Receptores
Receptores
Receptores
Alfa y Beta.
Complejo molecular que en las células del organismo recibe selectivamente la señal de la
adrenalina y noradrenalina, y responde transformándose en una respuesta celular
específica. Se clasifican en receptores alpha; (subdivididos en alfa-1 y alfa;-2) y receptores
beta (beta-1 y beta-2).
Los adrenoceptores alfa2 y beta2 están en contacto con las catecolaminas circulantes y
tienen, además, una localización presináptica en las terminaciones noradrenérgicas con
función inhibidora (alfa-2) o facilitadora (beta-2) de la liberación de noradrenalina. Existen
diversos fármacos que actúan sobre estos receptores, bien estimulando o bloqueando su
acción.
Serotonina.
Receptores ionotrópicos
receptores para AMPA (acido a-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico)
receptores para NMDA (N-metil-D-aspartato)
receptores para Kainato (ácido 2-carboxi-3-carboximetil-4-isopropenilpirrolidina)
receptores para Quisqualato (ácido a-amino-3,5-dioxo-1,2,4-oxadiazolidina-2-
propanoico)
¿Qué es la glicina?
Por mucho que el cerebro humano sea el conjunto de órganos del que surge la capacidad
para pensar racionalmente, lo cierto es que su funcionamiento no es nada racional. Por
ejemplo, las neuronas, que son quizás el tipo de células más importantes de esta parte del
cuerpo, funcionan gracias a los neurotransmisores, partículas químicas que suelen
circular por todo el organismo de manera bastante descontrolada.
Como aminoácido
Su estructura es muy simple, y de hecho puede ser sintetizada por el propio organismo,
algo que no ocurre con los aminoácidos esenciales. No es necesario ingerir dosis de glicina
incorporando a nuestra dieta alimentos que las contengan.
Como neurotransmisor
Una vez dentro del contexto del sistema nervioso, la glicina va circulando hasta quedar
insertada en ciertos receptores. Esta combinación hace que la glicina actúe como una
"llave" que desencadena ciertos procesos biológicos. Pero... ¿cuál es exactamente el
mecanismo de acción de esta sustancia?
El mecanismo de acción
La glicina tiene una clase específica de receptor que solo responde ante la presencia de
esta sustancia. Se trata del receptor de tipo GLyR. Una vez que se ha producido este
encaje, varias válvulas de la neurona en la que se encuentra el receptor empiezan a
trabajar de modo que entran iones de cloruro al interior de esta célula nerviosa.
Esto genera una respuesta en cadena que, dependiendo de las circunstancias en las que se
encuentre la neurona, hace que se produzca o no una etapa de despolarización, la cual
hace que un impulso eléctrico recorra toda la célula hasta que sus efectos llegan a otras
hendiduras sinápticas (los espacios en los que las neuronas se comunican entre ellas).
En lo que respecta a los diferentes procesos que realiza la glicina sobre las neuronas, las
principales son las siguientes.
2. Regenera tejidos
Al igual que otros neurotransmisores como el GABA, la glicina actúa en ciertas zonas del
cerebro contribuyendo a que entremos en un estado de relativa calma, es decir, ausencia
de estrés. Gracias a este efecto, la glicina hace que sea relativamente difícil entrar en un
estado de hiperactivación nerviosa.
GABA.
El rol del GABA es inhibir o reducir la actividad neuronal, y juega un papel importante en el
comportamiento, la cognición y la respuesta del cuerpo frente al estrés. Las
investigaciones sugieren que el GABA ayuda a controlar el miedo y la ansiedad cuando las
neuronas se sobreexcitan.
Por otro lado, los niveles bajos de este neurotransmisor se asocian a trastornos de
ansiedad, problemas para dormir, depresión y esquizofrenia. También se ha constatado
que las neuronas jóvenes son más excitables que las antiguas, y esto es debido a la
función que ejerce el GABA sobre las últimas.
El GABA Contribuye al control motor, la visión o regula la ansiedad, entre otras funciones
corticales. Existen distintos fármacos que aumentan los niveles de GABA en el cerebro y se
utilizan para tratar la epilepsia, la enfermedad de Huntington o para calmar la ansiedad
(por ejemplo, las benzodiazepinas).
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que aún se sabe poco de cuáles son las funciones
y procesos en los que interviene el GABA, y por lo tanto es precipitado dar por sentado
que su utilidad es simplemente la que he descrito. Además, este neurotransmisor
interviene en mayor o menor medida en otras dinámicas de comunicación entre neuronas
en las que otros neurotransmisores tienen un papel más relevante.
El GABA fue descubierto en 1950 por Eugene Roberts y J. Awapara, y desde entonces se
han llevado a cabo diversos estudios para conocer mejor su relación con los trastornos de
la ansiedad.
En las últimas décadas, las investigaciones sobre el GABA y las benzodiacepinas han sido
numerosas, básicamente para buscar tratamientos contra las alteraciones patológicas
del miedo y la ansiedad. Estos estudios han concluido que el GABA está implicado en
dichas emociones, pero no parece que su papel sea otro que el de modulador inhibitorio
de los otros sistemas de neurotransmisión como el de la noradrenalina.
Además, otros estudios también han aportado conclusiones interesantes respecto a como
el efecto de este neurotransmisor es capaz de reducir los efectos del estrés en los
individuos. En un experimento publicado el Journal of Neuroscience se demostró que
cuando los individuos realizan ejercicio físico de forma regular, el nivel de neuronas GABA
aumenta en el cerebro, lo que afecta al hipocampo ventral, una región del
cerebro vinculada a la regulación del estrés y la ansiedad. Otro estudio, esta vez llevado a
cabo conjuntamente por la Universidad de Boston y la Universidad de Utah, constató que
también se produce un incremento de este neurotransmisor en los practicantes de yoga.
Los receptores GABA probablemente son los más numerosos en el sistema nervioso de los
mamíferos. Se estima que están presentes en al menos un 30-40% de las células
nerviosas del cerebro de los humanos.
Existen tres tipos de receptores para el GABA: GABA-A, GABA-B y GABA-C. Este último es
considerado un subtipo del receptor GABA-A, y también recibe el nombre de GABA-A rho.
El receptor ionotrópico GABA-A, que está situado en la membrana plasmática del terminal
post sináptico, es el que se relaciona con las benzodiazepinas como el Diazepam (más
conocido como Valium), los barbitúricos o el alcohol. Es el receptor más conocido y está
compuesto de cinco subunidades polipeptídicas: α, β, γ, δ, ε, cada una con funciones
distintas.
Si quieres saber más sobre este receptor, en el siguiente vídeo se explica la estructura y el
funcionamiento del receptor GABA-A:
Los receptores ionotrópicos reciben este nombre porque están acoplados a un canal
iónico, que cuando se une el ligando a ellos el canal se abre y entra o sale un ion por el
canal. En el caso del receptor GABA-A entra cloro (Cl-), lo que produce la respuesta
inhibitoria. Su efecto es rápido pues solo hay que abrir el canal para producir la acción.
Por contra, los receptores metabotrópicos, como el GABA-B, son receptores más lentos y
están acoplados a proteínas G, que, concretamente en el caso de este receptor, conducen
a la activación de canales Potasio (K+) para la despolarización de la célula.
Receptores NMDA
Receptores Cannabinoides
A pesar del uso medicinal y recreativo de cannabis durante siglos, la identidad de su
principal constituyente psicotrópico permaneció desconocido hasta 1964, cuando Rafael
Mechoulam, Yechiel Gaoni, y Habib Edery, del Instituto de Ciencia Weizmann en Rehovot
(Israel), aislaron por primera vez Delta-9-tetrahidrocannabinol (THC). Posteriormente se
estableció que este compuesto es responsable de los efectos psicotrópicos de la planta.
Mas de dos décadas más tarde, se descubrió que el efecto psicotrópico se produce gracias
a la interacción de los cannabinoides con una serie de receptores específicos presentes
en las células nerviosas.
El THC es el ligando principal de ambos receptores teniendo una afinidad más elevada
para CB1 que para CB2.[4]
Hoy en día sabemos que existen varios otros receptores relacionados con el sistema
endocannabinoide como son por ejemplo los receptores metabotrópicos GPR55,
GPR119, GPR18 y los receptores vaniloides de potencial transitorio (TRPV).[5]
RECEPTORES CB1
Receptores 5-HT1A
Los GPR podrían representar un puente entre el sistema inmune, el sistema nervioso y el
sistema endocrino, por lo que su comprensión arroja terapias a futuro que podrían estar
dirigidas al metabolismo lipídico, homeostasis del NA+/K+ u otros iones, así como regular
perfiles hormonales. Se ha visto incluso una relación entre ciertos cannabinoides y la
intolerancia a glúcidos por lo que se está investigando si estos receptores podrían servir
para tratar síndromes relacionados con el metabolismo energético.
Receptor GPR55
Los receptores GPR55 se localizan en regiones del cerebro implicadas en el control de
funciones como la memoria, aprendizaje y la coordinación motora, tales como el cuerpo
estriado dorsal, núcleo caudado y putamen, así como en varios tejidos periféricos
incluyendo íleon, testículos, bazo, amígdalas, mama, tejido adiposo omental, e incluso en
algunas líneas de células endoteliales (21,22). Debido a su amplia distribución en el SNC se
le atribuyen diversas funciones que varían según la localización del receptor (23):
Los ligandos con los que podemos actuar sobre este receptor son el CBD (antagonista) y
el THC (efecto bifásico → agonista a dosis bajas y antagonista a dosis altas).
Receptor GPR119
El receptor GPR119 muestra un patrón de expresión relativamente estrecho
encontrándose predominantemente en tejidos pancreáticos e intestinales (26,27,28).
Estudios in vitro y con modelos animales han mostrado que su modulación produce
efectos beneficiosos en la homeostasis de la glucosa, reduce la ingesta de alimentos (y
por lo tanto limita la ganancia de peso corporal) y posiblemente ayuda a preservar las
células beta-β productoras de insulina en los islotes pancreáticos (31).
Los actuales datos disponibles sobre los efectos de los agonistas GPR119 en modelos
animales indican que podrían ser agentes importantes para el tratamiento de la
diabetes tipo 2 y la obesidad. La liberacion de GPL-1 mediada por estimulacion GPR119
mejora la homeostasis de la glucosas, limitando al mismo tiempo la ingesta de alimentos y
el aumento de peso corporal (35,36,37).
Se trata de una familia de canales iónicos que modulan el flujo de iones a través de la
membrana celular, influyendo de esta manera sobre la conductancia de impulsos
nerviosos y la transmisión, modulación e integración de estímulos nocivos (38).
Los TRPV en mamíferos estan formados por 6 miembros divididos en 2 grupos según el
grado de homología, TRPV1-4 y TRPV5-6 y estan implicados en el reconocimiento de
estímulos térmicos y nociceptivos y en mecanismos moduladores de la inflamación local
(39,44,45).
Su patrón de distribución tisular es muy amplio, estando presentes en prácticamente
todos los tejidos, especialmente en el sistema nervioso central y periférico. Son
mediadores de una amplia variedad de funciones celulares como la iniciación del dolor,
termoregulación, secreción salival, inflamación, tono de la musculatura lisa y homeostasis
del calcio y magnesio, entre otras.(47). El hecho de que su función como canal iónico es
potenciado por mediadores pro-inflamatorios liberados durante un daño tisular, junto con
su amplia distribución en diferentes tejidos, le atribuyen a estos receptores un papel
importante en la modulación de procesos de sensibilización inflamatoria de los
nociceptores que provocan hiperalgésia en la zona dañada (40,41,42,43). Actualmente se
esta investigando acerca de estos receptores y su interrelación con el SEC con el fin de
desarrollar nuevas dianas terapéuticas dirigidas al tratamiento analgésico.
Szeretlek. ♥