Estrabon Sobre Los Pueblos Perromanos

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Textos de Estrabón sobre los pueblos prerromanos.

Los íberos.
“Dicha región se llama Baetica, por el nombre del río, y Turdetania, por el pueblo que la habita; a
estos habitantes llámeseles turdetanos y túrdulos, [...]. Tienen fama de ser los más cultos de los
iberos. Tienen un alfabeto y escritos de antigua memoria, poemas y leyes en verso (…).
Las orillas del Betis son las más pobladas (...) Las tierras están cultivadas con gran esmero.
Además, para recreo de la vista, la región presenta arboledas y plantaciones de todas clases
admirablemente cuidadas (...) La Turdetania es maravillosamente fértil; tiene toda clase de frutos y
muy abundantes; la exportación duplica estos bienes, porque los frutos sobrantes se venden con
facilidad a los numerosos barcos de comercio. Esto se halla favorecido por sus corrientes fluviales y
sus obras, semejantes, como dijimos, a ríos y, como tales, remontables desde la mar hasta ciudades
de tierra adentro, ya por navíos grandes, ya por otros más pequeños. Toda la tierra que se extiende
tras la costa entre las Columnas y el Cabo Sagrado es llana. Abrense en ella frecuentes escotaduras
semejantes a hondonadas de regular tamaño, o a valles fluviales, por las que el mar penetra tierra
adentro hasta muchos estadios de distancia; las aguas, ascendentes de la pleamar invádelas de tal
modo, que los barcos entonces pueden subir por ellas como si lo hiciesen por un río, y hasta más
fácilmente; en efecto, su navegación se parece a la fluvial, libre de obstáculos, ya que el
movimiento ascendente de la pleamar la favorece como lo haría el fluir de un río... Estas mareas
proporcionan ciertas ventajas a los navegantes; por ellas las abras son más numerosas y mayores, lo
cual permite que las naves, en algunos casos, puedan remontar sus aguas hasta ochocientos estadios
tierra adentro. Así pues, siendo la región navegable en todos los sentidos, tanto la importación como
la exportación de mercancías se ven extraordinariamente facilitados...
A tanta riqueza como tiene esta comarca se añade la abundancia de minerales. Ello constituye un
motivo de admiración; pues si bien toda la tierra de los iberos está llena de ellos, no todas las
regiones son a la vez tan fértiles y ricas, y con más razón las que tienen abundancia de minerales, y
que es raro se den ambas cosas a un tiempo, y raro es también que en una pequeña región se halle
toda clase de metales. Pero la Turdetania y las regiones vecinas abundan en ambas cosas... Hasta
ahora, ni el oro, ni la plata, ni el cobre, ni el hierro, se han hallado en ninguna parte de la tierra tan
abundantes y excelentes.
Casi todos los iberos, por así decir, combaten como peltastas, armados a la ligera por su bandole-
rismo, como dijimos de los lusitanos, usan jabalina, honda y puñal. Con los infantes está mezclada
la caballería, siendo los caballos adiestrados a subir sierras y a arrodillarse con facilidad cuando esto
hace falta y se les manda.
No obstante sus sentimientos pacíficos, la defensa de su codiciada riqueza ha hecho de ellos (los
honderos baleáricos) los honderos más famosos [...]. Desde niños se adiestran en el manejo de la
honda, no recibiendo el pan si no lo han acertado antes con ella”.

Sobre los Vettones.


“Los vettones, que fueron los primeros (en el Oeste peninsular) que compartieron la vida del
campamento, cuando vieron en una ocasión a algunos centuriones ir y venir en la guardia cual si se
pasearan, creyeron que se habían vuelto locos y (por ello) quisieron llevarlos a sus tiendas, pues no
concebían (en un hombre) otra actitud que no fuera estar tranquilamente sentado o luchando”.
Sobre los Vacceos.
Se dice que algunos de los pueblos que habitan en las riberas del Duero llevan una vida
espartana: se ungen con aceite dos veces al día y practican baños de vapor (vertiendo agua) sobre
piedras escaldadas. También se bañan en agua fría y comen una vez al día.
Sobre los norteños.
(Las mujeres del norte de la Península) cultivan la tierra; apenas han dado a luz ceden el lecho a
sus maridos y los cuidan. Con frecuencia paren en plena labor, y lavan al recién nacido inclinándose
sobre la corriente de un arroyo, envolviéndolo luego. (…) entre los cántabros es el hombre quien
dota a la mujer y son las mujeres las que se preocupan de casar a sus hermanos. Esto constituye una
especie de ginecocracia, régimen que no es ciertamente civilizado.
“Todos estos habitantes de la montaña son sobrios: no beben sino agua, duermen en el suelo y
llevan cabellos largos al modo femenino, aunque para combatir se ciñen la frente con una banda.
Comen principalmente carne de macho cabrío. Sacrifican a Marte machos cabríos y también
prisioneros y caballos. Practican luchas gímnicas, hoplíticas e hípicas, entrenándose para el
pugilato, la carrera, las escaramuzas y las batallas campales. (...) Comen sentados sobre bancos
construidos alrededor de las paredes, (…).
...Durante las tres cuartas partes del año los montañeses se nutren de bellotas que, secas y
molidas, sirven para hacer pan, que puede guardarse durante mucho tiempo. (...) En lugar de aceite
usan manteca. Los hombres van vestidos de negro, llevando la mayoría el sagos, con el cual
duermen en su lecho de paja. Usan vasos labrados en madera como los celtas. Las mujeres llevan
vestidos con adornos florales. En el interior, en lugar de moneda practican el intercambio de
especies o pequeñas láminas recortadas, de plata. A los criminales se les despeña y a los parricidas
se los lapida, sacándolos fuera de la ciudad. Se casan al modo griego”.
“Antes de la expedición de Bruto no tenían más que barcas de cuero para navegar por los
estuarios y lagunas del país; pero hoy usan ya de bajeles hechos de un tronco de árbol, aunque su
uso aún es raro....
Así viven estos montañeses que, corno dije, son los que habitan en el lado septentrional de la
Iberia, es decir, los galaicos, astures, y cántabros hasta los vascones y el Pirineo, todos los cuales
tienen el mismo modo de vivir.”

Sobre la romanización.

La Providencia escogió a Roma para juntar los miembros dispersos, para mitigar las costumbres,
para aproximar entre sí tantos pueblos hostiles, por el intercambio de las ideas, para dar a los
hombres un idioma y una civilización.
PLINIO EL VIEJO

(Los romanos) ávidos si el enemigo es rico, arrogante si es pobre; ni Oriente ni Occidente les han
saciado. Saquean, asesinan en masa, lo llaman falsamente ejercer la autoridad y, cuando
transforman una región en desierto, hablan de pacificación.
Nos quitan nuestros hijos a la fuerza y los hacen esclavos. Se nos exige al mismo tiempo tributos
y sus intereses; tierras y prestaciones en trigo; trabajos forzados para abrir carreteras a través de los
bosques y pantanos con malos tratos.

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