Sin Promesas Rotas

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Dedicatoria

Este libro es dedicado a Ian si no fuese por tu hermoso


blog y por tu grata amistad nunca habría
habr a logrado
cumplir con mi sueño..
sue o..

1
Serie Promesas 2

Capi
Capitulo Uno

—¡ ATRÁPENLO!

El fantasmagórico sonido de las voces de los miembros de su manada


persiguiéndolo se escuchaba a lo lejos. ¿Era tan malo que él fuese
homosexual? ¿Acaso los lobos no tenían permitido amar a quien quisieran?

—¡PUEDO OLERLO!, ¡NO ESTÁ MUY LEJOS!


2 Era patético, aquello parecía más una cacería de brujas que una manada
de lobos hechos y derechos. Pero su Alfa había decidido que debía morir.

Afortunadamente las leyes de los were dictaban que tenía un tiempo de


huida para recoger sus cosas y marcharse antes de que la manada tratase de
acabar con su vida. Escapar a un territorio de otra manada podría matarlo
pero, sin lugar a dudas, el quedarse le causaría con total seguridad la
muerte.

Jerie corría en su forma humana, no podía transformarse en lobo. Desde


el momento en que un Alfa quitaba el vínculo de la manada a un were, éste
perdía durante un periodo de 48 horas la capacidad para transformarse.

Desventajoso, sí, pero era un método de la naturaleza para asegurar que


los exiliados no revelaran la existencia de las were-criaturas al mundo. Pero
Jerie no era el tipo de persona que revelaría semejante cosa, él había nacido
lobo y desde que era cachorro había sido un lobo modelo, el único error
que había cometido era ser gay. No era que eso fuese algo que él pudiera
evitar, desde que podía recordar le gustaban los hombres, sólo lo había
reservado pues su padre le había dicho que no lo dijera. Ahora entendía con
mayor claridad el por qué le habían hecho esa recomendación.
—Maldita sea. —Dijo Jerie mientras seguía corriendo por el espeso
bosque. ¿Acaso el haber salvado a la manada en más de una ocasión no
funcionaba como atenuante? ¿Acaso ser homosexual era algo tan malo
como para mandar al diablo todas las cosas buenas que había hecho por la
manada?

Sea como fuera, él no tenía tiempo para pensar en ello. El peso de la


mochila no era mucho, pero aun así, lo hacía más lento. Había decidido
sólo traer consigo lo necesario, ahora se preguntaba si lo necesario era en
verdad necesario. El sonido de los pasos se hacía más fuerte, sus
perseguidores estaban cerca. Su cuerpo le dolía de tanto correr, su corazón
latía tan deprisa que le sorprendía que no se le saliera del pecho, su
respiración era entrecortada y rápida, si seguía así desfallecería antes de
llegar al territorio de la manada vecina… sólo le faltaban unos cuantos
kilómetros más.

—¡Por aquí!

La voz que escuchó sonó casi celestial, Jerie se dio la vuelta y pudo ver
a un muchacho de no más de dieciocho años, vestido con ropa deportiva
3 que le hacía señas para que se acercara. Jerie dudó, pero el sonido de los
pasos que se acercaban le hizo tomar una decisión. Corrió hacia donde se
encontraba el muchacho.

—Creo que debemos apresurarnos, por aquí cerca dejé mi camioneta,


podemos ir con ella hasta el pueblo de Free Hill, de ahí tomaremos un bus
que nos llevará a Sweet Valley, ahí estarás seguro Jerie.

—¿Cómo diablos sabes mi…?

El chico le sonrió. Jerie se percató que el muchacho tenía el cabello de


un color negro azabache, excepto por un mechón que era blanco como las
nubes.

El muchacho guió a Jerie hasta un camino de grava en donde había una


camioneta negra. Jerie y el chico montaron en ella y el muchacho la
encendió.

El sonido de balas se escuchaba cerca, los que perseguían a Jerie en


verdad estaban dispuestos a matarlo. El chico pisó con fuerza el acelerador
del vehículo y salió disparado por el camino, dejando atrás a los
perseguidores de Jerie. Sólo después de un cuarto de hora de viaje fue que
Jerie logró tranquilizarse.

—Gracias por salvarme —dijo tratando de mostrar todo el


agradecimiento que sentía— por cierto, ¿cuál es tu nombre?

El muchacho volvió a sonreír, y Jerie pudo ver que el color de los ojos
del chico eran de un color azul topacio, casi hechizante, si el chico no
tuviese la apariencia de un twink quizá Jerie podría sentir interés por él.
Pero a decir verdad, a Jerie sólo le gustaban los hombres altos y
musculosos, el chico era lindo, había que admitirlo, pero no era para nada
su tipo.

—Mi nombre es Sixto. —El chico se quedó dudoso por un instante,


como si pensara si decir algo más— la gente suele llamarme “el oráculo
divino”, aunque no me gusta mucho ese apodo.

A Keylin aún le costaba trabajo creer lo que hacía unos instantes su


mejor amigo le había dicho. ¿Acaso había oído mal? No podía ser, la seria
cara de su compañero decía que le había hablado con sinceridad.

—Entonces… -dijo aun dudando de lo que acababan de decirle ya por


tercera vez- ¿tu pareja es un hombre?

Dahl volteó los ojos y tomó algo de aire, ¡NO HABÍA MANERA EN
EL INFIERNO!

—Sí… mi pareja es un hombre.

La cara que puso Dahl cuando dijo eso fue tan extrañamente dulce que
a Keylin le costó trabajo evitar reírse. Cuando su camarada dijo “mi pareja”
su voz había tomado un tono tan soñador…
—Entonces… -dijo juguetonamente Keylin. A decir verdad, le
costaba trabajo el resistirse de molestar a su amigo cuando se ponía así. —
¿Cómo están las cosas en lovey-dovey-land?

Dahl sonrió, ¡sonrió!, una grande y amplia sonrisa como Keylin no


había visto nunca en la vida de su amigo se formó en su rostro mientras con
el mismo tono ensoñador le respondía.

—Felices, muy felices… Realmente no existe nadie a quien yo


pueda llegar a amar más que a él.

Keylin no pudo evitarlo más tiempo. Su amigo había dicho algo tan
cursi. La risa de Keylin salió sin que pudiera contenerla en absoluto.

—¡No puedo creerlo! —Dijo todavía riéndose— Cuando éramos


jóvenes dijiste que nunca te pondrías con cursilerías, pero yo te dije que
cuando encontraras a tu pareja ibas a cambiar. —Keylin no pudo evitar
hacer su bailecito de la victoria; tenía la costumbre de hacerlo cada vez que
le ganaba una apuesta a Dahl y viendo a su amigo ahora, no había manera
en el infierno de que él no se lo restregara en la cara— ¿Quién tenía razón?
5 Aja, yo la tengo, yo la tengo.

Dahl trató de mostrar enojo, pero en vez de eso soltó una suave risa.

—Tonto. —dijo su compañero mientras le daba un amigable


golpecito en el hombro. — Deberías tener más juicio ahora que eres alfa y
todo eso. Espera a que tú encuentres a tu pareja; —Keylin notó con
claridad cómo su amigo había hecho un especial énfasis en la palabra “tú”
—entonces seré yo el que se burle.

—Pues no podrías –dijo alegremente Keylin a Dahl.- Recuerda que


aún soy el alfa y puedo exigirte respeto.

—Pues contigo como alfa estamos perdidos. –Dijo su amigo


mientras le sacaba la lengua.

—Mocoso infantil.

—Tonto arrogante.

Ambos se destornillaron de risa. Keylin podía ver que el encontrar


pareja no había hecho cambiar a su amigo. De hecho, veía un cambio
positivo en él. Desde hacía unos meses Dahl se había mostrado algo
sombrío, pero ahora se le veía tan contento.

—Oye, ¿por qué no vamos a la cafetería de Mary? —propuso Keylin.


Unas cuantas semanas antes había ayudado a Mary con un problema que
había tenido con unos delincuentes en su establecimiento y ella le había
prometido darle un 50% de descuento en todo lo que él ordenase. A Keylin
le parecía que ese era el mejor momento para aprovechar el bono. —Tengo
descuento.

Dahl le dio una burlona sonrisa.

—¡Típico! Sólo me invitas cuando hay descuento.

El alfa se rió y juntos se dirigieron a la cafetería de Mary.

Jerie había seguido al chico que se hacía llamar Sixto desde hacía ya
algún tiempo. La verdad, era que ahora entendía de dónde provenía el
apodo “oráculo divino”. Jerie había hecho mucho dinero comprando tickets
de lotería, nunca fallaba. Los dos habían viajado juntos durante varias
semanas hacia el pueblo de Sweet Valley, tal y cómo Sixto había dicho.
Según el chico de ojos topacio, Jerie sería de vital importancia para la
supervivencia de Sweet Valley y de la manada que ahí residía, además del
hecho que según Sixto ahí encontraría a su pareja. A él sólo le parecía que
esas eran palabras dichas por Sixto para que él no se sintiera tan mal por el
hecho de haber sido expulsado de su antigua manada.

—Ya casi llegamos. —Dijo Sixto mientras revisaba una pequeña


mochila que llevaba consigo buscando golosinas. Si algo sabía Jerie de
Sixto era que el chico tenía una casi fanática obsesión con las cosas
dulces—. Faltan sólo quince minutos más, a decir verdad, faltarían sólo
cinco minutos pero va a haber un pequeño fallo en el motor y el bus se
detendrá… ahora.
Justo cuando Sixto lo dijo, se escuchó un extraño sonido proveniente
del frente y el bus se detuvo. El conductor soltó varias obscenas
expresiones mientras le gritaba al bus que era una carcacha inútil y bajaba
furioso.

—¿Sólo serán quince minutos? —dijo Jerie algo confundido, sea lo


que fuera que había pasado parecía serio.

—Sí, sólo quince minutos antes de llegar al pueblo. —Dijo Sixto


mientras sacaba una barra de chocolatina y empezaba a devorarla con
avidez— ¿Queguez?

—No gracias —otra de las cosas que Jerie había aprendido de Sixto
era que no sabía mucho de etiqueta—. Estoy bien.

Pese a que a veces a Jerie le pareciera raro lo que hacía Sixto, parecía
que el chico hacía todo por alguna razón que conocía de antemano. Aún le
costaba entender por qué su amigo le había pedido que llevara su ropa
favorita, aunque suponía que era para que la otra manada lo aceptara con
mayor facilidad, y le costaba aún más entender porque de toda la ropa que
7 el chico poseía, había escogido la más estrafalaria. Sixto se había vestido
con una camisa blanca que tenía estampada en la parte posterior un símbolo
del ying y el yang y unos vaqueros, de hecho en combinación con su pálida
piel y su mechón de cabello blanco entre todo el cabello negro, cualquiera
habría pensado sin pensárselo dos veces “FREAK”. Él había escogido, sin
lugar a dudas, algo más cómodo. Sí, era cierto que llevaba unos vaqueros
negros y una camisa de Linking Park1, pero siempre que se ponía esa ropa
la gente le decía que se veía genial, como un rocker. Un rocker en
definitiva pasaba más desapercibido que un freak, y Sixto en definitiva
vestía como freak.

Tal como lo predijo Jerie, después de quince minutos llegaron a


Sweet Valley, lo primero que pensó él al llegar al lugar era que el nombre
le quedaba. Era un pueblo lleno de naturaleza por doquier. Pese a todo se
veía muy bien cuidado y con suficiente tecnología como para que él no se

1 Banda estadounidense de rock. Fundada en 1996.


sintiera estando en la edad de piedra. El lugar se veía como el perfecto sitio
para vivir en todos los sentidos. Si Sixto tenía razón, la manada de aquí
quizá podría aceptarlo y entonces podría vivir en aquel pequeño paraíso.
Jerie se sentía algo incómodo en aquel lugar, ¿qué tal que Sixto no tuviera
razón? Sintiendo un miedo más grande que el que había sentido al ser
perseguido por su manada, se agarró a uno de los bordes de la camisa de
Sixto. Ambos bajaron del bus primero Sixto, luego él. Jerie sintió algo de
miedo cuando un lobo un poco más alto que él se les acercó a ambos. El
chico medía como un metro ochenta y tenía la piel morena como la tierra,
el cabello era castaño oscuro, lo que hacía que con la actual luz del sol se
vieran pedazos más claros que otros, a Jerie, le agradó el muchacho al
instante y sin poder entenderlo muy bien.

—Hola señor… Sixto —dijo el chico que vestía ropa como de


excursión—. Pues verá… yo he venido porque… —el chico pareció
meditar un poco sobre lo que iba a decir después, como si pensara que iba a
ser algo tonto, pero aun así debía decirlo—. Un espíritu de nombre Niriel
me dijo que usted podría ayudarme a salvar a mi novio.
El chico pareció estar esperando a que ambos se rieran, pero dado
que Jerie había visto lo que Sixto hacía, él sabía que quizá el muchacho si
8 pudiera hablar en serio y quizá Sixto lo comprendería.

—Mucho gusto. —Dijo Sixto mientras extendía la mano al chico—.


Soy Sixto, aunque puedo ver que eso ya Niriel te lo dijo, mi compañero es
Jerie.

Ambos se saludaron y todos decidieron marchar a la cafetería más


cercana. Pasado un rato de haber llegado a la cafetería y hablado de temas
varios, Jerie había aprendido varias cosas que desconocía de la cultura were
pese a ser uno él mismo. Él ahora sabía que si uno estaba en una situación
cercana a la muerte cuando era convertido en lobo y además estaba en una
luna en cuarto creciente, entonces se convertiría en un chamán, podría ver
espíritus e incluso usarlos para diversas cosas. El chico en cuestión se
llamaba Lenard y había sido convertido en lobo recientemente por su
pareja, otro lobo de la manada de Sweet Valley.

—Y ¿tú también puedes ver fantasmas?

—No son fantasmas —dijo Sixto sonriendo— son espíritus de la


naturaleza. Y no, no puedo ver a los “fantasmas”, yo soy un oráculo,
también somos raros, paro no tanto como los chamanes. Lo que yo hago es
predecir el pasado, el presente y el futuro. Pero sólo eso. Tú puedes hacer
otras cosas. Y antes que lo preguntes, no, Jerie es sólo un lobo más. La
razón por la que vinimos es porque en una visión descubrí que la pareja de
Jerie está en este lugar.

Jerie sonrió.

—Es cierto lo que dice Sixto, vine buscándolo. —Jerie soltó una
risilla nerviosa—. A decir verdad, estoy algo ansioso no sé cómo es y
pues… no sé… tengo miedito.

Lenard le sonrió. A Jerie definitivamente le gustaba el chico, no era


un mocoso insolente, ni una reinona como se suponía que eran los gays,
¡oh!, ahora él estaba siendo un poco rudo, teniendo en cuenta que él era gay
y nunca había actuado así, implicaba que el estereotipo no era muy certero
que digamos.

De repente la nariz de Jerie lo captó, dos lobos habían entrado y uno


de ellos tenía un aroma en especial. Un aroma hipnotizante e intoxicante.
Era delicioso aquel olor, una fragancia picante, varonil y tan... pero tan
adicitiva…
9
Jerie se sentía pleno. Aún no había entrado el poseedor de aquella
fragancia divina y él ya quería saltar de su silla e ir a buscarlo.

«Mi pareja» Pensó para sí mientras su corazón latía a mil por


segundo.

La puerta de la cafetería se abrió de repente y Jerie lo vió. Un lobo


alto, mucho más alto de lo que él pudiera haber imaginado que un lobo
pudiera llegar a ser, entró dentro del local. El hércules tenía el cabello
dorado como el sol y ojos azules como el cielo, tenía una camisa que
dejaba ver una ligera mata de vellos dorados que surcaba un muy bien
definido pecho. El cuerpo era musculoso y emanaba poder por todos lados.
Tenía un pantalón azul que hacía una combinación perfecta con la camisa y
unos lustrosos y brillantes zapatos negros de charol. El gran lobo lo olió
por un instante y luego, con un rápido movimiento, demasiado rápido para
percibirlo bien. Se abalanzó sobre la mesa en la que Sixto, Lenard y él se
encontraban. El adonis lo tomó en sus brazos posesivamente sin que le
importara la gente que estaba alrededor suyo. Jerie se sintió electrizado por
el toque de aquel hombre y las mariposas empezaron a volar por su
estómago con fuerza.
—¡Mío! —gruñó el hombre a Lenard y a Sixto mientras alejaba a Jerie
de sus amigos.

10
Capi
Capitulo Dos

P or enésima vez consecutiva caminó en círculos por su habitación. El


cuarto era grande y echo de madera de pies a cabeza, su madre siempre le
había dicho que la madera lograba calmar a un alma en pena y por ello él
había decidido hacer su oficina de esa forma. Las paredes tenían una
amplia gama de estantes llenos al tope de libros diversos, y había varios
bustos con los rostros de sus músicos clásicos favoritos. En el centro de la
habitación estaba su escritorio de trabajo, una de sus pertenencias más
preciadas, el mueble estaba hecho de fuerte roble, pintado hermosamente y
embellecido al más agradable estilo gótico que había podido conseguir. A
lado y lado del mueble había un par de helechos, “dan buena suerte” o al
menos eso es lo que su madre le había dicho, hacía ya varios años, cuando
él había decidido hacer la oficina en su casa. Sin embargo, justo ahora,
11 buena suerte era lo que necesitaba. ¿Cómo es que había podido ser tan
idiota? ¡¿En qué diablos estaba pensando?! Bueno, al menos a eso Keylin
tenía una respuesta, no estaba pensando. De todos los lugares y de todas las
situaciones en este mundo conocido, ¡¡¡¿cómo era posible que su pareja
hubiese sido un hombre?!!!

—¡Maldición!… —gritó desesperado mientras volvía a recorrer su


habitación. ¡Oh!, ¡Cómo quería golpear a alguien!—. Maldición…

De verdad que aquel muchacho era justo su tipo. Su piel era dorada
como el sol y su cabello rojo como el fuego, era tan… intenso. ¡Y por
Cristo! su eje ahora estaba necesitado de atención. ¿Por qué a él? Sólo un
pensamiento de su pareja y él, y ya estaba como asta para izar bandera. Lo
que le molestaba era lo instintivo que había sido, el mero olor de su pareja
había hecho que su sentido común saltara por la borda y no regresara hasta
varios minutos después de haber hecho el ridículo enfrente de todos los que
conocía. Es que si hubiese sido algo menos evidente, quizá él no estaría
devanándose los sesos por encontrar una solución simple para la situación.
Pero no, en cuanto él percibió a su pareja y lo había visto tan feliz con los
otros dos hombres su razón se nubló y saltó como un loco desesperado
sobre el chico y gritó, ¡por todos los cielos!, ¡GRITÓ! Que aquel chico era
suyo. Lo que le molestaba era que después de semejante estupidez, su
cerebro aún no había vuelto a funcionar y había, literalmente, secuestrado
al joven muchacho. ¿Cómo podía haber hecho algo tan estúpido?

Jerie lo suponía, algo estaba mal con su pareja. El alto y musculoso


hombre había estado dando vueltas en círculos preocupado por algo.
Habían pasado ya varias horas desde que habías sido… ¿raptado?... por
aquel ángel caído del cielo y parecía que apenas ahora su pareja había
recuperado un poco de su sentido común. Jerie sonrió, en verdad que había
sido algo de otro mundo. Cuando aquel hombre había entrado en la
cafetería y había saltado encima de él, Jerie se había sentido tan especial.
No era sólo el hecho de que su pareja fuese exactamente su tipo, era que su
pareja había cumplido una de sus fantasías de cuando era niño.
12
¡Quisiera que ser raptado por un príncipe! Le había dicho a su
mamá hacía ya varios años, claro, ella le había corregido casi al instante.
Es princesa, querido, y las princesas no raptan a los caballeros… más bien
diría que es a la inversa.

Pero había sido divertido que de todas las situaciones posibles en


este mundo, casualmente ese particular hecho le hubiese pasado a él. ¡Ja! y
su mamá se había reído de su sueño, si ella no hubiese pasado al más allá
varios años atrás, esa habría sido una divertida conversación a tener. De
seguro ella se habría reído, con su suave y burbujeante risa, pero también
de seguro que ella lo habría aceptado. Él sabía que el tratar de ocultar su
identidad sexual de la manada era sólo una artimaña de ella para protegerlo
de aquella cacería de brujas que había vivido. De todos modos, justo ahora,
él tenía algo más importante en lo que preocuparse. Ir a buscar sus maletas,
debido a que su pareja lo había llevado tan aprisa hacia su ahora nuevo
hogar, él no había podido traer consigo su maleta y sus ropas.

Bien, ahora sí puedo decir que no tengo nada que ponerme.

Trató de contener la risa con ese pensamiento, en verdad que esa


había sido una de las razones para las constantes peleas con su padre.
Quién lo diría, la vida tenía un interesante sentido del humor. Pero también
le daba muy buenas ideas. Quizá él podría alegrarle la vida a su pareja y de
paso conseguir algo que vestir. Todo en uno.

—Espero que estés listo chico lindo —dijo para sí mismo Jerie—
porque nos vamos a divertir bastante tú y yo.

Keylin volvió a pasearse por la habitación. Era raro, pese a la


impresión inicial que había tenido de calamidad y desastre, ahora no se
sentía tan desgraciado y desdichado con respecto a su suerte ¿era normal o
se debía a la proximidad de su pareja? sea como fuera, no había sido del
todo malo. Pues al menos ya todos en el pueblo sabían que él era gay y que
su pareja era aquel chico. Por cierto… ¿cómo se llamaba? Con las prisas no
había podido preguntarle el nombre. Bueno, eso no era importante ahora, lo
13 primero que debía hacer era ir a donde Mary y pedirle disculpas por su
imprudente actuación. Claro, que sí mal no recordaba, la cara que la mujer
había puesto al verlo abrazar con posesividad al chico no fue una de
desagrado, más bien era una de sorpresa.

TOC, TOC.

El sonido de la puerta lo sacó de su ensimismamiento.

—¡Pase! —Dijo suavemente mientras se sentaba en su escritorio en


la pose más genial que pudo pensar en ese momento, con los brazos
cruzados y ligeramente inclinado. Sabía que era su pareja por el olor, lo que
no lograba entender era su extraña necesidad de lucir cool enfrente de él.

—Hola… —dijo la suave voz de su pelirrojo soñado— pues… no


quería molestarte, pero es que tengo uno que otro problemita con toda esta
situación.

Keylin empezó a sudar frío, ¿qué había hecho? Oh, vaya, esto era
gracioso. Hacía menos de un minuto estaba pensando que su mundo se
había acabado, por actuar precipitadamente en el bar de Mary y ahora eso
no era nada en comparación con que su pareja tuviera “uno que otro
problemita con toda esta situación”.

—¿Qué sucede? —dijo Keylin tratando de mantener su tono de voz


constante, procurando a su vez ocultar el miedo que sentía— ¿qué es lo que
te incomoda Sweetheart2?

El chico sonrió ante el cumplido, una hermosa y perfecta sonrisa.


Keylin se quedó hipnotizado por un instante con esos labios tan llenos de
vida, queriendo morderlos y besarlos con pasión, llevar a aquel hombre a la
locura entre el deseo y la razón para después…

—¿Comprendiste?

Ups, lo habían cogido fuera de base.

—Lo siento Sweetheart —dijo Keylin apenado— me distraje por un


segundo, podrías repetirme lo que dijiste.

El chico sonrió coquetamente, maldición, si eso no hacía que toda su


14 sangre corriera al sur, hacia su eje, no sabía que más podía hacerlo. Si el
chico seguía aquí Keylin no sería capaz de contenerse en absoluto, en
especial porque si el pecaminoso cuerpo de su pareja seguía cerca, él
sufriría una hipoxia cerebral.

—Dije que pese al secuestro, lo menos que merezco, es que me digas


tu nombre, ¿o acaso esperas que te llame pareja toda la vida?

—Sí, lo siento —dijo Keylin un tanto avergonzado— es que en


cuando te ví… bueno mi cuerpo reaccionó por sí solo.

—Te entiendo —dijo el chico mientras se acercaba a Keylin— mi


nombre es Jerie, mucho gusto.

El muchacho extendió su mano para saludarlo, vaya, con las prisas


había olvidado la más básica de las formalidades.

—Mucho gusto Jerie —dijo Keylin mientras daba una suave risilla—
mi nombre es Keylin, soy el Alfa de la manada de Sweet Valley.

2 Expresión cariñosa, dulce corazón, cariño, tesoro...


En cuanto Keylin estrechó la mano de Jerie sintió como una corriente
eléctrica cruzaba todo su cuerpo. Por todos los cielos, ¿cómo era posible
que alguien tuviera un cuerpo tan pecaminoso y a la vez tan tierno?

—Este…

Oh, esto era interesante, parecía que Jerie sentía más la atracción que
él. Interesante, muy interesante. Keylin mordió su labio inferior y pudo
escuchar como el joven que tenía enfrente profería un bajo gemido. Keylin
acercó su cara hacia Jerie, lentamente, con total calma.

—¿Me besarías de una vez?

Protestó el pelirrojo abalanzándose contra sus labios. Cuando sus


bocas se juntaron Keylin pudo jurar haber visto las puertas del paraíso, o el
nirvana, o como fuera que lo quisieran llamar. Las palabras no importaban,
sólo las sensaciones y aquellos húmedos labios. Con un bajo gemido Jerie
abrió su boca por aire y Keylin aprovechó, introdujo su lengua dentro de la
húmeda boca de su pareja con todo el derecho que le profería y empezó un
lento jugueteo entre sus lenguas. Keylin notó como la temperatura de sus
15 cuerpos aumentaba conforme el beso se profundizaba. El placer era
enorme, pero no era suficiente, la sensación no era suficiente, él necesitaba
más, ambos necesitaban más. Los brazos de Jerie rodearon el cuello de
Keylin y con desespero empezó a chocar su boca contra la de él. Parecía
que el pequeño pelirrojo quería ser devorado por el Alfa. Keylin con
maestría desató los pantalones de Jerie sin que este siquiera se percatase del
hecho. Estaba tan caliente, la imagen del desnudo trasero de Jerie lo llevó
al límite, haciendo que el único pensamiento posible en la febril mente de
Keylin, fuese el de él enterrado profundamente en el perfecto culo de Jerie.
Con avidez Keylin arrancó la camisa de Linkin Park de Jerie, ya le
compraría una nueva luego, y quizá para la próxima se dedicaría a jugar un
poco más con el chico. Caliente y duro sexo ahora, cualquier otra cosa
después.

—Más… —dijo Jerie en un susurro apenas audible—. Por favor,


más…

Keylin no se iba a hacer de rogar ante una petición de ese tipo. Sin
más preámbulos lanzó al pelirrojo contra el escritorio y se arrancó él
mismo la ropa que llevaba sobre sí. Escupió una buena cantidad de saliva
en su mano y la pasó por el agujero de Jerie. Tomó uno de sus dedos y
lentamente empezó a insertarlo dentro de aquel apretado orificio. Sin
embargo, Jerie empezó a empalarse a sí mismo contra su dedo de forma
bestial.

—Lo quieres duro, ¿cierto? —Dijo Keylin mordisqueando la oreja


de Jerie. El chico tembló ante el toque de Keylin como si estuviese siendo
electrificado lentamente y asintió. Oh, a Keylin le gustaba eso. Sin dudarlo
ya ni medio segundo, el Alfa posicionó su eje en la entrada del pelirrojo y
empujó. Pese a que estaba apretado Jerie logró relajarse lo suficiente para
que entrara la mitad.
—¡SIIIII! —gritó el chico y con desespero y desenfreno empezó a
meterse más adentro el asta de Keylin— Más… por favor… más.

Keylin nalgueó a Jerie.

—Quieto —dijo Keylin— el que marca el ritmo soy yo.

Sin dudarlo el Alfa empezó a entrar frenéticamente en el chico, que


en vez de apartarlo parecía querer más. El ritmo era salvaje, los embates
duros. Con avidez Keylin mordió el cuello de Jerie mientras seguía con el
incansable bombeo.
16
—¡SIIII! —Gritó el chico mientras se movía al mismo ritmo de
Keylin, sincronizado perfectamente con los empujes. Keylin rugió y siguió
embistiendo ese adictivo culo. Si los lobos pudiesen volverse adictos a
algo, definitivamente el culo de Jerie sería eso. El orgasmo de Keylin ya se
estaba empezando a construir, sus terminaciones nerviosas exigían que
terminara. Todo su cuerpo se había convertido en una masa de placer que
sólo aumentaba con cada empuje que le daba al pequeño hombre debajo
suyo. Estaba tan cerca, tan cerca…

—Señor, necesito hablar con usted urgentemente… —Dijo Marshell,


uno de los guerreros de la manda de Keylin, mientras irrumpía apresurado
en la habitación. El hombre era alto, como de dos metros, claro no tan alto
como Keylin, pero igualmente alto. Llevaba una camisa negra apretaba que
dejaba ver unos músculos poderosos y bien definidos, el cabello del
hombre era corto y negro y su piel morena resaltaba con los ojos verdes del
lobo. Cualquiera que lo hubiera visto en las calles lo habría encontrado
intimidante, sin embargo, la expresión de asombro, pena y pánico que
mostraba en esos momentos lo hacía ver más como un niño que acababa de
hacer una travesura que como el poderoso lobo que era. Fue como si a
Keylin y a Jerie los hubiesen metido en una tina con cubos de hielo. Había
estado tan cerca y ahora...
—Emmm… yo… me iba… nos vemos. —Dijo el guerrero mientras
salía corriendo de la habitación como alma que la persigue el diablo. Sabia
decisión, porque después de dañarle la sesión de sexo a Keylin y a Jerie lo
único en lo que el Alfa pensaba era en sacarle el corazón a Marshell y
dárselo de comer a los cerdos.

17
Capi
Capitulo Tres
J erie se volvió a revolcar en la cama doble de la habitación que Keylin
le había dado, las sábanas eran de un lindo color azul cielo que contrastaba
perfectamente con el color marrón vibrante de la cama de roble en la cual
estaba acostado. Jerie suspiró por enésima vez consecutiva y abrazó una de
las almohadas que tenía cerca. El cuarto en el que estaba era grande y
espacioso, tenía todo lo que él pudiera necesitar y más, incluso tenía su
propio baño, cuadros de paisajes variados estaban esparcidos por las
paredes de la habitación y una ventana grandísima le permitía ver el jardín
del patio de la casa de su pareja. Jerie se lo había dicho a sí mismo en
varias ocasiones, pero el patio de Keylin siempre le parecía más bien parte
de un hermoso hotel. Tenía una pequeña laguna artificial, con un puente
que la traspasaba, dos manzanos se encontraban a lado y lado del jardín,
uno antes de cruzar el puente y otro al fondo. Una fuente con de agua con
una imagen de Afrodita, se encontraba al fondo del lugar, rodeada por
hermosa rosas blancas que contrastaban con el puro y brillante mármol
18 negro de la fuente y el patio, en términos generales estaba lleno de arbusto
florales de todo tipo.

—¡Diablos! —Dijo Jerie mientras volvía a revolcarse en su cama—.


¡Estoy en mi límite!

Pese a que habían pasado varios días, Jerie aún seguía más rojo que un
tomate. En verdad, de todas las situaciones posibles, lo que había ocurrido
en la oficina de Keylin había sido la cosa más vergonzosa que le había
pasado en la vida. Después del incidente él no había sido capaz de entrar en
la oficina de su pareja sin ponerse más rojo que un tomate maduro. La parte
buena era que el guerrero de nombre Marshell no había aparecido en la
casa de Keylin en mucho tiempo. Jerie sabía que si volvía a ver a ese sujeto
de seguro se moriría de la vergüenza. Eso y que Keylin, de seguro, lo
desollaría vivo en cuanto lo viera. Desde la intrusión del guerrero, la vida
sexual de Jerie se había ido al escusado. Era una rara situación, por un lado
estaba que se trepaba por las paredes por la desesperación de tener a su
pareja cerca por no ser íntimos, y por otro lado, sentía que moriría de la
vergüenza si llegasen a intentar cualquier cosa. Quizá si le preguntara a
alguien sobre la situación las cosas podrían volverse más llevaderas, la
pregunta ahora era ¿a quién?

Sixto.
El pensamiento llegó de repente como una luz de esperanza en medio de
una oscura noche. Vaya, si había llegado hasta el punto de volverse poeta al
pensar en Sixto, como una solución para su vida morbo-psico-sexual,
entonces estaba bastante más desesperado de lo que había pensado en un
principio. De verdad que lo estaba, después de la experiencia él había
decidido dormir en una habitación diferente a su pareja por “no correr
riesgos innecesarios”.

Keylin había aceptado a su pedido, pero ahora estaba desesperado por lo


mismo, ¡por todos los cielos! ¡Keylin era un Alfa, ¿por qué no podía venir
y reclamarlo? La peor parte era que toda la casa olía a Keylin, ¡toda la
maldita casa! Y eso sólo hacía que sus partes inferiores estuvieran todo el
día más duras que el granito. No había estado así desde… bueno, desde
nunca, y definitivamente si las cosas no cambiaban pronto él se
enloquecería de seguro.

—¡Urgg! —Gruñó Jerie mientras lanzaba la almohada contra la pared—


¡Voy a hablar con Sixto ya mismo!

19

Keylin contuvo la risa al escuchar cómo la almohada chocaba contra


la pared, era la quinta vez que pasaba en menos de media hora, todo iba
acorde al plan. Bueno, no debería llamarlo un plan, más bien con respecto
al consejo que le había dado Sixto justo después de que Marshell los
interrumpiera. Jerie había salido corriendo de la oficina y se había
escondido en el baño de la casa, encerrándose durante tres horas, durante
ese tiempo Sixto había llamado a Keylin para contarle sobre lo que debía
hacer a continuación. Le había sorprendido que lo llamaran tan rápido, y el
escuchar la voz del amigo de Jerie no había sido bueno para mejorar su
humor. Pero el chico le había dado un sabio consejo y, aparentemente, todo
estaba funcionando a la perfección.

No hagas nada hasta el quinto día, créeme cuando te digo que es lo


mejor.

Había escuchado que Sixto era llamado “el oráculo divino” por poder
predecir el futuro con total efectividad. Más por ello que nada es que
Keylin había tomado en cuenta el consejo del chico. A decir verdad, no
esperaba que su pareja fuese tan linda. Por la primera impresión que había
tenido de él pensaba que sería alguien salvaje y alocado, nada más lejos de
la realidad. Jerie era un alma pura y serena, era cierto, le encantaba el rock
y su grupo favorito era Linkin Park, pero en el poco tiempo que había
logrado compartir con él se había dado cuenta que esa era sólo una parte de
lo que Jerie era realmente. Lo había notado al instante, a Jerie le gustaba
limpiar, y le gustaba la jardinería, se había llevado una grata sorpresa al ver
que al chico le gustaba hablar con las plantas y en especial con las rosas de
su jardín. No sólo eso, pese a que ambos hombres eran contemporáneos,
teniendo ambos veintitrés años, se había percatado que Jerie aún
conservaba la juguetona y tierna inocencia de los cachorros pese a ser un
lobo adulto. De hecho, era la primera vez que había visto a alguien jugar
tan animadamente con Sasha, su Husky de dos años de edad.

Forfeit the game Before somebody else Takes you out of the frame (…)

Oh, esto era interesante, había escuchado la canción “Points of


authority” desde el primer día de espera.

20 En la mañana del quinto día, cuando escuches la canción, sabrás


que es tu hora de actuar.

Si lo que decía Sixto era cierto, esta era la señal que él había estado
esperando desde el primer momento. El sólo pensar en lo que iba a hacer en
tan sólo unos minutos hizo que un calor febril se extendiera sobre su cuerpo
y que su eje estuviera tan duro como para romper hielo. Él iba a disfrutar
mucho este esperado momento.

Marshell quería disculparse con su Alfa. No había sido su intención llegar


en aquel inoportuno momento, pero tenía que contarle a Keylin sobre
Pritham, si no lo hacía, incumpliría con una de las leyes básicas de la
manada y eso no era algo que él hiciera jamás. Siendo uno de los guerreros
más antiguos, llegando a ser más viejo que el actual Alfa, él había seguido
las tradiciones al pie de la letra siempre. Sin embargo, pese a las tradiciones
y a que normalmente uno debía comentar ese tipo de cosas a su Alfa de
inmediato, el accidente y las posibles repercusiones, lo habían mantenido
alejado de la casa de Keylin por ya cinco días. Esperaba que este tiempo
fuera suficiente para apaciguar a su Alfa. La expresión de “te voy a matar”
que le había dado el Alfa, lo había hecho sudar frío y tener pesadillas por
ya bastante tiempo, era momento de enfrentar sus temores y superarlos de
una buena vez. Marshell tomó aire y se dispuso a entrar a la casa. La
entrada de la casa de Keylin siempre había sido impactante mantenía un
estilo entre lo moderno y lo antiguo que le daba a su vez un aire de calidez
y estilo único en su especie. Dos grandes pinos estaban en el frente y una
fina capa de grama verde cubría suavemente el jardín externo. A un lado
estaba la entrada del garaje y a sólo unos pocos metros un caminito de
piedra pulida que llevaba a la puerta de entrada. La casa era imponente y
nueva, como lo era Keylin, logrando el efecto de calidez e intimidación que
siempre traía consigo el Alfa. Sea como fuera, Marshell decidió hacer las
cosas rápidamente, su madre siempre le había dicho “al mal paso darle
prisa” y ella tenía razón, el miedo lo había carcomido por ya bastante
tiempo. Cuando llegó a la puerta de entrada se percató que había un cartel
escrito con la pulcra letra de Keylin.

Si alguien llega a molestarme el día de hoy, LO MATO.


21 —Bueno —dijo Mashell intimidado— creo que volveré a pasarme
por aquí mañana.

Corriendo como alma que lleva el diablo, el lobo escapó del recinto,
si algo temía más que nada en este mundo era la furia de su Alfa.

La puerta de su habitación se abrió y fue como si todo el mundo se


detuviera por un instante. Enfrente de su puerta estaba Keylin vestido sólo
con un Jean negro desgastado y con algunos rotos. Su pareja caminó con un
paso lento y despreocupado por la habitación mientras aun sonaba la
canción que apenas hacia unos momentos había puesto a sonar. El hombre
de dos metros veinte le sonrió, una sonrisa suave y despreocupada que
erizó todos y cada uno de los vellos de la piel de Jerie. Un hormigueo de
necesidad recorrió todo su cuerpo y, sin quererlo, un bajo gemido se escapó
de su boca.
—Quisiera jugar un juego —dijo Keylin con una cadenciosa y baja
voz mientras se acercaba— ¿no quieres acompañarme en él?

Jerie tragó saliva, su cerebro que normalmente trabajaba rápido se


apagó de repente y todo pensamiento coherente se escapó de su mente. A
decir verdad, parecía como si toda la sangre de su cuerpo se hubiera
trasladado a su eje desde que vio el pecho desnudo de Keylin.

—Sí… —dijo en un susurro Jerie mientras tragaba saliva— me… me


gustaría…

Keylin le sonrió pícaramente mientras acercaba sus labios cerca, tan


malditamente cerca de su cara.

—¿En verdad? —Dijo Keylin mientras acercaba su boca hacia el


cuello de Jerie— ¿te gustaría participar en mi juego?

El joven pelirrojo estaba temblando de necesidad. Su cuerpo parecía


estar fundiéndose en lava hirviendo ante la tan esperada cercanía de su
pareja, y la boca de Keylin estaba tan cerca de la suya. Sin poder
22 contenerse Jerie se lanzó contra Keylin siendo fácilmente esquivado y
sometido por el Alfa. Su pareja lo había hábilmente lanzado contra la cama
boca abajo y con el peso superior estaba evitando que pudiera escapar o
hacer cualquier movimiento.

—Déjame besarte… —dijo suplicante— por favor.

Keylin dio una baja y grave risilla. Acercó sus labios al cuello de
Jerie y empezó a succionarlo y lamerlo mientras raspaba suavemente el
cuello del pequeño pelirrojo. Jerie gimió y se contorsionó para tratar de
liberarse del agarre. Estaba desesperado, necesitado, hambriento por más.

—¡Por favor! —suplicó con desenfreno—. ¡Por favor Keylin!

Keylin mordisqueó suavemente el cuello de Jerie llevándolo un paso


más cerca de la locura total. ¡¿Por qué no podía sólo hacerle el amor de
una buena vez?!

—Vamos a hacer esto muy placentero para ti —dijo Keylin mientras


retiraba un cuadro que estaba frente a la cama, detrás del cuadro había una
compuerta metálica, Keylin abrió la compuerta y empezó a sacar algunos
objetos que Jerie no podía identificar bien debido a como se encontraba—.
Ya verás cómo vas a rogar por más.

Las palabras de su pareja lograron que todo el cuerpo de Jerie se


estremeciera de placer, él siempre se había sentido intrigado por los juegos
de dominación y sumisión, pero esto… esto era más caliente de lo que
había pensado que sería. Sentirse indefenso y deseoso, excitado y temeroso,
todo cubierto en una extraña amalgama difícil de comprender, hacía que su
sangre fuese hacia el sur, y que su miembro estuviera más duro que un
fierro. Keylin tomó unas frías esposas metálicas con las cuales aprisionó las
manos de Jerie a la cama. Jerie trató desesperadamente de frotarse contra
las sábanas. Tener ropa era tan condenadamente inconveniente.

—Niño malo —reprendió Keylin juguetonamente mientras con un


rápido movimiento desgarraba los pantalones de Jerie—. Creo que es
necesario que recibas un castigo por ser un niño tan malo.

23
Capi
Capitulo Cuatro
K eylin se acomodó abrazando su pelirrojo y dándole un beso en la
frente. Estar los dos ahí acostados hacía que todo fuera tan… perfecto. Un
ronquido suave, apenas perceptible, se escapaba de Jerie de tanto en tanto.
Su pareja, entre sueños, se pegó más a Keylin, como pidiendo más atención
y resguardo de parte del Alfa. Eso inflaba el ego de Keylin y a la vez
llenaba su corazón de una increíble calma y felicidad. Ahora entendía las
palabras de su padre con respecto a las parejas.

«Una unión hecha por los dioses»

En aquel entonces él se había reído del viejo, incluso le había dicho que
eso era sólo porque estaba en lovey-dovey-land con su mamá. Su padre le
había dicho que cuando encontrara pareja él diría lo mismo. El viejo tenía
razón, sí que la tenía.

24 —Te amo Key… —dijo Jerie entre sueños mientras abrazaba al Alfa—
te amo…

Las palabras llegaron al alma de Keylin y por un instante estuvo a punto


de llorar de la felicidad, si no fuera porque era un Alfa y tenía que verse
como un tipo rudo, lo habría hecho ahí mismo. ¡¿Cómo era posible que
unas simples palabras de un chico durmiente le llegaran tan profundo?!
Era cierto lo que decían todos, los que estaban emparejados.

—El pilar que sostiene tu vida —se dijo Keylin a sí mismo mientras
acariciaba la espalda de su pelirrojo—. Tu más fuerte y tu mayor debilidad.

Un sudor frío recorrió su espalda, apenas ahora se había percatado de


esa verdad. Si alguien dañaba a Jerie, Keylin sabía que no podría seguir
adelante.
Era excesivo a su parecer, pero el Alfa se veía tanto como un
cachorrito asustado que Jerie decidió hacerle caso. Todo había pasado
desde que Sixto los había venido a visitar.

«El Alfa de la manada de Jerie va a tratar de asesinarlo»

Esas simples palabras habían hecho que la vida de Jerie se tornara en


un aburrido encierro. Nunca había visto a una persona tan preocupada por
su seguridad, había que admitir que era lindo ver a Keylin todo asustado
porque alguien podría llegar a hacerle daño, pero Jerie no creía que fuese
una situación tan grave como para que el Alfa lo encerrara en su habitación
y le prohibiera salir. A decir verdad, dada toda la situación, la única forma
de que su ex Alfa pudiera ponerle un dedo encima era retándolo a un duelo
a muerte, cosa que de acuerdo a las leyes de los lobos él tendría que aceptar
y luego en dicho duelo se decidiría todo. No era por ofender a su antigua
manada, pero Jerie era muy consciente de que podía derrotar a su antiguo
Alfa… Keyron no era suficientemente fuerte como para derrotarlo, aunque
él había tratado de mantener eso en secreto. Algo que muchas personas no
conocían, y de hecho la mayoría de were criaturas, era que los were tenían
un total de 5 formas posibles. La mayoría sólo podían transformarse en
25 lobos y en humanos, y ya, sólo hasta ahí. Pero Jerie era uno de los
poquísimos lobos que podían cambiar en las 5 formas. Él sabía que con ello
podía volverse Alfa de su manada, pero el poder nunca había sido algo que
le agradara y las responsabilidades que implicaba el ser Alfa eran tantas
que él había decidido desde muy joven ocultar su verdadero poder. Él sabía
que al obtener el estatus de Alfa, además de las responsabilidades, se
adquirían otras habilidades, como la “voz de mando” que todos los Alfas
tenían, eso que hacía que todos los lobos vinculados a la manada los
obedecieran sin importar lo estúpida de la orden, o lo que él llamaba el
“aullido de guerra” un aullido que lograba que todos los lobos de la manada
se volvieran más salvajes y fuertes al escucharlo. Cosas como esa, en un
principio le habían parecido geniales, pero como venían en paquete
completo él había preferido nunca aceptarlo. La puerta de la habitación se
abrió sacándolo de su ensimismamiento.

—¿Cómo has pasado cariño? —Dijo con suavidad Keylin mientras


entraba en la habitación con una bandeja llena de comida—. ¿Estás bien?

Jerie suspiró, le gustaba Keylin, y verlo todo preocupado y todo.


Pero ya iba siendo hora de que su pareja aprendiera a confiar más en él.
Aunque lo del servicio a la habitación siempre había sido genial, el estar
encerrado podía hacer estragos con sus nervios.
—Aburrido de muerte —dijo mientras hacía un puchero— tú sólo
me tienes aquí encerrado, a mí, un pobre e indefenso cachorrito, sin nadie
que lo quiera.

Jerie se colocó una mano en la cabeza y trató de que su voz y su pose


fuese lo más dramática posible. Keylin se rió de la mala actuación, en
verdad que tenía que practicar un poco más, quizá así lograra convencer a
Keylin de dejarlo salir. No era como si el peligro fuese inminente de todos
modos.

—Key… tu sabes que soy un chico grande, ¿cierto? —Dijo Jerie


mientras miraba a su cariñosa pareja a los ojos— ¿por qué no me dejas salir
un poco?

Keylin suspiró. Eso era bueno según lo que le había dicho Dahl, la
pareja de Lenard y mejor amigo de su pareja, cada vez que Keylin
suspiraba era que estaba a punto de ceder.

—Pero… ¿y si algo malo te pasa? —Dijo Keylin mientras acariciaba


26 el cabello de Jerie, o diablos, eso siempre hacía que Jerie perdiera el hilo de
lo que sea que estaba haciendo, su pareja sí sabía como acariciar—. Tu
sabes que no quiero que nada malo te pase.

Jerie se apartó de la caricia, si quería ser libre tendría que revelarle a


su pareja su mayor secreto.

—Key… hay algo que tengo que contarte —dijo mientras se revolvía
el cabello con las manos, siempre hacía eso cuando estaba nervioso,
lograba tranquilizarlo— yo soy un Trueblood.

Su pareja se lo quedó mirando como si se hubiera golpeado muy


duro la cabeza y ahora estuviera diciendo incoherencias. Él era un cinco
formas, un Trueblood, y podía demostrarlo. Sin darle tiempo a Keylin de
decir nada, Jerie inició el cambio, su cuerpo aumentó ligeramente de
tamaño mientras sus orejas se extendían, sus manos y pies se tornaron en
garras y sus dientes se alargaron. El vello en todo su cuerpo creció
ligeramente, su boca y nariz se juntaron y formaron un pequeño hocico. El
cambio a la primera forma estaba hecho. Ahora era un homini canis, o al
menos así era como su madre llamaba a la primera forma. Dejó que el
cambio continuara, ahora iba a ser un homini lupus sintió como si una
corriente eléctrica suave recorriera todo su cuerpo.
Todo su cuerpo empezó a agrandarse, su hocico creció hasta
proporciones alarmantes mientras una fila de filosos y poderosos dientes
aparecían ahora más prominentes que nunca. Las orejas que estaban sólo
ligeramente puntiagudas se transformaron en orejas de lobo. Su columna se
extendió y dio paso a una cola larga y fuerte, ahora era alrededor de tres
veces su tamaño original. Sus piernas se doblaron y formaron un arco y sus
pies se convirtieron en poderosas garras. Su visión se había vuelto
monocromática, eso era lo que le incomodaba de esta forma, ahora no
podía ver más que a blanco y negro. Su tamaño ahora era como el doble del
de Keylin, eso le gustaba, de hecho, ver a Keylin ahí con ese delicioso
olor… ¡No!, debía controlarse, en esta forma él era más instintivo incluso
que en su forma de lobo. Debía forzar el cambio a la siguiente forma,
rápido, antes de que tirara a Keylin contra la cama y tuvieran sexo hasta la
inconciencia. Con un enorme esfuerzo sintió otra corriente eléctrica
recorrerlo y pudo sentir como su columna se doblaba y reacomodaba. Cayó
a cuatro patas y ahora, tomó la forma de una suerte de lobo prehistórico.
Era la cuarta forma el canis lupus como lo había llamado su padre. Dejando
que el cambio continuara pudo percibir como su tamaño se reducía, su
cuerpo reducía su tamaño y su forma se tornaba más estilizada y menos
27 salvaje. En cuestión de segundos Jerie se había transformado en un lindo
lobo de pelaje cobrizo. La forma normal del lobo vera lupus.

—Wow… —dijo Keylin mientras lo veía asombrado— creo que


quizá no halla problema en que salgas un poco.

Pese a estar en su forma de lobo Jerie esbozó una sonrisa. Eso estaba
mejor, rápidamente se transformó en un humano y abrazó a Keylin.

—Eso es justo lo que necesitaba —dijo mientras besaba al Alfa con


pasión— ahora… ¿podríamos?

Keylin no se hizo de rogar y llevó a Jerie a la cama. Eso era uno de


los problemas de la forma homini lupus, siempre dejaba sus vestigios en su
cuerpo por algún tiempo, y con su pareja cerca eso sólo significaba estar
caliente y duro como un infierno.
Wow, era todo en lo que podía pensar, Keylin nunca había visto algo
más caliente que el cambio de su pareja. ¿Sería por las feromonas o algo
así? Pero cuando su pelirrojo se transformó en aquella suerte de hombre
lobo de película de terror, la temperatura en la habitación subió como 100°,
y la mirada que le había dado su pareja en ese momento, si no fuera porque
él era consciente de que no era el momento lo habría lanzado contra el piso
y lo habría violado sin parar. Oh, eso era tonto, ¿cómo podía excitarse por
algo así?

—Has sido un chico malo. —Dijo Keylin con una voz grave y
sobrecargada por la excitación— muy malo, creo que mereces unas
nalgadas.

Jerie rápidamente se colocó en posición, se acostó sobre las piernas


de Keylin dejando expuesto su bello y perfecto trasero. Oh, a alguien le
gustaba mucho ser nalgueado. Sin dudarlo ni un segundo, Keylin dio un
fuerte y seco golpe a uno de los globos de Jerie, dejando fina marca roja
con la forma de su mano en uno de sus glúteos. En vez de gritar Jerie gimió
suavemente, Keylin golpeó ahora el otro globo de Jerie con la misma
fuerza sacándole a su pareja otro suave gemido. El azote siguió, un golpe
28 detrás de otro, con un ritmo fuerte y constante. Hasta que Jerie empezó a
sollozar. Apenas escuchó las primeras lágrimas Keylin se detuvo. Por la
emoción no se había percatado de que estaba haciéndole daño a su pequeño
pelirrojo.

—No… —dijo aún entre sollozos Jerie—. Sigue…

Keylin se quedó extrañado, ¿acaso Jerie no estaba llorando por el


dolor? Miró hacia abajo y pudo ver que en el piso había unas gotitas
blancas manchando el suelo. ¿Acaso…?

—¿Te corriste? —Preguntó Keylin sorprendido, mirando a su


pareja— ¿te corriste solamente por ser nalgueado?

Jerie sólo alcanzó a asentir mientras levantaba morbosamente sus


glúteos hacia la mano de Keylin.

—Por favor… —dijo con un tono suplicante— más… sigue… por


favor…

Keylin sonrió. Ahora con más fuerza e ímpetu golpeó las nalgas de
su pequeño sweetheart.
—Eres un chico malo. Muy, muy, pero muy malo —dijo mientras
seguía azotándolo con su mano— eres un chico sucio además de todo.

—Sí —dijo entre gemidos y sollozos Jerie— soy malo, enséñame a


comportarme… más… ¡así!

Keylin hizo nota mental. Jerie más azotes igual a un muy excitado
Jerie.

Cuando lo consideró prudente, Keylin dejó de azotar a Jerie y tomó


un poco de lubricante que tenía debajo de la cama. En verdad que había
sido una buena idea dejar el lubricante debajo de la cama, pensó para sí
mientras se untaba una buena cantidad en sus manos y en su eje. Con
avidez introdujo un dedo dentro del apretado agujero de su pareja, el cual
se abrió con golosa necesidad ante el intruso. Lentamente movía adentro y
hacia afuera su dedo, preparando a su pelirrojo para su eje, primero un
dedo, luego dos, luego tres. Movía en tijera sus dedos, maniobrando para
encontrar ese lugar, el dulce punto de Jerie. Sólo tenía que...

29 —¡Ah! —Gimió Jerie con fuerza— ¡Métemelo de una vez! ¡Te lo


ruego! ¡Jódeme duro!

Esto era interesante, era la primera vez que escuchaba a rogar a Jerie.
Sin más preámbulos alineó su eje con el agujero de Jerie y entró
rápidamente, de una sola estocada. Sacó lentamente su eje y luego volvió a
meterlo tanteando el terreno. Después de tres intentos se dio cuenta que
Jerie estaba tratando de empalarse a sí mismo en su eje y ahí perdió el
control de su cuerpo. Con ávida y salvaje hambre empezó a bombear a su
pelirrojo de ensueño con fuerza y ferocidad. En vez de alejarse o pedir que
se detuviera Jerie aumentó el ritmo, clavándose como poseso sobre el eje
de Keylin, clavándose como si no hubiera mañana.

—¡Ahí…! ¡Más…!

Gritaba la pequeña pareja entre la bruma del placer. Keylin apenas


podía diferenciar en dónde terminaba su cuerpo y dónde comenzaba el de
su pareja. La necesidad de correrse llenaba cada fibra de su ser haciéndole
casi imposible discernir sus acciones. En un instante todo se puso blanco y
el más grande y abrumador placer que había sentido en su vida inundó todo
su cuerpo. Fue como si se sumergiera en una piscina de placer sin fondo y
desmedido. Después de lo que se sintieron como horas logró recuperar la
conciencia. Su chiquillo estaba al lado suyo, con la mirada en blanco
mientras trataba de respirar. Cuando al fin logró moverse cayó en la cama
como un bulto de papas, completamente drenado de sus fuerzas al parecer.

—Tenemos… —dijo con la voz ronca y entrecortada— que repetirlo.

Keylin sonrió y le dio un beso en la boca, no uno demandante y


pasional sino uno suave y tierno.

—Cuando quieras, mi amor.

30
Capi
Capitulo Cinco
L a tenue luz de la luna se ocultaba por momentos tras gruesas y grises
nubes. Parecía que los dioses, lo apoyaban, desde el primer día en que se
convirtió en Alfa, supo que su posición había sido dada por los dioses.
Había logrado muchas cosas, llevando a su manada a la grandeza y ahora
sabía lo que tenía que hacer para mantenerse en el poder. Lo había sentido
en una noche de luna llena durante el mes de Julio de hacia un año…
aquella sensación aún lo perseguía en sus pesadillas. Jerie, ese pequeño
mocoso era la única cosa que se interponía entre él y el dominio absoluto
de la manada de Deathcold Hill. Jerie era querido por todos, pese a ser un
lobo más, la gente lo escuchaba casi tanto como a él, ¡incluso le pedían
consejos! Pero él no podía permitir que ese chico le quitara todo lo que le
pertenecía. Pensó, por todos los cielos, pensó que podía deshacerse de él
cuando Jerie le dijo que era homosexual. Era la perfecta oportunidad, la
manada era altamente homofóbica y eso era una ventaja. Pero el pequeño lo
había arruinado todo, había logrado escapar, quién sabía cómo, y ahora
31 vivía en algún lugar de Sweet Valley, lo peor era que era la pareja del Alfa
de ese lugar, de seguro que ese chico trataría de robarle su puesto en algún
momento, sólo era cuestión de tiempo.

El problema era que iniciar una guerra entre manadas no era algo
prudente, en especial dado que la manada de Keylin era terriblemente
poderosa. Un duelo contra Jerie tampoco era buena idea, él había visto lo
que los otros no. Había visto a Jerie en su forma de homini lupus, si él
llegara a pelear justamente con el molesto pelirrojo de seguro perdería. Lo
mejor que podía hacer era acechar entre las sombras y esperar el momento
oportuno, si todo salía bien, no sólo lograría salvaguardar su posición de
mando dentro de la manada de Deathcold Hill, también podría asegurar su
posición de Alfa de la manada de Sweet Valley. La idea la parecía tan
perfecta… sonrió para sí mismo mientras se quitaba la ropa y la dejaba
oculta tras un arbusto cercano, rápidamente cambió a su forma de lobo.
Con agilidad empezó a rastrear todos los olores cercanos. Sólo un reto
formal y Sweet Valley sería suyo, de acuerdo a las reglas de las manadas él
podría escoger el lugar. Un reto formal y él podría acabar con todos sus
problemas.
El ser capaz de salir después de una semana de confinamiento había
sido, sin lugar a dudas, la mejor cosa que le había pasado a Jerie en mucho
tiempo. Antes de poder evitarlo, se había transformado en lobo y corría
alegre como un perrito por el bosque de Sweet Valley. Era una de las
mejores cosas que le habían pasado en mucho tiempo. La sensación de la
brisa al golpear su piel mientras jugueteaba feliz era sin lugar a dudas una
de las cosas por las cuales ser hombre lobo era lo mejor del mundo. Keylin
lo seguía de cerca también en su forma de lobo, sólo que su pareja tenía un
comportamiento bastante menos juguetón. Ambos paseaban tranquilos por
un pequeño lago que había en el centro del bosque, según le había dicho
Keylin, era un perfecto lugar para pescar, pero Jerie sólo lo veía como un
perfecto lugar para jugar. Su pareja había estado seria, demasiado seria para
su gusto.

Veamos a ver por cuánto tiempo. Pensó mientras, sin poder evitarlo,
32 movía su cola como loco. Se ocultó tras unos arbustos, y esperó tranquilo.
Keylin se le acercó al poco tiempo. Calculando el espacio, espero a que su
pareja se acercara más.

Un poco más.

Keylin continuaba siguiéndolo, por donde Keylin caminaba estaba


sólo a unos pocos metros del lago.

Sólo un poco más. Pensó mientras tensaba todos sus músculos.


Empujaría a Keylin al lago, ver a su pareja toda empapada de seguro que
iba a ser realmente divertido.

¡Ahora!

Pensó emocionado mientras se le lanzaba a Keylin de un salto, su


pareja, como si tuviera poderes mentales, retrocedió lo suficiente como
para esquivarlo y sin darle tiempo a reponerse lo empujó al lago.

¡Fría!
Pensó mientras se alejaba con todo el pelo mojado y de Keylin. El
Alfa, aún en su forma de lobo, tenía un rostro tan burlón…

Descarado engreído… Pensó mientras se acercaba a su pareja. Sin


darle tiempo a Keylin de que se diera cuenta de lo que iba a hacer, Jerie se
sacudió toda el agua que tenía encima mojando así al Alfa. Su pareja quedó
toda empapada por el agua que él se había sacado con la sacudida y ahora
lo miraba con ese rostro que gritaba a los cuatro vientos “¡Venganza!”.

Antes de poder darse cuenta, los dos lobos estaban revolcándose y


mojándose uno a otro con el agua del lago. Después de algún tiempo de
juego, Jerie y Keylin regresaron a su hogar. Se cambiaron y se abrigaron.

—¿Quieres una taza de chocolate caliente? —le preguntó Keylin a


Jerie después de que se habían cambiado y abrigado adecuadamente—.
Tiene la receta de mi abuela.

Jerie le sonrió a su chico. Que fuera un chocolate especial no le


importaba, el hecho era que era chocolate.

33 —“Mi única debilidad” —dijo Jerie con un tono teatral— ¡Por


supuesto!

—Creía que yo era tu única debilidad. —Dijo Keylin mientras le


sonreía—. ¿Acaso he perdido mis facultades?

¿Cómo hacía su macho Alfa para verse cada vez más hermoso? —
Tonto —dijo Jerie mientras abrazaba a su chico grande— el chocolate es
mi debilidad, tú eres mi mundo.

Keylin besó a Jerie suave y románticamente. Luego de unos cuantos


segundos se separó lentamente mientras se mordía el labio. Si no fuera
porque Jerie necesitaba de su chocolate habría tomado a Keylin y lo habría
obligado a hacerle el amor. Keylin pareció leerle los pensamientos porque
se apresuró a hacer el chocolate apresuradamente.

Después de tomar el chocolate más delicioso que había probado en


su vida Jerie sólo pensaba en una cosa: Él, Keylin, cama, y mucho, mucho,
pero mucho sexo.
Después de lo que le parecieron horas de ser tentado por la mirada de
Jerie, Keylin estaba que iba a explotar. Sus bolas de seguro se habían
puesto azules desde que se puso a preparar el chocolate con la receta de su
abuela. Lo peor había sido ver a su chico hacer esos ruiditos de placer con
cada sorbo del chocolate. Le había tomado cada fibra de autocontrol a
Keylin, no tirarlo contra la mesa más cercana y violarlo ahí mismo. Aunque
ahora que había terminado de tomar su chocolate… Keylin sin darle tiempo
a Jerie de hacer o decir nada tomó al pequeño hombre y lo lanzó contra la
mesa de la cocina.

Varios vasos y cubiertos cayeron al piso pero a él no le importó, a


decir verdad, nada le importaba. Con ávida rapidez desgarró la ropa que
Jerie acababa de ponerse.

—¡Oye! —Amonestó su pareja, pero a Keylin no le importó, con


34 salvaje locura besó a su chico en la boca. Un demandante y ardiente beso
que lo fundió lentamente en un mar de loca e incontrolable pasión. Jerie
ahora sólo gemía, y él sólo podía pensar en una cosa, estar enterrado
profundamente en el interior de su pequeño pelirrojo de ensueño.

—Sin preliminares —rogó su desnudo chiquillo mientras se volteaba


para exponer aquel perfecto y bien trabajado trasero— ¡házmelo duro y
rápido!

Sin hacerse de rogar, Keylin colocó su palpitante eje en el agujero de


su pareja y se introdujo así, sin más, profunda y salvajemente.

—¡SIIII! —Gritó Keylin mientras empezaba a bombear con un


ritmo potente y desesperado a su pareja. Con cada estocada se enterraba
más profundamente logrando que Jerie gritara por más. Su pareja en verdad
era salvaje en la cama, no lo había visto venir en un principio, pero que
fuera así le gustaba y mucho. Era caliente como el infierno, ver como su
pelirrojo de ensueño se contorsionaba para dejarle el mejor acceso posible a
su mástil.

—¡¡¡Maldita sea Key… ahí… AHÍ!!!


Keylin quería durar más, pero el orgasmo se construía apresurado y
fuerte en su ingle. De todos modos, no era como que pudiera durar mucho
cuando su pareja hacía esos sonidos tan ardientes. Sin poder contenerse
más, Keylin se corrió fuerte y duro dentro de su pelirrojo, al mismo tiempo
que sentía cómo su chico lo succionaba adentro de sí. Ambos tuvieron
fuertes espasmos de placer que duraron por varios minutos. Cuando
lograron recuperar el sentido, Keylin se percató que su sweetheart se había
corrido sin siquiera tocarse.

—Eres bastante sensible —le dijo Keylin mientras lo besaba


suavemente. Jerie se ruborizó hermosamente mientras abrazaba a Keylin.

—Un poco… —dijo tímidamente su pareja.

—Te amo —dijo Keylin mientras volvía a besarlo, como alguien


tímido o como el chico que se emocionaba con el sexo, él amaba a su
pelirrojo— prometo que nada nunca te va a pasar mientras estés conmigo.

—Yo también te amo —le dijo su chico mientras le revolvía el


cabello, esto era raro, no recordaba ser del tipo de persona que le gustara
35 que le acariciaran el cabello, pero cuando su pareja lo hacía… wow… era
algo a lo que podría volverse adicto con facilidad—. No te preocupes, nada
malo me ha de pasar.

Sin previo aviso, Keylin escuchó el sonido de un disparo mientras los


vidrios de la ventana del patio se hacían añicos y lo siguiente que vio fue
como sangre manaba a cántaros del hombro de Jerie.

—¡¿Qué diablos?! —Gritó mientras lanzaba a su chico al suelo.


¿Quién se había atrevido a atacarlo a él y a su chico dentro de su casa?,
¡¿quién había sido el bastardo?! Sin pensárselo dos veces Keylin se
transformó en su forma lupina y se abalanzó al patio. El hombre con la
pistola le apuntó y empezó a dispararle, pero en su forma de lobo Keylin
era mucho mejor que el tipo, con rapidez esquivó las balas y se abalanzó
contra su agresor. El sujeto de repente lanzó su arma al suelo y cambió. Era
un lobo blanco con los ojos verde esmeralda. Era raro, los lobos albinos
eran atípicos. El lobo con una rapidez inusitada se quedó quieto en posición
sumisa. Algo que era bastante extraño para tratarse de alguien que acababa
de tratar de matarlo. Había algo raro, pese a que Keylin era bueno
esquivando balas, la forma en la que el sujeto había disparado implicaba
que había fallado adrede. De hecho, el comportamiento actual del lobo
blanco no era el que un asesino tendría. Los ojos y el olor del tipo
mostraban miedo, no la tranquila frialdad que deberían mostrar. Pese a
estar en el suelo, el lobo blanco empezó a dibujar en el piso letras. ¿Por qué
escribiría un mensaje su asesino?

Plata.

¡¿Acababa de escribir plata en el piso?! Keylin se percató


inmediatamente de lo que en verdad quería decir el mensaje. Con rapidez
volvió a cambiar y entró a la cocina apresurado, Jerie estaba tirado en el
piso, convulsionando. Tomó del piso un cuchillo y con precisión lo clavó
en el lugar de la herida de su chico. En apenas diez segundos que le
parecieron horas, logró encontrar al fin la bala y extraerla. Pero su pelirrojo
estaba débil y le faltaba sangre. Jerie respiraba entrecortadamente y, en
definitiva, estaba débil, pero sobreviviría. Keylin sabía que lo haría. La
cantidad de sangre perdida no era mucha, el problema era la plata. Sin
embargo, por la rapidez con la que había extraído el material, Keylin sabía
que Jerie se recuperaría completamente en una semana. Con ira y confusión
el Alfa se encaminó hacia el perpetrador del casi asesinato de su pareja. Ese
lobo debía estar preparado porque Keylin le iba a dar una probada del
infierno. El lobo blanco aún seguía tirado en el piso, como si una fuerza
36 sobrenatural lo impulsara a mantener esa forma. Fue entonces cuando
Keylin pudo entender toda la situación.

—¿Eres de la manada de Deathcold Hill?

El lobo asintió.

—¿Por qué?

El lobo escribió de nuevo en el piso.

Alfa.

Alguien tocó la entrada de su puerta, era un olor completamente


desconocido para él. ¿Quién diablos se atrevía a venir a molestarlo justo
ahora?

—¿Quién es? —gritó Keylin desde el patio.

—Soy Keyron, Alfa de la manada de Deathcold Hill, por las reglas


de la madre tierra, y por los tratados ínter-manada, reto al lobo de nombre
Jerie, a un duelo a muerte.
37
Capi
Capitulo Seis
K eyron sonrió para sí, había escuchado el sonido de la bala y el grito
desesperado de a quien, había reconocido, como el Alfa de Sweet Valley.
Todo estaba saliendo según el plan. Afortunadamente las costumbres de la
cultura were estaban arraigadas en las concepciones dadas por la madre
naturaleza. Haber invocado el nombre de la madre naturaleza era una de las
pocas cosas que hacía que fuese irrevocable su derecho a luchar en contra
de Jerie. El duelo debía ejecutarse en menos de 48 horas, si no se hacía, el
retado moriría inevitablemente.

—¡Jerie! —Gritó Keyron mientras se regodeaba de su logro— ¡¿acaso


no escuchaste el reto?!

Sabía que por la bala de plata Jerie estaría inconsciente al menos por los
próximos días, sin contar con que en el rarísimo caso de que el lobo lograse
despertar estaría demasiado débil como para pelear contra él. La balanza
38 estaba a su favor, lo único que tenía que hacer era esperar tranquilamente a
que las cosas se dieran. Una vez que Jerie muriera, el Alfa de Sweet Valley
estaría demasiado débil emocionalmente como para pelear bien. Matarlo y
reclamar su manada iba a ser pan comido.

El reto estaba hecho, Keylin pudo ver horrorizado cómo la marca con
forma de flor de loto aparecía en la frente de Jerie.

—No, ¡por todos los dioses! ¡NO!

Si su pareja no despertaba… ¡NO! Definitivamente Jerie despertaría


a tiempo. Keylin se levantó furioso y se dirigió a la puerta de entrada de su
casa, casi destrozándola al abrirla. Ahí, justo enfrente de él estaba un sujeto
unos veinte centímetros más bajo que él con la misma marca de Jerie en la
frente.
El tipo tenía una pálida piel blanca y su cabello marrón estaba
cortado a ras en un típico corte militar. Vestía una sudadera gris y una
camiseta negra con un par de tenis 3 del mismo color de la camisa que
llevaba. La mirada de autosuficiencia y orgullo que mostraba, como
diciéndole a Keylin “eres menos que un moco pegado en la pared”, le
dieron al Alfa de Sweet Valley toda la información que necesitaba, de
seguro ese tipo debía ser el maldito bastardo de Keyron. La sonrisa del tipo
se agrandó cuando vio el cuerpo ensangrentado de Keylin.

—Tú debes ser el otro marica —dijo Keyron con una desagradable y
ponzoñosa voz que hizo que Keylin quisiera asesinarlo en ese preciso
instante— no te preocupes, abominación de la naturaleza, yo mismo me
encargaré de matarte en cuanto termine con Jerie.

—Maldito… —dijo con un bajo gruñido Keylin, mientras observaba


impotente lo que acababa de pasar— si no fuera por el reto yo mismo te
despedazaría aquí y ahora.

Keylin lo sabía, sin importar el rango, ningún lobo podía intervenir


en la situación entre dos lobos que iban a combatir. Sin importar cuánto
39 quisiera Keylin despedazarle el pescuezo al imbécil que tenía enfrente,
nada podía hacer. Se sentía impotente, desesperado, era como si el
desamparo invadiera cada fibra de su ser y se fusionara lenta y
dolorosamente con su alma. El olor de la sangre coagulada de su pareja
llegó de repente a su nariz, era extraño, ¿cómo era eso posible? Sin
embargo… Miró hacia atrás y pudo ver a su pareja mirando firme y con
odio a quien en el pasado había sido su Alfa. Pese a lo sorprendente de la
situación, la herida que anteriormente estaba en el brazo de Jerie había
desaparecido por completo y sólo las marcas de sangre coagulada, que
manchaban su camisa, eran el único vestigio de que una bala de plata había
mancillado su hermosa piel. Jerie tocó su frente y luego miró a Keyron con
determinación.

—Soy Jerie, miembro de la manada de Sweet Valley, por las reglas


de la madre tierra, y por los tratados ínter-manada, acepto el reto a un duelo
a muerte por puesto, por parte del lobo de nombre Keyron.

Apenas Jerie dijo esas firmes palabras Keylin pudo ver cómo le
dirigía una sonrisa tranquilizante y salía a enfrentarse al lobo que casi los
había logrado separar.

3 Zapatillas.
Si no hubiese sido por la advertencia de Sixto, Jerie no habría estado
tan preparado. En cuanto su pareja le extrajo la bala de plata de su hombro
Jerie forzó un rápido cambio para sanar. Sabía que sólo le restaban unos
cuantos segundos antes de que Keyron hiciera su movimiento. Él debía
estar preparado y, de verdad, él lo estaba. Hacer cambios parciales era
difícil, pero él había logrado una maestría en ello con dos semanas de
antelación. La bala le había hecho daño, pero gracias a sus dones curativos
él había sanado y ahora estaba perfectamente bien. Sintió la punzada de
dolor en la su frente y pude ver cómo el rostro de Keyron vagaba entre la
ira y el miedo.

—¿Vas a empezar? —Dijo Jerie altivamente— ¿o acaso vas a


esperar a que el vínculo de duelo te mate?

Eso era algo que él sabía, si alguien lo retaba y él no respondía al


40 duelo en menos de 48 horas moriría. Pero si efectivamente lograba
responder al duelo y quien lo había retado huía, entonces la otra persona
era la que tendría 48 horas para morir. Siempre le había parecido que la
naturaleza estaba fumando crack cuando creó esa reacción en el cuerpo de
los lobos, pero ahora, justo ahora, creía que era una de las mejores ideas
que la madre tierra había tenido.

—¿Empezamos? —dijo Jerie retando con una sonrisa de suficiencia


a su, ahora, antiguo Alfa— ¿o esperamos a que tu abuela te prepare una
tacita de té y te dé las buenas noches?

Eso fue todo lo que se necesitó. Keyron, sin quitarse la ropa se


transformó en un gran lobo marrón que se le lanzó encima con furia
asesina.

Jerie esquivó al lobo con facilidad pese a seguir en su forma humana,


sabía que el no transformarse enloquecería a Keyron, un aullido de furia le
hizo saber que su predicción había sido acertada. Keyron volvió a tratar de
atacarlo con furia, pero a cada ataque Jerie lo esquivaba elegantemente. La
furia y desesperación de Keyron iba en aumento con cada segundo, eso
sólo hacía que sus ataques fueran más predecibles instante a instante y que
Jerie esquivara fuese más fácil a cada segundo. Tomando mucho impulso,
el Alfa de Deathcold Hill saltó encima del pelirrojo, Jerie ni se inmutó ante
el ataque, de hecho, pensó que así su antiguo Alfa sólo lucía como una
versión patética y grotesca de “liberen a Willy”.

En menos de un segundo Jerie se había transformado en su forma


homini lupus y con mucha facilidad había logrado estampar al otro lobo
contra el suelo con una sola mano.

—Esto es querer hacerle daño a mi pareja. —Dijo Jerie con una


grave y aterrorizante voz gutural y animal mientras le daba un puño seco en
la cara al lobo que calló y aulló adolorido mientras la sangre empezaba a
cubrir la cabeza del animal. El animal empezó a chillar como poseso y Jerie
quiso parar en ese momento. Pero se acordó que ahora estaban en una lucha
a muerte y la marca que llevaba en su frente con forma de flor de loto le
exigía la sangre de aquel sujeto que ahora estaba a sus pies como un
patético perro.

—Y esto… —dijo Jerie mientras lo levantaba con una sola mano por
los aires— es por ser un arrogante imbécil y por tratar de matarme.

41 Aumentando la fuerza que tenía en su agarre pudo escuchar el sonido


de “crack” mientras el cuello de su Alfa se rompía como una ramita seca.
Al instante Jerie lo sintió, un vínculo fuerte se apoderó de cada fibra de su
cuerpo y una suerte de omnisciencia le permitió ver lo que estaban
haciendo todos los integrantes de la manada de Deathcold Hill. Fue como si
todos los lobos de su antigua manada lo reconocieran como Alfa y le dieran
una cálida bienvenida, pese a que estaban a varios miles de kilómetros de
distancia.

—¿Dos alfas siendo pareja? —preguntó Keylin estupefacto al


entender que el vínculo de pareja no sólo se había extendido a Jerie, si no
también a su pareja— eso es bastante bizarro.

Jerie se rió suavemente mientras podía sentir un vínculo que apenas


ahora percibía con fuerza, era el vínculo con los miembros de la manada de
Sweet Valley, ambas manadas ahora eran una sola.

El lobo albino, que hasta hacía unos momentos había estado tirado en
su patio, se acercó a Jerie e inclinó su cabeza como haciendo una
reverencia mientras adoptaba la forma de un chico de no más de unos
diecinueve años y cabello blanco puro, sus ojos eran verdes y mostraba
rasgos típicos de albinismo. Había escuchado en el pasado que los lobos
albinos eran rarísimos y que tenían algo mágico en ellos.

—Buenas, Alfa Jerie —dijo el chico mientras se arrodillaba— soy


Nathaniel, disculpe mi rudeza al dispararle pero… eran órdenes del antiguo
Alfa y pues… no me era posible desobedecer.

El pesar en los ojos del chico era visible, Jerie sabía por lo que debía
haber pasado, cuando él era miembro de la manada había visto a Keyron
usar su voz de mando algunas veces para lograr que un chico matara a su
hermano.

En aquel momento Jerie había mostrado su disgusto, pero después le


habían dicho que el hermano del chico sufría de una enfermedad incurable
y que de todos modos moriría. En ese momento Jerie había pensado que el
Alfa era una persona buena que tomaba decisiones difíciles, ahora sólo
creía que había hecho bien en matarlo y reclamar la manada como suya.

—No te preocupes Nathaniel —dijo Jerie mientras tranquilizaba al


chico— no te voy a juzgar por nada, entiendo tu situación.
42
El chico empezó a llorar y se abrazó a Jerie como un niño
desamparado. Eso le hizo tomar una decisión, de ahora en adelante honraría
su posición como Alfa y no iba a permitir que ninguno de los miembros de
las dos manadas, pasara por algo como por lo que Nathaniel había tenido
que pasar.

Habían pasado dos meses desde que Jerie había pedido que todos los
miembros de la manada de Deathcold Hill se mudaran a Sweet Valley,
había sido una buena decisión, el terreno de Deathcold Hill no era
apropiado para la caza y dado que los territorios eran poco aptos la mayor
parte del año y la manada era bastante extensa apenas se tenía espacio para
correr y cazar, en especial en invierno. En cuanto llegaron a Sweet Valley
parecía que todos los miembros habían encontrado un pequeño paraíso.
Nadie se había opuesto realmente al hecho de que Jerie fuese gay, todo era
culpa del antiguo Alfa.
Como Keyron podía hacer con su voz de mando, había implantado
en la mente de todos que la homosexualidad era mala y que debía tratarse
con la muerte. Era por ello más que nada que la manada se había
comportado así. En cuanto volvieron a sus cabales Jerie se percató que
desde el fondo de su corazón lamentaban todo lo que le habían hecho pasar.
Ahora las dos manadas, la de Deathcold Hill y la de Sweet Valley eran una.
Se habían fusionado y ahora eran sólo la manada de Sweet Valley, las
cosas andaban bien en el pueblo y Keylin y él no podían estar más
contentos de haber hecho la fusión. Trotando en su forma lupina, Jerie
llegó a una colina y aulló fuerte. Al instante su pareja le acompañó y ambos
aullaron a la luna llena. La brisa fresca y el despejado cielo hacían que la
vista fuera perfecta. Las brillantes estrellitas parecían brindarle los mejores
deseos a ambos.

«Esta manada es lo mejor»

Le compartió Jerie a Keylin a través de un vínculo telepático que se


había formado entre ellos ahora que ambos eran Alfas.

«A mi me parece que tu eres lo mejor»


43
Pese a estar en forma de lobo, ambos soltaron una suave risilla y se
restregaron las narices. A Jerie le gustaba el giro que su vida había tomado
en tan poco tiempo. Y esperaba, muy en el fondo de su corazón, que los
tranquilos tiempos continuaran así por siempre. Ambos lobos con
tranquilidad bajaron de la montaña y se fueron juntos a su casa. Cuando
llegaran la noche se iba a poner mejor. Jerie apenas podía esperar.
Epi
Epilogo
L a tranquilidad de estar sentado en su sala, comiendo una dona fue rota
por el sonido de cristales rotos que le hizo tomar la decisión. De ahora en
adelante sólo compraría ventanas de policarbonato. Ésta era la quinta vez
que rompían una ventana.

—¡Lo siento!

Dijo la voz de su pelirrojo de ensueño. De verdad que Jerie, en el fondo,


era un niño. Eso le gustaba mucho a Keylin. Ver a su sweetheart tan feliz
era algo agradable. El sonido de otro vidrio roto le hizo replantearse la
situación.

—Agradable y destructivo. —Se dijo a sí mismo mientras se levantaba de


la silla y caminaba presuroso al patio.
44 << Un tornado causa menos daño que esos dos cuando están solos >>.

Pensó para sí. Cada vez que llegaba Nina, la hija de Dahl y Lenard, la casa
enfrentaba la destrucción. Entre la niña y Jerie harían que la vidriera de
Sweet Valley se volviera millonaria. Sí, en definitiva iba a comprar
ventanas de policarbonato; eso o encerrar a Jerie y a Nina en una habitación
de confinamiento solitario.

—¡Cielo! –Gritó su pelirrojo desde el patio —¡Nina quiere que vengas a


jugar con ella!

Dejó la dona en la mesa más cercana. Salió por la puerta de cristal, ahora
rota. Le dio una sonrisa al par y se les unió al juego. Después de todo lo
que habían pasado, el amor eterno era la única cosa que sabía que nunca
sería una promesa rota.

FIN
ACERCA Del autor

L eonardo Lora es un soñador que ha


estado escribiendo historias desde siempre. Los temas
45 fantásticos y románticos son sus favoritos pese a que la
tragedia es una de las pocas cosas que escribe con
frecuencia y detesta escribir.

Él vive en Colombia y estudia medicina, tiene dos hermanos


(uno mayor y una más pequeñita). Si quieren contactarlo o
saber un poco más de él pueden hacerlo a su mail
soujiur@hotmail.es, también pueden encontrarlo en
AGRADECIMIENTOS.

L a verdad nunca he sido muy bueno en esto, pero les agradezco a todos
aquellos que me brindaran la ayuda necesaria para lograr terminar este, mi
46 primer proyecto literario. En especial agradezco a Pervy y a Ian que fueron
pacientes conmigo y lograron resucitar a mis musas suicidas en tantas
ocasiones. He de agradecer también en especial a Penélope, una amiga que
me ayudó a corregir unos vergonzosos errores que cometí a la hora de
escribir el texto. Y, por supuesto, también te agradezco a ti, el lector, por
permitirme compartir contigo un poco de mí alocado mundo.
47

¡Y no olvides comprar a los


autores sin ellos no podríamos
disfrutar de todas estas historias!

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