SPIGUEL CLAUDIO Teórico 1 de 2010 en Cuarentena

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Spiguel, Claudio. Teórico N°1 (desgrabado). 2010.

En este teórico del año 2010, que dictó el Prof. Claudio Spiguel, encontrarán algunos de los
lineamientos de nuestra cátedra, su historia y objetivos; así como la modalidad y
particularidades del proceso enseñanza-aprendizaje propuestos por nuestra materia.
Este material también resulta importante porque aquí el Prof. Spiguel fundamenta el marco
teórico-metodológico que proponemos.
Los puntos entre paréntesis (…) constituyen aquellos pasajes que fueron eliminados porque
refieren a la cursada de aquel año y a temas y bibliografía que no están en el programa
2020. Con corchetes [ ] indicamos aclaraciones que creemos pertinentes para la
comprensión.
Esperamos que, este texto, les permita adentrarse en los propósitos y objetivos de la materia.

Carrera: Historia
Materia: Historia Social General “D”- Gresores/Spiguel
Profesor: Claudio Spiguel
Teórico Nº 1: 10-04-2010

Unidad Nº 1

(…) Voy a comenzar planteando orientaciones generales. En primer lugar, hay un


programa que contiene –más allá de las exigencias de toda cátedra– las unidades
conceptuales y temáticas que los orienta a ustedes, cada unidad a la vez una unidad
temático-conceptual. Una materia introductoria como esta tiene un componente importante
de estudio de los mecanismos y núcleos que podríamos llamar teóricos, después vamos a ver
a que llamamos teóricos. Entonces ustedes podrán identificar allí estas unidades temático-
conceptuales y también allí tienen enumerado el conjunto de la bibliografía tanto la
obligatoria para los teóricos, teóricos-prácticos y los prácticos, así como la complementaria
que indicamos porque nos parece de gran valor para que ustedes también la tengan como
referencia. (…)
Además, en el programa están los requisitos de cursada, el régimen de cursada, los
requisitos de promoción, etc.; hay otro documento muy importante, el más práctico que es el
Cronograma, que es una planilla donde están las sucesivas semanas del cuatrimestre, y en
cada una de esas semanas lo que corresponde al teórico, teórico-práctico y práctico con la
bibliografía básica de cada uno. Ahí están organizados semana por semana los temas,
bibliografía, repasos, fechas de parciales, etc. A la vez en los prácticos, junto a la bibliografía
indicada, cada docente indicará alguna fuente, algún material adicional, que no consta en el
cronograma, pero que conviene utilizar.

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Como ustedes ya habrán visto, los que concurrieron al primer práctico, nosotros
abordamos una temática introductoria, en el sentido de interrogarnos a cerca de ¿qué es la
historia?, ¿para qué la historia? Este seria un primer tema. La historia alude a dos cosas, a la
historia objeto, a la historia objetiva, al proceso histórico real, por un lado y por el otro lado,
a la historia discurso, a la historia relato, a la historia conocimiento; en una misma palabra
están las dos acepciones. Lo cual a veces es resultado de muchas confusiones o
identificaciones abusivas. Y en muchas identificaciones alusivas. Entonces interrogarnos qué
es la historia objeto y también qué es la ciencia histórica, ¿qué es o qué puede llegar a ser la
historia conocimiento?, ¿para qué?, ¿cómo?
Este es un primer tema de la semana porque ésta, como ya señalé, es una materia
introductoria, tanto para los futuros historiadores como para los otros científicos sociales,
expertos en temas de las humanidades que aquí cursan: antropólogos, filósofos, especialistas
en arte, etc. Y, precisamente, es un déficit de la “currícula”, que no exista desde hace mucho
tiempo una Introducción a la Historia. Por lo menos, en la carrera de Historia, donde se
puedan discutir estos grandes temas: qué es la historia, para qué, cómo, cuál es la relación
entre historia objetiva y el conocimiento que sobre ella se tiene.
(…)
Al respecto del régimen de cursada, lo tiene detallado en el material publicado por escrito
y en el campus, a la vez ustedes pueden consultar a sus docentes de práctico. Es importante
que sepan que hay tres instancias: teórico, teórico-práctico y práctico. Cualquier persona
puede elegir cursar aspirando a la promoción directa sin un examen final (que resume toda la
materia), esta modalidad exige la presencia en los teóricos, y teóricos-prácticos (…) y luego
también deben concurrir a los prácticos.
(…)
Nosotros consideramos que el protagonista del proceso de aprendizaje es el estudiante y
que el rol del docente es acompañar ese proceso y el lugar donde eso puede dar más frutos
es en la comisión de trabajos prácticos, donde pensamos que es preciso que vayan
preparados, para potenciar la tarea entre práctico y práctico, discutiéndolo colectivamente.
Estamos en contra del rol pasivo del estudiante y queremos que ustedes concurran a los
prácticos a participar, a discutir, a confrontar, todo eso obliga desde ya a trabajar entre
semana y semana, ¿con qué? Leyendo la bibliografía básica que van a trabajar en los
prácticos; ¿por qué hay que leerla? En primer lugar, no para acumular enciclopédicamente de
memoria las cosas sino porque partimos de los hechos, y los hechos están volcados en esos
textos de los que tenemos que partir, de los datos. La historia se compone de múltiples

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hechos en su interconexión recíproca y es preciso minímamente tomarlos en cuenta,
apropiarse de modo general para poder discutir. De ahí la necesidad de leer. Y esa, a la vez,
es la plataforma para poder profundizar en la interconexión de los hechos, en las
explicaciones que nos permiten comprender fenómenos, más profundos y determinantes que
engloban a una multitud de hechos y se manifiestan a través de cada hecho.
Estas tendencias, mecanismos, objetivos, contradicciones, fuerzas motrices, factores
impulsores, causas que están en el proceso histórico y que se interpretan a través de cada
hecho y de la interconexión entre los mismos pueden ser luego resumidos en conceptos, en
categorías, razonamientos, en juicios; eso puede aglutinarse a la vez en lo que llamamos
cuerpos teóricos: un conjunto de elementos que están resumidos en las teorías que son
resúmenes de realidades más o menos generales, más o menos universales que se expresan
a la vez en cada realidad particular. Con ayuda de esta generalidad podemos luego
reconstruir cada realidad concreta particularidad, por supuesto no es sólo lo que tiene de
general sino también lo que tiene de particular y de único. Estos núcleos históricos tienen
que ver con ideas que resumen realidades y en esas ideas, hay que discrepar, confrontar.
Ustedes ya vieron, este es el objetivo del práctico que hay distintas maneras de comprender
la realidad social y, por lo tanto, la confrontación democrática de las ideas y de los hechos
puede surgir la profundización de esos conocimientos.
Ese en un objetivo nuestro muy importante, que ustedes puedan confrontar y discutir, para
elaborar sus propios conocimientos, nosotros daremos nuestra propia exposición. Nosotros
tenemos la convicción de que existe un desarrollo teórico y científico profundo que ha
demostrado ser el más científico y el más crítico en el sentido desocultador de los fenómenos
de la historia y del presente, de la dominación, de la guerra, de la explotación que es el
materialismo dialéctico y el materialismo histórico fundado por Marx y Engels, desarrollado a
lo largo de los años por sus continuadores y discípulos.
Al mismo tiempo, estas teorías son resúmenes de la historia general que se manifiesta y
existe en fenómenos particulares por ejemplo en América latina y que sólo sirven si están al
servicio de investigar esta realidad concreta particular y, eventualmente, que ese
conocimiento sirva para transformarla. Si hay que transformar algo es necesario conocer lo
particular y lo concreto, porque nada existe sino es sobre la forma de realidades concretas.
Para eso hay que discutir de vuelta la relación entre los datos y la teoría, por eso le
recomendamos que vayan leídos a los prácticos, para favorecer ese proceso de discusión y
evitar que el práctico se convierta en un mini-teórico donde el docente tenga que reponer
cosas que se pueden leer de antemano, e ir más directamente a la discusión.

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Esta concepción de que el estudiante es el protagonista del proceso y que todos los
instrumentos didácticos tienen que estar a su servicio. Es una de las razones principales por
las cuales se crearon en el año 2004 esta cátedra paralela. Empezó como cátedra paralela de
la existente previamente, y una de las razones que defendemos es la necesidad del
protagonismo del alumno frente a una concepción autoritaria del proceso enseñanza
aprendizaje, una concepción escolástica, donde el rol del estudiante es repetir los textos, en
base a un criterio de autoridad que presuntamente daba la actividad profesional de los
historiadores. Esto viene a cuento de que para presentar esta materia también somos
partidarios de pensar históricamente todo, no sólo como historiadores, si no que los
antropólogos también deberían fundamentar históricamente sus propios conceptos y
categorías y lo mismo los geógrafos.
También pensamos que para que ustedes conozcan esta materia y esta cátedra es preciso
que conozcan su historia, no se conoce algo sin conocer antes su historia. Por ello cuento
brevemente la historia de la cátedra: surgió en el 2004 en un contexto social y político
generado por los sucesos de la crisis y gran rebelión popular del año 2001, que cambió las
relaciones de fuerza de la sociedad, que puso en jaque al gobierno. Recuerden que por
primera vez en la historia del país un gobierno fue volteado por un golpe civil y no militar
sino por la actividad del pueblo en las calles a partir de que fue decretado el estado de sitio.
Esa fue la última mecha que encendió los fuegos que venían preparándose desde mucho
antes, ahí viene la relación entre los hechos y las tendencias previas. El estado de sitio como
mecha y procesos más profundos y previos que coronan a esto. No sólo generó esta
situación política, sino que además resquebrajó lo que habitualmente se denomina
gobernabilidad, consensos, resquebrajó la hegemonía de los sectores dirigentes sobre la
sociedad que descreyó de lo que hasta ese momento eran supuestas verdades instaladas.
Hicieron crisis esos discursos que eran propios de los sectores dominantes y la gente
cuestionó eso junto con el poder. Por lo tanto, allí irrumpió en las aulas universitarias y fuera
de ellas en las calles también, una gran sed de historia, una aspiración a otra historia. No
sólo en el sentido de una aspiración a una historia real, una historia objeto diría Vilar, de
construir otra historia para el país, sino otra forma de concebir el pasado, de concebir y
conocer el pasado por parte de los futuros historiadores, cientistas sociales y humanistas;
también, otra forma de concebir y conocer el pasado por parte de las masas populares. Una
historia más verdadera al servicio de un conocimiento real del presente y de las condiciones
de su transformación futura. Entre todos los futuros posibles: ¿a dónde puede ir? ¿Qué es
preciso hacer para que vaya para un lado y no para el otro? Esa sed de historia, concepto

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que usa Chesneaux, en uno de los escritos que les pusimos para el primer práctico, surgió
por una gigantesca desmentida que ellos mismos generaron sobre los supuestos consensos
previos, de lo que se entendía como lo deseable, en economía, en la política, etc.
Pero también se manifestó acá adentro un profundo descontento, en el caso de esta
carrera con el modo de concebir la historia totalmente hegemónico y predominante en las
aulas universitarias desde los años `80 y consolidado en los `90 y que tenía en la materia
que nos ocupa, Historia Social General, un centro paradigmático en la elaboración de los
contenidos de la enseñanza que luego derramaban al secundario y a la primaria. Una forma
de concebir el proceso histórico que era muy cuestionado.
En primer lugar, era una forma de concebir el proceso histórico universal profundamente
eurocéntrico, es decir, el centro de la historia universal es la historia de Europa y se concebía
todo la demás como un mero reflejo, desarrollo y resultado del desarrollo histórico europeo,
entendido como el proceso de desarrollo capitalista que muchas conceptualizaciones se
planteaban como el desarrollo de la modernidad, que luego se derramaba sobre el conjunto
del mundo y que generaba una visión naturalizada que escamoteaba las contradicciones, los
conflictos de la historia universal. Terminaba naturalizando este presente en vez de criticarlo,
no, en sentido moral sino en sentido de descubrir sus contradicciones y conflictos.
En segundo lugar, además de eurocéntrica, era una historia que generalmente
escamoteaba, ocultaba o devaluaba el papel de las grandes masas populares como
protagonistas activas en los procesos de la historia de la sociedad. No sólo en la actividad
social, en los conflictos sociales, en la propia producción, y edificación de un conjunto del
mundo material y simbólico observable de todos, en el desarrollo de esta historia desde la
caverna hasta la Internet, desde la banda de cazadores recolectores hasta la época del
capitalismo imperialista y la lucha contra él en el siglo XX. Un largo proceso histórico; se
escamoteaba el rol de esas mayorías productoras de la vida material y también de la historia
en términos decisivos de los grandes cambios del proceso histórico.
En tercer lugar, la historiografía que se postulaba era una que dividía la historia hecha por
profesionales, que se suponen científica y erudita versus la que era hecha por las amateur o
los politizados, o los ideológicos. Y tras este falso eje se encubría la verdadera confrontación
tanto en la historia profesional como popular, la confrontación entre una historia
legitimadora, justificadora del orden social existente contra una historia critica, que apuntaba
a descubrir las condiciones por las cuales se pueden transformar, los fenómenos sociales. Se
presentaba como científica una historia que, basada en instrumentos eruditos sofisticados,
pretendía una asepsia de la profesión. Se encubría que esta era una historia profundamente

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interesada también como toda historia, es decir, que tenía una ideología detrás, pero se
pretendía que esto era lo contrario de la politización.
El correlato pedagógico de estos factores que estamos cuestionando, y que son los que
hicieron nacer la voluntad de crear otras cátedras, era el rol que se le asignaba al alumno,
también el tipo de relación al interior de la cátedra, entre los jefes de cátedra, ayudantes. La
crítica estaba dirigida al autoritarismo que implicaba: el alumno ignora, el docente siempre
sabe, ésta era la relación, donde el centro eran los textos y lo que decían los autores
consagrados sobre esos textos. Para nosotros el centro no son los textos, en todo caso será
el punto de partida donde apropiarnos de elementos junto con lo que los docentes puedan
brindarles, pero el centro es la relación de cada uno y de todos con el objeto de
conocimiento. Nosotros a través de los textos buscamos apropiarnos del conocimiento, y por
lo tanto discutimos las visiones que los textos tengan. Y es preciso generar las condiciones
de confiabilidad, de democracia para que todo eso pueda ser discutido de ahí la importancia
del práctico.
Por eso se fundó esta cátedra, fruto de la lucha estudiantil y docente, de los graduados,
sobre la base de un programa que era hacer valer la libertad de cátedra. Impedir el
monopolio de una sola voz, hacer posible diversas voces. Y a partir de ahí se fueron
formando otras cátedras paralelas en otras materias. En defensa de esos principios y en
defensa de esos contenidos que fueron surgiendo, se elaboró un programa producto del
trabajo colectivo, en el año 2009 en la medida en que existieron diversos principios hubo
que hacer un desdoblamiento. Los de esta cátedra que en algún momento fue originada por
la confluencia de Vazeilles y Gresores, hoy continúa bajo la conducción de Gresores [y desde
2017 a cargo de Claudio Spiguel] defendiendo aquel programa producto del trabajo
colectivo que se elaboró esos años, en términos de los contenidos y en términos del método
para fuera y dentro de la cátedra que postulábamos desde los inicios. Esto sobre el tema de
la historia de la cátedra. Que como todo fenómeno tiene una historia. Para conocerlo hay que
conocer su historia.
Breve pantallazo sobre los temas generales que nos proponemos: ¿qué historia social
general? (…) [ver Spiguel, Claudio: “Fundamentos de Historia Social”. En Reflexiones sobre
Historia Social desde Nuestra América]. ¿Con qué contenido llenamos esto que llamamos
historia social general? Ya dijimos que hay un elemento introductorio, que quisimos
incorporar a falta de una introducción: ¿qué es la historia?, ¿para qué?
Ese es el objeto de esta primera unidad, que estamos abordando esta primera semana.
Pero además de eso, en esta relación entre historia que se escribe y que se hace, no sólo

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apuntamos en esta materia a discutir el qué hacer de la historia escrita, sino poder abordar lo
que entendemos por como aquello esencial de la historia real, en el sentido de una historia
social general, como la historia del devenir de las sociedades humanas. El objeto más amplio
de la historia, que como disciplina es estudiar dinámica de las sociedades. Objeto más amplio
y marco imprescindible para estudiar todas las historias particulares. Pero este es el objeto y
el marco más amplio de la disciplina histórica. O sea, ¿la historia de qué? La historia de las
sociedades humanas: desde la hominización desde el proceso por el cual surgió el homo
sapiens-sapiens, hasta este presente de alta tecnología y barbarie de imperialismo, de la
guerra y opresión nacional, y la lucha contra estas cosas en el mundo de hoy.
Por lo tanto, hubo un objetivo, de historia social general en tanto introductoria, donde
poder adquirir los instrumentos para pensar históricamente lo que en otras visiones aparece
de modo fragmentado; allá la economía, acá la política, más allá la cultura. Poder verlos de
modo integrado, para poder ver el movimiento social real que recorre todos esos niveles
enunciados: la economía, la política, la cultura, y que también se escamotea en la forma de
escribir la historia. Y que presenta la historia como movida por los grandes hombres, o por
las ideas que flotan en el aire y que encarnan en cada momento en una sociedad, o por el
sólo desarrollo de las técnicas, por fuera de las relaciones sociales, en las que los hombres
inventan y usan esas técnicas; una forma de aislar elementos de la realidad y convertirlo en
determinante mecánico del movimiento de toda la realidad social.
Entonces un punto de la historia social general es integrar estas dimensiones, estudiar
como se integran. Lo social en historia social general no es un residuo, después de sacar lo
económico o político. Lo social sería dar cuenta de los elementos más determinantes de toda
la relación social entre los hombres, en el conjunto de esas dimensiones y en el todo social.
No se trata de ver el todo, sino los elementos más determinantes y en particular las
relaciones sociales. Es decir, las relaciones de los hombres entre sí. El otro elemento, que
nosotros vamos a descubrir es que ha habido distintos desarrollos y distintas sociedades, y
que esas relaciones sociales no cambian todos los días, tienen una cierta regularidad, pero en
determinado momento dan lugar a otra sociedad. Una sociedad se transforma en otra, y la
nueva sociedad destruye a la vieja, es decir, forma otra sociedad. Esto alude al otro aspecto
que además de integrar las dimensiones, que es descubrir el movimiento, descubrir los
factores de la dinámica, descubrir el cambio, de los elementos específicamente históricos. El
historiador apunta a ver como lo nuevo surge de lo viejo, y como esto se integra a lo nuevo.
Entonces por decirlo así, es una propuesta de pensar sociológicamente la historia, pero
también de pensar históricamente las sociedades. Es decir, estas sociedades y estas

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relaciones particulares que las caracterizan no son eternas, sino que cambian. Esta doble
articulación es el foco general de la materia. Todas las sociedades, las del pasado y, por lo
tanto, las de nuestro presente también. Es preciso saber que nuestro presente es un
producto histórico. Hay que pensarlo históricamente; ¿qué queremos decir con esta palabra?
Descubrir tanto en el pasado como en el presente cuáles son las contradicciones, fuerzas
motrices, tendencias, mecanismos que determinan y se manifiestan en este proceso, y que
por lo tanto pueden dar lugar a cambios, a diversos futuros.
A veces esos cambios son imperceptibles, recorren milenios, en las técnicas, en la
producción, en las costumbres, en las luchas por poderes; y en otras esos procesos
milenarios dan lugar a cambios cualitativos, revolucionarios, estructurales, que hacen al
aspecto más general del devenir de la sociedad, a épocas de revolución, no en el sentido
político sino de transformaciones de esas relaciones. De ahí nuevamente la importancia de
reponer el papel de las grandes mayorías, una importancia no sólo moral sino también
científica, en el sentido de reponer lo oculto, lo silenciado. El papel en la práctica, en la lucha
social de las grandes mayorías productoras a lo largo de la historia. Reponer esa práctica y
en lo posible también sus voces. Digo en lo posible porque el poder de la clase dominante
hace lo posible en cada época para imponer su propio relato sobre cómo son las cosas, para
no sólo evacuar esas voces, sino incluso destruir el material, los testimonios, y esas fuentes
que reflejan esas otras voces y su rol. Mitre le dijo a Vicente Fidel López: “tenemos la
satisfacción de haber desterrado de la historia, de la historia escrita a los bárbaros, como
Artigas…”, hay una operación política por detrás. Pero a la vez conocer la fuente sobre
Artigas permite conocer no sólo a Artigas sino también la lucha por la independencia y la
Revolución de Mayo.
Entonces hay un problema, para comprender esos grandes relieves del acontecer social
histórico –por razones no sólo de rescate cultural, científico de los que nos antecedieron sino
por razones estrictamente científicas– es preciso reponer este papel. A veces sólo nos
quedan “hilachitas”. Ahí viene el rol de la búsqueda de los testimonios, pero es a través de
esta hilachita que podemos llegar a aquello que en otras visiones está negado. Por ejemplo,
el protagonismo popular en la emancipación americana, que es el tema del primer práctico
[en el 2020 se verá en la semana 5, ver cronograma].
Estas tendencias del desarrollo histórico, no existen por fuera de los hombres que la
protagonizan. Cuando hablamos de tendencias y regularidades, hablamos de la forma de
desarrollo de la propia acción, de los hombres en tanto sujetos sociales. (…) Engels [en]
“Ludwing Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”, y dice que la historia de la

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sociedad difiere constantemente de la historia de la naturaleza. Ahora sabemos que la
naturaleza tiene historia, pero hay una diferencia en la naturaleza los factores impulsores, no
son factores con conciencia, en cambio en la historia de las sociedades los agentes son todos
hombres dotados con conciencia que actúan influidos por la reflexión y la pasión,
persiguiendo determinados fines.
Al mismo tiempo, hay una acción conciente de los hombres, siempre con un motivo en la
cabeza. No hay una historia que va por encima, son los hombres los que la hacen. Pero al
mismo tiempo lo que resulta de la historia, no depende de los móviles que cada uno tiene en
su cabeza. En primer lugar, porque chocan innumerables voluntades. El resultado no está
determinado por el móvil. Los resultados de esta práctica son el conjunto de relaciones
sociales entre los protagonistas; generan resultados objetivos, que quiere decir que no
dependen de cómo nos lo representamos y de la voluntad o deseo que tengamos de que
sean de un modo u otro, sino que nos preexisten, a cada individuo, a cada generación. Esas
son las condiciones objetivas, lo sepamos o no: nacemos en un país, en una cultura, en una
sociedad, en una clase social o fracción de ella. Esto es objetivo, está fuera de nuestra
cabeza. Desde ya, no nos determina absolutamente porque yo no soy igual a mi hermano.
Pero todos estos factores nos preexisten. Nos condicionan, nos producen, nacemos y somos
producidos en el seno de ciertas relaciones sociales, que son resultado de las condiciones
objetivas, de acción humana previa; son las legadas por las generaciones previas: condiciones
materiales, condiciones ideológicas, culturales. Muchas veces los resultados de la acción
difieren de lo que uno pueda plantearse en la cabeza. Es preciso de ver que otras fuerzas
impulsoras, están detrás de esos móviles que actuaban en las cabezas de esos hombres.
Para la vieja historia idealista, la educación se detenía cuando descubrías el móvil. Esto es
parte de una concepción que reducía lo elemental de un hombre a que tenia conciencia,
como elemento único determinante. Ahí paraba la explicación. Engels dice no, hay que ver si
los resultados dependen de otros factores y no necesariamente de los móviles que cada uno
tiene. ¿Qué otras tendencia o factores impulsores, operan en la acción humana?, y se
expresan y están sosteniendo esos móviles, o sea hasta llegar a la explicación de esa práctica
que son fenómenos no puramente azarosos. Hay azar, pero también fenómenos necesarios
en el sentido que dadas ciertas condiciones son así y no pueden ser de otro modo. Hay una
combinación entre el azar y lo necesario. Es decir, la historia no está escrita de antemano, no
está predeterminado por ninguna voluntad, ni idea previa. Pero la historia tampoco es
puramente indeterminada como pensaba la historia positivista, para quien la única causa era
la causa inmediata anterior y la causa inmediata posterior de cada hecho y todo lo demás era

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azar. La historia tiene determinación y tiene azar. En cada momento no está escrito que va a
pasar sólo una cosa, pero tampoco pasa cualquier cosa.
Hablando de los grandes relieves del desarrollo social, de ahí viene la necesidad de
explicar cómo funciona ese desarrollo para poder explicar algo inherente al modo de
producción capitalista, que son las crisis que ahora tenemos, un gran hecho económico y a la
vez histórico: la crisis mundial del capitalismo. Eso no está por fuera de la acción humana.
Los hombres organizados de determinada manera en relaciones sociales, son los que en ese
sistema generan las crisis. Pero para muchas explicaciones ésta sería la causa de la acción
humana individual, que serían los ejecutivos ambiciosos, que se aumentaron demasiado los
sueldos y pudrieron todo, o sino el mercado anónimo que no se sabe quién lo constituye.
Esto refleja ciertas posturas de pensar esta relación. Todas las condiciones objetivas no
existen por fuera de los hombres que las protagonizan, ¿y cómo actúa la praxis? La acción
subjetiva de los hombres actúa sobre estas condiciones.
Este es el meollo de toda la historia: la interacción entre las condiciones objetivas y la
acción de los sujetos. Hacer una historia científica tiene que ver con descubrir, las causas de
esta interacción. El proceso histórico no se da fuera de los hombres que lo hacen, pero a la
vez no depende de lo que cada hombre piensa. Esta contradicción se resuelve en esta
fórmula: entre la interacción de las condiciones objetivas y la práctica social humana, que las
perpetúa o las transforma.
Otro elemento introductorio de la materia, es la elección del eje de la historia de América
latina. Nosotros lo hacemos en primer lugar porque entendemos que estos grandes relieves,
esos mecanismos explicativos, esos núcleos que resumimos en el sentido de conceptos,
mecanismos, teorías, no valen sólo para Europa, y pueden utilizarse para estudiar nuestra
propia historia. Lo que pasa aquí no es mero reflejo de otro motor que está afuera. Lo que
estudiamos en general lo podemos ver en particular. Y de ese modo aprenderemos mejor su
concreción.
No lo estudiamos en el plano de la abstracción, de lo general, ni en el plano de lo que se
considera lo clásico como sería la historia de Europa; lo estudiamos en el plano de esta
realidad particular, en donde veremos como se manifiesta y desarrolla, combinando lo
general con lo particular. O sea, que hay una razón científica en elegir ese eje particular, de
considerar esta relación.
La otra razón es que nos urge pensar históricamente nuestro presente como argentino,
como latinoamericano. Por lo tanto, pensamos que, para entender mejor nuestro presente, es
necesario comprender la profundidad histórica del desarrollo de los pueblos que la habitaron

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y habitan hoy América latina. Nos urge por las conmociones del presente, de un continente
despojado de sus recursos, sometido a intervenciones imperialistas, objeto de la disputa y
rapiña de distintos monopolios y distintas potencias. Pero también un continente que es el
escenario de grandes luchas y conflictos sociales: obreros, campesinos, de las capas medias
que pujan por lograr una soberanía, recuperar el control sobre sus recursos y sobre sus
propias decisiones. Este es el telón de fondo en que estudiamos esta materia. Y queremos
profundizar estos conocimientos sobre la historia social general al servicio de comprender
mejor esto que nos recorre; por eso elegimos el eje latinoamericano.
Esta historia profunda de América latina es larga. La Argentina es una nación joven con
una historia milenaria. Los argentinos no tenemos un solo abuelo, tenemos cuatro: el abuelo
indio, el abuelo negro, el abuelo criollo y el abuelo inmigrante europeo. Esto en términos
antropológicos expresa un proceso histórico largo. No desde 1880, sino desde los cazadores
recolectores; poder explicarlo en su continuidad es importante. Desde ya una continuidad
surcada por un hecho decisivo: hace 500 años que la invasión europea y conquista de
América con los imperios ibéricos, establecieron una dominación colonial que se impuso
sobre lo que antes era un desarrollo histórico variado. Impuso una unidad en el
sometimiento, la dominación, que antes no existían América latina, había sociedades con
distintos grados de desarrollo.
La conquista y la dominación son las que engendran una relativa unidad, así como la lucha
contra esa dominación, desde la conquista en adelante a lo largo de 300 años. Una lucha
que adoptó formas diversas y dio lugar a distintas formaciones sociales y nacionales, pero
que a su vez sus caminos recorren elementos comunes. Por eso proponemos pensar estos
elementos teóricos generales en la historia de América latina, no, en su aislamiento, no para
exaltar su particularidad sino para comprender esto profundamente. No se puede entender la
historia de América latina sin la conquista española, sin la expansión de los capitalismos
europeos, sin las realidades de las grandes potencias imperialistas de hoy, lo vamos a
estudiar con ese objetivo.
Es a la luz de esos hechos que vamos a profundizar en conceptos, categorías, esto es lo
que llamamos nivel teórico, que tiene que ver con los conceptos que enumero aquí, que son:
trabajo, fuerzas productivas, de relaciones de producción, modos de producción, de
formaciones económico-sociales concretas, de dominación y desigualdad, de explotación, de
clase social, de poder y de estado, de colonialismo y anticolonialismo, de modo de
producción esclavista, feudal, capitalista que ustedes podrán ir viendo en cada etapa o la
vamos a ir repitiendo e introduciendo.

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No son sólo abstracciones teóricas, tienen un contenido histórico, son fenómenos que se
manifestaron en cierto momento, que tienen un origen, un desarrollo. Algunos tuvieron su fin,
como la esclavitud antigua. Otros se perpetúan en nuevas condiciones, pero son elementos
fundamentales para hacer una historia social general: el papel de las ideologías, las
revoluciones, las naciones, las relaciones de dominio y de lucha entre las naciones,
dominantes y dominadas, de las dominantes entre sí. ¿Qué es eso? ¿Cuáles fueron sus
causas? ¿Qué contenido tienen? La materia está al servicio de interrogarnos sobre esos
temas, en función de explicar el desarrollo histórico, y fundamentar ese desarrollo, no en
definiciones a priori.
El otro elemento que queremos discutir –seguramente ya lo han empezado a discutir en
las comisiones de trabajos prácticos– es sobre el tema de cómo concebimos el proceso
histórico y la continuidad entre el pasado-presente y futuro, como propone Chesneaux. Cómo
cada presente es el resultado y principal testimonio del proceso pasado.
Un resultado a la vez provisional porque en él hay a la vez embriones de diversos
desarrollos de futuros posibles. Esto es lo que allá por los `90, con la caída del muro de
Berlín y el presunto fracaso del socialismo, se proclamó que el capitalismo había triunfado.
Fukuyama, un teórico japonés al servicio del departamento de Estado yanqui, proclamó que
la historia había terminado: el fin de la historia; ¿qué quería decir con esto? No, el fin de los
sucesos, sino del meollo que hemos planteado para el estudio de la materia: el fin de la
historia en el sentido de la transformación de una sociedad en otra. El capitalismo liberal era
el punto de llegada y la estación terminal de la historia de la humanidad. Luego de eso
habría perfeccionamientos, reformas, pero no transformaciones de una sociedad en otra,
como hasta ese momento había habido. Eso quiere decir el fin de la historia. Coincidimos con
Fukuyama que la historia estudia la transformación de una sociedad en otra. Desde ya, ésta
era una tesis profundamente ideológica e interesado producto de una concepción del
presente que emergía de los interesados de que la historia quede como está y que no
cambie. O sea, se presentaba esta visión que representaba un momento en las relaciones de
fuerza entre los pueblos; un momento de gran ofensiva de los capitalistas, sobre los obreros
en todo el mundo; donde la clase obrera perdió conquistas que le había costado conseguir
más de un siglo de luchas. En Argentina desde ya, y en la mayoría de los países del mundo,
hicieron a su vez la ofensiva de grandes potencias imperialistas contra los pueblos oprimidos,
contra los países y pueblos oprimidos dependientes, semicoloniales, incluso invasiones
imperialistas. Eso era consagrado como un momento que iba a durar para siempre. Vaya
ilusión de querer eternizar ese proceso. No era la estación de llegada: el auge del capitalismo

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liberal dio lugar a la crisis del `97. Esta es una ley histórica donde hay resistencia hay
opresión y, por lo tanto, no habría globalización, sino que la globalización era el nuevo
nombre engañoso del imperialismo; incluyendo la crisis formidable del capitalismo que no
dependían sólo de las teorías neoliberal, sino que dependían de una determinada forma de
organización de la producción. Y se demostró la objetividad de la crisis. Estos no son sólo
elementos de economía sino que también son elementos de la historia, por las causas que
generan estas crisis y por las consecuencias históricas que tienen. Hacer historia es, entonces,
ser un poquito economista, un poquito antropólogo, un poquito politólogo, es preciso
conjugar todos los aspectos. Por lo tanto, la historia objeto es un continuo entre pasado-
presente y futuro.
Volviendo al tema del estudio del pasado para comprender el presente: el pasado ya no
existe como tal. Existe como tal en los testimonios; los escritos no son las fuentes, sino que el
principal reporte del pasado es el presente mismo, y por lo tanto para conocer mejor el
pasado también hay que conocer el presente. Es un ida y vuelta, así lo decía el famoso
fundador de la escuela de los Annales, Marc Bloch, “comprender el presente para entender el
pasado y viceversa”.
En el presente el pasado pervive transformado, esto alude a la génesis, a la visión genética
de este presente. ¿Cómo pervive transformado el pasado en el presente? Primero está en
aquello que habiendo nacido aún hoy perdura y es importante ver cuando nació que
contradicciones engendro, y como perdura. Por ejemplo, que América latina es un continente
donde predomina una economía, calificadas primario exportadoras, que producen materias
primas, recorre una historia común que viene del cerro de Potosí explotado por los
españoles, que tenían el interés de sacar los metales preciosos (la plata). Hoy también somos
un continente primario exportador: sojero, petrolero, etc.; hay un grado de desarrollo
industrial que es secundario en la economía. Las causas que generan hoy esta realidad no
son las mismas que las de la colonia española, son las causas del presente. Pero es
importante saber que en algún momento esa realidad nació. Para ver en qué medida esa
realidad fue desafiada, en qué medida predominó y no pudo ser derrotada, y cómo eso
condiciona la realidad actual.
Esto sería un ejemplo de cómo el pasado pervive en el presente. No sólo eso la gran
propiedad del suelo, la propiedad latifundista, rasgo de toda América latina, es una realidad
que surgió con el modo de producción que impuso el colonialismo español. La propiedad
latifundista es un fenómeno de toda América latina, bajo el poder de toda la clase
terrateniente, esto lo vamos a estudiar. Las causas que hacen pervivir, recrean la

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concentración de tierra no son las mismas que las de la colonia española, vienen de allí, pero
hay que ver en cada momento si fueron cambiadas o no.
Entonces el pasado existe en el presente de ese modo. Determinado en primer lugar por
las condiciones del presente pero a la vez en un proceso que proviene de allí. Pero también
es preciso conocer el pasado para entender el presente, tanto lo que ya no existe de ese
aquel pasado. Porque aquello que ya no existe que ha sido superado, la forma en que eso
fue destruido, derrotado, determina lo que hoy es. Por ejemplo, nosotros fuimos colonia de
España; el estado colonial español con sus fuerzas armadas, virreyes, dominaban aquí y en
función de eso, se desarrolló un tipo de sociedad y economía. Esa relación colonial fue
destruida, por una guerra, que se conmemora a partir de este año [2010], hace dos siglos.
Fue la primera gran oleada anticolonial del mundo (la segunda fue después de la segunda
guerra mundial, en África y en Asia), entonces es bueno saber que las naciones
latinoamericanas que surgieron de un largo proceso histórico, con un momento importante
desde el punto de vista cualitativo en este proceso, que fue un proceso de lucha contra la
dominación colonial.
No todos los países que existen hoy sobre la tierra fueron colonia alguna vez. Y por eso es
bueno saber en qué medida eso condicionó el proceso posterior, y en qué medida, qué
elementos de aquella sociedad no fueron superados. La comprensión de eso nos permitiría
explicar, por ejemplo, por qué hoy las sociedadesblatinoamericanas son sociedades
dependientes, con intereses extranjeros, ya no bajo la forma colonial sino bajo otras formas.
¿Qué es lo que no cambió de aquella lucha anticolonial, qué permitió que caigamos en una
nueva dependencia? Para eso hay que entender que hubo una lucha anticolonial y que la
dominación colonial española fue destruida, el estado colonial fue destruido; con una guerra
que duró 14 años. En este sentido los viejos sectores sociales que tenían el poder no
estuvieron más, y en ese sentido fue una “revolución”. Con esto estoy dando ejemplos que
después vamos a ver en la unidad 5 de forma particular, (ejemplo de cómo la dimensión
genética es fundamental para conocer cada cosa).
También en la historia relato, (la historia estaría determinado por los relatos que se hacen
sobre ella), o la historia discurso o la historia conocimiento, esa es la historia que se escribe,
sea un discurso legitimador y engañoso, o sea, conocimiento relativo pero científico de
elementos de aquella realidad. En eso también hay una relación estrecha entre pasado y
presente. Lo que hoy escribimos sobre aquella historia, está determinado por nuestras
posiciones en el aquí y ahora, en este presente dividido en clase sociales antagónicas, en
explotados y explotadores, en fuerzas sociales que desearían que las cosas se transformaran;

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y buscan los caminos para ello y otros sectores que buscan perpetuar esta situación. Son
distintas formas de mirar al mundo, de mirar el proceso social y de mirar la historia, distintas,
y contrapuestas.
Es el tema de los puntos de vista. Aquí no hablamos de puntos de vistas individuales, en
el sentido de que en todo proceso de conocimiento vamos apropiándonos del objeto a través
de conocer sus elementos, y primero vemos una cosa, y después otra. No estamos hablando
de las posiciones del individuo en el recorrido del proceso de conocimiento, estamos
hablando de puntos de vistas socialmente determinados, que emergen sepamos o no. Existen
en los medios de discusión, pero no sólo en eso: en las canciones de cuna, en las formas de
pensar el mundo, en los valores que tenemos, y que emergen de la posición y de la práctica
objetiva que tienen diversos grupos sociales de las diversas clases sociales. Es decir,
hablamos de la ideología: concepciones del mundo que luchan, brotan, en un espacio social
de las visiones contrapuestas de la sociedad. Eso tiñe la reconstrucción de la historia. En
cada momento, en cada hecho histórico hay por lo menos dos posiciones, sobre la revolución
francesa; por ejemplo, una visión seria la del confesor de María Antonieta desde el Antiguo
Régimen que afirmaba que la monarquía por derecho divino sería eterna; la otra posición
sería de los jacobinos que sostenía que la monarquía no sería eterna, sino que más tarde o
más temprano la monarquía sería derrocada. Los dos eran puntos de vistas distintos que
emergían de distintos sectores de la sociedad. Desde ya uno operó en la historia, es decir los
hombres terminaron fallando a favor de un punto de vista, y no del otro. Pero existieron en
cada momento puntos de vistas contrapuestos sobre los hechos presentes y del pasado.
Entonces en cada hecho histórico, eso sucede en cada presente, no era lo mismo la
posición de Cisneros, que la de Moreno, y la de Saavedra que la de Moreno; no es lo mismo
como operó la elite terrateniente y comercial criolla, que tenía mucho miedo de desatar el
protagonismo popular, y que en medida que se debilitó el poder colonial aprovechó y dijo
“independencia sí, pero hasta cierto punto”: para poder vender libremente los cueros a
Inglaterra; que las necesidades que tenía la corriente democrático-revolucionaria, que procuró
apoyarse en las luchas previas de muchos años antes (de los indios, de los negros, de los
mestizos, de los campesinos criollos) para desatarlos en la lucha y lograr la independencia y
que ésto no fuera sólo para vender libremente los cueros, sino que fuera el principio de un
camino de transformación de la sociedad que España había impuesto junto con la colonia.
Entonces esas dos visiones las podemos encontrar en esos dos testimonios, pero esas dos
visiones están hasta el día de hoy. Porque para algunos la causa de la Revolución de Mayo es
externa y tiene que ver la crisis de la monarquía española, y es producto de una pequeña

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elite que aprovechó el momento para tomar el poder y llevar a adelante su propio fin. Pero
eso tiene que ver con una visión que escamotea y explica los grandes hechos sociales como
producto de acciones desde arriba y nunca desde abajo. Con esto estoy demostrando que
también en el continuo pasado-presente-futuro, hay reconstrucción en base a puntos de
vistas contrapuestos.
Hoy también existen sobre los hechos actuales; hay quienes opinan que la amenaza mayor
del mundo es el terrorismo fundamentalista, y en cada rebelión campesina, corte de ruta o
conflicto social ven el temor del terrorismo. Hay otros que opinan que las cosas pueden ser
mejoradas, pero no cambiadas, por ejemplo: no se puede dejar de pagar la deuda externa.
Sin embargo, hay otros que pensamos que la principal causa de amenaza para la humanidad
es el terrorismo que esta situado en los estados de las grandes potencias armados hasta los
dientes, cuya principal potencia es EE.UU. Y pensamos que si no se libera a los países
latinoamericanos de las presiones externas entre ellas las deudas externas lo cual no sólo es
deseable sino necesario para tener un nuevo tipo de desarrollo, para las mayorías. Entonces
son dos visiones contrapuestas del hoy, pero que condicionan nuestras miradas sobre el
pasado.
Teniendo en cuenta, esto postulamos que en esta cátedra nos pronunciamos, por adoptar
el punto de vista del presente de la clase obrera, y de todos los explotados y oprimidos del
mundo. Es desde allí donde vamos a tratar de reconstruir la historia. Queremos adoptar ese
punto de vista, porque partimos de la necesidad de transformar la sociedad actual y para eso
estudiamos la historia.
Desde ya hay quienes, desde un punto de vista conservador, plantean historias
justificadoras, en cambio nosotros planteamos un punto de vista que es aquel que impele a
lograr un conocimiento histórico más riguroso y profundo, porque de ese conocimiento
histórico más riguroso y profundo surgirán instrumentos para analizar el presente y
transformarlo. Instrumentos los más científicos posibles para descubrir lo que predomina y
cuáles son las condiciones que lo pueden hacer caducar. Para descubrir en lo que es
imperceptible, los embriones de nuevas fuerzas y realidades, para descubrir en lo que se
presenta y enmascara como nuevo, la esencia de lo viejo, etc. Para tener armas como critica
del presente, para poder transformarlo.
Hay un poema de Nazim Hikmet, poeta turco que estuvo 40 años preso, que escribió en la
cárcel un poema que se llama “Entender”, dice así: “Desde el canto de cuna de las madres. /
Hasta el informativo de las radios. / Vencer a las mentiras en todo el mundo, / en nuestro

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corazón, en el libro, en la calle, / ¡Qué fantástico gozo el de entender / qué es lo se va, qué
es lo viene!
Lo leo sobre todo por el último verso, “qué es lo que se va, qué es lo que viene”. Esta
relación entre lo que se va y lo viene, entre lo nuevo y lo viejo, es el meollo del análisis
histórico. Hay una relación entre ambas cosas para poder explicar esos cambios, esas
transformaciones que hacen al devenir de la sociedad: cómo se desarrollan, cómo cambian,
cómo se mueven. Esos puntos de vista condicionan el conocimiento, y por lo tanto, también
el conocimiento histórico; podemos pensar entonces que la neutralidad es imposible. No
sólo cuando hacemos juicios de valor, sino también cuando usamos las fuentes, cuando
recortamos muestro objeto de estudio, cuando nos interrogamos sobre datos desconocidos o
cuando buscamos la “hilachita” (otros no la buscan), de los testimonios de aquellos que no
tienen voz o que sí la tienen pero que se puede tapar, cuando elegimos un sector de la
realidad para estudiar es imposible la neutralidad.
El historiador esta dentro de la historia, como todo científico social está dentro de la
sociedad, cuando más aplica el criterio de autoridad más engaña o se engaña y menos, a su
vez, puede descubrir las tendencias en juego. Porque es a través de una decisión consciente,
explícita, de un punto de vista, como se van poder desplegar la investigación, los móviles, las
teorías, que permitan apropiarse del objeto de conocimiento. No hay conocimiento sin sujeto,
y el sujeto puede apropiarse del objeto, pero eso depende del punto de vista (el sujeto está
con su punto de vista). Pero hay puntos de vistas que son condición de ocultamiento,
unilateralidad, que conducen a conclusiones falsas, los puntos de vistas “anteojeras”, los
llama así Gabriela Gresores (…) y, en cambio, sostiene que hay otros puntos de vista
“trampolín”; ¿de qué depende esto? Entonces descubrimos que siempre miramos con lentes,
cuando descubrimos que la neutralidad es imposible y siempre tenemos lentes. ¿Esto quiere
decir que es imposible conocer, y que son válidas todas las formas de conocer? No.
Depende de la condición de la anteojera, y hay lentes poderosos como microscopios, para
analizar la realidad y apropiarnos de los elementos determinantes de ella. Si nosotros
pusiéramos como causa de la Revolución de Mayo, la acción de la elite terrateniente
comercial para obtener la libertad de comercio y romper el monopolio del comercio español,
esto sería un elemento de la realidad, pero absolutizado llega a una conclusión fatal. Porque
no fue la verdadera causa de la Revolución de Mayo, aunque terminaran ellos en el poder.
Por ello toda concepción unilateral, aunque se apoye en algún aspecto objetivo, lleva a un
punto de vista absolutista que calla otros aspectos e impide reconstruir la totalidad. Entonces

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no es cierto que nada es verdad ni nada es mentira. Todo depende de con que cristal de
mira.
Nosotros pensamos lo contrario que es posible conocer lo objetivo, es decir, el objeto,
aprender los elementos determinantes del objeto. En primer lugar, porque la sociedad existe,
y no es sólo un producto de nuestros anteojos, existe fuera de nuestros anteojos, del punto
de vista del sujeto. Los hechos históricos se produjeron, también fuera de la mente del
historiador que lo conoce. En segundo lugar, es preciso adoptar los lentes que nos permitan
conocer más profundamente la realidad social, y eso esta vinculado con una visión desde el
presente. Ubicar una posición de las fuerzas sociales a las que les es imperioso transformar el
orden social, que eso las compele, las urge, les genera un trampolín para, contra todo
prejuicio, contra toda pretensión del análisis, contra toda concepción eternizante de un
momento, a reponer lo oculto, descubrir lo silenciado, evaluar lo que está cambiando, etc.
¿Para qué? para lograr una práctica transformadora sobre la sociedad.
Esto nos lleva al tema de para qué la historia y para quién o para quiénes. ¿Para qué
estudiamos la historia? Hay relatos justificadores y hay relatos críticos. Hay conocimientos
científicos que permiten una crítica y conocimiento más profundo del presente. Entonces el
conocimiento solo no transforma el presente. Es un arma para la transformación siempre que
este en las manos de los que necesitan transformarlo. O sea que, no sólo de los historiadores
sino de los que transforma esa la sociedad misma y dentro de la sociedad, los sectores
interesados en transformarla.
Por lo tanto, ese es nuestro papel en el proceso enseñanza-aprendizaje, en la
investigación de la historia y de realidades sociales. Poder contribuir a conocer nuestra
historia y apropiarnos de ella y lograr que las grandes masas, producto de la historia se
apropien de ese conocimiento, en una acción más que eficaz sobre el presente, por eso
estudiamos el bicentenario.
En el bicentenario de la Revolución de Mayo hay visiones que lo conmemoran. Es un hecho
importante de la historia de la nación Argentina, no el único, pero sí un salto cualitativo
fundamental, y se lo conmemora desde ese punto de vista. Hay quien lo conmemora, en
realidad, añorando el Centenario, o sea, 1910: la Argentina de las vacas gordas, de la
oligarquía y del dominio inglés. Se estudia eso, hay simposios, congresos, divulgaciones
científicas sobre el centenario. Hay quien reclama el punto de vista del centenario y llama a la
formación de fondos para pagar la deuda externa y presentar eso como un factor de
independencia, y estaría en cuestión el tema de la independencia, porque ahora somos un
país dependiente. Entonces hay un problema directo de estudio sobre eso. Cada sector social

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proyecta su visión sobre esos hechos, y en muchos casos escamotea lo esencial de esos
hechos: uno la revolución y lo otro la independencia, son los dos elementos fundamentales
de este proceso. (…)
Ahora bien, ¿dónde reside la cientificidad y cómo se verifica la verdad? No basta con un
punto de vista o una voluntad critica, hace falta procedimientos de carácter científico y hay
vienen dos elementos: apropiarse y establecer los hechos a partir de los datos; poder
acceder a los testimonios que nos permiten conocer datos y nos permiten reconstruir los
hechos. Es una lucha del investigador y una lucha social, desmontar lo que hizo Mitre con
Artigas o con el plan de operaciones de Moreno. Desmotar el silenciamiento sobre el
genocidio que provocó la última dictadura militar, y eso no fue una lucha de los historiadores
sino del movimiento democrático argentino, poder desnudar. Es decir que es la historia
misma la que desnuda y pone a disposición del historiador ciertos hechos, silenciados por
medio del terror. Entonces la obtención de los hechos es una lucha. Se habla mucho de la
memoria; reponer lo que ha sido silenciado, esa es una lucha de todo el pueblo no sólo de
los historiadores. Lo que está olvidado, lo que está silenciado, todos los 24 de marzo pone
esto sobre el tapete.
Pero a la vez no basta sólo con los hechos, hay que comprender esos hechos. No basta
con recordar, hay que comprender lo que se recuerda. No basta con reconstruir los hechos
hay que restablecer las relaciones. No sólo hay que recordar sino ver porque eso sucedió, si
no hay causas en el presente operantes, que en aquel momento operaron, ¿qué es lo que hay
que hacer para que nunca más se repita? Porque no es por obra del recuerdo que no se va a
repetir; entonces hace falta comprender, escuchar. Hace falta integrar todos esos hechos en
una explicación, y por lo tanto acceder a elementos más generales resumidos en las teorías
que son fruto del conocimiento y de la prácticas previas de otras ciencias sociales, para
poder ver, estudiar esos hechos y explicar sus causas, desarrollos, mecanismos y sus
contradicciones, eso es el procedimiento de toda ciencia.
Pero la verdad no la garantiza ni un punto de vista piola, ni la mejor de las teorías, ni la
mayor cantidad de datos que pueda llegar a conseguir. Un punto de vista trampolín exige
una visión multilateral; si logramos una mayor cantidad de datos y hechos lograremos dar
una explicación más rica, pero la verdad de aquel conocimiento no está en el dato y como lo
integraste. La forma de comprobar la verdad, está en la historia misma, no dentro del que
conoce sino fuera del que conoce: en el proceso social, en la práctica social de los hombres
que verifica el grado de verdad siempre relativo de ese conocimiento. Nunca podrás conocer
profundamente algo. Primero, porque la realidad es infinitamente compleja. Imagínense con

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la historia cuando a veces no quedan ni hilachitas de los testimonios. Por lo tanto, el grado
de verdad al que podés acceder es relativo, porque la realidad es compleja e infinita, porque
estamos condicionados históricamente para conocer esas verdades. Ahora sabemos más del
Egipto faraónico, por el carbono 14, que lo que sabían los del Imperio Romano que habían
vivido sólo a cientos de años de los egipcios. Es decir, también depende de la historia objeto
que pueda avanzar la historia conocimiento. Pero es posible apropiarse de verdades relativas
que incorporen elementos determinantes del objeto, pero la verificación está fuera del
conocimiento, está en la transformación practica de la realidad, con arreglo a esos
conocimientos con los cuales guiamos nuestra acción, eso le pasa a toda ciencia.
El problema de los conocimientos históricos es que nosotros no podemos transformarlos,
porque no es como la realidad económica actual, la política actual; por lo tanto, ¿cómo se
verifican esos conocimientos sobre aquel pasado? Más allá de como dice Vilar verificamos los
hechos a través de las fuentes, pero eso verifica los hechos y no las interpretaciones. Y,
¿cómo verificamos unas interpretaciones más verdaderas que otras? No podemos verificarlo
en el pasado porque este ya no existe. Carr otro historiador inglés dice: “las verdades de la
historia se verifican no el pasado sino en el futuro”. El conocimiento de la historia brinda
conclusiones con arreglo al presente el cual analizamos científicamente y el analizarlo opera
en la transformación, no para el historiador; ahí el sujeto son las masas populares. Al
transformar esas condiciones del presente de modo indirecto verificamos las conclusiones
que sacamos del análisis del proceso histórico con arreglo al cual analizamos este presente.
Es una comprobación indirecta pero que se vincula con un criterio de verdad que
defendemos, que tiene que ver con el conocimiento que está al servicio de esa práctica, y se
verifica en la práctica social humana.
Después vendría el tema que no basta con el punto de vista, hace falta procedimientos
científicos y aquí viene el tema del rigor, de comprender de modo más profundo las cosas, de
poder adoptar esos métodos, no por una exigencia intelectual abstracta, dice Chesneaux, no
por ser ciencia adoptar rigor, sino porque el rigor permite llegar a conocimientos más útiles,
más profundos. Es decir, el rigor científico es una exigencia práctica, para crear esos
instrumentos de transformación de la sociedad, y es al servicio de estas transformaciones que
estudiamos la historia. (…)

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