Sociedades Agrarias y Rurales
Sociedades Agrarias y Rurales
Sociedades Agrarias y Rurales
DERECHO AGRARIO
Asesora: Roxana Trigueros Olivares
Alumna: Marisol Aragón González
Introducción:
La tierra del campo son una bendición, su productividad, puede ser la fuente de la economía de un
país. En tiempos remotos ya se contaba con una estructura y regulación, que se fue trasformando
por los sucesos históricos por los que paso el país, de ahí, surgen una serie de trasformaciones a la
legislación agraria con el fin de buscar la equidad en el reparto de tierras y por supuesto en la
participación del desarrollo de los campesinos. Con la Reforma de 1992 se incorpora un ente, las
sociedades mercantiles y civiles, la que viene a ser como la posibilidad de impulso para crear
uniones que permitan impulsar la productividad en el campo. Este ensayo abordara en breve las
sociedades, su forma de constitución, requisitos y limitantes, para terminar, comentando la
importancia de estas para el desarrollo de las comunidades rurales y desde el mismo país.
La Reforma de 1992
Desde la antigüedad la actividad agraria ha sido la base de la economía de toda población. En
México desde los Aztecas ya vemos a esta actividad como la base de la economía y el sustento. Con
la llegada de los españoles la actividad agraria no dejo de ser importante, al contrario, tanto
importante es que estos llegaron y se apoderaron no solo de las tierras sino hasta de nuestra gente
para que fueran estos los que se dedicaran a trabajar la tierra. Tras esta conquista se pierde mucho,
pero con la Revolución se da el inicio de lo que sería no solo el reparto de tierras, sino una
legislación que va evolucionando y cambiando a las necesidades de lo que va siendo la actualidad.
Ya que la actividad agrícola nunca ha dejado de ser la base de la economía muy a pesar del
abandono que ha sufrido y de la falta de apoyo de la que ha padecido.
A raíz de las reformas efectuadas al marco legal agrario de 1992 y con el propósito de abrir la
posibilidad para que los núcleos agrarios y sus integrantes encontraran diversos mecanismos para
impulsar su desarrollo integral, la Ley Agraria (LA) faculta a los sujetos agrarios, colectiva o
individualmente considerados, a suscribir cualquier tipo de contrato por el que se pretenda el
aprovechamiento por terceros de sus tierras, generando la oportunidad de que ejidos, comunidades,
ejidatarios y comuneros eleven su bienestar económico [ CITATION Van09 \l 2058 ].
Esta reforma significo el fin del reparto de tierras y la inserción del campo al capitalismo, para
muchos fue la pérdida del matiz social que tenía el derecho agrario, pero para otros, fue una nueva
era de inversiones que permitirían el aprovechamiento de las tierras ejidales, así como la
comercialización y transformación de productos, la prestación de servicios o cualquier otro objeto.
Los contratos agrarios, nacimiento de sociedades mercantiles o civiles.
La ley agraria, como ya se mencionó, abre las puertas a los contratos, es decir, a la creación de
asociaciones mercantiles y civiles. En su artículo 45, permite que los núcleos ejidales o comunales
puedan celebrar cualquier contrato de aprovechamiento sobre las tierras de uso común o
parceladas.
Una sociedad es la unión de dos o más personas o dos o más asociaciones con el acuerdo de que
cada una hace aportaciones en especie, dinero o industriales.
Por Sociedad Mercantil se entiende: “La unión de dos o más personas de acuerdo con la Ley
General de Sociedades Mercantiles (LGSM), mediante la cual aportan algo en común para un fin
determinado, obligándose mutuamente a darse cuenta”.
Referente a esto el artículo 75 dispone que el ejidatario puede aprovechar su parcela directamente o
conceder a otros ejidatarios o terceros su uso o usufructo, mediante aparcería, mediería, asociación,
arrendamiento o cualquier otro acto jurídico no prohibido por la ley, sin necesidad de autorización de
la asamblea o de cualquier autoridad, asimismo, podrá aportar sus derechos de usufructo a la
formación de sociedades tanto mercantiles como civiles. Y el articulo 100 por su parte establece
que la comunidad determinará el uso de sus tierras, su división en
distintas porciones según distintas finalidades y la organización para el aprovechamiento de sus
bienes. Podrá constituir sociedades civiles o mercantiles, asociarse con terceros, encargar la
administración o ceder temporalmente el uso y disfrute de sus bienes para mejor aprovechamiento.
Requisitos para crear una sociedad mercantil o civil.
Para poder constituir una sociedad mercantil o civil uno de los primeros requisitos es la aprobación
de la asamblea ejidal, en términos de lo dispuesto en el artículo 23, fracción V, de la, quien
determinara la aportación de la tierra en asamblea.
Otro aspecto que contemplar para su constitución es la extensión de la tierra, que establece el
artículo 126 de la LA, que indica que las sociedades civiles o mercantiles no podrán tener en
propiedad extensión mayor que la equivalente a 25 veces los límites de la pequeña propiedad
individual, y deberán cumplir con los siguientes requisitos:
a. Ser socio o accionista, por lo menos, tantos individuos como veces rebasen las tierras de la
sociedad los límites de la pequeña propiedad individual
b. Su objeto social deberá limitarse a la producción, transformación o comercialización de
productos agrícolas, ganaderos o forestales y a los demás actos accesorios para el
cumplimiento de dicho objeto, y
c. Su capital social deberá distinguir una serie especial de acciones o partes sociales,
identificadas con la letra “T” que será equivalente al capital aportado o destinado a la
adquisición de tierras, de acuerdo con el valor de la misma al momento de su aportación o
adquisición.
Otros requisitos es que las sociedades civiles o mercantiles se inscriban ante fedatario público y en
el Registro Agrario Nacional.
Referente a los límites de la extensión de la tierra, el artículo 132 de la misma ley dispone que,
cuando una sociedad rebase los límites a la extensión de tierra permitidos por esta ley, la Secretaría
de la Reforma Agraria, previa audiencia, ordenará a la sociedad que en el plazo de un año fraccione,
en su caso, y enajene los excedentes o regularice su situación. Si transcurrido el plazo la sociedad
no lo hubiere hecho, la dependencia seleccionará discrecionalmente las tierras que deban ser
enajenadas y notificará a la autoridad estatal correspondiente para que procedan al fraccionamiento,
en su caso, a la enajenación.
Importancia de las sociedades mercantiles y civiles.
Como en un principio mencione para unos la reforma de 1992, fue el fin del matiz social que tenía el
derecho agrario, para otro fue el inicio de una etapa de productividad para el campo. Y creo que los
dos tienen algo de cierto, lamentablemente la finalidad socialista se perdió, pero también la reforma
trajo una posibilidad de desarrollo. La reforma constitucional de 1992 partía de un principio,
enunciado en la Exposición de Motivos del Poder Ejecutivo, que recibió poca atención: a saber, que
la iniciativa y la libertad para promover el desarrollo rural pasaban a manos de los productores
rurales y sus organizaciones. Los ejidos, en su calidad de sociedades propietarias de las tierras, no
quedaban subordinados a las autoridades gubernamentales. Se rompía así el vínculo tutelar entre el
Estado y los campesinos; y los productores rurales, dotados de un capital territorial, fueron libres de
manejar su propio desarrollo (Warman, 2004).
¿Que ofreció al campo esta reforma? Pues bien, el campo, aunque es la base para de la economía
en países como en México ha sufrido, a pesar de las leyes, el abandono de la protección y la
marginación, siendo estos la parte de la sociedad que vive en pobreza, ¿esto a que se debe?, pues
bien, cuando se dio el reparto de tierras, todos tenían tierras, pero una tierra para que dé fruto
necesita inversión, en ocasiones el Estado lanzaba programas de apoyo o financiamiento, pero la
incertidumbre del logro de cosecha no siempre garantiza el éxito. Entonces lo que pasa es que sin
inversión o endeudamiento no hay producción. Durante 75 años se repartieron tierras, ya era hora de
generar productividad.
Al poder crear sociedades, lo que se permite es que se unan capitales, bines o productos, mano de
obra, etc, para crear una empresa, esta puede ser productora, comercializadora, etc., que permite
poder darle productividad a las tierras que están en desuso o no alcanzan su mayor potencial.
En pocas palabras la creación de sociedades civiles y sobre todo mercantiles permite impulsar la
productividad a las tierras campesinas, dándole un valor mayor ya que a mayor productividad de la
tierra, mayor trabajo y esto da mayor beneficio a los integrantes de la sociedad y los distintos
trabajadores de esa sociedad generando así una mejor economía para el país.
Conclusión
La Reforma, como se ha venido tratando, trajo una oportunidad de desarrollo para la productividad
de las tierras en el campo. Su reglamentación, aunque no muy amplia pone ciertos parámetros que
dan certeza y limitan el apoderamiento de bienes y sobre todo limitantes para que no caigan en
manos extranjeras.
Las sociedades en materia agraria representan una diversidad de posibilidades con las que cuentan
los núcleos de población para desarrollarse, ya que las sociedades al crearse buscan obtener un
mejor y más productiva explotación de la tierra lo que permite apoyar la economía de todo un país,
ya que como sabemos, la propiedad social representa dos terceras partes del mismo.
La Reforma trajo cosas buenas para la productividad, solo hay que seguir trabajando en la equidad y
la distribución justa para que no solo unos cuantos puedan tener esas oportunidades, ya que,
aunque la Reforma es el parte agua para una modernización del campo y trajo nuevas formas de
constituirse y lograr acciones con objetos de bienestar común, lo cierto es que aún, no todos o solo
casi algunos, logran tener este beneficio.
Referencias
Garza, J. L. (1998). Requisitos Para la Constitución de Personas Jurídicas. . Revista de Derecho Notarial Mexicano, pgs.
158-162.
RIOS, V. P. (2009). La importancia de las sociedades y los contratos en el desarrollo del campo. Revista Estudios Agrarios,
pgs. 125-141.
VILLALOBOS, R. G. (1994). Las Sociedades Mercantiles en el campo Mexicano. Revista de los Tribunales Agrarios, p. 98-
110.
Warman, A. (30 de julio de 2004). Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Obtenido
de La reforma agraria mexicana: una visión de largo plazo: www.fao.org/3/j0415t/j0415t09.htm