James Dobson - Atrevete A Disciplinar
James Dobson - Atrevete A Disciplinar
James Dobson - Atrevete A Disciplinar
CRIANZA DE HIJOS
Los niños tienden a desafiar la autoridad de sus padres. La manera en que los padres manejen ese
tipo de situaciones va a determinar la naturaleza de su futura relación familiar, especialmente
durante los años de la adolescencia.
Mucho se ha escrito acerca de los peligros de la disciplina sin amor, opresiva y dura; esos escritos
son válidos y deben de ser escuchados. Sin embargo, las consecuencias de la disciplina opresiva
han sido usadas como una justificación para la abdicación de liderazgo. Hay veces cuando un niño
de voluntad firme cierra fuertemente sus puños y desafía a que sus padres acepten sus retos. No es
que esté motivado por la frustración o una hostilidad interna, como se suele suponer. Él solamente
quiere saber dónde están las líneas que marcan los limites en su vida y quién está disponible para
poner esos límites.
Muchos especialistas con buenas intenciones han ondeado la bandera de la tolerancia, pero no han
ofrecido ninguna solución a los desafíos que los niños les hacen a sus padres. Han enfatizado la
importancia de que los padres tengan un mejor entendimiento de sus hijos, y yo estoy de acuerdo.
Pero necesitamos enseñarles a los niños que tienen que aprender algunas cosas acerca de sus
padres también.
Esta actividad disciplinaria debe de tener lugar dentro del marco de amor y afecto, el cual es muy a
menudo difícil para los padres quienes ven estos roles como contradictorios. Este libro, Atrévete a
Disciplinar, está dirigido, en parte, a este aspecto vital de criar niños felices, respetuosos y
saludables.
La palabra “disciplina” no está limitada al contexto de la confrontación, así como tampoco lo está
este libro. Los niños también necesitan ser enseñados a ser auto-disciplinados y que tengan una
conducta responsable. Ellos necesitan ayuda en el aprendizaje de cómo manejar los desafíos y las
obligaciones del vivir. Ellos deben aprender el arte del auto-control.
Hay aquellos que creen que estás características no pueden ser enseñadas – que lo mejor que
podemos hacer es enviar a nuestros niños por el camino de la menor resistencia, haciendo a un lado
los obstáculos durante sus años de formación. Los proponentes de esta filosofía recomiendan que se
les permita a los niños que reprueben en la escuela si ellos así lo escogen…o a mantener sus
habitaciones como chiqueros…o dejar que sus mascotas se mueran de hambre.
Yo rechazo esta idea y he acumulado considerable evidencia para refutarla. Los niños crecen mejor
en una atmosfera de amor genuino, acompañado por la disciplina consistente y razonable. En estos
días donde es común el uso de drogas, la inmoralidad, enfermedades que se transmiten
sexualmente, el vandalismo y la violencia, no debemos de depender en la esperanza y la suerte para
formar las actitudes críticas que valoramos en nuestros niños. La permisividad no ha fallado
simplemente como una manera para criar a los niños. Ha sido un desastre para aquellos que la han
tratado.
Cuando se aplica apropiadamente, la disciplina en amor funciona. Estimula el afecto tierno, el cual es
posible por el mutuo respeto entre un padre y un hijo. Cierra la brecha que de otra manera separa a
los miembros de la familia que deben de amarse y tenerse confianza. Le permite al Dios de nuestros
antepasados ser presentado a nuestros hijos amados. Les permite a los maestros hacer el tipo de
trabajo para el que fueron comisionados. Anima al niño a que respete a las otras personas y a vivir
como ciudadanos constructivos y responsables.
Como podría esperarse, hay un precio que pagar para recibir estos beneficios: requieren valor,
consistencia, convicción, diligencia y esfuerzo entusiasta. En pocas palabras, debemos de
atrevernos a disciplinar en un ambiente de amor. Hablaremos de los métodos por los cuales esto
puede ser logrado en las siguientes páginas.
El Sentido Común Y Su Hijo
Los métodos y las filosofías de la disciplina han sido el tema de debate y de desacuerdo a través de
los últimos setenta años. Los psicólogos, pediatras y profesores de universidades les han estado
diciendo a los padres cómo criar a sus niños apropiadamente. Desafortunadamente, muchos de
estos “expertos” han estado en una contradicción directa el uno con el otro.
Tal vez esa sea la razón por la que el péndulo se ha movido de un lado hacia otro regularmente
entre lo que es el control opresivo y duro y la permisividad desestructurada que vimos en la mitad del
siglo veinte.
En el extremo opresivo, el niño sufre la humillación de la dominación total. La atmosfera es fría y
rígida, y él vive en un constante miedo. El niño no es capaz de hacer sus propias decisiones, y su
personalidad es escondida debajo de la bota de la autoridad de los padres. Características de
dependencia, enojo profundo y hasta psicosis pueden emerger de este dominio persistente.
Son de mayor preocupación los niños y las niñas que están siendo sujetos al abuso físico y
emocional. Hay millones de familias en las que estos crímenes están siendo cometidos día a día.
Padres que castigan y torturan a sus hijos. Como el padre que envolvía a su hijo en la sábana que
había orinado y después lo colocaba de cabeza en el sanitario hasta sumergir su cabeza en el agua
para castigarlo. O como la madre que le sacó los ojos a su propia hija con una navaja. Esa niña será
ciega el resto de su vida sabiendo que su propia madre le arrebató la facultad para ver. Actos
horribles como estos están ocurriendo cada día en las ciudades y comunidades alrededor de
nosotros.
También debemos de reconocer que hay muchas otras maneras de abusar a un niño sin violar la ley.
Puede hacerse sutilmente al ignorar la necesidad desesperante de un niño o de una niña que
desean ser alimentados. Puede lograrse por el castigo injusto, incluyendo actos que pueden pasar
por “castigo corporal” – como golpear, cachetear, patear, arrojar a un niño al suelo. Y también está
toda la gama de conducta de humillación por parte del padre o la madre, haciendo que un niño se
sienta estúpido o raro o no amado.
Déjenme decir otra vez con el más fuerte énfasis que este tipo de disciplina agresiva es destructiva
para los niños y no debe ser tolerada. Los padres que son fríos y duros con sus hijos e hijas muy a
menudo los dejan dañados de por vida. Yo recomiendo el uso juicioso del castigo corporal bajo
ciertas circunstancias específicas y ciertos límites. Que todas las dudas sean disipadas. Yo no creo
en que los padres tengan que ser duros con sus hijos. Los niños son increíblemente vulnerables al
rechazo, al ridículo, a la crítica y al enojo en el hogar y ellos merecen crecer en un ambiente de
seguridad, aceptación y amor.
El extremo opuesto es también dañino para los niños. En la ausencia de liderazgo de adultos, el niño
es su propio amo desde que es un bebé. Cree que el mundo gira alrededor de su imperio y muy a
menudo tiene una gran falta de respeto hacia aquellos que están cerca de él.
La mejor fuente de dirección para los padres puede ser encontrada en la sabiduría de la ética Judeo-
Cristiana, la cual originó con el Creador y después fue pasada de generación a generación desde el
tiempo de Cristo. Eso fue lo que mi madre, mi abuela y mi bisabuela entendieron casi intuitivamente.
Había en la cultura occidental un conocimiento común acerca de los niños y sus necesidades. Ese
sistema funcionó muy bien hasta los años 1920. Lentamente, la cultura comenzó a perder confianza
en esa tradición y cambió su alianza a los expertos. J.B. Watson fue uno de los primeros y más
influyentes gurús que vino. Él ofreció lo que llamó un método “a prueba de tontos” para criar a los
niños y las madres se tragaron el anzuelo, el hilo y hasta la plomada.
Watson les aconsejó a los padres, que si querían los mejores resultados, no debían de mostrar
afecto a sus hijos. Él escribió lo siguiente:
“Nunca los abrace ni los bese, nunca permita que se sienten en su regazo. Si tiene que hacerlo,
béselos una vez en la frente cuando les diga buenas noches. Dele un saludo de manos en la
mañana…
Recuerde cuando este tentada a acariciar a su hijo que el amor de madre es un instrumento
peligroso. Un instrumento que puede causar una herida que nunca sane, una herida puede hacer
que la niñez sea infeliz, la adolescencia una pesadilla, un instrumento que puede echar a perder el
futuro vocacional de su hijo o hija y sus posibilidades de tener la felicidad marital.”
Estos consejos del Dr. Watson nos parecen el día de hoy como algo que no tiene sentido, y de
hecho, eso es justamente lo que es. De hecho, es difícil creer que alguien le fuera a creer aún en el
año 1928. Sin embargo, Watson fue muy popular en ese tiempo, y sus libros se vendieron a millones.
Las madres y los padres trabajaron diligentemente para “condicionar” a sus hijos en la manera
recomendada por este hombre.
Después vino el Dr. Sigmund Freud, y el Dr. Benjamin Spock, y el Dr. A.S. Neil, y el Dr. Tom Gordon,
y la Dra. Ruth Westheimer y Phil Donahue y Oprah Winfrey, y las revistas Ladies’ Home Journal,
Cosmopolitan, Redbook, y finalmente un periódico para “las mentes investigadoras que quieren
saber”. Con cada nueva sugerencia extraña que surgía yo me preguntaba: si su nuevo método para
criar niños es tan maravilloso ¿por qué no fue observado hasta ahora? ¿A qué se debe que 20
billones de padres a través de más de 5,000 años fallaron en no notar este concepto?
Mi propósito principal en escribir este libro ha sido el registrar para la posteridad mi entendimiento del
concepto Judeo-Cristiano de lo que es ser un padre o una madre y que ha guiado a millones de
madres y padres por siglos. Vamos a examinar cinco puntos del sentido común para criar niños.
Punto #1: Desarrollar el respeto hacia los padres es el factor crítico en el manejo de los niños
Es imperativo que un niño aprenda a respetar a sus padres – no para satisfacer sus egos, sino
porque su relación con ellos provee la base para la actitud que tendrá más tarde hacia todas las
otras personas. Su manera de ver la autoridad de los padres se convierte en la piedra angular de su
manera de ver la autoridad en la escuela, los policías, los jefes y otros con los que eventualmente
vivirá y trabajará.
El respeto hacia los padres debe ser mantenido por otra razón que es igual de importante. Si quieres
que tus hijos acepten tus valores cuando alcance la adolescencia, entonces debes ser digno de su
respeto durante sus primeros años. Si un niño no ve a sus padres como dignos de su respeto,
rechazará todo vestigio de su filosofía y su fe.
Este factor es también de vital importancia para los padres cristianos que desean transmitir su amor
por Jesucristo a sus hijos e hijas. ¿Por qué? Porque los niños típicamente identifican a sus
padres…y especialmente sus papás y no a sus mamás…con Dios. Por lo tanto, si la mamá ni el
papá son dignos de respeto, entonces tampoco lo será su moral, su país, sus valores y sus
creencias o hasta su fe.
Dios nos ha dado la tarea de representarlo durante los años que los padres forman a sus hijos. Es
por ello que es tan importante para nosotros que nuestros hijos conozcan las dos naturalezas
predominantes de Dios…su amor inescrutable y su justicia.
El asunto del respeto es también útil para guiar a los padres en la interpretación de una conducta
dada. Primero, ellos deben decidir si un acto de su hijo representa un desafío directo a su
autoridad…a su posición de líder como padre o madre. La forma de la acción disciplinaria que ellos
tomen deberá depender del resultado de esa evaluación.
Por ejemplo, supongamos que el pequeño Chris está actuando de manera juguetona en la sala de la
casa y se cae en una de las mesas rompiendo muchas decoraciones finas. O supongamos que
Wendy pierde su bicicleta o deja la cafetera de su mamá afuera en la lluvia. Estos son actos de una
irresponsabilidad infantil y deberán ser manejados como tales.
Sin embargo, estos ejemplos no constituyen un desafío directo a la autoridad de los padres. No
emanan de una desobediencia voluntaria y por lo tanto no deberán de tener resultados de una
disciplina seria. En mi opinión, las nalgadas (de las que hablaremos más adelante) deberán ser
reservadas para el momento en que un niño (de la edad de 18 meses a 10 años) expresa a sus
padres las palabras desafiantes “no lo haré” o “tú cállate”. Cuando los niños comunican este tipo de
rebelión, usted debe de estar dispuesto a responder a ese reto inmediatamente. Cuando la
confrontación de cara a cara ocurre entre tú y tu niño, no es el tiempo para hablar acerca de las
virtudes de la obediencia. No es la ocasión para enviarlo a su cuarto para meditar. Tampoco es
apropiado posponer las medidas disciplinarias hasta que tu pareja llega cansado(a) a casa de su
trabajo.
Tú has pintado una línea en el suelo, y el niño la ha cruzado deliberadamente. ¿Quién va a ganar?
¿Quién tiene más valor? ¿Quién es el que manda? Si no respondes a estas preguntas de manera
clara para tu hijo, él va a crear otras batallas diseñadas para hacer las mismas preguntas una y otra
vez.
Déjeme enfatizar que el respeto no funcionará apropiadamente como un asunto unilateral, éste debe
de correr en ambos sentidos. Los padres no pueden requerir de sus hijos que los traten con dignidad
si ellos no hacen lo mismo. Los padres deben ser cuidadosos con el ego de sus hijos, nunca
haciéndolos menos o avergonzándoles delante de sus amigos. La disciplina debe ser administrada
usualmente lejos de los ojos curiosos. Uno no debe de reírse de los niños si esto los hace sentirse
incómodos. Sus sentimientos fuertes y sus peticiones, aún si son tontas, deben ser honestamente
evaluados. Ellos deben de sentir que sus padres realmente los aman. El auto-estima es el atributo
más frágil en la naturaleza humana. Puede ser dañada por incidentes menores, y su reconstrucción
es muy a menudo difícil para obtenerla.
Antes de terminar con este tema del respeto, digamos algunas palabras acerca de ese maravilloso
tiempo de la vida cuando el recién nacido deja de ser un pequeño e indefenso bebé y se convierte en
un niño que sabe caminar y decir muchas palabras. Esta es la etapa del niño cuando tiene 18 meses
hasta que cumple 3 años. El niño en esta etapa es el mayor oponente a la ley y el orden, y él cree
honestamente que el universo gira a su alrededor. En su manera bella de ser, él es curioso y
juguetón y muy amado y emocionante…y egoísta y demandante y rebelde y destructivo.
Los padres que tienen hijos en esta etapa y los aman tanto que no los confrontan pueden perder y
nunca volver a ganar su control. Este es el tiempo para establecerse, suavemente pero
persistentemente, como los jefes a los que se les tiene que reconocer. Cuando los padres pierden
las batallas de esas tempranas confrontaciones, los conflictos en los años siguientes son más
difíciles de ganar. Los padres que están demasiado débiles o cansados u ocupados para ganar las
confrontaciones con los hijos cometen el costoso error que los perseguirá durante la adolescencia de
sus hijos. Si no puede hacer que tu niño de 5 años recoja sus juguetes, es muy probable que no
tengas mucho control durante los años en que los niños más desafían a las autoridades.
Es importante entender que la adolescencia es una condensación o una composición de todo el
entrenamiento y la conducta que ha ocurrido antes. El tiempo apropiado para comenzar a desarmar
la bomba de tiempo de la adolescencia es 12 años antes que llegue.
Punto # 2: La mejor oportunidad para comunicarse ocurre muy a menudo después de haber
administrado la disciplina
Nada trae un acercamiento entre un padre y un hijo como el que la mamá o el papá ganen después
de haber sido desafiados. La demostración de la autoridad de los padres produce respeto, y el niño
muy a menudo revelará su afecto después de que sus primeras lágrimas se han secado. Después de
que el niño se ha expresado emocionalmente, querrá acurrucarse en el pecho de su padre o madre y
debe ser recibido con brazos abiertos y de amor. En ese momento se puede hablar de corazón a
corazón. Puedes decirle cuánto lo amas y lo importante que es para ti. Le puedes explicar por qué
fue disciplinado y cómo puede evitarlo la próxima vez. Este tipo de comunicación es casi imposible
con otras medidas disciplinarias…como el hacer que el niño se pare en una esquina o el quitarle su
juguete favorito. Un niño resentido usualmente no quiere hablar.
William Glasser, el padre de la terapia de la realidad, describió la diferencia entre disciplina y castigo.
La “disciplina” está dirigida a la conducta de objeción y el niño aceptará sus consecuencias sin
resentimiento. Él definió el “castigo” como una respuesta que está dirigida a la persona. Representa
un deseo de una persona que quiere lastimar a otra; y es una expresión de hostilidad en lugar de
amor correccional. Como tal, es muy a menudo resentido profundamente por el niño.
Existe la manera incorrecta de corregir a un niño que lo puede hacer sentir no amado, no querido e
inseguro. Una de las mejores garantías en contra de que eso suceda es terminar el encuentro de la
disciplina con amor.
Punto #3: Controle sin gritos (es posible)
Los gritos dirigidos a los niños pueden convertirse en un hábito. Los padres muy a menudo usan el
enojo para obtener acción en lugar de usar la acción para obtener acción. Esto hace que uno se
canse y no funciona. El tratar de controlar al niño con gritos es algo totalmente inútil.
Consideremos una ilustración. La mamá está muerta de cansancio y sabe que tiene que hacer que
su hijo entre al baño para bañarse y después se vaya a dormir. Pero Henry de 8 años de edad no
quiere bañarse ni dormirse. Además sabe que le tomará a su madre cuando menos 30 minutos para
hacer que se vaya a bañar.
Henry está sentado en el piso jugando juegos. La mamá ve su reloj y dice “Henry, son casi las 9 (ella
agrega 30 minutos porque en realidad son las 8:30) así que recoge tus cosas y vete a bañar”. Henry
y su mamá saben que ella no quiso decir que él tenía que irse a bañar inmediatamente. Ella solo
quería que él comenzara a pensar acerca de su baño.
Aproximadamente diez minutos más tarde, la mamá le habla otra vez “Henry se está haciendo tarde
y tienes escuela mañana, quiero que recojas tus juguetes y después quiero que te bañes.” Ella aún
no tiene la intención que Henry la obedezca, y él lo sabe. El mensaje real de la mamá es “se está
acercando el tiempo Henry”.
Pasan otros seis minutos y la mamá da otra orden, esta vez con más pasión y con una amenaza en
su voz “Escúchame bien jovencito, te dije que te movieras.” Para Henry eso significa que debe
comenzar a recoger sus juguetes y comenzar a caminar hacia la puerta del baño.
Henry y su madre están participando en una obra de teatro. Ambos conocen las reglas y los roles de
cada actor. Toda la escena está programada, computarizada y escrita. De hecho, es una escena que
se actúa cada noche de cada día. Cuando la mamá de Henry quiere que él haga algo, ella pasa por
varios pasos donde se progresa de un enojo fingido y se llega hasta los gritos y las amenazas. Henry
sabe que no se tiene que mover hasta que la mamá este roja de ira.
Que juego tan tonto. Es mucho mejor usar la acción para lograr la conducta deseada. Hay cientos de
maneras que traerán como resultado una conducta deseada, algunos involucran un poco de dolor y
otros le ofrecen al niño una recompensa. Más adelante hablaremos acerca de las recompensas.
Pero el dolor menor o el “reforzamiento negativo” pueden proveer una motivación excelente para el
niño.
Cuando la petición calmada de obediencia es ignorada por el niño, mamá o papá deberán tener
algún medio que haga que su hijo quiera cooperar. Si no tiene uno permítame sugerirle el siguiente.
Es un músculo que se encuentra en la base del cuello. Los libros de anatomía lo llaman el músculo
trapecio, y cuando es firmemente apretado, envía unos pequeños mensajeros al cerebro que dicen
“esto duele; evita que se repita a todo costo.” El dolor es solo temporal, no puede causar ningún
daño. Pero es un recurso práctico y sorprendentemente efectivo para los padres cuando sus hijos
ignoran una orden directa para que se muevan.
Cuando un niño descubre que no hay ninguna amenaza detrás de millones de palabras que oye, el
niño deja de escucharlas. Los únicos mensajes a los que responde son los que alcanzan emociones
fuertes lo cual significa que hay muchos gritos. Pero la limitación más importante de ese tipo de
palabras es que el papá o la mamá tienen que recurrir al castigo corporal a fin de cuentas. Y es muy
posible que sea uno de tipo severo porque papá o mamá ya perdió la paciencia, está enojado y fuera
de control. En lugar de administrar la disciplina con calma y con juicio, el padre está tan enfurecido
que le pega fuertemente al niño.
Punto #4: No sature al niño con materialismo
¿Cómo puedo decir no a los deseos materialistas de mi hijo? Las demandas que un niño hace para
que se le compre juguetes caros son cuidadosamente generadas por medio de millones de dólares
gastados en publicidad de la televisión. ¿Por qué no permitir que nuestros hijos disfruten si es
posible de esos artículos materiales que desean? No les negaría a los niños una cantidad razonable
de las cosas que desean. Pero muchos niños americanos están inundados con excesos que trabajan
en su contra y para su mal.
Hay otra razón por la que se le debe de negar al niño algunas de las cosas que quiere. Aunque se
escuche paradójico, le está enseñando a no tener placer cuando le da demasiado. Es como el
comer. El comer es uno de los grandes placeres de la vida, pero pierde su emoción cuando el apetito
de comida ya está satisfecho. El placer ocurre cuando una necesidad intensa es satisfecha. Si no
hay necesidad, no hay placer. Un simple vaso de agua vale mucho más que el oro para un hombre
que se muere de sed. Si usted nunca deja que su hijo quiera algo, él nunca disfrutará el placer de
recibirlo.
Nosotros como padres, en nuestro gran amor hacia nuestros hijos, podemos hacer un daño
irreparable al ceder a sus peticiones de darles más y más cosas. Hay momentos en los que la mejor
respuesta que podemos ofrecer es no.
Punto #5: Establezca un balance entre el amor y la disciplina
Ya vimos el primer factor, el control disciplinario y lo que los extremos de la opresión y la
permisividad le hacen al niño. El otro ingrediente, el amor de los padres, es igual de vital.
Se ha conocido por décadas que un bebe a quien no se le ama, que no es tocado, y no es acariciado
muy a menudo morirá de una enfermedad extraña llamada marasmus. Ellos simplemente se secan
y mueren antes de su primer cumpleaños.
Mientras que la ausencia de amor tiene un efecto predecible en los niños, no se sabe muy bien que
el amor excesivo también tiene sus peligros. Creo que algunos niños están echados a perder por
amor o por lo que aparenta ser amor.
Este tipo de desbalance afecta negativamente tanto al padre como al niño. El padre vive en una
constante tensión causada por el temor de que algo le puede suceder a su hijo. El niño vive bajo la
sombra sobre protectora de los padres impidiéndole que tome riesgos que son necesarios para que
tenga un desarrollo normal y saludable.
Debo mencionar otra circunstancia desafortunada que ocurre demasiado en nuestra sociedad. Está
presente en hogares donde el padre y la madre representan extremos opuestos en el control. La
situación usualmente sigue el siguiente patrón. El padre es un hombre muy ocupado con su trabajo.
Se va muy temprano y regresa muy noche. Cuando regresa a casa trae trabajo de la oficina para
hacerlo en casa. Tal vez viaja frecuentemente. Cuando no está trabajando en casa está sumamente
cansado y lo único que quiere es descansar viendo televisión. No quiere que se le moleste.
Consecuentemente su manera de tratar a los niños es dura. Se enoja con facilidad y los niños
aprenden a mantenerse a distancia de él.
La madre es mayor apoyo para los niños. El hogar y los hijos son su deleite, de hecho, estos han
remplazado las llamas del romance que han desaparecido de su matrimonio. La mamá siente que
tiene que compensar la falta de amor del padre y se va al otro extremo. Cuando el padre los regaña
y los manda a la cama sin cenar, la mamá les lleva a escondidas algo de comer. Ya que ella es la
única autoridad en la casa cuando el papá no está, ella permite que sus hijos hagan lo que quieran.
Las dos figuras de autoridad actúan de manera que se contradicen una a la otra y el niño es
atrapado en medio de los dos. El niño no respeta a ninguno de los dos ya que cada uno de los
padres ha matado la autoridad del otro. Ha sido mi observación que estas formas de autoridad muy a
menudo arman una bomba de tiempo de rebelión que se detona en la edad de la adolescencia. Los
adolescentes más hostiles y agresivos que he conocido han salido de este tipo de combinación de
autoridad antitética.
Una vez más, el punto medio del amor y el control debe ser buscado si queremos producir niños
saludables y responsables.
Preguntas y Respuestas
Pregunta: No le doy nalgadas a mi niño de tres años porque temo que eso le enseñe a golpear a
otros y a ser una persona violenta. ¿Cree que estoy equivocado?
Respuesta: El castigo corporal que no es administrado de acuerdo a guías que han sido
cuidadosamente pensadas es una cosa peligrosa. Solo porque una técnica es usada de manera
equivocada no es razón para rechazarla. Los niños por tres o cuatro años acumulan chipotes,
moretones, rasguños y quemaduras, cada uno de ellos les enseña acerca de los límites que hay en
la vida. ¿Será que esas experiencias hacen que el niño sea violento? No. El dolor asociado con esos
eventos le enseña a no cometer los mismos errores otra vez. Cuando un padre administra las
nalgadas de manera razonable a un acto de desobediencia de su hijo, un mensaje no verbal similar
es dado al niño.
Pregunta: ¿Cree que se debe de dar nalgadas a un niño por cada acto de desobediencia o de
desafío?
Respuesta: No. El castigo corporal debe de ocurrir como algo infrecuente. Hay un tiempo para que
un niño se siente en una silla para que piense acerca de su mala conducta, o se le puede negar
algún privilegio, o se le puede enviar a su cuarto para que tome un tiempo (time out), o se le puede
hacer que trabaje cuando él o ella había planeado jugar. En otras palabras, usted debe de variar su
respuesta a la mala conducta. Su meta es la de reaccionar continuamente en la manera que
beneficie a su niño y de acuerdo a su “crimen”.
Pregunta: ¿Dónde administraría usted el castigo corporal?
Respuesta: Debe de ser restringido al área de las nalgas donde no puede quedar un daño
permanente. No creo en eso de darle cachetadas al niño o en el jalonearlo de los brazos. Algunos
padres han dislocado los brazos de sus pequeños hijos.
Pregunta: Hay toda una controversia acerca de que si un padre debe de dar nalgadas con su mano
o con algún otro objeto como un cinto o un objeto de madera. ¿Qué recomienda usted?
Respuesta: Yo recomiendo algún objeto neutral de algún tipo. Aunque éste no es un asunto crítico
para mí. La razón por la que sugiero otro objeto es porque la mano debe de ser vista como un objeto
de amor para abrazar y acariciar no para golpear o castigar.
Pregunta: ¿Hay una edad para comenzar a dar las nalgadas? Y ¿a qué edad se deja de dar
nalgadas?
Respuesta: No hay excusa para dar nalgadas a bebés o niños menores a los quince a dieciocho
meses de edad. Nunca se debe de sacudir bruscamente a un bebé porque puede causarle daño
cerebral y aún hasta la muerte. Pero como a la mitad del segundo año (dieciocho meses), un niño
llega a ser capaz de saber lo que le dices que haga o que no haga. No hay un tiempo mágico cuando
el dar nalgadas ya no sea efectivo porque los niños varían tanto emocionalmente como en su
desarrollo. Pero como una guía general, yo sugiero que la mayoría del castigo corporal se disminuya
antes del primer grado (seis años de edad) y debe de dejar de darse nalgadas cuando el niño tiene
la edad de 10 a 12 años.
Pregunta: Yo le he dado nalgadas a mis hijos por su desobediencia y parece ser que no ayudó.
¿Será que éste acercamiento no es bueno para algunos niños?
Respuesta: Cuando las medidas disciplinarias fallan, se debe usualmente a errores fundamentales
en su aplicación. Hay cinco razones básicas de la falta de resultados:
1. El problema más común resulta de una disciplina infrecuente. La mitad de las veces el niño no
es disciplinado por un acto de desafío y la otra mitad de las veces si es.
2. El niño puede tener una voluntad más fuerte que la del padre y ambos lo saben. La solución
es aguantar más que el niño y ganarle.
3. El padre emplea repentinamente una forma de disciplina después de no haber hecho nada por
un año o dos. A un niño le toma tiempo adaptarse a algo nuevo.
4. Las nalgadas pueden ser demasiado suaves. Si no duele no vale la pena evitarlo la próxima
vez.
5. Para algunos pocos niños, este procedimiento no es simplemente el apropiado.
Pregunta: ¿A los adolescentes se les debe de dar nalgadas por desobediencia o por ser groseros?
Respuesta: No. Los adolescentes quieren que se les vea como adultos y resienten profundamente
cuando son tratados como niños. Darles nalgadas es el máximo insulto en esa edad. Además, no
funciona. La disciplina para los adolescentes y jóvenes debe incluir la perdida de privilegios, la
restricción financiera, y otras formas de castigo no físico.
Pregunta: ¿Cuál es el mejor consejo de disciplina que puede ofrecer? ¿Qué técnica o método nos
ayudará a criar a nuestros hijos mejor que cualquier otra que usted ha visto?
Respuesta: La mejor manera de lograr que los niños hagan lo usted quiere es pasar tiempo con
ellos antes que ocurran los problemas de disciplina. Es importante divertirse juntos y disfrutar de risa
mutua y de alegría. Cuando esos momentos de amor y de cercanía suceden, los chicos no son tan
tentados para desafiar y poner a prueba los límites.
Las Herramientas Milagrosas
Hemos tratado con la respuesta que los padres deben de dar a un niño que desafía la autoridad de
sus papá o mamá. Ahora vamos a poner nuestra atención en algo diferente. ¿Cómo puede hacer
una madre que su niño se cepille los dientes regularmente o que recoja su ropa o que sea educado
en la mesa? ¿Cómo se le puede enseñar a un niño a ser más responsable con el manejo del dinero?
¿Qué pueden hacer los padres para eliminar ciertos hábitos como el quejarse, el ser desordenado o
flojo?
Este tipo de comportamientos no involucra una confrontación directa entre el padre y el niño y no
deben de ser manejados de la misma manera descrita previamente. Sería imprudente e injusto
castigar a un pequeño por su inmadurez y sus niñerías. Hay una técnica mucho más efectiva.
El primer psicólogo educacional, E. L. Thorndike, desarrolló un entendimiento de la conducta en los
años mil novecientos veintes que puede ser muy útil para los padres. Él la llamó la ley del
reforzamiento. Puesto de una manera simple, la ley del reforzamiento es esto: “la conducta que logra
consecuencias deseables se repetirá”. En otras palabras, si un individuo le gusta lo que sucede
como resultado de su conducta, esa persona estará inclinada a repetir ese acto. Por ejemplo, si Sally
obtiene atención de los chicos en el día que viste un vestido nuevo, ella va a querer vestir el mismo
vestido una y otra vez. Si Pancho gana con una raqueta de tenis y pierde con otra, él va a preferir la
raqueta con la que encontró el éxito. Este principio es muy simple pero tiene implicaciones
interesantes para el aprendizaje humano.
Los seres humanos también son motivados por lo que les complace y ese hecho puede ser útil para
enseñar una conducta responsable a los niños y las niñas. Sin embargo, no es suficiente con dar
premios y regalos de manera no planeada. Hay principios específicos que deben de seguirse si se
desea que la ley del reforzamiento alcance todo su potencial. Vamos a considerar los elementos de
esta técnica en la aplicación detalladas para los niños.
1. Las recompensas deben ser concedidas rápidamente. Si se desea obtener la máxima efectividad
de una recompensa, debe ser ofrecida pronto después de haber ocurrido la conducta deseada.
Los padres cometen el error de ofrecer recompensas a largo plazo a sus hijos. Su obediencia no
es afectada por este tipo de incentivos. No es satisfactorio ofrecer a María una nueva muñeca
como regalo de navidad si ella mantiene su cuarto en orden en el mes de Julio. La mayoría de los
niños no tienen la capacidad mental ni la madurez para mantener una meta a largo plazo en su
mente. El tiempo transcurre lentamente para ellos, consecuentemente el reforzamiento parece
imposible de alcanzar y nada interesante para considerar.
Los padres se quejan acerca de la irresponsabilidad de sus hijos, sin embargo los padres fallan al
no darse cuenta que parte de esa falta responsabilidad ha sido aprendida. La mayor parte de la
conducta humana es aprendida, tanto las respuestas deseables como las no deseables. Los
niños aprenden a reír, jugar, correr, saltar, ellos también aprenden a quejarse, a pelear, a hacer
berrinches. El maestro invisible es el reforzamiento. El niño repite la conducta que él considera de
éxito.
Ahora se describirán los pasos de un programa diseñado por el Dr. Malcom Williamson y el Dr.
James Dobson. Este sistema es útil con niños y niñas de 4 a 8 años de edad; puede ser
modificado de acuerdo a la edad y madurez del pequeño.
a. Se hace un diagrama como el que aparece abajo que enlista las responsabilidades y
conductas que los padres quieren inculcar en sus hijos. El reforzamiento inmediato es la
clave. Cada noche, puntos de color (preferentemente de color rojo) o estrellas deberán de ser
puestos junto a las conductas que fueron hechas satisfactoriamente. El niño debe ser quien
registre su propio éxito.
NOVIEMBRE 14 15 16 17 18 19 20
Ordené mi cuarto antes de la cena
Dije gracias y por favor en este día
Fui a la cama sin quejarme
Me lavé las manos antes de comer
Cepillé mis dientes sin que se me dijera
TOTAL:
b. Se deben de dar cinco centavos por cada conducta hecha apropiadamente en un día. Si más
de tres responsabilidades o conductas no son hechas en un día, no se deberá de dar
entonces ni un centavo.
c. Ya que un niño puede ganar un máximo de 25 centavos al día, los padres tienen una
excelente oportunidad para enseñarle cómo manejar su dinero. Se sugiere que al niño se le
enseñe a gastar sabiamente, a diezmar y a ahorrar.
d. La lista de las conductas a ser recompensadas no permanece estática. Una vez que el niño
ha desarrollado el hábito de recoger su ropa, cepillarse los dientes y ordenar su cuarto, el
padre deberá entonces substituirlas por responsabilidades nuevas.
Desafortunadamente muchos adultos no están dispuestos a utilizar las recompensas porque
las ven como una fuente de soborno. Pero toda nuestra sociedad está establecida en un
sistema de reforzamiento y sin embargo no queremos aplicarlo con nuestros hijos. Como
adultos vamos al trabajo cada día para recibir un cheque el viernes. ¿Es eso soborno por
parte de nuestro jefe? Se dan medallas a soldados valientes, placas son entregadas a
hombres de negocios exitosos. Las recompensas hacen que los esfuerzos de responsabilidad
valgan la pena.
Considere la otra alternativa al tipo de “soborno” que he sugerido. ¿Cómo le va a hacer para
que su hijo de cinco años realice las conductas enlistadas? Los sustitutos más
frecuentemente usados son quejarse, rogar, gritar, amenazar y castigar. La madre que tiene
objeciones al uso de recompensas puede también irse a cama cada noche con un dolor de
cabeza y jurando que nunca tendrá más hijos.
Claro está que hay tareas que un niño debe de hacer porque es un miembro de la familia.
Lavar los platos, sacar la basura pueden ser tareas que se esperan de él y que no necesiten
ser reforzadas. Estoy de acuerdo en que las recompensas no deben de ser ofrecidas para
cada tarea hecha en casa. Pero cuando quieres que tus hijos vayan más alto y más lejos de
esa base, como el limpiar el garaje, o si quieres reforzar una mejor actitud, hay una manera
más eficiente que el quejarse y el amenazar.
2. Las recompensas no necesitan ser materiales. Cualquier cosa que sea considerado como algo
deseable para una persona puede servir como reforzamiento para su conducta. Algunos niños
preferirían recibir una palabra sincera de apreciación que un billete de diez dólares,
particularmente si la palabra es expresada frente a otros niños. Los niños y los adultos de todas
edades buscan la satisfacción de sus necesidades emocionales, incluyendo el deseo de amor, la
aceptación social y el respeto. La gran mayoría de los niños y los adultos están interesados en lo
que sus conocidos piensan y dicen. Como resultado, el reforzamiento verbal puede ser el
motivador más fuerte para la conducta humana.
Muy a menudo nuestra instrucción de padres consiste en un millón de “no hagas eso”. Debemos
pasar más tiempo recompensando a los niños por la conducta que deseamos, aún si nuestra
“recompensa” no es nada más que un cumplido sincero.
Los principios del reforzamiento son particularmente útiles con los adolescentes y jóvenes. Los
siguientes tres pasos pueden seguirse al implementar un sistema de reforzamiento con un joven de
dieciséis años.
Decida lo que es importante para el joven para usarlo como un incentivo. Por ejemplo, usar el
carro de la familia por dos horas la noche que se tiene una cita vale oro para la mayoría de los
chicos que tienen una licencia nueva para conducir. Darles una cantidad de dinero fija
regularmente es otra valiosa fuente de motivación. Otro incentivo puede ser alguna ropa en
particular. Una vez que se hace un acuerdo en un motivador aceptable, el segundo paso se
puede implementar.
Formalice el acuerdo. Un contrato es un medio excelente para acordar una meta en común. Una
vez que un acuerdo se ha escrito, es firmado por el padre o madre y el joven. El contrato puede
incluir un sistema de puntos que pueda hacer que el joven alcance la meta en un período de
tiempo razonable. Por ejemplo, el padre acuerda comprarle a su hijo un ipod. El costo del ipod es
de $ 250. El padre le dice a su hijo que se lo va a comprar si su hijo acumula 10,000 puntos
durante las siguientes seis a diez semanas haciendo varias tareas. Por ejemplo, por tender la
cama y ordenar su cuarto 50 puntos, por cada hora de estudio 150 puntos, por cuidar de sus
hermanos menores 150 puntos, por lavar el auto cada semana 250 puntos, etc. Es importante
notar que los puntos se pueden ganar por cooperación y se pueden perder por resistirse a hacer
algo. Igualmente la mala conducta puede ser penalizada con 50 puntos o más. También, se
podrá dar puntos extra por buena conducta.
Establezca un método para proveer recompensas inmediatas. Recuerde que el reforzamiento
inmediato logra los mejores resultados. Por ejemplo, al hijo que quiere el ipod se le puede dar
como recompensa inmediata un estuche para su ipod o una tarjeta para bajar música del internet,
o unos audífonos.
Las Herramientas Milagrosas – Parte 2
Incrementar el nivel de responsabilidad y auto-disciplina de un niño no es una tarea simple. Pero
este trabajo puede hacerse más fácil utilizando la ley del reforzamiento. Hemos examinado dos
principios específicos que maximizan los beneficios de ésta técnica: (1) otorgue las recompensas
inmediatamente, y también (2) utilice recompensas no materiales como los cumplidos, abrazos y la
atención junto con el reforzamiento financiero y material.
Ahora pondremos nuestra atención en los últimos tres principios comenzando con el siguiente:
3. Casi cualquier conducta que es aprendida por medio del reforzamiento puede ser eliminada si la
recompensa es retenida por suficiente tiempo. Es un hecho establecido que la conducta no
reforzada eventualmente desaparecerá. Este proceso, llamada extinción por los psicólogos,
puede ser muy útil a los padres y maestros que quieren alterar la conducta de los niños.
Para eliminar una conducta no deseada en un niño, uno debe identificar y después retener el
reforzamiento. ¿Por qué es que un niño llora en lugar de hablar en una voz normal? Porque el
padre o la madre ha reforzado el llanto. Cuando Karen, de tres años de edad, habla con su voz
normal, su madre está demasiado ocupada para escucharla. De hecho Karen habla todo el día
así que su madre no escucha la mayoría de sus palabras. Pero cuando Karen habla con un tono
de voz irritante y molesto, la mamá voltea a verla para saber cuál es el problema. Los lloridos de
Karen dan resultado, su tono de voz normal no. Y así Karen se convierte en una niña llorona.
Para extinguir el lloriqueo, uno simplemente debe de poner en reversa el reforzamiento. La madre
debe comenzar diciendo “No puedo escucharte porque estas llorando. Mis oídos no pueden oírte
cuando lloras de esa manera. Después de que éste mensaje se ha comunicado por un día o dos,
la madre debe de ignorar todos los tonos de quejido de su hija. Y por otra parte, ella debe de dar
su atención inmediata cuando su hija le pida algo en su tono de voz normal.
Consideremos ahora el caso de otro niño que hacía muchos berrinches. Los padres habían
probado todo tipo de técnicas. Le habían dado nalgadas, lo habían puesto en la esquina, lo
habían enviado a su cuarto a dormir antes de la hora de hacerlo, pero nada había funcionado.
Una noche los padres del niño estaban en la sala leyendo cuando de repente el niño comenzó a
hacer uno de sus berrinches. Los padres ya no sabían qué hacer así que en esta ocasión no
hicieron absolutamente nada. Ello siguieron leyendo como si su hijo no estuviera ahí, cosa que su
pequeño no esperaba. El niño se puso de pie, se acercó a su padre, se echó al suelo y comenzó
con el acto número dos de la función de teatro. Sus padres no le hicieron caso. El niño dejo de
hacer su berrinche, se acercó a su madre, se arrojó al piso y comenzó con el acto número tres
del show. Los padres todavía ignoraban a su hijo. El niño se sintió como un tonto por haber
estado pateando y llorando en el piso que nunca más hizo un berrinche.
Aunque los padres de este niño extinguieron la conducta negativa de su hijo en unos minutos,
usualmente toma mucho más tiempo que eso. Un padre o un maestro no deben sentirse
desanimados si una conducta extinguida reaparece. Su eliminación completa puede requerir un
tiempo considerable.
El principio de extinción ha ayudado a muchas personas a romper malos hábitos como el dejar de
fumar. La extinción también puede ayudarles a los niños a vencer algunos de sus temores
innecesarios.
4. Los padres y los maestros también son vulnerables al reforzamiento. Los adultos también
modifican su conducta de acuerdo a la retroalimentación positiva o negativa que reciban. Por
ejemplo cuando la madre disciplina su hija de ocho años y la pequeña le dice “tú ya no me amas”.
Los niños saben que sus padres quieren comunicarles su amor así que ellos usan este asunto del
amor para extinguir el castigo. Muchas veces tiene éxito.
Otro caso es el del padre que tiene un nivel de tolerancia con sus hijos. Él les grita siempre que
no cumplen con sus expectativas, lo cual parece hacer que le obedezcan. Él padre ha reforzado
esta conducta y se ha convertido en un padre que grita y que es agresivo.
El punto es simple: Los padres deben de estar conscientes de sus propias reacciones al
reforzamiento y de asegurarse de que ellos están en control de la situación de enseñanza.
5. Los padres muy seguido refuerzan la conducta no deseada y debilitan la conducta que ellos
valoran. Es muy fácil recompensar la conducta no deseada en los niños al permitirle que tenga
éxito. Supongamos que los señores Martínez tienen una cena con algunos invitados en su casa y
ellos llevan a su hijo Ricky de tres años de edad a la cama a las siete en punto. Ello saben que
Ricky va a llorar, como siempre lo hace, pero ¿qué pueden hacer ellos? Ricky, de hecho,
comienza a llorar. Él empieza a llorar en un tono bajo y gradualmente lo va subiendo hasta llegar
al sonido de un jet cuando despega. Los señores Martínez se apenan tanto que permiten que
Ricky se levante de su cama. ¿Qué es lo que ha aprendido el niño? Que debe llorar fuertemente
si no quiere irse a dormir en su cama.
Otros ejemplos son los padres que inicialmente le dicen no a sus hijos acerca de algún permiso.
Los hijos dan argumentos y los padres dicen que lo pensaran. Los hijos presionan a sus padres,
gritan, se enojan, cierran la puerta de su cuarto fuertemente y los padres terminan diciendo si.
Los hijos aprenden que cuando sus padres les dicen no en realidad significa un tal vez o un si.
También está el ejemplo del bebé que inmediatamente tomando en brazos cada vez que llora, el
bebé puede observar la relación que hay entre las lágrimas y obtener la atención de los adultos.
La Disciplina en el Aprendizaje
Es mi creencia que algunos, pero no todos, los educadores profesionales comenzaron a perder de
vista la necesidad de la disciplina en el aprendizaje cuando pasamos por los turbulentos años de los
sesentas. Ellos buscaron una manera más fácil de enseñarle a los niños en lugar de ponerlos en lo
que es un salón de clases estructurado, exámenes, calificaciones, reglas y requisitos. La sociedad
estaba cambiando, la autoridad pasó de moda, y todos los valores tradicionales comenzaron a ser
vistos como sospechosos. ¿Por qué no deshacernos de lo convencional y tratar algo nuevo? ¿Qué
tal un salón de clases abierto?
Una de las ideas más tontas en la historia de la educación nació. Un ejemplo deprimente del cambio
de filosofía fue expresado en un libro titulado Summerhilll por A.S. Neill. El libro contradice todo lo
que yo creo acerca de los niños, y de hecho, acerca de la vida. Pero los escritos y el trabajo de Neill
fueron recibidos con gran credibilidad en el ámbito de la educación, y muchos maestros y directores
de escuelas fueron influenciados por su filosofía de laissez-faire (libre, sin reglas).
Los estudiantes residentes de la escuela de A. S. Neill no se les ponían como requisito que se
levantaran de sus camas en la mañana, o que fueran a las clases, o que hicieran sus tareas, o que
se bañaran o que se pusieran ropa.
Permítame enlistar los elementos de la filosofía de Neill que gobernó su programa y que recomendó
con grande pasión a los padres por todo el mundo:
1. Los adultos no tienen derecho en insistir que sus hijos les obedezcan. Los padres solo tienen un
deseo de tener poder sobre ellos. Los niños deben de ser libres. La mejor situación en la casa es
donde los padres y los hijos son iguales.
2. A los niños no se les debe de pedir que hagan ningún trabajo hasta que tengan 18 años de edad.
3. La religión no debe ser enseñada a los niños.
4. El castigo de cualquier tipo está estrictamente prohibido.
5. A los adolescentes se les debe de decir que la promiscuidad sexual no es un asunto moral.
6. Etc., etc.
La adherencia a un estándar es un elemento importante de la disciplina. Los militares han entendido
esto por cinco mil años. Si una examina el secreto detrás de un equipo de fútbol campeón, una
orquestra magnifica, o un negocio exitoso, el principal ingrediente es invariablemente la disciplina.
Entonces, es un gran error el no requerir nada de los niños, el no demandarles nada de su conducta.
Todos nosotros necesitamos adherirnos a algunas reglas razonables.
Las Barreras para Aprender – parte 1
Ahora es apropiado examinar otro aspecto de la disciplina: el que tiene que ver con el entrenamiento
de las facultades mentales y el carácter moral de un niño.
En esta sección y la siguiente, describiré las tres categorías principales de niños que tienen
resultados pobres en la escuela.
El Florecedor Tardío (Late Bloomer)
Donald tiene cinco años y pronto irá al kindergarten. Él es un pequeño muy inmaduro que es aún el
bebé de mamá en muchos sentidos. Comparado con sus amigos, el lenguaje de Donald es muy
retrasado y a él le falta coordinación física. Un psicólogo del desarrollo o un pediatra verificaría que
Donald no está enfermo físicamente ni es retardado mentalmente; él solo está progresando a un
paso más lento que la mayoría de los niños de su edad.
La maestra de kindergarten de Donald le dice a sus padres que Donald es inmaduro y que no está
listo para el primer grado y les habla acerca de la posibilidad de dejar a Donald otro año más en
kindergarten. “¿Reprobar kindergarten?” dice su padre. “¿Cómo puede el niño reprobar
kindergarten? ¿Cómo puede alguien reprobar kindergarten?
La maestra de Donald le trata de explicar que Donald no ha reprobado kindergarten; es solo que él
necesita otro año para desarrollarse antes de entrar al primer grado. Pero el padre no está de
acuerdo así que lo registran para el primer grado.
Desde el primer día de clases, Donald tiene problemas académicos y la lectura parece ser su mayor
dificultad. La clase lee historias acerca de cosas interesantes. Algunos niños pueden leer
rápidamente pero Donald aún sigue estudiando el alfabeto.
Llega un momento en el que el padre de Donald golpea fuertemente la mesa y le grita “¿podrías
poner atención y dejar de ser tan estúpido?” El niño jamás olvidará esas palabras de su padre.
Donald regresa a la escuela, pero ahora esta desinteresado y desmotivado. Voltea a ver a través de
la ventana. Dibuja garabatos con su lápiz. No puede leer, no puede escribir bien. Se siente extraño e
incapaz. “Por favor ponte de pie Donald, y lee el siguiente párrafo” le dice su maestra. Una de las
niñas dice “que tonto”. El problema comenzó como un retraso en su desarrollo, pero ahora se ha
convertido en una bomba de tiempo emocional y en un odio creciente hacia la escuela.
La tragedia es que Donald no necesitaba haber sufrido la humillación del fracaso académico. Una
año más de crecimiento y maduración lo hubieran preparado para enfrentar con las
responsabilidades educacionales las cuales lo están destruyendo.
La edad de un niño es el peor criterio para determinar el inicio de su carrera escolar. Los niños de
seis años de edad varían tremendamente en su grado de madurez. Algunos son sabios mientras
otros son bebés como Donald. Además, el desarrollo de los niños varones tiende a ser seis meses
demorado en comparación con las niñas de la misma edad.
Una razón por la que un niño inmaduro tiene un rendimiento pobre en la escuela puede estar
relacionado a la ausencia de una sustancia orgánica llamada mielina. El leer es un proceso
neurológico altamente complejo. No todos los niños de seis años están equipados para realizar esta
tarea.
La pregunta puede ser hecha “¿a qué se debe que el florecedor tardío (late bloomer) no alcanza a su
clase cuando madura en años subsecuentes?” Si el problema fuera solamente un fenómeno físico, el
niño que madura lentamente podría alcanzar a sus amigos. Sin embargo, factores emocionales se
enredan invariablemente en esta dificultad.
La auto-estima es sorprendentemente fácil de dañar pero sumamente difícil de reconstruir. Una vez
que un niño comienza a pensar que él es estúpido, incapaz, ignorante o tonto, el concepto no es
fácilmente eliminado.
La solución para el florecedor tardío es relativamente simple: en lugar de programar la entrada del
niño al primer grado de la escuela de acuerdo a su edad, el tiempo óptimo deberá ser determinado
por las variables neurológicas, psicológicas, sociales y pediátricas. Un simple examen puede
identificar casos extremos como el de Donald.
Si es determinado que el niño es un florecedor tardío (late bloomer), él puede repetir kindergarten o
quedarse en casa por uno o dos años. Los niños a quienes se les da la escuela en casa (home-
schooled) en los primeros años de la escuela primaria no tienden a ser mal ajustados o tener ciertas
limitaciones cuando entran a la escuela formal. Tampoco son anti sociales. En la mayoría de los
casos, los niños que tuvieron la escuela en casa (home-schooled) alcanzan y sobre pasan a sus
compañeros de clase en meses. Ellos también se inclinan a ser líderes en los años siguientes
porque no han sido criticado en los años primeros de vulnerabilidad. En otras palabras, son menos
dependientes de lo que piensen o digan sus compañeros. Esta es la razón por la que el movimiento
de la escuela en casa (home-schooling) está creciendo a saltos gigantescos.
El Aprendedor Lento (Slow Learner)
El aprendedor lento es otro tipo de niño que seguramente va a tener grandes problemas con la
disciplina académica debido a su inhabilidad para aprender tan rápidamente como sus compañeros.
Veamos la siguiente gráfica que nos ayudará a entender mejor al aprendedor lento: