Retiro Bienaventuranzas
Retiro Bienaventuranzas
Retiro Bienaventuranzas
En ellas Jesucristo
plasma las actitudes que nos pueden hacer más humanos “a su estilo”, más hijos de “su
Padre” y más “seguidores” de su Palabra.
Cada una de ellas señala algún impedimento que tenemos en nuestro seguimiento
del Señor, en nuestra aportación a la construcción del reino de Dios. Contemplarlas –más
allá de la pura reflexión- nos puede ayudar a ir creciendo en el modo de seguimiento al
que Jesucristo, el Señor, nos llama.
Esta bienaventuranza es el pórtico de todas las demás. Sólo desde ser pobres en
el espíritu se puede dar el seguimiento de Jesús.
Jesús vive el sentido de provisionalidad, de inseguridad radical... y vive también la
experiencia de que la tentación pasa por las riquezas, por las seguridades...
Sólo tiene sentido ser pobre si eso genera en nosotros confianza en Dios, si nos
acerca desde nuestra pequeñez al pobre, al desvalido, al necesitado...
¿Dónde pongo yo mi seguridad?
Mt 6, 25-34 Lc 19, 1-10 Lc 14, 33
1
Bienaventurados los que lloran porque ellos serán
consolados
De alguna forma somos aquello que deseamos. Nos movemos por lo que en el fondo
de nuestro corazón ansiamos, por donde ponemos nuestro corazón. ¿Lo ponemos en la
búsqueda de la justicia?
Jesús dio de comer y dijo que no sólo de pan vive el hombre. Se implicó en actuar
ante la necesidad del otro hasta dar la vida por todos.
Sólo cuando no nos quedamos impasibles ante la necesidad, ante la injusticia…
Sólo cuando nos duele “el hambre y la sed”, estamos en el camino del seguimiento del
Señor.
¿Dónde está mi tesoro? ¿Dónde pongo el corazón?
Mt 13, 44 Lc 16. 19-31
2
Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos
verán a Dios
Los “limpios” de corazón son los sinceros, quienes viven su vida desde la
autenticidad, desde el interior y no desde la apariencia externa.
Jesucristo nos enseña como Dios mira el interior del corazón del hombre y no lo
de fuera. Allí reside la bondad y la capacidad de mirar el mundo con los mismos ojos con
los que Dios lo mira. Sólo desde la actitud del niño, del que no tiene malicia se puede dar
el encuentro con Dios que ansiamos.
¿Me acerco a los demás desde lo que soy de verdad o desde mi apariencia?
¿Por qué juzgo a los otros?
Mt 6, 1-6 Jn 2, 24-25 Mt 6, 22-23
Vivir al estilo de Jesús es “jugarse el tipo”. Denunciar todo lo que va contra los
valores del reino no es bien aceptado en nuestra sociedad. A veces ni entre los más
cercanos.
Jesús el Señor nos llama a vivir radicalmente su seguimiento sabiendo que no
seremos siempre entendidos, aceptados y que incluso seremos perseguidos.
¿Me da miedo que no me entiendan? ¿Temo que la sociedad de hoy “me persiga”?
Jn 15, 19 Jn 16, 1-3