Un Itinerario Formativo para Una Vida Religiosa Profética

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1

2
ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE DIOS

PROYECTO DE FORMACIÓN
DE LOS HERMANOS
DE SAN JUAN DE DIOS

CURIA GENERAL
ROMA, 24 de OCTUBRE 2000

3
“Mas si acá venís,
tendréis que obedecer mucho
y trabajar mucho más
de lo que hasta aquí habéis trabajado:
y todo en cosas de Dios,
desvelándoos
por el cuidado de los pobres.
Aquí tenéis la puerta
siempre abierta:
me gustaría que vinieseis
dispuesto a mejorar cada día;
os lo digo como a hijo y a un hermano”.

(Carta de San Juan de Dios a Luis Bautista, 11)

4
ÍNDICE (Revisar la numeración de las
páginas)

Pág.
Siglas de los documentos citados 7
Presentación 9
Introducción 13
Capítulo primero
IDENTIDAD DEL HERMANO DE SAN JUAN DE
DIOS: MODELO FORMATIVO DE LA ORDEN
HOSPITALARIA 19

I. CARISMA Y ESPIRITUALIDAD 21
1. La vida consagrada en Hospitalidad 21
2. Rasgos esenciales del carisma y la
espiritualidad juandediana 22
3. Itinerario de nuestro Fundador 24
4. Cualidades y actitudes del Hermano de San
Juan de Dios 27
5. Fidelidad creativa de nuestro carisma 29

II. HACIA UN MODELO


DE FORMACION INTEGRAL 33
1. Paradigma formativo integral 33
2. Características del modelo formativo integral 37

Capítulo segundo

5
OBJETIVOS, CRITERIOS, MEDIOS Y
CONTENIDOS DE FORMACIÓN 43

III. OBJETIVOS DE LA FORMACIÓN 45


1. Objetivo general 45
2. Objetivos por etapas 45

IV. CRITERIOS GENERALES DE FORMACIÓN 47


1. Formar desde el encuentro consigo mismo 47
2. Formar desde el encuentro con la Comunidad 49
3. Formar desde el encuentro con la misión
hospitalaria 51

V. MEDIOS FUNDAMENTALES DE FORMACIÓN 53


1. La Palabra de Dios 53
2. La Iglesia 53
3. La Liturgia y los Sacramentos 54
4. Figuras significativas para la Orden 54
5. La Oración 55
6. Constituciones 55
7. Los Consejos Evangélicos 56
8. La Comunidad 56
9. Formadores 58
10. Estudio y Formación 58
11. Trabajo como misión 59
12. Ascesis 59
13. Acompañamiento 60
14. Evaluación 60

Capítulo tercero
FORMACIÓN INICIAL 61
ETAPAS FORMATIVAS 63

VI. PRENOVICIADO 65
 PASTORAL VOCACIONAL 66
 POSTULANTADO 71

VII. NOVICIADO 77

VIII. ESCOLASTICADO 83

6
Capítulo cuarto
FORMACIÓN CONTINUADA 89

IX. FORMACIÓN PERMANENTE 91

X. FORMACIÓN DE FORMADORES 95

Glosario 97

7
SIGLAS DE LOS DOCUMENTOS CITADOS

Documentos de la Iglesia

AG Ad gentes, 1965.
ChL Christifideles laici, 1989.
CDC Código de derecho canónico, 1983.
CP Conferencia de Puebla, 1979.
CSD Conferencia de Santo Domingo, 1992.
DH Dolentium hominum, 1985.
DM Dives in misericordia, 1980.
DV Dei Verbum, 1965.
EN Evangelii nuntiandi, 1975.
EV Evangelium vitae, 1995.
FetR Fides et ratio, 1998.
GS Gaudium et spes, 1965.
Ivt In verbo tuo,1998.
LG Lumen gentium, 1964.
OPR Ordo professionis religiosorum, 1970.
OT Optatam totius, 1965.
PC Perfectae caritatis, 1965.
PI Potissimum institutioni, 1990.
RC Renovationis causam, 1969.
RH Redemptor hominis, 1979.
RPH Religiosos y promoción humana,1980.
SC Sacrosactum concilium, 1963.
SD Salvifici doloris, 1984
TMA Tertio millennio adveniente, 1994
UR Unitatis redintegratio, 1964.
VC Vita consecrata, 1996.
VFC Vida fraterna en comunidad, 1994.

Cartas de San Juan de Dios

LB Luis Bautista
1GL Primera a Gutiérrez Lasso
2GL Segunda a Gutiérrez Lasso
1DS Primera a la Duquesa de Sesa
2DS Segunda a la Duquesa de Sesa
3DS Tercera a la Duquesa de Sesa

8
Documentos de la Orden Hospitalaria

C Constituciones de la Orden Hospitalaria, 1984.


CFOH La Comunidad formativa, 1991.
CIOH Carta de Identidad de la Orden Hospitalaria de
San Juan de Dios, 2000.
DCGB Declaraciones del LXIII Capítulo General de
Bogotá,1994.
DGE Dejaos guiar por el Espíritu, 1996.
DOM Dimensión misionera de la Orden Hospitalaria de
San Juan de Dios, 1997.
EEGG Estatutos Generales, 1998.
EVOH El estilo de vida de los Hermanos de San Juan de
Dios, 1991.
FHSJD La Formación del Hermano de San Juan de Dios,
1985.
FPOH La Formación Permanente en la Orden, 1991.
HCUS Hermanos y Colaboradores unidos para servir y
promover la vida, 1992.
HH2000 La Hospitalidad de los Hermanos de San Juan de
Dios hacia el año 2000, 1986.
HOH La Humanización, 1981.
JDSV Juan de Dios sigue vivo, 1995.
PAFOH Preparación y actualización de Formadores,
1991.
PVCOH El Proyecto de vida comunitaria, 1991.
PVOH La Pastoral vocacional en la Orden, 1992.

9
PRESENTACIÓN

Tengo la satisfacción de presentar a toda la Orden el


Proyecto de Formación de los Hermanos de San Juan de
Dios. Se trata de un documento hecho en continuidad con el
anterior, titulado La Formación del Hermano de San Juan de
Dios, publicado en 1985, a partir de las directrices del Concilio
Vaticano II. Hemos querido actualizarlo para responder a las
exigencias formativas de nuestra Orden y a la recomendación
de la Iglesia en la Exhortación apostólica Vita consecrata 1 .

En los últimos años, Hermanos y colaboradores han


realizado una tarea de identificación y clarificación de lo que la
Orden desea aportar al mundo de la salud hoy y en el futuro.
En sintonía con dicha tarea, los Hermanos formadores han
participado en este proceso de una manera especial y directa.
La elaboración de un plan de formación actualizado, como el
que contiene el presente documento, es un claro exponente
de su interés y espíritu de servicio en aportar sus
conocimientos y experiencias para el bien de la Orden y de
los futuros Hermanos.

Quisiera explicar cómo se ha elaborado este proyecto de


formación:

Una primera Comisión preparó el primer esquema a partir


del análisis y síntesis de las respuestas a los cuestionarios
enviados a todos los formadores y formandos. La segunda
Comisión presentó el anteproyecto del libro, el cual fue
enviado a los formadores, Curias Provinciales y a otros
Hermanos de quienes se recibieron aportaciones y
sugerencias para mejorar sus contenidos y estructura. Tras
integrar las diversas aportaciones recibidas, se hizo una
nueva redacción del texto, su traducción y edición en las

1
Cf. VC 68

10
diversas lenguas. Por último, nuestro Proyecto Formativo es
presentado al Capítulo General celebrado en Granada, del 5
al 25 de noviembre de 2000.

Hemos intentado plasmar en las páginas que siguen los


contenidos propios del carisma y la espiritualidad, objetivos,
criterios, medios y contenidos que, como Orden Hospitalaria
de San Juan de Dios, deseamos transmitir a los candidatos y
a todos los Hermanos, a lo largo del proceso de la formación
inicial y permanente.

A la Curia General corresponde velar para que en toda la


Orden se transmita el modelo formativo que este nuevo
Proyecto presenta y, al mismo tiempo, animar a las diversas
2
Provincias y Centros de Formación a asumir e integrar los
elementos esenciales para la vida religiosa hospitalaria.

Por eso invito a la responsabilidad de cada Provincia, de


cada uno de los formadores y formandos, a encontrar en este
documento las líneas de actuación que refuercen la unidad en
la diversidad y eviten situaciones de vacío, respecto a lo que
consideramos auténtico y necesario en el proceso formativo.

Teniendo en cuenta el aumento de los Centros de


Formación Interprovinciales y las diferencias culturales
existentes, necesitamos unos criterios comunes de actuación
que contribuyan a la unidad, con el debido respeto a la
diversidad, de nuestra familia hospitalaria.

La renovación y actualización de nuestro Libro de


Formación es una ocasión para que todos tomemos
conciencia de la importancia que tiene la tarea formativa.
Tanto a nivel personal como institucional, debemos asumir
este nuevo instrumento con responsabilidad. Desde cada una
de las Provincias, Comisiones Interprovinciales y Equipos de
Formación, vamos a trabajar unidos y de manera integrada
para transmitir su contenido a todos los Hermanos y
candidatos.
2
Cuando en este Proyecto de Formación se habla de Provincias o
Curias Provinciales, se refiere también a las Viceprovincias y
Delegaciones Generales.

11
También quiero hacer una llamada a la responsabilidad
de los Superiores Mayores, a los Formadores actuales y
futuros y a cada uno de los Hermanos para que el texto
presentado nos ayude a lograr el objetivo central de la
formación que es: “la preparación de la persona para la
consagración total de sí misma a Dios en el seguimiento de
Cristo, al servicio de la misión” 3 .

A los formadores les pedimos que sean personas


íntegras, según el espíritu de las Constituciones, y que nos
ayuden a profundizar los documentos propios de la Orden, en
comunión con el Gobierno y Animación de la misma, y que
con su sentido de búsqueda y creatividad abran nuevos
caminos para el futuro de la hospitalidad 4 .

Valoramos como una gran riqueza la universalidad de la


Orden. Tratamos de aportar los valores del Evangelio en cada
contexto, reconociendo y asumiendo los elementos culturales
de las distintas realidades que no están en contradicción con
los principios de la fe ni con nuestra consagración religiosa.
Conscientes de que vivimos en sociedades pluralistas y
diversas, como Hermanos de San Juan de Dios, no
pretendemos la uniformidad. Estamos presentes en los cinco
Continentes y tenemos que encarnar la vida consagrada y
hacer crecer la Orden desde la situación concreta donde nos
encontramos. Invitamos a hacer realidad una verdadera
inculturación mediante la aplicación de este Proyecto a las
necesidades concretas de cada Provincia y país.

Con un sentido de Iglesia y de Orden hemos integrado en


este documento, no solamente aquello que se refiere a la
formación inicial, sino también lo correspondiente a la
formación permanente que “es una exigencia intrínseca de la
5
consagración religiosa” . Se insiste, igualmente, en la
importancia del acompañamiento para el discernimiento
vocacional de los candidatos y durante todo el proceso
formativo.

3
VC 65
4
Cf. C 6
5
VC 69

12
Nuestro Proyecto Formativo pretende servir de ayuda en
el proceso de identificación con el Cristo misericordioso al que
estamos llamados a seguir y a anunciar, al estilo de Juan de
Dios. Espero que ayude a todos, de manera particular a los
principales destinatarios, que son los formadores y los
formandos a comprender mejor lo que significa sentir la
llamada del Señor para decidirse a vivirla con gozo y
esperanza en la Orden Hospitalaria.

El Libro de Formación, que ahora sale a la luz, es el fruto


de casi dos años de consultas y estudio laborioso realizado
por un número significativo de Hermanos, especialmente por
quienes integraron las comisiones y lo trabajaron, con la
coordinación del Hno. Luis Mª. Aldana, Consejero General. A
todos ellos agradezco el gran servicio que han prestado a la
nuestra Familia Hospitalaria.

Deseo que el documento que ahora ponemos en vuestras


manos se convierta en un medio pedagógico eficaz para
todos y nos ayude a vivir más por convencimientos y valores
que por normas.

Con sentido de gratitud, lo presento a toda la Orden, en la


memoria litúrgica de San Rafael Arcángel, que es para
nosotros un modelo de acompañamiento y de hospitalidad.

Roma, 24 de octubre de 2000


Memoria de San Rafael Arcángel

Hno. Pascual Piles


Ferrando
Superior General

13
INTRODUCCIÓN

1. El presente documento de Formación es un


libro abierto, que asume el espíritu que la Iglesia
vivió en el Concilio Vaticano II, el cual sigue
teniendo vigencia como lo subraya el Papa en la
Tertio millennio adveniente 6 , y que trata de
responder a la renovación de la vida consagrada.
Este nuevo Proyecto Formativo está elaborado a
partir del anterior libro de formación y enriquecido
con la experiencia de tres lustros de trabajo. Se ha
actualizado su lenguaje, estilo y criterios, acogiendo
la invitación de la Iglesia a los Institutos de vida
consagrada a elaborar una “ratio completa y
actualizada” 7 .

2. El Libro de Formación está estructurado en


cuatro capítulos y dividido, a su vez, en diez
apartados, cada uno de ellos con suficiente entidad:

Capítulo primero: Identidad del Hermano de San


Juan de Dios y
Modelo formativo de la Orden
Hospitalaria.
Capítulo segundo: Objetivos, criterios, medios y
contenidos de formación.
Capítulo tercero: Formación Inicial. Etapas
formativas.

6
Cf. TMA 20
7
Cf. VC 68

14
Capítulo cuarto: Formación continuada.

3. En el primer capítulo presentamos, de manera


resumida, los contenidos fundamentales del seguimiento
de Cristo en hospitalidad según el espíritu de San Juan
de Dios. Esto nos lleva a asumir lo que es la tradición de
la Orden: los elementos propios del carisma fundacional,
su desarrollo a lo largo de la historia en continuo
contraste con los signos de los tiempos que nos
corresponde vivir en los inicios del Tercer Milenio.

4. El texto toma como referencia, en primer lugar, al


Fundador, para que los candidatos y formandos
conozcan su figura, el proceso de su vocación, las
motivaciones que tuvo, la amplitud de su apostolado,
como expresión de fe y caridad, para dar esperanza a
los pobres, enfermos y necesitados.

5. En segundo lugar, la formación debe realizarse a


la luz de la historia y tradición de nuestra Orden. Es
determinante profundizar, personal e institucionalmente,
en los aspectos de nuestro pasado, para responder a
las exigencias de nuestro carisma, con fidelidad creativa
y abiertos a los nuevos tiempos y circunstancias de
nuestro apostolado.

6. En tercer lugar, la tarea formativa debe estar


atenta a la realidad que se vive en cada contexto donde
la Orden está implantada. Estas referencias nos deben
llevar a un replanteamiento de nuestra dimensión
apostólica: lugares y formas de presencia, nuevos
estilos de dirección y gestión de las obras y relación con
los colaboradores. La formación ha de preparar para
estas situaciones cambiantes de nuestra Orden y del
mundo actual. En la Carta de Identidad de la Orden
Hospitalaria, encontramos pautas para avanzar y
reflexionar en este sentido.

15
7. Formar hoy como Hermano de San Juan de Dios
supone para nosotros:

a. Una llamada a la conversión al estilo de San


Juan de Dios. Esto requiere que en cada uno de
nosotros se dé el proceso de cambio que
aconteció en nuestro Fundador, quien de Juan
Ciudad se convirtió en San Juan de Dios.
b. Una sensibilidad frente al sufrimiento
humano. Son tantas las personas que padecen
a causa de la enfermedad, la marginación, la
pobreza, la injusticia y la violencia que, como
consagrados, estamos llamados a encarnar y
manifestar los sentimientos y gestos del Cristo
misericordioso en solidaridad con el hombre y la
mujer que sufren, poniendo a su servicio nuestra
vida y los medios tecnológicos y científicos,
siendo signo y anuncio de la llegada del Reino
de Dios.
c. Una opción por las personas pobres. A San
Juan de Dios se le ha llamado el Padre de los
pobres por su cercanía, solidaridad y por la
opción preferencial que tuvo con ellos 8 . Uno de
los retos del siglo XXI para la Orden será crecer
en sencillez, solidaridad y compromiso para
acercarnos a su realidad.
d. Una respuesta a los retos de la hospitalidad
de hoy. La formación ha de sensibilizar e
iluminar los temas del sufrimiento y la
marginación con planteamientos adecuados,
encaminados a transformar y/o eliminar las
estructuras personales y sociales que los
generan. Igualmente, desde la Pastoral de la

8
Cf. PILES, P., Dejaos guiar por el Espíritu, 2.4.

16
salud y la Pastoral social debemos aportar
soluciones creativas en la forma de atender y
responder a las distintas situaciones de
enfermedad, pobreza e injusticia. Estas
realidades que generan exclusión y sufrimiento,
están en constante evolución en un mundo
diverso y cambiante 9 y son un reto que estamos
llamados a enfrentar con “la Nueva Evange-
lización, la promoción humana y la cultura
cristiana” 10 , desde la Nueva Hospitalidad.
e. Un verdadero interés por la cultura, el estudio
y la formación. La fidelidad a nuestra vocación
implica una llamada fuerte a la responsabilidad y
competencia en el propio trabajo. Formarse para
la misión supone trabajar por desarrollar y
cultivar los valores y talentos personales 11 . La
vida consagrada necesita, como medios que
refuerzan la formación integral de una apuesta
por la cultura, el conocimiento de los diversos
pueblos y una dedicación al estudio. En la
encíclica Fides et ratio, se nos recuerda la
necesidad de conjugar los avances de la
filosofía, las ciencias humanas y la técnica con
los postulados de nuestra fe 12 .
f. Una aplicación de la doctrina de la Iglesia a
la realidad concreta del mundo del
sufrimiento y de la marginación. Desde
nuestra opción de vida como Hermanos de San
Juan de Dios, podremos colaborar positivamente
a la evangelización y ser fieles al carisma de la
hospitalidad, en la medida que la formación de

9
Cf. MARCHESI, P., La Hospitalidad de los Hermanos de San Juan
de Dios hacia el 2000, 14
10
CSD 25
11
Cf. VC 37
12
Cf. FetR 68, 69, 76, 81, 89, 98

17
los Hermanos esté a la altura de las exigencias
de nuestro tiempo y sepamos llevar a cabo una
adecuada pastoral aplicada a cada momento y
situación. De esta manera, nos sentimos unidos
a la acción evangelizadora de la Iglesia,
mediante la aplicación de los documentos y
demás orientaciones de su Magisterio.
g. Una preparación de los candidatos para que
vivan la comunión con la Orden. Este espíritu
de comunión implica, además del estudio de la
figura del Fundador y de la historia de la Orden,
un conocimiento básico de:
 la realidad y universalidad de la Orden,
 nuestras Constituciones y Estatutos Genera-
les,
 los documentos más significativos de nuestra
espiritualidad y misión hospitalarias,
 los valores y exigencias de la misión,
 la manera de compartir el carisma con los
colaboradores.
h. Una visión de futuro que nos ayude a asumir
nuevas responsabilidades. La integración de
nuevos Hermanos es la garantía del futuro de
nuestra Orden. Esto nos exige, por una parte,
emplear los medios necesarios para favorecer el
desarrollo de su proyecto vocacional y, por otra,
facilitarles los conocimientos prácticos que los
capaciten para asumir nuevas tareas al servicio
de la hospitalidad.
i. Una presencia significativa de la Orden desde
el respeto al pluralismo cultural. Nuestra
Orden está implantada en realidades muy
heterogéneas y plurales donde tenemos que

18
hacer presente el signo de San Juan de Dios. El
estilo de formación de la Orden debe
cuestionarnos sobre el sentido y la forma de
ejercer el carisma hospitalario en el mundo de
hoy e interpelarnos constantemente, sobre lo que
significamos como Hermanos y la novedad que
estamos llamados a aportar al mundo, a la
sociedad y a la Iglesia con espíritu de comunión
y participación.
j. Unas comunidades que sean expresión de los
valores esenciales de la vida consagrada en
hospitalidad. La razón de ser de nuestras
comunidades es la evangelización desde el
propio carisma. Ellas son el lugar donde
aprendemos a vivir el carisma hospitalario y a
contrastarlo con los contenidos de los
documentos de la Iglesia y de la Orden. Es en la
comunidad donde cada formando y cada
Hermano aprendemos a vivir con quienes Dios a
puesto a nuestro lado, con sus cualidades,
diversidades y límites 13 .
8. En síntesis, formar para ser Hermanos de San
Juan de Dios en el siglo XXI, significa asumir estos
compromisos para no correr el riesgo de perder la
riqueza y fecundidad de nuestro carisma, creando un
divorcio entre lo enseñado y lo vivido, entre la teoría y la
práctica, entre lo deseado y lo realizado.

13
Cf. VC 67

19
Capítulo primero

IDENTIDAD
DEL HERMANO DE SAN JUAN DE DIOS

MODELO FORMATIVO
DE LA ORDEN HOSPITALARIA

20
21
I.

CARISMA Y ESPIRITUALIDAD

9. Nuestro Proyecto de Formación, inspirado en el


carisma y en la trayectoria histórica de la Orden, se
fundamenta en el seguimiento de Cristo al estilo de San
Juan de Dios. Por eso, desde nuestra espiritualidad y
misión, ofrecemos a los Hermanos y formandos, los
elementos que consideramos esenciales para seguir el
itinerario formativo en la Orden.

1. LA VIDA CONSAGRADA EN HOSPITALIDAD

10. Los consejos evangélicos son parte esencial de


la vida consagrada, “un don de la Santísima Trinidad” 14 .
Dios Padre, Creador, nos llama a seguir a su Hijo,
encarnando sus sentimientos y forma de vida, por medio
del Espíritu Santo que nos guía hacia la libertad y la
donación.

11. La vocación a la vida consagrada es una


iniciativa enteramente del Padre 15 . A partir de la llamada
del Señor y de la respuesta de los convocados, la vida
del consagrado se va transformando y pareciendo al
modo de ser de Cristo. Este don de la vida consagrada
es posible asumirlo sólo desde una vocación, como
gratuidad y regalo del Espíritu.

14
Cf. VC 20
15
Cf. Jn 15, 16

22
12. Nuestra vida consagrada en hospitalidad tiene
como fin primordial el seguimiento de Jesús de Nazaret.
Su vida y su persona entregadas para la salvación de la
humanidad, nos interpelan e invitan a reproducir sus
mismos gestos y actitudes de servicio para con los
pobres, enfermos y necesitados. Nuestro Fundador fue
enriquecido por el Espíritu Santo con el carisma de la
Hospitalidad. Él fue invitado al seguimiento de Cristo y
enviado a poner su existencia al servicio del Evangelio
de la vida 16 , dando origen a la Familia Hospitalaria.

13. La Orden, enraizada en el horizonte teológico-


trinitario y fundamentándose en las dimensiones de
consagración, misión y comunión, mantiene su vitalidad
y fidelidad al carisma cuando los Hermanos:

a. Viven un estilo de vida sencillo, armonizando


acción y contemplación.
b. Reproducen y manifiestan en la tierra los gestos
y actitudes de benevolencia y entrega “del Cristo
compasivo y misericordioso del Evangelio” 17 .
c. Anuncian el Reino y crean fraternidades al
servicio de los pobres, enfermos y necesitados,
desde la vivencia de los consejos evangélicos,
adaptándose a las circunstancias y urgencias de
cada tiempo y lugar.

2. RASGOS ESENCIALES DEL CARISMA


Y LA ESPIRITUALIDAD JUANDEDIANA

14. Entre los rasgos esenciales de nuestra identidad


como Hermanos de San Juan de Dios tenemos el
carisma de la Hospitalidad, que nos capacita para un

16
Cf. EV 27-28; 79-87
17
C 2a

23
servicio en favor de los demás como buenos
samaritanos.

15. En esta perspectiva, rasgo esencial y


encarnación de nuestra espiritualidad son los pobres y
los enfermos, porque son para nosotros el sacramento
vivo de Cristo paciente; al mismo tiempo nosotros
somos para ellos el signo del amor misericordioso de
Dios, manifestado con los gestos y actitudes de Juan de
Dios en el servicio y atención integral.

16. Nuestro carisma fundacional tiene su origen en


la experiencia espiritual de San Juan de Dios, un hecho
histórico que se actualiza y hacemos vida. Mediante el
carisma de la hospitalidad, la Orden mantiene “viva en el
tiempo la presencia misericordiosa de Jesús de
Nazaret” 18 , y “nos sentimos depositarios y responsables
del don de la Hospitalidad, que define la identidad de
nuestra Orden” 19 . Por ello, tenemos el deber moral de
vivirlo con fidelidad, de custodiarlo, profundizarlo y
desarrollarlo constantemente en la Iglesia y en formas
nuevas y diversas 20 , haciendo partícipes a los
colaboradores, pues juntos estamos llamados a
promover, servir y amar la vida, haciendo presente el
Reino de Jesús según el espíritu de San Juan de Dios 21 .

17. Dentro de nuestro proceso formativo es


necesario seguir un itinerario espiritual en el que
vayamos descubriendo lo que es esencial en la vida
según el Espíritu, para vivir centrados en Dios, el único
necesario y preferido “sobre todas las cosas del
18
C 2c
19
C 6a
20
Cf. C 6a, b
21
Cf. Orden Hospitalaria, Hermanos y Colaboradores unidos para
servir y promover la vida, 16 y 124; CIOH 4.5.2 – 4.5.3

24
mundo” 22 . Durante las etapas de formación, el Espíritu
nos va preparando para ser ungidos y enviados, como
Juan de Dios, a realizar la misión hospitalaria. Esas
experiencias y etapas que nuestro Fundador supo
integrar y recorrer son la base de la espiritualidad del
carisma fundacional, que hoy sigue teniendo el
dinamismo de siempre y que nosotros hemos de acoger
y vivir como vocación y misión.

18. La espiritualidad es el modo de ser y de vivir


según el Espíritu, que facilita la transformación interior
de los Hermanos y les ayuda a encarnar las actitudes y
gestos de Cristo, que cura a los enfermos, ayuda a los
necesitados y anuncia el Reino de Dios a los pobres 23 .
Una de las claves de nuestra espiritualidad la
encontramos en una frase de las Cartas de San Juan de
Dios: “Si considerásemos cuán grande es la misericordia
de Dios, nunca dejaríamos de hacer el bien mientras
pudiésemos” 24 .

19. La vida espiritual requiere, desde el comienzo


del itinerario formativo, que los Hermanos tomemos
conciencia de la propia identidad, asumiendo e
integrando los valores del carisma. En su dinámica
cotidiana la espiritualidad incorpora y cultiva “el silencio
de la adoración ante la infinita trascendencia de Dios” 25 .
Un valor fundamental de nuestra vida consagrada es la
intimidad con el Señor. Mediante la oración integramos
la vida interior y la actividad apostólica para vivir el amor
a Dios en sintonía con el servicio a los hermanos 26 .

22
1GL 1
23
Cf. C 2b, 3b
24
1 DS 13
25
VC 38
26
Cf. C 28a

25
3. ITINERARIO DE NUESTRO FUNDADOR

20. La Orden Hospitalaria se inspira en su Fundador,


San Juan de Dios, hombre lleno del Espíritu para ser
presencia curativa y liberadora en su época 27 . Él nos ha
dejado un estilo propio de ser y hacer: su carisma y
espiritualidad.

21. Juan de Dios es un caminante que busca


intensamente la armonía interior y, al encontrarla, su
existencia se convierte en una corriente de vida para
cuantos entraron y entran en contacto con él. Esa fuerza
espiritual es también nuestro patrimonio hoy. En su
proceso de transformación, Juan de Dios está seguro de
que es Dios mismo quien lo llama y lo encamina hacia la
plena realización como persona, como cristiano y como
consagrado.

22. El itinerario que él siguió es el modelo o


paradigma que, Hermanos y formandos, estamos
llamados a recorrer. Destacamos algunos rasgos
sobresalientes:

a. Es un hombre como nosotros, que lucha y se


esfuerza por vivir, que no busca sobresalir, que
tiene cualidades y limitaciones, que experimenta
fracasos, pero no se rinde.
b. Es una persona abierta, con capacidad para el
cambio, con momentos de insatisfacción, pero en
búsqueda de un horizonte distinto para su vida.
c. Acoge y acepta el amor del Padre, que se
derrama en él abundantemente, lo trasforma e
impulsa a entregarse por entero al servicio de los
pobres, enfermos y necesitados.

27
Cf. Lc 4, 18

26
d. Conmovido en la profundidad de su ser por la
misericordia de Dios, comienza un periodo nuevo
como experiencia unificadora de su vida, como
encuentro personal con Cristo y con los
hermanos.
e. La relación directa con los pobres, los enfermos,
los desplazados y abatidos lo fueron preparando
para que, por medio de la acción del Espíritu, a
través de la escucha atenta de la Palabra, la
predicación y acompañamiento de Juan de Ávila,
se sintiera impulsado a dedicar su vida a la
salvación de los demás, urgido por la caridad de
Cristo 28 .
f. Vive una dura e intensa experiencia en el
Hospital Real granadino, compartiendo el dolor,
la marginación y trato inhumano dado a los
enfermos, con quienes se hace solidario. En
aquella circunstancia nace su proyecto de
hospitalidad cuando manifiesta su deseo que es
a la vez una plegaria: “Jesucristo me traiga a
tiempo y me dé gracia para que yo tenga un
hospital, donde pueda recoger a los pobres
desamparados y faltos de juicio, y servirles
como yo deseo” 29 .
g. La situación social, las necesidades de los
pobres y enfermos de Granada, bajo la
inspiración del Espíritu Santo, mueven a Juan de
Dios a prepararse para la misión, y le inducen a
abrir su primer hospital en la calle de Lucena,
que fue ampliando según las necesidades,
trasladándolo después a la cuesta de Gomeles.

28
Cf. 2 Co 5, 14: “La caridad de Cristo nos urge”. PILES, P., La
Fuerza de la Caridad.
29
Cf. CASTRO, F., San Juan de Dios, Primicias Históricas..., cap. IX.

27
h. San Juan de Dios ejerce su hospitalidad en
relación continua con la persona que sufre a la
que intenta insertar en la sociedad.
i. Su dedicación a la misión, como expresión del
carisma recibido, la vive con tal pasión desde la
experiencia profunda del Misterio Pascual de
Cristo, que lo lleva a decir: “Estoy aquí
empeñado y cautivo sólo por Jesucristo” 30 .
j. Su carrera terrena concluye el 8 de marzo de
1550, cuando de rodillas y abrazado al crucifijo
entrega su alma al Creador.
k. De su vida nació la Orden Hospitalaria para
anunciar y hacer presente el Evangelio de la
misericordia en el mundo.

23. El mismo Espíritu que ungió y urgió a Juan de


Dios para la misión sigue ofreciéndonos hoy su acción
carismática, nos consagra en hospitalidad y nos
capacita para anunciar el Evangelio de la misericordia a
los pobres, a los enfermos y necesitados. El mayor
aporte que podemos dar a la sociedad como respuesta
a los signos de los tiempos, es lograr reproducir con
valor la audacia, la creatividad y la santidad de nuestro
Fundador, hoy 31 .

24. A la luz del itinerario de nuestro Fundador, el


proceso formativo debe brindar a los candidatos y
formandos un amplio espacio para interiorizar y
reflexionar el carisma y la espiritualidad de la Orden. Es
un reto para la Orden educar, formar y capacitar a los
Hermanos para testimoniar el Evangelio de la

30
2GL 7
31
Cf. VC 37, 39

28
misericordia en la sociedad actual desde una fidelidad
creativa.

4. CUALIDADES Y ACTITUDES DEL HERMANO


DE SAN JUAN DE DIOS

25. La configuración del Hermano hospitalario,


según el estilo de San Juan de Dios es un acontecer
dinámico, un proceso y un reto que asumimos y vamos
completando y perfeccionando a lo largo de nuestra
vida. Creemos en la permanencia del carisma que el
Espíritu mantiene vivo en sus seguidores, según los
tiempos y lugares donde se encuentra la Orden.

26. Las actitudes, gestos y cualidades que vivió San


Juan de Dios, forman parte de la identidad que estamos
llamados a encarnar. Por eso, como Hermanos de San
Juan de Dios hemos de ser:

a. Personas de fe y oración, siendo signos de la


presencia de Dios en el mundo, reproduciendo la
vida de Jesús que vivió casto, pobre, obediente
y hospitalario.
b. Personas pobres en el espíritu y comprometidas
con la causa de los pobres, siendo profetas de la
caridad y la solidaridad, lenguaje que todos
entienden.
c. Personas fraternas y signo de comunión, que
viven su ser de hermanos como característica
significativa del carisma y espiritualidad 32 .
d. Personas hospitalarias al estilo de Juan de Dios,
para realizar un servicio integral, con gestos de
misericordia, hombres abiertos a la vida,

32
Cf. VC 60

29
defensores del ser humano y de su dignidad en
cualquiera de sus situaciones.
e. Personas en comunión con la Iglesia,
testimoniando nuestra pertenencia viva como
actitud mantenida con fidelidad por San Juan de
Dios 33 . Nuestro amor por la Iglesia de Jesús nos
exige el deber de invitarla, desde nuestro
carisma, a ser auténtica y a manifestar su opción
preferencial por los más pobres, los ignorados y
excluidos 34 .
f. Personas comprometidas con los colaboradores
para realizar unidos la misión como familia
hospitalaria.
g. Personas que integran vida y oración como
expresión de la propia espiritualidad
juandediana.
h. Personas identificadas con la vocación
hospitalaria y animadoras del carisma para
descubrir y vivir lo esencial de la vida
consagrada y ser fecundos en hospitalidad, con
fidelidad creativa 35 .

5. FIDELIDAD CREATIVA
DE NUESTRO CARISMA

27. La fuerza del carisma ha sostenido a los


Hermanos en el ejercicio de la hospitalidad a lo largo de
la historia. La Orden, abierta al Tercer Milenio, mantiene
la fidelidad al carisma apoyando los procesos de
formación, asumidos con esperanza y realizados de
acuerdo a los tiempos actuales, con la certeza de que el

33
Cf. 2DS 25
34
Cf. VC 82
35
Cf. C 23; VC 37

30
futuro está germinando en el presente 36 . Gracias a esa
fidelidad hoy podemos afirmar que “Juan de Dios sigue
vivo” 37 .

28. La fidelidad al carisma, que es al mismo tiempo,


fidelidad a Dios, a la historia y a los destinatarios de
nuestra vocación y misión, nos exige estar abiertos al
futuro y hacer de nuestra vida hospitalaria “una ferviente
espera de Cristo” 38 , yendo al encuentro de los pobres,
enfermos y necesitados como Juan de Dios. La fidelidad
creativa nos exige también, preparar a los Hermanos
para vivir la Hospitalidad y “refundar” la Orden,
respondiendo a las necesidades de la sociedad actual 39 .

29. El futuro de la Orden dependerá, en gran parte,


de nuestra respuesta a los nuevos retos que nos platean
la universalización-globalización, la ecología, la
inculturación y la Nueva Evangelización, encarnada en
la Nueva Hospitalidad. Estamos llamados a ser
animadores de un proyecto de hospitalidad, a
compartirlo con los colaboradores y a transmitirlo a las
nuevas generaciones.

30. La formación debe ayudar a los Hermanos y


formandos, desde la propia cultura donde estamos
insertos, a descubrir los valores auténticamente
evangélicos, haciendo un juicio objetivo de los
antivalores, situándonos ante ellos de manera crítica,
comprometida y profética. Desde dicha inserción e
inculturación en el mundo de la salud y de la
problemática social, procuramos dar respuestas
oportunas y eficaces a los problemas del entorno,

36
Cf. VC 110: “¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa
para recordar y contar, sino una gran historia que construir!”.
37
Orden Hospitalaria, Juan de Dios sigue vivo
38
VC 110
39
Cf. C 103b

31
estando cercanos a los pobres, enfermos y necesitados
que entran en el ámbito de nuestro carisma, para
anunciarles el Evangelio de la misericordia, teniendo en
cuenta la dimensión misionera de nuestra Orden y la
respuesta que estamos llamados a dar en la sociedad y
en la Iglesia 40 .

31. La Orden, al proclamar la primacía de la


evangelización sobre las demás tareas 41 , asume
también el empeño de promover la formación en el
espíritu misionero, a la luz del Decreto Ad gentes, de la
encíclica Redemptoris missio, y de nuestros propios
documentos como son la Dimensión misionera de la
Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y la Carta de
Identidad. El contenido de estos documentos orientan la
manera de encarnar nuestra espiritualidad en el mundo
y en la Iglesia de hoy.

32. Dentro del proceso de formación, el carisma y la


misión han de comunicarse con el lenguaje de la
hospitalidad que todos entienden, con obras, gestos y
actitudes de solidaridad y misericordia, apoyados por la
ciencia y la tecnología.

33. En nuestra vida consagrada y en el ejercicio de


nuestra misión a lo largo de la historia, se han dado
valores fundamentales que garantizan nuestra fidelidad
a Jesucristo, al carisma y al patrimonio espiritual de la
Orden. Entre otros, recordamos los siguientes, que son
parte de nuestra tradición filosófica, cultural y
hospitalaria:

40
Cf. Orden Hospitalaria, Dimensión Misionera de la Orden
Hospitalaria, Cap. VIII; C 48b.
41
Cf. DCGB, III Líneas de acción de la Nueva Hospitalidad.

32
a. El Buen Samaritano, icono de nuestra
hospitalidad 42 .
b. La comunión con la Iglesia.
c. La centralidad de las personas que sufren.
d. La inculturación del carisma.
e. La respuesta a los nuevos tiempos.

42
Cf. Lc 10, 25-37

33
II.

HACIA UN MODELO
DE FORMACIÓN INTEGRAL

1. PARADIGMA FORMATIVO INTEGRAL

34. En el presente Libro de Formación mencionamos


varias veces el concepto de integralidad. El modelo de
formación por el que apostamos se basa en el
paradigma formativo integral 43 que se centra en la

43
La vida consagrada se ha expresado, a lo largo de la
historia, con diversos paradigmas que la hicieron configurarse
con unos determinados perfiles:

a. El paradigma clásico acentuaba la dimensión jerárquica


de la Iglesia y, por tanto, de la vida consagrada, entendida
ésta desde esquemas tradicionales de estilo monacal:
referencia al Dios Absoluto, a la perfección, normatividad
y regularidad de la vida religiosa.

34
experiencia de Dios a través de tres ejes o
“encuentros”, en los que se trata de armonizar:

a. La experiencia de Dios en la propia persona:


experiencia de filiación.
b. La experiencia de Dios en la comunidad:
experiencia de fraternidad.
c. La experiencia de Dios en la misión: experiencia
del Reino.

b. Un segundo paradigma de talante moderno coincide con


la teología desarrollada a partir del Vaticano II, que
subraya la importancia de la persona y el grupo
comunitario como elementos esenciales de la vida
consagrada, con predomino de criterios psicológicos y
culturales, realización personal y comunitaria; se acentúa
la figura de Jesús sobre la de la Iglesia.
c. Al mismo tiempo y de manera simultánea se desarrolla un
tercer modelo o paradigma, que intenta el avance
respecto al anterior, desde donde se quiere resaltar la
importancia de la misión. La vida consagrada es “para la
misión”: entrega a Jesús para la extensión del Reino.
d. Frente a estos tres modelos (“clásico”, “moderno” y
“misionero”) que se han sucedido y, a la vez, coexistido
simultáneamente, en nuestro Proyecto proponemos un
cuarto paradigma, denominado integral. Dicho paradigma
intenta superar los acentos de los anteriores, para integrar
todos los elementos de la vida consagrada a partir de la
experiencia de ser llamados por Dios. Dios es el centro, y
no una dimensión al mismo nivel que las demás: personal,
comunitaria y hospitalaria. Pretende un desarrollo
armónico de todas las facetas de la persona, contando
con su contexto y con su historia.

35
35. Este modelo favorece en todo momento el
desarrollo armónico de todas las facetas de la persona y
la asimilación de los diversos contenidos formativos. Se
caracteriza por ser una formación integrada y en
proceso, personalizada y liberadora, inculturizada y
universal. En torno a este paradigma deben girar
nuestras propuestas formativas, tanto generales como
concretas, en cuanto a criterios, objetivos, medios y
contenidos.

36. Nuestro modelo formativo quiere integrar los


diversos “encuentros”: personal, comunitario y
misionero-hospitalario, que van configurando nuestra
experiencia con Dios, como itinerario en progresiva
asimilación de los sentimientos de Cristo, Buen
Samaritano 44 :

a. La experiencia de Dios en la propia persona:


contemplamos la existencia individual como don
y a la persona misma abierta a la voluntad de
Dios.
b. La experiencia de Dios en comunidad:
contemplamos la comunidad como experiencia
configuradora de vida, y a la persona misma,
sintiéndose convocada como hermano de los
hermanos por la filiación que le ha sido dada.
c. La experiencia de Dios en la misión:
contemplamos la misión como proyecto de Dios
que convoca a los hermanos para llevar a cabo
el desarrollo de su vocación. Esta misión sólo se
entiende, entre nosotros, al lado de los pobres y
enfermos.
37. Dios sale al encuentro desde cualquiera de los
tres ejes: la experiencia de Dios afecta e inunda la

44
Cf. VC 65

36
realidad de la misión, de la comunidad y la intimidad de
la persona.

38. En esta concepción de la vida consagrada, el


núcleo central es la pasión por Dios, es el atractivo de la
persona de Jesucristo y la solidaridad con los pobres 45 ,
desde una vida personal y comunitaria en mutua
interdependencia y en un contexto histórico
determinado, asumiendo y manifestando los
46
sentimientos de Cristo .

39. La formación inicial, desde el Paradigma


formativo integral, se entiende como el proceso en el
que partiendo de la persona en relación con su contexto
y a la luz del Espíritu, el formando se abre a la
experiencia de iniciación compartida con otros
hermanos, para descubrir la propia vocación y el sentido
de la vida consagrada a la que se siente llamado, en
una familia concreta, que es la Orden Hospitalaria, y con
una determinada inspiración carismática que es la de
nuestro Fundador, San Juan de Dios.

40. La perspectiva integral es abierta y flexible,


interdisciplinar e interrelacionada; cuenta con la
dimensión teológica, con las ciencias humanas y con la
cultura; compromete a formadores, formandos y a la
comunidad.

41. Toda la comunidad está llamada a ser


formadora, ya que todos los Hermanos, de diversa
manera, son acompañantes y testigos; su función es
importante ya que constituye una estructura de
socialización en la que el formando aprende la
referencia y la pertenencia a la Orden.

45
Cf. VC 64
46
Cf. Fil 2, 6-11

37
42. El formador, mediante el acompañamiento
personal, entendido como proceso de personalización,
ayuda al formando a discernir la voluntad de Dios en la
propia vida.

43. La actitud del formando, más que una mera


asimilación de contenidos, debe consistir en abrirse a
los otros, a la vida y a Dios, para descubrirse a sí mismo
y dejarse encontrar por el Señor, disponiéndose para
concentrar toda la energía en la construcción del Reino.

44. En síntesis, la formación del Hermano de San


Juan de Dios pretende el desarrollo armónico y
equilibrado de todas las dimensiones de nuestra
vocación específica: la unión con Dios, la centralidad de
Cristo, la apertura al Espíritu, la fraternidad y la acción
apostólica. La armonización de dichas facetas posibilita
la unidad de vida que nos lleva a la madurez personal.
Reconocer con humildad y objetividad los propios límites
y capacidades, nos abre a la complementariedad que
aportan los demás y a la entrega de lo mejor de sí para
construir el Reino juntos.

45. El plan de formación debe priorizar las claves o


características más significativas de nuestro proceso
formativo y pedagógico contempladas en este itinerario.
Tales claves esenciales han de ser adaptadas en las
sucesivas etapas, adecuándose al ritmo de cada
persona. En el apartado siguiente enumeramos y
desarrollamos las principales características del proceso
formativo que pretendemos seguir.

38
2. CARACTERÍSTICAS DE NUESTRO MODELO
FORMATIVO

46. Los responsables de la formación, a partir de


unas bases antropológicas y cristológicas, vamos
integrando el ideal del Evangelio, tal como lo vivió San
Juan de Dios y lo enseñó a los primeros Hermanos y a
cada unos de sus seguidores. Para llevar a cabo este
proceso de interiorización debemos tener en cuenta una
serie de características que tratamos de encarnar y
transmitir, las cuales forman parte del modelo formativo
que proponemos. Apoyados en nuestras Constituciones,
señalamos las que creemos más relevantes 47 .

a. Integral

47. Un estilo de formación desde el paradigma


integral, supone asumir los presupuestos de la
antropología y de los elementos esenciales de la vida
consagrada. Toda persona logra vivir su vocación con
armonía y equilibrio en la medida en que es capaz de
descubrirse habitado y amado por Dios. A nivel
vocacional descubrimos la fuerza de la llamada de tal
manera que podemos llegar a constatar que es cierta la
expresión, “soy llamado, luego existo”. Todas las
dimensiones de la personalidad (corporalidad,
afectividad-sexualidad, sociabilidad, psicología,
espiritualidad, mundanidad...) son integradas,
desarrolladas y analizadas a la luz de la llamada de Dios
y desde la propia plenitud a la que aspiramos como
personas en proceso formativo.

47
Cf. C 55 y 56

39
b. En proceso

48. Nosotros, a lo largo de la vida y de forma


progresiva, desarrollamos nuestra vocación a partir de la
integración de todas las experiencias y dimensiones que
posibilitan la maduración y el crecimiento personal.

49. Nuestro modelo formativo se basa en el modelo


de la persona de Cristo, el “hombre libre” , que a lo
largo de toda su vida en la tierra, se siente enviado,
desea hacer la voluntad del Padre y se entrega a la
realización del plan de salvación de la humanidad.
Como Buen Samaritano “pasó haciendo el bien y
curando a los oprimidos por el mal” 48 . Cristo, como
hombre, experimenta en su vida todo un proceso de
crecimiento desde su encarnación hasta su glorificación.

c. Experiencial

50. En el proceso formativo se suscitan experiencias


y vivencias que deben iluminarse desde una visión
cristiana para poder responder a la llamada de Dios,
libre y responsablemente. La formación en la Orden
tiene como ejemplar la pedagogía que Dios Padre
desarrolla en la vida e historia de su pueblo, en el
itinerario que Jesús recorre con sus discípulos y en la
acción del Espíritu en la Iglesia y en el mundo. Cada
Hermano y cada formando han de saber integrar y vivir
todos los acontecimientos, positivos o negativos, como
parte de la propia historia de salvación a partir de la cual
Dios nos habla y conduce.

48
Hch 10, 38

40
d. Personalizada

51. El proceso de formación personalizado presta


atención a cada persona en su singularidad, la valora en
todo lo que ella es y respeta y estimula su ritmo de
crecimiento.

52. Los formandos deben tomar conciencia de su


propia realidad y del don recibido de Dios, para
desarrollar todas sus potencialidades humanas y
espirituales. Igualmente, han de ser capaces de asumir
con responsabilidad, dinamismo y creatividad su
proceso formativo e interiorizar los valores y la cultura
de la Orden 49 .

e. Gradual y diferenciada

53. Nuestra formación, conservando su carácter


unitario básico, se adapta a las diferencias de las
personas: edad, cultura, misión, roles, comunidades,
Provincias y a las distintas realidades de la Orden. Tiene
en cuenta, además, los rasgos individuales y el contexto
sociocultural de procedencia y sabe distinguir lo esencial
de lo accidental, lo estable de lo cambiante. Asimismo,
requiere una continua evaluación, autocrítica y relectura
de la propia vida en contraste con la realidad y con las
otras personas con las que nos relacionamos.

f. Liberadora y profética

54. La formación capacita para hacer opciones libres


desde motivaciones auténticas con el fin de asumir
progresivamente los sentimientos de Cristo, como signo

49
Cf. VC 65

41
de la libertad del hombre nuevo, superando miedos y
condicionantes que impidan vivir en libertad.

55. Formar en y para la libertad es preparar a los


candidatos y Hermanos a ser sensibles ante los signos
actuales, a denunciar las situaciones y realidades de
injusticia, pobreza y marginación que afectan
negativamente la salud y la vida. Esta formación en la
libertad nos capacita para anunciar la Buena Noticia y
ser presencia profética, viviendo al estilo de Juan de
Dios, en los diversos tiempos y lugares, con el coraje,
fidelidad y confianza de los Hermanos santos y mártires
que nos han precedido.

g. Universal

56. Formar con visión de universalidad y de


ecumenismo es ser capaces de mirar más allá de las
propias fronteras, ampliar el horizonte geográfico,
conceptual, estructural, dinámico y espiritual que tiene la
Orden, para actuar con gestos y actitudes universales,
dentro de una concepción de globalidad.

57. La Orden está presente en muchas partes del


mundo, como testimonio de la universalidad del carisma.
Esta realidad nos estimula a respetar los valores que
tienen las diversas razas, culturas, grupos humanos
concretos, religiones y lenguas, para que tratemos de
encarnar el carisma y el espíritu de Juan de Dios.

42
Capítulo segundo

OBJETIVOS, CRITERIOS,
MEDIOS Y CONTENIDOS
DE FORMACIÓN

43
III.
OBJETIVOS DE LA FORMACIÓN

58. Nuestra identificación y sentido de pertenencia a


la Familia Hospitalaria, lo mismo que la fidelidad al
carisma de la Orden, nos invitan a asumir y promover
los siguientes objetivos:

1. OBJETIVO GENERAL

Acompañar a los Hermanos y a los formandos en su


crecimiento humano, cristiano, vocacional y hospitalario,
capacitándolos para la consagración de su vida a Dios,
en el seguimiento de Cristo y en la vivencia del carisma
de la Orden, al estilo de San Juan de Dios.

2. OBJETIVOS POR ETAPAS

a. Pastoral Vocacional

Dar a conocer nuestro carisma en la Iglesia y


acompañar a las personas que se sientan llamadas a
seguir a Jesús, al estilo de San Juan de Dios.

b. Prepostulantado

Ayudar a los candidatos a clarificar y discernir su


vocación en la Iglesia, ofreciéndoles una formación

44
humana y cristiana adecuada, en contacto con la misión
de la Orden Hospitalaria.

c. Postulantado

Favorecer el crecimiento del postulante en su madurez


personal y vida de fe, y acompañar el discernimiento de
su vocación como Hermano de San Juan de Dios.

d. Noviciado

Vivir la experiencia profunda del encuentro personal con


Dios, con la comunidad y con el hombre que sufre,
crecer en el conocimiento de sí mismo y discernir la
propia vocación, para poder asumir con libertad y
responsabilidad la llamada al seguimiento de Cristo.

e. Escolasticado

Profundizar, como Hermano de San Juan de Dios, la


experiencia de la vida consagrada en el seguimiento de
Cristo, desde un proceso de integración personal, que lo
capacite para la consagración definitiva a Dios en la
Orden al servicio de la misión.

f. Formación Permanente

Actualizarnos en todas las dimensiones de nuestra vida,


para lograr dar una respuesta adecuada a la misión
especifica que la Iglesia nos ha confiado.

g. Formación de Formadores

Prepararse y actualizarse en los temas específicos de


formación para poder asumir y realizar, de manera
adecuada, la responsabilidad encomendada por la
Orden.

45
IV.
CRITERIOS GENERALES
DE FORMACIÓN

59. Los criterios que proponemos para orientar


nuestro proceso de formación, vienen determinados por
las características del modelo formativo integral que se
describe en el capítulo segundo. Como consecuencia y
en correlación con la manera de entender el itinerario
vocacional, señalamos la importancia de contemplar y
trabajar en la formación a partir de la experiencia de
“encuentro”.

60. Esta experiencia, como realidad existencial, nos


permite poder formar desde el encuentro consigo
mismo, con la comunidad y con la persona enferma y
necesitada. De dichas experiencias surgen los criterios
formativos que presentamos, como marco de referencia
y orientación general para la reflexión y el
discernimiento.

61. La experiencia de Dios, centro y razón última del


proceso formativo, se realiza en cada uno de los tres
encuentros de la persona. Este encuentro con Dios es el
núcleo central de la consagración que se realiza y vive

46
en lo íntimo de la persona, en la comunidad y en la
misión.

1. FORMAR DESDE EL ENCUENTRO


CONSIGO MISMO

62. San Juan de Dios, desde la experiencia de sus


propios valores y limitaciones, se encuentra consigo
mismo y con el Dios que lo habita y se siente llamado a
ejercer la misericordia con los últimos de la sociedad, a
quienes ve como personas queridas de Dios.

63. En fidelidad al proceso que vivió nuestro


Fundador, deseamos que nuestra formación ayude a
descubrir y vivenciar en lo íntimo de nuestro ser, la
experiencia de Dios y a tomar conciencia de nuestra
dignidad de hijos en Cristo. Se trata, pues, de ayudar a
los formandos a buscar la verdad, a vivir con libertad y a
actuar con responsabilidad y autonomía.

64. Esto conlleva que:

a. Cada formando y cada Hermano asumamos el


protagonismo de la formación y nos
responsabilicemos de nuestra respuesta
vocacional.
b. Trabajemos continuamente en el conocimiento y
aceptación de nosotros mismos y avancemos en
el proceso de reconciliación con la historia
personal: valores, heridas, “luces y sombras”.
Esta exigencia se extiende a lo largo de toda la
vida y se adapta a los ritmos y características de
cada persona.

47
c. Consideremos la formación como un itinerario
dinámico, flexible, en proceso y completo a nivel
humano, cultural, espiritual y pastoral.
d. Clarifiquemos y purifiquemos las imágenes
distorsionadas de Dios, con el fin de
encontrarnos con el Dios revelado por
Jesucristo.
e. Adaptemos los objetivos y medios a la realidad
de cada persona teniendo en cuenta la
continuidad y complementariedad entre las
diferentes etapas formativas.
f. Despertemos y estimulemos en el formando su
conciencia evangélica y crítica, respecto a los
valores y antivalores de la cultura y frente a su
propia realidad personal 50 .
g. Valoremos el acompañamiento, tanto desde el
formador como desde la comunidad formativa,
especialmente en la formación inicial, para
conseguir la identidad y pertenencia a la Orden
Hospitalaria.
h. Potenciemos y favorezcamos un clima de
confianza mutua entre formandos y formadores
para facilitar el discernimiento vocacional, no
sólo durante la formación inicial, sino también en
los momentos importantes a lo largo de la vida.

2. FORMAR DESDE EL ENCUENTRO


CON LA COMUNIDAD

65. San Juan de Dios descubre a Dios en cada una


de las personas con las que se encuentra: pobres,
enfermos y necesitados. Acoge a la Iglesia de su tiempo

50
Cf. VC 67

48
con la que establece vínculos de profunda comunión. A
su lado crece un “grupo de seguidores”, herederos de su
espíritu y carisma, a quienes podemos considerar los
co-fundadores de la Orden.

66. En el proceso de formación trabajamos para que


la comunidad sea el lugar privilegiado que propicia el
encuentro y la experiencia de Dios y estimula a
comunicarla a los demás 51 .

67. Debemos descubrir un nuevo sentido de


comunidad que supere su identificación como una
realidad física. Nuestras comunidades han de estar
comprometidas con la realización de la misión y abiertas
a acoger a quienes desean vivir la experiencia de la
comunidad cristiana. Nuestras fronteras comunitarias
han de ser abiertas y acogedoras, especialmente con
quienes compartimos la misión, ya que cada comunidad
es el lugar teológico, “espacio humano habitado por la
Trinidad” 52 , y ámbito para la comunión fraterna de
quienes se han reunido en el nombre del Señor 53 .

68. Desde la dimensión comunitaria de nuestra vida,


los Hermanos estamos invitados a:

a. Cultivar la vida fraterna en comunidad con un


sentido amplio y abierto.
b. Ser, en nuestras comunidades, escuelas de
formación, particularmente para las nuevas
vocaciones, donde se vivan la fraternidad, la
alegría y la amistad, el estilo de vida como
consagrados y valores de la Orden.

51
Cf. C 27a
52
VC 41
53
Cf. C 26

49
c. Educar y formar para mantener una actitud de
apertura que favorezca la amistad, el diálogo, la
fraternidad y la solidaridad, como elementos que
refuerzan la convivencia en comunidad.
d. Ser conscientes de nuestra pertenencia al
Pueblo de Dios, asumiendo las consecuencias y
compromisos derivados de la opción por la
Iglesia de comunión y participación.
e. Sentirse en profunda comunión con la Orden
compartiendo sus gozos, sufrimientos y
esperanzas.
f. Compartir el carisma y misión de San Juan de
Dios con los colaboradores.

3. FORMAR DESDE EL ENCUENTRO


CON LA MISIÓN HOSPITALARIA

69. San Juan de Dios se encuentra con los


enfermos y necesitados, con quienes comparte su vida.
En ellos ve al Dios que sufre, les ayuda a recuperar su
dignidad y los acoge como hermanos.

70. Esta forma de encontrarse con las personas


necesitadas es una invitación a cada uno de los
Hermanos y formandos para que:

a. Nos hagamos solidarios con el mundo de los


pobres, enfermos y necesitados 54 , cuya realidad
nos interpela y urge, partiendo del proceso
formativo.

54
Cf. C 40

50
b. Nos insertemos en las diversas culturas de los
países en que vivimos.
c. Estemos abiertos a los signos de los tiempos y a
las necesidades de las personas de la sociedad
actual, haciendo una lectura evangélica, en clave
hospitalaria y de liberación, de las realidades de
pobreza y enfermedad.
d. Apostemos por la humanización, que centra su
actuación en las personas atendidas y en la
promoción y defensa de la vida, de los derechos
y deberes del hombre y de la mujer.
e. Nos comprometamos con la evangelización de
todas las personas que, a través de la
Hospitalidad, entran en contacto con nosotros, y
nos dejemos evangelizar por ellas, convencidos
realmente de que “los pobres nos evangelizan”.

51
V.
MEDIOS FUNDAMENTALES
DE FORMACIÓN

71. La Orden propone una serie de medios para


hacer dinámico el proceso de la formación, de acuerdo
con los valores que queremos transmitir. Dichos medios
se han de utilizar teniendo en cuenta las situaciones de
las personas y de los ambientes donde se realizan las
distintas etapas que vive el formando, con el fin de
conseguir progresivamente los objetivos propuestos en
el itinerario de su desarrollo vocacional.

1. LA PALABRA DE DIOS

72. La Orden nos brinda la oportunidad de leer,


estudiar y reflexionar la Palabra desde el carisma, es
decir, en clave de liberación y salvación, tal como la
entendió y encarnó San Juan de Dios. La Palabra de
Dios, meditada y vivida, es el alimento diario de cada
Hermano, desde que comienza su proceso de
formación, pues ella es el tesoro de la Revelación
confiado a la Iglesia 55 , que requiere, además de
comprenderla, hacerla presente y activa en la vida de
cada día.
55
Cf. DV 25-26; VC 94.

52
2. LA IGLESIA

73. Nuestra vocación tiene sentido dentro de la


Iglesia. Somos parte de su riqueza carismática y
evangelizadora, compartiendo la fe y la misión. A lo
largo de toda la formación vamos descubriendo y
profundizando el misterio de la Iglesia como
Sacramento de Salvación, Pueblo de Dios, Iglesia-
Comunión. Nuestro amor a la Iglesia refleja la
actitud de San Juan de Dios, que siempre estuvo
dispuesto a “aceptar y creer todo lo que tiene y cree
la Santa Madre Iglesia” 56 .

3. LA LITURGIA Y LOS SACRAMENTOS

74. Las celebraciones litúrgicas y los sacramentos


son parte esencial y fuente de riqueza inagotable de la
vida consagrada. Los superiores y formadores deben
ayudar a los Hermanos a vivirlos, especialmente a los
que se encuentran en los periodos de formación,
evitando los formalismos, la rutina y el mero
cumplimiento.

75. La oración litúrgica de la Iglesia y los


Sacramentos se han de vivir y celebrar en nuestros
centros y comunidades en clave de sanación y
liberación. Para descubrir y asimilar toda su riqueza
teológica, espiritual y pastoral es necesario promover su
estudio y participación activa 57 .

56
2DS 25.
57
Cf. SC 14

53
4. FIGURAS SIGNIFICATIVAS PARA LA ORDEN

76. La Virgen María es para nosotros, seguidores de


Jesús, modelo de consagración y estímulo en todas las
etapas y edades de la vida 58 . Ella es una figura
significativa en la vida de San Juan de Dios y en la
historia de la Orden. Por eso ha sido proclamado
solemnemente el Patrocinio de María, como signo de
filial veneración y gratitud 59 . Su presencia maternal nos
acerca a Jesús y nos ayuda a descubrir los sentimientos
de filiación, fraternidad y comunión con el que sufre.

77. San Juan de Dios y demás Santos y Beatos de


la Orden, constituyen para todos los Hermanos
verdaderos ejemplos inspiradores que nos estimulan al
seguimiento de Cristo. Ellos y muchos otros Hermanos
han recorrido la senda de la Hospitalidad dando
dinamismo al carisma de la Misericordia.

5. LA ORACIÓN

78. La oración es encuentro de amistad con Dios, un


espacio de intimidad con “El que sabemos nos ama” 60 ;
es fuente de crecimiento personal, comunitario y
apostólico, que nos ayuda a integrar la vida en todas
sus dimensiones y a descubrir la presencia de Dios en
las personas y en la misión específica. Nuestra oración
como hospitalarios se alimenta de la vida y nos conduce
a la Vida 61 .

58
Cf. VC 28; PI 20; C 25.
59
El Capítulo General de 1736 declara la fiesta del Patrocinio de la
Virgen María sobre la Orden Hospitalaria.
60
Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida, c 8,5
61
Cf. C 27-35: “Comunidad de fe y de oración”.

54
6. CONSTITUCIONES

79. Las Constituciones son la referencia inmediata


de nuestro proceso formativo y la síntesis pedagógica
de nuestro carisma. Dada su importancia, en el itinerario
formativo debe ofrecerse una metodología sencilla y
práctica para su estudio, asimilación y vivencia. Al
estudiar y orar con las Constituciones vamos
descubriendo la esencia del carisma, de la espiritualidad
y de la misión apostólica de la Orden.

80. Nuestras Constituciones nos ayudan a:

a. Descubrir los valores y la riqueza del Evangelio


para vivirlos como consagrados en hospitalidad.
b. Renovar la espiritualidad y la fidelidad al
carisma clarificando, en los Hermanos y
formandos, los criterios que ayudan a encarnarlo,
al estilo de San Juan de Dios.
c. Profundizar, desde su meditación y reflexión, en
nuestra conformación con Cristo, Buen
Samaritano.

7. LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS

81. Son la expresión del seguimiento de Cristo, fin


principal de la vida consagrada en la Iglesia, y signo
profético para la comunidad cristiana y para el mundo 62 .
Los Hermanos de San Juan de Dios estamos llamados
a vivir nuestra vida consagrada en clave de hospitalidad.
Cada uno de los consejos evangélicos son una
expresión de nuestra entrega como personas libres,

62
Cf. VC 15.

55
pobres y castas, al servicio de la humanidad doliente y
del Reino, como lo vivió San Juan de Dios 63 .

8. LA COMUNIDAD

82. Nuestra comunidad religiosa es un lugar


privilegiado de la fraternidad y experiencia de Dios,
donde se vive la dimensión social, la riqueza del carisma
y la Tradición de la Orden 64 . Dentro de esta
perspectiva, la comunidad comprende la Orden, la
Provincia y la Comunidad local, con apertura a todas las
personas que se relacionan con nosotros.

83. La comunidad, como lugar de fraternidad, de


oración y de corresponsabilidad en la misión, favorece el
proceso formativo y es escuela para las nuevas
vocaciones. Por tanto, la formación es una
responsabilidad de todas las comunidades 65 .

84. La Comunidad formativa ha recibido


expresamente la tarea de educar a través de su fuerza
moral y espiritual, de su testimonio de fraternidad y
hospitalidad. Su finalidad es ayudar a:

a. crecer en la vida de fraternidad y trabajo


apostólico.
b. estimular el sentido de identidad y pertenencia a
la Orden.
c. crear y fomentar vínculos interpersonales y
relaciones de amistad.
d. trabajar para lograr madurar afectivamente.

63
Cf. C 8a; VC 20-21.
64
Cf. C 27a.
65
Cf. VC 67.

56
e. crecer en responsabilidad mediante el servicio
personal.
f. acompañar a los formandos a través del diálogo
personal y comunitario del discernimiento.
g. acompañar la experiencia de oración y vida
espiritual de los candidatos y Hermanos.
h. potenciar las aptitudes y las capacidades
personales favoreciendo la creatividad y la
unidad en la diversidad.

9. FORMADORES

85. Los Hermanos Formadores participan en la


acción del Padre que, mediante el Espíritu, infunde en el
corazón de los formandos los sentimientos de Cristo 66 .
Ellos son agentes cualificados en el proceso de
formación y están llamados y capacitados para
acompañar a los formandos ayudándoles a descubrir el
valor del carisma de San Juan de Dios. Es una
responsabilidad importante de los Superiores Mayores la
selección y preparación de los formadores, ya que
tienen directamente la misión del acompañamiento
vocacional de las personas y la transmisión del carisma.

10. ESTUDIO Y FORMACIÓN

86. La exigencia de formarnos abarca toda la vida y,


por eso, cada Hermano es responsable de obtener
progresivamente una formación integral: humana,
cultural, espiritual, profesional, teológica y pastoral 67 .

66
Cf. VC 66
67
Cf. VC 65

57
87. Gracias al estudio y a una formación adecuada a
los signos de los tiempos, contribuimos al desarrollo de
nuestra vocación y respondemos mejor a las exigencias
de nuestra misión hospitalaria y eclesial. Estudio y
formación se interrelacionan y son dinamismos que
debemos cultivar con esmero, abriendo el corazón y la
inteligencia al Espíritu. Es un deber adquirir el hábito del
estudio y autorresponsabilizarnos de la propia
formación.

11. TRABAJO COMO MISIÓN

88. Nuestro trabajo en favor de los necesitados se


convierte en Misión por el testimonio y el anuncio de la
Buena Noticia a los enfermos y al mundo de la salud 68 .
Nos hacemos cercanos a las personas enfermas,
pobres y necesitadas, quienes nos demandan y
reclaman desde su vida, la defensa de sus derechos
interpelando nuestra dedicación y estilo de vida.

89. La razón de ser de la comunidad en la obra


apostólica, es la misión, como nos enseña San Juan de
Dios: “Mas si aquí venís, tendréis que obedecer mucho y
trabajar mucho más de lo que hasta aquí habéis
trabajado, y todo en cosas de Dios, desvelándoos por el
cuidado de los pobres” 69 .

12. ASCESIS

90. La ascesis en la vida espiritual no es un fin en sí


mismo, pero sí constituye un medio válido que nos
ayuda a seguir a Jesús que nos invita a tomar su cruz y

68
Cf. C 12c; 47, 103b
69
LB 11

58
estar disponibles para el servicio 70 . La entendemos
como una conversión constante al Evangelio y como
una llamada a ser más libres en el seguimiento de
Jesucristo, viviendo de manera transparente y
testimonial las exigencias del Reino.

91. A lo largo de nuestro itinerario formativo, los


Hermanos necesitamos sabiduría para captar las
llamadas y exigencias de la ascesis, y coraje para
asumir las rupturas y renuncias que nos exigen nuestra
vocación, carisma y misión.

13. ACOMPAÑAMIENTO

92. La vocación necesita ser acompañada y


discernida durante toda la vida y, especialmente, a lo
largo del proceso de formación inicial. Dejarse
acompañar implica una actitud incondicional de
obediencia al proyecto de Dios y de búsqueda de su
voluntad. Un instrumento importante dentro del proceso
de acompañamiento es el diálogo personal 71 . Los
Hermanos formadores, a través del ministerio del
acompañamiento educan, forman y refuerzan el
discernimiento, como metodología en la relación de
ayuda a los candidatos y jóvenes religiosos.

14. EVALUACIÓN

93. La evaluación nos permite contrastar si


poseemos las capacidades y cualidades propias de la
etapa en que nos encontramos, viendo si hemos logrado
los objetivos y si han sido apropiados los medios
propuestos. En los períodos iniciales nos permite

70
Cf. PI 36, 37, 38; VC 38
71
Cf. VC 66

59
también, comprobar si los formandos están preparados
para pasar a la etapa siguiente. En los programas de
formación y en los proyectos personales y comunitarios
es importante señalar los criterios y tiempos de
evaluación. Buena parte de la actividad evaluativa está
dentro de la dinámica del acompañamiento-
discernimiento y la revisión de vida.

60
Capítulo tercero

FORMACIÓN INICIAL

_____________________________________________

61
ETAPAS FORMATIVAS

94. En el presente capítulo se proponen las líneas


pedagógicas de crecimiento y desarrollo de la vocación
en las etapas de formación inicial. Teniendo en cuenta
lo expresado anteriormente respecto al modelo de
formación adoptado, en cada una de las etapas se
desarrollan el objetivo general, naturaleza y objetivos
específicos, así como los medios, contenidos y
criterios 72 .

95. Las etapas, que de manera orgánica y


progresiva hacen operativo y eficaz el proceso formativo
en nuestra Orden, son:

a. Prenoviciado
 Pastoral vocacional
 Postulantado
b. Noviciado
c. Escolasticado
d. Formación continuada o permanente
e. Formación de formadores

72
Los contenidos que aparecen en cada una de las etapas de
formación tienen una finalidad orientativa, ya que en cada
país y centro de formación se tendrá que hacer la
adaptación curricular correspondiente, según sus
posibilidades y planes de estudios.

62
VI.

PRENOVICIADO
“«¿Qué buscáis?»…
“Maestro… ¿dónde vives?”...
«Venid y lo veréis».”
Fueron, pues, vieron dónde vivía
y se quedaron con Él aquel día” (Jn 1, 39)

96. El Prenoviciado comprende dos momentos


importantes en el proceso de discernimiento y formación
de las nuevas vocaciones: la Pastoral Vocacional y el
Postulantado.

97. Teniendo en cuenta algunas realidades, el


derecho propio de la Orden permite a las Provincias,
que lo consideren necesario, poder tener el
Prepostulantado. Esta es una etapa de formación y de
discernimiento vocacional anterior al Postulantado, sin
límite de tiempo y organizado de acuerdo a las
circunstancias de los respectivos lugares y países 73 .

73
Cf. C. 66a y EEGG 58b y 60. Basados en el Derecho propio de la
Orden sobre el Prepostulantado, proponemos lo siguiente:

1. NATURALEZA: Hay Provincias que tienen centros de


orientación vocacional. La Orden prevé la posibilidad del
Prepostulantado como parte del proceso formativo.
2. OBJETIVO: Ayudar a los candidatos a clarificar y discernir su
vocación en la Iglesia, ofreciéndoles una formación humana y
cristiana adecuada, en contacto con la misión de la Orden
Hospitalaria.
3. MEDIOS:

63
PASTORAL VOCACIONAL

“Pedid al dueño de la mies


que mande obreros a su mies”
(Mt 9, 38)

1. NATURALEZA

98. Se trata de una etapa de iniciación,


caracterizada por el mutuo conocimiento, entre el
candidato y la Orden. Lo que gratuitamente hemos
recibido y vivimos como un auténtico don, lo damos a
conocer y ofrecemos, para que puedan acogerlo
quienes sientan la llamada a este peculiar estilo de
seguir a Jesucristo como Hermanos de San Juan de
Dios. Nadie puede optar ni llegar a desear aquello que
le es desconocido. Transmitir nuestro carisma forma
parte de nuestra misión 74 . Dentro de la pastoral
vocacional distinguimos dos ámbitos de actuación:

a. Dar a conocer la vida consagrada y,


concretamente, nuestra Orden Hospitalaria de
San Juan de Dios.
b. Ofrecer acompañamiento vocacional a quienes
manifiestan interés y sensibilidad por la Orden
con ánimo de consagrarse en ella.

a. Disponer de centros y personas dedicadas a su formación


que les ofrezcan el discernimiento de su vocación.
b. Acompañar a los candidatos, ofreciéndoles la posibilidad de
seguir viviendo en su ambiente familiar o en otros lugares
apropiados con la ayuda de la Orden.
c. Crear grupos de apoyo cristiano en sus lugares de origen y
procurar la integración de los mismos, antes de la admisión
al Postulantado.
d. Posibilitar el conocimiento de la Orden y el contacto con
nuestra misión y las personas que sufren.
74
Cf. C 53

64
99. Cada uno de estos ámbitos de actuación de la
Pastoral Vocacional se circunscribe a los grupos de
jóvenes y adultos en los que es posible hacer presente
nuestro carisma. Parte de la pastoral vocacional se
inserta de lleno en una pastoral juvenil más amplia.

2. OBJETIVO GENERAL

100. Dar a conocer nuestro carisma en la Iglesia y


acompañar a las personas que se sientan llamadas a
seguir a Jesús, al estilo de San Juan de Dios.

3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

101. La Pastoral Vocacional tiene fundamentalmente


dos objetivos específicos:

a. Presentar con lenguaje inteligible los valores,


actitudes y estilo de vida que conlleva nuestra
opción vocacional de Hermanos de San Juan de
Dios.
b. Realizar un primer discernimiento vocacional,
tanto por parte de la Orden como del candidato,
a partir del mutuo conocimiento, y analizar
conjuntamente las motivaciones vocacionales,
detectando las expectativas y disponibilidad
hacia la opción.

4. MEDIOS PARA DAR A CONOCER


EL CARISMA DE LA ORDEN

102. Los Hermanos responsables de la pastoral


vocacional realizan y/o promueven, entre otras, las
siguientes acciones o tareas:

65
a. Ayudar a los jóvenes a conocer y comprender
nuestra misión y estilo de vida: “sembrar” la
semilla de la Hospitalidad.
b. Motivar la presencia de los Hermanos en
distintos ámbitos juveniles y eclesiales.
c. Participar en grupos de pastoral vocacional
intercongregacional.
d. Difundir nuestra misión hospitalaria, a través de
los medios apropiados en cada lugar.
e. Implicar a cada comunidad y cada Hermano en
la pastoral, como mediación que somos para
otras vocaciones.
f. Propiciar una acogida fraterna y de hospitalidad
a las personas, sean éstas vocacionables o no.
g. Disponer de un plan provincial específico
relacionado con la pastoral vocacional
parroquial, diocesana y/o intercongregacional.
h. Crear y animar grupos o movimientos de
espiritualidad hospitalaria y de pastoral de la
salud en las parroquias.

5. MEDIOS PARA EL ACOMPAÑAMIENTO


VOCACIONAL

103. Algunos medios apropiados para el


acompañamiento vocacional en los primeros momentos
del discernimiento, pueden ser los siguientes:

66
a. Aplicar los criterios pedagógicos de la vocación:
Sembrar, acompañar, educar, formar y
discernir 75 .
b. Servirse de los recursos religiosos y
profesionales, aconsejables y requeridos por la
Iglesia y la Orden.
c. Facilitar experiencias en alguna de nuestras
comunidades, con el fin de que puedan vivir de
cerca nuestro estilo de vida.
d. Ofrecer un acompañamiento personalizado con
el Hermano o la persona responsable de la
pastoral vocacional 76 .
e. Orar personal y comunitariamente al Señor por
las vocaciones 77 .

6. CRITERIOS DE ADMISIÓN
AL POSTULANTADO

104. Al final de la etapa de Pastoral Vocacional y


antes de iniciar el itinerario formativo del Postulantado,
es conveniente que el formador tenga suficiente
conocimiento de la familia y del entorno sociocultural
del candidato. Se requiere, además, que el formando:

a. Haya captado que la vocación es un don que ha


recibido cuyo origen está en Dios y que deberá
desarrollarlo a lo largo de toda su vida.
b. Sea consciente que se trata de una opción que
engloba a la persona en todas sus dimensiones

75
Cf. Ivt 32.
76
Cf. VC 64.
77
Cf. C 53d; VC 64.

67
y que sólo es posible llevarla a cabo con la
ayuda de Dios y de la Iglesia, a través de la
Orden.
c. Esté dispuesto y abierto a la formación y a
conseguir la preparación intelectual que se
requiere en la Orden, con el fin de poder vivir
con responsabilidad su propia vocación y asumir
las exigencias de los tiempos actuales.
d. Tenga un conocimiento adecuado de lo que
exige la opción por la vida consagrada y cómo
se desarrolla en nuestra Orden.
e. Capte el sentido del servicio a los enfermos y
necesitados, como la forma en la que
concretamos nuestra vocación y misión, al estilo
de San Juan de Dios.
f. Posea la capacidad de reconciliarse con su
historia personal y el entorno familiar y social.
g. Manifieste las condiciones psíquicas
intelectuales, morales y espirituales, y el nivel de
estudios suficientes para poder emprender el
itinerario formativo. Esto supone valorar en el
candidato la madurez, salud, afectividad,
autonomía, aceptación de sí y de los demás;
aptitudes para la vida comunitaria, experiencia
de fe, capacidad orante y sensibilidad por el
carisma 78 .

78
Cf. C 58

68
POSTULANTADO

“Jesús les dijo: “venid conmigo, ...”.


Al instante, dejaron las redes y lo siguieron”.
(Mc 1, 17-18)

1. NATURALEZA

105. Es la etapa previa al Noviciado orientada a


continuar el discernimiento e iniciar el proceso de
formación propiamente dicho.

106. El tiempo estimado depende de cada persona,


aunque el derecho propio establece el mínimo y el
máximo de duración 79 . La forma de llevarla a cabo
estará en función de la realidad de los candidatos así
como de las posibilidades y organización de cada
Provincia religiosa.
107. En este período se trata de iniciar con el
candidato un proceso de formación integral y personal
que le permita:
a. Seguir clarificando y discerniendo sus
motivaciones vocacionales.
b. Iniciar una experiencia prolongada de lo que
supone la consagración religiosa en cuanto a
vida de oración, vida de comunidad y misión
apostólica.
c. Crecer en la experiencia de Dios desde su ser
llamado a la hospitalidad.
d. Ser acompañado por una comunidad y un
responsable que le ayude a descubrir, analizar y
proyectar su opción de vida.
79
Cf. C 66b; EEGG 61

69
e. Asumir el criterio de que “nadie puede ser
admitido sin una adecuada preparación” 80 y que
es preciso un suficiente nivel de madurez,
humana, afectiva y espiritual 81 para entrar en el
Noviciado. Se cuidará especialmente de que
esta madurez se adquiera y/o se acreciente en
el Postulantado.

2. OBJETIVO GENERAL

108. Favorecer el crecimiento del postulante en su


madurez personal y vida de fe, y acompañar el
discernimiento de su vocación como Hermano de San
Juan de Dios.

3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

109. Los objetivos específicos del Postulantado son:

3.1. Encuentro consigo mismo:


Avanzar en el autoconocimiento para posibilitar una
mayor clarificación de las motivaciones vocacionales,
descubriendo sus posibilidades y limitaciones.

3.2. Encuentro con la comunidad:


Iniciar la experiencia de vida comunitaria como lugar
vital de referencia, viviendo con apertura y compartiendo
con los demás su nueva realidad.

80
Cf. CDC 597, 2
81
Cf. RC 4 c, e

70
3.3. Encuentro con la misión:
Participar progresivamente en el servicio, propio de la
misión de San Juan de Dios, como respuesta a la
exigencia de fe que conlleva la opción vocacional.

3.4. Encuentro con Dios:


Avanzar en la experiencia de Dios a partir de lo que vive
para afianzarse en su opción como Hermano de San
Juan de Dios.

4. MEDIOS

110. A partir de un planteamiento de formación


integral los medios son aplicables a las distintas
dimensiones de la persona. Pueden ser diversos,
dependiendo de cómo se estructure esta etapa en cada
lugar concreto. Para lograr los objetivos del
Postulantado proponemos los siguientes:

a. Tener una experiencia, durante un tiempo


suficientemente largo, de contacto y
conocimiento de nuestra vida cotidiana.
b. Escribir la propia autobiografía para ayudarse en
la relectura de su vida.
c. Realizar un estudio y orientación psicológica
para facilitar el acompañamiento 82 .
d. Llevar a cabo un acompañamiento sistemático,
cultivando cada una de las dimensiones de la
persona.

82
Cf. RC 11.III; CDC 642, 646; PI 43.

71
e. Adquirir la formación básica sobre vida
consagrada y sobre la Orden, así como otro tipo
de estudios.
f. Orientación básica para la elaboración del
proyecto personal de vida.
g. Propiciar de forma gradual la experiencia de
nuestra misión hospitalaria en el centro de
formación o en otras obras apostólicas.

5. CONTENIDOS

111. Los contenidos en esta etapa de iniciación deben


estar orientados en el aprendizaje y asimilación de los
siguientes temas:

a. Técnicas de autoconocimiento e identidad.


b. Iniciación al Proyecto Personal y Comunitario,
comportamiento grupal, discernimiento, revisión
de vida, etc.
c. Afectividad: sexualidad, relaciones
interpersonales, amistad, psicología de grupos.
d. Vocaciones bíblicas y sus características.
e. Proceso personal de oración: métodos de
aprendizaje y realización.
f. Introducción a la biografía del Fundador.
g. Iniciación a las Constituciones y cultura de la
Orden.
h. Apostolado y misión hospitalaria: contacto con el
mundo del dolor y la marginación, análisis de la
realidad y su lectura desde el Evangelio.
i. Aproximación a la filosofía y a la ética.

72
j. Fundamentos básicos de la vida cristiana según
el Catecismo de la Iglesia Católica: credo,
sacramentos, moral, liturgia.
k. Descubrimiento y manejo de la Biblia y de la
Liturgia de las Horas, como libros de oración.
l. Teología básica de la vida consagrada.

6. CRITERIOS PARA LA ADMISIÓN


AL NOVICIADO

112. Consideramos que el postulante que solicite el


ingreso al Noviciado, debe reunir las siguientes
características:

a. Haber clarificado su opción vocacional y


contrastado suficientemente su realidad
personal con la vida hospitalaria; sentirse
identificado con ella asumiendo su deseo y la
voluntad de desarrollarla con responsabilidad.
b. Mostrar suficientes aptitudes y actitudes para
vivir en comunidad.
c. Poseer un conocimiento suficiente de la propia
personalidad, capacidad de vivir en grupo con
equilibrio e integración afectiva.
d. Tener niveles de estudios religiosos y
académicos que garanticen una buena
comprensión de los contenidos del noviciado.
e. Adquirir suficiente experiencia de Dios y de
oración, y una decisión reflexionada de seguir a
Cristo. Para esto, es necesario que el
acompañante y la comunidad formativa, hayan
descubierto signos evidentes de que el
candidato tiene aptitudes para poder vivir y

73
desarrollar la vocación de Hermano de San Juan
de Dios.
f. Estar iniciado en el carisma y misión de la Orden
y poseer las cualidades suficientes para
participar en este proyecto de hospitalidad.
g. Realizar el propio proceso formativo en los
distintos “encuentros”, de acuerdo a lo esperado
y señalado en esta etapa de iniciación.

74
VI.

NOVICIADO
“El que quiera venir en pos de mí,
niéguese así mismo,
tome su cruz cada día y sígame”.
(Lc 9, 23)

1. NATURALEZA

113. El Noviciado es una etapa fundamental en la que


los novicios viven la experiencia del encuentro personal
con Dios 83 , disciernen, clarifican y profundizan la
llamada del Señor para poder tomar libre y
conscientemente, su decisión de seguir a Cristo en la
Orden Hospitalaria. Es, además, un tiempo donde se
evidencian sus cualidades humanas y espirituales, y se
comprueba su intención e idoneidad para la profesión de
los consejos religiosos 84 .

114. Este período se orienta a que los novicios vivan


la vocación según el espíritu de las Constituciones, la
práctica de los consejos evangélicos, la vida comunitaria
y apostólica en consonancia con el carisma fundacional.

115. En esta etapa el novicio ha de experimentar el


carácter propio y continuado de su formación. Esto le
exige vivir con realismo y en condiciones de suficiente
estabilidad y equilibrio su desarrollo humano y espiritual.

83
Cf. C 67
84
Cf. CDC 646

75
2. OBJETIVO GENERAL

116. Vivir la experiencia profunda del encuentro


personal con Dios, con la comunidad y con el hombre
que sufre, crecer en el conocimiento de sí mismo y
discernir la propia vocación, para poder asumir con
libertad y responsabilidad la llamada al seguimiento de
Cristo.

3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

117. En la etapa del Noviciado se pretende conseguir


los siguientes objetivos específicos:

3.1. Encuentro consigo mismo:


Seguir trabajando la propia identidad vocacional a partir
de una adecuada aceptación de sí mismo, con sus
valores y limitaciones.

3.2. Encuentro con la comunidad:


Fomentar las actitudes de convivencia y
corresponsabilidad de los novicios en la comunidad.
Ayudarles a valorar sus dones personales para que
puedan ponerlos al servicio de los demás y colaborar
activamente en la construcción de la comunidad.

3.3. Encuentro con la misión:


Asumir el espíritu de la Orden con fidelidad al carisma e
integrarse en la misión hospitalaria. Estar disponibles
para servir a las personas enfermas y necesitadas,
siendo anuncio y constructores del Reino de Dios.

76
3.4. Encuentro con Dios:
Realizar una experiencia fuerte de oración, personal y
comunitaria, y encuentro con Dios desde la
espiritualidad propia de la Orden.

4. MEDIOS

118. Los medios más adecuados que se proponen


para lograr los objetivos del Noviciado son:

a. Proyecto Personal y Comunitario del Noviciado,


que incluye todos los aspectos debidamente
armonizados, tales como apertura y ruptura,
interioridad y relación con los otros, libertad y
responsabilidad, oración y trabajo, estudio y
actividades prácticas y recreativas.
b. Cultivo de tiempos de soledad y silencio que
favorezcan la oración y compartir la Palabra y
las celebraciones litúrgicas.
c. Fomentar las relaciones interpersonales en la
vida de comunidad, compartir sus fiestas y la
alegría de la vocación hospitalaria.
d. Apertura e inserción en su entorno.
e. Encuentros periódicos con el Formador y
acompañamiento espiritual.
f. Continuar con técnicas de autoconocimiento
para una mejor aceptación de sí mismo y
profundización en su identidad religiosa.
g. Seguimiento del plan formativo con los
contenidos previstos para esta etapa.

77
h. Participación diaria en la Eucaristía y
celebración frecuente del sacramento de la
Reconciliación.
i. Dedicar tiempo a la oración personal y
comunitaria, y a la lectura espiritual.
j. Referencia a María, modelo de consagración,
hospitalidad, sencillez y escucha de la Palabra.
k. Conocer los programas del Centro y la realidad
social, donde se encuentra insertado, con
apertura al trabajo en equipo y a las relaciones
con los colaboradores.
l. Dedicar un tiempo al trabajo donde pueda
ejercerse la hospitalidad.

5. CONTENIDOS

119. Los temas previstos para el Noviciado


corresponden a las áreas de formación humana,
teología de la vida consagrada y estudios específicos de
la Orden.

a. Formación humana
 Identidad, amistad y madurez afectivo-sexual
 Teoría y práctica del discernimiento cristiano
 Teoría y práctica del acompañamiento
espiritual
 Teoría y práctica del Proyecto de Vida
personal y comunitario.
b. Formación teológica
 Oración personal y de grupo, métodos
 Introducción a la Sagrada Escritura
 Antropología teológica
 Tratado de Dios

78
 Formación ética y moral
 Cristología
 Introducción a la Liturgia.

c. Formación para la Vida Consagrada


 Introducción a la vida consagrada: historia,
consagración, carisma, espiritualidad y vida
de comunidad
 Vocación: perspectiva, antropológica,
teológica y psicológica
 Los consejos evangélicos: pobreza, castidad
y obediencia.

d. Formación Hospitalaria
 Regla de san Agustín
 Constituciones y Estatutos Generales de la
Orden
 Documentos de la Orden
 Carisma y consejo evangélico de
hospitalidad
 Historia de la Orden
 Juan de Dios: su vida y sus cartas
 Teología del sufrimiento.

6. CRITERIOS PARA LA PROFESIÓN SIMPLE

120. Los criterios que permiten valorar las aptitudes


de un novicio, para poder acceder a la profesión, son
los siguientes:

a. Haber avanzado en el autoconocimiento y


aceptación de sí mismo: dominio propio,
madurez y capacidad para asumir compromisos
estables.

79
b. Ser capaz de mantener relaciones
interpersonales maduras.

c. Expresar libremente su decisión vocacional y


tener aptitudes y actitudes para la misión
hospitalaria.
d. Haber logrado un nivel adecuado de vida
espiritual, de fe y oración.
e. Que tenga aptitudes para la vida de comunidad.
f. Comprender, asimilar y amar el proyecto de vida
de la Orden y aceptar el espíritu y las
exigencias de las Constituciones.
g. Que haya manifestado condiciones suficientes
para vivir las exigencias de los consejos
evangélicos en clave de hospitalidad.

80
VII.

ESCOLASTICADO
“No me habéis elegido vosotros a mí
sino que yo os he elegido a vosotros,
y os he destinado para que vayáis y deis fruto,
y que vuestro fruto permanezca”
(Jn 15, 16).

1. NATURALEZA

121. El Escolasticado es la etapa de formación inicial


que abarca el tiempo que va desde la primera profesión
hasta la profesión solemne. En esta etapa se pretende
consolidar la opción vocacional “consiguiendo el grado
de madurez humana y espiritual que le permita
comprender y vivir su consagración en la Orden como
un verdadero bien para sí mismo y para los demás” 85 .
Es, pues, una etapa de maduración de la persona y de
profundización de la formación comenzada en el
noviciado 86 , en la que se debe favorecer el crecimiento y
consolidación del religioso en todas las dimensiones de
su personalidad.

122. Es un periodo muy importante en el que se


continúa la formación humana, profesional, teológica,
espiritual y pastoral, armonizando la vocación y la

85
C 69
86
Cf. CDC 659, 1; PI 59

81
misión 87 , que dispone a los escolásticos a prepararse
para la profesión solemne, con la cual se incorpora
definitivamente a Dios en la Orden.

123. El escolástico está llamado a armonizar los


tiempos de actividad con la dedicación al cultivo de su
vida espiritual. Este tiempo de Escolasticado lo
concretizará a través de la vivencia de los votos de
castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad como
participación en el seguimiento de Cristo, inserto en el
mundo. Es un tiempo privilegiado de opción por el Reino
de Dios en Hospitalidad.

124. La etapa del Escolasticado, como se halla


expresado en los documentos propios, ofrece una
variedad de posibilidades que se pueden adaptar a las
características de los lugares y de las personas
concretas.

2. OBJETIVO GENERAL

125. Profundizar, como Hermano de San Juan de


Dios, la experiencia de la vida consagrada en el
seguimiento de Cristo, desde un proceso de integración
personal, que le capacite para la consagración definitiva
en la Orden al servicio de la misión.

3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

126. Los objetivos propios del Escolasticado son:

87
Cf. C 69-71; EEGG 75

82
3.1. Encuentro consigo mismo:
Consolidar su identidad personal como Hermano de San
Juan de Dios, integrando progresivamente en su vida el
trabajo, la misión y los estudios teológicos, profesionales
y pastorales.

3.2. Encuentro con la comunidad:


Profundizar en el sentido de pertenencia a la Orden, y
comprometerse como miembro activo en la construcción
de la comunidad, desde el pluralismo y la universalidad
de sus miembros.

3.3. Encuentro con la misión:


Desarrollar la misión de la Orden en la Iglesia mediante
una formación específica para la inserción y el
compromiso en el mundo de los pobres y necesitados.

3.4. Encuentro con Dios:


Consolidar la experiencia de Dios en el seguimiento de
Cristo y leer la vida y la historia a la luz del Evangelio de
la misericordia.

4. MEDIOS

127. Los medios adecuados para alcanzar los


objetivos propuestos en el esta etapa son:
a. La comunidad formativa en la que se viva el
carisma y la fraternidad según el espíritu de San
Juan de Dios.
b. Información suficiente y adecuada a los
escolásticos, que les estimule a aceptar y asumir
la realidad concreta de la Orden, la Provincia y
la comunidad.

83
c. Acompañamiento espiritual, como medio para
estimular el crecimiento integral de los
Hermanos 88 .
d. Tareas de interiorización de los valores y
contenidos del carisma de la Orden.
e. Experiencias de trabajo hospitalario, según las
posibilidades de cada escolástico, participando y
comprometiéndose en las obras apostólicas y
con los colaboradores.
f. Reflexión compartida sobre los desafíos
presentes y futuros para dar una respuesta
desde nuestro carisma.
g. Encuentros comunitarios para el crecimiento
personal y de grupo contrastando distintas
realidades.
h. Elaboración del Proyecto de Vida Comunitario
para crear un clima de diálogo y de
comunicación.
i. Encuentros de Hermanos escolásticos, a nivel
provincial y/o interprovincial donde se abordan
temas de interés común.
j. Establecer ritmos de oración personal y
comunitaria que permitan leer la propia vida en
clave de fe.
k. Elaboración del proyecto personal,
contrastándolo con su formador.
l. Preparación adecuada y estudios relacionados
con el carisma, obteniendo los títulos oficiales
que les capacite para realizar la misión.

88
Cf. PI 63

84
5. CONTENIDOS

128. En cuanto a contenidos, se resalta la importancia


de trabajar y formarse en las siguientes áreas:

a. Estudios teológicos complementarios en


materias tales como: Misionologia, Liturgia,
Eclesiología, Ecumenismo, Mariología y
Pneumatología, Doctrina Social de la Iglesia.
b. Teología de la vida consagrada: consagración,
comunidad, consejos evangélicos, actualidad de
la vida consagrada, espiritualidad y carisma de
la Orden. Al final de esta etapa el escolástico
debe haber conseguido una buena síntesis
teológica.
c. Estudios profesionales, con la debida titulación
académica, conforme a la carrera elegida, de
mutuo acuerdo con la Orden. En esta etapa se
debe contemplar el estudio o conocimiento de
otros idiomas para facilitar la comunicación con
toda la Orden.
d. Estudios que favorezcan la misión hospitalaria:
Pastoral de la Salud y Social, Bioética,
espiritualidad de la Orden, estudios socio-
politicos de los sistemas sanitarios y sociales del
país.

6. CRITERIOS PARA LA PROFESIÓN SOLEMNE

129. Con la profesión solemne concluye esta fase de


la formación inicial. En la Orden cuidamos
especialmente los meses precedentes a ella y
dedicamos “un periodo de preparación más intensa,

85
retirándose de las ocupaciones habituales” 89 . La
experiencia demuestra la importancia de tales “tiempos
fuertes” para una renovada experiencia de Dios y para
una síntesis personalizada que canalice y armonice
todas las dimensiones de la persona del joven religioso.

130. Para acceder a la profesión solemne se han de


tener en cuenta los siguientes criterios:
a. Madurez afectiva y humana que capacite para
asumir con responsabilidad la propia vida y el
compromiso definitivo.
b. Aptitudes para la vida fraterna en comunidad
con un estilo reconciliador y dialogante.
c. Integración de la vida de oración y relación con
Dios desde la hospitalidad.
d. Opción preferencial por los pobres y enfermos
con sentido de justicia y defensa de los
derechos humanos.
e. Vivencia gozosa de la vocación ante la opción
definitiva con sentido de pertenencia a la Iglesia
y a la Orden.
f. Haber dedicado un tiempo adecuado de
preparación específica a la profesión solemne 90 .
g. Adquisición de una formación profesional
adecuada para la misión hospitalaria.
h. Equilibrio entre la formación técnico-profesional
y pastoral-apostólica.

89
PI 64
90
Cf. C 70b y EE.GG 11

86
Capítulo cuarto

FORMACIÓN CONTINUADA

87
IX.

FORMACIÓN PERMANENTE
“Transformaos
mediante la renovación de vuestra mente,
de forma que podáis distinguir
cuál es la voluntad de Dios:
lo bueno, lo agradable, lo perfecto”
(Rm 12,2)

1. NATURALEZA
131. Los sujetos de esta formación somos todos los
Hermanos profesos solemnes, en cada fase de la vida,
llamados a buscar y amar a Dios con todo el corazón,
con toda el alma y con todas sus fuerzas, y al prójimo
como a nosotros mismos 91 .
132. En nuestra vida religiosa pasamos por etapas
significativas que debemos cuidar, especialmente: los
primeros años de la formación inicial en cada una de sus
etapas, la edad de la madurez; los momentos de crisis y
retiro progresivo de la acción. La vida propia de los
Institutos religiosos, y sobre todo su futuro, depende en
parte de la formación permanente de sus miembros. Es
deber de cada Instituto procurar los medios y tiempos
adecuados para que las personas se formen
adecuadamente 92 .
133. El ser humano es un sujeto perfectible y tiene
que responder a sus compromisos en el aquí y el ahora
de su existencia. No hay edad en que se pueda dar por
91
Cf. Dt 6,5; Mt 22, 37-39; C 72; VC 69
92
Cf. PC 18; PI 67

88
concluida la madurez de la persona. Lo piden los
cambios profundos y acelerados y la urgencia de dar
respuestas concretas y eficaces a las necesidades de
las personas, tiempos y lugares, así como los cambios y
avances en el campo hospitalario y asistencial 93 .
134. La formación ha de ser sistemática, integral,
acomodada a la capacidad de los miembros, espiritual y
apostólica, doctrinal y práctica. Por ello se ha de valorar
no sólo el estudio como enriquecimiento meramente
individual, sino la formación desde la experiencia de
vida en unión con la misión y fidelidad a la propia
vocación 94 .

2. OBJETIVO GENERAL
135. Actualizarnos en todas las dimensiones de
nuestra vida, para lograr dar una respuesta adecuada a
la misión específica que la Iglesia nos ha confiado 95 .

3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
136. Teniendo en cuenta las peculiaridades y
cualidades de cada Hermano, proponemos los
siguientes objetivos a trabajar durante toda la
vida y que comprenden todas las dimensiones de
la persona. Los mismos podrán ser adaptados en
cada caso 96 .

93
Cf. CDC 659, 1; GS 4
94
Cf. CDC 660-661; PI 66
95
C 72b
96
Para una visión más amplia se dispone del documento, la
Formación Permanente en la Orden, 1991.

89
3.1. Encuentro consigo mismo:
Profundizar en la realidad existencial del momento en
que vive cada Hermano con el fin de conseguir un
desarrollo integral de la persona que le permita la
aceptación de la propia historia como historia de
salvación, en una dinámica de conversión continua.

3.2. Encuentro con la comunidad:


Vivir en comunión con la Iglesia, el carisma, la historia y
vida de la Orden, comprometidos con los colaboradores,
en fidelidad al estilo de Juan de Dios y de los primeros
compañeros.

3.3. Encuentro con la misión:


Estar presente en el mundo de los pobres, enfermos y
necesitados, descubriendo en ellos la presencia de Dios
para llevar a cabo la tarea de evangelización de la que
somos responsables desde el compromiso con la Orden
Hospitalaria, lo cual nos exige una formación profesional
adecuada y continuada.

3.4. Encuentro con Dios:


Vivir con fidelidad la constante llamada al seguimiento
de Cristo y responder gozosamente a sus exigencias,
dando primacía a la vida en el Espíritu, presente en la
Palabra, el carisma, la comunidad y la vida diaria.

4. MEDIOS Y CONTENIDOS
137. Para que la Formación Permanente sea efectiva
y real hemos de poner en práctica los medios
adecuados, tales como:

90
a. Compartir la realidad y experiencias que vive
cada uno, dialogando con la sociedad y los
valores de los hombres y mujeres de hoy 97 .
b. Dedicación de tiempos fuertes de reflexión y
puesta al día en las áreas cultural y profesional,
con una buena base teológica, distanciándose
por algún periodo de las actividades.
c. Acompañamiento personal que ayude a integrar
la vida en todas sus manifestaciones.
d. Reflexión y estudio de nuestro carisma y
espiritualidad.
e. Estudio y conocimiento de los documentos
propios de la Orden.
f. Trabajar los Proyectos de Vida Personal y
Comunitario.
g. Apertura y colaboración con otros Institutos y
entidades eclesiales que ayudan a profundizar
en la formación.
h. Participar en grupos de oración y discernimiento
comunitarios o extra-comunitarios.
i. Cursos de actualización en pastoral: métodos de
trabajo, objetivos, relación de ayuda, elaboración
del duelo 98 .
j. La lectura evangélica de la vida y misión, a la
luz de la Palabra de Dios y en clave liberadora.
k. El conocimiento de la lengua y la cultura del
lugar donde se realiza la misión apostólica.
l. El contactar con organismos de la Iglesia y de la
diócesis relacionados con la Pastoral de la Salud
y la Pastoral Social.

97
Cf. VFC 43
98
Cf. VC 71

91
m. La preparación y actualización en temas de
moral social, ética y bioética.
n. Profundización en la Biblia, la teología y el
magisterio de la Iglesia 99 .
o. Realizar los Ejercicios espirituales, cursos de
actualización y otras actividades sobre la
dimensión contemplativa de nuestra vida.

99
Cf. PI 68

92
X.
FORMACIÓN DE FORMADORES
“Proclama la Palabra,
insiste a tiempo y a destiempo,
reprende... exhorta con toda paciencia y doctrina
(2Tim 4, 2)

1. NATURALEZA

138. Una de las responsabilidades del gobierno


de un Instituto es cuidar la selección y formación
de los formadores, pues ellos son una mediación
significativa en el discernimiento vocacional y en
la formación inicial. Por esta razón, los Hermanos
designados para este ministerio, deberán dar
primacía a esta tarea sobre las demás actividades
y servicios que realicen 100 .

139. Nuestras Constituciones señalan las


características principales que deben tener los
formadores. Entre otras, destacamos las siguientes 101 :

a. Poseer el equilibrio personal, la preparación


humanística, pedagógica y teológica suficiente
para desempeñar adecuadamente la tarea que
se les confía.

100
Cf. VC 66
101
Cf. C 64

93
b. Estar abiertos a la acción de Dios en su propia
vida, manifestando en su modo habitual de
actuar que tienen la madurez propia de una
persona adulta en la fe.
c. Fomentar el amor y la fidelidad a nuestro
carisma y misión, en comunión con las
orientaciones de la Iglesia y de la Orden.
d. Secundar la acción del Espíritu Santo sobre los
formandos teniendo para con ellos las mismas
actitudes que Jesús tuvo para con sus
discípulos: confianza en sus esfuerzos,
comprensión en sus debilidades y siempre
espíritu de servicio.

2. OBJETIVO GENERAL

140. Prepararse y actualizarse en los temas


específicos de formación para poder asumir y realizar,
de manera adecuada, la responsabilidad encomendada
por la Orden.

3. MEDIOS Y CONTENIDOS

141. Algunos de los medios que ayudan a los


formadores en el desempeño de su misión son:

a. La creación, por parte de la Orden y Provincias,


de estructuras adecuadas, y la participación en
los cursos y reuniones de formación de
formadores a nivel de Iglesia y de Orden.
b. Formación específica y sistemática sobre
antropología, psicología, pedagogía, teología y
acompañamiento para formadores.

94
c. Apertura a otros Institutos a nivel de estudios e
intercambio de experiencias intercongregacio-
nales.
d. Cursos y/o encuentros a nivel de la Curia
General o interprovinciales para abrir y compartir
nuevos caminos de hospitalidad.

95
GLOSARIO

La finalidad de este glosario es facilitar la comprensión de


nuestro Proyecto formativo en la diversas realidades y
culturas donde se encuentra la Orden. Quiere responder
también a los variados niveles de preparación que poseen los
formandos.

El elenco que ofrecemos no agota el significado de los


términos definidos, pues existen otras acepciones. El sentido
de los mismos corresponde, por tanto, al que tiene en nuestro
libro de formación.

Definición de los términos más comunes


en el ámbito de la formación

Acompañamiento
Misión que realiza una persona con relación a otra que es
acompañada para conseguir que ésta realice el camino
personal de libertad acorde al proyecto de Dios sobre ella.
Acompañar es ponerse al lado de alguien, es compartir la
experiencia humana en dimensión de fe, es testimoniar,
orientar y caminar juntos. Como Jesús se puso al lado de los
102
discípulos de Emaús , el formador acompaña al hermano
“menor” recorriendo el camino para ayudarle a descubrir y
profundizar la realidad de su vocación 103 .

102
Cf. Lc 24,13-16
103
Cf. Ivt 34

96
Actitud
Rasgos y disposiciones que corresponde al ser de cada
Hermano y se manifiestan en su forma de actuar habitual.

Aptitud
Idoneidad, competencia y habilidad innata para algo. Es
la capacidad que tienen el formando o el Hermano para vivir
la misión hospitalaria con las exigencias inherentes al
carisma.
Asumir
Personalizar, interiorizar, hacer propio, vivir algo desde sí
y centrado en sí mismo. Aceptar y vivir en profundidad y
responsabilizarse, tanto de la etapa formativa como de las
demás etapas.
Carisma
Don del Espíritu Santo, que enriquece y dispone a una
persona y la capacita para un servicio en favor de los demás.

Carisma de la Orden
Don del Espíritu Santo, que nos comunica actitudes de
benevolencia y entrega, que nos configura con el Cristo
compasivo y misericordioso del Evangelio, para anunciar y
hacer presente el Reino con el servicio a los pobres, enfermos
104
y necesitados .

Criterio
Es la pauta o facultad para discernir; norma de actuación
que nos ayuda a asimilar y decidir las políticas de acción,
tanto en lo personal como a nivel de la Orden en relación a la
misión.

104
Cf. C 2ab

97
Cultura
Conjunto de valores, creencias, modelos de vida y
costumbres que dan a los pueblos su fisonomía o modo de
ser peculiar a lo largo de la historia 105 . Es la manera en la que
un grupo de personas vive, piensa, siente y se organiza,
celebra y comparte la vida. En toda cultura subyace un
sistema de valores, de significados, de visiones del mundo
que se expresan en el lenguaje, los gestos, los símbolos, los
ritos y estilos de vida.

Derecho de la Orden o Derecho Propio


Normas de vida emanadas de las Constituciones,
Estatutos Generales y documentos oficiales, promulgados por
el Capítulo General o por el Hno. General, para toda la Orden;
y por el Capítulo Provincial, o por el Hno. Provincial, para la
respectiva Provincia.

Discernimiento
Ejercicio de juicio aplicado a los hechos que nos
preocupan o a los sentimientos que experimentamos, y que
determinan lo que es o no es la voluntad de Dios.
Se entiende también, como el ejercicio de intercambio y
reflexión con otras personas para descubrir la voluntad de
Dios, en relación a la vocación y el proceso formativo que
deseamos seguir, estando abiertos al Espíritu.

Ecumenismo
Trabajo de las distintas confesiones por la unidad de los
cristianos. Esfuerzo conjunto, que tiende a superar las
barreras y divisiones, para lograr la unidad en la verdad, la
106
justicia y la caridad .

Encuentro
Es la toma de conciencia y la experiencia de cercanía y
presencia de otra persona o realidad, por la que el sujeto se

105
Cf. CP 386; CSD 228
106
Cf. UR 4; V C 100

98
encuentra afectado existencialmente. Es tomar conciencia de
la presencia de Dios en la propia persona, en la comunidad y
en la misión.
Ecología
Se refiere al respeto, cuidado y preservación de los
recursos naturales, para favorecer un ambiente sano, que se
puede transmitir como herencia enriquecedora a las futuras
generaciones 107 .

Espiritualidad

Modo de ser y de vivir según la fuerza unificadora del


Espíritu, que facilita la transformación interior y nos orienta a
una forma de identificación personal con Cristo. La
espiritualidad implica todas las facetas de la vida de la
persona.

Espíritu de la Orden
En general, lo utilizamos como sinónimo de carisma y
espiritualidad, pero se refiere también al modo de ser y de
actuar los Hermanos, al estilo de San Juan de Dios.

Estilo de vida
Se entiende el modo peculiar de vivir una persona o
grupo, lo que la distingue de acuerdo con su vocación 108 .

Evangelización
Anuncio de Jesucristo y su Buena Noticia, mediante el
testimonio, la proclamación de su Palabra y la celebración.

107
Cf. CP 1236. Es necesario, desde la formación, educar en la
conciencia ecológica, uno de cuyos principios básicos es la ética o
valor de la solidaridad.
108
Cf. El estilo de vida de los Hermanos de San Juan de Dios, Roma
1991, documento 4.

99
Fidelidad creativa
Capacidad y compromiso audaz y valiente para mantener
vivo el carisma de la hospitalidad en la Iglesia, según el
espíritu de San Juan de Dios, como respuesta a las
exigencias y necesidades del hombre y la mujer que sufren 109 .

Formación integral
Es el proceso formativo que favorece el desarrollo
armónico de todas las facetas de la persona y la asimilación
de los diversos contenidos formativos. Se trata de armonizar
la experiencia de Dios en la propia persona (experiencia de
filiación), en la comunidad (experiencia de fraternidad) y en la
misión (experiencia del Reino).

Gesto
Es la manifestación concreta del actuar de la persona,
que expresa y exterioriza cualidades de la misma. El gesto
manifiesta los rasgos de su personalidad. El gesto y la actitud
se correlacionan.

Identidad
Rasgos característicos de una persona o de una
organización, sin los cuales dejaría de ser ella misma. La
identidad expresa lo que somos y, al mismo tiempo, expresa
lo que nos diferencia de los demás.

Inculturación
Proceso de adaptación y asimilación de los valores,
tradiciones y costumbres propios de la sociedad en la que
vivimos.

Itinerario espiritual
Camino hacia el encuentro con Dios siguiendo a
Jesucristo y asimilando progresivamente sus sentimientos,

109
Cf. VC 37

100
animados por el Espíritu para vivir y encarnar su fe en una
vocación específica 110 .

Medios
Son los diversos recursos o acciones que empleamos
para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto.

Misión de la Orden
Es la realización del mandato de Jesús de anunciar el
Reino, con gestos y palabras, entre las personas enfermas y
necesitadas, al estilo de San Juan de Dios.
Forma de hacer dinámico el carisma recibido, con el que
se testimonia el Reino y el amor a Dios y a la persona
humana. La misión para el Hermano de San Juan de Dios es
un elemento fundamental de su ser consagrado, manifestando
así que el Cristo compasivo y misericordioso del Evangelio
111
permanece vivo entre los hombres .

Motivación
Son las razones que nos impulsan a actuar, como
personas o como comunidad, en una situación y realidad
concretas. Diríamos también, que son las razones que la
persona tiene para llevar a cabo una acción.

Objetivo
Es el fin que deseamos alcanzar y hacia el cual dirigimos
una decisión o una acción concreta. Parte del ideal,
expresado de modo claro y preciso, que indica a dónde se
desea llegar.

110
Cf. VC 65; Ivt 34
111
Cf. C 2b,5a

101
Opción
Se refiere a la libertad o facultad que tenemos de elegir,
después de analizar la realidad, teniendo en cuenta las
ventajas e inconvenientes 112 .

Opción por los pobres


Respuesta evangélica que motiva a una acción
preferencial, no exclusiva ni excluyente, que lleva a un
acercamiento al pobre, para solidarizarse, compartir y convivir
con él 113 .

Paradigma
Equivale a modelo o ejemplo. Un paradigma es un
conjunto de ideas articuladas que permiten la interpretación
de la realidad. En la vida consagrada, entendemos por
paradigma los modelos o ejemplos pedagógicos que se han
vivido a lo largo de su historia, como los denominados:
“clásico”, “moderno”, “misionero” e “integral” 114 .

Perfil
Se refiere a un ideal, conformado por ciertos
“indicadores”, observables, referidos a las características,
actitudes y valores a nivel humano, cristiano y religioso, que
ya poseemos o nos proponemos alcanzar.

Pertenencia
Adhesión a una institución o grupo social, político o
religioso. La pertenencia a la Orden implica la identificación
con sus valores, tradición, carisma y espiritualidad a lo largo
de su historia.

112
Cf. CP 1299.
113
Cf. CSD 178; CP 1132
114
Cf. Capítulo primero, apartado II, n. 35-36 de este libro de
Formación.

102
Planificar
Elaborar un proyecto teniendo en cuenta objetivos,
metas, medios, actividades y personas responsables, para el
logro de una finalidad determinada.

Pluralismo
Actitud y método social, que acepta la diversidad de
opiniones, credos, ideologías, valores culturales y religiosos,
de manera que puedan convivir y dialogar siendo fieles a los
principios con respeto a las diferencias 115 . La pluralidad como
expresión de la vida y riqueza de la Orden, supera la
uniformidad, promueve la diversidad y reafirma la unidad.

Principios
Se refiere al ideal o ideas-fuerza que rigen nuestro
pensamiento y nuestra conducta personal y comunitaria.
Frente a la pluralidad de culturas, opiniones y valores,
estamos de acuerdo en principios fundamentales por los que
expresamos el carisma y la misión.

Programa
Es el desarrollo concreto y parcial de un plan. El
programa concreta los objetivos en orden a lograr su
cumplimiento en un tiempo y lugar determinados, precisando
responsables, actividades y medios.

Proyecto Personal
Es la expresión de un compromiso de vida, previamente
discernido, con el fin de responder a la propia vocación.
Forma parte de un plan y es fruto de una voluntad dinámica
que tiene en cuenta el contexto de cada persona.

Proyecto Comunitario
Es la expresión de un compromiso de vida de una
comunidad, previamente discernido, con el fin de responder a
la propia vocación y misión. Forma parte de un plan y es fruto

115
Cf. DH 2; GS 74

103
de una voluntad dinámica que tiene en cuenta la realidad que
se vive 116 .

Ratio Institutionis
Proyecto general de formación, inspirado en el carisma
de la Orden, para reforzar la identidad y espiritualidad de la
misma. La Ratio armoniza criterios y contenidos que favorece
la universalidad y la unidad, de acuerdo con las exigencias
culturales 117 .
Reino de Dios
Es el plan iniciado por Cristo, según la voluntad del
Padre, que anuncia con su vida de entrega y servicio a los
hombres. El Reino es la Buena Noticia de la Salvación que se
expresa a través de la justicia, el amor y paz. Como
Hermanos de San Juan de Dios y consagrados al Reino
estamos llamados a construirlo cada día, sirviendo al
Evangelio de la vida.

Refundar
Significa tener el coraje de interpelarnos y descubrir
continuamente la riqueza del carisma en sus orígenes y
actualizarlo en cada momento.

Ritmo personal
Se refiere a la dinámica que posee cada persona para
seguir y vivir los procesos dentro de nuestra vocación y
misión.

Signos de los tiempos


Realidades nuevas dentro de una cultura, en la sociedad
y en la Iglesia, a través de las cuales Dios se manifiesta, y
que nosotros debemos interpretar a la luz del Evangelio para
responder adecuadamente al plan de Dios.

116
Cf. EEGG 26; El Proyecto de Vida, documento 3
117
Cf. VC 68

104
105

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