Marcos 9,2-13 PDF
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Introducción
La narración que Marcos hace de la transfiguración de Jesús frente a tres de sus discípulos:
Pedro, Jacobo, y Juan; se encuentra después de la confesión que los doce – por voz de Pedro –
hicieron sobre Jesús, reconociéndole como el Cristo (8.29) Recordemos los eventos previos a este
evento: La confesión de los discípulos, como el Cristo (8,27-30) Jesús predice su muerte y
resurrección; a la que Pedro expresa su oposición a que Jesús cumpla con su misión de ir a la cruz,
(8, 31-33) esto es seguido de la enseñanza sobre el costo de seguir a Jesús (8,34-38)
El capítulo nueve inicia con Jesús diciendo: “De cierto os digo que hay algunos de los que están
aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder.” v1 Jesús esta
afirmando que algunos de los que se encontraban entre aquella multitud verían la Majestad y
gloria de Cristo que vendría al fin de los tiempos. Siendo claros: Jesús esta diciendo que algunos que
se encontraban entre aquella gente (Marcos 8,34), antes de morir, verían una muy pequeña manifestación
del Cristo en toda su gloria y majestad.
Por tanto, vemos que hay una unidad entre el versículo 1 y 2 del capítulo nueve ¿Donde vemos
esta unidad? En el señalamiento de tiempo que hace Marcos en el versículo 2: “Seis días después,
¿Seis días después de qué? De que Jesús había pronunciado estas palabras: “De cierto os digo que
hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios
venido con poder.”
1. Los discípulos son testigos de una pequeña prueba de la gloria del Reino. v2-4
2 “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se
transfiguró delante de ellos. 3 Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve,
tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. 4 Y les apareció Elías con Moisés, que
hablaban con Jesús.”
Jesús tomó a tres de sus discípulos – Pedro, Jacobo, y Juan – y los lleva aparte, junto con él, a un
monte alto. Y mientras Jesús oraba a una distancia de ellos, según el evangelio de Lucas (Lc 9,18),
Jesús se transfiguró delante de los ojos de estos tres discípulos.
El parecer de Jesús cambió: Su ropa se volvió resplandeciente como la luz de un rayo; y su rostro
resplandeció como el sol (Mateo 17,2) Marcos nos aclara que la vestimenta de Jesús era tan
resplandeciente que ningún lavador de la tierra los puede hacer tan blancos. Entonces, la biblia nos
quiere dejar en claro que su blancura nada tenia que ver con una luz terrenal; que la blancura de
sus vestidos no provenía del reflejo de un objeto, como alguna lumbre o algún astro; su blancura
no era de esta tierra, sino que Jesucristo manifestó su propia gloria única.
miércoles, 20 de marzo de 2019
Juan 1, 14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
La fuente de luz en las ropas de Cristo no era el sol, sino Cristo mismo. Cristo es la luz verdadera
que alumbra a todo hombre; y que todo aquel que vive en tinieblas necesita para ser salvo.
El vesícula 4 nos dice que Elias y Moisés estaban hablando juntos con Jesús. Dos preguntas nos
surgen aquí ¿Por qué Elias y Moises? y ¿De que hablaban con Jesús?
La primera pregunta ¿Por qué Elias y Moises? ¿Quien era Elias y quién era Moises? Estos
personajes son muy importantes en la biblia. Moises es quién escribe la ley en el A.T –nos referimos
a los primeros cinco libros que encontramos en las Sagradas Escrituras –
La gloria es una cualidad que pertenece a Dios y que es compartida por Cristo. El honor es el
reconocimiento de alguien que ha logrado una posición exaltada por medio de sus obras y logros. La
gloria es externa y visible, pero el honor es abstracto y desconocido hasta que es revelado. Jesús fue
transfigurado en gloria celestial y reconocido honorablemente por parte de Dios el Padre. Comentario
para el versículo clave 7.
Dios mismo confirma que Jesús es su Hijo amado, y que sus obras han agradado al Padre, por eso el
Padre le honra delante de los hombres (discípulos) Nuestras mejores obras son como trapos de
inmundicia (Isaías 64,6) son nada delante de Dios, pero las obras de Cristo, su obediencia perfecta, su
adoración perfecta, han complacido al Padre, y son esas obras perfectas de Cristo de las que han sido
vestidos todos aquellos que confían en él. Y los que confían en él, por la justicia de Cristo, son
presentados ante Dios perfectos, sin pecado, solo por los méritos de Cristo.
1 Juan 3,5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él
1 Juan 2, 12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su
nombre.
1 Pedro 4,1 Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo
pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado
1 Pedro 3, 18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para
llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
1 Pedro 2,24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros,
estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
miércoles, 20 de marzo de 2019
Hebreos 9,26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del
mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de
sí mismo para quitar de en medio el pecado.
Hebreos 10, 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se
ha sentado a la diestra de Dios,
Dios le ha dado a Cristo el más alto honor, porqué su obediencia fue perfecta. (Recordar el pacto de
obras)
¿Qué significa que Jesús se transfiguró? Significa que su apariencia, su cara, cuerpo, y vestido cambió.
Jesús fue glorificado delante de los ojos de estos tres discípulos. Significa que así como en el bautismo
de Jesús, El Padre está dandole honor y gloria a su Hijo. Esto indica que Dios mismo esta confirmando
que Jesús es el Salvador a quien Él ha enviado. Que esto no es un cuento de hombres, o alguna idea loca
sacada de la cabeza de alguien. Que Dios ha revelado a Jesucristo como el único camino a la salvación.
Seis días después de los eventos que ya mencionamos en la introducción del sermón; Jesús
toma a tres de sus discípulos, a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los lleva con él a un monte alto. Y
mientras Jesús oraba – de acuerdo a lo que nos narra el Evangelio de Lucas sobre la transfiguración
(Lucas 9,29) – Jesús cambia su parecer. Su ropa se vuelve muy resplandeciente como las estrellas o
como un foco encendido, sus ropas son tan blancas que ningún lavandero en la tierra, pudiera
lograrlas volver así de blanco, y su rostros resplandece como el Sol.
En la misma escena se encuentran Elias y Moisés con Jesús platicando. ¿De que hablaban?
Según el evangelio de Lucas, hablaban sobre la misión de Jesús en Jerusalen.
Lucas 9.31s “….y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.”
¿Por qué la platica estaba enfocada en la muerte por crucifixión que Jesús padecería en
Jerusalen? Los discípulos seis días antes estaban profundamente angustiados por el anuncio de la
muerte de Jesús. Él les había enseñado también, que todo aquel que se decidiera seguirlo sufriría la
persecución o el martirio por causa de Cristo. Así que, la aparición de Elias y Moises, en primer
lugar tiene como propósito confirmar la muerte de Cristo. Y también mostrar que la vida, muerte y
resurrección de Cristo estaba profetizada en los profetas y en la ley. Elias como representante de
los profetas, y Moises como el de la ley.
Cuando hablamos de la ley y los profetas estamos refiriéndonos a las Escrituras del A.T. El
Antiguo Testamento no es una parte independiente del Nuevo Testamento. Para nosotros entender
mucho del Nuevo Testamento, tenemos que entender primeramente el Antiguo Testamento. En el
encontramos profecías que se cumplieron en la persona de Cristo, y que garantizan que Jesús es el
salvador, el Hijo de Dios.
Enseñanza: ¿Qué importancia tiene para nosotros la transfiguración de Jesús? Es una realidad que
todo aquel que sigue a Jesús sufrirá. Quizás no el martirio pero sí la critica o la difamación. Pero así
como Cristo se mostró glorificado, la Biblia dice que todos aquellos que mueren en Cristo
resucitaran con cuerpos glorificados (1 Corintios 15,35-49) Amados hermanos, el apóstol Pedro
escribe:
miércoles, 20 de marzo de 2019
2 Pedro 1,16-21 “Pues no estábamos inventando cuentos ingeniosos cuando les hablamos de la
poderosa venida de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros vimos su majestuoso esplendor con nuestros
propios ojos 17 cuando él recibió honor y gloria de parte de Dios Padre. La voz de la majestuosa gloria
de Dios le dijo: «Éste es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo»*. 18 Nosotros mismos oímos
aquella voz del cielo cuando estuvimos con él en el monte santo. 19 Debido a esa experiencia, ahora
confiamos aún más en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes deben prestar mucha atención
a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro
hasta que el día amanezca y Cristo, la Estrella de la Mañana, brille* en el corazón de ustedes. 20 Sobre
todo, tienen que entender que ninguna profecía de la Escritura jamás surgió de la comprensión
personal de los profetas* 21 ni por iniciativa humana. Al contrario, fue el Espíritu Santo quien
impulsó a los profetas y ellos hablaron de parte de Dios.” NTV
Esto escribió recordando lo que miro como testigo, junto a Jacobo y Juan en aquel monte de la
transfiguración. Notemos que este evento fue importante para afirmar que las Escrituras son 100%
confiables.
2 Pedro 1,16-17 “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor
Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su
majestad. 17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica
gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 18 Y nosotros
oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.”
Definitivamente Jesús es el Salvador que necesitamos para llegar a Dios. Nadie puede venir a
Dios por sus propios méritos, es por los méritos de Cristo, que podemos estar delante de Dios sin
vergüenza por nuestros pecados. En la transfiguración Pedro, Jacobo y Juan tienen una muy pequeña
prueba de la gloria del Reino que nos espera si permanecemos en Cristo.
“Este es mi Hijo amado” (v. 7). Estas son casi las mismas palabras
que Dios dijo en el bautismo de Jesús, excepto que en el bautismo
Dios se dirige a Jesús, mientras que en el monte Dios se dirige a los
discípulos.
“A él oíd”. Esto nos recuerda a Deuteronomio 18:15, donde Moisés le
dice a la gente, “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo,
te levantará Jehová tu Dios: á él oiréis (hebreo = shama, oír)”. Los tres
discípulos se han acostumbrado a comenzar con Jesús, y estaban, tal
vez, en una admiración especial por la aparición de Elías y Moisés.
Desde la infancia, estos discípulos habían sido enseñados a honrar
especialmente las palabras de Moisés, pero también las de Elías.
Ahora la voz de entre la nube les dice que escuchen a Jesús. No es
que Moisés y Elías ya no sean importantes, sino que Jesús es de tan
tremenda importancia que los eclipsa.
“A él oíd”. Hay un sermón en estas palabras. Escuchamos tantas
voces hoy día, y todas parecen sabias y atractivas: eruditos,
columnistas, comentaristas, analistas políticos, gurús religiosos,
celebridades, tentadores, seductores. Nos prometen salud, riqueza y
felicidad, pero raramente cumplen sus promesas y frecuentemente
nos llevan a la ruina. ¿Hay una voz confiable en medio de toda esta
cacofonía? La voz de entre las nubes dice que siempre podemos
confiar en Jesús: “¡A él oíd!” Y nosotros decimos “¡Pero Jesús es muy
idealista para entender el rudo mundo en que vivimos!” Y la voz dice
“¡A él oíd!” Nosotros decimos, “Tal vez después, ¡porque ahora tengo
otras cosas que hacer!” Y la voz nos dice “¡A él oíd!” Nosotros
decimos “Pero no estoy seguro de que realmente creo” Y la voz nos
dice “¡A él oíd!” ¡Cuántos corazones rotos y vidas rotas se podrían
evitar si solamente lo escucháramos! Hay muchas personas que se
arrepienten de no escuchar a Jesús. ¿Conocen a alguien que se
arrepienta de haber escuchado?
“¡A él oíd!” Los discípulos necesitaban escuchar eso. Jesús les había
dicho que sufriría y moriría (8:31-33), pero no lo escucharon. Incluso
miércoles, 20 de marzo de 2019
después de que esta voz entre las nubes dice “¡A él oíd!” ellos
fracasarán para escuchar a Jesús cuando habla de sufrimiento y
muerte (9:31; 10:33-34). El sendero que Jesús tomará es tan
diferente de sus expectativas que no pueden aceptar sus palabras.
Es interesante notar que, justo antes de la transfiguración, Jesús
sanó a un ciego (8:22-26). Muy poco después de la transfiguración,
sanará a otro ciego (10:46-52). Los discípulos, sin embargo,
continúan sin ver, sin oír, sin escuchar. Solamente después de la
resurrección comenzarán a entender que el camino a la gloria es a
través del sufrimiento y el sacrificio.
Repentinamente los discípulos miran alrededor y ven que Elías y
Moisés se han ido. Solamente Jesús permanece, porque solamente se
necesita a Jesús. Los discípulos se encuentran a sí mismos, no solos,
sino en la presencia del Amado Hijo de Dios. Elías y Moisés han
dado su testimonio del Hijo y ya no se les necesita.
MARCOS 9:9. LES MANDÓ QUE A NADIE DIJESEN
9Y descendiendo ellos del monte, les mandó que á nadie dijesen lo que
habían visto, sino cuando el Hijo del hombre hubiese resucitado de los
muertos.
Qué difícil debe haber sido para los discípulos bajar del monte
después de la experiencia de la presencia de Elías y Moisés y de
escuchar la voz de Dios en la cima del monte. Pero uno no vivir por
siempre en la cima de la montaña. Es necesario descender al mundo
cotidiano del trabajo y la responsabilidad, y el comercio y la gente
de todos los días. La vida es un desbarajuste, como se nos recordará
otra vez cuando Jesús y los discípulos llegan a la base del monte
(9:14-29), pero Dios nos llama a vivir en medio de ese desbarajuste
– a vivir ahí en fe – ser rayos de fe. El discipulado es extrañamente
fácil.
“Les mandó que a nadie dijesen.” Un poco antes, Jesús reprendió a
los demonios para que no lo descubrieran (3:12). Después de la
confesión de Pedro, les dijo a los discípulos que no lo dijeran a
miércoles, 20 de marzo de 2019