Este discurso de Malcolm X aborda la revolución negra que está ocurriendo a nivel mundial y los problemas comunes que enfrentan Estados Unidos, Francia e Inglaterra. También habla sobre sus viajes a diferentes países africanos y las conversaciones que tuvo con sus líderes. Finalmente, critica el racismo que existe en la sociedad estadounidense.
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Este discurso de Malcolm X aborda la revolución negra que está ocurriendo a nivel mundial y los problemas comunes que enfrentan Estados Unidos, Francia e Inglaterra. También habla sobre sus viajes a diferentes países africanos y las conversaciones que tuvo con sus líderes. Finalmente, critica el racismo que existe en la sociedad estadounidense.
Este discurso de Malcolm X aborda la revolución negra que está ocurriendo a nivel mundial y los problemas comunes que enfrentan Estados Unidos, Francia e Inglaterra. También habla sobre sus viajes a diferentes países africanos y las conversaciones que tuvo con sus líderes. Finalmente, critica el racismo que existe en la sociedad estadounidense.
Este discurso de Malcolm X aborda la revolución negra que está ocurriendo a nivel mundial y los problemas comunes que enfrentan Estados Unidos, Francia e Inglaterra. También habla sobre sus viajes a diferentes países africanos y las conversaciones que tuvo con sus líderes. Finalmente, critica el racismo que existe en la sociedad estadounidense.
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ÚLTIMAS PALABRAS
Discurso de Malcolm del 16 de febrero de 1965,
cinco días antes de su asesinato Primero, hermanos y hermanas, quiero comenzar agradeciéndoles por haberse tomado la molestia de venir aquí esta noche y en especial por la invitación que me hicieron para que viniera a Rochester y participara esta noche en este pequeño diálogo informal sobre temas que son de común interés a todos los elementos en la comunidad, a la totalidad de la comunidad de Rochester. La razón de mi presencia es para discutir sobre la revolución negra que está aconteciendo, que se está llevando a cabo en el globo, de la forma que se está desarrollando en el continente africano, y del impacto que está teniendo hoy día en las comunidades negras, no sólo aquí en Estados Unidos sin también en Inglaterra y en Francia, y en otras antiguas potencias coloniales. Probablemente muchos de ustedes leyeron la semana pasada que intenté viajar a París y que me lo impidieron. Y París no le niega la entrada a nadie. Como ustedes saben, se supone que cualquiera puede ir a Francia, se supone que es un lugar muy liberal. Hoy, sin embargo, Francia está teniendo problemas a los que no se les ha dado mucha publicidad. Y también Inglaterra está teniendo problemas a los que tampoco se les ha dado mucha publicidad, porque han sido los problemas de Estados Unidos los que han recibido tanta publicidad. Pero ahora estos tres socios, o aliados, tienen problemas comunes sobre los que el negro americano, o afroamericano, no está muy al tanto. Y para que ustedes y yo comprendamos la naturaleza de la lucha en la que estamos envueltos, tenemos que conocer no sólo los distintos ingredientes que se mezclan a nivel local y a nivel nacional, sino también los ingredientes que se mezclan a un nivel internacional. Y los problemas del hombre negro en este país han dejado de ser simplemente un problema del negro americano o un problema americano. Se ha convertido un problema tan complejo, y con tantas ramificaciones, que uno tiene que estudiarlo en su mundo total, dentro del contexto mundial o en su contexto internacional, para poder ver de lo que realmente se trata. De lo contrario, ni siquiera se pueden entender los temas locales, a menos que se sepa el papel que desempeñan dentro del contexto internacional. Y cuando se examina en ese contexto, se ve de una forma distinta, pero se ve con una mayor claridad. (…) Como muchos de ustedes saben, dejé el movimiento musulmán negro y durante los meses del verano, pasé cinco de esos meses en el Oriente Medio y en el continente africano. Durante este tiempo visité muchos países, el primero de ellos fue Egipto, y luego Arabia, después Kuwait, Líbano, Sudán, Kenia, Etiopía, Zanzíbar, Tanganica —que hoy es Tanzania—, Nigeria, Ghana, Guinea, Liberia, Argelia. Y en los cinco meses que estuve alejado tuve la oportunidad de sostener largas conversaciones con el presidente Nasser en Egipto, el presidente Julius Nyerere en Tanzania, Jomo Kenyatta en Kenia, Milton Obote en Uganda, Azikiwe en Nigeria, Nkrumah en Ghana y Sekú Turé en Guinea. Y durante las conversaciones con estos hombres, y con otros africanos en aquel continente, intercambiamos mucha información que claramente amplió mi entendimiento, y que siento que me amplió el panorama. Puesto que desde mi regreso, no he tenido ningún deseo de enredarme en ninguna discusión sin importancia basada en hechos que tienden a ser confusos y que no conducen a nada, con ningún cabeza de chorlito o persona de mente estrecha sólo porque pertenezcan a alguna organización, mientras que se tienen problemas tan complejos como los nuestros y que se están tratando de resolver. Entonces yo no vine aquí a hablar acerca de ninguno de estos movimientos que están en pugna entre sí. He venido a hablar del problema que todos tenemos ante nosotros. Y a hacerlo de una manera muy informal. Nunca me ha gustado apegarme a un método o a procedimientos formales cuando hablo ante un público, porque me doy cuenta que, usualmente, la conversación que sostengo gira en torno a la raza, o a cuestiones raciales, lo que no es por culpa mía. No fui yo quien creó el problema racial. Y ustedes saben que yo no vine a Estados Unidos en el Mayflower ni tampoco por voluntad propia. A nuestro pueblo se le trajo aquí involuntariamente, contra nuestra voluntad. Por eso, si planteamos el problema ahora, no deberían de culparnos por estar aquí. Ellos fueron quienes nos trajeron. […] Para aclarar mi posición, como lo hice hoy temprano en Colgate, soy un musulmán, lo que únicamente quiere decir que mi religión es el Islam. Creo en Dios, el Ser Supremo, el creador del universo. Esta es una forma sencilla de religión, fácil de comprender. Creo en un Dios, y creo que ese Dios tuvo una religión, tiene una religión, y siempre tendrá una religión. Y que ese Dios le enseñó a todos los profetas la misma religión, por lo tanto no es cuestión de debatir quién haya sido el más grande o el mejor: Moisés, Jesucristo, Mahoma, o alguno de los otros. Todos ellos fueron profetas que vinieron de un Dios. Ellos tenían una doctrina, y esa doctrina fue diseñada para darle claridad a la humanidad, para que toda la humanidad viera que era uno solo y así tener un cierto tipo de hermandad que sería practicada aquí en la tierra. Eso es lo que creo. Creo en la hermandad del hombre. Sin embargo, a pesar del hecho que creo en la hermandad del hombre, tengo que ser realista y entender que aquí en Estados Unidos nos encontramos en una sociedad que no practica la hermandad. No practica lo que predica. Predica la hermandad, pero no practica la hermandad. Y ya que esta sociedad no practica la hermandad, aquellos de nosotros que somos musulmanes —los que nos separamos del movimiento musulmán negro y nos reagrupamos como musulmanes en base al Islam ortodoxo— creemos en la hermandad del Islam. Pero también nos damos cuenta que el problema que afecta al pueblo negro en este país es tan complejo y tan enredado y ha existido por tanto tiempo, sin resolver, que es absolutamente necesario para nosotros formar otra organización. Y eso fue lo que hicimos, la cual es una organización no religiosa que se conoce como la Organización de la Unidad Afro-Norteamericana, y que está estructurada organizativamente de manera que permite la participación activa de todo afro- norteamericano, cualquier negro norteamericano, en un programa cuyo fin es eliminar los males políticos, económicos y sociales que nuestra gente enfrenta en esta sociedad. Y tenemos esa estructura porque nos damos cuenta que tenemos que luchar contra los males de una sociedad que no logró producir la hermandad para todos los miembros de dicha sociedad. Esto de ninguna manera significa que somos antiblancos, antiazules, antiverdes o antiamarillos. Somos antimal. Somos antidiscriminación. Somos antisegregación. Estamos en contra de todo el que practique cualquier forma de segregación o discriminación contra nosotros porque da la casualidad de que no somos de un color que les resulte aceptable… No juzgamos al hombre por el color de su piel. No te juzgamos por ser blanco; no te juzgamos por ser negro; no te juzgamos por ser moreno. Te juzgamos por lo que haces y por lo que practicas. Y mientras practiques la maldad, estaremos en tu contra. Y para nosotros, la principal, la forma más grande de maldad es la maldad que se basa en juzgar a un hombre debido al color de su piel. Y creo que nadie aquí puede negar que estamos viviendo en una sociedad que simplemente no juzga a un hombre en base a su talento, según sus habilidades, según sus posibilidades, historial o falta de historial académico. Esta sociedad juzga al hombre exclusivamente en base al color de su piel. Si eres blanco, puedes salir adelante, y si eres negro, tienes que arreglártelas a cada paso, y aún así no sales adelante. Estamos viviendo en una sociedad que en gran medida está controlada por gente que cree en la segregación. Vivimos en una sociedad que en gran medida está controlada por gente que cree en el racismo, y practica la segregación, la discriminación y el racismo. Y digo que está controlada, no por los blancos de buena voluntad, sino controlada por los segregacionistas, por los racistas. Y esto se puede ver a través del curso que esta sociedad persigue por todo el mundo. En estos instantes en Asia el ejército norteamericano está dejando caer bombas sobre gente de piel obscura. Es racismo. Es el racismo que Estados Unidos practica. El racismo que implica una guerra contra las personas de piel obscura en Asia, otra forma de racismo es la que hay detrás de una guerra contra las personas de piel obscura en el Congo… es lo mismo que hay detrás de una guerra contra las personas de piel obscura en Misisipí, Alabama, Georgia, y Rochester, Nueva York. Entonces no estamos contra alguien porque sea blanco. Sino que estamos en contra de aquellos que practican el racismo. Estamos en contra de los que dejan caer bombas sobre otras gentes porque sucede que su piel es de una tonalidad distinta a la de ellos. Y porque nos oponemos a eso, la prensa dice que somos violentos. No estamos a favor de la violencia. Estamos a favor de la paz. Sin embargo, la gente que enfrentamos apoya la violencia. No se puede ser pacífico cuando uno trata con ellos. Nos acusan de lo que ellos mismos son culpables. Esto es lo que siempre hace el criminal. Te bombardean, y luego te acusan de haberte bombardeado a ti mismo. Te aplastan el cráneo, y luego te acusan de haberlos atacado. Esto es lo que los racistas han hecho siempre… el criminal, el que ha desarrollado el proceso criminal al grado de una ciencia. Sus costumbres son las acciones criminales, y luego utilizan la prensa para victimizarse … hacer que la víctima se vea como el criminal, y el criminal como la víctima. Así trabajan. Y probablemente ustedes aquí en Rochester saben más al respecto que nadie. Les voy a dar un ejemplo de cómo lo hacen. Ellos agarran la prensa, y a través de la prensa, se burlan del sistema… O a través del público blanco. Porque el público blanco está dividido. Algunos quieren hacer el bien y otros no quieren hacer el bien. Algunos tienen buenas intenciones y otros no. Esto es cierto. Hay los que son mal intencionados y los que son bien intencionados. Y generalmente los malintencionados son más numerosos que los bien intencionados. Se necesita de un microscopio para encontrar a los de buenas intenciones. Así que a ellos no les gusta hacer nada sin el apoyo del público blanco. Los racistas, que en general tienen mucha influencia en la sociedad, no realizan sus maniobras sin antes tratar de poner la opinión pública de su lado. Así que utilizan a la prensa para poner la opinión pública de su lado. Cuando quieren suprimir u oprimir a la comunidad negra, ¿qué es lo que hacen? Cogen las estadísticas, y por medio de la prensa, se las dan a tragar al público. Hacen que parezca que en la comunidad negra el crimen juega un papel más grande que en cualquier otro lado. ¿Cuál es el resultado? Este mensaje es un mensaje muy hábil que los racistas usan para hacer que los blancos que no son racistas crean que la tasa de criminalidad en la comunidad negra es tan alta. Esto mantiene a la comunidad negra con una imagen de criminal. Da la impresión de que cualquiera en la comunidad negra es un criminal. Y tan pronto como se ha creado esta impresión, entonces les permite, prepara el terreno para crear un estado policial en la comunidad negra, consiguiendo el apoyo total del público blanco para que cuando la policía llega, empleando todo tipo de medidas brutales para reprimir a los negros, les partan la cabeza, les lancen los perros, y otras cosas por el estilo. Y los blancos lo aceptan. Porque creen que a fin de cuentas allí todos son unos criminales. Es esto lo que hace la prensa. Esto requiere habilidad. A esta habilidad se le llama… esto es una ciencia que se le llama «fabricación de imágenes». Te mantienen en jaque a través de esta ciencia de las imágenes. Incluso hacen que uno mismo se vea con desprecio, y lo logran dándonos una mala opinión sobre nosotros mismos. Algunos de nuestros mismos negros se han tragado esta opinión sobre ellos mismos y la han digerido, al punto que ni siquiera quieren vivir en la comunidad negra. No quieren estar cerca de los mismos negros. Es una ciencia que utilizan, muy hábilmente, para hacer que el criminal aparezca como víctima, y para que la víctima aparezca como criminal. […] A nivel internacional el mejor y más reciente ejemplo que sirve de prueba para eso que estoy diciendo es lo que sucedió en el Congo. Vean lo que pasó. Teníamos una situación en la que un avión estaba dejando caer bombas sobre aldeas africanas. Una aldea africana no tiene defensas contra las bombas. ¡Y una aldea africana tampoco presenta la suficiente amenaza como para que se la bombardee! Sin embargo, los aviones estaban dejando caer bombas sobre las aldeas africanas. Al caer, estas bombas no distinguen entre amigos y enemigos. No distinguen entre hombre y mujer. Cuando estas bombas caen sobre las aldeas del Congo, caen sobre mujeres negras, niños negros, bebés negros. Hacen añicos de estos seres humanos. No escuché ninguna protesta, ni una frase de compasión por estos miles de negros que fueron masacrados por los aviones. ¿Por qué no hubo protestas? ¿Por qué no le preocupó a nadie? Porque, una vez más, la prensa, de forma muy hábil, había vuelto a las víctimas en criminales, y los criminales parecían ser las víctimas. Vean que cuando mencionan las aldeas las califican de «bajo control rebelde». Como quien dice, ya que son aldeas bajo control rebelde, se puede destruir a la población, y está bien. También se refieren a los mercenarios de la muerte como «con entrenamiento norteamericano, pilotos cubanos anti-Castro». Esto hace que todo esté bien. Porque estos pilotos, estos mercenarios, ustedes saben lo que es un mercenario, no es un patriota. Mercenario no es aquél que va a la guerra por amor a su patria. Un mercenario es un matón a sueldo. Es alguien que mata, que saca sangre por dinero, la sangre del que sea. Se mata a un ser humano tan fácilmente como se mata a un gato o a un perro o a una gallina. […] Sin embargo esto es algo que uno tiene que observar y por lo que tenemos que dar cuenta. Porque esos son aviones norteamericanos, bombas norteamericanas, escoltados por tropas norteamericanas, armados con ametralladoras. No obstante, nos aseguran que esos no son soldados, que sólo están allí de escolta, así fue como empezaron con algunos asesores en Vietnam del Sur. Eran veinte mil, y todos asesores. No son más que «escolta». Ellos pueden realizar todo este asesinato en masa y salirse con la suya con ponerle la etiqueta de «humanitario», un acto humanista. O «en nombre de la liberación», «en nombre de la libertad». Todo tipo de consignas altisonantes, pero no deja de ser asesinato a sangre fía, asesinato en masa. Y lo hacen tan hábilmente, que tanto ustedes como yo, que nos consideramos tan sofisticados en este siglo veinte, lo podemos observar, y le damos el visto bueno. Simplemente porque se comete contra personas de piel negra, y lo están cometiendo personas de piel blanca. Toman a un hombre que es un asesino a sangre fría llamado [Moise] Tshombe. Ustedes han oído hablar de él, el tío Tom Tshombe. El asesinó al primer ministro, el primer ministro legítimo, [Patricio] Lumumba. Lo asesinó. Ahora bien, he aquí un hombre que es un asesino internacional, escogido por el Departamento de Estado y colocado en el Congo y llevado al poder gracias a los dólares de los impuestos que ustedes pagan. Es un asesino. Trabaja para nuestro gobierno. Es un asesino a sueldo. Y para demostrar el tipo de asesino a sueldo que es, tan pronto como toma posesión del cargo, contrata más asesinos de Sudáfrica para que acribillen a su propio pueblo. Y te preguntas por qué está tan desacreditada tu imagen norteamericana en el exterior. Fíjense que dije, «está tan desacreditada tu imagen norteamericana en el exterior». Ellos hacen que aceptemos a este hombre con sólo decir en la prensa que él es el único que puede unir al Congo. ¡Ha! Un asesino. No le permiten a China que ingrese a Naciones Unidas porque le declaró la guerra a las tropas de Naciones Unidas en Corea. Tshombe le declaró la guerra a las tropas de Naciones Unidas en Katanga. A él le das dinero y lo promueves. No usas la misma vara para medir. Usas una vara por aquí, y la cambias por allá. Es cierto, hoy todo el mundo te puede ver. Ante los ojos del mundo te ves como un demente tratando de hacerle creer a la gente que al menos en una época fuiste astuto con tu superchería. Pero ya tu bolsa de trucos está totalmente vacía. El mundo entero puede ver lo que estás haciendo. La prensa fustiga la histeria del público blanco. Luego, cambia de ritmo y comienza a tratar de ganarse la simpatía del público blanco. Y luego, cambia de ritmo otra vez e intenta conseguir el apoyo del público blanco para cualquier acción criminal en la que ellos estén planeando involucrar a Estados Unidos. Acuérdense cómo cuando hablan de rehenes los llaman «rehenes blancos». No «rehenes». Decían que estos «caníbales» en el Congo tenían «rehenes blancos». Ah, y esto a ustedes los sacudió. Monjas blancas, sacerdotes blancos, misioneros blancos. ¿Qué diferencia hay entre un rehén blanco y un rehén negro? ¿Qué diferencia hay entre una vida blanca y una vida negra? Ustedes deben creer que hay diferencias porque su prensa especifica la blancura. «Diecinueve rehenes blancos» le martirizan a uno el corazón. Durante los meses en que estaban dejando caer cientos y miles de bombas sobre los negros, uno no decía nada. Ni tampoco hacía nada. Pero tan pronto como unos cuantos —un puñado de blancos que en resumidas cuentas no tenían nada que hacer en esa cuestión— tan pronto sus vidas se vieron involucradas, entonces uno se empezó a preocupar. Yo estaba en África durante el verano cuando ellos… cuando los mercenarios y los pilotos estaban acribillando a gente negra en el Congo como si fueran moscas. Ni siquiera lo mencionaron en la prensa occidental. No lo mencionaron. Y si lo mencionaron, fue en la sección de anuncios clasificados. Allí donde se necesitaría un microscopio para hallarlo. Y en ese momento los hermanos africanos, en un principio no estaban tomando rehenes. Sólo comenzaron a tomar rehenes cuando se dieron cuenta que estos pilotos estaban bombardeando sus aldeas. Y entonces tomaron rehenes, los llevaron a las aldeas, y le advirtieron a los pilotos que si tiraban bombas sobre la aldea, iban a darle a su propia gente. Era una maniobra de guerra. Estaban en guerra. Unicamente tomaron un rehén en la aldea para evitar que los mercenarios asesinaran de forma masiva a la gente de esos pueblos. No los hicieron rehenes porque eran caníbales. O porque se les ocurrió que su carne era sabrosa. Algunos de esos misioneros habían estado allí por cuarenta años y no se los habían comido. Si se los hubieran comido, se los hubieran comido cuando estaban tiernos y blandos. Es que esa vieja carne blanca no se puede digerir ni siquiera cuando es de gallina vieja. Son las imágenes. Usan su habilidad para crear imágenes, y luego usan esas imágenes que han creado para confundir a la gente. Para confundir a la gente y hacer que la gente acepte lo malo como bueno y que rechace lo bueno como malo. Hacer que la gente crea que el criminal realmente es la víctima y la víctima, el criminal. Aun cuando les señalo esto, ustedes dirán, «¿Qué tiene que ver todo esto con el negro en Estados Unidos? ¿Y qué tiene que ver todo esto con las relaciones entre negros y blancos aquí en Rochester?» Esto hay que entenderlo. Hasta 1959, la imagen del continente africano nos la crearon los enemigos de África. África era una tierra dominada por potencias extranjeras. Una tierra dominada por los europeos. Y en tanto que eran estos europeos los que dominaban el continente de África, eran ellos quienes creaban la imagen de África que se proyectaba en el exterior. Y a África y a la gente de África los proyectaron con una imagen negativa, una imagen odiosa. Nos hicieron creer que África era una tierra de junglas, una tierra de animales, una tierra de caníbales y de salvajes. Era una imagen odiosa. Y como tuvieron éxito en proyectar esta imagen negativa de África, aquellos de nosotros de ascendencia africana que nos hallábamos aquí en occidente, los afroamericanos, veíamos en África un lugar odioso. Veíamos en el africano a un ser odioso. Y si se nos llamaba africanos era como si se nos tratara como sirvientes, o como si se nos tratara como a niños, o como si hablaran de nosotros de la manera en que nosotros no queríamos que se hablara. ¿Por qué? Porque los opresores saben que no se puede conseguir que alguien odie la raíz sin hacer que también odie el árbol. Uno no puede odiar a los suyos sin terminar odiándose a sí mismo. Y como todos vinimos de África, no se nos puede hacer que odiemos a África sin hacer que nos odiemos a nosotros mismos. Y lo lograron de una manera muy hábil. ¿Y cuál fue el resultado? Terminaron con 22 millones de gente negra aquí en Estados Unidos que odiaban todo lo nuestro que fuera africano. Odiábamos las características africanas, las características africanas. Odiábamos nuestro cabello, odiábamos nuestra nariz, la configuración de nuestra nariz, y la configuración de nuestros labios, el color de nuestra piel. Sí, lo odiábamos. Y fueron ustedes los que nos enseñaron a odiarnos simplemente manipulándonos astutamente para que odiáramos a nuestros ancestros y a la gente de ese continente. Mientras odiábamos a aquella gente, nos odiábamos a nosotros mismos. Mientras odiábamos todo lo que creíamos se les parecía, odiábamos nuestra propia apariencia. Y a mí me llamas maestro del odio. Es que tú nos enseñaste a odiarnos a nosotros mismos. Le enseñaste al mundo a odiar a toda una raza de gente y ahora tienes el descaro de culparnos por odiarte, simplemente porque no nos gusta la soga que nos pones al cuello. Cuando se le enseña a un hombre a que odie sus labios, los labios que Dios le dio, la forma de la nariz que Dios le dio, la textura del cabello que Dios le dio, el color de la piel que Dios le dio, se comete el peor crimen que una raza de seres puede cometer. Y este es el crimen que tú has cometido. Nuestro color se convirtió en una cadena, una cadena sicológica. Nuestra sangre —la sangre africana— se convirtió en una cadena sicológica, una prisión, porque estábamos avergonzados de ella. Creíamos, y hay quien nos lo dirá a la cara, y dirán que no lo estaban; ¡sí lo estaban! Nos sentíamos atrapados porque nuestra piel era negra. Nos sentíamos atrapados porque teníamos sangre africana en nuestras venas. Así es como nos hiciste prisioneros. No simplemente con traernos y hacernos esclavos. Sino que la imagen que creaste de nuestro suelo materno y la imagen que creaste de nuestra gente en ese continente eran una trampa, era una prisión, era una cadena, era la peor forma de esclavitud que haya sido inventada jamás por una llamada raza civilizada y por una nación civilizada, desde el origen del mundo. En este país todavía hoy se puede ver el resultado de esto entre nuestra gente. Debido a que odiábamos nuestra sangre africana, nos sentíamos inadecuados, nos sentíamos inferiores, nos sentíamos impotentes. Y en nuestro estado de impotencia no íbamos a trabajar para nosotros mismos. Recurrimos a ti por un consejo y nos respondías con el consejo equivocado. Nos volvíamos hacia ti por dirección y nos mantenías dando vueltas en círculos. Sin embargo, ya se ha dado un cambio. Dentro de nosotros mismos. ¿Y de dónde viene? Allá en el 55, en Indonesia, en Bandung, se realizó una conferencia de gentes de piel obscura. Las gentes de África y de Asia se reunieron por primera vez en siglos. No tenían armas nucleares, no tenían flotillas aéreas, ni marina. Sin embargo, platicaron sobre su sufrimiento y se dieron cuenta que había algo que todos teníamos en común: la opresión, la explotación, el sufrimiento. Y que teníamos a un opresor común, un explotador común. Si un hermano venía de Kenia y llamaba a un opresor inglés; venía otro del Congo y llamaba a un opresor belga; otro venía de Guinea, llamaba a un opresor francés. Pero cuando se ponía juntos a todos los opresores hay algo que todos ellos tenían en común, todos venían de Europa. Y este europeo estaba oprimiendo a la gente de África y de Asia. Y ya que veíamos que teníamos una opresión común, y una explotación común, una tristeza y un dolor comunes, nuestra gente comenzó a unirse en la Conferencia de Bandung y decidió que ya era hora de que nos olvidáramos de nuestras diferencias. Teníamos diferencias. Algunos eran budistas, otros practicaban el hinduismo, otros eran cristianos, otros eran musulmanes, algunos no tenían ninguna religión. Algunos eran socialistas, otros capitalistas, algunos comunistas, y otros no tenían sistema económico alguno. Pero a pesar de todas las diferencias que existían, estaban de acuerdo en algo, el espíritu de Bandung era, a partir de entonces, reducir el énfasis en el área de diferencias y hacer énfasis en las áreas que teníamos en común. Y fue el espíritu de Bandung el que hizo arder las llamas del nacionalismo y de la libertad no sólo en Asia, sino especialmente en el continente africano. Desde el 55 al 60, las llamas del nacionalismo, de la independencia del continente africano, alcanzaron tanto resplandor y tanta furia, que lograron quemar y azotar todo lo que les salió al paso, y ese mismo espíritu no se quedó en el continente africano. De una forma o de otra, se introdujo en el hemisferio occidental y llegó al corazón, a las mentes y al alma del negro en el hemisferio occidental que supuestamente había estado separado del continente africano por casi 400 años. Y ese mismo deseo de libertad que motivó al hombre negro en el continente africano comenzó a arder en el corazón y en la mente y en el alma del hombre negro aquí, en Sudamérica, Centroamérica, y Norteamérica, demostrándonos que no estábamos separados. Aunque existía un océano entre nosotros, todavía nos estremecía un mismo palpitar. El espíritu del nacionalismo en el continente africano… Comenzaron a derrumbarse; las potencias, las potencias coloniales, ya no podían seguir allí. Los británicos se vieron en problemas en Kenia, Nigeria, Tanganica, Zanzíbar, y en otras áreas del continente. Los franceses se vieron en problemas en toda la zona francesa del norte ecuatorial africano, incluso en Argelia. Se volvió un problema para Francia. El Congo ya no iba a permitir que los belgas permanecieran allí. La totalidad del continente africano se volvió explosivo del 54-55 hasta 1959. Para 1959 ya no podían permanecer allí ni un momento más. No es que se quisieran marchar. No es que de repente se volvieron benévolos. No es que de repente dejaron de querer seguir explotando al hombre negro por sus recursos naturales. Sino que era el espíritu de la independencia que ardía en el corazón y en la mente del hombre negro. Ya no iba a permitir que se le colonizara, que se le oprimiera y explotara. Estaba dispuesto a brindar su vida y a quitarle la vida a los que trataran de arrebatarle la suya, en eso consistía el nuevo espíritu. Las potencias coloniales no se fueron. Entonces, ¿qué fue lo que hicieron? cuando una persona está jugando baloncesto, y si —ustedes lo van a ver—, los jugadores del equipo contrario lo acorralan y si uno no quiere perder el balón, se lo tiene que pasar a alguien que está en un claro, alguien de su mismo equipo. Y ya que Bélgica y Francia y Gran Bretaña y estas otras potencias coloniales estaban acorraladas —fueron desenmascaradas como potencias coloniales— tenían que hallar alguien que todavía se encontrara en el claro, y el único que se hallaba en el claro en cuanto a los africanos se refería, era Estados Unidos. Así es que le pasaron el balón a Estados Unidos. Y esta administración lo recogió y a partir de entonces comenzó a correr como loca. Tan pronto como se apoderaron del balón, se dieron cuenta de que se les planteaba un problema nuevo. El problema era que los africanos habían despertado. Y tras su despertar ya no tenían ningún miedo, y puesto que los africanos ya no tenían miedo, era imposible para las potencias europeas que se quedaran en ese continente a la fuerza. Entonces nuestro Departamento de Estado, tomó el balón y según su nuevo análisis, se dio cuenta que tendría que emplear una nueva estrategia si es que quería reemplazar a las potencias coloniales de Europa. ¿Cuál era su estrategia? El acercamiento amistoso. En vez de ir rechinando los dientes, comenzaron sonriéndole a los africanos. «Somos tus amigos». Pero para convencer al africano de que él era amigo de ellos, tuvieron que comenzar pretendiendo que ellos eran amigos de él. Ustedes no consiguieron que el hombre les sonriera porque le mostraron que eran de cuidado, no. El estaba tratando de impresionar a nuestro hermano al otro lado del mar. Les sonrió para que su sonrisa se volviera consecuente. Comenzó a usar un acercamiento amistoso por allá. Un acercamiento benévolo. Un acercamiento filantrópico. Llámenlo colonialismo benévolo. Imperialismo filantrópico. Humanitarismo respaldado por dolarismo. De las falsas ofrendas. Este es el enfoque que ellos usan. No fueron para allá con buenas intenciones. ¿Cómo puedes salir de aquí y luego ir al continente africano con los Cuerpos de Paz y con las Encrucijadas y todos esos grupos cuando estás linchando negros en Misisipí? ¿Cómo es posible? ¿Cómo puedes preparar misioneros, que supuestamente están allá para enseñarles sobre Cristo, cuando no le permites a un negro que siquiera entre a tu iglesia de Cristo aquí mismo en Rochester, ya no se diga en el sur del país? Vale la pena pensar sobre eso. Me caliento cada vez que pienso sobre eso. Los años entre 1954 y 1964 se pueden ver fácilmente como la era del surgimiento del estado de África, y conforme surgió el estado africano entre el 54 y el 64, ¿qué impacto, qué efecto tuvo en el afronorteamericano, en el negro norteamericano? Conforme el negro en África obtuvo su independencia, consiguió una posición para ser el amo y el señor forjador de su propia imagen. Hasta 1959, cuando ustedes y yo pensábamos en un africano, pensábamos en alguien desnudo, que venía con tantanes, con huesos atravesados por su nariz. ¡Oh, sí! Esta es la única imagen que uno tenía metida en la mente sobre lo que era un africano. Y desde el 59, cuando comenzaron a venir a la ONU (Organización de Naciones Unidas) y uno los veía en televisión, uno se quedaba sorprendido. Se trataba de un africano que podía hablar inglés mejor que uno. Tenía mejor sentido que uno. Tenía más libertad que uno. Y a los lugares a los que uno ni siquiera podía ir, lo único que él tenía que hacer era ponerse su túnica y pasaba frente a uno sin siquiera notarlo. Te tenía que sacudir. Y era únicamente cuando a uno lo sacudían que uno realmente empezaba a despertar. De modo que mientras las naciones africanas obtenían su independencia y la imagen del continente africano comenzaba a cambiar, lo acordado como imagen de África se cambió de negativa a positiva. Subconscientemente. El negro por todo el hemisferio occidental, en su subconsciente, comenzó a identificarse con esa imagen africana positiva que estaba surgiendo. […] Cuando tuvieron que cambiar su enfoque con la gente del continente africano, así también comenzaron a cambiar su enfoque con nuestra gente en este continente. En la medida que usaron las falsas ofrendas y toda una serie de acercamientos amistosos, benévolos, filantrópicos hacia el continente africano, que no era más que esfuerzos falsos, así también comenzaron a hacer lo mismo con nosotros aquí en Estados Unidos. Las falsas ofrendas. Salieron con todo tipo de programas que en realidad no estaban encaminados a resolver los problemas de nadie. Cada iniciativa que realizaban era una iniciativa falsa. Jamás realizaron una verdadera iniciativa práctica en momento alguno para resolver un problema. Salieron con una decisión de segregación de la Corte Suprema que todavía no han llevado a la práctica. Ni aquí en Rochester ni mucho menos en Misisipí. Engañaron a la gente de Misisipí al tratar de hacer creer que iban a integrar la Universidad de Misisipí. Metieron un negro a la universidad con el respaldo de entre seis mil y 15 mil soldados, si mal no recuerdo. Y creo que les costó seis millones de dólares. Y tres o cuatro resultaron muertos en este acto. Y era solamente eso, un acto. Ahora, fíjense, después que uno de ellos logró entrar, dijeron que había integración en Misisipí. Metieron a dos de ellos en una escuela de Georgia y dijeron que había integración en Georgia. Les debería de dar vergüenza. En serio, si yo fuera blanco, me daría tanta vergüenza que me escondería debajo de una alfombra. Y estando debajo de la alfombra me sentiría tan bajo que no dejaría ni siquiera un bulto. Este ofrendismo, este ofrendismo era un programa diseñado para proteger los beneficios de tan sólo un puñado de «negros» escogidos. Y a estos «negros» escogidos les dieron altos puestos, y los usaron para que abrieran la boca y le dijeran al mundo, «Vean cuánto progreso estamos logrando». Se debería decir, vean cuánto progreso está logrando él. Puesto que, mientras estos «negros» escogidos estaban dándose la buena vida, codeándose con los blancos, sentándose en Washington, D. C., las masas de gente negra en este país seguían viviendo en los tugurios y en los getthos. Las masas, las masas de gente negra de este país siguen desempleadas, y las masas de gente negra en este país siguen yendo a las peores escuelas y obteniendo la peor educación. Durante la misma época apareció un movimiento conocido como el movimiento musulmán negro. El movimiento musulmán negro hizo lo siguiente: Hasta el momento en que el movimiento musulmán negro entró en escena, la NAACP era considerada radical. La querían investigar. La querían investigar. CORE y todos los demás grupos se hallaban bajo sospecha. No se oía hablar de King. Cuando el movimiento musulmán negro llegó diciendo todas esas cosas que ellos dicen, el blanco dijo, «Gracias a Dios por el NAACP». El movimiento musulmán negro ha hecho que la NAACP se vuelva aceptable ante los blancos. Hizo que sus líderes se volvieran aceptables. Y comenzaron a referirse a ellos como los líderes negros responsables. Lo que quería decir que eran responsables ante los blancos. Ahora, no estoy atacando a la NAACP. Sólo les estoy platicando de ella. Y lo peor es que no se pueden negar. Así que ésta es la contribución que ese movimiento hizo. Asustó a mucha gente. Muchas gentes que no podían portarse bien por amor, comenzaron a portarse bien por miedo. Porque Roy [Wilkins] y [James] Farmer y algunos otros le solían decir a los blancos, vean si ustedes no actúan bien a nuestra cuenta, entonces van a tener que rendirle cuentas a ellos. Nos usaban para mejorar su posición, su propia posición negociadora. No importa lo que uno opine de la filosofía del movimiento musulmán negro, cuando uno analiza el papel que jugó en la lucha del pueblo negro durante los últimos 12 años uno tiene que ubicarlo en su contexto adecuado y verlo a través de su perspectiva adecuada. El movimiento en sí atrajo a los elementos más combativos, los más insatisfechos, los más intransigentes de la comunidad negra. Y también a los elementos más jóvenes de la comunidad negra. Y en la medida que este movimiento creció, atrajo a toda esta capa de elementos militantes, intransigentes e insatisfechos. El movimiento en sí supuestamente estaba basado en la religión del Islam por lo tanto era supuestamente un movimiento religioso. Pero porque el mundo del Islam o el mundo musulmán ortodoxo jamás aceptaría al movimiento musulmán negro como una auténtica parte de él, a aquellos que pertenecíamos a él nos puso en una especie de vacío religioso. Nos colocó en una posición en la que nos identificábamos en base a una religión, mientras que el mundo en el que esa religión se practicaba nos rechazaba por no ser practicantes genuinos, practicantes de esa religión. También el gobierno trató de manipularnos y de tildarnos como políticos y no como religiosos de manera que nos pudieran acusar de sedición y subversión. Esta es la única razón. Sin embargo, aunque se nos calificó de político, debido a que nunca se nos permitió participar en la política, políticamente estábamos en un vacío. Estábamos en un vacío religioso. Estábamos en un vacío político. En realidad estábamos alienados, separados de todo tipo de actividad, incluso, del mundo contra el que estábamos luchando. Nos convertimos en una especie de híbrido religioso-político, aislados. Sin involucrarnos en nada sino parados en las líneas laterales condenando todo. Pero sin poder corregir nada porque no podíamos actuar. Pero al mismo tiempo, la naturaleza del movimiento era tal que atraía a los activistas. Aquellos que querían acción. Aquellos que querían hacer algo respecto a los males que enfrentaban a todos los negros. No nos preocupaba de forma particular la religión del negro. Porque ya fuera metodista o bautista o ateo o agnóstico, le tocaba vivir el mismo infierno. Entonces veíamos que teníamos que llevar a cabo alguna acción, y aquellos de nosotros que éramos activistas nos llenamos de descontento, nos desilusionamos. Y finalmente se impuso la disensión y eventualmente nos separamos. Los que se separaron eran los verdaderos activistas del movimiento, que eran lo suficientemente inteligentes como para desear algún tipo de programa que nos permitiera luchar por los derechos de todos los negros aquí en el hemisferio occidental. Pero al mismo tiempo queríamos nuestra religión. Entonces, cuando nos separamos, lo primero que hicimos fue reagruparnos en una nueva organización conocida como la Mezquita Musulmana, con sede en Nueva York. Y en esa organización adoptamos la verdadera, la religión ortodoxa del Islam, que es una religión de hermandad. Así es que mientras aceptábamos esta religión y montábamos una organización que pudiera practicar esa religión… inmediatamente esta Mezquita Musulmana fue reconocida y patrocinada por los funcionarios religiosos del mundo musulmán. Al mismo tiempo nos dimos cuenta que en esta sociedad teníamos un problema que iba mucho más allá de la religión. Y por esa razón establecimos la Organización de la Unidad Afro- Norteamericana en la que cualquier miembro de la comunidad pudiera participar de un programa de acción diseñado a producir el reconocimiento y respeto plenos de la gente negra como seres humanos. El lema de la Organización de la Unidad Afro-Norteamericana es «Por todos los medios que sean necesarios». No creemos en batallas en las que las reglas las vayan a dictar nuestros opresores. No creemos que podemos ganar una batalla donde las reglas las dicten los que nos explotan. No creemos que podemos continuar una batalla tratando de ganarnos el afecto de aquéllos que por tanto tiempo nos han oprimido y explotado. Creemos que nuestra lucha es justa. Creemos que nuestros reclamos son justos. Creemos que las prácticas malignas realizadas contra los negros en esta sociedad son un crimen y lo que se envuelven en dichas prácticas criminales no pueden ser vistos más que como criminales. Y creemos que estaríamos dentro de nuestro derecho de luchar contra esos criminales por todos los medios que sean necesarios. Esto no explica que apoyemos la violencia. Sin embargo, hemos visto que el gobierno federal ha mostrado su incapacidad, su absoluta falta de voluntad, de proteger las vidas y la propiedad de los negros. Hemos visto cómo los racistas blancos organizados, los miembros del [Ku Klux] Klan, del Consejo de Ciudadanos, y otros entran a las comunidades negras y agarran a un negro y lo hacen desaparecer y no se hace nada al respecto. Nosotros reevaluamos nuestra condición. Si regresamos a 1939, los negros en Estados Unidos estaban lustrando zapatos. Algunos de los mejor educados daban lustre en Michigan, de donde yo vengo, en Lansing, la capital. Los mejores trabajos que uno podía conseguir en la ciudad eran los de llevar las bandejas en el club campestre para servirle comida a los blancos. Y por lo general el mesero del club campestre era visto como un gran señor del pueblo porque se había conseguido un buen trabajo entre unos blancos «buenos», así era. Tenía la mejor educación y sin embargo lustraba zapatos justo en la Cámara Estatal, el capitolio. Lustrándole los zapatos al gobernador, y al procurador general, y esto lo convertía en alguien que sabía lo que estaba pasando, así es, porque le podía lustrar los zapatos a los blancos de altos puestos. Cuando los que estaban en el poder querían saber qué estaba sucediendo en la comunidad negra, iban donde su criado. El era lo que se conoce como «el negro del pueblo», el líder «negro». Y los que no lustraban zapatos, los predicadores, ellos también tenían una gran influencia en la comunidad. Eso es todo lo que nos dejaban hacer: lustrar zapatos, servir de meseros y predicar. En 1939, antes que Hitler se soltara como loco, o más bien en esa época… sí, antes que Hitler se soltara, un negro ni siquiera podía trabajar en la fábrica. Estábamos cavando zanjas para la WPA. Algunos de ustedes se olvidaron demasiado pronto. Estábamos cavando zanjas para la WPA. Esa era la condición en la que se encontraba el hombre negro, y esto fue así hasta 1939… Hasta que empezó la guerra, nos limitaban a esas labores de criados. Cuando empezó la guerra, ni siquiera nos aceptaban en el ejército. A un negro no se le reclutaba. ¿Se le reclutaba o no? ¡No! Uno no podía entrar a la armada. ¿Se acuerdan? No reclutaban a nadie. ¡Esto fue apenas en 1939 en los Estados Unidos de América! A uno le enseñaban a cantar «dulce tierra de libertad» y todas esas tonterías. ¡No! Uno no podía entrar en el ejército. Uno no podía entrar a la armada. Ni siquiera te reclutaban. Sólo aceptaban blancos. No nos empezaron a reclutar sino hasta que el líder «negro» abrió la bocota, diciendo que: «Si los blancos van a morir, nosotros también debemos morir». El líder «negro» consiguió que mataran a muchos negros en la segunda guerra mundial, los cuales no tenían que haber muerto. Así es que cuando Estados Unidos se metió en la guerra, inmediatamente se vio con escasez de mano de obra. Hasta el inicio de la guerra, uno ni siquiera podía entrar a una planta. Yo vivía en Lansing, donde estaban las plantas de la Oldsmobile y de la Reo. Había tres en toda la planta, y cada uno tenía una escoba. Tenían educación. Habían ido a la escuela. Creo que uno había ido a la universidad. Y sin embargo era un «escobólogo». Cuando la situación se puso difícil y había una verdadera falta de mano de obra, entonces nos dejaron entrar en la fábrica. No como resultado de nuestro propio esfuerzo. No fue a causa de un repentino despertar moral de su parte. Nos necesitaban. Necesitaban la mano de obra. La mano de obra que fuera. Y cuando se vieron desesperados y en la necesidad, abrieron el portón de la fábrica y nos dejaron entrar. Así que empezamos a aprender a manejar máquinas. Comenzamos a aprender a manejar maquinaria cuando ellos nos necesitaron. Metieron a nuestras mujeres lo mismo que a nuestros hombres. Mientras aprendíamos a manejar las máquinas, comenzamos a ganar más dinero. Cuando comenzamos a ganar más dinero, pudimos vivir en barrios un tanto mejores. Cuando nos mudamos a los barrios un tanto mejores, fuimos a escuelas un tanto mejores. Y cuando fuimos a esas mejores escuelas, recibimos una educación un tanto mejor y nos pusimos en una posición un tanto mejor como para conseguir trabajos un tanto mejores. No es que de su parte sus sentimientos cambiaran. No fue el despertar repentino de su conciencia moral. Fue Hitler. Fue Tojo. Fue Stalin. Sí, fue la presión del exterior, a un nivel mundial, la que nos permitió dar unos cuantos pasos hacia adelante. ¿Por qué no nos querían reclutar y ponernos en el ejército en primer lugar? Nos habían tratado tan mal, tenían miedo de que si nos ponían en el ejército y nos daban un arma y nos enseñaban a disparar… tenían miedo que no nos iban a tener que decir contra qué disparar. Y lo más probable es que no lo habrían tenido que hacer. Era su propia conciencia. Así es que yo señalo esto para mostrar que no se trató de un cambio en los sentimientos del tío Sam lo que permitió que algunos de nosotros pudiéramos dar unos pasos adelante. Fue la presión mundial. Fue la amenaza del exterior. El peligro del exterior fue lo que ocupó su mente y lo obligó a permitirnos a mí y a ustedes a que nos irguiéramos un poquito más. No porque quería vernos erguidos. No porque quería vernos avanzar. Se vio obligado a hacerlo. Y una vez se analizan adecuadamente los elementos que abrieron las puertas, incluso el grado en que fueron abiertas a la fuerza, cuando uno ve de lo que se trató, uno va entendiendo mejor su posición actual. Va entendiendo mejor la estrategia que se necesita hoy día. Cualquier tipo de movimiento a favor de la libertad de los negros que se base únicamente en los confines de Estados Unidos está absolutamente condenado a fracasar. Y mientras uno lidie con el problema dentro del contexto norteamericano, los únicos aliados que va a conseguir van a ser los compatriotas norteamericanos. Mientras uno lo siga llamando de los los derechos civiles, será un problema doméstico dentro de la jurisdicción del gobierno de Estados Unidos. Y el gobierno de Estados Unidos está compuesto por segregacionistas y por racistas. Es que los hombres más poderosos del gobierno son unos racistas. Este gobierno está controlado por 36 comités. Veinte comités del congreso y 16 comités senatoriales. Trece de los 20 congresistas que componen los comités del congreso son del sur. Diez de los 16 senadores que controlan los comités senatoriales son del sur. Lo que significa, que de los 36 comités que gobiernan la dirección y el temperamento doméstico y del exterior del país en que vivimos, de los 36, 23 de ellos están en manos de racistas. Segregacionistas declarados y absolutos. Esto es lo que ustedes y yo enfrentamos. Estamos en una sociedad donde el poder está en manos de los que pertenecen a la peor estirpe de la humanidad. Ahora, ¿cómo los vamos a eludir? ¿Cómo vamos a obtener justicia en un Congreso que ellos controlan? ¿O en un Senado que ellos controlan? ¿O en una Casa Blanca que ellos controlan? ¿O en una Corte Suprema que ellos controlan? Vean la despreciable decisión que la Corte Suprema emitió. Caramba, ¡véanla! Acaso no se sabe que estos tipos de la Corte Suprema son maestros no sólo de la ley, sino de la fraseología legal. Son maestros del lenguaje legal de tal manera que fácilmente podrían haber emitido una decisión sobre la desegregación en la educación redactada de manera tal que nadie se habría podido escapar. Pero la redactaron de manera tal, que habiendo pasado ya diez años, todavía hay todo tipo de rendijas en ella. Ellos sabían lo que estaban haciendo. Pretenden darle a uno algo, cuando saben en todo momento que uno no lo va a poder usar. El año pasado salieron con la ley de los derechos civiles a la que le dieron publicidad por todo el mundo como si nos llevaría a la tierra prometida de la integración. ¡Oh, sí! Apenas la semana pasada, el Justo y Reverendo Doctor Martin Luther King saliendo de la cárcel se fue a Washington, D. C., diciendo que todos los días va a solicitar que se creen nuevas leyes para proteger el derecho al voto de los negros de Alabama. ¿Por qué? Acaban de darle la legislación. Acaban de darle la ley de los derechos civiles. ¿Me quieren decir acaso que la tan anunciada ley de los derechos civiles no le da al gobierno federal ni siquiera el poder suficiente como para proteger a la gente negra en Alabama que lo único que quieren hacer es registrarse para votar? Si no es más que otro truco asqueroso, porque ellos… nos engañan años tras año. Otro truco asqueroso. No quiero que piensen que estoy predicando el odio. Yo amo a todos los que me aman a mí. Pero también es seguro que no amo a los que no me aman. Ya que vemos todos estos subterfugios, esta superchería, este manipuleo… no es sólo a nivel federal, a nivel nacional, a nivel local, en todos los niveles. La joven generación de negros que ahora surge puede ver que en tanto que esperemos para que el Congreso y el Senado y la Corte Suprema y el presidente resuelvan nuestros problemas, nos van a tener de meseros por otros mil años. Y ya no hay días como esos. Desde la ley de los derechos civiles… yo solía ver a los diplomáticos africanos en la ONU denunciar la injusticia que se estaba cometiendo contra los negros en Mozambique, en Angola, el Congo, en Sudáfrica, y me preguntaba por qué y cómo podían irse a sus hoteles y encender sus televisores y ver que los negros estaban siendo mordidos por perros a unas cuadras de allí, y ver a la policía desarmar las tiendas de los negros con sus cachiporras apenas a unas cuadras, y lanzar agua contra los negros con tanta presión en las mangueras que nos rompía la ropa, apenas a unas cuadras. Y me preguntaba cómo podían hablar tanto acerca de lo que pasaba en Angola y Mozambique y en todas partes, y ver qué estaba sucediendo a unas cuadras, pararse frente al podio de la ONU y no decir nada al respecto. Sin embargo, fui y hablé con algunos de ellos. Y ellos me respondieron que mientras el negro en Norteamérica califique a su lucha como una lucha por los derechos civiles… que en el contexto de los derechos civiles, es una cuestión doméstica y continúa permaneciendo bajo la jurisdicción de Estados Unidos. Y si alguno de ellos abría la boca para decir algo al respecto, se consideraría una violación a las leyes y normas del protocolo. Y la diferencia con los otros pueblos era que ellos no llamaban a sus reclamos, reclamos por los «derechos civiles», sino que los llamaban reclamos por los «derechos humanos». Los «derechos civiles» se hallan bajo la jurisdicción del gobierno donde se disputan. Pero los «derechos humanos» son parte de la carta de las Naciones Unidas. Todas las naciones que firmaron la carta de la ONU redactaron la Declaración de los Derechos Humanos y cualquiera que califique sus reclamos bajo el título de violaciones de los «derechos humanos», esos reclamos se pueden llevar ante Naciones Unidas y ser discutidos por las personas del mundo entero. En tanto que se les llame «derechos civiles» los únicos aliados podrán ser las personas de la comunidad vecina, muchos de los cuales son los responsables mismos de los reclamos. Pero cuando se les llama «derechos humanos» se vuelven una cuestión internacional. Entonces uno puede llevar sus problemas a la Corte Mundial. Uno los puede presentar ante el mundo. Y cualquiera en cualquier parte del mundo se puede convertir en aliado. Así es que uno de los principales pasos que tomamos, los que estábamos en la Organización de la Unidad Afro-Norteamericana, fue elaborar un programa que convertiría nuestros reclamos en algo internacional y haría que el mundo viera que nuestro problema ya no es el problema de los negros o un problema norteamericano sino un problema humano. Un problema para la humanidad. Y un problema que debería ser abordado por todos los elementos de la humanidad. Un problema que era tan complejo que eran imposible que el Tío Sam lo resolviera por su propia cuenta y por eso es que queremos integrar un organismo o una conferencia con personas que estén en posiciones tales que nos puedan ayudar a obtener un cierto ajuste que esta situación antes que se vuelva tan explosiva que ya nadie la pueda manejar. Gracias.