Castle of Kings (Saga Kings MC)
Castle of Kings (Saga Kings MC)
Castle of Kings (Saga Kings MC)
1
MC (club de motociclistas)
—¿Quieres decir cervezas, motooicletas y mujeres?— Reí, girándome
para mirarlo.
La cara de Nix se torció en un ceño fruncido. —¿Qué hay de los
paseos y eventos de caridad?—
Dejo escapar un suspiro de resignación. —Lo suficientemente justo.
¿Y cuál es el evento de esta noche? —
—Una subasta de caridad y es una noche de lucha—.
—¿Una noche de lucha?—
— Si, lo verás después. Los muchachos harán ofertas y quien gane
tendrá la opción de elegir lo que quiera. La mayoría toma efectivo,
algunos escogen algo de la tienda para sus motos, algunos tienen
pedidos especiales. Lo que sea que ellos quieran. Esas son las reglas—
—Esto debería ser interesante—.
Cuando llegamos a las puertas, una cacofonía de voces, gafas
tintineantes y botas arrastrándose mezclados con la música ruidosa y
conmovedora de fondo. Nix abrió las puertas y colocó su mano en mi
espalda, guiándome entre la multitud. Rostros conocidos, vistiendo los
habituales chalecos negros o chaquetas con el cráneo y la corona
plateados, detuvieron sus conversaciones y nos saludaron.
Nix se detuvo en la primera mesa y comenzó su noche de anfitrión.
Siendo naturalmente social y un hombre tan temido como venerado, se
ajusta perfectamente al papel. Cuando nuestro tío Dallas, que
prácticamente nos crió, falleció, dejó la tienda de motocicletas y el bar a
Nix. Nix no podría haber sido más feliz de asumir el control. Nix era la
imagen de Dallas en todos los sentidos: apariencia y personalidad. La
discusión sobre si Nix era o no realmente el hijo de Dallas había surgido
en una conversación varias veces entre los miembros del club, pero ese
rumor nunca fue probado. Nuestra madre nos dejó cuando éramos niños
y no la habíamos visto desde entonces. Nuestro padre murió de cáncer
un par de años después, dejando a su hermano, Dallas, la
responsabilidad de criar a dos preadolescentes rebeldes. Para sorpresa
de todos, nos convertimos en seres humanos bien educados, la mayoría
del tiempo.
—Te ves hermosa esta noche—, mi tía May canturreó en mi oído.
Encontrando su mirada, observé la longitud de su largo cabello y las
nuevas rayas grises que acentuaban sus ojos ámbar. Ella torció uno de
mis largos y sueltos rizos oscuros alrededor de su dedo y lo tiró tras mi
hombro. —Nix tendrá que vigilarte. Todos los hombres de aquí van a
querer tu atención—.
—Bueno, tía May—, chasqueé mi lengua contra mi mejilla, —sabes
que es difícil captar mi atención—.
—Esa es mi chica. Haz que esos hombres suden tinta—. Con una
rápida cachetada, su mano cruzó mi culo.
—Eres demasiado—. Sacudiendo mi cabeza, le sonreí a mi animada
tía. Señalé hacia la barra, llamando la atención de Nix. —Quiero una
bebida—.
Él asintió y continuó con su acto de bienvenida . La tía May caminó
conmigo hacia la barra de madera, el emblema de los Kings montado
orgullosamente en la pared detrás de él. Me apoyé en el taburete y le
sonreí al camarero de hace tiempo, Jeff.
—Dos tragos de blackberry bird y una cerveza para bajarlo—.
—La casa invita, Liz—. Pone las bebidas en el mostrador y las desliza
hacia nosotros. —Me alegro de verte. Ha pasado un tiempo—.
—Gracias, Jeff. Es bueno verlos a todos—.
Tía May golpeó mi pierna y levantó su vaso de chupito, esperando
que yo tomara el mío. Lo levanté y tintinee el de ella antes de inclinar el
vaso a mis labios.
—Te extrañamos por aquí—. Jeff apoyó los codos en la barra y se
inclinó hacia delante. —Es bueno tener tu cara brillante de vuelta—.
—Era demasiado lista para quedarse—. Tía May empujó su vaso
vacío hacia Jeff. —Se fue y se consiguió una educación. Estoy orgullosa
de ti, muñeca—.
—Gracias May. Disfruté de la escuela de enfermería, pero me alegro
de estar en casa. No es lo mismo en ningún otro lugar—.
—Por supuesto que no—. Jeff levantó el vaso vacío y desapareció
debajo del mostrador. —Aquí es donde está tu familia. Esta es tu casa—
.
Levanté la cerveza del mostrador, giré el taburete y miré a la
multitud de miembros del club y a quienes los acompañaban.
—Sí, lo es—.
Había crecido en este entorno. Un lugar donde todos se cuidaban y
se trataban como familia, incluso si no fueras sangre. Conocía a casi
todos los que estaban en la sala, excepto algunos miembros nuevos que
se unieron cuando yo no estaba. Estas personas eran mi familia y era
bueno estar en casa.
Al otro lado de la barra, un hombre entró, vestido con una chaqueta
negra de cuero con los parches familiares del club y una gorra
desgastada. No pude ver su cara, pero noté la forma en que otros
reaccionaron ante él. Varias mujeres ajustaron su escote antes de
seguirlo como si fueran perritos enamorados. Un grupo de muchachos
que estaban junto a la mesa de billar asintieron con la cabeza y él se
movió en su dirección, ignorando a las mujeres, como si no existieran.
Hicieron un puchero en sus labios rojos rubí y se escabulleron de vuelta
a sus mesas.
Señalando mi cerveza en su dirección, le pregunté a tía May quién
era. Miró a través de la multitud al hombre al que estaba mirando. Se
sacó la chaqueta y no pude dejar de ver el espectáculo. Las luces sobre
la mesa de billar destacaban capas sobre capas de músculos duros como
piedras cubiertos con tinta negra desde las muñecas hasta los hombros.
Su pecho estiró chaqueta negra que llevaba metido en sus oscuros,
vaqueros, rotos y cinturón tachonado.
—Ese es Jake Castle. Se unió a los Kings poco después de que te
fueras—.
—¿Cuál es su historia? —
—Es de Georgia, pero de alguna manera terminó aquí en Nashville.
Rapidamente se hizo amigo de Nix y Trevor. Se convirtió en miembro
bastante rápido después de eso —.
—Huh—. Miré a Nix que todavía estaba haciendo sus rondas. —
Debería llevarle una cerveza a Nix. Parece que no puede alejarse de sus
fanáticos—. Me volví hacia Jeff. —¿Puedo tener otra? —, Le pregunté,
agitando mi cerveza hacia él.
Con una palmadita en mi pierna, la tía May devolvió mi atención a
ella.
—Nix lo ha hecho bien mientras estabas lejos. El Club se ha
beneficiado de su liderazgo. A la tienda y al bar les está yendo bien, e
incluso ha establecido una relación con las autoridades locales. Los Kings
ayudan a vigilar las cosas, ya sabes, en lugares donde no pueden—.
—¿Qué pasa con el otro grupo? ¿Los Wild Royals todavía existen?—
—Desafortunadamente, sí. Abrieron un bar al otro lado de la ciudad.
Han sido competencia. Se dice que están pasando drogas a través de la
barra—.
—Por supuesto. No esperaría nada menos de ellos. Corrección, sí, lo
haría—.
Jeff trajo la otra cerveza y dejé a tía May para llevársela a Nix. Me
dio un profundo agradecimiento y envolvió su brazo alrededor de mí.
—Liz, quiero que conozcas a Dillon—, Nix asintió con la cabeza a un
chico guapo con el cabello rubio desordenado, ojos azules y un gran
tatuaje tribal rojo y negro en espiral alrededor de su brazo derecho.
—Nix dice que acabas de regresar de la escuela de enfermería.
Felicitaciones—.
—Lo hice, gracias. Es bueno estar en casa—.
—¿Te quedas para siempre? —
—Sí, he enviado algunas solicitudes en los hospitales locales. Con
suerte, algo saldrá de ello—.
—Voy a poner la subasta en marcha. Estaré contigo más tarde, Liz—
.
Dejándome con Dillon dejó claro que era uno de los tipos con los que
esperaba que conectara. Hasta ahora, Nix no se había equivocado. Dillon
era atractivo con una voz profunda y un sexy acento australiano.
—¿Quieres otra antes de que todo se descontrole? — Dillon señaló
mi cerveza casi vacía.
—Claro, gracias—. Caminé con Dillon a la barra y me senté en el
mismo taburete que antes, mientras que Dillon nos pidió otro par de
cervezas.
—Nix dice que te gusta ir a montar—.
—Sí, me gusta—.
—¿Quieres ir conmigo alguna vez? —.
—Podría—, ladeé mi cabeza y sonreí.
Dillon se rió entre dientes. —Nix me advirtió que no serías fácil de
ganar—.
—Tal vez puedas convencerme con una cena y un paseo—, sonreí
detrás de mi nueva botella de cerveza.
—Definitivamente estoy preparado para eso. ¿Qué te gusta comer?—
— Italiano—.
—Conozco un lugar. ¿Qué te parece mañana a las siete?—
—No pierdes el tiempo, ¿verdad, *Aussie?—
—No, en un lugar como este, no—, Dillon me guiñó un ojo y sonrió
con descaro, —y no cuando la mujer es tan atractiva como tú. Habrá
chicos haciendo fila para invitarte a salir—.
—Hasta ahora, estás al frente de esa fila inexistente—.
La sonrisa de Dillon se convirtió en un ceño fruncido. Seguí sus ojos
y giré mi taburete para ver a quién estaba mirando. El hombre con la
gorra y la chaqueta negra sin mangas estaba parado a mi lado pidiendo
una cerveza. Me miró y me guiñó un ojo, luego mostró una sonrisa blanca
perlada con hoyuelos bajo unos ojos oscuros y marrones en una cara que
derretiría las bragas de cualquier mujer. No podía apartar mis ojos del
musculo rasgado, tatuado, imponente que me humedecía solo de mirálo.
—¿Eres la hermana de Nix?—
Tomó su cerveza y se apoyó en el mostrador.
—Sí, Liz—.
—Él no me dijo que eras tan hermosa—.
—Bueno, él no me dijo nada sobre ti, en absoluto. Debe haberlo
pasado por alto—.
Jake dejó escapar una risita, y observé sus labios carnosos y
besables volver a sonreír. Incluso su risa era atractiva.
—¿Estarás aquí para rato?—
—Probablemente toda la noche?—.
—Bien. Más tarde te atraparé, melocotón—.
—¿Melocotón? —Le dije a Jake mientras se alejaba. Miró por encima
del hombro y me guiñó un ojo dándome esa misma sonrisa ridículamente
encantadora que provocó un anhelo sexual entre mis muslos.
Dillon me tocó el brazo y lo miré, avergonzada de haber olvidado su
existencia.
—Entonces, ¿mañana a las siete está bien?—
—Oh, sí. Sí, siete es bueno. Puedes recogerme aquí—.
Sonreí cuando vi a Nix acercarse a la barra. Me rodeó con el brazo y
me apartó de Dillon.
—La traeré de vuelta. Solo la necesito un momento—.
Nix me guió hasta el rincón más alejado de la habitación, lejos de
los oídos y la música.
—¿Qué pasa? —, Le pregunté, encontrándome con su seria mirada.
—Veo que conociste a Jake—.
—¿Es uno de los otros con los que pensaste que iba a conectar?—
—No—. Dijo Nix fríamente. —Es uno de los que quiero que te
mantengas alejada. Jake es un gilipollas y un mujeriego. No te quiero
cerca de él. Cualquiera, excepto él—.
Oírle decir eso con tanta pasión, me trajo decepción a mi pecho.
—Todo bien. Me mantendré alejada de él. Dillon me invitó a salir
mañana por la noche. ¿Está bien?—
Nix se pasó la mano por su pelo largo y negro, y dejó escapar un
suspiro de alivio.
—Sí, Dillon es un buen tipo, pero aún así, no dejes que intente
llevarte a casa—.
— De acuerdo Jefe, ¿Cuándo comienza la subasta?—
—Ahora. Vamos a tomar asiento—.
CAPITULO DOS
LIZ
Faltaba diez minutos paea la hora a la que se suponía que Jake iba
a recogerme para nuestra cita, y todavía estaba luchando para
prepararme. Me puse mi delineador oscuro, una ligera capa de brillo, y
me puse mis jeans negros de cuero en mis botas negras. Mi camiseta gris
tenía una escritura cursiva en forma de escritura a mano que decía: No
está a la venta. No pude evitar sentir que la camisa era apropiada para
una cita con Jake Castle. Una última mirada en el espejo a mis largos y
oscuros rizos sueltos y mis ahumados ojos verdes, y estaba lista para
irme. Metí mi billetera en el bolsillo de atrás y me dirigí escaleras abajo.
Nix entró por la puerta principal de nuestra casa, con una cerveza en la
mano.
—¿Qué estás haciendo aquí?, ¿Pensé que estabas trabajando?—
—Vine a revisarte—.
—¿De verdad?, Puedo manejar una cita—. Agarré mi chaqueta de
cuero y me la puse.
Nix me miró de arriba abajo y frunció el ceño.
—Te ves muy bien—.
—Supéralo, no me voy a cambiar—.
—Ten cuidado esta noche—.
—Dios, actúas como si estuviera saliendo con un criminal. Espera,
¿es eso?, ¿tiene un historial criminal?—
Nix negó con la cabeza. —Él está limpio. nada más que multas por
exceso de velocidad y una conducta desordenada que se abandonó—.
—Está bien. ¿Hay algo más que deba saber?— Esperaba que
compartiera lo que fuera que parecía haber entre los dos.
—Nada. Diviértete, pero no le dejes meterse en tus pantalones—.
—Me puse el cinturón de castidad y tiré la llave—, me reí y le di una
sonrisa tranquilizadora. —Nada de que preocuparse—.
El ruido de una Harley hizo vibrar las paredes cuando se detuvo en
nuestra casa. Mi estómago se revolvió de emoción. La emoción de un
nuevo viaje siempre me hacía sentir un zumbido lo que sea que estaba
conduciendo sonaba como si pudiera satisfacer.
Le di una palmadita a Nix en el hombro y me despedí. Se paró en la
puerta y me vio acercarme a la moto de Jake como un padre viendo a su
hija en su primera cita. Incluso estaba equipado con una expresión
mezclada entre la decepción y el miedo. Jake no pareció notar la
presencia de Nix. Me vio caminar hacia su moto, luego se echó a reír y
sacudió la cabeza.
—¿Que es tan gracioso? —.
—Bonita camisa—, dijo, entregándome su casco.
—Pensé que te gustaría—.
Abroché la hebilla de la barbilla mientras me deslizaba detrás de él.
Después de poner mis brazos alrededor de su cintura, miré a Nix que
había desaparecido en el interior.
—¿Hacia dónde nos dirigimos?—
—A algún lugar privado—.
El ruido de su Harley hizo vibrar mi cuerpo cuando lo arrancó y
salió del camino.
Pronto nos movimos a través del tráfico, dirigiéndonos hacia el
centro de la avenida principal. La noche oscura hizo de las luces de la
ciudad una hermosa cúpula de paisajes mientras conducíamos. Jake se
detuvo en un semáforo y, mientras esperábamos, apoyó una mano en mi
pierna. El calor de su toque era agradable en una noche fresca como esta.
Cuando la luz se puso verde, acarició mi pierna, luego tomó el asa y
acelero llevándononos por el resto de la avenida.
Justo afuera de la franja principal, se detuvo a un lado de la
carretera y estacionó. Me quité el casco y miré el cartel del restaurante.
Estábamos parados afuera de un restaurante italiano que me encantaba.
—¿Cómo lo has sabido?— Le sonreí a Jake, sorprendida por el gesto.
—Tu tía May—.
—Bien hecho, playboy—. El chico seguro que tenía habilidades. Sin
duda lo hizo antes de cada cita.
Una sonrisa se extendió por su rostro cuando me quitó el casco y lo
puso en su moto. Caminando hacia el restaurante, su mano fué a mi
espalda baja, sosteniéndome cerca de él y guiándome hacia la puerta.
Para mi sorpresa, extendió su brazo y me abrió la puerta.
El podio en la parte delantera decía: Siéntate, como siempre hacía.
Señalé una cabina y me deslicé en el asiento, tirando mi chaqueta en la
esquina. Jake se deslizó hacia el mismo lado, atrapándome entre él y la
pared. Me reí e intenté empujarlo, pero su enorme cuerpo no se movió.
Me miró y sonrió, luego agarró un lado de mi culo y tiró de mí hacia él.
Su brazo se estiró a mi alrededor y se acomodó en el respaldo del asiento.
Se inclinó y rozó su barba de tres días en mi mejilla. Su aliento me hizo
cosquillas en la oreja, enviando un escalofrío sobre mi cuerpo.
—Me gustas cerca de mí, melocotón. Acostúmbrate—.
Se inclinó hacia atrás y levantó su mano, colocando su pulgar en
mi labio inferior y lo presionó. Pude ver el hambre e sus ojos. Se inclinó,
listo para reemplazar su dedo con su lengua, pero la camarera
interrumpió el plan.
—Bienvenidos a Illano. ¿Qué les gustaría beber?—
Después de que la camarera se fuera, Jake se volvió hacia mí. No
pude evitar sentir que cada vez que me miraba me estaba hipnotizando.
Su mirada era sensual y peligrosa y me encontré preguntándome cómo
sería ser besada por él. Luego me acordé de cuántas mujeres, sin duda,
se habían enamorado de esos cálidos ojos color chocolate y esa sonrisa
seductora.
—¿Qué debería pedir?— Sus palabras eran suaves como la seda,
saliendo de sus labios perfectos, llenos y recubiertos de masculinidad. Se
lamió el labio inferior y esperó a que respondiera. Verlo estudiarme me
dijo que era inteligente. Las ruedas siempre giraban en la cabeza de este
hombre. Tendría que estar alerta al máximo para esquivar sus sútiles
movimientos, o terminaría como masilla en sus manos.
—¿Qué te gusta?— Le pregunté.
—Esa es una pregunta cuestionable. Me gustan muchas cosas—. La
connotación sexual era clara. ¿Todo con él era sobre sexo?
—Ve con la lasaña—. Cerré el menú y tomé mi bebida recién
entregada, bebiendo mientras miraba cualquier cosa que no fueran los
ojos color chocolate. La camarera regresó y tomó nuestro pedido, y volví
a mirar todo lo demás, excepto a él.
Su mano cálida se deslizó entre mis muslos y apretó suavemente
mi pierna. Sorprendida, giré mi cabeza bruscamente y lo fulminé con la
mirada.
—Pensé que eso podría llamar tu atención—, su sonrisa se
ensanchó. —Te traje a tu lugar favorito, pero parece que no estás
disfrutando. No soy tan mala compañía, ¿verdad?—
—No, Jake—, me reí del abatimiento en su voz, —no es tan terrible
tenerte cerca, pero no estoy buscando ser otra muesca en tu cinturón.
Estuve de acuerdo con esta cita, eso es todo, después tu y yo iremos por
caminos separados. Hay muchas otras mujeres que vienen al club para
que juegues con ellas—.
—¿Eso es lo que piensas?— Su mandíbula se tensó cuando retiró su
mano. —¿Que eres un juguete nuevo?—
—Sí—.
—Bueno, no voy a mentir. Me gustaría ver esto—, inclinó su cabeza
hacia mi cuerpo, —desnudo en mi cama, pero no tengo ninguna intención
de que esta noche sea la única noche en que nos veamos—.
—Hmm, bueno, eso es desafortunado para ti porque ese es
exactamente mi plan—.
—Ya lo veremos—, las camisuras de su boca se arrugaron.
La cena llegó y Jake me elogió por mi elección de comida. Incluso
mantuvo la conversación y me hizo reír incontrolablemente. Cuando
ofrecieron postre, dijo que sí y nos pidió pastel de queso cubierto de
fresas. Cuando llegó, me sorprendió tomando el tenedor, cortando una
astilla y llevándolo a la boca.
El tenedor se deslizó de mis labios, y él me miró con los mismos ojos
hambrientos que había visto antes. Su mano se deslizó entre mis muslos
y esta vez, no salté. Se inclinó y puso su cálido aliento en mi oído. Su
mano se deslizó hacia arriba y amasó mi muslo interno.
—Quiero que vengas a casa conmigo. Di que lo harás—. Sus labios
sacaron mi oreja entre sus dientes.
—No puedo—. La excitación corría por mis venas como el aceite
caliente. Mi cabeza estaba mareada por la lujuria.
—Pero quieres—.
Levanté la vista hacia el deseo feroz en sus ojos y aparté su mano de
mis piernas antes de perder el control total de mi salud mental.
—Incluso si lo hago, no va a suceder—.
Jake me sonrió burlonamente antes de tomar el cheque y dejar la
mesa para pagar. Inmediatamente, extrañaba el calor y la presencia de
su cuerpo. Agarré mi chaqueta y me dirigí al baño. Después de reunir mi
ingenio, salí para encontrarlo apoyado en su moto, con las piernas
estiradas y cruzadas a los pies. Se veía delicioso sentado allí en su
motocicleta, chaqueta negra de cuero y una sonrisa sexy como el infierno.
Cuando me acerqué, me entregó su casco.
—¿Estás lista para el siguiente lugar?—
—¿Siguiente lugar?— Me reí. —Claro, siempre y cuando no sea tu
lugar—.
Miró hacia atrás, con la comisura de su boca levantada. Salté y él
nos llevó a un bar en la avenida principal.
Cuando me bajé, él envolvió su brazo alrededor de mi espalda y me
guió dentro. Mientras caminábamos hacia el bar, su mano se deslizó en
el bolsillo de mis jeans y se quedó allí mientras nos pedía bebidas.
—No soy solo un juguete, ¿eh?—
—Eres mejor que eso—. Su mirada me recorrió, capturándome y
encerrándome con su mirada acalorada.
—Tienes razón. Lo soy—. El orgullo me hizo cosquillas en la barriga,
pero el recordatorio de la advertencia de Nix lo aplastó rápidamente. —
Perdiste tu premio—.
—No lo creo—.
—¿Es por eso que me trajiste aquí al bar?. Unos cuantos tragos no
me van a hacer cambiar de opinión—.
El calor en sus ojos no ayudó a la necesidad abrasadora entre mis
piernas. Luchar constantemente contra mi deseo se estaba convirtiendo
en una tortura. Como si lo sintiera, su mano se apretó en mi culo y con
un movimiento rápido, me atrajo hacia él y me besó. El beso fue
repentino, inesperado, y mi cuerpo respondió instantáneamente. Su boca
era una mezcla de labios suaves y necesidades duras y dominantes. No
podía tener suficiente de él, y él claramente sentía lo mismo. Sus manos
se apretaron en mi cintura, sujetándome a él mientras sus labios seguían
haciéndome estragos. El barman deslizó nuestras bebidas hacia
nosotros, haciendo un sonido para llamar la atención de Jake. Gruñó en
mi boca y miró al cantinero como si quisiera cruzar el mostrador y
golpearlo por interrumpir. Jake recogió el trago y bebió rápidamente. Hice
lo mismo, todavía recuperándome del beso. Jake hizo un gesto para otros
dos tragos, luego me miró, estudiándome de cerca. Sus penetrantes ojos
habían cautivado mis emociones. Mi cuerpo y mi mente se perdieron en
este momento. Tomó mi cadera y me jaló hacia él, levantando mi barbilla,
presionando su pulgar en mi labio.
—Me haces algo, melocotón—. Su pulgar se hundió en mi boca y lo
reclamé, chupando la punta. Me miró con secretos peligrosos en sus ojos.
Secretos de lo que quería hacerme, secretos que me moría por conocer.
Quitando su mano de mi cintura, enrolló mi cabello alrededor de su mano
y tiró.
—Dime, ¿qué te hago?— Mi cabeza se inclinó hacia él, mis labios se
separaron.
—Esto es lo que me haces—. Tomó mi mano y la colocó sobre el nudo
apretado en sus pantalones vaqueros.
Frotó mi mano sobre él mientras seguía observando mi reacción. —
Deberíamos salir de aquí—.
Jake derribó el segundo trago y pagó la cuenta. Su palma
permaneció pegada a mi trasero mientras salíamos del bar a su
motocicleta. Alcanzó el casco, luego lo sujetó bajo mi barbilla. Subió,
esperó a que me pusiera cómoda, luego me apretó mis manos a su
cintura y me miró antes de arrancar el motor.
Mis ojos se estrecharon sobre los de ella. —Ese amigo será mejor
que no sea tu hombre, porque él no podrá montar cuando termine con
él.
—No, Jake. Él no quiso hacer esto—.
—Eso es lo que todos dicen—. Mi mandíbula se apretó. Le di la
espalda y salí. Su cara negra y azul era razón suficiente para cazar al
bastardo. Me subí a mi motocicleta y me dirigí a Spitzer. Cuando me
acerqué al bar, asumí que todavía estaba allí cuando vi a un par de
Harleys asentadas afuera. Miré mi reloj, eran la una cincuenta y siete de
la mañana. La barra se cerraría a las dos.
Me apoyé en mi moto y esperé a que saliera el cobarde. Su culo
borracho salió caminando seis minutos después con su brazo alrededor
de una mujer vestida como una aventura de una noche. Su amigo salió
detrás de él, tropezando con una cerveza en una mano y la otra tocando
a tientas a la mujer que Rex tenía alrededor del brazo. Sus intenciones
con ella eran evidentes. Lástima por ellos que estaba a punto de
arruinarlo.
—¿Tu eres Rex? —
Los ojos oscuros del hombre se levantaron hacia los míos. La
molestia y la curiosidad los llenaron. —¿Quién diablos quiere saber?—
—Quién soy no importa, pero el nombre de la mujer a la que golpeas
como un saco de boxeo sí lo hace—.
Levantó la barbilla. —¿Cómo diablos conoces a Angela?
—Viejo amigo—.
Rex retiró su brazo de alrededor de la mujer y cuadró sus hombros.
Tal como esperaba, él quería una pelea. —¿Te estás tirando a mi
señora?—
Una sonrisa levantó la comisura de mi boca. Ser un idiota y un
borracho era demasiado fácil de antagonizar. —No, pero solía hacerlo—.
Su brazo se balanceó y rápidamente me moví de mi motocicleta y
esquivé su puño. Sus movimientos fueron más rápidos de lo que
esperaba. Beber repetidamente lo había convertido en un alcohólico en
funcionamiento. Su amigo decidió saltar a la diversión, solo que su
trasero estaba demasiado borracho para una buena pelea. Golpeé mi
puño contra su cara y él cayó al suelo como un saco de papas.
El clic de un cuchillo volvió mi atención a Rex. Fue muy tarde. La
hoja ya estaba cortando a través de mi chaqueta, dividiendo mi piel en
dos. Un dolor sordo y la humedad llenaron el área. El olor a cobre llegó a
mi nariz cuando la hoja llegó a mi cara. Agarré su mano y la usé como
palanca para girar su brazo y empujarla hacia abajo hasta que su hombro
se salía de lugar, luego golpeé el costado de mi palma sobre su codo con
la intención de romperlo. Gritó y se retorció debajo de mí. La mujer
comenzó a gritarme que iba a llamar a la policía.
—Si lo vas a hacer, hazlo—.
Enterré mi puño en la cara de Rex y la sangre de su labio reventado
salpicó la acera y probablemente tenía dientes rotos. Mi puño agarró la
camisa y la chaqueta de Rex y lo arrastré hacia mí, para poder mirarlo a
los ojos.
—No me gustan los cabrones que se lanzan a golpear a las mujeres.
Agradéceme no haberte matado. Golpea a Angela otra vez y la próxima
vez, lo haré—.
Antes de empujarlo al suelo, golpeé mi puño contra su cara, dándole
el mismo ojo negro que le dio a Angela. Cayó al suelo y pateé la hoja por
la acera, fuera de su alcance. Miré a la mujer cuyos ojos estaban muy
abiertos con una mezcla de conmoción y terror.
—¿Necesitas que te llame un taxi? —
Ella sacudió lentamente la cabeza. —Yo misma conduje—.
—De acuerdo, entonces—. Le di la espalda, todavía con mucha
adrenalina, y necesitaba la carretera bajo mis ruedas para refrescarme.
Después de subirme a mi motocicleta, eché un vistazo a la mujer y me
sentí aliviado al verla subirse a un automóvil estacionado fuera de la
barra. Esperé hasta que ella se retiró, luego hice lo mismo.
La baja de adrenalina tuvo su efecto en el camino de regreso a mi
casa. Las palpitaciones implacables me recordaron el corte en mi costado.
La sangre se había empapado en mi camisa y jeans y la piel de mis
nudillos estaba abierta y cubierta de sangre seca.
Al entrar en mi camino, Liz fue lo primero en mi mente. Esperaba
que no se asustara cuando me viera. Su confianza en mí ya era delgada,
pero si alguna vez realmente quería estar conmigo, tendría que aprender
que era impulsivo.
Cuando entré por la puerta, todas las luces estaban apagadas. Con
solo un poco de la luz de la luna entrando por la ventana de la sala, fui a
la caja de Rocky y calmé sus gemidos, para que no despertara a Liz, quien
asumí que estaba durmiendo. Caminé a mi habitación y, efectivamente,
ella estaba acostada en mi cama, envuelta debajo de la manta,
profundamente dormida. Verla acostada en mi cama, esperándome me
llenó de más satisfacción de lo que esperaba.
Con la necesidad de remendar la herida de mi cuchillo, fui al baño
y me desnude hasta mis boxers. Después de limpiar la herida y rociarla
con alcohol, la tapé con una gasa y cinta adhesiva. Me limpié los nudillos
y la cara, tomé algunas aspirinas y luego volví a mi habitación. Cuando
levanté la manta, mi polla saltó al ver a Liz en su tanga y una de mis
camisetas. Su culo era perfectamente redondo y tenía la curva suficiente
para poder apretar sus mejillas firmemente en mis manos. Maldita sea,
si no quería despertarla y terminar lo que empezamos. La palpitante
herida en mi costado me recordó que tendría que esperar. Me deslicé
detrás de ella, envolviendo mi brazo a su alrededor.
Murmuró mientras dormía, y el sonido de su dulce y somnolienta
voz que salía de esos labios rosados y llenos hacía que la dura mierda
alrededor de mi corazón se desmoronara. Metí su cuerpo en mi pecho,
apoyando mi mano en la parte más suave de ella, justo entre sus muslos.
Dejó escapar un gemido somnoliento y acarició su culo en mi polla antes
de caer en un sueño rápido. Besé su cuello, luego dejé que el sueño
rodara una vez que mi cabeza golpeó la almohada.
CAPITULO OCHO
LIZ
2
RN (Registered nurse) Enfernera certificada es una enfermera que se graduó de un programa
de enfermería y cumplió con los requisitos establecidos por un país, estado, provincia u organismo similar
para obtener una licencia de enfermería . El alcance de la práctica de un RN está determinado por la
legislación y está regulado por un cuerpo profesional o consejo.
El afecto que provoco se encendió en mis entrañas. Inmediatamente
empapé esa sensación y seguí mirando la pantalla. —Eso es bueno. ¿Le
has dicho que se vaya a la mierda?—
—Claro que sí. Luego preguntó si Angela podía quedarse en la Casa
Club—.
—¿Ha estado viviendo con él toda la semana?— Mi estómago se
torció, y me tragué el nudo que subía por mi garganta.
—Lo ha estado—.
Me quedé mirando la pantalla, pero no tenía idea de qué vista previa
se mostraba en ella. Mi mente estaba pensando en que Angela estaba en
la casa de Jake durante toda la semana y todas las posibilidades para
que su relación sexual volviera a la vida.
—¿Liz?—
—¿Hmm?— Volví la cabeza para mirarlo.
—Tu teléfono está sonando—. Nix lo señaló en la mesa final.
Miré la pantalla. —Es Jenna. La llamaré de vuelta—.
—Probablemente quiere que vayas a la fiesta con ella.
—¿Cómo sabe ella de la fiesta?—
—Yo se lo dije—.
—¿Cuándo le dijiste? — Lo miré con mi sospecha de hermana, una
sonrisa arrastrándose por mis labios, hinchando mis mejillas.
—La invité cuando llegó el sábado por la noche—.
—Hmm, ¿supongo que querías salir con ella otra vez? —
Nix sonrió. —Ella está bien—.
Le di una patada en la pierna y sonreí. —Está más que bien si la
invitas a tu fiesta—.
Nix palmeó mis tobillos antes de pararse para alejarse de la
conversación sobre los sentimientos. —Deberías venir a pasar el rato.
Has estado trabajando duro toda la semana. Te mereces una noche
libre—.
—Lo pensare—.
Se dirigió a la puerta.
—¿Nix? —
—¿Sí? —
—¿Dejaste que Angela se quedara en el club? —
—No. En el momento en que Jake decidió meter su polla en ella, se
convirtió en su problema no en el mio.
Ese era mi hermano, frío y duro por fuera porque dentro tenía un
núcleo sensible que tenía que proteger. Nunca mostró emoción por nada,
excepto cuando se trataba de mí. Yo era la debilidad de mi hermano. Se
remonta a cuando nuestra madre se había escapado y nuestro padre le
dijo a Nix que iba a tener que convertirse en un hombre. Papá le dijo que
era su trabajo ayudarme a protegerme. Después de que papá falleció, Nix
tomó en serio las palabras de nuestro padre y me protegió como si su
vida dependiera de ello. Golpeó a la mierda de cualquier matón en la
escuela que puso una mano sobre mí y amenazó a cada chico que me
gustaba.
Cuando nuestro tío Dallas nos llevó, esa protección creció. A nadie
se le permitió decirme qué hacer, excepto Nix. Cuando tenía catorce años,
ya no era solo mi hermano, sino también mi padre. Finalmente, cuando
Nix vio lo mucho que Dallas me amaba, se suavizó, tomó asiento trasero
como padre y comenzó a disfrutar de su joven vida adulta. Después de
que Dallas falleció, sus instintos paternales volvieron a entrar. Él fue
quien se aseguró de que obtuviera una educación después de graduarme
de la preparatoria y arreglar el Camaro de Dallas para que yo manejara.
Angela no se merecía a un hombre como mi hermano, pero Jenna sí. Cogí
mi celular y le devolví la llamada.
—Disculpa por no contestar tu llamada. Nix y yo estábamos
hablando. ¿Qué piensas hacer? —
—Esperaba que vinieras al club conmigo esta noche. Ashley no
puede hacerlo. Tiene que trabajar y no quiero ir sola. Por favor, ven
conmigo—.
—Sí, voy. Puedo decir que Nix está deseando que vengas. Puedo
estar lista en cuarenta minutos—.
Corrí escaleras arriba para prepararme y estaba bajando los
escalones con una camisa negra ajustada, de un hombro, jeans ajustados
y botas negras hasta la rodilla cuando Jenna llamó a la puerta.
—Adelante—.
Sus ojos se ensancharon al verme. —Maldita sea mujer. Te ves
caliente. ¿Tratando de conseguir una cita esta noche?—
Me encogí de hombros. —Quería verme bien.
—¿Bien? Parece que deberías venir con una etiqueta llamada sexo
embotellado. Todos los hombres van a querer tomar un trago de eso—,
me señaló con el dedo e hizo un gesto hacia arriba y hacia abajo.
Una sonrisa extendió mis labios. —¡Tú también te ves bien! Me
encanta el pelo lacio. ¿Cuánto tiempo tomó?—
—Demasiado. ¿Estás lista? —
—Sí. Agarré mis llaves y le indiqué que saliera por la puerta.
3
Centro medico de Nashville
—Lo hace—. Levantó su botella de cerveza y se detuvo antes de
beber. —Te ha mantenido ocupada. No te hemos visto en toda la semana.
—El trabajo no es lo único que me ha mantenido alejada—.
—Escuché sobre eso—, tía May frunció el ceño.
—¿Qué escuchaste? —
—Esa ex de Nix decidió mostrar su cara de nuevo, pero esta vez ella
está detrás de Jake. Ella vino con él esta noche—. Tía May asintió con la
cabeza hacia Angela, que caminaba hacia Jake con una botella de cerveza
en la mano. Jake lo tomó, y ella le susurró algo al oído, luego le puso la
mano en el culo y lo apretó.
Mi estómago se retorció al verlo. —Te veré más tarde. Voy a tomar
una bebida—. En el bar, conversé un poco con Jeff y me tomé un trago
antes de seguirlo con una cerveza. Dillon se deslizó en el taburete a mi
lado y me guiñó un ojo. Su amable sonrisa fue refrescante a pesar de que
me había abandonado la última vez que lo vi.
—Lamento haberte dejado la última vez. Parecías que no querías
compañía, así que salí de allí antes de que te sintieras incómoda—.
Le di una sonrisa tranquilizadora. —Tenías razón, no quería
compañía, pero esta noche sí—.
—Bien. Su mano fue a mi rodilla. —¿Estás lista para reprogramar la
cena? —
—Sí, lo estoy. Pero no hagamos lo del italiano. ¿Por qué no me llevas
a un lugar que te gusta? —
—Sé exactamente cual—.
—Estoy libre el martes si eso te funciona—.
—Es perfecto—. La sonrisa de Dillon se ensanchó. Nos pidió a los
dos otra cerveza y pasamos un rato charlando sobre cómo terminó en
Nashville, un poco sobre su motocicleta, mi nuevo trabajo y su acento
sexy.
Una hora más tarde, mis piernas estaban entre las suyas y su mano
estaba más arriba de mi muslo. Salí de su cálida mano para usar el baño
y lo miré, sabiendo que estaba observando mi trasero. Dio una sonrisa
sin vergüenza y volvió a beber su cerveza. Salí del baño para encontrar a
Dillon esperándome en el pasillo. Me puso contra la pared y puso sus
ojos en los míos.
—He querido besarte por un tiempo—. La palma de su mano tomó
mi barbilla y llevo mis labios a los suyos. Sus labios eran suaves, hábiles
y cariñosos. Era un buen besador, pero no me entusiasmó. Estaba
decepcionada. Apenas sentí nada con su beso. Sus labios fueron
repentinamente arrancados de los míos. Abrí mis ojos y Jake golpeó a
Dillon en la pared opuesta.
—Joder, la tocas así otra vez, y te daré una paliza, hermano o no—.
—¿Qué demonios te pasa, Jake? Tu chica está ahí fuera—. Dillon
señaló hacia la sala delantera.
—Jake, necesitas irte—.
Los oscuros ojos marrones de Jake se posaron en mí. Agarró mi
mano y me llevó por el pasillo con él. Su agarre no se aflojó.
¿Pat te envió?
Abre la cajuela.
Miro los masisos brazos de Jake flexionarse cuando se estira por el
neumático de repuesto y el gato hidráulico, los jala fuera de la cajuela y
me tiene mirando hacia otro lado en agonía. Me atrapa mirandolo, dejo
salir un suspiro, y me guiña un ojo.
Detente
¿Detener qué?
¿Por qué?
¿Por qué?
Guau.
Entonces, ¿qué hiciste?. Las cejas de Nix se elevaron hacia
arriba.
El vino a ayudarme con mi rueda pinchada hoy y dijo que envió a
Ángela a un hotel, lo tendría que haber hecho mucho más pronto, pero
intentaba ayudarla a salir. Dijo que haría cualquier cosa para conseguir
mi confianza, le dije que lo primero a hacer era disculparse contigo.
Nix chasqueo su lengua, claramente sorprendió.
Correcto. Cena.
Tomando mi mano en la suya, me dirige hacia la puerta.
Salimos hacia su motocicleta, me entrega su casco antes de subir
encima, y yo me deslizo detrás él. Envuelve mis brazos alrededor de su
cintura antes de encender el motor. En cada luz roja, coloca su mano en
mi pierna y la acaricia hasta que el semáforo cambia a verde. Estos pocos
momentos de dulzura me dejan sin respiración.
Bajo mi mano, froto su muslo, entonces deslizo mi mano abajo a
entre su jeans y lo acaricio. Coloca su mano sobre la mía y la mueve de
la manera que quiere. Sigo su instrucción y continúo acariciándolo hasta
unos momentos más tarde cuando llegamos al restaurante. Después de
aparcar, bajo de la moto me quito el casco y lo coloco en la parte trasera
del asiento. Jake me mira de reojo, me toma de la mano y me lleva a un
lado de la moto. Palmea su regazo, indicándome que quiere que lo monte
a horcajadas. Subo sobre él, y me jala contra su erección, moviéndome
sobre ella mientras reclama mi boca, devastándome con sus manos y
lengua.
Quizás tendríamos que haber ido a otro lugar más privado. No
puedo mantener mis malditas manos fuera de ti.
Me siento sobre mi trasero mientras pongo distancia entre nosotros.
¿Qué lo es?
Tiempo, para que puedas probar que significo algo a ti, más que
solamente un cuerpo tibio en tu cama.
No quiero ir casa sin ti. Sus ojos miraban a los míos y juro que
algo se suaviza en ellos.
CAPÍTULO DOCE
LIZ
Lo prometo.
Sus manos continuaron bajando hacia mis brazos y se movieron a
mi cintura. Sus dedos se deslizaron bajo mi camisa, suavemente
retirándola sobre mi cabeza. Sus besos continuaron a lo largo de mi
cuello mientras sus manos se adentraban en mis jeans.
Jake
Lo prometiste.
Mientras sus besos continuaban, me desabrochó los vaqueros y los
deslizó sobre mis caderas. Su cuerpo me dejó por un momento, luego me
levantó en sus brazos y me acostó en la cama. Cada bota fue
desabrochada y deslizada fuera, luego mis jeans. Me recosté en su cama,
mientras mi corazón latía con anticipación.
Su toque volvió y pasó su mano lentamente por el interior de mi
muslo, siguiéndolo con suaves lamidas y besos. La calidez de sus labios
llegó a mi ropa interior y su beso llegó dulcemente antes de que su mano
la apartara, dejando paso a su suave beso.
Su tacto tibio me dejo y oí el movimiento del bol. Mi estómago se
flexiono con el primer tacto del cubo de hielo en mi piel. Lo deslizo a lo
largo de mi ombligo, siguiendo la estela de agua con su lengua, cubriendo
el frío con su calor. Puso el cubo de hielo en mis labios, chupé antes de
que lo retirara y sus labios lo reemplazaron. Suavemente estira mi labio
inferior entre sus dientes y pone su pulgar en mis labios.
Tienes labios hermosos, Melocotón. Labios que quiero sentir a mi
alrededor.
Tomo una respiración profunda cuándo el cubo de hielo toca entre
mis piernas. Lo arremolina alrededor de mi clítoris, siguiendolo con sus
labios.
Con facilidad, tomo el control de mis piernas y me giro sobre su
cama. Sus manos agarraron mis caderas, levantando mi trasero hacia él.
Su palma cayó sobre mí y me sacudo hacia adelante por la sorpresa y el
placer de la misma.
Muerdo mi labio cuándo otro cubo de hielo aterriza en mi desde
atrás, trazando a lo largo del centro. El calor de su boca sigue el cubo de
hielo y acaba con él alcanzando entre mis piernas y frotándolo contra mi
clítoris. El cubo de hielo se desvanece y mis caderas se mecen contra su
mano mientras lo frota sobre mí.
Un beso suave es colocado en mi cadera antes de que él la agarrara
y me meciera más fuerte mientras deslizaba sus dedos dentro y fuera,
frotándose contra mí, sacando gemidos desesperados de mis labios
Si, lo hace
Veremos si es cierto.
Vístete.
¿Qué?
¿Como te fue?
Estaré allí.
Estuvo bien.
Pongo mi bolsa en el asiento del sofá y me siento en el brazo.
¿Oíste de Jake?
¿Por qué?
Golpeo a Dillon después de que este dijo que tendra una cita
contigo.
Rompió su nariz.
Después de una ducha y tomar algo para comer, me visto con algo
semi - sexy y subo a mi Camaro. Mi estómago bailaba con mariposas por
ver a Jake a pesar de que todavía estoy confundida acerca de dónde
estábamos parados y lo que significó para él. Cuando me detuve en su
camino de entrada, me senté por un momento, reuniendo mis nervios.
Cuando me acerqué a la puerta, vi una luz dentro, pero ningún
movimiento.
Toqué en la puerta y no hubo ninguna respuesta incluso aunque su
moto estaba aparcada en la entrada. Golpeé con mis nudillos un poco
más fuerte la puerta, y finalmente, escuché a Rocky arrastrarse de su
cajón mientras pesados pasos se acercaban a la puerta. Jake abrió con
párpados pesados y un olor penetrante a alcohol.
Oh, um, bien, está bien. Oigo pasos detrás de él. Jake intenta
bloquear mi vista en la puerta abierta.
¡No me toques!
Hice la cito con Dillon el viernes, cuándo pensé que dormías con
Ángela. Lo olvidé completamente porque eso es cuánto significa para mí.
Apenas Nix me recordó, tuve toda la intención de cancelarlo porque
quería estar contigo. ¡Pero soy una maldita tonta por pensar por un
segundo que podríamos tener algo!
Entonces, eso es todo. ¿Terminaste?
Ven aquí.
Me doble en sus brazos y pecho y lloré. Él palmeo mi cabello,
envolvió un brazo alrededor de mí, y me guio a la casa.
No estaba pensando. Solo quiero hablar con ella. Maldición, Nix,
sal de mi camino
No lo sé. Quizás disculparse por ser un idiota, por joder todo, de
cualquier manera, es demasiado tarde para una disculpa.
CAPÍTULO QUINCE
LIZ
Bien.
Todo era ruidoso y caótico cuando entré en el club. Todos rodearon
el centro de la sala principal, y traté de mirar a través de la multitud para
encontrar a Max. Nix me encontró y anduve hacia dónde Max estaba
sentado, tenía su cabeza en sus manos y sus codos en sus rodillas. Estiré
una silla de la mesa y la puse delante de él.
Tres.
Demasiado.
¿Te sientes enfermo o mareado ahora?
Si.
Quizás un poco.
Huevo McMuffin.
No pareces tener una contusión, pero siento que todavía debes ser
revisado. Sobre todo, porque todavía te sientes mareado.
Jake.
Mi corazón sube a mi garganta.
Melocotón, espera.
El sonido de su masculina voz envió un escalofrió a través de mi
espalda. No quería voltearme y mirar esos ojos acogedores, cálidos y
marrones
Te necesito, he sido una maldita ruina sin ti. Su mano se alzó
y tomó mi cara mientras su pulgar presionaba mi labio.
4
TBI (Tennessee Bureau of Investigation) Oficina de Investigación de Tennessee
—Quiero entrar en este acuerdo. Quiero saber cada parte de ello, así
sé cómo manejar lo que viene. No me arriesgaré a que le pase algo.—
CAPÍTULO DIECISIETE
LIZ
FUE MI día libre, Jenna y yo pasamos el rato la mayor parte del día
hasta que me abandonó en el momento en que Nix entró por la puerta.
Ella lo trepó como un maldito mono araña antes de que desaparecieran
arriba. Subí las escaleras unos minutos después para agarrar la siguiente
carga de ropa sucia y luego volví a bajar al baño. Sonó mi celular y lo
saqué del bolsillo de mi pantalón corto.
—Hola, Ash.—
—Recibí tu texto. No puedo creer que se haya presentado en tu casa
y estuviera esperando en tu cama.—
—Parecía tan malditamente irresistible también. Me tomó toda la
fuerza que tenía para no rendirme y follarlo sin sentido.—
—No sé por qué ustedes dos no terminan con esto ya.—
Escuché pasos pesados detrás de mí. Miré por encima de mi hombro
para ver a Jake mirarme fijamente. Con solo verlo, mi libido cobró vida.
—Me tengo que ir. Él está aquí.— Colgué y coloqué mi teléfono en la
secadora mientras le daba una expresión a Jake de 'sé por qué estás
aquí.'
Se pasó la lengua por los labios, torciendo su boca en una sonrisa
arrogante. —Te lo dije, algún día querrías follarme.—
—Tu arrogancia es asombrosa.—
La sonrisa maliciosa de Jake se ensanchó cuando me miró como un
delicioso pedazo de dulce que estaba a punto de desenvolver.
—Encontrarte aquí, sin una manera de escapar, no podría ser más
dulce.—
Levanté mi mano hacia su pecho, empujando hacia atrás a la bestia
tatuada y rasgada de un hombre que rápidamente estaba llenando los
centímetros entre nosotros.
—¿Por qué negarlo, melocotón? La mirada hambrienta en tus ojos
me dice que quieres que mi polla quede enterrada profundamente dentro
de ti, rogándome que te haga venir.—
Joder, tenía razón. Pero eso no significaba que tuviera que admitirlo.
Al menos no a él, de todos modos.
Levantó su brazo, y su mano tomó un mechón suelto de mi cabello,
doblándolo alrededor de sus dedos antes de darle un tirón, poniendo mis
labios al alcance de los suyos. Su aliento dejando susurros como plumas
en mis labios.
—Creo que si te toco aquí,— sus dedos trazaron mi muslo interno,
causando un escalofrío en mi cuerpo y en mi espalda, recordándome lo
que me hizo su toque, —te encontraré mojada y dolorida por mí.—
Maldita sea, este hombre. Él sabe exactamente lo que me hace.
Alejando su mano, me dirigí hacia la puerta de la lavandería, mi único
escape de la pequeña habitación que se había convertido en una sauna
sexual.
—Espera un minuto, melocotón,— la mano de Jake me agarró de la
muñeca, deteniéndome en mi camino. —No te vayas— Me volví para ver
auténtica agonía en sus ojos. No me importa una mierda ninguna otra
mujer. Quiero que seas mía y esa es la puta verdad.—
—No soy tuya para reclamar.—
La expresión en sus ojos cambió, oscureciéndose, revelando la bestia
enjaulada en su interior. —A la mierda que no eres—. Su agarre en mi
muñeca se apretó, tirando de mí hacia su sólido pecho, encerrándome en
brazos de acero. —Eres mía, maldita sea, y me aseguraré de que todos
en esta casa lo sepan.—
Mi camiseta suelta se apretó en su puño y me fue arrancada de mi
tan rápido como me quedaba sin aliento. Su boca se estrelló contra la
mía mientras me levantaba por las caderas y me sujetaba contra la pared.
Su erección rígida presionó mi corto short, la única pieza de ropa que me
impedía saber lo que sabía que sería el paraíso. Su gruñido llenó mi oreja
mientras su lengua deslizaba besos húmedos a través de mi cuello. —No
sabes lo que me haces, melocotón, pero estás a punto de averiguarlo.—
Mi espalda dejó de la pared y mi trasero aterrizó en la lavadora. Su
camisa se desprendió en segundos y mis ojos estaban pegados a su pecho
desnudo y a sus manos aflojando sus jeans, quitando los calzoncillos
negros de abajo. Su pene saltó hacia adelante y mis ojos siguieron su
enorme longitud hasta la base afeitada, su cinturón de Adonis bien
definido y de vuelta a la punta. Este hombre estaba hecho de combustible
para motocicletas, tinta y músculo duro, un cruel castigo para las
mujeres, y yo quería pecar como nunca antes.
Sus enormes manos sacudieron mi culo hacia adelante. Me
tambaleé en el borde de la lavadora y mi propia cordura. Sus rápidas
manos soltaron mi botón y la cremallera mientras su lengua se
aventuraba dentro y fuera de mi boca, conduciendo mi excitación hacia
una necesidad angustiosa y desesperada.
Mis pantalones cortos de jean desaparecieron en el suelo cuando
mis ojos se encontraron con su feroz y depredadora mirada. Con sus
manos en mis rodillas, abrió mis piernas y me miró antes de bajar. Sus
audaces ojos marrones me miraron, hipnotizándome con su mirada.
—Te vas a venir por mí, melocotón. Quiero oírte gritar mi nombre.—
Tomando mi pierna, Jake la envolvió sobre su hombro y mantuvo su
promesa. Con su dedo profundo hasta el nudillo y su lengua azotando mi
clítoris como un motor de fuego rápido, apreté su cabello con un puño y
suplique por venirme.
—Oh mi Dios, por favor, no te detengas.— Mi cuerpo tembló cuando
el orgasmo se sacudió a través de mi cuerpo. Jake bajó mi pierna y se
puso de pie, sus ojos fijos en los míos.
—No hemos terminado, melocotón. Todavía no has gritado mi
nombre.—
El sabor de mí placer se encontró con mis labios cuando tomó mis
muslos y se metió dentro de mis húmedos pliegues. Levantándome con
facilidad, me clavó contra la pared. Con una necesidad febril y una furia
desencadenada, me empujó una y otra vez, me folló profundamente y me
llevó al límite hacia un completo y absoluto delirio. Un profundo gruñido
escapó de su pecho cuando nos acercamos a nuestro clímax.
—Dilo, melocotón. ¿A quién le perteneces?—
—Te pertenezco.—
Jake me folló con fuerza, luego me cuidó con suaves besos a lo largo
de la mejilla, la oreja y el cuello mientras todavía me sostenía contra la
pared. Puso su cabeza contra la mía y dejó escapar un suspiro.
—Estas malditamente destrozandome, melocotón.—
Me mordí el labio y lo dejé ir entre mis dientes, todavía
tambaleándome por el paseo.
—Me perteneces. Te quiero conmigo todos los días. Quiero
enterrarme en ti cada maldita noche.— Su mano ahuecó mi cara y su
pulgar presionó mi labio mientras sus ojos se suavizaban. —Quiero que
te quedes conmigo, solo por un tiempo. No te estoy pidiendo que te mudes
conmigo.—
Esta era la forma en que Jake se ponía de nuevo allí y no estaba
dispuesta a arruinarlo por segunda vez.
—Sí, me quedaré contigo.—
Una sonrisa extendió sus labios antes de que su boca se encontrara
con la mía, dulce y amorosa, un beso de gratitud y afecto. Salió de mí y
bajó mis piernas.
—Te ayudaré a empacar. Quiero tenerte al menos tres veces más
antes de dejarte dormir esta noche.—
Me reí mientras recogía mi ropa faltante y rasgada. —¿A quién estás
engañando? No voy a dormir esta noche.—
Jake dejó caer mis dos bolsas junto a su cama y me tomó en sus
brazos. —Mi casa es tu casa. Quiero que estés tan cómoda aquí como en
la tuya.— Miré a su cama y le iba a decir que necesitaba cambiar las
sábanas, pero para mi sorpresa, Jake ya lo había hecho. Tenía un juego
de sábanas y un edredón completamente nuevos en la cama. Una sonrisa
se extendió por mis labios y me besó la sien.
—De ninguna manera en el infierno te tenía de vuelta en mi cama
con las mismas sábanas. Lo digo en serio, melocotón.— Su mano alzó mi
barbilla hacia él. —No pasó nada con ella. Estaba borracho, enojado, y
celoso. Nunca lo joderé así de nuevo. Te lo prometo.—
—Bien,— lo tomé de las manos y lo jalé hacia la cama, —puedes
comenzar a compensarlo ahora.—
—Con placer.— Jake se levantó la camisa por encima de la cabeza,
luego deslizó las manos por debajo de la mía y la quitó. Me deslicé de mis
pantalones cortos y me subí a su cama. Sentada sobre mis rodillas, lo
miré por encima de mi hombro. Se quitó los pantalones y los calzoncillos
antes de unirse a mí en la cama. Envolvió su brazo alrededor de mi
cintura y el otro brazo tomó mi cuello mientras lamía y chupaba mi oreja.
Sus dedos se deslizaron en mis bragas, acariciándome.
—Lo que quieras, solo dilo, melocotón. Te lo daré.—
Apoyé mi cabeza en su hombro mientras acariciaba mi clítoris y me
chupaba el cuello. —Quiero que me tomes en todos los sentidos.—
Presionó su erección en mis nalgas. —¿Todos los sentidos?—
—Sí.—
Su mano dejó mi cuello y apretó mi cabello, tirando de mi cabeza
hacia atrás para que él reclamara mi boca. Su beso llegó lleno de una
necesidad desatada y peligrosa.
—Quiero hacer algo más que reclamarte, melocotón.— Su lengua
viajó a lo largo de mi cuello y mordió la parte sensible de mi hombro. —
Quiero ser dueño de cada orgasmo que viene de este dulce coño.—
Sus dedos se zambulleron y giraron, haciéndome jadear de placer.
Con mi cabello en la mano, me empujó hacia adelante sobre mis manos
y rodillas. Sus manos me dejaron y se engancharon a mis bragas,
quitándolas de mis caderas, dejándolas alrededor de mis rodillas. Miré
hacia atrás cuando él agarró su polla y la frotó sobre mí, haciendo que la
punta se humedeciera antes de enterrarse en mí. Una mano me agarró
la cadera mientras empujaba profundo y fuerte, golpeando dentro de mí,
mientras que la otra envolvía mi cabello alrededor de su puño y la
apretaba mientras trabajaba para poseer el orgasmo que se iba
construyendo en mí.
CAPITULO DIECIOCHO
LIZ
Una hora más tarde, Jake abrió la puerta de la casa club y me guió
hacia adentro. Su brazo se apretó alrededor de mí, sosteniéndome cerca.
Cuando varias miradas cambiaron a nuestra dirección, Jake colocó su
mano en mi mejilla y giró mi cabeza para mirarlo. Sus labios se
encontraron con los míos, dándome un beso que le dijo a todos que era
suya.
Cuando nuestros labios se separaron, me agarre contra él hasta que
la sensación de mareo pasó y me llevó con él a la mesa de Nix. Nix se
puso de pie y extendió sus brazos, robándome de Jake.
— Te vas con Jake y ahora nunca te veo—
Mis mejillas enrojecieron. — Hemos estado ocupados —
Los ojos de Nix barren a Jake y los estrecha antes de volver a mi. —
Déjame ver el tatuaje—
Bajé los vaqueros, revelando la mitad inferior del tatuaje. Los ojos
de Nix lo recorrieron. Lo estudió detenidamente y estaba segura de que
vio las iniciales Sus ojos se posaron en Jake de nuevo y la sonrisa de
Jake se extendió. Nix puso los ojos en blanco y volvió a mirarme. — Se ve
bien —
El brazo de Jake se envolvió alrededor de mí y me atrajo hacia él,
dándome un beso en mi sien. Todos observaron el afecto con expresiones
de asombro.
— Traere cerveza para los dos —
Cuando Jake desapareció entre la multitud, los ojos de todos en la
mesa se posaron en mí. La boca de Trevor se torció en una sonrisa pícara.
— ¿Qué le hiciste a él, Liz? Nunca lo había visto así con una mujer—
Nix giró la cabeza sobre su hombro y disparó su mirada como dagas
en la dirección de Trevor. La sonrisa pícara de Trevor se extendió cuando
se llevó la cerveza a los labios. Max le dio una palmada a Trevor en la
espalda.
—Vamos a buscar a Jake y jugar un poco al billar antes de que Nix
golpee tu culo—
Los muchachos dejaron la mesa y, un momento después, Jake vino
y me dejó la cerveza antes de unirse a ellos.
— Él realmente esta siendo atento contigo —La sonrisa de Jenna se
amplió cuando me senté a su lado. Mis mejillas se calentaron mientras
mi sonrisa estiraba mis labios.
— Ambos dijimos la palabra A—
Jenna se movió en su asiento.
— ¡Estoy muy feliz por ti! —
— Siento lo mismo. ¿Tú y Nix? —
Moví mi pulgar sobre mi hombro en su dirección. La mano de Jenna
me agarró del brazo y apretó cuando sus mejillas se pusieron rosadas.
— Estoy loca por él —
— Puedo decir que él también está realmente en ti —
— ¿De Verdad?—
— Sí. Te lo prometo. Sé que Nix no es el mejor para mostrar
emociones, pero conozco a mi hermano, y está enamorado—
Los grandes ojos marrones de Jenna se iluminaron—No sabes lo feliz
que me haces sentir—
Extendí la mano y le acaricié su hombro. — Lo se—
Los ojos de Jenna dejaron los míos y se congelaron en alguien detrás
de mí. Miré por encima del hombro para ver a Dillon entrar. Mirando a
través de la multitud, capté el saludo de Trevor a Jake, y luego Jake miró
a Dillon.
— Nix dijo que se pelearon. Aparentemente, todavía están enojados
el uno con el otro—Jenna dirigió su atención a Jake. —Está mirando a
Dillon como un halcón—
—Espero que no venga a hablar conmigo. Jake se enojaria—
—No, te está mirando ahora, pero se dirige hacia la barra. Hay un
par de tipos que lo saludan—
—Bien —
—Jake viene — se rió Jenna.
Un momento después, Jake giró mi silla, colocó sus manos en mis
caderas y me levantó. Envolví mis piernas alrededor de su cintura
mientras mi risa escapaba.
—¿Qué estás haciendo?—
—Dejando en claro a quién perteneces—Jake me llevó más allá de
las pocas mesas hasta la barra. Puso mi trasero en el mostrador y saludó
a Jeff. — Necesito un trago de whisky, un poco de sal, y una limon —
Atrape a Dillon mirando en mi dirección y evité su mirada.—
¿Estamos haciendo body shots5, ahora?—
Las manos de Jake acariciaron mis muslos, luego se movieron hacia
arriba y alrededor de mi trasero jalandome cerrando el espacio entre
nosotros.
—Joder, sí, lo estamos haciendo ahora—
5
body shots (tragos que se beben desde un cuerpo)
Jeff puso el trago, el salero y la lima en el mostrador. —Será mejor
que te fijes, Jake. Nix te está mirando—
Eso solo encendió la audacia de Jake. Con una sonrisa en su rostro,
me guiñó un ojo.
— Pon ese dulce trasero sobre el mostrador—Agarré la lima y puse
los ojos en blanco antes de acostarme sobre mi espalda. Jake me echó
sal en el estómago, tomó el trago. La punta de su lengua tocó mi estómago
y con un movimiento lento del líquido, recogió la sal, dejando un
recordatorio de lo que esa lengua podía hacer. La lima salió de mis labios,
sustituida por un beso indecente. El puño de Jake se deslizó por mi
cabello, su otra mano recorrió mi muslo interno, agarrándome con fuerza
mientras sus labios devoraban los míos.
Cuando me dejó respirar, mi cara estaba enrojecida, mis pezones
duros contra mi camisa. Me senté en el mostrador, y él tiró de mi culo
hacia adelante, cerrando su boca sobre la mía. Tirando de mi centro
contra sus caderas, se apretó contra mí. Mis manos se envolvieron
alrededor de su cuello y sostuve su rostro mientras su beso áspero y
apasionado continuaba. Se apartó de mis labios con pesados párpados
y una necesidad hambrienta en sus ojos.
—Tengo la tentación de inclinarte y tomarte aquí delante de todos —
Mis ojos estaban puestos en él, pero mi persona podía ver que
habíamos captado la atención de los miembros del club.
—Por muy tentador que sea, no quiero que mi hermano vea eso—
—Todavía te voy a doblar sobre algo —
Jake me jaló contra él, y apreté mis piernas alrededor de él mientras
me sacaba de la barra.
Jake me bajó al suelo y tomó mi mano entre las suyas. Sus ojos se
encontraron con los de Dillon; Pude ver la hostilidad entre ellos. La
mirada de Jake no se rompió hasta que lo pasamos. Jake me condujo
entre varias puertas hasta que llegamos a la sala de juntas. Él me detuvo
y cerró la puerta detrás de nosotros.
—Contra la pared—
Le puse la espalda, viéndolo caminar hacia mí. Me agarró de la
muñeca y me giró para mirar hacia la pared. Su aliento caliente ardía
contra mi oído mientras sus manos se deslizaban sobre las mías.
Apoyándose en mi parte trasera, colocó mis manos en la pared que estaba
encima de mí, sosteniéndolas con una mano.
Su lengua se deslizó sobre mi oreja, enviando escalofríos a través de
mi piel. El botón superior de mis vaqueros se desabrochó y su áspera y
callosa mano se deslizó dentro. Se frotó contra mi clítoris presionando
mi ropa interior en mí. Un suave beso en mi cuello fue seguido con un
mordisco excitante, luego otro mientras viajaba por mi cuello y hacia
atrás. Moviendo mi ropa interior hacia un lado, se deslizó en mis pliegues
húmedos. Un siseo escapó de sus labios.
— Siempre tan húmeda para mí —
Con sus movimientos circulares y rítmicos, hizo que mis caderas
avanzaran en un intento de correr contra su mano.
—Te encanta cuando toco aquí, ¿verdad, Melocotón?—
Me quedé sin aliento cuando sus dedos se sumergieron dentro y me
acariciaron con una fuerza voraz. Mi cuerpo se estremeció con una ola
de excitación mientras su lengua se deslizaba por mi oreja, deslizándola
entre sus dientes.
—Creo que estás lista para esto—
Sus manos deslizaron mis vaqueros y me los quito de las caderas,
facilitando cada pierna. El toque de sus dedos rozó mi piel mientras
lentamente subía sus manos por mis piernas.
— Separalas—
Sus manos se tocaron entre mis muslos, extendiendo mis piernas
más amplias. Por un momento, me puse de pie con el trasero
descubierto, las manos contra la pared, esperando ansiosamente el
placer que vendría a continuación. Cuando su boca toco mi centro y sus
manos sostuvieron mi culo firmemente en su agarre, sabía lo que había
estado esperando. Sentado debajo de mí, Jake levantó la vista con esos
malvados ojos marrones antes de deslizar su lengua dentro y fuera,
penetrándome profundamente. Un gemido se me escapó, mis caderas se
restregaron contra su boca codiciosa.
CAPÍTULO VEINTIDOS
JAKE
6
LE (Law Enforcement) Fuerza del orden.-La aplicación de la ley es cualquier sistema mediante el
cual algunos miembros de la sociedad actúan de manera organizada para hacer cumplir la ley al descubrir,
disuadir, rehabilitar o castigar a las personas que violan las reglas y normas que gobiernan esa sociedad
— En el hospital. La dejé antes de venir aquí. Tienen a dos policías
trabajando en todo momento. Ella está a salvo allí. Los dos sabemos que
Tolito no la perseguiría allí—
—¿Cómo tomó la noticia?—
—Lloró por un rato y no podia quedarse dormida. Tiene miedo de
que algo te pueda suceder. Hice que bebiera un poco de whisky para que
pudiera dormir—
—Debería ser yo quien la cuide— La preocupación se mostro más
profundamente en su ceño fruncido.
—Te lo debo —
— No me debes una mierda. La amo. Ella me pertenece. Es tanto mi
responsabilidad ahora como la tuya —
—Todavía te lo debo. Debajo de todo esa capa de imbecil, hay un
buen hombre —
— Sé que estás dolido, pero no te pongas sentimental y esa mierda—
Nix se rio entre dientes. Fue bueno ver sus ojos aligerar el duro peso
de su estrés. Eso solo duró unos segundos antes de que sus
pensamientos cambiaran y habló de nuevo.
—Necesito que llames a todos los Kings. Necesitamos decirles lo que
le pasó a Pat—
—Cuando les digas, necesitamos observar sus reacciones— Me puse
de pie y saqué mi teléfono de mi bolsillo. Existe la posibilidad de que
alguien haya escuchado tus conversaciones y supiera del trato. Tolito
pudo haberse enterado de ellas y no a través de Richard. Melocotón dijo
que escuchó que hablas y yo también. Eso significa que otro miembro
podría haber escuchado y siete de los grandes son un incentivo suficiente
para entregar un hermano.
Nix se pasó la mano por el pelo y sus ojos escudriñaron el escritorio
pensando antes de encontrarme con la mirada.
— Llámalos —
Todos los miembros de Kings se sentaron a la mesa de juicio
esperando lo que Nix tenía que decir. Mientras explicaba la muerte de
Pat, observé las reacciones de cada uno de ellos. Sólo dos me
preocuparon; El nuevo prospecto, William, y Lucas. Las ojos de Lucas
cayeron a la mesa y sus mejillas ardieron de rojo. William no mostró
ninguna emoción en absoluto. Su falta de emoción era razonable por ser
un nuevo miembro del club, que aún no tenía ese vínculo. De cualquier
manera, ambos comportamientos fueron extraños, poniéndolos en mi
radar.
— ¿Crees que Tolito hizo esto?— Preguntó Max. Su gran estatura
se reclinó en su silla. La tinta oscura que subía por su cuello se
flexionaba con sus tensos músculos.
La cansada voz de Nix se encontro con la de Max. — Sí, la banda de
Tolito fue arrestada el martes por la noche por posesion ilegal de drogas,
armas de fuego y varios otros cargos. Tolito cree que fue una cazeria a su
banda y está en una persecución. Creo que alguien señaló a Pat y Tolito
tomo el asunto en sus propias manos —
— ¿Por qué demonios el nombre de Pat sería mencionado— preguntó
Trevor, con tono agudo.
Nix me miró incómodamente antes de devolverle la atención a
Trevor. — Otto Macari participó en un negocio de drogas con los Wild
Royals antes de que la banda de Tolito estuviera arrestada. Pat y Otto
corrieron en el mismo club en el pasado. Pat era una conexión. Una
conexión que creo que Tolito probó—
—¿Qué piensan los policías?— Wesley presiono.
— Están haciendo una autopsia. Cuando el reporte venga se tendra
mas respuestas—Dillon se inclinó hacia adelante, colocando sus codos
sobre la mesa. — Entonces, ¿no sabemos si Tolito realmente tuvo algo
que ver con el fuego?—
Nix dejó escapar un suspiro. — No, no tengo ninguna prueba. Es
una corazonada—
—¿Necesitamos estar preocupados? ¿Tolito vendrá por de alguien
más?— William preguntó con nerviosismo:
— Si él persiguiera a alguien, sería yo —
Nix se pasó la mano por el pelo, sus nervios y su agotamiento lo
estaban superando, — Pero quiero que todos ustedes estén alertas y no
viajen a cualquier parte solos hasta que sepamos más—
Axel, el calvo con el tatuaje de tela de araña grabado en el cuello y
el hombro, ladeo la cabeza. —¿Cuando es el funeral?—
Los labios de Nix se torcieron, claramente tratando de controlar sus
emociones.
—Dependiendo de cuándo entreguen su cuerpo, pero estoy
planeando para el Domingo. Haremos un viaje en su memoria y
regresaremos aquí a la casa club para cenar después del servicio. Quiero
a todos en sus colores para el viaje—
Los miembros se desviaron a discusiones acaloradas, y yo le di un
codazo a Nix por el brazo, alejándolo del grupo.
—¿Notaste algún comportamiento inusual?—La mirada de Nix
recorrió el grupo.
— Nuestro prospecto, William, y Lucas parecían nerviosos —
— Lo mismo digo —
Nix cambió el peso de sus botas.
— No voy a cuestionar la lealtad de ningún miembro con una
sospecha injustificada. Cada uno de esos hombres es leal, a menos que
se pruebe lo contrario—
—Cuando se vayan, tenemos que hablar—
Nix y yo nos reunimos con los demás. Ya se estaban planteando
preguntas sobre la seguridad de los miembros y quién reemplazaría la
posición de Pat. Nix se tomó el tiempo de tranquilizar a todos los
miembros y explicó el apoyo que recibiríamos del TBI. Para el momento
que se levantó la sesión. Max había anunciado que haría campaña para
el puesto de vicepresidente. Varios miembros acordaron que sus
aptitudes beneficiarían a los Kings.
Después de una hora, el grupo se dispersó, dejandonos solos a Nix
y a mí. Seguí sus pesados y cargados pasos hasta su oficina. Su cabeza
se levantó cuando entré
— ¿De qué necesitamos hablar?—
—Vamos más allá en este agujero de mierda y hay cosas que debes
saber antes de que se profundice—
Nix se cruzo de brazos y se reclino sobre sus talones. —Vamos a
escucharlo entonces—
— Hay una razón por la que nunca compartí mi pasado contigo o
cualquier otro hermano—
— No sé cuánta más mierda puedo tomar ahora — Nix sacó su silla
y se sentó con un golpe pesado. — ¿Estás seguro de que es un buen
momento para aclarar algo?—
—Es mejor que lo sepas, para que podamos avanzar—
Saqué la silla frente a él. Estaba a punto de traer viejos recuerdos,
no era algo que me gustara hacer. Me froté la parte de atrás de mi cabeza,
luego me encontré con su mirada fija.
— Antes de mudarme a Nashville, corrí con una banda fuera de la
ley. Eran delincuentes peligrosos e impredecibles. Igual que los Royals,
pero no lo hice voluntariamente. Yo era un agente encubierto. Estaba en
lo profundo y fui testigo de que un compañero mío, un buen amigo, fue
asesinado por sus propios hermanos. Hermanos que penso que eran
leales entre sí, pero la falta de dinero llevó a la desconfianza, la
desconfianza condujo a la sospecha, y no había lugar para la sospecha
en los Silent Skulls. Después de su muerte, quemé mis colores y me fui.
Dejé todo atrás. El trabajo, el año que había invertido en recolectar
evidencias. Todo. Entregué mi placa y fui en busca de un nuevo
comienzo. No pude hacerlo más. Ser parte de esa pandilla me cambió.
No me importaba nada y estaba vagando por la vida, tratando de
averiguar a qué diablos pertenecía— Me incliné sobre mis codos,
evaluando su reacción. Su mirada fija me esperaba para continuar.
— Me ofreciste ser un prospecto, y vi potencial para una vida aquí,
pero todavía no me importaba nada hasta Melocotón. Siendo el
presidente de los Kings, hay que mirar el panorama general; La
seguridad de tu hermana, los miembros del club, la tienda y el bar, pero
yo no. Lo único que me importa es mantenerla a salvo. Entiendo que no
quieres creer que alguno de los Kings sea capaz de venderte, pero los dos
sabemos que los hombres son capaces de hacerlo mucho peor por muy
poco. Tienes que asumir que cada miembro es una rata potencial.
Necesitamos comenzar a hacer las preguntas correctas. Siete grandes es
motivo suficiente para que cualquiera de ellos se vuelva contra ti—
— Un encubierto, ¿eh?— Los ojos de Nix se estrecharon mientras
miraba el escritorio y luego lentamente se acercó a mi.
— Esto explica mucha mierda sobre ti. Los Silent Skulls, he oído
hablar de ellos. Tienen una gran reputación. Es mejor que salieras
cuando podias antes de estar demasiado adentro—
— Ellos exigían lealtad, y estaba empezando a sentir que mi trabajo
encubierto les estaba traicionando, pero ver a tu amigo destripado y su
cuerpo quemado puede hacer cosas a un hombre. Sabía que tenía que
salir, o nunca lo haría. No vivo, de todos modos. Te lo digo porque
tenemos que asumir todas las posibilidades. No pongas mas alla a
ninguno de los miembros para cerrar un trato con Tolito por el dinero.
Es mejor que le digas a Jenna que se mantenga alejada por un tiempo, y
te prometo que a Melocotón no la perdere de vista—
Con una inclinación de cabeza y pensamientos silenciosos, frotó los
dedos sobre la barba sin afeitar. —Contándome sobre tu pasado; Estoy
seguro de que no es fácil. Lo respeto y estoy escuchando lo que dices.
Después de esta noche, le diré a Jenna que evite mi casa y el club por un
tiempo. A ella no le va a gustar, pero va a tratar. No le estoy diciendo
esto a nadie más, sino a ti; Me voy a mudar al club. Es más seguro aquí
con todos de entrada y salida. Lo último que necesito es despertarme
con un cuchillo o una pistola en la cara—
— Eso es inteligente. Traeré a Melocotón esta noche para que recoja
más de sus cosas—
Nix asintió, sus ojos sombríos ocultaban emociones más profundas
de lo que estaba revelando.
— Díle que lo siento. Mi error nos pone a todos en riesgo. No sabes
cuánto significa para mí. Ella es todo lo que me queda. Confío en que
no dejes que le pase nada—
— Mataría a un hombre antes de dejar que la lastimaran—
— Te creo —
CAPITULO VEINTICINCO
LIZ