Tipos de Actitudes Liricas y Sus Ejemplos

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Tipos y sus ejemplos

Existen tres tipos de actitudes líricas:

Actitud lírica enunciativa

El hablante lírico se adjudica una postura narrativa. El que recita lo hace


desde afuera, cuenta lo que le acontece al objeto lírico.

Este distanciamiento no implica una ruptura emocional entre el hablante


y el poema. El “yo poético” persiste, pero asume una actitud
descriptiva. El papel del hablante lírico en la actitud enunciativa es dar
forma al ambiente en el que el objeto lírico se desenvuelve.

A pesar de no ser el centro de la trama, al hablante lírico se le debe la


materilización del poema; por ende, este debe hacerse de todo recurso
que le permita manifestar a cabalidad la emoción que implican los versos
que recita.

Ejemplos

Ejemplo1

“Cabalgó los espacios con las dunas en el hombro,

animales azules de otras lunas le seguían el nombre,

las distancias.

Las calles le eran ajenas,

las casas

los caminos,
los juzgados,

los metales fuera del alma de la tierra.

Él iba lejos a despojarse de sí mismo,

quería devorarse,

hacerse olvido,

estaba harto y lúcido,

se había hastiado de su piel de hombre”.

Actitud lírica apostrófica

En este modo el hablante lírico asume una posición activa dentro del
discurso, forma parte del poema, se dirige a un sujeto poético esperando
una respuesta.

Esta presencia del hablante como voz lírica activa, como protagonista,
aumenta la intensidad del discurso dándole otra identidad.

La actitud lírica apostrófica, conocida también como apelativa, es uno de


los recursos poéticos más usados por los escritores. La interacción del
hablante con ese “algo” necesario abre una gama inmensa de
posibilidades líricas; la riqueza temática implícita es inconmensurable.

Es importante acotar que el objeto lírico no es estático, dado que puede


interactuar y responder. Esto da un dinamismo muy interesante a la
actitud lírica apostrófica.

Ejemplos

Ejemplo 1
“Garúa en la madera,

nada hará que esa carne vuelva al árbol.

Déjala cielo de termitas,

aserrín de asombro,

bosque tallado por la mano del ebanista,

algo bueno del no florecer,

del no volver a probar la sangre

del corazón de la tierra”.

Actitud lírica carmínica

De las tres actitudes líricas esta es la más intensa, la más personal. En


la actitud carmínica el sujeto alude a su interior. Se aprecia una
subjetividad profunda en la que, en un gran número de casos, el
lenguaje onírico es el protagonista.

La actitud carmínica es reveladora: manifiesta la fusión del hablante y el


objeto lírico para dar paso al “yo poético”. A pesar de que las tres
acciones tienen su importancia y grado de dificultad, es esta la que
requiere mayor entrega de parte del hablante lírico.

Ejemplos

Ejemplo 1

“Yo ya fui,

ya fui y me vine,
apurado por la noche,

porque no habría un mañana,

y se moriría el tiempo

y con él la luz prestada,

los acordes y las sombras,

y esa voz desesperada.

Yo ya fui,

ya fui y me vine,

no más versos moribundos,

no más tú y yo en la enramada.”

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