Pentecostalismo en Chile PDF
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Matthew S. Bothner
1
San Juan 3: 8.
La traducción de ésta y de las restantes citas bíblicas corresponden a la versión
de las Sociedades Bíblicas Unidas, Dios habla hoy (Santiago de Chile, 1993).
(N. del T.).
2
Los planteamientos que se hacen en este trabajo están apoyados por una
encuesta aplicada a 1.239 ministros de la Iglesia Metodista Pentecostal (Jotabeche) de
Santiago, la más grande Iglesia Protestante en Chile. Los resultados de la encuesta, a
los que se hace mención en notas a pie de página, se encuentran en el Apéndice al final
del trabajo.
MATTHEW S. BOTHNER 263
3
San Lucas 24: 49.
4
Hechos 2: 1-4.
5
Hechos 2: 17.
6
Hechos 2: 21.
7
Véase Cuadro N° 1 en el Apéndice.
264 ESTUDIOS PÚBLICOS
intención, dedicación de la vida entera a Dios (...), una renovación del corazón
conforme a la imagen completa de Dios".12 Pruebas de esta búsqueda prolife-
ran en los escritos de Wesley, y se encuentra subrayada en la clásica insistencia
pentecostal en la secuencia de las "obras de la gracia": conversión, santificación
y, luego, "bautismo del Espíritu Santo". En otras palabras, los pentecostales
pasan por períodos prolongados de purificación interior antes de participar del
bautismo del Espíritu Santo —una experiencia que se manifiesta generalmente
en el hecho de "hablar en lenguas", descrita en el Libro de los Hechos—,13
Siguiendo las apreciaciones del sociólogo David Martin, el surgimiento
del metodismo en el mundo anglosajón constituye un paradigma para la eva-
luación del pentecostalismo en América Latina. Al describir el quiebre de la
unidad religiosa, Martin señala que "el telón de fondo de todo el drama es la
unidad entre las personas y la fe, entre la Iglesia y el Estado, entre la comuni-
dad local y la Iglesia local, que la Iglesia de Inglaterra intentaría mantener
después de la Reforma".14 Ante este escenario, la aparición del voluntarismo
metodista se convirtió en una poderosa contra-cultura, particularmente entre
las clases bajas de los sectores industriales en la periferia del norte de Inglate-
rra, más allá del centralizado control religioso ejercido por la Iglesia de Ingla-
terra. Con el tiempo, de ese modo, el metodismo fue capaz de dividir la unidad
orgánica premoderna entre la Iglesia y el Estado. Todavía más, el metodismo
proporcionó, según la tesis de Elie Halévy, el nomos y el poder unitario que se
requieren para compensar la anomia social generada por la Revolución Indus-
12
Thomas Jackson (ed.), The Works of the Rev. John Wesley, A. M. (Londres:
1829) secc. 27, 11 : 444.
13
Aunque el "hablar en lenguas" ha sido considerado por los fieles, desde el
comienzo del pentecostalismo moderno, como la "evidencia" del bautismo del Espíritu,
este fenómeno en particular no siempre va acompañado de un "llenarse" espiritual-
mente. Por ejemplo, entre los metodistas pentecostales en Chile, el bautismo del
Espíritu se manifiesta más bien por la fuerza del Espíritu que le permite al creyente
cambiar su forma de vida moralmente o desde otro punto de vista. Esta disparidad
inusual y tal vez poco representativa apareció en los resultados del cuestionario
(Cuadro N° 22), según el cual un 66,6% ha recibido el bautismo del Espíritu, mientras
que sólo un 9,5% ha hablado en lenguas. Los metodistas pentecostales chilenos
mantienen una semejanza impresionante con los metodistas estadounidenses de la
época anterior a la Guerra Civil, que acentuaban la capacidad del Espíritu para
perfeccionar la sociedad. Puede ser que para mantener el énfasis en el poder de
transformación del Espíritu, en contraposición con un éxtasis espiritual meramente
personal, los metodistas pentecostales pudiesen tener finalmente una actitud mental
similar que les hiciese trabajar en pos del cambio político en la sociedad chilena.
14
David Martin, Tongues of Fire: The Explosión of Protestantism in Latín
America (Oxford: 1990), p. 31.
266 ESTUDIOS PÚBLICOS
trial.15 Al describir las condiciones críticas en que habían quedado los mineros
del carbón a raíz de la transición económica, y la alternativa espiritual que
representaba el metodismo, Halévy sostiene:
15
El concepto de nomos aparece desarrollado en The Sacred Canopy, de
Peter L. -Berger, y es el antónimo de la "anomia" de Durkheim (una falta de orden,
normas o significado).
16
Elie Halévy, A History of the English People in the Nineteenth Century
(Nueva York: 1961), p. 263. (También citado en "Retrato del movimiento evangélico
a la luz de las encuestas de opinión pública", de Arturo Fontaine T. y Harald Beyer,
Estudios Públicos, 44 (primavera 1991).
17
Martin, op. cit., p. 32.
18
William Edward Hartpole Lecky, A History of England in the Eighteenth
Century, volumen II (Nueva York: 1878), pp. 691-692.
MATTHEW S. BOTHNER 267
19
Véase Lawrence Levine, Black Culture and Black Consciousness: Afro-
American Folk Thoughtfrom Slavery to Freedom (Oxford: 1977), p. 4.
20
Minnie A. Abrams, The Baptism of the Holy Ghost and Fire (Mukti, India:
1906), p. 3.
268 ESTUDIOS PÚBLICOS
21
Martin, op. cit., p. 204 (énfasis agregado por el autor de este ensayo).
MATTHEW S. BOTHNER 269
22
San Mateo 28: 19.
23
Martin, op. cit., p. 77.
270 ESTUDIOS PÚBLICOS
mismo tiempo, donde la cultura misma había retenido cierto sentido difuso del
mundo del 'espíritu' ",24 Para analizar la forma en que los brotes del carisma
han logrado "llenar" la atmósfera espiritual, se puede utilizar la perspectiva
teórica del sociólogo clásico Max Weber.
a) El carisma pentecostal
24
Martin, op, cit., p. 107.
25
H. H. Gerth y C. Wright Mills, From Max Weber: Essays in Sociology
(Nueva York: 1946), p. 155.
26
Gerth y Mills, op. cit., p. 250.
27
San Lucas 7: 16.
28
Gerth y Mills, op. cit., p. 291. [Los tipos ideales, en la sociología compara-
tiva-histórica de Weber, son construcciones teóricas de valor heurístico a las cuales se
aproxima en diversos grados la evidencia empírica.]
MATTHEW S. BOTHNER 271
29
Buda es un caso de profeta "ejemplar".
30
Mahoma es, del mismo modo, un ejemplo del profeta "emisario".
31
Christian Lalive d'Epinay, Haven of the Masses: A Study of the Pentecostal
Movement in Chile (Londres: 1969), p. 8. Edición en castellano: El refugio de las
masas: Estudio sociológico del protestantismo chileno (Santiago de Chile: Editorial
del Pacífico).
272 ESTUDIOS PÚBLICOS
32
Hechos 1:8.
33
John Thomas Nichols, Pentecostalism (Nueva York: 1966), p. 52.
34
Nichols, op. cit., p. 52.
MATTHEW S. BOTHNER 273
35
El carisma de Hoover es ligeramente distinto, sin embargo, del tipo weberiano
ideal. En lugar de proclamarse como la más alta autoridad, como (por ejemplo)
Napoleón, él llamaba a la gente para que lo siguiera sólo en la medida en que él estaba
siguiendo a Cristo. En esencia, Hoover le atribuía la autoridad a Cristo y a sí mismo,
exhortando a los demás a seguirlo, "como él seguía a Cristo".
36
Gerth y Mills, op. cit., p. 262.
37
Los Cuadros N° 4 y N° 5 demuestran la importancia que se le da a la
necesidad de que los laicos prediquen el mensaje pentecostal.
274 ESTUDIOS PÚBLICOS
38
C. Peter Wagner, Latin American Theology: Radical or Evangelical (Grand
Rapids, 1970), p. 90.
39
El Cuadro N° 6 muestra cómo los obispos y pastores pentecostales recono-
cen y respetan los dones de Dios.
MATTHEW S. BOTHNER 275
b) La comunidad pentecostal
40
Lalive d'Epinay, op. cit., pp. 68-69.
41
El Cuadro N° 7 muestra lo que sienten los pentecostales respecto del nivel
de solidaridad entre otros creyentes.
42
Emile Durkheim, The Elementary Forms of the Religious Life (Nueva
York: 1915), pp. 62-63.
43
La definición que entrega Durkheim de la religión, en su forma más
fundamental, se basa en la premoderna tribu Arunta, de la Australia aborigen, donde la
religión y la sociedad compartían idénticas fronteras. Para emplear dicho modelo a un
fenómeno religioso moderno —a una situación en la que los procesos de moderniza-
ción han ocasionado una separación entre la "Iglesia" y la sociedad, y donde lo
sagrado y lo profano no son ya parte de la misma realidad—, debe modificarse la
teoría en su aplicación, de modo que la integración alrededor de un ideal sagrado se
construya como una separación de la sociedad "profana". Pero el pentecostalismo no
sólo separa y converge en torno a un sentido de lo que es sagrado; busca a su vez
expandirse también, tanto para presentar sus características sagradas como para ofre-
276 ESTUDIOS PÚBLICOS
teología pentecostal proporciona una base para ese fenómeno, y en este sentido
el texto más influyente es el de la primera epístola del apóstol San Juan. En
virtud de esa carta, los fieles son llamados a obedecer el conocido mandato de
"estar en el mundo pero no ser del mundo". Basándonos en el análisis del
teólogo Richard Neibuhr, el mundo es entendido como la sociedad secularizada
en la cual viven los creyentes. En este contexto, a los fieles se les ordena "no
am[ar] al mundo, ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama el mundo, no ama
al Padre".44 Además de ser secular —o profano—, el mundo "se caracteriza
por el predominio de la mentira, el odio y el asesinato; es el heredero de
Caín".45 (De hecho, los pentecostales pueden verse a sí mismos como herede-
ros espirituales de Seth, enviado por Dios para reemplazar al asesinado Abel, y
quien fuera una persona principal en el linaje de Cristo.)46 En forma caracterís-
tica, por tanto, ellos no frecuentan teatros o estadios. Y en algunas Iglesias que
tienden a aplicar los preceptos en forma extremadamente literal, se abstienen
incluso de mirar televisión o leer el diario.
Su intención primordial es mantenerse puros de las influencias de la
sociedad circundante que puede corromper o disminuir su compromiso con
Cristo. Por esta razón, los pentecostales son eclesiales; pero no necesariamente
en el sentido tradicional de la palabra, sino en su sentido etimológico derivado
de Ekklesia: "los llamados". Al comportarse como personas del mundo a
quienes Dios "llama", los creyentes forman una comunidad en la que sus
nociones acerca de la realidad se validan colectivamente. Dicho de otro modo,
el grupo forma una necesaria "estructura de lo plausible". Peter Berger define
este concepto como "un contexto social en el cual es plausible una definición
particular de la realidad", y señala que "cada definición de la realidad tiene una
estructura de plausibilidad; y sólo dentro de esa estructura tal definición ad-
quiere sentido".47 En coincidencia con este concepto, los pentecostales adhie-
ren al precepto paulino: "Por eso también dice el Señor: 'Salgan de en medio
de ellos, y apártense (...). Entonces yo los recibiré y seré un Padre para ustedes,
y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso' ",48 Fieles a
esta motivación, forman un cuerpo llamado "el cuerpo de Cristo". Esta comu-
nidad estrechamente unida permite a los fieles buscar mayores grados de
pureza al interior de parámetros que se establecen para oponerse a las fuerzas
espirituales y cognitivas que compiten en el "mundo".
A estas condicionantes teológicas se sumaban (y se suman), en forma
complementaria, dificultades económicas y sociales. Por ejemplo, durante la
crisis financiera chilena de los años 30, el crecimiento del pentecostalismo se
aceleró considerablemente en un principio. Esta crisis fue gatillada por el
derrumbe de Wall Street en Estados Unidos el año 1929, que se caracterizó,
entre otras cosas, por el colapso de los mercados mineros, escasez de
financiamiento extranjero y la incapacidad de crear un cartel para la venta de
salitre en el exterior.49 No sorprende que esas dificultades hayan engendrado
también problemas políticos, los que culminaron en la renuncia del coronel
Ibáñez en 1931. En ese estado de vértigo económico, muchos campesinos en
situación de pobreza abandonaron el campo y se trasladaron a sectores urbanos
en busca de mejores oportunidades. El proceso de urbanización generaría sólo
parcialmente la proletarización del campesinado: en Chile (como en otros
países latinoamericanos), al contrario de Europa, la tasa de urbanización fue
inconmensurable al índice de industrialización. Ello se tradujo en un caso de
desorientación cognitiva cercano a lo que Durkheim había llamado anomia
[anomie], un contexto caracterizado por la ausencia de orden o significado. En
medio de esas condiciones anómicas surgió a la vez un sub-proletariado, así
como lo que algunos han denominado "la clase media sin rostro" de Chile. Es
muy probable que el pentecostalismo, como el metodismo en la Revolución
Industrial en Inglaterra, haya suministrado una opción sumamente viable a los
pobres afligidos por el proceso de transición de la sociedad. Por cierto, el
pentecostalismo no es de modo alguno exclusivo de la teología. Lalive ha
señalado al respecto: "Lo que ellos están expresando no es el resultado del
raciocinio filosófico, sino el de una experiencia concreta: una sociedad sin
misericordia".50
Esa solidaridad esencial se alcanza a través de varios mecanismos. Uno
de los modos de actividad más importantes que llevan a una integración
colectiva significativa son las "células" pentecostales. Estos grupos de estudio
de la Biblia, conformados por aproximadamente 25 alumnos y un profesor, se
48
II Corintios 6: 17-18 [énfasis agregado].
49
Thomas E. Skidmore y Peter H. Smith, Modern Latin America (Nueva
York: 1989), p. 120.
50
Lalive d'Epinay, op. cit., p. 123.
278 ESTUDIOS PUBLICOS
"¡Gloria a Dios!" con gran emoción. En muchos casos estas respuestas son
evocadas e incentivadas por el pastor, quien dice ya sea "¿Te gusta?" o
"¡Aliménteme!". Sin lugar a dudas, la naturaleza interactiva del sermón pro-
porciona un canal para el carisma del ministro, así como el "Agua viva" que se
necesita para la vida del "cuerpo": la Iglesia.53
La intimidad colectiva de la Iglesia Pentecostal tiene muchas conse-
cuencias importantes, incluyendo, por ejemplo, el desarrollo de diversos mo-
dos de actividad en dos ámbitos diferentes de la vida del creyente: las esferas
sagrada y profana. David Martin ha observado que este dualismo lleva a la
efervescencia en el ámbito sagrado y a la diligencia en el secular, "ya que la
disciplina y la sobriedad se abrazan en la vida ordinaria con una intensidad
similar a la que alcanzan el éxtasis y la liberación en la esfera del culto".54 En
forma complementaria a esta ética de conducta individual en la sociedad, el
pentecostalismo tiene también un plan —si bien implícito y no formulado—
para cambiar la sociedad.55 El objetivo general de los pentecostales chilenos es
llevar a cabo la profecía del fallecido obispo Umaña de que "Chile será para
Cristo". Pero ¿cómo se proponen realizar los creyentes esas proféticas pala-
bras? Contrariamente, por ejemplo, a quienes propugnan la teología de la
liberación, y pretenden localizar el mal en las estructuras de la sociedad e
intentan cambiarlas, los pentecostales se concentran en la necesidad de cam-
biar a las personas a través de un "nacer de nuevo". Lalive ha observado
atingentemente: "La Iglesia congrega, consuela y convierte al individuo, a
quien luego imparte una doctrina moral; no tiene contacto con la sociedad, la
política o los asuntos económicos, excepto a través del prisma del indivi-
duo".56 Por tanto, en lugar de tratar de someter a la sociedad como tal a la "luz
del Evangelio", esta luz es refractada a través de individuos empeñados en
provocar el cambio en sus propias áreas de influencia.
Puesto que los pentecostales tienen éxito en términos de evangelización,
prevalecen los cambios a nivel de la cultura. El cambio "cultural", en el
sentido que se ha usado aquí la expresión, significa que la manera en que
viven los individuos —especialmente los varones— ha sido alterada radical-
mente. El converso experimenta un proceso de cambio en sus valores que
circunscribe su vida al tiempo que la libera. Ya no frecuenta bares, casinos,
53
El "Agua viva" es figura del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento (véase
San Juan 4). Y la Iglesia es percibida como el "Cuerpo de Cristo" (véase Corintios 12).
54
Martin, op. cit., p. 203.
55
Los Cuadros N° 8 y N° 9 ilustran el grado de inacción política que exhiben
los esfuerzos realizados por los pentecostales para transformar la sociedad en la que
viven.
56
Lalive d'Epinay, op. cit., p. 125.
280 ESTUDIOS PÚBLICOS
c) La cosmovisión pentecostal
57
Martin, op. cit., p. 231.
MATTHEW S. BOTHNER 281
58
Véase Clifford Geertz, The Interpretation of Cultures (Nueva York: 1973),
pp. 90-91.
59
El Cuadro N° 10 destaca las apreciaciones de los pentecostales en relación
al nivel de autosacrificio en su Iglesia.
60
El Cuadro N° 11 indica en qué grado su teología acepta la acumulación de
riquezas. Y si se consideran las nociones de Max Weber, los Cuadros N° 12 y N° 13
muestran que los pentecostales ven el trabajo como una vocación, en el más auténtico
sentido de la palabra, y priorizan el ahorro de dinero.
61
San Juan 1: 14.
282 ESTUDIOS PÚBLICOS
62
Christian Lalive d'Epinay, "The Pentecostal 'Conquista' in Chile", The
Ecumenical Review (enero, 1968), p. 24. Esto también aparece citado en C. Peter
Wagner, op. cit., p. 78.
63
El Cuadro N° 14 revela la perspectiva teológica y vivencial de los
pentecostales en relación a su "victoria" definitiva sobre el temor.
64
El Cuadro N° 15 muestra las concepciones que sostienen explícitamente los
pentecostales en relación a lo que ellos llaman la "lucha espiritual".
65
I Timoteo 6: 12.
MATTHEW S. BOTHNER 283
66
Para la visión de Berger acerca del "re-encantamiento", que él considera
principalmente como un fenómeno católico medieval, véase The Sacred Canopy,
p. 121.
67
I Tesalonicenses 4: 16.
68
Esto se confirma en la representación de la torre de telecomunicaciones
Entel en el centro de Santiago.
69
Los Cuadros N° 16 y N° 17 representan las esperanzas de los pentecostales
en relación a una mejoría económica en el futuro cercano.
284 ESTUDIOS PÚBLICOS
70
El Cuadro N° 18 ilustra la opinión positiva de los pentecostales contempo-
ráneos en relación a los avances científicos y tecnológicos, portadores del mundo
moderno. (Los pentecostales de generaciones anteriores tendían a mirar estos cambios
de manera negativa debido a su origen en el mundo secular.) El Cuadro N° 19 refleja
una visión altamente positiva respecto de la educación universitaria. El Cuadro N° 20
muestra que muchos de los creyentes apoyarían una educación teológica en la univer-
sidad, si ésta fuera evangélica. Todos estos factores empíricos apoyan el hecho de que
la cosmovisión pentecostal es positiva y conducente a un sentido integral de mejora-
miento.
71
Lamentaciones 3: 23.
MATTHEW S. BOTHNER 285
Sueño que estoy vestido con un traje a rayas blancas y negras, como el
de los presos de antaño, e incluso tenía un número... pero no recuerdo
el número. Vengo saliendo de una especie de catástrofe; se habían
72
Cuadro N° 21 indica la frecuencia de esta búsqueda en pos de una mayor
presencia del Espíritu.
73
Efesios 5:8.
74
El problema acerca de la realidad de estas experiencias puede concernir al
teólogo o al metafísico, pero no al sociólogo. A este último sólo le interesa el que los
pentecostales crean que estas experiencias son reales, así como el que esa creencia
tenga consecuencias sociales. Es ese el sentido de la aseveración del sociólogo W. I.
Thomas: "Si los hombres definen una situación como real, ella es real desde el punto
de vista de sus consecuencias".
286 ESTUDIOS PÚBLICOS
caído unos muros... era la cárcel. Y vengo saliendo, pero todo rayado.
Entonces, cuando me despierto, asustado, porque veía que caían los
muros, dije: "Señor, me has estado diciendo cómo estoy. Todavía muy
mal; todavía estoy rayadito...". Entonces empecé a prepararme y a
buscar a Dios más activamente. Estudié la Biblia y oré más.
Entonces un día sueño que estoy paseando por una calle muy bonita,
con una camisa tan blanca, tan alba, y una corbata verde, pero de un
verde que no había visto hasta este momento, un verde muy lindo.
Entonces yo andaba con camisa y pantalón blanco, todo blanco... Pero
me miro, y en la rodilla derecha tenía una mancha de aceite. Y dije:
"Todavía me queda algo... tengo que sacarlo de mi cuerpo para poder
estar en buenas condiciones en caso que el Señor venga y así estar en
buenas condiciones de irme.75
75
Arturo Fontaine Talavera y Miguel González P., "La cultura evangélica y
los pobres: Segundo informe" (versión parcial, Santiago, 1992), pp. 98-99, material no
duplicado, a ser utilizado en el trabajo que está desarrollando David Martin sobre el
Espíritu pentecostal y la cultura económica en Brasil y Chile.
MATTHEW S. BOTHNER 287
76
Obispo Javier Vásquez, entrevista del autor, Santiago de Chile, 24 de marzo
de 1993.
77
Gerth y Mills, op. cit., p. 287. Aunque el 11,2% de los ministros que
respondieron nuestro cuestionario expresaron que habían experimentado una visita de
Cristo en la que ellos habían podido verlo con sus propios ojos, esta cifra es demasiado
alta a la luz de otras investigaciones. El error en esta cifra se puede atribuir a una
interpretación distinta de la pregunta (véase Cuadro N° 22 en el Apéndice).
78
I Corintios 12: 11. El Cuadro N° 22 (véase Apéndice) entrega un panorama
completo de las experiencias sobrenaturales de los pentecostales, y el Cuadro N° 23
muestra que los pentecostales combinan la medicina moderna con la curación espiri-
tual cuando es necesario.
288 ESTUDIOS PÚBLICOS
esta relación entraña la noción de religio. Tal vez el aspecto más central en la
estructura de la teología pentecostal es la noción del "bautismo del Espíritu
Santo". El bautismo del Espíritu, desde el punto de vista del cambio cultural
radical que acarrea el pentecostalismo, puede ser aún más crucial que la
participación activa en la comunidad pentecostal. Muchas veces los fieles "dan
testimonio" de cómo la fuerza del Espíritu los ha "liberado" de hábitos debili-
tantes de sus vidas pasadas —principalmente el abuso de alcohol, la infideli-
dad conyugal y la violencia doméstica—. Al familiarizarse estrechamente con
el pasaje del Nuevo Testamento donde los "malos deseos" aparecen yuxta-
puestos a una lista de los "frutos del Espíritu",79 ellos procuran ser portadores
de estos frutos para que no "se entristezca el Espíritu Santo de Dios".80 Este
proceso de cambio cultural se logra siendo cuidadoso ante la presencia de
Dios. Para ser más precisos aún, los pentecostales aprecian en forma especial
la paz interior, tangible, que atribuyen al Espíritu Santo. Y hacen grandes
esfuerzos para no perturbar ese sentido interno de paz, particularmente a través
de la oración y fidelidad a los preceptos de las Sagradas Escrituras. Las
condiciones sicológicas asociadas a sus esfuerzos por mantener y desarrollar
esa "unción interior" modifican su cultura, al transformar sus actitudes, expec-
tativas, valores, ética del trabajo y estilo de vida. En esencia, los pentecostales
practican activamente el mandato de las Escrituras que dice: "[C]uiden mucho
su comportamiento. No vivan neciamente, sino con sabiduría".81
79
Galatas 5: 16-25.
80
Efesios 4: 30.
81
Efesios 5: 15.
MATTHEW S. BOTHNER 289
APÉNDICE
Resultados de la encuesta
CUADRO N° 3 ¿CUÁN IMPORTANTE ES PARA USTED VIVIR UNA VIDA SANTA Y PURA?
CUADRO N° 5 SI CREE QUE SERÁ MÁS FUERTE, ¿CUÁL ES LA RAZÓN MÁS IMPORTAN-
TE?
CUADRO N° 6 EN GENERAL, ¿CUÁN DOTADOS POR DIOS PIENSA USTED QUE SON LOS
OBISPOS Y PASTORES PENTECOSTALES?
1. Orar 82,1%
2, Convertir a más personas 42,0%
3. Establecer más iglesias a lo largo del país 31,7%
4. Cambiar la política 2,3%
5. Mejorar la economía 1,9%
6. No sé 0,1%
7. No estoy de acuerdo 0,1%
CUADRO N° 9 ¿QUÉ TIPO DE ACTIVIDAD POLÍTICA CREE USTED QUE ES BUENO QUE
DESARROLLEN LOS HERMANOS PENTECOSTALES?
1. Sólo una visita de los hermanos para orar y recibir la salud 32,0%
2. Sólo una reunión con el médico 0,3%
3. Una combinación de ambas 60,5%
4. No responde 7,2%