De Enganches y Desenganches
De Enganches y Desenganches
De Enganches y Desenganches
Patricia Moraga
No hay una única razón de por qué la gente habla. Un niño pequeño
balbucea a menudo por el mero placer de hacer ruido. Esta también es
una razón de por qué los adultos hablan.
LUDWIG WITTGENSTEIN1
Desenganche
En 1954, Lacan retoma el caso del Hombre de los Lobos para trabajar la alucinación del
dedo cortado11. Este paciente le relata a Freud que, cuando tenía 5 años, jugaba en el
jardín con una navaja haciendo muescas en el tronco de un nogal cuando, con terror, vio
que su dedo colgaba de un hilo de piel. Freud dice que la castración no fue afirmada,
como si “nunca hubiese existido”. Lo forcluido en lo simbólico retorna en lo real. La
alucinación se presenta como un fenómeno aislado, como una falla en la simbolización
8
Ibíd., p. 348
9
Ibíd., p. 325.
10
J.-A. Miller y otros, La psicosis ordinaria, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 201.
11
J. Lacan, “Introducción al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud”, en Escritos,
Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2008, pp. 351-362.
primera. No se trata de un recuerdo, no hay represión, en el lugar de la rememoración se
produce la reminiscencia bajo el modo de lo “ya contado”. En la neurosis hay
historización, lo que fue simbolizado puede ser reprimido; en cambio, lo no simbolizado
está cortado de la historia, no obedece a las leyes de la represión. Es un real sin ley. El
sujeto no puede articular palabra, no se dirige al Otro, no puede llamar a su amada ñaña
que está junto a él. En este minúsculo silencio del sujeto, Miller ubica el corte del
Otro12, y Lacan, en el afecto aterrado, la perplejidad del sujeto frente a este real fuera-
de-sentido –de manera tal que en 1954 establece la distinción entre el fenómeno
elemental (la alucinación del dedo cortado) y el desenganche del Otro.
En Las psicosis, analiza el fenómeno elemental del caso “marrana” como una
disyunción entre el mensaje y la palabra. Este mensaje se produce entre a (el hombre
con el que se encuentra, de quien escuchó “marrana”) y aʹ (el sujeto que dice vengo del
fiambrero). Lacan dice que el sujeto no escucha su propio mensaje en forma invertida,
sino que en las psicosis el mensaje que el sujeto articula se escucha como proveniente
del otro13; lo no simbolizado retorna en lo imaginario, por fuera del Otro –aquí, lugar de
la verdad. Cuando analiza los trastornos del lenguaje, subraya dos tipos de neologismo:
la intuición delirante (palabra reveladora) y el ritornelo (estribillo). Pone el acento en el
desencadenamiento del significante, con el cataclismo imaginario, a causa del encuentro
con el significante inasimilable: el significante del padre14. Ambas dimensiones de la
palabra (plena y vacía) “detienen la significación, son una especie de plomada en la red
del discurso del sujeto”15.
El diagnóstico de psicosis requiere, en 1956, la presencia de los trastornos de lenguaje.
No obstante, en “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”
ese diagnóstico depende de la forclusión del Nombre-del-Padre; el mensaje se mide en
relación con la intención del sujeto, y el fenómeno elemental se presenta como “cadena
rota”: S1 no se encadena con S2, y así causa la perplejidad del sujeto ante el vacío de la
significación. Estos fenómenos se sitúan en la ruptura de la cadena simbólica16.
En 1997, Miller introduce el desenganche, “menos como un concepto que como una
expresión bien torneada”17 y como sinónimo de neodesencadenamiento. Un año
después, Hervé Castanet y Philippe De Georges se sirven del desenganche con respecto
12
Cf. J.-A. Miller, El ultimísimo Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2013.
13
J. Lacan, El Seminario, libro 3, Las psicosis, Buenos Aires, Paidós, 1984, pp. 80-81.
14
Ibíd., pp. 456-457.
15
Ibíd., p. 53.
16
J. Lacan, “De una cuestión preliminar de todo tratamiento posible de la psicosis”, op. cit., p. 517.
17
J.-A. Miller y otros, Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, op. cit., p.325.
al Otro para localizar retroactivamente el elemento que hacía de enganche para el sujeto
y dirigir la cura en el sentido de un reenganche 18. Ahora bien, ¿acaso el desenganche en
los nudos es sinónimo del desanudamiento de un elemento (el fenómeno elemental)?
En la escena de la paliza sufrida por Joyce, Lacan distingue entre el dejar caer la
relación con el cuerpo propio y el desanudamiento. Lo primero es un “signo clínico” de
lo que falla en la cadena borromea (la articulación real-simbólico); el ego no sostiene el
cuerpo como imagen. Tras la paliza recibida, la cólera se desprende de Joyce como la
piel de una fruta madura. Para Lacan, esto es signo de psicosis. Lo imaginario se suelta
tras la paliza, y el ego corrector del lapsus se anudará mediante el artificio de la
escritura19. En la misma línea, Miller distingue el desenganche y el fenómeno elemental
–el dejar caer la relación con el propio cuerpo 20. Como señala Maleval, el desenganche
y el desanudamiento de un elemento no son sinónimos 21. En la psicosis ordinaria,
muchas veces no se localizan fenómenos elementales, pero sí encontramos
desenganches y enganches sucesivos. La diferencia entre desenganche y fenómeno
elemental nos interesa para orientarnos en el tratamiento de la psicosis. ¿Qué es lo que
puede funcionar como enganche, ya sea en forma permanente o temporaria?
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É. Laurent, “La interpretación ordinaria”, en Freudiana, 76 (2016).