿QUÉ DIJO EL TBI?—


Nix dejó su teléfono en el escritorio y se recostó en su silla. —Ha sido
declarado homicidio. Nos llamarán a cada uno de nosotros para
interrogarlos. También están mirando a los Royals —.
—Necesitabas pruebas y ahora las tienes. Tolito es el responsable,
lo sabes. Las amenazas se están intensificando. Él sabe más de lo que
pensábamos. Tenemos una rata —.
—Tienes razón—. Nix dejó escapar un suspiro. Pat nunca le habría
dado información a Tolito. Tolito lo está recibiendo de alguien más —.
—Jake! ¡Jake! —
Ante el sonido de Jenna gritando, me acerqué a la puerta y la
abrí. Jenna entró corriendo, seguida por Dillon.
Mi pecho se apretó. —¿Dónde está Melocotón?—
—Se la llevaron.— Los ojos de Jenna estaban muy abiertos por el
miedo. —Dos hombres en motocicletas. Uno tenía un tatuaje de dados en
el cuello. El otro tenía el pelo oscuro y un tatuaje en la mano. Estábamos
afuera cuando llegaron y trataron de llevarnos a ambas. Liz le dio una
patada al tipo que me había agarrado y aflojó su agarre lo suficiente como
para que me escapara —.
—Joder—. Dillon se pasó la mano por el pelo. —Se suponía que no
debían llevarla—.
Mi cuerpo se movió por el suelo en segundos. Mis puños agarraron
su chaleco y golpearon a Dillon contra la pared.
—¿A dónde diablos la llevaron?—
—No lo sé.—
—¿Por qué ayudarías a ese hijo de puta? ¡La va a lastimar!—
—Quería sacarte. Ella nunca fue parte del trato —.
Tiré a Dillon hacia adelante y lo golpeé contra la pared. Su cabeza
se quebró contra ella y su mano fue a la parte de atrás de su cabeza.
—¡Tú, estúpido hijo de puta! ¡Vendiste a tus propios hermanos por
apenas siete grandes y ahora Tolito tiene a Liz! ¿Qué? Todo porque tomé
lo que pensabas que era tuyo. ¡Siempre fue mía! —
Solté mi agarre y giré. Mi puño contactó su cara y la rabia dentro de
mí se desató. Otro diente y sangre salpicaron de su labio.
—No tome los siete grandes—, Dillon escupió.
—¿Qué quieres decir ? —Saqué mi puño ensangrentado de su cara.
—¡No sé nada sobre el negocio de las drogas! Tolito y su pandilla me
acorralaron. Querían sacarte por lo que hiciste con Rex y Tony —.
Mis ojos se estrecharon en los suyos. —¿Qué obtuviste a cambio?—
—Mi propia vida. Era yo o tu, les di tu dirección. Eso es. No estaba
dispuesto a morir por ti y sabía que podrías manejarte. Tuviste una mejor
oportunidad que yo.
El sonido de Nix atormentando una escopeta me sacó de mi
interrogatorio.
Jenna contuvo el aliento.
—Nos ocuparemos de él más tarde—. Nix señaló con la cabeza hacia
la puerta. —Necesitamos movernos. Consigue a Max y Trevor —.
Jenna se aferró a Nix. —Tal vez deberías llamar a la policía—.
Sacudí la cabeza mientras la rabia corría por mis venas. —No
tenemos tiempo para la policía. No pasará mucho tiempo antes de que
Tolito la golpee y la viole. Tenemos que llegar a ella lo más rápido que
podamos —.
—¿A dónde crees que se la llevó?— Jenna chilló.
Mi mirada se desvió a Nix. —Ella tiene que estar en su casa
club. Está lleno por el resto de la pandilla, es privado y ya está preparado
para sus necesidades —.
Nix llamó a los Royals a la sala. Su acalorada mirada se estrechó en
cada miembro. Tolito se llevó a Liz. Necesitamos motocicletas. Vamos
tras ella. Estamos montando armados, así que si alguien dice que no,
entiendo —.
Max asintió. —Estoy dentro.—
Trevor golpeó su chaleco. —Igual que aquí.—
Axel dio un paso adelante. —Dentro.—
Wesley negó con la cabeza. —No puedo chicos. Me estoy haciendo
demasiado viejo para esto. Me quedaré atrás y lidiaré con las cosas aquí—
Nix asintió y enfocó su mirada en Lucas y William. —¿Qué hay de
ustedes dos?—
William negó con la cabeza. —No hombre. No voy a montar
caliente—.
Las manos de Lucas temblaron y su cuerpo se movió
incómodamente.
Me acerqué a él. —Joder, Lucas, ¿estás en algo?—
—Esto se ha ido de las manos—, murmuró
Agarré su collar y lo giré hacia mí. —¿Qué quieres decir ? Empieza
a hablar. ¡Ahora!—
—Estaba en lo profundo, Jake. Le debía a Tolito miles.
—¿Qué es? ¿Coca? ¿Heroína?—
—Cocaína.—
—¿Vendiste a Pat ? —
Las lágrimas llenaron los ojos de Lucas.
—Eres un hijo de puta. ¡Lo vendiste por dinero! —
—Lo había escuchado por teléfono una noche. Entonces Tolito le
ofreció el dinero. Tuve a mi chica, Crystal, cuéntales lo que había oído. Él
le dio el dinero y se lo devolví. —Su voz se quebró. —Nunca esperé que él
fuera tras Liz. Lo siento hombre Solo necesitaba salir antes de que viniera
por mí. Él ya había enviado a un par de sus muchachos después de mí
una vez —.
Mi cuerpo temblaba de rabia.
—Jake, por favor, hombre, la recuperaremos—.
Golpeé a Lucas sobre la mesa y me balanceé. La sangre salpicó la
madera. —¿Después de que él la viole y deje que sus hermanos hagan lo
mismo?—
—¡Deténgalo antes de que mate al bastardo!—, Gritó Trevor.
Otro golpe aterrizó, luego varios brazos me sacaron del cuerpo inerte
de Lucas.
—Está fuera de combate—, dijo Wesley, de pie sobre Lucas.
Nix me agarró del brazo y se encontró con mi mirada. —¿Tienes tu
mierda junta?—
Me froté los hinchados y sangrantes nudillos y asentí.
—Entonces tenemos que ir a la mierda. Estamos perdiendo el
tiempo—.
CAPITULO VEINTIOCHO
LIZ

El dolor en mi cara me sorprendió cuando me desperté y moví mi


rígida mandíbula. Cuando me moví, las esposas chocaron contra el
marco de la cama que me habían puesto. Mis ojos observaron la
habitación. Estaba vacio, aparte de la cama, una mesita de noche y un
gran espejo en la pared con una vista clara de la cama.Miré mi reflejo. Mi
mejilla estaba roja e hinchada. No había dolor en ninguna otra parte de
mi cuerpo y dejé escapar un suspiro de alivio; No me habían violado.
La puerta se abrió y me tragué el nudo en la garganta cuando el
hombre de cabello oscuro que había pateado en la cara entró en la
habitación. Cerró la puerta y se acercó a la cama. Sus ojos oscuros me
estudiaron de pies a cabeza. Su lengua recorrió su labio inferior antes de
sentarse en el borde de la cama. Me aparté de su toque cuando su mano
rozó mi pierna.
—Preciosa y luchadora. No es de extrañar que tu hermano te haya
enviado lejos. Tampoco querría a un hombre como yo cerca de mi
hermana —. Poniendo sus manos a ambos lados de mí, se movió hacia
mí, arrastrándose sobre mí en la cama. El olor de su colonia y sudor me
revolvió el estómago. Me aparté de él, y él agarró mi pierna, tirándome a
él.
Con mi mano libre, me balanceé en su cara. —¡No me toques ! —
Tomó mi mano en el aire y la apretó en su agarre hasta que el dolor
me hizo una mueca. Soltó mi mano y se acercó. —Te voy a tocar,
cariño. Te voy a tocar en todas partes, maldita sea, por favor. Luego te
meteré la polla y te follaré una y otra vez. —Su mano se arrastró por mi
muslo interno hasta que alcanzó entre mis piernas. —Cuando termine
contigo, dejaré que cada uno de mis hermanos tenga la oportunidad de
follarte—.
Alejé su mano cuando el vómito subió por mi garganta y el miedo
apretó mis entrañas. —¿Por qué estás haciendo esto?—
—Tu hermano se involucró en cosas que no debería haber
hecho. Ahora necesito enseñarle una lección. ¿Preferirías que lo
matara? Yo puedo hacer eso. Puedo salvarte el dolor... —Una risa
malvada se le escapó,— Bueno, todavía habrá dolor. No puedo dejar que
una cosa bonita como tú se vaya sin saber cómo se siente este coño
alrededor de mi polla, pero mantendría a mis hermanos alejados de
ti. ¿Quieres eso en su lugar?—
Sostuve mis labios apretados. No iba a ser atrapada en sus juegos
mentales jodidos.
Se acercó más y rozó sus labios contra mi oreja. —Eres una chica
inteligente, ¿verdad?—
Pateé, haciendo contacto con su cintura, tirándolo de la
cama. Aterrizó y se recuperó rápidamente.
Su palma golpeó mi cara. —No lo suficientemente inteligente!—
Mi mano fue a mi palpitante mejilla. Con los dientes apretados, lo
fulminé con la mirada. Sabía que Jake vendría y este bastardo pagaría
por todo lo que me hizo.
—¡Dominic, tráeme más esposas!— Sus ojos oscuros se posaron en
mí. —Podrías haberte facilitado esto a ti misma. No te habría lastimado
tanto si te hubieras rendido voluntariamente.
—No hay manera en el infierno de ceder a tener sexo contigo—.
El hombre alto y corpulento con el tatuaje de los dados en su cuello
entró y cuando sus ojos se posaron en mí, mis nervios se agruparon en
un nudo más apretado. Le entregó al hombre que supuse que sería Tolito
el segundo par de esposas.
—Deja algo para nosotros, jefe—.
—No va a ser esta noche—. La esquina de la boca de Tolito se
levantó. —Estaré ocupado con ella toda la noche—.
El hombre corpulento se rió y salió; Mi estómago se revolvió ante las
palabras de Tolito. Esto terminaría pronto. Tenía que terminar pronto.
Tolito se inclinó sobre la cama y tomó mi mano. Lo aparté y su mano
golpeó la mejilla opuesta, meciéndome hacia atrás.
—Dame tu maldita mano—. Se lanzó hacia ella y la agarró con su
puño. Su mano libre se apoderó de mi cadera y con un rápido y enérgico
movimiento, me dio la vuelta y levantó mi trasero en el aire. Las esposas
frías y pesadas se enroscaban alrededor de mi muñeca y me arrastraban
hacia el marco de la cama. Se trabó en su lugar y Tolito pasó su mano
por mi brazo. Me encogí ante su toque e intenté alejarme de su cuerpo. Él
instantáneamente me tuvo en su agarre.
—Tienes demasiada ropa puesta. Quiero ver con qué estoy
trabajando —.
El desgarrón de mi camisa sonó en mis oídos y el aire fresco golpeó
mi espalda desnuda. Con sus puños agarrando la tela, me quitó la
camisa por completo y la arrojó al suelo. Sus manos me rodearon y
ahuecaron mis pechos, apretándolos. Los dientes rasparon la piel de mi
espalda, luego una mordida dura bajó, pellizcando mi piel, haciéndome
estremecer de dolor.
—¡Deja de tocarme, joder!—
—Oh, cariño, acabamos de empezar—. Su mano se deslizó sobre mi
parte trasera y se extendió entre mis piernas y me acarició. Apreté las
piernas y me aparté de él. Las esposas sonaron contra las barras, y él me
agarró las caderas, volviéndome a colocar en su lugar. Su puño se
apoderó de mi cabello, tiró de mi cabeza hacia atrás, y su lengua lamió
mi mejilla.
—Dame lo que quiero y te prometo que no mataré a tu hermano—.
Hice una mueca ante el apretado y doloroso agarre que tenía en mi
cabello. La ira surgió a través de mí mientras escupía las palabras. —No
confío una maldita palabra de lo que dices—.
Tolito se rió en mi oído. —Tienes razón, no deberías. Lo mataré de
todos modos, pero quiero que vea lo que te hago primero a ti.
Tolito me empujó hacia adelante, luego su peso salió de la cama. Tan
pronto como la puerta se cerró detrás de él, probé instantáneamente los
barrotes y busqué un punto débil. El óxido se había reunido en una de
las articulaciones. Me sacudí con fuerza en la barra y continué tratando
de liberarla. La puerta comenzó a abrirse y me detuve de inmediato.
Tolito colocó la cámara que sostenía en la mesita de noche y presionó
el botón rojo de grabación. Se subió a la cama y agarró mis caderas con
fuerza, moviéndolas hacia donde las quería. Sus manos rodearon mi
cintura y desabotonaron mis jeans. Me resistí y me retorcí, tratando de
liberarme de su agarre. Su puño cayó sobre mi espalda, obligándome a
caer sobre el colchón. Las lágrimas se acumularon en mis ojos mientras
el dolor se extendía sobre mis músculos.
—Ya te lo dije una vez, esto será más fácil si cooperas—.
CAPITULO VEINTINUEVE
LIZ

ME DOLIA LA ESPALDA por el golpe de Tolito y estaba tierno con su


mano corriendo por mi piel. Tomando con fuerza mis caderas, levantó mi
trasero en el aire. El terror corrió por mi cuerpo cuando sus manos
tomaron mis jeans y los sacaron de mis caderas. Su mano golpeó mi
mejilla y me empujó hacia adelante. Mi cuerpo comenzó a temblar ante
lo que vendría si Jake o Nix no lo hacían a tiempo.
—Apuesto a que te gusta en bruto, ¿verdad, querida?—
Un golpe duro y doloroso cayó en la misma mejilla. Me mordí el labio
e hice una mueca, negándome a hacer un sonido y darle
satisfacción. Otra bofetada golpeó la mejilla opuesta, luego otra,
empujándome hacia adelante con cada golpe, trayendo lágrimas a mis
ojos.
El alivio me llenó cuando su peso abandonó la cama y sus dolorosos
golpes terminaron. Miré por encima de mi hombro y el nudo en mi
estómago se contrajo cuando lo vi desvestirse. Los tatuajes ocultos
viajaban por el lado izquierdo de él y en los calzoncillos que estaba tirando
hacia abajo. Su erección saltó hacia adelante, y aparté la mirada
mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas. Por favor Jake, date
prisa.
Su peso volvió a la cama, e instantáneamente saqué mis piernas
hacia delante, impidiéndole que me quitara mis jeans. Manos fuertes me
apretaron los tobillos y los sacaron de debajo de mí. Movimientos rápidos
y agresivos hicieron que mis jeans se deslizaran de mis piernas. Otra
bofetada en mi culo fue seguida por una mordida insoportable en mi
tierna carne. Mi cabello estaba cubierto de puños y tirones, arqueando
mi espalda y acercando mi cara a la suya mientras presionaba su
erección contra mi espalda.
—Demonios, podría mantenerte como mi dama si eres tan buena
como para follarte como si fueras a recibir una paliza—. Su mordedura
bajó con fuerza en mi hombro cuando él enganchó su mano en mi tanga
y ne la quitó de mis caderas.
El sonido lejano de disparos instantáneamente aflojó su agarre en
mi cabello. —¿Qué demonios?— Saltó de la cama y se apresuró a buscar
sus jeans. La puerta se abrió detrás de mí y Jake entró con su arma
levantada. Una mirada a mí y sus ojos se oscurecieron. Su mirada cayó
sobre Tolito y disparó. El cuerpo de Tolito se estrelló contra la pared
cuando la bala lo atravesó. La sangre brotó de su abdomen y sobre sus
pantalones vaqueros. Se disparó otra ronda y el cuerpo de Tolito se
derrumbó en el suelo en un montón torcido. Gorgojeos ahogados salieron
de su boca antes de exhalar su último aliento.
Las lágrimas corrían por mis mejillas y dejé escapar el aliento que
había estado conteniendo.
—Jake—, grité.
—Melocotón, bebé—, Jake se acercó a la cama y me acarició el pelo,
—Déjame encontrar la llave—.
Buscó la ropa de Tolito, regresó a la cama y me acarició la cabeza
antes de desbloquear cada brazalete. Agarrándome en sus brazos, me
abrazó con fuerza. Mis lágrimas se empaparon en su camisa. Golpes
suaves corrían por mi cabello y sobre mi espalda.
—Ssh, Melocotón, está bien. Estoy aquí. Te tengo. Levanté la cabeza
y su mano acarició mi mejilla, limpiando las lágrimas de mi cara. El
miedo llenó sus ojos mientras me miraba.
—¿Te violó?—
Negué con la cabeza —Lo detuviste antes de que lo hiciera—.
Jake me jaló contra él y me besó la cabeza. Acunándome en sus
brazos, me levantó de la cama. Mis ojos vieron el cadáver de Tolito y la
sangre que se acumulaba en el suelo.
—Melocotón, no lo mires—.
Enterré mi cara en su pecho. Me puso al otro lado de la cama y
agarró mis jeans. Cuando me los puse, se quitó el chaleco y la
camisa. Levantando la camisa, él asintió para que me la pusiera. Me
deslicé dentro, luego alcancé la cámara.
—Estaba grabando lo que me estaba haciendo—. Saqué la tarjeta
SD de la cámara y se la entregué a Jake.
—Enfermo, hijo de puta—. Jake miró el cuerpo de Tolito y luego a
mí. Se guardó la tarjeta de la cámara. —Ven aca. Necesito llevarte a
casa—. Jake me tomó de sus brazos y me abrazó con fuerza. Su mano
acarició mi cabello mientras besaba mi cabeza. —Tolito cometió el jodido
error más grande de su vida al tratar de alejarte de mí—.
—Gracias por venir por mí—. Mis lágrimas mojaron su pecho cuando
mi adrenalina y mis emociones se derrumbaron.
—Siempre. Haría cualquier cosa para protegerte —.
Jake tomó mi mano y gentilmente me sacó de la habitación. Por el
pasillo yacía otro cuerpo. Jake me tapó los ojos y me guió a la
escalera. Nix estaba esperando al pie de los escalones con una herida de
bala en el brazo. Corrí hacia él, y él me apretó contra él, acariciando mi
cabello.
—¿Estás bien? ¿Te lastimó?—
—Así no. Jake lo detuvo.
El pecho de Nix se aflojó. Su agarre disminuyó y lo miré. Sus ojos
brillaban con lágrimas. —Jake te llevará a casa. Necesito llamar al TBI y
arreglarme. Iré a la casa de Jake más tarde.
—¿Qué pasa con los cuerpos?— El pánico se levantó en mi pecho. —
¿Qué va a pasar cuando llegue el TBI ? —
Jake envolvió un brazo alrededor de mí y me besó la cabeza. Él y Nix
intercambiaron palabras en silencio mientras se miraban.
—Todo va a estar bien—, me aseguró Nix.
CAPITULO TREINTA
LIZ

JAKE ME APOYÓ en la barra, con una sonrisa maliciosa brillando


en su rostro. Habían pasado tres semanas desde que Tolito me había
secuestrado y todo estaba finalmente calmándose para los Kings. Los
colores de Lucas fueron despojados de él y le dieron una paliza que lo
puso en el hospital. Me detuve en su habitación una noche después de
encontrar su nombre en la tabla. Una parte de mí simpatizaba con los
moretones en su cuerpo, pero fueron sus acciones las que asesinaron a
Pat y provocaron mi asalto. Podría perdonarlo, pero nunca lo olvidaría.
Jake aclaró su pasado como un encubierto, y fueron sus conexiones
las que evitaron que él y Nix aterrizaran en la cárcel, junto con el video
editado de lo que Tolito me hizo. La investigación de TBI determinó que
Nix y Jake dispararon en defensa propia y que nunca se presentaran
cargos.
Miré a Jake mientras hablaba lo suficientemente fuerte como para
que todos los miembros del club lo escucharan.
—Esta mujer aquí—, colocó su mano en mi cintura, —es lo mejor
que me ha pasado, y quiero que cada uno de ustedes, cabrones, sepan
que la amo—.
Gritos y alaridos se escucharon en toda la casa club. Jake se colocó
entre mis piernas y envolvió sus manos alrededor de mi cara y enterró
sus dedos en mi cabello mientras reclamaba mis labios. Mi respiración
se hizo más pesada cuando la excitación ardía entre mis piernas. Jake
no me había tocado íntimamente desde mi asalto, determinado a
asegurarme de que estaba curada y lo deseaba, y más que nada, lo
deseaba ahora. Su cabeza se encontró con la mía. Me mordí el labio y
sonreí.
—Llévame arriba—.
Los ojos de Jake se iluminaron y al instante me sacó de la barra. Mis
piernas se envolvieron alrededor de él mientras me llevaba a través de la
sala delantera, completamente ajeno a todos los que miraban.
Me puso debajo de él y con suavidad pasó sus manos por mi
estómago mientras sus labios encontraban los míos. Deslizándose debajo
de mis jeans, él deslizó dos dedos dentro de mí. Mi aliento me dejó en el
momento en que su toque me llenó. Mi cuerpo estaba ansioso por tenerlo
empujando hacia mí, pero quería saborear cada momento de su toque.
Los besos se arrastraban a lo largo de mi cuello mientras arqueaba
mi cabeza y movía mis caderas, dándole un mejor acceso a mi clítoris. Su
mano se deslizó y desabotonó mis jeans. Levanté mis caderas cuando él
las deslizó y las arrojó a un lado. Lentamente, su mano recorrió mi
tatuaje y luego bajó, sumergiéndose en mis bragas y llenándome,
acariciando profundamente, acomodándose en rítmicos remolinos
alrededor de mi clítoris.
—Dime lo que quieres, Melocotón. Te lo haré.
—Quiero que me hagas venir, Jake. Hazme el amor, luego fóllame
como si no hubiera un mañana —.
Próximo libro
Me llaman el asesino del diablo. Es verdad.
Tengo sangre en mis manos.
Como VP de los Serpents, mi vida está
impulsada por la lealtad, el honor, la
hermandad.
Hasta que la vi.
Demasiado joven, demasiado inocente. Es mía
para reclamar.
Lo que soy, lo que hago, nunca puedo
alcanzarla. Mis oscuros secretos son cicatrices
que llevo solo.
Estoy dividido entre mis deberes y la mujer por
la que moriré para proteger.
Hasta que... intentan tomar lo que es mío.
Sobre la autora
Betty Shreffler es una exitosa autora de
suspenso romántico paranormal y
romance contemporáneo. Escribe
historias atractivas y de suspenso con
alfas calientes y heroínas patea traseros
que tienen giros que no esperas. Ella
también escribe romances hermosos y
atractivos con mujeres duras y sus viajes
para encontrar el amor. Betty es una
mezcla de country, nerd, descarada,
dulce y mucho sentido del humor. Ella es
una fanática de la fotografía, lee, ve
películas, hace caminatas, viaja, bebe
vino, baños de burbujas y todo lo
romántico. Ella vive con sus increíbles centros y cinco bebés peludos; Dos
cachorros de rescate y tres gatos. Si no está escribiendo o haciendo
eventos de libros, puede encontrarla detrás de la lente de una cámara,
en el bosque, o bebiendo vino detrás de un libro deliciosamente lleno de
vapor.

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