Concepciones Nihilistas en Arthur Schopenhauer

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Seminario Nociones Fundamentales del Nihilismo

Docente: Sandra Baquedano Jer.


Estudiante: Siloé Rodríguez R.
31 Mayo 2019
Palabras: 1500
Prueba

Concepciones Nihilistas en Arthur Schopenhauer

La propuesta filosófica metafísica occidental, originaria desde Sócrates y Platón, presenta


una cosmovisión dual; se manifiesta un mundo sensible frente a uno inteligible. Naciente de
estas primeras cosmovisiones duales, se gesta un movimiento que fue trascendental con
respecto a las orientaciones que tomaría la metafísica occidental por largo tiempo. La
apreciación de un mundo dual se siguió de corresponder el mundo inteligible con un
summum bonum y, por el contrario, considerar el mundo sensible como una versión más
bien ruin de este primer mundo de carácter metafísico.

El ser humano, siendo parte del mundo sensible -de la doxa-, encontraba la forma de
acceder a las ideas únicamente por medio de la razón. Esto significó una supresión de todo
lo que contempla el área instintiva, afectiva e irracional. No obstante, a pesar de que todo
estaba siendo preso bajo la razón, Schopenhauer, presenta una cosmovisión que es
radicalmente distinta.

Nuestro verdadero yo, el núcleo de nuestro ser, es lo que halla tras ello y no conoce
propiamente nada salvo el querer y no querer, el estar satisfecho o insatisfecho, con todas
las modificaciones que se llaman sentimientos, afectos y pasiones. (Schopenhauer, 2005,
p.233)

Schopenhauer, retoma la importancia de lo instintivo, afectivo y sobre todo lo irracional.


Surge una contraposición a entender el mundo bajo luces únicamente racionales. La
confianza ciega a la razón se quiebra en tanto que no da cuenta de todos los aspectos de la
realidad, sugiriendo únicamente una visión ingenua de esta. Lo irracional, como ajeno y
opuesto a lo racional, intenta aclarar todos aquellos aspectos que, no tan solo no siendo
respondidos, fueron subsumidos en el siglo de las luces. Schopenhauer, dando cuenta de lo
irracional, estableció un camino para forjar una filosofía de concepciones nihilistas.

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Presentaba una negación de las finalidades, aparentemente superiores, a las que aspiraba la
tradición metafísica occidental.

La validación de los aspectos concernientes a lo irracional, inspiran una postura


irracionalista que, analizando la realidad humana, decreta que esta misma decanta en un
misterio. Esto quiere decir que, en tanto existan muchas razones para dar cuenta de las
causas, mientras se haga una regresión de las mismas, el origen siempre va a descansar en
instintos enigmáticos, oscuros y confusos. No es necesario volcarse hacia una negación de
la existencia de lo racional, sino que, aceptando la existencia de ello, se devela el hecho de
que subyace algo a esto mismo. Se quiere rescatar el hecho de que el fundamento último es,
en sí mismo, irracional.

En sus escritos tempranos de juventud, Schopenhauer se sirve de la dualidad de Kant, que


consistía en la consideración de una conciencia que está volcada hacia el mundo externo,
como un modo de conocer, frente a la cosa en sí; para presentar una forma dual de la
conciencia. Una conciencia mejor frente a una conciencia empírica. La conciencia mejor
permite tomar conciencia de la voluntad como cosa en sí, y se presenta en vista de que la
conciencia empírica, que se identifica con esa conciencia volcada al exterior de Kant, para
Schopenhauer nos presenta un mundo ilusorio, una representación del yo. Esto último,
puesto que la razón está sometida y subordinada a la voluntad. Ambas conciencias son
afinadas y presentadas posteriormente como: voluntad y representación.

“El mundo como cosa en si es una gigantesca Voluntad que no sabe lo que quiere, pues no
sabe sino que quiere, dado que es voluntad y nada más que voluntad.” (Schopenhauer,
1999, p.60). La voluntad no constituye un fenómeno más de la existencia, sino que es lo
primordial, es el ser. Bajo este respecto, el conocimiento racional se despacha rápidamente
a un segundo plano, donde únicamente sirve como instrumento que presta a la voluntad. El
mundo como voluntad responde a un querer insaciable, a un deseo que se haya bajo oscuras
determinaciones que explican el por qué de la voluntad de vivir, el porqué de querer estar
vivos. La razón, es un fenómeno que se da posteriormente, en menor grado y está
subordinado a la voluntad de vivir de cada ser. La pujanza que mueve al ser esta
manifestada en ese querer insaciable que acaece de una inconformidad con la situación
actual, por lo cual se buscará aplacar aquellas carencias que obstaculizan el placer y dan

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paso al dolor. De esta manera, cada acción va a estar suscrita a la voluntad y desde ahí que
cada tendencia del intelecto devenga y se constituya como un acto volitivo. Sin negar lo
racional se establece que lo primitivo es el querer, la voluntad, lo irracional. La voluntad de
vivir es una voluntad irracional y en cuanto tal, responde a una concepción nihilista.

La voluntad del individuo es la que pone en marcha todo este engranaje, impulsando al
intelecto, en consonancia con el interés, esto es, con los fines individuales de la persona,
para asociar a sus representaciones presentes otras hermanadas con ellas lógicamente, o
analógicamente, o por vecindad espacial o temporal. (Schopenhauer, 1998, p. 206)

La voluntad como la cosa en sí marca la impronta desde donde se objetiva todo fenómeno.
La voluntad es una, indivisa e incognoscible, de ahí que se manifieste su insaciabilidad;
más allá de esta no hay nada, únicamente podemos conocer como esta se manifiesta. El
mundo como representación es todo lo observado y las relaciones establecidas, lo cual
estará determinado por un interés personal. Se forjará, consecuentemente, un mundo no
coincidente con lo que realmente es, sino como una representación propia, una
representación del yo donde opera el principio de individuación.

El hecho de que el conocimiento sea establecido como lo secundario por parte de


Schopenhauer, no da crédito de que la voluntad constituya algo bueno, sino que, al
contrario, es fundamentalmente mala. Considerando aquello, todos los esfuerzos irán
orientados a negar dicha voluntad.

(…) la negación de la voluntad de vivir, se muestra cuando aquel conocimiento pone


termino al querer, pues entonces los fenómenos individuales conocidos dejan de actuar
como motivos del querer, sino que el conocimiento global de la esencia del mundo,
acrecentado por la comprensión de las ideas, ese conocimiento que refleja la voluntad, se
convierte en un aquietador de dicha voluntad y hace que esta se anule a sí misma.
(Schopenhauer, 2010, p.514)

Respecto de las consideraciones del mundo que se forma Schopenhauer, salta a la vista que,
en tanto que el querer solo puede ser aplacado de manera ínfima y momentánea, la vida
constituye un empuje constante a consumar aquellos deseos que no tienen fin. Esa pujanza
ciega que atraviesa la vida da cuenta de que esta misma es, en mayor proporción,

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sufrimiento. Lo cual, se podría considerar como una postura más bien pesimista por parte
de él autor y que va a constituir un elemento más a considerar dentro de las concepciones
nihilistas que se encuentran su obra.

Nuestra existencia no tiene ninguna base y suelo en el que apoyarse mas que el presente que
se desvanece. De ahí que tenga por forma esencial el constante movimiento, sin ninguna
posibilidad del descanso que anhelamos. Es como la marcha de alguien que se precipita
cuesta abajo, que se caería si quisiera parar y solo puede mantenerse de pie si sigue
corriendo. (Schopenhauer, 2013, p.300)

El pesimismo de Schopenhauer se articula en la negación de la teoría de Leibniz que


considera, en el umbral de un optimismo sistemático, que “vivimos en el mejor de los
mundos posibles”. Si se tiene en consideración todo lo anteriormente expuesto, es
aparentemente incompatible e irrisorio asumir una posición tal en que la guía sea el
optimismo. El mundo, como realmente es, voluntad y representación, no esta dispuesto a
observarse desde la óptica optimista. La prueba fundamental se haya en la oscilación
constante del ser humano entre el placer y el dolor. Empero, el constante deseo, el querer
insaciable como primitivo, da cuenta del imperativo y avasallador sufrimiento latente en el
mundo, que transforma la existencia en intentos de subsistencia y autoconservación.

El nihilismo se haya íntimamente relacionado con el fenómeno del irracionalismo,


fenómeno tal que toma Schopenhauer para dar cuenta de su cosmovisión de mundo. La
voluntad de vivir, siendo la cosa en sí, el ser, es en si misma irracional. Finalmente, se ha
de dilucidar el pesimismo en la templanza perpetua e ininterrumpida del sufrimiento
dominante en el mundo, correspondiéndose con el devenir constante de la perspectiva
nihilista. Irracionalidad, voluntad y pesimismo concepciones nihilistas en la obra de Arthur
Schopenhauer.

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Bibliografía

Schopenhauer, A., & Palacios, L.-E. (1998). De la cuádruple raíz del principio de razón
suficiente. Madrid, España: Gredos.
Schopenhauer, A., & Rodríguez, A. R. (1999). Escritos inéditos de juventud: 1808-1818:
sentencias y aforismos II. Valencia: Pre-textos.
Schopenhauer, A., & Aramayo, R. R. (2005). El mundo como voluntad y como
representación. Madrid, España: FCE.
Schopenhauer, A., & Rodríguez, A. R. (2010). El Mundo como voluntad y representación.
Madrid: Alianza.
Schopenhauer, A., & López, S. M. P. (2013). Parerga y paralipómena: II. Madrid:
Editorial Trotta.

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