U5-7a La Autoridad de Jesus PDF
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A. LA AUTORIDAD DE JESUS
Como lo hemos visto en el capítulo anterior, la gente tuvo que cuestionarse ante los
milagros de Jesús. Cabe recordar sin embargo que éstos no eran ninguna novedad para
los judíos. Ellos conocían bien el Antiguo Testamento, que está lleno de hazañas
impresionantes, tales como los prodigios que acompañaron el éxodo, la toma de Jericó y
la conquista de la tierra prometida. Comparados con las plagas de Egipto, el paso del Mar
Rojo o la parada del sol con Josué, los milagros de Jesús debían aparecer como cosas
muy sencillas: curar cierto número de enfermos, expulsar algunos demonios. Así se
pueden comprender ciertas reacciones que pueden extrañarnos.
Por ejemplo después de la multiplicación de los panes, la gente dijo: “¿Qué señal
vas a realizar ahora para que creamos en ti? Nuestros padres comieron el maná
en el desierto” (Jn 6, 30s). Es como si dijeran: “Nos has regalado el pan sólo para
el día de hoy, no es mucho… Moisés lo hizo durante cuarenta años; has tú lo
mismo y creeremos en ti!” (Volveremos a este episodio en el capítulo 1 de la
unidad 6).
En otra oportunidad los escribas y los fariseos le exigieron un prodigio grandioso
en el cielo (Lc 11, 16), tal vez algo parecido al milagro de Josué parando el sol, de
todo modo algo superior a sus milagros habituales. Pero Jesús contestó: “A esta
gente malvada no se le dará otra señal más que la de Jonás” (v. 29), es decir la
señal de su propia resurrección después de pasar tres días muerto en el seno de
la tierra.
La grandeza de los milagros de Jesús hay que buscarla más bien en su manera de
hacerlos. Es lo que otras comparaciones con el Antiguo Testamento hacen resaltar.
En los prodigios del Éxodo, Moisés se limitaba a anunciar que Dios mandaría tal o
cual plaga y a ejecutar las órdenes de Yavé. los milagros eran de Dios. En cambio
Jesús actuaba por su propio poder, los milagros eran de Él, ya que sacaba de sí
mimo la capacidad para hacerlos (Lc 8, 46), y al mismo tiempo eran de Dios (Juan
8, 28; 10, 37-38).
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[LA AUTORIDAD DE JESUS] Capítulo 7: Unidad 5
Así que no era el hecho material sino la autoridad de Jesús la que llamaba la
atención cuando obraba milagros. De ahí el comentario de la gente: “Manda a los
espíritus malos y le obedecen” (Mc 1, 27). Los mismos apóstoles decían: “¿Quién es
éste que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mc 4, 41: lea C 96). Pero la mejor
percepción la tuvo el oficial romano que pidió la intervención de Jesús en favor de su
hijo o siervo enfermo: “Mándalo de palabra y el muchacho sanará; porque yo mismo,
aunque soy un subalterno, tengo autoridad sobre mis soldados…” (Mt 8, 5-10; Lc 7, 2-
9). El hombre razonaba así: “Si yo, que soy un oficial, puedo dar órdenes, es porque
obedezco a mis superiores. Así también Jesús: si tiene autoridad, es que la recibió de
arriba” (Lea Juan 8, 28). Esta conclusión acertada estaba al alcance de todos, pero
pocos la sacaron. Por eso Jesús admiró tanto la fe de aquel extranjero (Mt 8, 10)
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[LA AUTORIDAD DE JESUS] Capítulo 7: Unidad 5
PERDONO LOS PECADOS: Jesús llamó la atención más que todo al perdonar los
pecados, lo que sólo Dios puede hacer. Nunca antes se había oído voz humana que
dijera con autoridad propia: “Tus pecados son perdonados” (Mt 9, 2). Los fariseos
sacaban la conclusión de que blasfemaba (v.3), pero el pueblo alababa a Dios por haber
dado tal poder a los hombres (v.8; Lea Mt 16, 19; Jn 20, 23).
MUY EXIGENTE: Por fin Jesús llamaba la atención por las exigencias que ponía a sus
discípulos. Tenían que dejarlo todo para seguirlo, amarlo más que a los padres (Mt 10,
37), confesarlo ante los hombres (v. 32), estar dispuestos a dar testimonio de Él hasta la
muerte (v. 28) y, para algunos, renunciar al matrimonio (Mt 19, 10-12). Sin embargo no
trataba de presionar ante una negativa: su autoridad respetaba la libertad del otro: “Si
quieres… (19, 21-23).
Qué personalidad la de Jesús! (lea B 50). ¿No sería acaso el Hijo de Dios, así como
Pedro llegó a creerlo un día de entusiasmo? (Mt 16, 15-17). Pero, en cambio, muchos
habían decidido que estaba loco y poseído por un demonio (Mc 3, 21-22). La hora crítica
se aproximaba.
B. LECTURAS COMPLEMENTARIAS
1. El aspecto externo
Los Evangelios no nos han dejado ninguna descripción del aspecto externo de Jesús.
Nosotros debemos conformarnos con suposiciones y conclusiones puesto que no nos ha
llegado ningún retrato suyo.
El señor es un verdadero hombre; por lo tanto debía tener los rasgos de su pueblo y
especialmente los de su Madre, María.
El color de la piel de los judíos de entonces era moreno, el color de los ojos generalmente
castaño, aunque los ojos azules no eran raros. David era pelirrojo, pero, por lo general, el
cabello de los judíos era moreno oscuro; lo llevaba largo hasta los hombros, con raya en
medio y ungido con aceite fino. La barba y el bigote eran el orgullo de los judíos.
Los ojos y la mirada de Jesús debían ser notables, pues los Evangelios hablan
frecuentemente de ellos. Jesús debía tener unos ojos claros y una mirada noble en la que
se reflejaba su alma con todas las variaciones de sentimientos. Pero en su mirada debía
haber también una gran fuerza y una atrayente majestad (Mt 6, 22; Mc 3,5; 5, 30-32; 10,
21,23; Lc 22, 61-62).
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[LA AUTORIDAD DE JESUS] Capítulo 7: Unidad 5
2. Su personalidad
Jesús tiene una gran personalidad, rica y atractiva. Ya desde su primera aparición acude
el pueblo desde lejos para escuchar sus palabras. Tan grande es su impresión sobre los
hombres, que aquellos a quienes llama le siguen inmediatamente: Marcos 1, 16-20; 2, 14.
Siempre que obra un milagro, es poderoso como un rey y llena a los hombres de
entusiasmo y admiración: Marcos 2, 10-12; 4, 35-41.
Cuanto más leamos el Evangelio, mejor comprenderemos que el alma de Jesús tiene una
enorme gama de cualidades y una rica plenitud y que su maravillosa profundidad y
armonía no tiene ningún fallo ni ningún aspecto dominante:
Al atardecer de ese mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: “Pasemos a la otra orilla”.
Ellos despidieron a la gente y lo llevaron así como estaba en la barca. Otras barcas lo
acompañaban. Entonces se levantó un gran temporal y las olas se lanzaban contra la
barca, que se iba llenando de agua. Mientras tanto, Jesús dormía en la popa, sobre un
cojín. Lo despertaron, diciéndole: “Maestro, ¿no te preocupa que nos ahoguemos?”
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[LA AUTORIDAD DE JESUS] Capítulo 7: Unidad 5
El despertó, se encaró el viento y dijo al mar: “Cállate, cálmate!” El viento se calmó y vino
una gran bonanza. Después les dijo: “¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Por qué no tienen
fe?” Los discípulos se asustaron mucho y se preguntaban unos a otros: “¿Quién es éste,
que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mc 4, 35-41)
Al regresar de la ciudad, muy de mañana, sintió hambre. Divisando una higuera cerca del
camino, se acercó pero no encontró sino hojas, y le dijo: “Jamás volverá a dar fruto”. Y al
instante se secó la higuera. Al ver esto, los discípulos dijeron maravillados: “¿Cómo se
secó de repente la higuera?” Jesús les contestó: “En verdad os digo, si tienen realmente
fe y no vacilan, no solamente harán lo que acabo de hacer con la higuera, sino que dirán
a ese cerro: Quítate de ahí y échate al mar, y así sucederá. Todo lo que pidan con una
oración llena de fe, lo conseguirán”. (Mt 21, 18-22)
Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocieran a mí, también conocerían al Padre. En
realidad, ya lo conocen y lo han visto.
Felipe le dijo: “Señor muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús respondió: Hace tanto
tiempo que estoy con ustedes y ¿todavía no me conoces, Felipe?
Las palabras que yo les he dicho no vienen de mí mismo. El Padre que está en mí obra
por mí. Créanme: Yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí. (Jn 14, 6-11)
Los maestros de la Ley le trajeron una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La
colocaron en medio y le dijeron: “Maestro, has sorprendido a esta mujer en pleno
adulterio. La Ley de Moisés ordena que mujeres con ésta deben morir apedreadas. “Tú,
¿qué dices?” Contestó querían ponerlo en dificultades para poder acusarlo.
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[LA AUTORIDAD DE JESUS] Capítulo 7: Unidad 5
D. CUESTIONARIO
1. ¿Cómo aparecían los milagros de Jesús en comparación con las plagas de Egipto, el
paso del Mar Rojo y otros por el estilo?
2. Cuando Jesús habla de la “señal de Jonás” (Lc 11, 29), ¿qué quiere anunciar?
3. Complete la siguiente frase: Cuando Jesús obraba milagros, lo que llamaba la atención
no era el ___________________________, sino su ___________________________.
5. Complete la frase: “En todo lo que Jesús decía de Dios se sentía algo nuevo y
______________: tenía ________________________ de Dios, lo conocía
____________________, sacaba de _____________________lo que decía”.
6. Dé tres ejemplos de interpretaciones nuevas que Jesús dio a la Ley o a las tradiciones
de los judíos.
7. Complete esta frase de Juan 14, 5: “Yo soy el Camino, la ______________ y la Vida.
(Nuevo Testamento)
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