Este documento resume un caso judicial entre Norma Beatriz Marino y las compañías Universal Assistance S.A. y Diners Club S.R.L. Marino reclama una indemnización por daños y perjuicios por el incumplimiento de un contrato de asistencia médica durante un viaje a México donde sufrió un accidente cerebrovascular. Universal Assistance niega la cobertura alegando que no fue notificada del incidente y que la cobertura había expirado. Diners Club niega responsabilidad por ser una entidad separada de Universal Assistance. El caso está en pro
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Este documento resume un caso judicial entre Norma Beatriz Marino y las compañías Universal Assistance S.A. y Diners Club S.R.L. Marino reclama una indemnización por daños y perjuicios por el incumplimiento de un contrato de asistencia médica durante un viaje a México donde sufrió un accidente cerebrovascular. Universal Assistance niega la cobertura alegando que no fue notificada del incidente y que la cobertura había expirado. Diners Club niega responsabilidad por ser una entidad separada de Universal Assistance. El caso está en pro
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Este documento resume un caso judicial entre Norma Beatriz Marino y las compañías Universal Assistance S.A. y Diners Club S.R.L. Marino reclama una indemnización por daños y perjuicios por el incumplimiento de un contrato de asistencia médica durante un viaje a México donde sufrió un accidente cerebrovascular. Universal Assistance niega la cobertura alegando que no fue notificada del incidente y que la cobertura había expirado. Diners Club niega responsabilidad por ser una entidad separada de Universal Assistance. El caso está en pro
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PODER JUDICIAL DE LA NACION
COM 41507/2009 - MARINO NORMA BEATRIZ C/ UNIVERSAL
ASSISTANCE S.A. Y OTRO S/ SUMARISIMO.- Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 10 - Secretaría N° 20.-
Buenos Aires, junio 04 de 2015.-
I. El expediente:
Llegan estos autos caratulados "Marino Norma
Beatriz c/ Universal Assistance S.A. y otro s/ sumarísimo", individualizables por el número 41507/2009 del registro interno de la Secretaría N° 20 de este Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 10, a mi cargo, a fin de dilucidar la cuestión suscitada a partir de fs. 103/111.-
II. Los hechos y la causa:
1. Norma Beatriz Marino inició el presente
juicio ordinario contra Universal Assistance S.A. y Diners Club S.R.L. C. y de T., a fin de obtener el resarcimiento de los supuestos daños y perjuicios que dijo haber padecido, procurando cobrar para ello la suma de dólares estadounidenses catorce mil ochocientos cincuenta y ocho con setenta y siete centavos (U$S 14.858,77.-) y las costas del proceso (fs. 103, II).- Relató la actora que aproximadamente a mediados del año 2006 habría recibido una oferta de parte de Diners Club sobre un servicio de asistencia al viajero para ser brindado por Universal Assistance SA.- Aseveró que mediante comunicación telefónica le habrían informado que a través del servicio se hallaría cubierta por cualquier tipo de gastos por atenciones médicas y servicios en caso de viajes al interior y/o exterior del país, por cualquier accidente o enfermedad repentina y aguda que pudiera sufrir en el viaje y, en caso de una eventual ocurrencia, se le brindaría, sin costo, tratamiento médico, terapia de recuperación, medicamentos, internaciones, intervenciones quirúrgicas, terapia intensiva y unidad coronaria, además de incluir los traslados sanitarios y repatriación sanitaria, con la posibilidad de cubrir también el traslado de un familiar en caso de internación.- Sin perjuicio de destacar que no se le habría informado sobre el alcance total de la cobertura, en supuesto incumplimiento con la ley 24.240:4, la actora dijo haber aceptado la oferta y a partir de allí le habrían descontado de su tarjeta Diners, un importe aproximado de $70 por el servicio contratado.- En ese contexto, adujo la demandante que a mediados de julio de 2007, habría comunicado telefónicamente a Universal Assistance que viajaría a la Ciudad de México desde el 11/08/07 al 11/11/07 y que, ya en ese viaje, más precisamente el día 16/10/07, habría sufrido un accidente cerebro vascular (ACV), quedando internada en la Clínica Médica Sur de la mencionada ciudad.- Empero, sostuvo la accionante que cuando su hija habría avisado a la codemandada Universal Assistance sobre lo ocurrido, ésta le informó que no se haría cargo de la cobertura, pues, según le dijo una operadora, la Sra. Marino habría superado la edad de 70 años. La actora remarcó que aquella edad la habría superado antes de contratar la póliza y, por ello, se evidenciaría una actitud maliciosa de la codemandada.- De seguido, destacó que ante la negativa de la codemandada para hacerse cargo de los gastos médicos y sin contar con dinero suficiente para ello, su hijo, Omar Carlos Bruzzo, habría abandonado su actividad en Buenos Aires para trasladarse a la ciudad de México, a fin de acompañarla en los 10 días que tuvo que quedarse internada luego de una intervención quirúrgica.- Según narró la actora, tras haber tenido que cambiar su pasaje y el de su hijo, habría arribado a Buenos Aires el 26/10/2007 y, desde entonces, habría continuado con el tratamiento para la recuperación de su salud seriamente afectada.- Luego de mencionar que decidió intimar epistolarmente a la coaccionada a los efectos de obtener las condiciones generales y particulares del Servicio de Asistencia Médica, sin obtener respuesta alguna de Universal Assistance; decidió realizar una nueva intimación, esta vez a sendas codemandadas, reclamando el resarcimiento del perjuicio ocasionado por el supuesto incumplimiento, empero, mientras Diners Club derivaría los reclamos a Universal Assistance, esta última habría ratificado su negativa de cobertura.- Por fin, tras citar las normas que a su entender amparan su reclamo, especialmente aquellas contenidas en la Ley de Defensa del Consumidor (fs. 105 y stes.), la actora identificó su pretensión, por la cual reclama daño emergente -U$S 11.358,77- y daño moral -U$S3.500- (fs. 107vta.). Ofreció prueba (fs. 109vta.).-
2. La providencia de fs. 123 ordenó el traslado
de la demanda a las sociedades coaccionadas y en fs. 127 se asignó el trámite sumarísimo a las presentes actuaciones.- 3. Universal Assistance S.A. compareció en fs. 182/190 negando genéricamente los hechos relatados por la demandante y la documentación por ésta acompañada, y solicitó el total rechazo de la demanda con costas.- La codemandada afirmó que al contrario de lo expuesto en la demanda, la actora ya poseía cobertura de asistencia en viaje y que, justamente al cumplir ésta los 70 años de edad, su parte se habría comunicado telefónicamente para informarle que si quería mantener la cobertura debía contratar otro plan, denominado Senior, que modificaba el plazo de cobertura y el precio.- Así, pues, sostuvo que la actora habría aceptado la oferta y, por ende, se le habría enviado el “kit” que contendría la credencial, las condiciones generales de contratación y uso y marbetes para adjuntar al equipaje. Adujo que ello no podía ser desconocido por la demandante, en tanto contaba con un plan anterior y similar al Senior.- Respecto al supuesto siniestro, la demandada aseveró que no se han encontrado registrados los llamados de la actora solicitando reintegro alguno y que la cobertura se encontraría extensamente vencida por haber dado aviso a más de un mes del supuesto Accidente Cerebro Vascular.- La codemandada destacó que fue la actora la que incumplió con las obligaciones a su cargo al no denunciar el hecho y que ahora intenta excusarse en que supuestamente no habría recibido las condiciones de cobertura y amparándose en la ley de defensa del consumidor. Resaltó que la accionante habría reconocido haber suscripto el contrato que las une en una de sus misivas.- Finalmente, luego de realizar una reflexión sobre la ley 24.240, indicando que tal instituto no debería exorbitar el fin tuitivo de la ley, tal como se intentaría en el presente reclamo, la coaccionada impugnó los rubros reclamados y ofreció prueba.-
4. Por su parte, Diners Club Argentina SRL
contestó demanda en fs. 216/225, solicitando su rechazo, con costas.- Opuso defensa de falta de legitimación pasiva, con fundamento en que sería una persona jurídica distinta de Universal Assistance SA y que no habría tenido ni pudo tener ninguna intervención en los actos objeto de la litis.- Afirmó que no correspondería imputarle responsabilidad alguna por la supuesta falta de cobertura de una contingencia pactada en un contrato de asistencia del viajero que habría suscrito la actora, calificando de irrelevante que ésta hubiera elegido contratar dicha asistencia por medio de la tarjeta Diners.- Además, sostuvo que la única vinculación entre Universal y Diners respecto de la actora, habría consistido en que la contratación se efectuó por su intermedio y que el pago de la asistencia contratada se realizara mediante la tarjeta Diners, empero, jurídicamente ello no podría constituirse en presupuesto de responsabilidad solidaria.- De seguido, la codemandada efectuó una negativa pormenorizada de los hechos invocados en la demanda y explicó las razones por las cuales a su entender no podría extenderse la responsabilidad por el supuesto incumplimiento que imputa al prestador del servicio de asistencia al viajero. Citó Jurisprudencia y doctrina, y ofreció prueba.-
5. Se dispuso la apertura a prueba de las
presentes actuaciones (fs.290/293), produciéndose la que surge del certificado actuarial de fs.1291, actualizado en fs.1317; tras lo cual, se llamaron los autos para el dictado de la sentencia (fs. 1342).-
III. Los cuestión de derecho:
1. Trátase el caso presente de demanda
iniciada por quien sostuvo haber padecido cierto perjuicio moral y daño emergente como consecuencia del supuesto incumplimiento contractual de las codemandada, tendiente a obtener el resarcimiento de tales perjuicios, que estimó en la suma de U$S3.500 y U$S 11.358,77, respectivamente.- Básicamente, puede señalarse la posición de la accionante en el sentido de que habría sufrido un Accidente Cerebro Vascular mientras se encontraba de viaje en el extranjero, y en el sentido de que, pese a que habría anoticiado de lo ocurrido a la aseguradora demandada, ésta habría negado cobertura, causándole, de ese modo, los perjuicios económicos y morales supuestamente padecidos, pues debió afrontar los gastos para la operación, la posterior internación, el cambio de su pasaje de regreso y, además, los pasajes para que su hijo pueda acompañarla en aquel momento. Por otro lado, extendió su reclamo a Diners Club, en tanto entendió que sería responsable de lo ocurrido en los términos de la ley 24.240:40.- Por su parte, puede resumirse la posición de Universal Assistance S.A. en el sentido de que (i) nunca habría sido advertida del supuesto Accidente Cerebro Vascular de la asegurada (ii) que, en el caso, la vigencia de cobertura estaba vencida; y (iii) que la actora habría estado bien informada de los términos y condiciones del plan contratado.- Por último, Diners Club, además de negar los hechos expuestos en la demanda, opuso excepción de falta de legitimación pasiva, pues, a su entender, ninguna vinculación tendría con el contrato de asistencia al viajero contratado con Universal Assistance, por lo que no correspondería, por ende, endilgar a su parte responsabilidad por una falta de cobertura.-
2. En el contexto antes mencionado, es
menester señalar, entonces, que los puntos de debate que en definitiva separan a las partes residen en resolver si la actora tiene derecho a percibir las sumas reclamadas y, en su caso, si Diners Club Argentina SRL posee legitimación pasiva para estar en autos.-
3.1. Señalado lo anterior, menciónase
liminarmente que es sabido que la prueba es indispensable y su importancia fundamental, pues sustrae al derecho del arbitrio de la probidad y lo coloca bajo la égida de la certeza (CNCom., Sala "B", 24/04/93, in re: "Roldán, Angela R. c/ Savaso Gabriel H. s/ sumario").- Por ello, en principio, y dejando a salvo los casos expresamente previstos por la ley, en los que esta última dispone la inversión del "onus probandi", quien alega un hecho debe demostrar su existencia.- Amén de ello, tampoco puede soslayarse que la carga de la prueba es por cierto una distribución, no del poder de probar, que lo tienen las dos partes, sino una distribución del riesgo de no hacerlo. No supone pues ningún derecho del adversario sino un imperativo de cada litigante (Chiovenda, Giuseppe "Instituziones de Derecho Procesal", T. III, pág. 92, ed. 1954); razón por la cual, considero que, en principio, corresponderá a cada parte acreditar los hechos y circunstancias en los cuales se apoyan sus pretensiones o defensas (conf. arg. cpr.: 377).- En síntesis: quien no acredita los hechos que debe probar pierde el pleito (Couture, Eduardo: "Fundamentos del Derecho Procesal", pág. 244, Bs. As., 1973; CNCom, Sala B, 17/11/91, in re: "Mazzoni, Guillermo J. c/ Yacuzzi, Gesulfo Evaristo y Otros Sociedad de Hecho y otros s/ ordinario", y citas allí efectuadas).- 3.2. Señalado lo expuesto, considero conveniente advertir, para evitar se me atribuya parcial y arbitraria apreciación de las pruebas, que sólo mencionaré aquellos medios probatorios que, según mi percepción, resulten útiles para decidir este asunto (CSJN, 13711/1986, in re, "Altamirano Ramón c. Comisión Nacional de Energía Atómica"; ídem, 12/2/87, in re, "Soñes, Raúl c. Administración General de Aduanas; bis ídem, 6/10/1987, in re, "Pons María y otro"; CNCom., Sala B, 15/6/99, in re "Crear Comunicaciones c. Telearte SA Empresa de Radio y Televisión"; ídem, 16/7/99, in re, "Organización Rastros SA c. Supercemento SA y otros <ED, 186-112>).- Ello así, pues no creo que corresponda al suscripto relatar mecánicamente las probanzas producidas en la instrucción previa (lo cual aparece cabalmente cumplido con la anterior certificación de las pruebas), sino que sólo me compete evaluar aquellas que resultarán necesarias para fundar alguna de las distintas opciones solutorias.- 3.3. Por último, para concluir lo relativo a las cargas probatorias y a los medios de prueba de los cuales puede valerse el juez para fundar su decisión, cabe hacer mención en este punto que en la presente causa se produjeron las siguientes pruebas: documental, informativa, testimonial y pericial contable.- Del análisis de la misma, valorada a la luz de lo dispuesto por el cpr: 34 (inc. 4º), 163 (inc.5º), 377 y 386, y por las razones que más adelante expondré, es posible dilucidar la cuestión propuesta en el sentido que, seguidamente se expondrá.- 4. En primer lugar, no existe duda en el caso en cuanto a que la Sra. Norma Beatriz Marino contrató, por medio de su tarjeta Diners, el servicio de asistencia al viajero que provee Universal Assistance S.A. y que el contrato estaba vigente al momento del viaje realizado por la accionante, tal como se desprende del resumen de cuenta acompañado por la codemandada Diners (fs. 206/315).- Tampoco la hay respecto al infortunio sufrido por la actora que derivara en una intervención quirúrgica y una posterior internación. Si bien ello fue desconocido por las codemandadas, lo cierto es que las contestaciones de exhorto realizadas por el médico que la atendió en la ciudad de México (fs. 769/770) y la respuesta de la Clinica Médica Sur (fs.1250) son esclarecedoras al respecto.- En efecto, el Dr. José Alfredo Santos Zambrano reconoció como auténtico el informe médico del 20/10/07 del que se desprenden los síntomas y los tratamientos que se llevaron a cabo (fs. 740) y, por su lado, la Clinica Médica Sur reconoció el informe del estudio practicado a la actora, en la que se concluyó, entre otras cosas, que ésta presentaba una “zona de infarto subagudo supramarginal y temporal superior y porción caudal de corteza inusual, con evidencia de severa disminución de volumen sanguíneo y flujo sanguíneo cerebral” (ver fs.1241).- Ello, sumado a la prueba documental e informativa a la aerolíneas en fs.430/451 y 487 (esto es, de la autenticidad de los pasajes de la actora y de su hijo, Omar Bruzzo), puede concluirse sin duda alguna que la accionante padeció del ACV mientras se encontraba de viaje en el exterior.- En definitiva, considero probada la cuestión fáctica que dio origen al pleito.- 5.1. El punto neurálgico del conflicto, entonces, no se conecta con la temática vinculada a la vigencia de la pólizas en cuestión, sino a resolver, si la limitación impuesta por las condiciones generales del servicio de asistencia al viajero, resultan oponibles a la accionante.- En la especie, conforme surge de las condiciones generales del servicio de asistencia al viajero acompañadas por la aseguradora accionada (verlas copiadas en fs. 136/156), la beneficiaria, en el caso, la Sra. Marino, luego del infortunio sufrido debió comunicarse con la Central Operativa para acceder a los servicios ofrecidos por Universal Assistance (ver cláusula 6, fs. 140); pero además, no tendría cobertura para aquellos accidentes que tuvieran lugar luego de 30 días de su residencia en el exterior (ver cobertura senior fs. 154). Éstos han sido los argumentos centrales de la defensa deducida por la aseguradora demandada para rechazar la cobertura.- 5.2. Ahora bien, según se desprende de la contestación de demanda, a la actora se le habría cambiado el plan de asistencia al viajero al cumplir los 70 años de edad (fs. 184).- Esa circunstancia imponía a la codemandada el deber de informar certeramente a la beneficiaria de las nuevas condiciones emanadas del contrato de adhesión que proponía. Es decir, ante los riesgos que dejaba de cubrir la demandada sobre la base de los términos de la nueva póliza debió desplegar la actividad necesaria para tener la certeza de que el contratante adherente estuviera anoticiado de las nuevas condiciones.- Al efecto, Universal Assistance dijo haber enviado el “kit” que contiene la credencial, las condiciones generales de contratación y uso y los marbetes para adjuntar al equipaje.- Empero, ninguna probanza aportó para acreditar esa entrega, a pesar de encontrarse en mejor posición para ello por aplicación de las reglas que rigen la carga de la prueba desde la perspectiva que brinda su atribución dinámica o interactiva.- Y esa omisión no es menor, sino que es dirimente en el caso.- Porque si bien, tal como reflexiona la codemandada (fs. 187), la defensa al consumidor no debe desnaturalizar o sobrepasar la finalidad de la ley y las cláusulas contractuales deben ser respetadas en la forma establecida, lo cierto es que para pretender la exclusión de cobertura, la parte predisponente del contrato, mínimamente, debe hacer efectiva entrega de las condiciones que rigen la relación y/o informar concretamente sobre su alcance.- Es que, en rigor, para procurar hacer valer una condición que excluye cobertura, aplicando literalmente lo establecido en el contrato de adhesión, es imprescindible su previa comunicación fehaciente o, al menos, demostrar que aquello se puso en conocimiento del consumidor. Mas ningún recibo del supuesto kit, ni tampoco alguna constancia de recepción de las nuevas condiciones contractuales se ha aportado, dejando, de tal forma, sin sustento la defensa esgrimida.- El único testigo que fue traído a la causa, gerente de venta de Universal Assistance, afirmó que en 2 oportunidades le fue enviado el kit prearmado con las condiciones generales del servicio (pregunta 8 y 9 fs. 499vta./500).- Sin embargo, tal declaración debe ser apreciada con recelo por ser, justamente, un dependiente de la codemandada.- En definitiva, considero que los dichos del testigo, sin apoyatura de otra índole, carecen de fuerza probatoria, dada la falta de imparcialidad y desinterés que deben ser presumidos.- 5.3. Desde esta perspectiva, si bien el contrato no pierde su carácter fundamentalmente personalista, fruto del libre acuerdo de voluntades y como tal, ley para las partes, no es menos cierto que frente a conflictos como el aquí planteado, el ordenamiento legal establecido por la ley 24.240 y sus modificaciones, faculta al juzgador a revisar sus cláusulas. Resulta así que ante disposiciones legales o contractuales que afecten a los consumidores, habrán de ser interpretadas en la forma que más favorezca a éstos.- En este orden, la ley de defensa al consumidor posibilita la declaración de inoponibilidad de aquellas clausulas voluntariamente pactada en el marco de una relación de consumo, cuando se constata que el oferente de bienes y servicios inobservó determinadas reglas tendientes a resguardar el derecho del consumidor.- La codemandada faltó al deber de información del art. 4 de la ley 24.240. Ese deber de información supone la observancia del principio de buena fe, que debe estar presente a lo largo de toda la contratación, máxime cuando se trata de contratos de seguros, en los que sus cláusulas se imponen mayormente por la aseguradora sin posibilidad efectiva de los asegurados de negociar su contenido.- Es decir que si Universal Assistance pretende extraer consecuencias jurídicas oponibles en este juicio sobre las modificaciones del plan de cobertura, se equivoca, pues no hay constancia fehaciente de que la actora haya aceptado lo que surge de ese texto en los términos que prevé el art. 1154 del Cód. Civ.- Máxime, cuando aún cuando no se coincidiera con todo lo antedicho, lo cierto es que sin necesidad de recurrir al particular régimen de la prestación de servicios médicos o a la normativa emergente de la ley 24.240, los contratos se perfeccionan mediante oferta y aceptación (art. 1144Cód. Civ), y cualquier modificación que se hiciere en la oferta otrora aceptada, importaba la propuesta de un nuevo contrato (Conf. Art. 1152 Cód. Civ.).- Consecuentemente, no acreditada la entrega de las condiciones generales que excluían cobertura ni que se hubiera firmado otro nuevo contrato más restrictivo, resultan inoponibles, a mi juicio, las cláusulas limitativas “senior” que aparecen copiadas en fs. 154.- 5.4. Y en el mismo sentido se juzga respecto a la supuesta falta de aviso a la Central Operativa sobre el ACV.- Es que, no se logra comprender (al menos no del modo tan claro en que lo hace la accionada), cómo es que la accionante, luego de haber contratado los servicios de Universal Assistance y pagado por dicho servicio, no se comunicó con la empresa para informar su infortunio.- Empero, si ello fuera así, es decir que tal como sostiene la demandada, la actora no hubiera denunciado el hecho, fue su parte quien se encontraba mejor posicionada para acreditar ese extremo, no sólo por ser la proveedora del servicio en cuestión, sino porque fue la que estableció que la comunicación se debía realizar telefónicamente (ver clausula 6 de fs. 140) y, además y sobre todo, porque lleva registros de los llamados de usuarios (ver fs. 184vta. ante último párrafo y pregunta 10 de la prueba testimonial referido supra, fs.500).- Por todo ello, la supuesta falta de comunicación de la accionante, no resulta en el caso un eximente de responsabilidad, en tanto no ha sido acreditada.-
6.1. Habiéndose, entonces, concluido en sentido
favorable para la actora (esto es, que la codemandada Universal Assistance incumplió el contrato de asistencia al viajero), cabe determinar en este punto si corresponde la extensión del reclamo a la codemandada Diners, en su carácter de emisora de la tarjeta de crédito por la cual se intermedió la contratación del servicio de asistencia al viajero y mediante la cual se efectuaban los pagos del aseguramiento.- La duda podría surgir sobre si aquella inexistencia de vínculo asegurativo entre la administradora de la tarjeta de crédito y la demandante es causa de exoneración de responsabilidad o, como ha propuesto la excepcionante, no existe, en el caso, legitimación pasiva suficiente para que resultara demandada Diners Club Argentina.- Y, es mi sincero parecer, que la vacilación queda despejada porque es indudable que la emisora de la tarjeta de crédito ha contribuido en la cadena de comercialización; no ya brindando cobertura de modo directo, sino indirectamente, posibilitando la realización del objeto comercial de Universal Assistance a través de su intermediación.- Esa sola conclusión me convence de que es desestimable la excepción defensiva, pues la actividad de Diners Club Argentina queda indudablemente comprendida en el amplio y no taxativo catálogo del artículo 40 de la ley 24.240.- Con abstracción de la inexistencia de aquel vínculo contractual directo, es, pues, en definitiva, la omitida entrega de información completa del servicio ofrecido al consumidor (24.240:4) y la reconocida participación facilitando la contratación del servicio de asistencia al viajero, lo que atribuye responsabilidad a la emisora de la tarjeta de crédito.- 6.2. El emisor de tarjeta demandado se defendió oponiendo la falta de legitimación pasiva para ser demandado y agregó no resultar responsable de la cobertura prometida a la parte accionante por no haber contratado seguro alguno con el tarjetahabiente.- No me pasa desapercibido que la ley 25.065: 43, prevé inequívocamente que son ajenas al emisor las controversias suscitadas entre el usuario y el proveedor adherido, por la inejecución del contrato que éstos hubieran celebrado.- Empero, tal principio encuentra excepción en el supuesto de que el emisor hubiese "promovido" el servicio o producto que motivase la cuestión.- La consecuencia de dicha “promoción” es que el emisor será responsable por la eventual inejecución contractual.- En tal caso, la ley 25.065 ha creado un supuesto de responsabilidad objetiva, atribuyendo consecuencias jurídicas concretas a cierta actuación del emisor en favor de la actividad empresaria de sus adheridos.- Sin embargo, se presenta el problema de que la ley no es del todo clara al identificar cuáles serán los casos comprendidos en tal regla atributiva de responsabilidad; esto es: en qué casos se considerará que el emisor “promueve” los productos o servicios de dichos proveedores.- Bien se ha dicho que el desacierto que supone la duda que suscita la acepción “promocionar” y su falta de distinción con la actividad publicitaria, podría llevar a extender indebidamente la responsabilidad a las empresas de publicidad por los productos cuya divulgación se les hubiera encomendado (Consúltese la distinción formulada por Roberto Muguillo, en cuanto concierne a la promoción del producto y/o del servicio, y la actividad enderezada a publicitarlos."Régimen de Tarjetas de crédito, ley 25.065. Texto según decreto 15/99", pág. 146, editorial Astrea, Buenos Aires, julio de 1999). Agrego yo que tal visión prevé la hipótesis de extensión amplia o indiscriminada de responsabilidad, mas igualmente podría aventurarse la idea de que por una errónea interpretación también podría exonerarse de total responsabilidad al emisor, por suponer que nunca o muy difícilmente haría una promoción en sentido estricto del término. Ninguno de esos extremos es el correcto.- Creo que el núcleo del asunto reside en determinar si el mensaje difundido excede la simple comunicación y aparece exclusivamente orientado a la exaltación de las virtudes de un producto o sistema, buscando directamente la persuasión del usuario en base al prestigio del comunicador y no por las condiciones propias del objeto o actividad promocionados. Porque lo que se ha buscado es responsabilizar al emisor en caso de que su actuación haya sido relevante para el consumo o contratación, mayormente cuando con tal vinculación entre los terceros se hubiera generado un beneficio económico para quien la facilitó.- Porque “...la justificación última de la responsabilidad impuesta al emisor radica en la confianza o apariencia generada por su participación en la comercialización de los bienes o servicios, tratándose de una responsabilidad extracontractual y objetiva similar a la del productor aparente (ver sobre el tema ALTERINI, Atilio, Responsabilidad objetiva derivada de la generación de confianza, en Derecho de Daños, obra colectiva en homenaje al Dr. Félix A. Trigo Represas, Buenos Aires, 1993, p. 539, y PIZARRO, Ramon D., Responsabilidad civil del que pone la marca en un producto defectuoso y en un servicio defectuosamente prestado, en Responsabilidad por daños en el tercer milenio, obra colectiva en homenaje al Dr. Atilio A. Alterini, Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1997, p. 378)...” ( Paolantonio, Régimen legal de la Tarjeta de Crédito, Colección de leyes anotadas, Rubinzal – Culzoni Editores, 1999, págs. 136, 138 y 139).- En el caso, no me caben dudas de que el emisor de la tarjeta ha suscitado la confianza y consecuente adhesión del consumidor, llevándolo al convencimiento de la utilidad de contratar el producto, pues es claro que tal vinculación se ha dado en el marco de conexidad propio del servicio de tarjeta de crédito. Y tampoco dudo, pues aparece reconocido por el propio emisor, que ha obtenido rédito de dicha contratación, pues los pagos por los servicios fueron efectuados por medio de Diners.- En fin, desde el enfoque referido son desestimables tanto la falta de legitimación como la pretendida exoneración de responsabilidad.- 6.3. Esta interpretación coincide con las nuevas reglas del Código Civil y Comercial de la Nación, cuya cercana vigencia, creo, sinceramente, terminará con la indefinición legal y el peligro de una eventual interpretación que podría darse tan extremadamente restringida como amplia del antes explicado artículo 43.- Porque a partir de la vigencia del artículo 1075, se disiparán los efectos meramente relativos de la tradicional construcción contractual, para reconocer el fenómeno de las redes contractuales y establecer una solución para los problemas que acarrea dicha moderna vinculación plurilateral. El mentado artículo dispone que probada la conexidad (de la cual no hay dudas en el contrato de tarjeta de crédito), cualquiera de los contratantes vinculados podrá oponer defensas aún fundadas en cuestiones ajenas a su contrato y relativas a los otros negocios entrelazados. Lo cual significará propagar los efectos a todo el vínculo sin la antigua limitación del Código de Vélez (art. 1197).- Y es a partir de esa relativización de los efectos del contrato, que pareciera que se derogará la limitación del artículo 43 (cualquiera fuera la interpretación del alcance de la acepción “promocionar”); pues la exoneración de la ley especial no se compadece con la permisión de las nuevas normas en cuanto arrasan el efecto relativo cuando se celebran contratos conectados.- Y es determinante que en caso de confluencia de reglas o aparente contradicción normativa, tal conflicto deba resolverse interpretando que prevalece la solución más favorable al consumidor (artículo 1094 del Código Civil y Comercial de la Nación).- Por ello la solución del artículo 1094 es decisiva para concluir en el sentido de que cualquier regla que contradiga la específica protección provista por la secuencia legal comentada (arts. 1073/1075), es apartada en la medida que importe desproteger al consumidor o usuario que contrate por medio del sistema de contratos conectados a fin de alcanzar una finalidad preestablecida.- Desde tal perspectiva, la ley especial (art. 43 de la ley 25.065), quedará postergada por la más beneficiosa regla de los artículos 1073 a 1075.- No ignoro las dificultades interpretativas que podría proyectar la restricción emergente del artículo 736 in fine del CCyC, en el sentido de que la acción directa sólo procederá en los casos expresamente autorizados, más, por lo menos en este caso, considero que la mentada reforma basta para convencerme de la procedencia de la acción dada la nueva visión amplia del 1075 CCyC.-
7. Sentado lo anterior, resta analizar los rubros
reclamados, los que procederán respecto a los dos codemandados.- 7.1. En primer lugar, acreditado el daño y sus secuelas, deben razonablemente inferirse que existieron gastos sufragados por la víctima, acordes con el tipo de lesión y circunstancias de la causa (CNCom, Sala B, Vonka de Hofman Maria Magdalena C. Expreso Caraza y otros, 24.2.06).- En ese orden, aparecen comprobados los recibos de pago de honorarios del médico que atendió a la Sra. Marino por la suma de MXN (pesos mexicanos) 25.000 y MXN (pesos mexicanos) 750.- Asimismo, fue corroborado el pago realizado a la Clinica Médica Sur por la suma de MXN (pesos mexicanos) 73.058,79 y MXN (pesos mexicanos) 2.911,50, conforme reconocimiento de la entidad médica de fs. 1250.- Tales gastos, contemplados en la cláusula 10 de las condiciones generales del servicio de asistencia al viajero (fs. 141), deberán ser restituidos a la actora, con más los intereses que serán calculados desde el 20/10/2007, aplicándose una tasa del 8% anual.-
7.2.1. En relación a los aéreos, corresponde, por un
lado, la devolución de la diferencia del costo por el cambio del pasaje de retorno de la beneficiaria y los pasajes del hijo de la actora en tanto hayan sido en clase económica (ver cláusulas 12 y 13 fs. 134).- Al respecto, si bien fue acreditada la compra de los pasajes, no surge claro cuáles fueron los montos abonados por aquellos.- En consecuencia, se ordenará oficiar en la etapa de ejecución de sentencia a las aerolíneas correspondientes para que informen el monto efectivamente pagado por tales pasajes. Con su respuesta y dentro de los 10 días de notificadas las codemandadas, corresponderá su devolución a la actora por el valor de éstos, con más los intereses calculados desde las fechas de pago, aplicándose una tasa del 8% anual.- 7.2.2. Sin perjuicio de que fue desconocido el parentesco de Omar Bruzzo con la accionante, los datos declarados que aparecen en la documentación acompañada por la codemandada Diners Club (fs. 207), sumado a la contemporaneidad de los pasajes con la internación de la actora en el país extranjero, son indicios suficientes para considerar admisible este rubro en el sentido antes expuesto.- Ello así, pues con abstracción de la existencia o no de la relación filial, se concluye que el viaje fue motivado por la necesidad de proveer ayuda y compañía a la actora, entonces enferma.- Es decir que tampoco cabría desestimar este reclamo si Omar Bruzzo no fuera familiar directo de la accionante, pues una limitación de tal característica configuraría un supuesto de abusividad, lo que no correspondería tener por convenido, conforme ley 24.240:37.-
7.3.1. Por otro lado, la actora reclamó la suma de
U$S3.500 en concepto de daño moral.- Sin perjuicio de que con anterioridad al dictado de la ley 17.711 la opinión mayoritaria no consideraba indemnizable el eventual daño moral en la órbita contractual, en la actualidad, el CCiv.: 522 admite el resarcimiento de dicho daño frente al incumplimiento contractual.- Más aún, para que genere consecuencias jurídicas resarcitorias, la inejecución (en sentido amplio) de la obligación debe ser imputable al deudor por algún factor de atribución; no ya únicamente subjetivo (dolo o culpa), sino que también objetivo (conf. Bueres-Highton, "Código Civil y normas complementarias" T. 2A, pág. 229, Editorial Hammurabi, 1998).- Así, hoy en día no se discute sobre la amplia vigencia de factores objetivos de atribución en la órbita contractual, sea en las obligaciones de resultado, sea por aplicación de los principios atinentes al riesgo creado, a la obligación tácita de seguridad anexa a ciertos contratos, a la garantía que pesa sobre el deudor en relación al hecho de las personas a quienes introduce en el cumplimiento de la obligación, etcétera (Bueres, "Responsabilidad contractual objetiva", JA, 1989-II-964).- Por lo demás, si bien se sostiene que el daño moral de origen contractual debe ser probado, lo cierto es que cuando la prestadora de asistencia al viajero incumple con sus obligaciones en forma injustificada (tal el caso de autos), burla la confianza que le ha dispensado la contratante, lo que en sí constituye un indiscutible y concreto agravio moral.- En este sentido se ha pronunciado la jurisprudencia al disponer que procede hacer lugar al reclamo por daño moral en caso de incumplimiento de un contrato de cobertura de un servicio de asistencia al viajero, pues si bien se trata de un incumplimiento contractual -falta de asistencia médica al haber sufrido una lesión corporal-, considerando que ello ocurrió en un país extranjero es presumible la aflicción padecida, reuniendo las condiciones para que tal reclamo prospere, máxime si se considera que el objetivo perseguido por el damnificado al contratar tal cobertura fue precisamente evitar ese tipo de contratiempos e intranquilidades que suelen generar los problemas de salud cuando se está en un medio prácticamente desconocido (CNCom., Sala C, 29/12/95, "Seidman Gustavo c/ Assist Card s/ ordinario).- En esa inteligencia, considero que corresponde el resarcimiento de los padecimientos afectivos que el incumplimiento de la prestadora del servicio causó a la actora.- 7.3.2. Sentado lo expuesto, cabría cuantificar la modificación disvaliosa del equilibrio espiritual de la actora, y es aquí donde aparece otro escollo, pues es sabido que resulta extremadamente difícil tal cuantificación del daño extrapatrimonial.- Al respecto cabe mencionar que debe tenerse presente que una deficiente valoración del daño en general, y del daño moral en particular, puede conspirar contra la finalidad perseguida por la ley. Es que, de nada sería útil elaborar precisos criterios en torno al concepto del daño moral, si a la hora de valorarlo y cuantificarlo se dan soluciones inadecuadas. A fin de evitar una inadecuada reparación, se ha dicho doctrinalmente que no conviene confundir la valoración del daño con la cuantificación de la indemnización (Pizarro, "La cuantificación de la indemnización del daño moral en el Código Civil", Revista de Derecho de Daños, Rubinzal - Culzoni Editores, 2001-1, pág.338). "Valorar el daño es determinar su entidad cualitativa o, lo que es igual, esclarecer su contenido intrínseco o composición material, y las posibles oscilaciones de agravación o de disminución, pasadas o futuras; supone indagar sobre la índole del interés espiritual lesionado y sobre las proyecciones disvaliosas en la subjetividad del damnificado que derivan de dicha minoración... ...El proceso de cuantificación del daño procura determinar cuánto debe pagarse en concepto de indemnización, para alcanzar una justa y equilibrada reparación del detrimento" (Pizarro, op. cit., págs. 338 y 339). Empero, tal como fuera oportunamente señalado, el problema de cuantificar el daño es marcado en materia de daño moral, en tanto falta un común denominador para establecer la relación entre el padecimiento espiritual y la indemnización dineraria. Es que, los intereses extrapatrimoniales afectados y la espiritualidad quebrantada no tienen una exacta traducción económica, aun cuando el daño sea reparado mediante el pago de una suma de dinero. No hay un mercado de bienes espirituales quebrantados. De allí que la liquidación del daño y cuantificación de la indemnización genere problemas muy serios (conf. Zavala de Gonzalez, "Resarcimiento de daños", T. 4, "Presupuestos y funciones del Derecho de Daños, Hammurabi, Buenos Aires, 1999, pág. 481, N° 111). Concluyo, entonces, que para poder establecer lo más adecuadamente la cuantía de la indemnización en el caso de autos sería menester experimentar el sentir en similar contingencia, a fin de conocer empíricamente cuál medida pudiere compensar mínimamente mi necesidad de descanso, esparcimiento espiritual y familiar.- A pesar de tal inexperiencia (que, en definitiva, prefiero), es mi deber jurisdiccional establecer la cuantía de la reparación acorde al incumplimiento mencionado, teniendo en cuenta, además, la profesionalidad de las demandadas y la incuestionable condición de consumidor de la actora.- Por ello, encuentro suficientemente reparadora y hasta cierto punto ejemplificadora (en el sentido de que convenza a las condenadas de ajustar sus procedimientos a un mejor actuar), reconocer la suma de pesos veinte mil ($20.000.-) en concepto de daño moral.- Tal suma se fija a la fecha del presente, pues dicha cifra aparece actual y cuantitativamente adecuada para reparar el daño padecido.-
IV. La solución:
Por las razones anteriormente mencionadas:
(a) Admito parcialmente la presente acción iniciada por Norma Beatriz Marino contra Universal Assistance SA y Diners Club Argentina SRL C. y de T., condenándolas a pagar, en el término de 10 días de notificadas, (i) la suma de pesos mexicanos ciento un mil setecientos veinte con veintinueve centavos (MXN 101.720,29.-), o la moneda de curso legal equivalente, para lo cual corresponderá utilizar la cotización del B.N.A. de la divisa extranjera - tipo vendedor- correspondiente al día hábil anterior a la fecha en que se efectúe el pago, con más los intereses que serán calculados desde el 20/10/2007, aplicándose una tasa del 8% anual; (ii) la suma que surja de los criterios establecidos en el considerando acápite 7.2.1.; y (iii) la suma de pesos veinte mil ($20.000.-) en concepto de daño moral. Dejándose expresamente aclarado que, en caso de incumplimiento, la suma en cuestión devengará intereses desde dicha fecha teniendo en cuenta la tasa activa que cobra el Banco de la Nación Argentina para sus operaciones de descuento a 30 días; (b) Impongo las costas a las codemandadas por haber sido sustancialmente vencidas (cpr.: 68); (c) Difiero la regulación de los honorarios de los profesionales intervinientes en este proceso hasta tanto se encuentre firme la presente; y (d) Cópiese, regístrese, notifíquese por Secretaria a las partes, encomendándosele a la parte actora la notificación de la presente al mediador y oportunamente archívese.-
HÉCTOR OSVALDO CHOMER
Juez
En la misma fecha se registró la presente en el libro de sentencias