INFORME

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Sesión 1
INFORME
PROCESO ORAL Y
ARGUMENTACION JURIDICA.
Maestra: VIRIDIANA ACEVEDO
Casanova Várguez Mariana del
Carmen.
06-02-19
CONSTITUCION POLITICA DE LOS
ESTADO UNIDOS MEXICANOS.
La Constitución es la ley fundamental sobre la cual se construye la vida de un
Estado, siguiendo las reglas sobre las que debe conformarse el poder. Es cierto
que la Constitución de 1917, derivada de la Revolución mexicana y
las norma fundamental, establecida para regir jurídicamente al país, la cual fija los
límites y define las relaciones entre los poderes de la federación: poder
legislativo, ejecutivo y judicial, entre los tres órdenes diferenciados del gobiernoː
el federal, estatal y municipal, y entre todos aquellos y los ciudadanos. Asimismo,
fija las bases para el gobierno y para la organización de las instituciones en que el
poder se asienta y establece, en tanto que pacto social supremo de la
sociedad mexicana, los derechos y los deberes del pueblo mexicano La
Constitución de 1917 es una aportación de la tradición jurídica mexicana
al constitucionalismo universal, fue la primera en el mundo en reconocer derechos
sociales (como el derecho a la educación, al trabajo, a la seguridad social y a la
tierra). No obstante, aun si los procedimientos de protección judicial existieron en
México antes que en muchos otros países, la conquista de los derechos
fundamentales terminó de afianzarse con la muy comentada reforma en materia
de derechos humanos, publicada el diez de junio de 2011.
Para el orden jurídico mexicano, esta reforma significó un cambio de paradigma
funcional al sustituir la nomenclatura de “garantías individuales” para dar lugar a
los “derechos humanos”. Esta diferencia que algunos consideraron un mero
cambio de léxico, implicó una modificación importante en la manera de
concebirlos: antes, las garantías individuales eran derechos que el Estado
otorgaba, dentro de sus potestades, lo que permitía que el ciudadano las exigiera.
En cambio, los derechos humanos se reconocen como inherentes al individuo y su
protección no queda supeditada a la potestad o decisión del Estado, sino que éste
tiene por obligación reconocerlos a todas las personas, quienes por su mera
existencia tienen esos derechos.

Hoy en día vivimos en la era de los derechos, pero no de su cumplimiento, y las


personas no cuentan con las medidas necesarias para ejercerlos. La
consecuencia de ello es que la impunidad crece. De la impunidad generalizada
que puede observarse frente a los incumplimientos de las autoridades pudiera
interpretarse que la apatía es la regla. Un buen ejemplo de que la ciudadanía no
se involucra a profundidad en los asuntos del Estado, es la poca importancia que
se le otorga a la designación de funcionarios públicos o a la creación de
órganos. Además, no se ha implementado a cabalidad el sistema de
responsabilidades y sanciones legales para las autoridades que incumplen en
cualquier punto de la cadena de mando (desde los superiores hasta los
operativos). De ahí las dificultades del cumplimiento del párrafo segundo del
artículo primero Constitucional (reformado en junio de 2011): “Todas las
autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los
principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En
consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las
violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley”.

Uno de los principales puntos de apoyo de la ampliación del derecho fundamental


de acceso a la justicia, por ejemplo, son las tareas encaminadas a la difusión y
promoción del respeto a la legalidad, a los derechos humanos y destacadamente,
a la afirmación de los valores y preceptos constitucionales. La divulgación de
conocimientos jurídicos debe hacerse de manera que pueda ser comprendida por
cualquier persona, sin que ésta sea especialista en la materia. Es necesario
generar procedimientos y garantías que permitan hacer exigibles los derechos y
crear políticas públicas que los implementen y que sancionen los incumplimientos,
puesto que la realidad no se cambia por decreto o norma escrita alguna.

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