LA CRISIS DE LOS MISILES DE 1962 (Autoguardado)

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LA CRISIS DE LOS

MISILES DE 1962
El conflicto que paralizó al mundo
ANTECEDENTES

La Crisis de los Misiles, o también llamada Crisis de Octubre, fue uno de los
acontecimientos más destacados de la Guerra Fría. Tuvo lugar entre el 14 y el 28 de
Octubre de 1962 y enfrentó a los Estados Unidos de América, encabezados por la figura
del presidente John F. Kennedy contra la Unión Soviética y su aliado, el país de Cuba,
liderados por Nikita Kruschev y Fidel Castro respectivamente. La crisis fue consecuencia
del emplazamiento de misiles nucleares en la isla de Cuba, desembocando en uno de los
momentos más críticos de la Guerra Fría.

Este acontecimiento se desarrolló en el contexto de la Guerra Fría: Acaeció en el


seno del conflicto que se venía fraguando entre la URSS y sus aliados (bloque del Este),
de ideología comunista, y EEUU y los suyos (bloque occidental), de planteamientos
liberales y capitalistas. Un duelo por la supremacía en el cual ambas superpotencias
nunca se enfrentaron directamente, pero sí de forma indirecta (por ejemplo, en
conflictos secundarios apoyando a un bando u otro etc.), desarrollando además una
carrera de armamentos, comunicándose entre ellas a través de amenazas y
confrontaciones. Aunque bien es cierto que con la muerte de Stalin y la llegada de
Kruschev al poder se había iniciado un proceso de relativa apertura y cercanía hacia el
bando occidental.

Pese a esta cercanía había numerosos enfrentamientos latentes, como es el caso de


Berlín, ciudad fragmentada en dos partes, controlada cada una por una superpotencia
(el E por la URSS y el O por EEUU), la cual debido a los abandonos de personas del lado
E al lado O, fue separada físicamente mediante un muro por decisión de la Unión
Soviética.

Pero las causas del conflicto radican especialmente en el país de Cuba: Cuba había
dejado de ser una colonia española en el año 1898 con la ayuda de los EEUU. A partir de
entonces había sido un estado muy ligado a los intereses de los EEUU, en especial por la
aprobación de la Enmienda Platt en 1901, la cual se incorporó como anexo de la
Constitución Cubana. En esta enmienda la isla de Cuba era prácticamente un
protectorado de los EEUU, en la cual éstos controlaban sus relaciones exteriores, su
economía y prácticamente su política, teniendo derecho a numerosos privilegios así
como a intervenir militarmente en la isla y a establecer bases militares en ella
(Guantánamo).
A partir de entonces Cuba siguió yendo de la mano de EEUU, incluyendo también el
golpe de estado del dictador Fulgencio Batista (golpe apoyado y conseguido por Estados
Unidos), que hacía de Cuba un estado títere controlado por los norteamericanos.

Sin embargo, todo esto acabó con la Revolución encabezada por Fidel Castro de
1959, que acabó con el gobierno de Batista, y estableció un gobierno militar nacionalista
encabezado por Castro. Este gobierno tomo medidas para distanciarse de EEUU,
nacionalizando empresas norteamericanas. Además Cuba se iba inclinando poco a poco
hacia posturas procomunistas y hacia la URSS. Ante esto el gobierno de Eisenhower
decidió romper relaciones con Cuba, reduciendo drásticamente la compra de azúcar y
dejándole de suministrar petróleo. Para paliar el duro golpe que esto suponía para la
isla, Castro hizo tratos económicos con la URSS. Cuba había cambiado finalmente de
bando.

Debido a esto, EEUU trató de acabar por todos los medios con el nuevo gobierno
cubano: Eisenhower rompe relaciones con Cuba en Enero del 61, inicia un bloqueo
económico, impulsa propaganda contrarrevolucionaria, otorga apoyo a grupos
anticastristas y realiza diversos sabotajes: Por ejemplo la Operación Mangosta, un plan
de la CIA que implicaba el asesinato clandestino de numerosos dirigentes cubanos así
como la planificación de una invasión directa por parte del ejército de EEUU, por si
llegara a darse la necesidad. Pero el más destacado fue la invasión de la Bahía de
Cochinos, un plan ya ideado por la Administración de Eisenhower desde mediados de
1960, pero que se puso en marcha en Abril de 1961, ya durante el mandato de Kennedy.
Consistió en la invasión de Cuba por parte de una Brigada de 1.500 exiliados
anticastristas entrenados por EEUU para lograr derrotar al gobierno de Castro. Sin
embargo fue un fracaso, tras el cual, Fidel Castro se declaró comunista e inició un
acercamiento abierto hacia la Unión Soviética.

Con esta nueva alianza el dirigente cubano esperaba obtener armamento que
disuadiera a los norteamericanos de invadir la isla, y le proporcionara una posición
fuerte para expandir sus ideas por América Latina. Kruschev, sometido a muchas
presiones, y viendo como EEUU se aventajaba cada vez más en el ámbito militar, vio en
Cuba el punto pro-comunista más adentrado en territorio estadounidense, y una base
para expandir el comunismo en el hemisferio oeste, por lo que decidió aceptar las
peticiones del gobierno castrista y enviar recursos militares.
Por tanto, Kruschev decidió enviar misiles nucleares a la isla de Cuba con el fin de
lograr un equilibrio con EEUU, evitar que estos la invadieran y que esta siguiera por tanto
bajo la órbita de Moscú. Se convenció de que, debido a que los americanos ya tenían
misiles en Turquía, esto equilibraría la balanza y no sería un motivo de peso para que
ellos iniciaran un conflicto nuclear.

Durante el verano de 1962, la URSS comenzó a enviar misiles nucleares a Cuba de


forma clandestina, dando a entender que ellos sólo habían incrementado el aumento
de envíos de material militar defensivo a la isla. Aunque como es lógico, los servicios de
inteligencia americanos comenzaron a sospechar que la situación iba más allá. La crisis
estaba a punto de estallar.

CONFLICTO

El conflicto como tal comenzó el 14 de Octubre de 1962 cuando el mayor Rudolf


Anderson, pilotando un avión espía U-2, realizó un vuelo de reconocimiento fotográfico
a alta cota sobre el área de San Cristóbal, al oeste de La Habana. Allí realizó fotografías
que demostraban la primera evidencia empírica de que se estaban preparando
emplazamientos de misiles nucleares de medio alcance en la isla de Cuba.

Las fotografías, presentadas por la CIA, llegaron a manos del presidente Kennedy
dos días después, el día 16, provocando un gran revuelo en la Casa Blanca. El día 17 otro
vuelo similar dio como resultado un nuevo descubrimiento de plataformas de
lanzamiento para misiles en Guanajuay, al este de San Cristóbal, aumentándose la
amenaza: Prácticamente todo el territorio estadounidense estaba bajo el alcance de los
misiles. Las fotografías revelaron la existencia de entre 16 y 32 instalaciones capaces de
ser operativas en menos de una semana. Además se calculó que si eran disparados
podían llegar a acabar con la vida de unos 80 millones de estadounidenses.

La administración Kennedy consideró este hecho como una amenaza muy grave y
absolutamente intolerable. Kennedy creó primeramente un grupo de consejeros
conocido ExComm, compuesto por las personas más destacadas a la hora de afrontar
una situación de crisis internacional en el que se encontraban por ejemplo Robert Mc
Namara, secretario de Defensa; Robert F. Kennedy, fiscal general (hermano del
presidente); John Mc Cone, director la CIA; el general Maxwell Taylor, presidente de la
Junta de Jefes del Estado Mayor etc.
Desde las reuniones de este comité ejecutivo se planteó un plan de acción mediante
largas deliberaciones (a las que no siempre acudía el presidente para mantener el
secretismo) en las cuales hubo gran división de opinión. Se manejaron varias
posibilidades que variaban en un amplio espectro cuyos extremos se encontraban entre
ejercer presiones políticas y realizar una advertencia, y un ataque militar consistente en
una gran invasión cubana a gran escala. Sin embargo, las opciones quedaron finalmente
reducidas a dos: La realización de un bloqueo naval a la isla, y por otro lado el ataque
militar o en su defecto un ataque aéreo que destruyera los misiles.

El día 18, en pleno debate todavía entre los miembros del ExComm sobre el modo
de proceder, había programada (previamente al descubrimiento de los misiles) una
reunión entre Kennedy y el ministro de Exteriores de la URSS, Andrei Gromyko. Una
reunión que el presidente Kennedy decidió no cancelar para aparentar normalidad, ya
que no había ninguna decisión tomada. Ninguno de los dos se refirió a los misiles.
Gromyco dijo que Cuba sólo recibía ayuda en forma de armamento defensivo y ayudas
para su desarrollo agrícola, y afirmó que la URSS no suministraría armas ofensivas a
Cuba, aunque como es lógico conocía la existencia de los misiles.

Esos días las reuniones en el ExComm eran cada vez más frenéticas, estando ya
divididos sus miembros entre el bloqueo y el ataque militar. Poco a poco se fueron
adoptando planes definitivos, ya fuera optando finalmente por una u otra opción.

Finalmente, el 20 de Octubre se optó por la opción menos agresiva, que consistía en


la realización de un bloqueo naval para evitar que entraran más misiles rusos en Cuba.
Pese a esta decisión se había dispuesto todo lo necesario para bombardear Cuba el 23
de Octubre y se evacuó a la población civil de Guantánamo. Sin embargo, Kennedy optó
por la primera opción ante el riesgo de desencadenar un grave conflicto nuclear y al no
ser completamente seguro el poder lograr un éxito fulminante en caso de ataque militar.
Además el bloqueo no exigía una respuesta directa por parte de los rusos, evitándose
así un choque militar directo desde el inicio. Kennedy estaba decidido a esperar la acción
de los soviéticos poniendo la decisión crítica del estallido de un conflicto armado sobre
la espalda de los soviéticos.

Este plan se denominó Cuarentena selectiva y había de ser justificado legalmente,


ya que no era ilegal, desde el punto de vista de las leyes internacionales, que cuba
albergara estos misiles. Para esto se recurrió a la carta de la OEA (Organización de los
Estados Americanos) que autorizaba a los estados miembros a tomar medidas colectivas
para proteger la seguridad de América, obteniéndose la aprobación de este organismo
el 23 de Octubre.

La Cuarentena establecía un bloqueo de 800 millas náuticas (que luego se redujeron


a 500) alrededor de la isla de Cuba que implicaba el uso de 16 destructores, tres
cruceros, un portaaviones antisubmarinos y seis barcos nodriza, formando un arco
desde Florida hasta Puerto Rico. Tenían como objetivo inutilizar a todos los barcos
soviéticos que se dirigieran a Cuba con material militar. Estaban preparados para hundir
barcos rusos, si estos decidían traspasar el bloqueo. Y no sólo eso, se dispuso todo lo
necesario para efectuar un gran bombardeo sobre los misiles conocidos y las rampas de
lanzamiento en cualquier momento y se movilizaron tropas por si era necesaria una
invasión a la isla, en caso de que el bloqueo no funcionara y fuera necesario actuar con
mayor contundencia.

El 22 de Octubre se le transmitió al embajador soviético en Washington, Dobrynin,


el contenido del discurso que pronunciaría Kennedy más tarde a toda la nación. Kennedy
habló con los miembros de su gobierno, y comunicó la decisión del bloqueo al Congreso
(cuya mayoría reclamaba una acción más dura).

A las 7 de la tarde del lunes 22 de octubre Kennedy pronunció un discurso en


televisión y radio para toda la nación, y el mundo entero. En este discurso explicó la
situación en Cuba y las medidas que se habían decidido tomar por parte del gobierno:
Se llevaría a cabo un bloqueo naval en torno a Cuba, en el que sería detenido todo barco
ruso que lo traspasase, si los soviéticos no dieran muestras de desmantelar los
emplazamientos de misiles. Además, Kennedy cargó contra los dirigentes de la URSS por
sus continuas mentiras y adoptó argumentos que indicaban constantes referencias a la
seguridad, afirmando que no se podía tolerar un hecho que pudiera suponer una
amenaza tan grande para su país, y el mundo entero. También dijo que no se arriesgaría
innecesariamente a iniciar una guerra nuclear y que su administración estaba abierta a
la negociación. Asimismo, se dirigió al pueblo de Cuba hablándoles como un “amigo”
(irónicamente tras iniciar grandes ataques previos a su país como la invasión de
Cochinos), afirmando que eran meros títeres en un conflicto internacional que iba más
allá de su revolución y su afán de libertad.
Con este discurso Kennedy pretendía unir a su país contra el enemigo, presionar a
Kruschev, y alarmar al mundo entero acerca de la gravedad de los hechos, no sólo para
América, sino para todos. Con ello se pretendía justificar sus actos logrando el apoyo de
las naciones del hemisferio, pese a que para ellas la amenaza no era tan grande. Sin
embargo, surtió efecto y los actos soviéticos fueron rechazados por la casi unánime
mayoría de los países americanos.

Inmediatamente después del discurso Fidel Castro movilizó a su ejército, y dos


cohetes de alcance general quedaron en funcionamiento. Además dirigió un mensaje a
los cubanos en el que dijo que sólo poseían armas defensivas y que no se iba a deshacer
de ellas, a menos que el gobierno estadounidense finalizara con su política de agresión
y enemistad. Además se negó a permitir la entrada de representantes de las Naciones
Unidas en la isla para que inspeccionaran la presencia o no de los misiles, tal y como
había solicitado Kennedy. Sin embargo, Castro había perdido todo el protagonismo y
quedó empequeñecido en un acontecimiento que se había convertido en cosa de dos.

Por su parte, Kruschev, sorprendido por la firmeza de Kennedy y por el que éste no
efectuara una acción más violenta, se percató de su error y puso el armamento cubano
bajo el estricto control de Moscú, cancelando el empleo de los misiles en caso de una
invasión americana. Sin embargo, el día 23 en su primera respuesta oficial, rechazó y
condenó al bloqueo y anunció que sus barcos no tenían por qué respetarlo. Además dijo
que veía el bloqueo como una agresión y amenazó con hundir los barcos
estadounidenses que bloquearan o detuvieran a sus navíos.

Estados Unidos recibió el apoyo de todos sus aliados, tanto del pacto de Río, como
de la OTAN, incluyendo al gobierno francés de Charles de Gaulle. Asimismo, la ONU
manifestó su conformidad para con los actos de los EEUU.

El día 23 Kennedy se reunió con sus asesores y viendo que Kruschev no había
movilizado las tropas, vieron un síntoma de que no querían iniciar un conflicto armado.
Además envió un mensaje al mandatario ruso en el que le recomendaba prudencia, a lo
que el líder soviético respondió que no iba a ser temerario y trataría de evitar una
guerra.

El día 24 finalmente se estableció el bloqueo. Los barcos rusos seguían navegando


pese a la actitud no agresiva de Kruschev. La tensión era máxima. El secretario general
de la ONU pidió a Kruschev que no enviara más armas y a Kennedy que suspendiera el
bloqueo. A pocos minutos de las diez había dos barcos soviéticos protegidos por un
submarino a pocas millas de la barrera. Sin embargo, a partir de las 10:25 muchos de los
navíos soviéticos se fueron deteniendo al borde del bloqueo e incluso algunos dieron la
vuelta. Aun así no todos se detuvieron. De hecho, se dejó pasar un barco de pasajeros y
un buque cisterna porque se consideró que no albergaban misiles.

El día 25 la situación empeoraba debido a que no había signos de que los soviéticos
fueran a cortar su intervención en Cuba ya que se continuaba con la puesta a punto de
los misiles en el interior de la isla. En el círculo del presidente se fortalecían las
expectativas de que era necesario el conflicto militar, llegando incluso Kennedy a
ordenar que se hiciera un programa para crear un gobierno civil en Cuba tras la posible
invasión. Por su parte la ONU, y más concretamente su secretario general, U Thant,
trataba de apaciguar a ambos bandos para poder iniciar una negociación que llevara a
una solución pacífica, aunque sin lograr resultados efectivos.

El día 26 los soviéticos realizaron la primera propuesta positiva del compromiso,


pero por una vía poco habitual: A través de Alexander Feklisov, trabajador de la
embajada soviética en Washington y John Scally, periodista de la ABC que había
quedado con el primero en una cafetería, donde Feklisov le transmitió la propuesta de
que la URSS retiraría los misiles si EEUU se comprometía a no invadir Cuba. Scally lo
comunicó a la Casa Blanca, respondiendo ésta que era una opción viable.

Esa misma tarde, a las 6, Kennedy recibió una cordial carta de Nikita Kruschev en la
que se reiteraba la propuesta anterior: Si los EEUU acababan con el bloqueo y
reconocían públicamente que no iban a invadir la isla de Cuba, ellos retirarían los misiles.
Además hacía referencias a la necesidad de evitar a toda costa una guerra nuclear
debido a lo grave que resultaría ésta para la humanidad. Este mensaje fue estudiado
durante la noche por el ExComm, y fue el primer motivo de esperanza para Kennedy
desde que empezó la crisis.

Sin embargo, antes de que Kennedy tuviera tiempo de responder a los rusos, la
mañana del día 27 llegó otro mensaje del Kremlin completamente diferente, y que
además se había dado a conocer públicamente a todo Moscú: Mediante un tono firme
y duro, La URSS demandaba que se retiraran los misiles Júpiter estadounidenses de
Turquía y que se comprometieran a no invadir Cuba, y a cambio se retirarían los misiles
de la isla. Además se aseguraba que los misiles estaban completamente bajo control
soviético, sin que pudieran ser usados por los cubanos sin su consentimiento. Esta idea
de que los misiles de Turquía se iban a incluir en el conflicto ya se había expuesto
previamente como alternativa en algunas reuniones y medios de comunicación como
The Times o en el New York Times, días antes. Este mensaje era el primer reconocimiento
oficial por parte de la Unión Soviética de que habían instalado misiles nucleares en Cuba.

Desde la Casa Blanca se rechazó inicialmente esta idea, pese a que no suponía un
gran perjuicio para Estados Unidos ni sus aliados y que ya se había planteado retirarlos
previamente desde el mismo seno del gobierno (por el propio presidente) ya que se
consideraba que habían quedado anticuados. Además la opinión internacional veía esta
demanda como algo justo y favorable, lo que complicaba mucho la situación a Kennedy,
porque éste se resistía a ceder de tal manera ante la demanda soviética, sin contar las
negativas que daría a esto el gobierno turco. Por otra parte, nuevas pruebas indicaban
que los soviéticos seguían trabajando en Cuba intensamente y cada vez había más
misiles operativos.

La situación se volvió todavía más extrema cuando llegó la noticia de que un U-2
había sido derribado sobre Cuba, falleciendo el piloto (que no era otro que Rudolf
Anderson, quien había descubierto los misiles por vez primera) y otro se había desviado
accidentalmente sobre territorio soviético pudiendo ser confundido con un bombardero
nuclear, lo que podría haber supuesto con mucha facilidad el inicio de una guerra
nuclear. Ante esto la opinión estadounidense era de iniciar un ataque militar sobre Cuba
al día siguiente, pero tras un intenso debate Kennedy decidió no atacar, por el momento.

Este ataque a la aviación de los EEUU fue decidido por Fidel Castro el día anterior
(26 de Octubre), debido al incremento de los vuelos estadounidenses de baja altura
sobre la isla, con fines de reconocimiento y espionaje, que se había producido en los
últimos días. Aun así hay bastante controversia sobre quién ordenó eliminar el U-2 ya
que es un avión de vuelos a alturas muy elevadas que no suponía ningún peligro y que
sólo podía ser eliminado con armamento que estaba bajo control soviético.

La respuesta que se dio a Kruschev como consecuencia de este ataque fue en


sintonía de lo que había mencionado Kruschev en su primera carta (negándose así
Kennedy a retirar los misiles de Turquía): Se comprometían a no invadir, ni ellos ni
ningún aliado, la isla de Cuba y a cambio, la URSS retiraría sus misiles de la isla bajo la
supervisión de la ONU.
Finalmente, tras diversas negociaciones, el 28 de Octubre la URSS aceptó retirar los
misiles bajo la supervisión de la ONU, en cuanto los EEUU desmovilizaran a sus tropas y
se comprometieran a abandonar sus planes de invasión de la isla, tanto presentes como
futuros. Años después se supo que Kennedy se comprometió también a retirar los
misiles turcos a cambio de que fuera mantenido en secreto y no fuera revelado hasta
meses más tarde.

Castro aceptó a regañadientes la decisión soviética, pero se negó a permitir la


entrada de supervisores de la ONU. Sin embargo, el reconocimiento aéreo
estadounidense demostró que las bases de los misiles sí que se habían desmontado.

El mundo, que había estado al borde del Holocausto, respiraba por fin y la crisis, que
había acabado con una única víctima cuando podrían haber sido millones, había
terminado.

CONSECUENCIAS

La Crisis de los misiles fue una de las mayores crisis de la guerra fría y la que más
cerca estuvo de provocar un conflicto nuclear, que podría haber sido devastador para la
humanidad. De hecho, sólo posteriormente se han conocido todos los elementos que,
de haberse desarrollado de otra manera, hubieran dado como resultado una guerra
nuclear, por lo que desde la perspectiva de los años se puede afirmar que la humanidad
estuvo al borde del precipicio.

Se había vuelto a evitar un enfrentamiento directo entre EEUU y la URSS. Un


enfrentamiento que ni unos ni otros querían, pero que se había materializado y seguiría
haciéndolo, en conflictos de terceros (Corea, o Vietnam, por ejemplo).

Un aspecto a considerar es que la instalación de misiles nucleares por los soviéticos


en Cuba no era algo ilegal, y de hecho suponía equilibrar las fuerzas entre las dos
superpotencias, ya que los estadounidenses ya tenían misiles en Turquía (lo cual era una
gran baza a su favor). Las causas de que para los estadounidenses esto supusiera algo
sumamente grave, es que la proximidad de la isla a los EEUU vulneraba la hegemonía de
éstos sobre América y el bloque occidental. Por otra parte, implicaba el
entrometimiento de los soviéticos en un territorio que los norteamericanos
consideraban de su propio ámbito, teniendo en cuenta la gran cercanía que había
habido entre éstos y Cuba antes de la revolución cubana del 59.

Pese a que la crisis no supuso ninguna derrota para las dos grandes potencias, ya
que la situación a escala global quedaba bastante igualada, a Kruschev le costó la
humillación pública debido a que había cedido en el pulso mantenido con los americanos
(teniendo en cuenta que no se conocía la retirada de los misiles turcos) dando una
imagen de debilidad (imagen que hasta entonces no había dado la URSS, que se había
mostrado en los últimos años, gracias a la carrera espacial y armamentística, como una
gran superpotencia que estaba a la altura de los EEUU) y siendo considerado además el
responsable del incidente.

Por su lado, Cuba había quedado completamente excluida de cualquier decisión


durante la crisis. El gobierno de Fidel Castro se hallaba furioso debido a esta marginación
a la que habían sido sometidos, una marginación que daba la razón a los
norteamericanos cuando consideraban a Cuba un mero satélite de la URSS, algo que os
cubanos no estaban dispuestos a tolerar. Pero lo que les molestó aún más fue la retirada
de los misiles soviéticos de la isla que había acordado Kruschev con los estadounidenses,
sin ni siquiera mencionárselo. Un acto que a su parecer les dejaba indefensos, aunque,
por otro lado, se había logrado el compromiso de que EEUU no invadiría la isla,
reconociéndose así la legitimidad del gobierno de Castro.

El que sí salió victorioso del conflicto fue el presidente Kennedy, quien abordó la
crisis desde una postura firme pero flexible, lo que permitió, en gran parte (aunque no
todo fue gracias a él), que la crisis se solucionara sin que hubiera graves repercusiones.
Todo esto tiene un mayor mérito si se consideran las grandes presiones a las que estuvo
sometido, no sólo desde el exterior, sido desde el interior de su gobierno por los altos
mandos políticos y militares que defendían una postura más agresiva (los también
llamados halcones).

Sin embargo, también hay que tener en cuenta que el conflicto tuvo parte de sus
causas en las continuas instigaciones y ataques que realizó y planeaba realizar el
gobierno estadounidense (tanto de Eisenhower como de Kennedy) contra el gobierno
cubano, como la invasión de la Bahía de Cochinos, la famosa Operación Mangosta (la
cual siguió activa tras acabar la crisis), bloqueos de carácter económico, planes de
invasiones que no se llegaron a efectuar, etc. Nunca sabremos qué hubiera pasado si la
política estadounidense no hubiera sido tan agresiva con Cuba, aunque es posible
pensar que la crisis no hubiera tenido lugar ya que Cuba igual no hubiera buscado tan
afanosamente la ayuda de la URSS (hay que tener en cuenta que la Revolución Cubana
de 1959, era independiente de la URSS, y sólo se definió como comunista dos años más
tarde).

Pese a todo esto hay que reconocer el gran papel que realizó el Presidente Kennedy.
Aun así, no todo dependió de Kennedy y hubo muchos más factores de los que dependió
el desenlace de la crisis. Posteriormente se ha conocido que la crisis fue aún más
delicada de lo que se supo entonces: De hecho, de haberse iniciado un ataque contra
Cuba en vez del bloqueo, el gobierno de Castro hubiera presionado a los soviéticos en
iniciar un conflicto nuclear, y además, las tropas soviéticas tenían en principio
autorización para emplear las armas nucleares en caso de invasión. Además de esto se
ha descubierto recientemente que los submarinos soviéticos que escoltaban los buques
rusos tenían misiles de cabezas nucleares con autorización para lanzarlos en caso de ser
atacados, y para colmo no podían comunicarse con sus bases, siguiendo con su patrulla
durante cuatro días más desde el final de la crisis.

La crisis supuso un punto de inflexión entre los gobiernos soviético y


estadounidense y les hizo ver la necesidad de establecer una comunicación más directa.
Nacieron así nuevos canales de comunicación, como el famoso “Teléfono rojo” (en
1963).

La URSS obtuvo con la crisis garantías para la isla de Cuba. Sin embargo, esta quedó
aislada y fuertemente vigilada por los EEUU, lo que impidió la expansión de sus ideales
por el resto de América Latina, lo cual era el principal objetivo de los norteamericanos.
Éstos ejercieron una fuerte presión indirecta sobre la isla de Cuba con el fin de acabar
con el régimen de Castro.

Los EEUU salieron fortalecidos de la crisis, ya que su imagen de vencedor le confirió


una ventaja política en el ámbito internacional. Fue fundamentalmente a partir de esta
crisis cuando se fueron poco a poco desparejando las dos superpotencias en la guerra
fría, con los Estados Unidos cada vez más en cabeza hasta la definitiva disolución de la
URSS a finales de siglo. Esto se debió a una mejor política internacional y sobre todo a
una mejor política económica, ya que la Unión Soviética descuidó estos aspectos en
detrimento de mantenerse al mismo nivel militar, aunque tampoco esto fue posible.
La Crisis de los Misiles se la considera como el punto culminante de la Guerra Fría, a
partir del cual cesa la expansión de la influencia soviética en el mundo, y el punto álgido
de las tensiones entre la URSS y los EEUU, junto con el conflicto del Muro de Berlín.
Manifestó la clara existencia de dos bloques que, en una situación de tensión
permanente, respondían de forma constante a las acciones del contrario, así como la
gran importancia que tenían los factores geográficos en la Guerra Fría (ya que de no
haber estado Cuba tan cerca de EEUU, no hubiese provocado tal amenaza a la seguridad
de este país).

El conflicto destapó el verdadero peligro que entrañaban los desafíos y amenazas


que implicaban armas nucleares, debido a que por una mínima decisión incidental se
podría desatar la destrucción general, por lo que se siguieron estrategias de disuasión
no agresivas por el miedo que entrañaba un conflicto nuclear. Además se reveló la
necesidad de que hubiera una distensión entre ambos bloques con el fin de que no se
produjera una guerra total.

A partir de la crisis se estabiliza la coexistencia pacífica entre los dos bloques, que
aunque seguirán en tensión, nunca volverán a estar tan cerca de un enfrentamiento
directo. Un enfrentamiento que se evitó por muy poco y que, por seguro, hubiera
cambiado de forma radical nuestro presente.

BIBLIOGRAFÍA
JIMENEZ, Rubén G., La crisis de Octubre de 1962. →
http://cordovaluis.org/blog/wp-content/uploads/2012/11/La-Crisis-de-Octubre-de-1962.pdf
LINARES Aurivili, Lo que revelan los archivos desclasificados sobre la crisis de los misiles en Cuba y
la definición de la Guerra Fría, Revista Historia y Ciencias Sociales, 2009, nº 16, págs. 82-106,
Universidad de Los Andes.
MOLLA, Luis y PASAMONTES Juan Carlos, Cuba, 1962: Los misiles que estremecieron al mundo. →
http://bachiller.sabuco.com/historia/Crisis%20de%20los%20misiles.pdf
MORALES, Esteban, Crisis de los Misiles o Crisis de Octubre, Universidad de la Habana, 2003.
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http://www.uvmnet.edu/investigacion/episteme/numero11-07/jovenes/a_Cuba.asp
SCHLESINGER, Arthur M., La crisis de los cohetes soviéticos en Cuba. →
http://www.panzertruppen.org/2012/militar/007.pdf

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