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Act 1

El documento describe cómo la percepción es un proceso mediante el cual organizamos e interpretamos los estímulos captados por nuestros sentidos en lugar de ser un registro mecánico. La percepción está influenciada por factores subjetivos como la experiencia y la cultura. Además, la luz es importante para la vida humana ya que afecta nuestro humor y salud mental, y la falta de luz solar puede causar enfermedades como el raquitismo.

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Act 1

El documento describe cómo la percepción es un proceso mediante el cual organizamos e interpretamos los estímulos captados por nuestros sentidos en lugar de ser un registro mecánico. La percepción está influenciada por factores subjetivos como la experiencia y la cultura. Además, la luz es importante para la vida humana ya que afecta nuestro humor y salud mental, y la falta de luz solar puede causar enfermedades como el raquitismo.

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Algo interesante

para iniciar
La percepción es un proceso mediante el cual organizamos, estructuramos e interpretamos los estímulos
captados por nuestros sentidos, dotándoles de significado. La percepción no es un registro mecánico de los
estímulos impuestos por el mundo físico, sino que está condicionada por factores subjetivos tales como la
experiencia, la cultura, y por nuestros esquemas cognitivos.

¿Sin luz podríamos ver algo? ¿Podrá existir la vida


sin luz ni agua? Es difícil imaginársela sin luz. […]
Se necesita muy poca luz para estimular al ojo
(basta una vela encendida); una noche de luna,
especialmente después de una nevada, inundara
al ojo con reflejos, formas y movimiento. Pero
cuando estamos en un bosque, bajo una pesada
capa de nubes, y cae la noche como una apisona-
dora negra, no hay rayos de luz que reboten hasta
nuestros ojos, y no vemos.
[…] Hasta a los ciegos de nacimiento les afecta la luz, porque, aunque no la necesiten para ver,
la luz también nos influye de otros modos. Afecta a nuestro humor, pone en movimiento nuestras
hormonas, desencadena nuestros biorritmos. En las latitudes altas, durante la estación de oscuridad
aumenta la tasa de suicidio, la demencia amenaza muchos hogares y el alcoholismo se vuelve una plaga.
Algunas enfermedades infantiles, incluido el raquitismo, provienen en parte de la falta de luz
solar; los niños son criaturas muy activas y necesitan la vitamina D, producida por la luz, para
conservar la salud. Otros males, como el desorden afectivo emocional, que hace sentir vacía y
deprimida a mucha gente en los meses de invierno, puede corregirse con dosis diarias de luz muy
brillante (veinte veces más brillante que la luz artificial corriente) durante una media hora por las
mañanas. La depresión remanente puede curarse cambiando los horarios de sueño del paciente,
de modo que se adopte mejor a los periodos de luz y oscuridad emocionales.
Dian Ackerman, Una historia natural de los sentidos, Barcelona, Anagrama, 2000, pp. 289-290

Preguntas

1. ¿Qué importancia tiene la luz para la vida humana?

2. ¿Lo único que hacen los ojos es recoger la luz? ¿La visión, tal como la suponemos, no se produce en los
ojos sino en el cerebro?

3. ¿Cómo vive una persona sin estimulación sensorial?

4. ¿El color es onda o partícula?, ¿luz o materia? Si no hubiera nadie para verla, ¿es realmente roja una manzana?

5. ¿Los colores provocan una respuesta emocional determinada en la gente?

6. ¿Los animales ven los mismos colores que los humanos?


Algo interesante para iniciar  81

Nuestras percepciones no siempre son tan nítidas y veraces como nos creemos. Entre las alteraciones percep-
tivas más frecuentes se encuentran alucinaciones y las ilusiones. A veces nuestros sentidos nos engañan más
de lo que solemos admitir. Comprobar con qué facilidad nuestros sentidos pueden inducirnos al error facilita
una actitud más abierta hacia uno mismo y hacia los demás.

La luz del sol nos calienta la piel y nos estimula


los ojos. Un coro de sonidos, desde los ruidos
que hacen los insectos hasta las enérgicas ejecu-
ciones de los cantantes de ópera, nos estimulan
los oídos. El viento roza el vello de la piel y
transporta sustancias que producen una sen-
sación de olores agradables o desagradables. El
alimento que comemos afecta a receptores de
la boca, el estomago y el cerebro. Una enorme
gama de energías y sustancias que hay a nuestro alrededor excitan nuestros sentidos y suminis-
tran a nuestro cerebro a una amplísima información sobre muchos sucesos externos e internos.
El éxito de un animal —incluido el ser humano— en la resolución de las tareas de superviven-
cia depende de su capacidad de construir representaciones fiables de algunas características físicas
de su entorno. En muchos casos, sin embargo, los sistemas sensoriales no se limitan a reproducir
y reflejar de modo pasivo y servil los estímulos que les llegan, sino todo lo contrario. El éxito evo-
lutivo exige mucha atención selectiva. Para cualquier especie, los sistemas sensoriales construyen
sólo representaciones parciales y selectivas del mundo.
Los inputs sensoriales que llegan al cerebro no proporcionan simplemente “imágenes de la
cabeza”; a menudo impulsan al individuo a actuar. Consideramos el caso sencillo de un sonido
que se produce de repente: volvemos automáticamente los ojos hacia la fuente del sonido. Algunos
movimientos no están provocados o desencadenados directamente por sucesos sensoriales, sino
que reflejan programas intrínsecos de acción y éstos quizá impliquen inputs sensoriales sólo como
moduladores.
Mark R. Rosenzweig, y otros: Psicología biológica, Barcelona, Ariel, 2001, p.257

Preguntas

1. ¿Cuál es la cantidad mínima de energía necesaria para que ocurra una sensación? ¿Los umbrales absolutos
varían de una persona a otra, varían de un momento a otro en una misma persona?

2. ¿La capacidad de detectar, reconocer y evaluar las distintas energías del entorno depende de las caracterís-
ticas de nuestro sistema sensorial?

3. ¿Necesita el sistema nervioso ser siempre excitado por estímulos externos o internos para producir su com-
portamiento?

4. Según nos informa la física, la distancia a la Luna es de 390 000 km; sin embargo, para el cerebro visual
es de unos centenares de metros. ¿El sistema receptivo no siempre está de acuerdo con nuestra capacidad
racional?

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