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tivamente capaz. Es el centro de todo: nmis de la mitad total del texto esa
en sus labios (quiza las dos terceras partes). ToDo el tiempo escenico es
suyo, a veces en compafifa, a menudo' solo. No llegarin a tres los minu-
tos que se ausenta. Sus acompafiantes son de tal manera estimulos o pare-
des de rebote que la obra tiende a parecer un mon6logo. Y el titulo pide
un dialogo... Confieso, con todo lo fascinante que resulta, en plan de
oficio puro, escribir un gran papel muy codiciable, me fastidia vagamente
la idea de ver un actor plantado en escena haciendo TODO lo que sabe
durante dos horas veinte minutos. Para el piblico, en cambio, resulta muy
gratificante y entre mas trucos y mafias le prodiguen, mas golosamente
los chupetea y absorbe. El texto casi nos muestra la deliberaci6n del re-
curso, la voluntad formal de la autora... Quedamos en el CASI: el enfo-
que tomrnado la justifica sobradamente y su mano que empuja sera im-
perceptible ya en el foro. Coartada perfecta, inobjetable. (O casi).
Los sianeses han sido operados antes de alzarse el tel6n: ya no estain
pegados, ni siquiera se parecen. Pero algo sali6 mal: no pueden real-
mente separarse y no soportan seguir juntos. Uno de ellos es definitiva-
mente malo (con muchos matices) mientras el otro es bueno en un estilo
algo uniforme de bondad, aunque con matices suficientes. IGNACIO es
humilde, generoso, protector, perdona facilmente, es leal, cariiioso y co-
municativo. LORENZO el aborrecible decide destruir mafiosamente a su
hermano y lo logra. Queda al final sentado sobre la tumba del otro, ha-
ciendose creer que esti muy complacido y que ha logrado cuanto se pro-
ponia. Pero no puede moverse ya de esa tumba: lo intuimos bien arrai-
gado en ella. Es muy notable como dos policias (representantes de las
Instituciones y copia casi realista de todas las policias de todo nuestro con-
tinente) ayudan a LORENZO en sus fines.
Hay un vago recuerdo del vizconde partido en dos, de Italo Calvino.
Vago recuerdo que en eso queda, y en afinidad temitica.
Algo curioso: el tratamiento es mucho mas realista que en El des-
atino, pero la sensaci6n de abstracci6n es mayor. La de hermetismo tam-
bidn. Por que? Ahora todo es mas explicito y, an6cdoticamente, tan cla-
ro como noticia de peri6dico. O como, digamos, la muerte de Abel por
Cain. (Se apunta medianamente la intenci6n cainita).
Y con esto va saliendo ya lo que ocurre: nos movemos en un terreno
mas amplio, no hay el pequefio margen del conflicto familiar, de lo edi-
pico y la psicologia de rutina. Lo cual es un gran progreso. Y hay ideas
mas importantes, temas evasivamente hondos se asoman y se van. No que
nos los propongan: Griselda Gambaro trata su material como buena dra-
maturga: lo obedece, lo sigue con humildad y perspicacia, le da pero
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recibe de 1l. Para decirlo en Artaud: "no se trata de traer ideas meta-
fisicas directarnente a la escena, sino lo que podria llamarse tentaciones,
corrientes de aire en torno a estas ideas. Y el humor con su anarquia, la
poesia con sus simbolismos y sus imagenes, proveen la noci6n b6sica de
como canalizar la tentaci6n de estas ideas".
La operaci6n quirtirgica dividi6 a los siameses, ilos dej6 en ese mar-
gen de comunicaci6n-incomunicaci6n, atracci6n-rechazo que es toda con-
vivencia? Se descubre aqui un matiz nuevo importante en el sobado tema
del aislamiento individual? iO los cirujanos separaron al Biel del Mal?
iO es esta la Operaci6n que nos separ6 a todos, a cada cual de los de-
nmis y del Todo? La dualidad, fuente del mal, el nimero dos enemigo
del Uno, de la Unidad, la Culpa Original, la Manzana en fin con su
ciencia del Bien y del Mal. Es 6sa la divisi6n de los siameses? No. Hay
las corrientes de aire en torno a las ideas tenemos la tentaci6n de pen-
sarlas. Pero la autora nos habla de esta concreta operaci6n de estos dos
siameses. Y por eso le creemos todo, y por eso vale y pesa la farsa. Acep-
tamos la compleja sencillez con que transcurre, nos reimos de su comi,
cidad, horripilante a veces, que puede no ser advertida por el simple lec-
tor del texto.
Pero hablemos de El campo. MARTIN es contratado como contador
de una curiosa instituci6n. Le dijeron tal vez que era un colegio: aquello
se parece mucho a un campo de concentraci6n nazi. Nunca tenemos lo
que se llaman pruebas legales de que lo sea. Ni sabemos en detalle lo
esencial de este sitio. Nos pasa como al personaje: recibimos evidencias,
ignoramos el modo de manejarlas. FRANCO, director de todo (llama la
atenci6n el nombre, por supuesto, rico en sentidos) es soberanamente di-
simulado de manera muy peculiar: crea mentiras transparentes para que
las aceptemos por voluntad propia de cegarnos. Pero tampoco podemos
ver con precisi6n la verdad (y mis nos vale). MARTIN sale del campo
acompafiado por EMMA, victima-colaboradora de la instituci6n. Y la rea-
lidad exterior ha cambiado: ALGO muy grave, semejante a lo que vimos
en El campo, esta empezando a ocurrir en gran escala...
Debemos situar los pies en el primer peldaiio: la obra semipertenece
(en forma superiorisima) a un genero que requiere oficio miximo: el
melodrama de terror. El thriller, en la esquemitica precisi6n del ingl6s.
En este nivel elemental, desaffo a que superen los efectos pavorosos de
la argentina. El campo es en verdad estremecedor, nos afecta con miedo
en forma muy seria. Muy probablemente nos reiremos, pero s61o para
romper el horroroso hechizo. Hay toda la primitiva, inevitable fascinaci6n
del cuento de espanto, se logra que el coraz6n nos lata a veces mas aprisa
NOTAS 633
EMILIO CARBALLIDO
University of Pittsbugh