Masas Anexiales PDF
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Comentarios Iniciales
En un estudio se encontró que un 4% de las pacientes en edad fértil (con una media de
edad de 26 años) tenían un quiste mayor a 3 cm durante la fase lútea. La importancia del
correcto diagnóstico y tratamiento de las masas anexiales es relevante por ser una
afección frecuente. Es relevante conocer la utilización de las distintas herramientas
diagnósticas para distinguir a aquellas pacientes con sospecha de malignidad para su
correcto tratamiento.
En relación con las patologías prevalentes y la incidencia de cáncer de ovario, hay una
clara diferencia entre las pacientes premenopáusicas y posmenopáusicas, por lo que, en
varios apartados de esta guía, diferenciaremos la conducta a seguir según el grupo etario.
Las masas anexiales son estructuras aumentadas de tamaño a nivel de los anexos
uterinos, diagnosticadas por métodos por imágenes o halladas en el examen físico
ginecológico. Las masas anexiales pueden ser de patología ginecológica o no
ginecológica; dentro del primer grupo, pueden ser de origen ovárico o provenir de la
trompa de Falopio. La prevalencia de las distintas etiologías difiere según el grupo etario.
Etiología (Tabla 1)
Luego de la menarca y durante toda la edad fértil, la masa anexial (definida como tal
cuando supera los 3 cm) más frecuente es de origen ovárico y suele corresponder a
quistes funcionales del ovario o folículos hemorrágicos persistentes. Otras etiologías
benignas son los endometriomas, los tumores benignos como teratoma (quiste dermoide),
cistoadenoma seroso o mucinoso.
Por último, durante la posmenopausia, las causas más frecuentes siguen siendo tumores
benignos del ovario, pero aumenta la incidencia de cáncer de ovario.
El diagnóstico de una masa anexial puede ser un hallazgo del examen físico o de un
estudio por imágenes solicitado por otra causa en pacientes asintomáticas. Sin embargo,
existen signos y síntomas que deben hacer sospechar la existencia de una masa anexial.
Las pacientes pueden consultar por dismenorrea, dispareunia o dolor pelviano crónico.
Estos tres síntomas en conjunto son característicos (aunque no exclusivos) de
endometriosis. Cualquier blastoma de ovario, independientemente de si se trata de
patología benigna o maligna, puede provocar, además de dolor, síntomas urinarios por
compresión (tenesmo o urgencia miccional). En el examen físico puede hallarse la masa
anexial y puede haber dolor a la movilización anexial y/o uterina.
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En la patología maligna del ovario, es frecuente que la paciente refiera síntomas menos
específicos, como distensión abdominal persistente, aumento del diámetro abdominal (por
ascitis), dolor abdominal, incluso cambios en el apetito y/o en el ritmo evacuatorio. En
casos avanzados, a esto pueden sumarse signos o síntomas por síndrome de
impregnación (anorexia, descenso de peso, astenia, debilidad, etc.). Cabe destacar la
importancia de solicitar ecografía ginecológica en aquellas pacientes con síntomas
digestivos o molestias abdominales inespecíficas; muchas veces ya han consultado a
otras especialidades, sin diagnóstico ni mejoría de la sintomatología. En el examen físico,
puede agregarse el acortamiento o nodularidad en los fondos de saco e incluso notarse
una masa fija en la pelvis, lo que incrementa la sospecha de enfermedad avanzada.
Existen estudios adicionales que se utilizan con dos objetivos fundamentales: establecer
si existe indicación quirúrgica para la resolución y si existe sospecha de malignidad. Es
fundamental establecer el grado de sospecha de malignidad, para realizar la correcta
derivación al ginecólogo oncólogo.
Estudios Complementarios
El hidrosálpinx se visualiza como una imagen tubular elongada, a veces plegada sobre
sí misma, que da un aspecto de tabique incompleto.
Los quistes paraováricos son remanentes de los conductos de Wolff. Suelen tener la
apariencia de un quiste simple, pero se trata de una estructura separada del ovario
ipsilateral. Esta característica determina su diagnóstico diferencial.
Biomarcadores
Dado que la estirpe más frecuente del carcinoma de ovario es la serosa, el marcador
tumoral por excelencia es el CA-125. Como valor de corte se suele utilizar 35 UI/ml. La
sensibilidad es de un 50% en estadios I y llega a un 90% para estadios avanzados de
cáncer de ovario de estirpe serosa. Posee baja especificidad, ya que aumenta en otras
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Existe otro marcador, aún no disponible en nuestro medio, el HE4 (Human Epididymis
Protein). El HE4 ha sido descripto recientemente como marcador de carcinoma seroso del
ovario, con mayor sensibilidad respecto del CA-125 en estadios iniciales (76% contra
50%). Es más específico que el CA-125, ya que no aumenta en las condiciones
fisiológicas, benignas ni infecciosas. No ha sido utilizado aún en programas de screening
en pacientes de alto riesgo, pero es posible que en el futuro sea uno de sus usos. Es
positivo en estadios iniciales de carcinoma serosos, endometroides y de células claras.
Los falsos positivos se asocian a insuficiencia renal (valores de creatinina mayores de 1.5
mg/dl). Su valor de corte está discutido. Es útil además en las recurrencias, aunque no se
ha determinado un punto de corte estandarizado (se propone 70 pmol/l). No hay consenso
aún del valor considerado normal. En un estudio publicado en 2011 en el que participaron
mujeres con cáncer de ovario, se midieron ambos marcadores (CA-125 y HE4),
resultando en una sensibilidad de 76%, especificidad de 95%, valor predictivo positivo de
85% y valor predictivo negativo de 91%.
Es decir, los marcadores tumorales son útiles a la hora de aumentar la sospecha en una
paciente con una masa anexial, pero, por ejemplo, en pacientes con ascitis y síndrome de
impregnación, no son útiles por si mismos para diferenciar etiología.
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Ecografía Doppler
Screening
Existen varias revisiones que tratan la utilidad del screening en la población general. Una
revisión de 2003 (20 estudios, 10000 pacientes en las que se realizaba medición de CA-
125 y ecografía TV) concluyó que la tasa de falsos positivos llegaba hasta un 5.8%. Esto
derivó en procedimientos quirúrgicos innecesarios, por lo que se concluyó que hay
insuficiente evidencia para recomendar el screening de cáncer de ovario en la población
general.
Una revisión de 2013 (10 trabajos aleatorizados) concluyó que el screening en pacientes
asintomáticas de la población general no disminuye la mortalidad (ni general ni por causas
específicas), no modifica el diagnóstico por estadio y, por el contrario, lleva a realizar
cirugías innecesarias, dada la alta tasa de falsos positivos.
El estudio más reciente, aún en desarrollo, es el trabajo colaborativo de screening de
cáncer de ovario (UK Collaborative Trial of Ovarian Cancer Screening [UKC TOCS]). Se
dividió a 200000 pacientes en 3 cohortes: a un grupo no se le realiza screening; a otro, se
efectúa ecografía TV y CA-125 anual; al tercero, sólo ecografía TV anual. Aún no hay
resultados definitivos, pero habría mayor diagnóstico de estadios iniciales en el segundo
grupo. No hay resultados preliminares aún acerca de si existe reducción de la mortalidad.
En la población con diagnóstico de mutación de gen BRCA1/2, según las normativas del
National Comprehensive Cancer Network (NCCN), está recomendada la salpingo-
ooforectomía bilateral, idealmente entre los 35 a 40 años, con paridad cumplida
(individualmente pueden considerarse edades más tempranas según la edad de aparición
de cáncer en la familia). En aquellas mujeres que no desean realizar la cirugía de
reducción de riesgo, se propone medición de CA-125 (luego del día 5 del ciclo, o una vez
finalizada la menstruación) y ecografía ginecológica TV (en los días 1 al 10 del ciclo) cada
6 meses, desde los 30 años de edad, o 5 ó 10 años antes de la edad del diagnóstico más
temprano de cáncer en la familia. Se propone actualmente realizar el screening con
marcador y ecografía TV cada 4 meses; No existen aún datos disponibles acerca de si
este modelo propuesto reduce la mortalidad por cáncer de ovario en estas pacientes. Por
el contrario, aumentaba la tasa de cirugías innecesarias.
Hay datos preliminares acerca del aumento del diagnóstico en estadios tempranos, sin
casos de cáncer del intervalo. Los resultados definitivos estarán disponibles en 2015.
Cabe recordar que la recomendación (Grado A) es la cirugía de reducción de riesgo, que
disminuye en un 80% los tumores de ovario y trompa de Falopio en estas pacientes. La
realización del screening no es un sustituto de la cirugía, sino que se reserva para
pacientes que no desean el procedimiento quirúrgico.
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Tratamiento
Salvo en los casos de quistes simples (ver algoritmo), el resto de las formaciones ováricas
son pasibles de tratamiento quirúrgico. La vía de elección dependerá principalmente de
las características de la formación (y el grado de sospecha de malignidad)
La ruptura del quiste durante la laparoscopia debe evitarse ya que los estudios
preoperatorios no permiten excluir totalmente la posibilidad de que se trate de una
formación maligna. Si ese fuera el caso, la ruptura intraabdominal de un tumor maligno se
asocia con peor pronóstico.
El procedimiento de elección será la quistectomía en todos los casos. Hay guías que
recomiendan la ooforectomía, en vez de quistectomía, en pacientes posmenopaúsicas,
con bajo nivel de evidencia.
Pacientes Premenopáusicas
Las guías del RCOG indican que los quistes simples de 30 a 50 mm en pacientes
asintomáticas no requieren seguimiento. Los que miden entre 50 y 70 mm precisan
seguimiento, teniendo en cuenta que el 50% se reabsorben en 3 ciclos. Incluso los quistes
uniloculados de hasta 100 mm, en pacientes asintomáticas, no se relacionaron con ningún
caso de cáncer en seguimientos de hasta 6 años, por lo que no requerirían tratamiento.
Sin embargo, las guías aclaran que los que miden más de 70 mm se pueden seguir, pero
recomiendan realizar RMN para una mejor evaluación, dada la dificultad para evaluar con
ecografía la totalidad de la imagen, o un eventual tratamiento quirúrgico. No hay consenso
basado en la evidencia para establecer un límite de tamaño a partir del cual habría que
considerar el tratamiento quirúrgico. La mayoría de los estudios toman como límite para el
seguimiento 50 a 60 mm.
En caso de ser una paciente sintomática o con un marcador tumoral elevado (CA-125; en
menores de 40 años, solicitar LDH, αFP y hCG) o con componente sólido o sospecha de
malignidad, se debe realizar un tratamiento quirúrgico. En los primeros 3 casos, la
quistectomía laparoscópica con extracción con endobolsa es el método de elección. En
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QUISTE DE OVARIO EN
PREMENOPÁUSICAS
SOSPECHA
PERSISTENCIA PERSISTENCIA MALIGNIDAD
SOLIDO MAYOR A
<70 mm >70 mm
70 mm
CONSIDERAR LAPAROTOMIA
LAPAROTOMIA
SEGUIMIENTO RMN. ESTADIFICACIÓN
ECOGRÁFICO CONSIDERAR QUIRÚRGICA
CIRUGÍA
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Pacientes Posmenopáusicas
Si el RMI es de riesgo bajo, el manejo puede ser efectuado por un ginecólogo general. Se
repite CA-125 y ecografía TV cada 4 meses durante un año. Si cambia alguna
característica durante el seguimiento, es aceptable realizar ooforectomía laparoscópica.
QUISTE DE OVARIO EN
POSTMENOPÁUSICAS
QUISTE SIMPLE,
SINTOMÁTICA ó SÓLIDO ó
ASINTOMÁTICAS, MARCADOR
MARCADOR AUMENTADO
NORMAL, RMI <25
ECOGRAFÍA Y Ca 125 EN 8-
RMI 25-250 RMI >250
12 SEMANAS
CONTROL HABITUAL
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Niveles de Evidencia
1+_Metanálisis bien conducidos, sistemáticamente revisados o RCT con bajo riesgo de sesgo.
2+_Trabajos bien conducidos caso control o de cohorte con bajo riesgo de confundir sesgos y
moderada probabilidad que las relaciones inferidas sean casuales.
2-_Estudios caso control o de cohorte con alto riesgo de confundir o provocar sesgos y un
significativo riesgo de que las relaciones no sean casuales.
4- Opinión de expertos.
Grados de Recomendaciones
GRADO A: Por lo menos un metanálisis, sistemáticamente revisado, o RCT, con nivel de evidencia
1++ y directamente aplicable a la población objetivo; o un cuerpo de evidencias consistente
principalmente en estudio nivel de evidencia 1+, directamente aplicable a la población blanco, y
que presentan un nivel general de consistencia de resultados.
GRADO B: Un grupo de evidencias que incluyen estudios con nivel de evidencia 2++, directamente
aplicables a la población blanco y que demostraron consistencia general de sus resultados, o
evidencia extrapolable de niveles de evidencia 1++ o 1+.
GRADO C: Un cuerpo de evidencias que incluyen estudio 2+, directamente aplicable a la población
y que demostraron consistencia general de los resultados, o evidencia extrapolable de estudios
2++.
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