Doctrinas de La Gracia - Ordo SALUTIS

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Eleccion: “Predestinación” – Lit. Seleccionado de antemano, anticipadamente.

La elección proviene particularmente del versículo, (Ef 1:11 [BEMH]) (1)


En él también recibimos herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que realiza todas las cosas
conforme al consejo de su voluntad.

Lo cual explica la razón del inicio de la salvación de un creyente, todo por un plan y propósito divino. (Romanos 8:29)

Romanos 8:30: Llamó . Gr; “kaleo”, Desde la eternidad Dios predestinó a los elegidos para que compartieran las
bendiciones de su Hijo. Para que esto fuese así, hubo un llamado eficaz, el cual por consecuencia de la elección
anticipada Dios llama de manera eficaz a sus ovejas, ilustrado en Juan (Juan 10:27).

En consecuencia la regeneración los llamados son vivificados espiritualmente, capaces de relacionarse con Dios
mediante la regeneración que el Padre hace, esto hace que los llamados “hijos” adoptados tengan corazones
receptivos a las palabras de Dios. El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por renovación en el Espíritu Santo. (Tito 3:5)

El orden que creo personalmente que sigue como consecuencia de la regeneración es la conversión, en que podemos
arrepentirnos y es depositada la Fe (primeramente por Dios) y luego nosotros de manera voluntaria podemos
responder al llamamiento del Evangelio, ocurre un arrepentimiento genuino y sincero y ponemos nuestras fuerzas en
nuestro Salvador Jesucristo. (Efesios 2:8-9)

Justificación es algo que sigue por delante de la conversión, ya que merecíamos la pena de la condenación, la ira y el
juicio de Dios, sin embargo como Dios nos justificó mediante Cristo, su obra él nos puso en una posición legal delante
de la ley de Dios.

Somos justificados por la gracia y misericordia de Dios, eso quiere decir también que estamos plenamente seguros
bajo el cuidado protector de Dios.

Siguiendo el orden que creo es el mejor para conocer de manera sistemática la salvación, Dios nos adopta en su
familia del reino, no necesariamente como “primogénitos” por que ese titulo le pertenece a Jesucristo, Dios nos ha
hecho parte de su familia, tal y como lo dice el Apóstol Pedro. “Nos ha hecho participantes de la naturaleza divina” (2
Pedro 1:4),(Juan 1:12) – Dios es el que da el poder y la potestad de ser hechos hijos de Dios, adoptados en la familia
del Reino.

En este punto comienza la participación de manera permanente del ser humano, el hijo de Dios, (Dios y el hombre
comienzan a trabajar juntos en este proceso que no termina en esta vida) además es crecer en la semejanza no del
primer Adán, sino del segundo Adán, Cristo. El mediador entre Dios y los hombres, no solamente la santificación
sugiere una disposición de obedecer, sino amar al Dios de la Biblia. Creo que este orden es el mejor para que el
cristiano entienda que la madurez se puede alcanzar ( 2 Timoteo 3:16)

Pienso en lo personal que la perseverancia debería ir unido con la santificación por que al parecer son un mismo
acontecimiento del hombre, puede ser que este punto de “Perseverancia” se enfoque no en necesariamente en
mantener la salvación dada, sino en “vivir” la salvación. Este término lamentablemente ha sido mal interpretado sobre
todo por muchos arminianos que enfocan su atención en “Perseverancia” como termino de mantener la salvación, y si
no la mantienes la puedes perder. Pero el pasaje de 2 Juan 1:9 habla necesariamente de que si perseveras es por que
eres de Cristo, pero si no lo haces es por que simplemente nunca fuiste hijo genuino de Dios.
Esta ultima y potente doctrina explica que al final de la vida cristiana cada hijo recibirá un cuerpo, glorificado semejante
al de Cristo. Sabemos que este punto doctrinal es el ultimo debido a que ocurre la obra salvífica de forma completa.
Entonces podemos definir de cierto modo que es el paso final del creyente cuando Cristo vuelva, resucite nuestros
cuerpos, por que también glorificación habla de nuestros cuerpos, además tendremos estos cuerpos perfectos, sin
mancha ni contaminación semejante a los de Jesucristo. Tal y como dice 1 Corintios 15:51-52 “No todos moriremos,
pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues
sonara la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados.

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