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Reques, R. (2014). Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.

Salvador, A., Martínez-Solano, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.


http://www.vertebradosibericos.org/

Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus Wolterstorff, 1905

Ricardo Reques
Estación Biológica de Doñana (CSIC)

Versión 31-10-2014

Versiones anteriores: 17-04-2007; 18-12-2007; 25-03-2008; 31-03-2009; 24-07-2014; 17-10-2014

© R. Reques

ENCICLOPEDIA VIRTUAL DE LOS VERTEBRADOS ESPAÑOLES


Sociedad de Amigos del MNCN – MNCN - CSIC
Reques, R. (2014). Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.
Salvador, A., Martínez-Solano, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.
http://www.vertebradosibericos.org/

Origen
El género Triturus podría haber aparecido durante el periodo Eoceno, donde se encuentran
restos de ejemplares con características algo diferentes a las especies actuales (Hecht y
Hoffstetter, 1962; Milner et al., 1982). Posteriormente, entre los periodos Eoceno y Oligoceno
(hace unos 40 millones de años) se pudieron diferenciar los géneros Triturus (Neotriton) y
Lissotriton (Paleotriton) según algunos análisis morfométricos (González y Sanchiz, 1986). El
registro fósil claramente atribuible al género Triturus, se remonta a los periodos Mioceno y
Plioceno con formas similares a las actuales (Estes, 1981). Se ha estimado que a finales el
Mioceno se produjo la divergencia de Triturus pygmaeus (y T. marmoratus) de otros grupos del
género Triturus (Carranza y Amat, 2005).
Este taxón ha sido tradicionalmente considerado como una subespecie de Triturus marmoratus
que se distribuye por el oeste de Francia y norte de la Península Ibérica; sin embargo, algunos
estudios morfológicos, osteológicos, inmunológicos y enzimáticos ponían en evidencia
diferencias importantes similares a las encontradas entre otras especies del género Triturus
(Dorda y Esteban, 1986; Busack et al., 1988), lo que sugirió que deberían ser consideradas
especies diferentes (García-Paris et al., 1993). Posteriormente, estudios más finos basados en
la caracterización molecular de individuos pertenecientes a zonas de contacto de los dos
taxones (sierras de Guadarrama y Gata en el Sistema Central), revelaron claras diferencias
específicas (García-Paris et al., 2001). Las diferencias morfológicas encontradas entre ambas
poblaciones coincidían con las diferencias encontradas en los patrones de corte obtenidos en
una región del citocromo b del ADN mitocondrial con la enzima de restricción MVN-1 (García-
Paris et al., 2001). Por todo ello, en la actualidad se consideran especies diferentes.
El proceso de especiación que separó las especies T. pygmaeus y T. marmoratus se produjo
hace aproximadamente 1,7 millones de años, a comienzos del Pleistoceno (Carranza y Amat,
2005). La distribución actual de ambas especies podría indicar que el Sistema Central, el río
Tajo o ambos podrían haber actuado como barrera geográfica interrumpiendo el contacto de
ambas formas y diferenciarse posteriormente por procesos de vicarianza (Carranza y Amat,
2005).
La distribución de T. marmoratus y T. pygmaeus en 25 sitios acuáticos de reproducción en la
zona de Caldas da Rainha (centro oeste de Portugal) es parapátrica, sin poblaciones
mezcladas ni híbridos interespecíficos lo que demuestra que están genéticamente aisladas y
tienen estatus de especie (Themudo y Arntzen, 2007a).1
En la región litoral de Portugal el flujo de genes es unidireccional desde T. pygmaeus hacia T.
marmoratus. El río Tajo no supone una barrera efectiva para el flujo de genes de T. pygmaeus.
La Sierra de Gata podría representar una barrera pues allí es donde es menor el flujo de genes
(Espregueira Themudo et al., 2012)4.

Descripción del adulto


Este urodelo de mediano tamaño posee una cabeza algo más larga que ancha y ligeramente
aplanada dorso-ventralmente. Desde la base del tronco se va estrechando levemente hasta la
altura de los ojos, donde empieza la mandíbula que es corta y redondeada. Los ojos son algo
prominentes y tienen una pupila circular de color negro e iridiscencias metalizadas de colores
amarillos, dorados o cobrizos con puntos y pequeñas manchas negras. Las glándulas
parotídeas y el pliegue gular son patentes.
La cabeza es algo más ancha en hembras que en machos (en individuos pertenecientes a
varias poblaciones de Sierra Morena Central: anchura de cabeza de machos: 9,24 ± 0,45 mm
(n = 35) y de hembras: 10,17 ± 0,61 mm (n = 26) (R. Reques, datos no publicados).
Las extremidades son relativamente largas y delgadas y terminan en dedos también largos y
sin membranas interdigitales o palmeaduras.
La piel cuando están en tierra es algo áspera y rugosa pero en el agua se vuelve brillante y
algo más tersa. El color del dorso es verde con manchas entre negras y marrones de formas y
tamaños irregulares que con frecuencia se fusionan. Presentan un fino granulado y punteado
negro que puede llegar a ser rojo oscuro, especialmente cerca de la cabeza. El color verde del
dorso con frecuencia pasa a ser pardusco al llegar a la zona de contacto con el vientre. Una
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línea muy característica aparece en el centro de la zona dorsal. En hembras e individuos


jóvenes es de color naranja más o menos intenso. Los machos presentan una línea que alterna
colores oscuros y anaranjados que, en la época de celo, despliegan formando una cresta.
La cola es aproximadamente igual de larga, o algo menor, que la longitud de la cabeza y
cuerpo juntos. Su sección en la base es ovalada y se va comprimiendo lateralmente
haciéndose más aplanada para terminar en punta. La base de la cola está recorrida por una
banda oscura seguida de otra banda clara, de color blancuzco o casi plateado que puede tener
algún punteado negro y por encima de ésta continúa el diseño verde jaspeado de negro del
dorso.
La zona ventral es de color blanquecino, amarillento con tonos anaranjados o grisáceos con
manchas negras y blancas. Las machas oscuras ventrales son de mayor tamaño en los
machos que en las hembras, especialmente en los flancos. Este patrón de coloración se
presenta desde la cloaca hasta el extremo del hocico, incluyendo la zona gular (Herrero et al.,
2003;3 García-París et al., 2004).
Se ha citado en Jimena de la Frontera (Cádiz) un macho parcialmente albino (Romero y Real,
2007).2 Se ha encontrado en una charca de los alrededores de La Barca de la Florida (Cádiz)
una larva completamente albina (Busack, 2014)5.
Las hembras son de mayor tamaño que los machos. La longitud total oscila entre 90 y 125 mm
(García-Paris et al., 2004) aunque pueden llegar a alcanzar los 140 mm (González de la Vega,
1988). Hay una variación de tallas entre poblaciones, siendo las de Doñana, las de menor
tamaño. La longitud corporal media es 42,3 mm (75,6 mm de longitud total) en machos y 43,9
mm (79,0 mm de longitud total) en hembras (Díaz Paniagua, 1996). En el apartado que trata
las variaciones geográficas de esta especie se dan más detalles sobre los tamaños
encontrados en diferentes poblaciones.
Durante el periodo de reproducción se producen cambios morfológicos que son especialmente
patentes en los machos. En ambos sexos el color de la piel es más brillante y los pliegues
labiales se desarrollan más (Salvador, 1974). Las hembras, de mayor tamaño que los machos,
presentan una cloaca anaranjada y de menor tamaño que la de los machos (Figura 1). Cuando
están en el periodo de vitelogénesis su abdomen se abulta y es fácil de observar los ovocitos
por transparencia (Reques, 2000). Los machos, más estilizados que las hembras, desarrollan
una cresta dorsal prominente y continua hasta la cola (con una ligera inflexión marcada en la
zona pélvica) en la que se alternan en bandas estrechas de color negro y de color claro
blancuzco o amarillento (Figura 2). En los machos las manchas oscuras del vientre son de
mayor tamaño que las de las hembras. La cloaca es muy abultada y de color oscuro, casi
negro. Este color se extiende a lo largo de toda la base de la cola que se hace más ancha.
Paralela a esta franja, discurre otra de color claro y por encima otra estrecha franja con el
mismo diseño dorsal incluyendo la cresta. En la Tabla 1 se describen algunas variables
morfológicas medidas en una población de Sierra Morena Central y su relación con el peso de
los individuos.

Tabla 1. Variables morfológicas medidas en una población de Sierra Morena Central y su


relación con el peso de los individuos. Media, desviación típica (DT), correlaciones de
Spearman (rs) y probabilidad asociada (P) en un total de 35 machos respecto al peso (Peso x =
5.128 + 0.926; N=35); R. Reques, datos no publicados.
Media DT rs P
Longitud hocico-cloaca 56.686 4.761 0.5424 0.0016
Altura de la cresta 3.708 0.507 0.6109 0.0004
Anchura de la cola 12.667 0.662 0.7669 0.0041
Anchura de la cloaca 6.047 0.558 0.7217 0.0069
Anchura del cráneo 9.243 0.448 0.6301 0.0184
Longitud del húmero 7.613 1.126 0.6716 0.0120

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Figura 1. Diferencias entre las cloacas de hembras (izquierda) y machos (derecha). © R.


Reques.

Figura 2. Tritón pigmeo macho en celo. Pueden observarse las crestas completamente
desarrolladas, el abultamiento de la cloaca y la anchura de la cola. Individuo de una población
de la Sierra del Aljibe, Cádiz. © R. Reques.

Descripción de huevos y larvas


Los huevos son de color blancuzco o amarillento rodeados de una capa gelatinosa
transparente. Las hembras los ponen individualmente en hojas de plantas sumergidas
envolviéndolos con ayuda de sus patas traseras.
Cuando se desprenden de la envoltura del huevo, las larvas miden entre 5 y 11 mm. En ese
momento son de color claro, blancuzco o amarillento con finos punteados negros que
generalmente conforman líneas longitudinales. Presentan unos finos filamentos a ambos lados
de la cabeza llamados balancines que sirven para mantener el equilibrio en la natación,
branquias poco desarrolladas y los dos miembros anteriores igualmente poco desarrollados
(González de la Vega, 1988; Salvador y García-Paris, 2001; Grossenbacher, 2004;3 Díaz
Paniagua et al., 2005).
A los pocos días desaparecen los balancines y se forma una cresta dorso-caudal que empieza
detrás de la cabeza y que se ensancha hacia atrás con unas manchas oscuras y redondeadas.
Esta cresta, que es traslúcida moteada con manchas oscuras, se prolonga hacia la cola que
termina con un filamento en el extremo. En este momento las branquias también crecen y se
hacen plumosas, así como las patas, desarrollándose primero las anteriores y progresivamente
las posteriores. Las extremidades son finas y largas y terminan en unos característicos dedos
largos. Con cierta frecuencia pueden sufrir amputaciones de estas partes que son las más
expuestas por ataques de depredadores u otras larvas de tritón en luchas territoriales.
Se han descrito individuos con características neoténicas (Gutiérrez Titos et al., 2007; Ceacero
et l., 2010; Fuentes et al, 2011).
Antes de alcanzar la metamorfosis, van adquiriendo una coloración oscura y el jaspeado
característico de su forma terrestre. Los juveniles tienen un color brillante con un verde muy
vivo y una línea naranja muy marcada en el dorso.

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Figura 3. Huevos de tritón individualizados en hojas de plantas sumergidas. © R. Reques.

Figura 4. Embrión de tritón en el envés de una hoja con forma lanceolada. © R. Reques.

Figura 5. Embrión con restos de envuelta gelatinosa justo antes de desprenderse de ella y
pasar a tener una vida nadadora. © R. Reques.

Figura 6. Detalle de larva de tritón al desprenderse del huevo: a) balancines; b) branquias y c)


miembros anteriores. © R. Reques.

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Figura 7. Larva de tritón pigmeo en la que pueden apreciarse algunos de los rasgos
definitorios. © R. Reques.

Figura 8. Aspecto del una larva de tritón pigmeo en el agua, donde pueden apreciarse las
branquias desarrolladas, los largos dedos de las extremidades delanteras y la cola terminada
en punta. © Ricardo Reques.

Figura 9. Juvenil de tritón a los pocos días de haber pasado la metamorfosis. © R. Reques.

Características genéticas
Se han caracterizado 13 loci microsatélites polimórficos (Albert y Godoy, 2011)4.

Variación geográfica
Existen diferencias en cuanto al tamaño de individuos adultos entre poblaciones así como en el
diseño y patrones de coloración dorsal y ventral. En Doñana tanto los machos como las
hembras tienen un tamaño menor (Tabla 2). Precisamente, en la población de Doñana se han
encontrado pequeños cambios en los pares cromosómicos 12 y 10 (García-Paris et al., 2004),
siendo éstas las únicas diferencias encontradas en los patrones de bandeado cromosómico
hasta el momento.
Otros estudios filogenéticos se han realizado en Portugal, encontrando diferencias entre las
poblaciones de Mora y Zebreira (Sequeira et al., 2006).
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Tabla 2. Variación de tamaño (longitud total media en mm.) entre localidades para machos y
hembras.
Localidad Machos Hembras Referencia
Gerena (Sevilla) 103 109,8 Dorda y Esteban, 1986
Castro Marim 91-128 90-119 Caetano y Castanet, 1993
Los Barrios (Cádiz) 106,5 116,5 García-Paris et al. 1993
Sierra Morena Central (Córdoba) 108,8 (n= 35) 126,2 (n= 26) Reques (datos no publicados)
Huelva (excepto Doñana) 90-140 González de la Vega, 1988
Doñana 75,6 (n= 130) 79 (n= 156) Díaz-Paniagua et al. 1996

También se han descrito diferencias en el patrón de diseño dorsal en poblaciones de Cáceres,


Ciudad Real, Toledo y Madrid con pequeñas y abundantes manchas redondas de color negro
sobre fondo verde que nunca llegan a fusionarse. Además, estas poblaciones presentan
hocicos más redondos y dedos relativamente más cortos que el resto de las poblaciones de
tritón pigmeo descritas (García-Paris, 2004).
Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 18-12-2007; 2. Alfredo Salvador. 25-03-2008; 3. Alfredo Salvador. 31-03-
2009; 4. Alfredo Salvador. 24-07-2014; 5. Alfredo Salvador. 31-10-2014

Hábitat
Hábitat de reproducción
Para reproducirse utiliza charcas temporales, fuentes, acequias y arroyos con poca corriente.
También puede encontrarse en canteras y en piscinas abandonadas. En general, prefiere
zonas bien conservadas y con abundante vegetación acuática. Puede reproducirse tanto en
medios acuáticos temporales como permanentes, si bien en estos últimos, cada vez es menos
frecuente debido a la introducción de especies foráneas que depredan sobre huevos y larvas
(cangrejo rojo americano, gambusia, etc.). Esta presente desde zonas cercanas al nivel del mar
(por ejemplo en el cabo de Trafalgar) (Reques, 2004) hasta unos 1.500 m de altitud en la Sierra
de Segura (García-Cardenete, et al., 2003).
No parece que exista una relación con el tipo de sustrato ni con la cobertura vegetal arbórea.
Se encuentra en alcornocales, encinares y quejigares así como en dehesas, zonas de matorral
y pastizales (García-Paris, 2004).
En Doñana se localiza en zonas arenosas de matorral de monte blanco y monte negro pero
está ausente en la marisma (Díaz Paniagua et al., 2005). T. pgymaeus es una especie que se
reproduce en el 55% de las charcas de Doñana. Su presencia está asociada a ecosistemas de
arenas húmedas estabilizadas a mayor altitud (Gómez-Rodríguez et al., 2012)2.
En Cádiz se han observado en charcas interdunares del Cabo de Trafalgar y en distintos
puntos de las sierras en las que predomina el alcornocal (Reques, 2004). Está presente en
muchos puntos de Sierra Morena donde predominan zonas de bosque y matorral mediterráneo
con predominio de encinas así como en pinares de repoblación.
En las estribaciones de Sierra Morena cercanas a Gerena se han encontrado poblaciones en
medios acuáticos semipermanentes y temporales pertenecientes a antiguas canteras. Díaz
Paniagua (1979) hace una descripción de 12 pozas de distintas dimensiones tanto desde el
punto de vista biótico (especies vegetales) como abiótico (análisis químicos del agua). Una
caracterización similar de algunas charcas de Cádiz es descrita en Reques (2002). La
presencia de vegetación acuática en los lugares de reproducción parece importante para esta
especie. Algunas plantas con hojas planas y finas que quedan inundadas son utilizadas para
realizar las puestas. En Doñana se han encontrado huevos en las hojas de Mentha pulegium
en zonas sumergidas cercanas a la orilla (Díaz-Paniagua et al., 2005). También han sido
observadas puestas en plantas del mismo género en todas las provincias de Andalucía en las
que esta especie está presente, así como en otras plantas de hojas lanceoladas (R. Reques,
datos no publicados, Figura 10).

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Figura 10. Grupo de plantas sumergidas en las que se pude apreciar las hojas dobladas en
muchas de ellas donde hay huevos de tritón jaspeado pigmeo. En la fotografía de la izquierda
el limbo de las hojas tienen forma ovada (género Mentha) y en la derecha lanceolada. © R.
Reques.

En verano se han observado juveniles bajo piedras del lecho de una charca temporal seca, con
una longitud total media de 33,8 mm (rango= 23 – 46 mm; n= 45) (Romero y Real, 2008)1.
Hábitat de invernada
Se ha observado a adultos saliendo de las raíces de olivos en el mes de diciembre en una
localidad de Sevilla tras las primeras lluvias después de seis meses (Moya y Busack, 2014)3.

Abundancia
En la parte occidental de su distribución la especie llega a ser localmente abundante aunque
parece que la tendencia general marca una regresión generalizada de sus poblaciones. Se han
constatado fuertes recesiones poblacionales en la última década y han desaparecido de
muchos lugares donde antes eran frecuente (Reques, 2000; Pleguezuelos y Feriche, 2003).
Además, las poblaciones suelen estar muy fragmentadas (Reques, 2002). La reducción de
poblaciones basada en comparación de datos de las tres últimas generaciones se estima algo
superior al 30% y parece que la tendencia es a aumentar esta reducción en los próximos años
con los cambios de uso de suelo que se están produciendo, al menos en Andalucía (Reques et
al., 2006). Muchas poblaciones conocidas con anterioridad en Ciudad Real y Toledo han
desaparecido y es muy escasa su presencia en Albacete (García-Paris, 2002).
Las poblaciones aisladas por fragmentación de hábitat no difieren genéticamente de los
núcleos principales lo que indica que este aislamiento ha ocurrido recientemente (García-Paris,
2002).
En áreas bien conservadas de sierra los problemas de conservación que padecen son
similares a los del resto de los anfibios. Sin embargo, estos problemas se agravan en las
poblaciones más orientales. Las poblaciones más estables de tritón pigmeo dentro de
Andalucía se encuentran preferentemente en lugares naturales bien conservados. Esto puede
ser indicativo de la sensibilidad de esta especie a alteraciones de hábitat de distinta naturaleza,
por lo que se deben marcar objetivos de conservación que no sólo impliquen los medios
acuáticos sino también el entorno de éstos.

Estatus de conservación
Categoría Mundial IUCN (2006): Casi amenazada (NT) (Arntzen et al., 2004, 2006). Se justifica
por tener un declive significativo debido a la destrucción de hábitats en gran parte de su área,
pero probablemente a una tasa menor del 30% durante 10 años en toda su área (Arntzen et al.,
2008).1
Categoría en España: Vulnerable (VU) A2c (Pleguezuelos et al., 2002).
Categoría en Andalucía y criterios: Vulnerable (VU) A2ac+3c (Reques et al., 2006)
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La categoría de Vulnerable se justifica por la observación de unas tendencias de reducción de


varias poblaciones en los últimos años (Madrid, Toledo, Granada, Málaga y sur de Córdoba
principalmente) y la probabilidad de que dichas tendencias se haga extensibles a otras
poblaciones.

Amenazas
La amenaza más importante es la destrucción generalizada de hábitat, especialmente de las
charcas temporales. En el sur de Portugal y en el oeste de España las poblaciones están
afectadas por la depredación de cangrejos y peces introducidos. La urbanización de las zonas
alrededor de Madrid ha eliminado numerosas poblaciones. En el sur y este de España, la
sobreexplotación de recursos hídricos, la contaminación de zonas agrícolas y la introducción de
peces alóctonos y del cangrejo americano ha llevado a un declive severo de las poblaciones.
En Portugal la especie también está afectada por la desecación de charcas temporales
provocada por la agricultura intensiva (Arntzen et al., 2008).1
Hay una clara regresión de sus poblaciones y, muy especialmente, en la parte oriental de su
distribución. En la provincia de Granada ésta es especialmente acusada (Pleguezuelos y
Feriche, 2003). La pérdida de hábitats es la principal causa de extinción (en áreas fuertemente
transformadas como zonas agrícolas, urbanizaciones, etc.), seguida de la alteración de los
hábitats por sobreexplotación de aguas subterráneas y la contaminación por productos
agroquímicos. En Madrid la expansión urbanística es una importante pérdida de hábitats
favorables (García-Paris, 2002; Martínez-Solano, 2006).
Embriones de T. pygmaeus expuestos a nitrato amónico durante 25 días tuvieron una talla
menor en la eclosión (Ortiz-Santaliestra et al., 2007).1
En zonas bien conservadas de Sierra Morena, en Doñana y en las sierras de Cádiz, las
poblaciones parecen mantenerse en buen estado sin alteraciones notables en los últimos años.
Sin embargo, otras, con mayor presión por parte del hombre se están viendo afectadas de
forma negativa por el aumento de presión ganadera y por los tratamientos agrícolas. Los
hábitats cercanos a la costa gaditana están desapareciendo de forma acelerada. Este tipo de
hábitats para anfibios es muy escaso y vulnerable, quedando sólo algunas poblaciones muy
aisladas de tritón en algunas localidades muy concretas, como es el caso de las charcas
interdunares del cabo de Trafalgar (Reques, 2002).
Aunque no se han realizado estudios de seguimiento a lo largo del tiempo, el número de citas
de esta especie ha disminuido en grandes áreas de Andalucía desde 1985 (Reques et al.,
2006) lo que puede ser indicativo de la reducción de las poblaciones (el cómputo general de
citas para el total de especies de anfibios en Andalucía ha sido creciente en este periodo de
tiempo).
En la Tabla 3 se muestran las amenazas para este taxón tomando como base las propuestas
de amenaza de la UICN (Reques et al., 2006).
Entre las poblaciones más amenazadas de esta especie se encuentran las de Madrid en las
localidades de Alpedrete, Becerril de la Sierra y Colmenarejo (García-Paris, 2002). En Córdoba
las poblaciones de las sierras Subbéticas que, probablemente han desaparecido ya. En el sur
de Jaén, en los alrededores de Alcalá La Real hay poblaciones de gran valor que están
aisladas y muy amenazadas. En concreto, una población en la que se han descrito tritones con
características neoténicas está muy amenazada y puede desaparecer en poco tiempo (Fuentes
et al., 2011). Algo similar ocurre con las localizadas en la comarca de los Montes y en los
Llanos de Zafarraya, en Granada. Las poblaciones del borde septentrional de la Vega de
Granada corren un alto riesgo de extinción. En el límite de las provincias de Málaga y Granada
quedan igualmente poblaciones aisladas y amenazadas.

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Tabla 3. Amenazas encontradas para Triturus pygmaeus siguiendo el modelo propuesto por la
UICN
Amenazas Pasado Presente Futuro
1. Destrucción o alteración de hábitats (acción del hombre) x x x

1.1. Agricultura x x x
1.1.1. Cultivos x x x
1.1.1.3. x x x
Explotaciones
industriales
1.1.4. Ganadería x x x
1.1.4.3. x x x
Explotaciones
industriales
1.3. Extracción x x x
1.3.6. Extracción de aguas x x x
subterráneas

2. Especies invasoras (impacto directo en las especies) x x

2.1. Depredación x x
3. Captura x
3.5. Actividades culturales, científicas o x
recreativas

3.5.2. Comercio nacional x


4. Mortalidad accidental x x x
4.2. Colisión x x
4.2.2. Atropellos en carretera x x

6. Contaminación (afección a los hábitats y/o especies) x x x

6.1. Contaminación atmosférica x


6.1.1. Calentamiento global/ x x
calentamiento de los océanos

6.3. Contaminación en medios acuáticos x x x

6.3.1. Agricultura x x x
6.3.2. Doméstica x x
6.3.3. Comercial/ industrial x x
6.3.4. Otras no agrícolas x x
7. Desastres naturales x x x
7.1. Sequía x x x
7.2. Tormentas/inundaciones x x x
8. Cambios en la dinámica de especies nativas x x
8.2. Depredación x x
9. Factores intrínsecos x x x
9.1. Capacidad limitada de dispersión x x x
9.2. Escaso reclutamiento/ reproducción x x x
9.3. Alta mortandad juvenil x x x
10. Perturbación humana x x x
10.5. Incendios x x x

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Medidas de conservación
El tritón jaspeado pigmeo es una especie que puede ser especialmente sensible a las
alteraciones del medio terrestre que rodea a los lugares de reproducción; por tanto, las
medidas de conservación deben ir encaminadas a la salvaguardia no sólo del hábitat
reproductivo sino también de su entorno inmediato (Reques, 2000).
Para minimizar los efectos de la fragmentación de hábitat y mejorar el estado de las
poblaciones es necesario tomar medidas específicas de manejo y gestión. Estas medidas
deben basarse principalmente en la creación de nuevos hábitats reproductivos que puedan ser
utilizados para la conexión genética de poblaciones aisladas. Estos nuevos hábitats
reproductivos pueden ser pequeñas charcas de carácter temporal y con vegetación acuática
adaptada a estas fluctuaciones. Para que en estas charcas se establezcan nuevas poblaciones
es recomendable el cerramiento de las mismas para evitar la entrada de ganado, así como la
protección de un perímetro alrededor de la misma de zona no inundable con diferentes refugios
en los que el tritón pueda esconderse y alimentarse durante su fase terrestre. Estas sencillas
medidas contribuyen además a la conservación de otras especies de anfibios, invertebrados y
plantas acuáticas (Reques et al., 2006).
Deberían realizarse estudios de seguimiento de las poblaciones de tritón en toda su
distribución, pero muy especialmente en las zonas orientales. Sus lugares de reproducción
están en tal riesgo que precisan de urgentes programas de gestión orientados a su
recuperación.
Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 31-03-2009; 2. Alfredo Salvador. 24-07-2014; 3. Alfredo Salvador. 31-10-
2014

Distribución geográfica
Se trata de una especie endémica del cuadrante suroccidental de la Península Ibérica.
Comprende el centro y sur de Portugal y continúa hacia el interior por Extremadura y las
laderas meridionales del Sistema Central, sin llegar a sobrepasar este macizo montañoso,
Encuentra su límite norte en las sierra de Gredos, Montes de Toledo y Sierra de Guadarrama
donde algunas poblaciones están muy cercanas a charcas en las que se reproduce el tritón
jaspeado (Triturus marmoratus) si bien, no se han encontrado ambas especies en simpatría
estricta (García-Paris, 2004; Malkmus, 20042; Espregueira Themudo y Arntzen, 20082). El límite
oriental se sitúa en la sierra de Alcaraz-Segura y está ausente en la porción oriental de la
meseta manchega (García-Paris, 2002). En Andalucía se pueden diferenciar dos grandes
núcleos a ambos lados del río Guadalquivir. El primero comprende la provincia de Huelva,
norte por Sierra Morena y llega hasta las sierras de de Cazorla, Segura y Alcaraz. Está ausente
en el valle del Guadalquivir a excepción de algunas poblaciones amenazadas situadas en la
falda de Sierra Morena en la provincia de Córdoba y las asociadas a su desembocadura en el
Parque Natural y Nacional de Doñana. El otro núcleo de población, aislado del primero,
engloba la provincia de Cádiz y continúa por las sierras de Málaga donde comienza a ser
escaso. El límite oriental lo define la provincia de Granada, concretamente los términos
municipales de Deifontes y Colomera, la sierra de Zafarraya y Sierra Gorda. En la provincia de
Granada quedan poblaciones aisladas en los Llanos de Zafarraya, Sierras de Madrid y
Parapanda, Sierra Gorda y Colomera (Astudillo et al., 1997; Pleguezuelos y Feriche, 2003;
Reques et al., 2006). También hay poblaciones aisladas en Alcalá la Real, en la provincia de
Jaén. Hay citas en las sierras subbéticas cordobesas, pero estas poblaciones, de existir en la
actualidad, deben de estar al borde de la extinción (desde marzo de 1986 no se han vuelto a
encontrar larvas; R. Reques y M. Tejedo, obs. pers.).
En Portugal el límite de su distribución no está definido con precisión pero parece que se
encuentra en el valle del río Montego y entre los valles del Tajo y Zezere (García-Paris, 2004).
Está presente desde zonas cercanas al nivel del mar (por ejemplo en el cabo de Trafalgar)
(Reques, 2004) hasta unos 1.500 m de altitud en la Sierra de Segura (García-Cardenete et al.,
2003). Su distribución se encuentra dentro del dominio climático mesomediterráneo, con
temperaturas medias anuales de 12 a 16º C sin temperaturas muy extremas (García-Paris et
al., 2004).

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Reques, R. (2014). Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.
Salvador, A., Martínez-Solano, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.
http://www.vertebradosibericos.org/

T. pygmaeus muestra una elevada probabilidad media de detección en charcas en las que no
se detectó la especie, lo que evidencia unos altos niveles de fiabilidad de los datos de su
ausencia (Gómez-Rodríguez et al., 2012)3.
La distribución de T. pygmaeus y T. marmoratus en las zonas de contacto del oeste de
Portugal está modelada por la altitud, precipitaciones relativas máximas, número medio anual
de días de helada y permeabilidad del suelo. En el este de Portugal y zonas próximas de
España por la radiación solar anual media, y en España por la altitud, número medio anual de
días de helada, precipitaciones máximas en 24 h, permeabilidad del suelo y precipitaciones
relativas máximas (Arntzen y Espregueira Themudo, 2008).2
En el centro de Portugal T. pygmaeus parece estar expandiendo su área hacia el norte y
reemplazando a T. marmoratus, que solamente se encuentra en algunos enclaves (Themudo y
Arntzen, 2007b).1
Se han aplicado modelos de favorabilidad ambiental sobre la distribución de T. pygmaeus y se
han proyectado sobre tres periodos de tiempo entre 2011 y 2100 en un contexto de cambio
climático. Los modelos predicen reducción de las áreas favorables para T. pygmaeus y su
desplazamiento hacia el nordeste (Romero et al., 2014)3. Bajo escenario climáticos disponibles
para el siglo XXI, los modelos proyectan contracciones en la distribución potencial actual entre
un 11% y un 15% en 2041-2070 (Araújo et al., 2011)4.
Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 18-12-2007; 2. Alfredo Salvador. 31-03-2009; 3. Alfredo Salvador. 24-07-
2014

Ecología trófica
Los adultos se pueden alimentar tanto en tierra como dentro del agua. En tierra utilizan el olfato
y la vista para detectar sus presas que suelen ser insectos (larvas de coleópteros, adultos de
carábidos y curculiónidos, hormigas, etc.) (Díaz Paniagua et al., 2005) y otros invertebrados
terrestres (lombrices de tierra, babosas, arañas, etc.). Pueden atrapar presas de gran tamaño
con relación al de su cuerpo (Figura 11). Dentro del agua los tritones pueden alimentarse de
huevos, renacuajos y larvas de anfibios, larvas de insectos y de crustáceos (incluyendo
cangrejos de pequeño tamaño) etc. (Díaz Paniagua et al., 2005). En condiciones
experimentales se ha observado depredación de huevos de su propia especie (Pérez-
Santigosa et al., 2003; Marco, 2004).

Figura 11. Hembra de tritón pigmeo junto a una lombriz de tierra recién regurgitada. © R.
Reques.

Las larvas de tritón pigmeo se alimentan principalmente de zooplancton y de larvas de insectos


(Tabla 4). Generalmente, las larvas de esta especie cazan en la columna de agua a diferencia
de otros urodelos que son bentónicos Díaz-Paniagua, 1979).

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Reques, R. (2014). Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.
Salvador, A., Martínez-Solano, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.
http://www.vertebradosibericos.org/

Tabla 4. Dieta de larvas (en %) de Triturus pygmaeus estudiada en dos localidades diferentes.
Mérida (Rodríguez Doñana (Díaz- Paniagua, 1979;
Jiménez, 1985) Díaz-Paniagua et al., 2005)
Rotíferos 0,01
Moluscos Gasterópodos 3,02 0,3
Arácnidos Acarina 0,19
Crustáceos Cladóceros 17,43 70,7
Ostrácodos 16,64 4,8
Copépodos 50,27 16,78
Isópodos 0,86
Insectos Larvas de efemeróptero 0,44 10,12
Larvas de coleóptero 1,56 0,61
Larvas de díptero 7,6 4,58
Larvas de odonato 2,79
Heterópteros 0,11 0,09
Homópteros 0,34
Anfibios Larvas de urodelo 0,11

Biología de la reproducción
El inicio del periodo reproductor es variable dependiendo de la latitud, de la altitud y de las
condiciones hídricas de los lugares de reproducción. Generalmente la actividad de los tritones
comienza coincidiendo con las primeras lluvias otoñales observándose desplazamientos hacia
los lugares de reproducción. En Doñana se observan adultos en el agua en el mes de
noviembre y las puestas comienzan en diciembre (Díaz-Paniagua, 1979). Estas fechas
coinciden aproximadamente con las observadas en las provincias de Cádiz y Córdoba siempre
que las charcas u otros hábitats utilizados para la reproducción se hayan llenado de agua
(Reques 2000; 2002). En ambas provincias se han observado puestas desde el mes de
noviembre hasta el mes de marzo (R. Reques, datos no publicados.). Si los lugares de
reproducción no han retenido suficiente agua el inicio de la reproducción se puede retrasar
hasta los meses de febrero o marzo, al menos en la provincia de Córdoba. En Extremadura la
actividad se inicia igualmente con las primeras lluvias otoñales pero retrasan la reproducción
hasta el mes de marzo (Rodríguez-Jimenez, 1985).
En la provincia de Córdoba se ha observado que en determinados periodos del invierno en los
que baja mucho la temperatura del agua se interrumpe la actividad reproductora y los
individuos salen del agua (R. Reques, datos no publicados.).
El tritón pigmeo desarrolla un elaborado cortejo que ha sido descrito en detalle por Hidalgo Villa
et al. (2002) para una población de Doñana. En él se pueden distinguir tres fases: 1)
orientación, 2) exhibición estática y 3) deposición del espermatóforo. Las fases de orientación y
exhibición pueden alternarse entre sí varias veces. En total se han descrito nueve pautas
diferentes de comportamiento de cortejo para los machos y cinco para las hembras.
Pautas descritas en machos (Hidalgo-Villa et al., 2002; Díaz-Paniagua, 2005):
-Olfateo: El macho se aproxima a la hembra y acerca su hocico a la cabeza, los flancos o la
cloaca de la hembra.
-Exhibición: El macho se sitúa frente a la hembra, extiende la cola y, estirando las patas,
presenta a la hembra una vista lateral del cuerpo de manera que muestra la coloración
conspicua de la cola y de la cresta. Este comportamiento puede realizarlo mientras avanza
hacia la hembra intentando cortarle el paso para atraer su atención.
-Abanico lento: El macho realiza un movimiento lento y regular de la porción distal de la cola
que puede estar más o menos flexionada contra el cuerpo. Estos movimientos los realiza frente
a la hembra y puede detener y reiniciar el proceso varias veces.
-Látigo: Se trata de un movimiento repentino y brusco de la cola que realiza arqueando el
cuerpo y lanzando la cola hacia la hembra sin llegar nunca a tocarla. Esto crea una corriente
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Reques, R. (2014). Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.
Salvador, A., Martínez-Solano, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.
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de agua hacia la hembra.


-Flamenco: El macho se sitúa con la espalda y la cola hacia la hembra con la cabeza elevada y
los miembros extendidos. Eleva la cola formando un ángulo de entre 45 y 90º con el sustrato y
comienza a ondular lentamente la porción extrema de la cola.
-Serpenteo: El macho está situado delante de la hembra en la misma dirección y sentido y
comienza a alejarse lentamente con su cuerpo pegado al sustrato. Simultáneamente hace
ligeros movimientos ondulatorios con la cola mientras eleva su base, manteniendo el resto de
la misma paralelo al sustrato, y arrastra la cloaca.
-Temblor: Tras el “serpenteo”, el macho permanece de espaldas a la hembra y produce
movimientos espasmódicos de la cola en toda su longitud. La cola permanece poco elevada
respecto del resto del cuerpo.
-Deposición del espermatóforo: Con la cola elevada y formando un ángulo de 45º o más, el
macho libera el espermatóforo saltando un poco hacia delante. Esto se produce después de
que la hembra lo siga muy de cerca, llegando a tocar con su hocico el extremo de la cola del
macho.
-Señalización del espermatóforo: Justo después de la deposición del espermatóforo el macho
gira hasta situarse en posición perpendicular a la hembra de forma que el espermatóforo queda
situado entre ambos. Entonces el macho mueve el extremo de la cola en dirección al
espermatóforo creando un movimiento ondulatorio que provoca una corriente de agua hacia la
hembra. La hembra avanza lentamente mientras el macho se va desplazando hasta que se
ésta se sitúa sobre el espermatóforo y lo absorbe con la cloaca.
Pautas descritas en hembras (Hidalgo-Villa et al., 2002; Díaz-Paniagua, 2005):
-Atención: Durante el cortejo se considera que la hembra muestra un comportamiento de
atención hacia el macho cuando permanece inmóvil con la cabeza orientada hacia los
movimientos de la cola del macho.
-Olfateo: La hembra se aproxima al macho y acerca su hocico a la cabeza, los flancos o la
cloaca de éste.
-Abanico lento: La hembra realiza un movimiento lento y regular de la porción distal de la cola
que puede estar más o menos flexionada contra el cuerpo.
-Toque de cola: Durante el cortejo, mientras el macho ejecuta pautas como la de “flamenco”, la
hembra puede aproximarse con la cabeza ligeramente elevada y tocar la parte inferior de la
cola del macho. Esto suele ocurrir en estados avanzados del cortejo previos a la deposición del
espermatóforo.
-Recogida del espermatóforo: Cuando el macho ha depositado el espermatóforo y ejecuta la
pauta e “señalización del espermatóforo”, la hembra avanza lentamente colocándose encima
de éste y absorbiéndolo con la cloaca. En este proceso, la hembra toca con su hocico el flanco
o la cola del macho que está situado perpendicularmente a la hembra.
El cortejo suele iniciarse con un reconocimiento olfativo previo de los sexos para el cual los dos
individuos se aproximan y acercan su hocico a distintas partes del cuerpo de la pareja. En ese
momento el macho puede realizar movimientos de cola. Tras esta primera fase se inicia la de
exhibición en la que el macho se coloca delante de la hembra y ejecuta las pautas de “abanico
lento” y “latigazo” de forma repetida. La última fase culmina con la deposición del
espermatóforo por parte del macho y la absorción del mismo por parte de la hembra. En esta
fase el macho ejecuta las pautas de “flamenco”, “temblor” y “serpenteo” y la hembra responde
con contactos ocasionales en cola y flanco del macho. Una vez que el macho deposita el
espermatóforo, mediante la pauta “señalización del espermatóforo” el macho orienta a la
hembra hasta que esta se coloca sobre el paquete de esperma y se adhiere a su cloaca.
El cortejo puede ser interrumpido varias veces al tener que salir con cierta frecuencia a respirar
(R. Reques, datos no publicados), si bien tras esta interrupción generalmente vuelven a
sumergirse y a retomar el cortejo. En otros tritones se ha observado que la concentración de
oxígeno disuelto en el agua puede ser un factor que determina el tiempo de cortejo y afectar a
los patrones temporales del comportamiento sexual durante el cortejo (Halliday, 1977).

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Reques, R. (2014). Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.
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En esta especie se han descrito casos de interacciones entre machos durante el cortejo
(Reques y Halliday, datos no publicados). Para ello, se realizaron ensayos en condiciones
experimentales introduciendo dos machos junto a una hembra receptiva. De 22 ensayos
realizados se encontraron interacciones en ocho casos (36,36%). Las parejas de machos
diferían su tamaño corporal y en todos los casos en los que finalmente había deposición de
espermatóforo (3 casos, un 13,63% de las veces), éste fue depositado por los machos más
grandes y nunca por los menores. En estos ensayos se comprobó que los machos de mayor
tamaño eran los que más tiempo cortejaban a la hembra.
Interacción entre machos
Las pautas consideradas como interacción entre machos son básicamente tres (Reques y
Halliday, datos no publicados):
-Olfatear: un individuo se acerca a otro y huele el flanco o la cola o la cabeza.
-Movimiento de cola: tras el olfateo, pueden darse unos movimientos de cola semejantes a los
del cortejo, que pueden disuadir al oponente.
-Desplazamiento: unido al movimiento de cola, el macho agresor puede inducir un retroceso del
adversario acercándose mucho a él.
No se han observado ataques con mordiscos a los adversarios como los que describen
Zuiderwijk y Sparreboom (1986) para otras especies de tritones europeos.
El tamaño relativo de los machos está relacionado con el tiempo de interacción. Cuando los
tamaños de los individuos eran parecidos, el tiempo que interaccionaban fue mayor que
cuando las diferencias en tamaño eran grandes (Reques y Halliday, datos no publicados).
Una misma hembra puede recoger espermatóforos de diferentes machos antes de iniciar la
ovoposición (R. Reques, obs. pers. en condiciones de cautividad).
Puesta
La fecundación es interna por lo que las hembras han de seleccionar los lugares en los que
realizar la puesta. Para ello, buscan plantas sumergidas con hojas flexibles y suficientemente
anchas para dar cabida a un huevo, descartando las plantas con hojas finas y alargadas (Díaz-
Paniagua, 1986). Las hembras ponen los huevos individualmente en diferentes hojas doblando
después la misma para envolver el huevo. Este proceso es lento y la realización de una puesta
completa puede prolongarse durante varios días. Las especies de plantas Mentha pulegium y
Hypericum elodea fueron las más usadas para realizar las puestas en dos charcas temporales
de Doñana (Díaz-Paniagua, 1986b). No obstante, si las hembras no encuentran plantas
adecuadas pueden depositar los huevos aislados sobre la superficie de piedras o troncos (R.
Reques, obs. pers. en cautividad).
Díaz-Paniagua (1989) ha descrito el comportamiento de puesta. Las hembras olfatean las
hojas de las plantas sumergidas en la charca. Después de seleccionar el lugar, trepan sobre la
planta y apoyan las patas traseras en la hoja elegida hasta que consiguen doblarla, entonces
sitúan la cloaca en el centro de la hoja y depositan el huevo que queda pegado en el hueco de
la hoja. Este proceso dura unos 4.7 minutos y puede ser interrumpido para salir a respirar al
exterior. Las hembras de mayor tamaño realizan la ovoposición de manera más eficiente que
las de menor tamaño.
El número de huevos que pone una hembra oscila generalmente entre 148 y 382 (González de
la Vega, 1988). Dado el tiempo que invierte cada hembra en poner individualmente cada
huevo, la puesta completa puede durar de 75 a 90 días (Díaz-Paniagua, 1989).
Eclosión
También en condiciones controladas de laboratorio se ha estudiado la tasa de eclosión en
poblaciones de Doñana en tres momentos diferentes resultando ser de 36,4, 40,2 y 45,5 %
(Marco et al., 2005). La mayoría de los individuos que murieron detuvieron su desarrollo en el
estadio 33 de Harrison (1969) lo que está relacionado con un problema genético conocido
como síndrome de detención del desarrollo embrionario.
En condiciones de cautividad con temperatura entre 15 y 20 ºC la eclosión se produce a los 10
ó 15 días (González de la Vega, 1988).
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Salvador, A., Martínez-Solano, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.
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Desarrollo larvario
En Doñana el periodo larvario se inicia en enero y se prolonga hasta julio (Díaz-Paniagua,
1979) y en Extremadura desde marzo hasta julio (Rodríguez-Jiménez, 1985). En este periodo
se pueden superponer varias cohortes distintas. La duración del periodo larvario es de unos 3,5
meses (González de la Vega, 1988), aunque esto varía dependiendo de las condiciones
bióticas y abióticas de las charcas. En Huelva las larvas alcanzan la metamorfosis con una
longitud total de entre 37 y 56 mm (González de la Vega, 1988). En ocasiones el periodo
larvario puede prolongarse durante periodos de tiempo más largos.
Se han encontrado en una alberca de Alcalá la Real (Jaén) larvas de 60-98 mm de aspecto
neoténico, con branquias poco desarrolladas, mamelón cloacal abultado, cresta dorsal bien
diferenciada de la caudal, pigmentación contrastada y longitud relativa de los dedos como en
adultos (Figura 12) (Gutiérrez Titos et al., 2007; Fuentes et al., 2011)1.

Figura 12. Tritón con características neoténicas perteneciente a una población de Alcalá la
Real (Jaén). Se pueden observar los penachos branquiales junto a caracteres sexuales como
son al abultamiento de la cloaca y la cresta dorsal desarrollada. (C) J. Fuentes

En Fuente la Zarza (Jaén) se encontraron individuos pedomórficos con una longitud total media
de 74 mm (rango= 65,7-83,7 mm). Tenían coloración de adultos, cloaca protuberante y
extensión de las crestas dorsal y caudal como en adultos (Ceacero et al., 2010)1.

Estructura y dinámica de poblaciones


En Doñana los tritones más longevos estudiados se correspondían a hembras de 10 años y
machos de 9 años, teniendo el 50 % de las hembras y el 65% de los machos edades
comprendidas entre los dos y los tres años (Díaz-Paniagua et al., 1986). La madurez sexual en
esta localidad se alcanza en el primer o segundo año de vida (Díaz-Paniagua et al., 1996). Sin
embargo, en poblaciones del sur de Portugal se ha estimado que la madurez sexual se alcanza
a los cuatro años y la longevidad es de 11 y 12 años (Caetano, 1990, Caetano y Castanet,
1993).
Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 24-07-2014

Interacciones entre especies


Hibrida con T. marmoratus en zonas de contacto del norte de Portugal (Ver Origen).
Cuando coinciden con otras especies de urodelos en las mismas charcas puede existir una
competencia por el alimento. En algunas charcas coinciden con tritón ibérico (Lissotriton
boscai) y se han descrito diferencias específicas en las estrategias de depredación de las
larvas. Triturus pygmaeus suele cazar al acecho, ocultándose entre la vegetación en la
columna de agua (Díaz-Paniagua, 1979).

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Estrategias antidepredatorias
Las larvas de T. pygmaeus reducen sus niveles de actividad en respuesta a olores de alarma
de conespecíficos pero no a olores de depredadores (larvas de coleópteros) (Gonzalo et al.,
2012)2.

Depredadores
En condiciones experimentales se ha comprobado que los huevos de tritón jaspeado pigmeo
son depredados fundamentalmente por especies herbívoras como pueden ser las larvas de
sapo de espuelas (Pelobates cultripes) y los cangrejos rojos americanos (Procambarus clarkii)
que los consumen al ingerir las plantas de las que se alimentan. Otras especies depredadoras
de huevos son ditíscidos adultos (Cybister lateralomarginalis) y tritones adultos (Lissotriton
boscai y Triturus pygmaeus) entre otras especies (Pérez-Santigosa et al., 2003).Las larvas
también pueden ser depredadas por larvas de insectos acuáticos (distíscidos, odonatos, etc.),
cangrejos de río, gambusias y por otros urodelos (larvas de gallipato, salamandra y tritón y
adultos de gallipato y tritón) (R. Reques, obs. pers. en cautividad).
No hay datos específicos sobre depredadores de los adultos. No se ha observado depredación
de adultos en Doñana, lo que puede deberse a su toxicidad (Díaz-Paniagua et al., 2007)1.

Parásitos
No tenemos constancia de información sobre parásitos.
Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 31-03-2009; 2. Alfredo Salvador. 24-07-2014

Actividad
Hay poca información acerca de la actividad de estos tritones en la fase terrestre pero ésta
coincide con los periodos de lluvia (Díaz Paniagua, 1987).
Generalmente el inicio de la actividad anual de los tritones empieza con las primeras lluvias
otoñales, observándose desplazamientos hacia los lugares de reproducción. En Doñana se
observan adultos en el agua en el mes de noviembre y las puestas comienzan en diciembre
(Díaz-Paniagua, 1979). Estas fechas coinciden aproximadamente con las observadas en las
provincias de Cádiz y Córdoba siempre que las charcas u otros hábitats utilizados para la
reproducción se hayan llenado de agua (Reques 2000; 2002). En ambas provincias se han
observado puestas desde el mes de noviembre hasta el mes de marzo (Reques, obs. pers.). Si
los lugares de reproducción no han retenido suficiente agua el inicio de la reproducción se
puede retrasar hasta los meses de febrero o marzo al menos en la provincia de Córdoba. En
Extremadura la actividad se inicia igualmente con las primeras lluvias otoñales pero retrasan la
reproducción hasta el mes de marzo (Rodríguez-Jimenez, 1985).
En la provincia de Córdoba se ha observado que en determinados periodos del invierno en los
que baja mucho la temperatura del agua se interrumpe la actividad reproductora y los
individuos salen del agua (R. Reques, datos no publicados).
Durante el periodo estival, los adultos suelen estar inactivos al menos en el sur de la Península
Ibérica (Díaz-Paniagua et al. 2005).
La actividad diaria es fundamentalmente nocturna durante la fase acuática si bien ésta varía a
lo largo de la misma ya que, en su inicio, se muestran más activos tras la puesta de sol y las
primeras horas de la noche, mientras que, al avanzar esta fase, la actividad se prolonga
durante toda la noche (Díaz-Paniagua, 1989).

Dominio vital
No se conoce información sobre el dominio vital de esta especie.

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Reques, R. (2014). Tritón pigmeo – Triturus pygmaeus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.
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Patrón social y comportamiento


No suelen mostrar tendencia a agregarse los individuos. En la época de reproducción pueden
producirse interacciones entre machos mientras realizan el cortejo a las hembras (R. Reques y
T. Halliday, datos no publicados).
En la fase terrestre, tanto juveniles como adultos, pueden encontrarse juntos en los mismos
refugios (R. Reques, obs. pers.).

Bibliografía
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