La Bola de Cristal
La Bola de Cristal
La Bola de Cristal
LA BOLA DE CRISTAL
ESTUDIANTE:
DALVIN A. GUEVARA C.
PROFESOR:
Vivía en otros tiempos una hechicera que tenía tres hijos, los cuales se amaban
como buenos hermanos; pero la vieja no se fiaba de ellos, temiendo que quisieran
arrebatarle su poder.
Por eso transformó al mayor en águila, que anidó en la cima de una rocosa
montaña, y sólo alguna que otra vez se le veía describiendo amplios círculos en la
inmensidad del cielo.
Sólo otro podía probar suerte, y nadie más después de él. Y como era un mozo de
corazón intrépido, decidió ir en busca del castillo del Sol de Oro.
Llevaba ya mucho tiempo en camino, sin lograr dar con el castillo, cuando se
encontró extraviado en un inmenso bosque. De pronto descubrió a lo lejos dos
gigantes que le hacían señas con la mano, y cuando se hubo acercado, le dijeron:
- Estamos disputando acerca de quién de los dos ha de quedarse con este
sombrero, y, puesto que somos igual de fuertes, ninguno puede vencer al otro.
Como vosotros, los hombrecillos, sois más listos que nosotros, hemos pensado
que tú decidas.
- Es que tú ignoras sus virtudes. Es un sombrero milagroso, pues todo aquel que
se lo pone, en un instante será transportado a cualquier lugar que desee.
Y, no bien habían salido estas palabras de sus labios, hallóse en la cima de una
alta montaña, ante la puerta del alcázar. Entró y recorrió todos los salones,
encontrando a la princesa en el último.
Pero, ¡qué susto se llevó al verla!. Tenía la cara de color ceniciento, lleno de
arrugas; los ojos, turbios, y el cabello, rojo.
Pero el pájaro no soltará el huevo a menos de ser forzado a ello, y, si cae al suelo,
se encenderá, quemando cuanto haya a su alrededor, disolviéndose él junto con la
bola de cristal, y entonces todas tus fatigas habrán sido inútiles.
Bajó el mozo a la fuente, y en seguida oyó los resoplidos y feroces bramidos del
bisonte. Tras larga lucha consiguió traspasarlo con su espada, y el monstruo cayó
sin vida.
En el mismo instante desprendióse de su cuerpo el ave de fuego y emprendió el
vuelo; pero el águila, o sea, el hermano del joven, que acudió volando entre las
nubes, lanzóse en su persecución, empujándola hacia el mar y acosándola a
picotazos, hasta que la otra, incapaz de seguir resistiendo, soltó el huevo.
No se había derretido aún, mas, por la acción del agua fría, la cáscara se había
roto y, así, el mozo pudo extraer, indemne, la bola de cristal.
- Mi poder ha quedado destruido, y, desde este momento, tú eres rey del castillo
del Sol de Oro. Puedes también desencantar a tus hermanos, devolviéndoles su
figura humana.