5 en El Gurvich
5 en El Gurvich
5 en El Gurvich
Revisitar la obra de aquél o de aquellos que han precedido en el mundo del arte y
volver a crear sobre esa piedra fundamental, parece ser el propósito de esta muestra.
Reconocer la importancia de las raíces, no ignorar el valor de los maestros y admitir
que de alguna u otra manera casi todo ha sido dicho ya, parece ser el denominador
común de estos diálogos con la obra de José Gurvich.
Con esta idea el profesor, poeta y curador Hugo Achugar, le pidió a cinco artistas
contemporáneos vivos, de diversas edades, que dialogaran con la obra de Gurvich. El
resultado es una muestra ecléctica donde diversos lenguajes (instalación, collage,
fotografía, escultura, dibujo y pintura) se dan la mano para expandir la simbología
cifrada de un gran maestro.
Es así que Jacqueline Lacasa, Yudi Yudoyoko, Guadalupe Ayala, Juan Fielitz y Joaquín
Lalanne despliegan sus propias versiones inspiradas en el mundo de Gurvich, pintor
ceramista, nacido en 1927 y fallecido en 1974, en plena dictadura.
Diversidad contemporánea
Collage y porcelana
Juan Fielitz, fotógrafo y diseñador devenido en hacedor de collages, el más joven de los
cinco artistas convocados, extrae tres arquetipos de la obra de Gurvich, creada en
1972, titulada “Mundo de imágenes”. De allí pergenia tres obras que recrean las dos
figuras parentales, madre y padre, más la casa-dividida-de-la-infancia.
Fielitz, quien surgió hace apenas un año o dos de la escena under del arte
montevideano, (integrando un colectivo de jóvenes artistas llamado Mercado Negro),
nació en 1990, proviene de Carmelo y ha realizado, con éxito, su primera muestra
individual en la Colección Engelman Ost, este mayo pasado. Su característica parece
ser la limpieza con la que trata la imagen, logrando una suerte de abstracción
geométrica que redunda en contenido.
El aporte más logrado y sorprendente, el diálogo más original, quizás sea el de
Guadalupe Ayala, quien con fragmentos de piezas de porcelana que parecen haber
sido extraídos y materializados de la gran pintura inconclusa de Gurvich, “Pareja
Astral” (c. 1968/9), crea una instalación que despliega pedacitos y pedazos de tazas,
teteras y platos, por piso, paredes y balcones del museo. Un hallazgo visual de esta
artista que cualquiera diría ha logrado meterse dentro de la pintura creada en los 60,
para sintetizar y plasmar la fragmentación de la pareja arquetípica: el hombre y la
mujer de todos los tiempos, repartidos en minúsculos pedazos de colorida y partida
porcelana. Otra vez la fragmentación del mundo. Simple y poderosa metáfora del
mundo líquido contemporáneo.