LA CRISIS DE LOS MISILES DE 1962 (Autoguardado)
LA CRISIS DE LOS MISILES DE 1962 (Autoguardado)
LA CRISIS DE LOS MISILES DE 1962 (Autoguardado)
MISILES DE 1962
El conflicto que paralizó al mundo
ANTECEDENTES
La Crisis de los Misiles, o también llamada Crisis de Octubre, fue uno de los
acontecimientos más destacados de la Guerra Fría. Tuvo lugar entre el 14 y el 28 de
Octubre de 1962 y enfrentó a los Estados Unidos de América, encabezados por la figura
del presidente John F. Kennedy contra la Unión Soviética y su aliado, el país de Cuba,
liderados por Nikita Kruschev y Fidel Castro respectivamente. La crisis fue consecuencia
del emplazamiento de misiles nucleares en la isla de Cuba, desembocando en uno de los
momentos más críticos de la Guerra Fría.
Pero las causas del conflicto radican especialmente en el país de Cuba: Cuba había
dejado de ser una colonia española en el año 1898 con la ayuda de los EEUU. A partir de
entonces había sido un estado muy ligado a los intereses de los EEUU, en especial por la
aprobación de la Enmienda Platt en 1901, la cual se incorporó como anexo de la
Constitución Cubana. En esta enmienda la isla de Cuba era prácticamente un
protectorado de los EEUU, en la cual éstos controlaban sus relaciones exteriores, su
economía y prácticamente su política, teniendo derecho a numerosos privilegios así
como a intervenir militarmente en la isla y a establecer bases militares en ella
(Guantánamo).
A partir de entonces Cuba siguió yendo de la mano de EEUU, incluyendo también el
golpe de estado del dictador Fulgencio Batista (golpe apoyado y conseguido por Estados
Unidos), que hacía de Cuba un estado títere controlado por los norteamericanos.
Sin embargo, todo esto acabó con la Revolución encabezada por Fidel Castro de
1959, que acabó con el gobierno de Batista, y estableció un gobierno militar nacionalista
encabezado por Castro. Este gobierno tomo medidas para distanciarse de EEUU,
nacionalizando empresas norteamericanas. Además Cuba se iba inclinando poco a poco
hacia posturas procomunistas y hacia la URSS. Ante esto el gobierno de Eisenhower
decidió romper relaciones con Cuba, reduciendo drásticamente la compra de azúcar y
dejándole de suministrar petróleo. Para paliar el duro golpe que esto suponía para la
isla, Castro hizo tratos económicos con la URSS. Cuba había cambiado finalmente de
bando.
Debido a esto, EEUU trató de acabar por todos los medios con el nuevo gobierno
cubano: Eisenhower rompe relaciones con Cuba en Enero del 61, inicia un bloqueo
económico, impulsa propaganda contrarrevolucionaria, otorga apoyo a grupos
anticastristas y realiza diversos sabotajes: Por ejemplo la Operación Mangosta, un plan
de la CIA que implicaba el asesinato clandestino de numerosos dirigentes cubanos así
como la planificación de una invasión directa por parte del ejército de EEUU, por si
llegara a darse la necesidad. Pero el más destacado fue la invasión de la Bahía de
Cochinos, un plan ya ideado por la Administración de Eisenhower desde mediados de
1960, pero que se puso en marcha en Abril de 1961, ya durante el mandato de Kennedy.
Consistió en la invasión de Cuba por parte de una Brigada de 1.500 exiliados
anticastristas entrenados por EEUU para lograr derrotar al gobierno de Castro. Sin
embargo fue un fracaso, tras el cual, Fidel Castro se declaró comunista e inició un
acercamiento abierto hacia la Unión Soviética.
Con esta nueva alianza el dirigente cubano esperaba obtener armamento que
disuadiera a los norteamericanos de invadir la isla, y le proporcionara una posición
fuerte para expandir sus ideas por América Latina. Kruschev, sometido a muchas
presiones, y viendo como EEUU se aventajaba cada vez más en el ámbito militar, vio en
Cuba el punto pro-comunista más adentrado en territorio estadounidense, y una base
para expandir el comunismo en el hemisferio oeste, por lo que decidió aceptar las
peticiones del gobierno castrista y enviar recursos militares.
Por tanto, Kruschev decidió enviar misiles nucleares a la isla de Cuba con el fin de
lograr un equilibrio con EEUU, evitar que estos la invadieran y que esta siguiera por tanto
bajo la órbita de Moscú. Se convenció de que, debido a que los americanos ya tenían
misiles en Turquía, esto equilibraría la balanza y no sería un motivo de peso para que
ellos iniciaran un conflicto nuclear.
CONFLICTO
Las fotografías, presentadas por la CIA, llegaron a manos del presidente Kennedy
dos días después, el día 16, provocando un gran revuelo en la Casa Blanca. El día 17 otro
vuelo similar dio como resultado un nuevo descubrimiento de plataformas de
lanzamiento para misiles en Guanajuay, al este de San Cristóbal, aumentándose la
amenaza: Prácticamente todo el territorio estadounidense estaba bajo el alcance de los
misiles. Las fotografías revelaron la existencia de entre 16 y 32 instalaciones capaces de
ser operativas en menos de una semana. Además se calculó que si eran disparados
podían llegar a acabar con la vida de unos 80 millones de estadounidenses.
La administración Kennedy consideró este hecho como una amenaza muy grave y
absolutamente intolerable. Kennedy creó primeramente un grupo de consejeros
conocido ExComm, compuesto por las personas más destacadas a la hora de afrontar
una situación de crisis internacional en el que se encontraban por ejemplo Robert Mc
Namara, secretario de Defensa; Robert F. Kennedy, fiscal general (hermano del
presidente); John Mc Cone, director la CIA; el general Maxwell Taylor, presidente de la
Junta de Jefes del Estado Mayor etc.
Desde las reuniones de este comité ejecutivo se planteó un plan de acción mediante
largas deliberaciones (a las que no siempre acudía el presidente para mantener el
secretismo) en las cuales hubo gran división de opinión. Se manejaron varias
posibilidades que variaban en un amplio espectro cuyos extremos se encontraban entre
ejercer presiones políticas y realizar una advertencia, y un ataque militar consistente en
una gran invasión cubana a gran escala. Sin embargo, las opciones quedaron finalmente
reducidas a dos: La realización de un bloqueo naval a la isla, y por otro lado el ataque
militar o en su defecto un ataque aéreo que destruyera los misiles.
El día 18, en pleno debate todavía entre los miembros del ExComm sobre el modo
de proceder, había programada (previamente al descubrimiento de los misiles) una
reunión entre Kennedy y el ministro de Exteriores de la URSS, Andrei Gromyko. Una
reunión que el presidente Kennedy decidió no cancelar para aparentar normalidad, ya
que no había ninguna decisión tomada. Ninguno de los dos se refirió a los misiles.
Gromyco dijo que Cuba sólo recibía ayuda en forma de armamento defensivo y ayudas
para su desarrollo agrícola, y afirmó que la URSS no suministraría armas ofensivas a
Cuba, aunque como es lógico conocía la existencia de los misiles.
Esos días las reuniones en el ExComm eran cada vez más frenéticas, estando ya
divididos sus miembros entre el bloqueo y el ataque militar. Poco a poco se fueron
adoptando planes definitivos, ya fuera optando finalmente por una u otra opción.
Por su parte, Kruschev, sorprendido por la firmeza de Kennedy y por el que éste no
efectuara una acción más violenta, se percató de su error y puso el armamento cubano
bajo el estricto control de Moscú, cancelando el empleo de los misiles en caso de una
invasión americana. Sin embargo, el día 23 en su primera respuesta oficial, rechazó y
condenó al bloqueo y anunció que sus barcos no tenían por qué respetarlo. Además dijo
que veía el bloqueo como una agresión y amenazó con hundir los barcos
estadounidenses que bloquearan o detuvieran a sus navíos.
Estados Unidos recibió el apoyo de todos sus aliados, tanto del pacto de Río, como
de la OTAN, incluyendo al gobierno francés de Charles de Gaulle. Asimismo, la ONU
manifestó su conformidad para con los actos de los EEUU.
El día 23 Kennedy se reunió con sus asesores y viendo que Kruschev no había
movilizado las tropas, vieron un síntoma de que no querían iniciar un conflicto armado.
Además envió un mensaje al mandatario ruso en el que le recomendaba prudencia, a lo
que el líder soviético respondió que no iba a ser temerario y trataría de evitar una
guerra.
El día 25 la situación empeoraba debido a que no había signos de que los soviéticos
fueran a cortar su intervención en Cuba ya que se continuaba con la puesta a punto de
los misiles en el interior de la isla. En el círculo del presidente se fortalecían las
expectativas de que era necesario el conflicto militar, llegando incluso Kennedy a
ordenar que se hiciera un programa para crear un gobierno civil en Cuba tras la posible
invasión. Por su parte la ONU, y más concretamente su secretario general, U Thant,
trataba de apaciguar a ambos bandos para poder iniciar una negociación que llevara a
una solución pacífica, aunque sin lograr resultados efectivos.
Esa misma tarde, a las 6, Kennedy recibió una cordial carta de Nikita Kruschev en la
que se reiteraba la propuesta anterior: Si los EEUU acababan con el bloqueo y
reconocían públicamente que no iban a invadir la isla de Cuba, ellos retirarían los misiles.
Además hacía referencias a la necesidad de evitar a toda costa una guerra nuclear
debido a lo grave que resultaría ésta para la humanidad. Este mensaje fue estudiado
durante la noche por el ExComm, y fue el primer motivo de esperanza para Kennedy
desde que empezó la crisis.
Sin embargo, antes de que Kennedy tuviera tiempo de responder a los rusos, la
mañana del día 27 llegó otro mensaje del Kremlin completamente diferente, y que
además se había dado a conocer públicamente a todo Moscú: Mediante un tono firme
y duro, La URSS demandaba que se retiraran los misiles Júpiter estadounidenses de
Turquía y que se comprometieran a no invadir Cuba, y a cambio se retirarían los misiles
de la isla. Además se aseguraba que los misiles estaban completamente bajo control
soviético, sin que pudieran ser usados por los cubanos sin su consentimiento. Esta idea
de que los misiles de Turquía se iban a incluir en el conflicto ya se había expuesto
previamente como alternativa en algunas reuniones y medios de comunicación como
The Times o en el New York Times, días antes. Este mensaje era el primer reconocimiento
oficial por parte de la Unión Soviética de que habían instalado misiles nucleares en Cuba.
Desde la Casa Blanca se rechazó inicialmente esta idea, pese a que no suponía un
gran perjuicio para Estados Unidos ni sus aliados y que ya se había planteado retirarlos
previamente desde el mismo seno del gobierno (por el propio presidente) ya que se
consideraba que habían quedado anticuados. Además la opinión internacional veía esta
demanda como algo justo y favorable, lo que complicaba mucho la situación a Kennedy,
porque éste se resistía a ceder de tal manera ante la demanda soviética, sin contar las
negativas que daría a esto el gobierno turco. Por otra parte, nuevas pruebas indicaban
que los soviéticos seguían trabajando en Cuba intensamente y cada vez había más
misiles operativos.
La situación se volvió todavía más extrema cuando llegó la noticia de que un U-2
había sido derribado sobre Cuba, falleciendo el piloto (que no era otro que Rudolf
Anderson, quien había descubierto los misiles por vez primera) y otro se había desviado
accidentalmente sobre territorio soviético pudiendo ser confundido con un bombardero
nuclear, lo que podría haber supuesto con mucha facilidad el inicio de una guerra
nuclear. Ante esto la opinión estadounidense era de iniciar un ataque militar sobre Cuba
al día siguiente, pero tras un intenso debate Kennedy decidió no atacar, por el momento.
Este ataque a la aviación de los EEUU fue decidido por Fidel Castro el día anterior
(26 de Octubre), debido al incremento de los vuelos estadounidenses de baja altura
sobre la isla, con fines de reconocimiento y espionaje, que se había producido en los
últimos días. Aun así hay bastante controversia sobre quién ordenó eliminar el U-2 ya
que es un avión de vuelos a alturas muy elevadas que no suponía ningún peligro y que
sólo podía ser eliminado con armamento que estaba bajo control soviético.
El mundo, que había estado al borde del Holocausto, respiraba por fin y la crisis, que
había acabado con una única víctima cuando podrían haber sido millones, había
terminado.
CONSECUENCIAS
La Crisis de los misiles fue una de las mayores crisis de la guerra fría y la que más
cerca estuvo de provocar un conflicto nuclear, que podría haber sido devastador para la
humanidad. De hecho, sólo posteriormente se han conocido todos los elementos que,
de haberse desarrollado de otra manera, hubieran dado como resultado una guerra
nuclear, por lo que desde la perspectiva de los años se puede afirmar que la humanidad
estuvo al borde del precipicio.
Pese a que la crisis no supuso ninguna derrota para las dos grandes potencias, ya
que la situación a escala global quedaba bastante igualada, a Kruschev le costó la
humillación pública debido a que había cedido en el pulso mantenido con los americanos
(teniendo en cuenta que no se conocía la retirada de los misiles turcos) dando una
imagen de debilidad (imagen que hasta entonces no había dado la URSS, que se había
mostrado en los últimos años, gracias a la carrera espacial y armamentística, como una
gran superpotencia que estaba a la altura de los EEUU) y siendo considerado además el
responsable del incidente.
El que sí salió victorioso del conflicto fue el presidente Kennedy, quien abordó la
crisis desde una postura firme pero flexible, lo que permitió, en gran parte (aunque no
todo fue gracias a él), que la crisis se solucionara sin que hubiera graves repercusiones.
Todo esto tiene un mayor mérito si se consideran las grandes presiones a las que estuvo
sometido, no sólo desde el exterior, sido desde el interior de su gobierno por los altos
mandos políticos y militares que defendían una postura más agresiva (los también
llamados halcones).
Sin embargo, también hay que tener en cuenta que el conflicto tuvo parte de sus
causas en las continuas instigaciones y ataques que realizó y planeaba realizar el
gobierno estadounidense (tanto de Eisenhower como de Kennedy) contra el gobierno
cubano, como la invasión de la Bahía de Cochinos, la famosa Operación Mangosta (la
cual siguió activa tras acabar la crisis), bloqueos de carácter económico, planes de
invasiones que no se llegaron a efectuar, etc. Nunca sabremos qué hubiera pasado si la
política estadounidense no hubiera sido tan agresiva con Cuba, aunque es posible
pensar que la crisis no hubiera tenido lugar ya que Cuba igual no hubiera buscado tan
afanosamente la ayuda de la URSS (hay que tener en cuenta que la Revolución Cubana
de 1959, era independiente de la URSS, y sólo se definió como comunista dos años más
tarde).
Pese a todo esto hay que reconocer el gran papel que realizó el Presidente Kennedy.
Aun así, no todo dependió de Kennedy y hubo muchos más factores de los que dependió
el desenlace de la crisis. Posteriormente se ha conocido que la crisis fue aún más
delicada de lo que se supo entonces: De hecho, de haberse iniciado un ataque contra
Cuba en vez del bloqueo, el gobierno de Castro hubiera presionado a los soviéticos en
iniciar un conflicto nuclear, y además, las tropas soviéticas tenían en principio
autorización para emplear las armas nucleares en caso de invasión. Además de esto se
ha descubierto recientemente que los submarinos soviéticos que escoltaban los buques
rusos tenían misiles de cabezas nucleares con autorización para lanzarlos en caso de ser
atacados, y para colmo no podían comunicarse con sus bases, siguiendo con su patrulla
durante cuatro días más desde el final de la crisis.
La URSS obtuvo con la crisis garantías para la isla de Cuba. Sin embargo, esta quedó
aislada y fuertemente vigilada por los EEUU, lo que impidió la expansión de sus ideales
por el resto de América Latina, lo cual era el principal objetivo de los norteamericanos.
Éstos ejercieron una fuerte presión indirecta sobre la isla de Cuba con el fin de acabar
con el régimen de Castro.
A partir de la crisis se estabiliza la coexistencia pacífica entre los dos bloques, que
aunque seguirán en tensión, nunca volverán a estar tan cerca de un enfrentamiento
directo. Un enfrentamiento que se evitó por muy poco y que, por seguro, hubiera
cambiado de forma radical nuestro presente.
BIBLIOGRAFÍA
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http://cordovaluis.org/blog/wp-content/uploads/2012/11/La-Crisis-de-Octubre-de-1962.pdf
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