Plan Formativo Vida Consagrada
Plan Formativo Vida Consagrada
Plan Formativo Vida Consagrada
INTRODUCCION…………………………………………………………………………………..2
I PARTE: MARCO FORMATIVO ........................................................................................ 3
Abreviaturas…………………………………………………………………………………….…………..89
INTRODUCCIÓN
“Cuando contemplamos hoy la realidad de nuestra humanidad, podemos ver, con los ojos de la fe,
que el mundo sigue siendo un “crucificado”. Sentimos que nuestra Comunidad de Servidores del
Evangelio ha nacido para responder a ese “Tengo sed” de Jesús que nos grita desde la realidad que
viven nuestros hermanos, en el mundo y en la Iglesia.
El desafío es muy grande y nosotros muy pequeños, pero creemos que la Buena Noticia de Jesús
responde a la sed más profunda del corazón de todo hombre y mujer de esta tierra y, como
Servidores del Evangelio que somos, queremos hacérsela llegar con toda nuestra vida” 1
Desde el carisma de SEMD del anuncio del Evangelio y formación de misioneros queremos apostar
por la formación de los miembros de vida consagrada, que en el seno de esta Familia Misionera
dan aliento y esperanza a todos los miembros de ella. Somos una Comunidad joven de a penas, 20
años, nacida en el 20022.
En el Belén (Asamblea General) del año 2018 se decidió crear una comisión de formación con el
objetivo de elaborar el plan formativo para los miembros de vida consagrada. Este plan formativo,
el primero de nuestra comunidad, es el resultado del trabajo de dicha comisión durante los años
2018 al 2022. Está dividido en tres grandes bloques: el marco formativo, la formación inicial (hasta
las promesas definitivas) y la formación permanente (hasta el final de la vida).
Hemos elaborado este plan formativo aprendiendo de los planes formativos de otras comunidades,
ya que nos sentimos como hermanos pequeños; también releyendo y estudiando diferentes
documentos de la Iglesia de estos últimos años acerca de la Formación de Vida Consagrada,
también hemos entresacado elementos del camino de nuestra propia experiencia. Y, por último, han
sido importantes la base de personas en la Iglesia, que, con muchos años de experiencia, nos han
ido ayudando en esta elaboración: Amadeo Cencini; Rafael Colomé OP, Lola Arrieta, etc.
Invertir en formación es invertir en futuro. Esperamos que este plan formativo sea una guía útil para
aquellas personas que se dediquen al servicio de la formación en la Comunidad y que con la ayuda
del Espíritu Santo podamos colaborar en la formación de futuros misioneros. Así mismo, está
pensado, para que pueda ser un instrumento de renovación y crecimiento en la vocación para todos,
ya que, nos coloca en lo esencial del seguimiento y nos introduce en un proceso de formación
permanente que dura toda la vida. Seguramente después de unos años se tendrá que enriquecer y
mejorar; les dejamos a los equipos formativos siguientes esa tarea.
Con mucha alegría y esperanza en el corazón, presentamos este plan formativo a toda la
Comunidad, con la mirada fija en las generaciones que vendrán.
Comisión de Formación
1
SEMD, Libro de la Vida, 2016, Cap I. 2. Nuestro contexto, p. 22-23
2
Nuestra Comunidad Misionera Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios es una asociación privada internacional de fieles
de la Iglesia católica con personalidad jurídica, nacida en la diócesis de Münster (Alemania) y aprobada por Mons. Reinhard Lettmann
el 27 de Septiembre del 2002. Actualmente tenemos la sede principal en la diócesis de San Miguel (Argentina)
3 I PARTE: Marco formativo
I PARTE
MARCO FORMATIVO
Plan formativo SEMD
Desde este contexto actual de globalización, la Iglesia, bajo el pontificado del Papa Francisco,
acentúa cada vez más su naturaleza misionera: salir de sí misma para encontrarse con el otro y
acompañarlo. Salir de los templos a las periferias donde está cada hombre y hacer camino para que
encuentre al Otro que da sentido a su existencia y la misión que Él le confía. Desde el CV II se
definió con fuerza que «la Iglesia es por naturaleza misionera»3 y el Papa Pablo VI en la exhortación
apostólica Evangelii Nuntiandi expresa que «la tarea evangelizadora constituye la misión esencial
de la Iglesia y que ésta existe para evangelizar»4.
El papa Juan Pablo II afirmó en su encíclica Redemptoris Missio que «La Iglesia está al servicio del
Reino, ante todo, mediante el anuncio que llama a la conversión»5. El papa Francisco con su
exhortación apostólica Evangelii Gaudium hace de «la salida misionera el paradigma de toda obra
de la Iglesia»6. El nuevo paradigma es una «iglesia en salida» hacia las periferias para hacer
descubrir a todo hombre que es una misión, no solo que tiene una misión7.
La cultura moderna ha puesto en crisis la concepción del hombre y de la naturaleza. Las ciencias
modernas, antropología, biología, psicología han puesto en crisis los modelos interpretativos y
hermenéuticos. En este sentido resulta importante el aporte del CV II, un nuevo modelo en diálogo
con el mundo moderno y una visión del hombre más evolutiva, dinámica y personalista. El resultado
final de la formación debe conseguirse mediante el logro de una serie de objetivos previos
dispuestos en un orden lógico y progresivo.
Decía Santo Tomás que la santidad es el orden en el amor, de ahí la necesidad de un orden y
orientación en la formación y de itinerarios formativos pedagógicos.
3
AG 2
4
EN 14
5
RM 20
6
EG15
7
Ibid n. 273.
8
A partir del CV II, la VC recupera su dimensión de diálogo y de profetismo. Se trata de ser sal para transformar el mundo sin huir del
mundo. Se precisa profundizar en las categorías de Reino y la Historia como Historia de salvación. Cf. “A vino nuevo, odres nuevos”. La
vida consagrada desde el Concilio Vaticano II: retos aún abiertos, CIVCSVA, 2017; n.4
5 I PARTE: Marco formativo
Se trata de volver a los orígenes, poner la mirada en Cristo y no tener miedo de volver a la
originalidad y novedad del Evangelio, atreviéndonos a hacer nuestra la forma y estilo de vida de
Jesús, adquirir los sentimientos del Hijo9.
El documento A vino nuevo, odres nuevos10 profundiza en los retos de la formación hoy y deja unas
orientaciones para cómo preparar los odres nuevos, las estructuras que sean realmente aptas para
custodiar la riqueza innovadora del Evangelio. Se precisa que cada familia religiosa emprenda una
paciente y valiente búsqueda de itinerarios formativos para reelaborar la identidad, el estilo de vida
y la correspondiente misión eclesial.
• Primado del amor y centralidad de la misericordia en cuanto a las palabras y los gestos: Jesús
fue el revelador de la misericordia divina y pide a sus consagrados que revelemos su
misericordia con sus palabras (evangelio de la misericordia) y gestos (encarnando su
misericordia).
• Primado del Reino sobre todo lo creado y sus exigencias radicales. No hemos de olvidar nunca
que todo aquí está en germen y en proceso. Lo viviremos en un sí pero todavía no, sabiendo
que nuestra vida será siempre signo y profecía de lo que ha de venir.
• Fidelidad y apertura al Espíritu. El vivir en clave de misión supone abrirse a un dinamismo
creativo guiado por el Espíritu. La VC no puede perder esta dimensión carismática abriéndose
siempre a dinamismos nuevos sin cerrarse ni estancarse diciendo «siempre se ha hecho así».
Esto exige estar continuamente a la escucha del Espíritu, abiertos a los signos que vienen del
Espíritu hasta escuchar su soplo. Solo esta actitud permite reconocer los misteriosos caminos
de la gracia abiertos a la fecundidad del Espíritu.
• Primacía del servicio. Jesús aparece como humilde Servidor al servicio del Reino incluyendo a
todos especialmente a los pobres y desheredados promoviendo la solidaridad con los más
pequeños y defendiendo la dignidad de todos como hijos de Dios. Se trata de aprender a vivir
humilis et docibilis, con un corazón libre para aprender de la historia de cada día durante toda
la vida, según el estilo de Cristo, que no vino para ser servido sino para servir y para ponerse
al servicio de todos.
• Principio de subsidiariedad como ejercicio de confianza recíproca y de generosa colaboración
de todos y con todos.
José Rodríguez Carballo (OFM), arzobispo secretario de la CIVCSVA en 2019, habla así de la
formación en las Nuevas Formas de Vida Consagrada: «La formación permanente e inicial es la
clave para un presente y un futuro significativos de la vida consagrada, también para las NFVC. No
hay futuro significativo, evangélicamente hablando, sin una formación adecuada a las exigencias
del momento presente. A la luz de cuanto nos pide la Iglesia, la formación ha de responder a los
siguientes principios: principio de totalidad; experiencial; integral; permanente; personalizada;
progresiva y gradual; acompañada y en clave de discernimiento constante»11.
9
La identificación con Cristo es el verdadero modelo teológico y antropológico a la vez. Tener los mismos sentimientos expresan a su
vez la parte más humana del yo. A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2000, p. 37
10
Documento que la CIVCSVA sacó a la luz el 23 de Marzo de 2017. A vino nuevo, odres nuevos. La vida consagrada desde el
Concilio Vaticano II: retos aún abiertos.
11
L. Grosso (editora), Corazón Trinitario. Actualidad, consagración y formación en las NFVC, Edice (Conferencia Episcopal Española),
2019, p. 53-63.
Plan formativo SEMD
La globalización está dando lugar a una homogenización de los pueblos, sobre todo de los jóvenes,
allanando las culturas y ofreciendo un modelo social que es único. El Papa Francisco repite que no
se trata de una época de cambios, sino de un cambio epocal13, es decir del surgir de un nuevo
humanismo: de un hombre culturalmente nuevo, de una sociedad regulada por criterios y valores
diversos, de un mundo que está cada vez más en las manos de la economía y de la tecnología.
Por consiguiente, se podría afirmar que el nuevo humanismo secular que se va configurando, y
conocido como cultura planetaria, está transformando todo el mundo en una aldea global, donde
viven todos los hombres y mujeres. El influjo de los medios de comunicación social, la tecnología,
el flujo imparable de migrantes y refugiados, los crecientes intercambios de relaciones
interculturales, el turismo, el neoliberalismo y otras formas de interrelación de los hombres,
producen la confluencia hacia formas comunes de cultura, que rompe las comunicaciones
intergeneracionales (entre el mundo de los adultos y el mundo de los jóvenes) y la cadena de
trasmisión de un sistema de valores, de ideales, de sentimientos que había entre Familia, Iglesia y
Sociedad.
Los rasgos positivos más destacados de esta nueva cultura pueden ser los siguientes:
• El esfuerzo de la humanidad por alcanzar un continuo progreso integral, que le permita vivir
en un ambiente más humano, al servicio de todos los hombres y pueblos del planeta;
• El rechazo radical de todo tipo de totalitarismo, dogmatismo o fanatismo que no facilitan el
acceso cómodo al sistema político de la democracia;
• El respeto de los derechos de las personas y del ejercicio de la libertad;
• La agresividad ante los imperialismos y los privilegios injustificados de ciertos sectores o
clases sociales;
• La aspiración hacia un sistema de relaciones más justas, más igualitarias y más solidarias;
• El aprecio por el pacifismo y la ecología, que origina la valoración del diálogo, de la
convivencia pacífica y de nuevos modos de relacionarse con la naturaleza.
Hacemos esta reflexión desde la experiencia misionera en los siguientes países de Europa:
Portugal, España, Francia, Bélgica, Italia, Alemania, Polonia, e Israel.
La Nueva Evangelización en Europa, desde 1985, no es fruto de una mayor toma de conciencia
misionera, sino debido a una pérdida acelerada de cristianos en el continente.
Estamos asistiendo a una profunda mutación de valores que está erosionando los principios, no
solo morales sino también naturales. El hombre del Siglo XXI - y sobre todo los jóvenes del mundo
occidental - ha perdido la esperanza en las utopías, y es incapaz de asumir compromisos serios y
de larga duración; siendo tocado por el pesimismo y por el escepticismo, ante la realidad y el futuro
del mundo, tiene una sensación de fatiga, se sumerge en la cultura del gran vacío que se caracteriza
por la ausencia de valores, la carencia de ideologías e ideales, dando lugar a un pensamiento débil.
A su vez, esto engendra una ética de la pura y simple coexistencia y un agudo relativismo moral; el
derrumbe de valores estables invita a vivir a la carta, a hacer de la cultura imperante una esclavitud
de moda, siempre pasajera; una vez que los cimientos de la fe en la razón se ven erosionados, se
vive en una gran confusión: es la cultura del fragmento, donde los grandes relatos no tienen sentido,
sin más horizonte que el momento inmediato.
12
Cf. P. Pascual Chávez V., SDB, Los jóvenes y la vida consagrada hoy.
13
EG 52
14
En el Belén 2018 la comunidad SEMD hizo una opción preferencial por los jóvenes
7 I PARTE: Marco formativo
Con palabras de Francisco, se trata del «cierre en el inmanentismo» que no favorece nuestra salida
al encuentro de otros para ser solidarios y comprometernos en la construcción de un mundo mejor.
En este contexto cultural se podría llegar a la conclusión de que los jóvenes han perdido el sentido
de la vida, y no solo eso, sino que tampoco lo buscan, ni lo echan en falta, porque a ellos les basta
vivir en el presente, en el momento fugaz, sin raíces donde hundir su fe y sin futuro donde anclar
una esperanza. Pero al joven hay que tomarlo como es, en el estado en el que se encuentra para
ayudarlo a alcanzar altas cimas. Hasta en la aparente despreocupación en la que hoy viven los
jóvenes, tienen un sentido de la vida o lo buscan. Es verdad que muchos jóvenes por varios motivos
y circunstancias tienden a reducir la vida a un simple ciclo biológico que consiste en nacer, crecer,
reproducirse y morir, pero también es cierto que muchos jóvenes descubren que la vida es vocación,
es misión, un sueño, y viven para que este sueño se vuelva realidad.
En uno de sus últimos mensajes a los jóvenes reunidos en Washington, Francisco decía: «Un joven
es por naturaleza una persona ‘inquieta’. Y si no lo es 'es ya anciano'». Lo importante es saber
cuáles son sus inquietudes15, porque la inquietud la ha puesto Dios en el corazón y el único que
puede aplacarla es Dios, que merece siempre una oportunidad, porque Él no decepciona jamás. Es
posible que los jóvenes no hablen de significado, pero ¿qué entienden cuando buscan, hasta con
obsesión, la felicidad, el amor, el éxito, la realización personal?
Para el pensamiento cristiano postconciliar, el mundo moderno más que un enemigo a vencer es
un territorio por conquistar. La modernidad es un proyecto inacabado, que requiere purificación;
ésta vendrá del redescubrimiento de la categoría relación que saca al sujeto personal o colectivo
de su ensimismamiento y lo coloca ante el desafío de lo diferente, del otro, y en particular, del
totalmente Otro que se revela en Cristo.
Los jóvenes de hoy no son los contestatarios de los años sesenta incluso no los podemos considerar
como los hijos o destinatarios del Vaticano II, los nuevos milenials presentan rasgos nuevos. No
debemos de dar por supuestos sus nuevos contextos, su visión, sensibilidad, etc. Los nuevos
contextos piden nuevas respuestas. En general se denota que la formación no está a la altura de
estos nuevos contextos, es débil poco incisiva y la vida consagrada poco relevante y atractiva para
el joven de hoy que siente un fuerte desapego y desconexión frente a todo lo institucional. Hay retos
nuevos que precisan modelos nuevos. Se precisa ante todo despertar el atractivo de la VC desde
un fuerte componente testimonial y comunitario16.
Hacemos esta reflexión desde la experiencia misionera en los siguientes países de Latinoamérica:
Argentina, Perú y Colombia.
Las 3 últimas Conferencias Generales del CELAM: Puebla (1979), la opción preferencial por los
pobres y los jóvenes, destinatarios de la evangelización; Santo Domingo (1992), los laicos como
protagonistas de la nueva evangelización; Aparecida (2007), los «discípulos misioneros», tenían el
objetivo de poner al continente al servicio de la misión.
Por la crisis familiar, política y social, los jóvenes latinos buscan la autoafirmación del yo, necesitan
asegurar su desarrollo personal. Algunos están muy formados y tienen muchas capacidades, pero
15
El papa Francisco define en el capítulo séptimo de la CV los distintos ámbitos de la pastoral juvenil de acuerdo a sus inquietudes.
16A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2000, p.17
17
A vino nuevo odres nuevos, n.8
18
Los rasgos de la juventud latina que aquí se describen, han sido sacados del encuentro de formación permanente de las comunidades
de Latinoamérica en el contexto del retiro anual en el año 2019.
Plan formativo SEMD
se enfrentan a una precariedad laboral. La falta de recursos económicos supone tensión familiar,
por este motivo muchos buscan trabajo para no ser una carga en casa, así como para pagarse sus
gastos. La frustración de no encontrar trabajo influye en las generaciones posteriores disminuyendo
su motivación para estudiar. Las redes sociales suponen, a veces, una vía de escape para los
conflictos familiares y sociales. Sueñan con ir a Europa o EEUU para desarrollarse
profesionalmente, pero también sueñan a veces con progresar para poder transformar la realidad
que les rodea, lo cual es muy positivo. Son muy solidarios. A la vez, existe en ellos una dificultad
para el compromiso: muchas veces les mueve la recompensa, “¿qué van a recibir?” Es una
sociedad muy maltratada históricamente y esto les hace que se muevan solo por aquello donde
puedan obtener una ganancia personal o mérito. Les atrae la diversidad, no les asusta. Son
flexibles. No tienen referentes fuertes. Hay una falencia en la comunicación humana. Vienen de
contextos familiares donde la comunicación ha sido muy pobre.
Los jóvenes de la llamada «generación Y» son nativos digitales, les encanta crear contenido en las
redes sociales, necesitan sentirse protagonistas. Son más visuales, tienen menos capacidad de
escucha y atención. No tienen filtro en el entretenimiento digital, lo que supone que los límites entre
lo real y lo virtual quedan desdibujados. Sienten las experiencias solidarias como un lugar donde
pueden aportar sus talentos, dones, sensibilidad. También hay en ellos un cierto desencanto, crisis
de ideales, no hay vida perfecta, hay que conformarse con lo que hay «aquí y ahora», disfrutar el
presente. Buscan en la droga, el sexo, la violencia la felicidad sin necesidad de esconderlo (Música
TRAP, peleas de gallo). Tienen una vivencia de la sexualidad precoz, desde los 11 años es común
mantener relaciones. Los contextos socioeconómicos más precarios influyen en negativo en la
capacidad de soñar y proyectarse hacia el futuro. Se vivencia como normal un alto índice de fracaso
escolar. Hay pocas motivaciones para el estudio.
Por las fuertes situaciones que se viven a nivel familiar tienen necesidad de ser escuchados, se
abren cuando perciben espacios de confianza. Hay necesidad de reconciliación. Tienen cierta
infravaloración, mirada negativa sobre ellos mismos. Tienden a valorar más lo que viene de fuera
que su cultura y sus raíces. Sin embargo, son muy inclusivos, tolerantes especialmente con el tema
de la ideología de género, homosexualidad. Lo viven con normalidad. Hay mucha confusión. Están
abiertos a espacios donde con claridad se habla de los temas. Debido a la satisfacción inmediata
de las necesidades que nos impone la publicidad viven con frustración todo lo que supone proceso,
espera, sacrificio, como, por ejemplo, estudiar una carrera.
Todos estos rasgos habrá que tenerlos en cuenta a la hora de la formación para la vida consagrada
en este contexto.
Hacemos esta reflexión desde la experiencia misionera en los siguientes países de Asia: Filipinas,
Japón y Corea del Sur.
Asia es el continente más extenso y poblado de la Tierra. Con cerca de 45 millones de km², supone
el 8,74 % del total de la superficie terrestre y el 29,45 % de las tierras emergidas y, con alrededor
de 4,463 millones de habitantes, el 69 % de la población mundial. Tiene 49 países.
Asia es la cuna de las cinco grandes religiones mundiales; el judaísmo, el cristianismo, el islamismo,
el budismo y el hinduismo. La religión mayoritaria de Asia es el budismo, practicado principalmente
en el Este y Sudeste Asiático. El cristianismo es mayoritario en Filipinas y Timor Oriental, y tiene un
alto porcentaje en Corea del Sur y Armenia pero tiene importantes minorías en Asia. A diferencia
de otros continentes, la religión en Asia es de gran importancia y en muchos países es vista como
parte de la identidad étnica. El cristianismo es mayoritario sólo en Filipinas y Timor Oriental, en el
resto de los países es minoritario: 0.3 % en Japón y 10% en Corea de la población.
Desde la Palabra de Dios
“Cuando se acercaban a las puertas de la ciudad de Naím vieron que llevaban un muerto,
hijo único de su madre, viuda, y una muchedumbre bastante numerosa de la ciudad la
9 I PARTE: Marco formativo
19
Base del II Congreso Internacional de Youcat y Nueva Evangelización en Iloilo, Filipinas del 7 al 10 de noviembre 2019
20
Reflexión tomada de una carta abierta que los jóvenes filipinos escribieron a los Obispos el 31 de mayo de 2018 durante 3 días de
reflexión sobre la realidad juvenil en Filipinas.
Plan formativo SEMD
Sed de conocer el Evangelio y cuando entran en la experiencia de Dios se abren y son muy fieles.
11 I PARTE: Marco formativo
Hacemos esta reflexión desde la experiencia misionera en el país de Togo, tenemos dos
comunidades en Lomé y Dapaong.
Togo, está en un proceso de asimilación del Evangelio. En algunas zonas estamos en la primera
evangelización, ya que hay diócesis que fueron creadas hacia los años 70. Esto conlleva muchos
desafíos a tener en cuenta, así como un descubrimiento cada vez más fuerte de la riqueza del joven
togolés. El joven togolés es alegre, tiene una capacidad fuerte de resiliencia, mucha fuerza para
levantarse tras la caída y una sensibilidad muy fuerte a Dios y a lo sagrado. La apertura a lo
transcendente, a Dios y la comunión con la naturaleza es muy importante para él. Para la gran
mayoría, la vida les impone unas condiciones desfavorables que hace que les pidan luchar mucho
por su futuro. Algunos aspectos importantes en el trabajo con los adolescentes y jóvenes
estudiantes en Togo son los que siguen a continuación.
Plan formativo SEMD
La precariedad laboral:
Hay una gran precariedad laboral y de medios para que los jóvenes puedan salir adelante. Esto
provoca que la familia intente sobrevivir con el mínimo de los medios y el máximo de la solidaridad
e interdependencia familiar en ciudades pequeñas o pueblos. Algunos van a la escuela, lo que abre
el horizonte con respecto a las generaciones anteriores, pero el mismo sistema educativo es pobre,
con una mayoría de enseñantes poco formados y con clases sobrecargadas de un centenar de
alumnos. El aprendizaje es repetitivo, no se facilita un desarrollo reflexivo y crítico que les de
elementos de enfrentarse a la vida, a la sociedad y al mundo.
A los jóvenes que van a la universidad se les abre un horizonte más amplio y deseos de construir
una sociedad más justa, pero las condiciones de enseñanza y de vida (anfiteatros sin lugares para
todos, transporte precario etc.), son difíciles de soportar y de gestionar sobre todo para el joven que
viene del interior a la capital. Es muy difícil para ellos encontrar pequeños trabajos que les permitan
salir adelante durante sus estudios. También está la dificultad de encontrar un trabajo después de
tener una licencia, lo que les lleva a una gran inestabilidad e inseguridad laboral.
La tensión entre tradición y modernidad:
En un mundo que cambia día tras día, los jóvenes togoleses se encuentran entre la tradición y la
post-modernidad. Sus padres están aún enraizados en los valores y la manera de hacer, los ritos y
las creencias animistas o de religiones tradicionales que provienen de un mundo rural.
Su formación escolar y universitaria les ayuda a cambiar su forma de pensar. La influencia de los
medios (TV) y el mundo digital, imprimen en los jóvenes sus imágenes, sus visiones, sus valores,
muchas veces contrarios a sus creencias. Sobre todo, el individualismo que no es muy propio de la
cultura, centrándose en sus deseos, sueños y necesidades. Esto por una parte es bueno, ya que
cada joven puede escuchar sus deseos más profundos, pero entran fácilmente en conflicto con los
deseos de sus mayores, ya que para la gran mayoría de los jóvenes la voluntad del padre o del tutor
determina bastante la forma de proyectar su futuro. Se va también percibiendo menos respecto
hacia los mayores por parte de los jóvenes.
El individualismo, hedonismo, consumismo (“todo es lícito”) entran en conflicto con los valores
tradicionales como la austeridad, la sencillez, la disciplina, la capacidad de sacrificio, el aguante, la
virginidad y la descendencia. La poligamia es bastante frecuente, pero pocas veces las diferentes
esposas e hijos logran vivir juntos y menos aún en paz. Las relaciones sexuales tempranas impiden
la formación de parejas maduras y estables, ya que son padres y madres prematuros.
La infravaloración
Los jóvenes muestran una cierta infravaloración, no se sienten orgullosos de ser togoleses. Esto
provoca que muchas veces rechacen sus raíces. Su ideal de vida se encuentra en otro lugar, fuera
de Togo. Se aprecia sin filtro lo que viene de fuera, creyendo que la riqueza material resolverá los
problemas. A los jóvenes, en muchas ocasiones, les falta la motivación para emprender algo nuevo.
Pueden caer en el pesimismo y la desesperación. «Todo cambia» pero las condiciones no mejoran.
La situación, por lo tanto, favorece la corrupción, la mentira, el robo y diferentes maneras de evasión
(alcohol, droga, relaciones de una noche, etc.) La necesidad excesiva de hacer fiesta, bailar pueden
siempre expresar las energías vitales, pero también pueden ser un modo de evadir los problemas.
Romperse o forjarse:
Por los sufrimientos de la precariedad en los diferentes ámbitos de su vida, los jóvenes corren el
peligro de romperse: pueden caer en la desesperación y en la depresión. Sin embargo, las
posibilidades limitadas pueden también forjar en los jóvenes valores como la disciplina, la
13 I PARTE: Marco formativo
austeridad, la capacidad de sacrificio por una causa o por el futuro, de ellos mismos o de sus futuros
hijos. La necesidad puede despertar las energías vitales para luchar en favor de la vida.
Lo que no se puede controlar de la vida puede forjar la flexibilidad y la capacidad de adaptación a
las diferentes circunstancias. El desafío de la vida puede volver a las personas más fuertes. La
limitación de los medios puede desarrollar una creatividad que se desenvuelve con pocas cosas.
La situación multiétnica del país, que podríamos llamar falta de unión, puede provocar una apertura
a las otras culturas. La pequeñez del país, que lo hace necesitado y dependiente de otros países
(africanos o europeos), puede ayudarles a reconocer la importancia de aprender otros idiomas.
Otros aspectos importantes:
- Creer en la providencia, pero ¿cómo?
Hay una fe en la providencia de Dios que sostiene a los jóvenes en las situaciones más difíciles:
creen que Dios dará lo que se necesita y que habrá una salida, una solución. Es una fe útil en todos
los aspectos imprevisibles e incontrolables de la vida, pero por otro lado, esta «fe ciega», muchas
veces impide que los jóvenes miren la vida a largo plazo: programar, construir poco a poco, ahorrar
para ir más lejos, proponerse objetivos, elaborar y realizar un proyecto de vida.
- Los lazos afectivos de amistad: son especialmente importantes para los jóvenes. Estas amistades
se crean gracias a los encuentros gratuitos e intercambios intensos. En este mundo en cambio,
estos lazos continúan a menudo a través de los medios de las redes sociales: WhatsApp, Facebook,
Twitter, ect.
-Importancia de los proyectos: Teniendo pocos proyectos de vida, los jóvenes se entusiasman por
unos proyectos a corto plazo (semanas, meses o un año) que les parecen útiles e interesantes.
-Importancia de los modelos e ideales: Los jóvenes, que dan menos autoridad a las generaciones
precedentes, buscan al mismo tiempo personas de referencia. Toman como modelos a personas
del su alrededor que han «tenido éxito»: profesores, empresarios, ricos, pero también personas
auténticas, solidarias, comprometidas con los otros, etc.
Los desafíos de la Evangelización:
Es urgente proponerles los valores del Evangelio: la fraternidad universal, la misericordia y el
perdón, la amistad del hombre con Dios que lo levanta y lo dignifica.
Es urgente formar las conciencias, lugar sagrado de la presencia y de la voz de Dios en la persona.
Ayudarles a discernir por ellos mismos lo que son los valores que llevan a la vida y los que llevan a
la muerte, ya sean valores heredados de la tradición o valores «modernos» u «occidentales».
Plan formativo SEMD
Los SEMD somos una familia misionera que se dedica al anuncio del Evangelio desde el encuentro
personal con Dios y en comunidad y que siente la llamada a formar misioneros para el mundo.
• La formación de misioneros
Nuestro deseo es que, lo que Dios nos ha confiado, lo podamos transmitir responsablemente a
personas que, a su vez, puedan vivirlo y anunciarlo. Éste ha sido el método de Jesús y de sus
apóstoles: confiarlo a hombres y mujeres fieles que sean capaces de instruir a otros24.
Anunciar el Evangelio y formar misioneros en este momento de la historia nos exige estar muy
atentos, abiertos e intentando discernir continuamente los signos de los tiempos25.
21
Esta definición del carisma se formuló en el Belén 2018 (IV Asamblea General).
22
SEMD, Libro de la Vida, 2016, p.54.
23
Ibid. p. 197.
24
cf. 2 Tm 2, 2.
25
cf. Mt 16, 3.
26
SEMD, Libro de la Vida, 2016, p. 31-32.37. Fuente de Espiritualidad. El Cristo crucificado de hoy
27
Jn 19, 28.
15 I PARTE: Marco formativo
de un mundo más humano para todos. El responder a su sed con nuestra pobre vida es la alegría
más grande y profunda que podemos experimentar. Y da sentido, orientación e impulso a cada uno
de nuestros días y despliega en nosotros capacidades de amor y libertad nuevas. El «Te necesito»
de Jesús, es la expresión de amor y valoración más grande de nuestra vida. Pasando a ser vitales
e insustituibles en su corazón.
Desde su amor de misericordia28
Su amor de misericordia nos levanta, nos restaura y nos mueve a amar de la misma manera
a todos los hermanos. Nos devuelve nuestra identidad más genuina, somos hijos de Dios y
hermanos de todos los hombres.
El Amor con el que nos ama y ama a cada hombre y mujer de esta tierra es un amor de
misericordia. Un amor que cree en nosotros, que no ha ahorrado ningún esfuerzo en venir a
buscarnos como a la oveja perdida entre las zarzas. Nos ha colocado sobre sus hombros y, con
todo cariño, nos ha llevado a casa. Desde la cruz, lejos de juzgarnos, nos abraza efusivamente,
pone un anillo en nuestras manos, sandalias en nuestros pies y organiza una gran fiesta. Pues bien,
“Cristo murió por nosotros que éramos pecadores, ¿puede haber mayor prueba del Amor que Dios
nos tiene?” La misericordia de Dios nos salva cuando, tocando fondo en la propia vida, somos
capaces de reconocer nuestra miseria y pecado y acogemos al amor gratuito de Dios. Y ahí, desde
esa experiencia de sabernos perdonados y amados, nos descubrimos criaturas nuevas que pueden
vivir en adelante con la libertad de los hijos de Dios.
En todas las etapas de este proceso formativo queremos vivir desde este clima de
misericordia creyendo que es el mejor medio para renacer a una vida nueva.
Desde el servicio29
En la Comunidad SEMD hemos adoptado como logo el símbolo del lavatorio de los pies30.
Constituye para nosotros mucho más que un logo o un signo, es un programa de vida y de misión.
Como Jesús queremos vivir nuestra consagración y misión como servicio. Vamos a encontrar la
alegría de dar la vida en servir más que en ser servidos.
El lavatorio no sólo es un acto de amor extremo y de servicio, es además lo que rescata en
nosotros y entre nosotros la comunión. A través de él, Jesús nos hace descubrir, desde su corazón
manso y humilde, el don de cada hermano. Nos transmite que todos somos polvo, necesitados de
ser amados en lo no amable y de ser lavados porque si no nos dejamos lavar no tendremos parte
con Él31. Su humildad sincera nos hermana, nos seduce y nos enseña a construir la unidad
descubriendo que para crearla no hay otro camino que el del servicio y la misericordia mutua,
considerando a los demás superiores a nosotros mismos32.
Este clima de humildad, servicio y fraternidad será esencial en el camino formativo.
2.2.2. Núcleo integrador: El trato personal con Cristo33
28
Ibid. p. 40.
29
SEMD. Libro de la Vida. 2016. 4.4.4. El lavatorio de los pies. Una forma de vivir. p.73.
30
Cf. Jn 13
31
Cf. Jn 13, 8.
32
Cf. Flp 2, 3.
33
A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2000, p. 35.
34
SEMD, Libro de la Vida, 2016, Cap. IV. Vivencia de la comunión con Cristo, p. 109-164.
Plan formativo SEMD
El objetivo central del camino formativo es la preparación de la persona para la total consagración
de sí misma a Dios en el seguimiento de Cristo, al servicio de la misión. Esta experiencia ha de
mantenerse a lo largo de toda la vida y ha de convertirse en la actitud interior desde la cual encarar
el seguimiento de Jesús. El mismo Jesús lo dijo: «Permaneced unidos a mí porque separados de
mí no podéis hacer nada» (Jn 15).
La unión con Jesús se continúa en el encuentro con cada hermano. La vivencia de la comunidad y
la misión la vivimos en continuidad en este trato con Cristo. Solo el encuentro personal con Cristo
es fuente de novedad de vida. Por eso necesitamos cada día ponernos a su escucha para orar,
compartir la fe y acompañarnos en el seguimiento de Cristo y en su misión.
El fin del itinerario formativo para los misioneros es la consagración a Dios en el seguimiento de
Cristo, al servicio de su misión en el mundo. El objetivo será pues convertirse en el Siervo humilde
y obediente al Padre, libre para dar su vida por amor a la humanidad35.
Toda la formación ha de entenderse como proceso de identificación con Cristo, como un verdadero
discipulado. En la formación se trata de adquirir una identidad humano-espiritual, a partir de los
procesos de identificación con Jesús y su proyecto de vida que es el Reino, según la forma
carismática de los SEMD. La formación girará en torno a cuatro dimensiones primordiales: humana,
espiritual, fraterna y misionera.
Un modelo teologal e integral que atiende a todos los niveles de relación en los que se mueve la
persona. Hablamos de modelo teologal integral porque lo teologal se vive de forma contextualizada.
Se trata de tener en cuenta todos los contextos, dimensiones y niveles en los que nos movemos en
la vida diaria: lo personal, corporal, comunitario, institucional, local, global. Por eso hablamos de un
paradigma teologal-integral: buscamos a Dios y su voluntad para asentir a ella en libertad y por
gracia, insertos en contextos diversos.
DIMENSIÓN DIMENSIÓN
FRATERNA HUMANA
DIMENSIÓN
ESPIRITUAL
La formación tiene que abarcar a la persona entera de modo que, a través de todo lo que la persona
piensa, siente, hace y dice, manifieste de forma progresiva su pertenencia a Dios al servicio de los
hermanos desde la misión específica de la Comunidad.
El documento Vita Consecrata es muy explícito a este respecto: «La formación, por tanto, debe
abarcar la persona entera, de tal modo que toda actitud y todo comportamiento manifiesten la plena
y gozosa pertenencia a Dios, tanto en los momentos importantes como en las circunstancias
ordinarias de la vida cotidiana. Desde el momento que el fin de la vida consagrada consiste en la
conformación con el Señor Jesús y con su total oblación, a esto se debe orientar ante todo la
formación. Se trata de un itinerario de progresiva asimilación de los sentimientos de Cristo hacia el
Padre. Siendo éste el objetivo de la vida consagrada, el método para prepararse a ella deberá
contener y expresar la característica de la totalidad. Deberá ser formación de toda la persona, en
cada aspecto de su individualidad, en las intenciones y en los gestos exteriores»38.
Esta «totalidad», pues, debe estar en relación con las distintas dimensiones educativas: «Se ha de
prever, por tanto, una preparación humana, cultural, espiritual y pastoral, poniendo sumo cuidado
en facilitar la integración armónica de los diferentes aspectos. A la formación inicial, entendida como
un proceso evolutivo que pasa por los diversos grados de la maduración personal —desde el
psicológico y espiritual al teológico y pastoral—, se debe reservar un amplio espacio de tiempo. En
el caso de las vocaciones al presbiterado, viene a coincidir y a armonizarse con un programa
específico de estudios, como parte de un itinerario formativo más extenso»39.
Dimensión espiritual
La experiencia viva y personal de Dios se hace vital para el/la misionero/a en formación a través de
la oración diaria con la Palabra de Dios, la celebración de la Eucaristía y la vivencia sacramental, la
profundización en las fuentes de espiritualidad de los SEMD y la «lectura creyente» de los
acontecimientos de la vida personal, comunitaria, social y eclesial.
«Para nosotros, la oración en sí ya es muy misionera. Los tiempos de oración que pasamos delante
de Jesús en la cruz, nos preparan la sensibilidad para reconocerle después en la vida. Es el lugar
donde su ternura y su compasión prenden en nosotros el fuego de un corazón enamorado,
llevándonos a buscarle en cada momento de la jornada»40.
38
VC n. 65.
39
Ibid.
40
SEMD, Libro de la Vida, 2016, p. 113.
19 I PARTE: Marco formativo
En la etapa de la formación inicial se va consolidando la opción personal y definitiva por Jesús como
misionero/a SEMD viviendo la vida progresivamente desde la lógica evangélica, y se fortalece la
opción por la pertenencia a la Comunidad creciendo en amor y compromiso con ella.
A lo largo de las dos grandes etapas, inicial y permanente, se descubre y «saborea» la importancia
de la relación con la Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra. Verdadera Madre misionera
que lleva a todos sus hijos en el corazón.
Dimensión humana
La primera necesidad de la formación es que el/la misionero/a cuente con una base humana
adecuadamente preparada. La persona ha de ser mínimamente consciente, libre y responsable,
con capacidad de relación interpersonal y con capacidad de trascenderse41.
Según el documento Vita Consecrata «La dimensión humana y fraterna exige el conocimiento de sí
mismo y de los propios límites, para obtener el estímulo necesario y el apoyo en el camino hacia la
plena liberación. En el contexto actual revisten una particular importancia la libertad interior de la
persona consagrada, su integración afectiva, la capacidad de comunicarse con todos,
especialmente en la propia comunidad, la serenidad de espíritu y la sensibilidad hacia aquellos que
sufren, el amor por la verdad y la coherencia efectiva entre el decir y el hacer»42.
Además, se está especialmente atento para acompañar el proceso de «re-ubicación» de los vínculos
familiares, la relación con los/as amigos/as, la utilización de los medios de comunicación y las redes
sociales, el disfrute de los espacios de recreación y descanso, el aprendizaje adecuado de la
limpieza y el orden a nivel personal y comunitario, la responsabilidad en las tareas de la casa, etc.
41
A. Cecini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, Salamanca 2000, p. 97-123
42
VCn. 71
43
Centro de Formación Inicial y Permanente de la Vida Consagrada “Santo Tomás de Aquino”. Cursos destinados a Religiosas/os de
votos temporales y perpetuos, Institutos Seculares, Vírgenes Consagradas, Diáconos Permanentes, Sacerdotes y Laicas/os, Ciudad de
Buenos Aires. En las otras zonas de la comunidad se buscaran cursos equivalentes.
Plan formativo SEMD
Dimensión fraterna
Como Comunidad de Servidores, a nivel fraterno y en el ámbito de la formación tanto inicial como
permanente, se incluyen los espacios semanales o cada quince días de la revisión de vida, los
retiros semanales comunitarios, las pautas de oración diarias, el encuentro comunitario anual a nivel
internacional que incluye espacios de retiro y formación, y por supuesto, todo lo que conlleva la
convivencia cotidiana.
«…hemos ido descubriendo que la mejor manera de cuidar la experiencia viva de Dios es poner en
común nuestra fe y nuestra vida. La mayor ayuda que nos podemos dar es transmitirnos la mirada
de Dios, (…) hemos sentido que Dios iba amasando nuestras vidas desde una experiencia de fe
compartida y vivida juntos. Esta fe intentamos transmitirla en momentos comunitarios, como pueden
ser las revisiones de vida o las pautas de oración, (…) Es muy diferente conocer del otro sólo su
forma de ser, su personalidad, sus valores o forma de pensar, a conocerle desde Dios, es decir,
desde la experiencia de fe que ha ido marcando su vida»44.
Cobra vital importancia, a lo largo de las dos grandes etapas formativas la conciencia de pertenencia
a la Iglesia, el amor y el compromiso con la realidad eclesial local en cualquiera de los contextos en
los que se encuentre la Comunidad, la vivencia de la misión propia de SEMD como don y servicio
dentro de la Iglesia, y la participación en acontecimientos y tareas eclesiales.
Dimensión misionera45
«El mayor regalo que Dios nos ha hecho es el de un corazón misionero que se sabe enviado por Él
en todo momento. (…) Dios derrama sobre nosotros su Espíritu, que tiene una increíble creatividad,
para podernos acercar a las distintas realidades de los hermanos, escuchar sus inquietudes y
llevarles poco a poco hacia el encuentro con Dios»46.
Durante la etapa inicial de formación se realizan experiencias misioneras vividas desde el carisma
propio de la Comunidad.
«La vida comunitaria, ya desde la primera formación, debe mostrar la dimensión intrínsecamente
misionera de la consagración. (…) será útil introducir durante el periodo de formación inicial, y con
el prudente acompañamiento del formador o formadora, experiencias concretas que permitan
44
SEMD, Libro de la Vida,2016, p. 167-168
45
Siempre que se hable de esta dimensión se refiere a la dimensión apostólica vivida desde el carisma de SEMD.
46
SEMD, Libro de la Vida, 2016, 189-190
21 I PARTE: Marco formativo
ejercitar, en diálogo con la cultura circundante, las aptitudes apostólicas, la capacidad de adaptación
y el espíritu de iniciativa»47.
Durante el periodo de formación inicial, se dedica un tiempo oportuno para la formación pastoral,
con elementos teóricos y experiencia práctica, desde nuestro carisma misionero.
Como Comunidad se está en continua búsqueda y actualización de los métodos, medios y objetivos
de las actividades y propuestas misioneras y de formación, teniendo en cuenta las condiciones
cambiantes de la historia y la cultura en los distintos países en los que estamos presentes.
La formación será pues procesual para todos y para siempre. La formación debe abarcar a la vez
toda la vida y todos los aspectos de la vida, todos los ámbitos y todas las etapas de la vida. El
carácter procesual de la formación es uno de los principios pedagógicos fundamentales de la
formación hoy. Un proceso es un camino dinámico, evita el estancamiento y fomenta la progresión
de la persona, de las experiencias y contenidos. Proceso significa avanzar, ir hacia delante. Pero
no un ir hacia delante como movimiento exclusivamente lineal. Se trata de una dinámica reversible,
de ida y vuelta, de dentro hacia fuera y de fuera hacia dentro49.
La formación entendida para todos y para siempre significa que la formación se comprenda como
el arte de desencadenar procesos que involucran a personas, comunidades, provincias e
instituciones enteras. Si solo cuidamos la formación inicial agudizamos la brecha entre
generaciones. La formación inicial sólo puede ser renovada realmente si se inserta y se renueva la
formación permanente.
47
VCn. 67.
48
La formación es un itinerario continuo, supone caminar juntos en una dinámica de búsqueda y discernimiento. CIVCSVA, Caminar
desde Cristo, n. 15.
49
La llamada de la formación procesual en todas las etapas de la vida tiene como finalidad ayudar a vivir con intensidad cada fase en su
inicio, desarrollo, crisis y resolución hasta amanecer un día en la orilla de la etapa siguiente. Es decir, escoger la vida en cada etapa y
en cada circunstancia. El documento hace una llamada a ser creativos en la búsqueda de nuevos itinerarios formativos. CIVCSVA, A
vino nuevo, odres nuevos n. 5
Plan formativo SEMD
Las directrices del CVII a través de Perfectas Caritatis y las enseñanzas de documentos posteriores,
Vita Consacrata, llaman a descubrir las raíces de la VC a partir del modelo dinámico de vida trinitario.
La VC se entiende así desde un modelo de comunión y misión. La VC se concibe en el misterio de
Cristo y de la Trinidad50. Desde un dinamismo trinitario donde la obra de la creación redención y
santificación se pone en paralelo con los procesos de individuación, personalización y socialización.
Los verdaderos agentes formativos son las mismas personas divinas, La Santísima Trinidad Padre,
Hijo y Espíritu Santo obrando en la persona. El dinamismo de vida trinitaria es participación en la
acción del Padre que, mediante el Espíritu, infunde en el corazón los sentimientos del Hijo. La fuente
es el Padre, Cristo el centro de la vida consagrada y el Espíritu Santo el alma y animador de la
formación.51
La formación es entendida como proceso de identificación con Cristo. Cristo es el modelo de toda
la formación52. El principio formativo es sobre todo cristocéntrico, siguiendo la dinámica de la
Encarnación y del dinamismo pascual. El paradigma de la Encarnación es sin duda el criterio
hermeneútico apropiado para ahondar en el misterio del hombre.
Cristo no solo nos revela el verdadero Dios sino al verdadero hombre53. En Cristo se da la verdadera
integración de lo humano y lo divino (unidad en la diversidad). A través de la Encarnación quiso
Dios devolver a la vida humana la dignidad originaria. El hombre que quiere comprenderse a sí
mismo no lo hace a través de percepciones y medidas inmediatas, parciales y a menudo
superficiales incluso ilusorias, debe con toda pasión adentrarse en el misterio de la persona de
Cristo con todas sus ambigüedades, incertidumbres, debilidades incluso en su condición pecadora,
entrar en su misterio de la Encarnación y su misterio Pascual con su vida y con su muerte para
encontrarse a sí mismo54.
El misterio pascual de Cristo nos da nueva vida, nos extrae del abismo del pecado y de la muerte y
nos eleva a la unión con Dios en Cristo. La Pasión y Resurrección de Cristo nos saca del poder del
abismo. Los redimidos huyen de las tinieblas del pecado para que resplandezca la gloria de Cristo
destruyendo la tenebrosidad de nuestras culpas.
- muerte al yo, a todo lo que nos oprime y esclaviza por el pecado. Camino de sanación55. Es
integrando toda la condición humana como podemos hacer un proceso de cambio y maduración.
No se trata tanto de anulación sino de transformación, redención, sanación.
50
VC n. 14
51
Cf. CIVCSVA, Caminar desde Cristo, n. 20
52
La vocación religiosa es fruto del encuentro interpersonal de la persona con Dios que le invita a ser en Cristo una criatura nueva, para
poder exclamar con Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (Gal 2,20).
53
GS 22.
54
Cf. LG; RH 10.
55
Se trata de poder desprenderse de todo aquello que en aquel momento se asumía como lo mejor posible, sin más información ni
reflexión personalizada; para asumir ahora nuevos significados de pensamiento y hábitos de conducta a la luz de la realidad que acontece
y las personas con las que convivimos, permaneciendo abiertos a nuevos cambios según el diálogo y las circunstancias de la vida lo
requieran. A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2000, p. 42-43
23 I PARTE: Marco formativo
«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Lc 9,23)
- Quitar trabas. libertad de todo lo que ahoga o inhibe la persona, las esclavitudes o dependencias.
- Poner fundamentos, libertad en Cristo. Libertad edificada en el cimiento sólido de Cristo desde el
trato personal con El.
- Orientar la libertad para la misión. La orientación de vida ha de extenderse a todos los ámbitos de
la persona en el seguimiento de Jesús servidor en pobreza de corazón, pureza de corazón y
obediencia al Padre en la misión que le ha confiado.
«Os he destinado para que os pongáis en camino y deis fruto abundante y duradero» (Jn 15,16).
Otro rasgo característico para vivir la vocación y misión es vivirla en comunidad. La persona ha de
sentirse identificada con la misión de SEMD; para que no trabaje al margen del proyecto pastoral
de la comunidad; participe de las tareas apostólicas de la comunidad en cada lugar; esté disponible
a servicios comunitarios y se sienta identificado con el espíritu de la Comunidad.
En la formación se busca que las experiencias apostólicas sean acordes con nuestra forma de vivir
la misión para que se ejercite en el difícil arte de unificar la vida. Se tratará de que la persona
descubra y guste la nobleza liberadora que comporta ser misionero⁄a servidor del Evangelio.
Para poder vivir la vocación misionera consagrada de forma plena, integrando todas las
dimensiones de la vida humana es necesaria una idoneidad y unas motivaciones claras. «Hay dos
elementos imprescindibles que se van imponiendo a la hora de configurar el nuevo paradigma
formativo de la vida consagrada: idoneidad y motivación. El primero hace referencia a las
condiciones básicas de madurez integral de la persona sin las cuales es imposible sostener
56
La propuesta de identificación con Jesús el Cristo ni anula, ni excluye el camino de personalizar la vida y la fe. Tampoco el arduo
proceso de la purificación del deseo. A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, p. 42-43
57
Ser libres del hedonismo narcisista o el individualismo o búsqueda de gratificaciones que permita unas relaciones positivas con ambos
sexos (integrar su condición sexuada para establecer relaciones personales desde los valores evangélicos) A. Cencini, Los sentimientos
del Hijo, p. 42-43
58
A. Cencini en los sentimientos del Hijo desarrolla tres niveles de libertad y los pone en relación con las etapas formativas. Pre noviciado
con libertad de; noviciado con libertad en; post noviciado con libertad para. Cf. p. 43-46
Plan formativo SEMD
Colomé define la motivación como: «el conjunto de factores que inician, sostienen y dirigen una
conducta». Para él la motivación para ingresar en una comunidad es doble:
✓ Por Dios.
✓ Por sentirse identificado con el carisma, con la vida y misión de SEMD.
La motivación será la que haga que la persona se determine por este estilo de vida, será la que la
sostenga en todos los momentos y etapas de la vocación y será la que dirija y guíe todas sus
acciones.
También deberá incluirse en la formación permanente una revisión continua de las motivaciones.
Lola Arrieta expresa esta idea de la siguiente forma: «Necesitamos tener clara la visión fundante y
el objetivo que nos reúne como cristianos y religiosos, de lo contrario no habrá respuestas a las
preguntas permanentes sobre el sentido de nuestra vida y vocación: ¿A qué vine? ¿Por qué
continuo aquí? La respuesta a estas preguntas pasa por tener en cuenta los retos actuales a la vida
religiosa desde la realidad de nuestro mundo»61.
Las personas que hacen una opción de consagración se comprometen a seguir a Jesús asumiendo
sus sentimientos y forma de vida62, viviendo las bienaventuranzas desde la profesión de los
consejos evangélicos de castidad, de pobreza, de obediencia y de amor fraterno, como dedicación
total al Reino afirmando así la primacía de Dios y de los bienes futuros. Siguiendo la dinámica de la
Encarnación, queremos seguir a Jesús pobre, casto, obediente y fraterno. Queremos ser para el
mundo memoria viviente del modo de ser y de actuar de Jesús encarnación de la misericordia del
Padre para todos los hermanos63.
Queremos vivir nuestra vida a los pies de Cristo Crucificado y a los pies de cada hermano. A los
pies de Cristo, para como Pablo, poder expresar «para mí la vida es Cristo y la muerte ganancia»64.
«No quise saber entre vosotros sino a Jesucristo y este crucificado»65. Queremos vivir seducidos y
enamorados de Cristo en una unión íntima y continua con Jesús, permanecer en ese sabor esponsal
59
R. Colomé, Descripción del modelo formativo “Integrativo-Teologal-Cristológico”, curso formadores CIDALC-CODALC, Lima 2015.
60Posteriormente, en la segunda parte del plan formativo, cuando se detallen cada una de las etapas del proceso, también se darán
algunos indicadores más precisos para determinar la idoneidad de la persona para la vida consagrada. Los que indicamos aquí son
tomados de R. Colomé en el documento anteriormente citado.
61
L. Arrieta, Mejorar la formación hoy en la vida religiosa, revista CONFER nº 179. Julio – septiembre 2007.
62
VC, n. 18.
63
VC, n. 22.
64
Cf. Ga 2, 20.
65
Cf. 1Cor 2, 1.
25 I PARTE: Marco formativo
que da sabor a nuestra vida, en esa mirada fija en sus ojos. Esto no nos hace caer en un intimismo
que nos aísla de los otros, al contrario, tiene mucho que ver con estar presentes, despiertos, al
cuidado de lo que necesita el hermano. Esto es lo que expresa «a los pies de cada hermano»
queriendo estar despiertos a lo que pasa en la comunidad, en la realidad eclesial donde estamos y
despiertos a lo que pasa en nuestro mundo.
Nuestra consagración y misión tiene a Cristo como fuente inspiradora de libertad y fecundidad. El
mundo de hoy y la Iglesia necesitan el testimonio vivo de hombres y mujeres enamorados de Cristo,
con corazones íntegros capaces de amar con un amor verdadero, potenciando lo genuino del otro
siendo un estímulo en el camino de seguimiento y consagración. Cristo se alegra por nuestras vidas
entregadas, respeta nuestra libertad y valora el amor escondido detrás de nuestras opciones. El
será la fuente, la paga y la recompensa y la mejor herencia a dejar a nuestros hermanos. La vivencia
de nuestra misión nos une más y más a Cristo.
Optamos por seguir a Cristo pobre. En nuestro caminar en la fe, el Señor nos ha hecho ahondar los
caminos de Jesús servidor en pobreza y humildad y nos hemos dado cuenta de que la vida de Dios
se custodia, se mantiene y transmite desde el clima de la pobreza de corazón. Para que nuestros
hermanos experimenten que les queremos de verdad, necesitan percibir un amor gratuito y
universal, sin ningún interés, muy al servicio, muy «desde abajo». La pobreza evangélica tanto
material como espiritual nos lleva a vivir confiados en la Providencia de Dios Padre cada día y
«buscar el Reino por encima de todo»66. Por eso, queremos aprender a vivir como Jesús confiados
en el amor providente del Padre sin disponer de ningún bien propio teniendo a Jesús como único
tesoro.
Optamos libremente por el celibato o la castidad perfecta por el Reino para vivir con un corazón
indiviso nuestra total consagración a Dios. Queremos vivir en comunión de amor con el Señor
teniéndole como centro de la vida y fuente continua de toda iniciativa. Queremos cuidar una especial
intimidad que nos lleve a ser constantemente conducidos por su voz y sostenidos por su gracia67.
Su entrega hasta el extremo en la cruz nos lleva a entregarle totalmente nuestras vidas para poder
así revelar su amor hasta el extremo. Contemplar a Cristo pobre, frágil, herido, necesitado en
hermanos del mundo entero, nos lleva a relativizar lo que no es fundamental. Cristo se hace
mendigo de nuestra vida diciéndonos hoy: «si quieres, puedes curarme»68. Cristo precisa de un
corazón limpio para «curarle» y amarle en los hermanos más pobres y necesitados y hacer de cada
hermano un misionero. La opción preferencial por los pobres y jóvenes a los que consideramos
también hoy marginados nace de descubrir el rostro de Jesús en ellos en las nuevas formas de
pobrezas materiales, morales y espirituales
66
Cf. Lc 12, 13.
67
VC n. 25.
68
Cf. Mc 1, 40.
Plan formativo SEMD
Queremos vivir la obediencia como Jesús en libertad y disponibilidad total al Padre para responder
a su designio de amor. La obediencia de Jesús no fue una obediencia servil sino filial, animada con
una confianza infinita. Queremos cuidar y favorecer el amor por el Señor en plena docilidad a su
voluntad y a su misión. Queremos vivir como pobres servidores en sus manos, en un abandono
confiado, con la humildad de ser como esas «vasijas de barro entre Sus manos»69 para que se
realice el plan de Dios y llevar a cabo su obra, sabiendo que Él nos va modelando como le parece
mejor.
Jesús llamó y envió a sus primeros discípulos en comunidad por eso queremos vivir nuestra
consagración y misión en un espíritu de familia y de hermanos70. Desde un primer momento «Dios
nos dio hermanos y nos hizo caminar como hermanos». Queremos intentar transmitir la vivencia de
fraternidad que el Señor nos ha regalado vivir a lo largo de estos años. Por eso consideramos como
rasgo esencial de la comunidad una vivencia profunda de comunión; una comunión en la que se
siente a Cristo presente y vivo en relaciones de verdaderos hermanos en la fe y donde la comunión
es ley de vida71. Dios nos ha regalado gustar «entre nosotros» el don de su misma Vida. Somos
conscientes de que ha sido obra suya, ya que la comunión «no nace de la carne ni de la sangre, ni
de deseo de hombre alguno, sino que tiene su origen en Dios»72. Esta comunión centrada en Cristo
es don y tarea, camino a hacer siempre.
Se vive la formación con un espíritu de comunión muy fuerte entre las diferentes comunidades del
mundo entero. Haciendo nuestro los gozos y las sombras, las búsquedas y desafíos de cada
continente, para que cada misionero/a pueda tener un corazón de hermano/a universal, donde no
quede fuera de su corazón ninguna realidad de los hermanos del mundo entero.
Favorece así una mentalidad amplia y la apertura a otras culturas siendo necesaria la capacidad de
diálogo y escucha para asumir el desafío de comprender, amar y dejarnos enriquecer por lo
diferente. Contemplamos cómo Dios ama a cada cultura por igual.
Perteneciendo a una comunidad internacional, cada misionero/a debe ser atraído por el deseo de
estar disponible ante la necesidad de la comunidad en cualquier rincón del mundo.
Son importantes los retiros de mes que se realizan por continentes y la participación en misiones y
encuentro internacionales de jóvenes, porque son momentos significativos donde el Espíritu Santo
sigue conformando la comunidad, e impulsa a vivir en un espíritu de corresponsabilidad entre las
diferentes comunidades.
69
Cf. 2 Cor 4, 7.
70
Cf. Mc 3, 13.
71
VC 93; NMI 43.
72
Cf. Jn. 1, 13.
27 I PARTE: Marco formativo
El verdadero maestro theodidaktoi, es el hombre de Dios, que conoce a Dios desde una experiencia
viva de fe, de trato personal con El, gusta, sabe, contempla, vive de este conocimiento y fruto de
esta experiencia orada y vivida no puede sino transmitirla75.
Es por eso muy importante descubrir el dinamismo de la fe. Es un dinamismo que afecta a la persona
entera. Se precisa un método educativo para la fe, un itinerario educativo que lleve al asentimiento
creyente y que lo vaya reforzando a lo largo de las distintas etapas de la vida.
La escuela de evangelización integra todos los dinamismos propios de la experiencia de fe. Es por
decir así, el contexto vital de la formación de misioneros. Profundizamos en la verdad de fe a través
de la oración y de la preparación del anuncio. Sabemos y comprendemos la fe cuando la oramos,
la vivimos y la transmitimos a otros. El Evangelio se convierte en vida, la propia vida en un testimonio
del Evangelio. La Escuela de Evangelización es una escuela de oración, de amor fraterno, de
testimonio de vida y de misión, siempre con una mirada universal. Los jóvenes y adultos que se
forman en la escuela de evangelización van descubriendo su identidad misionera y viviendo ya, en
su vida cotidiana, el carisma de la Comunidad SEMD haciendo de sus vidas una misión.
En la etapa Betania se construyen las bases de la fe cristiana para la vida consagrada desde
la identidad y misión propias de los SEMD.
73
SEMD, Libro de la vida, 2016, p. 210.
74
Parábola del sembrador, Lc 8,18 ss
75
Romero Pose, Crecer en Sabiduría, p. 123
76
Consultar el cuadernillo del itinerario de fe y vida para saber en qué consiste.
77
Reciben otros nombres dependiendo del lugar Ej. Talleres de oración y misión en Argentina. El joven empieza ya a formarse en el
carisma de la comunidad antes de comenzar el proceso específico de formación de vida consagrada.
Plan formativo SEMD
El propedéutico quiere ser la base previa para adentrarse luego en los estudios de teología
propios del bachillerato que se desarrolla en las distintas universidades.
Para eso se buscará no perder el contexto vital formativo que integre todos los dinamismos
expuestos anteriormente. Los estudios teológicos no deben suponer dispersión. La teología
no puede separarse de la espiritualidad ni de la pastoral para responder a su orientación
misionera. Haremos los estudios teológicos en las Facultades de la Iglesia más acordes con
el carisma de la Comunidad SEMD.
- Integral: Involucra todas las dimensiones de la persona: espiritual, humana, fraterna y misionera.
- Existencial: parte de la realidad de la persona. Se va dando un proceso de internalización de la
identidad servidora y de identificación con Cristo desde lo que la persona es.
- Integración entre fe y vida: asume de un modo experiencial los contenidos de las verdades de la
fe del Itinerario de fe y vida SEMD.
- Proceso gradual: es un camino de crecimiento de la persona en su consagración y proyecto
vocacional como SEMD.
- Vivido en «clave» misionera: apunta a la intención carismática de los SEMD.
- Responsable y corresponsable: se refiere a los protagonistas de la formación y del ambiente
formativo. Los misioneros/as van creciendo en un ambiente de responsabilidad y corresponsabilidad
de su propia formación.
- Calidad formativa: toma en cuenta, tanto la preparación de los/as formadores/as como de los/as
misioneros/as. Acompañamiento y discernimiento.
- Gradual: en cada etapa se alcanzan los objetivos propios.
78
H.U. Von Balthasar, Teología y santidad; Karl Rahner, Fe y Teología.
79
OT 16
29 I PARTE: Marco formativo
4.3.1. La Trinidad
Por eso, el modelo del formador es Juan el Bautista, que señala y anuncia a Otro, que hace lo
posible para disminuir porque quien debe crecer en el corazón de las personas es Cristo.
Nuestro modelo no puede ser otro que el misterio Trinitario. Cristo es la puerta que nos introduce
en este misterio de Comunión. Dios nos ha llamado en su ser comunitario a que entremos y vivamos
participando de su comunión. El misterio Trinitario nos abre a contemplar al hombre desde el
misterio de la Creación, Redención y Santificación. Estos tres órdenes están relacionados con los
procesos de individuación, personalización y socialización. Pasemos a ver la formación participando
de estos tres órdenes:
80
A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2000, p. 49 y ss.
81
A. Cencini en los sentimientos del Hijo desarrolla estos tres aspectos convergentes en la formación: educar, formar y acompañar. Cf.
p. 52-59.
Plan formativo SEMD
Funciones83:
➢ Poseer una sólida identidad misionera como SEMD y sentido de pertenencia a la comunidad.
➢ Ser una persona de oración y contemplativa del Espíritu en la vida de cada persona y en su
propia vida. Acompañar la biografía de las personas, y hacer de esa biografía una historia
de salvación, donde el protagonista de esa historia es Dios, presente y activo.
➢ Conocerse a sí mismo y dejarse acompañar en su proceso personal. El acompañante es
consciente de su fragilidad, de sus puntos débiles, sin embargo, desde su fragilidad se deja
salvar, amar por Dios, dándole una fuerza especial, fruto de la misericordia. Esto también
implica un camino de madurez del acompañante.
➢ Ser una persona capaz de transmitir la novedad del propio carisma con alegría y
agradecimiento y tener un gran sentido del humor.
➢ Tener capacidad de discernimiento. Colaborando con la voz del Espíritu de Dios que habita
en cada persona, buscará siempre la identificación con Cristo de cada uno, ser «otro Cristo».
➢ Con temor y temblor el acompañante ha de hacerse consciente que él es el rostro de Dios
para el acompañado, en el cual se apoya y fía su voluntad para un discernimiento del
Proyecto de vida.
➢ Conocer el corazón humano y las leyes de la evolución psicológica.
➢ Ser cercano y tener facilidad de trato para compartir como hermanos este tramo del camino.
Compartir la propia fe, la experiencia de Dios, las búsquedas, las luchas, en ese camino de
irnos configurando con Cristo.
Como Comunidad de SEMD se ve la necesidad de que las personas que presten un servicio en la
formación se preparen de forma adecuada para esta misión tan importante y de tanta
responsabilidad donde se están sentando las bases del futuro.
Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Postsinodal Vita Consecrata se refiere al papel de los
formadores y formadoras: «De cara a tareas tan delicadas, resulta verdaderamente importante la
preparación de formadores idóneos, que aseguren en su servicio una gran sintonía con el camino
seguido por toda la Iglesia. Será conveniente crear estructuras adecuadas para la formación de los
formadores, posiblemente en lugares que permitan el contacto con la cultura en la que será ejercido
después el propio servicio pastoral. En esta obra formativa, los Institutos más arraigados ayuden a
los de fundación más reciente, mediante la aportación de algunos de sus mejores miembros»84.
82
Aunque se hable aquí de formador en singular, SEMD concibe la animación de la formación inicial y permanente de la vida consagrada
en equipo. Lo que se dice en este punto va dirigido, por tanto, a las personas que componen los equipos formativos de SEMD.
83
A. Cencini, “Los sentimientos del Hijo”, Ed. Sígueme, Salamanca 2016 pg.52-60. Estas funciones están relacionadas con lo dicho en
el punto anterior.
84
VC, n. 66
31 I PARTE: Marco formativo
Cencini cuando se refiere a la preparación del formador/a afirma: «…prepararse seriamente es para
él un deber moral, sabiduría de lo alto, docilidad al Espíritu, liberación de sí mismo que libera para
el otro. Entonces se da cuenta de la necesidad de formarse y vive su servicio de formación (inicial)
como formación personal (permanente), siendo a la vez educador y educando»85.
Bianciotti en su libro86 apoya esta misma visión cuando se habla de la necesidad de invertir en la
formación de los/as formadores/as para el servicio de las nuevas generaciones: «Cencini, en su
intervención durante el Congreso Internacional sobre la Vida Consagrada organizado por la Unión
de Superiores Generales87 en 1993, esboza un diagnóstico y una solución: “Es evidente que los
tiempos cambiaron mucho con respecto al pasado. Actualmente, la formación tiene que tener en
cuenta el clima de incertidumbre y de inestabilidad en el cual se mueve la vida consagrada, lo mismo
que con su progresiva desestructuración: éste es un hecho que expone aún más al sujeto en
particular, y le exige una cierta madurez de base y la capacidad de autoformarse (…) ¿Y cómo llevar
a cabo todo esto? El punto central sigue siendo la formación de formadores. La formación exige una
competencia específica. Invertir en la formación de formadores es invertir sobre el futuro del Instituto
y de la misma vida consagrada…”»
Algunos aspectos de la preparación específica88 del/a formador/a de SEMD en la etapa inicial tiene
que ver con el conocimiento de sí mismo y saber cómo superar los puntos menos fuertes y libres a
nivel personal, ser capaz de discernir en el otro la presencia de conflictos y falta de madurez, ayudar
a descubrir las raíces y consecuencias de esto en la persona, saber ayudar al otro a resolver sus
dificultades, tener sabiduría espiritual para conocer el corazón humano y conocer las leyes de la
evolución psicológica, percibir la verdad de la persona, comprender el camino que Dios va haciendo
consigo mismo y con los otros, en el caso que sea necesario tener el idioma y capacidad para el
proceso de inculturación según el lugar del servicio formativo, etc.
Para esta formación, los SEMD buscaremos la capacitación necesaria dependiendo del país y el
continente en el que esté inserto el Centro de Formación de los misioneros/as.
No es posible formarse sin disponer de estructuras que lo hagan posible. La comunidad en la que
se vive cotidianamente, es la primera instancia de formación desde lo cotidiano de la vida. La
comunidad está llamada a ser la instancia de mediación primera que haga viable los objetivos de la
formación. La comunidad está llamada a ser lugar privilegiado90 de formación y maduración de cada
persona e igualmente lugar de encuentro con Dios. En ella vivimos cada día la experiencia gozosa
y dolorosa de caminar juntos y juntas en una dinámica de dar y recibir, de descubrimiento de uno
mismo, de confrontación y conversión constante. En comunidad vivimos la misión según el estilo
peculiar del carisma y en ella buscamos la voluntad de Dios y discernimos los signos de los
tiempos91.
Es importantísimo el clima de familia, de diálogo y corresponsabilidad entre las personas que
comparten vida, fe y misión. Se trata de crear dinámicas que posibiliten pensar y participar. Hemos
de fomentar sobre todo el diálogo y la corresponsabilidad92.
85
A. Cencini , Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2000, p. 15
86
R. Bianciotti, Queremos ver a Jesús. Una ayuda para formadores y formadoras, Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 2009, pág. 49
87
A. Cencini ,Una nueva formación, en RivistaTestimoni, n°21, Ed. Dehoniane, Bologna, 15-12-93
88
A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2000, p.53-54.60.
89
El documento Vino nuevo en odres nuevos resalta la comunidad como el lugar eminente de la formación continua. Cf. p. 68
90
VC, n. 67
91
Plan General de Formación Vedruna, 47, 1999.
92
El contagio de carácter marcadamente afectivo activa experiencias infantiles inconscientes. Provoca fuertes dependencias, crea
divisiones y bandos. Por el contagio emocional se suspende la posibilidad de pensar y las personas se adhieren o rechazan a posturas
formuladas por otros de forma visceral más que racional. Las dinámicas comunitarias generadoras de tal clima son culpógenas, evitan
constantemente el conflicto, crean relaciones orientadas al control y bloqueo mutuo, a la lucha y la comparación devaluadora. Tomado
de: F. Dorsch, Diccionario de Psicología, 2005.
Plan formativo SEMD
La comunidad ha de ser el lugar de búsqueda y confrontación donde cada uno aprende a contrastar
y hacer luz en el intercambio con otros, y todos juntos llegan a construir por consenso esa identidad
grupal resultante de verse referidos al objetivo común que los reúne93. En esta situación el conflicto
no será visto como negativo, más bien como manifestación clara de una situación nueva o
divergente para la que no hay significados ni respuestas previas; pide ser reflexionada y negociada
hasta llegar a un punto de encuentro entre todos del que deducir concreciones viables y cambios
en cadena. Difícil vivir con esta actitud sin una postura adulta de relación en la vida cotidiana. Para
saber afrontar conflictos se precisa la práctica asidua de discernimiento. Si no estamos formados
para asumir el riesgo y afrontar el conflicto, las presiones cotidianas nos harán sucumbir en la
conformidad y adaptación que deteriora en un individualismo casi patológico. Asumir el conflicto
como talante y actitud de vida, fomenta actitudes de acogida al diferente y a lo diferente de los otros;
actitudes de no violencia activa y de defensa comprometida de la dignidad de toda persona. Aplicar
discernimiento haciendo un análisis riguroso de la realidad mediante el estudio y cotejando todo lo
que reflexionemos con la Palabra de Dios y el objetivo que nos convoca.
Se precisa de un clima de reconocimiento y cuidado mutuo entre unos y otros. La valoración mutua
se expresa en un modo de relación cotidiana respetuoso, sincero, claro y atento. Contribuye a este
clima de familia la práctica de dar razón, evaluar, reprogramar y re-organizarse en las tareas de
misión que cada uno y todos conjuntamente llevan a cabo. Al hacer materia de reflexión y formación
las prácticas cotidianas de la vida, la comunidad toma conciencia y celebra las capacidades y
carismas de cada uno y lo que entre todos, en mutua interdependencia, llevan a cabo según la
misión.
Belleza: Es importante vivir los distintos momentos y situaciones de la vida cotidiana en un ambiente
formativo, siendo todos conscientes que a través de todo se transmite la belleza de la vida
consagrada y la belleza de Dios. Por eso desde la creatividad en la oración, la liturgia, las
celebraciones, la decoración de nuestras casas, la limpieza, el orden, hacer la comida, la manera
de relacionarnos entre nosotros y con los otros, el trabajar juntos, la capacidad de disfrutar de los
momentos sencillos entre nosotros, la capacidad de disfrutar de estar al servicio, de momentos de
recreación, etc. Todo esto transmite la alegría y la belleza de seguir a Dios, y por esto toda nuestra
vida se convierte en anuncio vivo.
Sentido de responsabilidad: La comunidad tiene que ir forjando poco a poco personas adultas y
responsables ante la comunidad. Cada persona tiene que ir pasando de ser consumidor de la
comunidad a protagonista en la construcción de ella. Por eso la formación debería invitar a cada
misionero/a a recordar que:
93
El discernimiento debe ser continuo a lo largo de toda la vida Siempre debe estar abierto a lo incierto, a lo imprevisto, a la novedad de
la historia, que pueden ponerlo en cuestión. Las evidencias de Dios son posibles desde el lado de Dios, más desde el nuestro debe
conservarse la actitud humilde de quien quizás puede tener dilatados sus límites, distorsionados sus métodos, borrosas sus seguridades.
Tal cosa lleva a vivir en actitud de discernimiento y no en posesión de conclusiones. Cf. J. B. Libanio, El Arte de formarse. p. 124-125
94
A. Cencini, Los sentimientos del Hijo, Sígueme, 2016 Cap. 5 “Comunidad educativa”.
33 I PARTE: Marco formativo
• Antes de servirse de la comunidad, ésta merece que la ame y la sirva por lo que es y por lo
que está llamada ser.
• Antes de exigir una y otra vez a la comunidad, hay que descubrir y apreciar la comunidad
por lo que ya ha dado y sigue dando a cada uno.
• Antes de quejarse de las debilidades de los hermanos o de las diferencias de carácter y
mentalidad, de origen y de sensibilidad, deberá recordar que por la comunidad es por donde
llega el amor del Padre, y que lo que une a sus hermanos es mucho más que lo que le
separa.
➢ Recursos externos: hay que tener en cuenta la realidad social donde está inserta la
comunidad para que la formación no ande por las nubes y ayude a la persona a encontrar a
Dios en la realidad que vive. Es importante que la formación se de en contextos de sencillez
y pobreza. En cada continente se verá cual es el lugar más adecuado. Las vocaciones
europeas y latinoamericanas se formarán en Latinoamérica. Las vocaciones de África y Asia
se formarán en el mismo continente.
Las etapas Nazaret y Galilea se harán preferentemente en la comunidad local. La etapa Betania se
hará en el centro de formación de cada continente. Y el lugar de la etapa Jerusalén dependerá del
lugar que convenga para realizar los estudios teológicos y demás objetivos de la etapa.
A. Comunidad local:
Toda la comunidad colabora en la formación de los/as misioneros/as. La comunidad con la
aportación de todos los miembros muestra y hace atractivos los distintos aspectos de nuestra
vivencia misionera: la oración, la fraternidad, la misión. Por eso es necesario que la comunidad de
formación esté inserta en un país donde haya una comunidad de apostolado, donde la persona
pueda ver plasmada y se sienta atraída por la vivencia comunitaria y misionera.
B. Comunidad de formación:
La comunidad de formación es el lugar específico y necesario para que la persona vaya adquiriendo
su identidad como misionero/a servidor/a de esta comunidad y vaya adquiriendo cada vez más el
sentido de pertenencia a ella.
Es en ella donde se muestran atractivos los distintos aspectos: la amistad y el trato con Jesús, como
fuente constante de nuestra vida misionera y de donde brota el celo misionero por llegar a cada
persona. La calidad de nuestras relaciones fraternas, un camino y una llamada, que Dios quiere que
recorramos junto a otros. Donde compartimos no solo la vida, y la fe, sino también todo lo material.
En la formación queremos pasar de la docilitas, una disponibilidad, una docilidad pasiva por parte
del misionero/a, a la docibilitas, una actitud por parte de la persona en la que desempeña un papel
Plan formativo SEMD
Además, el/la formador/a como las personas en formación, están juntos en este tramo del camino
donde Dios sigue modelando y formando nuestras vidas como mejor le parece95. Por esto, cada
persona debe tener la conciencia, no solo de tener esa actitud activa frente a su camino de
formación, sino la conciencia de que Dios lo coloca para ser colaborador del camino de formación
de sus hermanos/as.
Compartir la vida y misión con los laicos de la comunidad ayuda a percibir con más profundidad la
identidad propia y madurar el camino de complementariedad y reciprocidad con las diversas
vocaciones. Por eso hay momentos compartidos de formación, de misión, de oración, etc.
«Esta misión que Dios nos confía desplegar tiene además un rostro bien concreto, ¡el de una
familia!... El nacer como familia respondía a los signos de los tiempos del principio del tercer milenio.
Vivir la misión en familia, juntos, hermanos de distintas vocaciones y estados de vida, también es
un testimonio elocuente para el mundo de hoy»96.
Esta etapa tiene como objetivo principal el discernimiento de la vocación. Para ello SEMD ofrece a
la persona el proyecto Discovery que dura un año, durante el cual, a través de cinco módulos y un
acompañamiento personal se va clarificando la propia vocación. Después de este año, en el caso
de que la persona se sienta llamada a vivir la vida misionera consagrada, se continúa madurando
el discernimiento, podrá ser a través de una experiencia comunitaria a tiempo parcial.
Después de haber tenido una experiencia comunitaria a tiempo parcial, en esta etapa, se da un
paso más, a una experiencia comunitaria a tiempo completo. Tendrá el objetivo poder madurar la
opción vocacional de la persona clarificando las motivaciones. La persona convive en una
comunidad local llevando el ritmo ordinario de esa casa. De esta manera puede hacerse una idea
más clara de lo que significa la vida consagrada misionera.
95
Cf. Jr 18.
96
SEMD, Libro de la vida. p. 403
97
Hemos introducidos nuevos nombres: Nazaret, Galilea, Betania, Jerusalén, Cenáculo y Emaús que hacen referencia a las conocidas
etapas de la vida consagrada: aspirantado, postulantado, noviciado, juniorado, año de preparación de promesas definitivas y formación
permanente al considerar que nuestra vida consagrada es dentro de una Familia misionera y no adecuarse estrictamente al marco clásico
común. En este punto solo las enunciamos y explicamos brevemente el sentido de la etapa. En la segunda parte del documento se
desarrollará ampliamente y de forma detallada cada etapa.
35 I PARTE: Marco formativo
Esta etapa se corresponde con la formación permanente. Esta larga etapa se divide a su vez en
tres etapas: los primeros diez años de promesas definitivas, de los 40 a los 60 años (crisis mitad de
la vida) y de los 60 años en adelante.
Plan formativo SEMD
GALILEA
- Experiencia comunitaria.
Postulantado - Participar en las actividades de la Comunidad.
98
En el gráfico las etapas aparecen en descenso para representar gráficamente que la formación es un camino de kénosis como se ha
dicho, un camino de identificación con el Hijo.
37 II PARTE: Formación inicial
II PARTE
ETAPAS DE LA FORMACIÓN INICIAL
Plan formativo SEMD 38
DEFINICIÓN DE LA ETAPA
2. OBJETIVO GENERAL:
Iniciar un proceso de discernimiento de la inquietud vocacional para nuestra misión SEMD, a través
de un camino de conocimiento mutuo entre la persona y la comunidad.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
99
Consultar el cuadernillo del proyecto Discovery para toda la información.
100
En países de África y algunos de Asia los candidatos no pueden ser mayor de 22 años.
39 II PARTE: Formación inicial
DIMENSIÓN HUMANA
Objetivo: favorecer un camino de conocimiento personal que le lleve a una aceptación progresiva
de su vida y alcance la madurez humana propia a su edad.
DIMENSIÓN FRATERNA
DIMENSIÓN MISIONERA
4.1. DURACIÓN
La duración de la etapa de Nazaret será de un año ya que el joven ha participado del camino JuSeM.
También ha recorrido el itinerario misionero, conoce el itinerario de fe y vida y se prepara para un
año de Discovery antes de entrar en la etapa Galilea (postulantado).
4.2. ESTRUCTURA
En esta etapa hay que tener en cuenta, que a la par de un camino de madurez y crecimiento en la
fe para poder ir discerniendo cual es la llamada, se tiene que ir dando un conocimiento personal y
del contexto familiar de donde proviene el joven. Para ello, también es muy importante el
acompañamiento espiritual personal de manera sistemática. El joven continuará con sus estudios o
la experiencia laboral que esté realizando. Antes de entrar en la etapa Galilea deberá haber
Plan formativo SEMD 40
realizado los estudios secundarios. Cada país donde haya jóvenes aspirantes, la comunidad local
en diálogo con el equipo base tendrá la flexibilidad de hacerlo como mejor lo vea conveniente101.
4.3. METODOLOGÍA
5. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
DIMENSIÓN ESPIRITUAL:
• ¿Va siendo Jesús el modelo de su vida? ¿Ha buscado momentos de silencio y oración, y ha
participado de los retiros y formaciones comunitarias?
• ¿Ha ido integrando la fe y la vida?
• ¿Va participando activamente de la vida sacramental?
DIMENSIÓN HUMANA:
• ¿Se ha ido dando un camino de conocimiento y aceptación personal?
• ¿Ha tenido confianza y apertura para ir compartiendo su vida?
• ¿Ha crecido en responsabilidad y capacidad de iniciativa?
• ¿Se ha ido dando una coherencia de vida?
DIMENSIÓN FRATERNA:
• ¿Ha crecido su sentido de pertenencia a la comunidad?
• ¿Tiene capacidad de relacionarse y trabajar en equipo?
• ¿Tiene apertura a la diferencia?
DIMENSIÓN MISIONERA:
• ¿Participa activamente en la misión de la comunidad y va comprendiendo la necesidad de
nuestra misión?
• ¿Va integrando la fe y la misión?
• ¿Vive con alegría y disponibilidad la misión a pesar de las dificultades?
101
En Togo se puede proponer que los jóvenes aspirantes vivan juntos en una casa próxima a la comunidad, esto les dará libertad física
frente a su familia para hacer el camino de discernimiento. Sin embargo, estarán en una casa aparte de la comunidad para que el
aspirante tenga libertad interna para optar, su propia decisión.
41 II PARTE: Formación inicial
DEFINICIÓN DE LA ETAPA
La etapa Galilea es el período de formación inicial que precede a la etapa Betania. La persona crece
en el conocimiento progresivo de sí misma y en la relación con Jesús. Conoce el estilo de vida y
misión de la comunidad Servidores del Evangelio.
En este periodo se discierne la idoneidad de la persona para vivir la vida consagrada en el carisma
específico. Se van clarificando las motivaciones vocacionales y se adquiere la madurez suficiente
para comenzar la etapa Betania.
Es una etapa de transición de la familia a la vida comunitaria donde se van aprendiendo a reubicar
los vínculos de un modo nuevo.
Esta etapa se realiza en una comunidad local. Por ello se designará una o dos personas de esa
comunidad, que serán las responsables de acompañar ese proceso, y para ello contarán con la
supervisión y asesoramiento del equipo formativo general.
La duración será de dos años. En el primer año la experiencia comunitaria será a medio tiempo y
en el segundo año a tiempo completo.
Finaliza con la decisión de la persona de optar por la vida consagrada servidora. Las personas
responsables de esta etapa junto con el Equipo Base confirmarán si la persona es apta o no para
iniciar la etapa Betania.
2. OBJETIVO GENERAL
102
En África (Togo) se hace una prueba VIH y Hepatitis B. También una prueba psicopedagógica- psicotécnica.
103
En África (Togo) hace falta la autorización de la familia.
Plan formativo SEMD 42
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
DIMENSIÓN HUMANA
DIMENSIÓN FRATERNA
DIMENSIÓN MISIONERA
4.1. DURACIÓN
4.2. ESTRUCTURA
El primer año la experiencia comunitaria será a tiempo parcial, mitad de la semana en casa y mitad
de la semana en comunidad. El segundo año la experiencia comunitaria será a tiempo completo.
4.3. METODOLOGÍA
El método en esta etapa es experiencial, es decir, la persona va a ver y experimentar por primera
vez qué es vivir la vida misionera en la casa de la comunidad durante un tiempo más prolongado.
Además, es gradual y progresivo, ya que supone un inicio en el aprendizaje de los elementos que
constituyen la vida misionera consagrada.
• Integración en una comunidad local (sin participar de todos los espacios comunitarios). La
comunidad que la acoge será responsable de su proceso formativo, especialmente la persona
asignada para este servicio. Esta persona tendrá contacto frecuente con el equipo formativo
de la etapa inicial de la vida consagrada.
• Recorrido completo del Itinerario de Fe y Vida (Charla y Catequesis, -fundamentos- de cada
Verdad de fe).
• Oración diaria, revisión de vida semanal y acompañamiento formativo personal sistemático.
• Participación activa en experiencias de misión.
• Participación de una semana de retiro con la comunidad local en el segundo año de
postulando.
• Participación en encuentros formativos inter-congregacionales y cursos de maduración.
• Asume algún tipo de trabajo remunerado –medio tiempo o tiempo completo-. En el transcurso
de esta etapa será necesario realizar una experiencia laboral en el caso de que la persona no
la haya tenido. Durará un mínimo de medio año. La experiencia laboral podrá realizarse al
mismo tiempo que los estudios en el caso de que sea posible. Si no fuera posible, cuando la
persona finalice sus estudios, realizará entonces dicha experiencia. El objetivo es ayudar a la
persona a madurar, a saberse desenvolver en el mundo y que aprenda a hacerse cargo de sí
misma.
• Estudios civiles: universitarios o de formación profesional. Durante esta etapa la persona
Plan formativo SEMD 44
podrá estar aun estudiando, pero para empezar le etapa Betania deberán haberse terminado
los estudios. Es un requisito tener estudios para garantizar un futuro profesional, en el caso
que durante el proceso de formación inicial, la persona abandone la vida consagrada o la
comunidad no la vea apta para llegar a hacer una consagración definitiva.
• Terapia. En el caso de que se viera necesario hacer una terapia para trabajar algunos
aspectos de la personalidad o de la historia, se hará en esta etapa, antes de comenzar la
etapa Betania. Si aparecieran trastornos graves de la personalidad será un indicador de que
la persona no es idónea para la vida consagrada. Es aconsejable comenzar la etapa Betania
cuando la terapia haya sido concluida. En el caso de que la terapia se prolongue, pero se
prevea terminarla en brevedad (unos meses más), se discernirá si se puede comenzar la
etapa Betania.
5. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
DIMENSIÓN HUMANA
DIMENSIÓN FRATERNA
Relaciones fraternas
• ¿Se integra en la vida comunitaria con normalidad, con relaciones de diálogo, escucha,
respeto, tolerancia? ¿Va aceptando las diferencias?
• ¿Acoge el ritmo comunitario como parte de su vida?
• ¿Se siente en la comunidad a gusto, como su nueva familia? ¿Crece en confianza?
• ¿Vive con humildad el contraste con la persona responsable de la comunidad, en diálogo y
discernimiento?
DIMENSIÓN MISIONERA
Carisma y misión
• ¿Se va identificando con el carisma propio de la comunidad? ¿Va disfrutando de transmitir la
experiencia de fe a otros?
• ¿Participa en las actividades misioneras de la comunidad con alegría y libertad?
• ¿Va tomando ciertas responsabilidades que lleva hasta el final en el apostolado?
• ¿Tiene apertura para conocer la comunidad internacional y abrir el corazón a otras culturas y
realidades del mundo?
Plan formativo SEMD 46
DEFINICIÓN DE LA ETAPA
Es la etapa de la formación inicial que precede a la etapa Jerusalén donde se prioriza la relación
personal y experiencial con Cristo. La persona conforma mente y corazón con Cristo y con el
carisma SEMD como base de la vida misionera.
Desde este trato con Cristo se integra el proceso de maduración en el conocimiento personal, la
vivencia comunitaria y de la misión.
Se realiza en la casa de formación situada actualmente en Argentina para las vocaciones europeas
y latinoamericanas. La sede de las vocaciones africanas está en Togo y la sede asiática estará en
Filipinas.
Su duración es de dos años. En el primer año se profundizan las bases de fe a través del itinerario
de fe y vida y los consejos evangélicos. Y en el segundo año las bases teológicas a través del
propedéutico.
Se finaliza con la decisión por parte de la persona de hacer las primeras promesas y la confirmación
por parte de la Comunidad (equipo formativo y el equipo base) para la admisión a dichas promesas.
• Haber logrado positivamente los objetivos propios de la etapa Galilea y tener un informe
favorable de esta etapa.
• Haber hecho el psicodiagnóstico que confirme las posibilidades/idoneidad para continuar en
el seguimiento desde la opción de consagración.
• Estudios de nivel universitario o formación profesional terminados y haber tenido experiencia
laboral.
• Solicitar la admisión a la etapa Betania a través de una carta dirigida al equipo base teniendo
en cuenta la evaluación de las personas encargadas de la etapa de Galilea y de la
comunidad local.
• Edad máxima 30 años
• Haber hecho las promesas JuSeM o de servidores.
2. OBJETIVO GENERAL
Profundizar en la relación con Cristo como núcleo integrador del proceso formativo y el compromiso
responsable y alegre por la misión.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
Consejos evangélicos
• Conocimiento y práctica de los consejos evangélicos con opciones de vida concretas
acordes a la etapa.
• Conciencia de ser criatura en camino, en un proceso de humildad vivido con alegría.
DIMENSIÓN HUMANA
Madurez humana
• Suficiente madurez personal acorde a la etapa.
• Autoconocimiento y aceptación de sí mismo/a y de su historia.
• Integración de la identidad como mujer o varón y de su afectividad-sexualidad desde la
opción de vida.
• Verbaliza los conflictos y aprende a dialogarlos.
• Suficiente estabilidad emocional y actitud activa en el proceso de formación.
• Actitud de servicio y disponibilidad en las tareas cotidianas y en la vida pastoral.
• Capacidad de integrar: oración/acción; misión/comunidad; trabajo/descanso.
Proceso de libertad
• Aceptación y elaboración de las rupturas con la familia, amigos, hábitos y estilo de vida, que
supone la vida consagrada, haciendo un camino de ampliación en el amor y universalización.
• Capacidad de tomar decisiones libres y responsables.
Plan formativo SEMD 48
DIMENSIÓN FRATERNA
Relaciones fraternas
• Capacidad de establecer relaciones interpersonales de amistad, de respeto y de
compromiso; desde un clima de pobreza de corazón.
• Actitudes, acciones y palabras que expresan la pertenencia a la comunidad.
• Capacidad de reconocer el don del otro y sus talentos con la alegría de sentirlos como
propios.
Vida comunitaria
• Capacidad de libertad y de autonomía personal, acorde a la etapa.
• Capacidad de escucha y apertura para la superación de las dificultades en las relaciones
fraternas.
• Participación activa y positiva en espacios comunitarios.
• Disponibilidad en la vida cotidiana para poner las propias cualidades al servicio de la
comunidad.
• Suficiente capacidad de integrar la soledad.
• Capacidad de relacionarse positivamente con hermanos/as de otros países valorando las
diferentes culturas.
• Conocimiento y valoración de los laicos que pertenecen a la comunidad en sus distintas
vocaciones.
• Capacidad de asumir los horarios y las reglas de convivencia diaria.
• Valoración de la Iglesia local y universal y crecimiento en el sentido eclesial.
DIMENSIÓN MISIONERA
Carisma y misión
• Capacidad de transmitir con alegría el Evangelio que va cambiando su vida.
• Conciencia de que el proceso formativo personal es camino abierto para otros.
• Capacidad de responsabilizarse de las tareas pastorales.
• Capacidad de comprender el carisma como parte de la identidad.
• Aprendizaje en la preparación del anuncio y del acompañamiento pastoral.
Comunidad
• Capacidad de colaborar y hacer propio el proyecto comunitario, local o general.
• Capacidad de renuncia a los propios planes y compromiso para apoyar un proyecto común.
• Capacidad de trabajo en equipo en función de la misión.
• Conciencia de pertenencia a una comunidad internacional.
49 II PARTE: Formación inicial
4.1. DURACIÓN
La duración de la etapa Betania es de dos años. En caso de necesidad se podrá prolongar un
año más.
4.2. ESTRUCTURA
En el primer año se siguen poniendo las bases humanas y de fe iniciadas en la etapa Galilea.
En el segundo año se ponen las bases teológicas a través del propedéutico.
4.3. METODOLOGÍA
5. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
La evaluación se hace en forma de preguntas, son respondidas por parte de la persona que está
haciendo el proceso y por parte de los acompañantes de esta etapa formativa. Se le entregará a la
persona en formación un cuestionario con las preguntas escritas en primera persona. La persona
se tomará un tiempo para rezar y responder las preguntas, así como las formadoras. Después a
través de un diálogo se pondrán en común las respuestas. La formadora, a continuación, redactará
un informe de la persona sobre esta etapa.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL:
104
En la medida de lo posible se comenzará en la etapa anterior
Plan formativo SEMD 50
Consejos evangélicos
• ¿La persona ha crecido en humildad? ¿Tiene una percepción objetiva de sí misma? ¿De
sus puntos fuertes y débiles? ¿Tiene conciencia de ser criatura en camino?
• ¿Cómo comprende en esta etapa de la formación la pobreza, castidad y obediencia? ¿Toma
opciones concretas desde los consejos evangélicos acordes a la etapa?
DIMENSIÓN HUMANA
Madurez humana
• ¿Hay suficiente madurez humana para hacer esta opción de vida?
• ¿La persona se conoce, acepta sus puntos fuertes y débiles y trabaja desde la realidad de
sí misma? ¿Se siente ancha, libre, ella misma en comunidad? ¿No tiene miedo de mostrarse
tal cual es? ¿Sus límites y pobrezas, las oculta?
• ¿Se encuentra a gusto, integrada en su ser mujer?
• ¿Tiene un tono vital sereno y alegre?
• ¿Vive y cultiva la amistad?
• ¿Verbaliza y afronta de forma positiva los conflictos?
• ¿Tiene una actitud abierta, activa y de colaboración en su acompañamiento y formación?
• ¿Armoniza bien su tiempo?
• ¿Asume bien los fracasos?
• ¿Tiene estabilidad emocional?
• ¿Se sabe comunicar con facilidad y trasparencia?
• ¿Sabe integrar: oración/acción; misión/comunidad; trabajo/descanso?
• ¿Asume las tareas de casa con alegría y espíritu de servicio?
Proceso de libertad.
• ¿Va asumiendo su nueva forma de relacionarse con la familia?
• ¿Vive libre de la opinión de los demás?
DIMENSIÓN FRATERNA
Relaciones fraternas
• ¿Ha crecido en la fraternidad?
• ¿Su vocabulario, actitudes y acciones expresan la pertenencia a SEMD?
• ¿Establece relaciones fraternas sanas con todo el mundo que le ayuden en su crecimiento?
¿Busca relaciones de complacencia?
Vida comunitaria
• ¿Tiene autonomía personal o genera relaciones dependientes?
• ¿Afronta y enfrenta los conflictos en comunidad con actitudes fraternas?
51 II PARTE: Formación inicial
DIMENSIÓN MISIONERA
Carisma y misión
• ¿Se identifica con el carisma y misión de SEMD y lo reconoce como parte de su vida?
• ¿Es responsable en sus tareas en el apostolado? ¿Las lleva hasta el final?
• ¿Se ve feliz anunciando el Evangelio en experiencias de convivencias, misión y otras
actividades?
Comunidad
• ¿Asume como propias las decisiones comunitarias locales o generales?
• ¿Asume y hace suyo el proyecto comunitario? ¿Es capaz de renunciar a sus propios planes
por los demás, por el proyecto comunitario?
• ¿Va ampliando el conocimiento de la comunidad a nivel internacional?
Plan formativo SEMD 52
DEFINICIÓN DE LA ETAPA:
Es la última etapa de la formación inicial. Está dividida en tres partes: la primera que va desde las
primeras promesas hasta la renovación (dos años); la segunda desde la renovación hasta la
preparación para las promesas definitivas (dos años); y el último año, de preparación para la
consagración definitiva, etapa cenáculo. La duración de esta etapa, por tanto, será de cinco años,
aunque se podrá prolongar dos años más en caso de necesidad, durando un máximo de siete años
en total. La etapa cenáculo, aunque está dentro del juniorado, se tratará en un punto aparte, por ser
una etapa decisiva, ya que cierra la formación inicial.
Se realizan los estudios teológicos como formación para la misión. Es un periodo donde se va
personalizando la identidad y el carisma servidor. En esta etapa también es muy importante, junto
con la formación teológica, la formación pastoral. Al finalizar la etapa la persona deberá estar
formada para la misión. Por este motivo, se verá la forma de llevar a cabo esta formación pastoral.
Podrá ser a lo largo de la etapa o en caso de necesidad, realizando un año pastoral en el momento
que se considere oportuno (al inicio, en medio o al final de la etapa).
2. OBJETIVO GENERAL:
Consolidar la opción por seguir a Jesús en la vida misionera, logrando una síntesis personalizada
de los elementos que constituyen el carisma servidor, a través de un proceso de integración que
prepare a la persona para las promesas definitivas.
• JESUCRISTO: Núcleo integrador de la vida consagrada. Oración y trato personal con Él.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL:
Objetivo: Consolidar que la persona de Jesús sea el núcleo integrador de las diferentes
dimensiones de la vocación.
DIMENSIÓN HUMANA:
Objetivo: crecer en madurez humana para ir integrando los desafíos de esta etapa.
DIMENSIÓN FRATERNA:
DIMENSIÓN MISIONERA:
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
Objetivo: vivir apasionados por Cristo en este camino de identificación con él y su misión.
• Relación con Jesús que integra todos los demás ámbitos de la vida: fraternidad, misión, cruz.
• Interiorización y personalización de la oración como eje transversal de su vida, busca
momentos de soledad y de intimidad con Dios.
• Capacidad de discernir en cada momento lo que Dios le está pidiendo, cuál es su voluntad
sobre su vida, sus hermanos, la comunidad y percibir los signos de los tiempos a la luz de la
Palabra de Dios.
• Se vive en esa dinámica del Espíritu Santo, que cambia planes, que le lanza a ir más allá de
mismo, que me lleva a un compromiso cada vez más fuerte con la comunidad.
• Crecimiento en la confianza y en la gratuidad de Dios.
Vida sacramental
• Vivencia de los sacramentos y oración litúrgica como esencial en su vida consagrada: la
necesidad de alimentarse de la Eucaristía. Encontrar la gracia en la confesión. Relación viva
con María, imagen de nuestra vida consagrada, y con los santos como ejemplo de vida.
DIMENSIÓN HUMANA:
Maduración personal
• Capacidad de asumir la frustración y la soledad.
• Capacidad de enfrentar el conflicto como parte de la vida.
• Capacidad de renunciar a sus planes o proyectos en función del bien comunitario
• Flexibilidad interna para acoger y comprender los propios límites y los de los demás.
• Pone todos sus dones y talentos al servicio de los hermanos.
• Capacidad de perseverar en las pruebas y en la crisis consciente de que son momentos de
crecimiento y de oportunidad de crecimiento en la pertenencia a Jesús.
• Capacidad de reaccionar ante los fracasos con constancia y determinación.
• Certeza de que es amado y de que se puede fiar de Dios y de los hermanos, superando así
miedos y desconfianzas, como impulso para arriesgar y pedirse el máximo.
Plan formativo SEMD 56
DIMENSIÓN FRATERNA
Relaciones fraternas
• Reconocimiento de cada hermano como un don, con sus riquezas y sus pobrezas, con su
camino recorrido y lo que falta por recorrer; con un corazón agradecido.
• Vivencia de la diferencia (de cultura, de educación, de carácter…) como una riqueza y como
complementariedad.
• Capacidad de recibir la corrección fraterna con humildad.
• Capacidad de definición, aunque esto suponga quedarse solo.
• Busca ayuda y sabe dejarse ayudar, con la conciencia de ser un pobre hermano en camino.
• Crea relaciones libres con los hermanos y no de dependencia.
• Es una persona afectivamente desplegada, que sabe dar y recibir amor en los tres cauces
propios de este estilo de vida: con Dios, con los hermanos y en la misión.
• Capacidad de ver en todo hermano un instrumento donde Dios se me revela, por eso todo
hermano es autoridad para mí.
Comunidad
• Reconocimiento agradecido de la Comunidad como su propia familia.
• Espíritu de corresponsabilidad en el ámbito de misión.
• Se siente parte de una Comunidad Internacional, que conoce y ama.
• Asume, como propios, los desafíos de ser miembro de una Comunidad Internacional por tener
diferentes lenguas, culturas y realidades.
Realidad eclesial
• Se deja enriquecer por la realidad eclesial, haciendo suya las orientaciones de la Iglesia
universal: documentos y escritos del Papa, de las Conferencias Episcopales, de los Obispos
del lugar. Hace suyas las necesidades de la Diócesis. Aprende a vivir en diálogo los desafíos
eclesiales que pueden surgir al trabajar en comunión. Vive con la intención de crear
comunión dentro de la comunidad y con otras comunidades de la Iglesia.
DIMENSION MISIONERA
Carisma y misión
• Reconocimiento del carisma servidor como la identidad profunda de su vida. Servidor del
Evangelio es el nombre con el Dios le ha soñado y donde reconoce su verdadera identidad y
el sentido total de su historia.
• Personalización y profundización del carisma SEMD como parte de la propia identidad de vida
consagrada.
• Vivencia de la misión SEMD como el modo, estilo de vida propio y su proyecto de vida.
• Convencimiento de que el anuncio del Evangelio y formación de misioneros es la respuesta
que Dios me confía a los signos de los tiempos.
• Implicación en el acompañamiento de jóvenes para que ellos también sean misioneros. Esto
implica orientar la oración, el tiempo y los talentos en esta misión.
57 II PARTE: Formación inicial
Estudios teológicos
● Integración de los estudios teológicos en el camino de la vocación consagrada.
● Capacidad de poner al servicio del carisma y la misión lo estudiado.
4.1. DURACIÓN
La duración de estas dos partes de la etapa Jerusalén será de cuatro años. Se podrá alargar un
tiempo prudencial para acompañar el proceso de cada persona, teniendo en cuenta que no podrá
extenderse más de siete años el total de la etapa.
4.2. ESTRUCTURA
Está marcada por un cambio en el ritmo de vida. Normalmente, a no ser que se vea mejor posponer
los estudios, la persona comienza su formación teológica. Por eso, el primer año es delicado y
requiere mucho cuidado por parte del formador/a. Es un desafío fuerte porque la persona tiene que
aprender a integrar la oración, la vida fraterna y la misión con los estudios teológicos. La persona
tiene que ir creciendo en autonomía y responsabilidad.
En esta parte la persona también se va preparando para la renovación de las promesas por otros
tres años.
Esta parte concluye cuando la persona pide comenzar la etapa cenáculo y empezar así su
preparación para la consagración definitiva.
4.3. METODOLOGÍA
● El equipo formativo, junto con el Equipo Base, decidirán el lugar donde realizarse la etapa
Jerusalén, lo ideal sería en una casa diferente a la del noviciado. También decidirán la persona
encarga de la formación de esa etapa, igualmente, convendría, en la medida de lo posible
que fuera un/a formador/a diferente al del noviciado. Según las necesidades y las
posibilidades reales decidirán lo más conveniente.
● El primer año de esta etapa es conveniente no enviar a la persona a una comunidad de
apostolado. Se ve conveniente que el mismo núcleo que ha terminado la etapa Betania, sea
el que continúe junto el primer año de la etapa Jerusalén por lo que supone la transición del
noviciado a ese primer año de estudios donde la persona tiene que aprender a integrar la
oración, la fraternidad y la misión con los estudios.
Plan formativo SEMD 58
5. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
La evaluación se hace en forma de preguntas, son respondidas por parte de la persona que está
haciendo el proceso y por parte de los acompañantes de esta etapa formativa. Se le entregará a la
persona en formación un cuestionario con las preguntas escritas en primera persona. La persona
se tomará un tiempo para rezar y responder las preguntas, así como las formadoras. Después a
través de un diálogo se pondrán en común las respuestas. La formadora, a continuación, redactará
un informe de la persona sobre esta etapa.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL:
DIMENSIÓN HUMANA:
DIMENSIÓN FRATERNA:
DIMENSIÓN MISIONERA:
● ¿Vive la misión como el horizonte de los estudios? ¿Comprende los estudios como parte de
la misión específica de la etapa del juniorado y como una preparación para servir mejor el
carisma?
● ¿Se va identificando cada vez mayor con el carisma de la comunidad y asumiéndolo como
propio?
● ¿Va desarrollando la capacidad de disfrutar de la predicación antes, durante y después de la
misma?
● ¿Va creciendo en la formación propia de la comunidad para formar misioneros?
● ¿Ha crecido en el trabajo en equipo, sabiendo aportar sus dones y dejándose enriquecer por
los de los demás?
Plan formativo SEMD 60
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
Vida sacramental:
● ¿Vive los sacramentos cómo parte esencial de su seguimiento, encontrándose con Jesús en
ellos? ¿Qué lugar ocupa María en su vida de fe, acude a ella a través del rezo del rosario u
otras oraciones?
DIMENSIÓN HUMANA
Maduración personal
• ¿Tiene capacidad de enfrentar conflictos como parte normal de la vida?
• ¿Asume la frustración?
61 II PARTE: Formación inicial
• ¿Tiene la certeza de que es amada y de que se puede fiar de Dios, de sí misma y de los
hermanos, superando miedos y desconfianzas, como impulso para arriesgar y pedirse el
máximo?
• ¿Ha madurado en la flexibilidad interna para comprender y acoger la propia pobreza y la de
los demás?
• ¿Vive las crisis como parte de la vida creyendo que son momentos privilegiados donde va
creciendo la pertenencia a Jesús?
• ¿Reacciona ante los fracasos con constancia y determinación?
• ¿Tiene la certeza de que es amada y de que se puede fiar de Dios, de sí misma y de los
hermanos, superando miedos y desconfianzas, como impulso para arriesgar y pedirse el
máximo?
DIMENSIÓN FRATERNA
Relaciones fraternas
• A nivel comunitario, ¿sabe abrirse a la diversidad como riqueza y complementariedad y no
como problema?
• ¿Recibe la corrección fraterna con humildad?
• ¿Es capaz de definirse, aunque en algunos momentos se haya quedado solo?
• ¿Busca ayuda y se deja ayudar por los otros?
• ¿Crea relacione libres con los hermanos y no de dependencia, superando miedos y
desconfianzas para arriesgar y pedirse el máximo?
• ¿Es una persona afectivamente desplegada, es decir, que sabe dar y recibir amor en los tres
cauces propios de este estilo de vida: en su relación con Dios, en su relación con los hermanos
de comunidad y en la misión?
Comunidad
• ¿Reconoce la Comunidad como su propia familia?
• ¿Vive en espíritu de corresponsabilidad en el ámbito de misión?
• ¿Asume ser parte de una Comunidad Internacional, que conoce y ama?
• ¿Asume, como propios, los desafíos de ser miembro de una Comunidad Internacional por
tener diferentes lenguas, culturas y realidades?
Realidadeclesial:
• ¿Se deja enriquecer por la realidad eclesial? ¿Hace suyas las necesidades de la Diócesis?
¿Aprende a vivir en diálogo los desafíos eclesiales que pueden surgir al trabajar en
comunión?
DIMENSIÓN MISIONERA
Carisma y misión
● ¿Reconoce en el carisma servidor la identidad profunda de su vida? ¿Servidor del Evangelio
es el nombre con el Dios le ha soñado y donde reconoce su verdadera identidad y el sentido
total de su historia?
● ¿Ha personalizado el carisma SEMD como parte de su propia identidad de vida consagrada?
● ¿Asume la misión SEMD como el modo, estilo de vida propio y su proyecto de vida?
● ¿Asume el carisma de anuncio del Evangelio y formación de misioneros como la respuesta
que Dios me confía a los signos de los tiempos?
Plan formativo SEMD 62
● ¿Vive implicado en el acompañamiento de jóvenes para que ellos también sean misioneros?
Esto implica orientar la oración, el tiempo y los talentos en esta misión.
Estudios teológicos
● ¿Ha Integrado en el camino de la vocación consagrada misionera los estudios teológicos?
● ¿Sabe poner al servicio del carisma y la misión lo estudiado?
63 II PARTE: Formación inicial
DEFINICIÓN DE LA ETAPA
Esta etapa es la etapa final de la formación inicial. Consiste en un año especial de formación como
preparación para la consagración definitiva.
● Que las personas hayan hecho la evaluación de la etapa anterior y, junto con su acompañante
y el Equipo base, se haya discernido que es momento de iniciar la formación para la
consagración definitiva.
● Que la persona haya manifestado que quiere prepararse para hacer su consagración
definitiva. No es necesario, para iniciar la etapa, que la persona haya pedido por escrito al
Equipo Base hacer su consagración definitiva, eso lo hará durante el proceso. Sin embargo,
si será requisito que la persona exprese su deseo de iniciar esta etapa105.
2. OBJETIVO GENERAL:
Hacer una síntesis de todos los aspectos de la consagración que prepare a la persona para las
promesas definitivas
105
Durante la formación o al finalizarla, la persona, deberá escribir una carta de petición dirigida al Equipo Base para hacer sus promesas
definitivas. El Equipo Base, tras escuchar a la persona en la evaluación y consultar a su acompañante decidirá si la persona está
preparada para hacerlas.
Plan formativo SEMD 64
3.3. CONTENIDOS106:
CONSEJOS EVANGÉLICOS
• POBREZA:
✓ pobreza material-providencia
✓ pobreza espiritual: conocimiento de nuestra ambivalencia y humilde conversión diaria
✓ Entrega de todos nuestros dones
• CASTIDAD:
✓ Jesús, modelo de nuestra entrega en castidad
✓ Convivir con la afectividad y sexualidad
• OBEDIENCIA:
✓ Jesús y la voluntad de Dios
✓ La obediencia desde los cuatro ejercicios
FORMACIÓN HUMANA.
4.2. ESTRUCTURA:
4.3. METODOLOGÍA:
5. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
Para hacer la evaluación se seguirá la misma guía que se tomó para la evaluación del final de la
etapa Jerusalén. Con el objetivo de comprobar lo que se ha construido durante el año, para ver
ahora con una luz nueva, el camino recorrido y lo que convendría seguir trabajando en la formación
permanente. Una vez hecha la evaluación, la persona tendrá un compartir junto con su
acompañante y el Equipo Base para poner en común el camino recorrido.
106
Se ha elaborado un cuadernillo con el contenido de todas las charlas.
107
En la medida de lo posible se recomendaría antes de las promesas definitivas tener un tiempo de experiencia misionera fuera del
país de origen por ser parte de una comunidad misionera internacional.
65 III PARTE: Formación permanente
III PARTE
FORMACIÓN PERMANENTE – ETAPA EMAÚS
Plan formativo SEMD 66
INTRODUCCIÓN:
En esta etapa no podemos hacer referencia a una edad concreta, así como lo hacemos en la etapa
de la mitad de la vida o en la etapa que va a partir de los 60 años.
La edad que se tiene en este momento del camino varía según el momento de la vida en el que se
haya empezado la formación inicial. Aproximadamente es la etapa de la primera adultez, entre los
30 y los 40 años. Sin embargo, sabemos que hay personas que han hecho o harán sus promesas
definitivas con más de 40 años108. Hoy en día esto es algo cada vez más frecuente, tanto en la vida
consagrada como en el sacerdocio.
Por todo esto, queremos detenernos en algunas características que pueden ser comunes a
personas que están en esta etapa, pensando más bien en la etapa de la primera adultez, pero a la
vez, algunas de ellas son características que van más allá de la edad que tengan las personas.
A nivel de contexto dentro de nuestra comunidad, muchas veces coincide que, en esta etapa, la
persona comienza a vivir plenamente en misión tras finalizar sus estudios teológicos.
1.1. CAPACIDADES:
Hay un deseo muy fuerte de radicalidad, de vivir una entrega totalizante a Jesús y al Reino, es decir,
con todo el corazón, con toda la mente y con todas las fuerzas. Hay una gran capacidad de soñar
con los sueños de Dios, de querer invertir toda la vida en un seguimiento cada vez más auténtico y
de vivir muy en serio los valores evangélicos que ya se van interiorizando cada vez más. Además,
es una etapa en la que la misionera/o se va haciendo más consciente de los dones y talentos que
Dios le ha regalado y de su singularidad en la edificación de esta comunidad. Busca así, el
despliegue del carisma y del Reino. «Soy una misión en esta Tierra»109.
Aunque todavía haya cosas a madurar, la persona ya va teniendo mucha experiencia de vida. Ha
ido adquiriendo un conocimiento personal que le ayuda a enfrentar sin miedo sus propias
contradicciones y a ponerse delante de Dios con sinceridad y mucha autenticidad. No le asusta la
conversión, antes bien, la busca pues considera una gracia de Dios el poder abrirse a la luz nueva
que le viene de la oración, de la comunidad y de los acontecimientos que le rodean.
A nivel de misión, la persona vive con mucha pasión la entrega a esta, dentro del propio carisma.
«En esta etapa, se siente vivamente la fuerza de la vida, aunque falte experiencia. En este tiempo
posterior a la profesión perpetua, la entrega a la misión en comunidad va dando sentido cada vez
más pleno al seguimiento de Jesús. La persona constata la validez de sus intuiciones, deseos e
iniciativas, la fuerza de su vitalidad, y la necesidad de orientar sus fuerzas hacia la construcción del
108
Ha sido así antes de la elaboración del plan formativo. A partir de ahora, tras haber establecido un límite de edad para acceder a la
vida consagrada, si esto que se dice ocurriera, serían excepciones.
109
EG 273.
67 III PARTE: Formación permanente
1.2. LÍMITES:
- A pesar de todo el camino formativo recorrido hasta ahora, en esta etapa, la persona todavía no
ha llegado a la madurez a la que llegará en la mitad de la vida. Aún hay poca experiencia en muchos
campos. Por eso hay que admitir que la vitalidad enorme que se experimenta va unida con la
inexperiencia y la necesidad de ir madurando campos como la afectividad, las relaciones
interpersonales, la renuncia a sí mismo, para que Dios se vaya configurando cada vez más como
el eje nuclear de la vida.
-Experimentar fuerza, vitalidad, ilusión y deseos de entregarse del todo es muy bueno. Al mismo
tiempo, como se verá después, en la mitad de la vida, nuestra vida no está cimentada en nuestras
fuerzas ni vitalidad, sino sólo en Dios de Quién viene todo lo que nosotros podemos ofrecer. Por
este motivo es un desafío el integrar estas dos realidades: poner en juego toda la vida, soñando
con Dios en su proyecto del Reino y a la vez, vivir en la humildad profunda de que no son nuestras
obras las que dicen el valor de nuestra consagración y misión. Por eso uno de los peligros o desafíos
propios de esta etapa es el de poner demasiado el acento en el trabajo y empeño personal.
- En torno a los 35 años más o menos surge la crisis de realismo que va a prolongarse durante
varios años, haciéndose mucho más fuerte a partir de los 40 años. Esta crisis significa que la
persona va constatando que muchos de los ideales por los que ha entregado su vida no se ven
cumplidos de la manera que la persona había esperado o imaginado. Se va cayendo la imagen ideal
de la misión, de la persona misma, de la comunidad…Todo esto, que es muy necesario que ocurra,
puede significar un gran desafío para la persona. Este tema se tratará más ampliamente en la etapa
de la mitad de la vida, ya que es ahí donde se da con más fuerza. Pero es una crisis que comienza,
como decíamos a partir de los 35 años.
-Es una etapa de cambios, lo que significa que hay que aprender a integrarlos. La misionera/o en
esta etapa, como decíamos, vive en misión a tiempo completo. El ritmo ya no está pautado por la
formación o estudios, sino por el apostolado. A veces coincide con un cambio de destino (que puede
conllevar el aprendizaje de un idioma, el proceso de inculturación) En ocasiones, también hay un
cambio con respecto a la persona que le acompaña. La misionera/o se abre a la necesidad de
integrar la novedad y el cambio que todo esto supone.
Supone desarrollar la disponibilidad para dejarse formar por la vida y no desaprovechar todas esas
oportunidades que la vida nos brinda para formarnos más y más según la imagen de Jesús.
Es por eso muy importante que la misionera/o se pueda sentir responsable y protagonista inteligente
de su propia formación. Es fundamental que aprenda a «dejarse formar» por circunstancias muchas
110
Lola Arrieta, Mejorar la formación permanente.
Plan formativo SEMD 68
veces inesperadas, pero que forman parte de la vida. Nos referimos a circunstancias como: un
fracaso apostólico; una dificultad de relación; una crisis afectiva, una enfermedad seria, la pérdida
de un ser querido…experiencias todas ellas propias de toda vida humana, que nos van modelando
y haciendo ahondar nuestras raíces en Dios.
La vida nos forma a muchos niveles. Por eso, es muy importante que ya desde el principio se haya
inculcado el valor de vivir en continua formación. Ahora sencillamente se corrobora esta realidad, y
la tarea principal es vivir despiertos al modo concreto como hoy Dios nos está formando
Como decíamos, en esta etapa, en muchos casos se acaba de dejar el contexto de la formación
para vivir de lleno en una comunidad en misión. Es la oportunidad de personalizar mucho la
formación recibida, así como el tipo de vida que la misionera/o quiere vivir.
Muchas realidades ya no vienen pautadas por fuera de la misma manera que antes. Incluso los
horarios, los ritmos de oración, de trabajo, de preparación de actividades, en algunos casos,
dependen de la propia organización. Es muy importante que la persona haga ese trabajo de
personalización, es decir, de elegir libremente (y no porque el ambiente externo se lo marca), las
prioridades, los valores, el estilo de vida que ha optado vivir.
Es muy importante que la persona viva con la libertad interior de saber que, aunque no lleve tantos
años de vida misionera como otras hermanas de su comunidad, ella tiene mucho que aportar a la
comunidad. El Espíritu da luz a todos y normalmente, cualquier hermana que llega de fuera tiene
mucho para enriquecer a la comunidad.
La comunidad no estática y en la que la hermana/o se inserta, sino que es algo que formamos entre
todos. En este sentido es necesario que la hermana que está en esta etapa de la vida y vive con
otras que llevan más años, sienta que la comunidad a todos los niveles depende de ella.
Esto supone también, de parte de la comunidad, mucha apertura para saber acoger las iniciativas
y propuestas que vienen a enriquecer lo que ya se está viviendo.
Tiene un gran valor en esta etapa, como en las otras, tener un acompañamiento espiritual. En este
momento, a partir de las promesas definitivas, la persona podrá tener un acompañante de fuera de
la comunidad, si lo viera oportuno en diálogo con sus responsables.
Esto no siempre es aconsejable, sobre todo en los casos en los que la persona cambia de país,
cultura e idioma por un nuevo destino. Por lo que, en estos casos, quizás es más recomendable
una estabilidad en el acompañamiento durante un tiempo.
69 III PARTE: Formación permanente
Es aconsejable que en esta etapa se continúe un ritmo de formación específica para las personas
que se encuentran en ella, aunque por supuesto con mucha menos periodicidad.
Tres veces al año, se podrán tener encuentros formativos de un fin de semana, por grupos (depende
del tiempo que haya pasado desde sus promesas definitivas).
El objetivo sería, por un lado, seguir profundizando temáticas que ayuden a vivir la consagración y
misión con intensidad y pasión.
Por otro, mantener los lazos fraternos y el nivel de compartir la propia vida con personas con las
que se ha caminado en momentos importantes de la vida.
Plan formativo SEMD 70
1.1. CAPACIDADES111
DIMENSIÓN HUMANA
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
C.G. Jung resume de esta manera la experiencia de los hombres que han recorrido esta segunda
mitad de la vida dejándose transformar por Dios:
DIMENSIÓN FRATERNA
Las tareas y responsabilidades nacen de una entrega más honda en gratuidad y auto donación.
Una vez superada la crisis de realismo, se acentúa en esos años el sentido de pertenencia a la
propia comunidad, así como la capacidad de hacer propios los gozos y los desafíos, los errores, los
desaciertos y los logros de ésta. Esto ocurre, no porque no haya un espíritu crítico frente a las
pobrezas de la propia comunidad, sino porque el amor ha madurado y sabe mucho de amar las
carencias y celebrar la vida que emerge cada día, recibida de Dios.
111
Estas capacidades se van forjando también y especialmente a través de la crisis de la mitad de la vida de la que se hablará más en
el 1.2. Desafíos propios de esta etapa de la mitad de la vida.
112
Cf. Los desafíos de la crisis de la mitad de la vida.
113
En Anselm Grün, La mitad de la vida como tarea espiritual. La crisis de los 40-50 años, Madrid, Narcea, 1990, pp. 105-106.
71 III PARTE: Formación permanente
Brota también un sincero reconocimiento y gratitud hacia la comunidad por todo lo recibido en ella.
La persona es muy consciente de que mucho de lo que ella es, se lo debe a la propia comunidad
que ha invertido tanto amor en su vida.
DIMENSIÓN MISIONERA
Es una etapa de gran fecundidad misionera por ser un tiempo - a nivel humano -de gran creatividad,
de visión de conjunto, de colaboración con otras generaciones y un tiempo de distinguir lo esencial
de lo relativo.
1.2. DESAFÍOS
Esta etapa de la vida queda marcada especialmente por lo que se suele llamar «la crisis114 de la
mitad de la vida». No todas las personas la atraviesan de la misma manera ni a la misma edad, ni
tampoco les afecta con la misma intensidad. Pero, aun siendo así, es importante tener en cuenta
las características generales que se dan en esta etapa de la mitad de la vida a la hora de
acompañar115 el proceso de maduración en nuestra consagración misionera.
A mitad de la vida, tomamos conciencia de que un nuevo camino se abre y las preguntas
esenciales116 vuelven a aparecer. A veces no las queremos escuchar porque nos dan miedo. Por
ejemplo, ¿qué busco realmente con mi vida? ¿Qué deseo verdaderamente? ¿Cuáles son mis
temores ante el futuro? ¿Qué tengo miedo de soltar? Algo nuevo quiere vivir en mí, ¿me atrevo a
verlo y a enfrentarme con ello?
Este proceso va empezando lentamente y continúa durante años. ¿Qué he hecho con mi vida?
¿Cuáles son mis verdaderos valores? ¿Quién soy yo, verdaderamente, fuera de mi función (carrera,
estatus social) o de la función que desempeño dentro de la comunidad de la que formo parte, en el
caso de las personas de vida consagrada? ¿Qué he hecho con mis sueños de juventud? ¿Qué
quiero hacer con el tiempo que me queda de vida?
El desafío mayor de este paso de la segunda mitad de la vida es el de volver a conectar con el ser
profundo. Es el momento de encontrar la verdadera identidad más allá de la identidad social forjada
a lo largo de la existencia. Es también el tiempo de «hacer duelo de la juventud», el tiempo de la
desilusión, pero también el tiempo de dar un nuevo si a nuestra vocación, a la vida. Para llegar a
este nuevo nacimiento hay todo un camino por recorrer.
Todo este proceso - que se inicia ya en torno a los 35 años más o menos -, en el que surgen nuevas
cuestiones se suele llamar «crisis de realismo», y es un camino que va a prolongarse y agudizarse
durante años. Esta «crisis de realismo» consiste en darse cuenta de que el mundo en el que hemos
intentado hacer real nuestro proyecto de vida no se ajusta ni se ajustará nunca a nuestros planes y
114
Anselm Grün describe esta crisis como «una profunda crisis de la existencia en la que se plantea el sentido de todo». Cf. Articulo de
J. M. Fernandez Martos, El demonio del mediodía: entre los 40 y los 60, o 20 años para la vida o la muerte: “recuperando la raíz griega
-krínein- lo único que esa crisis hace es juzgar, dar un primer resultado o balance de lo ya vivido.”
115
Las crisis en la vida de cada persona pueden ser un peligro o una oportunidad. Depende de cómo se afronten. Por ello, el deseo es
ayudar a que cada persona pueda sacarle todo el partido a esa etapa, sobre todo para que se dé una experiencia de Dios más profunda
que pueda tocar las raíces de la existencia. Que pueda ser la crisis «la hora de Dios» para cada uno.
116
Cf. Amedeo Cencini, Por amor, con amor y en el amor, libertad y madurez afectiva en el celibato consagrado, Ed. Sígueme, Salamanca,
2004. «La crisis tiene, pues, una vertiente psicológica que se caracteriza por la presencia constante del límite. Crece la necesidad de
revisar, de contestar lo que antes parecía indiscutible, de plantearse interrogantes radicales sobre los motivos básicos de su compromiso
vital: ¿por qué sigo en el ministerio o en la vida consagrada? ¿por qué a veces me siento extrañamente deprimido, frustrado e
insatisfecho? ¿por qué tanta confusión en mi sensualidad? ¿Por qué a veces me siento solo? ¿por qué me cuesta tanto rezar mientras
Dios parece estar callado?»(la parte III En el amor, capítulo 4 amor maduro: deseo liberado trata especialmente de la etapa de la mitad
de la vida).
Plan formativo SEMD 72
deseos. Cuando este proyecto de vida ha sido motivado por el Reino o por la confianza incondicional
en el Dios que lo puede todo, la crisis puede ser muy dura.
En este sentido, dice Javier Garrido, «la crisis de realismo del cristiano exacerba la crisis normal de
cualquier persona. El no creyente, en general, se atiene desde el principio a la finitud. Nosotros
mantenemos una fe insobornable en una realidad distinta a pesar de todo. Entonces surgen
preguntas como: ¿merecía la pena tanto esfuerzo, tanta esperanza?»117.
Esta crisis se manifestará de múltiples modos y afectará de alguna manera a todas las dimensiones.
A nivel de misión, por ejemplo, la persona, mirando hacia atrás, se pregunta en dónde se le han ido
concretamente las fuerzas, y viene la duda de si han sido bien invertidas, o hubiera sido más
provechoso haberlas ocupado en otra cosa. Los resultados pueden parecer muy pocos y el esfuerzo
realizado, tanto. En este mismo sentido, también en el momento presente aparece la tentación de
pensar que se están desperdiciando algunas de sus capacidades, que tal vez en otro lugar se
podrían desplegar de otra manera.
A nivel fraterno también surge la «decepción» ante la pobreza y dificultad en las relaciones. Parece
que se cae el «ideal» de la fraternidad. En definitiva, es una crisis que puede poner en tela de juicio
el valor de tantas cosas vividas en la vocación.
Javier Garrido describe así las causas de esta «crisis de realismo» que a partir de los 40 años tiende
a agudizarse:
La «crisis de realismo» es el eje de la existencia, pues supone el viraje radical. Cuando te quedas
sin proyecto, ¿qué queda? Por eso es el momento propicio para la vida teologal.
Si la persona no reconoce lo que le pasa, este «realismo» o el desencanto que sufre, puede
disfrazarse de activismo, instalación o individualismo.
El campo afectivo está muy tentado. Surgen necesidades afectivas que parecían integradas:
necesidades de búsqueda de ternura, valoración y aprobación queriendo evitar la soledad; relación
dependiente con la familia, con los padres mayores; deseo de pertenecer a un tú humano, etc. La
opción de consagración en el celibato se ve muy tentada.
Amedeo Cencini presenta de esta manera los desafíos afectivos de nuestra etapa: «a esta edad el
yo consciente debe afrontar un proceso a primera vista regresivo, pero de hecho progresivo: es el
paso a un modo nuevo de sentirse y definirse debido a los cambios fisiológicos, psicológicos y
espirituales propios de esta fase, y a la necesidad cada vez más perentoria de integrar estados de
ánimo y realidades intrapsíquicas aparentemente contrapuestas. Se trata de un proceso de
renacimiento, por así decirlo, que puede influir significativamente en la virginidad consagrada que
se profesó hace ya bastantes años.
117
Javier Garrido, Releer la propia historia, sobre los ciclos vitales y sus crisis, Ed. Frontera Hegian, Vitoria, 2004, 19.
118
Es el tiempo de tomar conciencia del declive de la curva biológica. Cf. Amedeo Cencini, Por amor, con amor y en el amor: «Hasta
ahora el discurrir de los días era posibilidad; a partir de ahora es, en cambio, límite. Hasta el presente eraparábola vital ascendente,
ahora, sin embargo, empieza a descender. Asoma la idea de la muerte».
73 III PARTE: Formación permanente
Es la característica fundamental de esta fase […]O se renuevan y profundizan las motivaciones del
propio celibato, insistiendo en las razones de fondo y descubriendo nuevas formas de vivirlo en el
corazón, en los deseos, en las actitudes y en el estilo de vida, o se está condenado a una vida
plana»119.
Otra salida sería la de romper con la opción hecha. Justificar el dejar de vivir el celibato porque «en
realidad me siento reprimido», el pensar «ahora o nunca, puedo lanzarme a tener otro tipo de
experiencias afectivas». En algunos casos surge la necesidad imperiosa de «recuperar lo perdido,
lo no vivido». Aparece por tanto el problema de la doble vida, del probar lo no conocido, o lo conocido
previo a la vocación, pero a lo que se había renunciado. En definitiva, romper con la opción hecha
por no encontrarla ya significativa.
En esta etapa necesitamos estar muy atentos a los mecanismos del tentador en nosotros.
En efecto, puede ser que se agudice con mucha fuerza la tentación de rebajar el listón de la entrega
bajo mil justificaciones. Como hemos dicho, la persona se siente con menos recursos personales,
menos fuerza de voluntad, y esto le puede llevar a ceder ante muchas invitaciones a una vida más
cómoda.
Como decimos, las justificaciones pueden ser muchas. Una de ellas es la de pensar que ya se ha
entregado mucho en la vida, y que, por tanto, quizás ahora sea el momento de relajarse un poco y
disfrutar. La gran tentación de la auto referencialidad se manifiesta de mil modos. «Ahora es el
momento de que te ocupes un poco más de ti, de que te cuides…» Sabemos que el cuidado
personal es muy importante y Dios no quiere que lo desatendamos, pero en este caso estamos
hablando de esa tendencia a satisfacer los propios gustos, a acomodarse, a dejarse llevar por lo
más agradable, a buscar sutilmente ciertas compensaciones que satisfagan «mi» necesidad de
placer, en el fondo, a sentirse «con derechos» a un cierto reconocimiento por lo ya entregado.
En este sentido, necesitamos prestar atención a los posibles síntomas de ausencia de espiritualidad
- como fundante de la vida - que pueden aparecer en esta etapa120. Entre ellos, la intolerancia, la
tensión, la perdida de la alegría, la rutina, el legalismo y perfeccionismo, las adicciones, la
disociación entre lo que siento y lo que manifiesto por fuera.
Como decíamos al hablar de la crisis afectiva, en algunos casos, toda esta situación puede llevar a
una doble vida.
Esta etapa es decisiva para poder dar un nuevo significado, «re-significar» la entrega en la vida
fraterna y apostólica. Por eso, frente a los desafíos expresados anteriormente, proponemos algunas
claves.
2.1. Conocimiento de lo que está sucediendo para poder colaborar con la obra de Dios
Sabemos que en la vida espiritual vivimos un largo y lento éxodo de nuestra propia tierra (la vocación
apoyada en nuestras propias fuerzas o en nuestras debilidades) a la tierra prometida, es decir, a la
experiencia de estar enraizados en Dios, en un amor estable y definitivo. En Dios, nuestra identidad
no está amenazada por éxitos o fracasos, ni por valoraciones propias o externas. En Dios, nuestra
identidad es la de: «siempre amado, siempre acogido y siempre llamado».
119
Cf. Idem, en la parte III En el amor, capítulo 4 amor maduro: deseo liberado.
120
Cf. Charla sobre el tema de la formación permanente en la vida consagrada dada por el P. Rodolfo Pedro Capalozza, en Argentina,
2019.
Plan formativo SEMD 74
Pero este camino no se realiza de una vez para siempre. En esta etapa Dios viene a buscarnos
para anclar nuestra vida definitivamente en Él.
Por esto es muy distinto «padecer» las crisis propias de esta etapa, o colaborar con este proceso
de «des-apropiación» que Dios quiere obrar en nosotros. Des-apropiarnos de falsas seguridades:
de nuestras propias fuerzas o capacidades, de la opinión que se tiene de nosotros, de los caminos
conocidos para encontrar a Dios. Des-apropiarnos también de nuestros límites, frustraciones,
fracasos, debilidades. Nada de esto nos pertenece. Estamos llamados a «recibirnos de Dios», es
decir, a vivir en la desposesión personal y en el abandono a Él, a su obrar en nosotros.
Decía Pierre Teilhard de Chardin: «Me recibo mucho más de lo que me hago a mí mismo»121. En
este sentido, el conocer los caminos de Dios es esencial para acompañar esta etapa, tanto en
nosotros como en los demás. Lo que está sucediendo es el paso de nuestras fuerzas a la Gracia.
Es algo tan sabido, aparentemente ya vivido y sin embargo, el hecho de que la crisis sacuda tanto
es un síntoma de que éste es, como decíamos antes, un lento proceso y queda mucho por recorrer.
Esta etapa, por este motivo, muchos la llaman «la etapa del segundo nacimiento», de «una segunda
conversión». Es necesario entrar con radicalidad en el clima de abandono - en ello radica ahora el
esfuerzo - y el dejarse en manos de Dios. Es el tramo del camino de la pasividad donde Dios toma
el protagonismo en la conversión.
• Otro trabajo interior para hacer cuando se atraviesa la crisis de realismo es aceptar y vivir
con alegría la conversión. Por eso es importante reconciliarse con los procesos, la
maduración, aceptar continuar en crecimiento en mi identidad personal en esta etapa del
camino. Amedeo Cencini habla de la «docibilitas», el arte de aprender a aprender durante
toda la vida. En esta etapa de la mitad de la vida nos es bueno recordar este criterio de
discernimiento vocacional: «¿acepto estar en formación toda la vida?»
121
Pierre Teilhard de Chardin, El Medio Divino.
122
Duelos de la genitalidad, del espíritu de dominio y de la posesión o realización.
75 III PARTE: Formación permanente
Al tratarse de una etapa de grandes cambios y en general de un nuevo nacimiento a formas inéditas
del seguimiento de Jesús, es de gran ayuda poder contar con una persona que acompañe este
proceso, es decir, que esté cerca, que ayude a leer todas las vivencias por más confusas que
puedan ser, desde la óptica de Dios y sus caminos.
Las personas a las que Dios les ha dado la sabiduría del Espíritu, mucha experiencia de vida, y la
capacidad de abrirse a Él en los distintos momentos de la vida, son de mucha ayuda a la hora de
infundir confianza en la obra que Dios está llevando. Esta obra Dios la lleva a cabo por caminos que
a veces a nosotros nos resultan desconcertantes. Además, siempre es muy importante el contraste
cuando se trata de la vida espiritual, pero mucho más cuando se trata de desenmascarar al tentador:
sus mecanismos de justificación y relativización de la mediocridad, así como los de conducir al
miedo, a la paralización o al desánimo.
En esta etapa en general, es necesario contar con la posibilidad de tiempo, medios formativos y
ambientes necesarios para retomar la vida, ahondar en el propio proceso de crecimiento y favorecer
la actualización. Es importante poder ofrecer un tiempo especial de formación que permita releer la
historia, integrar lo vivido en Dios, hacerse cargo de la realidad personal y comunitaria, y renovar la
entrega sostenida cada vez más por la fidelidad de Dios.
INTRODUCCIÓN
Esta etapa de la vida consagrada a partir de los 60-65 años corresponde a la edad de jubilación en
la sociedad. La persona ha adquirido una experiencia y personalidad más consolidada. Es una etapa
de cambios importantes. Se ha de facilitar que la persona no pierda el valor de su vida consagrada
midiéndola no tanto en el hacer sino en el ser.123 Tiempo de crecer en sabiduría interior, de
integración de vivencias y de experimentar la cercanía y la misericordia de Dios. Tiempo de saboreo
nuevo de la vida, de síntesis vital y vislumbrar el sentido de todas las etapas anteriores en armonía.
A su vez, es el tiempo de trasmitir el fruto del don recibido como donación, de entrega de la vida
dando sabor a la de los demás. La vida se hace cada vez más «espiritual», según la vida nueva en
el Espíritu. El proceso hacia la madurez nunca se completa, dura hasta el final de la vida. La llegada
a esta etapa va a suponer ajustes para adaptarnos a la nueva realidad, según vaya viniendo, y
trascenderla. Es un periodo de equilibrio sereno haciendo balance y síntesis de todo lo vivido.
A la espera del Día sin ocaso, caminando desde la noche hacia la Luz
«Por la noche, cuando empezaba a clarear fue Jesús caminado hacia ellos, pero ellos se asustaron y
creyeron ver un fantasma. Jesús les dijo, no temáis soy yo»
(Mt 14, 25-28)
Toda la vida se resumiría como el largo camino de peregrinación hacia el encuentro definitivo con
Dios124. El lo va preparando, saliendo a nuestro paso en las distintas etapas de la vida125. En un
sentido litúrgico, como si la vida se tratara de un día, podríamos distinguir sus horas (prima, tercia,
sexta y nona) en vigilia o maitines, laudes, intermedia, vísperas y completas126.
Carl Jung describe la vida como el discurrir del día y el recorrido del sol. Por la mañana asciende e
ilumina el mundo127. Al mediodía alcanza su cenit y sus rayos comienzan a disminuir y decaer
durante la tarde que es tan importante como la mañana, sin embargo, sus leyes son distintas128.
La tarde
123
Se trata de «hacerse cargo» de toda la vida y de la vida de todos. Cf. Samaritanus Bonus SCDF; Evangelium Vitae, 87.
124
La vida se vive en camino, en trance de conversión. Se trata de la larga peregrinación hacia al encuentro definitivo con Dios, hacia la
Casa Paterna. En este sentido es muy iluminador la obra de José María Cabodevilla titulada El padre del hijo pródigo.
125
Son muchos los autores que se han detenido a analizar las etapas de la vida. Desde Sigmund Freud hasta Carl Jung continuando por
Bernard Lonergan y Romano Guardini hacen un gran aporte en el análisis y aporte de la psicología evolutiva. La vida misma nos hace
crecer y madurar a través de sucesivas muertes, conversiones, para entrar a pasar a un nivel más profundo.
126
Cualquier situación hora y lugar son buenos y aptos para el encuentro con Dios. Hay que saber descubrir cada hora como, la hora de
gracia, la situación óptima para escuchar la voz de Dios. Dios nos habla a través de la historia y todos los acontecimientos de la vida y
hemos de aprender a reconocerlo, descubrirlo, escucharlo.
127
Carl Gustav Jung, The Structure and Dynamics of the Psiche
128
Anselm Grum, La mitad de la vida como tarea espiritual. En ella analiza la crisis de los 40-50 años
129
Carl Gutav Jung, oc “So for many people all too much unlived life remains over—sometimes potentialities which they could never
have lived with the best of wills, so that they approach the threshold of old age with unsatisfied demands which inevitably turn their
glances backward”.
130
Carl Gustav Jung, oc «In primitive tribes we observe that the old people are almost always the guardians of the mysteries and the
laws, and it is in these that the cultural heritage of the tribe is expressed».
77 III PARTE: Formación permanente
El tiempo donde se empieza por una parte a decaer y a reciclar la propia existencia. Después de un
largo recorrido es tiempo de sedimentar la experiencia. Al final de todo lo vivido ¿Que nos queda?
(Cf. Ec 1,3)
En el atardecer de la vida aparecen las sombras. El sol y la luna se oscurecen, las estrellas retiran
su esplendor (Cf. Ec 1,5). (Se disipan los fantasmas y sabréis entonces que soy yo) (Cf. Mt 14,28).
Al final de la tarde lo único que queda es el amor. (Cf. 1 Co 13,8) La vida no se construye a base
de grandes empresas; si no están movidas por amor en nada quedan, se disipan como el humo.
Se trata de dar con los fecundos ríos de la vida que la penetran por dentro y que han fecundado los
espíritus creativos. Adquirir sabiduría para dar con la verdad, lo verdadero, lo bueno, lo noble que
hunde sus raíces en el corazón de cada hombre. Hay un hilo a lo largo de la vida que la va
entretejiendo, una corriente de vida que traspasa todas las épocas y fecundan todas las
generaciones
La noche
En esta etapa se entra en la edad senil (ancianidad) Después del activismo del mediodía y el cambio
de ritmo de la tarde viene la serenidad, la calma. El tiempo parece detenerse, comienza el descenso
del arco de la vida y su progresiva fragilidad y límites. Somos llamados a una plena integración
incluyendo sobre todo los aspectos espirituales. Cuando hace quiebra el vigor corporal se hace más
fuerte y exigente esta apertura a la dimensión espiritual y trascendente para lograr una nueva forma
de estabilidad.
Esta etapa agudiza la búsqueda de sentido para responder a nuestra verdadera identidad, vocación
y misión en este mundo y encontrar el sentido último y trascendente de la vida. El valor de nuestra
vida no está en el rendimiento, la eficacia y la acción. Hay un sentido más elevado que tiene que
ver con el amor dispensado y recibido, con los vínculos creados reconociendo lo esencial, lo
absoluto, lo permanente. La vida hecha para el encuentro nos lleva al encuentro definitivo y la
persona ha de irse preparando. En el sentido semita y bíblico, todo el trabajo del hombre se orienta
al descanso sabático, momento en que «cuidamos la semilla de eternidad plantada en el alma»131.
El alba
En el Génesis el ciclo creativo comienza en la víspera, la tarde, pasa por la noche y va hacia la luz
del nuevo día132. El hombre, se ve frente al alba de un nuevo y definitivo amanecer, hacia un
horizonte de esperanza. Es el encuentro definitivo, el verdadero nacimiento y despertar a la vida
eterna. La humanidad no fue sometida al fracaso, gime de esperanza (Cf. Rm 8.,22). Más fuerte
que el poder destructor de la muerte lo tiene la vida y el amor. Todo pasará, pero el amor permanece,
es eterno. (Cf. 1 Co 13, 8 y 13)
Nuestra vida es una larga peregrinación. Venimos de Dios y vamos hacia Él. En el amanecer de la
vida, desde el momento de la concepción hasta el nacimiento, todo nos fue dado sin que nosotros
hiciéramos nada. Todo nos fue dado gratuitamente. Al atardecer de la vida hasta el final de la vida
nos toca volver a vivir en este abandono confiado, en la infancia espiritual, en la que rendirnos,
abandonarnos y dejar las riendas de nuestra existencia a Otro que nos guie y nos lleve.
Toda nuestra vida reside en un aprender a vivir en este abandono confiado. Es fácil engañarse. Nos
viciamos, nos creemos protagonistas de nuestra vida queriéndola llevar por nosotros mismos y ahí
nos perdemos en el camino. La persona al final torna a su Origen verdadero. El propósito de Dios
es incorporar a toda la humanidad en sí mismo133, no es una mera presunción humana. El llegar a
131
Dolores Aleixandre, A las puertas de la tarde. Envejecer con esplendor. Cap. 6
132
Ibíd.
133
Esto es lo que desrrolla Theilhard de Chardin en el capítulo III de su teoría de la evolución denominado noogénseis y Cristogénesis.
Acorde con la ase escriturística de 1Co 15 Cristo es el alpha y la omega, el principio y fin, el final de toda nuestra evolución.
Plan formativo SEMD 78
ser uno con Dios es el don gratuito del Hijo que uniéndonos así mismo nos adentra en la íntima
comunión con Dios134.
Llevamos este tesoro en vasijas de barro… «llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús para
que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona» (2 Co 4,7). «Mientras nuestro
exterior se va destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando» (2 Co 4,16).
En cada etapa de la vida se da una transición de una etapa de la vida a otra nueva. En esta etapa
supone:
● Salir de: Pasar desde el mediodía hasta el atardecer. Esta etapa no se mueve a otra etapa
de la vida, sino que es la etapa final. Debemos reconocer y aceptar la transición emocional,
los signos de duelo, pérdida, separación. Perdemos nuestra zona de confort y seguridad.
Tenemos que despedirnos de la época de los jóvenes y primera adultez. Debemos adaptar
y cambiar nuestro yo interior.
● A través de: Moverse a través de la aceptación gradual con positividad. Cuando te adaptas
se sufre ciertas transformaciones. Es necesario pasar por este período traumático
consiguiendo calma y equilibrio. Tenemos la impresión de un tiempo lleno de incertidumbres,
falta de entusiasmo, desencanto, falta de esperanza. Hay que evitar el riesgo de negarse a
aceptarlo y permanecer en el pasado, para descubrir el comienzo de un nuevo tiempo de
una manera creativa, algo nuevo y más profundo.
● Entrando en: Aceptar la nueva realidad, nuevos patrones, nuevos valores, nuevos
significados, nueva perspectiva que nos ayuda a alcanzar la trascendencia. Tenemos que ir
más allá conscientes de ir pasando a una nueva vida. Es necesario identificar, aclarar y
articular el propósito de la vida, necesitamos una reinterpretación y reorientación de la vida
para evitar el riesgo del desencanto, la desesperación, el aislamiento y el estancamiento o
frustración. Hemos de estar dispuestos a aceptar no sólo las debilidades, sino la muerte.
Necesitamos tiempo para prepararnos. La última etapa finalmente es una preparación para
saber morir. Finalmente volvemos a casa.
La pregunta fundamental: ¿Qué va a pasar con mi futuro, con mi vida? ¿Qué significa la vida?
¿Adónde vamos? ¿Cuál es nuestro destino final?
«Mil años para ti son como un día, como unas pocas horas de la noche…
transcurren muy pronto y se nos van volando»
(Sal 89, 4 y 10)
134
Entonces será el momento final, el día de su manifestación gloriosa, cuando aniquiladas todas las potencias negativas, Cristo entregue
el Reino a Dios Padre. El último enemigo a destruir será la muerte. Cristo someterá todo al Padre y así Dios será todo en todos. (1 Co
15, 23- 28)
79 III PARTE: Formación permanente
Hemos de saber recorrer la vida en todas sus etapas con sus capacidades, retos y desafíos. Vamos
en camino, caminando de fe en fe en busca del encuentro final. El hombre al final de la vida ha de
encarar la muerte.135 La etapa final de la vida precisamente es una preparación para el momento
decisivo de la muerte.136
Después del inicio y la mitad de la vida, esta tercera etapa es un tiempo de síntesis, de sabiduría
nueva. Paradójicamente la persona puede sentirse más capaz que nunca de superar los propios
condicionamientos por el conocimiento de sí mismo. Su vida aparece a los ojos de los demás, y los
suyos propios, con el valor de la densidad y la valía de la experiencia.
Frente a la propia fragilidad y límites, la alternativa pasa por poder procesar positivamente todos
estos cambios que conllevan casi siempre una dosis de sufrimiento y dolor. Entregarse a la vida en
medio del sufrimiento es un verdadero milagro: gana la esperanza, surgen nuevas expectativas y
capacidades internas. Si se impone el encogimiento parece que la vida se empequeñece. Todo
depende del modo de vivenciar cada uno lo que acontece. Aquí juega un papel importante cómo se
ha ido viviendo en las otras etapas, y el grado de centramiento de la vida en Dios que se ha podido
llegar a vivir por gracia y fidelidad personal. En definitiva, la capacidad de amar no disminuye, sino
que se aquilata.
La formación permanente puede ser en este momento un medio de ayuda, si por ella afrontamos el
momento vital y nos capacitamos elaborándolo desde la lógica del Evangelio y entrando en una
aceptación serena, esperanzada y sabia de la vida.
135
No se trata solo de salvar la vida sin salar el alma: Se ha de favorecer por encima de todo el encuentro personal de la persona enferma
con el Amor misericordioso de Dios. Cf Samaritanus Bonus CDF
136
El valor de nuestra vida no está en el rendimiento, la eficacia y la acción. Hay un sentido más elevado que tiene que ver con el amor
dispensado y recibido, con los vínculos creados reconociendo lo esencial, lo absoluto, lo permanente. La vida hecha para el encuentro
nos lleva al encuentro definitivo y la persona ha de prepararse para este encuentro.
Plan formativo SEMD 80
2.3 Desafíos
Cada etapa tiene un proceso de transición. Es importante analizar no solo los cambios externos,
sino el efecto interno que provoca en la persona. La transición supone un proceso lento. Algunas
transiciones al principio son más rápidas incluso traumáticas, pero a medida que avanzamos son
lentas y más graduales. La edad cronológica a veces no corresponde al desarrollo interno de la
persona. El desafío es el equilibrio para caminar con las realidades internas y prestar atención a las
las necesidades que van surgiendo. Como en cada etapa debemos tener en cuenta los factores
que influyen para detectar los problemas y las necesidades básicas.
En torno a la edad de la jubilación civil las despedidas son la clave de la etapa137. Ha llegado el
momento del retiro laboral para muchos, decir adiós a un proyecto que ha ocupado gran parte de la
vida. Y no se tiene la misma fuerza de antes, el descenso físico se hace notar. En esta etapa los
cambios adquieren una relevancia importante. Hay que asumir: adaptarse a la disminución de
fuerzas y salud física; buscar nuevas tareas adecuadas a la etapa y circunstancia; adaptarse a
nuevas relaciones sociales; adaptarse a un nuevo lugar para vivir; unirse a grupos de la misma edad
y circunstancia. Lo cual no significa romper otros vínculos.
El conflicto básico se da en la integración entre polaridades: Ideal versus real, integridad versus
desesperación, abandono versus separación. En esta etapa la sabiduría propia lleva a vivirla con
esperanza. Significa, no dejarnos llevar por el resentimiento, la amargura y la desesperación.
El gran desafío de esta etapa se resume en cómo aprender a morir para nacer a la vida plena.
La vida implica el ejercicio constante de muerte y resurrección. Hemos de conseguir dejar atrás para
ganar una nueva realidad. Las etapas de la vida tienen sus propias experiencias de separación y
muerte, desde el seno de nuestra propia madre para entrar en el seno de Dios. Esta etapa es el
lugar apto para conseguir la aceptación y el abandono confiado. Este tiempo es la oportunidad de
desarrollar un sentido de mortalidad que sea realista y positivo. Este es el momento de cerrar
cuentas, de saldar cualquier cosa inacabada en nuestras vidas. Con la pérdida de nuestra
capacidad de trabajo, la pérdida de seres queridos y el declive de nuestra propia salud aprendemos
el arte de morir para nacer a otra vida. El desafío es hacerlo sin disminuir la vitalidad en el amor.
La vida ya nos ha ido forjando en este sentido, pero ahora pasa más al primer plano.
137
Una característica fundamental de esta etapa es que casi siempre llega por sorpresa. Y como tal sorpresa puede ser bien o mal
recibida. La experiencia que se vive puede ser absolutamente contradictoria: por un lado se es el mismo de antes, por otro lado no se es
ni la sombra de lo que se fue.
81 III PARTE: Formación permanente
● Pérdida del control y del trono de poder: Hemos de estar alerta de lo que sucede cuando
perdemos la pasión por nuestro trabajo, el poder o el reconocimiento. Nuestra pasión ha de
transformarse y liberarse. Después del final de un cargo u oficio necesitamos un periodo de
reajuste. Es necesario despedirse de la vieja situación y acoger y celebrar la nueva situación,
es tiempo de reajuste, de "duelo". Tras una gran responsabilidad es conveniente un "año
sabático". Existe el riesgo que la persona no acepte la nueva realidad, de negar
permaneciendo en la negación sin aceptar soltarlo.
Conclusión de los Desafíos: Vivir hasta morir o morir vivos No se trata de sobrevivir, sino de
encontrar esperanza y creatividad en el amor. No es tanto trabajar mucho sino el amor hecho visible.
Nos hacemos así más capaces de dejar que Dios entre hasta fondo. Tenemos que despojarnos de
nuestras pretensiones y dar espacio para nosotros, para los otros y sobre todo para Dios. Hemos
de saber acompañar y cuidar de la vida hasta el final en todas sus dimensiones primando sobre
todo el valor trascendente.138
3.1 Horizonte Vital. Las sub-etapas dentro de esta etapa: madurar, envejecer y morir con
plenitud de Vida y Amor.
Hemos hablado de forma global, aunque apuntando a un proceso progresivo, pero conviene
diferenciar unas sub-etapas dentro de esta etapa. Su común denominador es la espera del Día139 o
encuentro definitivo con Cristo como horizonte. Toda la formación permanente tiene ese ritmo de
espera, pues hunde sus propias raíces en ese futuro de esperanza en Dios.140
Es difícil correlacionar una subdivisión cronológica porque a veces no se corresponde con la edad,
pero en principio distinguimos tres sub-etapas: Entrada (a partir de los 60), el paso cruzando (entre
los 70-80 años) y el descenso (a partir de los 80) Cada persona tendrá estas etapas, pero de forma
diferente sin un corte de edad preciso.
Dentro de un modelo trinitario, asociado a la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu, la formación
transcurre con tres dinámicas correlacionadas: educar, formar y acompañar.141 Que se
correlacionan con cada una de las sub-etapas.
138
El cuidado de la vida es, por tanto, la primera responsabilidad que el médico experimenta en el encuentro con el enfermo. Esta no
puede reducirse a la capacidad de curar al enfermo, siendo su horizonte antropológico y moral más amplio. Cf Samaritanus Bonus CDF
139
D. Aleixandre, La puerta de la tarde, envejecer con esplendor, cap 6
140
A. Cencini, La Formación permanente, p. 274
141
A. Cencini en su obra: los sentimientos del Hijo, desarrolla tres aspectos convergentes en la formación: educar, formar y acompañar.
Cf. P. 52-59
Plan formativo SEMD 82
La persona aún con fuerzas y capacidades es invitada a vivir poco a poco no tanto desde esas
fuerzas y capacidades sino desde el abandono confiado en la Providencia del Padre. Más que poner
la mirada en los frutos aparentes es invitada a vivir la fecundidad de la entrega, que aún puede
desarrollar, en el abandono confiado. Así somos generadores de sentido, dando sentido y valor al
sufrimiento. Estamos llamados a dar valor y significado a los tramos oscuros de la vida. Dejar, así,
un legado existencial de sabiduría interior a las generaciones futuras.
Envejecer por fuera pero creciendo por dentro, subir bajando. La persona en esta etapa debe
prestar atención no tanto al hacer cuanto a conformarse cada vez más a los sentimientos y actitudes
de Jesús. Adquirir su misma forma de percibir, de sentir, de amar. Es el momento de la plenitud del
amor en el don de sí, en la entrega de la vida, de todo cuanto uno es. Se enfatiza la dimensión
Kenótica del Hijo que aprendió a vivir en el abandono confiado en el Padre hasta la muerte.
3.1.3 La tercera sub-etapa: Formados por la muerte. Morir con plenitud de Vida y Amor (alba)
En esta última etapa de la vida la persona siente la llamada a trascenderse para vivir lo permanente
y eterno. Somos obra del Espíritu Santo. Solamente crecemos y nos realizamos cuando somos
guiados por este Espíritu divino trascendiendo la finitud del espacio y tiempo entrando en la infinitud
y eternidad del Creador.
Se trataría de secundar la obra del Espíritu pasando a ser cada vez más la obra de Dios, no tanto
hacer sino dejarse hacer La persona es agradable a Dios por lo que es en sí para El no por sus
obras. Somos su obra preciosa. La persona poco a poco es invitada a una actitud más pasiva que
creativa. Habituada a amar debe aprender también a dejarse amar. Más que acompañar se debe
dejar acompañar desde un abandono confiado. Es importante aprender a preparase para el
encuentro definitivo no desde la resignación sino desde la plenitud en la entrega y don de sí. Así
como somos formados por la vida también «somos formados por la muerte, por la configuración con
la muerte de Cristo»144.
3.2 Horizonte espiritual. En camino desde el atardecer-noche hacia la Luz del nuevo Día
142
Es interesante la obra de Carl S.Lewis “El problema del dolor” En este ensayo de 1940 el autor se plantea: “porqué debemos sufrir?,
¿porqué permite Dios que sus criaturas sufran?. Es la clásica pregunta del libro de Job. A través de un largo y penoso itinerario llega a
descubrir como puede armonizarse la existencia del dolor con la bondad y la omnipotencia de Dios.
143
Es difícil reconocer el profundo valor de la vida humana cuando, a pesar de todo esfuerzo asistencial, esta continúa mostrándosenos
en su debilidad y fragilidad. El sufrimiento, lejos de ser eliminado del horizonte existencial de la persona, continúa generando una
inagotable pregunta por el sentido de la vida.[6] La solución a esta dramática cuestión no podrá jamás ofrecerse solo a la luz del
pensamiento humano, porque en el sufrimiento está contenida la grandeza de un misterio específico que solo la Revelación de Dios nos
puede desvelar. Cf. Salvifici Doloris, SD 4; Samaritanus Bonus CDF Como dice el papa Francisco el individualismo y la indiferencia son
síntomas de una sociedad enferma que busca construirse de espaldas al dolor Cf Fratelli tutti 65
144
A. Cencini, o.c. p274
83 III PARTE: Formación permanente
existencial y cercana, metido uno mismo en el Misterio de vida-muerte según la lógica del grano de
trigo.
Hacia el Padre: Como Cristo, y con El, Dios Padre va siendo más y más el centro, fundamento de
la alegría y fecundidad propia. Como Jesús, el Padre es Tú hacia el que se orienta toda la vida en
fidelidad filial y confiada en sus brazos.
En la fuerza del Espíritu. El sigue siendo el dulce huésped del alma que nos ha de guiar e ilumina
a través de estos pasos hacia la Vida Nueva que Él ha ido fraguando durante la vida.
● Nueva visión: tiempo para contemplar la belleza interior (“belleza siempre antigua y siempre
nueva”) Nos inclinamos a apreciar lo que es hermoso, pero ¿qué pasa cuando perdemos
vitalidad, belleza, virilidad? Algunas veces no tenemos ojos para ver la maravilla de la vida
en las debilidades. Se nos invita a glorificar a Dios y aceptar nuestras limitaciones mediante
la aceptación de la Cruz.
● Nueva sabiduría: La sabiduría de la Cruz. A través de la aceptación somos capaces de
permitir que Dios entre en nuestra propia oscuridad y transforme las debilidades con el
resplandor de su amor. Cristo salvó al mundo mediante la aceptación de la Cruz en la total
impotencia.
● Nueva generatividad y fecundidad: es la etapa final en la que necesitamos una orientación
fecunda de generación y legado. La generatividad surge de la conciencia de la mortalidad.
No debemos caer en la esterilidad o estancamiento. La vida es dejar un legado para los
demás.
● Nueva meta: no es lo que hacemos, nuestras obras, sino el amor hecho visible. Se trata de
convertirse en la presencia amorosa de Dios con todo el ser. No las acciones, sino nuestro
yo real con sus debilidades el que da gloria a Dios. Gloriarnos en las debilidades como buen
apóstol (Cf. 2Co 12, 10)
3.2.2 Crecimiento en una espiritualidad más integrada e integradora (una nueva intimidad)
En nuestro envejecer debemos aprender la espiritualidad de ser realmente pobres. No tener miedo
de las heridas y pobrezas cuando salen al descubierto. Es el tiempo de que florezca una nueva
intimidad. Tiempo en que se expande, se vuelve grande sin fronteras ni límites. Es la nueva
espiritualidad desde la pobreza y desde la Cruz.
● Castidad: la nueva intimidad está más integrada con la soledad y el dolor. Paradójicamente,
se despierta en el entorno la atención y el cuidado. Los miembros mayores necesitan
hermanos que los acepten y disfruten con ellos. Debe haber una interrelación mutua y
profunda entre los hermanos mayores y más jóvenes. Nos necesitamos los unos de los
otros. No debe darse el aislamiento sino la complementación. ¿Acaso no son los hermanos
mayores sujetos de nuestro apostolado? ¡Qué extraño sería si cuidamos de los pobres de
afuera y no nos ocupamos de nuestros propios compañeros de comunidad!
● Pobreza: La paradoja de la cruz, encontrar la fuerza en la debilidad y la belleza interior frente
la apariencia. (Cf. 2 Co 12,10). Necesitamos educarnos a una sensibilidad nueva, una nueva
actitud de reverencia y compasión ante los hermanos más vulnerables y envejecidos. No
debemos abandonar la persona cuando se siente más vulnerable y disminuida. Debemos
contemplar a Cristo en ellos. No está en contra del voto de la pobreza buscar atención
médica y apoyo financiero para cuidar la salud.
● Obediencia: debemos obedecer no sólo a los responsables sino también obedecer a Dios
en las circunstancias. Obediencia a los médicos y personas que nos acompañan.
Conclusión: se trata de atravesar esta etapa como continuidad del proceso de configuración con
Cristo hasta el final. Este significado teologal lo veremos más en concreto en las cuatro dimensiones
de nuestra vida consagrada, humana, espiritual, fraterna y misionera, y dentro del carisma y misión
que las integra.
La acogida de este momento de la vida como acontecimiento de Gracia y libre elección, con todos
sus límites y desafíos propios. Acogida que significa aceptación, pero no una aceptación resignada
del proceso personal de envejecimiento. Acogida significa evitar la resignación como algo
irremediable.146
El criterio de ese discernimiento es que la vida nos forma (criterio para cada etapa) y la formación
acompaña toda la vida147 No hay edad en la que se pueda dar por concluida la formación. Afrontar
esta etapa con lucidez y realismo supone saber que caminamos hacia la última etapa, pero «…sabe
igualmente que el final de la vida sigue siendo vida»148. Formación permanente significa vivir en
ese dinamismo de vida que se discierne en lo pequeño hasta el final, en progresión y siempre
abiertos149. La persona sigue siendo el sujeto y protagonista de su formación y trasmisora de vida.
145
Frente a la desesperanza, desilusión, decepción, la falta de horizonte y la crisis la falta y la pérdida de sentido (Fratelli Tutti 13,26)
146
Ejemplo del ballestero que apunta a la diana con un ojo vs ballestero tuerto. En Las puertas de la tarde, de Dolores Aleixandre cap 4
147
José Rodríguez Carballo, en “las nuevas formas de vida consagrada en el mosaico polifacético de la VC”, p 53
148
Lola Arrieta, Las etapas en la adultez de la vida”
149
Ibid
85 III PARTE: Formación permanente
● Gratitud por lo todo lo recibido, y por el tiempo que queda aún de vida presente, con
asombro, disponibilidad, transparencia, alegría, ternura y gratuidad, con un corazón joven.
● Búsqueda de Dios como el Tú que abraza toda la vida. No se va al final de la vida sino
hacia Alguien con quienes hemos vivido y viviremos siempre. Esperar el abrazo con Él, para
qué, orientación de toda la vida. El horizonte se ensancha, no se estrecha nunca.
Consolidar la experiencia de Dios con sabiduría interior, arraigo en lo permanente, para saber vivir
este tiempo como kairos, manifestación de Dios. Percibir así el sentido global de la vida como fruto
maduro y unificado: el don hecho donación. Experiencia de integración de vivencias, y de la cercanía
y misericordia de Dios.
Antes, cada etapa ha sido una preparación para la siguiente. Ahora, los objetivos anteriores «van
granando», y el horizonte de la siguiente etapa es ya la definitiva que se revela como sentido pleno
de las anteriores: el seguimiento hasta la configuración y comunión plena con Cristo. Se ha de
facilitar que la persona no pierda el valor de su vida consagrada midiéndola en el hacer sino en el
ser. Se ha de cuidar sobre todo de las personas enfermas o en proceso de deterioro y
envejecimiento para que se sientan acompañadas en esta etapa final de sus vidas.
La formación ha de ser holística es decir que abarque todas las dimensiones de la persona.
Buscaremos integrar el desarrollo humano y el crecimiento espiritual, con las actitudes básicas
humanas a la par que unas cualidades evangélicas que den prueba de su madurez en cuanto a los
valores fundamentales de la vida misionera consagrada.
Es importante tener en cuenta el entorno y los diferentes contextos que afectan al desarrollo o al
deterioro humano-espiritual. Conviene considerar las influencias y los antecedentes culturales. El
entorno familiar inicial, el comunitario, el entorno socio local, el entorno cultural influyen en la
persona. Este enfoque de un contexto múltiple es relevante al final también.
Eso significa interiorizar las opciones para adquirir un sentido integrador. Es decir, seguir
escuchando nuestra propia voz y reconocer ahí la voz de Dios. Para tratar de evaluar los objetivos
de esta etapa hemos de tratar de:
Desde el análisis hecho hasta ahora de los factores y elementos implicados en esta etapa, sus sub-
etapas) y su horizonte vital y teológico, vamos a ver ahora cómo todo ello se concreta en las cuatro
dimensiones de nuestra vida consagrada misionera.
Esta dimensión es el núcleo integrador, lo que denominamos experiencia fuente. Se trata de que la
persona siga creciendo en la oración y en amistad con el Señor desde los elementos propios de
esta etapa:
Esta etapa necesita cuidar el marco de relaciones cercanas para que la persona no se revierta hacia
dentro en un aislamiento. Muy necesario y enriquecedor el intercambio e interacción
intergeneracional en la complementariedad de dar y recibir.
● En ese momento de desapropiación de roles, tareas, despedidas de familiares etc, hacer
que todos nos necesitemos. Más que en otras etapas, se hace muy necesario que la persona
se sienta amada y valorada como es.
150
Es necesario convertir la mirada del corazón, porque muchas veces los que miran no ven. ¿Por qué? Porque falta compasión. Sin
compasión, el que mira no se involucra en lo que observa y pasa de largo; en cambio, el que tiene un corazón compasivo se conmueve
y se involucra, se detiene y se ocupa de lo que sucede. Cf. Samaritanus Bonus SCDF Cf
151
Cf. Fratelli tutti 48
152
Cf. Fratelli tutti 19
153
Cf. Fratelli tutti 43
87 III PARTE: Formación permanente
● Mantenerse activo en el ritmo de vida comunitaria mientras las fuerzas lo permitan y nunca
perder la conciencia de estar atravesando esta etapa en comunidad.
● Consciencia de la necesidad de docilidad interior y exterior, de disponibilidad y obediencia a
las mediaciones humanas, para dejarse acompañar y acompañar hasta el final en un clima
de hermanos.
● Aprender juntos a dejarse amar, a depender, y a la vez mantenerse como sujeto activo de
sus opciones, en activo, al servicio de forma nueva y creativa. Seguir aprendiendo en la
relación con los otros los valores evangélicos de misericordia y compasión.
● Se ha de promover la interacción generacional en la misión en la medida de lo posible. Vivir
conscientemente que somos testigos fieles del Carisma misionero, con la aportación activa
de la sabiduría de la vida, participación creativa en el dinamismo misionero de la comunidad.
154
Cada etapa de la vida hasta el final es misión.
En esta etapa no ha de perderse el horizonte misionero orientado a dar la vida eterna de Dios.
Es el momento de la plenitud de la misión, no en el hacer sino en el ser, desde un amor oblativo y
consumado. Se trata de que la persona se mantenga “viva” por dentro, en una permanente escuela
de vida, de oración, vida fraterna, comunión y misión.
● Se trata de una nueva fecundidad, generatividad, transmitir el legado recibido y llegar a ser
mentores y portadores de sabiduría, portadores de sentido y significado para las
generaciones jóvenes.
● Hemos de ser capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la
esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra.155
● Buscar y abrirse a nuevas posibilidades de entrega como presencia evangelizadora en la
realidad y entorno cotidiano.
● Hay que destacar el valor del testimonio y fidelidad en la entrega hasta el final.
● La persona no ha de sentir que se siente relegada en su vocación y misión.156 Se ha de
favorecer el sentido de pertenencia como miembros de una comunidad misionera hasta el
final. En esta etapa se precisa comprender que toda la vida es misión, asumiendo tareas
apropiadas al estado de la persona e incluso cuando los límites, la enfermedad etc. lo
impidan, hasta la muerte vivida como el momento de mayor fecundidad.
En general se trata de cómo acompañar estos años de la última etapa de la vida consagrada.
Estrategias:
● Necesidad de toma de conciencia: por lo general somos reacios a aceptar la nueva situación,
a aceptar el envejecimiento como nuestra última misión y a estar preparados para la muerte.
● Necesidad de formación y toma de conciencia en todos: No debemos evitar en esta etapa
la necesidad de formación y acompañamiento. Formación no sólo para los mayores sino
también para los jóvenes en su actitud frente al envejecimiento. Una comunidad inter-
generacional supondrá una preparación y formación para ello.
154
Nadie debe sentirse excluido. Se trata que esta etapa de la vida no debilite la dimensión comunitaria sino que la fortalezca (Fratelli
tutti 12)
155
Fratelli tutti 196
156
Cuando la vida se ve amenazada se genera la desconfianza y el repliegue Hemos de superar la cultura del descarte que hace sentir
a los ancianos que son una carga y que que ya no sirven (Cf. Fratelli Tutti 18, 26, 28, 98)
Plan formativo SEMD 88
Algunas iniciativas:
● *Encuentro Formativo al comienzo de esta etapa, alrededor de los 60’, curso formativo con
gente de fuera, y dentro de la propia espiritualidad (aproximadamente, 25-30 años de
promesas definitivas)
● *Encuentro formativo-convivencia al iniciarse la etapa alrededor de los 75’
(aproximadamente, 50 años de vida misionera, celebración)
● Proponer entre todos temas concretos que puedan interesar.
Cuestiones abiertas:
Quizás de momento no se nos hace patente, pero de cara al futuro se ha de pensar cómo hacer
con los hermanos mayores que necesitan de una atención especial. Alternativas de un lugar o un
centro de cuidados especiales*, una comunidad sanadora que se haga cargo de una sanación
integral. No debe haber aislamiento sino acompañamiento, un sentido de pertenencia y comunidad.
Lo importante es mostrarles consideración, valor, compasión, reconocimiento de su propia estima,
para re-significar su valor, respeto y apreciación, y recompensar su entrega y servicio gratuito.
Como dice el papa Francisco necesitamos una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en
la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. Aislar a los ancianos y abandonarlos sin
un adecuado acompañamiento de la comunidad mutila y empobrece a la propia comunidad. Se
puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los
demás. Se precisa crear un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos
procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las personas
heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna.159
157
Se precisa el acompañamiento integral de la persona enferma en las fases terminales de la vida de manera que se le ayude respetando
y promoviendo siempre su inalienable dignidad humana, su llamada a la santidad y, por tanto, el valor supremo de su misma existencia.
Cf Samaritanus Bonus CDF llamados a acoger, proteger, favorecer, integrar, la fragilidad de cada persona y la propia. El servicio es «en
gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo». El
servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su proximidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca la
promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas» (Fratelli tutti
115)
158
Todos somos llamados a dar testimonio junto al hermano vulnerable y enfermo y transformarnos así en una “comunidad sanadora”.
Cf Samaritanus Bonus CDF
159
Cf. Fratelli tutti, 8, 19, 67
89 Abreviaturas
Abreviaturas
• AG: Ad Gentes
• CELAM: Consejo Episcopal Latinoamericano
• CIVCSVA: Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida
Apostólica.
• CVII: Concilio Vaticano II
• EG: Evangelii Gaudium
• LG: Lumen Gentium
• NFVC: Nuevas formas de vida consagrada
• NMI: Novo Millennio Ineunte
• OFM: Orden de Frailes Menores
• RH: Redemtor Hominis
• RM: Redemtoris Missio
• SEMD: Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios.
• VC: Vita Consecrata.