Mapas Conceptuales para Ética
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Las partes del ensayo pueden dividirse en las tres partes clásicas de todo texto: una introducción, el contenido desarrollado, y una
conclusión.
Es importante resaltar que el ensayo no posee una estructura definida y formal de redacción.
Como bien señala el teórico José Luis Gómez-Martínez "Al decir que el ensayo no posee una estructura rígida, se pretende
establecer una distinción entre éste y aquellos escritos, destinados a la comunicación depositaria, caracterizados precisamente por
una rigurosa organización tanto formal como de contenido".
Esto no quiere decir que no puedan seguir la estructura mencionada, sino más bien resaltar que la característica del ensayo es la
libertad del escritor para organizar el contenido.
Como bien señala el teórico José Luis Gómez-Martínez "Al decir que el ensayo no posee una estructura rígida, se pretende
establecer una distinción entre éste y aquellos escritos, destinados a la comunicación depositaria, caracterizados precisamente por
una rigurosa organización tanto formal como de contenido".
Introducción
En la primera parte se realiza una presentación del tema a desarrollar.
El autor, además puede dar a conocer ya de antemano su opinión o tesis y que más adelante intentará demostrar.
Desarrollo
Aquí el ensayista presenta sus principales argumentos acerca del tema. Ya depende de él la forma y el estilo que en redactará sus
tesis. Generalmente se emplea una gran cantidad de datos, ejemplos, comparaciones, y otros recursos.
Conclusión
En la conclusión se resume la idea o las ideas principales del ensayista. Condensa y reafirma su posición de una manera clara.
Por ejemplo, un ensayo que se exprese en contra de la eutanasia, en la parte conclusiva puede exponer un rápido repaso de los
principales argumentos en contra de esa práctica.
Identificando las partes del ensayo
Invitamos a la lectura del breve ensayo "Mi raza", del escritor cubano José Martí. En la parte inferior del artículo, se muestra un cuadro que resume las partes de este ensayo de una
forma esquemática y amena.
Si quieres leer otros ensayos, puedes analizar algunos ejemplos de ensayos cortos, o dar una lectura a obras de otros ensayistas como José Ingenieros o José Ortega y Gasset.
El racista blanco, que le cree a su raza derechos superiores, ¿qué derechos tiene para quejarse del racista negro que también le vea especialidad a su raza El racista negro, que ve en
la raza un carácter especial, ¿qué derecho tiene para quejarse del racista blanco El hombre blanco que, por razón de su raza, se cree superior al hombre negro, admite la idea de la
raza y autoriza y provoca al racista negro. El hombre negro que proclama su raza, cuando lo que acaso proclama únicamente en esta forma errónea es la identidad espiritual de todas
las razas, autoriza y provoca al racista blanco. La paz pide los derechos comunes de la naturaleza; los derechos diferenciales, contrarios a la naturaleza, son enemigos de la paz. El
blanco que se aísla, aísla al negro. El negro que se aísla, provoca a aislarse al blanco.
En Cuba no hay temor a la guerra de razas. Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro. En los campos de batalla murieron por Cuba, han subido juntas por los aires,
las almas de los blancos y de los negros. En la vida diaria de defensa, de lealtad, de hermandad, de astucia, al lado de cada blanco hubo siempre un negro. Los negros, como los
blancos, se dividen por sus caracteres, tímidos o valerosos, abnegados o egoístas, en los partidos diversos en que se agrupan los hombres. Los partidos políticos son agregados de
preocupaciones, de aspiraciones, de intereses y de caracteres. Lo semejante esencial se busca y halla por sobre las diferencias de detalle; y lo fundamental de los caracteres análogos
se funde en los partidos, aunque en lo incidental o en lo postergable al móvil común difieran. Pero en suma, la semejanza de los caracteres, superior como factor de unión a las
relaciones internas de un color de hombres graduado y en su grado a veces opuesto, decide e impera en la formación de los partidos. La afinidad de los caracteres es más poderosa
entre los hombres que la afinidad del color. Los negros, distribuidos en las especialidades diversas u hostiles del espíritu humano, jamás se podrán ligar, ni desearán ligarse, contra el
blanco, distribuido en las mismas especialidades. Los negros están demasiado cansados de la esclavitud para entrar voluntariamente en la esclavitud del color. Los hombres de pompa
e interés se irán de un lado, blancos o negros; y los hombres generosos y desinteresados se irán de otro. Los hombres verdaderos, negros o blancos, se tratarán con lealtad y ternura,
por el gusto del mérito y el orgullo de todo lo que honre la tierra en que nacimos, negro o blanco. La palabra racista caerá de los labios de los negros que la usan hoy de buena fe,
cuando entiendan que ella es el único argumento de apariencia válida y de validez en hombres sinceros y asustadizos, para negar al negro la plenitud de sus derechos de hombre. Dos
racistas serían igualmente culpables: el racista blanco y el racista negro. Muchos blancos se han olvidado ya de su color, y muchos negros. Juntos trabajan, blancos y negros, por el
cultivo de la mente, por la propagación de la virtud, por el triunfo del trabajo creador y de la caridad sublime.
En Cuba no hay nunca guerra de razas. La República no se puede volver atrás; y la República, desde el día único de redención del negro en Cuba, desde la primera constitución de la
independencia el 10 de abril en Guáimaro, no habló nunca de blancos ni de negros. Los derechos públicos, concedidos ya de pura astucia por el Gobierno español e iniciados en las
costumbres antes de la independencia de la Isla, no podrán ya ser negados, ni por el español que los mantendrá mientras aliente en Cuba para seguir dividiendo al cubano negro del
cubano blanco, ni por la independencia. que no podría negar en la libertad los derechos que el español reconoció en la servidumbre.
Y en lo demás, cada cual será libre en lo sagrado de la casa. El mérito, la prueba patente y continua de cultura y el comercio inexorable acabarán de unir a los hombres. En Cuba hay
mucha grandeza en negros y blancos.
Introducción En las primeras líneas Martí nos presenta el tema del racismo,
expresando que ninguna persona es superior a otra en función de su
"raza" o color.
Desarrollo A lo largo del ensayo, el escritor cubano expone una serie de razones
para rechazar todo racismo entre sus connacionales. Alega que tanto
el hombre "blanco" como el "negro" no tienen realmente ningún motivo
para creerse superiores. Una aptitud absurda de superioridad solo
causa enemistad.