Reflexiones Sobre La Energia Nuclear
Reflexiones Sobre La Energia Nuclear
Reflexiones Sobre La Energia Nuclear
Otra alternativa abierta a la humanidad es la energía nuclear. Aunque el stock de esta energía, si se utiliza en
los reactores ordinarios, no suma una cantidad mucho mayor que los combustibles fósiles; si se usa en el
reactor-reproductor, algunos opinan que podría proporcionar abundante energía para una población de veinte
mil millones de personas durante, quizás, un millón de años. Pero este plan a gran escala está lleno de
problemas por las consecuencias no previstas para la especie humana, y tal vez para toda la vida terrestre.
Representa, de hecho, un auténtico pacto fáustico. Los defensores de este pacto no nos dicen cómo almacenar
de manera segura los residuos nucleares. Ni tampoco sugieren qué hacer con las montañas de residuos
mineros resultado de la extracción del uranio, del granito de New Hapmshire o de la pizarra bituminosa de
Chattanooga. Es una preocupación aún más grave el que sólo sean necesarias unas ocho libras de plutonio
239 para fabricar una simple bomba atómica. Y no existe forma de asegurar que el plutonio 239 no vaya a
parar a manos que no están controladas por mentes sensatas. Sólo en Estados Unidos, cientos de libras de
material nuclear se encuentran ya sin contabilizar.
Nicholas Georgescu-Roegen (1977)
Quienes hablan, hoy, de seguir construyendo reactores nucleares no han comprendido nada de la tragedia de
Chernóbil. Y Chernóbil era, quizá, la última advertencia de la que podíamos aprender, si es que ha de existir
en el futuro una humanidad libre sobre una Tierra habitable. Mi convicción personal es que la única energía
nuclear limpia y segura, que hemos de reivindicar sin tregua, es la de las reacciones de fusión que tienen
lugar en el interior del sol y nos llegan luego en forma de bendita luz solar que caldea la atmósfera, mueve los
vientos y nutre la vida.
Jorge Riechmann (2007)
Para manipular los residuos nucleares hemos construido un palacio para el olvido. Lo que quedará
después de nuestra civilización será, pues, olvido y silencio. Y un veneno escondido en las profundidades de
una catedral excavada donde nunca podrá entrar la luz.
Henning Mankell (2015)
¿Por qué?
Porque pertenecen al tratado de EURATOM (European Atomic Energy Community) y se tratan en
radioprotección o en los comités relacionados con radiaciones, comités, en los cuales, no hay científicos de
salud pública.
Entonces, según dices, los informes de la OMS sobre asuntos atómicos no son de tu confianza y no
deben ser de nuestra confianza.
Yo no les doy ninguna credibilidad, ninguna. La OMS, en otras cuestiones, puede tener más o menos
credibilidad pero en cuestiones de radiaciones y efectos sobre radiaciones tiene un descrédito total desde un
punto de vista científico. Desde hace muchos años.
Me acuerdo. El Informe del Fórum de Chernóbil, el “Health Effects of the Chernobyl Accident and
Special Care Programes” (Efectos en la salud del accidente de Chernóbil y programas de cuidados
especiales).
Ese mismo. Fue tan escandalosa la situación que tuvieron que rectificar, cosa nada frecuente. Decían que
había habido muy pocos muertos. Nada, tres, cuatro, unos pocos fallecidos en total, cuando sólo pensando en
los liquidadores habían muerto prácticamente todos, sólo quedaba vivo un piloto de un helicóptero. Fue tal el
desprestigio que tuvieron que reconocer su error. Al cabo de unos meses, la OMS sacó otro informe
explicando todo de forma más ambigua.
Yo no pierdo el tiempo, opino que no hay que perder el tiempo leyendo un informe de la OMS. No lo hago,
dirás que suena muy radical...
Suena radical desde luego. Pero ser radical no es ser extremista ni indocumentado.
Efectivamente. Irrita mucho que un organismo que puede tener gente capacitada, o que puede organizar
grupos de gente documentada y experta para investigar en estos temas, tenga esta grande, esta enorme
dependencia. Como ocurre por otra parte en la mayoría de los países. Las cuestiones de radiaciones no
entran, no suelen entrar, dentro de las competencias de los científicos o profesionales que trabajan en temas
de salud.
IV. Seis años después: seis observaciones y una reflexión hacia dentro
1. El Pacífico contaminado.
El desastre, la hecatombe nuclear de Fukushima, ha contaminado el océano más grande del mundo en sólo
seis años.
Recordemos brevemente lo sucedido: en 2011, un terremoto -se ha afirmado que probablemente fuera una
réplica del terremoto de 2010 en Chile- generó un tsunami que causó un colapso en la planta nuclear de
TEPCO (Tokyio Electric Power Company) en Fukushima, Japón, con seis reactores nucleares. Tres se
derritieron. Lo que sucedió después fue la mayor liberación de radiación al agua en la historia del mundo: los
productos radiactivos, algunos en cantidades aún mayores que en Chernobyl, se filtraron en el océano
Pacífico.
Las cantidades, es razonable conjeturarlo y sospechar sabido lo que sabemos, pueden ser mucho más altas
que las estimaciones oficiales japonesas que, para muchos científicos, son muy inexactas.
Fukushima sigue arrojando, a día de hoy, unas 300 toneladas de desechos radiactivos al Pacífico.
Diariamente. Y continuará haciéndolo en el futuro. La fuente de la fuga no puede ser sellada. Es inaccesible
tanto para los trabajadores (desesperados o ignorantes en muchos casos del riesgo que están corriendo por las
tareas que están realizando) como para robots (que han colapsado), debido a las temperaturas
extremadamente altas.
Fukushima puede llegar a ser el peor desastre ambiental en la historia de la humanidad. Empero,
actualmente, apenas es mencionado por la mayoría de políticos institucionales y por muchos científicos no
concernidos, y está más que ausente de las informaciones periodísticas de los grandes medios. Una posible
explicación: TEPCO, la empresa propietaria de la central siniestrada y de muchas otras centrales atómicas
japoneses, una muy poderosa corporación, puede ejercer un fuerte control, directo o indirecto, sobre
empresas de noticias y sobre muchos políticos institucionales. La corrupción, como el ser aristotélico, se dice
y declina de muchas formas diferentes.
Aunque no podamos sentir directamente la radiación -que ni se ve ni se huele-, algunas partes de la costa
occidental de América del Norte están viviendo hace años sus efectos. Eso sí, como era de esperar,
funcionarios gubernamentales afirman que Fukushima no tiene nada que ver con lo sucedido a pesar de que
la radiación en el atún de Oregon se triplicó después de la hecatombe. Ya en 2012 se publicó en una de las
revistas científicas más prestigiosas –PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences)- que los
atunes del Pacífico incorporan los radionucleidos de Fukushima, detectándose en los capturados en
California cantidades de cesio radiactivo 10 veces superiores (¡incrementos del 1.000%!) a las determinadas
antes del accidente nuclear.
2. Radiaciones
La propia TEPCO anunció hace unas semanas haber observado niveles récord de radiación y un agujero en
una parte metálica del interior del sarcófago del reactor 2.
Una pequeña cámara fue enviada a finales de enero a esa unidad. El análisis de las imágenes filmadas
permitió deducir que en una parte del sarcófago "las radiaciones pueden alcanzar los 530 sieverts por hora"
(un ser humano expuesto a una radioactividad así moriría casi al instante).
El sievert (Sv), recordemos brevemente, es la denominación -en honor del físico sueco Rolf Sievert, pionero
en la radioprotección- de la unidad estándar internacional de dosis de radiación eficaz o dosis equivalente.
Tiene en cuenta las características del tejido irradiado y la naturaleza de la radiación. Constituye la unidad
paradigmática en protección contra las radiaciones ionizantes, pues, si bien con limitaciones, intenta expresar
el riesgo de aparición de los efectos estocásticos (aleatorios) asociados al conjunto de las situaciones de
exposición posibles.
En la práctica, el sievert es la dosis de energía absorbida -el gray- multiplicada por un factor de ponderación
propio de cada radiación y órgano o tejido (equivale a 100 rems, la antigua unidad de dosis equivalente [8];
rem: roetgen equivalent man). El concepto inherente a esta unidad es que la misma cantidad de energía
absorbida puede determinar efectos muy distintos según el tipo de radiación y el órgano expuesto. El factor
de ponderación de los fotones gamma y de los electrones es 1, mientras que el de los protones es 5 y el de las
partículas alfa sube a 20. De hecho, el Sv es una magnitud muy elevada y usualmente se utilizan los
submúltiplos milisievert (mSv: milésima de sievert) y microsievert (μSv: millonésima). Conviene tener
presente -frecuentemente se malinterpreta o se usa falazmente- que, por definición, el sievert sólo puede
utilizarse para evaluar el riesgo de aparición de efectos estocásticos en los seres humanos pero no sobre la
fauna y la flora.
Recuperemos nuestro hilo conductor.
Hay un margen de error en la cifra señalada -530 Sv/h- por lo que el nivel podría ser también un 30%
inferior. “Pero sigue siendo alto", ha admitido un portavoz de TEPCO, Tatsuhiro Yamagishi.
El último registro, constatado en 2012 en otro lugar del reactor 2, era -también según TEPCO- de 73 sieverts.
El nivel extremadamente alto de radiaciones medido en un lugar, si fuera exacto, “puede indicar que el
combustible no está lejos y que no está cubierto de agua", ha declarado a la cadena pública NHK Hiroshi
Miyano, el profesor de la Universidad Hosei, que preside una comisión de estudio para el desmantelamiento
de la central.
Se ha constatado además la existencia de un agujero, un cuadrado de un metro de lado, en una plataforma
metálica situada en el sarcófago, bajo el depósito que contiene el corazón del reactor. Hipótesis razonable:
puede haber sido causado por la caída de combustible, que habría fundido y agujereado el depósito.
Los reactores 1, 2 y 3, recordemos, fueron los más dañados en 2011 y causaron una enorme emisión de
sustancias radiactivas. Todavía no se ha localizado el combustible que supuestamente se fundió en esas tres
unidades de las seis, recordemos, que tiene la central dañada.
3. Salud
Frente a las informaciones del complejo político-industrial electronuclear que sostienen que no hay riesgos
para la salud humana y ambiental a causa de la radiactividad de Fukushima, existen –si bien escasos-
estudios publicados en las revistas científicas más rigurosas mostrando todo lo contrario.
El impacto sobre la salud pública, todavía negado por múltiples instancias de “seguridad nuclear”, sigue
desarrollándose inexorablemente según las previsiones que la ciencia radiobiológica y la experiencia de
accidentes previos permite establecer.
Así, el primer efecto que podíamos esperar, debido a la liberación de iodo-131, es el incremento de cáncer de
tiroides en niños y jóvenes a partir del 3º-4º año del accidente. Y en efecto, el primer estudio epidemiológico
publicado constata esa realidad como ya hemos comentado. Tsuda y col [9] han estudiado la prevalencia de
cáncer de tiroides en 298.577 sujetos menores de 19 años del área de Fukushima entre 2011-2014 y han
encontrado un incremento de 30 veces –variable según la subárea- respecto a la prevalencia esperable según
las tasas del resto de Japón durante ese periodo.
Los 110 casos diagnosticados a fines de 2014 se siguen incrementando, pues no toda la población del área ha
sido cribada. En los próximos años otros efectos, todos ellos dañinos, son de esperar.
4. Costes
El costo del desmantelamiento, indemnizaciones a los habitantes de la zona y descontaminación ambiental
tras el accidente-hecatombe nuclear será de más de 170.000 millones de euros superior a lo inicialmente
previsto según han anunciado fuentes autorizadas en el canal de televisión NHK.
Veremos las cifras finales; constataremos su veracidad y los cambios de cuantía. Estemos alerta. La
estimación apuntada es el doble, aproximadamente, de la adelantada a fines de 2013 por el Ministerio de
Industria japonés. Las revisiones no han finalizado. TEPCO había señalado en un primer momento que el
desmantelamiento y las obras en el lugar siniestrado costarían cuatro veces menos de lo que ahora se estima,
es decir, unos 70.000 millones de euros.
Además, asunto más que importante por lo que significa humana y económicamente, recuperar el
combustible que quedó fundido en tres unidades y limpiar el lugar lo mejor posible todo el territorio exigirá
entre tres y cuatro décadas (tampoco hay fechas precisas, no puede haberlas).
El comité de expertos designado por el Gobierno nipón ya había advertido en octubre de 2016 de que el
costo superaría ampliamente la primera previsión. Son una parte de las “externalidades” (recordemos la
publicidad atómica y las afirmaciones de los “intelectuales orgánicos” vinculados) de la industria nuclear:
“barata, segura y pacífica”. ¿Se conoce, conocemos alguna otra estafa político-industrial-publicitaria de estas
dimensiones?
5. Colapso
Unos mil kilómetros cuadrados de territorio en torno al complejo nuclear de Fukushima-Daiichi, son
considerados actualmente una zona de exclusión a la que solo se permite el paso eventual bajo la propia
responsabilidad y en la que está prohibida la residencia. 80.000 refugiados atómicos -la expresión es más que
adecuada- han sido realojados en otras áreas por la Administración nipona.
Además de profusa señalización de peligro por contaminación, las autoridades japonesas han desplegado en
algunas zonas barreras de plástico transparente para señalar la frontera. Los documentalistas Carlos Ayesta y
Guillaume Bression, un venezolano y un francés residentes en Japón, han viajado a la zona de exclusión con
regularidad desde 2011 y puesto en marcha el proyecto en línea “Fukushima, No Go Zone”. Han ido
registrando una encuesta audiovisual de las consecuencias humanas y ambientales de la crisis. “El accidente
está lejos de terminar, tanto en la central como entre los refugiados nucleares”, afirman.
Estos fotógrafos han plasmado en Retracing Our Steps–Fukushima Exclusion Zone 2011–2016 (Volviendo
sobre nuestros pasos. La zona de exclusión de Fukushima, 2011-2016) una antología “de las visitas y un
inventario de los encuentros que han mantenido con los evacuados, personas expulsadas de sus lugares de
residencia tras la catástrofe”. Muestran el terrible paisaje tras la batalla-accidente atómico: paisajes intocados
donde no hay cascotes, ni ruinas ni restos de un desastre tangible sino una sensación absoluta de desolación.
Carlos Ayesta y Guillaume Bression pretenden revivir “las emociones de los antiguos residentes si regresaran
a sus antiguos hogares, colegios o a los supermercados donde compraban a diario”. Con la aquiescencia de
quienes aceptaron el retorno para hacer las fotos, “llevaron a personas de la zona a esos emplazamientos y las
invitaron a posar como si nada hubiese sucedido”.
Las imágenes golpean, nos golpean a todos: “una mujer posa con un carrito de la compra en un
supermercado donde los envases de alimentos siguen en los estantes; un adolescente escucha música en la
tienda en la que compraba discos; un oficinista simula atender un teléfono en su antiguo lugar de trabajo…
Todos parecen estatuas de cera con miradas vacías y descreídas en lugares donde el tiempo se ha detenido”.
Un testimonio directo, el de Shigeko Watanabe: “Ya estoy acostumbrada, pero al principio ni siquiera podía
quedarme una hora aquí, en mi vieja imprenta. Creía que podría regresar a vivir de nuevo, pero todos mis
vecinos compraron casas en otros lugares y nadie planea volver (…) Esta zona es un pedazo de nada y nadie
se preocuparía si desapareciera”.
Centenares de miles de bolsas de plástico negro, apiladas en la zona, contienen los 25 millones de metros
cúbicos de materiales y tierra posiblemente contaminados. ¿También deben ser consideradas externalidades?
[...]
Notas
1 ) Dos núclidos son isótopos si tienen el mismo número de protones, es decir, si pertenecen a un mismo
elemento, pero tienen en cambio diferente número de neutrones. Todos los isótopos (o isotopos) de un
elemento ocupan el mismo lugar en la tabla periódica de elementos y tienen las mismas propiedades
químicas, pero no físicas.
2) El conjunto de actividades tecnológicas directa o indirectamente implicadas en procesos de fisión y fusión
nuclear, procesos en los que se escinden o fusionan núclidos con gran liberación de energía cinética o
radiante (denominada radiación ionizante) es llamado actividad nuclear. Esta actividad tiene tres aplicaciones
principales: la militar, la generación de energía y la producción artificial de radionúclidos.
3) Eduard Rodríguez Farré, “El síndrome de Tsuruga (Energía nuclear y violencia institucional)”, mientras
tanto, nº 8, 1981, pp. 15-21.
4) Uranio con mayor proporción del isótopo 235 que del natural. Es necesario para su uso en las centrales o
en armamento nuclear. La denominación, uranio enriquecido, tiene fines político-publicitarios de
manipulación. Sobre su uso militar, véase Jordi Joan Baños, “La peste de la guerra”
http://www.lavanguardia.com/internacional/20171225/433872875031/peste-guerra-terrorismo-
ambiental.html.
5) Por contraste, al uranio 238, que se origina en el complejo proceso de separación isotópica, se le ha
denominado, eufemísticamente como decíamos, uranio empobrecido. La denominación -depleted uranium
en inglés; literalmente uranio gastado, agotado- no deja de ser extremadamente utilitarista. Es uranio
empobrecido en isótopo de peso atómico 235, pero enriquecido en el abundante isótopo 238. Es el utilizado
para ciertas finalidades, especialmente en los reactores plutonígenos militares y en la elaboración de obuses
de gran poder perforante.
6) En física nuclear el periodo de semidesintegración, también llamado semivida, es el lapso de tiempo
necesario para que se desintegren la mitad de los núcleos de una muestra inicial de una sustancia radiactiva.
Se toma como referencia la mitad de ellos debido al carácter aleatorio de la desintegración nuclear.
7) Miles de renos tuvieron que sacrificarse en el Ártico tras Chernóbil. Estaban contaminados por los
líquenes que habían ingerido. Un Ártico, ciertamente, también en transformación por el cambio climático: el
permafrost se está descongelando con mayor rapidez. Aproximadamente el 79% del hielo sobre el océano es
delgado y de solo un año de antigüedad; en 1985, el 45% de ese hielo era grueso y más viejo.
https://apnews.com/e0f7fa48794e4c5c853af3e8bab52c89/Permafrost-del-%C3%81rtico-se-descongela-con-
m%C3%A1s-rapidez
8) Más rigurosamente: el REM es la unidad de medida de la dosis absorbida teniendo en cuenta la diferencia
cualitativa de las distintas radiaciones (X, gamma, alfa, etc). Se expresa en j/kg. Es el producto del rad por el
factor de efectividad, el RBE (Relative Biological Efectiveness). Es la antigua unidad de dosis equivalente y
efectiva. Su valor es el de 0,01 Sv. El sievert (sv) es la unidad de dosis equivalente y de dosis efectiva.
9 ) T. Tsuda, A. Tokinobu, E. Yamamoto & E. Suzuki: Thyroid Cancer Detection by Ultrasound Among
Residents Ages 18 Years and Younger in Fukushima, Japan: 2011 to 2014. Epidemiology 27(3), 316-322
(2016).