Caciques Pueblo Wayuu
Caciques Pueblo Wayuu
Caciques Pueblo Wayuu
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que ejercen los extranjeros en la costa, y periferia que uno y otro
tienen en sus tierras [...]"
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“Tengo experimentado Excelentísimo señor en el actual
comandante, Don Antonio Lazcano, que siempre y cuando se le
proporciona ocasión procura ajarme, tratándome
impersonalmente y con vilipendio de mi persona, llevando
solamente de aquel natural propenso a querer dominar sobre
todos, introduciéndose en el gobierno de los indios que a costa de
mi sudor y trabajo tengo agregados a pueblos, nombrándoles
jueces, sin pertenecer todavía al ordinario.
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López, hábilmente había aprovechado el suceso con Pestaña
para desplazarse a España y proponerle personalmente a la
Corte del Rey, en asocio con un comerciante andaluz, Don
Bernardo Ruiz de Noriega, un proyecto para someter a los
indios guajiros.
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concurrir [ a los indios] a la doctrina, pero en los demás pueblos
apenas ha aparecido por ellos. A lo quinto, si ha consentido
dicho cacique vivan, como lo están en su ley Y
SUPERSTICIÓN COMPRANDO LAS MUJERES POR VACAS Y
OTROS EFECTOS, decimos que así lo ha consentido; aque el
Cacique, aparte de hacerse llamar Don, tuviese dos esclavos de
librea vestidos con trajes militares y pelucas que hacían antesala
a quien quisiese verlo y tratar con él”
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de estos religiosos se realizó porque los indios de Mérida y la
Grita, Provincia de Maracaibo, “se rebelaron y quemaron la
iglesia, imágenes y ornamentos e hicieron otras atrocidades [...]”
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En este contexto surge la figura del Padre Josehp López Sierra,
hermano de parte de madre del Cacique Cecilio López Sierra y en
quien recayó durante algún tiempo la evangelización del pueblo
de Boronata, lugar de residencia del Cacique y donde se dio un
fenómeno particular de mestizaje con predominio de lo wayuu.
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buscaban a él para hacerse acompañar en las salidas de
reconocimiento por el territorio étnico, tal como la que se realizó
en 1763 en compañía de su hermano Cecilio y Don Luis
Guerrero, un miembro del Cabildo de Riohacha. En esa
oportunidad los tres hicieron un conteo de indios que estaban en
capacidad de tomar las armas, cuyo objeto era hacer un
diagnóstico de la situación fronteriza con el fin de llevar a cabo la
“empresa” de “pacificación” y poblamiento. En contraprestación
recibirían la concesión del asiento de víveres y negros que les fue
otorgaría la Corona, y que como sabemos presidía el cacique
Cecilio con su socio Bernardo Ruiz de Noriega. Era el asocio
perfecto en la empresa: por un lado el Cacique Cecilio López
Sierra, quien era reconocido en tal cargo por las autoridades
hispanas en la Guajira, por otro Ruiz de Noriega, con respaldo
directo del virrey y quien colocaba los recursos personales
necesarios para el desarrollo de la empresa. Y junto a ellos la
importante figura del cura Joseph López Sierra, quien por su
condición de prelado propiciaba un entendimiento amigable con
los indios, pero también desde su intermediaria posición de
mestizo indio se le facilitaba un entendimiento directo con sus
parientes. Lo que el cacique Cecilio intentaba desde su cargo civil
lo hacía también el Padre López Sierra desde su desempeño
religioso. Los dos hermanos actuaron en asocio para sacar
provecho de sus cargos y posiciones dadas sus movilidades entre
las tradiciones nativas y arijunas.” (..)
-detengámonos a entender un poco lo relatado y documentado
muchas o todas las veces, oculta a la lectura del publico, quizás
para tratar de ocultar las peores intenciones de ambos
bandos los afectados los mas débiles, mujeres niños y ancianos
vendidos como esclavos, sometidos a la servidumbre por sus
propios hermanos mestizos, los capuchinos haciendo su trabajo
de “reducción” en nombre de la cruz, en unidad con los “caciques
fabricados “ por los extranjeros invasores, como pueden leer, los
poderosos caciques, enriquecidos con la pobredundre de sus
hermanos de sangre fingían ser cristianos para su propio
beneficio personal, tenían esclavos negros, además de wayuus
sometidos o vencidos en las guerras entre clanes divididos por los
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invasores extranjeros para debilitarlos y así lograr su cometido,
sino lo hacían a la buena, (misioneros) la hacían a la mala
(caciques fabricados) señalo aquí, lo que esta transcrito, esta
documentado y fue escrito por los mismos protagonistas de
acuerdo a la visión criolla y blanco, y ¿si hubiesen escrito los
wayuu? es inimaginable los sufrimientos del pueblo wayuu
durante estos siglos solamente estamos indagando lo acontecido
durante los años 1700-1800. Pero sigamos leyendo sobre otros
personajes durante esa centuria que tenían su centro de
operaciones entre Kijout (cojoro) y Karrouyaa (sinamaica).
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personalmente pasa a practicar en Jamaica [...]". Rodríguez
mantenía relaciones con mujeres nativas en las diferentes
parcialidades guajiras, lo que le aseguraba efectivamente un
parentesco en varios niveles con los diferentes clanes wayuu y le
permitió también acumular riqueza en cabezas de ganado que
tenía repartidas en varias rancherías. Poseía contactos y
parientes en Riohacha, a donde llevaba a vender ganado en pie y
regresaba a Cojoro con aguardiente y telas. Pero también tenía la
ruta de intercambios con los ingleses que arribaban a las costas
del Golfo de Venezuela, con quienes contrabandeaba ganado,
armas y tabaco. Rodríguez era cercano a las rancherías que
controlaban el río Limón, el caño de la Paijana que comunicaba a
la isla de San Carlos, y ésta con el Golfo de Venezuela. Los
pobladores de estas rancherías le prestaban ayuda en hombres y
canoas para llevar sus géneros. El parentesco con Yaurepara y
Panieme pronto le aseguraron una posición social de jerarquía en
la sociedad wayuu, hasta el punto de que estuvo con los dos
líderes en EL TRATADO DE PAZ que en 1799 firmaron con el
gobernador de Maracaibo, EL DE RIOHACHA Y EL
COMANDANTE DE SINAMAICA. En esas negociaciones se llegó
a los siguientes acuerdos: Que serían obligados [los indios] al
pago de las muertes hechas en los vecinos de Sinamaica durante
la guerra, y que lo mismo se ejecutaría con los de su nación,
muertos en dicha villa por los españoles. Que no podían entrar
[los indios] en la nominada villa con armas de ninguna clase,
antes al contrario debía manifestar entrando sin ellas, la Paz y
amistad que tenían con los Españoles y la confianza que debían
hacer de la palabra de honor de los Gobernadores de Maracaibo
Y RÍO HACHA, ANTE QUIENES SE TRATABA Y
CONSOLIDABA LA PAZ. Que los Españoles de las Provincias
tendrían seguridad en el tránsito y defensa por parte de ellos
contra cualesquiera que los quisiese ofender en sus personas y
vienes. Que de esta manera y verificadas las condiciones puestas
por su parte las que se reducían á pedir varios efectos que
necesitaban, olvidarían todos los agravios y muertes ejecutadas
en sus parientes y nacionales. Por otra parte la compensación
entregada a Yaurepara, Panieme y Martín incluía abalorios;
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un papel de agujas; cuatro pañuelos; dos cargas talegas;
cuatro corazas; cuatro cojines; cuatro pares de estribos;
cinco botijuelas vacías; una gargantilla de oro con su
relicario; cinco madejas de hilo de color morado; diez
paquetes de panela; cinco botijuelas de aguardiente; ocho
pesos en dinero efectivo; diez cuchillos; DOS CARGAS DE
MAÍZ; UNA TALEGA DE JAYO; dos fustes; cuatro hachas;
nueve frascos más de aguardiente; un bastón nuevo con su
casco de oro, de peso una onza i ochava; una botijuela más
de aguardiente; una cadena de oro de nueve
castellanos. Yaurepara, Martín y Panieme pasaron a Maracaibo
donde fueron agasajados por el gobernador de la provincia
durante cuatro días, tiempo en que este último también se
comprometió a entregarles dos águilas de oro. Como puede
apreciarse, Rodríguez estaba reconocido tanto en la sociedad
wayuu como en la arijuna, y políticamente jugaba un papel
importante de eslabón entre las dos culturas. Años más tarde ya
lo encontramos como intermediario reconocido de las autoridades
hispanas, a quien confiaban el suministro de informaciones
acerca de barcos extranjeros que contrabandeaban por las costas
de Bahía Honda, además de servir de puente para el diálogo
entre los nativos de la costa oriental de la Guajira y las
autoridades hispanas de la Villa de Sinamaica, tan asediada por
mucho tiempo por las entradas armadas de los wayuu. Rodríguez,
al igual que Cecilio López Sierra, supo aprovechar las
condiciones parentales en el seno de la sociedad wayuu y su
papel de intermediario para sacar provecho personal y ascenso
social de ello.(..)
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CIUDADANOS WAYUU INFLUYENTES EN URIBIA COLOMBIA
1920 APROXIMADAMENTE
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Edición del año 1972. Estudioso y amplio conocedor de la historia
inmediata de la gran nación wayuu, todo ello debido a una
estrecha amistad que tenia con los ciudadanos de la gran nación
wayuu José de los Santos Montiel “El Cuya” y su primo José de la
Rosa Fernández “El Torito Fernández”, wayuu ambos del clan
Wülïiana, (tíos, por modestia aparte de mi progenitor Antonio
Fernández Wülíïana) ambos ciudadanos muy versados sobre las
crónicas y las costumbres wayuu, José de la Rosa fue amigo
personal de varios mandatarios nacionales como José Vicente
Gómez, Eleazar López Contreras, Rafael Caldera entre otros,
amigo personal del escritor Rómulo Gallegos, tanto así que fue
su guía en su periplo por la Guajira cuando escribió su novela
“Sobre la misma tierra” en 1941, cuando el doctor Matos Romero
trae hasta la Guajira al celebrado escritor Don Rómulo Gallegos, y
estos ciudadanos lo nutrieron de sus conocimientos sobre las
crónicas wayuu al plantearle al autor Matos Romero de
inmortalizar en un escrito los nombres y vicisitudes de la Guajira a
finales del siglo IX y a comienzos del siglo XX, y hoy con orgullo
personal transcribo para conocimiento de los lectores estas
crónicas contadas por estos wayuu, ya fallecidos, a los Ait’
junairrü (occidentales) para mantener la historia viva las ideas y la
filosofía de estos baluartes, primero desde la visión del escritor
pero manteniendo el carácter histórico en respeto a la oralidad del
pueblo wayuu, (los párrafos en cursiva y en negrita, son
comentarios de este servidor) disfruten de las crónicas wayuu.
ESPACIO ABIERTO, PARA LLENAR UN VACIO..
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Venezuela, Francia, Holanda España, Estados Unidos del norte,
entre otros.
Para tratar de comprender el porqué algunos de estos segundos
colonos se asentaron y se quedaron de por vida en la península
de la Guajira y tuvieron hijos en muchas mujeres wayuu, es
preciso aceptar el hecho de que ellos entendieron y vivieron
intensamente la Guajira, es decir se adaptaron a sus costumbres,
usos lenguas, leyes, música, juegos, leyendas, mitos, tradiciones,
mejor dicho, aceptaron sus culturas y asimilaron además
algunos rasgos característicos de ellos, como la rudeza,
violencia, hospitalidad, sinceridad. Y porque además el factor
atrayente e imantado para el extranjero fue la mujer wayuu la
majaayuut, que tiene hechizos insospechados, especialmente su
nobleza, su abnegación, sacrificio, atención y cariño por su
compañero y por sus hijos, su capacidad de trabajo y de
resistencia, ya que la mujer wayuu trabaja muy duro a tiempo
completo, sufre hambres, trae al mundo varios hijos y sus labores
son múltiples, pues prepara la comida, recoge la leña, trae el
agua de la casimba, cuida a los niños y a los animales . hila, teje,
cose los vestidos de la familia, lava la ropa , ayuda al hombre en
los trabajos del campo durante los periodos de mayor actividad,
compra los alimentos y vende lo que produce, como chinchorros,
capoteras, bolsos , mantas, tapices, etc. Y es el eje y centro de la
familia, y su dignidad la fundamenta en una solidaridad con su
compañero, pues muchas veces sigue a este en sus viajes o
cuando va a recibir algún dinero y hasta en sus parrandas
domingueras ya que por naturaleza el wayuu es tímido, es
reservado, introvertido, cauteloso y no es expresivo sino cuando
ha habido alcohol, pues la mayoría de las veces no hay amor ni
sexo sin alcohol lo cual provoca regularmente la violencia y la
riña, ( las drogas y el alcohol desde la perspectiva del
occidental, Ait>junairrü, tiene sus objetivos de sometimiento,
esto en el caso del marido borracho, lo aprovecha el
Ait>junanairrü endulzándola prometiéndole y pagándole
favores a ella y al marido con ron y alcohol, aquí en el estrato
citado de Manuel Matos Romero, lo describe desde su punto
de vista occidental.)
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Algunos de los segundos colonos se dedicaron a la pesca de
perlas, muchos al contrabando, a la cría de ovejas, ganado
vacuno, caballar y caprino otros a exportación de frutos y
productos de la región y a otros menesteres, y echaron raíces allí,
formando familias, uniéndose a mujeres wayuu con las cuales
procrearon múltiple descendencia y otros que temporalmente la
recorrieron en busca de petróleo, etc.,
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honor al presidente de Colombia que le dio puerto libre a la
Guajira, Castilletes etc.
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crecían en abundancia en esas tierras y pastaban en sus estepas
miles de animales de todas clases: caprinos , ovinos, vacunos, y
caballar, se comía mucho la sobrasa Higuarayas que son los
datos y lefarias especie de cactus, que se dan silvestre en Zulia y
Falcón y abundaba así mismo el árbol del Calabazo, así sucedía
cerca de él “Pájaro” donde estaba la laguna “Guayacasira”.
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sentido de orientación y sus instintivo olfato de indio montaraz,
como quizás no lo aventajaba un tigre cuando persigue una pieza,
y por ese hecho histórico fue condecorado por Francia.
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inválidos, a las tullerias, trajeados con sus lindas y floreadas
mantas guajiras, sus sandalias de suela con sus grandes motas
de algodón de variadas colores, con sus aretes , collares y
azorcas.
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ciudades Colombianas y algunos números llegaban a Maracaibo
también.
Así se expresaban y pensaban algunos de estos segundos
colonos de la Guajira a mediados del siglo IX y a comienzos del
siglo XX, hombres valientes y audaces algunos de ellos con
cierto grado de instrucción y cultura que se asentaron en las
sabanas Guajiras, inhóspitas y resecas y domeñaron y
sojuzgaron el medio ambiente sometiéndolo a su manera de
actuar y pensar, aun cuando recurriendo en veces a la violencia
cuando las circunstancia lo precisaban, pero que a su vez
comunicaron cierta instrucción a algunos de sus hijos y parientes,
porque casi todos procrearon numerosa prole en mujeres wayuu.
EL MESTIZAJE EN LA GUAJIRA
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en tierra americana se ha venido verificando entre blancos, indios
y negros.
“había una cultura de los Mayas, una de los aztecas, una de los
Incas, una de los Chibchas y así muchísimas más a estas
culturas, absorbiéndolas, dominándolas y deformándolas, el tipo
de cultura occidental que representaba España, pero no ocurre
simplemente una sustitución, no desaparecen las culturas
indígenas, (ocurre una aculturación) la cultura española se
inunda de nuevos productos, tanto de especies y animales minera
y medicinal, esto también es mestizaje, pero a lo contrario.
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sublevado de la llanura y el producto de la lujuriante sensualidad
de la india, contagio impuro de una horrible mezcla”.
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“el conquistador, al igual que su descendiente, fue el macho
omnímodo, como un padrote de cría, emprende la tarea de poblar
un nuevo mundo con la negra a su derecha y la india a la
izquierda, Andrés Eloy Blanco plasmo la escena en bellas
estrofas de su canto a España. ...” y el mundo, estupefacto.
Vera la maravilla de una nueva raza que tiene por pedestal
tres quillas...”
Los que participamos de la ideas y conceptos del profesor Dr.
Miguel Acota Saignes dice “ no puede haber otra política
indigenista que aquella que se formule para considerar a los
indígenas simplemente como compatriotas ciertamente
portadores de rasgos culturales diferentes signos de respeto,
estudio a veces fomento, con todos los derechos de los
venezolanos para incorporarse a lo que se puede considerar
como más avanzado y provechoso” consideramos que también
los mestizos wayuu llevan gran parte sangre wayuu y de cultura
indígena y debe haber motivos rechazarlos por provenir del
mestizaje.
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ALGUNOS DE LOS POBLADORES DE CASTILLETES.
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de mercancías Antonio Alberto Palmar, José del Carmen
Villalobos, dueño este de una bodega, Víctor Macías procedente
de Coro, el Holandés John Boom a quien apodaban el maestro
dueño de una bodega, Bruno Gómez de profesión marino y
capitán de un barco.
Ignacio Polanco, Abelardo Crespo y Joaquín Crespo estos dos
últimos eran indígenas, que fueron llevados a Caracas por orden
del general Joaquín Crespo siendo presidente de Venezuela en
1894 y tomaron su apellido y allá recibieron cierto grado de
instrucción, y luego regresaron a la Guajira , usando de nuevo el
Shein wayuu (traje del hombre wayuu) y siguieron sus
costumbres.
Otro venezolanos fueron Graciliano Añez, padre de los González,
procedente de Maracaibo, Juan Fernández procedente de Coro,
quien era el abuelo del Cacique Luis Fernández “El Chiop” y
Bisabuelo del “Torito Fernández”, de Felipe, Jesús, Y Samuel
Fernández de la localidad de Wincua.
El venezolano Telésforo Montiel tenía un negocio en Castilletes
que tenía fama en esa época, pues allí concurrían y se divertían
los vecinos del lugar, llamado “El sol del Zulia”, ya que allí se
cantaban gaitas Zulianas y otras melodías populares.
Allí también se veía al Venezolano serio y respetable como
Agustín Palmar, así como el militar de la pasada revolución como
el general Florentino Vargas, Colombiano. Todos concurrían a
divertirse y para complementar a las mozas de varias
nacionalidades, entre ellas Colombianas, venezolanas, y
Guajiras, etc. todas eran la sal y pimienta de la farra.
Otro de los segundos colonos de la Guajira fueron Rodolfo
Medina, José María Ramírez y Orangel Arenas procedentes de
Maracaibo.
Cuando enterraron los mojones de cemento en Castilletes como
demarcación de la línea fronteriza entre Colombia y Venezuela,
se dio un caso raro ya que algunos ocasiones fue objeto de
disputas y aclaraciones , pues algunas casas quedaron con la
cocina y el patio del lado Colombiano mientras otras piezas como
la sala y los cuartos del lado Venezolano.
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Estas circunstancias dio motivo para que ciertas ocasiones,
delincuentes de uno y otro país. Se introdujeran en casa por el
frente o por el fondo según las conveniencias del momento, para
quedar así en territorio de una u otra nación, y alegar luego este
hecho como argumento para no ser detenido por las autoridades.
Visitaban también a Castilletes, Guajiros vecinos de Comunidades
cercanas y lejanas y cacique que Vivian en Wincua como Luis
Fernández (Chiop) y su hermano el cacique José Fernández,
este ultimo a quien Juan Bautista Reyes (El terror de la Guajira),
siendo jefe de fronteras de Venezuela en Paraguaipoa, ordeno
asesinar alevosamente apoyado en la fuerza, en el
sitio nombrado “Warraira”, cerca de Pararu en 1921, en donde
años después Benito Roncajolo. Siendo presidente del Estado
Zulia en 1944, hizo clavar una cruz de madera de curarire de
gran tamaño, para señalar el lugar donde cayeron acribillados a
tiros de máuseres el cacique José Fernández y su amigo el
ganadero Elías Hernández.
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Jose de los Santos Montiel (El Cuya
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Jose de la Rosa Fernandez(El Torito Fernandez
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dueño de una considerable extensión de magnificas tierras en el
sitio la barua, en la costa este del lago, cerca de Ceuta.
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“pretiles” para contener las crecientes del rio limón y donde
existían toda clase de animales dañinos culebras y alimañas que
diezmaban la peonada habiendo en 20 años matado más de 5000
culebras del tipo llamado “Guayacán” que venían en los árboles
arrancados y el pedazo de madera y troncos que arrastraba la
corriente del rio
En 1932 conocí a Miguel Ángel Nava nuestro viejo amigo y en
1937 tuvimos que ocurrir a él siendo gobernador del distrito de
Páez tanto ya como el juez de primera instancia en lo civil que lo
era el DR José domingo Montero para que nos diera protección
policial para poder ejecutar un interdicto de despojo que
inventado por los sucesores de Emigdio Rodríguez de quienes
éramos apoderados judiciales el Dr. J.A. soto vicuña y yo contra
los Méndez, en tierras del rio limón arriba pues estos nos
amenazaron de muerte íbamos a ejecutar dicho interdicto con 9
hombres armados de máuseres y algunos peones guajiros de la
hacienda “Zanzíbar” nos trasladamos en un vaporcito a motor
navegando por el rio limón hasta el sitio del pleito tomamos
posesión de dichas tierras en nombre de nuestros clientes pero
nada paso al fin del pleito se arrecio luego amistosamente y de
manera favorable a ambas partes
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No hay duda alguna de que la salinidad acabara con las aguas
dulces del rio limón y con sus riberas y causara más daños que
los ya ocasionados a la agricultura y la cria de esa región.
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gobernador del distrito de Mara en el Mojan, Emmanuel fue un
hombre serio, inteligente ,respetable y poseedor de alguna
cultura, agradable conversación y buen amigo sirvió también en
relaciones públicas de la creole petroleum y visitaba a la
Guajira en diligencias de su cargo se casó en la guajira con la
distinguida dama Guajira Clenta González cuñada del cacique
Eleuterio Paz (“yajaira”) de de esa unión matrimonial procrearon
varios hijos conoció muy bien la península.(Flor Emmanuel
González, fue una de sus hijas, primera reina de belleza en
Venezuela, en 1943; mas adelante nuestro entrañable
compañero de viaje intelectual, Marcelo Moran tratara sobre
el particular en sus crónicas wayuu.)
Uno de nuestros poetas zulianos más distinguidos e ilustres que
visitaba de cuando en vez a los distritos Mara y Páez (la
Guajira) entre 1914 y 1921 en funciones de su cargo de
intendente de tierras Baldías y bosques en el estado Zulia fue
don Jorge Schmidke cordial y sincero amigo nuestro desde hace
muchos años y también del difunto cacique José de la rosa
Fernández alias “El Torito Fernández” quien le dispenso al citado
poeta finas atenciones y hospitalidad cuando lo visitaba en su
casa en la laguna del pájaro (“Ureli”)
Jorge Schmidke está considerado por la crítica nacional como
“el ultimo parnasiano de Venezuela” y vive desde muchos en
caracas Schmidke cumplió así con los deberes en su cargo y
todavía conserva gratos recuerdos de la Guajira Y de su difunto
amigo “El Torito Fernández”.
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Moján, y cuyo territorio pertenece hoy al municipio insular
Almirante Padilla del estado Zulia.
Cursaba para ese entonces el tercer año de bachillerato en el
liceo Hugo Montiel Moreno de esa misma población, y las clases
no se reanudarían hasta a mediados de septiembre; teniendo
suficiente tiempo para darle rienda a la diversión.
Allí me esperaba por tercera temporada consecutiva mi tío Ángel
Eduardo Morán, “Anguito” junto a su cordial esposa Hilda, que se
esmeraba siempre en darme las mejores atenciones.
Él se había instalado en ese islote desde 1950, para dedicarse al
oficio de pescador como la mayoría de los habitantes de esa
pequeña lengüeta de tierra, que tiene como extensión, 50 metros
de ancho por 150 cincuenta de largo.
Un día, decidí acompañarlo al istmo de San Carlos, que se
encuentra a media hora en bote rápido, pero en su lancha
“Panchita” que se movía con los recursos de una planta a gasoil
de las llamadas “pacapaca” nos demoramos casi un siglo.
Aunado a esto estaban los estragos de un sol canicular, que hizo
que el viaje se tornara muy tedioso, pero quién lo iba a imaginar,
más adelante, con todo y esos azares me aguardaba la historia
que siempre quise contar para una publicación como ésta.
Habíamos pasado por un caño que parecía a la vez un túnel
entre los tupidos manglares que nos conduciría sin mucho
trauma hasta la punta occidental del istmo. Mi tío, hizo amarras, y
subimos por un suelo arenoso de donde divisamos a varios
pescadores que pelaban con cuchillos varas de mangle, sin
descuidar sus miradas a otro lugareño, que empuñaba una botella
de ron y repartía tragos a intervalos de un minuto. Todos
aparentaban tener un poco más de treinta años, con excepción de
otro, que no participaba en la tertulia, por permanecer ocupado en
la talla de un canalete, y quien parecía acumular una centena de
años.
Mi tío, los saludó y con la misma actitud se perdió de vista
rápidamente en un recodo de ese maravilloso lugar para hacer su
diligencia. Mientras tanto, yo me quedaba solo; aburrido, por
espacio de un buen rato hasta que se me ocurrió la idea de
acercarme al más viejo y el que parecía ser más amigable de
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todos, pues quería preguntarle cuán distante se encontraba el
castillo de San Carlos: la heroica fortaleza edificada en el siglo
XVII por los españoles para contener el asedio de piratas y otros
enemigos de la corona.
–No queda muy lejos, está por allá –dijo, señalando con el
instrumento de labrar, pero sin mirarme.
–Es verdad que fue atacado por el pirata Morgan –insistí.
–Sí, por el pirata Morgan, y otros muchos, como “El Panther”.
–¿Ese era otro pirata? –pregunté.
–No, era un barco de guerra alemán. Ya el viejo Mingo te va a
contar como fue la historia, me dijo de manera espontánea.
Se levantó con dificultad para sacudir las virutas de madera que
se hallaban esparcidos por su torso desnudo y sudado: Llevaba
un pantalón caqui, arremangado hasta las rodillas que ajustó a la
cintura por medio de un mecate; al estilo de los sacerdotes
franciscanos. Luego sacó una botella de anís, que tenía oculta
bajo un trozo de tabla y tomó un sorbo fuerte que lo trasformó de
pronto en un incomparable narrador.
El coronel
Era veinticuatro de diciembre de 1902. Tenía siete años cuando
llegó la alarma de que venían barcos de guerra a tomar el castillo
de San Carlos. El bloqueo ya se había consumado a lo largo de
las otras costas de Venezuela por buques de la armada Inglesa,
alemana e Italiana, para exigir el pago de viejas deudas y
vejámenes causados a sus representantes en las revoluciones
internas del país, que obligó al general Cipriano Castro,
Presidente de la República a pronunciar la célebre frase de: “La
Planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de
la patria”.
“Mi padre que era pescador, fue reclutado con otros hombres a la
orden del coronel Juan Enmanuel Arismendi para reforzar el
castillo”, me dijo “Mingo”.
Su madre huyó junto a otros pequeños en cayuco a Sabaneta de
Montiel, al oeste de Maraca, luego de avistarse en la distancia las
columnas de humo que despedía el vapor de guerra que
amenazaba con bombardear la pequeña población.
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Allí permanecieron ocultos con otros pobladores hasta comienzo
de febrero, cuando llegó la noticia de que el bloqueo había
terminado. “Supimos que nuestro padre no había muerto en el
enfrentamiento hasta marzo de 1903, cuando se le permitió
visitarnos por escasas horas. En 1908, al fin se le dio de baja y lo
tuvimos otra vez en casa. El mismo año en que el general
Gómez mandaba de paseo sin retorno a su compadre Cipriano, y
asumía la presidencia de Venezuela”, recordaba Mingo.
El Panther que era un buque de guerra enorme, pretendió entrar
por la fuerza con el propósito de llegar a Maracaibo, pero encalló
en la barra, siendo alcanzado por fuego de artillería lanzado
desde castillo, que le produjo una avería por la línea de agua, que
obligó su retirada hacia mar adentro.
El bombardeo era desigual. Pues el buque germano poseía
artillería moderna que destrozaba en poco tiempo las murallas del
castillo junto a sus valientes defensores. En cambio los cañones
nacionales, que repelían el ataque, eran piezas que no roncaban
desde los tiempos de la Guerra Federal.
El terror
“Al cabo de dos años, en 1910, –refiere Mingo– volvió el terror a
San Carlos”. Ya no era por la llegada de nuevos barcos de
guerra, sino por la aparición en el cielo de un gran cometa.
El pueblo insular así como casi todo el planeta tenían la
convicción de que ese día se acabaría el mundo. “Los viejos
decían que el que mirara aquel fenómeno se moriría en el acto.
Yo lo vi durante varias noches –ante los descuidos de mi madre–
hasta que desapareció. Era como una palma gigantesca que
ardía en el cielo y no podía apagarse. Y como ve, no me morí. Al
contrario, espero verlo otra vez en 1986, si Dios me da vida hasta
allá, para volverme inmortal. Porque dicen que el que lo vea dos
veces no muere nunca”, me dijo después de soltar una
carcajada.
Años después, el padre de Mingo hizo amistad con el coronel
Enmanuel Arismendi. Siguió viéndolo con frecuencia porque
había encontrado trabajo como marino en una goleta que viajaba
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desde Castilletes a Maracaibo donde tuvieron ocasión de
conversar muchas veces sobre aquella frustrada invasión
extranjera y sobre cualquier tema que se les ocurría.
En una de las tantas travesías, comentó, que se había formado
en West Point: la academia norteamericana de donde todo militar
desearía egresar alguna vez.
Al final del año noventa regresa a Venezuela y es asignado por
instrucciones de Cipriano Castro a trabajar al lado de su amigo el
general colombiano Rafael Uribe Uribe, que se encontraba en
apuros en la Guerra de los Mil días. Asimismo contó que su padre
era un inmigrante que había llegado desde la isla de Córcega con
otro grupo de coterráneos en la segunda mitad del siglo XIX para
dedicarse al comercio de curtiduría en el estado Sucre. Allí
contrajo matrimonio con una nieta de la pareja más heroica de la
guerra de independencia: los esposos Juan Bautista Arismendi y
doña Luisa Cáceres, y de cuya unión nacería él.
En uno de esos viajes en goleta de Castilletes a Maracaibo
conoció a la que sería más tarde su esposa. Una hermosa joven
guajira de mucho arraigo en la península llamada Clenticia
González, del clan Apshana, y nieta del general guzmancista
Rudesindo González, “ el Cachimbo”, fundador de Paraguaipoa.
La Reina
Del matrimonio con doña Clenticia, nació Flor Emmanuel
González: primera zuliana en ganar un concurso nacional de
belleza. Eso ocurrió en Caracas en el año 1943, cuando se elegía
por primera vez la Reina Nacional de la Agricultura, donde ésta
joven de rasgos autóctonos y europeos de un metro ochenta de
estatura, ataviada de manta guajira, deslumbraba con su
hermosura al jurado de la que formaba parte, entre otros, el pintor
venezolano don Tito Salas, quien es conocido por plasmar los
episodios más notables de la gesta independentista nacional, y
quien más tarde le dedicaría también un retrato al óleo.
El triunfo de la representante guajira se transformo en una
apoteosis jamás vivida en la historia de Maracaibo. Así lo
recuerda mucha gente que aún vive y acompañaron la carroza
que la trasportaba por las principales calles de la ciudad para
37
aclamarla. Tanto así que, las autoridades del gobierno regional le
mandó a erigir en la avenida 5 de Julio una estatua pedestre al
lado del Cacique Mara. Sin embargo, todo pareció quedar allí.
Porque hasta el día de hoy, no hay ninguna escuela, ninguna
calle, ni siquiera de la Guajira que honre el nombre de esta
representante de la zulianidad, que se convirtió en la primera Miss
Venezuela en la historia del país, aunque el certamen en la que
participó aún no tenía esa famosa denominación, no deja de ser,
sin lugar a dudas, su predecesora. Y qué decir de su padre, un
héroe de la patria que junto a un puñado de hombres valientes
defendió la soberanía nacional en 1903, ni siquiera es
mencionado en los textos escolares. Su biografía no puede
encontrarse ni con los recursos del infalible Google. Sólo que,
gracias a personas como el talentoso “Mingo”, y miembros de la
numerosa familia González he podido rescatar parte de esta
historia, que para muchos pareciera arrancada de una página de
ficción, pero no es así, porque tuve la suerte de conocer
personalmente a doña Flor Enmanuel a principio de los ochenta
en las exequias de un familiar suyo en la población de Guarero. A
pesar de contar para ese momento con casi sesenta años,
irradiaba todavía la belleza y elegancia que le mereció un día ser
la primera y última Reina Nacional de la Agricultura.
El retorno
En el año 2003 regresé de nuevo a San Carlos. Había cambiado
tanto que por instantes creí hallarme en otro lugar. Era evidente
la deforestación en aquel cinturón de manglares que un día
inspiró al artista Hugo Espina para plasmar uno de sus mejores
lienzos. Ahora, hay nuevas construcciones: pequeños negocios
de comida, casas de abastos, kioscos para alquiler de teléfonos y
otros recursos para darle atenciones a la avalancha de turistas
que se hacen presente durante los fines de semana.
Me acerqué a un grupo de jóvenes, –que como aquella primera
visita– libaban licor, pero no pelaban varas de mangle, sino que
permanecían entretenidos intercambiando mensajes de textos por
medio de sus móviles de última generación. Sin embargo, me
dirigí a uno de ellos para decirle que hacía treinta años había
38
conversado –en ese mismo sitio– con un viejo llamado “Mingo”, y
me había contado con detalles la incursión del buque Panther en
el año 1903. Pero mi interlocutor, mas que por soberbia que por
cortesía interrumpió su concentración para responderme que ésa
historia que me había contado “Mingo”, treinta años atrás, era del
dominio del pueblo de San Carlos y no era motivo de asombro en
este tiempo.
Sin embargo, esa actitud no me amilanó. Continué mi indagación
hasta el final de la tarde con otros pobladores que me apoyaron
de manera desinteresada hasta tener referencia no sólo de un
“Mingo”, sino de dos.
Según testimonio de la mayoría de los entrevistados ambos eran
pescadores, cortadores de mangle y también narradores. Uno,
murió en la isla de Zapara al comienzo de los ochenta. El Otro,
fue recogido por sus familiares para ser internado en un asilo de
Maracaibo sin llegarse a tener más datos sobre su paradero.
De modo que ese día retorné a la Costa Oriental del Lago sin
saber nada del extraordinario narrador que esperaba sobrevivir
hasta 1986, para ver por segunda vez sobre el cielo de San
Carlos la palma incandescente del gran cometa Halley.
39
avenida 5 de Julio una estatua pedestre al lado del Cacique Mara
Comentarios
40
1.
Anónimo14 de julio de 2012, 17:03
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2.
Anónimo10 de agosto de 2012, 0:33
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3.
Anónimo22 de agosto de 2013, 12:02
Gracias por este escrito tan veraz y certero , soy hija de Flor
Emanuel y es para mi un honor haber leido su publicacion
,orgullosa conservo mi autoctonidad de ser guajira, si necesita
alguna informacion adicional acerca de esta bella tierra, no dude
en contactarme, mi correo es luciapaz@hotmail.com
Gracias por su publicacion
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1.
41
Unknown19 de marzo de 2016, 13:26
4.
Unknown17 de febrero de 2014, 16:36
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5.
Unknown8 de agosto de 2015, 22:10
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6.
Unknown8 de agosto de 2015, 22:21
42
Hola! será que me pueden dar datos de donde encontrar
información sobre Torito Fernández?, busco infomación para un
posible documental sobre él. Gracias de antemano
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1.
Unknown19 de marzo de 2016, 13:16
Hola Patty los ultimos hijos de el Torito son mis tios y mantengo
buenas relaciones con ellos, mi Papá es sobrino de el y el es
quien pasó muchos de los datos que transcribo aqui, me ubicas
por mi contacto 0416-9641738 o el Facebook lenin Alfonzo.
7.
Unknown21 de octubre de 2015, 11:45
43
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8.
Unknown19 de marzo de 2016, 13:11
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9.
Unknown6 de junio de 2016, 9:02
44
blanco mataba a los indios, los torturaba, los enterraba vivos, se
complacía con el dolor ajeno. Reyes ordenó a sus secuaces
asesinar alevosa y vilmente, apoyado en la fuerza, en sus armas
,en el sitio denominado “ WARRAIRA “, en 1921, en donde años
después BENITO RONCAJOLO, Presidente del Estado Zulia en
1944, hizo clavar una CRUZ de madera de CURARIRE de gran
tamaño, para señalar el lugar donde cayeron acribillados a tiros
de máuseres, el cacique JOSE FERNANDEZ, hermano del
cacique JOSE FERNANDEZ ( Chiop) y su amigo el ganadero
ELIAS HERNANDEZ, mi abuelo paterno, quien también era hijo
de caciques.
45
gobernador del Zulia MATUTE BRAVO, que era otro bandido y
asesino, y no falto el infiel, el SAPO, que inmediatamente se lo
dijo a Reyes. Una Mañana, a muy tempranas horas, mi abuelo
acompañado de varios de sus indios, en compañía del cacique
Fernández, a quien también acompañaban indios de su tribu, a
través de trochas, porque no existían carreteras, se dirigió hacia
Maracaibo, iba en su caballo y llevaba a mi padre Angel Francisco
Hernández Gutiérrez de 5 años de edad, sentado en el caballo,
de pronto de la maleza surgieron los hombres de Reyes y
acribillaron al grupo, matando a mi abuelo y al cacique
Fernández, y a otros indios, mi padre cayó del caballo y se interno
en el monte, al correrse la noticia los demás caciques y el pueblo
encontraron a mi padre como a las 11 de la noche aterrado
llorando en el monte, este incidente le daño la vida a mi padre
quien terminó siendo un alcohólico, mi padre caso con mi madre
CARMEN LARREAL y procreo 8 hijos, Nidia Hernández Larreal,
Esperanza Hernández Larreal, Homero Hernández Larreal, Guido
Hernández Larreal, José Hernández Larreal, Elías Hernández
Larreal,
RESPONDER
10.
Unknown6 de junio de 2016, 9:03
Continuacion de lo anterior...
Cilio Hernández Larreal y Maritza Hernández Larreal, este
alcoholismo de mi padre fue la causa por la que mi tia-madre
Obdulia me trajera a Caracas y me criara. Confirmado por los
demás caciques y por el pueblo que Reyes era autor del los viles
asesinatos, fue capturado, se le quito a cabeza de un machetazo
y su cabeza fue colgada en la plaza, los zamuros se la comieron.
Llegada la noticia A Maracaibo El Gobernador Matute Bravo envío
a las tropas quienes al llegar mataban a todo aquel que se
llamara Hernández o Fernández, mis tías vivian en Maracaibo, el
Milagro, Qta Valpinso, pero se encontraban en el mojan, para que
46
no las asesinaran los padres capuchinos tuvieron que
esconderlas en sótanos. Pasado un tiempo, a escondidas mis tías
pudieron llegar a Maracaibo, mi tía Francisca ( Pancha, ) cuantas
veces trato de venir a Caracas para hacerle la denuncia a Gómez
era bajada del autobús, por ordenes de Matute Bravo. Muerto
Gómez, mi tía Francisca pudo llegar a Caracas y en la plaza
bolívar, micrófono en mano, hizo pública la denuncia, el Gobierno
de LOPEZ CONTRERAS------
RESPONDER
11.
Unknown6 de junio de 2016, 11:12
Continuacion de lo anterior...
Cilio Hernández Larreal y Maritza Hernández Larreal, este
alcoholismo de mi padre fue la causa por la que mi tia-madre
Obdulia me trajera a Caracas y me criara. Confirmado por los
demás caciques y por el pueblo que Reyes era autor del los viles
asesinatos, fue capturado, se le quito a cabeza de un machetazo
y su cabeza fue colgada en la plaza, los zamuros se la comieron.
Llegada la noticia A Maracaibo El Gobernador Matute Bravo envío
a las tropas quienes al llegar mataban a todo aquel que se
llamara Hernández o Fernández, mis tías vivian en Maracaibo, el
Milagro, Qta Valpinso, pero se encontraban en el mojan, para que
no las asesinaran los padres capuchinos tuvieron que
esconderlas en sótanos. Pasado un tiempo, a escondidas mis tías
pudieron llegar a Maracaibo, mi tía Francisca ( Pancha, ) cuantas
veces trato de venir a Caracas para hacerle la denuncia a Gómez
era bajada del autobús, por ordenes de Matute Bravo. Muerto
Gómez, mi tía Francisca pudo llegar a Caracas y en la plaza
bolívar, micrófono en mano, hizo pública la denuncia, el Gobierno
de LOPEZ CONTRERAS------
RESPONDER
47
12.
Unknown7 de junio de 2016, 12:09
RESPONDER
13.
Gabriel Fortich23 de marzo de 2017, 12:32
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14.
william leal pushaina8 de noviembre de 2019, 11:42
48
-.Un Decreto del 20 de agosto de 1840, firmado por Carlos
Soublette, Vicepresidente de la República de Venezuela, fijaba
los requisitos indispensables en el trato entre criollos y guajiros y
señalaba las bases para la “reducción de los mismos”. El 22 de
octubre de 1842, José Antonio Páez, Presidente de Venezuela,
dictó el reglamento orgánico para fomentar el comercio con La
Guajira y la reducción de los indígenas. Mientras que los vecinos
de Sinamaica trataban, a través de sus gobernantes, controlar el
flujo de los indígenas que en sus límites se presentaban
49
“No debe omitirse la oportunidad de presentar al Gobierno un
proyecto de la mayor importancia para la civilización, progresos y
prosperidad de la Península Goajira: y consiste en que
poniéndose de acuerdo Venezuela y la Nueva Granada, se
levanten en una línea recta desde la punta del Eneal de
Sinamaica hasta la ciudad de Rio Hacha ocho casas fortificadas,
á distancia de dos leguas cada una, con suficiente guarnición y
artillería para resistir cualquier tentativa. Dicha travesía
comprende el espacio de 16 a 17 leguas Noroeste Sudeste y deja
cortada la Península y consiguientemente dominado todo su
territorio, la parte más poblada, rica y comercial: las tribus
indígenas o vivirían sometidas o tendrían que emigrar a la sierra,
resultando de ambos modos beneficios inmensos a ambos
Estados. Al Gobierno de Venezuela no pueden escaparse las
ventajas que reporta este vasto plan facilita grandemente la
comunicación con la Nueva Granada: estrecha las relaciones
entre los ciudadanos de las dos naciones: establece cambios y
permutas recíprocos entre estos, es decir, funda un comercio por
este lado; aparte de que la reducción de los indígenas se
efectuará sensiblemente por el trato y civilización que los
circunda; aparte de que el tráfico de los buques en las costas
goagiras sería protegido y regularizado; aparte, en fin, de que los
vecinos de Maracaibo apoyados por las diferentes casas
guarnecidas inundarían aquellas extensas llanuras, levantando
poblaciones y sosteniendo con ventaja el mercado goajiro. No son
de compararse los gastos de la empresa con sus ilimitados
beneficios” (A.H.Z. 1845, T. XVI, L. 12, F.185-186).
Ya vemos como este plan parte de la idea de que la población de
Maracaibo está ansiosa por poseer las riquezas que este
proyecto generaría. Sin embargo, posteriores acontecimientos
bélicos entre indígenas y criollos obligan a la organización de una
“expedición punitiva” contra los guajiros, teniendo dificultades
para conseguir el número mínimo de individuos con que
garantizar el éxito de la acción. Muchos de los candidatos a
formar parte de la expedición huían antes de verse con un
enemigo impredecible, dueño del territorio y diestro en el manejo
de las armas y flechas envenenadas.
50
“Y tratando de la conquista de los referidos yndios guajiros q.
Tantos daños hacen, y tienen cerrado el camino de Maracaybo a
dho Rio del Hacha, q. No se puede pazar sin una buena escolta, y
aun esta la suelen atacar según sucedió na ha mucho
conduciendo unos pliegos del Rey” (Moreno, 1984: 31).
Mientras los vecinos de Sinamaica sugerían medidas que
prohibieran el tráfico de los indios en su terreno, armados o no,
impidiendo su alojo en él, por lo que pedían mayor vigilancia en el
“desierto” que separa a las Guardias del mar.”
51
-Como pueden entender, el escritor escribe desde su punto de
vista, y además con los datos que le aportan los invasores, fíjense
que los supuestos indios “ que tanto daño hacen” que refiere lo
escrito anteriormente, son los habitantes originarios de estas
tierras, que trataban de defender su honor y permanecencia,
sometidos por el ejercito de ambos bandos realistas y
patriotas tanto del gobierno Colombiano y Venezolano, los
que eran capturados los alistaban al ejercito y los que no, huían a
las serranías o monte adentro, eran cazados cual animales de la
peor. tanto así,que crean leyes amparados por el poder del
gobierno nombrando jefes de fronteras en los limites impuestos,
guarniciones militares en las poblaciones o rancherías de los
wayuus, como pala^weipoü, Taiway le cambiaron el nombre a
santa teresa de las guardias de afuera, a la población de
Neimálüú, como Neima, a Kijout, como Cojoro a Walëërü como
Guarero, estos y otros sitios militarizados para someter y acabar
con los wayuus las mismas fueron utilizadas en años posteriores
como lugares de hacinamientos y centros de reclusion de los
wayuus vendidos como esclavos a las fincas del sur del lago de
Maracaibo, de esto trataremos mas adelante…
52
La villa de Sinamaica dependía para la fecha de su fundación del
Nuevo Reino de Granada, teniendo como punto más cercano a la
población de Río Hacha a cuya jurisdicción pertenecían; como las
comunicaciones eran difíciles y peligrosas por los ataques de los
indios, los habitantes del naciente pueblecito pidieron al Rey de
España fuera agregada la villa al territorio de Maracaibo, lo que
fue concedido por el Rey en real orden de fecha 12 de Agosto de
1790. En cumplimiento de ella y hechos los preparativos
consiguientes, se verificó la demarcación, entrega y reunión a la
provincia de Maracaibo el día 19 de agosto de 1792, siendo
ejecutado este mandato por el Brigadier Joaquín Primo de Rivera,
Gobernador y Comandante General de Maracaibo y su provincia.
53
llegar a sus cercanías descargan una lluvia de flechas sobre las
casas y los habitantes; cuando las tropas salen a defender el
pueblo, ya apenas se ve la nube de polvo de los veloces caballos
montados en pelo que se han puesto fuera del alcance de las
armas de fuego y esto se repite cuando menos se piensa. Los
jefes españoles hacen esfuerzos por terminar este estado de
cosas; el Gobernador Brigadier Joaquín Primo de Rivera enferma
y muere en Maracaibo.
54
de Maracaibo y Río Hacha; terminado el acto, los indios fueron
agasajados y regalados.
55
1798, y posteriormente los caciques Guajiros (Kucinas), Juliep
chapara y Majaracua combatieron contra las tropas venezolanas
que estaban al mando del general Rudecindo González, alias
Cachimbo jefe de fronteras en Sinamaica en 1887 en la pelea de
Caimare chico y el cacique José Dolores de la casta
Adpushana con gran influencia sobre otras castas, fue reconocido
por los gobierno de Colombia y Venezuela. tanto así que en la
guerra de los 1.000 días en Colombia, ósea en 1.901 a 1903 ,
José dolores armo tres escuadrones uno de Colombianos una de
venezolanos y otra de guajiros ,y cuando la batalla de Carrazua
cerca del río ranchería en río de hacha, donde el general
Cipriano Castro siendo entonces presidente de Venezuela envío
3.000 venezolanos a pelear junto a los liberales colombianos a
quienes apoyaba en contra de los conservadores , y cuando el
general Dávila , venia derrotado por las márgenes del río
ranchería el cacique José Dolores le salio al paso con 500 indios
y le completo la derrota porque según el cacique José Dolores los
revolucionarios liberales colombianos le habían comido muchos
ganados de su propiedad”
56
sobre la situación de cacicazgo en la Guajira es explicable, desde
tiempos de colonia utilizaron los invasores esta figura, para ganar
adeptos y poder someter a los nativos, y no es que los wayuu
obedecían a un cacique, es mas, este termino es desconocido
para nosotros, anoto esto es para que el natural y el extraño
entienda que en la Guajira no existe la figura de cacique, pero
veamos que dicen los historiadores sobre este tema ;Antonio de
Arevalo (1776), anota en sus “diario de operaciones del 12 de
mayo de 1773. “No hay en ellos cacique ni señor por vínculo ni
elección, y sólo lo es el que posee mayor caudal, como el que hoy
tiene el llamado Capaurinche* o Toribio [...]”.(* kapüläinshii,
“influyente”)
Joseph Galluzo en su escrito “marina y milicias” (santa fe de
bogota), describía con los siguientes términos al líder nativo
Antonio Paredes: “Por ser este indio el más rico de toda la nación
guajira los tiene a todos acobardados, porque cuando se le antoja
llama a muchos de los indios pobres que habitan en Chimare [...]
tiene diez y ocho barriles de pólvora holandesa, y con esta
cortedad dice que no hay más rey que él”
Siguamos indagando en la historia escrito sobre el cacicazgo en
la guajira, el escritor José polo acuña (Barranquilla 1999)
escribe;” Ya desde mediados del siglo XVIII las autoridades reales
acudieron al “cacique mayor de la nación guajira”, Cecilio López
Sierra, figura “creada” por ellos para que les sirviera de enlace
con los poderosos apüshis de la Alta Guajira que aún no habían
57
sido “sometidos”. López Sierra era un rico y prestigioso mestizo,
hijo de un funcionario y comerciante de Riohacha y una india
“noble”, emparentado además con los jefes nativos del norte de la
península. Esta situación fue aprovechada por las autoridades
hispanas para nombrarlo “cacique”, cargo que no dudó en aceptar
dadas las expectativas de lucro que podía obtener: por un lado,
se entendía con el poder hispano aceptando en la letra las
recomendaciones de sus funciones, pero por otro participaba en
las actividades contrabandistas con sus congéneres de la Alta
Guajira. Estos últimos también aprovecharon sus lazos paténtales
con López Sierra para sacar provecho del trato ilícito y hacerse
más fuertes. Tales fueron los casos de los llamados “Caporinche”,
“Antonio Paredes”, “Pablo Majusares”, “Arguasi” y “Yaurepara”. Al
lado de López Sierra las autoridades hispanas designaron a
“sargentos”, “capitanes” y “tenientes” nativos, entre otros, para
que cumplieran las mismas funciones del “cacique mayor” pero
con apüshis menos poderosos, y que a su vez tenían que
entenderse con López Sierra. Estos individuos igualmente
estuvieron envueltos en escándalos de corrupción y disputas con
el liderazgo tradicional wayúu, pero también sacaron provecho de
su “cargo” para enriquecerse en la esfera del contrabando.
58
redes genealógicas y de afinidad en nombre de una casta o
eirruku.
59
CIUDADANO WAYUU. Luis Fernandez alias Chiouk.
En el caso colombiano es conocido el del cacique José Dolores,
de la casta Adpushana, quien en repetidas ocasiones fue
reconocido por los gobiernos de Colombia y Venezuela como
interlocutor válido entre ellos y los indios guajiros. Dolores
participó en la Guerra de los Mil Días al lado de los
conservadores, propinando una derrota al general José Antonio
Dávila, enviado del Presidente Cipriano Castro en ayuda de los
liberales en Colombia. Recibió, al igual que el “chioco”,
distinciones de los presidentes Cipriano Castro y Rafael Reyes.”
60
de los extranjeros invasores y estos a su vez le entregaban
armamento y ganados para que estas parcialidades para
utilizarlas para sus nefastas intenciones, el revolucionario tan
temido por ellos el gran Juliep chaparra
“Juuweechipaläa” satanizado por defender sus posesiones y
territorio y asesinado por el “Cachimbo” en Kaimaalü (caimare
chico en 1887), gracias a estos hermanos Kucinas, muchas veces
confundidos con los wayuus, pero su bravura y determinación fue
esencial para mantener la soberanía del wayuu sobre su territorio,
pero sigamos revisando lo que dicen los historiadores sobre este
particular.;
En 1874, Rafael Benítez mencionó a los siguientes clanes con
algunas de sus características más importantes, incluyendo su
ubicación, que vale la pena citar ;
61
diseminados por toda la península constituyendo pequeños
grupos (parcialidades, apüshis) vinculados por relaciones de
parentesco. Cada parcialidad como veíamos ocupaba un
determinado territorio y tenía su líder independiente y autónomo,
por lo que no se puede pensar en la existencia de una jerarquía
central que agrupara políticamente a todos los apüshis, si bien
entre ellos había alguna asimetría económica que podía
traducirse en una mayor capacidad de respuesta frente a las
políticas hispanas.
El papel del cacique general era servir de puente entre los indios
y las autoridades hispanas, velar por el buen desempeño de los
pueblos y sitios nativos e impedir cualquier tipo de desorden en el
seno de la comunidad. A la creación de esta figura política le
hemos hecho un seguimiento documental que permite describir
su embrionaria trayectoria desde 1696, cuando Juan de
Amuscotegui y Luisa de Velasco fueron bautizados en Riohacha
por el obispo de Santa Marta, Antonio Monroy y Meneses. Estos
indios eran considerados “[…] como los principales y cabezas de
todos los demás indios de esta jurisdicción, los cuales vinieron
con once hijos y sobrinos suyos […]” De su desempeño como
62
“cacique” no hemos encontrado evidencia documental en el
Archivo General de la Nación (Bogotá), sin embargo, la sucesión
entre éstos y Cecilio López Sierra, cacique mayor de la nación
guajira hacia 1720 está comprobada.
63