Cuatro Modelos de La Relación Medico
Cuatro Modelos de La Relación Medico
Cuatro Modelos de La Relación Medico
Durante las últimas dos décadas, más o menos, hemos estado viviendo una polémica sobre el
papel del paciente en la toma de decisiones médicas, polémica que ha estado marcada por el
conflicto entre la autonomía y la salud, entre los valores del paciente y los valores del médico. Para
tratar de reducir el poder del médico, muchos han abogado por un modelo en el que el paciente
tenga un mayor control.
Esquemáticamente, los modelos son tipos weberianos ideales. No describen ninguna relación
médico – paciente en particular pero destacan, libres detalles farragosos, diferentes visiones sobre
las características básicas de la relación médico – paciente.
Este modelo presupone la existencia de un criterio objetivo que sirve para determinar qué es lo
mejor. De ahí que el médico puede discernir qué es lo mejor para el paciente sin que sea necesaria
su participación. Además, se presupone que el paciente debe estar agradecido por la decisión
tomada por el médico, incluso si no estuviera de acuerdo con ella.
En el modelo paternalista el médico actúa como el tutor del paciente, determinando y poniendo
en práctica aquello que sea lo mejor para él. Se concibe la autonomía del paciente como un
asentimiento, ya sea en el momento o posteriormente, a lo que el médico considera que es lo mejor.
El modelo informativo se basa en una clara distinción entre los hechos y los valores. Es obligación
del médico facilitar al paciente todos los datos disponibles, y será el paciente, desde sus valores,
quien determine que terapéutica se le debe aplicar. No hay lugar para los valores del médico. En el
modelo informativo el medico es un suministrador de experiencia técnica, y dota al paciente de los
medios necesarios para ejercer el control de la situación. Este modelo concibe la autonomía del
paciente como el control del mismo sobre la toma de decisiones médicas.
EL MODELO INTERPRETATIVO
El objetivo de la relación médico – paciente es determinar los valores del paciente y qué es lo que
realmente desea en ese momento, y ayudarle así a elegir de entre todas las intervenciones médicas
disponibles aquellas que satisfagan sus valores. Además, en este modelo el médico ayuda al
paciente a aclarar y articular sus valores.
Según este modelo los valores del paciente no son necesariamente fijos ni conocidos por él. A
menudo están poco definidos y el paciente los comprende solo parcialmente; pueden entrar en
conflicto cuando se aplican a situaciones concretas. Por consiguiente, es tarea del médico con el
paciente aclarar y hacer coherentes esos valores. Para ello el médico trabaja con el paciente.
EL MODELO DELIBERATIVO
Aquí el objetivo de la relación médico – paciente es ayudar a éste a determinar y elegir de entre
todos los valores relacionados con su salud y que puedan desarrollarse en el acto clínico, aquellos
que son los mejores. Con este fin el médico debe esbozar la información sobre la situación clínica
del paciente y ayudarle posteriormente a dilucidar los tipos de valores incluidos en las opciones
posibles. Entre los objetivos del médico se incluye indicar porqué ciertos valores relacionados con
la salud tiene más valor y se deben aspirar a ellos.
El médico analizara solo los valores relacionados con la salud, esto es, valores que afectan o son
afectados por la enfermedad del paciente y su tratamiento, y tendrá presente que muchos
elementos de la moralidad no están relacionados con la enfermedad del paciente o con su
tratamiento y que se sitúan fuera del alcance de su relación profesional.
En las últimas décadas se ha defendido una mayor autonomía del paciente o, como algunos lo
han llamado, una mayor “soberanía del paciente”, concebida como la capacidad de elección control
de este sobre las decisiones médicas.
También se puede encontrar otra razón que explica esta tendencia en la difusión de las cartas de
derechos de los pacientes, en la promoción de leyes sobre el testamento vital, y en las normas que
regulan la investigación en seres humanos.
Es probable que los criterios del consentimiento informado hayan sido el refrendo mas poderoso
a la hora de determinar que el modelo informativo es el ideal.
A pesar de su predominio, son numerosos los autores que señalan que el modelo informativo es
muy “árido”. La Comisión Presidencial, y muchos otros, se oponen a una relación médico – paciente
que conceda al paciente la autoridad y el poder para tomar decisiones médicas, pues debe existir,
en exclusiva, un proceso de participación en la toma de decisiones médicas construido alrededor de
la “participación mutua y el respeto”.
La comisión presidencial defiende que el papel del médico es, precisamente, “ayudar al paciente
a comprender la situación clínica y los posibles cursos de acción, al tiempo que este expresa sus
preocupaciones y sus deseos”.
De forma similar, en el debate sobre cuál es la forma ideal de tomar decisiones médicas, Eddy
sostiene que esta división de facto entre la labor del médico y la del paciente es la más adecuada.
Otros autores han desarrollado modelos de relación médico – paciente más recíprocos. Entre
ellos destaca Katz. El mundo silencioso del médico y el paciente. Basándose en la teoría freudiana.
En el cual el conocimiento de uno mismo y la autogestión están siempre limitadas por influencia de
inconscientes, Katz ve el diálogo como mecanismo que permite la mejor comprensión de los propios
valores y objetivos.
Está ampliamente asumido que el modelo paternalista se justifica en casos de urgencia, en los
que el tiempo empleado en conseguir el consentimiento informado pudiera producir un daño
irreversible en el paciente.
El modelo informativo parece inadecuado, tanto por sus características como por su
aplicabilidad. Primero, parece que en este modelo no tiene cabida las cualidades esenciales de una
relación médico – paciente ideal. El médico del modelo informativo cuida al paciente en el sentido
de que ejecuta de una manera competente las intervenciones seleccionadas por este. Los pacientes
esperan de sus médicos una cierta calidad humana: valoran el dominio técnico, pero consideran
deficiente al médico distante, por lo que esta acaba siendo rechazado.
Segundo, en el modelo informativo el médico ideal está muy especializado, por lo que puede
facilitar una información detallada y realizar de forma competente la intervención médica que
prefiera el paciente. Por lo tanto, el modelo informativo perpetúa y acentúa la tendencia hacia la
especialización y la practica impersonal dentro de la profesión médica.
El modelo interpretativo rectifica esta deficiencia al reconocer que las personas tienen deseos de
segundo orden y estructuras de valores dinámicas, pues se sitúa en el centro de la interacción
médico – paciente la aclaración de los valores en el contexto de su condición médica. Sin embargo,
existen algunas objeciones al modelo interpretativo.
La especialización técnica dificulta que los médicos cultiven las habilidades necesarias para el
modelo interpretativo. Con aptitudes interpretativas y tiempo limitado los médicos pueden, sin
darse cuenta, imponer sus propios valores bajo el aspecto de articular los valores del paciente.
Además, si la autonomía se entiende como autocomprensión, no permite juzgar los valores del
paciente o tratar de persuadirle para que adopte otros.
Parece evidente que diferentes modelos pueden ser apropiados cuando varían las circunstancias
clínicas. De hecho, los cuatro modelos pueden servir de guía a médicos y pacientes en diferentes
momentos.
Sin embargo, es importante determinar un modelo que pueda ser asumido por todas las partes,
una base de referencia; los otros modelos podrán ser usados excepcionalmente, pero no requerirán
una justificación basada en las circunstancias concretas de la situación médica.
Primero, el modelo deliberativo es el que más se acerca a nuestro ideal de autonomía. Segundo,
la imagen que nuestra sociedad tiene de un médico ideal no se limita a aquel que conoce y transmite
al paciente la información más relevante, y que lleva a cabo las intervenciones médicas de forma
competente. Tercero, el modelo deliberativo no es una forma disfrazada de paternalismo. Cuarto,
los valores del médico son importantes para los pacientes y sirven de base para que lo elija como su
médico. Quinto, parece lógico que los médicos no sólo deben ofrecer terapias que se adecuen a los
valores elegidos por el paciente, sino que también deben promover valores relacionados con la
salud.
CONCLUSIÓN
El médico con una actitud humanista es el ideal plasmado en el modelo deliberativo, el ideal que
debería servir de ejemplo a las leyes y políticas que regulan la interacción médico – paciente.