Desigualdad de Genero en Guatemala
Desigualdad de Genero en Guatemala
Desigualdad de Genero en Guatemala
años de perder adeptas y ser relacionado con estereotipos, en un camino aún carente de
equidad.
El avance de la mujer en materia política, social y económica, así como en términos de
igualdad y equidad de derechos con los hombres, es una conquista que debe atribuirse a la
acción del movimiento feminista en sus diversas vertientes, y a quienes lo han conformado
desde sus inicios hasta nuestros tiempos. “Muchas mujeres de hoy en día no tienen
conciencia de las luchas que se han tenido que librar para que las propias mujeres sean
sujetos de derecho”, explica la francesa Florence Thomas, docente de la Universidad
Nacional y feminista confesa.
El feminismo es una opción ético-política que busca la igualdad y equidad entre hombres y
mujeres. No aboga por la supremacía de uno sobre el otro, ni la discriminación por cuestión
de género. Según Ángela Inés Robledo, profesora de la Universidad Nacional y
especializada en literatura escrita por mujeres, “los derechos de las mujeres deben ir ligados
a los de los hombres, y viceversa”.
En pleno siglo XXI, muchas mujeres han dejado de identificarse con la ideología
feminista. Uno de los motivos responde a la falta de entendimiento del propio concepto y
su ideario inicial. “El feminismo trata de cerrar la deuda histórica que tiene el mundo con
las mujeres”, afirma Thomas.
Otra de las causas que perciben ambas profesoras para explicar esta falta de identificación
de las mujeres con el feminismo es la ausencia de conciencia generalizada de la necesidad
de seguir avanzando en la conquista de derechos que nos equiparen con los varones.
Robledo habla de que existen mujeres que consideran que el feminismo está obsoleto
amparadas en la idea de que el movimiento ha alcanzado ya su máxima expresión. Es decir,
“ya se han conseguido todos los derechos y libertades posibles para las mujeres”, añade.
Por su parte, Ana María Araujo, profesora de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas
de la Universidad de la Sabana, distingue en la actualidad dos tipos de tendencias hacía las
que se inclina el feminismo del siglo XXI. Por un lado, el que lucha por los derechos que
permitan una conciliación de trabajo y familia real para mujeres y hombres, en igualdad de
condiciones. Este ideario, que coincide a grandes rasgos con el expuesto por la profesora
Robledo, pasa por hacer entender al varón que su rol ha cambiado y que debe ayudar a
crear una complementariedad con la mujer, sobre todo en materia de hogar y compromiso
emocional.
Resulta evidente pues que, en pleno siglo XXI, el feminismo está llamando a una
renovación que sume adeptas, en vez de perderlas en un mar de luchas asociadas a
estereotipos, especialmente cuando la equidad en temas de responsabilidades de hogar y
compensaciones laborales aún se está haciendo camino.
El índice de desigualdad de género en Latinoamérica
“Las exclusiones son sistemáticas y hay muchos otros datos que abonan a que las
mujeres en Guatemala estén excluidas desde la niñez. Tienen menor posibilidad
de educarse”, continúa Arriola. El experto argumenta que las niñas y
adolescentes abandonan la escolaridad antes que los niños, “no precisamente para
incorporarse al mercado laboral, sino porque deben atender al cuidado de otros, a
labores reproductivas”.
Este dato se extrae de analizar el ingreso nacional per cápita. El PNUD examina
la probabilidad de que hombres y mujeres accedan a este ingreso. Para ello, se
toma en cuenta el número de personas de cada sexo que tiene acceso a un trabajo
agrícola no remunerado; cuántas participan en la economía nacional y otros
factores de capacitación. Según Arriola, es una información bastante acertada,
que coincide con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida.
"Cuando hay un intento de reformar la ley para que haya cuotas, hay una
oposición fortísima de unos grupos de poder", recuerda Arriola.
El caso de Véliz Franco fue el primero en llegar a la CIDH por temas de femicidio. Su
mamá, Rosa Elvira Franco Sandoval —en la imagen— aún está a la espera de que el Estado
de Guatemala acate la sentencia de la Corte.
María Isabel Véliz Franco desapareció el 16 de diciembre del 2001, luego de salir de su
trabajo. Para esa fecha, tan solo tenía 15 años.
Dos días después, su cuerpo fue encontrado en un terreno baldío, en Ciudad San Cristóbal,
zona 8 de Mixco. Aparte de su asesinato, la adolescente fue torturada y violada.
Desde entonces, su mamá, Rosa Elvira Franco Sandoval, ha emprendido una fuerte y
consecuente lucha para que se haga justicia, cuestión que no ha sido fácil, pues ha recibido
amenazas de muerte por parte de desconocidos.
Ya han pasado 14 años y no existen investigaciones sobre los hechos, mucho menos
captura de sospechosos ni sentencias.
La Corte dictaminó que la investigación del suceso no cumplió con las debidas pautas de
diligencia —los detectives llegaron al sitio donde fue encontrada María Isabel, pero hasta
un año después— y refirió que en Guatemala existen prejuicios y estereotipos sobre el rol
social de las mujeres.
En su sentencia, la CIDH determinó que hubo omisión de búsqueda, lo cual implica que el
Estado, en perjucio de María Isabel, faltó en su deber de prevenir violaciones a los derechos
a la vida e integridad personal, lo cual está contemplado en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con los derechos del niño. Afflitto también detalla que el
Estado incumplió en su deber de prevenir la violencia contra la mujer.
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La madre de María Isabel afirma que aún no se le ha pagado el resarcimiento ordenado por
la CIDH, ni se le ha brindado atención médica y psicológica.
Tampoco se han dado las disculpas públicas, las cuales, según Franco Sandoval, las debería
dar el presidente Otto Pérez Molina. “He tratado de comunicarme con él en tres ocasiones y
no ha atendido. La Comisión Presidencial de Derechos Humanos —el ente encargado de
coordinar el acto— se ha escudado en la crisis política que atraviesa el Gobierno, pero eso
no tiene nada que ver con el caso de mi hija”, refiere.
“Pérez Molina solo respondió que anduvo ‘preocupado y afligido’”, añade Afflitto en su
texto titulado Los cuatro jinetes: el femicidio, el genocidio, el terrorismo y la impunidad, el
cual hizo llegar a la Redacción de este diario vía electrónica.
Hasta ahora, Rosa Elvira Franco Sandoval espera que se haga justicia después de casi 14
años del crimen perpetrado contra su hija María Isabel.
María Isabel y sus familiares, son representados por la Red de la No Violencia contra las
Mujeres en Guatemala (REDNOVI) y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional
(CEJIL). En 2004, ambas organizaciones presentaron una denuncia ante la Comisión
debido a que el Estado guatemalteco no investigó diligente, exhaustiva ni seriamente el
asesinato. Las pesquisas han estado viciadas por retardos injustificados, pérdida de
evidencias, omisiones de líneas de investigación relevantes e incluso por la estigmatización
de la propia víctima y de su familia por parte de las autoridades.
Guatemala registra índices alarmantes en casos de violencia contra las mujeres, con
impunidad y falta de protección a las víctimas y sobrevivientes, lo cual propicia la
repetición de hechos similares.
Según datos de fuentes oficiales, recopilados por Grupo Guatemalteco de Mujeres, entre
2000 y 2011, han muerto violentamente 6,638 mujeres en Guatemala. Solo en 2011, 710
mujeres perdieron la vida de forma violenta. El Ministerio Público y el Organismo Judicial
informan que la violencia contra la mujer es el tercer delito más denunciado en el país. El
índice de impunidad de estos crímenes alcanzan el 99% en relación a los casos ingresados,
es decir que solo el 1% obtiene sentencias.
La REDNOVI y CEJIL expresan su satisfacción por el envío de este caso ante el más alto
tribunal del continente pues es una oportunidad de que este ordene medidas concretas para
superar las causas de los altísimos índices de violencia contra las mujeres y su impunidad.
A más de diez años de ocurridos los hechos, Guatemala debe investigar, procesar y
sancionar a los responsables del crimen contra María Isabel Véliz Franco. Asimismo, el
Estado tiene la obligación de tomar las acciones necesarias para fortalecer política y
financieramente a la institucionalidad existente en materia de prevención, atención, sanción
e investigación de violencia contra las mujeres en Guatemala.
Los hechos.